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Centro de Comunicación y Estudios Sociales
Comunicación para el desarrollo
Costado Norte Biblioteca del Banco Central, Matagalpa. Mail: [email protected]
Primer Congreso Área Cultural Gran Ulúa Matagalpa
28 al 30 de Marzo 2014 - Matagalpa, Nicaragua
Crónica Sergio Simpson
Ciento cincuenta y siete personas, de doce países de América y Europa, fueron registradas en el
Primer Congreso del Área Cultural Gran Ulúa Matagalpa, que sesionó del 28 al 30 de marzo en
ciudad Matagalpa.
El territorio del Área en Nicaragua abarca los departamentos del Centro Norte: Chontales, Boa-
co, Matagalpa, Jinotega, Estelí, Madriz y Nueva Segovia; en el Pacífico el oriente de León y el
norte de Chinandega; en El Salvador las zonas Cacaopera y Lilisque y en Honduras los departa-
mentos El Paraíso y Morazán.
Se reunieron personas oriundas de Canadá, Estados Unidos, México, Honduras, El Salvador,
Costa Rica, Holanda, Alemania, Italia, Suiza, Luxemburgo, Finlandia, Nicaragua. Veintidós
expositores presentaron sus estudios geográficos, lingüistas, arqueológicos, antropológicos,
históricos, jurídicos, confirmó el historiador matagalpa, Eddy Kühl, presidente del evento y
miembro de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua.
También asistieron de Mozonte, Totogalpa, Litelpaneca, Estelí, Jinotega, Matagalpa, Abay (San
Ramón), Sébaco, Managua, Tipitapa, Boaco, Juigalpa, Río San Juan, Masaya, Granada, San
Juan de Oriente, Potosí, Carazo, Santo Tomás (Chinandega), Bilwi, Bluefields, Comayagüela,
Comayagua, Tegucigalpa, Santa Rosa de Copán, Danlí, El Paraíso, Ojojona, Tela.
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En las ruinas de Solingalpa.
La lista divulgada por la Junta Directiva del Congreso, detalla las ponencias de: Jaime Incer
Barquero, Presidente de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua y Honorario del
Congreso, quien dictó la Conferencia Magistral; Frederick Lange, arqueólogo, Curador del Mu-
seo de Boulder, Colorado, Estados Unidos; Eugenia Ibarra, antropóloga e historiadora, miembro
de la Academia de Geografía e Historia, Costa Rica; Silvia Salgado González, antorpóloga,
Universidad de Costa Rica; de Honduras, las antropólogas Gloria Lara Pinto, Universidad Pe-
dagógica Nacional Francisco Morazán, y Carmen Julia Fajardo, Universidad Nacional Autóno-
ma de Honduras; Laura Van Broekhoven, etnóloga, y Alex Geurds, arqueólogo, Universidad de
Leiden, Holanda; Carrie Dennet, arqueóloga, Canadá; Suzanne Baker, investigadora, USA; de
Nicaragua expusieron: los arqueólogos: Manuel Román Lacayo, Juan Bosco Moroney, William
Vázquez Moreno, el lingüista Danilo Salamanca; Edgar Espinosa (Boaco), arqueólogo, ex di-
rector del Museo Nacional; de Estelí: Bayardo Gámez, arqueólogo y pintor, y Silvia Karolina
Acuña, arqueóloga; Lloyd Buschey Davis, miskito, Bilwi, Diputado por Nicaragua en el
“Parlacen”; y el grupo anfitrión, los matagalpas: Erick Blandón, doctor en Literatura, Universi-
dad de Missouri; Mario Rizo, jurista y antropólogo; Rigoberto Navarro Genie, arqueólogo; Uwe
Paul Cruz, arqueólogo; Álvaro Rodríguez, espeleólogo; Eddy Kühl, historiador.
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A Matagalpa llegaron: Ana Hasseman Lara, antropólo-
ga, docente en Universidad Pedagógica Nacional Fran-
cisco Morazán; Lilian N. Molina (El Salvador), ella
viajó desde Canadá, donde reside, en la ruta visitó el
pueblo Cacaopera, y en el inicio de su escrito leemos:
“Está situada a 9.5 kms de la ciudad de San Francisco
Gotera, en el departamento de Morazán, El Salvador.
Pertenece a la denominada "Ruta de la Paz". Cuenta
con 12,446 habitantes. El municipio cubre un área de
135,75 km² y la cabecera tiene una altitud de 520 me-
tros sobre nivel del mar. El topónimo Ulúa Cacaopera
significa "Huertas de Cacao" era uno de los fuertes de
cultivos de los indígenas…”, su ponencia con foto-
grafías del pueblo Cacaopera será incluida en la me-
moria del evento; la maestra María Guadalupe Estrada
de Melara, pipil, El Salvador, (Eddy la llama "La mu-
jer que enseña Nahuat"), su nombre en nahuat es Chi-
cuace Nantzin Uan Ce Piltzin (Seis Madrecitas y Un
Principito) y su nieta Carolina Estrada cuyo nombre
real es Cital Cuaujti (Estrella Águila), ambas viven en
Jinotega; la poeta Ninozka Chacón Blandón leyó un
poema suyo en lengua matagalpa y después la maestra nahuat lo tradujo y expuso.
Ana.
Ninozka Nantzin
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Es la primera vez que se realiza un Congreso dedicado a la cultura ancestral y dominante en el
Centro Norte de Nicaragua, que se extendía hacia la actual Honduras y El Salvador, explicó en
mensaje electrónico el arqueólogo Rigoberto Navarro Genie, uno de los organizadores y exposi-
tor.
Fue un encuentro sin etiquetas, ni visuales ni conceptuales, (excepto la pasajera vestimenta de
directivos e invitados durante inauguración nocturna), predominó atención permanente y diser-
tación argumentada durante veinticuatro horas y media en tres días, en un escenario respetuoso,
instructivo.
Escuchamos parte de la historia que oficialmente ha sido obviada, la historia de los pueblos ori-
ginarios del área cultural; los académicos demostraron la presencia milenaria de habitantes en el
territorio y las escucharon dieciocho representantes de comunidades nicaragüenses: Jinotega,
Matagalpa, Litelpaneca, Mozonte, Totogalpa, Pantasma, San Ramón.
Además acudieron universitarios de Honduras y Nicaragua, que representaban el sesenta por
ciento de registrados, y estudiantes de secundaria el diez por ciento, cuyo interés demostraron
como oyentes ante conferencista y como participantes en plenarios. Salvo tres chavalos univer-
sitarios pretendieron rebelarse para explorar la ciudad y fueron persuadidos, por Rigoberto, para
que retornaran al auditorio de la Biblioteca “Vicente Vita Rodríguez” del Banco Central de Ni-
caragua, en Matagalpa, cuyo personal atendió gentil y eficiente aunque cotidianamente no tra-
baja fines de semana.
Igual de ejemplares
fueron estudiantes de
la Universidad de
Ciencias Comerciales
– Matagalpa, organi-
zaron el protocolo y
lo implementaron
durante las sesiones
ejerciendo práctica
en su formación pro-
fesional, no fue una
guía rígida ni engo-
mada, sino flexible y
con disciplina entre
el equipo coordinado
por Celeste Cardoza,
quien supervisó todo
el tiempo. El proto-
colo de sonrisa forza-
da no me agrada, es-
tos jóvenes mostraron naturalidad, diligencia, entre personas con pocos o sin prejuicios.
No puedo extenderme en este espacio para detallar la calidad humana experimentada durante
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ese fin de semana, (se convertiría en la memoria del evento y otros son los cronistas) predominó
la excelencia académica sin ínfulas, por tanto sin descalificaciones entre personas de veintisiete
organizaciones de varios países y múltiples disciplinas: artesanía, arqueología, antropología,
lingüística, historia, literatura, derecho, turismo, psiquiatría, periodismo.
Con Eugenia Ibarra comenté mi valoración de las relaciones sociales en el salón, le dije que
sentí diferente al rigor que distancia al académico entre sus colegas, al nivel de, en algunos ca-
sos, rivalizar a tapas o trompadas, con pañuelo o daga, o el encumbramiento ante los demás.
Coincidimos. Quien lo deseó, expuso. Nadie desautorizó, ningún estudiante reverenció a los
académicos ni estos demandaron genuflexión, más bien compartieron sus exploraciones, fueron
parte y del público cuyo factor común es el aprendizaje, el conocimiento. Me arriesgo a causar
incomodidad con la calificación de sabios, pero así valoro a una persona doctora académica con
varias investigaciones y libros publicados, pues en Nicaragua, país que habito, la lectura es pla-
cer de muy pocos, además peligrosa para el sistema, restringida porque los análisis y propuestas
generan controversias sociales y cambios.
Por ejemplo, Eugenia, entre muchas obras, escribió “Los Matagalpas al Principio del Siglo
XVI. Una Aproximación a las Relaciones Interétnicas en Nicaragua (1522 – 1581)” que debi-
ese ser estudiado en colegios y universidades. Ella con su libro “Pueblos que capturan
(Esclavitud indígena al sur de América central, siglos XVI-XIX)” obtuvo el premio Cleto
González Víquez 2012, de parte de la Academia de Geografía e Historia de Costa Rica.
De izquierda a derecha, primera fila: Álvaro, Eugenia, Alfredo, Uwe Paul; atrás: Armando, José,
Frederick, Mario, Sergio, Eddy, Edgard, Lilian, Manuel Antonio, Rigoberto. (Foto: Luis E. Martínez)
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Desde que le conocí, en la cena ofrecida por Eddy y Mausi Kühl Hayn, observé a Frederick
Lange. Una persona admirable, respetada, entre otras obras, por su investigación sobre la Gran
Nicoya. No me provocó la repulsa que otros doctos cuando hablé con él. Sencillo y sonriente.
Me entregó su tarjeta, no como ejecutivo o comerciante,
amigable. Le vi disfrutar y compartir su trabajo con perso-
nas de diversos conocimientos.
Estábamos reunidos porque la Junta Directiva del Congreso
invitó a conferencia de prensa y recepción, pero sólo asistió
Luis Eduardo Martínez, corresponsal del diario La Prensa.
Ahí presentaron el programa y a conferencistas que del ae-
ropuerto viajaron por tierra ciento treinta kilómetros para
llegar esa noche a la cita en las montañas azules. Sin em-
bargo, el Gran Ulúa Matagalpa fue explicado, anunciado,
debatido, denigrado, elogiado, en redes sociales, páginas
web, youtube, radiodifusoras, canales de televisión, periódi-
cos, revistas.
Esa noche, en Selva Negra, también conocí a Eugenia y Li-
lian quien mostró fotografías que hizo en Cacaopera. Sa-
ludé personalmente (y no por mensajes de correo) a José T.
Mejía Lacayo, editor de la revista Temas Nicas, y le con-
fesé: guardo una carpeta con las publicaciones recibidas; le acompañaba su hermano Manuel
Antonio, a quien hace años vi en el Centro de Investigación y Documentación de la Costa
Atlántica (CIDCA). Armando Paguaga y yo fuimos los otros invitados.
Con Eddy, estaban otros miembros de la Junta Directiva: Mario, Rigoberto, Álvaro, Uwe Paul,
Edgard, Alfredo, quienes brindaron información; no asistió Karen Martínez, trabajó durante la
noche en la oficina del Congreso en el Museo del Café.
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Frederick Lange.
Esos días miré cada rostro, más o menos capté con la lente algunas expresiones (aunque se dañó
mi cámara) y sentí satisfacción. El acontecimiento generó nuevas amistades entre pensantes que
comparten en todos los espacios, en la comunidad, desde la comunidad hacia salones, en me-
dios de comunicación, redes electrónicas. Jóvenes y adultos juntos y revueltos intercambiando
erudiciones, algunos cimentando añejas compañías, y nuevas amistades deseando se fermenten.
Por coincidencia recibí a Jaime Incer, en el portal del teatro, fui a saludarlo cuando él dejaba el
auto. Desde el viernes por la noche hasta el domingo a mediodía transmitió sus búsquedas y
averiguaciones, sin haberse limitado al Discurso Magistral, constante brindó declaraciones y
departió con decenas de personas solicitantes de fotografías y autógrafos, bastante le confesaron
haber estudiado sus obras durante la época escolar.
La noche del viernes 28 de marzo, unas trescientas personas asistieron al Teatro Municipal de
Matagalpa. Nada más una persona (y parte de su séquito) abandonó la sala cuando Incer Bar-
quero estaba en el podio.
Derecha a izquierda: Lilian Molina, Sadrach Zeledón (Alcalde de Matagalpa), Jaime Incer Barquero, y miem-
bros de la Junta Directiva del Congreso.
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Para el Área Cultural Gran Ulúa Matagalpa es el inicio de un proceso de organización de las
investigaciones y su divulgación en el sistema educativo nacional y por otros medios. Inevita-
blemente, la historia de estos pueblos será conocida, debe ser conocida.
La realización del congreso nos deja un capital invaluable, las conferencias serán publicadas en
la memoria, sólo les dejo los títulos para que vean la magnitud temática: “Ulúa-matagalpa Área
lingüística: Una evaluación conceptual de Berendt, Lehmann y Kühl (1874-2013)”. “Patrón de
asentamiento de la Matagalpa precolombina”. “Centroamérica indígena. Áreas lingüísticas y
culturales”. “Interrelación social de poblaciones prehispánicas del Norte con el Pacifico de Ni-
caragua” 150 d.C- 800 d.C. Sitio La Majada, San José de Los Remates. “Propuesta para un área
Gran Ulúa-Matagalpa. Arqueológica y etnohistórica, límites, cronologías y espaciales”.
“Evidencias históricas de la lengua Matagalpa”. “Sociedades en transición, río Patuca. Pasado y
futuro del Corredor Biológico Mesoamericano”. “Resultados de investigación arqueológica,
lingüística e iconográfica en el Norte de Nicaragua”. “Arqueología jurídica en el Pueblo Origi-
nario de Litelpaneca”. “De la reducción de los indios infieles de la Taguzgalpa en el Siglo XVII
a la Acción Católica Rural de Matagalpa y Jinotega en el Siglo XX”: Agencias y negociaciones
después de trescientos años de desencuentros. “Totogalpa en la Historia”. “Continuidad Cultu-
ral prehispánica en las Segovias: Un estudio comparativo con la zona de Chontales”. “Estilos
escultóricos prehispánicos en piedra y su distribución en el área Ulúa-Matagalpa”. “Museos del
Centro Norte de Nicaragua y sus perspectivas futuras”.
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Las obras escritas por académicos presentes proporcionan un inventario significativo, se tiene
de dónde mostrar acerca de esta otra parte que integra un territorio de tres países y antes fue na-
ción.
Oportuno fue que Uwe Paul Cruz haya descubierto vestigios del poblado Solingalpa, el domin-
go por la mañana la concurrencia se trasladó al sitio, hubo conversatorio y un sol nublado, viaje
en camión y muchas fotos. Es meritorio reconocer que la propietaria del terreno, Esmeralda de
Zeledón, está dispuesta a preservar el sitio histórico.
Lo único que lamenté fue la ausencia de Augusto Marín (Sususcayán), historiador que inscribió
su participación y no asistió porque días antes sufrió afectaciones en su salud.
Fue gratificante ver cumplida una idea loca que propuse a Eddy, un día de su cumpleaños, en
compañía de Rivas Choza y Paguaga, frente a la laguna, y con reconocido mérito organizó la
Junta Directiva y se interesaron en asistir personas estudiosas, influyentes, o queriendo serlo, en
las transformaciones conceptuales.
Pero no es original idea mía, sino de una población que ha sentido el despojo y la marginación,
y guerreó contra la corona española y el Estado nicaragüense (La última sublevación indígena
en Matagalpa fue en el año 1881, el 30 de marzo.) y aún reclama el justo reconocimiento a su
existencia, de su cultura, de sus derechos, y unidos esperan lograrlo acompañados por estudio-
sos que comparten mismas aspiraciones.
Esa unidad se manifestó desde el inicio del congreso y se simbolizó cuando, después de la inau-
guración, caminaron varias cuadras para colocar una corona floral en el busto del unionista cen-
troamericano Francisco Morazán Quezada, situado en el parque que lleva su nombre.
10 abril 2014 – Matagalpa
Fuente consultada: Base de datos participantes primer Congreso Gran Ulúa Matagalpa.
Grupo Los Navegantes, comunidad San Pablo, Abay.
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Juan Bosco Moroney.
Bayardo Gámez.
Lloyd Bushey Davis.
Silvia Karolina Acuña.
William Vásquez Moreno.
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