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Con este tipo de preguntas se indaga por los distintos modos de lectura a los que puede acceder el estudiante. Cada una dé las opciones marca un modo de lectura, usted debe seleccionar la opción que mejor representa la lectura que ha hecho del texto. RESPONDA LAS PREGUNTAS 61 A 63 DE ACUERDO CON EL SIGUIENTE TEXTO Para empezar os contaré una vieja leyenda El emperador Carlomagno se enamoró, siendo ya viejo, de una muchacha alemana. Los nobles de la corte estaban preocupados porque el soberano, poseído de ardor amoroso y olvidado de la dignidad real, descuidaba los asuntos del Imperio. Cuando la muchacha murió repentinamente, los dignatarios respiraron aliviados, pero por poco tiempo, porque el amor de Carlomagno no había muerto con ella. El emperador, que había hecho llevar a su aposento el cadáver embalsamado, no quería separarse de él. El arzobispo Turpín, asustado de esta macabra pasión, sospechó un encantamiento y quiso examinar el cadáver. Escondido debajo de la lengua muerta encontró un anillo con una piedra preciosa. No bien el anillo estuvo en manos de Turpín, Carlomagno se apresuró a dar sepultura al cadáver y volcó su amor en la persona del arzobispo. Para escapar de la embarazosa situación, Turpín arrojó el anillo al lago de Constanza. Carlomagno se enamoró del lago de Constanza y no quiso alejarse nunca más de sus orillas. Esta leyenda, desde que la leí, ha seguido representándose en mi mente como si el encantamiento del anillo continuara actuando a través del cuento. Tratemos de explicarnos por qué una historia como ésta puede fascinarnos. Hay una sucesión de acontecimientos, todos fuera de lo corriente, que se encadenan unos con otros: un viejo que se enamora de una joven, una obsesión necrófila, una tendencia homosexual, y al final todo se aplaca de una contemplación melancólica: el viejo rey absorto en la contemplación del lago. Hay un vínculo verbal que crea que esta cadena de acontecimientos: la palabra "amor" o "pasión" que establece una continuidad entre diversas formas de atracción; y hay un vínculo narrativo, el anillo mágico, que establece entre los diversos episodios una relación lógica de causa a efecto. La carrera del deseo hacia un objeto que no existe, una ausencia, una carencia, simbolizada por el círculo del anillo, está dada más por el ritmo del relato que por los hechos narrados. Del mismo modo, todo el cuento está recorrido por la sensación de muerte en la que parece debatirse afanosamente Carlomagno aferrándose a los lazos de la vida, afán que se aplaca después en la contemplación del lago de Constanza. El verdadero protagonista del relato es, pues, el anillo mágico: porque son los movimientos del anillo los que determinan los movimientos de los personajes, y porque el anillo es el que establece las relaciones entre ellos. En torno al objeto mágico se forma como un campo de fuerzas que es el campo narrativo. Podemos decir que el objeto mágico es un signo reconocible que hace explícito el nexo entre personas o entre acontecimientos: una función narrativa cuya historia podemos seguir en las sagas nórdicas y en las novelas de caballería. Diremos que, desde que un objeto aparece en una narración, se carga de una fuerza especial, se convierte en algo como el polo de un campo magnético, un

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Con este tipo de preguntas se indaga por los distintos modos de lectura a los que puede acceder el estudiante. Cada una dé las opciones marca un modo de lectura, usted debe seleccionar la opción que mejor representa la lectura que ha hecho del texto. RESPONDA LAS PREGUNTAS 61 A 63 DE ACUERDO CON EL SIGUIENTE TEXTO Para empezar os contaré una vieja leyenda El emperador Carlomagno se enamoró, siendo ya viejo, de una muchacha alemana. Los nobles de la corte estaban preocupados porque el soberano, poseído de ardor amoroso y olvidado de la dignidad real, descuidaba los asuntos del Imperio. Cuando la muchacha murió repentinamente, los dignatarios respiraron aliviados, pero por poco tiempo, porque el amor de Carlomagno no había muerto con ella. El emperador, que había hecho llevar a su aposento el cadáver embalsamado, no quería separarse de él. El arzobispo Turpín, asustado de esta macabra pasión, sospechó un encantamiento y quiso examinar el cadáver. Escondido debajo de la lengua muerta encontró un anillo con una piedra preciosa. No bien el anillo estuvo en manos de Turpín, Carlomagno se apresuró a dar sepultura al cadáver y volcó su amor en la persona del arzobispo. Para escapar de la embarazosa situación, Turpín arrojó el anillo al lago de Constanza. Carlomagno se enamoró del lago de Constanza y no quiso alejarse nunca más de sus orillas. Esta leyenda, desde que la leí, ha seguido representándose en mi mente como si el encantamiento del anillo continuara actuando a través del cuento. Tratemos de explicarnos por qué una historia como ésta puede fascinarnos. Hay una sucesión de acontecimientos, todos fuera de lo corriente, que se encadenan unos con otros: un viejo que se enamora de una joven, una obsesión necrófila, una tendencia homosexual, y al final todo se aplaca de una contemplación melancólica: el viejo rey absorto en la contemplación del lago. Hay un vínculo verbal que crea que esta cadena de acontecimientos: la palabra "amor" o "pasión" que establece una continuidad entre diversas formas de atracción; y hay un vínculo narrativo, el anillo mágico, que establece entre los diversos episodios una relación lógica de causa a efecto. La carrera del deseo hacia un objeto que no existe, una ausencia, una carencia, simbolizada por el círculo del anillo, está dada más por el ritmo del relato que por los hechos narrados. Del mismo modo, todo el cuento está recorrido por la sensación de muerte en la que parece debatirse afanosamente Carlomagno aferrándose a los lazos de la vida, afán que se aplaca después en la contemplación del lago de Constanza. El verdadero protagonista del relato es, pues, el anillo mágico: porque son los movimientos del anillo los que determinan los movimientos de los personajes, y porque el anillo es el que establece las relaciones entre ellos. En torno al objeto mágico se forma como un campo de fuerzas que es el campo narrativo. Podemos decir que el objeto mágico es un signo reconocible que hace explícito el nexo entre personas o entre acontecimientos: una función narrativa cuya historia podemos seguir en las sagas nórdicas y en las novelas de caballería. Diremos que, desde que un objeto aparece en una narración, se carga de una fuerza especial, se convierte en algo como el polo de un campo magnético, un

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nudo en una red de relaciones invisibles. El simbolismo de un objeto puede ser más o menos explícito, pero existe siempre. Podríamos decir que en una narración un objeto siempre es un objeto mágico. Tomado de: CALVINO, ítalo. Seis Propuestas para el Próximo Milenio. Colombia, Ed. Siruela. 1989. 61. Aunque el texto se presenta como una unidad, podríamos dividirlo en dos partes, una A. literaria y otra analítica, y cada una depende de la otra B. literaria y otra explicativa, y cada una depende de la otra C. narrativa y otra teórica, y la segunda no puede existir sin la primera D. narrativa y otra teórica, y la primera puede existir sin la segunda 62. En la leyenda se destacan dos elementos importantes A. la vejez y el amor B. la muerte y la vida

C. la muerte y la pasión D. la vejez y la juventud

63. "El hada del bosque del rey Ormon obsequió una copa de cristal a Amelina. Saliendo de allí, la joven fue secuestrada y luego vendida a los nómadas quienes tomaron la copa para hacer sus libaciones al dios del fuego. Años después el padre el rey Ormon pagó un rescate para recuperar a Amelina". Teniendo en cuenta lo expuesto por Calvino, se podría afirmar que le objeto mágico de este relato es A. la copa, porque es la razón por la cual se desencadenan los hechos en el relato B. Amelina, porque es la protagonista de la historia C. la copa, porque posee un poder mágico dentro del relato D. Amelina, porque es la que mueve la acción A CONTINUACIÓN ENCONTRARÁ UNA SERIE DE PREGUNTAS ELABORADAS A PARTIR DE LA RELACIÓN ENTRE EL TEXTO DE CALVINO Y EL TEXTO DE SWADESH La historia de la humanidad comienza con el hallazgo del primer signo vocal que designaba un nombre común: hombre. Esta articulación de sonidos expresaba un sentido: hombre, quería decir todos los hombres que poblaban los ámbitos errabundos. Luz quería decir todas las luces que encendían creando las primicias del hogar. Sombra, quería decir todas las sombras que envolvía la pavura desprendida del desconocimiento de la naturaleza. Desde aquel instante se abre al hombre la ruta de la aventura intelectual. El hombre descubre los litorales desconocidos de su mundo interior y construye los primeros pilotes de la arquitectura de su provincia espiritual, porque las palabras son al pensamiento lo que los utensilios a la actividad natural de la obra; y el resultado depende, en parte, de la calidad del utilaje. La labora intelectual, depende, también, en parte, de la calidad del utilaje: la palabra, que fundamenta y decide de su perfección en toda tentativa de encontrar la equivalencia de la realidad. El mundo adquiere, entonces, un sentido en los labios del hombre. Pero este sentido es perecedero. Apenas se trasmite por tradición oral; y cuando llega a

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las generaciones posteriores, ya está inevitablemente modificado por la ingénita necesidad individual de participar en la creación de imágenes y símbolos, determinantes en el impulso del hombre de hacer perdurables a la naturaleza y a los hechos de la cultura. El pensamiento se hace imperfecto cuando el hombre convierte en signos gráficos cada sucesión de sonidos. La visión de la mano del hombre, estampada en las paredes de los albergues rupestres, contiene aún los vestigios del memorial humano más objetivo. La representación de la mano significa el primer signo del instrumento de trabajo empelado por y, al mismo tiempo, la primera cifra de su pensamiento y sentimiento, indelebles. Lo fugitivo y azaroso de su tránsito a través de los paisajes cálidos o glaciales; lo errante de su destino, se fija en los comienzos de su existencia, en la impresión sugerente de su mano; primera letra de su alfabeto, primer elemento plástico de su lenguaje, primera relación de su historia, primer indicio de su tránsito por los ámbitos ilimitados de su mundo, primera tradición de su pensamiento en su afán de perdurar en los anales sin cronología aún. La huellas de su paso a su destino inestable y hasta la nostalgia ingenua de un dominio contingencial de la naturaleza, se adivina en el estigma de su mano, estampada en las cuevas paleolíticas de hace cincuenta mil años, con el mismo ímpetu con que el hombre actual estrecha la mano del hombre. La mano estampada representa también el primer concepto revelador de su filosofía: en donde el hombre pone el ojo, pone la mano y en donde pone la mano, termina el mundo. La mano significa un utilaje material y simultáneamente espiritual en potencia, un arsenal de experiencias sensibles que habrían de convertirse en fuerza intelectual. La escritura representa y encierra tantos valores espirituales, que el hombre de los primeros tiempos la consideraba como una fuerza sobrenatural. Y así es, en verdad: la palabra es una fórmula mágica que transforma al mundo en cuanto la idea se hace acción. La palabra escrita no tan sólo contribuyó a fijarla claridad de las ideas, sino sirvió aún a la organización de una sociedad superior. Al fijar las ideas, el hombre pudo aprovechar la experiencia de las generaciones antecedentes, analizando el pensamiento escrito. Pudo, también, superar la fuerza de las ideas, utilizándolas en el desenvolvimiento de su mundo espiritual que era un reflejo del mundo material. Toda idea que penetra y generaliza en la actividad social, se convierte en energía transmutadora de los ideales del hombre. Tomado de SWADESH, Mauricio. El lenguaje y la Vida Humana. México. Fondo de cultura económico, 1975. RESPONDA LAS PREGUNTAS 64 A 70 TENIENDO EN CUENTA EL TEXTO DE CALVINO Y EL TEXTO DE SWADESH 64. La leyenda que narra Calvino en su texto cumple el mismo propósito comunicativo que la leyenda que nos cuenta Swadesh en el suyo, esto es, el origen de la civilización humana. Ambas leyendas pretenden argumentar A. el papel protagónico de los objetos en la narración y el origen del descubrimiento del lenguaje

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B. el valor mágico de los objetos y la posibilidad de desarrollo del hombre como especie racional C. el simbolismo de los objetos y la concreción del pensamiento del hombre por medio de la escritura D. el vínculo verbal que facilita cualquier objeto y el vínculo verbal entre pensamiento y lenguaje 65. Tanto para Calvino como para Swadesh la palabra es importante, en tanto es A. el vínculo verbal que posibilita la descripción del mundo B. la simbolización de las acciones del hombre C. la posibilitadora de la humanidad D. el reflejo del pensamiento de quien escribe 66. Desde los parámetros propuestos por Calvino, el texto de Swadesh puede asociarse con la leyenda de Carlomagno pues los dos A. cuenta una historia: la de la palabra y la del anillo B. poseen un objeto mágico: la palabra y el anillo C. narran un suceso: el de la palabra y el del anillo D. se desarrollan gracias a un objeto mágico: la palabra y el anillo 67. Swadesh y Calvino hablan de magia. Partiendo de estos contextos la magia puede entenderse como A. creatividad B. dominio

C. exploración D. misterio

68. De acuerdo con la definición, hecha por Calvino, de objeto mágico, se puede decir que en el texto de Swadesh este objeto es la palabra, pues A. aparece como hilo conductor a lo largo de texto B. motiva la acción descrita en el texto C. protagoniza el escrito D. procura cambios en otros elementos del texto 69. En el último párrafo Swadesh dice que el mundo espiritual es reflejo del mundo material; en la leyenda de Carlomagno esta ley se cumple gracias a que la pasión humana es representada por A. las acciones de los personajes B. la descripción del mundo narrativo

C. los movimientos del anillo D. la precisión de las palabras

70. Desde el punto de vista de la intencionalidad comunicativa los textos de Calvino y Swadesh comparten la misma estructura, pues ambos pretenden A. convencer al lector del poder de los objetos B. cambiarla noción de lenguaje que posee el lector C. relacionar el pensamiento con el lenguaje D. explicar una de las tantas características del lenguaje