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ÉlICA Prof. Yalile Sánchez H. Psicóloga Universidad Nacional de Colombia-Bogotá IMPLICACIONES DEL PREDOMINIO CIENTIFICISTA EN PSICOLOGÍA s inevitable en la actualidad enfrentarnos a la paradoja que signifi- ca el progreso científico-técnico, en el mundo de hoy, pues al mismo tiempo que le abre al hombre nuevas posibili- dades, se hace evidente que pone en peligro la propia supervivencia de la especie humana. Pero como dice Cor- tina, quien amenaza realmente la super- vivencia de la especie humana es aquel "tipo de reflexión filosófica que posi- bilita utilizar los avances científicos para la destrucción cósmica, porque identi- fica racionalidad y cientificidad técni- ca, declarando irracional toda propues- ta de moralidad. A este tipo de reflexión filosófica es al que denominamos 'cientificismo?". A. Cortina. Ética mínima. Madrid, Tec- nos, 1986, 83. , , PSICOLOGIA YETICA Teniendo presente que la impronta cientificista-positivista ha dejado de al- guna manera sus huellas en los distin- tos desarrollos de la psicología, es ne- cesario para acercar la psicología y la reflexión ética, analizar algunas de las formas que ha tomado este cienti- ficismo en el estudio de los problemas humanos. "El cientificismo contemporáneo hunde sus raíces en e! positivismo de Comte y Mach y recibe e! más amplio desarrollo en e! neopositivismo lógico occidental. Consiste según Habermas, en la 'actitud (S tellunlV de que una filo- sofía científica debe proceder como las ciencias mismas intentione recta, es decir, tener e! objeto ante sí ( y no puede ase- gurarse de sí misma reflexivamente r. Frente a la tradición europea de la filo- sofía de la reflexión, iniciada por Kant, que pretende desentrañar las condicio- nes que hacen posible e! conocimiento teórico y e! saber práctico y, por tanto, la unión y fundamentación de ambos, e! cientificismo renuncia a denominar 'saber' a la reflexión práctica y reduce a 'objetivismo la objetividad de! co- nocimiento. Si únicamente puede con- siderarse 'saber objetivo' al que tiene ante sí e! objeto, no hay más objetivi- dad que la de! saber científico y de ahí que' cientificismo' signifique =en pala- bras de Habermas- 'la fe de la ciencia en sí misma, es decir la convicción de que no podemos entender ya la ciencia como una forma de conocimiento posible, sino identificar e! conocimien- to con la ciencia'. Ello comportará la escisión teoría-praxis, conocimiento- decisión, reservando para la teoría y e! conocimiento (científicos) toda posible objetividad y racionalidad, mientras que las decisiones morales quedan relega- das al ámbito subjetivo de los senti- mientos y las preferencias irraciona- les?", Oh. cit.,84. REVISTA COLOMBIANA DE PSICOLOGíA 71

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Page 1: PSICOLOGIA YETICAPSICOLOGIA YETICA Teniendo presente que laimpronta cientificista-positivista hadejado deal-guna manera sus huellas en los distin-tos desarrollos de lapsicología,

ÉlICA

Prof. Yalile Sánchez H.PsicólogaUniversidad Nacional de Colombia-Bogotá

IMPLICACIONES DELPREDOMINIO

CIENTIFICISTAEN PSICOLOGÍA

s inevitable en la actualidadenfrentarnos a la paradoja que signifi-ca el progreso científico-técnico, en elmundo de hoy, pues al mismo tiempoque le abre al hombre nuevas posibili-dades, se hace evidente que pone enpeligro la propia supervivencia de laespecie humana. Pero como dice Cor-tina, quien amenaza realmente la super-vivencia de la especie humana es aquel"tipo de reflexión filosófica que posi-bilita utilizar los avances científicos parala destrucción cósmica, porque identi-fica racionalidad y cientificidad técni-ca, declarando irracional toda propues-ta de moralidad. A este tipo de reflexiónfilosófica es al que denominamos'cientificismo?".

A. Cortina. Ética mínima. Madrid, Tec-nos, 1986, 83.

, ,PSICOLOGIA YETICA

Teniendo presente que la improntacientificista-positivista ha dejado de al-guna manera sus huellas en los distin-tos desarrollos de la psicología, es ne-cesario para acercar la psicología y lareflexión ética, analizar algunas de lasformas que ha tomado este cienti-ficismo en el estudio de los problemashumanos.

"El cientificismo contemporáneohunde sus raíces en e! positivismo deComte y Mach y recibe e! más ampliodesarrollo en e! neopositivismo lógicooccidental. Consiste según Habermas,en la 'actitud (S tellunlV de que una filo-sofía científica debe proceder como lasciencias mismas intentione recta, es decir,tener e! objeto ante sí ( y no puede ase-gurarse de sí misma reflexivamente r.Frente a la tradición europea de la filo-sofía de la reflexión, iniciada por Kant,que pretende desentrañar las condicio-nes que hacen posible e! conocimientoteórico y e! saber práctico y, por tanto,la unión y fundamentación de ambos,

e! cientificismo renuncia a denominar'saber' a la reflexión práctica y reducea 'objetivismo la objetividad de! co-nocimiento. Si únicamente puede con-siderarse 'saber objetivo' al que tieneante sí e! objeto, no hay más objetivi-dad que la de! saber científico y de ahíque' cientificismo' signifique =en pala-bras de Habermas- 'la fe de la cienciaen sí misma, es decir la convicción deque no podemos entender ya la cienciacomo una forma de conocimientoposible, sino identificar e! conocimien-to con la ciencia'. Ello comportará laescisión teoría-praxis, conocimiento-decisión, reservando para la teoría y e!conocimiento (científicos) toda posibleobjetividad y racionalidad, mientras quelas decisiones morales quedan relega-das al ámbito subjetivo de los senti-mientos y las preferencias irraciona-les?",

Oh. cit., 84.

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ÉTlCA

Es claro entonces, que sólo bajo lascondiciones de un distanciamiento detal cientificismo, es posible un acerca-miento de la psicología a la ética.

Cuando el conocimiento científicose define como el conocimiento, laciencia se aísla de todos los demás ti-pos de saber que el hombre ha desa-rrollado y el conocimiento y la verdadcientíficas se convierten en un nuevomito. Se excluye así, la posibilidad deun dialogo entre diferentes saberes,científicos, éticos, estéticos, religiosos, ...orientado a darle un horizonte de sen-tido a los interrogantes que se hace elser humano y que son en realidad elcontexto en el cual se origina la ciencia.En efecto, el descabezamiento de laciencia? que hizo el positivismo, al con-siderar que la reflexión sobre el senti-do, las finalidades y los supuestos conlos cuales trabaja el científico son algoexterno a la ciencia misma, es el resul-tado de darle prioridad a unos valo-res, así sea de forma implícita. El he-cho de colocar el conocimiento cientí-fico en el pedestal de verdad única,absolutiza este tipo de verdad comovalor único.

A esta situación se refiere G. Hoyos enlos siguientes términos: «El intento ori-ginario de las ciencias sociales por com-prender desde la reflexión crítica y desdelas posibilidades de libertad y praxis, lacomplejidad de la experiencia humana,queda hoy defraudado al habersepositivizado las ciencias sociales, seduci-das por el ideal de exactitud y objetivi-dad de las ciencias empíricas e incómo-das por su vecindad con la reflexión filo-sófica .. El positivismo es la negación dela reflexión, diagnostica J. Habermas.Antes había afirmado enfáticamenteHusserl que el positivismo decapita lafilosofía. Hoyos, G. «Kant y las CienciasSociales» en El sujeto como oijeto de lascienciassociales.Bogotá, CINEP, 1982, 33.

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La ciencia se convierte en un valorincuestionable. Los conceptos científi-cos son precisos, los términos emplea-dos deben tener significados unívocos,el ideal de exactitud y objetividad bus-ca erradicar toda ambivalencia y no re-quiere de la interpretación. La cienciano puede ser reflexiva, el conocimien-to se considera independiente de losintereses del investigador, y se legitimaa través de un único valor, la eficacia yla utilidad. La neutralidad valorativaque se proclama hace parte de estamitificación de la verdad científica.

Las separaciones entre teoría y prác-tica, entre contexto de verificación ycontexto de aplicación que desde aquíse hacen, descarta que los supuestos ylos efectos que ocasiona la ciencia, seconsideren parte de la ciencia misma.En el marco del dualismo entre hechosy valores, las ciencias humanas se en-frenten de manera implícita a una falsaopción: entre objetividad científica yreflexión ética; quedando esta últimarelegada a espacios que supuestamenteno corresponden a la ciencia, ni a loscientíficos, sino a quienes aplican el co-nocimiento científico. Es este el lugarque le da el positivismo al problemaético y que de alguna manera se gene-ralizó dentro de la ciencia contempo-ránea, lo cual conlleva que las diferen-tes disciplinas, incluidas las psicológi-cas, se desentiendan de la ética.

En psicología, la concepción de laverdad obtenida a través del método,que identifica ciencia y objetividad, ex-cluyendo cualquier referencia a uno uotro valor y que sólo tiene en cuentalas propiedades observables de la ac-ción humana, tiene dificultades parareferirse al agente humano; y como loscontenidos valorativos implican de unau otra forma la referencia a un sujetoque interpreta y argumenta, termina porconstituirse en una ciencia sin sujeto. Atal punto llega la oposición, que reivin-

dicar un lugar para la ret1exión ética,implica reivindicar un lugar para el su-jeto y para la búsqueda de sentido quesiempre ha hecho parte de la experien-ciahumana.

Toda teorización, toda investiga-ción, se desarrollan partiendo de unospresupuestos, unos conceptos de hom-bre, sociedad, ciencia, entre otros, asícomo unos puntos de vista en torno alos propósitos, resultados y utilidadesdel conocimiento; no es en la aplica-ción que surge el problema ético, es enel inicio mismo del conocimiento, des-de la formulación misma del proble-ma-objeto de estudio de la disciplina.

Precisamente donde se articulan losdistintos aspectos (supuestos y conse-cuencias) que tienen que ver con la di-mensión ética, es en la concepción deser humano con la cual trabaja la cien-cia y muy particularmente los diferen-tes desarrollos disciplinares de la psi-cología. Es entonces, la concepción desujeto la que define el lugar de la re-t1exión ética, en cada uno de los enfo-ques. Lugar donde la ciencia social re-cupera su conexión con las preguntasacerca de la finalidad y del para qué dela investigación, preguntas que remitena la dimensión ética y política. En talescondiciones el análisis de las teoriza-ciones que han sido elaboradas dentrode la psicología sobre el sujeto, podríaayudarnos en esta ret1exión acerca delvínculo ética-psicología.

Es necesario decir que la insuficien-te ret1exión crítica sobre el sentido delsaber y quehacer del psicólogo en estefmal de siglo, está íntimamente rela-cionada no solamente con el predo-minio de este paradigma cientificista,sino también con la sociedadconsumista y tecnocrática en que vivi-mos y su redimensionamiento, por lotanto no se separa de la búsqueda desentido del hombre de hoy.

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YAULE SÁNCHEZ H. PSICOLOGíA Y ÉTICA

EL SENTIDO DE LA INTERVENCIÓNDEL PSICÓLOGO

A nivel ético nos movemos dentro deuna gran paradoja: la neutralidadvalorativa desde la cual se sustenta elconocimiento científico en realidad loque hace es abrir el campo para la inci-dencia de unos pre-juicios, de unosvalores. Al plantearse como un puntode partida la neutralidad del científicono se están suprimiendo o erradicandolos intereses, sentimientos, las convic-ciones, que todos poseemos y que tie-nen su origen en nuestra pertenencia auna cultura, simplemente se supone quese pueden dejar por fuera, en el marcode los procedimientos asépticos de laciencia. Pero en realidad negar la rela-ción con los contenidos valorativos, delos cuales todos somos portadores, loque hace es entronizar unas valoracio-nes particulares.

Por el contrario la explicitación y elreconocimiento de los propios intere-ses y valores da la posibilidad de laobjetividad por el camino de la inter-subjetividad, la argumentación, la con-frontación y la discusión de los distin-tos puntos de vista; dando lugar paraque no haya imposición de valores uopciones camufladas, para que los in-volucrados hagan su propia elección.

No es desde el exterior de la cien-cia, que la reflexión ética puede apor-tar en la comprensión de las accioneshumanas; es desde el interior mismo, apartir de los supuestos que ella asume,desde una u otra concepción del suje-to humano que puede interpretarse yreconstruirse el sentido de la actividadhumana. Y es desde esa concepción desujeto que se teoriza y se interviene y selegitima uno u otro rol del psicólogo.Las prácticas sociales que realiza el psi-cólogo requieren un control, pero uncontrol interno, una autorregulaciónpor parte de los propios implicados.

Autorregulación sustentada en una con-cepción de hombre que le dé cabidade alguna manera a la autodetermina-ción, siendo críticos frente a cualquierintento de manipulación a nombre decualquier valor, así sea el valor camu-flado de la verdad científica. Cuandouna teorización toma como punto departida un determinismo subjetivista uobjetivista, mecánico, de manera talque no deja ningún espacio para la in-tervención del propio sujeto, para de-cidir y argumentar sus opciones, el serhumano es convertido en un simple tí-tere de algún tipo de circunstancias. Enmedio de la consideración de las múl-tiples y distintas condiciones de tipoexterno e interno que actúan en la de-terminación de los actos humanos, debehaber siempre un espacio para la "au-tonomía" y aquí tiene un lugar la capa-cidad humana de decidir, de elegir ydar razones y hacerse (en una ciertamedida) cargo de sí, de sentirse res-ponsable. Y es en esta dirección queactúa toda intervención clínica o edu-cativa, en busca de ampliar y potenciaresa pequeña fisura donde tienen lugarlas decisiones del sujeto y donde elhombre planea y se propone metas aalcanzar, y realiza opciones. Es hacia allí,a donde se debe dirigir la intervencióndel psicólogo, aportando hacia la cons-trucción de espacios de autonomía,frente a la heteronomía que caracterizael"proceso de socialización e inscrip-ción del hombre en un orden culturaldeterminado. Es este sujeto heteróno-mo de nacimiento, necesitado y depen-diente de los otros, que requiere de unascondiciones socioculturales, de unasinteracciones sociales, el que a su veznecesita que estas mismas prácticas leaporten en dirección a construir espa-cios de autonomía.

Es en este contexto que es posiblepensar las posibilidades y límites de laintervención del psicólogo y de cual-

quier otro profesional. El psicólogohabla e interviene a nombre de un co-nocimiento sobre el sujeto, con el po-der y legitimidad social que este le da,lo cual no significa que se pueda hacercon el otro lo que se quiera. Es aquídonde tiene lugar la pregunta por laética del psicólogo, con el entendimien-to de los límites y posibilidades que tie-ne el situarse frente a un sujeto partici-pante, frente a la necesidad de posibili-tar espacios de autonomía y ante lospeligros de manipulación y cosificaciónque una sociedad como la que vivimosplantea, a partir de unas demandas es-pecíficas de intervención.

La psicología puede responder antelas demandas que le hace la sociedadbuscando clarificar e inclusive modifi-car estas demandas, aportando en laconstrucción de estrategias de apertu-ra hacia este sujeto, o puede intentarsatisfacer simplemente estas demandas,afirmándolas e incluso escudándose enlas representaciones que ellas vehiculan.y entonces el psicólogo se atribuirá unpoder ilimitado, detrás de un discursocientificista, terminará interviniendo ymanipulando a nombre de unos valo-res implícitos no cuestionados, comoun aplicador de técnicas o como ami-go-consejero o como controlador oevaluador de unas competencias.

LA BÚSQUEDA DE UNA ÉTICAPARA LA PSICOLOGÍA

La discusión sobre los límites de su in-tervención, debe llevar a la psicologíaante todo a darle un lugar a la reflexiónsobre sus prácticas investigativas y pro-fesionales en la sociedad actual. Y estareflexión es ante todo ética, y uno delos espacios donde ella tiene lugar es elde las concepciones de persona, desociedad, de cultura, con las cuales tra-bajan hoy las ciencias humanas.

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ÉTICA

De forma particular, en la medidaen que "e! cargo" de psicólogo con-duce a ejercer un poder sobre e! otro,que debería acompañarse de un senti-miento de responsabilidad, es difícilpara e! profesional de la psicología, e!u-dir la cuestión ética. Pero ésta no es re-ductible a un conjunto de preceptos ode prohibiciones, se trata ante todo deun sentimiento de confianza en e! serhumano, en sus posibilidades, una es-pecie de convicción acerca de que laaventura humana posee un sentido, cuyoestablecimiento y construcción permi-te hacer una contribución.

Una de las primeras obligacioneséticas de un científico social es la depoder defender el modo de ser de sucientificidad. Por lo tanto desde la dis-ciplina y/o la profesión, el psicólogodebe querer y creer en su oficio, a talpunto que la pregunta por la ética, loremita a su compromiso social, a susintervenciones, a su modo de ser so-cial. Es entonces, la reflexividad haciasu propio saber y hacia su propia prác-tica la que puede responder sobre lapregunta por la ética. Es e! trabajo quee! psicólogo hace sobre él mismo, entanto que profesional, e! que puede darrespuesta a los interrogantes por susexigencias morales e inte!ectuales, dadoque no es posible dislocar el pensar laverdad, de la tarea de pensar acerca delo que es correcto, o justo, o bueno.En consecuencia, estamos hablando deun profesional crítico frente a su pro-pio rol, inconforme con las circunstan-cias sociales que vivimos; que desarro-lla permanentemente e! ejercicio críti-co de interrogarse sobre los conteni-dos explícitos e implícitos de su pro-pio saber y de las consecuencias de suaccionar social.

La psicología no se puede reducirni en sus componentes disciplinares nien sus componentes profesionales, a'mas competencias, o a unas técnicas,

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o unas habilidades o destrezas, por lotanto se hace necesario, sensibilizar du-rante la formación a los futuros psicó-logos sobre la "incompletud" del pro-pio saber científico, acerca de las im-plicaciones éticas de sus intervenciones,acerca de sus repercusiones sociales,colocándolos en posición de búsque-da y de duda frente a unos saberes to-dopoderosos. Posición de búsquedafrente al interrogante un tanto insolu-ble, acerca de ¿quienes somos? frente ala necesidad de decir algo del ser hu-mano concreto, de aquel ser peculiar,complejo, capaz de lo peor y lo mejor,frágil y vulnerable en su dependenciade los otros, viviendo los conflictos quese desprenden de su insociable socia-bilidad", Posición de búsqueda que seopone a cualquier sentimiento de arro-gante certeza. Actitud de indagaciónque incluye entonces, la posibilidad detolerar la incertidumbre, e! no saber, laimpotencia; concibiendo e! ejercicioprofesional como un proceso ininte-rrumpido de desarrollo, de autofor-mación permanente, de cuestionamien-to continuo; sin tampoco sucumbirfrente al pesimismo o los posibles sen-timientos de no estar nunca a la alturade las circunstancias. Porque en este sen-tido la ética requiere también de un re-lativo sentimiento de seguridad y con-fianza. ¿Cómo mantenernos a distan-cia de un optimismo simplificador ode un pesimismo inmovilizante? ¿Có-mo no desmoralizarnos, cómo man-tener la moral en alto?'.

La psicología tiene una responsabi-lidad particular, en cuanto a su posibi-lidad de generar una toma de concien-

Nos atrevemos a tomar aquí prestado elenunciado kantiano sobre esta particu-laridad de la condición humana.Sentido de la moral al cual hace referen-ciaAdela Cortina, Ob. cit.

cia, acerca de los conceptos de perso-na o agente humano que sustentan dis-tintas prácticas sociales, en e! campo dela educación, de la salud, de! trabajo.Nuestras sociedades mercantilizadastrafican con unas concepciones de serhumano que sirven a unos u otros in-tereses. La psicología tendría un pape!importante, ayudando a deve!ar estasconcepciones y trabajando en direccióna restituir socialmente valores talescomo la justicia, la solidaridad; si tene-mos presente su peculiar posición ene! panorama de las ciencias.

De forma particular en los contex-tos sociales en los cuales se inserta lapsicología en el área de la salud y laeducación, una competencia humanaque resulta "clave" y de la cual nos ha-blan distintos investigadores de! desa-rrollo, es la autonomía. Una autono-mía relativa, pero no por ello menosimportante"; competencia descrita y

En otro documento hemos hablado deuna cierta aproximación que se puedehacer entre las teorizaciones de Piaget,Freud yVygotski, a partir de los concep-tos de heteronomía, moral superyóica yregulación externa. Los tres teorizan so-bre una característica de la ontogénesishumana, en la cual tiene algún sentidohablar de las posibilidades de un ciertogobierno de sí mismo. Lo cual nos obli-ga a pensar, la socialización no sólo in-cluye el proceso de inscripción en unoscontenidos culturales y la adopción dedeterminados fines, valores y creencias,que se expresan en sentimientos, juiciosy comportamientos, incluye también demanera muy importante la posibilidaddel ser humano de erigirse y reconocersecomo constructor de unos criterios, in-cluye el desarrollo de una cierta toma deconciencia, una margen para la argumen-tación racional. Y llámese autonomía, oautorregulación o moral yóica, en dis-tintos contextos teóricos, encontramosque lapsicología ha teorizado sobre estacompetencia específicamente humana.

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YALILE SÁNCHEZ H. PSICOLOGíA Y ÉTICA

reconstruida por la ciencia que pasa aconvertirse en un valor que le da senti-do a unas u otras prácticas profesiona-les; y que significa tener en cuenta queel paciente o el educando que tenemosfrente a nosotros es un sujeto delibe-rante, participante, constructor y nego-ciador de significados; que exige quese tenga en cuenta la necesidad de pre-servar espacios para su "implicación"en la búsqueda de soluciones, para res-ponsabilizarse, para hacerse cargo desí, para llevar a cabo sus diversos y plu-rales proyectos de vida.

Desde este punto de vista, una delas tareas que nos exige la sociedad ac-tual, desde el punto de vista ético essometer a una crítica permanente to-dos los intentos de cosificación yobjetivación del ser humano, hechos anombre de la ciencia y que colocan enprimer plano las preguntas sobre eltelas de las ciencias humanas, en unmundo conmocionado por los cam-bios y que tiende a perder de vista elhorizonte ético de los actos humanos;y en el cual tomamos siempre partidoya sea por acción o por omisión.

La elaboración y deliberación acer-ca del sentido y finalidad de la psicolo-gía no puede ser sustituida por un có-digo, una cátedra de ética o por unaevaluación psicológica que defina quiénpuede ejercer como psicólogo, comoalgunos proponen. Las normas mora-les cuando son impuestas dan lugar aheteronomía y pueden generar auto-nomía si son fruto de la deliberación yla participación. Las normas moralesobligan al sujeto en cuanto ca-cons-tructor o en tanto se permite apropiar-se de ellas, del sentido que las sustenta,no en tanto generan una presión exter-na sobre el sujeto, como es el caso delos códigos jurídicos. Por esto son de-finitivas las condiciones y el procesodentro del cual se construye y se traba-ja un código de ética.

La ética no puede ser impuesta oinducida o elicitada por una presiónexterior, la ética es redescubierta porcada uno, en el marco de su propia his-toria personal, bajo el peso de sus pro-pias circunstancias y su propiaheteronomía; surge en el seno mismode unas prácticas sociales y posibilitauna cierta dimensión de autonomía; seconstruye en lucha contra diversos obs-táculos y resistencias individuales, insti-tucionales y sociales.

La ética a la cual nos referimos nose puede confundir con un código éti-co o un deber ser impuesto desde elexterior o con unas normas generalesque solucionarían las dudas frente a unquehacer. No se trata de desconocer elservicio que puede prestar un códigode ética. Se trata de dudar que el códi-go de ética pueda substituir la concien-cia moral de cada cual; y entonces elcódigo cumple un papel, pero tenien-do en cuenta que una parte fundamen-tal del problema ético se juega en losespacios curriculares y extracurricularesdonde psicólogos en ejercicio y psicó-logos en formación debaten sobre lossupuestos con los cuales trabajan, de-baten sobre los modos de hacer cien-cia y de ser científicos y profesionalesen una sociedad en crisis, avasallada pormúltiples formas de violencia y atenta-dos contra la dignidad humana \f

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