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Se propone una hipotesis acerca de los fundamentos de la relación entre la enseñanza del arte y el rendimiento escolar. Fundandolo en las cualidades del Lenguaje Interior y las Formas de Funcionamiento del Inconsciente

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Psicología del Arte (en el aula).

Alejandro H. González.

“Creo en el poder de la imaginación para

rediseñar el mundo, para liberar la verdad que vive

dentro nuestro, para contener la noche, para trascender

a la muerte, para encantar a las autopistas, para

congraciar a los pájaros, para ganarnos la confianza de

los locos.”

J. G. Ballard “En lo que creo”

En la actualidad se observa una proliferación de trabajos que desarrollan los logros obtenidos por la introducción del arte como instrumento de la educación. Dentro del campo de la escuela Socio-histórica los trabajos de Suzanne Miller son, quizá, los más conocidos. Experiencias como la de Pedro Pedraza en la escuela “El Puente” en la comunidad portorriqueña de Nueva York son un claro ejemplo de la ganancia que obtiene la educación gracias a su confluencia con el arte.

El presente trabajo será un intento de teorizar desde el abordaje vigotskyano los mecanismos psicológicos puestos en juego en el fenómeno artístico y a través de ello intentar comprender el porqué de los resultados obtenidos en la educación a partir de su implementación.

Vigotsky, el arte y la creatividadEl Universo del arte fue para Vigotsky la vía de acceso privilegiada en sus

indagaciones psicológicas. No es casual que su primer gran trabajo sea aquel que el título del presente artículo parafrasea. Este interés fue sostenido a lo largo de toda su obra. Múltiples son sus publicaciones dedicadas al arte, la imaginación y la creatividad. Y aún en aquellos en los que no aparecía este tópico como central, tenían, mayoritariamente, alguna referencia o ejemplificación basada en diferentes manifestaciones artísticas.

Pero para ser justos debemos puntualizar que los textos más importantes dedicados al arte fueron escritos en los períodos previos a la irrupción de los últimos aportes vigotskyanos, aquellos que tienen un lugar destacado en la historia de la psicología. Nuestro autor aún no había terminado de desarrollar sus más brillantes ideas asociadas al proceso de mediación semiótica. Aún la relación del pensamiento con el habla, con el lenguaje interior, con el significado y con el sentido personal se encontraba en vías de

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desarrollo. En este trabajo intentaremos realizar una relectura del fenómeno creativo y su aporte

al proceso de construcción de la subjetividad desde los posteriores hallazgos y postulaciones vigotskyanos.

En sus últimas obras Vigotsky postula –y demuestra- que la conciencia funciona en base al lenguaje en tanto portador de significados. Instrumentos provistos por la sociedad que tienden a lo que podríamos llamar la “homogeneización” de los procesos psíquicos. Desde este punto de vista, no sería erróneo, pues, señalar que de someterse plenamente a la regulación que instaura la conciencia, los individuos no podría más que rendirse a la uniformidad. El significado, como estandarización social de la información regiría absolutamente el proceso del pensar –consciente-, borrando toda posibilidad de expresión cogitante individual.

Ahora bien, este cuadro de uniformidad del pensamiento, que tiene una enorme funcionalidad social, impediría cualquier posibilidad de innovación. De haber funcionado de esta forma la humanidad continuaría cumpliendo los mismos rituales desde los inicios y ningún avance significativo se hubiera producido. Es más, tampoco hubiera dado lugar a las diferencias individuales, y ningún individuo tendría la menor posibilidad de reconocer sentimientos o pensamientos distintos a los rígidos mandatos sociales. Múltiples son los ejemplos que nos acerca la antropología en la que en pueblos ágrafos y pre-urbanos, el individuo no puede distinguirse de su posición social. La individualización del pensamiento es también un fruto del desarrollo histórico-cultural.

Sin embargo, la sociedad no puede permitirse desperdiciar el importante rol que desempeña la innovación individual. La variabilidad que introduce el individuo es una de las más profundas necesidades sociales, ya que es la que permite el devenir comunitario. La sociedad debe dejar a salvo la capacidad de sus miembros de introducir cambios. Modificaciones que permitan nuevas adaptaciones así como nuevos escenarios. Permitiendo pensar las innovaciones que la práctica establece. La conciencia es también el territorio de las grandes invenciones.

No en vano las grandes revoluciones del pensamiento se han generado en función de la ampliación de la masa estadística de los participantes en el proceso creativo, gracias a la evolución de los grandes instrumentos del pensamiento. Así, por ejemplo, más allá de lo que la instauración de la cultura urbana y su preponderancia sobre la feudal han significado para la gran renovación del pensamiento, la invención de la imprenta amplió a niveles inexistentes hasta ese entonces la cantidad de sujetos de la sociedad que podían acceder y reprocesar la información. La escritura fonemática, la gran invención griega, gracias a sus novedosas particularidades, dio lugar a una fabulosa revolución en el pensamiento, que tan magistralmente describieran Eric Havelock (1994-1996) y Walter Ong (1993).

Es así que la humanidad debió de proveerse de instrumentos o mecanismos que le aseguraran la generación y conservación y circulación de la variabilidad individual. En ese sentido descubrimos dos grandes instrumentos sociales que dan cobijo y pábulo a la manifestación de la perspectiva individual con su carga de novedad. Por un lado, la

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posibilidad de relectura del saber establecido. Función que, a partir del lenguaje fonemático, se convirtió en Teoría. Interactuando con la práctica, en la que encuentra su sustento, origen y destino último. Ciencia e Ideología. Conocimiento y Moral están abiertos y predispuestos a la variación individual. Aunque desde siempre esta variación ha sido sumamente controlada, además de encontrarse sujeta a una serie de determinaciones sociales. Adjudicándole un fuerte componente de excepcionalidad se desalentaba a aquellos tentados a desviarse del “camino correcto”. Sólo aquellos que estuvieran predestinados a recibir la Inspiración Divina podían permitirse el don de la invención. El advenimiento del Capitalismo y su fragorosa necesidad de novedades hace que se estimule la inventiva como un bien apetecible. El elogio de la Creatividad es una cualidad de nuestra época.

El otro mecanismo social de generación e incorporación de lo novedoso lo encontramos en el arte. Este último, quizá, el más emparentado con la creatividad: cuando se habla de ella suele hacerse referencia a la capacidad de creación artística.

Ahora bien, ante nosotros surge el interrogante de cuáles son los mecanismos psicológicos puestos en juego en el arte. Aquellos que le permiten desempeñar un rol tan relevante en la cultura y que se construyen con los mismos materiales de la conciencia.

Dado que ya hemos intentado una respuesta, nos remitiremos pues, a lo que ya quedó expuesto en el libro “Freud en Vigotsky. Inconsciente y Lenguaje” (Golder , González 2006). En ese texto se propone un estudio del arte desde los hallazgos realizados a partir del profundo parentesco que hemos encontrado entre las Formas de funcionamiento del Inconsciente descriptas por Freud y las Cualidades del Lenguaje Interior descubiertas por Vigotsky.

Sin pretender un exhaustivo repaso de las hipótesis contenidas en el libro mencionado –a cuya lectura remito (no sin cierto grado de interés personal) a todo aquel que desee profundizar en el tema- realizaremos un somero repaso de las ideas centrales del mismo.

Allí exponíamos que las similitudes entre el Lenguaje Interior y las Formas de funcionamiento del Inconsciente, entre las cuales se destaca nítidamente el Proceso Primario, no dejan dudas de que ambos procesos (Lenguaje interior o Endofasia y el Inconsciente) surgen y se sostienen en la misma matriz. Por tanto, postulamos, el Inconsciente es el mundo modelado por un tipo de pensamiento modificado por el lenguaje. Pero de forma tal que este no accede a la capacidad de convertirse en consciente ya que dichos procesos no están conducidos por el significado.

Repasemos brevemente los hallazgos en los que nos apoyamos para nuestras conclusiones.

En principio, sugerimos que de entre las cualidades del Lenguaje Interior, el fenómeno de Aglutinación de Palabras se emparenta con aquella cualidad del Proceso Primario que Freud denominó Condensación. Múltiples fueron las coincidencias que hemos encontrado entre las descripciones que de ambos fenómenos realizaron sus respectivos autores. Tales similitudes nos llevan a concluir que su ligazón no es sólo externa o casual.

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Por el contrario, establecimos que se trata de los mismos fenómenos, pero estudiados en diferentes facetas de manifestación. Una como paso previo a la constitución de procesos conscientes, gracias a contar con los adecuados significados, y el otro como pensamientos que no arribarán a dicha cualidad con el consiguiente riesgo de tornarse patógenos.

Idéntica relación encontramos entre el Influjo de Sentido, otra cualidad del Lenguaje Interior, y el Desplazamiento, la otra particularidad nodular del Proceso Primario. De igual suerte que en el caso anterior el cúmulo de equivalencias halladas por nosotros entre ambos conceptos nos permite descartar que se trate de un simple y casual parecido formal. Por el contrario no puede dejar de postularse que entre ambos conceptos existen profundas conexiones.

Recordábamos en nuestro texto que las peculiaridades del Lenguaje Interior eran derivadas del carácter aún no consciente de dichas producciones psíquicas.

En nuestras páginas postulábamos que a partir de estas peculiaridades del Lenguaje Interior podíamos tipificar las propiedades del Inconsciente. A un lector avisado no se le escapará que existe también un antecedente que ha conectado las cualidades del Proceso Primario con dos principalísimos tropos lingüísticos: La Metáfora y la Metonimia. Román Jakobson en un estudio sobre la afasia, conectó esos tropos con las cualidades del funcionamiento Inconsciente. Esto sirvió de inspiración para que Lacan en su artículo “La Instancia de la Letra en el Inconsciente o la razón desde Freud” (Lacan 1984) lanzara su provocativa formula en la que afirma que “es toda la estructura del lenguaje lo que la experiencia psicoanalítica descubre en el Inconsciente”. Vemos entonces que no hay gran novedad en lo que hemos propuesto. Pero para ser un poco más justos debemos señalar que la factura de nuestra propuesta, parte de una concepción epistemológica, diríamos, diametralmente opuesta a la sostenida por Lacan respecto de la constitución del lenguaje, su relación con el significado, con la conciencia y con el Inconsciente.

Pero no debiéramos conformarnos con suponer que es sólo la metáfora, la metonimia, la condensación, el desplazamiento, la aglutinación y el influjo de sentido, las que relacionan al Inconsciente, al Lenguaje Interior y al arte. Ya habíamos establecido en nuestro libro que otras peculiaridades del Inconsciente las encontramos en la constitución del Lenguaje Interior. Y, a su vez, esta encuentra su relación con el arte. Nos referimos al imperio en el Inconsciente del Principio del Placer por sobre el Principio de Realidad, es decir aquella característica que se descubre en las producciones Inconscientes, según la cual los contenidos se reúnen y adquieren sentido en función de la posibilidad de brindar satisfacción al sujeto. Dicha peculiaridad es más notoria en las observaciones que hiciera Freud acerca del Sueño. Allí, plantea Freud, los Restos Diurnos son reordenados en función de ejes constituidos a partir del cumplimiento del deseo: el primero de ellos será el deseo de preservar el dormir. Pero también, en recuerdos más traumáticos, la actividad de la quimera nocturna se estructura en función de resolver, metabolizar, aquellos acontecimientos que superan la capacidad de procesamiento individual. Es decir, en el Inconsciente la información se reestructura a partir, no de ejes que provienen del exterior, de una lógica objetiva, sino y muy por el contrario de líneas de pensamiento provenientes del interior del

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individuo, a partir de una lógica subjetiva. Esto lo lleva a Freud a enunciar “Las reglas decisorias de la lógica no tienen validez alguna en lo inconsciente; se puede decir que es el reino de la alógica” ( Freud 1938).

La característica de la preeminencia en el Inconsciente del Principio del Placer por sobre el de Realidad nos recuerda (con todas las salvedades que establecimos en “Freud en Vigotsky…”, cuya extensión nos impide repetirlas aquí) a una de las cualidades principalísimas descubiertas por Vigotsky en el Lenguaje Interior. Esto es la Preeminencia del Sentido por sobre el Significado, es decir, la estructuración de la información en función del sentido subjetivo -que tal como desarrollara Leontiev (1978) tiene su punto de irradiación en el Motivo, que a niveles Inconscientes e individuales puede ser el Deseo, el anhelo, etc.-. Como vemos el Principio del Placer tiene en común con la Preeminencia del Sentido, el hecho de ser características del pensamiento a las que aún no se les ha impuesto plenamente un principio rector que las someta a las reglas de la “objetividad”. Función esta que sólo se da a partir del reinado del Significado, instaurador de uniformidad social en el pensar, que reprime la relación subjetiva, egocéntrica en el pensar.

Así esta preponderancia de la percepción subjetiva en la constitución del pensar Inconsciente y en el Lenguaje Interior tiene su más evidente correlato en el arte. Poco haría falta decir acerca de este punto, dado que la noción del arte como manifestación de concepciones subjetivas, inconscientes, del autor expresadas a partir de los instrumentos sociales de expresión, es la concepción que más adeptos tiene.

Tanto en la literatura como en el Inconsciente y en el Lenguaje Interior se ve modificada radicalmente la relación entre Significante y Significado, en función de una reconexión con una influencia subjetiva mucho mayor.

¿Sigue esta reconexión algún tipo de legalidad? ¿Cómo es esa relación diferente? ¿Supone alguna regularidad? La respuesta podemos hallarla en los desarrollos otros grandes autores que dedicaron gran parte de su obra a la indagación de la obra artística.

Román Jakobson hizo un muy profundo análisis de la relación entre la poética y la lingüística. Jakobson (1985) escribe acerca de la función poética “La función poética proyecta el principio de la equivalencia del eje de la selección sobre el eje de la combinación”. Es decir que el poeta escoge las palabras, de entre las posibles, en función de sus cualidades de similitud o diferencia (básicamente de orden perceptual) en detrimento del principio lógico de la contigüidad. También Paul Valery dirá en un famoso apotegma que la poesía es “un dudar entre el significado y el sonido”. Sigue Jakobson (1985) :

“En poesía no sólo la secuencia fonológica, sino asimismo cualquier secuencia de una unidad semántica tienden a formar una ecuación. La similaridad sobrepuesta a la

contigüidad confiere a la poesía su esencia enteramente simbólica, múltiple, polisemántica…Dicho en términos más técnicos, todo elemento secuencial es símil. En poesía, en la que la similaridad se sobrepone a la contigüidad, cualquier metonimia es

ligeramente metafórica y toda metáfora tiene una tonalidad metonímica.La ambigüedad es carácter intrínseco, inalienable de todo mensaje centrado en si mismo…

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La primacía de la función poética sobre la función referencial no elimina la referencia, pero la hace ambigua… En la lengua referencial, la conexión entre el signans y el

signatum se basa totalmente en su contigüidad codificada, llamada, con frecuencia (hasta llegar a la confusión), “arbitrariedad del signo verbal”. La importancia del nexo sonido-

significado es un simple corolario de la superposición de la similaridad sobre la contigüidad. El simbolismo acústico es una relación innegablemente objetiva que se basa

en una conexión fenoménica entre varios modos de sensibilidad diferentes, sobre todo entre la sensación visual y la acústica.” (subrayado mío).

Como vemos Jakobson hace descansar este corrimiento del lenguaje desde la preeminencia del significado que impera en lo que él da en llamar lenguaje referencial, que no sería otro que el lenguaje coloquial y científico, hasta la preeminencia de la ambigüedad del lenguaje poético, en una radical modificación de la estructura del lenguaje que rompe la ecuación saussureana de Significante/significado, haciendo que este último se deslice en la cadena significante realzando su cualidad de sentido. Todo ello en función del establecimiento de pautas de conformación del discurso dando preponderancia a aspectos de orden perceptual o sensible.

Es de hacer notar que aquello que Jakobson nos señala, acerca de la ruptura de la “arbitrariedad del signo” que es reemplazada por una lógica sensorial diferente, refuerza la gran propuesta de Jean Paul Bronkart (2000, 2003) quién expresa que, desde el plano lingüístico, la conciencia descansa sobre dicha arbitrariedad. Es decir, allí donde se quiebra la ligazón personal que puede establecerse entre la imagen-significante y su significado. La conciencia por tanto descansa sobre la ruptura de ligazones naturales, reemplazadas por otras construidas socialmente.

Rota pues la relación arbitraria, vemos que esto da lugar a un interjuego sensorial que desfavorece la guía consciente del proceso de comprensión y da lugar a la posibilidad de resolver desde el sentido personal y aún desde el inconsciente la relación entre el texto y su sentido. Lo cual no significa que el Sentido Personal sea inconsciente por sí, pero su permanencia en la conciencia cuando colisiona con el significado que debiera representarlo (que como ya señalara Leontiev, no siempre lo hace y, diríamos nosotros, en ciertos aspectos lisa y llanamente lo contradice) es altamente efímera o inexistente.

Esta es la llave que permite al arte, el ingreso al reino de la subjetividad no consciente y que le permite acercar a la conciencia elementos que le son esquivos. Y le han sido esquivos justamente porque los significados que debieran expresarlos los traicionan.

Ahora bien esta reversión o regresión (para traer a colación la terminología freudiana) sobre legalidades más afines al pensamiento guiado por la percepción o pensamiento práctico, supone otros estándares en cuanto al significado transmitido en la obra artística.

Umberto Eco en “Obra Abierta” tras un pormenorizado análisis y una recopilación de gran parte de la producción académica acerca de la creación artística, va demostrando que el meollo de la misma se constituyó en el crecimiento de la ambigüedad del mensaje transmitido, hasta llegar a la obra de arte actual, en la que el mensaje debe ser tan

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indeterminado como sea posible para que dé lugar al cierre del sentido por el lector. Escribe Eco (1992):

“Ante todo vemos de qué manera el arte de todos los tiempos parece algo así como una provocación de experiencias voluntariamente incompletas, súbitamente interrumpidas a

fin de suscitar, gracias a una “expectativa frustrada”, nuestra tendencia natural a la terminación.”

Aunque no acordemos con la concepción Gestaltica en la que se basa esta hipótesis de Eco, queda claro en esta cita que lo que el arte ofrece al espectador es un instrumento de pensamiento no cerrado en si mismo que invita al mismo a cerrarlo partiendo de su propio acervo subjetivo.

Así el lenguaje poético como tan agudamente lo describe Jakobson, retrotrae al significante a su relación primordial con el pensamiento: la de ser estímulo perceptual. Reinstala al pensamiento perceptual en el centro de la escena. Ya no sanciona negativamente al vínculo individual con lo percibido, sino que lo estimula, lo acicatea, pero no le permite tampoco salirse de las márgenes del vínculo arbitrario. El lenguaje poético navega en las ambiguas aguas que dividen al significado, al que aporta la variabilidad individual (como las especies biológicas a la variabilidad de información genética) y el sentido al que permite deambular con mayor libertad pero siempre asido a las amarras de la comunicabilidad, del “bien común”, de la palabra como partera del pensar y medio de transmisión. Pero principalmente como atadura social, reguladora por excelencia del pensar que lleva a la acción.

Vigotsky mismo, en la descripción que hace de las experiencias que realizó para comprender la evolución del pensamiento conceptual, va observando cómo se produce un paulatino pasaje del pensamiento más ligado a lo perceptual hasta aquél en que el concepto guía la actividad cogitante.

Si recordamos esa periodización –tan sujeta a posteriores críticas-, la estación primera del viaje que lleva al pensamiento a poder manejarse de forma conceptual, es la que Vigotsky llama “Cumulo Inorganizado” y se define como:

“…revela una extensión difusa y no dirigida del significado del signo (palabra artificial) hacia objetos no relacionados unidos por casualidad en la percepción del niño.

En esta etapa, el significado de la palabra denota para el niño nada más que una conglomeración sincrética vaga de los objetos individuales que por alguna razón se encuentran unidos en su mente en una imagen que debido a su origen sincrético es

altamente inestable”(Vigotsky 1934).Es decir, que la palabra en todo caso provoca en el niño que, aquel fenómeno que

Claparede –a cuya definición recurre Vigotsky- denominaba Sincretismo y del que el psicólogo ruso define como:“…una tendencia a compensar con una superabundancia de conexiones subjetivas la

insuficiencia de las relaciones objetivas bien aprendidas, y a confundir estos vínculos subjetivos con enlaces reales entre las cosas.” (Vigotsky 1934).En la segunda etapa del proceso que lleva al pleno despliegue del pensamiento

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conceptual, Vigotsky encuentra lo que da en llamar Pensamiento en Complejos. Al respecto de esta segunda etapa hace un señalamiento que no podemos dejar de remarcar. Dice en la misma obra que venimos citando:“Cuando el niño alcanza este estadio, ha pasado parcialmente la etapa del egocentrismo. Ya no confunde las conexiones entre sus propias impresiones con las conexiones entre

las cosas -éste es un paso decisivo que se aparta del sincretismo y tiende hacia el pensamiento objetivo.” (Vigotsky 1934)

Ya no serán pura y exclusivamente las interconexiones sensoriales las que conduzcan al pensamiento en este período. Por el contrario Vigotsky nos dice que detrás de las relaciones que se encuentran en este período están las que se establecen en función de la experiencia del niño. La experiencia práctica es la que da fundamento a los complejos, pero aún en estos casos la densidad sensoperceptiva desempeña un rol sumamente importante. Como expresa acerca de los complejos en cadena, estos demuestran “de modo notable, la naturaleza verdadera, perceptualmente concreta del pensamiento complejo”. Hasta que en la pubertad el pensamiento está en condiciones de operar con los verdaderos conceptos.

Hasta el lenguaje en sí en sus etapas iniciales presenta cualidades que lo emparentan con la lógica de lo perceptual, tal como lo definió el gran psicólogo ruso:“La palabra primaria no es un símbolo estrictamente adecuado a un concepto sino más bien una imagen, una figura, un esbozo mental de un concepto, un corto relato sobre ella

-aún más una pequeña obra de arte.”Establecido esto, nos enfrentamos ahora a la cuestión que suponemos esencial para

el planteo que hemos hecho en nuestro trabajo. Es decir la pregunta del porqué estas cualidades de los tres reinos que hemos observado –el Lenguaje Interior, el Inconsciente y el Arte a través de la literatura- hacen a la creatividad. Como hemos establecido, en la base de dichos fenómenos se encuentran las leyes de la perceptualidad, la de la relación individual, del punto de vista egocéntrico. Pero de forma tal que no pierden sus amarras con el lenguaje y con las determinaciones que lo hacen comunicables y pasibles de ser compartidos. Establecen un territorio intermedio, un puente entre lo individual y lo social. Los mecanismos psicológicos que encontramos se encuentran determinados en medidas casi iguales por factores individuales como sociales.

Habíamos propuesto ya (Golder González 2006) que el individuo es agente de dos formas de su existencia: la individual y la social, que suelen combinarse en sinergia. Pero también acostumbran colisionar. Esto último es lo que dio lugar a la invención del psicoanálisis. El gran descubrimiento freudiano fue, justamente, dar cuenta de este hiato en nuestra constitución psíquica.

También habíamos propuesto que la Actividad genera un espacio de virtualidad que se convierte en el magma en que tiene lugar la gestación de los significados, cuya presencia tiene el extraordinario valor de modificar de raíz el funcionamiento psíquico, pero que tiende a dejar fuera de la conciencia –constituida justamente como resultado de ese espacio

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creado por la interacción comunal- la mayor parte de los más idiosincráticos contenidos. Aquellos que justamente se generan en función de la relación individual, personal, única que se establece entre cada miembro del grupo, su entorno y también consigo mismo.

La cultura ha generado un enorme caudal de mecanismos para encausar aquellos aspectos de la individualidad que pueden poner en riesgo la comunión grupal. Y lo ha hecho rompiendo ligazones naturales, reemplazándolas por otras de factura social. Pero muchas de ellas construidas en base a las peculiaridades del funcionamiento natural de nuestro cerebro. Hasta que inventó nuevos instrumentos del pensamiento que podían reconducir dichos procesos psicológicos.

Eric Havelock es quizá el mayor investigador acerca de los profundos cambios que introdujo en las estructuras del pensamiento la invención de la escritura alfabética. Él nos indica que el pasaje de una cultura basada en la transmisión oral a otra basada en la escrita, produce cambios sustanciales en las estructuras de pensamiento:

“Its complexity can be summed up variously as on the one hand, a shift from poetry to prose as the medium of preserved communication; or again as a shift in literary style from narrative towards exposition; or again as the creation of a new literate syntax of definition

which could be superimposed upon the oral syntax that described action. Or again we discern the invention of a conceptual language superimposed upon a non-conceptual; or

alternatively a creation of the abstract to replace the concrete, the invention of an abstract version of what had previously been experienced sensually and directly as a series of

events or actions.” (Havelock 1986).

El cambio de la inscripción, que pasó de una efímera sensualidad oral a una duradera visual. Que trocó la base en la que se producía la inscripción: de las mutables memorias individuales a perdurables escrituras.

Como vemos la sociedad evolucionó generando mecanismos de regulación de los comportamientos, cada vez más eficientes, que soterraban con más fuerza las peculiaridades individuales en la transmisión de información relevante. Si bien mejoró notablemente las capacidades de reflexión y por ende del conocimiento, dando lugar a la posibilidad de la Teoría.

Esta necesidad social de subordinar y someter las peculiaridades individuales a un disciplinamiento homogeneizante, de imponerse plenamente tendría consecuencias indeseadas a los efectos del devenir social. Por un lado genera una tensión individual factible de producir estallidos. Unas veces circunscriptos al sujeto y otras veces –no pocas- que exceden los límites de la individualidad.

Por ello tuvo que permitir – o alentar- que los saberes-reglas sean puestas en cuestión. Cada cultura con sus peculiaridades y con mayor o menor elasticidad. Pero todas tienen mecanismos para reinsertar la fluctuación de lo individual en el torrente del fluir comunal.

El arte es el más claro de los ejemplos que podemos encontrar en este aspecto. El aporte de la individualidad al devenir social en este terreno es quizá el más reconocido y

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aceptado de todos. Pero también otros aspectos de la vida intelectual humana han logrado sus avances y variaciones a partir de la recomposición del pensamiento tornándolo permeable a las influencias de las variaciones individuales compuestas a partir de las reglas de la percepción. Es así que a través de los trabajos de Lakoff y Johnson (1991) se abrió todo un campo acerca de cómo la evolución del pensamiento conceptual está relacionado de forma indisoluble al ámbito de la metáfora, gestada a partir de los correlatos experienciales que se producen entre distintos campos (mapping) del saber. Según estos autores todo avance en el pensamiento, toda nueva adquisición se asienta en la metaforización de saberes previos.

Esto es, el conocimiento conceptual se basa en la metaforización de otras áreas de saber. Y de esto depende también, el avance científico. Pero, para nuestra sorpresa es este el mismo principio propuesto por Vigotsky para comprender la evolución filo y ontogenética del lenguaje. Leemos en Pensamiento y Lenguaje:

“La historia del lenguaje muestra claramente que el pensamiento en complejos con todas sus peculiaridades, es la verdadera base del desarrollo lingüístico.

…Si trazamos la historia de una palabra cualquiera en cualquier lengua, veremos, aunque a primera vista parezca sorprendente, que sus significados cambian tal como sucede en el pensamiento infantil... El ruso tiene un término para día-y-noche, que es la palabra sutki. Originalmente significó costura, la unión de dos piezas de tela, algo tejido junto; después fue utilizado para cualquier unión, por ejemplo, la de las dos paredes de una casa, y en consecuencia un rincón, luego se usó metafóricamente para designar el crepúsculo ("donde se encuentra el día y la noche"); después comenzó a usarse para el tiempo que media entre un atardecer y otro, o sea las veinticuatro horas que comprenden su significado actual: sutki”.Vemos así que las formas de funcionamiento del Lenguaje Interior (por medio de

las cuales el sujeto se apropia del mayor instrumento del pensamiento) y las del Arte, que son aquellas que Freud encuentra en el Inconsciente, las reencontramos en la dinámica social como las formas que encarnan los avances de las estructuras conceptuales y aún del lenguaje mismo. Esto es, el reprocesamiento individual de las corrientes de información revierte en el caudal del saber general. El concepto, el significado para desarrollarse debe dejar de ser él para convertirse en sentido.

Las investigaciones de Suzzane Miller (1996- 1998) han demostrado desde una perspectiva socio-histórica, que los alumnos que participaron de clases de literatura que promovían una lectura “abierta” de las obras literarias, generando discusiones en las que se debatían los distintos enfoques de cada lector, suscitando por tanto la posibilidad de pensar los textos desde una perspectiva individual, lograban un mejor rendimiento en las disciplinas científicas. Estos jóvenes podían pensar los conceptos y los significados desde su propio punto de vista. Gracias a ello lograron interiorizar mejor los conceptos a los que

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se los expuso1.Las leyes del pensamiento práctico y de raigambre perceptual, asociadas a una

legalidad “egocéntrica” como lo define Vigotsky se combinan con las reglas del lenguaje y revierten en producciones creativas2. El mundo interior del creador restituye, a través de su creación, al caudal del pensamiento humano sus propios meandros y remolinos. Los que algunas veces tienen tanta fuerza que logran torcer el rumbo.

Pero no como mera expresión del mundo interior. Sino a través de las herramientas que le brinda la sociedad. Una de ellas es el arte que, como gustaba decir Vigotsky (1925 – 1972) es la técnica social del sentimiento.

El valor de incentivar la imaginación y la creatividad fue bellamente retratado por Vigotsky (1982):

“El sentido y la importancia de esta creación artística reside tan sólo en que permite al niño superar la angosta y empinada garganta en el desarrollo de su imaginación creadora

que imprime a su fantasía una dirección nueva, que queda para toda la vida. Consiste también su sentido en que profundiza, ensancha y depura la vida emocional del niño que por vez primera despierta y se dispone a la acción seria; por último, consiste también su

importancia en que permite al niño, ejercitando sus anhelos y hábitos creadores, dominar el lenguaje, el sutil y complejo instrumento de formular y transmitir los pensamientos

humanos, sus sentimientos, el mundo interior del hombre.”Tal como hemos dicho el significado tiende a la uniformidad del pensamiento. Pero, aunque señalado así este pareciera un aspecto negativo, por el contrario no podemos dejar de considerarlo en su plano más positivo: gracias a él nos hemos convertido en humanos. Sólo que la humanidad no puede darse el lujo de dejar de lado la riqueza de los aportes individuales y estos se encuentran construidos por un material diferentes, asociado a una sensorialidad mas idiosincrática. Hasta ella hace llegar su influencia el lenguaje y con ella se enriquece.

Sólo en el ámbito de la transmisión escolar del tesoro de la humanidad que anida en los conceptos y los significados, la individualidad se torna creativa. Primero se debe socializar. Si no se educa, el pensamiento individual no se eleva más allá de sí mismo, repitiéndose en una monotonía extenuante.

1 This body of research provides evidence, as Vygotsky argued (1978, 1986), that what begins as purposeful social interaction in discussion moves inward to become students’ psychological tools (see also Kozulin, 1998)... Literature discussion plays, we argue, a central role in developing students’ self-conscious reflection on possibilities for meaning. (Miller, Ageyev 1998)

2 “Resulta, de este modo, que el sentimiento es originariamente individual y que, a través de la obra de arte, se transforma en social o se generaliza”. (Vigotsky,1925- 1972 Cap. XI)

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