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  • Principio y fundamento del Universo

    (ensayo filosfico)

    Pablo M Ozcoidi Garca-Falces

  • Principio y fundamento del Universo (ensayo filosfico) Pablo M Ozcoidi Garca-Falces Editado por: PUNTO ROJO LIBROS, S.L. Cuesta del Rosario, 8 Sevilla 41004 Espaa 902.918.997 [email protected] Impreso en Espaa ISBN: 978-84-15561-82-8 Depsito Legal: Maquetacin, diseo y produccin: Punto Rojo Libros 2012 Pablo M Ozcoidi Garca-Falces 2012 Punto Rojo Libros, de esta edicin Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizacin por escrito de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproduccin parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografa y el tratamiento informtico, y la distribucin de ejemplares de esta edicin mediante alquiler o prstamos pblicos.

  • Dedicado a D. Francesc Nicolau i Pous

  • ndice

    Introduccin ............................................................... 15

    Captulo 1: Viaje de ida. Del Principio (rc) de los Jonios al Hilemorfismo ..................................... 25

    1. Sumario del captulo primero ............................... 27

    2. De Tales de Mileto a los pitagricos ..................... 30

    3. Parmnides y los filsofos pluralistas .................... 37

    4. Orgenes platnicos de la Teora Hilemrfica ....... 42

    5. Aristteles y la Teora Hilemrfica ....................... 46

    Captulo 2: Viaje de regreso: Del Hilemorfismo al principio (rc) de los Jonios .................................. 61

    1. Introduccin ......................................................... 63

    2. Materia prima y naturaleza .................................. 65

    A. La materia prima concebida como substrato ...... 65

    B. Materia prima y definicin de los entes corpreos ...................................................... 71

    C. Materia prima y leyes de la Fsica ...................... 73

    D. El concepto de pura potencia es ininteligible e irreal ............................................. 75

    E. La educcin de formas-sustanciales .................... 81

    F. Inteligibilidad de la materia prima ...................... 82

  • 3. La Materia Prima es forma-prima. Las formas sustanciales ............................................. 86

    4. Dinamismo de los entes materiales ........................ 98

    5. Dinamismo y materia prima ............................... 105

    Captulo 3: La materia prima entendida como materia primera ............................................... 111

    1. Introduccin ....................................................... 113

    2. Big-Bang e inicio del Universo ............................. 123

    3. Inicio del Universo y sentido comn ................... 126

    4. El arj de la Naturaleza: La energa inicial del Cosmos .............................. 133

    5. Lo que existe son estadios de la materia (E=mc2) ......................................... 137

    6. Materia-primera y devenir del Universo: evolucionismo y emergentismo ............................... 144

    7. En sintona con los filsofos del devenir.............. 150

    8. Esquema de lo tratado en este captulo .............. 163

    9. Inteligibilidad de la materia-primera ................... 166

    Bibliografa ................................................................ 169

  • Principio y fundamento del Universo

    (ensayo filosfico)

  • Principio y Fundamento del Universo (ensayo filosfico)

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    Introduccin

    Al inicio de este tercer milenio la actitud de quienes tengan la osa-da de dedicarse a investigar sobre la materia debe estar llena de curiosidad y esperanza. Al dirigir la mirada a los avances alcanza-dos por la Ciencia en las ltimas centurias no podemos menos que quedar sobrecogidos ante la magnitud de los logros alcanzados por quienes han volcado en la tarea investigadora generosamente su sensibilidad, su corazn y su cabeza.

    Ese admirable testamento, legado por los que nos han precedido, debe servir de trampoln para afrontar el futuro, no cabe dormirse en la contemplacin de lo ya logrado, la admiracin por lo recibido debe ir acompaada por una valiente tarea de investigacin, de bsqueda de un conocimiento ms profundo de la realidad. El pa-sado tiene un valor innegable en todos los rdenes, pero sera mise-rable permanecer mirndolo con una nostalgia cerrada a un futuro ms prometedor.

    En este legado recibido ocupa un papel muy importante la Filosofa. Ciertamente se trata de una disciplina ardua, dura, incluso muchas veces frustrante, pero la historia ensea que lo que dicen los filso-fos acaba configurando la sociedad y sus doctrinas permanecen por los siglos. Nombres como Tales de Mileto, Parmnides, Pitgoras, Demcrito, Platn, Aristteles, Plotino, Agustn de Hipona, Toms de Aquino, Guillermo de Occam, Descartes, Espinoza, Hume, Kant, Hegel, Marl Scheler, Compte, Marx, Bergson no caen en el olvido porque sus enseanzas, incluso sus mismos errores, han acabado configurando la sociedad.

    Cuando, por escribir sobre Filosofa, cae sobre quienes la cultivan con toda su dureza la crtica de muchos que la consideran una dis-

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    ciplina de poco prestigio y menos ingresos econmicos, pienso en lo frvolo y efmero de muchos libros de buena venta, pero cuya influencia en el progreso humano es nula, o prcticamente nula. La Filosofa no debe ser despreciada ni cuando yerra. Pensemos que hasta los sistemas ms equivocados han influido decisivamente en la historia, o es que no quedan todava vivas las llamas del penoso marxismo.

    El tercer milenio ciertamente ha recibido del pasado una ingente cantidad de material filosfico; sin embargo, una mirada atenta percibe que se encuentra en un estado deplorable: ausencia de una terminologa precisa y aceptada por todos para nombrar las cosas, falta de doctrinas aceptadas por la mayora, abundancia de sistemas filosficos, tal vez geniales, pero entre los que parece que no cabe ningn tipo de dilogo.

    Por estas razones me parece que la primera tarea que necesita afrontar la Filosofa ha de ser buscar la claridad: recibir lo mucho bueno que le entrega el pasado, pasarlo por el tamiz de la crtica y establecer reglas para lograr un mejor entendimiento entre todos. Tarea sta que debe ser realizada con fe, pues la Filosofa no es un cadver dispuesto para enterrar, vctima del desarrollo de las cien-cias modernas. Cul es el camino a seguir? El de siempre, pensar buscando serenamente la verdad.

    Aunque este libro trata de un mbito muy reducido de la Filosofa se ha escrito teniendo en cuenta la bsqueda de esa claridad cuya necesidad acabo de apuntar.

    ****

    En este ensayo voy a meditar sobre el tema del Universo, para pre-guntarme qu es lo que explica en ltima instancia su ser y su de-venir. Es el problema del principio (arj), que atrajo la especula-cin de los primeros filsofos griegos y al que prestaron intensa atencin quienes les siguieron. Por ello dedicar el primer captulo

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    a exponer las diversas soluciones que dieron a esta cuestin los filsofos que van de Tales de Mileto a Aristteles. Se trata de un viaje desde el principio (arj) al Hilemorfismo. Prestar especial atencin a esta teora que explica la realidad mediante el concurso de dos principios: materia-prima y forma-sustancial; la primera, indeterminada, carente de naturaleza y dinamismo; la segunda, determinante de la materia, pues le proporciona la naturaleza y el dinamismo de los que aquella carece.

    Especial importancia va a tener en este ensayo el concepto de ma-teria-prima, pues a su revisin dedico el segundo captulo. Tal crti-ca me llevar a afirmar, frente a Aristteles, que no se puede decir de ella que sea pura potencia (aunque s primera potencia) y que, an siendo substrato de todos los entes corpreos, est dotada de naturaleza y dinamismo. Como se puede observar el cambio respecto a la concepcin aristotlica va a ser radical. Por todo ello, si el captulo primero era un viaje del arj al Hilemorfismo, el se-gundo va a ser un viaje de regreso del Hilemorfismo al arj. Ya la materia-prima no ser un co-principio, junto con la forma, sino el nico principio (arj). Por tal motivo dejar de llamar al fundamen-to materia-prima para darle el nombre de materia-principio (mate-ria-arj), o simplemente arj.

    Este cambio en el modo de concebir la materia-prima no es algo trivial, pues cuando en un sistema se muda el sentido de algn con-cepto bsico de alguna manera todo l queda afectado. Veamos una de las consecuencias. Concebida la materia-prima como arj, es decir, como nico principio del ente corpreo, es evidente que la forma queda afectada, queda desplazada a un segundo plano per-diendo su condicin de co-principio lo que, dicho en otras palabras, no es otra cosa que el fin del Hilemorfismo.

    Si tenemos en cuenta que no faltan filsofos que consideran tal teora como el centro del aristotelismo, es evidente que el golpe, si es correcto, tambin ser considerable. No han sido solamente es-tos temas los afectados. En este mismo ensayo, cuestiono los con-ceptos de potencia y acto, porque aunque los considero vlidos en

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    relacin con el movimiento, sin embargo no veo claro que puedan aplicarse de alguna manera a la estructura intrnseca de los entes, pues ya hemos visto que no es vlida una composicin materia (potencia) forma (acto). En definitiva va a quedar afectada toda la Filosofa de la Naturaleza y la Metafsica de Aristteles y de un modo muy especial un tema de tanto calado como las Categoras.

    Pero esto no es todo. Durante mucho tiempo pens que con las ideas expresadas en el captulo segundo se haban acabado mis observaciones sobre la materia-prima. Ms tarde me di cuenta de que, an manteniendo en sustancia las tesis de ese captulo, caba ir ms lejos. Esas nuevas ideas las expondr en el captulo tercero. En l dejar de concebir no solamente a la materia-prima, sino tambin a nuestra materia-arj como substrato siempre permanente en el cambio, para entenderla como aquella realidad que se encuentra en el origen del devenir del Universo. De manera que la materia-arj, al tiempo que se concibe como realidad (res), adquiere un nuevo sen-tido de carcter temporal. En el inicio del Universo nos encontra-mos con una energa inicial donde est programada toda su evolu-cin. Dejar por ello de hablar de la materia-prima aristotlica y tambin de la materia-arj, tal como se expone en el captulo se-gundo, para referirme a una materia-primera, que est en el origen del Universo y cuya dinmica explica su devenir.

    De este modo, sin haberlo pretendido, es como me fui apartando de Aristteles para acercarme en un primer momento a los Jonios (captulo segundo) especialmente a Anaximandro para, ms adelante, acercarme a los filsofos del devenir (captulo tercero), a aquellos que mantienen la existencia de una evolucin emergentis-ta, que afirma que de los seres inferiores surgen los superiores. En esta lnea entre otros muchos encontramos a Bergson y Whitehead.

    ****

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    El ao 2000 publiqu mi primer libro, La huella de la Trinidad en el arj de la Naturaleza, en el que someta a juicio, como ahora, el Hilemorfismo. No le faltaron alabanzas, aunque tampoco estuvo ausente de crticas, especialmente de los aristotlico-tomistas. La ms severa y profunda me la hizo un profesor Argentino de la Uni-versidad de Cuyo, Francisco Rego, que public un libro titulado en portada, La materia-prima: una confrontacin crtica. Ms expresivo era el ttulo tal como se expona en la primera pgina que deca: La materia-prima: Una confrontacin crtica. Anlisis crtico de la obra La Huella de la Trinidad en el arj de la Naturaleza (una aproxi-macin filosfica) 1. Era evidente que el libro se dedicaba por entero a la crtica de una parte importante de mi ensayo.

    Rego valor el libro y lo consider coherente, por ello le pareci que era actitud lgica en un fiel seguidor de Aristteles nece-sario proceder a demostrar su falsedad. Aunque no estoy de acuerdo con las razones que aporta Rego he estimado oportuno rehacer aquel mi primer libro; en primer lugar por razones forma-les, pues, por inexperiencia, comet errores entre los que cabe des-tacar el ttulo que, aunque responde a su gnesis no revela, en ab-soluto, el contenido de la obra y, en segundo lugar, de contenido, y no precisamente por haber dado marcha atrs en mi modo de pen-sar sino, todo lo contrario, ya que entiendo haber ido ms lejos en mis conclusiones completando lo que en aquel primer libro se apuntaba. A continuacin sealo los profundos cambios que intro-duzco en la nueva versin del libro.

    En aquel primer libro trat temas que ahora voy a eludir. El ms importante de ellos es el de las Categoras, que es una de las tesis centrales de la Filosofa aristotlica. Este tema es de tal transcen-dencia que queda en reserva esperando un mejor momento para pronunciarme sobre l. Tambin he eludido otros temas como el principio de individuacin y la relacin entre el ser y forma. Si he suprimido tales cuestiones ha sido buscando una mayor claridad,

    1 REGO, F., La Materia Prima: una confrontacin crtica. Gladius. Buenos Aires (Argentina) 2005, 65.

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    de manera que quedaran ms patentes las cuestiones verdadera-mente centrales de este ensayo. De este modo ha quedado suprimi-do el tercer captulo de aquella obra.

    Por otra parte decid dividir el captulo segundo en dos; el segundo y el tercero de este nuevo libro. El captulo segundo contiene, como ya he dicho, una crtica a la materia-prima de Aristteles, que nos llevar a una materia-arj concebida como substrato y dotada de naturaleza y dinamismo. En el captulo tercero he ido ms lejos, de manera que, teniendo en cuenta los adelantos de la ciencia y la Filosofa, he concebido de un modo ms concreto la materia-arj, considerada ahora como la energa existente en el primer mo-mento cosmolgico.

    No acaban ah los cambios introducidos. He hecho un esfuerzo importante buscando una mayor sencillez y claridad en el modo de expresarme, con el objeto de hacer el libro ms asequible a quien lo lea. Para ello he suprimido muchas citas de manera que no se per-diera la unidad en la exposicin; tambin he intentado evitar el uso de trminos equvocos o anlogos que fcilmente pueden llevar a confusiones. El ejemplo ms claro de lo que acabo de decir es el de la materia-prima, pues reservo este trmino a la concepcin que tiene Aristteles de ella, mientras que a mi modo de concebirla la llamar, como ya he dicho, en el captulo segundo materia-arj y materia-primera en el tercero. Otro modo de proceder llevaba, por razones obvias a confusiones.

    Tambin me he visto precisado a optar, entre varios posibles, por un nico modo de entender la palabra sustancia. En primer lugar he suprimido en este libro la expresin substancia. Despus he reser-vado el trmino sustancia al modo como lo entiende Aristteles (ousa) identificndolo con entes corpreos. Esta decisin me llev a una dificultad que era cmo catalogar la energa inicial del Uni-verso, que no es un ente corpreo. El trmino que me pareci ms oportuno fue el de pre-sustancia. Es evidente que me he alejado en este punto de los filsofos modernos que usan la palabra sustancia para referirse a la totalidad de la materia que existe en el Universo.

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    Ya he dicho que es muy importante la claridad y sta no es posible si se usan trminos equvocos, es decir, trminos que se puedan utilizar con diversos significados.

    Por ltimo dir, como ya he apuntado, que el ttulo La huella de la Trinidad en el arj de la Naturaleza deba ser cambiado por dos razones, la primera de ella porque no expresa el contenido del libro y la segunda, porque de cualquier cosa se puede decir que es huella de la Trinidad. Por eso he optado por titular el libro de este nuevo modo Principio y fundamento del Universo.

    ****

    Son muchas las teoras que los filsofos han formulado procurando alcanzar una explicacin coherente de la naturaleza. Pondr el acento en la antigedad griega a la que voy a dedicar un captulo, el primero. Ciertamente entonces no se acabaron las teoras sobre el Universo. Todava en la antigedad nos encontramos con la teora de las rationes seminales. Durante la Edad Media domina la teora hilemrfica y, junto a ella, la teora de los cuatro elementos. En la Edad Moderna parece triunfar de modo definitivo el mecanicismo, que ya en Grecia sostuvo Demcrito. A finales del siglo XIX se abre paso el evolucionismo que de da en da va ganando autoridad.

    La teora de los cuatro elementos y el Hilemorfismo estn vigentes en la Edad Media. La primera de ellas se vino abajo con la explica-cin mecanicista de la Naturaleza. El Hilemorfismo ha continuado ensendose all donde perviva la Escolstica Tomista. El mecani-cismo, triunfante con el desarrollo de la ciencia moderna se ha ve-nido abajo con los nuevos descubrimientos, especialmente en los del primer tercio del siglo XX. A finales del siglo XIX empieza a abrirse paso la teora evolucionista que hoy es admitida por la ma-yora de la comunidad cientfica y que, siendo en su origen una pura hiptesis, va, poco a poco, ganando terreno como tesis cient-fica.

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    En este trabajo he procurado purificar el campo de las teoras, eli-minando aquellas que parecen inaceptables. As, en el captulo se-gundo he sometido a crtica la teora hilemrfica, el tiempo dir el grado de eficacia de tal anlisis. Entonces me acerqu a los Jonios. Pero en el captulo tercero, al rechazar un arj concebido como substrato, me apart de ellos para acercarme a la corriente evolu-cionista tan aceptada actualmente por filsofos y cientficos, pero no en todos sus puntos, pues rechazo, como se ver, tanto la eter-nidad del mundo as como el pantesmo, tesis que subyacen en la mayora de las corrientes actuales.

    La investigacin del Universo se va aclarando. Muchas teoras han sido eliminadas por la historia. Creo que en este ensayo he contri-buido a esta tarea de simplificacin al tratar de demostrar que la teora hilemrfica no responde a la realidad.

    ****

    El ao 2006 publiqu el libro Dios, un reto para la razn, ahora publico este otro Principio y fundamento del Universo. Es evidente que el primer libro trata de Dios y el segundo de la materia, pero hay que decir que, aunque parezca que se trata de dos libros inde-pendientes, hay entre ellos armona e interrelacin. En este libro sobre la materia fijo la atencin en las causas prximas de la mate-ria mientras que en el libro sobre Dios prest atencin a la causa ltima. Por ello, si quisiera dar un nombre al sistema que est en el substrato de los dos libros entiendo que el ms adecuado sera Ma-terialismo trascendente. Ciertamente las cosas son materia, pero materia contingente que no logra dar una explicacin de s misma, para ello necesita de una causa trascendente.

    Aunque tal vez no lo parezca los dos libros forman una unidad. El libro actual que trata sobre la materia deja abiertas las puertas de la trascendencia, pero no las traspasa: nos quedamos en las causas

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    prximas. Precisamente el paso a lo trascendente a Dios es el objeto del otro libro Dios, un reto para la razn.

  • Captulo 1

    Viaje de ida: Del Principio (rc) de los Jonios

    al Hilemorfismo

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    1. Sumario del captulo primero

    Este captulo introductorio tiene por objeto ofrecer una presenta-cin sucinta de la evolucin del pensamiento griego, en lo referente a la comprensin de la Naturaleza, desde el principio, Tales de Mile-to, hasta la formulacin de la teora hilemrfica por Aristteles. Lo he escrito para aquellos que son profanos en Filosofa con el fin de que puedan disponer de aquellos conceptos que son necesarios para comprender el captulo segundo que es donde verdaderamen-te se empieza la crtica de Aristteles entrando de esta manera en la sustancia del contenido de este libro. Quienes estn iniciados en la Filosofa bien pueden prescindir de su lectura.

    Limitar el contenido de este captulo al estudio de la Filosofa de la Naturaleza va a permitir acotar el terreno de estudio, es decir, evi-tar pronunciarnos sobre otras cuestiones importantes, que los grie-gos trataron con acierto, pero que en este momento no son objeto de nuestra atencin como pueden ser los temas referentes a la tica o a la poltica. Por el contrario se podr eludir cuestiones como las que sealo a continuacin:

    1. El arj. El primer tema que abord la Filosofa griega los Jo-nios fue el del arj (rc), el de la existencia de un principio intrnseco, eterno y dinmico, origen y fin de todas las cosas. Ese principio, que explica la existencia y el devenir de todos los entes, puede ser una realidad concreta, el agua, el aire o el fuego cono-cidas de todos como una realidad ms profunda, inalcanzable a los sentidos, que, sin mostrarse tal cual es, todo lo explica como sucede con el apeiron (peiron), lo indeterminado de Anaximandro.

    2. El logos. Herclito de feso entiende que el Universo es un fuego en constante movimiento el fuego es ahora el arj , pero aade un nuevo elemento imprescindible para comprender el Cosmos, la existencia de una sabidura inmanente inscrita en el ser y en el obrar de las cosas; a esta sabidura le llam logos (lgoj). Cierta-mente hay sabidura en el Cosmos. Lo manifiesta la sabidura popu-

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    lar con el aforismo: La Naturaleza es sabia y, por otra parte, la Ciencia no deja de constatar que cuanto ms avanza en la compren-sin de la Naturaleza, son mayores los campos que se presentan oscuros. El optimismo cientfico del siglo XIX ya era una confirma-cin de la existencia del logos, pero en el siglo XX, abandonado ese optimismo, se ha llegado a la conclusin de que la sabidura inmersa en la Naturaleza es inalcanzable: cuanto ms se sabe, ms se va ampliando el campo de lo que no se comprende.

    3. El mundo de las ideas. Mientras que los Jonios prestaron mayor atencin a los sentidos y, por lo tanto, a lo que con ellos se percibe la Naturaleza cambiante, otros filsofos centraron sus reflexio-nes en la razn dando, por ello, especial importancia a lo perma-nente, a lo universal. De este modo se inici un nuevo modo de filosofar. Los Pitagricos pusieron las bases de este nuevo estilo cuando al explicar la Naturaleza recurrieron a las matemticas y a la geometra. Esta senda de la razn y de los universales, aunque desde otra perspectiva, la recorri despus Parmnides, cuya Filo-sofa se centr en el ser y sus propiedades. Ms tarde ser Scrates quien aplique este modo de filosofar al mbito de la tica. Todos estos filsofos influyeron en Platn, para quien lo real ser el mun-do de la razn, reduciendo de este modo la realidad captada por los sentidos a una pura sombra de lo verdaderamente real: las ideas.

    4. La identidad entre ser y pensar. Parmnides haba puesto es-pecial nfasis en una idea que est en la base de lo que se ha dicho en el prrafo anterior, a saber, que es lo mismo ser y pensar. Por ello, razonando, lleg a la conclusin de que el ser material tiene, contra toda evidencia, propiedades divinas. La influencia de esta relacin entre ser y pensar ser grande en Aristteles.

    5. La solucin del pluralismo. Parmnides hizo especial hincapi en la inmutabilidad del ser, pero era tan patente que tal modo de concebir la realidad era absurdo la realidad se nos presenta en forma de algo que constantemente cambia que sus discpulos, tratando de salvar la inmutabilidad de Parmnides y hacerla com-patible con el cambio real, se vieron forzados a recurrir a solucio-

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    nes de tipo pluralista como sucede, entre otros, con el atomismo de Demcrito.

    6. El Hilemorfismo. De Platn a Aristteles no hay ms que un paso. Platn mantuvo la existencia de un mundo de ideas respecto al cual el mundo en que habitamos no es ms que una pura sombra. Aunque Aristteles se alej de su maestro en este punto, sin em-bargo es innegable que Platn influy de un modo decisivo en el Hilemorfismo.

    Enseaba Platn que un Demiurgo (artfice) haba plasmado en una materia eterna las ideas universales. Aristteles sustituy al De-miurgo por la naturaleza, que es quien obra, y las ideas platnicas, eternas e inmutables, dejan de ser el mundo real para ser sustitui-das por un principio constitutivo del ente corpreo, al que se llama-r forma. Para Aristteles lo real ya no son las ideas platnicas sino las cosas mismas, a las que llama sustancias y que tienen un fundamento dual, la materia y la forma.

    Por ltimo creo que no se puede dejar de decir que la materia-prima, tanto en Platn como en Aristteles, es el principio de im-perfeccin.

    En los epgrafes siguientes expondr ms detenidamente estas ideas.

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    2. De Tales de Mileto a los pitagricos

    Es parecer comn que la historia del pensamiento comenz el da que la mente humana, abandonando los mitos, empez a buscar explicaciones racionales de la Naturaleza siendo la primera cuestin que se plantearon el cambio. Si no hubiera existido cambio, nada habra habido que preguntarse sobre l pero como exista caba esa posibilidad.

    Al interrogarse por qu cambian las cosas llegaron a la conclusin de que tena que haber alguna realidad, radical y nica, que expli-cara el devenir y a la que llamaron principio, que en griego se dice rc (arj). Aristteles, comentando sobre el principio dice que, segn los Jonios, de l proceden todas las cosas, que permane-ce inmutable en los cambios y que todas las cosas acabarn resol-vindose en l2.

    Cmo entender este principio intrnseco. Tal vez la siguiente analo-ga, salvadas las distancias, pueda servir. Si voy a la playa, veo que con la arena se pueden hacer muchas cosas (castillos, figuras de personas, etc.), cada una de ellas con sus peculiaridades, pero si nos preguntamos qu son en ltima instancia tales figuras la respuesta es sencilla: arena. Se trata, en efecto, de modos diversos de presen-tarse la arena, realidad de la que ciertamente proceden y en la que en definitiva se resuelven. Es evidente que con este ejemplo no pretendo en absoluto afirmar que la arena sea el arj del Universo, pero puede servir para comprender el problema que se plantearon los primeros. Cuando el filsofo griego se pregunta por el arj lo que hace es buscar algo intrnseco a la Naturaleza que le propor-cione la explicacin de la totalidad de la misma.

    2 Cfr. REALE, G. Y ALTISERI, D., Historia del filosfico pensamiento y cientfico, Tomo I. Herder. Barcelona 1995, 37.

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    Los Jonios se apuntaron a la solucin monista para el Universo plural. Cuando en agosto del 2001 contemplaba el volcn Etna en plena vitalidad arrojando su lava en forma de ros que bajaban por la montaa, me vena a la mente aquel principio arj que bus-caban los Jonios como fundamento de la explicacin del Cosmos y pensaba que bien poda haber dicho alguno de ellos que el arj era la lava de los volcanes. Esa lava destructiva es tambin vivifican-te, de manera que cuando se enfre podr ser cultivada y servir del suelo a un vergel. Ninguno de aquellos primeros filsofos pens que la lava era el arj tampoco yo lo pienso pero me ha pare-cido que esa analoga podra ser de utilidad para el lector profano en cuestiones de Filosofa.

    Como Tales no vivi en Sicilia, junto al Etna, sino en Mileto, en las costas del Egeo, rodeado de agua por todas partes, pens que el arj deba de ser el agua: Todas las cosas proceden del agua y se resuelven en agua.

    La crtica que se le hace a este filsofo, siempre desde la perspecti-va aristotlica, es que confundi la causa material con un elemento concreto de la Naturaleza: con la sustancia agua. Pero esta observa-cin ya supone que la teora de las cuatro causas es la verdadera, lo que es ms que opinable. Cuando Aristteles expone su teora de las cuatro causas considera que el agua de Tales pertenece al orden de la causa material, causa que se refiere a aquello de lo que estn hechas las cosas.

    Pero es preciso matizar tal consideracin pues, aunque Tales piensa que el agua es aquello de lo que estn hechas las cosas, sin embar-go la interpretacin aristotlica empobrece su pensamiento. Por qu considera Aristteles que el agua pertenece al orden de la cau-sa material?, poda tambin haberla considerado causa formal, pues nadie duda de que el agua posee naturaleza y sta pertenece al plano de lo formal.

    La explicacin que ofrece Tales no est en conformidad con la que, de ella, da Aristteles. Acaso, como ya he dicho, no recrimina a Tales por poner el arj en una sustancia concreta, el agua?, pero si

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    pensamos detenidamente veremos que el agua de Tales, analizada a la luz de las causas aristotlicas, es tanto causa material como for-mal. Por tanto, aquello que es principio (arj) explica, no solamente de qu estn hechas las cosas (causa material), sino tambin por qu las cosas son como son (causa formal). Perdn por haberme extendido, pero me pareca conveniente matizar la crtica aristotli-ca.

    Tales, adems, atribuy al agua cierto carcter divino, anunciando de este modo el progresivo alejamiento de los filsofos respecto a las cosmogonas griegas. Saca esta conclusin de la eternidad del agua y del dinamismo de las cosas. Al observar tal dinamismo lleg a la conclusin de su divinidad hasta el punto de llegar a decir que todas las cosas estn llenas de dioses3. Esta afirmacin no es ver-dadera, pues en realidad las cosas ni son dioses ni estn llenas de ellos; sin embargo, por otra parte, la ciencia moderna est dando la razn a Tales por haber tomado conciencia en los albores de la Filosofa de la existencia de un dinamismo intrnseco de lo material. Por poner el acento en el citado dinamismo su sistema ha sido cali-ficado, por unos de pampsiquista, por otros de hilozosta. El prime-ro de estos conceptos significa que todo tiene alma, el otro que la materia tiene vida. En definitiva se trata de dos trminos que a primera vista parecen muy diversos de contenido conceptual, pero que en realidad, de un modo u otro, hacen relacin al mencionado dinamismo.

    Termino resumiendo el pensamiento de Tales con la afirmacin de que hay un principio universal del Cosmos que es agua o algo semejante a ella que pertenece al orden de lo divino y que es eminentemente dinmico.

    Paisano y discpulo de Tales fue Anaximandro, quien, en su obra Sobre la Naturaleza, tambin se plante el tema del arj aunque lo resolvi de un modo diverso a su maestro pues no lo identific con ninguna sustancia concreta. Lo concibe como cierta realidad que

    3 Cfr. ARISTTELES, De nima I 5: 411a7. D. Laercio, I, 27.

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    sin ser sustancia es substrato de todas ellas. Por eso Anaximandro llam a su arj apeiron (peiron) lo indeterminado. Indeterminado tanto porque no tiene lmites espaciales como por carecer de natu-raleza, por ello aunque per se no es ninguna cosa determinada puede llegar a ser cualquiera de ellas.

    El arj de Anaximandro es una realidad pre-sustancial, que por su indeterminacin puede llegar a ser una gran multiplicidad de reali-dades4. Ni el agua, ni la arena de la que antes hemos hablado, ni la lava del volcn sirven para ilustrar el pensamiento de Anaximandro por cuanto son sustancias concretas. El apeiron es una realidad ms profunda que no puede ser captada por los sentidos.

    En definitiva Anaximandro, que contina la reflexin sobre el arj que haba iniciado Tales, no la resolvi acudiendo a alguno de los cuatro principios (fuego, tierra, aire y agua) sino que seal de modo preciso la indeterminacin de lo radical, indeterminacin de aquello de lo que estn hechas las cosas y que, para l, no se identifica con ninguna sustancia natural concreta, aunque al mismo tiempo lo es todas, ya que stas no son mas que modos de presen-tarse el apeiron al que, adems, concibe como eterno, empezando as una tesis que tendr muchos seguidores a lo largo de la historia, la de la inmortalidad de la Naturaleza (qnaton), la de su eterni-dad.

    El apeiron de Anaximandro, que en este punto sigue las huellas de su maestro, posee dinamismo, energa. Por afirmar tal dinamismo ha sido muy criticado, pues no han faltado quienes han pensado que tal atribucin no era otra cosa que una reminiscencia de un pasado que debera haber superado, sin embargo, hoy da esta atri-bucin de dinamismo al principio radical est siendo considerada por muchos como una genialidad de los Jonios5.

    4 Cfr. REALE, G. y Altiseri, D., cit. 39. 5 Cfr. CENCILLO, L., Hyle, Consejo Superior de Investigaciones Cientficas, Instituto Luis Vives. Madrid 1958, 16.

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    Resumo mi comentario sobre Anaximandro diciendo que su princi-pio (arj), al que llama apeiron, es indeterminado, est dotado de dinamismo y es la causa de todas las cosas. De l dice que es inco-rruptible e inmortal y en sintona con Tales que pertenece al orden de lo divino.

    Dejamos a Anaximandro para pasar a su discpulo Anaxmenes. El pensamiento de este no se aparta de modo sustancial del de sus predecesores hasta el punto que no se puede decir de l que abra nuevos horizontes. Baste subrayar que tambin trat sobre el arj, si bien, en lugar de afirmar que ste fuera el agua (sustancia) o el apeiron (lo indefinido), pens que lo era el aire (r, pnema). El carcter dinmico de la Naturaleza le llev a apartarse del apeiron de Anaximandro y a buscar algo que tuviera una naturaleza absolu-tamente mvil y le pareci que esa realidad tena que ser el aire.

    Concluyendo se puede decir que la respuesta de los Jonios a la pregunta sobre el principio arj puede ser sintetizada en cua-tro tesis, que paso a enumerar. La primera, afirman la existencia de un fundamento intrnseco nico de la realidad al que se atribuye naturaleza y que es designado con la palabra arj; la segunda, con-sideran que ese principio es eterno; la tercera, conciben que tal substrato no es algo inerte sino dotado de dinamismo; la cuarta, asignan al arj un carcter divino.

    Doy por terminadas estas reflexiones sobre los Milesios para pasar a exponer brevemente el pensamiento de otro gran filsofo con-temporneo de aquellos. Se trata de Herclito. Su actividad tiene lugar en Efeso entre los siglos VI y V a. de C. Tambin l escribir Sobre la Naturaleza y, al plantearse el tema del arj, lo resolver diciendo que es el fuego. Son palabras suyas las siguientes: Este mundo, el mismo para todos los seres, no lo ha creado ninguno de los dioses o de los hombres, sino que siempre fue, es y ser fuego eternamente vivo, que se enciende con medida y se apaga con me-dida (Fr. 30).

    Tambin Herclito, como sus predecesores, puso el acento en el dinamismo de la Naturaleza y de su principio intrnseco. Para Her-

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    clito la realidad es fuego y es en este ser fuego donde hay que bus-car la explicacin del devenir, la razn de su constante cambio. Posiblemente al concebir el arj como fuego solamente pretendiera tambin se ha dicho esto del agua de Tales hablar en sentido figurado, de manera que no llegara a pensar que el arj fuera el mismo fuego sino algo a modo de fuego. Por otra parte se adhiere a Anaximandro al afirmar la eternidad del mundo.

    Sin embargo, su aportacin ms importante a la Filosofa fue la afirmacin de la existencia de una razn eterna logos (lgoj) inscrita en la Naturaleza: la existencia de una sabidura inmanen-te en el Universo. Los entes no actan de un modo irracional sino inteligente, por eso dice del fuego que es como un rayo que gobier-na todas las cosas, atribuyndole de este modo racionalidad. Se trata de una aportacin genial del filsofo de feso, tan genial que no ha perdido actualidad con el paso del tiempo. Sobre Dios tam-bin se pronuncia de un modo singular cuando, alejndose de la tradicin griega, dice que El Uno, el nico sabio, no quiere y quiere ser llamado Zeus. Quiere ser llamado Zeus si este trmino se usa para expresar al ser supremo, pero rechaza el nombre de Zeus si se aplica a concepciones antropomrficas de la divinidad.

    Termino estas breves consideraciones sobre Herclito poniendo especial nfasis en su nocin de logos de la que, en adelante, no podr prescindir la Filosofa. Un logos que, aunque concebido por l como inmanente al mundo, ser para muchos el eco de otro lo-gos trascendente. Por ello, tomar como punto de partida la sabidu-ra inmersa en la Naturaleza va a ser uno de los caminos ms tran-sitados para demostrar la existencia de Dios. La racionalidad del Universo (Logos), su orden, se nos presenta como algo evidente, una racionalidad que el paso de los siglos ha ido progresiva y sor-prendentemente desvelando.

    Despus de dar este breve repaso al original pensamiento de Her-clito nos vamos a desplazar a la Magna Grecia donde enseaba otro gran maestro, Pitgoras. Con l el quehacer filosfico adems de desplazarse geogrficamente toma un nuevo rumbo. El problema

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    del arj adquirir ahora un claro perfil formal si nos atenemos al esquema Aristotlico de las causas.

    Pitgoras tambin naci en la Jonia para instalarse ms adelante en la Magna Grecia donde fund una escuela que alcanz un notable prestigio. En sintona con la importante aportacin de Herclito sobre la existencia del logos, Pitgoras aadi que tal racionalidad no poda sin entendida sin el recurso a las Matemticas. Aristteles comenta este nuevo modo de filosofar del modo siguiente: Los lla-mados pitagricos se dedicaron a las matemticas y fueron los pri-meros en hacerlas progresar; absortos en sus estudios, creyeron que sus principios eran los principios (arch en plural) de todas las cosas (...) y en los nmeros crean contemplar muchas semejanzas con los seres existentes (...) puesto que vean que los atributos y las relaciones de las escalas musicales eran expresables en nmeros y que pareca que todas las dems cosas se asemejaban en naturaleza (physis) a los nmeros (...)6.

    Aunque los pitagricos prescinden de otros aspectos de la realidad para centrarse en lo geomtrico y matemtico7, su aportacin lo estamos constatando cada da de modo ms patente fue verda-deramente genial. Pero la importancia de los pitagricos no acaba en el descubrimiento del papel trascendental de las matemticas y la geometra, es preciso destacar el dato de que como tales discipli-nas funcionan con conceptos universales con un mundo de ideas , prepararon la llegada de Platn.

    Ciertamente el Universo es regulado, en su estructuracin y dina-mismo, por frmulas matemticas de manera que no cabe dar una explicacin correcta del mismo si se prescinde de esta disciplina. sta es la genial aportacin pitagrica. Sin embargo, incurrieron en el error de pensar que los nmeros se identificaban con la esencia de los entes confundiendo de este modo un aspecto de la realidad con toda ella.

    6 ARISTTELES, Metafsica, I, 5. 7 Cfr. FABRO, C., Historia de la Filosofa, Tomo I. Rialp. Madrid 1965 p. 28.

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    3. Parmnides y los filsofos pluralistas

    La Filosofa dio un giro radical en el siglo V con la llegada de Par-mnides. El pensamiento de los Jonios tan pegado al terreno va a verse desplazado por otro modo de hacer Filosofa que ya no va a girar en el arj, principio intrnseco de los entes materiales , sino el ser8. Qu es el ser? La respuesta a esta pregunta va a ser el centro de su atencin. As, contra el dato evidente de un Cosmos poblado por una generosa variedad de entes contingentes, Parm-nides nos dir que el ser es uno e inmutable. No le interesan los seres sino del ser, negando de este modo su multiplicidad y su ca-ducidad.

    Dice Parmnides que el ser es y el no ser no es, de manera que es inconcebible que el ser no sea, as como tambin lo es que tenga imperfecciones. Pero cabe preguntarse de qu ser habla Parmni-des ya que los que observamos cada da no responden a tales ca-ractersticas? Nos encontramos as con la distincin entre dos mundos, el mundo de los sentidos y el mundo de las ideas, una distincin que caracterizar ms adelante el pensamiento de Platn.

    Cuando Parmnides dice que lo que existe es el ser y de este ser predica todo tipo de perfecciones es evidente que no puede referir-se a los entes que percibimos por los sentidos y que son tan cam-biantes, sino a otro mundo que est ms all del orden emprico al que se llega por la razn. De manera que as como Anaximandro introdujo en el orden natural lo infinito e indeterminado y Herclito el logos inmanente, ahora Parmnides, contradiciendo a Herclito, equipara lo sensible con lo ininteligible9.

    Por ello es preciso afirmar de Parmnides que, aunque en la direc-cin sealada del ser abra para la Filosofa nuevos y profundos

    8 Cfr. Cencillo, L., Hyle, cit., 16-17. 9 Cfr. Ibid., 18.

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    horizontes, en lo que se refiere al arj que es el tema que nos ocu-pa, su aportacin es nula. Dicho esto paso a subrayar tres grandes ideas del filsofo de Ela:

    La primera es la identidad entre ser y pensamiento. Suya es la frase tan conocida y valorada: ...lo mismo es ser y pensar. Los juicios evidentes nos manifiestan el modo de ser de la realidad. De sus conclusiones lgicas deduce un mundo lleno de perfecciones.

    La segunda es la aportacin definitiva para la Filosofa del concepto de ser necesario. Quin puede atreverse a decir despus de Parmnides que no existe el ser necesario? Por ello dice: Slo dos vas de investigacin se pueden concebir: la una afirma: es y es imposible que no sea. Es el sendero de la certidumbre, la verdad lo acompaa... En definitiva que el ser es y es inconcebible que no sea, otra cosa contradecira la relacin entre ser y pensar.

    La tercera es la atribucin de caractersticas divinas al ser. De l dice que no es engendrado, que es incorruptible, que es inmutable e inmvil, que no tiene pasado, ni futuro, que es un eterno presente, etc. Palabras que contrastan claramente con la realidad que tene-mos ante nuestros ojos. El Ser de Parmnides no tiene nada que ver con los seres que observamos en la realidad!, sin embargo, aunque no sea sta su intencin sus enseanzas no estn tan aleja-das de la realidad, pues, aunque l seguramente no se dio cuenta, en realidad se estaba introduciendo en el plano de lo divino. Si es preciso decir que el ser es y que es inconcebible que no sea, esta-mos diciendo una verdad no aplicable a lo conocido por los senti-dos, la razn nos est conduciendo hacia Dios10.

    Con Parmnides el problema del arj parece desvanecerse. Y digo con intencin que parece porque reaparecer con sus discpulos, que se vern precisados a adaptar el rigor del pensamiento de su maestro sobre la inmutabilidad del ser con una realidad que se presenta en constante movimiento. Cmo hacer compatible el ser inmutable con una realidad en constante devenir?. Para resolver 10 Cfr. REALE, G., Y ALTISERI, D., cit., 56-58.

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    este problema los discpulos de Parmnides se vieron obligados a abandonar la doctrina del arj nico, que haba caracterizado el pensamiento de los Jonios, para buscar soluciones de tipo pluralis-ta, es decir, tratarn de explicar la realidad tomando como origen del Cosmos una multiplicidad de elementos. Los representantes ms importantes de este nuevo modo de afrontar el tema del arj son Empdocles de Agrigento, Anaxgoras de Clazomene y Dem-crito de Abdera.

    Empecemos con Empdocles. Mantuvo la tesis de que si el ser era inmutable tal como haba enseado Parmnides la multiplicidad de los entes se debe a la mezcla de cuatro sustancias, el agua, el aire, la tierra y el fuego. Son precisamente estas sustancias las que gozan de la inmutabilidad del ser11. Esta teora de los cuatro elementos (tierra, fuego, aire y agua), que tuvo mucho predicamento durante siglos, explica los cambios sustanciales por la interaccin mecnica de tales elementos. Y todo cambio se explica por la accin de dos fuerzas csmicas, el Amor y el Odio.

    Ms interesante, dentro de las soluciones pluralistas, es la explica-cin que da Anaxgoras, quien afirma que el devenir se explica por la mezcla de unos principios a los que llama semillas (Aristteles les da el nombre de Homeomeras). Las homeomeras son cualitativa-mente distintas e infinitamente divisibles. Anaxgoras como disc-pulo de Parmnides mantiene la inmutabilidad del ser, las homeo-meras. Nada viene a la existencia ni es destruido sino que todo es resultado de la mezcla y la divisin (Fr. 17). La naturaleza de un cuerpo depende de las homeomeras que dominen. Podemos decir que nos encontramos aqu con un precedente de lo que sern las rationes seminales, doctrina mantenida por los estoicos y por S. Agustn y S. Buenaventura entre otros.

    De Anaxgoras conviene destacar que en su explicacin del Cosmos recurre a la existencia de una Inteligencia Ordenadora a la que llama Nous (Noj), afirmacin que va a suponer un salto cualitativo

    11 Cfr. Ibid., 63.

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    muy importante en el progreso de la Filosofa. Herclito haba sea-lado la existencia del logos (lgoj), sabidura inmanente al mundo, pero segn Anaxgoras tal logos resulta insuficiente. Para expli-car la realidad, hace falta recurrir a una mente trascendente, Nous, que sirva de fundamento al logos inmanente.

    Termino esta breve exposicin del pensamiento de los pluralistas citando al ms ilustre de ellos, Demcrito. Tambin l busca el ser inmutable de Parmnides, pero no lo encuentra en los cuatro ele-mentos de Empdocles, ni en las homeomeras de Anaxgoras, sino en los tomos; por ello su pensamiento ser llamado atomismo. Qu caractersticas tienen estos tomos? En primer lugar es preci-so sealar que sus dimensiones son tan pequeas que resultan imperceptibles para los sentidos, adems son indestructibles. Por otra parte son ajenos a toda cualidad de manera que solamente se distinguen entre ellos por factores cuantitativos como son la figura, el orden y la posicin (scma, txij, qsij).

    Los tomos estn en constante movimiento lo que les lleva a chocar entre ellos, consecuencia de estos choques es que unas veces rebo-tan sin consecuencia alguna ontolgica, mientras que otras se en-ganchan de los modos ms diversos y es precisamente esta diversi-dad la que explica la variedad de los entes. Por otra parte del mo-vimiento dice que es fruto de un azar que nada tiene que ver con una causa trascendente.

    Y las cualidades (color, olor, sabor...) que observamos en la reali-dad cmo se explican? De la misma manera que la diversidad de los entes, es decir por la diversa organizacin de los tomos. Es lo cuntico, tanto en el objeto percibido como en el sujeto, lo que ex-plica la existencia de experiencias sensibles subjetivas.

    Sin embargo no quedara bien expuesta la teora de Demcrito sin aadir algo ms, a saber, que tan importante como la existencia del tomo es la del no-ser o vacio (t kenn). El recurso al vaco es importante pues explica dos temas trascendentales, la multiplicidad de los entes y la existencia del movimiento. Sin vaco cmo puede haber ms de una cosa? Y, tambin sin vaco, cmo puede ser

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    posible el movimiento? De lo expuesto se puede concluir que to-mos, vaco y movimiento son para Demcrito elementos suficientes para explicar la realidad.

    El atomismo, conocido tambin como mecanicismo, goz de gran predicamento en la Edad Moderna con ocasin del poderoso desa-rrollo de la Fsica, pero ser la misma ciencia quien a finales del siglo XIX y principios del XX lo abandonar para abrirse a otras explicaciones ms profundas de la realidad12.

    12 Cfr. FABRO, C., cit. p. 37. Cfr. TEJEDOR CAMPOMANES, C., Historia de la Filoso-fa en su marco cultural. S.M. Madrid 1993. cit., 33.

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    4. Orgenes platnicos de la Teora Hilemrfica

    De la prolfica produccin filosfica de Platn solamente me intere-sa prestar atencin en este momento a aquellas enseanzas que anuncian la formulacin por su discpulo Aristteles de la teora hilemrfica.

    Comenzar la exposicin de este tema recogiendo una interesante cita en la que Aristteles opina sobre su maestro sealando los rasgos principales de su pensamiento. Nos dice que Platn recibi una profunda influencia de Cratilo y Herclito quienes, al darse cuenta de lo variables que son las cosas sensibles, llegaron a la conclusin que sobre ellas no se poda hacer ciencia. Veamos: Pla-tn, en general, est de acuerdo con las teoras de los pitagricos, aunque tambin tiene cosas propias. En efecto, desde su juventud se haba familiarizado con Cratilo y con la opinin de Herclito de que todas las cosas sensibles estn en flujo permanente, por lo que no hay ciencia (epistme) posible de estos objetos, y l mismo sos-tuvo esta doctrina ms tarde.

    A continuacin Aristteles seala la influencia de Scrates quien al centrarse en los temas de la moral destac la importancia de lo universal y de las definiciones de las cosas. Fue precisamente sobre estos universales, o ideas, sobre lo que Platn fundament su Filo-sofa. Por eso la cita mencionada contina con estas palabras: Por otra parte fue discpulo de Scrates, quien desentendindose de la Naturaleza en su conjunto se consagr exclusivamente a los problemas morales, proponindose lo universal como objeto de sus indagaciones y siendo el primero que aplic el pensamiento a dar definiciones. Por ello, Platn, heredero de esta doctrina y habituado a la investigacin de lo universal, pens que las definiciones no podan referirse a las cosas sensibles ya que no es posible dar una definicin comn de objetos que cambian continuamente , sino a otro tipo de seres. A estos seres los llam ideas.

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    Pero como las ideas no dan razn de la Naturaleza termina Aristte-les su comentario diciendo algo de gran inters, a saber que el mundo sensible, para Platn, no es otra cosa que participacin, o imitacin, del mundo de las ideas sin que explique en que consista esa participacin. Estas son sus palabras: Y aadi que las cosas sensibles existen separadas de las ideas, pero que de ellas reciben su nombre, ya que todas las cosas, en virtud de su participacin en las Ideas, reciben el mismo nombre que las Ideas. En cuanto a la participacin, Platn no hizo sino cambiar el nombre, ya que los pitagricos afirman que los entes son por imitacin (mmesis) de los nmeros, y Platn, que son por participacin (mthexis), pero ni aquellos ni ste se preocuparon de indagar que era la participacin o la imitacin de las ideas13.

    En sintona con lo que se acaba de decir, y siguiendo la estela de los pitagricos y de Parmnides, Platn mantuvo la existencia de dos mundos completamente separados; el mundo visible y cambiante de lo singular y el inteligible y permanente mundo de las ideas eternas. ste ltimo es el verdadero ya que es inmutable, mientras que el visible es una pura sombra o participacin pasajera y muy imperfecta de aquel.

    Para explicar este doble mundo Platn recurre de modo muy peda-ggico y atractivo al mito de la caverna (Repblica 7). En l nos invita a pensar en una posible existencia de dos mundos, uno lleno de luz al aire libre y otro oscuro en el interior de una caverna. En la caverna unos hombres atados, mirando a la pared, solamente pue-den ver las sombras de aquello que pasa por la entrada de la caver-na y que el sol proyecta en el interior. La caverna de las sombras representa el mundo sensible mientras que el exterior de la caverna representa el mundo inteligible, por eso la Filosofa de Platn est centrada en las ideas que, para l, son lo verdaderamente real y el quicio sobre el que se asienta su pensamiento. Las Ideas son eternas

    13 ARISTTELES, Metafsica, I, 6, 987 a 30-b 15.

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    por ser inmateriales y, por ser universales, sobre ellas se puede edifi-car la ciencia14.

    Aristteles critic severamente la teora de las Ideas de su maestro queriendo de esta manera acentuar la novedad de su pensamiento, pero su dependencia de Platn es clara y lo es especialmente en el tema que nos ocupa como veremos a continuacin.

    El hecho de haber distinguido dos mundos, el de las ideas y el sensi-ble, y haber puesto el acento en el primero de ellos como ms real que el segundo, concebido como pura sombra de aquel, no exime a Platn de tener que dar algn tipo de explicacin respecto al mundo sensible. De este mundo, como nos acaba de decir Aristteles, afirma que es por participacin (mqexij) en la materia del mundo de las ideas, aunque no explique en qu consista tal participacin.

    Aristteles acaba de decirnos que Platn no explica en qu consiste la participacin de las ideas en el mundo sensible, sin embargo disponemos de datos precisos para precisar cmo lo entiende y que se pueden resumir del modo siguiente: existe una materia eterna concebida como realidad catica (cra), tambin existe un Demiur-go, artfice eterno, que realiza en la materia lo que ser el tercer elemento de la explicacin, la participacin de las ideas. Teniendo en cuenta estos datos es evidente que en Platn se encuentran ya pre-sentes de un modo ms o menos explcito lo que en Aristteles sern tres de las cuatro causas: la causa material (materia eterna), la causa eficiente (Demiurgo) y la causa formal (la participacin de las Ideas en la materia). Por ello, bien se puede decir que en Platn el Hilemor-fismo ya est apuntado.

    Cencillo comentando este tema y refirindose a la materia-prima en Platn dice: Este ltimo substrato de toda cualidad (podoc) subsis-tente, al que se refiere como a fsij y receptculo de todos los cuerpos, no adopta jams la forma o figura de alguno de ellos, pues su naturaleza es ser como cera para todas las especies, movida y parcelada por las especies que la penetran de modo que, gracias a 14 Cfr. TEJEDOR CAMPOMANES, C., cit., 46-47.

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    esta accin, aparece tan pronto de un aspecto, tan pronto de otro. Estas especies que se integran en la materia y se liberan de ella, son imgenes y participacin de realidades eternas e ideales. La materia es, en cambio, cierta realidad invisible y amorfa, receptculo univer-sal y participante de lo inteligible de una manera muy embarazosa y difcil de expresar15.

    Es evidente que la concepcin de Platn acerca de la materia-prima presenta una importante similitud con la que ms tarde ofrecer Aristteles al afirmar que la explicacin de la realidad precisa la exis-tencia de un substrato, podoc (nodriza), que permanece en los cambios y que es como una cera en la que se plasman las ideas. La materia es cierta realidad invisible y amorfa, receptculo universal y participante de lo inteligible de una manera muy embarazosa y difcil de expresar. Este modo de concebir la materia como substrato era antigua, ya el arj de los presocrticos fue concebido como substrato ltimo de la realidad, por ello podemos decir que en la concepcin platnica de la materia vemos clara su huella, de un modo muy espe-cial del apeiron de Anaximandro.

    Bien se puede decir que la influencia de Platn sobre Aristteles en lo referente al modo de concebir la materia-prima fue decisiva16 y as lo hacen constar con frecuencia los comentaristas. En ambos filso-fos se trata de un elemento esencial y constitutivo de lo sensible caracterizado tanto por su indeterminacin como por su ininteligibi-lidad17.

    Termino afirmando que cuando Platn se refiere al mundo sensible incurre ciertamente en un error que heredar Aristteles, a saber un cierto maniquesmo en el que la materia ser el principio del mal mientras que el bien tendr como fundamento el mundo de las ideas.

    15 CENCILLO, L., cit., 22-23. 16 Cfr. Ibid., 20. 17 Cfr. FOUILLE, A., Aristteles y su polmica con Platn, Espasa Calpe, Coleccin Austral, Buenos Aires 1948, 29-30.

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    5. Aristteles y la Teora Hilemrfica

    Como es bien sabido Aristteles recibi su formacin filosfica en la Academia de Platn. Ms tarde la abandonara para fundar su propia escuela.

    Aunque el Estagirita tiende a sealar los aspectos de su doctrina que le distancian de Platn, sin embargo, es opinin comn que se trata de un buen discpulo suyo, el mejor de ellos! Esto es particularmente claro en el tema de la materia-prima y, por lo tanto, de la teora hile-mrfica.

    Si se entiende por discpulo aquel que repite todas y cada una de las doctrinas del maestro, en tal caso no podemos decir que Aristteles sea discpulo de Platn, pero si por discpulo se entiende aquel que asume las enseanzas del maestro, las revisa y critica, llegando a solu-ciones en parte diversas a las del mismo maestro, haciendo as avanzar a la Filosofa, entonces nos encontramos con el verdadero discpulo. Todo filsofo, amante de la verdad, es un infatigable buscador de la Sabidura, por eso es crtico, no solamente con los que le han precedi-do, sino tambin consigo mismo. En este sentido hay que entender que Aristteles es discpulo de Platn, as lo entendi ya en la antigedad Digenes Laercio quien dijo: Aristteles fue el ms genuino de los dis-cpulos de Platn18.

    No es fcil pensar que Aristteles hubiera podido elaborar la teora hilemrfica sin la influencia de Platn porque, aunque para ste el mundo real es el de las ideas mientras que para Aristteles lo es el de las sustancias, sin embargo, cuando Platn trata de explicar el mundo sensible la solucin a la que llega bien podra calificarse de un oscuro Hilemorfismo. Aristteles expondr de un modo ms preciso la solucin platnica.

    18 REALE, G. Y ALTISERI, D., cit., 163.

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    Entonces qu ensea Aristteles acerca de los constitutivos intrnse-cos de los entes materiales?, cmo debe entenderse el Hilemorfismo? Responder con precisin a tal cuestin no es tarea sencilla, pues, de una parte, no es fcil precisar la autenticidad de los textos del Cor-pus Aristotelicum en los que parece haber, aparte de los lgicos erro-res de los copistas, abundantes interpolaciones de filsofos posteriores especialmente de los neoplatnicos. Al problema de autenticidad de los textos se aade otro de no menor importancia, la diversidad de inter-pretaciones que de los textos realizan los comentaristas19.

    Pienso que una explicacin sencilla y asequible para la mayora es afirmar que el Hilemorfismo es aquella teora que concibe los entes materiales como estructuralmente compuestos de dos principios que son la materia-prima (lh) y la forma-sustancial (morf). Ni la mate-ria-prima ni la forma-sustancial son un ente, lo que s es ente es el compuesto de ambas (snolon). De manera que cada principio (ma-teria y forma) aporta al ente algo complementario respecto del otro. Hasta aqu estn de acuerdo los comentaristas, sin embargo, no es extrao que disientan en el modo de concebir cada principio as como en la naturaleza de su unin.

    Antes de seguir adelante parece conveniente que nos preguntemos por qu Aristteles concibi la existencia en el seno del ente corp-reo de una composicin intrnseca de la que carecemos de experien-cia. Hay que tener en cuenta que ni l ni nadie ha vista nunca una materia-prima en estado puro as como tampoco una solitaria for-ma-sustancial. Son dos las razones que le condujeron a tal explica-cin. La primera de ellas es la experiencia del cambio sustancial; la segunda, el hecho de la existencia de una multiplicidad de entes que participan de una misma esencia. Veamos ambos temas:

    19 Cfr. ARTIGAS, M., Filosofa de la Naturaleza, Eunsa, Pamplona 1998, 145-46.

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    a) El cambio sustancial

    La observacin de los cambios que se dan en la Naturaleza condujo a Aristteles a formular la teora que estamos examinando. Distingui dos tipos de cambios, unos que afectan a la sustancia pero sin que sta deje de existir. Pongamos un ejemplo: cuando un hombre crece su sustancia, aunque se altere por el aumento de altura, permanece. De manera que quien crece no por eso deja de ser un hombre. A este tipo de cambios les llam accidentales. Pero observ que haba otros cambios de ms entidad en los que la sustancia dejaba de exis-tir y se converta en otra sustancia nueva. As sucede cuando una planta absorbe tierra y agua de manera que estas ltimas sustancias dejan de existir y se convierten en la sustancia de la planta. A este cambio ms profundo le llam sustancial.

    Y fue por analoga con el cambio accidental, en el que debajo de lo que cambia permanece un substrato que es la sustancia (osia), como dedujo que tambin en los cambios sustanciales tambin tena que haber un substrato que permaneciera. De este modo distingui en el cambio sustancial lo que permanece de lo que cambia. A lo que siempre permanece le llam materia-prima y a lo que cambia forma-sustancial. De manera que la materia-prima es lo que hay de comn en el Cosmos mientras que lo que es causa de diferencia es la forma-sustancial, por ello el cambio sustancial no es otra cosa que la sustitucin de una forma-sustancial por otra permaneciendo la mate-ria-prima20.

    Me parece oportuno recordar que, segn Aristteles, no puede haber ningn momento en que la materia-prima pueda existir sola en estado puro , es decir sin el concurso de alguna forma. Esto es inconcebible en el Hilemorfismo. La materia no puede existir sin la forma, pero tampoco la forma puede hacerlo sin la materia pues lo que existe es el compuesto de ambas, o snolon (snolon). Como dice Aubert: forma y materia no existen jams en estado puro; no son seres, sino solamente principios de ser21.

    20 Cfr. CENCILLO, L., cit., 10-12. 21 AUBERT, J.M., Filosofa de la Naturaleza. Herder. Barcelona 1970, 50.

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    b) La multiplicidad de entes que participan de una misma esencia

    No fue el cambio sustancial la nica realidad que condujo a Arist-teles al Hilemorfismo. Lleg a la misma conclusin al comprobar la existencia de entes distintos que participan de una misma esencia. Por ejemplo, no existe solamente un perro (el perro) sino que en la realidad hay una multitud de perros. Aristteles se pregunt cmo era posible que siendo la esencia una hubiera muchos seres que la compartieran. Y consider que la explicacin se encontraba en cierta realidad que, como sujeto, recibe la forma y que es la mate-ria-prima. Siendo una la forma es la materia quien hace posible la existencia de una multitud de seres de la misma especie.

    Descritas someramente las razones que condujeron a Aristteles al Hilemorfismo parece oportuno abordar el tema de la compatibili-dad de esta explicacin dual (materia y forma) con la unidad del ente. La explicacin de Aristteles hace que su pensamiento sea muy original respecto a los que le precedieron (con la excepcin de Platn). Ciertamente con ella se aparta tanto del monismo de los Jonios como del pluralismo de los Pluralistas. Con Aristteles la realidad no se explica por el dinamismo de un elemento (agua, apeiron, aire, fuego), pero tampoco por la existencia de una plurali-dad de pequeas realidades (elementos, tomos, homeomeras) cuya mezcla explicara el surgir de las cosas que conocemos.

    Si el Estagirita no puede ser incluido entre los pluralistas es porque sus dos principios no se comportan como si fuesen cosas (res) que se unen, sino ms bien como dos factores principios quo de cuyo concurso surge la cosa. Un tomo de Demcrito, o una homeomera de Anaxgoras tienen una consistencia real, pueden subsistir en s mismos. Sin embargo, la materia y la forma aristot-licas no pueden subsistir en s mismas pues son heterogneas y complementarias, de manera que lo que le falta a una para ser ente se lo proporciona la otra. De este modo el ente corpreo es uno por cuanto la materia y la forma no actan como realidades ya constituidas (res), sino como factores principios cuyo con-curso es necesario para la constitucin del ente en su unidad. De

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    estos dos principios uno es indeterminado, la materia, el otro es determinante, la forma. Fruto del concurso de ambos es el ente.

    Sobre la importancia de la teora hilemrfica en el sistema aristot-lico Selvaggi hace un comentario muy amplio en Filosofia del Mon-do del que pueden servir a modo de sntesis las siguientes palabras: El Hilemorfismo...es el centro no solamente de la Filosofa de la Naturaleza...sino tambin de toda la Filosofa aristotlica22.

    Antes de seguir adelante quiero dejar claro que este ensayo no tiene por objeto la profundizacin en el pensamiento de ningn filsofo concreto, tampoco el de Aristteles, sino en el estudio de la Naturaleza. Por este motivo mi inters por Aristteles, aun siendo verdadero es a la vez relativo, pues aunque me he esforzado por profundizar en su pensamiento, sin embargo me he considerado dispensado de hacerlo de un modo exhaustivo. Tal estudio me hu-biera exigido una dedicacin tan intensa que me habra apartado del objetivo que me he propuesto con este ensayo. Por ello me voy a limitar a exponer su pensamiento tal como tradicionalmente se entiende.

    Juzgo por otra parte conveniente, para una mejor exposicin del tema que nos ocupa, recordar otra distincin de Aristteles, la de la potencia (dnamij) y el acto (nrgeia, ntelcia). Me veo, as, pre-cisado a adentrarme en otro dualismo aristotlico cuya simple enunciacin puede desanimar al profano. Tratar de hacerme com-prender en este tema y espero conseguirlo. La dualidad poten-cia-acto es fcil de entender cuando se aplica al movimiento. Vea-mos un ejemplo, yo en este momento estoy sentado, luego si estoy sentado es evidente que no estoy de pie. Sin embargo, esto no es todo lo que puedo decir sobre el tema ya que tambin puedo afir-mar que, aunque estoy sentado, puedo ponerme de pie. A este poder llegar a ser de otra manera Aristteles le llama estar en

    22 SELVAGGI, F., Filosofia del Mondo. Cosmologa Filosfica. Universit Gre-goriana Editrice. Roma 1985, 502. Cfr. 501-509.

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    potencia, mientras que a alcanzar la posibilidad le llama estar en acto.

    Por lo tanto, algo est en potencia en relacin con sus posibilida-des. En el supuesto de que lo posible llegue a ser real decimos que lo que estaba en potencia ha pasado al acto. De modo que acto es una perfeccin que ha llegado a ser. Concluyendo, el hecho de poder ponerse de pi es estar en potencia, de qu?, pues, evi-dentemente, de llegar a estar de pi, que es el acto. Por eso, bien puede decirse que ponerse de pie es pasar de la potencia al acto. Veamos otro ejemplo que puede ser de utilidad. Distingue nuestro filsofo entre lo que es en acto, la escultura y lo que es en po-tencia, el mrmol. El mrmol no es escultura en acto, pero s lo es en potencia pues con el mrmol se puede hacer una escultura.

    Antes de Aristteles los filsofos trataban ms bien del ser y de la nada, fue l quien introdujo el concepto de ser potencial. Algo es potencia en la medida en que puede llegar a ser otra cosa, o de otra manera. Por ello se entiende por actualizar la potencia (mr-mol) el hecho de hacerla pasar a la nueva situacin (escultura). El paso de la potencia al acto se produce por obra de un agente (es-cultor) al que Aristteles llama causa eficiente.

    La teora de la potencia y el acto, en efecto, no presenta particula-res dificultades cuando se aplica al movimiento. Lo verdaderamente relevante en el pensamiento de Aristteles es que tambin la aplica a la constitucin intrnseca del ente material, por ejemplo, a la composicin sustancia y accidentes. La sustancia (hombre) es potencia actualizada o perfeccionada por factores accidentales (por ejemplo, el color de la piel). Todo ente corpreo es una sustancia (potencia) afectada por unos accidentes que la actualizan. Aristte-les tambin aplica la distincin potencia y acto al tema que estamos tratando, el de la estructura interna de la sustancia (dejados de lado los accidentes). La sustancia sensible est constituida por un elemento potencial, la materia-prima (aquello de lo que las cosas

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    estn hechas) 23 y otro actualizante, la forma-sustancial (aquello por lo que tal cosa es lo que es). En la composicin materia-prima y forma-sustancial la materia-prima en cuanto substrato de la forma es potencia, mientras que la forma-sustancial en cuanto que actua-liza a la materia-prima hacindola ser un ente concreto es acto. La materia-prima actualizada puede ser cuarzo, cobre, perro, gato, rbol, etc., pero siempre por obra de la forma-sustancial.

    Como los filsofos que le precedieron Aristteles se da cuenta de que en el cambio sustancial no hay aniquilacin total del ser ante-rior y creacin de otro nuevo, siempre hay algo que permanece. Hay un sujeto en todo cambio, en el cambio accidental al sujeto se le llama sustancia, mientras que en el cambio sustancial al sujeto le llama materia-prima24.

    Los caminos transitados, cambio sustancial y multiplicidad de entes que participan de una misma esencia, llevaron a Aristteles a pen-sar que aunque no se percibiera por los sentidos tena que haber un substrato universal de lo natural y a ese substrato le llam mate-ria-prima. La materia-prima es substrato permanente que no pue-de existir sola sin la forma, por ello cuando pierde una asume otra. Tambin podemos afirmar de ella en consecuencia de lo ya ex-puesto que es indeterminada y que es precisamente en virtud de esta indeterminacin por lo que no puede existir en estado puro, ya que lo que existe es siempre determinado. Terminar dejando constancia de que Aristteles la concibe como algo eterno e indes-tructible.

    sta es la solucin que dio Aristteles a los problemas aludidos. Pero se trata realmente de la nica explicacin posible para ambos problemas? Entiendo que no, sirva de ejemplo el arj de los Jonios y de un modo muy especial el apeiron de Anaximandro, que difiere de modo muy notable de la materia-prima. Siendo verdad que tanto

    23 Cfr. CENCILLO, L., cit., 40-41. 24 Cfr. MANSER, G.M., La Esencia del Tomismo, Consejo Superior de Investi-gaciones Cientficas. Madrid 1953, 707.

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    la materia-prima como el apeiron son indeterminados, mientras que la explicacin aristotlica necesita recurrir a otro principio la forma-sustancial no sucede as con el apeiron que es la nica causa intrnseca de la realidad (arj).

    El Hilemorfismo es una de las posibles soluciones que se le pueden presentar a un buen discpulo de Platn. Al no aceptar que exista un mundo de la ideas, stas no tienen un ser propio, pero las for-mas del Estagirita siguen siendo ideas aunque para existir requie-ran el concurso de un elemento que no es idea, la materia-prima25. Las Ideas de Platn materializadas por Aristteles reciben el nom-bre de formas.

    Despus de exponer la necesidad del concurso de dos principios en la constitucin del ente corpreo siempre sin salirnos del Hile-morfismo es el momento de detener la atencin en dos concep-tos de inters y que estn relacionados con los principios hilemrfi-cos. Se trata de la inteligibilidad y la cognoscibilidad. Empezar por la inteligibilidad. Entiendo que Aristteles con esta palabra hace referencia a la imposibilidad de que un objeto pueda ser compren-dido por una inteligencia. En este sentido dir nuestro filsofo que la materia-prima es ininteligible por cuanto es imposible entender lo que carece de naturaleza. Diverso es el sentido de la palabra cognoscible, pues aun en el supuesto de que existan realidades ininteligibles per se, eso no tiene por qu impedir que sin conocer su esencia se pueda conocer la necesidad de su existencia.

    La materia-prima por no pertenecer al mundo de las ideas no puede ser entendida. Es, siempre segn Aristteles, ininteligible. sta pro-piedad la ininteligibilidad es clave para comprender el pen-samiento aristotlico. Lo inteligible, las ideas, era lo real en Platn. Si segn el modo de entender la realidad de Aristteles lo inteligible se identifica con la forma, la materia-prima ha de ser relegada al plano de lo ininteligible. Por lo tanto, bien se puede decir que la relacin forma-materia se corresponde con la relacin inteligi-

    25 Cfr. AUBERT, J.M., cit., 47.

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    ble-ininteligible. Y ser la presencia de la ininteligible materia-prima quien explique entre otras cosas la imperfeccin del Cosmos.

    Teniendo en cuenta la base platnica que subyace en la teora hi-lemrfica es lgico que inteligible y forma se conviertan, de don-de se deriva que la materia-prima necesariamente tiene que ser ininteligible. La materia-prima considerada en s misma, sin la for-ma, es pura indeterminacin, carece de modo de ser y, por lo tanto, no se puede entender. Es importante tener muy presente esta idea que acabo de exponer porque es clave en el pensamiento tanto de Platn como de Aristteles. ste, aunque afirma la ininteligibilidad de la materia-prima, no concluye su incognoscibilidad, si as fuera no podra hablar de ella. Como ya he dicho no es lo mismo ininteli-gible que incognoscible. Esta ltima expresin hace referencia a la posibilidad, o no, de descubrir un existente aunque no se llegue a comprender su esencia.

    Paso a continuacin a explicar cmo Aristteles llega al conoci-miento (cognoscibilidad) de la existencia de la materia-prima recu-rriendo al raciocinio y a la analoga. Los sentidos corporales nada tienen que decir sobre este asunto ya que lo que captan son sus-tancias y no con-principios de ellas. Quien descubre la existencia de la materia-prima es la razn por cuanto la necesita, siempre se-gn Aristteles, para poder explicar la sucesin de las sustancias. En efecto, vemos que lo que era tierra pasa a ser hierba, pero no porque haya aniquilacin de tierra y creacin de hierba sino por la conversin de la primera en la segunda permaneciendo siempre un substrato al que llamamos materia-prima.

    El modo de llegar al conocimiento de la existencia de la materia-prima es indirecto pues se obtiene por analoga (kat' analogan) con el cambio accidental en el que permanece un sujeto que es la sustancia. De ah deduce Aristteles que cuando una sustancia se transforma en otra tambin tenga que haber un sujeto que perma-nezca en el cambio, a este sujeto es a lo que llama materia-prima. Por esta razn se dice que la materia-prima se conoce de modo indirecto por cuanto es preciso primero analizar el cambio acciden-

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    tal para despus, aplicando la analoga, concluir la existencia de un substrato en el cambio sustancial26.

    Cencillo al explicar este tema recoge la conocida frase de Aristte-les tomada de su Metafsica, en la que dice: en cuanto a la materia es por s misma incognoscible27.La razn por la que es incognosci-ble por s misma es por su indeterminacin. Cognoscible por s mismo es lo determinado, es decir, el ente y lo determinante en el ente, es decir, la forma. A la materia-prima solamente se puede acceder por medio de la analoga partiendo de las sustancias. De las sustancias por denudacin de las formas se llega a la existencia de la materia-prima como una realidad potencial e informe. As los entes sensibles son fruto de la unin del elemento misterioso y opaco que es la materia-prima con el inteligible que es la forma28.

    Siguiendo las huellas de Platn sobre el principio catico y eterno (cra), substrato con el que trabaja el Demiurgo para dar su forma a los entes del Universo, Aristteles nos ofrece un perfil de la mate-ria-prima que, sin ninguna duda, es sumamente pobre: Se trata de un principio que carece de modo de ser o esencia, que es ininteli-gible, de otra manera sera forma y pertenecera al mundo de las ideas, y que queda reducida a la condicin de substrato (podoc) indeterminado.

    Sin embargo esto no es todo, pues todava puede agravarse ms la miseria de la materia-prima y eso lo hace Aristteles cuando la priva tambin de dinamismo. Como ya he sealado la materia-prima aristotlica es potencia para recibir formas, pero, si es poten-cia de recibir formas, entonces lo propio de ella es la pasividad. La materia-prima carece de todo dinamismo, es potencia puramente pasiva. De ella no depende el actuar. El obrar agere corresponde

    26 Cfr. MANSER, G.M., cit., 710-711. 27 ARISTTELES, Metafsica, VII, 10, 1036a. 28 Cfr. CENCILLO, L., cit., 76-78.

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    a la forma, mientras que el padecer pati corresponde a la materia-prima29.

    Toms de Aquino expone en este sentido que la materia-prima por cuanto es potencia capaz de recibir formas es pasiva respecto de ellas y, por lo tanto, no puede autodrselas. Y Cencillo, comentando a Aristteles, dice que ste distingue entre potencia-activa, o capa-cidad para actuar sobre un paciente, y potencia-pasiva que es la posibilidad de ser actuado por un principio activo, para aadir a continuacin que la potencia-activa radica en la forma mientras que es propio de la materia-prima el ser potencia-pasiva30. La materia-prima recibe las formas y a travs de ellas el dinamismo, pero no es causa ni de aquellas ni de ste. Con la pasividad de la materia-prima queda todava ms patente la primaca que en el pensamiento aris-totlico goza la forma.

    Pero no hemos acabado todava. El Hilemorfismo todava va a pri-var a la materia-prima de otra funcin. Teniendo en cuenta que segn ensean estos filsofos la materia-prima permanece y las formas cambian, hubiera sido lgico, al menos as me lo parece, que hubieran mantenido que el ser radica primariamente en la materia-prima y que, de ella, lo reciben las formas. Sin embargo no interpre-tan as los aristotlicos a su maestro, pues llegan sorprendentemen-te a afirmar que el ser le llega a la materia-prima a travs de la forma. Tal afirmacin no puede menos que dejarnos perplejos, pues, en virtud de la analoga a la que con tanta frecuencia recu-rren entre el cambio accidental y el cambio sustancial, hubiera sido ms lgico llegar a la conclusin de que ha de ser la forma quien reciba el ser de la materia-prima, pues as como los accidentes se apoyan en el ser de su substrato que es la sustancia, de manera semejante las formas-sustanciales deberan recibir el ser de la ma-teria-prima por cuanto sta es su substrato propio. Tambin esto le niega el Hilemorfismo a la materia-prima que de este modo llega a

    29 Cfr. MANSER, G.M., cit., 714715. 30 Cfr. CENCILLO, L., cit., 56.

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    ser una verdadera cenicienta en relacin con la majestad de la for-ma.

    Considerando suficiente para los fines de este ensayo lo expuesto hasta ahora sobre la materia-prima llega el momento de hacer al-gunos comentarios sobre la forma. El Hilemorfismo, ya se ha dicho, es aquella teora que explica la realidad sensible por la presencia en el ente corpreo de dos principios: materia-prima y forma-sustancial. La relacin entre ambos es ntima y complementaria, de manera que todo lo que se le conceda a uno de ellos automtica-mente se le niega al otro. Habiendo, pues, tratado detenidamente acerca de la materia-prima no es poco lo que se ha dicho de la for-ma-sustancial, por ello a continuacin me limitar a exponer de modo sinttico lo que hasta ahora he tratado de un modo ms dis-perso.

    En la medida en que Aristteles concibe la materia-prima como potencia, en la misma medida atribuye a la forma la categora de acto. De sta, de la forma, recibe la materia-prima que es pura po-tencialidad tres cosas, las tres muy importantes, a saber, de una parte el ser (la materia recibe el ser a travs de la forma), de otra la esencia (o modo de ser) y finalmente, el dinamismo (o poten-cia activa). Es evidente, por lo tanto, que en el Hilemorfismo la for-ma-sustancial goza de una absoluta prioridad respecto a la materia-prima, pues las cosas son, son como son, y actan por la for-ma. La forma al aportar la esencia nos dice ante qu sustancia nos encontramos, es decir define al ente. Concebida la forma de manera tan poderosa, la materia-prima aristotlica queda reducida a la con-dicin de cierto principio al que necesit recurrir el Estagirita para poder explicar el ente corpreo, pero cuyo contenido conceptual, si es que tiene alguno, es tan pobre como oscuro.

    Esta prioridad de la forma sobre la materia-prima es doctrina co-mn entre los comentaristas de Aristteles. Reale insiste en la prio-ridad de la forma, no solamente sobre la materia, sino incluso sobre el compuesto snolon por cuanto ste incluye algo tan imperfecto como la materia-prima. Suyas son estas palabras: En los libros VII y

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    VIII (de la Metafsica de Aristteles) no se cansa de insistir en la superioridad ontolgica de la forma y el acto respecto del com-puesto, que incluye la materia y la potencialidad31.

    En clara dependencia respecto a Platn para quien lo real son las ideas, Aristteles afirma que ciertas formas no necesitan de la ma-teria para existir y, por lo tanto, son subsistentes. Sin embargo, aun en el supuesto de que sean posibles tales formas, las de los entes materiales, que son las que aqu nos interesan, ni son subsistentes ni pueden existir sin el concurso de la materia-prima. Cuando se trata de la Naturaleza no cabe materia sin forma pero tampoco cabe forma sin materia.

    Adems, segn ensea el mismo Aristteles, el dinamismo de los entes corpreos encuentra su razn de ser en el propio ente, es un dinamismo originariamente intrnseco. Los entes materiales son dinmicos y, segn el Estagirita, este dinamismo lo reciben de la forma. De ah que la forma que es la esencia de las cosas, tambin sea considerada como naturaleza, es decir como principio de operaciones del ente. Las cosas actan, crecen, se desarrollan por razones intrnsecas, inmanentes, que tienen su razn de ser en la forma entendida como naturaleza. En cambio, la materia-prima, como ya se ha visto, es pura pasividad32.

    Pero continuemos nuestro comentario sobre la forma. Del anlisis realizado hasta este momento sobre la teora hilemrfica claramen-te se deduce que no solamente la materia es eterna sino que tam-bin las formas gozan necesariamente de esta propiedad. Con esto no quiero decir que sea eterna la forma concreta de este ente (la forma de este perro), pero si el Universo es eterno, si la materia-prima es eterna y si la materia-prima no puede existir sin las for-mas es inevitable concluir que las formas son tambin eternas, bien 31 REALE, G., Gua de lectura de la Metafsica de Aristteles, Herder, Barce-lona 1999, p. 157. Cfr. 175-176. 32 Cfr. ARTIGAS, M., La Inteligibilidad de la Naturaleza. Eunsa, Pamplona 1992. cit., 38. Cfr. ARISTTELES, Fisica, II,1, 193 a 9-193 b 18. Cfr. MANSER, G.M., cit., 714.

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    lo sean individualmente consideradas (as sucedera si el Sol fuera eterno, que no lo es), bien como una serie que llega desde el infinito en una concatenacin sucesiva de individuos que perpetan una especie (por ejemplo, una serie infinita de perros).

    Concluyo este epgrafe con una sntesis de las ideas principales que en l he expuesto.

    1) La eternidad del Universo. Este dato es habitual en los filsofos griegos.

    2) Tres realidades participan de esa eternidad: la materia-prima, la forma-sustancial y la causa eficiente.

    3) La materia-prima y la forma-sustancial son principios constituti-vos y complementarios del ente corpreo, de manera que actan como potencia (materia) y acto (forma). Ninguno de estos princi-pios puede tener existencia propia independiente del otro. Ambos se necesitan mutuamente para existir y solamente existen en el compuesto.

    4) Siendo la naturaleza de ambos principios diferente y comple-mentaria no queda comprometida la unidad del ser. La distincin materia-prima y forma-sustancial no es una distincin res a re.

    5) En los cambios sustanciales no hay ni aniquilacin, ni creacin, sino simple transformacin. En esta trasformacin un principio permanece, la materia-prima, el otro, que cambia, es la forma-sustancial. El principio que permanece es indeterminado e ininteli-gible.

    6) Aunque la materia-prima sea ininteligible, sin embargo, su exis-tencia puede ser alcanzada por la semejanza del cambio sustancial con el accidental, es decir, de un modo indirecto. Pues, as como hay un substrato en el cambio accidental, as ha de haberlo en el cambio sustancial.

    7) El Hilemorfismo es la teora que explica el ente por la unin de un elemento inteligible (forma) y otro ininteligible (materia).

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    8) Como la materia-prima es indeterminada y no tiene naturaleza necesita del concurso de la forma para ser de un modo determina-do. Por la forma sabemos qu son las cosas.

    9) La materia-prima es la primera potencia, no es acto. De no ser as habra una potencia anterior. Es potencia pasiva, carece del dinamismo que es propio de la forma.

    10) La forma es el otro principio del ente corpreo. Tampoco puede subsistir sola (me refiero al mundo fsico). Es tan eterna como la materia-prima, puesto que sta siempre ha estado informada.

    11) La informacin se debe a la accin de una causa que llamamos eficiente. La existencia de una causa eficiente eterna que haya ma-terializado las formas en la eternidad es necesaria.

    12) Qu hace la causa eficiente? Aportar orden entitativo y vital a una materia-prima que es catica, de este modo introduce inteligibi-lidad en el ente.

    13) Pero, qu da la forma a la materia-prima? En primer lugar, el ser, tambin, le da el modo de ser (hacindola inteligible) y fi-nalmente el dinamismo. Al recibir la forma, lo indeterminado (materia-prima) se muestra como determinado y dinmico. Es evi-dente que entre ambos principios la prioridad corresponde a la forma.

  • Captulo 2

    Viaje de regreso: Del Hilemorfismo al

    Principio (rc) de los Jonios

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    1. Introduccin

    Osado es el objetivo que me he propuesto en este captulo, a saber, someter a crtica el concepto de materia-prima tal y como lo en-tiende Aristteles y los partidarios del Hilemorfismo. Es osada por el prestigio que a lo largo de la historia de la Filosofa especial-mente en la Edad Media ha tenido y sigue teniendo esta teora. No pretendo en este estudio cuestionar la autoridad multisecular y polifactica de Aristteles, mi crtica se va a centrar en un tema clave, la materia-prima, aunque, como es lgico, tal revisin no puede dejar de afectar a otras tesis de su Filosofa como son la for-ma-sustancial, las categoras, el principio de individuacin, etc.

    Antes de seguir adelante quiero hacer una aclaracin, que me en-tendera mal si alguien pensara que mi actitud es de enfrentamiento con Aristteles. Nada ms falso. Como ya he sealado en el captulo anterior su pensamiento ha sido el punto de partida de mis refle