proceso ritual en morelos, la fiesta de la ascención

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Para Eva Fernndez Cabrera + Con amor y agradecimiento Tambin para mi familia

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NDICEPg. Prefacio.......................................................................................................................................... 7 Introduccin................................................................................................................................... 8 CAPTULO I Tiempo y Espacio........................................................................................................................ 19 A. B. C. D. E. F. Asentamientos nahuas: xochimilcas y tlalhuicas................................................................ 25 La dominacin europea ...................................................................................................... 28 El pueblo y la hacienda....................................................................................................... 32 Memoria de la revolucin.................................................................................................... 36 Concentracin, uso y tenencia de la tierra...........................................................................40 Reforma del artculo 27........................................................................................................ 47

G. Defensa del ejido................................................................................................................... 51 G.1. El balneario de Alpuyeca....................................................................................................... 53 G.2. La mina de Atlacholoaya....................................................................................................... 56 G.3. El aeropuerto de Xoxocotla.................................................................................................... 60 H. El agua, lquido vital............................................................................................................... 66 I. Orografa, hidrologa, clima, aspectos socioeconmicos y demogrficos.............................. 70 J. Espacio Agrcola..................................................................................................................... 78 CAPTULO II UNA APROXIMACIN A LA CULTURA: EL RITUAL.................................................................... 99 A. B. Ritual agrcola......................................................................................................................... 99 Ritual de la Ascensin............................................................................................................113

CAPTULO III EDUCACIN E IDENTIDAD: NOSOTROS Y LOS OTROS................ .........................................157 A. B. Educacin.............................................................................................................................. 158 Identidad................................................................................................................................ 166

B.1. Identidad cultural.................................................................................................................... 170

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B.2. Identidad poltica y la referencia a lo tnico........................................................................... 172 C. Organizacin comunitaria: la tradicin....................................................................................182 C.1. Los santos y sus bienes......................................................................................................... 192 C.2. Los sacerdotes y la tradicin.................................................................................................. 195 CAPTULO IV LA EXPRESIN RELIGIOSA...................................................................................................... . 202 A. B. Lo sagrado............................................................................................................................. 205 La prctica del ritual sustentada por la creencia.................................................................... 209

C. Tradicin religiosa mesoamericana........................................................................................ 219 D. Visin del mundo.................................................................................................................... 223 CAPTULO V EL TIEMPO Y EL ESPACIO SAGRADO, EL ENCANTO Y EL RITUAL................................... .... 233 A. B. Tradicin oral: mito, leyenda y creencia................................................................................. 237 Los relatos.............................................................................................................................. 244

C. Comunicacin: oralidad como ritual que se habla, ritual como mito puesto en escena......... 259 CONCLUSIONES.......................................................................................................................... 306 APNDICES.................................................................................................................................. 312 BIBLIOGRAFA.............................................................................................................................. 321

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Ha llegado el tiempo nuevo, y con l la ventura. Y as como despus de la lluvia el sol alumbra con redoblada belleza, o como el bosque despus de un incendio, resurge de las ruinas carbonizadas con multiplicado frescor, as el tiempo nuevo se destaca con acentuado resplandor por sobre la miseria del tiempo que pas.

I CHING

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AGRADECIMIENTOS A mis maestros, las mujeres y los hombres que han guiado mi camino, algunos tal vez sin proponrselo. A quienes desde la academia compartieron generosamente conmigo sus conocimientos. Tambin a aquellos que solo conozco a travs de los libros, y que plasmaron su pensamiento en el papel para compartirlo. Al Dr. Rodrigo Daz Cruz por dirigir esta tesis, los momentos de discusin y observaciones a mi trabajo fueron un aliciente para concluirlo, agradezco su generosa paciencia. A mis asesores, el Dr. Medardo Tapia, el Dr. Carlos Garma y el Dr. Rubn Romero por orientarme para aclarar las ideas y para atreverme a poner un punto final. Al Dr. Roberto Varela, coordinador fundador del Posgrado en Ciencias Antropolgicas de la Universidad Autnoma Metropolitana Iztapalapa, por su entusiasmo y apoyo para todos nosotros. A la Dra. Mara Ana Portal, quien ahora es coordinadora del posgrado y al Consejo Acadmico por sus finas atenciones. A Socorro Snchez por hacer suyas y resolver nuestras preocupaciones de seres desamparados en cuestin de tiempos, documentos, esperas y logros. A mis amigas y amigos del sur de Morelos por su apoyo y hospitalidad. A la familia Ros Martnez, a la familia Villa Snchez y la familia Heras Medina. El afecto que me han brindado es de gran vala para mi. A las instituciones por brindarme la oportunidad de concluir proyectos y promesas. A la Casa abierta al tiempo de Iztapalapa, por la totalidad que representa como es nuestra formacin personal, los amigos, el espacio y las posibilidades a futuro. Al CONACYT por el financiamiento para este trabajo a travs de la UAM-I, y en una etapa conclusiva su apoyo a travs del Instituto Nacional de Antropologa e Historia. A este instituto que dentro del proyecto Etnografa de las Regiones Indgenas de Mxico en el Nuevo Milenio me ha dado la oportunidad de desenvolverme en el mbito antropolgico y concluir esta tesis, proceso en el que Miguel Morayta me ha brindado su valioso apoyo. A los compaeros del Centro INAH-Morelos. A mis amigos y compaeros de generacin del posgrado por su solidaridad y acompaamiento, a Rosario Mendoza por involucrarme en esta historia. A Aida Heras, Antonieta Snchez y todas aquellas amistades que estuvieron pendientes de mi, quienes han estado cerca en las prdidas y en las ganancias, es invaluable para mi su acompaamiento fraterno. A mi familia por aceptar las ausencias y alegrarse de mi regreso. Gracias a todos. JAI GURU DEV.

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PREFACIOEl da de la Ascensin es una fecha de suma importancia en la liturgia catlica. Lo primero que viene a mi mente cuando escucho la palabra ascensin es el pasaje de una pelcula sobre la vida de Cristo. sta termina con una escena espectacular: Cristo se encuentra en un campo sentado junto a sus apstoles; todos forman un gran crculo, conversan y se miran. Sus expresiones son de absoluta serenidad. El temor a la muerte se esfum, ahora tienen plena confianza en el reencuentro que ser de un carcter permanente. Se trata de un momento en el que la despedida fsica slo es el inicio de la compaa espiritual que ellos, sus amigos y seguidores guardarn celosamente. Cristo mira muy despacio a cada uno de sus discpulos. Se levanta y se coloca en el centro del crculo. Es en ese momento cuando apreciamos la magia cinematogrfica, pues el enfoque de la cmara nos sugiere que el camargrafo ve a travs de los ojos de Cristo, quien se eleva poco a poco. Los apstoles levantan la mirada al cielo, se van haciendo cada vez ms pequeos hasta desaparecer. La vista area del campo tambin se empequeece y todo termina en blancas nubes que sugieren el infinito. El conocer algunos pueblos de Morelos enriqueci esta idea que yo tena de la Ascensin. Ahora esta palabra no slo evoca aquella escena en la que, en presencia de sus amigos, Cristo se pierde en el infinito. Ahora tambin me sugiere la escena una serie de tres circunferencias, aunque algo irregulares, formadas por tres pozos, de las cuales asciende no un ser humano sino unos seres incorpreos: los aires que se dirigen a las nubes para regir el destino de la lluvia. Mientras que el sentido de la ascensin de Cristo signific una promesa de vida eterna, para muchas personas de Morelos el celebrar la Ascensin significa una forma de asegurar la lluvia que dar vida, aunque no eterna, a las plantas como el maz, bsicas para la alimentacin, y que fuera de alguna otra contrariedad, asegura la vida por un lapso definido de tiempo, por un ciclo agrcola.

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INTRODUCCIN

El avance de la globalizacin que pretende llegar hasta los rincones ms recnditos del mundo ha tenido cierto xito. Jean y John Comaroff (1993), en la introduccin a la obra Modernity and its malcontents. Ritual and power in postcolonial Africa plantean el avance inminente de sistemas de capital, tecnologas e ideologas que se expresan de manera diversa, dinmica, mltiple y multidireccional, mismos que impactan los mbitos locales que responden de manera particular en un extenso rango de prcticas culturales y circunstancias materiales especficas. Los Comaroff proponen analizar el ritual desde una antropologa histrica en el contexto africano, influido por la globalizacin que se presenta bajo diversas estrategias de lo poltico, econmico y los medios masivos. Los planteamientos tericos como el evolucionismo, las propuestas de Tylor, Durkheim o Turner han tratado el tema del ritual, sin embargo, no responden a la dinmica actual pues no estamos ante contextos cerrados en los que el ritual es aprehensible slo en su acepcin mstica y sagrada. La celeridad de los cambios derivados del proceso de globalizacin en frica no implica la disolucin de su tradicin cultural, sino la creacin de nuevas significaciones sustentadas en sus tradiciones locales. El ritual se ha visto, afirman los Comaroff, como una prctica significativa que excede una necesidad brutal o razn instrumental, como la accin formal dirigida a lo sagrado , fetichizado por el funcionalismo estructural y la antropologa simblica, concebido como un pegamento de todo propsito social , como un mecanismo durkheimiano que hace deseable la obligacin social que antepuso la intermediacin individual a la determinacin social, la experiencia personal a la conciencia colectiva; como costumbre quintaesencial que puede asegurar sentimientos de solidaridad y reparacin de conflictos corrosivos, o bien, se le atribuye un potencial de inspiracin potica que garantiza el triunfo de la estructura sobre las tensiones sociales inherentes en una sociedad simple. Estudiosos del revisionismo rechazan la idea de que el ritual sea confinado a prcticas sagradas, procesos simblicos formales o para el solemne estatuto de la estructura social y que tiene la funcin de asegurar la continuidad del sistema social. El ritual fue identificado usualmente como accin dirigida a valores espirituales y fuerzas msticas. Algunos antroplogos han visto la significancia primaria de los ritos en la prctica que ellos sintetizan; otros han subrayado su habilidad para transformar experiencia y/o para resolver contradicciones por re-presentar la paradoja de la vida social as como muchas narrativas o

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dramas. Otros han enfatizado su capacidad para autorizar lo normativo por estar esto en trminos incontrovertibles. Los ritos despliegan yuxtaposicin y redundancia para implosionar y reordenar experiencias. El ritual puede verse como un elemento vital en los procesos que hacen y rehacen hechos sociales e identidades de colectividad (Comaroff, 1993). Los Comaroff identifican dos posiciones: para unos los ritos explican y controlan la perplejidad, lo significativo de la existencia humana; para otros el rito es significante porque anima, representa y soporta el valor social. Plantean que ninguna de estas explicaciones da cuenta de cmo el ritual genera el mismo poder que presupone , cmo realmente conjura a la presencia de potencial ausente . Por otra parte, reconocen el aporte de Turner, quien a partir de los procesos rituales privilegia el smbolo conformado por dos polos, el sensorial y el ideolgico, en el que lo obligatorio viene a ser deseable y lo deseable obligatorio. l otorga un peso relevante al smbolo en tanto que constituye el proceso qumico bsico que imparte vida social para el orden complejo de significacin y significancia para la compleja vida de rdenes sociales. Plantean la paradoja de que en la inquietud por lo social y la dinmica experimental del proceso, sus smbolos abarcan un finito y fijo rango de referencias. En el signo que permanece predeterminado por el orden social y por ende inalterable y fuertemente ligado a la sociedad, la historia queda al margen en tanto que se perdieron de vista los signos transformados. Luego entonces, plantean la nocin de ritual en la unificacin de lo diverso, de significados cambiantes . El ritual es ms creativo en tanto que despliega la propiedad potica de los signos para la totalidad, constituye un medio fecundo para crear nuevos sentidos y caminos de conocer el mundo como una forma de posicionamiento, contraste, redundancia y diversidad de imgenes. El rito es visto as no como la repeticin de verdades msticas y sagradas, sino como una innovacin mecnica de valores tiles para regular realidades recalcitrantes. Nuestros autores ven en el ritual un poder creativo derivado de una continua tensin en las formas cotidianas de accin, de producir y comunicar significados y valores donde entran en juego signos abiertos a la acumulacin de nuevas asociaciones y referentes, de tal manera que el ritual es algo sensible para la historia. A partir del ritual se hicieron anlisis crticos sobre la historia africana en la que poetas, profetas o cazadores de brujas hacen signos universales para realidades particulares. Sus actividades constituyen un medio para producir conciencia histrica. Segn su propuesta, se trata de bajar al ritual de los pedestales consagrados y trabajar con l en el mundo ordinario en un sentido mundano, prctico y transformador. El ritual es creativo, un instrumento de la historia en toda sociedad humana, prctica constitutiva en todos los tiempos, tanto una accin ceremonial que asla encantados como una reproduccin de sistemas desde

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el mundo real . El ritual es un elemento vital en el proceso que hace y rehace hechos sociales e identidades colectivas , una historiografa de lo significativo en lo mundano, una forma de comunicacin intencional o prctica significativa como recurso de lo marginal. El ritual, visto desde una amplia perspectiva, rebasa el mbito de lo netamente sagrado, se inscribe en la ritualizacin de la vida cotidiana y en aspectos que tienen que ver con lo poltico, lo econmico, lo burocrtico o como recurso de los pobres. Los autores que participan en la obra referida al principio tratan el ritual como una dimensin integral de toda la existencia que considera la rutina, las prcticas seculares, la cultura pblica, la vida privada y el rito en un plano superior en el que las altas personalidades hacen historias por sus acciones. Si bien las actividades msticas aparecen para esconder anormalidades entre ritual religioso y tcnica pragmtica, de igual forma el ritual puede implicar resistencia, ser sinnimo para la accin colectiva significativa, y estar inmerso en un mbito polivalente, en un sentido comn equivalente a lo cultural , simblico o discursivo . Los Comaroff plantean que el ritual ha jugado un rol fundamental en la articulacin del orden local y global de produccin y cambios, entendido como material y moral, social y simblico. La relacin de modernidad y ritual es forjada histricamente y parte de una tesis central basada en dos proposiciones generales: pasa la persistente tradicin que ve el ritual como el primer mecanismo de conservacin, reproduccin social, continuidad cultural y autoridad poltica. Pero el ritual ms bien es un sitio y un medio de prctica experimental, de potica subversiva, de tensin creativa y accin transformadora en la que aspiraciones individuales y colectivas tejen un hilo de imaginativas posibilidades de las cuales pueden emerger nuevos signos y significados convencionales e intenciones. El ritual conduce a mantener y legitimizar el mundo en un lugar, ms que reproduccin social y continuidad cultural es un asunto histrico, un efecto de intervencin humana. Es sorpresivo e impredecible, no se trata slo de desarrollar un guin en un escenario, sino que hay cambios, circunstancias, reacciones, cuestiones altamente significantes y otras insignificantes; sentidos, sin sentidos, unos impactan o bien son inadvertidos. Ante todas sus posibilidades, es difcil demostrar cmo el ritual actualmente trabaja en la transformacin del mundo, cmo en la prctica rehace predicamentos sociales y reparte rdenes culturales. Consideran el ritual como una tecnologa experimental destinada a afectar el flujo del poder en el universo, es una respuesta probable, especial para responder a contradicciones creadas y engendradas por procesos de transformacin social, material y cultural, procesos ocurridos en nombre de la modernidad, con sus implicaciones de civilizacin , progreso social , desarrollo econmico o conversin . Al final de

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su introduccin, los Comaroff plantean la existencia de fisuras entre racionalidades asertivas y la percepcin de magias que infieren descontentos, en los que el ritual trata de penetrar lo impenetrable, abrir lo inescrutable, para recuperar las fuerzas y reorientar el flujo de poder en el mundo. La prctica ritual aparece como algo pragmtico, como los medios seculares que establecen un puente entre los abismos para completar la magia de la modernidad (1993: XI-XXXI), en cualquier contexto ya que los fenmenos de la modernidad y del descontento ocurren en todas partes. Con esta frase final, ms bien referida a que el proceso de globalizacin y el descontento que genera ocurre en todas partes, viramos la atencin al contexto en el que hicimos el presente trabajo. La creencia y las prcticas de lo sagrado, no se circunscriben a una delimitacin hermtica en el tiempo y en el espacio, sino que se hacen presentes de manera continua en la vida cotidiana. Los Comaroff plantean que el ritual se ha considerado preferencialmente para el anlisis de lo sagrado, sin embargo Turner en su obra no se limit exclusivamente al aspecto sagrado del ritual, en tanto que los procesos y los dramas sociales ponen de manifiesto un contexto dinmico en el que interviene el aspecto social, poltico y econmico de una colectividad. En el intento de abarcar la totalidad cada propuesta de anlisis pretende ser innovadora y resulta serlo por determinado periodo, en el transcurso del tiempo los nuevos planteamientos aportan aspectos del tema de anlisis que no se haban considerado, la pretensin inicial de decir la verdad basada en un anlisis objetivo se convierte al paso del tiempo en un aporte que pone atencin a un aspecto de esa realidad. A partir de esta reflexin nos parece muy severa la crtica que hacen a la obra de Durkheim y de Turner, en tanto que este ltimo, al analizar el proceso y el drama social, da cuenta de un proceso de transformacin de la sociedad, por ende no puede afirmarse que no se considera la historia en sus propuestas analticas. Si bien el proceso de globalizacin pretende abarcarlo todo; es en el contexto local, en un territorio acotado (preferencialmente, no indispensable), donde se recrean los procesos sociales que enfrentan, dinamizan, recrean o integran a la propia cultura nuevos bagajes culturales. Ahora bien, de las diversas cualidades atribuidas al ritual, habra que considerar dos aspectos; uno, el de la manifestacin de lo sagrado a partir del ritual en la vida cotidiana, y otro, el que tiene que ver con la consecucin de los ciclos de la naturaleza (como el del agua), mismos que dotan al ritual de un carcter acotado e instrumental en tanto que hay una percepcin espacio-temporal que tiene como fin ltimo donar a los aires de la lluvia .

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En estas dos consideraciones sobre su ejecucin como prctica cotidiana o bien como prctica especial que se lleva a cabo anualmente, como es el caso del ritual de Ascensin, entran en juego aspectos que no se circunscriben en el mbito de lo sagrado exclusivamente como son las confrontaciones por el control de los recursos, ya sea la tenencia de la tierra, la distribucin del agua potable o la adscripcin poltica de las autoridades en turno, cuestiones que estn en la red de interacciones sociales que a fin de cuentas influyen en la celebracin del ritual, en tanto que pueden restringir su ejecucin o bien pueden ser una instancia importante de apoyo para ste. En esa determinacin, desde luego, tambin estn de por medio cuestiones afectivas de aceptacin o de rechazo hacia su ejecucin, de valores culturales, de obtencin de apoyos econmicos, de prestigio o de reconocimiento dentro y fuera de estas comunidades. Adems, el ritual como campo de adscripcin al que es posible acceder de acuerdo a las circunstancias relacionadas con la salud, la economa o la poltica, forma parte de actividades que pueden ser un medio de producir conciencia histrica . En el proceso social entran en juego todos los elementos conformadores de la existencia. El ritual es uno de estos elementos que expresa, a travs de signos y smbolos, una forma particular de ser. El transcurso del tiempo y la distribucin espacial parecieran a veces tener cierta continuidad inamovible. Siempre se suceden las estaciones del ao, los periodos del trabajo agrcola, los ritos propiciatorios, los ritos de paso, la celebracin de las fiestas tradicionales que involucran al pueblo en su conjunto, a los grupos domsticos y a los individuos. Vivir de acuerdo a esta convencin temporal da la impresin de un devenir ordenado. Al transcurrir el tiempo se consolidan los aspectos culturales y adquieren un carcter normativo, mismo que expresa la manera especfica de ser de una colectividad. En el sur de Morelos, los pueblos de Alpuyeca, Atlacholoaya y Xoxocotla, celebran un ritual agrcola que consiste en la entrega de ofrendas en la Cueva de Coatepec el da de la Ascensin. En el presente trabajo, el objetivo central es plantear el anlisis del ritual de la Ascensin enmarcado en un proceso cultural especfico en el que intervienen diversos factores para su realizacin, por una parte est la intervencin directa o indirecta de cuestiones de carcter sociopoltico y socioeconmico que no estn al margen de situaciones de conflicto, desigualdad y dominacin. Por otra parte, est la recreacin del ciclo ritual acorde a algunos ciclos de la naturaleza en los que se expresa la consideracin de lo sagrado mediante diversas representaciones simblicas, aprehensibles tanto en las prcticas como en las creencias que los sustentan. A partir de esto, se acenta la razn de ser de este ritual y su caracterizacin como expresin de procesos culturales particulares.

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Hemos dividido este trabajo en cinco captulos con la finalidad de presentar un panorama general del contexto en el cual se desarrolla el ciclo ritual agrcola. Exponemos (Captulo I) aspectos de la trayectoria histrica que ha tenido un proceso especfico en estos pueblos en los que, en la interrelacin con el medio natural, las creencias se adaptan a las condiciones del clima, del espacio que es propicio para la agricultura de riego y de temporal. El rea en que hemos realizado este estudio corresponde histricamente a los grupos originarios que fueron influenciados por asentamientos nahuas, los tlalhuicas que se asentaron en la zona caliente de lo que hoy constituye el estado de Morelos, mismos que mantuvieron una estrecha relacin poltica con los xochimilcas. Ambos grupos establecieron alianzas poltico matrimoniales con los mexicas y pagaban tributo a los gobiernos locales y a la Triple Alianza, conformada por Tenochtitlan, Tetzcoco y Tlacopan. Este espacio, como escenario de la dominacin espaola, fue testigo de una fuerte reestructuracin de los asentamientos originarios. La dominacin espaola signific, en algunos casos, desplazamientos, prdida de sus territorios, congregacin, enfermedad, epidemias y un severo descenso demogrfico. En esta zona se desarroll una sistemtica explotacin agrcola ocupada en la caa de azcar. Las grandes haciendas realizaron una creciente ocupacin de las tierras indgenas ms frtiles y del recurso del agua. El principal motivo de conflicto con estos pueblos, que fueron relegados a la actividad agrcola, era la definicin de los lmites de las tierras. El siglo XIX se caracteriz por la predominancia del agro en la economa mexicana. El crecimiento del latifundio y los intereses de acumulacin afectaron a las comunidades indgenas. El porfiriato favoreci la concentracin de la tierra, por lo que se aceler la liquidacin de la propiedad comunal. La Revolucin marc la pauta para la delimitacin territorial y la recuperacin de la tierra. Morelos fue la cuna del zapatismo, movimiento que surgi en el contexto de una revolucin nacional, poltica y social. Su demanda principal era la recuperacin y dotacin de tierras, que derivaron en la rebelin en contra del porfirismo. La poblacin indgena, ocupada sobre todo en el trabajo agrcola, conform un ejrcito estacional revolucionario en un escenario de despojo, violencia, hambre, enfermedad, muerte y la migracin forzosa entre los pueblos indgenas de la regin. Al finalizar la guerra, las importantes extensiones que paulatinamente se haban apropiado las haciendas, fueron devueltas y se agregaron a los ejidos de los pueblos vecinos. El terreno ejidal ha sido motivo de conflictos entre la comunidad e instancias externas. La reforma del artculo 27, instrumentada en el sexenio salinista, no responde a las necesidades del sector campesino, el

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cual queda en una situacin desfavorable ante la prdida de sus parcelas, pues slo contar con su fuerza de trabajo y al margen del proyecto de tecnificacin del campo agrcola. Si bien la concentracin de la tierra es viable para la tecnificacin agrcola, el problema es la exclusin de un amplio sector de agricultores. En el sur de Morelos, la ritualizacin del trabajo agrcola se efecta en un contexto de procesos polticos donde ocurren pugnas por el control de los recursos como son la tierra y el agua. La tierra para uso agrcola est catalogada como muy apta y es de mayor proporcin la extensin de terrenos de temporal que de riego. El maz ha tenido restricciones ante el cultivo de productos comerciales como la caa de azcar, el sorgo o el meln. El agua ha llegado a ser un recurso limitado y existen varios intereses en torno a su uso, el inters comunitario se ha enfrentado a intereses particulares que acaparan y emplean este recurso para el riego agrcola de productos comerciales o abrevaderos de ganado. Esto propici la organizacin para su obtencin, la instalacin de la red hidrulica y una redistribucin de este recurso natural. La dinmica comunitaria de los tres pueblos que aquse estudian, y que hasta hace algunos aos giraba ms en torno a la agricultura de temporal, se ha transformado significativamente en tanto que se ha acelerado el crecimiento demogrfico; las actividades econmicas se han orientado al trabajo de la construccin y los servicios; adems de que se ha presentado un aumento significativo del nivel de escolaridad. El trabajo agrcola tiene que ver con la observacin de la naturaleza y la recurrencia cclica de los cambios climatolgicos, aunado esto a la sacralizacin de los cerros, de los ojos de agua y de las cuevas existentes en el entorno. La tierra tiene diferentes acepciones de acuerdo a su posesin, uso, apropiacin, identificacin y defensa. La importancia del trabajo agrcola radica en que se trata de la subsistencia del gnero humano, adems de la problemtica que encierra su carcter econmico, de productividad, distribucin, rendimiento o de opcin laboral. Es pertinente considerar su carcter ritual, el sistema de creencias y significaciones existentes acerca de este trabajo y del maz como alimento bsico. En las actividades agrcolas es tan importante el trabajo en el campo como la ritualizacin de ste. El ritual establece la marcacin de las diferentes fases del ciclo agrcola, desde su inicio hasta su terminacin. Adems de la cooperacin, en el ritual se evidencian situaciones de desigualdad, dominacin y conflicto al interior de la estructura social (Gluckman, 1968). La tierra es simultneamente un medio de produccin y un smbolo dominante, cualidades que son indisociables entre s. La ritualizacin del trabajo agrcola, en la que brindan ofrendas a los aires, es una prctica cotidiana en los tres pueblos de nuestro estudio, se trata de una tradicin que data de la poca precolombina y se ha recreado a lo largo de la historia. La agricultura

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como actividad econmica del estado de Morelos, no ocupa un lugar relevante ni responde a la demanda laboral. En el contexto que nos ocupa, adems del aspecto econmico, la agricultura tiene que ver con una serie de significaciones en torno a la fertilidad, la reproduccin, la salud, la abundancia y la reciprocidad, entre otros. Dado que el ritual agrcola de la Ascensin es el eje de nuestro estudio, lo hemos ubicado en un solo captulo (el II), sin que por ello deje de ser aludido en los dems. La celebracin del da de la Ascensin es una de las formas de ritualizacin del trabajo agrcola. A partir de la creencia de que en las cuevas, los manantiales y las cimas de los cerros se presentan los aires de la lluvia , los agricultores les llevan ofrendas para recibir a cambio un buen temporal. Esta celebracin constituye una fiesta en la que se brinda comida especial no slo a los aires sino tambin a las personas ms allegadas a los encargados de organizarla. Ellos comparten una serie de creencias acerca de lo que ocurre en este da en que se abren los encantos en ciertos lugares. Adems de la cueva de Coatepec, llevan ofrendas a otros sitios como cruces, manantiales, cimas de los cerros, y a la iglesia de cada uno de nuestros tres pueblos. Es decir, en esos lugares se presentan los airecitos de la lluvia que esperan ofrendas para compensar con el vital lquido, necesario para la agricultura de temporal. El aspecto ideal, utpico, expresivo y afectivo forma parte de la realidad concreta de una serie de creencias que devienen en la prctica ritual. Es a travs de la ritualizacin que se distinguen las acciones sociales, significativas en s mismas, que poseen las propiedades de repeticin, accin, especializacin o estilizacin del comportamiento, prescripcin de tiempo y espacio, puesta en escena, reglas y una dimensin colectiva. Abordamos algunas vertientes de la identidad de estos pueblos (Captulo III) que son producto de una antigua tradicin, que deriva en una visin particular acerca del ser humano en relacin con la naturaleza, los dones, las ofrendas, la alimentacin, el cuidado de la salud y el destino del alma despus de la muerte. En virtud de que algunos de estos elementos se sintetizan en el ritual de la Ascensin. A partir de su tradicin cultural, la educacin, los procesos polticos y la organizacin en torno a la defensa de sus recursos naturales como la tierra y el agua se han generado procesos especficos. En uno de estos tres pueblos se han creado las condiciones para la conformacin de una identidad poltica que en algunas situaciones hace referencia a la etnicidad. Por otra parte, es en el mbito del grupo domstico donde se ha forjado la recreacin cultural e identitaria, este proceso se ha dado en parte por la denominada educacin informal en la que todas las actividades del grupo cultural constituyen espacios y tiempos abiertos donde el ser humano, desde temprana edad,

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mantiene un proceso de formacin continuo, una formacin para la vida. Esta educacin informal difiere de la educacin formal que precisa espacios y tiempos acotados que rebasan las fronteras locales y crean cierta distancia con la dinmica espacial y temporal de la comunidad. La identidad tambin se manifiesta en el habla nhuatl, en la historia comn, el ciclo festivo de carcter religioso, las redes de reciprocidad que se establecen al interior del grupo, alimentos tpicos, el sistema de cargos, as como rituales de carcter agrcola, teraputico o religioso. Las fiestas patronales constituyen un motivo de celebracin en el pueblo y en cada grupo domstico. Estas celebraciones suelen reforzar las redes de amistad y compadrazgo entre estos pueblos y con la gente de otras localidades cercanas con quienes tienen una relacin de tipo laboral y educativo. Adems, est la consideracin hacia los santos a quienes les fue atribuida una serie de bienes que antao constituan un patrimonio comn del que el pueblo dispona para la celebracin de sus festividades u otros requerimientos colectivos. Se trata de un recurso en tierras o cabezas de ganado que ha venido a menos, esta situacin forma parte del cambio de significacin de algunos elementos para la configuracin del sentir y actuar en nombre de la colectividad. Sumado a esto, se encuentra el papel de las autoridades catlicas locales que llegan a tener diferencias importantes con los organizadores de las celebraciones tradicionales. Diferencias que tienen que ver con polticas religiosas especficas como fue la influencia del movimiento progresista que rechazaba en cierta forma la ritualidad religiosa, o bien el reconocimiento de que las expresiones religiosas tradicionales eran de suma importancia para los feligreses y por ello haba que considerarlos. En esa consideracin no quedaban al margen las actitudes impositivas por parte del representante oficial de la iglesia. El ritual agrcola mantiene una estrecha relacin con el aspecto religioso (Captulo IV), la expresin religiosa, la caracterizacin y atribucin de lo sagrado, el papel de la creencia que incide en la prctica del ritual, mismo que en su ejecucin expresa algunos elementos de la tradicin religiosa mesoamericana . La expresin religiosa indgena ha sido tipificada como un catolicismo cultural o bien un catolicismo tradicional, fruto de la primera evangelizacin del continente, transmitida de generacin en generacin, mismo que se centra en la devocin de los santos y de Cristo . El sentido religioso busca el logro de una vida armoniosa en la cual, el aspecto material y espiritual se manifiesta en la salud y la bonanza en el trabajo. El ritual de la Ascensin constituye una expresin de la fusin entre estas dos tradiciones religiosas. Este ritual, un bien comn, forma parte del mbito ideal, del trabajo espiritual que marca el cambio del tiempo, es decir, los diferentes periodos del trabajo fsico del ciclo agrcola, que en algunas ocasiones coincide con el santoral

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catlico. La preparacin de la tierra, la siembra, las cosechas, evidencian su particular experiencia de las prcticas religiosas como una totalidad en la que se expresan elementos de origen prehispnico y de la religin catlica. La preparacin de alimentos, el trayecto hacia los lugares donde se encuentran los aires , la entrega de ofrendas y las danzas son situaciones tangibles que se sustentan en actitudes y creencias, mismas que conforman una parte de la visin del mundo en nuestro contexto y que no slo influyen en las ocasiones festivas sino en la totalidad de su existencia. Esto forma parte de una tradicin religiosa mesoamericana que se enmarca en un proceso en el que algunos componentes culturales han resistido el cambio histrico. Elementos de larga duracin de esa visin del mundo sustentan hoy en da una serie de rituales de carcter agrcola. El tiempo constituye un alto grado de coaccin para la humanidad. El tiempo y el espacio, como escenarios de acontecimientos festivos, adquieren un carcter especial y sagrado, en tanto que convocan la cooperacin y la participacin social en torno a un objetivo comn. Si bien el ritual se desarrolla en tiempos y espacios concretos, los pobladores de estas localidades comparten la creencia de que existe una dimensin diferente al devenir cotidiano. Esta dimensin opera a nivel de un realismo ontolgico, pues en la idea de la inconmensurabilidad, de la gran riqueza de ese lugar, se halla contenida la idea de su existencia. Quienes ingresan a este tiempo llevan a cabo un ejercicio de reflexividad que descentra y separa a la persona de s misma; se trata de una separacin del mundo y de una introyeccin hacia s mismo. Esta expresin cultural los distingue de algunas localidades y los une a otras; preservan un carcter tradicional que los identifica como miembros de un grupo, mismo que participa en una dinmica econmica y poltica que va ms all del contexto local, esa interrelacin, con instancias externas, conlleva a un proceso de redefinicin de su cultura y de la apropiacin de sta. Finalmente, nos acercamos a la atribucin de sacralidad de ciertos lugares (Captulo V) que se manifiesta en los rituales y, a travs de la tradicin oral, en las narraciones que contienen elementos mticos, leyendas y creencias. La tradicin oral constituye una herencia sociocultural que asegura la recreacin del proceso cultural del grupo a travs del tiempo, ejerce una accin moralizante y contiene elementos mticos que evocan un tiempo reciente o bien un tiempo muy remoto. A travs de ella se hace referencia a los lugares y a los personajes sobrenaturales que ejercen una influencia sobre el ser humano, la cual se expresa de manera ms prxima a l en la salud o en la enfermedad. El relato o la representacin constituyen formas de comunicacin que aluden a los smbolos sagrados reconocidos por estos pueblos de origen nahua. Los componentes de la accin ritual tienen en s una serie de significaciones que son esclarecidas mediante

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una perspectiva semitica, anlisis que nos brinda un panorama general de las atribuciones sobre el entorno y la razn de ser del ritual, mismo que configura la visin de mundo, la nocin de lo sagrado en la ofrenda, el sacrificio, los elementos naturales y los orculos, relacionados con la celebracin de la Ascensin.

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CAPTULO I TIEMPO Y ESPACIOEl estudio que aqu presentamos se realiz en los pueblos de Alpuyeca, Atlacholoaya y Xoxocotla, ubicados en el sur del Estado de Morelos. A lo largo de este trabajo nos referiremos al sur de la entidad a partir de estas tres localidades. Histricamente, stas pertenecen al grupo conformado por unas 34 localidades que se distinguen de las del resto del estado debido a que sus antecesores fueron nahuas1, slo algunas de ellas conservan su idioma, pero en general poseen una tradicin cultural nahua que expresan en concepciones especficas acerca de la existencia de seres sobrenaturales que influyen en la vida del hombre ya que habitan en ciertos lugares y se presentan en ocasiones determinadas. Consideran que de la forma en que el ser humano se relacione con ellos depender la respuesta de la naturaleza que enviar favores o catstrofes que modifican finalmente la vida humana. La concepcin acerca de la relacin de la humanidad con la naturaleza y la forma en que se manifiesta hoy en da, nos plantea la pertinencia de tratar el ritual agrcola como una prctica que sintetiza tal concepcin y que se lleva a cabo en tiempos y espacios especiales. Situar el ritual en el tiempo y el espacio nos lleva a la revisin de algunos planteamientos acerca de estos dos aspectos de la realidad que tienen que ver con la trayectoria histrica del actual estado de Morelos, para situarnos en el presente como la memoria plasmada en la creencia, la prctica y el ritual. En el anlisis del proceso ritual en tres localidades de la entidad, la atencin en el tiempo y el espacio son recurrentes, pues el ritual constituye la secuencia de actos transcurridos en un tiempo y un espacio determinados. Se trata de pueblos muy antiguos que realizan rituales de carcter agrcola, mismos que son referidos en fuentes histricas del siglo XVI, Sahagn (1989) y Durn (1967), por ejemplo. Al paso del tiempo y las consecuentes transformaciones sociales permanece sin embargo una accin concreta: la relacin del ser humano con la naturaleza mediante la actividad agrcola; en esta accin el contacto, el trabajo con la tierra y el abastecimiento de ella, estn inmersos en una ritualizacin especfica.

De acuerdo con Yolanda Lastra y Fernando Horcasitas (1980), en 34 comunidades del estado de Morelos se encontr vocabulario nhuatl. En la mayora de stas slo algunos ancianos conocan la lengua, en tanto que en otras como en Cuentepec y Tetelcingo toda la poblacin habla este idoma. Por lo menos son 24 comunidades en la entidad que se reportan en el censo de 1990 como nahuas, ver Saldaa Fernndez C., Los nahuas de Morelos, Mxico, INI, 1995.

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En el estudio que hace Norbert Elias del tiempo y el espacio , plantea que ambos conceptos se sitan en un nivel muy alto de abstraccin y sntesis, a la vez que expresan relaciones meramente posicionales de acontecimientos observables. El espacio se refiere a relaciones posicionales entre acontecimientos mviles que se busca determinar, prescindiendo de que se mueven y cambian; tiempo denota relaciones posicionales dentro de un continuum en devenir que se busca determinar, sin prescindir de su constante transformacin y movimiento. Respecto al tiempo , las relaciones posicionales son las que slo pueden determinarse con medidas mviles, aquellas que se encuentran en un continuo cambio de posiciones, la separacin conceptual que da la impresin de que tiempo y espacio son magnitudes distintas y tal vez hasta separadas, es el simple resultado de un intento de distinguir conceptualmente entre dos tipos de relaciones meramente posicionales: relaciones determinables por normas fijas y relaciones determinables slo por mviles en el continuo cambio de posiciones . Seala que hay una estrecha relacin de determinacin entre el tiempo y el espacio, pues la diferencia entre ambos tipos de normas indica la diferencia de las tareas prcticas de las que se trata, cuando se determinan las relaciones puramente posicionales del tipo espacial o temporal . Estas diferencias prcticas responden en primer trmino a la distincin conceptual entre relaciones de posicin en el tiempo y el espacio . Los nexos posicionales no pueden separarse entre s pues todo cambio en el espacio implica un cambio en el tiempo , una situacin en la que podemos observar esta correlacin es el cambio de espacio, apenas perceptible, que ocurre en los aparatos de medicin del transcurso del tiempo (Elias, 1989:111 114). Los pueblos donde realizamos este estudio ocupan un espacio que tiene caractersticas fsicas particulares (cuevas, manantiales, cerros, campos), la forma de apropiacin del paisaje y su conformacin como colectividad particular nos remite al tiempo; en este sentido, el espacio pierde su cualidad de abstraccin al relacionarse con esta categora, en tanto que los acontecimientos ocurridos en el pasado, la trayectoria histrica, configuran el presente. La apreciacin de los cambios ocurridos en el tiempo y el espacio a veces parece imperceptible. Elias (1989:112) menciona como ejemplo la funcin de medida del tiempo que cumple el sol continuamente en movimiento, o en los relojes y calendarios que simblicamente representan un cambio incesante de posiciones, aunque ellos mismos no se muevan, y compararlos con las medidas espaciales como las reglas o las piedras miliares para ver la diferencia. Otro ejemplo de sealamiento de cambio posicional de tiempo y espacio lo encontramos en algunos pueblos del sur de Morelos, como es el repicar de las campanas en la iglesia para indicar una hora determinada o el trnsito de las almas de los difuntos en los

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das dedicados a los muertos, un funeral, la convocatoria a una asamblea urgente, la llegada de una promesa o bien una procesin que se dirige a la iglesia. Proponernos el anlisis del proceso ritual a partir del ritual agrcola de Ascensin que se realiza en tres pueblos del sur de Morelos nos lleva a considerar el tiempo y el espacio en dimensiones que van de lo concreto y lo inmediato a lo ideal y permanente, trayecto en el cual los aspectos geogrfico, socioeconmico, histrico e ideolgico confluyen. Para el anlisis general o particular de estos aspectos se hace necesaria la abstraccin de cada uno de ellos, como si se tratase de la suspensin en el tiempo y en el espacio, lo que es posible slo en el mbito terico. Hablar de tiempo y espacio precisa considerar el contexto subyacente, la interrelacin, la convivencia y el trato existente entre las personas, que pueden plantearse a largo y corto plazo, como es lo permanente, trascendente, o las situaciones inmediatas, lo efmero y lo cotidiano. De acuerdo con Elias, actualmente el concepto tiempo se emplea para sealar secuencias continuas de cambios irrepetibles, y secuencias recurrentes de transformaciones que, en tanto son recurrentes, son inmutables. El ritual implica la participacin en varios niveles de tiempo y espacio, es decir, en el contexto mismo se est inmerso en el presente, como una expresin del pasado; a la vez, la ejecucin del ritual marca una secuencia temporal en las acciones que se suceden una a una. Tiempo y espacio se inscriben en un contexto en el que entran en juego la abstraccin y la sntesis, las relaciones de posicin derivadas en tareas prcticas, accin que forma parte de lo permanente y lo trascendente, de lo inmediato, lo efmero y lo cotidiano. Veamos el siguiente esquema:

RITUALTIEMPO Corto plazo: Largo plazo: Alto nivel de abstraccin y sntesis Expresin de relaciones de posicin Lo inmediato, lo efmero, lo cotidiano Permanencia, trascendencia

Tareas prcticas, acciones

ESPACIO

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Mucho se ha escrito sobre el tiempo. Paul Ricoeur plantea que adems del tiempo cosmolgico y del tiempo fenomenolgico existe un tercer tiempo que es el tiempo propio a la narracin y a la historia , el tiempo generado por el relato mediante la configuracin original de la construccin de la trama . Es el tiempo humano que aparece como competencia para seguir una historia, un relato con pasado, presente y futuro (Ricoeur, 1995:27). El anlisis sobre el proceso social, que desarrolla Turner (1988) plantea esta nocin de historicidad en la cual los dramas sociales son una forma de marcar las diferentes fases de tales procesos, que dan pauta a la ubicacin en tiempo y espacio del quehacer humano. El anlisis del espacio a partir de la geografa constituye el objeto mismo de su definicin epistemolgica, ya que aqulla se reconoce como la ciencia encargada de estudiar los fenmenos fsicos, econmicos y sociales que se desarrollan sobre la superficie terrestre, en espacios y tiempos determinados. Bajo esta concepcin se plantea que territorio y espacio se consideran como sinnimos, referidos a toda problemtica o manifestacin fsica o social existente en la tierra. La categora espacio se ha caracterizado como territorio que parte de las diferentes formas de organizacin social. La sociologa urbana latinoamericana, influida por gegrafos como Hagestrand y Javette, ha planteado tres premisas: 1. El tiempo y el espacio son inherentes a la construccin de la interaccin social; as que los fenmenos sociales no estn situados en algn lugar, sino que son parte de un proceso virtual de ordenamiento de diferencias producidas y reproducidas como su medio a la vez que su resultado (Ramrez, 1996, cita a Coraggio, 1979, y Palacios, 1983). 2. El tiempo y el espacio son parte constitutiva e interna de las relaciones sociales, por ello en distintos espacios de relaciones, el tiempo que ocupan puede tener diferentes intensidades: de larga o mediana duracin, o producirse da a da. 3. La estructuracin del tiempo y el espacio produce una dualidad en la estructura. Para Giddens el tiempo y el espacio representan la naturaleza del ser de los objetos, la interiorizacin del problema espacial para la reconstruccin de un proceso, que en este caso sera de carcter eminentemente social. Destaca la utilizacin de las categoras de locale, en tanto que espacio de interacciones sociales en donde convergen stas en diferentes niveles y escalas, es decir, sealan la importancia de lo local sobre lo general, y la de

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regionalizacin en tanto que contexto de interaccin o zonificacin del tiempo y el espacio relacionado con la rutina de las prcticas sociales (Ramrez, 1996:63 - 70). De acuerdo con esto, la relacin entre tiempo y espacio nos remite a procesos de ordenamiento de diferencias y a relaciones sociales que se inscriben en contextos especficos, mismos que determinan que su intensidad sea de larga o mnima duracin. El territorio se ha definido generalmente como una extensin de la superficie terrestre donde habitan grupos humanos. Gimnez propone trascender esta definicin descriptiva al articular una teora del territorio a partir de propuestas de Raffestin (1980) y Nyangatom (1978), en la que precisa partir de la nocin de espacio. El territorio sera el espacio apropiado y valorizado simblica y/o instrumentalmente por los grupos humanos , espacio entendido como una combinacin de dimensiones que incluyen los contenidos que las generan y organizan a partir de un punto imaginario, concebido como la realidad material preexistente a todo conocimiento y a toda prctica .El espacio tendra entonces una relacin de anterioridad con respecto al territorio, se caracterizara por su valor de uso y podra representarse como un campo de posibles , como nuestra prisin originaria . Correlativamente el territorio sera el resultado de la apropiacin y valorizacin del espacio mediante la representacin y el trabajo, una produccin a partir del espacio inscrita en el campo del poder por las relaciones que pone en juego; y en cuanto tal se caracterizara por su valor de cambio y podra representarse metafricamente como la prisin que nos hemos fabricado para nosotros mismos . En resumen, seran tres los ingredientes primordiales de todo territorio: la apropiacin de un espacio, el poder y la frontera (Gimnez, 2000:21-22).

A partir de este planteamiento, en la consideracin de territorio interviene la nocin de tiempo a travs del cual una colectividad se apropia de un espacio que controla y domina. El concepto de territorio guarda una estrecha relacin con el concepto de pueblo y comunidad, trminos que abordaremos frecuentemente para referirnos a nuestro contexto de estudio. Viene al caso la mencin de algunos antecedentes histricos. De acuerdo a la organizacin de los antiguos nahuas, Altpetl constituye una doble metfora in atl, in tepetl, el (las) agua(s), la(s) montaas(s) , alude en primer lugar al territorio, y sobre todo a una organizacin de personas que tena el dominio de un territorio determinado. Debido a las condiciones del Mxico central, por su tamao, el altpetl poda compararse con las viejas ciudades-estado mediterrneas. Fray Alonso de Molina define en su diccionario de 1571 altpetl como pueblo , palabra que usaron los espaoles para referirse a las unidades polticas y asentamientos indgenas de cualquier tamao. Pueblo significa, adems de una localidad, el conjunto de los habitantes de un lugar y, en ese sentido, el trmino espaol era perfecto porque cada altpetl se imaginaba a s mismo como un pueblo perfectamente

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separado. En tiempos anteriores a la conquista, los requerimientos mnimos para un altpetl, en la acepcin nahua de la palabra, eran un territorio, un conjunto (por lo comn un nmero cannico fijo) de partes constitutivas cada una con su nombre propio, y un gobernante dinstico o tlatoani (en plural, tlatoque) (Lockhart, 1999: 27- 29). Esta caracterizacin de pueblo se ha consolidado al paso del tiempo toda vez que se trata de grupos que se han fortalecido recreando su cultura ancestral, y su proteccin y reconocimiento trasciende las fronteras nacionales. Recientemente en el Convenio 169 de las OIT (1989), el concepto de pueblo indgena considera tres factores principales: a) la ocupacin histrica de un rea geogrfica, b) la conservacin total o parcial de sus propias culturas e instituciones sociales, y c) la conciencia de su identidad indgena (Barabas y Bartolom, 1999:13). La posesin de un espacio acotado, de un territorio, ha sido fundamental para la reproduccin cultural de los pueblos referidos en este estudio. La conformacin de pueblo y/o comunidad se consolida en el proceso histrico, la convivencia y la relacin en un grupo. Se enmarcan en una secuencia espacio temporal en la que frecuentemente se recurre al trmino comunidad que denota un territorio, una organizacin comunal y una cultura especfica. Las comunidades conforman sistemas altamente complejos que desarrollan importantes estrategias de reproduccin y constituyen valiosos patrimonios culturales caracterizados por una organizacin comunitaria. Cabe sealar aqu la aseveracin que hace Lockhart (1999) acerca de que la organizacin social de los naturales americanos no entr en franca contradiccin con la organizacin social que instrumentaron los espaoles. En los casos en que los pueblos indgenas pudieron conservar su territorio, se organizaban con cierta autonoma a pesar de que desde antes de la invasin pagaban tributo, poltica que los espaoles no dudaron en aprovechar. Un ejemplo de esta fragmentacin tnica, que amerita un seguimiento histrico, lo encontramos en la adscripcin municipal en el sur de Morelos. Alpuyeca, Atlacholoaya, Xoxocotla y Tetelpa comparten antecedentes comunes: lengua nhuatl, festividades de carcter religioso tradicional, y concepciones sobre salud-enfermedad. Alpuyeca y Atlacholoaya pertenecen al municipio de Xochitepec, entre ambas comunidades existe cierta comunicacin y conocimiento de sus procesos polticos; no ocurre lo mismo respecto a Xoxocotla, que est a un paso de Alpuyeca y pertenece al municipio de Puente de Ixtla, es la localidad del municipio que ms habitantes tiene y es reconocida como indgena y problemtica . Tetelpa y Xoxocotla comparten el cerro de la Tortuga y tienen veredas que las comunican entre s. Ambas han

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participado en la gestin de servicios pblicos como el agua potable. Tetelpa, que est geogrficamente unida a Zacatepec, que es su cabecera municipal, pierde paulatinamente esa remota imagen de lo indgena. Estos pueblos pueden enmarcarse en territorios identitarios caracterizados por el papel de la vivencia y su marco natural inmediato, su espacio geogrfico, en el que se desplazan cotidianamente, y que constituyen espacios de sociabilidad cuasi-comunitaria y de refugios ante las agresiones externas (Gimnez, 2000:27). Comparten una tradicin cultural, veamos algunos aspectos de sus antecedentes histricos.

A. Asentamientos nahuas: xochimilcas y tlalhuicas.Lo que hoy constituye el estado de Morelos fue escenario de asentamientos de poblacin indgena de origen tolteca que despus fue influenciada por la presencia en la regin de grupos nahuas, xochimilcas y tlalhuicas2 principalmente. Tal asentamiento ocurri a principios del siglo XIII (1200-1220 d. c.). Los tlalhuicas se establecieron en tierra caliente , centro y sur, y los xochimilcas ocuparon la franja montaosa. El origen comn de ambos grupos era Chicomostoc, las siete cuevas . De acuerdo con el fraile dominico Diego Durn, los xochimilcas se asentaron en lo que ahora son los pueblos de Tetela del Volcn, Ocuituco, Tlalmimilulpan, Hueyapan, Tlacotepec, Jumiltepec, Zacualpan, Temoac, Totolapan, Tlayacapan y Tepoztln; a su vez los tlalhuicas se establecieron en lo que hoy es Cuernavaca, Yautepec, Yecapixtla, Oaxtepec y Tlaquiltenango.

Maldonado 1996, p. 29, 251, 352, 354. De acuerdo al cdice Ramrez Tlalhuic significa hacia la tierra , Tlalli, es la tierra, huic hacia, a Tlahuic le aaden la partcula ca y componen tlalhuica que significa gente de hazia la tierra (Cdice Ramrez, 1980: 19). Tlahuic y Tlalhuic son dos topnimos que lingsticamente se derivan de races nominales diferentes y poseen dos significados distintos. Tlahuicatl es el singular de Tlahuique y Tlalhuicatl es el sg. de Tlalhuique. Maldonado analiza las diferencias semnticas de los gentilicios Tlahuicatl y Tlalhuicatl de acuerdo a varios autores, seala que El gentilicio tlahui catl, se deriva de la raz nominal tlahuitl, y del sufijo catl. Tlahuitl puede significar: Almagre , Ocre Rojo , /El/ luminoso , Luz , Fulgor y Catl: habitante. En su traduccin literal se proyectan dos acepciones, uno de carcter cromtico y otro de carcter csmico, mismos que se complementan simblicamente (Maldonado, 1996: 251).

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Una vez que los tlalhuicas establecieron el seoro de Cuauhnhuac hacia el Oeste, extendieron su dominio hacia el este, en Yautepec, Huaxtepec y Yecapixtlan. Esta extensin poltica-territorial conform histrica y polticamente Tlalhuic, topnimo que significa hacia la tierra , de la preposicin de movimiento huic, hacia , que probablemente se circunscriba en sentido metafrico y ritual al flechamiento de la tierra, el asentamiento de los tlalhuicas ; su territorio defini una unidad tnica que logr, a travs del tiempo, una identidad cultural y poltica. Maldonado propone acerca del nombre del grupo, que el cambio de nombre, de tlahuicat, habitante de la luz , durante la migracin, siendo nmadas, a tlalhuicat, habitante de la tierra , como sedentarios, pudo haber sido por motivos polticos, de status o ideolgicos . Plantea la hiptesis de que el nombre del grupo tnico tlahuicatl, durante la migracin (en la que participaron tambin otros grupos nahuas) imprima un aspecto mtico-cosmolgico a su origen, simblicamente representado por una regin celeste, Tlahuico Tlahuican. Estos tlahuique de la migracin, al separarse de los otros grupos y asentarse ms tarde en una regin terrenal, real y tangible, Tlalhuic o Tlalhuican, en la tierra calurosa del actual Estado de Morelos, habran sido conocidos por gente de otras zonas fuera del rea ocupada por dicho grupo con el apelativo de tlalhuicatl (Maldonado, 1996:15-16, 327, 354-355). Los tlalhuicas y xochimilcas mantuvieron una relacin poltica que se prolong por tres siglos, desde el ao 1200 hasta la conquista espaola. A partir del siglo XIV estos dos seoros fueron asediados militarmente por los mexicas, quienes haban fundado su capital en Tenochtitln en 1345. La presencia mexicatepaneca en Morelos se caracteriz por el establecimiento de una alianza poltico - matrimonial con la dinasta tlalhuica de Cuauhnhuac, misma que fue pactada entre 1396 y 1397. Los mexicas incrementaron as el nmero de sus aliados y fortalecieron el intercambio comercial de los productos de la regin, entre los que destac el algodn. Los tlalhuicas contaban con una organizacin socioeconmica y poltica bien estructurada, misma que demostraban en su dominio del medio natural, cultivaban el algodn en tierras de riego y elaboraban textiles con esta fibra (Maldonado, 1996:328-332). Hacia 1438 los habitantes de los valles morelenses estaban obligados a pagar tributos destinados a los gobernantes locales y a la Triple Alianza del altiplano: Tenochtitln, Texcoco y Tlacopan (Maldonado,1990:29-30; Von Mentz, 1994:26). De acuerdo al Cdice Mendocino en la nmina del tributo en especie aparecan treinta y ocho provincias. La dominacin poltica de la Triple Alianza se manifestaba en la institucionalizacin del pago de tributo, misma que reflejaba los diferentes niveles de dependencia en el imperio mexica. En el rea tlahuica los pueblos tenan diferentes grados de dependencia en el mbito

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imperial, con calpixque (o recaudadores de tributos) de una, o dos, o tres, de las entidades polticas dominantes (Maldonado, 1996:9, 10; Von Mentz, 1994:26). Los pueblos de Cuentepec, Xoxouhtla (Jojutla), Xoxocotla, Miacatln, Amacuzac y Molotla, estaban sujetos al seor de Tlacopan, de acuerdo al Memorial de los pueblos sujetos a Tlacopan (1940), stos daban tributo en especie y servicio personal en sus casas y labraban las tierras que dicho tlatoani posea en estos lugares , estos tributarios eran como renteros . Estos pueblos eran regidos por los calpixque (recolectores de tributo), impuestos directamente por el seor de Tlacopan. Los macehuales de Cuauhnhuac participaban en la construccin de obras pblicas en Tenochtitln y en actividades blicas. Durante el reinado de Moctezuma I (aproximadamente 1440-1469) los tlalhuicas trabajaron en la edificacin del nuevo templo de Huitzilopochtli y durante el gobierno de Ahuizotl (14861502 aproximadamente) en la construccin del acueducto que distribua agua de los manantiales de Acuexco (Coyoacn) a Tenochtitln (Maldonado, 1996: 49-52, cita a Durn, 1967:11,227). Cabe mencionar que en la poca precolonial, para los habitantes de Xoxocotla era muy importante el consenso sobre la legitimidad de las autoridades locales, y rechazaban la imposicin del pago de tributo a Tlacopan. La divisin del trabajo jug un papel importante en su organizacin social, las mujeres trabajaban el hilado y tejido de mantas, los varones desempeaban la agricultura. Los cultivos ms importantes eran el maz, el frijol, la cha, la alegra (huautli), algodn y legumbres, su produccin importante se destinaba para el consumo domstico, el intercambio o trueque en los mercados locales y para el gobernador mexica. Los agricultores simples trabajaban gratuitamente en obras pblicas bajo tanda y rueda rotativamente, labor que consista en la reparacin de caminos o la construccin de templos, de manera que realizaban trabajos pblicos dentro y fuera de la localidad. De acuerdo a la Matrcula de Tributos y el Cdice Mendocino, que son de poca colonial temprana en torno a la ciudad de Cuauhnhuac se organizaban los seoros de Chimalco, Teocalcingo, Acatlycpac, Huicilapan, Miacatla, Xochitepec, Coatln, Molotla, Xoxoutla, Xiuhtepec, Yztlan, Amacoztitla, Atlicholoayan e Iztetpec (Von Mentz, 1994:27). Algunos pobladores, de las comunidades que aqu estudiamos, a travs de fragmentos de documentos antiguos, se han formado un criterio propio acerca del origen de sus pueblos, conocimiento que integra diversos elementos de recreacin, apropiacin y olvidos, propios de la tradicin oral; stos plantean que:

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El pueblo de Alpuyeca se form por ocho familias que vinieron de la tribu de Xochicalco, se vinieron para ac entre los aos de 1518 y 1522, por ah as ms o menos, era una sola tribu que formaron ah los de Xochicalco. Entonces all se llegaba el tiempo del ao de 1520, [...] ya las sequas permanecan mucho ms y ya no haba alimentos para alimentar la tribu. Al ver eso [...] hubo una reunin de sacerdotes, estudiaron, se comenz a decir que ya no haba alimentos ni nada para sostenerse y, qu le iban a hacer. Entonces, algunos sacerdotes comenzaron a estudiar las estrellas, los astros, en ese momento indicaron que haban de ser conquistados por unos hombres de fierro y que traan unos fierros que escupan fuego. Eran los espaoles, y que haban de ser conquistados, pero con ms razn, como se vino la sequa ms fuerte, entonces pensaban separarse en diferentes tribus, en diferentes rumbos. De la antigua Anhuac vino como los tepoztecos y de ac hasta entonces va a dar las seas a Xochicalco y de ah a Chimalacatln. Esos les anunciaban que ya el emperador azteca haba sido prisionero y que el imperio azteca se vena abajo, entonces con ms razn ellos tenan que dispersarse forzosamente y vinieron los espaoles, fueron conquistados [...] los espaoles pedan el tributo, les pagaban ese tributo, ellos van a pagarlo pero de adnde lo agarraban si apenas les alcanzaba para comer, con ms razn se comenzaron a dispersar para Cuente o para Tetla, Alpuyetl, Cuate, Ahuehue, Xoxo, Cuentepec, Tetel, Tlaquil hasta llegar a Chimalacatln y de ah agarraban rumbo a Cuahunhuac, all no anunciaban Atlacholoaya ah noms anuncian [...] Chamil, Ocote, Ahuate, Tetepo, entonces con ms razn se dispersaron en diferentes rumbos y aqu vinieron a dar ocho familias entonces ya en el ao de 1522 vino a dar la evangelizacin (Sr. Othn Aguilar, originario de Alpuyeca).

B. La dominacin europea

Despus de la conquista, el actual estado de Morelos qued comprendido en el Marquesado del valle de Oaxaca , que fue donado por el rey de Espaa a Hernn Corts en 1529. Los conquistadores se encontraron con sociedades altamente desarrolladas en su produccin comercial, manufacturera y agrcola. Fue muy importante la produccin de caa, granos, frutos y legumbres que se destinaban para el mercado de la Ciudad de Mxico. En lo que se refiere a la tierra, muchos terrenos indgenas pasaron a manos de los hacendados caeros mediante la apropiacin, la compra-venta directa o Mercedes reales (Cherly, 1984:81; Von Mentz, 1994:30). Las formas de tenencia de la tierra que caracterizaron el siglo XVI se hicieron por medio de capitulaciones, leyes de poblacin y mercedes. Estas tenan como propsito28

recompensar y estimular el arraigo de los conquistadores (Landzuri, Vzquez, 1986:65). La Corona implant una poltica proteccionista en lo que concierne a la propiedad comunal indgena que puede ejemplificarse en el fundo legal y en las congregaciones de indios. Durante los primeros aos de la Colonia, en lo que ahora corresponde al estado de Morelos, se desarroll una sistemtica explotacin agrcola ocupada principalmente en la caa de azcar. En las haciendas azucareras se establecieron espaoles, mayordomos mestizos o mulatos y esclavos negros e indios. La estratificacin social se mantuvo rigurosamente. La convivencia entre negros, indios y espaoles era mnima, las cuadrillas de trabajadores vivan en caseros separados, slo se reunan durante las horas de trabajo, y cada grupo tena una labor especfica (Gerhard, 1986: 336). En el siglo XVI Amrica registr un serio descenso demogrfico provocado por la devastadora irrupcin de los europeos, misma que destruy el equilibrio ecolgico del continente. La produccin de alimentos era insuficiente. Las enfermedades epidmicas como la viruela, el cocolixtli y matlazhuatl diezmaron considerablemente a la poblacin indgena. La mano de obra de los nativos fue desplazada masivamente de la agricultura a actividades como el trabajo en las minas o en las construcciones urbanas. Las superficies cultivadas se redujeron, y se introdujo la ganadera espaola. La congregacin de los pueblos indgenas por parte de los misioneros y los colonizadores influy tambin en ese desequilibrio ya que la escasez de cereales afectaba ms a los indgenas concentrados que a aquellos que vivan en sus tierras de cultivo. La vida de los indgenas en la Nueva Espaa fue marcada as por un ciclo de escasez-epidemiamortandad (Moreno, 1976:351). El rea del actual estado de Morelos fue parte de este escenario y sufri tambin un drstico descenso demogrfico causado por la guerra y las enfermedades epidmicas. Fue a partir de 1530 que ante el decrecimiento demogrfico del sector indgena el gobierno espaol concentr a los indios, quienes de acuerdo con sus antiguos patrones de asentamiento vivan dispersos. Con esta medida pretendan ejercer un control mayor sobre los indios para facilitar su explotacin a travs de su tributo, su fuerza de trabajo, y su evangelizacin. Entre los aos de 1550 a 1564 y de 1595 a 1605 se dieron los procesos ms importantes de congregacin (Wobeser, 1983:16). Probablemente millares de estancias desaparecieron en las primeras reducciones. Hasta despus de la epidemia de 1576-1581, la Corona inici otro programa de congregacin forzada bajo presiones del clero y espaoles que deseaban ms tierras.

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Desde los primeros aos de la dcada de 1590 los curas y magistrados locales recibieron la orden de investigar nuevamente la posibilidad de reducir el nmero de asentamientos menores. En 1598 la mayor parte de la Nueva Espaa fue dividida en alrededor de treinta distritos de congregacin, a cada uno de los cuales se envi a un juez de congregacin con sus subordinados con el cometido de examinar la zona, elegir ubicaciones convenientes para comunidades indias y enviar sus recomendaciones a la ciudad de Mxico[ ] Los nuevos pueblos eran construidos por los propios indios siguiendo el tradicional modelo espaol de calles en ngulo recto alrededor de una plaza central con iglesia y mercado. Las estancias fueron abandonadas, demolidas sus capillas y quemadas las casas de los indios (Gerhard, 1986:28).

El segundo programa de congregacin fue ejecutado entre los aos de 1593 y 1605, en muchos casos los indios se oponan a abandonar sus pueblos.

La villa de Cuernavaca (Quauhnahuac, etc.; 1950: Cuernavaca, ciudad) tena ochenta y dos estancias sujetas en 1532, y ms de setenta en 1570. Algo ms de treinta asentamientos desaparecieron del mapa en las reducciones de 1603-1605, pero algunos de esos lugares fueron ocupados nuevamente despus. Haciendas azucareras adquirieron las tierras pertenecientes a los pueblos extintos. En el siglo XVIII sobrevivan como pueblos Acatlipa, Ahuehuecingo, Alpuyeca, Amacuzac, Amatitln, Atlacholoaya, Coatln, Cuauchichinola, Cuautetelco, Cuautla (Tlaxutla; 1950: Cuatlita) Cuauxomulco, Cuentepec, Guaxintln, Huitzilac, Ixtla, Mazatepec, Miacatln, Nexpa, Panchimalco, Tehuixtla, Temimilcingo, Teocalcingo (1950: Teocaltzingo, Guerrero), Tequesquitengo, San Francisco Tetecala, San Mateo Tetecala (1950: Tetecalita), Tetelpa, Tetlama, Tezoyuca, Tlaquiltenango, Tlatenchi, Xiutepec, Xochitepec, Xoxocotla, Xoxutla y Zacualpa (1950: Emiliano Zapata). La mayora de estos lugares alcanzaron eventualmente la condicin de cabecera (Gerhard, 1986:99).

Xoxocotla pertenece a la segunda oleada de congregaciones, y de acuerdo con las fuentes, es muy probable que haya sido uno de los pueblos que se neg a congregarse y algunos de sus habitantes regresaron a su asentamiento original. El 17 de julio de 1604 se emiti una ordenanza del marqus de Monte Claro por mandato del virrey Pedro de Campos de que el pueblo de Xoxocotla se congregara en Tetelpa. Los pueblos de Zinaguatln, Panchimalco y Tlatenchi tenan la opcin de congregarse en Tetelpa o en Metla. Se ordenaba tambin que Tetelpa quedara en su sitio; de acuerdo a esta ordenanza deba comisionarse a ese pueblo un religioso subalterno al guardin de la villa de Cuernavaca, con la obligacin de decir dos misas los domingos y fiestas del ao. La congregacin se justificaba por mayor comodidad de los dichos naturales y por la gran bondad de las tierras que poseen .3 Estos datos develan las dudas que hay entre pobladores de Xoxocotla y Tetelpa acerca de cul de los dos fue el pueblo originario, y la creacin de uno de ellos como resultado de una migracin. De acuerdo con las fuentes antes citadas, los dos sobrevivan como pueblos en el siglo XVII.

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AGN, Congregaciones, v.1, exp.229, f.1130.

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Con el reconocimiento de las tierras indgenas se incorporaron las formas de propiedad indgena a los sistemas jurdicos espaoles, surge as la comunidad indgena y el fundo legal. Desde 1550 se otorgaron dehesas y ejidos a las nuevas congregaciones de indios. En 1567 se cre el fundo legal de las comunidades que consista en la dotacin de 500 varas de tierra para vivir y sembrar . Posteriormente esta cantidad se aument a 600 varas, medidas desde la iglesia del pueblo. El reconocimiento de las tierras indgenas nada tena que ver con la ocupacin de las tierras comunales indgenas que fue progresiva, sta se efectu por la apropiacin de los terrenos que quedaban como huecos entre las tierras dotadas, o por la ambigedad de los ttulos de los indgenas. Tal ocupacin de los terrenos comunales responda al sometimiento de la economa campesina ante la necesidad de produccin de las grandes haciendas. A los indios se les despojaba de sus terrenos ms frtiles y el recurso del agua, una vez sin tierra, aseguraban la provisin de mano de obra. Adems de la propiedad comunal indgena estaba la propiedad individual de caciques y principales indgenas, este tipo de propiedad era an ms vulnerable pues podan venderla o embargarla (Landzuri, Vzquez, 1988:15). Ante sus problemas econmicos, la metrpoli asumi la poltica de poner en prctica los remates en subasta pblica y en particular la composicin, como un procedimiento que regularizaba jurdicamente la situacin de las tierras adquiridas de manera irregular; para fines del siglo XVII stas se convirtieron en la posibilidad de regularizar principalmente las haciendas de cultivo, los latifundios ganaderos y las vastas propiedades de la iglesia. Hacia fines del siglo XVII la administracin eclesistica de la orden de los franciscanos, en el convento de Cuernavaca (Vetancurt, 1982), tena en su organigrama treinta pueblos de visitas , que eran casas a cargo de las guardianas o ermitas con celdas adjuntas . stas eran habitadas por dos o tres das al ao por un doctrinero, y se agrupaban en cinco parcialidades , los pueblos de la Concepcin Alpuyeca y San Felipe y Santiago Apstol Xoxocotla estaban comprendidos como pueblos de visita de la Tercera Parcialidad del Sur (Maldonado, 1998:59). A pesar de la preocupacin de la Corona por crear villas y ciudades con el fin de establecer ncleos de pequeos y medianos agricultores, la gran propiedad creci aceleradamente, apropindose de stas.

Una forma de atacar la propiedad indgena fue el sistema de composiciones que tericamente era un procedimiento legal destinado a deslindar las propiedades; pero los indgenas no comprendieron la necesidad de confirmar sus ttulos mediante la composicin, de tal manera que los grandes propietarios se aprovecharon del

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procedimiento para confirmar legalmente la posesin de tierras despojadas a las comunidades (Bartra, 1974:110).

La encomienda, caracterstica del siglo XVI, legislaba la concesin de pueblos, tierras y vasallos sujetos a tributo y a servicios personales sin dar derecho sobre la tierra. Los terrenos adquiridos por los encomenderos provenan de las mercedes, composiciones y las compras ms o menos ilegales de las tierras de los indgenas. A pesar de esto, muchos encomenderos lograron apoderarse de tierras en los lugares de su encomienda, sobre las cuales establecieron sus haciendas, empresas y granjeras. A mediados del siglo XVII la encomienda declin, fue cuando la clase burocrtica se convirti en la ms importante y duradera acaparadora de tierras. De esas primeras concentraciones surgieron los latifundios, las grandes haciendas cerealeras, los ingenios azucareros y los mayorazgos. En el sur del actual estado de Morelos se estableci un grupo de pueblos de indios conformado por Coatetelco, Cuentepec, Xoxocotla, Tetlama, Alpuyeca, Acatlipa, San Miguel Cuautla, Cuauhchichinola y Ahuehuetzingo, mismos que configuraban grupos compactos de filiacin cultural nhuatl en las que prcticamente no haba ningn espaol. La connotacin de pueblos de indios deriva de un mecanismo legal del dominio espaol para la obtencin del tributo. Se trataba de una designacin sociopoltica referente al control que las autoridades metropolitanas otorgaron a los pueblos sobre sus tierras, para que pagaran su tributo de manera conjunta. Ser indio implicaba obligacin de pagar tributo y tener derecho a la posesin, a ser considerados en los censos. Desde finales del siglo XVIII estos pueblos iniciaron un forcejeo con las autoridades pues ya no queran pagar el tributo, deseaban la supresin de tan onerosa contribucin para que la comunidad se quedara con el total de la produccin y de las rentas (Von Mentz, 1998:95).

C. El pueblo y la Hacienda

El podero espaol aument considerablemente. Las haciendas surgieron durante el siglo XVII a partir de un proceso de privatizacin de la tierra, que obtenan por mercedes reales. La hacienda ampliaba su extensin a costa de las tierras de la comunidad indgena. Ante este proceso la economa comunal fue perdiendo fuerza. La comunidad indgena estaba ante una situacin de despojo de tierra y agua, adems

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afectada por las epidemias. Los Borbones impusieron a los indios pesados tributos, stos obligados a arrendar sus tierras no reciban un pago por la renta ni recuperaban sus terrenos (Bartra, 1974:19-24, 72). La posesin de la tierra fue un motivo de conflicto entre la comunidad indgena y la hacienda. Las luchas de los pueblos indgenas con las haciendas, por la invasin de sus tierras y la apropiacin del agua, se transmitan de generacin en generacin y si bien no haba resoluciones en su favor, su memoria colectiva tena presente esas anomalas. Durante la colonia, comunidades como Alpuyeca, Atlacholoaya y Xoxocotla estuvieron sujetas al control del tributo y la mano de obra por parte de los espaoles. A pesar del control externo, pudieron mantener su territorio y cierta autonoma local. En tanto que pertenecan a la Repblica de Indios tenan como autoridad a un principal o un gobernador, noble de la localidad que jugaba el papel de intermediario entre el pueblo indgena y el gobierno espaol. Derivada de la interrelacin entre nativos y europeos, fue inminente la mezcla tnico-cultural. El contexto de nuestro estudio no fue la excepcin. Hacia 1793 en Xochitepec, de un total de 243 habitantes, el 41.5% eran mulatos, 35% indios, 14.8% castizos espaoles, 8% mestizos; en esta regin los pueblos de Alpuyeca, Acatlipa, Ahuehuetzingo, Coatetelco, Cuauchichinola, Cuentepec, San Miguel Cuautla, Tetlama y Xoxocotla se conservaban como pueblos indgenas; otros pueblos como Coatln, Cuernavaca, Mazatepec, Miacatln y Tetecala tenan un porcentaje mayor de poblacin no india(Von Mentz, 1994). A fines de siglo XVIII era muy marcada la estratificacin social, los descendientes de espaoles eran hacendados y comerciantes; los mestizos y mulatos eran artesanos y campesinos; los indgenas vivan en sus propios pueblos, se ocupaban de labores agrcolas y eran llamados, hasta antes de la Revolucin, gente sin razn . En esa estratificacin social se distinguan dos tipos de campesinos, los campesinosjornaleros eran quienes tenan las tierras menos frtiles y que se alquilaban temporalmente en las haciendas; y los campesinos-labradores, quienes llegaban a tener tierras de riego, que solan rentar a los hacendados y conformaban una elite al interior de su pueblo. Para el siglo XIX, los pueblos indios en el aspecto cultural seguan mantenindose indgenas y haban crecido demogrficamente de manera importante, como es el caso de Xoxocotla . Desde la Colonia este pueblo se ha caracterizado por tener una poblacin mayor que la de sus vecinos. El pueblo estaba rodeado por las haciendas de Vista Hermosa, Zacatepec, San Miguel y San Gabriel. El no tener problemas de migraciones y traslado como otros, favoreci el arraigo de este pueblo y una sntesis de la tradicin indgena, como la organizacin de las fiestas religiosas. Hacia 1857 los pueblos mestizos de Jojutla y Puente de Ixtla, al igual que las haciendas,

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se consolidaron y conformaron centros econmicos y polticos, a diferencia de los otros pueblos vecinos que no registraron cambios sustanciales (Tapia, 1991: 51-52, 27-30). En Morelos la relacin de los pueblos indgenas con las haciendas aledaas era conflictiva, pues stas se apropiaban lentamente de sus terrenos. Entre el siglo XVIII y XIX la relacin de los pueblos de Alpuyeca y Atlacholoaya (catalogado como una reduccin) con la hacienda vecina de Chiconquaque era muy conflictiva pues sta acusaba constantemente a los pobladores vecinos de cuantiosos robos de ganado vacuno. En algunos casos se acusaba de complicidad entre habitantes de uno y otro pueblo. Los gobernadores indgenas intercedan sin mayor xito por los acusados que generalmente pagaban esas acusaciones con encarcelamiento, reposicin de ganado o multas en dinero.4 En otro apartado haremos referencia a la identificacin negativa que se hace hoy en da de una de estas comunidades por parte de sus vecinos mestizos . Hacia 1866 los pobladores de Atlacholoaya solicitaban amparos ejecutivos de sus terrenos enajenados entre las haciendas de Puente Chiconcuac y Treinta Pesos. Ellos posean ttulos primordiales y de composicin, por lo que el pueblo tena derecho natural y positivo sobre las tierras contenidas dentro de los lmites y seales demarcados en sus ttulos, sin embargo estas dos haciendas se convirtieron poco a poco en lindantes, a pesar de que entre ellas estaba la estancia de Xochitepec; esta situacin origin enfrentamientos armados entre la comunidad y la hacienda de Chiconcuac. Si bien el gobierno del estado expidi el amparo solicitado, no se ejecut efectivamente.5 Adems de estos amparos, los pobladores de la jurisdiccin de Cuernavaca, entre ellos las comunidades de Alpuyeca, Atlacholoaya y Cuentepec, presentaban quejas a las autoridades sobre el maltrato que reciban de los propietarios y administradores de las haciendas colindantes, solicitaban la ejecucin de rdenes sobre la regularizacin de las tierras de los pueblos, y la destitucin de sus autoridades inmediatas que eran los alcaldes, de quienes slo reciban hostigamiento.6 Durante el primer siglo de vida independiente, las fuerzas liberales que llegaron a prevalecer en casi toda Latinoamrica, calificaban la comunidad como una corporacin que limitaba el desarrollo econmico e impeda la conformacin de la sociedad nacional polticamente centralizada y culturalmente homognea. Muchos pueblos sucumbieron bajo los golpes del liberalismo decimonnico, aquellos que lograron4 5

AGN, 1779, V:263, E:1, F:1-9, G.D. Criminal. AGN, 1810, V:50,E:24, F:377-404, G.D. Criminal. AGN. Junta protectora de las clases menesterosas, Vol. 4. Expediente 15. Folios 147 y 148. 6 AGN. Junta protectora de las clases menesterosas, Vol. 4. Expediente 15. Folios 139 - 155.

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sobreponerse a las desamortizaciones y a los mltiples procedimientos para disolver lo comunal mantienen hoy da sus propias identidades tnicas y una organizacin comunal que posibilita su cohesin sociocultural (Daz Polanco, 1996:144). En Mxico la revolucin de Independencia no modific la estructura colonial. En este periodo el proceso de fragmentacin o desaparicin de los pueblos indios fue muy drstico, slo escaparon quienes pudieron retener sus tierras comunales o quienes estaban aislados geogrficamente al no estar ya obligados a pagar tributos ni a trabajar en las haciendas. Ante la desaparicin de la poltica proteccionista hacia los indgenas, stos quedaron en una situacin ms desventajosa, pues legalmente podan trabajar en cualquier parte (Daz, 1984:27). En el periodo de 1821 a 1880, las contradicciones fundamentales estaban determinadas por la relacin de las haciendas con las comunidades agrarias y al interior de aqulla por sus relaciones de produccin (despojo y peonaje). Los conflictos agrarios giraban en torno a la propiedad de la tierra, aunque tambin haba inters por mejorar las relaciones de trabajo entre jornaleros y arrendatarios al interior de la hacienda (Landzuri, Vzquez, 1986:69). La ley de Desamortizacin de 1856 dej desamparados a los pueblos indios, quienes perdieron la personalidad jurdica de las corporaciones, adems perdieron su personalidad como comunidades indgenas y quedaron con menos posibilidades de defender los derechos de sus tierras (Sotelo, 1979:112). Esta ley convirti la propiedad comunal en individual, al quedar en manos de las comunidades indgenas fue presa fcil de la enajenacin y form parte de las grandes haciendas. En el siglo XIX la economa mexicana giraba en torno al agro, sector que adems de ocupar la mayor parte de la fuerza de trabajo, produca los alimentos y la riqueza del pas y era fuente de acumulacin originaria de la naciente burguesa. El latifundio creci paulatinamente y, para el ltimo tercio del siglo se reestructur la propiedad rural. La produccin y circulacin de mercancas se fueron subordinando a los intereses de acumulacin. Entre 1821 y 1850 fue notorio el estancamiento de la actividad agrcola. En cuanto a la distribucin de la tierra, el estado jug un papel estratgico pues mediante una serie de disposiciones legales facilit la concentracin de tierra en manos de la clase dominante y liber fuerza de trabajo, con ello se transform la estructura de la sociedad y se modificaron las relaciones sociales de produccin. De esta manera, el proceso de expansin y concentracin territorial mediante la expropiacin hacia las comunidades indgenas iniciado en la Colonia tena continuidad en el siglo XIX. Con la Ley Lerdo se esperaba reestructurar la propiedad de la tierra al impulsar la pequea propiedad, pero result lo contrario. Ya no haba leyes que protegieran a los indios, los pueblos y las comunidades indgenas

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siguieron siendo sujetos de intenso despojo de sus medios de produccin, incluso bajo disposiciones legales que fomentaron la expropiacin de sus tierras. Ante esta situacin, las comunidades indgenas expulsaron un considerable nmero de campesinos sin tierras, quienes dependan completamente de la hacienda para su sobrevivencia, pues era el nico centro de trabajo, en el mbito regional, al que tenan acceso (Landzuri, Vzquez, 1986:130-142). El sector campesino no particip en las luchas entre liberales y conservadores; no observaron ningn beneficio en las leyes de Reforma. La dinmica agraria tuvo una continuidad estructural bsica. En todo caso se acentuaron o se aceleraron mecanismos y relaciones ya vigentes en los ltimos aos de la colonia. Durante el porfiriato se aceler el proceso de liquidacin de la propiedad comunal, las leyes de reforma fueron aplicadas con todo rigor en contra de las comunidades, mediante la ley de 1894 relativa a la ocupacin y enajenacin de terrenos baldos, esta ley promovi la actividad de compaas deslindadoras, como uno de sus efectos se intensific la concentracin de tierra. El escenario era de violencia y represin a las rebeliones indgenas como los alzamientos de los yaquis de Sonora y los mayas de Yucatn. A principios de siglo, de acuerdo con Luis Cabrera, el 90% de los pueblos de la Mesa Central no posean tierra alguna (Bartra, 1974:113).

D. Memoria de la revolucin

El movimiento zapatista surgi en el contexto de una revolucin nacional, poltica y social. Formaba parte de una coalicin gradual de varios levantamientos independientes, originados en Morelos, Guerrero, Mxico y Puebla. Estos levantamientos surgieron por conflictos de tierras y represin, que derivaron en la rebelin en contra de la dictadura porfirista y a favor de Madero (De la Pea, 1980: 93). Las fuerzas zapatistas superaban al gobierno federal en una proporcin de diez a uno. El triunfo maderista, sin embargo, no deriv en un programa agrario que beneficiara a los campesinos como se haba ofrecido, de ah que el ejrcito de Zapata manifestara su autonoma a travs del Plan de Ayala que desconoca a Madero. Su programa agrario se basaba en la devolucin de las tierras despojadas a los pueblos y dotacin de tierras. Para 1915 se haban logrado importantes dotaciones, y una efmera bonanza se present para los zapatistas. El pueblo poda decidir entre el manejo comunal y sus modalidades o la dotacin parcelaria definitiva con una sola restriccin: la posesin de la tierra slo se transmita por

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herencia y no poda ser vendida ni enajenada , utopa que lleg a su fin con la invasin carrancista que despobl los asentamientos rurales, quienes eran capturados eran deportados a los campos de trabajos forzados a la pennsula de Yucatn. Los zapatistas resistan, haban peleado por tierra y por ejercer el dominio sobre el territorio a travs de la comunidad libre . La revolucin no haba triunfado como proceso social ni como fuerza militar . Resurgi un Estado central que monopolizaba el poder, los pueblos ante una nueva campaa del gobierno, no ofrecieron resistencia, el ejrcito zapatista se disolvi, en 1919 asesinaron a Zapata (Warman, 1988: 109-119). Despus de la toma de Cuautla por los ejrcitos campesinos, Zapata dio la orden de reclamar a las haciendas las tierras en litigio. En el sur de Morelos se recuperaron tierras de la hacienda de San Gabriel, situada en Puente de Ixtla (Bartra, 1993:64), San Jos Vista Hermosa, Santa Rosa Treinta Pesos y Santiago Zacatepec, entre otras. El casco de la hacienda de San Jos Vista Hermosa actualmente funciona como hotel. Cuando se inici la revolucin esta hacienda posea 13, 186 has. de tierra, extensin que en su mayora fue repartida a los ejidos de Puente de Ixtla, Alpuyeca, Vista Hermosa, Tlatenchi, Ahuehuetzingo, El Estudiante, Tequesquitengo, Ro Seco, Xoxocotla y Galeana. Restndole al casco 518 hectreas, aparte de 110 que compr y 825 que estaban embargadas. La hacienda de Santa Rosa Treinta, donde producan miel y azcar, cedi tierras a los ejidos de Tetecalita, Atlacholoaya, Huatecalco, Zacatepec, Amador Salazar, Temimilcingo, Treinta, Acamilpa y Xoxocotla; quedaron a esta hacienda y su anexa, San Miguel, unas 23 has