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327 ADICCIONES (2003), VOL. 15, SUPL. 2 Programas de prevención de ocio alternativo EMILIANO MARTÍN GONZÁLEZ*; SONIA MONCADA BUENO** *Experto en prevención **Jefe de Sección de Prevención. Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas Enviar correspondencia: Sonia Moncada. Plan Nacional sobre Drogas. Recoletos, 22 28071 Madrid. [email protected] Resumen Los programas de ocio alternativo han cobrado un gran interés en España, durante los últimos seis años, como consecuencia de la rápida expansión de los nuevos patrones de uso recreativo de las drogas entre importantes sectores de la población juvenil. Aunque bajo ese epígrafe se reúnen muy diversos tipos de intervenciones, puede afirmarse que se trata de un tipo de programas de base comunitaria que se ejecuta en horarios y espacios de ocio y que tienen como objetivo primordial el desarrollo de actividades incompatibles a la vez que alternativas al uso de dro- gas. Sin embargo, existe poca evidencia en investiga- ciones rigurosas que nos indiquen exactamente qué tipo de programas, qué tipo de actividades dentro de ellos o con qué poblaciones específicas son más efectivos. En Estados Unidos, donde estos progra- mas se vienen aplicando durante las dos últimas décadas, autores como Hansen y Tobler han llevado a cabo revisiones sistemáticas y aplicaciones de meta- análisis que sí nos permiten acceder a una evaluación de resultados e identificar algunas claves para garan- tizar su buen funcionamiento. De igual modo, en España existe una evaluación de resultados de dos conocidos programas -Abierto hasta el Amanecer (Gijón) y La noche más Joven (Ayuntamiento de Madrid)- así como diversas fuentes de información que recogen programas de este tipo–Idea Prevención y OED-. De su revisión se extrae la necesidad de mejorar la fundamentación científica de estos progra- mas así como su adecuación a una definición de necesidades más precisas y unas expectativas más realistas respecto a los resultados de su aplicación. Palabras claves: prevención, drogas recreativas, eva- luación, programas alternativos, tiempo de ocio. Summary Alternative leisure programmes have aroused widespread interest in Spain in the last six years as a consequence of the rapid expansion of the new recreational drug use patterns in significant sectors of the juvenile population. Although this heading can cover many kinds of different interventions, it can be said that it includes a type of programme with a com- munity basis that is carried out in leisure hours and spaces. Their overall priority objective is to organise activities which are both incompatible with drug use and as an alternative to it. Nonetheless, there is little evidence of any rigorous research that would indicate exactly which kind of programme, which of their acti- vities or on which of their specific populations these are the most effective. In the United States, where these programmes have been operating for the last twenty years, authors such as Hansen and Tobbler have carried out systematic reviews and used meta- analysis, enabling us to make an assessment of the results and identify certain keys to guarantee their good operation. Similarly, in Spain, there is an evalua- tion of the results of two well-known programmes Abierto hasta el Amanecer (Gijón) and La Noche más Joven (Madrid City Council) as well as a database- - Idea Prevención, which has accumulated and analy- sed a total of 73 programmes. One result of the investigation is the need to improve the scientific foundation of these programmes in addition to adjus- ting them to a definition of more precise needs and to more realistic expectations from the results of their application. Key Words: prevention, recreational drugs, club drugs, evaluation, alternative programs, leisure time.

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327ADICCIONES (2003), VOL. 15, SUPL. 2

Programas de prevención de ocio alternativo

EMILIANO MARTÍN GONZÁLEZ*; SONIA MONCADA BUENO**

*Experto en prevención**Jefe de Sección de Prevención. Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas

Enviar correspondencia: Sonia Moncada. Plan Nacional sobre Drogas. Recoletos, 22 28071 Madrid. [email protected]

Resumen

Los programas de ocio alternativo han cobrado ungran interés en España, durante los últimos seis años,como consecuencia de la rápida expansión de losnuevos patrones de uso recreativo de las drogasentre importantes sectores de la población juvenil.Aunque bajo ese epígrafe se reúnen muy diversostipos de intervenciones, puede afirmarse que se tratade un tipo de programas de base comunitaria que seejecuta en horarios y espacios de ocio y que tienencomo objetivo primordial el desarrollo de actividadesincompatibles a la vez que alternativas al uso de dro-gas. Sin embargo, existe poca evidencia en investiga-ciones rigurosas que nos indiquen exactamente quétipo de programas, qué tipo de actividades dentro deellos o con qué poblaciones específicas son másefectivos. En Estados Unidos, donde estos progra-mas se vienen aplicando durante las dos últimasdécadas, autores como Hansen y Tobler han llevado acabo revisiones sistemáticas y aplicaciones de meta-análisis que sí nos permiten acceder a una evaluaciónde resultados e identificar algunas claves para garan-tizar su buen funcionamiento. De igual modo, enEspaña existe una evaluación de resultados de dosconocidos programas -Abierto hasta el Amanecer(Gijón) y La noche más Joven (Ayuntamiento deMadrid)- así como diversas fuentes de informaciónque recogen programas de este tipo–Idea Prevencióny OED-. De su revisión se extrae la necesidad demejorar la fundamentación científica de estos progra-mas así como su adecuación a una definición denecesidades más precisas y unas expectativas másrealistas respecto a los resultados de su aplicación.

Palabras claves: prevención, drogas recreativas, eva-luación, programas alternativos, tiempo de ocio.

Summary

Alternative leisure programmes have arousedwidespread interest in Spain in the last six years as aconsequence of the rapid expansion of the newrecreational drug use patterns in significant sectors ofthe juvenile population. Although this heading cancover many kinds of different interventions, it can besaid that it includes a type of programme with a com-munity basis that is carried out in leisure hours andspaces. Their overall priority objective is to organiseactivities which are both incompatible with drug useand as an alternative to it. Nonetheless, there is littleevidence of any rigorous research that would indicateexactly which kind of programme, which of their acti-vities or on which of their specific populations theseare the most effective. In the United States, wherethese programmes have been operating for the lasttwenty years, authors such as Hansen and Tobblerhave carried out systematic reviews and used meta-analysis, enabling us to make an assessment of theresults and identify certain keys to guarantee theirgood operation. Similarly, in Spain, there is an evalua-tion of the results of two well-known programmesAbierto hasta el Amanecer (Gijón) and La Noche másJoven (Madrid City Council) as well as a database- -Idea Prevención, which has accumulated and analy-sed a total of 73 programmes. One result of theinvestigation is the need to improve the scientificfoundation of these programmes in addition to adjus-ting them to a definition of more precise needs and tomore realistic expectations from the results of theirapplication.

Key Words: prevention, recreational drugs, clubdrugs, evaluation, alternative programs, leisuretime.

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1. ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE

LOS CONSUMOS DE DROGAS DE CARÁC-

TER RECREATIVO.

En la última década, se ha producido ennuestro país un cambio importante en el usosocial del alcohol y otras drogas denomina-das “recreativas”(cannabis, cocaína, drogasde síntesis…); el consumo se ha intensifica-do entre los adolescentes y los jóvenes,dando lugar a un patrón característico: se rea-liza fuera del hogar, en espacios o localespúblicos, se concentra mayoritariamentedurante el fin de semana, se asocia principal-mente a la diversión y se busca con frecuen-cia e intencionadamente la embriaguez.

A menudo, la inexperiencia de algunosjóvenes les lleva a pensar que ingerir alcoholo experimentar con otras sustancias, sobretodo psicoestimulantes, mejorará sus capaci-dades cuando, en realidad, ocurre todo locontrario: disminuyen sus reflejos, limitan suvisión y sus facultades resultan en generalmás mermadas, llegando a presentar episo-dios de pérdida de control y otras conductasde riesgo (ligadas al policonsumo, al sexo sinprotección, a las agresiones y peleas, a losaccidentes de tráfico, etc.). En este sentido,ciertos espacios de ocio de numerosas ciuda-des españolas se convierten en escenariosde conflicto latente durante las noches de losfines de semana culminando en una variedadde desenlaces que provocan la alarma entrelos ciudadanos y han suscitado durante estosúltimos años un intenso debate social en losmedios de comunicación.

Por lo tanto, junto al fenómeno ya minorita-rio del consumo característico de los añosochenta, ligado a lo marginal y centrado fun-damentalmente en la heroína como sustanciade referencia, se ha desarrollado a lo largo dela década de los noventa y estos primeros ini-cios de milenio un fenómeno mucho másgeneralizado y normalizado entre los jóvenes,definido fundamentalmente por el policonsu-mo recreativo de drogas. Si desarrollamos losrasgos fundamentales ya citados de estefenómeno a partir de los datos que nos pro-porcionan las encuestas, encontraremos que:

a) Es un consumo mucho más ligado a fun-ciones socialmente positivas, tales como lasrelaciones sociales, el uso del tiempo libre yla diversión. Se encuadra en un momento decambio social actual donde la experiencia delocio es considerada como una auténticanecesidad y como un derecho fundamentaldel individuo, y de un modo muy especialentre los jóvenes. Y, si bien existen diferentesalternativas y formas de acercamiento deéstos hacia el tiempo libre, el consumo dedrogas ha ido adquiriendo cada vez mayorimportancia, tanto en su calidad de factorasociado a las actividades de esparcimientocomo por su relevancia como un objetivo ensí mismo. De hecho, existe una clara asocia-ción entre la frecuencia de salidas nocturnasdurante los fines de semana y la experimen-tación con drogas. Según la encuesta escolar(14-18 años) correspondiente al año 2002, el30,5% de estos estudiantes declara salir porla noche todos los fines de semana y el84,6% regresó después de las 12 de la nocheen su última salida nocturna ( de ellos, el28,6% después de las 4 h. de la madrugada).Si se correlacionan estas salidas con los con-sumos se encuentra una clara asociaciónentre la frecuencia de salidas nocturnas, laavanzada hora de regreso y el incremento delos consumos de drogas.

b) En diferentes estudios realizados, unimportante número de jóvenes citan el con-sumo de drogas como la razón básica parasalir. En efecto, este consumo se realiza enlugares de encuentro y fundamentalmentedurante el fin de semana. Los espacios dediversión nocturna más frecuentados por losjóvenes son: bares o pubs (48%), discotecas(44%). Más minoritarios resultan las casas deamigos (23%), la calle (20%) y el cine o elteatro (19%). Frecuentemente estos patro-nes de consumo conllevan el desplazamientopor diferentes lugares de ocio en una mismasalida, con los consecuentes riesgos deriva-dos de la conducción bajo los efectos delalcohol y otras drogas.

c) Está ampliamente demostrado que, engeneral, no existen consumidores específi-cos de una sola sustancia. Se trata la mayoría

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de las veces de un patrón de policonsumo enel que aparece como sustancia más consumi-da el alcohol, seguido del cannabis y drogasestimulantes como la cocaína, las anfetami-nas o el éxtasis.

d) Existe una clara disociación con el usomarginal de opiáceos; de hecho, los jóvenesconsumidores de hoy rechazan por completoeste tipo de consumo y no tienen concienciade problema en su relación con las otras dro-gas: el estereotipo “drogodependiente=heroinómano” sigue vigente entre estos jóve-nes, a pesar de que muchos de ellos son cla-ros consumidores de sustancias tóxicas.

e) Hay una mayor vulnerabilidad socialfrente a estos nuevos patrones de consumopor una agudización de los factores de riesgoambientales, tales como la disminución de lapercepción del riesgo asociado al consumode drogas: si tomamos como referencia losúltimos ocho años, el riesgo percibido porparte de la población juvenil se ha reducidosensiblemente -especialmente cuando setrata del uso ocasional, independientementede la intensidad del mismo-. Así, mientrasque en 1994 un 54,7% de adolescentesentre 14 y 18 años pensaba que el consumoexperimental de cannabis podría causarlesbastantes o muchos problemas, en 2002esta cifra se ha reducido al 34,7%. En el casode la cocaína, ha pasado del 70,1% en 1994al 63% en 1998. La importancia de este fac-tor contextual como factor de riesgo en laexpansión del consumo de drogas estáampliamente documentada en la literaturacientífica.

Esta situación que acabamos de describirsucintamente configura un escenario novedo-so caracterizado por la existencia de unnúcleo importante de jóvenes expuestos aunas condiciones de riesgo evidentes: elacceso a las drogas no está asociado conconductas rechazadas socialmente sino, muyal contrario, las drogas actúan como instru-mento facilitador de la socialización y estánasociadas a la diversión, el descubrimiento denuevas sensaciones, las relaciones interper-sonales, los contactos sexuales, etc.

Dicho de otro modo, nos enfrentamos enestos momentos a unas modas nuevas deconsumo, a unas formas distintas de vivir elocio y estar en sociedad que afectan a gru-pos importantes de jóvenes que, sin embar-go, se encuentran relativamente bien integra-dos en otras esferas de su vida: familiar,escolar o laboral. Es lo que ha hecho de lanormalización del consumo el eje del discur-so actual sobre drogas.

En efecto, uno de los conceptos más pre-sentes entre los profesionales de la preven-ción es el de la normalización del consumo.Howard Parker y su equipo (1998) de la Uni-versidad de Manchester han realizado una delas escasas investigaciones longitudinalessobre el consumo recreativo de drogas en unpaís europeo. En su análisis, este estudio seplantea una cuestión nuclear: ¿Qué ha podidopasar para que en tan sólo una década poda-mos estar hablando de la normalización delconsumo recreativo de drogas?. Según estosinvestigadores, la normalización del consu-mo recreativo no puede ser reducida a lafrase “es normal que los jóvenes se droguen”.Esto sería a la vez simplificar y sobredimen-sionar la situación. La normalización no tieneque ver con absolutos, sino que lo central eneste proceso es la extensión de una activi-dad, considerada como desviada y las actitu-des asociadas que conlleva, desde los márge-nes hacia el centro de la cultura juvenil,donde se une a otras actividades como laconducta sexual de riesgo y la conducción devehículos. Algunas de las claves de este pro-ceso serían:

• La disponibilidad de las drogas. Sin lugar adudas, hoy las drogas están más presen-tes en el entorno en el que se muevenmuchos jóvenes. Una gran proporción deellos tienen información sobre las mismasy saben dónde y cómo conseguirlas. Sineste aumento de la disponibilidad el proce-so de normalización no podría haberse pro-ducido.

• En parte como consecuencia de esto, laexperimentación con las drogas ha aumen-tado. Muy ligado a este hecho está la cre-ciente desaparición de las diferencias de

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género que ha redundado en una auténticafeminización de los consumos de drogas.

• El uso de drogas se concibe como unaopción individual, una decisión personalque no puede ser regulada por agentesexternos. Incluso el tráfico a pequeñaescala es visto muchas veces entre losiguales como una cuestión de amistad yconfianza. En este contexto, la decisión deconsumir drogas o no hacerlo es unaopción que hay que obligatoriamentetomar, porque las drogas forman parte dela vida cotidiana -“Están ahí”-.

• La percepción del riesgo relacionado con elconsumo tiende a disminuir progresiva-mente. De hecho, como señalábamosanteriormente, el riesgo se relaciona condrogas como la heroína o con patrones deconsumo diarios de otras drogas, pero nocon el tipo de consumo que es el más pre-valente hoy: el alcohol, cannabis y psicoes-timulantes asociados al ocio de fin desemana.

• La asunción del riesgo como estilo de vida.No podemos olvidar que estos cambios se producen en un contexto social másamplio. Y no porque haya cambiado la natu-raleza de la adolescencia, que probable-mente no lo ha hecho, sino porque han cambiado y mucho las circunstancias quela rodean. Uno de los principales aspectosdiferenciales respecto a generacionesanteriores son los rápidos y frecuentescambios que afectan a numerosos pará-metros de la vida actual. No sólo el presen-te, el futuro es también más abierto, másincierto para muchos, menos predecible y,por lo tanto, menos seguro y durante mástiempo. Crecer hoy es crecer en un entor-no de riesgo en el que la adaptación alcambio se ha convertido en una capacidadfundamental para la vida diaria.

• La escalada en el consumo. Es verdad queno todos los experimentadores continúanconsumiendo y que, por el contrario, tansólo una proporción reducida de los que lohacen se convierten en consumidoreshabituales. Pero estas proporciones se venafectadas también por el fenómeno de la

normalización. Las drogas legales, como eltabaco y el alcohol, presentan una alta con-tinuidad en el consumo; en sustanciascomo el cannabis esto mismo comienza yaa suceder.

• La generalización del consumo afectaespecialmente a las poblaciones en mayorriesgo, ya que las prevalencias de consu-mo en estos grupos aumentan al igual quelo hacen en el resto de la población perocon consecuencias más adversas. No obs-tante, también ocurre lo contrario y lasestrategias de prevención poblacionales,que tienden a disminuir la accesibilidad ydisponibilidad de las drogas, afectan deforma especialmente positiva a los gruposmás vulnerables.

Por otra parte, no podemos concluir estasconsideraciones sin mencionar la importanciadel ocio. Se trata ciertamente de una con-quista cultural y constituye una parte sustan-cial del desarrollo humano que incrementa lacalidad de vida. Es un componente funda-mental de la vida de los jóvenes y de toda lasociedad. Además, el tiempo de ocio, ennuestra sociedad actual, tiene una indudableproyección económica que conforma nuevasrelaciones de mercado. De hecho, es el sec-tor en cuanto volumen y evolución más diná-mico de la economía española, y la UniónEuropea lo considera el sector más importan-te y con más futuro para la creación deempleo juvenil en el ámbito de la Unión(2000).

El ocio nocturno como fenómeno social seconsolidó en la década de los ochenta y seconcentró rápidamente entre los jóvenes. Ladenominada “movida” de esa década y otrasevoluciones más recientes como el denomi-nado “finde” son fenómenos sociales com-plejos que expresan los profundos cambiossociales que han venido afectando a los esti-los de vida, al papel social y a la posición sim-bólica de los jóvenes en las tres últimas déca-das. Al mismo tiempo, estos fenómenos nopuede considerarse un asunto exclusivamen-te juvenil porque son el resultado de unosprocesos sociales en los que, además dejóvenes de muy distintas características,

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intervienen con desigual protagonismo dife-rentes agentes sociales como las propiasAdministraciones Públicas, las familias, laindustria del ocio, los medios de comunica-ción, etc. que, con todas sus acciones u omi-siones, han contribuido a configurar el actualestado de la cuestión.

En consecuencia, no se trata de “demoni-zar” las pautas de ocupación del ocio, ymucho menos a una parte específica de susprotagonistas como son los jóvenes. Por elcontrario, es preciso plantear un auténticodebate social sobre cómo educar para elocio, corresponsabilizar a la industria, implicarmás a las instituciones públicas, especial-mente a las Administraciones Locales, sensi-bilizar a las familias y a la sociedad en su con-junto para ser capaces entre todos dedesarrollar un ocio saludable y positivo.

2. LA NECESIDAD DE NUEVOS PARÁME-

TROS Y NUEVAS RESPUESTAS EN PRE-

VENCIÓN

Es precisamente en este contexto, dondelos programas de ocio alternativo han cobra-do interés en España, entendidos ante todocomo una de las formas de responder antelos patrones de consumo recreativo de dro-gas. Desde hace años viene gestándoseentre los profesionales del sector una con-ciencia generalizada de la necesidad de adap-tar los programas preventivos a las nuevascaracterísticas de los usos de drogas y elcontexto recreativo se ha empezado a consi-derar como una oportunidad y un escenarioprivilegiado para aplicar acciones preventivas.

Hasta ahora las investigaciones y las apro-ximaciones teóricas sobre factores de riesgoy protección del consumo de sustancias sehan centrado fundamentalmente en el estu-dio del consumo como conducta problema ocomo conducta desviada. La mayoría de lasinvestigaciones realizadas concluyen que elconsumo de drogas y otras conductas pro-blema, tales como el fracaso escolar, la vio-lencia, la delincuencia, la conducta sexual de

riesgo, etc. tienen las mismas raíces, esdecir, factores de riesgo comunes. Segúnestas investigaciones, los factores de protec-ción serían también los mismos o similares.

Pero, como acabamos de exponer, las dro-gas se usan mayoritariamente en el tiempolibre, como recurso de ocio, a veces comoelemento central del mismo. Algunos de losadolescentes y jóvenes que consumen dro-gas presentan además otros problemas deconducta, pero esto no es lo habitual. Tam-bién constatábamos que una parte significati-va de los que experimentan no vuelven aconsumir y, de los que lo vuelven a hacer,sólo algunos continúan durante periodos lar-gos de la vida. No podemos, por lo tanto,seguir utilizando los mismos esquemas teóri-cos que hemos tenido de referencia hastaahora sin añadir elementos que ayuden aexplicar los cambios que se han producido. Elconsumo actual de drogas no puede enten-derse como una conducta desviada, almenos no en un número muy importante delos casos. Es más, si asumiéramos hoy esteconsumo como una conducta desviada esta-ríamos afirmando que casi la tercera parte delos adolescentes -en el caso concreto deEspaña podría moverse en torno a este por-centaje- son desviados de la norma, y estoresulta ya en sí mismo algo contradictorio.Estamos hablando, pues, de otra cuestión.Eso no quiere decir que no existan determi-nados patrones de consumo de drogas queforman parte de procesos más complejosque encierran conductas muy problemáticas,que los hay, sino que ésta no es ya una carac-terística definitoria ni siquiera distintiva delfenómeno que estamos abordando.

Pero, asumir esto implica asumir muchasmás cosas. Implica, ante todo que tendre-mos que revisar la conceptualización deltema, investigarlo más, analizarlo y compren-der más en profundidad los mecanismos quesubyacen a este importante cambio cuantita-tivo y cualitativo, atendiendo especialmente aalgunos aspectos clave como los patrones deocio juvenil, la percepción del riesgo asociadoal consumo o la cuestión de la accesibilidad ydisponibilidad de las sustancias. Lógicamen-

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te, esto exigirá revisar y adaptar las respues-tas preventivas y ensayar nuevas estrategiasque se ajusten mejor a estas características.Los programas centrados en la generación dealternativas encuentran su máxima justifica-ción situados en esta perspectiva ya que vie-nen a ocupar un nuevo espacio entre losámbitos de la intervención, que es precisa-mente el contexto recreativo.

De aquí que, a la hora de establecer la defi-nición aplicada de una política preventiva real,resulte fundamental la participación de todoslos agentes sociales, que deben dialogar yconsensuar unas alternativas de ocio saluda-ble. Sin embargo, hay que dejar bien clarasdos premisas básicas: primera, que en elenunciado de estas políticas no pueden que-dar fuera los jóvenes que deben participartanto en el diagnóstico como en la solución y,segundo, que las acciones que se proponganno deben plantearse desde una posición res-trictiva del ocio sino, por el contrario, debenorientarse hacia una ampliación y diversifica-ción de oportunidades.

Se evidencia, pues, la necesidad de poneren marcha programas de prevención amplios,capaces de hacer frente a la problemática delconsumo recreativo, desde diferentes ver-tientes entre las que cabe resaltar lossiguientes objetivos: contrarrestar los efectosde la oferta de sustancias tóxicas, reducir losniveles de consumo y sus consecuencias,evitar la progresión de la experimentación alconsumo habitual o a otras sustancias y pro-mocionar actividades de ocio saludableincompatible con el recurso a las drogas. Losprogramas de ocio alternativo se encuadrande forma muy precisa en las dos últimasaproximaciones.

Es importante resaltar que las institucionescompetentes, tanto a nivel nacional comoeuropeo, han incluido este tipo de estrategiasentre sus políticas prioritarias. Así, en Espa-ña, el Plan Nacional sobre Drogas ha estable-cido como meta fundamental de sus políticasla prevención de los consumos recreativos dedrogas en su Estrategia Nacional sobre Dro-gas 2000-2008 y está promoviendo medidasmuy específicas en este sentido. Sobre todo

se han generado una serie de respuestas porparte de distintas Administraciones Públicasy de las organizaciones sociales, dirigidas aromper la asociación consumo de drogas-diversión. Estas iniciativas han sido de distin-ta naturaleza: informativas, sensibilizadoras,formativas... Precisamente, entre las másinteresantes, se encuentran las destinadas aofrecer alternativas saludables de ocio a losmás jóvenes.

Desde la Unión Europea también se haconsiderado una prioridad la mejora del cono-cimiento de las nuevas pautas de consumo yde la posibles respuestas, dando esto lugar ala puesta en marcha de diferentes programasde actuación (tales como Early WarningSystem, Joint Action…) y a la inclusión deeste epígrafe entre las líneas prioritarias deSalud Pública de la Comisión Europea.

3. LOS PROGRAMAS DE OCIO ALTERNATI-

VO DE FIN DE SEMANA.

Aunque bajo este epígrafe se reúnen diver-sos tipos de programas que varían, entreotras cosas, en sus componentes, su ubica-ción espacio-temporal, sus objetivos, las acti-vidades que desarrollan y la población desti-nataria, podríamos decir que se trata de untipo de programas de base comunitaria quese ejecutan en espacios de ocio y que cen-tran su objetivo primordial en el desarrollo deactividades de carácter lúdico, incompatiblesy a la vez alternativas al uso de drogas, esdecir, actividades que den respuesta a lasmismas necesidades que cubren otras ofer-tas de ocio centradas en el consumo de sus-tancias. Podríamos decir que estos progra-mas buscan, en mayor o menor medida,disminuir los factores de riesgo y potenciarlos factores de protección, tanto del propioindividuo como del entorno en el que operan,ya que el contexto del ocio también se haentendido como un espacio propicio para eldesarrollo de habilidades y capacidades per-sonales, procesos de socialización positivos yotros factores protectores del consumo. En

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consecuencia, se dirigen a muy diferentestipos de población que van desde los gruposen situación de riesgo a los jóvenes en gene-ral, y desarrollan actividades muy variadas decarácter lúdico, cultural, educativo, etc.

Por lo tanto, la finalidad esencial de estosprogramas, teniendo en cuenta que el tiempode ocio transcurre fuera de los espacios decontrol social formal (escuela, familia y traba-jo), es intentar eliminar o reducir al máximolas consecuencias negativas que provoca lautilización de ese ocio. Y, en última instancia,se trata de dotar a los jóvenes de recursospersonales para que, disfrutando satisfacto-riamente del ocio y la diversión, aprendan amanejar adecuadamente esas situaciones deriesgo y desarrollen al máximo hábitos devida saludable.

Estos programas han tenido una rápidaevolución en nuestro país en tan sólo seisaños de existencia. El principal hito lo consti-tuye sin duda el programa “Abierto hasta elAmanecer”, implantado en 1997 en Gijón porla Juventud Obrera Católica (JOC). En aquelmomento fue una experiencia puntual en elbarrio de La Calzada. El programa tuvo unagran acogida, tan sólo en 1998 habían partici-pado unos 40.000 jóvenes. Esta experienciasirvió de referente a otros municipios; dehecho, algunos contactaron de inmediato conla asociación Abierto hasta el Amanecer paraque gestionase sus programas. De igualmodo, diferentes Administraciones, entreellas la propia Delegación del Gobierno parael Plan Nacional sobre Drogas, también mos-traron su interés por el proyecto y prestaronsu apoyo en diferentes etapas de su desarro-llo y específicamente financiando su evalua-ción externa. Desde entonces, han sidomuchas y variadas las experiencias aplicadasen España, tal y como se expondrá más ade-lante.

El presente artículo trata de ofrecer unavisión general de las principales característi-cas de estos programas. Para ello se hantomado como base otros análisis realizadossobre programas estadounidenses y europe-os desarrollados durante los últimos veinticin-co años, que se centran o incluyen entre sus

componentes la generación de alternativas. Acontinuación, se expondrán los principalesresultados de distintas evaluaciones llevadasa cabo, para finalizar proponiendo una seriede criterios de buenas prácticas.

Comenzaremos por los programas nortea-mericanos. En Estados Unidos los programasde alternativas vienen desarrollándose desdehace más de dos décadas. Hansen (1992)diferencia dos etapas en el desarrollo de es-tos programas. En los primeros años, eranprogramas “puros” es decir, que se centra-ban casi exclusivamente en la generación dealternativas. En la segunda etapa, el compo-nente alternativas solía ser uno más dentrode programas más comprehensivos. Casitodas las evaluaciones rigurosas se han reali-zado sobre estos últimos. El propio Hansenrealizó una revisión sistemática sobre ellos;también Tobler realizó su último meta-análisissobre este segundo tipo de programas. Lainformación sobre los programas que utilizanpara sus análisis es amplia, en el sentido deque se trata de programas sobre los queexiste literatura científica. Ofrecen, por lotanto, evaluación de resultados y permitenconocer algunas claves para su buen funcio-namiento. Son programas ampliamente des-critos en cuanto a sus características y sudesarrollo.

El Center of Substance Abuse Prevention(CSAP), en su labor de impulso y apoyo a laprevención, ofrece un información muyamplia sobre estos programas. Este centroha publicado un interesante informe sobreprogramas alternativos que ha sido traducidoal español y resumido en la “Guía de referen-cia para la evaluación de programas de pre-vención de ocio alternativo”, elaborada porFernández Hermida y Secades (2002). Losprogramas incluidos en la revisión cumplenunos estándares menos exigentes que loscitados anteriormente, pues no todos ofre-cen evaluación de resultados, aunque sí deproceso y una descripción relativamentedetallada.

En Europa, la base de datos EDDRA reco-ge programas que utilizan la generación dealternativas dentro del grupo de programas

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dirigidos a jóvenes fuera del colegio. Estosprogramas no han sido clasificados ni analiza-dos en su conjunto hasta el momento. Apesar de que este sistema de recogida deinformación también contempla unos crite-rios de entrada, entre los que se destaca laevaluación, la realidad es que la informacióncontenida es muy diversa en cuanto a calidady cantidad. Sin embargo, sí permite dibujarperfiles generales de cómo es utilizada estaestrategia en Europa.

El caso específico de España es bastantedistinto. En primer lugar, porque ya disponía-mos desde hace muchos años de una basede datos especifica sobre prevención (Idea-Prevención), en la que existe un númeroimportante de programas que pueden serincluidos aquí. En el año 2003 se han recogi-do en esta base de datos un total de 73 pro-gramas que contienen el descriptor “ocio ytiempo libre” aunque, como veremos másadelante, no todos pueden ser consideradosprogramas de alternativas. En segundo lugar,porque recientemente se han realizado ennuestro país importantes esfuerzos paracatalogarlos, analizarlos y evaluarlos. Así, laasociación ADES ha publicado recientementeun catálogo de programas de ocio alternativodesarrollados en diferentes municipios espa-ñoles (Arbex, 2003) . Recoge 57 programas,de los cuales 40 de ellos han sido desarrolla-dos en otras tantas capitales de provincia y17 en otros municipios. Además de una des-cripción de las características de cada uno deestos programas, el trabajo lleva a cabo unanálisis de puntos débiles y fuertes y ofrecealgunas claves para las buenas prácticas eneste tipo de programas.

Por su parte, la Delegación del Gobiernopara el Plan Nacional sobre Drogas diseñó enel año 2001 una ficha de recogida de informa-ción sobre programas de ocio alternativo des-arrollados en las Comunidades Autónomasque, a pesar de su reciente aplicación, permi-te apuntar algunos elementos descriptivos entorno a estos programas. Además de esto, lapropia Delegación ha financiado la evaluaciónde resultados de dos de los más conocidosprogramas que existen en nuestro país: el

citado “Abierto hasta el amanecer” y “Lanoche más joven”, que ha impulsado el Ayun-tamiento de Madrid.

A partir de estas fuentes de información,expondremos algunas posibles clasificacio-nes de los programas de alternativas y des-cribiremos sus principales característicascentrándonos en sus objetivos, actividadesque desarrollan, ámbitos de aplicación, dura-ción y poblaciones destinatarias. Como esobvio, no todos los programas reúnen lascaracterísticas expuestas ni toda la ampliagama de características –sobre todo en elcaso de las actividades- se agotan en estetrabajo.

3.1. Clasificación de los programas de al-

ternativas.

Según Hansen (92), aunque los programasde alternativas varían enormemente en fun-ción de múltiples parámetros, quizás la dife-rencia primordial esté en función del tipo depoblación a la que se dirigen. Esto determinalos objetivos centrales del programa, condi-ciona las actividades que se desarrollan einfluencia los métodos que se siguen en suaplicación.

Por su parte, Tobler (86) diferencia dos gru-pos: los programas dirigidos a menores ojóvenes en general y aquellos otros dirigidosa jóvenes en situación de riesgo, es decir, cla-sifica los programas en universales o selecti-vos. Según la autora, mientras que los prime-ros estarían más centrados en la realizaciónde actividades de ocio y servicios a la comu-nidad, los segundos ofrecerían las alternati-vas como una actividad más entre otrascomo la formación pre-laboral o accionestutoriales.

Una segunda diferencia entre ambos es elpeso que se da a un tipo u otro de objetivos;así, en los primeros destacan los destinadosa la promoción de actividades alternativas, yen los segundos el desarrollo de habilidadespersonales y sociales y el refuerzo de víncu-los con la comunidad.

En consecuencia, cuando se trata de po-blaciones en riesgo, los objetivos educativos

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tienden a tener más peso, siendo las activida-des lúdicas alternativas un elemento concebi-do como medio para el desarrollo de todotipo de factores protectores. Esto es asíexcepto en el caso de un grupo concreto: losbuscadores de sensaciones; en este caso, elobjetivo central del programa es canalizar labúsqueda de sensaciones con actividadesalternativas. Este objetivo se combina aveces con otros, como el desarrollo de laautoestima, el autocontrol, y las habilidadessociales.

Cuando la población objetivo no soportariesgos específicos se tiende a que sea lapromoción de actividades el centro de lacuestión, aunque se aproveche para trabajartambién otros elementos preventivos. Hayque aclarar que, entre un extremo y otro, sedan todo tipo de programas en situacionesintermedias.

En cuanto al CSAP, realiza una clasificaciónde aquellos programas de alternativas quehan sido objeto de investigación con el fin deobtener algunas conclusiones basadas ensus resultados. La clasificación propuesta secentra en el enfoque principal que sigue cadauno de los programas, aunque el propio con-cepto de “enfoque” no está claramente defi-nido y a veces se refiere al tipo de actividaddesarrollada, al objetivo principal del progra-ma o al grupo diana al que se dirige. La pro-puesta sería la siguiente:

• Programas alternativos basados en laescuela.- Se desarrollan en el entornoescolar, por lo que no se consideran estric-tamente programas de alternativas. Enellos se combinan las actividades de ocioalternativas con otras que consisten en larealización de cursos o talleres para el des-arrollo de habilidades, cursos de tutoriza-ción y, en algunos casos, servicios a lacomunidad educativa.

• Programas orientados a servicios para lacomunidad.- Son programas que buscan lavinculación de los jóvenes con su comuni-dad, para lo que les implican en el des-arrollo de proyectos orientados a la realiza-ción de servicios. Incluyen en muchoscasos la formación de líderes entre los

propios jóvenes que son quienes se encar-gan del diseño y puesta en marcha de losproyectos y de la captación e implicaciónde otros jóvenes.

• Programas orientados a la aventura.- Ofre-cen experiencias excitantes a través de lascuales se proponen objetivos comoaumentar la disciplina, mejorar la confian-za, desarrollar la autoestima, habilidadessociales y toma de decisiones. Suelen diri-girse a jóvenes en situación de riesgo porlo que los programas dirigidos a buscado-res de sensaciones se encuadran en estacategoría.

• Alternativas basadas en modelos culturalesespecíficos.- Se dirigen a jóvenes perte-necientes a grupos étnicos y el rasgoesencial es la adaptación cultural de loscomponentes del programa. A menudo,éste es precisamente el centro de la cues-tión y se busca la creación de lazos con lapropia cultura y la revalorización de lamisma por parte de los jóvenes mediantesu participación en actividades tradiciona-les. Suelen tener un enfoque comunitario,con el fin de mejorar los vínculos sociales.Otros objetivos de estos programas son lamejora de la información sobre las drogas,la modificación de actitudes hacia el con-sumo, el desarrollo de habilidades socialesy la ocupación del tiempo libre con activi-dades alternativas. En muchos casos tam-bién se dirigen a jóvenes en riesgo.

• Programas comunitarios.- Se trata de ini-ciativas que promueven alternativas peroque también se constituyen en puntos deencuentro y de intercambio para jóvenes.Funcionan como clubs que se conviertenen puntos de referencia para los jóvenesen su comunidad.

En el caso de Europa no existe ningunapropuesta de clasificación de estos progra-mas. En la base de datos EDDRA la mayoríase encuadran dentro de los programas dirigi-dos a jóvenes fuera del colegio (76 progra-mas), aunque se podrían incluir aquí tambiénalgunos de los programas bajo el epígrafe de“reducción de daños” (56 programas). Entrelos programas que se incluyen bajo esta

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denominación aparecen tipos de programasmuy similares a algunos de los grupos defini-dos para la base de datos española; otros, sinembargo, no aparecen, como es el caso delos programas puramente formativos o lasactividades de sensibilización, probablementepor no cumplir los requisitos mínimos deeste sistema de información. Según losdatos analizados distinguiríamos tres tipos deprogramas:

• Programas informativos, de sensibilizacióny reducción de daños.- Están desarrolla-dos en el contexto recreativo, pero lamayoría de ellos no proponen entre susobjetivos promocionar formas de ocioalternativas al consumo. El OEDT ha reali-zado recientemente una revisión sobreestos programas que incluye una propues-ta de criterios de calidad de los mismos.

• Programas dirigidos a menores y jóvenesen situación de riesgo social o personal.-En primer lugar, definiremos que seentiende por ambos tipos de riesgo: elriesgo social se establece por la pertenen-cia a barrios o zonas de alto consumo,delincuencia, abandono escolar, etc.; mien-tras, el riesgo personal se determina porel fracaso escolar y la presencia durante lamayor parte del día en la calle. Los objeti-vos de estos programas son muy variados:además de la promoción de alternativas deocio, persiguen la participación e integra-ción social, desarrollo de la autoestima y laauto-confianza, el desarrollo de habilidadesy competencias personales, la interioriza-ción de normas y la integración laboral. Eldeporte aparece como una actividad recu-rrente a través de la cual se pretende con-seguir estos objetivos. A veces se combi-nan con actividades culturales y lúdicas,talleres de habilidades de vida o iniciativaslaborales; talleres de búsqueda de empleo,de apoyo socioeducativo, consejo, etc…

• Programas universales dirigidos a jóvenes.-Incluyen la promoción de actividades alter-nativas entre otros componentes, que sonsobre todo la promoción del asociacionis-mo y la participación, la información y lasensibilización social. En algunos casos se

incluyen el desarrollo de habilidades perso-nales como objetivo. Suelen ser progra-mas comunitarios basados en la coopera-ción entre recursos de una misma zonageográfica. En la mayoría de los casos lasactividades alternativas se utilizan comoelemento con el que atraer a la poblacióndiana y no como un fin en si mismas.Estas actividades suelen desarrollarsedurante la semana o en periodos vacacio-nales.

Como se apuntaba anteriormente, enEspaña, la base de datos de Idea-Prevenciónrecogía, en julio de 2003, un total de 73 pro-gramas que incluían el componente de ocio ytiempo libre. Estos programas son muy varia-dos y muchos de ellos poco estructurados yaque sus componentes se mezclan entre sí yhacen difícil establecer clasificaciones. Por loque, en la práctica, sólo una parte de ellospueden considerarse programas de alternati-vas que incluyen la promoción de actividadesde ocio y tiempo libre como un objetivo cen-tral, ya sea de forma aislada o combinado conotros. El resto se trata de actividades indirec-ta o puntualmente relacionadas con la promo-ción del ocio alternativo. No obstante, tratare-mos de ofrecer una clasificación en funciónde las diferencias más relevantes:

• Programas de formación de mediadores.-Su objetivo es exclusivamente la formaciónde monitores y educadores de tiempo libreen prevención de las drogodependencias.La formación suele ser genérica, es decir,no destinada a la aplicación de un progra-ma concreto sino más bien con la inten-ción de que los educadores puedan incluirelementos de prevención en su actividad.Estos programas no pueden considerarseprogramas de alternativas, aunque hayocasiones en las que la formación es partede programas más amplios, pero en esoscasos se incluyen en otros apartados y noen éste. Seis programas de la base dedatos pertenecen a este grupo

• Programas de sensibilización a la comuni-dad con inclusión de eventos alternativos.-Sus objetivos principales son la sensibiliza-ción de la comunidad y la información. Se

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trata de eventos puntuales, aunque aveces periódicos, de carácter comunitario.Suelen combinar una serie de actividadescomo fiestas, concursos, espectáculos,competiciones, etc. Aunque uno de susobjetivos es la promoción de alternativas,no pueden ser considerados como progra-mas pues no forman parte de una estrate-gia más amplia y planificada. Son iniciativasque vienen desarrollándose en algunoscasos desde 1989 y continúan realizándo-se en la actualidad

• Actividades educativas que utilizan ele-mentos lúdicos.- Se trata de actividadesmás o menos puntuales que utilizan ele-mentos lúdicos con finalidades informati-vas y educativas. Se suelen enmarcar enel entorno escolar y, en menos ocasiones,en el comunitario. Realizan actividadescomo teatro, cine- forum, exposiciones iti-nerantes, etc. Tampoco pueden considerar-se programas de alternativas. Se puedenencontrar experiencias de este tipo tantoen las primeras épocas de los programaspreventivos como en los últimos años.

• Programas de alternativas dirigidos amenores y jóvenes en riesgo.- Represen-tan 19 de los 73 programas analizados. Suobjetivo principal es la utilización saludabledel tiempo libre por parte de menores yjóvenes que viven en contextos de riesgo.Se desarrollan en su entorno comunitario yen muchos casos en coordinación conotros servicios de la comunidad. Ofrecenactividades deportivas, lúdicas, artísticas yculturales, tanto a diario como en fines desemana o periodos vacacionales. Muchosde ellos pretenden la integración social,para lo cual las actividades lúdicas constitu-yen un buen instrumento, pero precisaríanla combinación con otras medidas (talleressocio educativos, formación pre-laboral,etc.).

• Programas de promoción de alternativasdirigidas a la población juvenil.- Un total de15 de los programas de esta base de datosse incluyen en este apartado. Son tam-bién programas comunitarios en su mayo-ría, que persiguen como objetivo principal

promocionar actividades de tiempo librealternativas al consumo de drogas. Enmuchos casos este objetivo se combinacon otros como promover el asociacionis-mo y la participación social o desarrollarhabilidades y competencias personales.Ofrecen una amplia variedad de activida-des deportivas, culturales y educativas, asícomo otras dirigidas a promover la partici-pación y el asociacionismo a través de clubes, puntos de encuentro y actividadesvacacionales y de fin de semana. Estándestinados a menores y jóvenes en gene-ral. Se desarrollan en el entorno comunita-rio y suelen estar impulsados por los muni-cipios.

En algunos casos, esta tipología de progra-mas forman parte de otros más amplios queabarcan el ámbito de toda una ComunidadAutónoma o incluso son iniciativas de carác-ter supracomunitario. En el primer caso seencuentran los programas “Comunidadescuela de salud” de Castilla La Mancha (quese implanto en 1989) y el “Plan de Desarrollocomunitario” de Murcia (desde 1996). En elsegundo caso se encuentran los programasincluidos en el programa “Redes para eltiempo libre”, promovido por el InstitutoNacional de la Juventud (INJUVE) del Minis-terio de Trabajo y Asuntos Sociales, quecomenzó en 1999. Eso favorece, sin duda, lacontinuidad en el tiempo, compartir objetivoscomunes y la existencia de poblaciones des-tinatarias más homogéneas. Estas similitu-des se potencian por el establecimiento decriterios comunes de actuación o la elabora-ción de instrumentos metodológicos compar-tidos.

• Programas alternativos de fin de semanadirigidos a la prevención de los patrones deuso recreativo de drogas.- Son programasuniversales de prevención cuyo objetivoprincipal, y en muchas ocasiones único, esofrecer alternativas de ocio que compitancon el asociado al consumo de drogas. Sediferencian de los anteriores en su ubica-ción temporal, ya que se desarrollan duran-te las tardes y noches de los fines desemana. Promocionan actividades deporti-

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vas, culturales, talleres diversos y todo tipode actividades que puedan resultar atracti-vas para la población destinataria. Muchosde ellos incluyen actividades de informa-ción sobre drogas y de desarrollo de habili-dades y competencias personales pormedio de talleres.

Como se citaba en páginas anteriores, elprimer programa de esta naturaleza aplicadoen España es “Abierto hasta el Amanecer”,puesto en marcha en Gijón en 1997 por laJOCE. Probablemente, la prioridad que atribu-yó a la prevención del consumo de drogasde carácter recreativo la Estrategia Nacionalsobre Drogas 2000-2008 y las sucesivas sub-venciones a Entidades Locales para promo-ver programas de ocio alternativo, en elmarco de aplicación de la Ley del Fondo, hancontribuido de forma decisiva a la expansiónde estos programas. De hecho, aunque en la

base de datos de Idea-Prevención tan sóloaparecen siete, todos ellos iniciados a partirde 1999, la Delegación del Gobierno para elPlan Nacional sobre Drogas ha financiadodesde ese año hasta 2003 un total de 38 pro-gramas municipales en capitales de provinciade toda España que reunían suficientes crite-rios técnicos y de aplicabilidad como pararecibir subvención económica de este centrodirectivo.

• Programas desarrollados en lugares deocio y consumo.- Su objetivo es el deinformar sobre riesgos y daños asociadosa las drogas y sobre estrategias de reduc-ción de los mismos. Se realizan en contex-tos de ocio y consumo de la poblaciónjuvenil. Son muy similares a los que sedescriben en el apartado correspondientede los programas europeos. Aparecen enEspaña a partir de 1997.

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Objetivos:

• Ocupar el tiempo libre con actividades saludables alternativas al consumo de drogas.• Disminuir la cantidad de tiempo de exposición a las drogas por parte de los jóvenes.• Proporcionar escenarios libres de drogas, donde la accesibilidad y disponibilidad de las mismas sea mínima• Fomentar hábitos de ocupación del tiempo libre saludables• Favorecer la supervisión adulta de los menores en sus momentos de ocio.• Promover el desarrollo de habilidades sociales, mejora del autocontrol, incremento de la capacidad para resolver

problemas y tomar decisiones adecuadas, etc. • Modificar actitudes hacia las drogas e informar sobre los riesgos asociados al consumo.• Restringir la conducta impulsiva de búsqueda de sensaciones.• Fortalecer vínculos con la comunidad.

3.2. Objetivos.

Los objetivos que se plantean en los pro-gramas de alternativas son muy variados yestán claramente condicionados por el enfo-que y la población destinataria a la que se diri-gen. Por otro lado, la mayor parte de estosobjetivos tienen relación con algún factor deriesgo o protección del consumo de drogas.Entre los objetivos más comúnmente pro-puestos en estos programas podemos resal-tar los que se recogen en el cuadro adjunto.

Estos objetivos, presentes en muchos delos programas, se combinan de forma dife-rente y obtienen grados de concreción distin-tos según el programa de que se trate.

3.3. Actividades.

También existe una gran variedad de activi-dades susceptibles de ser desarrolladas enestos programas: actividades deportivas, cul-turales (teatro, música…), recreativas, consti-tución de clubes, etc. La mayoría de las

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veces tienen carácter lúdico; de hecho estacaracterística es señalada como fundamentalpara el logro de los objetivos apuntados. Enocasiones también se contemplan activida-des que no tienen carácter recreativo, comoes el caso del consejo a jóvenes, las tutoríaso la formación pre-laboral o las técnicas debúsqueda de empleo. Hay que destacar queeste último tipo de actividad es casi exclusivade los programas para menores en riesgo.

No obstante, varía la capacidad que se atri-buye a la propia actividad como elementopreventivo. Así, para autores como Hansen,los programas de alternativas buscan dismi-nuir el tiempo de exposición a las drogas; porlo tanto, la actividad es en sí misma lo esen-cial. En otros casos, la actividad es meramen-te una excusa para captar, implicar y motivara los participantes en un programa en el quese desarrollan otros factores de protección.

3.4. Ámbitos de aplicación.

El ámbito de aplicación de estos progra-mas es, en general, extraescolar. Se desarro-llan en el entorno comunitario, bien en lacalle bien en instalaciones ya existentes en lazona; en muchas ocasiones bajo el paraguasde programas más amplios desarrollados enel mismo territorio; otras veces el contextoelegido son los lugares de ocio y consumo alos que acuden los jóvenes. No obstante,

algunos de ellos, especialmente los que hansido evaluados, se desarrollan en el entornoescolar. En este caso suelen ser programasmulti-componentes.

3.5. Duración.

La variabilidad en este punto es muyamplia, tanto en la intensidad como en la per-sistencia del programa. Algunos se aplican enperíodos concretos, como la época de vaca-ciones, otros se desarrollan durante épocasmas largas, ya sea como actividad diaria ycontinuada, ya sea por la tarde o noche de losfines de semana. De igual modo, hay progra-mas de alternativas que consiguen estabili-dad a lo largo de los años como otros que sehan limitado a una sola edición. Esto depen-de, además de otras variables, de la estabili-dad de las fuentes de financiación, por lo quesu pertenencia a planes mas amplios puedefavorecer su estabilidad.

Los que tienen más continuidad coincidencon aquellos que han incluido la creación deservicios o dispositivos estables dentro delprograma, tales como puntos de encuentro,centros juveniles, revistas, grupos de volunta-rios, etc. A su vez, hay que tener en cuentaque la intensidad de los programas ha sidoseñalada como un factor clave en distintasevaluaciones.

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Principales actividades:

• Actividades deportivas.• Deportes de riesgo y aventura.• Talleres de teatro, música y otras formas de expresión artística.• Iniciativas empresariales, talleres de búsqueda de empleo, puesta en marcha de pequeñas empresas y forma-

ción pre-laboral.• Servicios a la comunidad.• Eventos alternativos: fiestas, exposiciones, competiciones… • Clubes y otras formas de participación comunitaria.• Talleres lúdico-educativos.• Juegos.• Actividades de tutorización y consejo

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3.6. Poblaciones destinatarias.

Se distinguen dos tipos de poblacionesdestinatarias básicas de estos programas: losmenores y jóvenes en general y los pertene-cientes a grupos vulnerables. Sobre estepunto nos detendremos en el siguiente apar-tado, ya que representa uno de los elemen-tos cruciales que marcan más diferenciasentre unos programas y otros. Sin embargo,existe otra cuestión que posee gran impor-tancia como es la determinación de los seg-mentos de edad de los grupos destinatarios.Muchos programas tienden a simplificar elgrupo destinatario englobándolo en el con-cepto “población juvenil”, sin tener en cuentaque las necesidades, preferencias y expecta-tivas varían significativamente en función delas edades, tanto más cuando estamoshablando de una horquilla tan amplia que vade los 15 a los 29 años.

4. LA EVALUACIÓN DE LOS PROGRAMAS

DE ALTERNATIVOS.

La pregunta fundamental que surge alhablar de los programas de ocio alternativoses siempre la misma: “¿Sirven de verdadestos programas para prevenir el consumode drogas? Y, en caso afirmativo, ¿existen cla-ves sólidas que determinen los resultados?”.En este último apartado trataremos de res-ponder adecuadamente a ambas preguntas ala luz de la evidencia disponible. Pues es lógi-co que, tanto a los profesionales del sectorcomo a las agencias públicas y privadas impli-cadas en la prevención de drogodependen-cias, les preocupe esta cuestión; no en vanose trata de programas que conllevan un costemuy elevado, no sólo económico sino tam-bién por la movilización de recursos huma-nos y materiales que exigen.

No obstante, dada la escasa trayectoria deestos programas en Europa y específicamen-te en nuestro país, la información al respectono es suficientemente relevante. Sí existendatos interesantes en la literatura científicaque recogen experiencias más dilatadas, de

hasta veinticinco años, en otros países comoEE.UU. que trataremos de sintetizar a conti-nuación.

En primer lugar, hay que explicar que lageneración de alternativas como estrategiade prevención ha sido evaluada de diferentesformas. Por una parte, mediante meta-análi-sis de programas de prevención y revisionessistemáticas que analizan la eficacia compa-rada de diversos programas; por otra, se dis-pone de los resultados de evaluaciones máso menos rigurosas de programas individua-les. Todos estos métodos nos deberían per-mitir conocer la eficacia de estos programasy las principales características que determi-nan sus resultados. La realidad es que hastala fecha no disponemos de certezas en esteterreno, aunque sí es posible establecer algu-nas orientaciones que pueden ayudarnos enla consecución de buenas prácticas.

En la actualidad, existen métodos que per-miten comparar los efectos de distintos pro-gramas a la vez que analizan de forma inde-pendiente los efectos de sus componentes yotras variables que pueden condicionar la efi-cacia, como es el caso del método de aplica-ción. Estos procedimientos suelen ser aplica-dos sobre un número limitado de programasque consiguen superar unos requisitos bási-cos de evaluación; por ejemplo, todos inclu-yen la evaluación de resultados. Además, losprocedimientos seguidos se revisan antes dedecidir su inclusión o no en el análisis, estoexplica que la mayoría de las veces se reali-cen sobre programas escolares que son losque mejor cumplen los criterios exigidos. Enel caso de la generación de alternativas, éstaha sido evaluada en programas en los queconstituía un componente más o menosimportante de programas más amplios.

Por otra parte, se han realizado evaluacio-nes más o menos rigurosas de programasespecíficos. Esta técnica permite conocer laefectividad de un programa en concreto, peroa partir de ella es difícil establecer generaliza-ciones y analizar cuales son los aspectos oelementos clave de los programas. Los pro-cesos de evaluación son complejos, planteanexigencias básicas que en muchas ocasiones

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y especialmente en este tipo de programas,no se cumplen. Dificultades como el hechode no contar con grupos estables, de serespecialmente difícil el seguimiento a medioy largo plazo, de tratarse de contextos dondeaplicar instrumentos de evaluación es compli-cado, etc. Pero, además de estas dificulta-des, existen otras menos justificables que sederivan de la manera en la que muchos pro-gramas están diseñados, que hace difícil,cuando no imposible, la evaluación de resul-tados. Es el caso de aquellos programas que,por ejemplo, no parten de modelos teóricos ose plantean objetivos muy amplios o excesi-vamente inespecíficos por lo que son difícilesde evaluar. A pesar de ello, es indudable quela mera experiencia práctica en estos progra-mas también puede aportar claves útiles parasu buen funcionamiento.

4.1. Meta-análisis y revisiones de progra-

mas.

Entrando en el terrero de las experienciasprácticas, Schaps realizó un meta- análisis de127 programas de prevención en 1981 (Her-mida y Secades, 2002). Los agrupó en diezcategorías, una de las cuales se correspondíacon programas de ocio alternativo; en estacategoría se incluyeron 12 programas. Lamayoría de éstos incluían algún otro compo-nente. De los 12 estudios, 7 mostraron pocoso nulos resultados; 3 resultados contradicto-rios y 2 se encontraban entre los diez mejo-res programas. Entre los conclusiones másrelevantes, cabe citar los siguientes:

• Los programas de ocio alternativo, cuandose combinan con otras estrategias, produ-cen resultados positivos.

• La intensidad del programa parece esen-cial para su efectividad.

• Las estrategias más efectivas fueron lasque buscaban mejorar las relaciones fami-liares.

• La mejor combinación de estrategias es lainformativa y la afectiva (esta última inclu-ye el desarrollo de habilidades y competen-cias personales).

Una de las experiencias que gozan demayor reconocimiento es la de Tobler (1986 y2000). Realizó dos meta-análisis de progra-mas de prevención: el primero de ellos en1986 sobre 143 programas escolares y comu-nitarios. De ellos, sólo 91 incluían informaciónrelativa al consumo de drogas. El segundo,en 1993, esta vez sólo sobre programasescolares.

En el meta-análisis de 1986 agrupa cincocategorías de programas en función de suscomponentes: informativos, afectivos (inclu-yen el desarrollo de habilidades), programasinformativos y afectivos, programas a travésde compañeros y programas alternativos(programas fuera del entorno escolar). De los147 analizados sólo 11 se consideraron deocio alternativo (9 de ellos dirigidos a jóvenesen situación de riesgo, el resto eran progra-mas universales). Las principales conclusio-nes a las que llega la autora son las siguien-tes:

• Los programas que utilizan a compañeroscomo mediadores son los más efectivos.

• Los programas alternativos son tan efecti-vos como los anteriores cuando se dirigena poblaciones en situación de riesgo.

• En estos casos la intensidad del programaparece ser clave en la explicación de losefectos positivos.

• Es importante incluir componentes dehabilidades de vida para mejorar los efec-tos.

El segundo meta-análisis lo realiza en 1993sobre una muestra de 120 programas escola-res. Esta vez los clasifica en función de dosparámetros: el contenido o materia y la formade aplicación de dicho contenido. Elaborósiete categorías de contenido: conocimiento,afectivos, de habilidades de rechazo, habilida-des genéricas (sociales, toma de decisiones),habilidades de seguridad (reducción de ries-gos, beber y conducir..), actividades extracu-rriculares (actividades culturales, deportivas yde tiempo libre, alternativas al consumo, tra-bajo voluntario y remunerado para la comuni-dad) y otras (consejo, participación familiar ycomunitaria). Estas dos últimas categorías de

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contenidos fueron eliminadas porque aparecí-an de manera muy poco frecuente, razón porla que no se extraen conclusiones respecto aellas. Sin embargo, algunas de las conclusio-nes de Tobler pueden ser tenidas en cuentatanto para éstos como para otros tipos deprogramas. Así concluye que:

• Los programas más eficaces eran los quecombinaban varios componentes.

• Las habilidades de vida son el componen-te crucial de los programas.

• La metodología participativa es imprescin-dible para obtener resultados positivos enlos programas de prevención.

Hansen (1992) realiza una revisión sobre elcontenido, la metodología y los resultados de42 programas de prevención desarrollados enlos Estados Unidos en la década de losochenta. Categoriza doce tipos de contenidosde los programas: información, toma de deci-siones, clarificación de valores, estableci-miento de metas, manejo de estrés, autoes-tima, habilidades de resistencia, habilidadesde vida, establecimiento de normas, asisten-cia y alternativas. En función de su compo-nentes, agrupa los programas en seis tipos:informativos y de clarificación de valores, deeducación afectiva, de influencias sociales,comprehensivos y alternativos e incomple-tos.

De los 42 programas, 10 incluían las alter-nativas como uno de sus componentes y, deellos, sólo 3 contemplaban actividades extra-escolares, el resto lo hacían como un compo-nente escolar de educación sobre el ocio ytiempo libre y siempre combinado con otros.Según este autor, las alternativas tienencapacidad preventiva en cuanto que disminu-yen el tiempo de exposición de los sujetos asituaciones de riesgo y la posibilidad de des-arrollar habilidades, pero las conclusiones desu investigación no permiten afirmar hastaqué punto esto es cierto.

Aunque no hace ninguna referencia a losresultados de los programas de alternativas,hay que destacar algunos de los principalesresultados de su investigación:

• En muchos casos, programas similarespueden mostrar resultados contradictorios,sin que quede claro el por qué de las dife-rencias.

• El 63 % de los estudios con programa deinfluencias sociales muestran efectos posi-tivos, el 11 % negativos y el 26% neutros.

• De los programas comprehensivos, el72% tiene efectos positivos y el otro 28%neutros.

• El 30% de los programas informativos tie-nen resultados positivos, el 40% neutros yel 30 % negativos.

• Los programas de educación afectiva pare-cen ser los que menos impactan la con-ducta: el 33 % no produce cambios sig-nificativos, el 42% positivos y el 25%produce efectos negativos.

• Los programas más efectivos son multi-componentes, pero es difícil estimar si espor el efecto aditivo o por la inclusión dealgunos componentes clave.

• Los programas informativos tienen elpotencial más bajo de impacto positivo,pero la información y el cambio en la per-cepción del riesgo siguen siendo importan-tes componentes de los programas de pre-vención, aunque no suficientes.

4.2. Otros programas evaluados.

Entre los organismos que impulsan la eva-luación de programas, destaca el Center ofSubstance Abuse Prevention (CSAP, 1997)que, en su informe sobre programas alterna-tivos, recoge un listado de programas evalua-dos de los que extrae las siguientes conclu-siones:

• Una primera conclusión es que programassimilares pueden tener resultados distintosy que además existe poca evidencia sobrequé tipo de programa es más adecuadopara cada tipo de jóvenes. De hecho, unosprogramas de ocio alternativo centradosen la escuela muestran resultados positi-vos y otros no. En algunos programas cen-trados en la participación y dinamizacióncomunitaria, los consumos aumentan, sin

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embargo en otros se consiguen logrosimportantes. En el caso de programas deservicios comunitarios mejoran variablescomo la autoestima, auto-eficacia y elconocimiento de la comunidad. Los progra-mas de aventuras dirigidos a jóvenes enriesgo también consiguen resultados posi-tivos en algunas variables mediadoras.

• En algunos casos los resultados positivosde los programas se han explicado por elabandono de los sujetos más difíciles.

• La implicación de los jóvenes en el progra-ma es un aspecto importante. Para evitarel abandono, una clave fundamental es elatractivo de las actividades escogidas y suadaptación a la población diana. Los pro-gramas que tienen en cuenta este hechoconsiguen altas tasas de permanencia.

• Parece que el efecto positivo tiende a sermás común entre los participantes que seimplican en el desarrollo del proyecto yestán comprometidos con el servicio. Laparticipación es un elemento determinantey, para conseguirla, es necesaria unabuena captación del joven, atraído por laoferta de actividades diferentes y novedo-sas.

• Cuando se tiene en cuenta la orientacióncultural, los programas son intensivos ycombinan varios componentes, disminu-yen los consumos de drogas y se produ-cen mejoras en otras variables mediado-ras.

• Las actividades alternativas son un buenmedio para desarrollar habilidades de viday los programas deben incluir este elemen-to entre sus componentes.

• La supervisión adulta, unida a unas buenasrelaciones entre adultos y jóvenes, son ele-mentos de protección en los que se funda-mentan muchos de estos programas. Elestablecimiento de relaciones positivas esun buen punto de partida para el desarrollode los contenidos.

• Los programas efectivos promueven men-sajes consistentes a través de diferentescanales, implicando en ellos a mediadoresmúltiples. Los programas de ocio alternati-

vo permiten canalizar de forma efectiva losmensajes de prevención; a la vez, los even-tos alternativos son un buen modo de lle-gar a la comunidad y a las familias yfomentar la implicación con la comunidad ylos vínculos con instituciones positivas.

• Los programas de alternativas deben con-templar un enfoque ambiental proporcio-nando espacios libres de drogas, donde ladisponibilidad y accesibilidad se limiten.

• Estos programas permiten alcanzar apoblaciones en riesgo, especialmente a losque abandonan la escuela, y es precisa-mente con estas poblaciones con quienesmuestran más efectos positivos.

Aunque, como exponíamos anteriormente,existen grandes dificultades para recopilarinformación sobre evaluación de este tipo deprogramas en el marco de la Unión Europea,Burkhart (2003) sintetiza de este modo elestado de situación actual:

• Existe un aumento de la cantidad de pro-yectos específicos.

• También se ha producido un aumento de ladiversificación de intervenciones.

• Mejoras en la evaluación, al menos en laconcienciación de la necesidad de evalua-ción.

• La mayor parte de las intervenciones toda-vía apuntan a consumidores ocasionales oa grupos abstemios, lo que deja un vacíoen cuanto a los grupos con un consumomuy peligroso.

• La mayoría de las actividades todavía secentran en brindar información, a pesar deque se sabe que las actividades dirigidas aun lugar específico y de interacción perso-nal serían más importantes.

• Los estándares de evaluación y los linea-mientos aún son demasiado poco conoci-dos e implementados.

En España, se han realizado diferentes eva-luaciones de programas concretos de ocioalternativo. Hemos seleccionado dos de ellasque han sido financiadas directamente por laDelegación del Gobierno para el Plan Nacio-nal sobre Drogas y han recurrido a la evalua-

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ción externa: en el primer caso, se trata delprograma “Abierto hasta el Amanecer” (Gi-jón), cuya evaluación ha sido dirigida por JoséRamón Fernández Hermida y Roberto Seca-des Villa, profesores de la Facultad de Psico-logía de la Universidad de Oviedo. En el se-gundo caso, el programa “La noche másjoven”, del Ayuntamiento de Madrid, la evalua-ción ha sido realizada por Atica, Servicios deSalud. Repasemos brevemente las principa-les conclusiones:

En cuanto al programa “Abierto hasta elAmanecer”:

• El estudio se considera tan sólo como unaprimera aproximación al fenómeno del ocioalternativo como estrategia para prevenir elconsumo de drogas. Por lo tanto, las con-clusiones deben estimarse como datospreliminares que puedan orientar haciavías futuras de actuación.

• No se han observado diferencias significa-tivas en las variables medidas en el segui-miento entre los participantes y el grupocontrol. Es decir, la asistencia puntual auna edición del programa no parece provo-car cambios a corto plazo en el consumode drogas, los hábitos de ocio y las actitu-des ante las drogas. Unicamente el consu-mo de alcohol durante los fines de semanase redujo entre los participantes en el pro-grama en comparación con el grupo con-trol, pero esta reducción no alcanzó signifi-catividad estadística.

• Los datos apuntan a que los jóvenes enmayor situación de riesgo no suelen acudira este tipo de programas. Por eso sería deinterés la puesta en marcha de estrategiasde captación que intentasen atraer a losgrupos de mayor riesgo.

• De cara a mejorar el efecto preventivo delos programas de ocio alternativo seríaconveniente incluir algunos de los ingre-dientes activos que han demostrado sereficaces en otros contextos de interven-ción.

• Este tipo de programas no deberían con-formarse con ofertar actividades de ocioalternativo en horario nocturno, sino que

deberían preocuparse por fomentar estasactividades más allá del marco y la exten-sión del programa.

• La valoración que los jóvenes hacen delprograma es muy positiva. La gran mayoríacree que las actividades son muy intere-santes, les gustaría volver y las recomen-daría a sus amigos. Sin embargo, la utilidadpara prevenir el consumo de drogas yfomentar las actividades de ocio es puestaen duda por una parte importante de losparticipantes.

• Por último, se resalta la necesidad de eva-luar el impacto de este tipo de programasa largo plazo y no sólo como efecto a cortoplazo de la asistencia a una edición puntualdel programa.

La evaluación de 2002 del programa “Lanoche más joven” recoge las siguientes con-clusiones:

• Una amplia mayoría de los jóvenes lo cono-cía pero mostraron poco interés por asistir(las noches de los viernes son para “otrasactividades”). Entre los asistentes, lasrazones más poderosas son reunirse conlos amigos, practicar algún deporte y por-que las actividades les parecen divertidas.

• La asistencia al programa se ha incremen-tado un 20,54% respecto a la edición ante-rior y existe una alta fidelización al progra-ma.

• La imagen social del programa es muypositiva, resaltan el ambiente generado engrupo y consideran que es un claro compo-nente de educación para el ocio, sinembargo, son escépticos sobre su eficaciapreventiva específica sobre drogas.

• Acuden jóvenes con perfiles muy hetero-géneos y es muy determinante la zona enla que están ubicadas las instalaciones.

• Sus aficiones en cuanto a la ocupación delocio nocturno son similares a las del grupocontrol. Cerca de la mitad de los asistentesmanifestaron que, de no estar realizandoestas actividades, estarían “de marcha”(entendiendo por tal estar en una discote-ca, de copas con sus amigos o bebiendoen la calle o en un parque). De igual modo,

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más de la mitad informa que va a su casaal salir del programa, tan sólo un 14,7%piensa irse a beber (bar o “botellón”) y un4,8% a una discoteca.

• Se aprecia un incremento en la asistenciade población de mayor riesgo que en laedición anterior.

Como puede comprobarse, a la vista de lasdistintas evaluaciones y revisiones de progra-mas, no existen aún datos concluyentes quenos demuestren exactamente la eficacia deestos programas ni qué tipo de componentesson efectivos con qué tipo de jóvenes. Por lotanto resultará imprescindible seguir profun-dizando en la evaluación e investigación deeste tipo de programas.

Sin embargo, como exponen FernándezHermida y Secades (2002) “el interés de esteenfoque no debe ser infravalorado” por muydiversas razones entre las que no deben olvi-darse las siguientes:

1) Que se trata de un tipo de programas quegozan de una gran aceptación tanto a nivelpopular como entre las instituciones yagencias promotoras de programas deprevención.

2) Que, bien planificados, poseen unademostrada utilidad además de un valorindudable en sí mismos pues constituyenuna oferta de recursos de ocio alternativaque una comunidad tiene la obligación degarantizar a sus jóvenes.

3) Que este interés se acrecienta con aque-llos jóvenes que pertenecen a grupos deriesgo caracterizados por un déficit deoportunidades para lograr su pleno desa-rrollo y su integración social.

4) Que, en cualquier caso y a pesar de lainsuficiente información aportada por lasinvestigaciones hasta ahora, existen deter-minadas evidencias que constituyen unabase suficientemente sólida para trabajaren la búsqueda de unas mejores prácticasen los programas de ocio alternativo.

En síntesis, debemos insistir en condicio-nantes tan obvios como el corto recorrido deestos programas en nuestro entorno que seune a las dificultades implícitas de su aplica-

ción y a la insuficiente investigación realizadaen este campo. Por lo que, para consolidar sudesarrollo, en los próximos años se deberánafrontar los siguientes retos:

• Mejorar la fundamentacion científica deestos programas a partir de las evidenciasya identificadas.

• Incidir en el análisis de la realidad para defi-nir con más precisión las necesidades ypriorizar las poblaciones de riesgo.

• Integrar los programas de ocio alternativoen planes de prevención más amplios queincluyan estrategias con efectividad proba-da.

• Sustentar los programas en la intervencióncomunitaria, conectando diferentes progra-mas en un mismo territorio, mejorando laparticipación y el aprovechamiento de losrecursos normalizados (de juventud, depor-tes, cultura..).

• Garantizar la continuidad de los programaspara ir consolidando un modelo de ocioalternativo estable y mantenido para losjóvenes en un determinado municipio.

• Impulsar la formación de los agentes pre-ventivos que participan en estos progra-mas.

• Evaluar las intervenciones y fomentar latransferencia de tecnología entre las insti-tuciones y entidades que trabajan en estecampo.

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