privilegios gremiales

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Contra los privilegios gremiales Disminuir tamaño del texto Aumentar tamaño del texto BAJO el pretexto de defender la Sanidad pública, un sector de los médicos madrileños oculta intereses gremiales y corporativos con el objetivo de manejar la organización de los hospitales. El plan alternativo presentado por una plataforma que se dice «profesional» incluye catorce propuestas que no redundan en beneficio de los pacientes, sino que intentan mantener viejos privilegios. La reducción del número de pacientes ingresados o las altas sanitarias rápidas no suponen evidentemente ningún beneficio para el servicio público de la salud. En realidad, nadie aporta razones objetivas para desmentir la necesidad de una externalización de la gestión que algunos confunden - interesadamente- con la privatización. El consejero Fernández Lasquetty tiene toda la razón cuando califica de «decepcionante» el documento de los médicos. Por ahora, todo se reduce a la propaganda y la movilización en la calle, incluidas algunas escenas poco adecuadas para un colectivo que debería mantener una imagen de rigor y seriedad. En tiempos de emergencia económica, no sirve hacer cuentas imaginarias para un supuesto ahorro de 1.200 millones, y mucho menos convocar huelgas que perjudican directamente a los pacientes. El encierro de Tomás Gómez y otros dirigentes socialistas en la Asamblea de Madrid es un espectáculo gratuito de populismo y demagogia. La gestión de los servicios públicos, en especial de la sanidad, no depende de su carácter público o privado, sino de la eficiencia en el funcionamiento. El proyecto del Ejecutivo que preside Ignacio González está orientado en la buena dirección frente a quienes intentan salvar sus propias ventajas a costa de convertir en rehenes de intereses particulares a millones de ciudadanos madrileños.

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Page 1: Privilegios gremiales

Contra los privilegios gremialesDisminuir tamaño del texto Aumentar tamaño del texto BAJO el pretexto de defender la Sanidad pública, un sector de los médicos madrileños oculta intereses gremiales y corporativos con el objetivo de manejar la organización de los hospitales. El plan alternativo presentado por una plataforma que se dice «profesional» incluye catorce propuestas que no redundan en beneficio de los pacientes, sino que intentan mantener viejos privilegios. La reducción del número de pacientes ingresados o las altas sanitarias rápidas no suponen evidentemente ningún beneficio para el servicio público de la salud. En realidad, nadie aporta razones objetivas para desmentir la necesidad de una externalización de la gestión que algunos confunden -interesadamente- con la privatización. El consejero Fernández Lasquetty tiene toda la razón cuando califica de «decepcionante» el documento de los médicos. Por ahora, todo se reduce a la propaganda y la movilización en la calle, incluidas algunas escenas poco adecuadas para un colectivo que debería mantener una imagen de rigor y seriedad.En tiempos de emergencia económica, no sirve hacer cuentas imaginarias para un supuesto ahorro de 1.200 millones, y mucho menos convocar huelgas que perjudican directamente a los pacientes. El encierro de Tomás Gómez y otros dirigentes socialistas en la Asamblea de Madrid es un espectáculo gratuito de populismo y demagogia. La gestión de los servicios públicos, en especial de la sanidad, no depende de su carácter público o privado, sino de la eficiencia en el funcionamiento. El proyecto del Ejecutivo que preside Ignacio González está orientado en la buena dirección frente a quienes intentan salvar sus propias ventajas a costa de convertir en rehenes de intereses particulares a millones de ciudadanos madrileños.