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PREVENCIÓNDEL CONSUMO
DE DROGAS
UNA ESTRATEGIA NACIONAL
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
�
Autores: Área técnica de Prevención CONACE
Santiago, 2006.
Ministerio del Interior.
ISBN 956-7808-56-2
Diseño e Impresión: Andros Impresores
ÍNDICE
I. ENFOQUE TEÓRICO 5
1. INTRODUCCIÓN 6
2. ANTECEDENTES 9
3. CONCEPTO DE PREVENCIÓN 11
4. OBJETIVOS DE LA PREVENCIÓN 19
5. PREVENCIÓN, REDUCCIÓN DE RIESGOS Y REDUCCIÓN DE DAÑOS 22
6. NIVELES DE PREVENCIÓN 25
7. FOCALIZACIÓN 27
8. FACTORES DE RIESGO Y PROTECCIÓN 28
9. MODALIDADES DE PREVENCIÓN 30
10. PRINCIPIOS DE LA PREVENCIÓN 33
II. ÁMBITO FAMILIAR 35
A. Objetivo Estratégico 36
B. Fundamentos del ámbito familiar 36
C. Rol preventivo de la familia 40
D. Factores de protección y riesgo en la familia 41
E. Principios para la intervención con las familias 45
F. Programa “Prevenir en Familia” 48
G. Principales desafíos 54
III. ÁMBITO EDUCACIONAL 57
A. Objetivo estratégico 58
B. Fundamentos de la intervención escolar 58
C. Programas de prevención en el sistema educacional 66
D. Principales desafíos para la prevención en el ámbito escolar 77
E. Fundamentos intervención educación superior 78
F. Política preventiva 87
G. Estrategias desarrolladas en el ámbito de la educación superior 102
H. Principales desafíos educación superior 107
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
�
IV. ÁMBITO LABORAL 109
A. Objetivo estratégico 110
B. Fundamentos ámbito laboral 110
C. Estrategia preventiva calidad de vida para el ámbito laboral 115
D. Programa “Trabajar con Calidad de Vida” 122
E. Programa “Prevenir en Familia” en el ámbito laboral 128
F. Principales desafíos del ámbito laboral 129
V. ÁMBITO DE VULNERABILIDAD SOCIAL 131
A. Objetivo estratégico 132
B. Fundamentos ámbito vulnerabilidad social 132
C. Marginalidad infanto adolescente y consumo de drogas 134
D. Programa de prevención selectiva 139
E. Principales desafíos del ámbito vulnerabilidad social 148
VI. BIBLIOGRAFÍA 151
I. ENFOQUE TEÓRICO
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
�
1 INTRODUCCIÓN
La presente actuaLización de los lineamientos técnicos institucionales se enmar-
ca en la necesidad de dar sentido y orientación al trabajo que realizan los
diferentes equipos de CONACE, profundizando acerca de algunos contenidos
teóricos, incorporando avances del conocimiento científico en el tema y abrien-
do la perspectiva preventiva hacia una mirada más integral del fenómeno de
las drogas. Recoge el conocimiento acumulado durante estos años por diversos
profesionales que trabajan en el Programa Previene y los equipos técnicos re-
gionales y nacionales.
La estrategia de reducción de la demanda seguida durante los últimos años, ha
tenido como meta lograr la materialización de una política pública en todos los
ámbitos del quehacer nacional. Una estrategia que apuesta a que, si se quiere
tener éxito en la lucha contra el consumo de drogas, se requiere una intervención
amplia y sostenida en el tiempo, que involucre a toda la comunidad nacional,
promueva la participación social y asigne un rol activo a las diferentes institucio-
nes públicas, privadas y a la sociedad civil. Es así como en los últimos años se ha
logrado diseñar y definir políticas y programas preventivos en el ámbito familiar,
comunitario, educacional y laboral, y contar con recursos humanos capacitados y
proveer los recursos materiales necesarios para su aplicación a lo largo del país.
CONACE está implementando una estrategia nacional de prevención adecua-
da a los nuevos desafíos que la sociedad impone en esta compleja temática.
Una política específica que busca empoderar y fortalecer los recursos persona-
les y sociales de la comunidad, familia, personas e instituciones para compro-
meterse con estilos de vida saludables, y promover la construcción de entornos
seguros y sanos.
Los desafíos para la prevención en los inicios de este siglo, implican evitar la
“normalización del consumo” asociado a la actividad recreativa en los jóvenes,
aumentar la percepción de riesgo del consumo de drogas basado en la eviden-
�
INTRODUCCIÓN
cia científica, fortalecer valores y construcción de proyectos de vida con sentido,
fomentar factores protectores, promover una actitud responsable por parte de
los padres, las escuelas, las empresas, las iglesias etc., fomentar una actitud crí-
tica frente a la cultura recreativa asociada al consumo y, por último, aumentar el
control social por parte de la comunidad y la sociedad en general.
Una política preventiva en la sociedad actual, también implica abordar el com-
plejo desafío de ofrecer oportunidades de integración social a niños y jóvenes
en situación de calle, desempleados, desertores escolares y marginados, ya que
constituyen la población de mayor vulnerabilidad para la aparición de consumo
problemático y dependencia a las drogas. Se asume que si bien el consumo de
drogas es un fenómeno social que cruza a todos los sectores sociales, es en esta
población donde adquiere un cariz más grave y complejo, profundizando la
desintegración social. Los esfuerzos por superar la pobreza conllevan necesa-
riamente abordar el fenómeno del consumo y abuso de drogas en estos grupos
específicos, ya que requieren de políticas y programas especialmente diseñados
para crear vínculos afectivos, formación de educadores de la calle, creación de
canales de inserción social, educacional y familiar, y capacitación. Asimismo, la
relación entre estos grupos vulnerables y el consumo de pasta base e inhalantes
merecen un trabajo particular y urgente, no sólo de CONACE sino de toda la
red social existente de manera articulada.
Por otra parte, el desafío de desarrollar una estrategia nacional de prevención
demanda una mayor integralidad de la respuesta. Desde el espacio comunita-
rio, debemos ser capaces de incorporar los diferentes programas desarrollados
para la escuela, incentivando la aplicación de un proceso continuo y gradual de
desarrollo de actitudes, valores y habilidades preventivas a lo largo de todo el
proceso educativo. Dicho proceso ha de estar inserto en una cultura escolar pre-
ventiva y proactiva frente a su medio y barrio circundante, integrando el trabajo
con niños, familias y organizaciones sociales, fortaleciendo el rol de los centros
de padres y apoderados, consejos escolares y toda la comunidad educativa.
Corresponde, además, integrar la problemática de la marginalidad y drogas
al espacio educativo realizando acciones específicas para mejorar la inserción
social de los niños con problemas de aprendizaje, problemas conductuales y/o
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
8
en riesgo social, con el fi n de retenerlos en el sistema escolar y así disminuir los
riesgos a los que se ven expuestos.
Lo mismo debe aplicarse a los diferentes ámbitos de intervención, disminuyendo
la fragmentación de los programas preventivos. De este modo se mejorará la
integración entre las acciones preventivas en el mundo laboral, con la salud, la
familia, la educación y la comunidad. Así se asegura un mayor impacto y poten-
ciación de los recursos.
Durante el trabajo de los últimos años, se han establecido redes comunitarias,
conformadas por profesores capacitados en los diferentes programas, monitores
de familias y participantes en proyectos comunitarios; el desafío es mantener
esta red motivada para asumir un rol más activo frente a la comunidad en la pre-
vención del consumo de drogas. Debemos desarrollar diversas iniciativas para
convocar, juntar y animar a este equipo, entregándole mayores herramientas
para conducir grupos, mayores conocimientos sobre el tema drogas y la posibi-
lidad de vivenciar nuevas experiencias que los re-encanten con este desfío.
�
ANTECEDENTES
2 ANTECEDENTES
La estrategia nacionaL sobre Drogas 2003-2008 plantea seis objetivos rela-
cionados con la prevención del consumo de sustancias ilícitas y define los es-
pacios sociales prioritarios para realizarla: la familia, el sistema educacional,
las comunidades locales, el mundo laboral, los niños y adolescentes en riesgo
social y los medios de comunicación.
La Estrategia reconoce que el uso, abuso y dependencia a las drogas constitu-
yen un problema social complejo y multicausal y que el consumo es una con-
ducta de riesgo que hay que evitar; asume que se vive en un mundo con drogas
y que, por tanto, es necesario fortalecer recursos personales y sociales para
enfrentar este fenómeno.
Sin duda, en la actualidad se vive en un mundo con riesgos: el aumento en la
tasa de accidentes por conducir bajo los efectos del alcohol y otras drogas,
riñas y muertes producidas por el incremento de la violencia y delincuencia
asociadas al consumo de drogas, familias deshechas por no poder resolver la
dependencia de alguno de sus miembros y/o delitos asociados al tráfico y con-
sumo de drogas constituyen algunos de los más importantes problemas sociales
que conlleva el uso de drogas actualmente.
El consumo de drogas se ha convertido en un fenómeno transversal extendido
a todos los sectores sociales del país; sin embargo, la experiencia y los estudios
nos dicen que es sensiblemente más intenso, y la dependencia a las drogas es
más alta en los niños/jóvenes de nivel socioeconómico bajo. Son éstos los que
consumen con mayor intensidad y se inician más tempranamente, afectando
su desarrollo integral y pleno. Asimismo, junto al aumento en el consumo de
drogas, se presenta un patrón de disminución significativa en la percepción de
riesgo y actitudes contrarias a su consumo, especialmente en el uso de alcohol y
marihuana, en este segmento de la población. Por otra parte, resulta más fácil el
acceso a las drogas, cada día los jóvenes se ven más presionados al consumo,
víctimas de las diversas ofertas atractivas de los traficantes.
10
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
Este problema al que nos vemos enfrentados tiene sus raíces más profundas en
una multiplicidad de dimensiones y transformaciones culturales y sociales. Si
bien el consumo de drogas ha existido siempre, no cabe duda que en las últimas
décadas ha adquirido características diferentes.
Especial relevancia se le da al contexto, ampliando e intensificando el trabajo
con la familia, la escuela, el mundo laboral y la marginalidad, reconociendo
que no sólo son importantes las variables personales sino también el ambiente
sociocultural y las interacciones sociales. Hay que considerar que tenemos un
fenómeno de consumo mucho más universal; y si pretendemos minimizar las
condiciones y situaciones de un problema “sociocultural”, tenemos que hacer
que las intervenciones aborden las significaciones que un grupo cultural parti-
cular le asigne al hecho. Ampliar la mirada al contexto, significa avanzar en la
identificación de esas representaciones sociales, en las diferenciaciones por tipo
de grupos, poblaciones y por comunidades. Significa también distinguir, entre
la problemática del consumo de distintas drogas, diferentes personas y grupos
etáreos. Es necesario agregar al énfasis puesto en el sujeto en riesgo, el contex-
to vulnerable; pasar del fortalecimiento de competencias al fortalecimiento de
familias o grupos; avanzar desde estilos de vida saludables a la construcción de
entornos saludables, entre otros.
Se trata de progresar en el diseño y desarrollo de programas preventivos, que
consideren el contexto sociocultural en que se inscribe el fenómeno. Consideren
el sistema de creencias, los estereotipos, las imágenes sociales y las representa-
ciones que los grupos sociales en un momento dado le atribuyen al problema,
ya que resultan elementos preponderantes a la hora de intervenir con acciones
coherentes. El desafío es desarrollar programas sensibles a las diferencias cultu-
rales de género, sociales, de etnias y de grupos etáreos.
11
CONCEPTO DE PREVENCIÓN
3 CONCEPTO DE PREVENCIÓN
REDUCCIÓN DE lA DEmANDA
Cuando nos proponemos reducir la demanda y prevenir el consumo de drogas,
reconocemos que el uso, abuso y dependencia de drogas es un problema social
que debe ser evitado. Asumimos que el consumo de drogas está asociado a un
fenómeno social complejo y multideterminado que trae consecuencias persona-
les y sociales. Se plantea que el consumo de drogas no es un comportamiento
aislado en la historia de una persona o grupo, sino que está relacionado con
motivaciones, creencias, valores, estereotipos, pautas de comportamientos, con-
diciones y contextos que pueden ser protectores o representar factores de riesgo.
También asumimos que es un proceso dinámico en el cual nos encontramos con
diferentes niveles de consumo y variables asociadas. Por lo tanto, la prevención
tiene como propósito reducir la probabilidad de aparición del problema (uso,
abuso o dependencia) y para esto se diseñan distintas estrategias preventivas
adecuadas a la situación, al momento en que se realice la intervención y a la
relación que cada persona o grupo establece con las drogas.
En la definición de prevención queremos destacar cuatro conceptos fundamentales:
ANTICIPAR los problemas asociados al consumo de drogas, a través de la
realización de acciones que tiendan a reducir la probabilidad de aparición de
éstos, fortaleciendo los factores protectores y minimizando los de riesgo.
FORTALECER capacidades o herramientas personales, grupales y de contexto,
que favorezcan estilos de vida saludables.
GESTIONAR los riesgos a los que toda persona se ve sometida a lo largo de
la vida, promocionando en los individuos capacidades de resolución de los
conflictos, que les permitan enfrentar y abordar en forma sana y creativa los
problemas, entre ellos el consumo de drogas.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
1�
PROCESO. La prevención, como todo proceso educativo, no es un acto sino un
proceso sistemático y gradual.
Todo lo anterior implica realizar actividades que fortalezcan y desarrollen habi-
lidades personales y grupales que favorezcan la resistencia al uso de sustancias
tóxicas.
Prevenir también significa, en lo personal, la promoción de estilos de vida salu-
dables, desarrollo de actitudes, valores y habilidades que favorezcan una vida
sana; y en el contexto, el desarrollo de pautas culturales que valoren la construc-
ción de entornos saludables y libres de drogas.
CONTExTO, PERSONA y DROgAS
Cualquier comportamiento humano, incluida la drogodependencia, tiene su ori-
gen en la interacción de una serie de elementos que influyen de manera cons-
tante entre sí.
En el caso concreto de las adicciones, éstas resultan de la acción conjunta de
tres grupos de factores: una sustancia, con determinadas propiedades farmaco-
dinámicas1; las características personales del sujeto que las utiliza; y la naturale-
za del contexto sociocultural en el que ese consumo se produce.
El peso específico de los diferentes elementos, los respectivos parámetros que
los definen y sus constantes influencias variarán según los diversos momentos
históricos y culturales.
No existe un único motivo para iniciar y mantener el consumo de drogas, ni una
manera exclusiva de volverse drogodependiente. Siempre se da la interacción
de diversos factores y sólo a partir de la consideración de los tres vértices del
mismo triángulo “persona, sustancia y contexto”, se puede alcanzar una clara
visión de la realidad.
1 Relativo a la dinámica y efectos que un fármaco tiene en el organismo.
13
CONCEPTO DE PREVENCIÓN
ESqUEmA DE lA TRíADA DE ElEmENTOS INTERVINIENTES
ElEmENTOS BÁSICOS DE lA TRíADA
La sustancia: Tiene que ver con los distintos tipos de sustancias, la cantidad y
frecuencia con que se consumen, las vías de administración que utilizan para
suministrárselas, la existencia de consumos asociados (policonsumo), el nivel de
accesibilidad y disponibilidad, etc.
La persona: Hace referencia a dos dimensiones básicas: una psicológica y otra
física, y cómo estos elementos interactúan con las distintas sustancias. Desde
el punto de vista psicológico importan elementos como: motivación, caracte-
rísticas de personalidad, factores de vulnerabilidad o de riesgos -que pueda
hacerlo más propenso o proclive a generar alguna dependencia- trastornos de
la conducta, etc. En el ámbito físico importan elementos como: predisposición
genética, contextura, edad.
El contexto: Son las características socioculturales del ambiente de pertenencia
del sujeto, que infl uyen en la forma en que se desarrolla el consumo y/o la de-
pendencia a sustancias. Abarca el medio cercano y el macrosocial geográfi co
y cultural.
Medio cercano comprende a la familia (calidad de las relaciones, expresión
de afectividad, modelos familiares, estilo de comunicación, normas y límites,
entre otras), el grupo de pares (valores y actitudes hacia el consumo) y la
institución a la que pertenece (trabajo, clubes, comunidades).
Cuadro 1
DROGAS
PERSONA CONTEXTO
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
1�
SUSTANCIA
SUJETO/PERSONA
CONTExTO
Tipo de sustanciaCantidad consumidaVía de administraciónAsociación con otras sustanciasAccesibilidad y disponibilidadValoración social: (legalidad/ilegalidad)uso normalizado/prohibidoActuación de la sustancia. EfectosPoder adictivo de la sustancia
Dimensión fi siológica Sexo Edad Contextura física Infl uencia en el organismo Predisposición genéticaDimensión psicológica Motivación Dependencia Trastornos de conducta Factores de vulnerabilidad Personalidad
Microsistema: familia, escuela, grupo de iguales. Mesosistema: roles, trabajo, ocio, estatus, hábitat.Macrosistema: valores, sistema social, políticas educativas, legislación, alternativas de uso del tiempo libre, medios de comunicación, publicidad, etc.
Cuadro 2
Medio macrosocial geográfi co y cultural: corresponde al signifi cado cultural
que determinados grupos dan al consumo, generando con ello, cohesión
de grupo y expectativas de felicidad. Forman parte también de este medio
la aceptación o sanción social, las leyes y la disponibilidad (esta última se
refi ere al tráfi co y microtráfi co; la oferta y facilidad de acceso a la droga
que existe en determinadas poblaciones).
ESqUEmA RESUmEN DE lOS FACTORES E INDICADORES
A TENER EN CUENTA EN El CONSUmO DE DROgAS
SUJETO/PERSONASUJETO/PERSONA
15
CONCEPTO DE PREVENCIÓN
De esta forma, el problema se configura en dimensiones interdependientes, de
modo que cualquier enfoque reduccionista que se ocupe de una de ellas, des-
estimando el valor de las demás, difícilmente dará cuenta del problema y podrá
abordarlo de manera eficaz.
Para llevar a cabo con éxito cualquier programa de prevención conviene tener
en cuenta, entre otras, las siguientes consideraciones:
El uso de drogas varía entre individuos, generaciones, subculturas y sociedades.
Existen diferencias en las propias sustancias, en las formas de consumo, en las
motivaciones y expectativas.
No se da una relación simple causa-efecto; ésta viene determinada por el indi-
viduo (su esquema de valores, creencias, grado de madurez, etc.), el contexto
(su familia, grupo de pares, escuela, cultura, religión, medios de comunicación,
etc.) y la sustancia (tipo, cantidad, frecuencia, etc.)
SENTIDOS qUE ADqUIERE El CONSUmO DE DROgAS EN El mUNDO DE hOy
Otra área de interés es comprender que el consumo de drogas en los jóvenes
está asociado a patrones culturales y a prácticas recreativas (carrete) que hacen
más difícil impactar con los programas clásicos de prevención. El significado
que adquiere el consumo de drogas en la sociedad va variando y asumiendo
diferentes representaciones sociales. Para la población juvenil las drogas tienen
un significado diferente que para el mundo adulto; al igual que cada droga
adquiere un significado particular.
Una mirada acerca del tema es la de Martín Hopennhayn2, plantea que la dro-
ga en la sociedad actual es “como una metáfora o sucedáneo a la mano frente
al vacío interior, búsqueda de placer inmediato y excitabilidad progresiva, la
ansiedad anticipatoria, la falta de mecanismos institucionalizados de pertenen-
cia y comunión, y un medio para olvidarse de la exclusión”.
Este autor señala, que “existe hoy una clara tendencia de las personas a remitir
cada vez más sus fuentes de autorregulación a elementos exógenos. Se trata
2 Hopennhayn Martín, “Droga y violencia: fantasmas de la nueva Metrópoli Latinoamericana” POLIS. Revista de la Universidad Bolivariana, Vol. Nr1, Nº 3, 2002.
1�
de la ratio misma de la sociedad de consumo y también del espíritu propio de
la vida en la gran ciudad: colocar fuera del sujeto la mayor cantidad posible
de fuentes requeridas para su bienestar, su satisfacción y su felicidad 3”. “En las
grandes ciudades el estrés laboral, la sensación de vulnerabilidad frente a los
demás, las expectativas de consumo, la ansiedad y falta de espacios de tregua,
llevan cada vez a depender de fármacos u otros satisfactores para re-inducirnos
en aquello que ya no podemos generar con nuestras propias facultades: el entu-
siasmo festivo, la introspección, la euforia, la distensión, la inspiración, la expre-
sividad, la capacidad comunicativa, y otros. Este síndrome de deshabilitación
anímica encuentra su mejor metáfora en la droga. Desplazamos el vacío interior
en un elemento que lo metaforiza, y expurgamos ese vacío depositando toda la
carga en ese elemento: la droga. Es en ella donde se da con mayor elocuencia
la dependencia exógena para nuestro ánimo. En ella reconocemos la pérdida
de nuestra autonomía espiritual, de nuestra capacidad espontánea para relajar-
nos, entusiasmarnos u olvidarnos.”
Asimismo plantea a la “droga” como respuesta al culto a la obtención inmediata
del placer en las sociedades de consumo, que “nos propone la imagen seduc-
tora de una vida poblada por una secuencia de sensaciones placenteras, una
vida donde el placer debe ir en aumento, donde el presente debe intensificar su
vibración cada vez más, donde la sensoriedad debe acceder a una excitabili-
dad progresiva. Una vida que la misma hiperkinesia que opera en el mundo del
trabajo y del dinero debe darse en la esfera del ocio, el descanso y la recrea-
ción. Pero al mismo tiempo nos impone la ansiedad que anticipa la frustración,
la sensación de vacío ante las pausas en que baja la adrenalina o la excitación,
la confusión respecto al sentido de la vida en medio de este pastiche de colores
vistosos y efectos especiales. Aquí también las drogas son una metáfora de la
excitabilidad progresiva, la ansiedad anticipatoria, la depresión postefectos, en
fin la tensión por mantener la tensión”.
Plantea además que “encontramos hoy grandes contingentes de jóvenes que
viven situaciones de fuerte desmotivación, padecen los altos niveles de desem-
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
3 Op.cit.
1�
CONCEPTO DE PREVENCIÓN
pleo, ya no se sienten motivados por utopías políticas o adscripciones sociales,
se perciben como ciudadanos de tercera o cuarta categoría, y sólo les queda la
opción de gratificaciones de carácter cada vez más efímeras y menos ligadas
a un proyecto de vida. En este tiempo... las drogas metaforizan lo que está en
el aire: gratificaciones espasmódicas, pérdida de proyección, falta de inserción
social y política, debilitamiento valórico”.
El consumo de drogas lo asocia a “la merma o pérdida de rituales de comunión
y de pasaje en una sociedad secularizada”. “Pensamos en los efectos de las
drogas: la comunión con los pares (complicidad en el consumo), y la metamor-
fosis subjetivas”. “La cohesión interna del grupo, al mismo tiempo que la dife-
renciación hacia fuera, metaforiza la falta de mecanismos institucionalizados de
pertenencia y comunidad”. “La droga aparece como metáfora de la disolución
de vínculos comunitarios”.
Un fenómeno interesante de analizar, es la evolución que ha tenido la definición
de diversión en la sociedad, a partir de toda una industria recreativa que ha
surgido como producto de los cambios tecnológicos y hace cambiar la relación
más convencional que existía con el ocio y el tiempo libre. En la actualidad
impera una lógica nueva de organización del tiempo, guiada por la ley de la
oferta y la demanda que cambian radicalmente la antigua concepción de lo
que se considera “Fiesta”.
Esta nueva forma de diversión, para muchos, se asocia con el consumo de dro-
gas y alcohol, surgiendo el concepto de “Normalización del consumo”. Es decir,
ya no son sólo los jóvenes que presentan una serie de factores de riesgo los
que consumen drogas ilícitas, sino que muchos adolescentes, como parte de
su proceso de socialización y como forma de adaptación social, comienzan a
experimentar con drogas.
Calafat4 y col. advierten sobre el riesgo que significa para la sociedad que se
“normalice” el consumo, y se incorpore a los procesos de socialización de los
4 Calafat, Amador, “El mito del consumidor inteligente”, en “Desafíos y avances en la Prevención y tratamiento de las Drogodependencias”. Proyecto Hombre España 2004.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
18
jóvenes. Agregan que existe el peligro de que los jóvenes queden expuestos
a un discurso que se sostiene en el mito del “consumidor inteligente”, es decir,
creer que tienen el control absoluto de la situación y pueden elegir consumir sólo
los fines de semana, sin correr peligro y sin poner en riesgo ninguna otra área de
sus vidas. Es peligroso, plantean los autores, en la medida que el mito no se sos-
tiene si dejamos que el consumo evolucione unos años, ya que se observa que
aparecen problemas durante la misma adolescencia y durante la madurez.
Muchos programas preventivos parten del supuesto de que no se puede influir en
los jóvenes y que la única salida es la minimización de los riesgos y consecuen-
cias con programas denominados “prevención de riesgos”. Estos autores, fruto
de una investigación realizada en países de la comunidad europea (Calafat y
col. op.cit), plantean la necesidad de hacer prevención del consumo de drogas
en ambientes recreativos y enfrentar preventivamente las complejas paradojas a
las que se enfrentan los profesionales, por ejemplo, cuando el consumir drogas
se convierte en una estrategia de integración social y de socialización, que sirve
para lograr el éxito.
1�
OBJETIVOS DE LA PREVENCIÓN
5 Estrategia Nacional sobre Drogas, CONACE, 2002.
4 OBJETIVOS DE lA PREVENCIÓN
La prevención de drogas se da en un marco de procurar el bienestar y desarrollo
pleno de las personas y de la sociedad. Se busca fortalecer recursos personales
y sociales que favorezcan el desarrollo de estilos de vida y entornos saludables.
Se reconoce el consumo y abuso de drogas como fenómeno social complejo y
multideterminado, por lo tanto prevenir su aparición tiene que contemplar esas
múltiples dimensiones y exige respuestas integrales.
En el nivel de la reducción de la demanda, la prevención se configura como el
eje fundamental sobre el que se articula la estrategia nacional sobre drogas.
En consecuencia, las medidas y objetivos tendientes a conseguir una mayor im-
plicación de la sociedad civil a través de la sensibilización, así como la modi-
ficación de estereotipos sociales sobre los consumos en los distintos ámbitos
(familiar, escolar, laboral, comunitario y de la comunicación social) constituyen
uno de los principales elementos de intervención. A tal efecto se establecen para
cada área, y a lo largo de todo el período 2002 - 2008, objetivos estratégicos
y objetivos específicos por cumplir.
Específicamente la Estrategia Nacional se propone5:
Reducir el consumo de drogas hacia el año 2008
Tal fin consiste en el logro de las siguientes metas globales:
– Disminuir la prevalencia anual de consumo de marihuana respecto del año
2002, en población menor de 18 años.
– Disminuir la prevalencia anual de consumo de cocaína respecto del año
2002, en población general.
– Disminuir la prevalencia anual de consumo de pasta base respecto del año
2002, en población joven de niveles socioeconómicos bajos.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
�0
La Estrategia Nacional sobre Drogas requiere para el logro del fin y las metas
definidas el cumplimiento de una serie de elementos de contexto, en lo económi-
co, social y cultural, que son independientes de sus propios fines y propósitos y
que constituyen parte de la preocupación de otras estrategias y planes impulsa-
dos por los demás organismos del Estado, pero que se retroalimentan con ella.
Esto se refiere a elementos tan diversos como el nivel de ingreso, el acceso a una
buena educación y salud, los niveles de seguridad ciudadana, la promoción de
estilos de vida saludable, el acceso a la recreación y a la cultura, la utilización
de los espacios públicos, los grados de integración familiar y la acción y orga-
nización comunitaria, entre otros.
La Estrategia supone un aporte, desde su especificidad, al conjunto de las políti-
cas públicas y a la visión de país al que se aspira lograr en el mediano y largo
plazo. En tal sentido, deberá ser articulada con los objetivos estratégicos presen-
tes en la agenda gubernamental, particularmente aquellos referidos al ámbito
de cohesión e integración social, así como con algunos planes transversales de
Gobierno.
El éxito de la estrategia estará condicionado por el acuerdo y apoyo de los
diversos sectores de la ciudadanía y el compromiso responsable de los sectores
políticos, a fin de consagrarla como una política de Estado que asegure conti-
nuidad en consensos básicos.
Los informes de Naciones Unidas demuestran que los países que han hecho
grandes esfuerzos en materia de prevención, aumentando considerablemente
los recursos y comprometiendo una mayor cantidad de actores públicos o priva-
dos para lograr tal objetivo, son los que muestran resultados más positivos en la
lucha contra la droga.
Para CONACE el objetivo de la prevención es:
Disminuir el consumo de drogas en la población,abordando el uso, abuso y la dependencia
21
OBJETIVOS DE LA PREVENCIÓN
Al mismo tiempo, por ser éste un problema multidimensional y multifactorial, se
requiere, además, definir objetivos específicos, asociados a distintas instancias
de consumo o de vínculo con la sustancia, que por ende implicarán intervencio-
nes disímiles.
• Prevención del consumo de drogas, evitando el consumo de alcohol, tabaco y
cualquier droga de inicio, especialmente la marihuana, en población que aún
no consume;
• Prevención del consumo precoz, es decir, retardar la edad de inicio;
• Prevención del consumo abusivo de drogas;
• Prevención de la dependencia a las drogas
• Prevención del daño asociado al uso de drogas.
• Prevención del ingreso al micro tráfico6.
Detrás de cada uno de estos objetivos está implícito que el trabajo preventivo,
además de abordar el problema del consumo, busca fortalecer valores, acti-
tudes, conocimientos y habilidades para comprometerse con un estilo de vida
sano y saludable y rechazar el consumo de drogas. Se trata, fundamentalmente,
de una prevención basada en la educación y dirigida en forma destacada a
los niños y jóvenes para fomentar su madurez emocional y social, orientada al
fomento de su capacidad crítica, su autonomía como persona y la clarificación
y fortalecimiento de sus valores. Una educación, en suma, que los haga libres
y capaces de adoptar decisiones más adecuadas para sus proyectos de vida
y para su integración en la sociedad. Además, una prevención que considere
la importancia del contexto sociocultural y las interacciones sociales, por tanto
procure la construcción de entornos y ambientes libres de drogas y fortalezca y
potencie a la familia como principal agente preventivo.
6 Se refiere a realizar acciones que anticipen el ingreso de jóvenes y niños al microtráfico a través de información y sensibilización acerca de los riesgos y sanciones sociales y legales asociadas a esta actividad ilícita.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
��
5 PREVENCIÓN, REDUCCIÓN DE RIESgOy REDUCCIÓN DE DAÑOS
En el campo de la prevención primaria y secundaria, se postula claramente que
la prevención busca anticiparse a la aparición del problema. Sin embargo, tam-
bién se puede considerar la prevención de riesgos como un objetivo adicional,
que no sólo se focaliza en promoción de estilo de vida saludable y fortaleci-
miento de actitudes opuestas al consumo, sino que asume que hay jóvenes que
están consumiendo y a los cuales se debe advertir sobre los riesgos asociados
a ello. Por ejemplo: “si vas a consumir no manejes”.
Lo importante de cuidar en la aplicación de programas de reducción de riesgos
es que ésta debe considerarse como un objetivo adicional al programa que pro-
cura evitar el consumo, no en vez de él. Un ejemplo claro de esto es la instaura-
ción de programas de educación sanitaria tendientes a la reducción de riesgos
y daño por consumo de alcohol y otras drogas en relación con los accidentes de
tránsito y violencia, en que, además de advertir sobre los riesgos del consumo,
advierte sobre los riesgos de daños asociados.
La Estrategia Nacional sobre Drogas plantea evitar y disminuir el consumo de
drogas. Esto corresponde a una política de abstención del consumo de drogas
ya que no sólo se preocupa por las consecuencias asociadas al consumo, sino
también del uso de drogas. No obstante, también es propósito de la Estrate-
gia aminorar dichas consecuencias planteándolo no como una dicotomía entre
abstencionistas (modelo libre de drogas) y reduccionistas del daño, sino que
considerando a la reducción de riesgos y reducción de daños como un obje-
tivo adicional y/o intermedio, sin renunciar al logro de la abstinencia. En este
sentido, CONACE discute el planteamiento de los adherentes más radicales al
modelo de reducción de daño que postula que “está dentro de los derechos
de las personas consumir o no, y por lo tanto el Estado (en este caso) no debe
intervenir”. Creemos en un Estado que procura el bien común y apuesta a una
23
PREVENCIÓN, REDUCCIÓN DE RIESGOS Y REDUCCIÓN DE DAÑOS
sociedad solidaria y por lo tanto asume un rol preventivo, educativo, y ofrece
oportunidades de tratarse y rehabilitarse.
Se procura que la población drogodependiente pueda acceder a programas
de tratamiento y deje el consumo; no obstante se asume que para algunos de
ellos es necesario aplicar programas orientados a manejar las consecuencias
del abuso de drogas, fundamentalmente en aspectos sociales y de salud. La
reducción de daños es una estrategia dirigida a la población cuyos usos pro-
blemáticos de drogas no son evitables en primera instancia y que generan da-
ños a la población consumidora, a terceros y a la propia sociedad. Son una
excepción aplicable especialmente en aquellos colectivos de usuarios que no
se contactan con la red asistencial, y/o no están en condiciones de abandonar
los consumos problemáticos o no lo desean en este momento; sin embargo con
ayuda terapéutica pudieran comprometerse más adelante en un proceso de
tratamiento. Se trata de no abandonar el propósito de todo tratamiento que es
la rehabilitación, sino de considerarlo un objetivo intermedio o adicional.
Puede considerarse la reducción de daño como un objetivo adicional a los pro-
gramas preventivos y de tratamiento en la medida que no sólo se focaliza en
la abstención del consumo, sino que procura aminorar las consecuencias que
éste provoca especialmente en población de alta vulnerabilidad social. También
puede entenderse como una fase intermedia en el proceso de tratamiento la
que, por una parte, permite proteger a la persona y, por otra, generar el vínculo
afectivo que permita abrir las posibilidades a la rehabilitación a personas con
problemas de dependencia de alta complejidad (personas que presentan tras-
tornos duales).
El fenómeno del consumo y dependencia de drogas en Chile es diferente a la
situación de Europa, en que el consumo de heroína ha adquirido tal magnitud,
que una manera de reducir sus daños es implementando drogas sustitutas de
menor agresividad y poder adictivo como la metadona. El mayor consumo en
Chile es de alcohol, marihuana, cocaína y pasta base, que no tienen sustitutos
eficientes, y en los cuales técnicamente hasta ahora la mayoría de los científi-
cos concuerdan que los programas libres de drogas, son la manera más efec-
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
��
tiva para la mayoría de la población. Así, CONACE cuestiona la viabilidad
de aplicar políticas de sustitución al consumo de drogas (cocaína, pasta base,
marihuana) y apoya programas de tratamiento basados en la abstinencia. Los
programas desarrollados por el MINSAL, y las comunidades terapéuticas tienen
como objetivo la abstinencia y realizan todos los esfuerzos para el logro de ella.
Asumen, sin embargo, que en el proceso terapéutico pueden existir recaídas,
que deben ser consideradas como parte del tratamiento.
25
NIVELES DE PREVENCIÓN
6 NIVElES DE PREVENCIÓN
Tradicionalmente se han diferenciado tres niveles en el desarrollo de los pro-
gramas de prevención: primaria, secundaria y terciaria. Esta clasificación, pro-
cedente del ámbito de la planificación sanitaria, se construyó en función de los
distintos tipos de poblaciones a los que se dirigía la acción preventiva y de los
objetivos que se perseguía con éstas.
La prevención primaria: Tiene como población destinataria a las personas no
consumidoras de drogas y su objetivo es evitar que se inicien estos consumos.
La prevención secundaria: Se dirige a consumidores de drogas en fases inicia-
les, donde todavía no están consolidados los problemas de abuso a las mismas,
y su objetivo es lograr una detección precoz y prestar una atención temprana a
estas personas.
La prevención terciaria: Se dirige a personas que ya presentan problemas de
abuso o dependencia de las drogas, siendo su objetivo el de prestar atención
a estas personas y reducir posibles daños asociados al consumo (alude a la
rehabilitación y reinserción social).
Las dificultades de ubicar en este esquema el conjunto de actuaciones que ve-
nían siendo promovidas desde los programas de prevención, y la confusión que
con frecuencia provocaban a la hora de delimitar las intervenciones preventivas
y asistenciales, ha llevado a superar progresivamente esta clásica clasificación y
sustituirla por otra articulada en función de los distintos niveles de riesgo de uso
de drogas a los que están sometidas las poblaciones a las cuales se dirigen los
programas de prevención.
Estrategias universales: Son aquellas que se dirigen al conjunto de la pobla-
ción (por ejemplo, los adolescentes), independientemente del nivel de riesgo al
que estén sometidos. Estas estrategias inciden sobre una serie de factores de
riesgo y protección identificados con carácter general.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
��
Estrategias selectivas: Son aquellas que se dirigen a grupos de riesgo previa-
mente identificados, de los que se conoce que están sometidos a niveles de riesgo
superiores a los de la media (por ejemplo los hijos de drogodependientes).
Estrategias indicadas o particulares: Son aquellas que se dirigen de forma
específica a una serie de sujetos o individuos de los que se sabe que están
sometidos a situaciones de alto riesgo (por ejemplo componentes de un grupo
seleccionados por el hecho de proceder de familias desestructuradas familiar-
mente, de zonas geográficas que registran altos niveles de consumo y tráfico de
drogas, que han experimentado a cortas edades con distintas drogas, etc).
En general son las estrategias universales las que cuentan con un mayor grado
de ejecución, dado que su desarrollo no requiere de estudios o investigaciones
previas, puesto que inciden sobre factores de riesgo y protección generales ya
conocidos. Por el contrario las estrategias selectivas, y en especial las indicadas,
exigen un mayor nivel de análisis y conocimiento de la realidad sobre la que
se desea intervenir. Para su aplicación es preciso realizar estudios que establez-
can diferencias entre los distintos niveles de uso de drogas de distintos grupos
o individuos, así como la identificación de los factores de riesgo presentes en
cada uno de ellos. Por otra parte, las estrategias selectivas requieren movilizar
un mayor número de recursos humanos y materiales para su implantación, para
incidir con frecuencia en poblaciones reducidas.
2�
FOCALIZACIÓN
7 FOCAlIzACIÓN
CONACE en sus programas, como toda política social moderna, además de consi-
derar los distintos niveles de prevención, utiliza el mecanismo de la focalización.
La focalización implica concentrar los recursos disponibles en una población de
benefi ciarios potenciales, claramente identifi cada, mediante la aplicación de un
programa o proyecto con que se pretende atender un determinado problema.
Busca atender las necesidades y requerimientos de la población que, dadas sus
características debe ser priorizada por la acción desarrollada a través de un pro-
grama o proyecto particular. En este caso, implica concentrar los recursos en:
ESqUEmA DE FOCAlIzACIÓN
Signifi ca concentrar los recursos en aquellos grupos etáreos y comunas donde las prevalencias de consumo de drogas es mayor.
Signifi ca concentrar los recursos en aquellos sectores donde las consecuencias de los problemas de las drogas producen un mayor impacto social, económico y cultural.
Signifi ca concentrar los recursos en aquellos grupos sociales donde las consecuencias de los problemas de las drogas producen un mayor impacto social, psicológico, económico y cultural, profundizando procesos de desintegración y exclusión social.
Los grupos de riesgo priorizados son: niños y adolescentes fuera del sistema escolar o de mayor vulnerabilidad socioeducativa; familias de menores recursos, etc.
Cuadro 3
S E C T O R E S R A z O N E S
SECTORES DE mAyOR
VUlNERABIlIDAD
SECTORES DE mENORES RECURSOS
gRUPOS DE RIESgO
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
�8
8 FACTORES DE RIESgO y PROTECCIÓN
La prevención ideal es aquella que tiene como objetivo el mejoramiento de la
calidad de vida, a través del desarrollo integral de la persona, ya que constituye
el mejor protector para enfrentar cualquier situación de riesgo en la vida. Toda
estrategia en prevención supone fortalecer los factores protectores y amortiguar
los de riesgo, de acuerdo al diagnóstico que se haga en cada situación.
Factores de riesgo: Son aquellas situaciones, conductas o elementos de la
persona y el contexto que hacen más probable el consumo. Es posible distinguir
factores personales como inestabilidad emocional, poca tolerancia a la frustra-
ción, problemas conductuales y psicológicos, retraimiento, entre otros, así como
factores sociales relacionados con problemas familiares, contextos en que se fa-
vorece el consumo de drogas a través de ciertos valores y estilos de vida, mayor
oferta, etc. A la hora de planificar una intervención, se deben tener en cuenta
los factores de riesgo y la relación existente con el objetivo.
Factores de protección: Son elementos que, en constante interacción, pueden
contribuir a reducir las probabilidades de que aparezcan problemas relacio-
nados con las drogas, apoyando el desarrollo del individuo, dado que sirven
como amortiguadores o moderadores de los factores de riesgo. En este grupo
de factores también es posible distinguir entre los de origen psicológicos como
autoconcepto positivo, tolerancia a la frustración, asertividad, adecuada reso-
lución de conflictos, entre otros, así como factores sociales relacionados con
un adecuado sistema de relaciones familiares, calidad en la comunicación y
expresión del afecto dentro del sistema familiar, existencia de límites, promoción
de estilos de vida saludables, redes de apoyo sociales, etc.
Estos factores no poseen una relación causal con el consumo de drogas, sino
más bien aumentan o disminuyen la posibilidad de consumo. En interacción
con los factores de riesgo, los factores de protección actúan sobre un problema
específico en forma dinámica y recíproca, por lo que deben trabajarse conjun-
tamente sobre, al menos, los cuatro ejes que se exponen a continuación.
2�
MODALIDADES DE PREVENCIÓN
El SUJETO EN RElACIÓN CON
lA DROgA
•Información sobre el uso de drogas y sus consecuencias.
•Abordar determinados mitos en
relación al consumo, por ejemplo: “La mayoría de la población
consume droga”. “La marihuana hace menos daño que el tabaco”.
El SUJETO CON SU ENTORNO
SOCIOCUlTURAl
•Uso positivo del tiempo libre y creación de oportunidades alternativas al uso de drogas.
•Promoción de un estilo de vida
saludable.
El SUJETO CONSIgO
mISmO
•Autoestima.
•Autonomía.
•Tolerancia a la frustración.
•Proyecto de vida.
•Valores.
•Manejo de ansiedad.
•Autocuidado.
El SUJETO CON SU
CONTExTO VITAl
•Resistencia a la presión del grupo.
•Habilidades sociales:
•Asertividad
•Comunicación
•Toma de decisiones responsables.
EJES DE ACTUACIÓN DE lOS FACTORES PROTECCIÓN y RIESgO
••Resistencia a la presión del grupo.
••Uso positivo del tiempo libre
••Autoestima.
••Información sobre el uso de
Cuadro 4
Es importante señalar que muchos de los factores no son “exclusivos” de este
fenómeno particular, sino que también se involucran con otras problemáticas
sociales, por lo que su abordaje tendrá infl uencia para otras esferas de la vida
de las personas.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
30
9 mODAlIDADES DE PREVENCIÓN
Según la forma en que se aborda el consumo de drogas en el programa preven-
tivo se pueden distinguir dos modalidades de prevención: específica e inespecí-
fica. Algunos factores de riesgo y factores protectores analizados en los distintos
estudios están relacionados específicamente con el consumo de drogas. Sin em-
bargo, existen otros que también se relacionan con otro tipo de problemáticas
sociales o sanitarias. Unos afectarán específicamente al uso de drogas y otros
podrán incidir también en la prevención de otro tipo de problemáticas. En este
marco, surge la discusión acerca de cual es la mejor manera de abordar en las
actuaciones de prevención.
Los orígenes de ambos enfoques hay que buscarlos en las diversas tradiciones
culturales americanas y europeas. Europa, que vivió la epidemia de la droga
con posterioridad a EE.UU., tiende a identificarse con modelos más bien ines-
pecíficos; las razones son varias: por una parte ya eran conocidos los escasos
resultados positivos de los programas específicos desarrollados en América 15
ó 20 años antes. Por otro, en el continente europeo hay toda una tradición cul-
tural y concepción del hombre alejado del conductismo y pragmatismo propios
de la cultura norteamericana7.
En la modalidad inespecífica, el destinatario no es consciente de que están
trabajando con él las problemáticas relacionadas con la droga y su preven-
ción. Para el planificador sí se especifica que persigue claramente objetivos de
descenso en el uso de drogas. Se centra en programas generales de la salud,
alternativas de ocio y tiempo libre, fomento de los servicios sociales, del aso-
ciacionismo, actuaciones relacionadas con la educación socio-afectiva como,
por ejemplo, educación en valores o habilidades interpersonales, entre otros.
Es decir, no se trata de manera directa el tema referente a las drogas sino que,
a través de diferentes propuestas, se intentan potenciar actividades que son po-
7 BECOÑA I., Elisardo. Bases científicas de la prevención de las drogodependencias. – Madrid: Universidad de Santiago de Compostela, 2002.
31
MODALIDADES DE PREVENCIÓN
sitivas en sí mismas y de las que se puede esperar que ayuden a disminuir las
conductas destructivas respecto del consumo de drogas.
Por su parte, la modalidad específica viene conformada por el conjunto de
estrategias que se enfocan de una manera directa y manifiesta a la cuestión
“drogas” de la cual se hace partícipe al destinatario. Esto no quiere decir que
en esta modalidad de prevención se hable únicamente sobre el consumo de
drogas, sino que se trabaja también el resto de los factores de riesgo, aunque
explicitando su relación con la prevención del consumo de drogas. Los países
han tenido que incorporar estrategias específicas además de inespecíficas por
varias razones.
En primer lugar, el interés social que suscita el tema; hablar de drogas se
convierte en una demanda específica por parte de muchos colectivos (asocia-
ciones de padres, mediadores sociales, etc.). Reformular dicha demanda pue-
de dar pie al tratamiento de otras cuestiones más generales e inespecíficas:
educación de los hijos, comunicación entre estos y los padres, cómo influye la
publicidad, etc.
Del mismo modo es conveniente la especificidad para disipar estereotipos, infor-
mación errónea o insuficiente. Ofrecer contenidos concretos y razonados, ajus-
tados al receptor.
Por otro lado, en lo que se refiere a evaluación, hay quien opina que a los
métodos más específicos se les exigen resultados inequívocos, mientras que a
algunas intervenciones inespecíficas simplemente se les supone eficacia aunque
en la práctica no lleguen a demostrarlo (Comas D. 1992).
En la actualidad se puede afirmar que los programas europeos están tratando
de conseguir un mayor grado de especificidad y concreción, sin perder la visión
integral de la etiología y dinámica del uso-abuso de drogas y sin renunciar a ese
esfuerzo de contextualizar las actuaciones preventivas dentro de los ámbitos,
por ejemplo, de la educación para la salud. (Calafat A. en Becoña E., 1995).
El nivel de especificidad varía según la población y la relación que tenga con
la droga, la edad del grupo objetivo y según el contexto en que se trabaje. En
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
3�
niños pequeños, por ejemplo, se estima que la prevención es más inespecífi ca,
sin embargo también con ellos es posible hacer un trabajo específi co, sobre
todo porque, como hemos observado, hasta a los más pequeños les toca rela-
cionarse de alguna manera con las drogas (lícitas o ilícitas), y resulta necesario
empezar a responder preguntas que en ellos surjan.
Se ha comprobado que las acciones preventivas más exitosas son las que combi-
nan actividades orientadas al fortalecimiento de los factores protectores (habilida-
des para la vida o desarrollo integral de las personas), con una acción específi ca
en el tema de la droga (información específi ca sobre los efectos y consecuencias
del uso y abuso). En este sentido, consideramos que todo proyecto o programa
impulsado por CONACE debe, además de intervenir para los factores protectores
personales y sociales, abordar en forma específi ca la relación con las drogas.
33
PRINCIPIOS DE LA PREVENCIÓN
10 PRINCIPIOS DE lA PREVENCIÓN
A partir de elementos teóricos desarrollados por la investigación en los ámbitos de
prevención y tratamiento, en Chile y en el mundo se puede enunciar un conjunto
de principios básicos de los programas eficaces en el ámbito de la prevención:
– Corresponsabilidad de la ciudadanía, desempeñando un rol activo y res-
ponsable en el quehacer preventivo.
– Integralidad y multidimensionalidad del fenómeno, que implica abordar
los diferentes ángulos del problema (biológicos, psicosociales, culturales y
trascendentes).
– Pertinencia, responder a las necesidades específicas de la población a la
cual se dirigen los programas, reconociendo su edad, territorialidad, ámbitos
de inserción y sensibilidad sociocultural y de género.
– Precocidad de la respuesta, mientras más temprana y oportunamente se
inicien las acciones, más efectivos y mejores son los resultados.
Los programas deben fomentar la valoración de la vida humana, reforzar la
capacidad y responsabilidad individual y social de cuidarla, y potenciar las
capacidades resilientes y protectoras que existen en el sujeto, su familia y su
entorno. Deben, también, tender al fortalecimiento de los “factores protectores”
y reducción de los “factores de riesgo”.
lOS PROgRAmAS DE PREVENCIÓN INCORPORAN:
– Estrategias que consideren todas las formas y tipos de consumo de drogas.
– Fomento de la reflexión y de la capacidad de tomar decisiones responsa-
bles, mediante información acorde a la etapa de desarrollo de los destinata-
rios de los programas.
– Desarrollo de actitud crítica frente al consumo.
– Aumento de la percepción de riesgo del consumo de alcohol y drogas.
– Fortalecimiento de habilidades para resistir la presión de grupos de pares.
– Fomento de vínculos con pares, familia, redes, comunidad, etc.
35
ÁMBITO FAMILIAR
II. ÁMBITO FAMILIAR
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
3�
La Estrategia Nacional sobre drogas asigna un rol central a la familia, propo-
niendo como objetivo desarrollar programas de prevención del consumo de
drogas que procuren aumentar la conciencia de los padres para asumir un rol
activo y responsable para enfrentar el tema y ofrecerles instancias de refl exión,
formación e instrumentos de apoyo para facilitarles su labor preventiva.
A. OBJETIVO ESTRATégICO
“Fortalecer y potenciar la capacidad de la
familia como principal agente protector del consumo de drogas”.
• Formar agentes preventivos y especialistas para desarrollar programas de prevención dirigido a familias.
• Aumentar la participación de familias vinculadas al sistema educacional y a instituciones públicas y privadas, en programas para fortalecer y potenciar su rol de agente protector del consumo de drogas.
• Aumentar la participación de familias en riesgo que presentan problemas asociados al consumo de drogas en programas de orientación, apoyo y tratamiento del consumo de drogas.
• Aumentar la participación de familias de personas con problemas de abuso y dependencia de drogas en programas de apoyo terapéutico.
B. FUNDAmENTOS DEl ÁmBITO FAmIlIAR
Los cambios de nuestra sociedad en las últimas décadas han afectado el equilibrio
de muchas instituciones sociales, entre ellas la familiar. En este sentido, “los acadé-
micos y los diseñadores de políticas concuerdan en que las familias en la región se
han visto enfrentadas a cambios muy importantes. Entre los más notables fi guran
las transformaciones demográfi cas, el aumento de hogares con jefatura femenina,
la creciente participación de las mujeres en el mercado laboral y las modifi cacio-
nes en nuevos modelos de familia y estilos de relación familiar”8.
8 Arraigada Irma, Familias latinoamericanas. Diagnóstico y políticas en los inicios del nuevo siglo. Serie Políticas Sociales, CEPAL, Santiago de Chile, diciembre 2001.
3�
ÁMBITO FAMILIAR
En un segundo nivel, de carácter externo, están las influencias relacionadas con
las condiciones sociales, económicas y culturales del mundo globalizado (Estilos
de trabajo, previsión social, vivienda, educación, consumo de alcohol y drogas,
salud mental y calidad de vida), que afectan y modifican el desempeño de
las funciones de la familia, obstaculizando o posibilitando el desarrollo de sus
miembros, o bien poniéndolos en situación de riesgo social.
Los cambios anteriormente descritos modifican los estilos de relación intrafami-
liar y enfrenta a la familia a problemas producidos por la dificultad y descono-
cimiento de los nuevos retos y la conciliación entre los nuevos roles: laborales,
familiares y sociales.
Una de las funciones familiares más afectada con las transformaciones sociales
es la que tiene que ver con el desarrollo de estilos parentales y educativos;
aparece una cierta confusión y desorientación de los padres y madres. Crecen
las manifestaciones de incertidumbre e inseguridad ante las actuaciones con los
hijos e hijas, moviéndose entre opciones por estilos coercitivos y firmes, a opcio-
nes por estilos más permisivos.
Los patrones de entretención y estilos de vida de los jóvenes hoy en día, los
horarios y riesgos a los que se enfrentan mantienen a los padres preocupados
pasando a tener mucha importancia el tema del control, de la movilización,
de los permisos, de los grupos y modelos de referencia. Los padres se ven en
la disyuntiva entre confiar en los hijos y darles autonomía y poder de decisión,
versus dejarse llevar por los deseos de protegerlos ante un medio que perciben
peligroso y riesgoso.
La familia chilena en esta nueva configuración social, económica y relacional
experimenta grandes tensiones, incertidumbre y nuevos conflictos que propician
el consumo de drogas. La situación actual del consumo de drogas en nuestro
país es distinta a la de hace unos años, así lo demuestran los resultados de los
diferentes estudios realizados por CONACE en cuanto a patrones de consumo,
tráfico y tipo de drogas consumidas.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
38
El Quinto Estudio Nacional de Drogas en la población escolar realizado por
CONACE, confirma estas tendencias, y destaca la importancia que tiene la fa-
milia como factor protector para el consumo de drogas9.
Los resultados arrojan diferencias significativas en los patrones de consumo de
drogas entre los hijos(as) de padres involucrados en la educación de los que no;
especialmente referido a si demuestran preocupación y supervisión por lo que
hacen sus hijos(as), las horas de llegadas, conocen a sus amigos, comparten
los momentos de la comida y demuestran una clara oposición al consumo de
drogas. Padres y adultos significativos preocupados, conscientes del problema,
que ejercen supervisión y control y comparten juntos, están ayudando a sus hijos
a crecer sanamente.
La familia juega un rol fundamental en la socialización de los hijos, es allí donde
se adquieren y desarrollan actitudes, creencias, valores, estilos de vida y com-
portamientos que determinarán el modo en que los hijos enfrentarán la vida, y
se establecen vínculos intensamente significativos entre sus miembros (padres/
hijos/hermanos, entre otros). Estos antecedentes, más los que muestran los es-
tudios mencionados con anterioridad, exigen nuevos desafíos para enfrentar
eficazmente el problema.
Dar una respuesta a las necesidad de formación y capacitación de la familia
chilena, para afrontar de manera propositiva los nuevos desafíos y construir una
actitud preventiva a su interior, para afrontar las dificultades que genera la pre-
sencia de las drogas ilícitas a su interior o en el contexto donde se desarrollan
sus miembros, requiere tener en cuenta aspectos como:
– La familia debe considerarse como un sistema abierto con interacciones mu-
tuamente influyentes entre sus miembros y con el exterior. Estas interacciones
conducen a un movimiento constante en la evolución de cada familia y de
la familia como institución “inmersa en coordenadas de espacio y tiempo”
(Rodríguez y Sanz, 1987).
9 Cuarto Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar, CONACE, 2002.
3�
ÁMBITO FAMILIAR
– La familia como una institución cultural que va evolucionando en relación
con el lugar y el momento en el que le ha tocado vivir10.
– Que existen distintos modos de hacer familia, características y tipos de familias.
– Reconocer y valorar la riqueza que ofrece la gran diversidad y tener en
cuenta los fenómenos sociales que provocan las desigualdades sociales,
como la pobreza y extrema pobreza.
– Reconocer que las familias de acuerdo a su estilo cuentan con una serie de
recursos sociales para desarrollar sus propias dinámicas.
– Considerar los programas como un instrumento de ayuda a la labor edu-
cativa de los padres y adultos signifi cativos en cada familia y como medio
para potenciar su participación, responsabilidad y sensibilidad respecto al
rol preventivo con sus hijos.
– Que los programas de prevención familiar, se enmarcan dentro de las fun-
ciones y estilos educativos familiares.
¿Cómo favorecer en los hijos el proceso de construcción de identidad personal y la relación con su medio humano y sociocultural?
¿Cómo se debe hablar sobre el uso de drogas en la familia?
¿Cómo se actúa ante la sospecha de consumo o ante un consumo inicial de drogas por parte del hijo o la hija, padre, madre u otro?
¿Cómo nos apoyamos los padres frente a un medio que puede ser hostil?
¿Cómo acordamos normas y patrones de diversión juntos, para disminuir la presión social sobre cada familia particular?
En síntesis, la prevención en la familia tiene como centro el crear las condiciones que
ayuden a que nuestros hijos/as no consuman drogas, o si surge un problema de
consumo, frenar su avance y evitar que se convierta en un problema más grave.
10 Módulo Familias. Materiales de Formación en Prevención de Drogodependencias. Programa de Prevención de la Drogodependencia. Comunidad de Madrid (PPD), España, 1996.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
�0
La extrema pobreza en las familias es un problema multidimensional por lo tanto
un factor de mayor riesgo para el consumo de drogas.
La pobreza y su expresión extrema tiene múltiples causas y no sólo aquellas que
se asocian a la carencia de ingresos económicos:
•Déficitdeaprestoycapacitaciónlaboral
•Faltadecapitalcultural(niveleseducacionales)
•Débilcapitalsocial(carenciaderelacionesdeconfianzay
participaciónestables).
En este sentido, el Gobierno de Chile promueve un proceso tendiente a motivar
la inserción de las familias en extrema pobreza a un sistema de potenciación del
capital humano, cultural y social y un conjunto garantizado de prestaciones, a
las que hasta ahora tienen un acceso limitado y entre los cuales se encuentran
los programas de prevención del consumo de drogas.
C. ROl PREVENTIVO DE lA FAmIlIA
El mundo de cada familia es íntimo y las políticas públicas difícilmente pueden
llegar al plano individual, por tanto se requiere desarrollar estrategias en que
se invite a las familias a través de la participación de alguno de sus miembros,
que actúa como convocante. De ahí que los programas deban considerar la
sensibilización de ese miembro familiar para que invite a los demás miembros a
participar. Es fundamental privilegiar la formación de familias que actúen como
mediadores frente a sus pares ya que ellas conocen mejor sus realidades y pro-
blemas y pueden facilitar una mayor empatía con el tema.
El papel de la familia en la prevención del consumo de drogas puede concretar-
se en dos aspectos esenciales:
– En el ámbito de la unidad familiar, apoyando el desarrollo afectivo y psico-
lógico de cada uno, favoreciendo el proceso de adquisición de habilidades
para evitar el consumo de drogas.
– En el seno de la sociedad, colaborando como “mediadores sociales” con
asociaciones familiares implicadas en iniciativas y programas de prevención.
41
ÁMBITO FAMILIAR
La Estrategia Nacional busca formar mediadores sociales de modo de aumentar
el alcance y cobertura de los programas, y también debido a que la prevención
entre pares constituye una modalidad en que se comparten vivencias y experien-
cias que ayudan a una mejor contextualización de la intervención.
D. FACTORES DE PROTECCIÓN y DE RIESgO EN lA FAmIlIA
Factores protectores de la familia
Las investigaciones identifican una serie de factores protectores que actúan como
amortiguadores frente a la aparición del problema de consumo. Los objetivos y
contenidos de los programas preventivos apuntan a fortalecer estas variables del
funcionamiento familiar que serán analizados más adelante en este documento.
Entre éstos, cabe destacar:
a. Fuertesvínculosconlafamilia:Loslazosafectivossuponenuncompromisocon las costumbres,normasy valoresdelgrupoconelque seestablecevínculoyunconocimientodeloqueelgrupoconsideraqueestábienyestámal.Losjóvenesquesesientenligadosalafamilia,quierenvivirdeacuerdoconsuscostumbresysusnormas.
b. Disciplina familiar adecuada y normas claras de conducta dentro de lafamilia:Lospadresprotegenasushijoscuandoestablecennormasclaras,compuestaporpocasnormas,biendefinidasybiencomunicadasadaptadaalaetapadedesarrollodesushijos.
c. Cercanía,apoyoemocionalytratocálidoyafectuosoaloshijos.
d. Padresinvolucrados:altosnivelespaternosdesupervisión,controlyapoyoa loshijos. Es importanteque lospadresadoptenunpapelactivoen lavidadesushijos,enespecialenunaseriedeaspectosquehademostradorelevantesenestudiosinternacionalesynacionalesparalaprevencióndelconsumodedrogas:
e. Conocimientodelasactividadesyamigosdeloshijos.¿Dóndeestán?¿Quéhace?¿Conquiénserelacionayconquiénvan?
f. Conocimientodelosproblemas,interesesynecesidadesdeloshijos.
g. Identificacióndefactoresysituacionesderiesgoparaelconsumodedrogas.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
��
h. Fortalecimientode losvínculoscon laescuela,potenciadoel rendimientoacadémicoyelreconocimientodeloslogrosylosprogresos.
i. Fortalecimientoydesarrollodehabilidadespersonalesysocialesdecadahijo:autonomía,autocontrol,autoestima,resistenciaalapresióndelgrupoycapacidadpararesolverproblemasyconflictospersonales.
j. Actitud y comportamientos preventivos frente al consumo de drogas porpartedelospadres.Padresyhermanosconscientesdesuroldemodelosyejemplodevidasana.
Es necesario que los padres estén informados, para que hablen con sus hijos de
las drogas cuando sea necesario. Pero la prevención no es sólo información;
además debe intentar generar un clima emocional de comprensión y comunica-
ción que haga que la familia sea un lugar donde los hijos(as) puedan exponer
sus conflictos sin sentirse amenazados o juzgados, se sientan acompañados y
puedan desarrollar una personalidad madura e integrada. De esta forma, el
trabajo con la familia debe involucrar fuertemente a los padres y/o adultos
significativos en el desarrollo de los hijos, entregándoles herramientas que les
permitan establecer mejores relaciones familiares, fortaleciendo sus propios fac-
tores de protección y disminuyendo los que pudieran constituir riesgo.
El tema del consumo de drogas debe ser tratado con información veraz y con-
sistente, y abarcar no sólo las drogas ilegales, tales como marihuana, pasta
base, cocaína, éxtasis y otras; sino también las legales, como alcohol, tabaco y
fármacos (autorrecetados) que acarrean importantes problemas al individuo y a
las personas que los rodean, están directamente asociados y sirven en muchos
casos como puerta de entrada al consumo de las drogas ilícitas.
En síntesis, se debe promover la formación de hombres y mujeres capaces de
enfrentar sus problemas, haciendo uso de sus recursos personales, y sociales,
evitando así que sigamos construyendo una sociedad que encuentra, en la quí-
mica, la respuesta a sus necesidades.
Las estrategias dirigidas a la familia también deben ser una oportunidad para
que los padres se junten y aúnen criterios para enfrentar unidos los permisos,
patrones de diversión, permisos, horarios, etc. y así disminuir la presión de cada
43
ÁMBITO FAMILIAR
hijo a sus padres demandando más libertad o flexibilidad. Juntos son más fuertes
para procurar un ambiente más sano.
Por otra parte, es importante apoyar y reforzar el rol de los padres y/o adultos
significativos masculinos, dado que culturalmente tienden a delegar y/o aban-
donar la función educativa con respecto a los hijos/as. Ahora bien, es necesario
mantener la igualdad de derechos y deberes entre hombres y mujeres en el
desempeño de sus papeles y responsabilidades familiares.
Factores de riesgo de la familia
La investigación y estudios en torno a los factores asociados al consumo de
drogas identifican una serie de factores de riesgo en el funcionamiento familiar
que aumentan la probabilidad del consumo de drogas en sus hijos(as)11, entre
ellas destacan:
a. Historia de alcoholismo y de abuso de drogas en la familia: Los hijos de padres
alcohólicos tienen tres veces más riesgo de ser alcohólicos y dos veces más
riesgo de ser drogodependientes que los hijos de padres no alcohólicos12.
b. Uso y abuso de drogas por parte de hermanos y/o padres consumidores:
En los resultados del cuarto estudio en población escolar13 se aprecia que
la tasa de consumo de drogas es cuatro veces más alta en los jóvenes que
señalan que algún miembro de hogar consume alguna droga.
Específicamente, influye:
– Modelosdeconsumoenlafamiliaylautilizacióndeéstoscomomecanismo
deafrontamientodesituacionesproblemas.
– Consumodedrogasenlafasededesarrolloprenatal.
– Aceptaciónyactitudesfamiliaresfavorablesalconsumo.
– Aumentodeladisponibilidaddedrogas.
11 Martínez González, F. Prevención familiar del consumo de drogas. Trastornos adictivos; 263- 279. España. 2001.
12 Kumpfer K.L. et al. Family Etiology of youth problem. NIDA Monoger; 177, 1998.
13 Quinto Estudio de Drogas Población Escolar, CONACE, 2004.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
��
c. Factores genéticos: Se reportan evidencias de que este factor tiene mayor
implicancia en la persistencia, pero no en el inicio del consumo de ciertas
drogas.
d. Desorganización familiar. No hay una posición unánime entre los investiga-
dores si tiene o no una influencia directa la presencia de conflicto entre los
cónyuges, aun cuando sí puede producir efectos indirectos que afecten la
estructura familiar. En el Cuarto Estudio Nacional de Drogas en Población
Escolar de Chile se aprecia un aumento de la prevalencia de consumo en-
tre los jóvenes que consideran conflictivas las relaciones en su hogar.
•Deficienciasenlashabilidadeseducativasyprácticasdemanejofamiliar
enlospadres.
•Escasasupervisiónycontroldeloshijos,sobretodocuandoestánfuera
delacasa,desconociendodóndeyconquiénestán.
•Pocaclaridadoausenciadenormasylímites,
•Inexistenciadeexpectativasacercadelasconductasdeloshijosoexpec-
tativasconfusasymaltransmitidas.
•Disciplinainconsistenteyexcesivamentesevera:esespecialmenteimportan-
teenlaeducacióndehijoscontemperamentosdifícilesyconalteracio-
nesdeconducta.
•Problemasderelaciónentrepadres-hijos:
•Ausenciamutuadeapegoentrepadresehijosencualquieretapadel
desarrollodeéstos.
•Faltadecomunicaciónydébilesrelacionesentreellos,
•Incomprensión, faltadeapoyo social y emocionalde lospadresa los
hijos(as).
•Negligencia,rechazoy/oabusofísicoysexualporpartedelospadres.
•Trastornos mentales y comportamientos antisociales de los padres y/o
adultossignificativos.
•La carencia de experiencias familiares placenteras incrementa el valor
relativodelrefuerzoprovenientedelasdrogas,mientrasquelaausencia
45
ÁMBITO FAMILIAR
defactoresdeprotecciónlesdejasincaucesviablesyalternativosconlos
queobtenerplaceroaliviareldolor.
E. PRINCIPIOS PARA lA INTERVENCIÓN CON lAS FAmIlIAS
La diversidad de situaciones familiares en el país dificulta el establecimiento
de normas comunes para los programas de intervención con familias, más aún
cuando éstos se ligan a la temática del consumo y la adicción a las drogas
por su complejidad; sin embargo, es posible establecer algunos principios que
orienten la intervención.
• Protección de las familias como espacios fundantes y reproductores de re-
laciones basadas en el afecto, el respeto muto, la confianza, la aceptación
incondicional, la reciprocidad y la solidaridad entre sus miembros14.
• Respeto a la diversidad valórica, cultural, religiosa e ideológica de las familias.
• Consideración a la heterogeneidad de estructuras familiares y etapas del
ciclo de vida de las familias.
• Igualdad de derechos y deberes entre mujeres y hombres en el desempeño
de sus roles y responsabilidades familiares.
• Equidad en el ejercicio de los derechos culturales, económicos, sociales y
políticos de todos sus miembros.
• Participación de las familias como sujetos activos de las políticas que las
afectan, promoviéndose la generación de iniciativas de su parte para la
solución de sus problemas y la integración de sus miembros.
• Las estrategias para llegar a las familias deben procurar:
– Responderasusrequerimientos,principalmenteadecuándosealostiem-
posdisponibles,necesidadesdeapoyosolicitado,yalaetapadevidaen
queestá.
– Considerarquesonadultosqueyatienenunaexperienciayaprendizajes
enrelaciónconel tema.Laestrategiadebepartirporrescatar laexpe-
14 Informe Comisión Nacional de la Familia, Sernam, 1994.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
��
rienciayconocimientosquetienelafamiliasobreeltema,promoviendola
reflexiónyorientandosiserequiere.
– Serespecíficaenabordarestatemática:esimportantequelosprogramas
abarquenaquellospropósitos, elementos, contenidos yactividadesque
enformadirectayexplícitaserelacionanconeltemadelconsumodedro-
gas,demododenoexpandirsealaformaciónoeducaciónparentalen
general;quesibienesimportanteparaprevenir,esuntemamáspropio
delaescuela,delconsultorio,uotraorganizaciónformativa.Elestilode
vidaquellevalamayoríadelasfamiliasennuestropaís,enquelospadres
trabajan,yestánlargotiempofueradelhogar,exigequelosprogramas
queinvolucranlaparticipacióndeellas,seancapacesdeadecuarseasu
disponibilidaddetiempo;seanprecisos,cortos,motivadoresyefectivos.
Estoobligaareplantearlosprogramasdemododepriorizarlosobjetivos
esencialesyresponderalasmotivacionesdelospadresy/oadultossigni-
ficativosenestetema.
– Noculpabilizar:Elfenómenodelconsumodedrogasesmuycomplejo,en
élestánimplicadosmuchoselementos,nohayunasolacausaniunasola
solución.Poresolaprevencióndebehacersedesdediversosámbitos.Ya
hemosdichoquelafamiliaesunodeellosperonoeselúnico.Síapare-
ceunproblemadedrogas,lasfamiliasnotienenquesentirseculpables.
Toda laresponsabilidadnoestáenellos,perosí tienenqueextraer las
consecuencias necesariasparaenfrentar la situacióne implicarse en la
solucióndelproblema.Losprogramasdebenorientarseafortalecerlas
competenciasdelasfamiliasdesdeelcontextodecadacuál,rescatando
suscualidadesypotenciandosusrecursospersonalesysociales.
– Laprevencióndebeiniciarsedesdelainfanciayaquelasactitudes,creen-
ciasycomportamientosprotectoressedesarrollandesdepequeños,yen
esosmomentoslafamiliatieneunrolcrucialenlaformacióndelaperso-
nalidaddelniño/a.
– Elproblemade lasdrogaspuede tocaracualquiera.Sensibilizaracer-
cadequelosconsumidoresyabusadoresdedrogasnonecesariamente
tienenuna familiadisfuncional, sinoquea veces sonotrosmotivosque
4�
ÁMBITO FAMILIAR
inciden como: búsqueda de sensaciones, falta de habilidades sociales,
etc.Porlotanto,todosestamosexpuestosaqueunhijo(a)seinicieenel
consumoyporlotantoserequieredesarrollarunaactitudatentayvigilan-
te.Ysiocurre,enfrentareltemaycomprometerseensusolución.
– Formarparadetectarconsumoeintervenirprecozmente.Todosestamos
expuestosytenemosactualmentealgunarelaciónconelconsumodedro-
gas,yaseaenformadirecta,oporlapresenciadeunfamiliaroamigos
quesufrenelproblema,yporlotantoesnecesarioabordarlo,detectarlo
ycontenerelproblemaatiempo,cuandoesmásfácilsolucionarlo.
– Nohayunúnicomododeeducar,cadafamiliatienequeencontrarsupropio
estiloeducativo.Perosípodemosdecirquecualquierfamiliapuedemejorarsu
funcionamientoyqueentodafamiliasepuedehaceralgoparaeducarcon
máseficiencia.
– Encadaetapadelavidasenecesitauntipodeapoyodiferentequeviene
expresadoatravésdeloqueelsistemafamiliarpuedeofreceraloshijos/as.
Estosuponecrearun tipode familiaenelqueseaposibleencontrarel
respaldo necesario que hade convertirse en factordeprotección ante
losproblemasconlasdrogas,adecuadaacadaetapadelavidadelos
hijos/asyconlasuficienteflexibilidadparaircambiando.
– Laprevencióndebeconsiderarelcontexto:Cadafamiliavivedentrodeun
contexto,queafectaestrechamentelavidafamiliar.Elprogramapreventi-
vodebeiniciarseconundiagnósticodelproblemadelconsumodedrogas
enesecontexto,lasatribucionesdesignificadosobreelconsumo,estilos
educativosydevidaimperantes,tiposymodosdehacerfamilia,etc.;para
adecuarseydesdeahíconstruirydesarrollarlosobjetivosplanteados.
– Esesencial tenerencuenta los factoresde riesgogeneralesy losespe-
cíficosdelafamiliaylaconcrecióndeéstosenelcolectivodepadresy
madresquevamosatrabajar.Deestaformarebajaremoslosriesgosde
realizaractuacionesdescontextualizadas,sinfundamentaciónclara,oba-
sadasexclusivamenteenlasideasquenosotrostenemossobreloquees
importanteenlaprevención.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
�8
F. PROgRAmA “PREVENIR EN FAmIlIA”
El año 2003 CONACE inicia el programa “Prevenir en Familia”, dirigido a
padres, madres y adultos significativos cuyo objetivo es fortalecer los recursos
personales y sociales de las familias, para que asuman una actitud activa y res-
ponsable en su labor preventiva frente al consumo de drogas.
El programa considera a los distintos tipos de familias, en especial aquellas que
tengan hijos menores de 18 años, que se han interesado en abordar este tema
con sus hijos y familiares, potenciando su labor educativa hacia el desarrollo de
habilidades personales y sociales buscando evitar el consumo de drogas en ellos.
“Sin embargo, su innovación reside en trabajar esta problemática desde una visión
comunitaria y de ciudadanía social15”.
Sus principales ejes de intervención son la formación de monitores voluntarios
con capacidad multiplicadora en todas las regiones del país; la implementación
de talleres de prevención para las familias en diferentes ámbitos sociales (barrio,
escuela, trabajo, riesgo social, etc.); la capacitación de formadores de institucio-
nes que asumen el programa para aplicarlo autónomamente, y el acompaña-
miento técnico y fortalecimiento a la red de monitores desde las oficinas regio-
nales de CONACE y a nivel comunal, del programa Previene.
Las familias son convocadas a través del municipio, ONG, juntas de vecinos,
colegios, iglesias, centros de padres, servicios de salud, empresas y sindicatos,
potenciando el trabajo de otros programas de CONACE como “Trabajar con
calidad de vida” o el continuo preventivo del sistema escolar.
El lanzamiento de “Prevenir en Familia” se potenció con una campaña televisiva
durante 2004 acerca del rol preventivo del grupo hogareño (“Cuando la fami-
lia está detrás, los hijos se alejan de las drogas”).
15 Evaluación de procesos y resultados... Lado Humano, Asesoría y estudios. 2002 CONACE.
4�
ÁMBITO FAMILIAR
Objetivos
•Sensibilizarapadresy/oadultossignificativosparaqueasumanunaacti-
tudactivayresponsableparaenfrentareltemadelconsumodedrogas.
•Fortalecerlosrecursospersonalesysocialesdelafamiliaparaapoyary
crearlascondicionesparafacilitarsulaborpreventiva.
•Promoverunaactitudactivayresponsableparainterveniryfortalecerfac-
toresprotectoresdelentornoenqueviven.
•Fortalecerel sentidode competenciade lospadres yelgrupo familiar
pararesolversusproblemas.
•Aumentar losconocimientosdelafamiliasobrelosefectosyconsecuen-
ciasdeusodedrogas.
•Entregaralospadresyalgrupofamiliarlainformaciónnecesariaparaque
seancapacesdeintervenirprecozmenteenelconsumodedrogasdeunode
susmiembros.
metodología
El programa consiste en 12 sesiones con actividades participativas, lúdicas y
prácticas, en las cuales se aborda el contenido preventivo y se procura gene-
rar espacios de reflexión y aprendizaje, centrándose en aquellos factores que
promueven un estilo de vida saludable y un clima familiar protector frente a los
riesgos de la vida moderna, y específicamente del consumo de drogas.
Las sesiones del taller pueden realizarse en forma diaria, semanal o quincenal,
de acuerdo a las posibilidades del grupo. El tiempo estimado por sesión es de
90 minutos.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
50
El primer paso del programa es la formación de formadores: profesionales de
diversas instituciones, que asumen el rol de capacitar monitores y velar por en-
tregar asesoría técnica y acompañamiento al desarrollo del programa. Luego
se capacita monitores voluntarios para que repliquen el taller con su grupo,
apoyados en el Manual para el Monitor, el cual explica los contenidos de cada
sesión de trabajo; se cuenta también con material educativo impreso para pa-
dres y apoderados y materiales para desarrollar actividades (video, juegos,
tarjetas de actividades). CONACE otorga apoyo técnico y acompañamiento de
sus equipos profesionales.
Recursos familiares frente a factores riesgo identificados
Información sobre drogas
Clima e identidad familiar protectores frente al consumo.
Habilidades comunicacionales entre padres e hijos.
Motivaciones frente al consumo en la adolescencia.
Establecimiento de Normas y límites adecuados a la etapa de desarrollo.
Detección e intervención precoz de consumo de drogas.
Identificación del clima y el estilo de comunicación familiar, en familias con un
miembro dependiente.
Fortalecer factores protectores del entorno sociocultural.
Promoción de cultura de no consumo y estilo de vida saludable.
Desarrollar en las personas la capacidad para valorarse a sí mismas.
Detección e intervención precoz del consumo problemático de alcohol en la
familia.
SESIÓN NOmBRE DE lA SESIÓN FACTOR PROTECTOR
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12DI
RIG
IDA
A PA
DRES
y/
O A
DuLT
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NIF
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IvO
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SIG
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IvO
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FAMILIA y DROGAS
MITOS y REALIDADES ACERCA DE LAS DROGAS
FAMILIA PREvENTIvA
COMuNICACIÓN EFECTIvA
ADOLESCENCIA y DROGAS
NORMAS y LÍMITES
CLAvES PARA LA INTERvENCIÓN TEMPRANA
FAMILIA y DEPENDENCIA
CONSTRuyENDO uN ENTORNO PROTECTOR
PREvENCIÓN TEMPRANA
SOMOS EL MOTOR DE LA FAMILIA
ALCOhOL EN LA FAMILIA
51
ÁMBITO FAMILIAR
El monitor es un “facilitador” que promueve la participación, reflexión y cons-
trucción de aprendizaje, e integra y adecua los objetivos de las sesiones a las
realidades de las familias del grupo.
CONACE entrega un bolso con los materiales a cada monitor. El programa está
a disposición de instituciones públicas y privadas (iglesias, grupos de pastoral,
empresas, ONG, juntas de vecinos, etc.).
Etapas de implementación del Programa “Prevenir en familia”
• Formación de formadores.
• Formación de monitores.
• Implementación de talleres de prevención para las familias.
• Sensibilización y convocatoria general del programa.
• Acompañamiento técnico y fortalecimiento a la red de monitores.
• Sistema de evaluación.
• Difusión.
Evaluación
En 2003, primer año de implementación del programa, CONACE realizó una
evaluación de procesos y resultados de “Prevenir en Familia”. Se constató que:
– Los talleres y actividades son bien valorados por los participantes, las actividades
logran motivar la participación y se desarrollan de acuerdo a su diseño.
– El programa presenta un efecto positivo en la percepción de consumo de
drogas en el entorno.
– El trabajo con organizaciones de base de trayectoria en la comunidad
contribuye a optimizar la convocatoria para la participación.
– El rol del monitor es fundamental para transmitir el sentido del programa.
– Es necesario valorar las conversaciones informales familiares como medio
para prevenir el consumo de sustancias ilícitas.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
5�
Según la evaluación de procesos y resultados realizada por ámbitos de interven-
ción del programa, podemos decir:
Ámbito de educación, en general fue muy bien evaluada la aplicación del
programa, el espacio físico y psicológico de la escuela actuó como un facilita-
dor para el seguimiento de las sesiones, la asistencia de los padres se asegura
a través del vínculo previo que se basa en la educación para los hijos y la
satisfacción de contribuir a esto en forma activa, esta situación posibilitó que
el grado de deserción fuese más bien bajo. Solo se hace referencia a que es
tomado como una “Biblia” y se logra poca adaptación de los contenidos y, por
otra parte, es considerado “delicado” tratar este tema en la comunidad educati-
va debido a que, visualizar de manera explícita algún grado de consumo en el
establecimiento, preocupa a las autoridades del establecimiento.
Ámbito comunitario, Una vez lograda la convocatoria, es posible que se desa-
rrolle la activación de redes sociales. El entorno “barrio” constituye un referente
fundamental en este ámbito, por lo que la experiencia grupal compartida es for-
talecida y consolidada. El vínculo directo de algunos monitores con el Municipio
permitió que la gestión de los espacios fuese más expedita y rápida, lo cual favo-
reció el desarrollo del taller en términos de constancia y legitimidad. Encontramos
una cantidad importante de líderes locales, posicionándose como representantes
de sus barrios, ellos mismos actúan como facilitadores de la realización del taller
en los centros comunitarios, ya que, además de liderazgo activo, guardan una
relación histórica con las actividades de integración social realizadas a lo largo
del tiempo en sus barrios. Aun así, una de las debilidades importantes se refiere
a la compatibilización de los tiempos de las personas asistentes a los talleres.
Además se sobrecarga a la red de voluntarios en la tarea de convocar “puerta a
puerta”, lo cual continúa sucediendo en la etapa de aplicación. Para optimizar la
aplicación en este ámbito es necesario formalizar con los Municipios (por medio
de Previene de CONACE) el desarrollo del programa “Prevenir en Familia”, facili-
tando con ello la prestación de espacios para su desarrollo.
Ámbito laboral, el reporte ha sido tremendamente positivo (especialmente mu-
tuales) ya que los lineamientos del programa están acordes a las experiencias
53
ÁMBITO FAMILIAR
y realidades que abarca este tipo de instituciones de salud. Sin embargo, en
la lista de prioridades de la mayoría de las empresas e Instituciones, aun no se
instala la capacitación o el aprendizaje en temas de la esfera vital como parte
de las necesidades de los trabajadores; éstos distribuyen su vida básicamente
en torno al trabajo y el descanso, lo cual implica muy pocos momentos con la fa-
milia, por lo que el tiempo para la asistencia a talleres es escaso y se considera
como un gasto de tiempo. Aun así, la implementación y desarrollo del programa
en empresas y organizaciones ligadas a la salud o al servicio ha sido muy bien
recibida. Para mejorar su aplicación es necesario promover en las empresas o
instituciones el concepto de calidad de vida de los trabajadores, ligado a la pro-
ductividad laboral y al enaltecimiento de la imagen de los empleadores. En este
sentido, más allá de apoyar o legitimar un tiempo de trabajo para un taller de un
tema determinado, es necesario que los empleadores cuiden el recurso humano,
y, a través de ello, visualicen este tipo de actividades como necesarias.
Ámbito riesgo social, este ámbito fue difícil de evaluar debido al bajo número
de réplicas realizadas y además por que la capacitación se centró fundamen-
talmente en los apoyos familiares, quienes muy marginalmente realizaron apli-
caciones. Sin embargo se logró obtener información relevante del programa
a través de otros actores involucrados. En su relación con Chile Solidario se
logró “municipalizar la prevención”, delegando en el gobierno el recurso para
que éste lo administrara y lo pusiera en contacto con familias del Programa
Puente. Para las familias Puente nuestro programa es uno más dentro del mix
de programas que constituye la oferta dirigida hacia ellos, pero aun así existe
una alta valoración de lo que podría aportar a estas familias. Por otra parte,
en Fosis piensan que sería un elemento que podría fortalecer la sustentabilidad
de los logros de Chile Solidario en esta población. Cabe destacar que en este
caso es necesario trabajar con familias que no se encuentren recién ingresadas
a Chile Solidario, y que ya cuenten con ciertos elementos básicos dentro de su
proceso que les permita recepcionar y comprender lo que el programa les ofre-
ce; además es adecuado considerar la lógica de las motivaciones en el trabajo
con familias en riesgo social. Por lo tanto, es necesario adaptar contenidos e
incorporar nuevos temas como los derechos de niño y vínculo seguro; en este
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
5�
sentido el primer contacto debe ser de sensibilización en una representación del
cuidado de los hijos, basada en la protección, el cuidado y la no vulneración
de derechos, que dista de la que ellos sostienen y han podido experimentar en
su historia familiar.
La “formación de formadores” ha resultado muy exitosa. Consiste en instalar
capacidades técnicas y metodológicas en organizaciones e instituciones de ca-
rácter nacional y regional para implementar de manera autónoma el programa
(Fundación Niño y Patria, Iglesia Metodista, Ministerio de Vivienda y Urbanis-
mo, DyS, Un techo para Chile, empresas y servicios públicos, establecimientos y
escuelas municipalizadas y particulares subvencionadas, etc.).
g. PRINCIPAlES DESAFíOS
• Formar agentes preventivos para la implementación de programas y accio-
nes de prevención familiar, en los distintos ámbitos de intervención.
• Informar, sensibilizar y dotar de estrategias para fortalecer y afrontar los dis-
tintos problemas que surgen en el seno de la familia, entre ellos el consumo
de drogas.
• Ofrecer a los padres y apoderados programas que fortalezcan su rol pre-
ventivo y faciliten su tarea cotidiana con sus hijos, adecuados a la realidad
de cada contexto y grupo objetivo, respondiendo a las necesidades y respe-
tando los tiempos que cada sistema familiar posee.
• Llegar a las familias menos sensibilizadas y/o las de más riesgo. Se suele
llegar al colectivo de padres y madres más motivados y atentos a su papel
educativo y en cambio es más difícil acceder al grupo menos sensibilizado,
que es con el que sería más importante trabajar.
• Articular los programas de prevención con la oferta pública y/o privada
para atender aquellas necesidades y problemáticas de las familias, que no
se relacionan directamente con la problemática de drogas.
• Promover, reconocer y asesorar estrategias de mantención de la red de mo-
nitores. Es necesario desplegar una estrategia que favorezca la pertenencia
55
ÁMBITO FAMILIAR
y motivación del grupo de monitores, y que al mismo tiempo tenga como ob-
jeto la sensibilización permanente de la población en función del programa
y su temática.
• Mejorar procesos de acompañamiento y seguimiento de las aplicaciones
del programa en terreno.
• Avanzar en la especialización en los distintos ámbitos de intervención: edu-
cación laboral, comunitarios y riesgo social; según su realidad y necesida-
des específicas.
• Avanzar en un proceso de institucionalización del programa en el sistema
escolar, laboral, instituciones públicas y privadas de manera de contar con
mayor soporte técnico para el acompañamiento y seguimiento de las apli-
caciones.
• Desarrollar un proceso educativo motivador y permanente con redes de mo-
nitores y formadores en las diferentes comunas y regiones.
5�
ÁMBITO EDUCACIONAL
III. ÁMBITO EDUCACIONAL
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
58
A. OBJETIVO ESTRATégICO
• Desarrollar actitudes, valores y habilidades para evitar el consumo de drogas de niños, niñas y jóvenes que asisten a establecimientos educacionales.
• Detectar e intervenir tempranamente el consumo de drogas de jóvenes que asisten a establecimientos educacionales.
• Desarrollar compromisos de estilos de vida saludables y actitud crítica frente al consumo de drogas en jóvenes universitarios o institutos de educación superior.
• Fortalecer y potenciar las capacidades de las familias del sistema educacional como agentes preventivos frente al consumo de drogas.
B. FUNDAmENTOS DE lA INTERVENCIÓN ESCOlAR
El objetivo de la educación es lograr el desarrollo pleno, integral y armónico de
los niños, niñas y adolescentes de nuestro país; realizar acciones que permitan
prevenir el consumo de cualquier droga que limite la libertad y afecte el desa-
rrollo del individuo, debe ser tarea prioritaria de las distintas instituciones del
Estado que intervengan con sus programas en el ámbito escolar.
La mayoría de los jóvenes en la sociedad actual presenta algún tipo de relación
con las drogas ya sea directa o indirectamente, y por lo tanto el tema ya está
instalado en la escuela y es ineludible el abordarlo educativamente. Tanto la
escuela como la familia pueden constituirse en factores protectores o de riesgo
para los niños y adolescentes, dependiendo de cómo ayudan a fortalecer las
capacidades y habilidades emocionales, sociales, cognitivas y físicas de sus
alumnos, y les provea de un clima educativo que promueva estilos de vida sa-
ludables, les entreguen herramientas para enfrentar críticamente el problema
de las drogas y los motiven a desarrollar proyectos de vida basados en sólidos
valores personales.
••
••
••
••
“Evitar y disminuir el consumo de drogas en
niños y jóvenes de todas las instituciones educativas del
país, en un proceso continuo y sistemático desde la
educación parvularia hasta la educación superior”
5�
ÁMBITO EDUCACIONAL
El V Estudio en Población Escolar de 8º básico a 4º medio, CONACE 2003,
demuestra que las declaraciones de consumo de cualquier droga aumentan
sistemáticamente con la edad y el curso: la prevalencia del último año de consu-
mo de alguna droga asciende de 4,9% en Octavo Básico, a 22,4% en Cuarto
Medio. Asimismo, se destaca que un período crítico para el inicio del consumo
es en la entrada al ciclo de Enseñanza Media, periodo que aparece como es-
pecialmente sensible en el uso de drogas, en el cual el consumo aumenta entre
4,9% a 8,6%, y entre Primero y Cuarto Medio entre 8,6% a 22,4%. De este
modo, se reconoce la importancia de focalizar las estrategias de prevención,
en la perspectiva de disminuir el consumo de marihuana, pasta base y cocaína
en la población escolar, con especial relevancia en los cursos de transición de
8º básico y 4º medio, por ser estos considerados etapas donde aumentan las
prevalencias de consumo. Del mismo modo, se procurará disminuir el consumo
de alcohol, el cual actualmente se asocia fuertemente a las actividades de ocio
y tiempo libre (“carrete juvenil”) en la población joven de nuestro país. En este
sentido, los esfuerzos preventivos tienen que estar dirigidos a reforzar también
las acciones que permitan aumentar la percepción de riesgo del consumo de
cocaína y alcohol, por ser drogas que presentan una tendencia estable, lo cual
contrasta con el consumo de marihuana, cuya curva de consumo ha disminuido
desde el año 2000 a la fecha.
Otro énfasis importante de relevar de acuerdo al contexto nacional del consu-
mo escolar, tiene que ver con la asociación entre consumo de drogas y violen-
cia y victimización, donde las prevalencias aumentan en aquellos alumnos que
presentan índices de uso de violencia y en aquellos que son víctimas de este
tipo de situaciones al interior de los establecimientos. Esto hace pensar en la
importancia que tiene el desarrollo de una política de prevención del consumo
de drogas y alcohol en las unidades educativas, en la cual se pueda integrar la
prevención de drogas como una estrategia enfocada a abordar integralmente
estas problemáticas. Asimismo, el desarrollo de una política de prevención de
drogas en los establecimientos deberá contemplar la asociación entre consumo
y tráfico, definiendo normas, procedimientos y estrategias de coordinación in-
tersectorial que permitan focalizar las acciones preventivas en el abordaje de
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
�0
los hechos relacionados con consumo y tráfico de sustancias, al interior de las
unidades educativas.
Los modelos preventivos que sustentan el enfoque teórico de “prevención inte-
gral” de los programas de prevención primaria escolar son lo siguientes:
– Modelo de habilidades para la vida: busca fortalecer habilidades y des-
trezas psicosociales en el niño/a o adolescente, que les permitan desarro-
llarse en distintos contextos y situaciones a lo largo de su vida.
– Fomento de compromiso de estilo de vida saludable: actitudes, hábitos
y valores acordes a estilo de vida saludable (libre de drogas).
– Modelo de factores protectores y de riesgo específicos: busca fortale-
cer factores protectores asociados al consumo de drogas y disminuir o evitar
la aparición de factores de riesgo, relacionados con factores personales,
familiares, culturales y del contexto principalmente.
– Empoderamiento: proceso a través del cual los niños y jóvenes se fortale-
cen y adquieren destrezas que le permiten actuar en pro del bien personal
o grupal, disminuyendo los factores de riesgo para el consumo.
– Modelo de competencia social: desarrollo de aptitudes para desempe-
ñarse en distintos contextos, que contempla la adquisición de conocimientos,
actitudes y habilidades socioafectivas (autoeficacia, autoestima, responsabi-
lidad, locus de control, etc.).
– Modelo ecológico (cultura juvenil preventiva): se incorpora las variables
culturales, del microsistema y macrosistema (grupo curso, escuela, jóvenes,
instituciones, sociedad, etc.).
Respecto a los objetivos de los programas de prevención primaria, éstos se pro-
ponen fortalecer valores, actitudes conocimientos y habilidades que les permitan
al niño, niña y joven comprometerse con estilos de vida saludables y desarrollar
una actitud crítica frente al consumo de drogas.
Dentro de las habilidades que los programas apuntan a fortalecer están:
– Autocuidado, aprecio de su cuerpo, manejo de la ansiedad y compromiso
con un estilo de vida saludable.
61
ÁMBITO EDUCACIONAL
– Desarrollo de una creciente autonomía (capacidad de escoger, tener inicia-
tiva y tomar decisiones responsables).
– Respeto por sí mismo y los demás.
– Sentido de pertenencia, confianza, y habilidades sociales (asertividad, de-
sarrollo del propio juicio, resistencia a la presión del grupo)
– Proyecto de vida y valores.
– Desarrollo de la identidad.
– Potenciar la autoestima y autoconcepto positivo.
– Desarrollo de la integralidad del ser.
– Desarrollo de la afectividad, reconocimiento y expresión de emociones.
Además, se considera importante entregar información clara y objetiva sobre
las drogas y sus efectos, confrontando los mitos existentes en torno a ellas, entre-
gando información sobre daños de sustancias basado en la evidencia científica,
considerando que no basta sólo con informar, porque la decisión de consumir
es más impulsiva que racional. Esto implica que, dentro de un conjunto de accio-
nes preventivas generales, es necesario entregar información de daños de las
drogas asociados especialmente a la salud, para que los niños, niñas y jóvenes
puedan estar informados sobre las consecuencias de sus actos. Esto también se
relaciona con un objetivo fundamental de los programas de prevención, que tie-
ne que ver con aumentar la percepción de riesgo ante el consumo de alcohol y
drogas en los alumnos, puesto que en la medida que se tiene información clara
y fidedigna sobre las drogas, sus efectos y los mitos en torno a ellas, la posibili-
dad de iniciar un consumo disminuye.
Por otra parte, es importante considerar y distinguir las necesidades de cada
etapa del desarrollo infanto-juvenil, diferenciando las características y necesi-
dades de aquellos alumnos que presentan dificultades de algún tipo, y que re-
quieren de acciones o intervenciones preventivas focalizadas. En este sentido,
hay que tomar en cuenta ciertas características psicológicas de algunos niños
o adolescentes que se manifiestan a través de determinados comportamientos
y que, según evidencias científicas, pueden ser predictores de conductas adicti-
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
��
vas. Algunas de estas son: hiperactividad y déficit atencional, bajo rendimiento
escolar, baja tolerancia a la frustración, agresividad y dificultad en el control
de impulsos. Estudios recientes, demuestran que detectar y trabajar con los ni-
ños/as o adolescentes que presentan estos comportamientos, estimulándolos y
apoyándolos en sus procesos de integración social, les ayuda a enfrentar con
éxito los desafíos que se les presentan a través de la vida, reforzando de esta
forma la autoestima, el autocontrol, la capacidad empática y otros aspectos
determinantes en el desarrollo.
Cuando estas características psicológicas se asocian además a problemáticas
psicosociales (índices de pobreza y consumo de drogas en la familia o contex-
to cercano, violencia intrafamiliar y maltrato, aislamiento social, cesantía en la
familia y trabajo infantil, etc.) y a variables personales y propias del contexto
escolar (baja autoestima, problemas de rendimiento y conducta, problemas de
integración, etc.) se presentan altas probabilidades de que estos alumnos de-
serten del sistema escolar. Dado que la deserción es uno de los principales
factores de riesgo del consumo de alcohol y drogas, las acciones de preven-
ción que emprendamos deben focalizarse de manera prioritaria en este grupo
de jóvenes. El considerar la problemática de los alumnos predesertores en las
acciones y objetivos contemplados en la política de prevención de drogas del
establecimiento, permitirá prevenir posibles consumos y situaciones de riesgo
asociadas al mismo, en esta población escolar. En este sentido se deben centrar
los esfuerzos en crear programas no discriminadores, que eviten la estigmatiza-
ción y busquen una real integración de estos jóvenes al sistema educacional,
entregándoles herramientas y mejores oportunidades de desarrollo.
Respecto a la familia, ésta juega un rol central como agente protector del consu-
mo de drogas en los niños y adolescentes. De acuerdo a lo detectado en los úl-
timos estudios realizados en población escolar16, que consistentemente señalan
que padres y madres considerados involucrados(as) en la crianza y desarrollo
de sus hijos disminuyen significativamente las tasas de prevalencias de consumo
de drogas, CONACE orienta a realizar los esfuerzos necesarios para que los
16 Op.cit.
63
ÁMBITO EDUCACIONAL
establecimientos educacionales promuevan la participación de los padres y/o
apoderados en instancias educativas y de formación en el tema. Para esto, se
propone invitar a las familias a participar de los programas de prevención es-
colar dirigidos a los alumnos en las sesiones para padres de los programas, así
como también a constituirse en monitores a su vez de otros apoderados.
La prevención en el ámbito escolar requerirá, para su éxito, de la participación
responsable de actores relevantes de la comunidad educativa, tales como el
estamento directivo, el estamento técnico, los docentes, alumnos, padres y apo-
derados, codocentes, entre otros. En este sentido, cobra una especial relevancia
la constitución de los Consejos Escolares, instancia representativa que tendrá
la potestad resolutiva o consultiva, según lo determine el sostenedor respectivo,
acerca de la marcha del establecimiento en sus distintos ámbitos de gestión. En
este sentido, esperamos que los Consejos Escolares se conviertan en un espacio
privilegiado en el cual se consiga sensibilizar a la comunidad educativa y ob-
tener su colaboración para realizar el proceso de acompañamiento requerido,
desde una perspectiva de ampliar los márgenes de control social de los diversos
actores involucrados, en la marcha hacia la instalación de políticas preventivas.
Escuela preventiva
Una escuela que asume un rol activo en la prevención del consumo de drogas,
es aquella que logra abordar este tema definiendo una política preventiva in-
corporada en el Proyecto Educativo institucional (PEI), y compromete a toda la
comunidad educativa en este propósito. Para lograr elaborar esta política es
necesario seguir los siguientes pasos17:
Definir los principios respecto a la prevención del consumo y tráfico de
drogas, incorporándolos en el Proyecto Educativo Institucional (PEI).
Elaborar el documento de la política de prevención de drogas, donde
se especifiquen los principios, normas y procedimientos coherentes con el
proyecto educativo institucional, en relación a la prevención del consumo y
al abordaje de problemas de consumo y tráfico en ámbito escolar.
17 “Prevenir en la escuela. Política de prevención del consumo de drogas en establecimientos educacionales.” MINEDUC- CONACE. 2004.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
��
Diagnóstico de las acciones que el establecimiento ha realizado con el
objetivo de abordar el consumo de drogas, evaluando si éste es asumido y
reconocido como un problema. Asimismo, realizar un diagnóstico de la situa-
ción de consumo en el establecimiento, percepción del problema, etc. Esta
información sirve para sensibilizar a la comunidad en el desarrollo de un plan
de acción, en base a un diagnóstico inicial de la situación de consumo en el
establecimiento.
Comprometer a un equipo responsable multiestamental de la unidad
educativa a cargo de coordinar, diseñar, implementar y evaluar un plan de
acción en materia preventiva, defendiendo los respectivos roles y funciones
del equipo en el contexto de la política de prevención.
Sensibilizar y capacitar a distintos actores de la comunidad educativa, en
relación a los principios y orientaciones para prevenir el consumo y tráfico
de drogas en los establecimientos educacionales.
Fortalecer un clima de convivencia escolar saludable. El clima existente
en la convivencia escolar puede funcionar como un factor protector o de
riesgo, según el estilo educativo, la disciplina, los valores, la comunicación
interna, las posibilidades de participación de los estamentos, etc. que se
transmitan.
Asegurar la implementación de programas de prevención del con-
sumo de drogas, en los diferentes cursos y ciclos educativos del estableci-
miento, de tal manera de facilitar la labor preventiva del docente y de las fa-
milias, posibilitando el abordaje sistemático del tema dentro de los espacios
educativos.
Desarrollar acciones e implementar programas de prevención dirigi-
dos a las familias. Fortalecer y potenciar las capacidades de las familias
del sistema educacional, en su rol de agentes preventivos frente al consumo
de drogas.
Implementar programas y acciones para abordar aquellos casos en
que se ha detectado que ya existe consumo de drogas. Desde una
perspectiva seria y responsable, procurar una actitud de acogida y generar
65
ÁMBITO EDUCACIONAL
un espacio de diálogo con la privacidad necesaria, utilizando la coordina-
ción con los recursos profesionales internos y externos requeridos.
Informar respecto a las consecuencias que tiene el consumo y tráfico de
drogas, analizando los aspectos relacionados con la dimensión personal,
familiar y social que tiene este fenómeno.
Realizar acciones que faciliten la coordinación con instancias de la
red comunal. Los establecimientos educacionales deben establecer redes
de apoyo en la comunidad en que se insertan, de tal manera de procurar
respuestas comunes, oportuna y solidarias de prevención.
Permear todas las asignaturas y actividades con la enseñanza de los
objetivos preventivos en el desarrollo de objetivos transversales como en
los fundamentales de cada sector de aprendizaje.
Promover cambios en las prácticas pedagógicas de los docentes en
relación con promover el desarrollo de autonomía, el juicio crítico, la capa-
cidad de resolver problemas y la toma de decisiones responsables en los
alumnos.
Realizar seguimiento y evaluación de las acciones y programas preventi-
vos desarrollados en el establecimiento, para evaluar su efectividad, impac-
to y así poder perfeccionarlas para futuras acciones a desarrollar.
El desarrollo de una política integral de prevención de drogas en los estableci-
mientos contempla considerar la asociación entre consumo y tráfico, la definición
de normas y procedimientos y las estrategias de coordinación intersectorial que
permitan instalar acciones preventivas al interior de las unidades educativas.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
��
C. PROgRAmAS DE PREVENCIÓN EN El SISTEmA EDUCACIONAl
El programa de prevención en el mundo escolar constituye un masivo esfuerzo
intersectorial de CONACE y el Ministerio de Educación (Mineduc), en cum-
plimiento del objetivo Nº 2 de la Estrategia Nacional sobre Drogas: “evitar y
disminuir el consumo de drogas en niños y jóvenes de todas las instituciones
educativas del país, en un proceso continuo y sistemático desde la educación
parvularia hasta la educación superior”.
El programa ha logrado tener presencia en la estructura del sistema educativo
nacional, regional y comunal; en el universo de establecimientos municipales,
particulares subvencionados y particulares pagados, y en los niveles de deci-
sión (Seremis, Corporaciones Educacionales, etc.). Es la oferta universal y masi-
va de CONACE en materia de prevención y su impacto ha logrado reflejarse en
los últimos estudios de prevalencia de consumo de drogas en nuestro país.
El “continuo preventivo” en el ámbito escolar
Los programas de prevención escolar son un continuo que abarca desde la edu-
cación preescolar hasta la enseñanza media, y están dirigidos a los alumnos, sus
familias y sus profesores con el fin de entregar herramientas para abordar el tema
de las drogas. Los programas se ponen a disposición de todos los colegios públicos
y subvencionados por el Estado, a los cuales se entregan los materiales educativos
y se les ofrece capacitación a los docentes. Los establecimientos se inscriben una
vez al año a través de Internet, indicando número de alumnos y niveles para recibir
los materiales. Su implementación se promueve y acompaña técnicamente en cada
región por profesionales de CONACE y Mineduc. En las comunas, el programa
Previene es responsable de estimular su aplicación en los establecimientos. Cabe
destacar que para la adecuada implementación de los programas es fundamental
contar con el compromiso de la unidad educativa en sus distintos estamentos.
En la base de dichos programas se encuentran los modelos conceptuales de
habilidades para la vida, y el fortalecimiento de un conjunto de factores pro-
tectores en un proceso gradual, continuo y sistemático a lo largo de todo el
periodo escolar, ya enunciados anteriormente.
6�
ÁMBITO EDUCACIONAL
Además se entrega información científica, clara y objetiva sobre las drogas y sus
daños, confrontando los mitos existentes acerca de ellas.
Cada programa de prevención ha sido elaborado por especialistas, en conjunto
con la Unidad de Transversalidad del Mineduc, y ha sido validado por estudios
de evaluación y la aplicación práctica a alumnos de los establecimientos. A par-
tir de este proceso, se han modificado para mejorar su eficacia y calidad.
Características de los programas
• Autoaplicables, es decir, el docente tiene todo lo que necesita para imple-
mentarlos en la unidad educativa.
• Flexibles, los profesores pueden adecuarlos a las necesidades del grupo-
curso.
• Abordan ejes preventivos coherentes con los objetivos fundamentales trans-
versales de la educación, e incluyen estrategias de inserción curricular.
• Integran a la familia de los niños, niñas y adolescentes al desarrollo de ac-
titudes preventivas, además de generar espacios de discusión en el hogar
sobre el problema de las drogas.
• Incorporan a directivos, docentes, codocentes, apoderados y alumnos como
agentes preventivos.
• Gratuitos para establecimientos públicos y particulares subvencionados.
• Contemplan materiales educativos diseñados por especialistas y de gran
calidad gráfica para los niños, jóvenes, docentes y padres y apoderados.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
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6�
ÁMBITO EDUCACIONAL
EDUCACIÓN PARVUlARIA, “EN BUSCA DEl TESORO”
Programa de prevención temprana dirigido a niños y niñas de
tres a seis años que cursan el 1º y 2º nivel de transición en edu-
cación parvularia. Se implementa en los establecimientos edu-
cacionales, jardines infantiles y centros abiertos del país, con
dependencia municipal, JUNJI y Fundación Integra.
“En busca del tesoro” es una herramienta que orienta la labor pedagógica de
educadores y educadoras de párvulos, diseñada para fortalecer en los niños
y niñas valores, actitudes, habilidades y comportamientos que les permitan de-
sarrollar un estilo de vida saludable; objetivos que se enmarcan en las nuevas
“Bases curriculares para la educación parvularia en Chile”.
El programa contempla ocho sesiones con los niños y la posibilidad de acti-
vidades complementarias con material de apoyo. Se proponen actividades a
desarrollar en el hogar, con la familia.
Evaluación
En 2002 se realizó la evaluación y validación del material de “En busca del
tesoro”, respecto de su funcionamiento y de los logros que se pretenden generar
en los niños y sus familias. Como resultado, el material se reelaboró y perfeccio-
nó para constituir la versión que hoy se aplica en los jardines infantiles.
Sus resultados permitieron concluir que:
– El material es aplicable; los niños participan y aprenden.
– Las educadoras de párvulos lo valoran positivamente, pues facilita su labor
especialmente en el área afectiva.
– Los niños lograron conocimientos respecto a situaciones de riesgo en la vida
cotidiana.
– Los apoderados, en su mayoría, señalan que fortalece factores protectores.
– Las educadoras valoran la concordancia del material con las bases curricu-
lares de la reforma educacional.
EDUCACIÓN PARVUlARIA, “EN BUSCA DEl TESORO”EDUCACIÓN PARVUlARIA, “EN BUSCA DEl TESORO”
Programa de prevención temprana dirigido a niños y niñas de
tres a seis años que cursan el 1º y 2º nivel de transición en edu-
cación parvularia. Se implementa en los establecimientos edu-
dependencia municipal, JUNJI y Fundación Integra.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
70
PRImER CIClO BÁSICO, “mARORI y TUTIBÚ”
Programa de prevención temprana dirigido a niños y niñas del pri-
mer ciclo básico (1º, 2º, 3º, 4º), con una duración general de
cuatro años. Pretende fortalecer factores protectores del consu-
mo de drogas en edad temprana, que permita a niños y niñas
desarrollar estilos de vida saludables y enfrentar de manera res-
ponsable y crítica las posibles situaciones de consumo que se les puedan
presentar durante la vida. Incorpora también a los apoderados.
A través de sus personajes “Marori y Tutibú”, se desarrollan sesiones en torno a
los factores protectores. Éstas están organizadas en cinco módulos de trabajo,
que corresponden a los ejes temáticos por cada nivel, desde 1º a 4º básico. Se
ofrecen sugerencias para profundizar en otras asignaturas y continuar el trabajo.
SEgUNDO CIClO BÁSICO, “qUIERO SER”
Programa dirigido a niños y niñas del 2º ciclo básico (5º, 6º, 7º,
8º), con una duración general de cuatro años. Su objetivo se
orienta a evitar el consumo de drogas, a través del fortaleci-
miento de los factores protectores en los niños y niñas, en sus
familias y profesores. El programa ofrece información relevante
acerca de las distintas sustancias y sus efectos, así como actividades vivenciales
que apuntan al desarrollo de habilidades personales y sociales para prevenir el
consumo de drogas.
El programa es autoaplicable, fl exible y se imparte de manera secuencial duran-
te cuatro años. Comienza su aplicación en 5º básico, ampliando y reforzando
los objetivos hasta llegar a 8º.
Las contenidos y temáticas de las sesiones para los alumnos están adaptados
para cada nivel y contemplan siete sesiones para 5º básico, 14 para 6º, 12
para 7º y 10 para 8º. Se incluyen también reuniones de trabajo para apodera-
dos y profesores.
PRImER CIClO BÁSICO, “mARORI y TUTIBÚ”PRImER CIClO BÁSICO, “mARORI y TUTIBÚ”
Programa de prevención temprana dirigido a niños y niñas del pri-
mer ciclo básico (1º, 2º, 3º, 4º), con una duración general de
cuatro años. Pretende fortalecer factores protectores del consu-
desarrollar estilos de vida saludables y enfrentar de manera res-
SEgUNDO CIClO BÁSICO, “qUIERO SER”SEgUNDO CIClO BÁSICO, “qUIERO SER”
Programa dirigido a niños y niñas del 2º ciclo básico (5º, 6º, 7º,
8º), con una duración general de cuatro años. Su objetivo se
orienta a evitar el consumo de drogas, a través del fortaleci-
familias y profesores. El programa ofrece información relevante
�1
ÁMBITO EDUCACIONAL
Los ejes temáticos o factores protectores que trabaja este material son imagen
personal, comunicación, información sobre drogas, toma de decisiones, manejo
de la ansiedad, presión del grupo y adolescencia.
Evaluación
El programa se evaluó en un estudio de seguimiento los años 2002 y 2003 y
se concluyó que:
– El programa es bien evaluado por los alumnos respecto de sus contenidos y
actividades.
– Presenta menor aceptación entre quienes han consumido drogas.
– Contribuye a aumentar la percepción de riesgo sobre el consumo habitual
de marihuana.
– Ayuda a disminuir la creencia en mitos que favorecen el consumo.
– Aumenta la reprobación del uso habitual de marihuana y el ocasional de
alcohol.
– El consumo de marihuana se muestra menor entre los alumnos que han
participado en el programa.
– El programa ayuda a mejorar habilidades para la vida.
Estos datos son confirmados por el V Estudio Nacional de Drogas en Población
Escolar, realizado por CONACE en 2003, en el cual se observa que:
– Aumenta la percepción de riesgo ante el uso experimental de marihuana
(probar una o dos veces) de 46% en niños sin programa, a 53% en niños
con dos años de “Quiero Ser”.
– La percepción de riesgo ante el uso frecuente de marihuana (una o dos ve-
ces por semana) aumenta de 50% a 58%.
– Entre los alumnos con programa disminuye el uso de alcohol en el último mes.
– Ocurre lo mismo con las declaraciones de uso de marihuana en el último
año, pues disminuye en alumnos que han pasado por el programa.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
7�
A partir de la evaluación se elaboró el material educativo de 8º básico, de
modo de intencionar aquellos factores protectores que aparecieron menos de-
sarrollados y mejorar el diseño de modo de hacerlo más atractivo a ese grupo
etáreo.
1º A 4º mEDIO, “yO DECIDO”
El programa “Yo decido”, dirigido a estudiantes de 1º, 2°, 3° y 4º
de enseñanza media, pretende dotar a los establecimientos de un
conjunto de actividades educativas para prevenir y abordar los
problemas relacionados con el consumo de drogas.
Considera las características de la etapa adolescente y, por lo tanto, procura
fomentar el diálogo crítico respecto al tema en los alumnos y sus familias, a través
de actividades lúdicas y participativas. Los contenidos informan sobre drogas y
alcohol, habilitan para el discernimiento y la autonomía y estimulan el cuidado
mutuo en la comunidad-curso y la escuela. Contiene, además, un texto de orien-
taciones para abordar los problemas en adolescentes de enseñanza media que
consumen alcohol y drogas. En él se encuentran los principales conceptos que
deben manejar los docentes y orientadores (pautas de entrevista, estrategias de
apoyo y cambio, sistemas de referencia y derivación, entre otros).
DIRECTIVOS, PROFESORES y CODOCENTES. CAPACITACIÓN y mATERIAl DE
APOyO
CONACE y el Ministerio de Educación han diseñado un conjunto de acciones
y materiales de apoyo a los docentes, para los diferentes sectores y subsectores
de aprendizaje de 5º básico a 4º año medio, con el objetivo de incluir en el mar-
co curricular de la educación chilena los contenidos de prevención del consumo
de drogas. De acuerdo a los Objetivos Fundamentales Transversales, se preten-
de incorporarlos de manera continua y permanente en el quehacer educativo.
La estrategia ha sido capacitar en todas las regiones del país a los docentes que
se incorporan cada año a la aplicación del continuo preventivo, compartiendo
las experiencias de buenas prácticas.
1º A 4º mEDIO, “yO DECIDO”1º A 4º mEDIO, “yO DECIDO”
El programa “Yo decido”, dirigido a estudiantes de 1º, 2°, 3° y 4º
de enseñanza media, pretende dotar a los establecimientos de un
conjunto de actividades educativas para prevenir y abordar los
Considera las características de la etapa adolescente y, por lo tanto, procura
�3
ÁMBITO EDUCACIONAL
Una iniciativa impulsada por la alianza estratégica entre CONACE, Ministerio
de Educación y Centro de Perfeccionamiento Experimentación e Investigacio-
nes Pedagógicas, CPEIP, es ofrecer un programa con validación curricular para
orientadores, jefes de UTP y profesores de los establecimientos de enseñanza
media. Su propósito es habilitarlos en la implementación de políticas preventivas
y en la adquisición de herramientas para potenciar las estrategias de preven-
ción universal y selectiva en los colegios. El curso es práctico, está inscrito en el
Registro Público Nacional de Perfeccionamiento, dura 200 horas, es acreditado
por el CPEIP y se desarrolla bajo la modalidad semipresencial y a distancia.
Como principal producto del curso, se espera la integración de una visión de vida
saludable al Proyecto Educativo del Establecimiento (PEI) y la aplicación de una
política orientada a la prevención del consumo de alcohol y drogas coherente
con una armónica convivencia escolar y el logro de aprendizajes de calidad.
ORIENTACIONES PARA ABORDAR El TRÁFICO DE DROgAS EN lOS
ESTABlECImIENTOS EDUCACIONAlES18
Considerando que el tráfi co de drogas al interior de los estableci-
mientos educacionales es una problemática que constituye una
seria amenaza para el bienestar de la convivencia escolar de
las unidades educativas, para la salud de los/as estudiantes y sus
proyectos de vida, así como también en ocasiones involucra a niños, niñas, ado-
lescentes y, muchas veces, a sus familias y adultos signifi cativos en actividades
delictivas, se plantea como un deber de la sociedad y principalmente de las
instituciones del Estado, relevar el tema y proponer orientaciones que ayuden a
los establecimientos educacionales a enfrentarlo de la mejor forma posible.
El V Estudio de CONACE realizado en la población escolar (2003), informa
que la proporción de alumnos/as que declaran que le han ofrecido drogas ilíci-
tas en el último mes corresponde a 17% para marihuana y 6% para cocaína o
pasta base. Del mismo modo, el 30% de los/as estudiantes encuestados declara
18 Previniendo el tráfi co de Drogas. Orientaciones generales para abordar el tráfi co de drogas ilícitas al interior de los establecimientos educacionales. Mineduc, Sename, Seguridad Ciudadana y CONACE, 2005.
ORIENTACIONES PARA ABORDAR El TRÁFICO DE DROgAS EN lOS ORIENTACIONES PARA ABORDAR El TRÁFICO DE DROgAS EN lOS
ESTABlECImIENTOS EDUCACIONAlESESTABlECImIENTOS EDUCACIONAlES
Considerando que el tráfi co de drogas al interior de los estableci-
mientos educacionales es una problemática que constituye una
las unidades educativas, para la salud de los/as estudiantes y sus
proyectos de vida, así como también en ocasiones involucra a niños, niñas, ado-
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
7�
que al menos una vez en el año le han ofrecido marihuana y el 12% declara que
le han ofrecido cocaína o pasta base. Respecto a la disponibilidad de oferta
de drogas ilícitas en su entorno cercano, un 35% de los/as alumnos/as perci-
be que existe droga al interior del establecimiento y el 47% declara que hay
drogas alrededor de la escuela o liceo. Estos datos reflejan la percepción entre
los/as alumnos/as, respecto a la problemática a la que se ven expuestos los
establecimientos educacionales en cuanto a la disponibilidad de oferta, porte y
distribución de drogas ilícitas en las escuelas o liceos y entornos cercanos a los
niños, niñas y adolescentes de nuestro país.
De acuerdo a estos antecedentes, podríamos señalar que los equipos directivos
de los establecimientos educacionales, así como los(as) profesores/as, los pa-
dres, madres y apoderados tienen un importante rol que cumplir en relación a
desarrollar medidas para hacer frente a las situaciones de tráfico que se detecta
en el entorno en el cual conviven los alumnos. En ese sentido, se ha constatado
que aquellos centros de educación que efectivamente tienen una actitud de cla-
ra oposición al consumo de drogas, así como normativas explícitas al respecto,
presentarían una menor tasa de consumo de drogas ilícitas dentro del estableci-
miento, lo que podría incidir en la disminución del nivel de la magnitud de tráfico
existente.
Por otra parte y de acuerdo al mismo estudio en escolares realizado por CONACE
en el año 2003, la relación entre el uso de drogas ilícitas y la agresión escolar
se muestra totalmente consistente. De esta manera, siempre se encuentran ma-
yores prevalencias entre los/as alumnos/as que declaran haber participado
en algún episodio de violencia, las cuales se incrementan sistemáticamente a
medida que el número de episodios declarados aumenta. En este mismo sentido,
el uso de drogas ilícitas está también conectado con la victimización escolar. Es
importante notar que los/as alumnos/as victimizados/as tienen prevalencias de
consumo de droga ilícitas más altas que los/las alumnos/as no victimizados/as.
En síntesis, el uso de drogas ilícitas no sólo predispone hacia una mayor agre-
sión escolar, sino que también aumenta la vulnerabilidad de los/as alumnos/as
ante episodios de violencia y hacen más probable que sean víctimas de una
agresión.
�5
ÁMBITO EDUCACIONAL
Finalmente y en este sentido, es relevante señalar los antecedentes suministrados
por el Informe de la División de Seguridad Ciudadana, que muestran que, de
un total de 12.435 detenciones por infracción a la Ley de Drogas registradas
durante el año 2004, el 8,44% de ellos, es decir, 1.049 detenciones, correspon-
den al grupo etáreo de menores de 17 años, estimándose una edad promedio
de 16 años.
Atendido lo anterior y frente a la detección de casos de microtráfico de drogas ilí-
citas al interior del establecimiento educacional, la unidad educativa podría orien-
tarse en primer lugar a recabar antecedentes en forma seria y responsable.
En caso que corresponda, es necesario poner los antecedentes en conocimiento
directo del(la) fiscal del Ministerio Público correspondiente, con el objeto que
la investigación se desarrolle en un contexto que garantice, de la mejor manera
posible, los derechos de los niños, niñas y adolescentes que pudieren aparecer
involucrados/as en las redes de tráfico, así como los de sus compañeros/as ex-
puestos/as al tráfico desplegado al interior del establecimiento educacional.
Es aconsejable que las situaciones de esta naturaleza se aborden institucional-
mente, pudiendo ser el propio director/a del establecimiento educacional quien
canalice la información a las autoridades que correspondan.
Considerando que efectivamente los niños, niñas y adolescentes involucrados
pueden ser instrumentos, más que sujetos activos del delito, así como la necesi-
dad de proteger sus derechos frente a quienes sean los verdaderos/as respon-
sables de la actividad ilícita, se orienta a los establecimientos educacionales,
ante situaciones de esta naturaleza, a que recurran y tomen contacto con las
Oficinas de Protección de Derechos (OPD) que se encuentran en los Municipios
(en los cuales esté implementada), y que corresponden a una línea de trabajo
comunal desarrollada por el SENAME. La función de las OPD es la de facilitar
que los adultos responsables denuncien el caso ante la justicia, si corresponde,
y de brindar medidas de protección a los niños, niñas y adolescentes que lo
requieran, a través de sus profesionales o derivándolos a las instancias especia-
lizadas.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
7�
Es necesario reforzar la idea de evitar que los establecimientos educacionales
tomen medidas administrativas, como la expulsión de niños, niñas y adolescen-
tes involucrados en microtráfico de drogas ilícitas. Estos niños, niñas y adolescen-
tes están siendo víctimas de grave explotación, por lo que la denuncia de estos
casos no debe considerar sanciones administrativas como la expulsión.
Aprovechar la situación vivida, como una oportunidad de aprendizaje para el
desarrollo de la convivencia de la comunidad escolar afectada.
Se recomienda que las orientaciones para abordar la prevención del tráfico de
drogas ilícitas en los establecimientos educacionales sean incorporadas en las
Políticas de Prevención que cada unidad educativa desarrolle e implemente,
insertándola de esta manera en su Proyecto Educativo Institucional y en su re-
glamento interno.
En esta perspectiva, los establecimientos educacionales debieran intensificar el
trabajo de prevención entre los/as estudiantes, implementando los programas
preventivos que han desarrollado y que CONACE y el Mineduc ofrecen gratui-
tamente para todos los ciclos educativos, habilitando técnicamente a los/as pro-
fesores/as en la aplicación de las estrategias preventivas y estrechando lazos
con la comunidad de apoderados, de tal manera de trabajar mancomunada-
mente en la prevención del consumo y del tráfico de drogas ilícitas de manera
integral y sistemática.
Los establecimientos educacionales podrían establecer redes de apoyo en la
comunidad en que se insertan, con el objeto de procurar una respuesta colectiva
y solidaria de protección a quienes puedan estar expuestos a represalias como
consecuencia de las denuncias por tráfico de drogas ilícitas ante las autorida-
des correspondientes. En este sentido, la coordinación y el trabajo conjunto con
la Municipalidad, OPD, Previene, Programa Barrio Seguro, Comuna Segura,
Carabineros, Policía de Investigaciones, organizaciones no gubernamentales,
juntas de vecinos y otras organizaciones sociales que aborden la prevención
de drogas ilícitas, contribuirá a la articulación de medidas apropiadas para la
prevención del tráfico de drogas ilícitas en la realidad local.
��
ÁMBITO EDUCACIONAL
D. PRINCIPAlES DESAFIOS PARA lA PREVENCIÓN EN El ÁmBITO ESCOlAR
Consolidar la cobertura alcanzada por los programas del continuo preventivo,
promoviendo la aplicación de los programas de manera sistemática en los dis-
tintos niveles de la educación, desde la Educación Parvularia hasta Educación
Media, en todos los establecimientos del país.
Procurar que los programas del continuo preventivo sean parte de una política
integral de abordaje del problema del consumo de drogas en la unidad educa-
tiva. Pasar de los programas específicos de prevención para cada ciclo de en-
señanza del sistema educacional, a generar políticas de prevención centradas
en la Prevención Integral, a través del desarrollo de una política educativa de
prevención del consumo y tráfico de drogas al interior de cada unidad educa-
tiva, creando y reforzando una estructura preventiva que sirva de base para
desarrollar la política y las estrategias de acción, conformada por profesores,
directivos, codocentes, alumnos, padres y apoderados.
Asegurar la calidad en la implementación de los programas del continuo pre-
ventivo, procurando que los establecimientos cuenten con los recursos preven-
tivos necesarios de manera oportuna y ajustada a la calendarización de sus
actividades pedagógicas anuales, mejorando el proceso de capacitación de los
docentes, a través de la incorporación de temas identificados como relevantes
y emergentes en su acción preventiva, fortaleciendo el trabajo con las familias
del ámbito escolar desde el nivel preescolar a la enseñanza media y poniendo
a disposición de las unidades educativas un tipo de acompañamiento técnico
diferenciado y adecuado al nivel de desarrollo que tenga cada establecimiento,
en su labor de prevenir el consumo de drogas entre sus alumnos.
Del mismo modo, es necesario promover la implementación de orientaciones
para abordar los problemas de consumo y tráfico de drogas en los estableci-
mientos educacionales, así como también realizar acciones que aseguren la
mantención de los jóvenes en el sistema educacional y dar apoyo a aquellos
que se encuentran en riesgo de deserción escolar.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
78
Fortalecer la coordinación intersectorial, propiciando la constitución y funciona-
miento permanente de mesas preventivas a nivel local, incentivando iniciativas
de coordinación con instituciones que trabajen por el desarrollo y difusión públi-
ca de estilos de vida saludables y articulando el trabajo preventivo, con la red
de tratamiento infanto adolescente existente en el país.
Fortalecer procesos de acompañamiento y asesoría técnica a la implementación
de la política y programas en cada establecimiento y a nivel comunal.
E. FUNDAmENTOS DE lA INTERVENCIÓN EN EDUCACIÓN SUPERIOR
El ingreso de los jóvenes a la Educación Superior, si bien constituye una impor-
tante fuente de crecimiento personal y profesional, también puede constituirse en
una etapa en que se ven expuestos a múltiples y variados factores de riesgo. Por
esta razón, el problema del consumo de drogas constituye una preocupación
social de relevancia, de la cual las universidades, como instituciones fundamen-
tales en el desarrollo del país, no pueden estar ajenas.
Situación del consumo en la educación superior
Las evidencias arrojadas por los estudios realizados indican un aumento del con-
sumo de drogas desde la educación media hasta la educación superior siendo
esta última la que presenta los mayores índices de prevalencia del consumo de
drogas en especial de cannabis y alcohol. El VI Estudio en población general,
CONACE 2004, indica que el grupo etáreo de estudiantes de 18-29 años de
edad presenta las mayores tasas de prevalencia-año del consumo de cualquier
droga (18,4%) versus los que no estudian (12,7%), se observa además una pre-
valencia de consumo último mes de drogas legales e ilegales más consumidas
como son la marihuana y alcohol.
La educación superior tiene una alta relevancia ya que en sí misma es un fac-
tor protector, sin embargo, el nivel de riesgo de inicio o aumento del consumo
es verdaderamente significativo. Los estudios (en un análisis más específico del
��
ÁMBITO EDUCACIONAL
Estudio en Población General 200419) indican que efectivamente al interior de
las universidades el 20% de los estudiantes se declaran vulnerables frente al
consumo de drogas tanto legales como ilegales. La experiencia nos dice que
la droga es ofrecida tanto por personas o estudiantes dentro de los recintos
universitarios o de educación superior, así como de su entorno cercano (mi-
crotraficantes).
Es importante destacar que el 24% de los estudiantes presentan un bajo índice
de percepción de riesgo frente al consumo de drogas y se declaran propensos a
usar las sustancias en cualquier momento, lo que a la larga significa un aumento
en el nivel de riesgo y vulnerabilidad de los alumnos con una importante dismi-
nución de los factores protectores.
Asimismo, uno de los problemas de salud pública más preocupantes de nuestro
tiempo es el consumo de bebidas alcohólicas por los jóvenes. En la actualidad,
las edades de mayor consumo de alcohol se concentran entre los 18 y los 25
años. Con independencia del grupo de edad, las tasas específicas son siempre
más altas en hombres que en mujeres, registrándose en ambos casos un período
de especial riesgo entre los 15 y 24 años. Esta distribución, similar a la descrita
en otros países, señala a los “veinteañeros”, especialmente hombres, como el
grupo de mayor riesgo de sufrir una lesión fatal por accidente de tráfico20.
La problemática derivada del abuso de consumo de alcohol en los jóvenes es
diferente a la del adulto. En los jóvenes, las consecuencias negativas derivadas
del consumo de alcohol suelen referirse a alteraciones de las relaciones con la
familia, compañeros y maestros, bajo rendimiento escolar, agresiones, violencia,
alteraciones del orden público y conductas de alto riesgo, como conducir tras
haber bebido, así como actividades sexuales de riesgo que conllevan embara-
zos no deseados y enfermedades de transmisión sexual.
Según estudios nacionales, el porcentaje de personas que reconoce haber bebi-
do a lo menos una vez durante los últimos 30 días ha aumentado de un 53,9%
19 Op. cit.
20 Op. cit.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
80
a un 59,1%21, al comparar los resultados de los informes correspondientes a los
años 2000 y 2002. Este incremento es más intenso en las mujeres que en hom-
bres. El mayor aumento en el número de personas que reconoce el consumo de
alcohol durante el último mes se concentra en la población femenina entre los
12 y 18 años de edad. En este tramo el alza es de 6 puntos porcentuales, lo que
equivale a un incremento del 20%, según CONACE.
Durante el año 2003 hubo 44.450 siniestros de tránsito, dentro de los cuales un
55% de ellos tuvo participación de jóvenes22. Un 23,78% del total de víctimas
fatales se concentró en personas entre 15 y 19 años.
Características comunes del fenómeno en Chile
A partir del trabajo realizado en diferentes centros de educación superior acer-
ca de este fenómeno, se puede apreciar la complejidad de la situación de uso
y abuso de drogas en los alumnos. Es importante señalar que las características
de los estudiantes de educación superior en Chile son diversas: provienen de
ambientes sociales distintos, presentan diferentes situaciones psicosociales, eco-
nómicas y humanas, confluyendo variadas realidades entre universidades y al
interior de las mismas.
Los elementos que se repiten son:
a. Existen en casi todas las casas de estudios superiores espacios legitimados
por los alumnos para el consumo de drogas legales e ilegales, así como ba-
res y botillerías de fácil acceso, y en los cuales se observa una concurrencia
masiva de alumnos en cualquier día de la semana.
b. No existen estrategias claras, definidas y continuas en el tiempo respecto del
uso de drogas y/o alcohol al interior de los centros de educación superior.
Así como en la mayoría de las universidades no existen programas especia-
les para aquellos alumnos que presentan problemas de dependencia.
21 Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito/Gobierno de Chile http://www.conaset.cl/cms_conaset/jsp/minisitio.jsp?secc=21&zona=10622 Op.cit.
81
ÁMBITO EDUCACIONAL
c. En los comienzos del año universitario, se realizan diversas iniciativas pro-
pias de este contexto, en donde se consumen diversas sustancias. Una de
ellas es el rito de inicio, conocido por todos como “mechoneo” que culmina
generalmente con un “carrete” donde el uso de distintas sustancias legales
e ilegales forma parte de esta masiva actividad.
Esto indica que existe una representación social, que asume que el uso de dro-
gas forma parte de la cultura universitaria, donde un porcentaje importante de
estudiantes ingresa por esta vía al consumo. Otro porcentaje menor ingresa a
un proceso de varios años, que tiene insospechadas consecuencias para la sa-
lud física, psicológica y social, que sólo es reconocida por ellos/ellas, una vez
que se encuentran con problemas concretos en su vida universitaria (repetir ra-
mos, inasistencia y/o disminución del rendimiento académico, deserción, etc.)
d. El tráfico de drogas favorece y facilita el consumo al interior de las universi-
dades. En algunos casos existen evidencias y fundadas sospechas que esto
sucede. No siempre se tienen elementos probatorios para indicar que exis-
ten personas externas en esta acción ilícita y también estudiantes regulares
que consideran esta actividad como tráfico menor.
Consecuencias y riesgos asociados al consumo en establecimientos de educación superior
La escuela de Harvard realizó un estudio sobre el consumo de alcohol en los
estudiantes universitarios23 y examinó la naturaleza y el alcance del consumo
episódico y problemático de alcohol en una muestra nacional representativa
de 140 universidades, sobre 17.000 estudiantes. Encontró que el 84% de los
estudiantes beben alcohol, y que el 44% de estos alumnos beben más de cinco
bebidas en cada episodio de consumo, y el 19 de estos estudiantes bebe más
de una vez por semana. En aquellas universidades que tienen a su alrededor
botillerías o lugares de consumo, éste aumenta significativamente; entre más
cerca el acceso al alcohol, más se consume.
23 Wechsler, et al. “Salud y las consecuencias del comportamiento de consumo de alcohol en la universidad,” JAMA, vol. 272, No. 21 Diciembre de 1994.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
8�
Beber en exceso para los estudiantes tiene implicaciones muy serias. Se encontró
que aquellos alumnos que beben en exceso presentaron más problemas de sa-
lud, en especial se lastimaron más, o sea tuvieron más lesiones físicas, perdieron
sus oportunidades educativas, presentaron conductas antisociales, lastimaron a
otros físicamente, se perturbó la tranquilidad de los espacios en donde viven.
Incluso estudiantes que no beben en exceso sufren efectos secundarios produci-
dos por los bebedores excesivos o problemáticos, que incluyen interrupción del
sueño o del estudio, los datos materiales a las instalaciones de la universidad,
asaltos o ataques físicos, etc.
La mayoría de estos consumidores ya tenían las mismas conductas antes de
ingresar a la universidad, vale decir, en la escuela secundaria presentaron las
mismas conductas, ingresaron a la universidad y continuaron bebiendo en forma
excesiva.
Un hecho de vital importancia hace referencia al consumo excesivo de alcohol
en los alumnos de primer año y en especial el consumo excesivo de ellos en la
primera semana de ingreso a la universidad. Uno de cada tres estudiantes dice
que el alcohol es muy fácil de conseguir en la universidad, por lo que se puede
inferir que los problemas de consumo de alcohol que surgen en la universidad,
son responsabilidad de ésta, de los alumnos y de la comunidad. Después de
salir de la enseñanza media e ingresar a la universidad, los alumnos que deben
vivir lejos de sus hogares de origen aumentan el consumo de alcohol.
Estos resultados también es posible observarlos en los centros de educación supe-
rior en Chile, de los estudios realizados en algunas universidades, se puede confir-
mar esta tendencia de alta prevalencia de consumo de alcohol y otras drogas, y
alta intensidad del consumo especialmente en alumnos de los primeros años.
El consumo excesivo de alcohol es producto de muchos factores. Sin embargo el
factor mas crítico es el bajo precio del alcohol y los grandes volúmenes que se
pueden adquirir, en especial cuando las empresas disponen en sus campañas
publicitarias de grandes cantidades a muy bajo precio y anuncian sus repartos
animando a los alumnos a consumir en exceso cada noche o fin de semana,
en especial en los festivales, fiestas masivas, tours de empresas etc. Este tipo
83
ÁMBITO EDUCACIONAL
de publicidad y marketing promueve el consumo y lo normaliza aumentado el
consumo individual y en grupo.
“Al ingresar a la universidad los jóvenes dan cuenta de la existencia de una
cultura universitaria, a la cual se ven expuestos al momento de ingresar a este
grupo social. Dicha cultura estaría compuesta por códigos y características pro-
pias, dentro de las cuales se encontraría el consumo de sustancias; es decir, el
uso de drogas estaría significado como parte del contexto universitario y del
estatus de estudiante universitario. En este sentido, el consumo de drogas sería
percibido como una forma de pertenecer a la macro cultura universitaria y a los
subgrupos que se desarrollan en ella24”.
Algunas de las consecuencias del consumo problemático de alcohol y drogas
descritas en estudios realizados en diferentes grupos de estudiantes, son:
– disminución del rendimiento académico
– dificultad de concentración
– riesgos de daño físico para sí mismo y otros
– deserción educacional
– retraso académico
– problemas de violencia y de relaciones interpersonales
– pérdidas económicas
– microtráfico al interior de los establecimientos
– ausentismo
– clima académico inseguro
– deterioro de la identidad de la universidad o centro de educación
Según el estudio de Harvard25, estudiantes que se embriagan con frecuencia
experimentan muchos más problemas relacionados con el consumo excesivo
que los que no consumen o los que consumen menos (consumo controlado o
responsable).
24 Op.cit.
25 Weschler, et al. 1994. Op. cit.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
8�
La mitad de los estudiantes que consumen frecuentemente alcohol han experi-
mentado cinco o más de los siguientes problemas desde el inicio del año como
resultado de su conducta de consumo:
– Tratamiento médico por conductas relacionadas con el beber excesivo, tales
como enfermedades de trasmisión sexual, intoxicación, resaca, lesiones físicas
– Olvidar donde estaba y ser llevado preso por consumo en la calle
– Lamentarse por conductas impropias (daño a la propiedad, agresión verbal
o física a otros)
– Faltar a una clase
– No cumplir con trabajos grupales por efectos del alcohol
– Discutir con los amigos o compañeros
– Discusiones y agresiones con la pareja
– Disminución del rendimiento y logro académico
– Presentan más casos de intoxicación aguda en alumnos de primer año
– Aumentan los accidentes y detenciones por conducir en estado de ebriedad
También se evidencia una asociación entre consumo de alcohol abusivo, consu-
mo de drogas y tráfico al interior de los establecimientos26.
Por otra parte, en la actualidad el consumo de drogas preocupa a los mismos
estudiantes ya que genera diversos problemas derivados y asociados al consu-
mo, en especial los que hacen referencia al rendimiento académico. Los ries-
gos aumentan cuando los alumnos pierden el control del consumo. Recordemos
además que las prevalencias más altas de consumo de drogas se dan en la
población de 18 a 29 años de edad y que las incidencias de consumo de al-
cohol problemático aumentan en el primer año de ingreso de los alumnos. Esta
situación es vista por muchos académicos y alumnos como una condición de
alto riesgo que genera problemas.
26 Weschler, et al. 1994. Op. cit.
85
ÁMBITO EDUCACIONAL
Factores de riesgo para los alumnos de la educación superior
El momento en que los jóvenes ingresan a la educación superior, si bien cons-
tituye una importante fuente de crecimiento, por todos los desafíos a los que
se ven enfrentados, puede transformarse también en una etapa en que se ven
expuestos a variados factores de riesgo. Algunas de las situaciones que pueden
constituirse en nuevas exigencias y/o dilemas posibles de convertirse en factores
de riesgo para el consumo de drogas son:
Salida de un sistema escolar protegido, donde los límites son claros y los
jóvenes tienen escasas posibilidades de incidir en las normas y cultura escolar,
a un sistema universitario donde se les pide que sean protagonistas y posean
autonomía plena en la toma de decisiones, entre esas, su posición frente al con-
sumo de drogas.
Tensión crítica en el paso de la adolescencia a la adultez, paso que supone
nuevas tareas y que social y culturalmente se prolonga cada vez más. Situación
que genera poca claridad respecto a lo que la sociedad espera de los jóvenes
en relación al logro de su autonomía e independencia en el proceso de toma de
decisiones. En este proceso, los jóvenes pueden optar por el consumo de drogas
como una solución a esta tensión.
Nuevas exigencias académicas, frente a las cuales surgen alternativas para
optimizar el rendimiento académico y manejar la ansiedad y el estrés. Entre
estas, el consumo de drogas podría aparecer como una atractiva alternativa de
solución a corto plazo, pero con la posibilidad de que se instale un consumo
problemático en los jóvenes, acarreando nuevos problemas, produciéndose un
círculo vicioso difícil de manejar.
Cambio de la red de apoyo y entorno social. Existe necesidad de pertene-
cer, identificarse y compartir las costumbres, valores y creencias de estas nuevas
instancias con las que se relacionan los jóvenes. En esta etapa el consumo de
drogas surge como una nueva forma de socialización con sus pares.
Fácil acceso a la sustancia, acompañado de una cultura de consumo que
se manifiesta con mayor fuerza cuando los jóvenes ingresan a la educación
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
8�
superior con los ritos de iniciación y luego con continuos “carretes” en lugares
aledaños a la universidad, bares, plazas, parques, etc.
Como factores de riesgo aparecen claramente la presencia y oferta de drogas
en el entorno cercano de los estudiantes y la percepción de facilidad de acceso
para conseguir drogas. Por otra parte, los problemas de rendimiento, conducta,
de integración escolar, de violencia y victimización muestran una clara asocia-
ción con el consumo de drogas.
La importancia de entender el contexto social en el que se manifiesta el uso
y abuso de sustancias por parte de los estudiantes; sus efectos a nivel social,
psicológico y físico; los problemas a corto y largo plazo, y la necesidad de la
cooperación multidisciplinaria de las diversas ciencias y actores de la comuni-
dad educativa en la prevención y tratamiento del uso y abuso de las sustancias
psicoactivas, se ha acentuado en los últimos años.
A pesar de los esfuerzos de educar a estudiantes sobre los peligros del abuso
de la sustancia, las medidas preventivas hasta ahora realizadas no han sido
suficientes y, más bien, han generado resistencias y rechazo por parte de los
alumnos.
Surge, entonces, la necesidad de los centros de educación superior de definir y
explicitar claramente su posición frente a este fenómeno, así como la incorpora-
ción de políticas y programas continuos en el tiempo, que promuevan una vida
saludable y sin los riesgos que trae consigo el abuso del alcohol y las depen-
dencias de drogas.
8�
ÁMBITO EDUCACIONAL
F. POlíTICA PREVENTIVA
Para abordar esta compleja problemática que se está viendo en los centros de
educación superior, se requiere de un abordaje integral, serio, consensuado
y que involucre a toda la comunidad educativa en un proceso de promoción
de estilos de vida, construcción de entornos saludables y desarrollo de actitud
crítica frente al consumo de drogas. Este esfuerzo es lo que se llama política,
que consiste en una serie de disposiciones coherentes referidas a la prevención
del consumo de drogas y conductas de riesgo asociadas, integrando una visión,
principios, normativas, procedimientos específicos, programas de acción para
cada estamento, facultad y ciclo educativo (pre y postgrado).
Para que la política logre desarrollarse adecuadamente en la institución, es ne-
cesario que se inserte en el Proyecto educativo institucional (PEI), se articule y ac-
túe en forma coordinada con otros proyectos de la Institución e involucre a toda
la comunidad educativa. Incorporar el tema dentro del PEI, permite asegurar la
sustentabilidad de las intervenciones, posibilitando que la prevención forme par-
te del fin educativo de la Institución de educación superior, independientemente
de las personas que estén a cargo o se incorporen a lo largo del tiempo. Una
institución que se organiza para abordar la prevención del consumo de drogas,
es aquella que se logra configurar en un “contexto preventivo”, en el que se
reconoce la existencia del problema y existe una clara disposición a abordar el
tema, incorporándolo como parte de una cultura universitaria preventiva.
Objetivos de la política
• Construir o potenciar dentro de la comunidad educativa los contextos pre-
ventivos, para promocionar estilos de vida saludables, disminuir y evitar el
consumo de alcohol y drogas.
• Prevenir el consumo, de drogas lícitas e ilícitas y las conductas de riesgo aso-
ciadas a éste y gestionar los riesgos asociados al uso y abuso de sustancias
psicotrópicas.
• Fortalecer y desarrollar la investigación sobre el tema en el ambiente universi-
tario y promover los estudios cualitativos y cuantitativos sobre el fenómeno.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
88
• Construir un clima preventivo y un ambiente universitario saludable, con es-
trategias continuas y evaluables en el tiempo.
Pasos para Desarrollar una Política de Alcohol y Drogas en el Contexto de la Educación Superior
1. SENSIBIlIzACIÓN, CONVOCATORIA y EqUIPO RESPONSABlE
Para implementar una política de prevención del consumo de drogas se requiere
definir un equipo motivado que se haga responsable de la gestión de la políti-
ca. El primer paso es realizar la convocatoria a representantes de los distintos
estamentos de la comunidad educativa con el propósito de detectar personas
voluntarias, motivadas e interesadas, con el fin de conformar un equipo preven-
tivo responsable.
Este equipo debe ser representativo de los distintos estamentos pues tendrá la
misión de consensuar las decisiones y coordinar la puesta en marcha de las
distintas etapas de la implementación de la política.
Durante la fase inicial del diseño de la política es necesaria la información y la
sensibilización a cuerpos directivos y a la población estudiantil acerca de la im-
portancia de desarrollar una política de prevención de drogas en los centros de
educación superior, que permita la implementación de programas específicos
para este ámbito.
2. DIAgNÓSTICO DE lA SITUACIÓN DE CONSUmO DE AlCOhOl y OTRAS DROgAS
En una institución de educación superior pueden existir condiciones potencial-
mente riesgosas, que aumentan la probabilidad de consumo de drogas. Es fun-
damental detectar estas condiciones antes de planificar una política de drogas,
mediante un diagnóstico inicial que apunta a los siguientes objetivos:
– Identificar los factores protectores y de riesgo de los distintos actores con el
fin de conocer cómo se comporta el fenómeno de las drogas dentro de la
institución.
8�
ÁMBITO EDUCACIONAL
– Conocer las prevalencias y percepciones, valores y actitudes con respecto al
consumo de drogas.
– Motivar a la institución a participar en el programa, informando acerca de
los resultados obtenidos en el diagnóstico inicial.
Realizar un diagnóstico inicial facilita la sensibilización del tema al interior de
la institución y entrega antecedentes relevantes que justifican la elaboración de
una política al interior de la Institución.
El diagnóstico debe ser específico para cada lugar y cultura organizacional de
la Institución que lo realiza y debe recoger información respecto a :
2.1. Descripción del consumo de drogas en la Institución
• Percepcióndelconsumodedrogasalinteriordelainstitución
• Percepcióndeladrogamásconsumida
• Prevalenciadedrogaslícitaseilícitas
• Consumoproblemáticodealcoholydrogas
• Facilidaddeaccesoalasdrogas.
2.2. Percepción de riesgo.
2.3. Vulnerabilidad.
2.4. Factores de riesgo y de protección al interior de la Institución.
2.5. Clima y cultura de la institución.
3. DEFINICIÓN DE PRINCIPIOS, NORmAS y PROCEDImIENTOS RESPECTO DE lA
PREVENCIÓN DEl CONSUmO DE DROgAS y AlCOhOl
En esta etapa la comisión definirá los principios sobre los cuales se funda la polí-
tica, los cuales expresan la visión que tendrá la comunidad universitaria respecto
al tema. Los principios de la política institucional son también una declaración
filosófica amplia y sucinta, de la cual emanan todos los componentes de la polí-
tica y que además se integran a la filosofía del centro.
Los principios deben incluir el desarrollo de un clima saludable y un ambiente se-
guro, puntualizar la oposición frente a la dependencia y abuso de sustancias y
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
90
subrayar la responsabilidad del estudiante de sus propias acciones, enfatizando
igualmente el deber y responsabilidad de la universidad o centro de educación
profesional de mantener un ambiente de bienestar general de sus integrantes.
Algunos principios que una política de drogas debería considerar:
– Incentivar la participación de la comunidad educativa.
– Promover el no consumo de drogas y el uso moderado de alcohol.
– Fomentar estilos de vida saludables.
– Rechazo categórico a la oferta, demanda y tráfico de drogas en general.
– Fomentar el desarrollo de valores, actitudes y habilidades protectoras.
– Adoptar una mirada integral y comprensiva para enfrentar y abordar el
tema.
– Implementar programas de prevención que promuevan estilos de vida salu-
dables.
– Definir estrategias de prevención universal y selectiva que orienten y conten-
gan los problemas de consumo que se presentan.
– Asegurar la no discriminación y la permanencia en el sistema de los alumnos
y alumnas que presenten problemas de consumo.
– Procurar integrar a los alumnos que desertan del sistema o que faltan a clases.
– Incorporar, en las estrategias de prevención, las características propias de
la cultura juvenil, promoviendo la autonomía, el discernimiento, el diálogo y
debate rescatando los distintos matices y especificidades que componen su
cultura.
– Fomentar una actitud no estigmatizadora con jóvenes que presentan consu-
mo dependiente y abusivo de drogas.
Basándose en los antecedentes legales se contemplará la generación y acuerdo
respecto a las reglas, normas y procedimientos que la comisión elaborara para
mejorar la convivencia y regular el consumo y sus consecuencias al interior del
establecimiento, es decir, lo que se permite consumir o no y las formas o proce-
sos a seguir en casos donde estén involucradas las situaciones de porte o con-
�1
ÁMBITO EDUCACIONAL
sumo de drogas ilegales, o consumo problemático de alcohol y los beneficios o
sanciones que la comisión defina en cada situación, así como los responsables
de resolver dichas situaciones.
En esta etapa se propone:
3.1 Conocer y discutir las leyes vigentes respecto de las drogas y alcohol (ley
20.000 y ley de alcoholes) que regulan todas las situaciones relacionadas
con el uso, abuso, dependencia, porte y comercialización de las drogas y
el alcohol.
3.2 Conocer las redes referencia que permitan derivar a aquellos estudiantes
que presenten problemas no abordables en la universidad.
Estas normas y procedimientos deben ser consecuentes con los principios de la
política y valores fundamentales que se definieron al inicio. Proponemos para-
lelamente incorporar en la política definiciones concretas y globales que invo-
lucren a todos los que laboran, prestan servicios externos, realizan labores de
docencia o investigación y a los alumnos en general, en el cumplimiento de las
normativas definidas por esta comisión.
4 . PlAN DE ACCIÓN
La definición de un plan de acción permite concretizar las decisiones asumidas
por el establecimiento, le dan cuerpo e impulsan todas las estrategias que poten-
cian la labor preventiva del consumo, uso y abuso de alcohol y drogas.
El plan de acción se materializa a través de una serie de programas y estrategias
que tienen como propósito promover estilos de vida saludables, y el desarrolllo
de una actitud crítica frente al consumo de parte de la comunidad educativa.
Los elementos centrales que el plan de acción debe incluir son:
4.1. Inserción curricular
Incorporar los objetivos preventivos del consumo de drogas en las diferentes
mallas curriculares de cada carrera, es la mejor manera de enfrentar seriamente
el tema en todas sus dimensiones y considerando su gran complejidad. Esto
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
9�
significa organizar estratégicamente en la formación de los alumnos de cada
facultad, una malla de objetivos transversales a desarrollar en diferentes cursos,
asegurando un proceso gradual, continuo y sistemático de formación que ayu-
den al desarrollo de actitudes, valores y habilidades comprometidas con estilos
de vida saludable, y crítica frente al consumo de drogas. Significa preocuparse
por la formación valórica y el desarrollo personal de los alumnos, en forma
transversal a la formación general.
Asimismo, es importante desarrollar alternativas educativas conducentes a la
formación de cursos de especialización en el tema de prevención, tratamiento
y rehabilitación de drogas. Desarrollo de postítulos, magíster o doctorados en
adicciones.
En drogodependencias el sistema curricular en cualquier centro educativo debe
estar compuesto por tres áreas de formación:
Áreas Básicas: Que incorporan procesos de información y sensibilización en
las principales temáticas relacionadas con el alcohol y las drogas, que corres-
ponden a la formación general. Esta formación se entrega en todas y cada una
de las diferentes carreras de nivel superior o intermedio y solamente pretende
informar y sensibilizar en la temática de la drogodependencia.
El objetivo en este nivel es proporcionar herramientas para una comprensión
coherente del fenómeno de las adicciones en los individuos y las conductas
sociales del fenómeno, incorporando un conocimiento amplio y crítico de los
problemas humanos asociados al tráfico, el uso y la dependencia.
Área Profesional: busca desarrollar competencias y habilidades profesiona-
les para actuar y desarrollar el dominio de las temáticas relacionadas con las
adicciones en prevención, tratamiento y reinserción social de persona, grupos y
comunidades que presentan el problema.
En este sentido también existen especificidades en las cuales se requiere interve-
nir en el ámbito de la prevención, del tratamiento y rehabilitación, y reinserción
social, en los ámbitos de la marginalidad (mujeres, embarazo, población penal,
población escolar, familiar, laboral, comunitario.), e incorporar en el currículo el
�3
ÁMBITO EDUCACIONAL
tema principalmente en las carreras de pedagogía, ciencias biológicas y cien-
cias sociales.
Área Complementaria: proporciona formación en áreas y competencias afi-
nes que perfeccionan las habilidades de los profesionales que trabajan direc-
ta o indirectamente en la temática: psicofarmacología, adolescencia y drogas,
marginalidad y adicciones, drogas en el embarazo, dependencia en mujeres,
tratamiento infantoadolescente, inserción social de rehabilitados, etc.
Para la concreción de lo anterior, se utiliza un sistema curricular semiflexible
(asignaturas obligatorias y electivas), estructurado mayoritariamente en semes-
tres, así:
– Incorporación de la temática de drogas en currículo de formación universi-
taria general y de profundización de todas las carreras.
– Especialización en prevención escolar (continuo preventivo y Prevenir en Fa-
milia) en carreras de pedagogía y afines.
– Capacitación en profundidad sobre tratamiento y rehabilitación para alumnos
de post y pregrado de medicina, psicología, trabajo social, enfermería, etc.
4.2. Programas de prevención del consumo de drogas
Los programas de prevención del consumo de drogas a nivel de la educación
superior son acciones conjuntas y planificadas de la comunidad educativa cuyo
propósito es prevenir los problemas derivados del uso de drogas.
En este sentido, los programas preventivos deberán intentar disminuir los factores
de riesgo que detectemos en la comunidad educativa, así como incrementar los
factores de protectores.
Los programas de prevención serán tanto más eficaces cuanto mejor planifica-
dos estén y cuantos más agentes preventivos se impliquen. En educación supe-
rior deberán tender a implicar a la totalidad de la comunidad educativa (direc-
tivos, docentes, administrativos, alumnos de pre y postgrado, ex alumnos, DAE,
centros de atención médica y psicológica, dirigentes deportivos y culturales) y
otros agentes o grupos preventivos.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
9�
La manera eficiente de planificar una intervención de carácter preventivo es la
elaboración de un programa de prevención para el centro educativo. Este tipo
de intervenciones a través de un programa requiere realizar una serie de re-
flexiones conjuntas acerca de la situación del consumo, uso y abuso de drogas
para poder así planificar objetivos comunes y coordinarnos para trabajar en
pos de éstos.
Existen varias razones que hacen de la elaboración de programas y proyectos
conjuntos (alumnos y universidad) la mejor forma de abordar la prevención.
Algunas de éstas son:
– Los programas preventivos llegan a todos los estudiantes de los diversos
niveles y carreras del centro de educación superior.
– Implica trabajar con los consumidores, como los no consumidores y los que
abusan o dependen.
– Facilitan que los programas y proyectos se adecuen a la multiplicidad de los
mundos y culturas juveniles de los estudiantes.
– Participan todos los integrantes de la comunidad universitaria. Y por tanto
todos son responsables de la prevención.
– Los programas facilitan la intervención planificada, ordenada y sistemática,
lo que produce resultados más eficientes y garantizan la continuidad en el
tiempo y se evitan las actuaciones contra preventivas.
4.2.1.Programaspreventivosdesarrolladosporlosalumnos.
Promocióndeiniciativasdesdelosmismosjóvenesparaeldesarrollode
programaspreventivosconsuspares.Experienciasexitosashansurgido
deproyectosdiseñadosydesarrolladospor losmismosestudiantescon
recursosasignadosatravésdefondosconcursablesqueponeadisposi-
ciónelmismocentrodeeducaciónsuperior,centrosdealumnos,DAEo
CONACE.
Elrequisitodeestosproyectosesqueseanespecíficoseneltemadrogasy
tenganunaclaraposturadeprevencióndelconsumodedrogas.Estetipo
deprevenciónesladenominada“prevenciónentrepares”quehademos-
�5
ÁMBITO EDUCACIONAL
tradosermásefectivaenmotivaralosestudiantesaparticiparyestimular
lacorresponsabilidaddeellosenestetema.
4.2.2.Programasyproyectosdesensibilización,difusióneinformación.
Enlatemáticadeprevencióndelconsumodealcoholyotrasdrogas,tales
comojornadasdeconversación,discusión,debateyanálisis,sobreelpro-
blemadelconsumodealcoholyotrasdrogas.Estasactividadesdebentener
unaserieconsecutivaeneltiempo(másdeunavez),ademásdebenaportar
productosconcretosquesirvanparaelanálisisdelproblema,levantamiento
depolíticasoprogramaspreventivos,participacióndetodoslosestamentos
deunacomunidadeducativa,etc.
4.2.3.Programas de formación y capacitación de agentes en prevención del
consumodedrogasenelámbitodelaeducaciónsuperior.
• CreacióndeGruposdeTrabajoentornoaltema.Sepuedenpresentar
proyectosquefomentenlacreaciónderedesregionalesdetrabajoentre
diferentesinstanciasdeeducaciónsuperior,formacióndemonitores,etc.
• Potenciaciónyfortalecimientodegruposyaexistentes.Esrelevantedes-
tacarlacontinuidadquepuedentenerlosproyectosdesarrolladoscon
anterioridadengruposestablesdentrodelauniversidad.
• Jornadasdeformacióndegruposquetrabajanenactividadespreven-
tivasalinteriordelasinstitucionesdeeducaciónsuperior.
4.2.4.Accionesdeprevenciónespecíficadelconsumodealcoholyotrasdrogas,
alinteriordelainstitucióndeeducaciónsuperior,alacualelgrupoejecu-
tordelproyectopertenece.
• Talleresdedesarrollodeestilosdevidasana:estasactividadescorres-
pondenatalleres teóricoprácticosqueincluyantemáticasdepreven-
cióndel consumodedrogas,estrategiaspersonalesparamejorar la
calidadyelproyectodevidapersonal.Asimismosepuedendesarrollar
talleresgrupalesqueposibiliten incorporar técnicasdemeditacióno
relajación,comométodosconcretosdeprevencióndelconsumoyque
incorporensesionesteóricasodediscusiónsobredrogas.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
9�
• Programasderecuperacióndeespaciosfísicosusadosparaelconsumo
dealcoholodrogas.
• Programasparagestionarlosriesgos,sensibilizaciónydifusióndelosries-
gosdelusodemedicamentossinrecetamédica,abusodealcoholyconsu-
modedrogas.
4.2.5.Orientaciónyapoyoentornoalconsumodedrogas
Implementacióndeserviciodeorientaciónyderivaciónindividualdonde
participenestudiantes yprofesionalesde las institucionesgarantes,que
tenganodeseencomenzararealizaralgúnprogramadeorientacióny
derivaciónindividual.
Fortalecimientodegruposdeapoyoyautoayudaquetrabajenhacealgún
tiempooesténensuperíododeformación,apoyadosporloscentrosde
educaciónono,yquedeseandaraconoceropotenciarel trabajoque
realizanenrelaciónconlaprevencióndelconsumodedrogas.
Todoslosprogramapreventivosdebenincluirlaparticipacióndirectade
losalumnos,estarbasadosenlaevidenciaeintegraratodalacomunidad
educativa.
4.2.6.Programasdeusopositivodeltiempolibre
Losprogramasdeocupacióndeltiempolibrealternativosonaquellosque
proporcionanactividadesqueestán libresdealcohol, tabacoydrogas
ilegalesadeterminadosgruposdeestudiantes,bajolaideadequelas
actividadessaludablesyconstructivassatisfaránlasnecesidadeshabitual-
mentecomplacidasporelalcohol,el tabacoy lasdrogas,ypor tanto,
reduciránelusodedrogas.
Estosespaciosdesocializacióninformalespuedenconstituirseencontex-
tosymomentosquefavorezcanfactoresdeprotección(valores,actitudes
yrecursospersonalespositivos)endefinitiva,estilosdevidasaludableso
porelcontrariofacilitenypotencienelconsumoabusivodedrogas27.
27 Guía de referencia para la evaluación de programas de prevención de ocio alternativo, José Ramón Fernández, Roberto Sécades, 2002 Plan Nacional de Drogas de España y el Colegio Oficial de sicólogos.
��
ÁMBITO EDUCACIONAL
Diversasyrecientesinvestigacionesevidencianquealgunasformasdeocu-
pacióndetiempolibreseasocianconelconsumodealcoholyotrotipode
drogas.Eltiempolibredestinadoalassalidasnocturnas,buscandovivirla
noche“sinlímites”,laasistenciaperiódicaafiestas,adiscos,pubs,bares,
casasdeamigos,serelacionanconelconsumoabusivodealcoholyotras
drogasenloslugaresdediversiónyenelgrupodepares.
Losprogramasdeocupacióndeltiempolibrealternativocomoestrategias
deprevencióndelconsumodedrogasenjóvenessondifícilesdeprecisar
enrelaciónconsunaturalezaespecífica,yaque,apartedeestarlibresde
alcoholyotrasdrogas,¿quépueden tenerencomúnactividadescomo
unconciertoderock,unaexcursiónporlamontañaolarealizaciónde
trabajosvoluntarioshacialacomunidadparaquepuedanserdefinidos
comoestrategiasdentrodeunprogramadeprevención?
Esfactibledesarrollardistintostiposdeprogramasdeusodeltiempolibre
entrelosquesepuedenmencionar:alternativasdeportivasyrecreativas,
detipoaventurero,iniciativasempresariales,trabajosvoluntarios,promo-
cióndelogrosartísticosycreativosentreotros.
4.3. Investigación
Las propuestas preventivas que desarrollen las universidades deben contemplar
como objetivo fundamental de trabajo el fortalecimiento de las capacidades de
adquisición, creación y transferencia de conocimiento y tecnologías que pue-
dan ser aplicadas y desarrolladas como evidencia científica relacionada con
las drogodependencias.
En este sentido se deben incrementar y consolidar los programas de postgrado,
diplomados, magíster y doctorados que faciliten el desarrollo de los variados
temas que requieren un nivel de profundización mayor considerando estándares
nacionales e internacionales, generando redes y/o alianzas estratégicas con
otras instituciones públicas o privadas de investigación. Algunas ideas para in-
centivar la investigación son:
– Implementar un sistema de indicadores de la investigación en cada centro
educativo relacionado específicamente a la temática de las adicciones.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
98
– Potenciar los mecanismos de subsidios e incentivos a las investigaciones y
publicaciones.
– Ampliar la participación de académicos de las diversas disciplinas en la
adjudicación de proyectos de investigación en alianza con otros organismos
públicos y privados del país y el extranjero.
– Desarrollar estrategias alternativas para impulsar la participación de alumnos
tesistas e investigadores jóvenes en proyectos de investigación en la temática
de drogas.
– Promover estudios cualitativos y cuantitativos continuos en el tiempo en pre-
valencias e incidencias del consumo de drogas al interior de las diferentes
facultades.
– Realización de estudios multicéntricos conforme las prioridades de investiga-
ción de la universidad y sus facultades para la reducción de la demanda.
4.4. Extensión
El objetivo de los programas de extensión de los centros de educación superior
es fomentar la vinculación de los alumnos con los centros educativos y generar
ambientes de comunicación que enriquezcan el diálogo, el debate y la reflexión
entre los integrantes de la comunidad universitaria sobre temas contingentes y
relacionados con los problemas de drogas.
En este sentido proponemos:
– Creación de espacios físicos que favorezcan la integración entre docentes,
estudiantes y administrativos para discutir, proponer y resolver los temas re-
lacionados con drogas (ejemplo: espacios libres de humo).
– Organizar espacios de reflexión docente que permitan el intercambio de
conocimientos y experiencias entre los académicos de las universidades, y
que incluyan la participación de los alumnos.
– Desarrollar programas de vinculación de la universidad con sus ex alumnos
en forma tradicional o virtual.
��
ÁMBITO EDUCACIONAL
– Apoyar la creación de centros de alumnos, con el fin de potenciar las rela-
ciones humanas y profesionales que permiten el desarrollo de propuestas y
proyectos preventivos.
– Utilizar los sitios web de las universidades y centros de educación técnica o
profesional como herramienta de trabajo y comunicación con los alumnos
(foro de debate y opinión, información sobre drogas, actividades relevantes
en el tema, formación curricular en adicciones, promoción de conductas
saludables y gestión de riesgo en el uso de sustancias, información sobre las
políticas de drogas, etc.).
– Generar convenios de colaboración con instituciones públicas o privadas
que entreguen servicios de atención médica y psicológica a través de pro-
gramas de tratamiento o rehabilitación de adicciones.
– Consolidar los Centros de Apoyo Social (Prevención Drogas y Alcohol, Asis-
tencia Jurídica, Asistencia Social, Consultorio Escuela de Psicología, Divi-
sión de Asuntos Estudiantiles (DAE), Bienestar Estudiantil, clubes, centros de
alumnos) como referentes de apoyo al desarrollo personal y grupal de los
estudiantes de pre y postgrado.
4.5. Construir ambientes educativos saludables
La construcción de universidades saludables significa prestar una cuidadosa
atención a aquellos factores ambientales en los campus y en las facultades que
facilitan el consumo, tales como celebraciones, Fiestas Patrias, conmemoracio-
nes, etc. Construir un ambiente saludable en estas instancias significa restringir
en algunos casos actividades deportivas, culturales, académicas u orientar el
consumo adecuado de alcohol, o directamente evitar las celebraciones con al-
cohol. Es muy importante tener claro que la postura de la institución en estos
actos y las medidas preventivas van a influir positiva o negativamente en las
conductas de los alumnos, del personal docente y personal administrativo.
Algunos aspectos a tener en cuenta son:
– Creación y/o participación en intervenciones globales en la comunidad uni-
versitaria para reducir los problemas del beber problemático de los alumnos
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
100
y el consumo de drogas ilegales. La evidencia dice que en lo posible se
debe eliminar el consumo de alcohol dentro de la universidad, disminuyen-
do las posibilidades de uso (en especial en fiestas o reuniones masivas), así
como evitar el marketing que promueve el consumo de alcohol a bajo precio
o promociones especiales.
– Hacer cumplir activamente los reglamentos existentes ayudan a disminuir
el consumo del alcohol. La mayoría de los centros de educación superior
tienen un reglamento interno, en donde se explicitan los derechos y los de-
beres de los alumnos, así como las conductas que se sancionan por parte de
la comunidad educativa.
– Utilizar las normas sociales para intervenir y corregir las percepciones de los
estudiantes (aumentar percepción de riesgo) para cambiar prácticas en el
beber problemático. Se trata de fortalecer la idea de que el consumo abusi-
vo es peligroso y es un riesgo para la salud.
– Comunicar a la institución y la comunidad universitaria sobre las políticas
respecto de las drogas y el alcohol, de los derechos y deberes de los estu-
diantes antes y después de llegar a las facultades.
– Recuerde que a mayor disponibilidad de alcohol, mayor número de consu-
midores y por tanto mayores son los riesgos para todos.
– Promover comportamientos saludables de individuos y de grupos focaliza-
dos (grupos de encuentro, de desarrollo personal, de deportes, de reflexión,
etc.)
– Utilizar intervenciones motivacionales breves, tales como dar una retroali-
mentación sobre los efectos negativos del uso de sustancias, entregar pautas
para dejar de beber, o beber responsablemente, dejar de fumar, proponer
instancias de ayuda psicoterapéutica o médica en casos de problemas graves
relacionados con consumo.
101
ÁMBITO EDUCACIONAL
5. ORIENTACIONES PARA ABORDAR El CONSUmO DE DROgAS O AlCOhOl
En esta etapa se deberá acordar los procedimientos específicos y las personas
responsables al momento de detectar y ayudar a los estudiantes que presenten
problemas de alcohol y drogas.
Asimismo, se deben implementar acciones para los distintos niveles de consumo.
Las universidades tienen servicios médicos para el alumnado y procedimientos
de atención en salud mental. En estos procedimientos se especifica la atención
psicológica, psiquiátrica, participación en talleres y derivación a red especiali-
zada de tratamiento. Por lo tanto, será necesario definir los procedimientos a se-
guir por funcionarios o académicos de la universidad en la detección de casos.
A pesar que no es responsabilidad exclusiva de la universidad el resolver los
problemas asociados al consumo de drogas o alcohol en estudiantes universita-
rios, será necesario conocer una red de referencia especializada que permita
derivar a aquellos estudiantes que presenten problemas no abordables en la
universidad, por lo que la institución debe facilitar el conocimiento y el acceso
a estas redes.
Las universidades cuentan con el conocimiento de las redes de instituciones que
brindan tratamiento específico en drogas y alcohol con distintas alternativas de
costo, asimismo, el CONACE tiene convenios de colaboración y asesoría técni-
ca con diferentes centros de atención en drogodependencias cuyas característi-
cas de atención pueden ser obtenidas en las oficinas regionales de CONACE.
6. SEgUImIENTO y EVAlUACIÓN DE lOS PROgRAmAS PREVENTIVOS
En el proceso de gestión de la política, y tanto en su elaboración como en su
implementación es necesario tener presente los modos y medios de verificación
necesarios y permanentes para la evaluación de la política y sus proyectos,
acciones o programas y que acompañan la implementación de la misma, que
permitirán ir realizando los ajustes y cambios necesarios de acuerdo a las con-
tingencias.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
10�
Las diversas actividades preventivas que se realizan al interior de los centros de
educación superior deberán ser definidas y consensuadas por la comisión, así
como las realizadas o propuestas por los colectivos, grupos, federaciones, clu-
bes deportivos o culturales, y en especial supervisar que tales propuestas sean
congruentes con los principios y las normativas definidas en la política.
El propósito es generar una continua retroalimentación respecto a los apren-
dizajes, conocimientos y formas más eficientes y eficaces de llevar a cabo la
implementación de las estrategias definidas en la política y realizar los ajustes
necesarios para su buen funcionamiento.
g. ESTRATEgIAS DESARROllADAS EN El ÁmBITO DE lA EDUCACIÓN
SUPERIOR
CONACE ha diseñado una serie de iniciativas destinadas a desarrollar compro-
misos de estilos de vida saludables y actitud crítica frente al consumo de drogas
en jóvenes universitarios o institutos de educación superior, para lo cual ha im-
pulsado que cada establecimiento implemente una política preventiva.
Otros organismos externos a la universidad han propuesto estrategias universales,
para el desarrollo de factores protectores en el cuidado de las diferentes conduc-
tas de riesgo que experimentan los alumnos. El INTA, la Universidad de Chile y
Vida Chile han propuesto a las universidades la elaboración de actividades dirigi-
das al cuidado integral de la salud y la seguridad de las personas, proponiendo
cambios importantes en los estilos de vida tanto de los docentes, administrativos y
alumnos. Algunas de estas estrategias más específicas promueven el uso responsa-
ble del consumo de alcohol, restringen las propagandas del consumo de cervezas
y licores destilados en sus muros, revistas, radios intrauniversitarias y actividades
masivas o eventos dentro de los establecimientos y porque la presencia del alco-
hol frustra esfuerzos de crear un ambiente sano para aprender.
Sin embargo nuestra propuesta respecto del alcohol es contribuir a construir un am-
biente seguro, a través de un uso responsable y no problemático del alcohol, tenien-
do en cuenta que los alumnos son responsables de la decisión de consumir o no
consumir. Y respecto a las drogas ilegales nuestra propuesta desde la prevención
103
ÁMBITO EDUCACIONAL
universal es evitar el inicio del consumo y desde la prevención selectiva es apoyar
a aquellos alumnos que presentan problemas con las drogas, facilitando la gestión
de los riesgos, y/o ayudarles a dejar el consumo a quienes así lo determinen.
En cuanto a la prevención indicada nuestra apuesta es que la universidad ela-
bore propuestas intrauniversitarias o esté conectada con las redes actuales de
tratamiento, de manera de entregar una respuesta integral al fenómeno.
Asimismo proponemos que los centros de educación superior adopten, dentro
de la ley, mecanismos y acciones dirigidas a disminuir la oferta, y desarrollar
estrategias para intervenir en casos de consumo problemático.
Las estrategias desarrolladas por CONACE son:
1. Convenios de colaboración con universidades e instituciones públicas
y privadas de educación superior que han incluido la prevención del
consumo indebido de alcohol y drogas en sus programas de extensión, en
forma de proyectos, encuentros, foros o paneles de discusión y análisis del
tema de drogas, e implementan programas de prevención con sus trabaja-
dores a través del programa laboral de CONACE.
Para ello ha sido necesario sensibilizar a las autoridades de las diversas
casas de estudio (rectores, decanos, jefes de carrera) y a los profesores
para generar políticas y programas de prevención de drogas, acordes con
la realidad y cultura de la educación superior.
Entre otras, han suscrito convenio con CONACE la Universidad de Chile,
Universidad Cardenal Silva Henríquez, Universidad del Mar, Universidad
Santo Tomás, Universidad de Los Lagos, Universidad La Frontera, Universi-
dad de Concepción, Universidad Católica del Norte, INACAP, Universidad
de Aconcagua, etc.
�. Fortalecimiento del trabajo de la Red upra
La Red Universitaria de Promoción y Autocuidado Red Upra, desde el año
1999, ha venido desarrollando diversas actividades con estudiantes de edu-
cación superior, para abordar las problemáticas psicosociales, con énfasis
en el tema del uso y abuso de drogas legales e ilegales. Entre otras acciones
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
10�
se han realizado diagnósticos, seminarios, encuentros regionales, naciona-
les, conferencias internacionales, etc.
Desde esa fecha y en forma permanente la Red Upra ha realizado en las
casas de estudios superiores diversas iniciativas con docentes, estudiantes
y profesionales, que trabajan en los temas psicosociales, con el objetivo de
sensibilizar, organizar, motivar la acción e intercambiar experiencias sobre
la realidad del consumo de drogas. Las acciones emprendidas por los CO-
NACE regionales y la Red Upra, han dado frutos importantes y han enta-
blado una sólida red de apoyo entre las instituciones, que a la fecha suman
56 instituciones de educación superior que se han ido sumando al tema de
la prevención del consumo de drogas, cuya principal característica es la
participación activa de estudiantes y profesionales.
El proyecto con la Red Upra contempla continuar esta alianza estratégica
con CONACE, específicamente para:
– Potenciarlaactualcoordinaciónycooperacióndelasuniversidadesperte-
necientesalaRedUpra.(ResponsabilidaddelejecutivodelaRedUpra).
– Iniciarunprocesodeinclusiónenlamallacurriculardeltemaprevención
delconsumodedrogas.
– Incorporarnuevasuniversidadesdelaregiónmetropolitanayderegiones
alaRedUpra.(ResponsabilidaddelejecutivodelaRedUpra).
– AdministrarycoordinarconlosencargadosregionalesdelCONACEelfon-
donacionaldeproyectos2006,paralosestudiantesdelasdiferentescasas
deestudiodelpaís.(ResponsabilidadCONACEregionalyRedUpra).
– Realizarunajornadadeformacióneintercambiosobreelfenómenodel
uso y abuso de drogas con las instituciones de educación superior, di-
rigidaa losprofesionalesque trabajanenel temapertenecientesa las
direccionesdeasuntosestudiantilesosimilaresdelaRedUpra.(Respon-
sabilidaddelejecutivodelaRedUpra).
– Aumentarymejorarlacomunicaciónentrelosacadémicosyestudiantes
delasinstitucionesdeeducaciónsuperioratravésdelapáginaWebde
laRedUpra.
105
ÁMBITO EDUCACIONAL
– FomentarlarepresentacióndeuncoordinadordelaRedUpraporcada
regióndelpaís.
3. jornadas de sensibilización para la implementación de políticas y
programas en centros de educación superior
Se realizan jornadas regionales de sensibilización en implementación de
políticas y programas en universidades y centros de educación superior
(institutos de formación profesional y centros de formación técnica), con
el fin de entregar herramientas teóricas y metodológicas a los encargados
de los departamentos de atención estudiantil (DAE), áreas de bienestar de
las universidades, jefes de carrera, rectores y vicerrectores y/o psicólogos,
asistentes sociales, etc. que forman parte de los equipos docentes en las
casas de estudio. El objetivo es permitir un abordaje más integral de los
problemas de consumo de alcohol y drogas en la comunidad educativa, y
definir líneas de acción para la implementación de políticas de prevención
del consumo al interior de las universidades.
El objetivo general en la construcción de una política, al interior de los
centros de educación superior, es proponer la configuración de un contexto
universitario preventivo, es decir, la configuración de una serie de estrategias
y actividades que promocionen y faciliten el abordaje de la prevención del
consumo de drogas. Se busca que se reconozca el riesgo y/o la existencia
del problema, más allá de la normativa en sí misma, y que efectivamente
exista una clara disposición y voluntad de afrontar el tema, incorporándolo
como parte de una cultura preventiva.
Las temáticas que se abordan en estas jornadas son:
– Insumosbásicospara la implementacióndepolíticasdeprevencióndel
consumodedrogasenuncontextopreventivodentrode launiversidad
(incorporandoalosadministrativos,docentesyalumnos)
– Desarrollarestrategiasdeintervenciónuniversalyprevenciónselectivaal
interiordelauniversidad.
– Incorporareltemadrogasenlasmallascurricularesdelascarrerasprofe-
sionalesytécnicasdeloscentroseducativosdelaregión.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
10�
�. Encuentros regionales con estudiantes e instalación de mesa técnica
La voz y las iniciativas de los alumnos expresadas a través de la participación
social resultan esenciales para abordar los problemas asociados al consumo
de drogas en los centros de educación superior y reducir la demanda de las
mismas.
El objetivo de esta actividad se refiere a la participación de los alumnos
en las discusiones, debate, análisis del problema, entrega de contenidos
teóricos basados en la evidencia y una actitud crítica frente al consumo de
drogas en jóvenes universitarios/as, y la búsqueda de soluciones surgidas
desde la propia realidad del alumno.
Con este propósito, cada uno de los CONACE regionales promoverá
instancias de participación de la comunidad educativa a través de encuentros
regionales con estudiantes de los centros de educación superior de la región.
Proponemos que se incluyan ponencias y debates en donde sean los alumnos
los protagonistas. Sugerimos incorporan aquellos alumnos que años anteriores
han realizado proyectos en las diferentes casas de estudio de sus regiones.
Para el cumplimiento de esta meta, CONACE debe fomentar la participación
de los alumnos convocándolos a un encuentro regional para:
– Generarunadiscusiónyanálisisydebatescontingentesentornoaltema.
– Conocerelestadodelarteendrogasyalcohol.
– Conocerlasactividadesyaccionespreventivasodeintervenciónquese
desarrollanalinteriordeloscentrosdeeducaciónsuperior.
– Motivaralosalumnosaparticipardeactividadespreventivasconsuspares.
– Promover la participación a través del desarrollo de proyectos de pre-
vencióndelconsumodedrogasal interiorde loscentrosdeeducación
superior.
– Instalacióndeunamesatécnicadeprevencióneneducaciónsuperior.
5. Fondo nacional de proyectos de prevención en universidades del país
(responsabilidad CONACE regional y Red upra)
Anualmente se abre un fondo concursable, para que los alumnos puedan
10�
ÁMBITO EDUCACIONAL
desarrollar sus ideas y proyectos en el ámbito de la prevención del consumo
de drogas, al interior de las diferentes instituciones de educación superior,
incentivando a sus centros de alumnos y los grupos juveniles existentes en
su organización, a incorporar la prevención como parte de su quehacer
estudiantil.
El objetivo de este fondo de proyectos es, a través del financiamiento
y asesoría técnica, la problematización del fenómeno de las drogas al
interior de cada institución de educación superior, a través de proyectos que
contribuyan a prevenir el consumo y abuso de drogas y alcohol.
�. Inserción curricular
Las instituciones de educación superior en Chile han desarrollado diversas ac-
tividades en el tema de drogas en estos últimos cinco años. El aporte del esta-
do a través del CONACE ha respaldado diversos proyectos para actividades
relacionadas con cursos optativos, seminarios, postítulos y diplomados en el
ámbito de la prevención y tratamiento. En este sentido, en la actualidad existen
más de 25 convenio de colaboración técnica y financiera entre CONACE e
Instituciones de educación superior, en todas las regiones del país.
h. PRINCIPAlES DESAFíOS EN EDUCACIÓN SUPERIOR
Sensibilizar a los docentes universitarios acerca de la importancia de prevenir el
consumo de drogas entre los estudiantes, y de generar ambientes saludables y
libres de drogas al interior de los centros de estudios.
Promover la incorporación de políticas preventivas en las universidades, institutos
de educación superior y en cada carrera o facultad, que promuevan actitudes,
valores, conocimientos y habilidades comprometidas con estilos de vida sanos y
saludables y de oposición al consumo de drogas.
Promover e impulsar la incorporación de los temas preventivos y de tratamiento
del consumo de drogas, en las distintas mallas curriculares, principalmente de
aquellas carreras, tales como pedagogía, educación parvularia, psicología, tra-
bajo social, antropología, sociología, derecho y medicina.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
108
Impulsar la discusión y reflexión sobre el tema, generar conversaciones abiertas
y de análisis crítico del fenómeno de las drogas basadas en las evidencias, dilu-
cidando mitos, creencias y temores propios de la comunidad educativa sobre el
tema de las drogas legales e ilegales.
Promover que los centros de estudios generen mecanismos de diagnóstico capa-
ces de detectar a los alumnos antes que abandonen sus estudios por problemas
asociados al consumo y prestar adecuadamente la ayuda necesaria a aquellos
estudiantes que poseen un consumo problemático, derivándolos a un tratamien-
to específico o atendiéndolos en sistemas profesionales de salud.
Promover el desarrollo de los alumnos, profesionales, académicos y facultativos,
para que se comprometan, capaciten y preparen en la prevención, tratamiento
y rehabilitación del consumo de drogas.
10�
ÁMBITO LABORAL
IV. ÁMBITO LABORAL
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
110
A. OBJETIVO ESTRATégICO
”Disminuir el consumo de drogas en las
personas que trabajan en instituciones públicas
y privadas”.
• Incorporar políticas y programas de prevención del consumo de drogas en instituciones públicas y privadas.
• Disminuir las prevalencias de consumo de drogas en personas que laboran en instituciones públicas y privadas que incorporan políticas y programas de prevención del consumo de drogas para los trabajadores y sus familias.
• Disminuir la incidencia de los accidentes del trabajo asociados al consumo de drogas.
B. FUNDAmENTOS ÁmBITO lABORAl
Como país estamos insertos en una sociedad globalizada o internacionalizada.
Esta nueva realidad ha introducido cambios que conllevan a nuevos y diversos
riesgos que exponen a las personas en su lugar de trabajo y afectan su salud.
El lugar y el tiempo de trabajo no pueden separarse radicalmente de las otras
dimensiones de la vida de las personas. Lo que somos y vivimos afecta nuestra
forma de trabajar, y viceversa, las circunstancias laborales afectan el resto de
nuestra vida. Los problemas psicosociales, como son el uso de alcohol y dro-
gas en el trabajo, están codeterminados por circunstancias familiares, sociales y
personales, así como por el ambiente y las condiciones laborales, que pueden
constituirse en factores de riesgo para el consumo.
El consumo de drogas y alcohol infl uye negativamente en el trabajo, tanto direc-
tamente en cada uno de los trabajadores, como en el conjunto de la empresa.
La disminución de la salud de los trabajadores repercute en el ámbito organi-
zacional, generando un clima laboral insatisfactorio y una disminución de la
productividad, lo que supone un incremento de los costos.
111
ÁMBITO LABORAL
El consumo de drogas y alcohol conlleva una serie de problemas asociados a la
salud, como enfermedades y accidentes de trabajo, conflictos familiares y con
los compañeros de trabajo, delitos, endeudamientos, u otros problemas con la
justicia. Todos estos problemas pueden producirse en personas dependientes,
pero también en personas que abusan de una droga, o incluso en personas que,
aunque normalmente no consuman drogas o alcohol, han hecho un uso inade-
cuado de ellas, es decir, han consumido en situaciones de alto riesgo, como por
ejemplo antes de manejar una máquina, antes de tomar una decisión.
El origen del consumo de drogas y alcohol es multicausal. No existe sólo una
causa que determine que una persona consuma drogas, sino más bien es el
conjunto de circunstancias personales, del contexto y del tipo de droga que, en
interacción, van a determinar la probabilidad de que una persona consuma o
no. Abordar la prevención del consumo de drogas implica tomar en cuenta toda
su complejidad, intentar actuar sobre las diferentes variables de interacción (la
familia, el contexto social, las relaciones, la forma de ser, el clima laboral, etc.),
reforzando los recursos o factores protectores de las personas, de los ambientes,
y disminuyendo los factores de riesgo.
Es fundamental que la prevención del consumo de drogas y alcohol se inserte
dentro de las estrategias de recursos humanos y de una política preventiva de la
empresa. Los estudios e investigaciones en el área han demostrado con claridad
que la acción aislada de actividades, charlas o talleres de prevención no tienen
eficacia real ni durabilidad en el tiempo. Una política implica llevar a cabo la
implementación de un plan de prevención sostenido en el tiempo y basado en
un acuerdo entre los diferentes miembros y trabajadores de la organización.
¿Por qué intervenir en el ámbito laboral?
En Chile existe casi 1 millón de personas que presenta problemas derivados del
consumo de alcohol. De esos, la mayoría se encuentra en plena edad producti-
va (entre los 18 y 34 años)28.
28 Estudio del consumo de drogas en población general. CONACE. 2002.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
11�
Sólo en accidentes laborales, Chile pierde seis millones de dólares por año. En-
tre las causas de accidentes, se menciona el consumo de alcohol y otras drogas
como variables importantes29. Entre el 15 y el 30% de todos los accidentes labo-
rales están relacionados con el fácil acceso al alcohol y drogas en el lugar de
trabajo. Entre el 20 y 25% de los accidentes del trabajo tienen relación directa
(el bebedor) o indirecta (víctimas inocentes) con el abuso de alcohol
Las personas que presentan consumo de drogas en la empresa pueden eventual-
mente presentar diferentes conductas que afectan tanto al rendimiento laboral, la
producción y rentabilidad de la empresa, como al clima laboral. Estas conductas
pueden incidir al aumentar los riesgos de accidentes laborales, así como, tam-
bién, al afectar la salud y el bienestar del trabajador. El ausentismo de los traba-
jadores es dos a tres veces más frecuente que entre los consumidores abusivos de
drogas. Finalmente, el estudio detecta presencia de alcohol y/o drogas en todos
los niveles ocupacionales, siendo la frecuencia algo menor en el nivel profesional
técnico (21%, 25% comparado con 33,3% en los demás)30.
En Chile, 500.000 personas reconocen haber consumido drogas ilícitas el úl-
timo año y alrededor de 100.000 personas son dependientes de alguna sus-
tancia ilícita. Los trabajadores con dependencia a las drogas tienen tres veces
más probabilidades de pedir licencia médica por enfermedad y cinco veces
más probabilidad de postular a indemnizaciones o pensiones de invalidez por
lesiones sufridas en el trabajo. La tasa de consumo reciente de drogas ilícitas
alcanza a 10,17% entre aquellos trabajadores que han faltado de 1 a 7 días al
trabajo por enfermedad o accidente, contra tasas de 4,69% entre quienes no
han faltado ningún día por esta causa, y de 3,5% entre quienes han faltado por
8 y más días por igual causa. Es decir, existe correlación entre el consumo de
drogas y las faltas al trabajo.
Las tasas de consumo actual31 de alcohol y tabaco son más altas en la pobla-
ción laboral (población laboral se refiere a las personas que cuentan con un
29 Instituto de Seguridad del Trabajo.
30 Estudio realizado por Asociación Chilena de Seguridad, el Hospital del Trabajador y CONACE, año 1997, en trabajadores que habían sufrido un accidente grave con hospitalización.
31 Tasa de consumo actual corresponde a la prevalencia del último mes o declaración de consumo de drogas en los últimos 30 días previos a la aplicación de la encuesta.
113
ÁMBITO LABORAL
trabajo formal remunerado) que en la población en general. En la población
laboral, los hombres consumen más alcohol y tabaco que las mujeres. Las tasas
de dependencia simple a alcohol y pasta base en la población laboral son más
bajas que en la población en general. En cambio, las tasas de dependencia
simple a marihuana y cocaína son más altas en la población laboral que en la
población en general.
Por lo tanto, el consumo de alcohol y/o drogas por parte de los trabajadores
afecta a todas las instancias de la organización, el individuo, la familia y la
sociedad. En el ámbito laboral, los efectos de las drogas en la persona que
consume pueden generar problemas observables, tales como:
– Aumentoenelnúmerodeaccidentesdeltrabajo.
– Aumentoenlosnivelesdeausentismoyretrasos.
– Conductaarriesgadaoinadecuadaproducidaporlafalsaseguridadque
provocanlosestimulantes.
– Presenciadeotrasenfermedadesoproblemasdesalud.
– Deteriorodelasrelacionesinterpersonales:conflictos,cambiosdelestado
deánimo,discusionesfrecuentes,etc.
– Bajaenlaproductividad:disminucióny/odeteriorodelrendimientolabo-
ral,asícomodelacalidaddelosserviciosy/oproductos.
– Fallasoerrorespordecisionesimpulsivas,poralteracióndelasdestrezas
psicomotorasodecisionesestratégicasinadecuadas.
– Corrupción,conductairresponsable,violencia,y/oendeudamientos.
– Deteriorodelasrelacionesfamiliaresdelostrabajadoresconsumidores,por
presenciadeviolenciaintrafamiliar,abandonoderesponsabilidadesyempo-
brecimientoderecursosqueresultadelabusodelconsumodedrogas.
– Deteriorodelaidentidaddelaempresauorganización.
– Reduccióndelcompromisoolealtadconlaempresa.
Las conductas descritas anteriormente no son exclusivas de personas que se
encuentran bajo los efectos de las drogas. Sin embargo, cuando hay presencia
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
11�
de consumo aumenta la probabilidad de que muchos de estos comportamientos
ocurran, traduciéndose en una pérdida importante de la rentabilidad, y en un
aumento de los costos, que se manifiestan en licencias, accidentes, multas, tiem-
po mal utilizado, etc. Por ejemplo, según un estudio de la ACHS, el 27,4% de los
accidentados graves dio positivo en el examen de alcohol y drogas. Asimismo,
durante el año 1997, el análisis de la demanda de los servicios de salud, entre
los bebedores problemáticos y no problemáticos, demostró que los primeros
(bebedores con problemas de alcohol) demandan 4,5 veces más atenciones de
salud que los segundos, en un período de un año32.
Quienes han tenido algún accidente laboral en los últimos 12 meses presentan
tasas de consumo reciente de drogas ilícitas de 9,66%, contra tasas de 4,8% en
quienes no han tenido accidentes laborales.
la Calidad de Vida laboral y la Prevención
¿Qué entendemos por calidad de vida?
Definimos calidad de vida como la “condición de salud (bio-sico-social) de los
sujetos y la comunidad, sustentada en hábitos y estilos de vida saludables, va-
lores y recreación, que permiten un desarrollo personal, familiar y social gra-
tificante así como la mantención de una actitud laboral adecuada, inserta en
una relación con el ambiente”. (SOINSAL, EMT, División Andina, 1997). Dicho
concepto debe ser gestado participativamente por los actores (trabajadores,
miembros de la empresa), que serán, además, actores relevantes de los proce-
sos de intervención orientados al logro de una política preventiva del consumo
de drogas.
Puede haber contextos laborales que aumenten la probabilidad de la conducta
de consumo en sus trabajadores (factores de riesgo), pero no podemos olvidar
que estas circunstancias no actúan en forma aislada, pudiendo a veces ni siquie-
ra materializarse ese comportamiento, a pesar de existir situaciones o condicio-
nes de riesgo.
32 C. Vuskovic, SOINSAL, 1997. Encuesta de Calidad de Vida CODELCO Chile.
115
ÁMBITO LABORAL
La implantación de un modelo de calidad de vida en el trabajo es un recurso
de gestión preventiva que implica optar por estrategias de abordaje ligadas a
la vida laboral y cotidiana de las personas, donde se potencie un modelo de
organización en un marco estructural, vincular y acogedor, que desarrolle las
potencialidades creativas de los trabajadores y del colectivo y que promueva
ambientes laborales sanos.
Actuar sobre la calidad de vida requiere efectuar cambios en las personas y en
las organizaciones y tomar decisiones, que implican una revisión de las motiva-
ciones y aspiraciones que condicionan y movilizan a las personas y a las orga-
nizaciones. Así, iniciar un cambio hacia un enfoque de calidad de vida implica
en una organización cambiar el escenario social y en muchos casos significa
adoptar nuevos hábitos de trabajo y de vida, iniciar nuevos procesos para el
desarrollo personal de los trabajadores y, finalmente, promover una cultura or-
ganizacional preventiva y saludable.
Cada una de estas circunstancias motivará procesos de desarrollo de políticas
de prevención particulares, de acuerdo a la cultura, la misión y las necesidades
organizacionales.
C. ESTRATEgIA PREVENTIVA DE CAlIDAD DE VIDA PARA El ÁmBITO lABORAl
Todas las acciones de calidad de vida tienen mayor fuerza y se potencian cuan-
do se cuenta con una política de prevención del consumo de drogas en la or-
ganización, que considere las características particulares de la realidad laboral
para la cual se crean y promocionan estilos de vida saludables, autocuidado y
se preocupa por la salud de sus trabajadores, a través de acciones concretas,
acordadas y conocidas por todos.
La política son lineamientos y guías de acción, que sirven para dar respuesta
corporativa a la temática de prevención del consumo y tráfico de drogas, garan-
tizando un trato equitativo para todos los participantes y un tratamiento uniforme
para todas las situaciones. Es una definición de la intención de la organización
para llevar a cabo la implementación de un plan de prevención con el desarro-
llo de acciones concretas al interior de ella.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
11�
Los objetivos de una política preventiva se deben abordar en tres niveles, ya que
las acciones son distintas para cada nivel, y se dirigen a diferentes perfiles de per-
sonas, que tienen una relación diversa con las drogas. Por lo tanto, a la hora de
planificar la política preventiva es necesario organizar las acciones por nivel.
1. NIVEl DE PREVENCIÓN PRImARIA
Reúne al conjunto de trabajadores que no tiene problemas de consumo de dro-
gas. Esta área representa a la mayoría de los trabajadores, y es donde se debe
centrar la prevención primaria y la política debe considerar un número de ac-
ciones mayor.
La prevención primaria se entiende como todas las acciones destinadas al me-
joramiento de la calidad de vida y promoción de ambientes de trabajo saluda-
bles. Esto supone, a escala general, mejorar las condiciones laborales hacia
la búsqueda de un estado óptimo de salud, y específicamente, anticiparse a
situaciones que puedan ser factores de riesgo dentro de la empresa y actuar
potenciando los factores protectores del consumo de drogas.
Su acción se basa en mantener el no consumo y promover el desarrollo de fac-
tores protectores. La prevención primaria tiene como objetivo la prevención del
uso de drogas y del consumo precoz.
Las acciones referentes a la prevención primaria y promoción de factores protec-
tores puede organizarse de acuerdo a:
Relación de la persona consigo misma: desarrollo de la autoestima, autono-
mía, tolerancia a la frustración; fortalecimiento de valores, autocuidado; sentido
de responsabilidad con el trabajo; desarrollo de la creatividad, entre otros.
Relación de la persona con sus colaboradores en el trabajo: desarrollo de
habilidades de comunicación y asertividad; mejoramiento del trabajo en equipo
y clima laboral; de resistencia frente a la presión de los pares y del entorno;
desarrollo de red de ayuda o apoyo en el lugar de trabajo.
11�
ÁMBITO LABORAL
Relación de la persona con su entorno sociocultural: promoción de alterna-
tivas positivas de uso del tiempo libre, de estilos de trabajo y de vida saludable;
fortalecimiento del clima laboral; implementación de espacios para actividades
sociales y artístico-culturales en el lugar de trabajo; desarrollo de oportunidades
de capacitación y de estudio, fortaleciendo su rol en la familia, a través de la
participación de ésta en actividades de la organización.
Estrategia específica respecto a la droga: información detallada y funda-
mentada sobre los efectos del uso de drogas, consecuencias a corto y largo pla-
zo, mitos y realidades del consumo de drogas; información sobre las políticas
y las normas de la empresa al respecto; diseño de mecanismos para impedir el
acceso y venta de droga en el trabajo.
2. NIVEl DE PREVENCIÓN SECUNDARIA
Este nivel de prevención está dirigido a la población de trabajadores que ya se
han iniciado en el consumo de drogas; se debe procurar detectar e intervenir
tempranamente, entregando orientación y apoyo para detener el uso de dro-
gas, y/o referir a un especialista si es necesario.
En este nivel las personas presentan problemas de consumo de drogas, pero aún
pueden ser revertidos, a través de motivación, hacia la adopción de conductas
saludables.
Las acciones de Prevención se basan en evitar el consumo problemático de
drogas, por lo que actúa cuando ya se han producido los primeros contactos
con ella, es decir, trabaja con población que es consumidora esporádica o fre-
cuente. Sus objetivos están asociados a la prevención del consumo indebido
(prevención del abuso de drogas lícitas y uso de drogas ilícitas) y la detección
temprana de los consumidores iniciales. La prevención secundaria está relacio-
nada específicamente con la realidad del consumo dentro de la organización.
La prevención secundaria considera:
– Prevención y regulación del consumo de cigarrillo y alcohol dentro de la
empresa.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
118
– Acciones a seguir en caso de consumo de drogas ilegales dentro de la
organización.
– Generación de un sistema de normativas de consumo de drogas ilegales.
– Acciones a seguir cuando un trabajador se encuentra bajo los efectos de
algún fármaco prescrito y eventualmente le produce cambios en su desem-
peño laboral.
– Planes de capacitación e información para personas que se encuentren co-
menzando con el consumo, y así inducir a que lo dejen.
– Acciones para evitar conductas proconsumo en reuniones de la empresa.
– Potenciar la disminución de los factores de riesgo que se asocian al consumo
de drogas, como estrés, endeudamiento, clima laboral, entre otros.
3. NIVEl DE PREVENCIÓN TERCIARIA
Está dirigida a una minoría de trabajadores que ya es dependiente del consumo
de drogas y que requiere un tratamiento especializado o prevención terciaria.
Se relaciona directamente con modalidades de tratamiento y rehabilitación,
dado que trabaja con población que es consumidora permanente y que abusa
del consumo de drogas, por lo que busca evitar que la situación empeore y
disminuir las secuelas o daños asociados a la dependencia.
La dependencia a una droga resulta un proceso doloroso y complicado, en el
que la persona va perdiendo sus capacidades e intereses vitales. La posición
comprensiva ante el problema es la mejor manera de lograr la rehabilitación
del trabajador.
Existe una amplia red de apoyo en el tratamiento de dependencias que se otor-
gan y eligen de acuerdo a las características particulares de cada caso. Cada
organización, en conjunto con los representantes de los colectivos de la empre-
sa, debe tomar acuerdos con respecto a los planes de tratamiento que conside-
rará más adecuados, en caso de presentarse trabajadores con adicción a las
drogas.
11�
ÁMBITO LABORAL
Es importante destacar la importancia que tiene para la rehabilitación el proyec-
to de vida de la persona dependiente, el apoyo de la familia y también de un
ambiente de trabajo que puede ofrecerle la reinserción una vez rehabilitado.
La prevención terciaria considera:
– La prevención de los daños personales, familiares, laborales y sociales aso-
ciados al abuso de drogas.
– Acciones a seguir frente a trabajadores y sus familias que presentan adic-
ción o dependencia a algún tipo de droga, las medidas rehabilitadoras que
se tomarán con ellos y cómo se manejará el problema dentro de la organi-
zación.
– Sistemas de reinserción laboral que se potenciarán frente a los procesos de re-
habilitación, como métodos de seguimiento y apoyo, y oportunidades que se
entregarán al trabajador dependiente, en caso de recaídas o reincidencias.
La reinserción laboral es la etapa final de la rehabilitación, donde se rehacen
vínculos, donde se necesita el apoyo de personas significativas, donde induda-
blemente aparecen como clave la familia y el componente trabajo. Durante la
reinserción se deben restaurar los vínculos a un grupo de pertenencia, a una
familia y o una comunidad.
Es necesario que la empresa apoye a los trabajadores en proceso de tratamien-
to y rehabilitación y conserve sus puestos de trabajo en las mismas condiciones
previas a la detección de su enfermedad, a sola condición de que se sometan a
la terapia recomendada por el especialista médico. También en la medida que
los recursos profesionales lo permitan debe efectuarse una labor de acompaña-
miento y seguimiento en el proceso de reinserción laboral, social y familiar. Por
su parte el trabajador debe comprometerse a seguir estrictamente el tratamiento
indicado para evitar una reincidencia.
En muchas ocasiones el trabajador que necesita tratamiento puede hacerlo sin
abandonar su trabajo, en horarios fuera de él, cuando el grado de complejidad
así lo amerita, pero muchas veces las personas deben ser desvinculadas de su
trabajo para acceder a la rehabilitación. En ambos casos, cuando culmina el
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
1�0
tratamiento, la reinserción laboral -como fase final del tratamiento- reviste gran
importancia porque tiene que ver con la oportunidad del trabajador para re-
adaptarse a su puesto de trabajo y en algunas oportunidades por razones mé-
dicas integrarse a otro puesto.
En una política integral de prevención debe estar incorporada la Reinserción
laboral como un compromiso de todos. Debe brindar oportunidades de reinser-
ción a los trabajadores que decidan incorporarse a tratamiento por consumo de
drogas, teniendo en cuenta las siguientes consideraciones:
• Conservar los puestos de trabajo en las mismas condiciones previas a la
detección de su enfermedad.
• Acompañamiento y seguimiento en el proceso de reinserción laboral, fami-
liar y social, de acuerdo a los recursos profesionales.
Por su parte el trabajador debe comprometerse a cumplir estrictamente con el
tratamiento indicado por el profesional tratante, como también cumplir en su
proceso de reinserción.
4. ASPECTOS NORmATIVOS
a) En relación al control y la detección del consumo
El consumo de drogas en los diferentes ámbitos de la vida de las personas ha
ido en aumento y en el mundo del trabajo éste también ha evolucionado, trans-
formándose en una preocupación importante para los empresarios, para los
ejecutivos que dirigen las organizaciones y también para los trabajadores.
Como una forma de “controlar la situación” en algunas empresas, se ha implan-
tado el test de detección del consumo. La experiencia ha mostrado que estas
medidas no son en sí una buena herramienta de prevención. En los casos en que
el control se hace fuera del contexto de una política de prevención, sin haberlo
concordado con los trabajadores, aparece como una práctica que invade la
intimidad y que se transforma en un elemento que deteriora las relaciones labo-
rales y, por lo tanto, no tiene eficacia preventiva buscada.
121
ÁMBITO LABORAL
Sin embargo, en ocasiones es necesario establecer medidas disciplinarias y de
control sobre todo ante trabajos críticos, de alta complejidad, o que implican
riesgos para el trabajador, sus compañeros y los clientes o usuarios.
En este contexto debemos analizar que existen intereses fundados en los dere-
chos, tanto para los trabajadores como para los empresarios, lo que se encuen-
tra normado y garantizado por la constitución.
Es claro que las personas que consumen drogas se exponen con mayor facilidad
a riesgos en su trabajo, así como también afectan la productividad o el servicio
que prestan en la empresa, es por esto que es necesario promover una política
basada en la prevención, más que en control, debido a que la mejor forma de
controlar la problemática es enfatizar en programas de prevención específicos,
donde promoción de la salud y de la calidad de vida, el bienestar y la seguri-
dad, sean los ejes de la política. En general, se tiende a incentivar la autodetec-
ción de los afectados, dado que ha demostrado ser una estrategia más eficaz,
por que la persona busca ayuda en forma espontánea donde existe un sistema
que responde con respeto por la dignidad manteniendo la confidencialidad.
La organización puede incorporar en sus políticas un sistema de diagnóstico y
control con fines preventivos, en los procesos de selección, ante algún incidente
grave, ante un accidente del trabajo, como también en estamentos o funciones
críticas donde ponga el riesgo a terceros. En todo caso esta política debe ser
conocida por todo los trabajadores de la empresa.
Ante la eventualidad de tener que ejecutar exámenes de detección de drogas se
debe considerar alguna institución o laboratorio que cumpla con los estándares
internacionales y que entregue un servicio eficiente que asegure a las empresas
solicitantes y al donante un sistema de cadena de custodia, que garantice la
confiabilidad y transparencia del proceso, como también respaldo necesario
frente a eventuales reclamos.
b) En relación al control de la oferta
Cuando hay personas que consumen en cualquier ámbito de la sociedad debe-
mos pensar que existe en su entorno algún proveedor. Aunque no hay antece-
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
1��
dentes fi dedignos, es lógico presumir que cuando las personas consumen en la
empresa la droga puede ser adquirida a algún proveedor que puede ser parte
de la misma empresa, o tener accesibilidad a ella.
Con respecto al tráfi co y comercialización de drogas, o inducir al consumo por
cualquier medio en una empresa o trabajo -al igual que en cualquier espacio
de la sociedad- reviste características de delito y es sancionado penalmente por
la Ley 20.000.
De lo anterior se desprende que aunque no exista una política de drogas en una
empresa el tráfi co que se produzca a su interior es un delito y las personas que
incurran en esta falta pueden ser denunciadas a los tribunales correspondientes.
D. PROgRAmA “TRABAJAR CON CAlIDAD DE VIDA”
Para instalar la prevención de la problemática de alcohol y dro-
gas es necesario desarrollar un programa basado en una po-
lítica corporativa y sustentable articulada con el sistema de
gestión de la organización.
El programa “Trabajar con Calidad de Vida“ tiene como objetivo lograr que
cada empresa e institución desarrolle una política de prevención del consumo
de drogas y alcohol como parte de la política de recursos humanos. Considera
los principios y recomendaciones planteados por la Ofi cina Internacional del
Trabajo (O.I.T.) y la Organización Mundial de la Salud (O.M.S) para implemen-
tar políticas de prevención en el mundo del trabajo.
La fi losofía del repertorio de la Ofi cina Internacional del Trabajo enfatiza en es-
trategias de educación y no represivas, coherente con el aumento del nivel de co-
nocimiento y toma de conciencia sobre la materia, permitiendo la autoevaluación
de las personas en lo que se refi ere al consumo de drogas, facilitando el cambio
de actitudes y de comportamiento de riegos, y potenciando el desarrollo de ac-
ciones de promoción de la salud, de prevención primaria, secundaria y terciaria.
El programa instala y organiza el tema de la prevención dentro de la empresa
o institución, y ello debe estar a cargo de un grupo que organice los pasos a
D. PROgRAmA “TRABAJAR CON CAlIDAD DE VIDA”D. PROgRAmA “TRABAJAR CON CAlIDAD DE VIDA”
Para instalar la prevención de la problemática de alcohol y dro-
gas es necesario desarrollar un programa basado en una po-
lítica corporativa y sustentable articulada con el sistema de
El programa “Trabajar con Calidad de Vida“ tiene como objetivo lograr que
123
ÁMBITO LABORAL
seguir en su generación, que haga un diagnóstico general, que sensibilice a los
trabajadores y directiva y que sea capaz de convocar a un grupo representati-
vo de trabajadores para generar una política y una estrategia de acción en la
prevención del consumo de drogas al interior de la organización.
Se entiende por política preventiva del consumo de drogas:
“aquella que entrega los lineamientos para el desarrollo de un plan y estra-
tegias de acción al interior de la organización, tendientes a la prevención de
conductas de riesgo y abordaje de los problemas asociados al consumo de
drogas, a fin de mejorar los niveles de salud, seguridad y la calidad de vida de
los trabajadores y sus familias”.
La política debe contar con el respaldo de directivos, gerentes y de todos los tra-
bajadores, quienes deben participar en su generación y estar convencidos de los
beneficios que traerá para la organización. Vale decir, debe ser consensuada y
producto de un trabajo en equipo que involucre a los distintos colectivos.
¿En qué consiste el Programa “Calidad de Vida”?
Este programa ofrece lineamientos y metodología técnica para el desarrollo de
un plan y estrategias de acción al interior de cada organización laboral, que
tienden a prevenir conductas de riesgo y abordar los problemas asociados al
consumo de drogas y alcohol.
El programa se apoya preferencialmente en un modelo de prevención cuyo prin-
cipio fundamental es la valoración de la vida y la capacidad de las personas de
mejorarla trabajando colaborativamente.
El modelo distingue los tres tipos de intevenciones preventivas, según el nivel de
consumo de parte de los trabajadores, y se asocia a la metáfora del semáforo.
Área (verde) que reúne al conjunto de trabajadores que no tiene problemas
de consumo de drogas. Esta área representa a la mayoría de los trabajadores,
donde se realiza prevención primaria.
Área intermedia (amarilla) que ubica a los trabajadores que presentan proble-
mas de consumo de drogas, pero que aún pueden ser revertidos, a través de
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
1��
motivación, hacia la adopción de conductas saludables. Ellos requieren preven-
ción secundaria.
Área roja que representa a una minoría de trabajadores que ya es dependiente
del consumo de drogas y que requiere un tratamiento especializado o preven-
ción terciaria
En la metodología para el diseño e implementación de la política se han defi ni-
do siete pasos que, al inicio, están dirigidos a obtener información de la orga-
nización y a buscar el apoyo e interés de los diferentes trabajadores. Luego, se
sugiere un trabajo de equipo basado en la realización de ejercicios prácticos o
reuniones grupales, para la determinación de los objetivos y planes de acción
de la política. Por último, la puesta en marcha de lo acordado y su correspon-
diente evaluación.
Los diferentes pasos o etapas de la metodología son necesarios para estable-
cer un diseño consensuado de política preventiva que permita regular, prevenir y
abordar los problemas de consumo de alcohol y drogas en cada organización en
particular. Los pasos o etapas constituyen una secuencia lógica, que debe termi-
nar en un producto concreto y conocido por todos: una política escrita y un plan
de actividades estratégicas de prevención.
¿Cuáles sonlos 7 Pasos?
•Compromiso con la Dirección
•Conformación del equipo preventivo coordinador
•Diagnóstico inicial
•Sensibilización de la Institución
•Realización del taller de política preventiva
•Escrituración, compromiso y difusión de la Política
•Evaluación de la Política
125
ÁMBITO LABORAL
PRImER PASO: COmPROmISO DE lA DIRECCIÓN
Una política de prevención eficaz requiere del compromiso de los máximos di-
rectivos de la institución para iniciar el trabajo preventivo de manera sólida y
acorde a la cultura organizacional.
Los empleadores o directivos deben participar en la definición de un grupo res-
ponsable de la coordinación de la política, y darles su confianza para delegar
el trabajo organizativo mientras se ejecuta el taller de prevención.
SEgUNDO PASO: CONFORmACIÓN DEl EqUIPO COORDINADOR
La política y plan de prevención del consumo de drogas al interior de la orga-
nización deben ser liderados por un equipo responsable: el equipo preventivo
coordinador. Este grupo de personas estará a cargo de engranar e implementar
los siguientes cinco pasos de la conformación de la política. Un equipo validado
y motivado, tanto por la dirección como por los representantes gremiales y em-
pleados de la organización, que cuente con cierta experiencia en el trabajo con
recursos humanos, bienestar, prevención de riesgos, salud ocupacional, etc.
TERCER PASO: DIAgNÓSTICO
La acción preventiva debe partir de la realidad de cada empresa. Es convenien-
te recolectar datos desde tres vertientes: información sobre la cultura organiza-
cional, información sobre la percepción de los trabajadores de los factores de
riesgo y protección que posee la organización e información sobre el estado del
consumo en el lugar de trabajo.
El diagnóstico se realiza para definir los objetivos de la política, para sensibili-
zar y lograr el compromiso de empleados y empleadores. Por último, entrega
información para focalizar de manera óptima las estrategias de prevención.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
1��
CUARTO PASO: SENSIBIlIzACIÓN
La sensibilización trata de generar un estado de ánimo favorable hacia el plan
de prevención y lograr el compromiso de todos los integrantes de la empresa.
Su objetivo es motivar a los integrantes de la organización sobre los beneficios
y la necesidad de abordar la prevención del consumo de drogas en su lugar
de trabajo, entregando datos sobre cómo se comporta el fenómeno y las conse-
cuencias del consumo a nivel personal, familiar y organizacional. La motivación,
participación y apoyo en la generación y elaboración de la política de preven-
ción, dependerán en gran parte de esta etapa.
qUINTO PASO: gENERACIÓN DE lA POlíTICA PREVENTIVA
Mediante trabajo de taller se define la política y el plan de acción de pre-
vención. Está compuesto de seis sesiones de trabajo, con indicaciones para su
desarrollo. Éstas son dirigidas por miembros del equipo coordinador; los parti-
cipantes son representantes de los trabajadores, que tienen la responsabilidad
de definir, con sus aportes y experiencias, una serie de acciones asociadas a la
calidad de vida en el trabajo, fundamentales para la prevención del consumo
de drogas en la organización.
SExTO PASO: ESCRITURACIÓN y DIFUSIÓN
La política que resulte del trabajo del taller indicado debe quedar escrita y
registrada en un documento oficial. Los acuerdos alcanzados, relativos a las
acciones, objetivos y procedimientos deben ser redactados en forma clara y
precisa, de modo que todos los miembros de la organización puedan conocer
y comprender las implicancias de la política con posterioridad. La escrituración
es responsabilidad del equipo preventivo coordinador; es fundamental la pre-
sencia de la jefatura o gerencia, de manera de evaluar la factibilidad de las
acciones involucradas en la política y generar un compromiso con la dirección
de la empresa.
12�
ÁMBITO LABORAL
SéPTImO PASO: EVAlUACIÓN
En el marco de la gestión integral de la política de prevención de drogas, la eva-
luación del programa es un proceso permanente y continuo de valoración, que se
inicia con el diseño de la política y acompaña toda la vida del programa hasta
finalizar su ejecución.
La evaluación garantiza que la política se mantenga viva en la organización, de
manera eficiente y eficaz.
Cada uno de estos pasos conlleva un trabajo de equipo, y una secuencia de-
terminada. El Equipo Preventivo Coordinador estará a cargo de realizar una
evaluación que asegure el adecuado avance hacia el siguiente paso.
El modelo de calidad de vida nos permite ir avanzando en el conocimiento de
como debemos intervenir en el mundo laboral, resguardando su cultura, los có-
digos y formalidades para que los programas o iniciativas tengan el mayor im-
pacto posible en la prevención del consumo de drogas en los trabajadores y sus
familias. Un antecedente claro y fundamental es diseñar la intervención como
una parte de la gestión de recursos humanos, como una política de calidad de
vida, de salud ocupacional y prevención de riesgos, donde se fortalezcan los
factores protectores y se disminuyan los factores de riesgo, tanto personales
como los asociados al medio laboral.
Una vez acordada, la política supone una continuidad indefinida, de manera
que forme parte de la cultura, el plan y los objetivos de la organización. Para el
adecuado logro de los objetivos se propone una evaluación permanente.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
1�8
E. PROgRAmA PREVENIR EN FAmIlIA EN El AmBITO lABORAl
La familia es el único grupo social en el que participan todos los miembros de la
sociedad, y cada trabajador es miembro de una de ellas. Por ello, es necesario
impulsar acciones preventivas con los trabajadores y sus familias donde existan
espacios de reflexión y aprendizaje centrados en aquellos factores que promue-
ven un estilo de vida saludable y un clima familiar protector frente al riesgo que
la vida moderna conlleva.
El programa prevenir en familia permite que el trabajador se fortalezca y se
desarrolle a través de la entrega de herramientas que le permiten enfrentar posi-
tivamente el mundo que le toca vivir, tanto con su familia como en sus relaciones
laborales y sociales. Por esto se espera como resultado de la aplicación que in-
cida fuertemente en la mejora de su gestión en la organización. El programa no
solo protege acerca de la presencia de problemas de consumo de drogas, sino
que ofrece a todos los integrantes de su familia la posibilidad de desarrollarse
en forma más sana y plena.
La incorporación de monitores en familia en el ámbito laboral es una estrategia
muy útil y efectiva para dos tareas fundamentales en la intervención con organi-
zaciones. La primera es sensibilizar e impulsar la incorporación de la prevención
del consumo de drogas en su interior y, la segunda, donde nos ha demostrado
mayor impacto, es a través de la incorporación del programa como parte del
plan y política de prevención diseñado por la empresa o servicio, debido a que
existe un mejor acoplamiento estructural del programa en relación con los fines
organizacionales de las empresas, lo que produce un carácter de formalidad
que facilita el alcance de objetivos y, finalmente, un alto compromiso de los mo-
nitores con su aplicación. “En este ámbito se verificó una mayor participación de
monitores de sexo masculino”33.
“Las empresas que no cuentan con una cultura basada en la prevención, el
cuidado por el recurso humano y la familia muestran más obstáculos a la hora
33 Evaluación de procesos y resultados, Módulo cualitativo programa “Prevenir en familia” del Consejo Nacional para el control de estupefacientes, CONACE. LADO HUMANO, ASESORÍAS Y ESTUDIOS MARZO, 2004.
12�
ÁMBITO LABORAL
de ceder los espacios para llevar a cabo las actividades del programa; por otro
lado los empleados no están dispuestos a invertir su tiempo libre en este tipo de
programas.34”
F. PRINCIPAlES DESAFíOS DEl ÁmBITO lABORAl
Implementar el Programa “Trabajar con calidad de Vida” en los municipios, ins-
tituciones públicas y privadas para que desarrollen programas y estrategias de
prevención del consumo de drogas insertas en la política de Recursos Humanos
como parte de la salud integral, de acuerdo a las características de los rubros
de la producción y funciones de riesgos y vulnerabilidad.35
Promover la participación de las familias de los trabajadores en empresas públi-
cas y privadas en el programa “prevenir en familia”.
Fomentar y facilitar la integración socioocupacional de las personas drogode-
pendientes, en proceso de rehabilitación, a través del modelo piloto aplicado
en regiones focalizadas.
Consolidar y fortalecer continua y permanentemente el sistema de coordinación
intersectorial con las instituciones públicas; vinculadas a la seguridad en el trabajo
a la prevención de riesgos, salud laboral y capacitación de habilidades para el
desempeño, a fin optimizar recursos y lograr coherencia entre la prevención de
drogas en el trabajo y las políticas pública que se desarrollan en el ámbito laboral.
Mantener una relación constante con las organizaciones empresariales, a fin
de que, como parte de la responsabilidad social, impulsen programas de pre-
vención para los trabajadores y su familia, como también se motiven acerca de
la integración socioocupacional de personas con problemas de consumo en
rehabilitación.
Capacitar y transferir habilidades en prevención de drogas, primaria, secunda-
ria y terciaria, a directivos y profesionales del área de recursos humanos.
34 Ibíd.
35 Se debe focalizar el programa según la planificación y metal anuales propuestas.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
130
Capacitar y desarrollar habilidades en los profesionales del CONACE, en el
ámbito de las relaciones laborales y recursos humanos para insertar eficazmen-
te un programa de prevención de drogas en el ámbito laboral.
Instalar y habilitar equipos preventivos coordinadores para que desarrollen el
programa ”trabajar con calidad de vida”, dirigidos a los trabajadores y su fa-
milia.
Impulsar la implementación de programas y el compromiso de las empresas,
que impliquen generar oportunidades y espacios de reinserción laboral a perso-
nas que han pasado por un proceso de rehabilitación.
Sistematizar la información recopilada a través de los diagnósticos de las orga-
nizaciones participantes en el Programa Calidad de Vida para evaluar y cono-
cer la realidad del fenómeno del consumo de drogas, de la región y del país.
131
ÁMBITO DE VULNERABILIDAD SOCIAL
V. ÁMBITO VULNERABILIDAD SOCIAL
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
13�
A. OBJETIVOS ESTRATégICOS
• Incorporar a niños/as y jóvenes de la calle y/o desertores escolares a programas y proyectos de prevención del consumo de drogas.
• Insertar y reinsertar socialmente a niños/as y jóvenes de la calle y/o desertores del sistema escolar.
• Disminuir el consumo de drogas y daños asociados en grupos vulnerables o en riesgo social.
• Dar respuesta especializada a niños/as y jóvenes de mayor vulnerabilidad social con problemas de consumo de drogas, a través de programas y proyectos acordes con sus necesidades y entorno.
B. FUNDAmENTACIÓN ÁmBITO VUlNERABIlIDAD SOCIAl
Es posible afi rmar que la asociación entre marginalidad y drogas reviste espe-
cial importancia, asumiendo que, si bien el consumo de drogas es un fenómeno
social que cruza a todos los sectores, es en la marginalidad donde adquiere
un cariz más grave y complejo, constituyéndose en un nuevo daño, que agrava
y profundiza la condición de exclusión social. Carencias familiares y sociales,
graves défi cit en la estructura de oportunidades y recompensas que ofrece la
sociedad, un contexto siempre falto de oportunidades de empleo y desarrollo
personal, empuja a estos niños/as y adolescentes a llenar sus carencias y a
socializarse en y con la droga, cuestión facilitada y agravada por la presencia
casi permanente de ella en su entorno social.
Se trata, por tanto, de una población gravemente vulnerada en sus derechos, en
alto riesgo de quedar marginada del desarrollo, y sin posibilidades de aportar
sus capacidades al país, ni de cumplir las metas de 12 años de educación que
se ha planteado el gobierno. Todo esto nos lleva a plantear que en ellos la
droga constituye un problema social, en el que confl uyen pautas de consumo
que refuerzan y agravan la marginalidad, y propician que se perpetúe el círculo
de la pobreza y la exclusión. Son éstas las razones que fundamentan la tarea
133
ÁMBITO DE VULNERABILIDAD SOCIAL
preventiva y terapéutica emprendida por CONACE, formando parte de las po-
líticas promovidas por el gobierno y que se orientan a igualar oportunidades y
reducir las brechas de iniquidad.
En nuestro país un porcentaje de los niños/as y adolescentes, pertenecientes a fa-
milias ubicadas en los quintiles más bajos de ingreso, se encuentran en condicio-
nes de grave vulnerabilidad social; su familia y la escuela no han cumplido su rol
protector, y su vida se desarrolla en un entorno cargado de violencia o de mode-
los transgresores. Una parte de ellos se encuentra aún escolarizada, pero en una
situación de extremo riesgo e inestabilidad, mientras otros están definitivamente
fuera del sistema escolar, calculados entre 120.000 a 250.000. En todos ellos el
riesgo de consumir drogas es muy elevado, así como la presencia de conductas
violentas que en muchos ha derivado en actividad delictual. En un grupo de ellos,
que si bien no parece numeroso, el problema adquiere extraordinaria gravedad:
son los que viven en la calle, no cuentan con familia, corren riesgo de explotación
sexual y, en su mayoría, son consumidores problemáticos (abuso o adicción) de
pasta base o solventes. Son los llamados niños/as y adolescentes de la calle.
La formulación de programas específicos de prevención o tratamiento del consu-
mo de drogas en población infanto-adolescente en grave vulnerabilidad social,
constituye uno de los objetivos estratégicos en el ámbito de la reducción de la
demanda, y es una tarea de alta prioridad para CONACE.
En consideración a las características de esta población y al enfoque holístico
con que se aborda el consumo, la orientación del CONACE apunta una inter-
vención preventiva o terapéutica que esté vinculada y forme parte de un proce-
so global de intervención psicosocial. Ello se considera una condición necesa-
ria, así como lugar adecuado, para el logro de un mayor éxito en los objetivos
preventivos o terapéuticos propuestos.
Dicha intervención psicosocial deberá estar sustentada en un enfoque integral,
orientado al fortalecimiento de los recursos personales y sociales de estos ni-
ños/as y adolescentes, mediante la oferta de nuevas condiciones y oportunida-
des para ayudarlos a salir de la marginalidad, abandonar el consumo e iniciar
un proceso de desarrollo que permita su plena inserción social.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
13�
C. mARgINAlIDAD INFANTO-ADOlESCENTE y CONSUmO DE DROgAS
La diversidad de los patrones de consumo es un hecho ampliamente reconocido.
“Distintos públicos consumen diferentes drogas, en distintos contextos y por distin-
tos motivos36”. Esta mirada diferenciada facilita el reconocimiento de la especial
gravedad que adquiere el consumo de drogas en la población infanto-adoles-
cente del mundo de la marginalidad social, ya que el tipo de droga que se con-
sume, y el conjunto de fenómenos psicosociales anexos, constituye una elevada
presencia de factores de riesgo, junto a una escasez de factores protectores.
Según el V Estudio Nacional del CONACE sobre consumo de Drogas en la Po-
blación General, mostró que los menores, entre 12 y 18 años que se retiran del
sistema escolar, tienen prevalencias de consumo de drogas inusualmente altas.
El grupo de desertores escolares (menores que trabajan o buscan trabajo) regis-
tra la mayor tasa nacional de consumo de marihuana en una cifra que bordea el
25% y están ampliamente expuestos también al uso de pasta base y cocaína. La
diferencia entre permanecer en el colegio o retirarse tempranamente eleva las
prevalencias en 5 veces en el caso de la marihuana como en el de la cocaína.
En el caso de los adolescentes imputados como infractores de ley, el consumo
de drogas alcanza cifras e impacto extraordinariamente mayores.
Una muy valiosa investigación realizada recientemente en la población SENAME
confirma esta gravedad, al demostrar que en los jóvenes cuya causal de ingreso
es la infracción de la ley penal, “los antecedentes de consumo de drogas lícitas
e ilícitas están presentes en casi todos los casos37”, siendo en la mayoría de
ellos un consumo abusivo o franca adicción. La información recogida en dicha
investigación muestra que si bien la marihuana está presente en todos los grupos
entrevistados, ella constituye una especie de droga “transversal”, sin un perfil
claro del consumidor y considerada por todos como de baja toxicidad y efecto
más bien lúdico. El problema se encuentra radicado en el consumo de pasta
base (PBC) y solventes.
36 Hopennhayn, M.: “Factores de contexto en el consumo de drogas psicoactivas”; CEPAL, 1997.
37 “La representación social del consumo de drogas en la población de menores pertenecientes al SENAME”. Informe ejecutivo; SKOPUS Ltda., 2002.
135
ÁMBITO DE VULNERABILIDAD SOCIAL
El estudio antes mencionado es muy claro al afirmar el papel “protagónico” que
esta droga, la PBC, está jugando en la vida de estos niños/as y adolescentes,
los que sin duda son también los más excluidos y carenciados. También allí se
concluye que “los consumidores de PBC son los que presentan el mayor daño,
tanto a nivel físico, emocional como social”. Los efectos del “endurecimiento”
pero muy especialmente la alta temeridad unida a los sentimientos paranoideos
y a la angustia intolerable que se experimenta cuando falta la droga necesaria
para calmarse, los lleva a conductas de descontrol y agresividad muy extrema.
Necesitan la pasta base para anestesiarse afectivamente, para calmar su do-
loroso y siempre insatisfecho deseo de pertenecer, de contar con vínculos, de
ser significativo y querido. La necesitan, como coraza contra las necesidades
básicas insatisfechas, el hambre, el frío y el dolor. En el caso de los solventes,
la necesitan para escapar a un mundo de fantasías y sueños que les permite
reemplazar la dureza de la propia realidad. Son, por eso mismo, las drogas
propias de la calle.
Hallazgos semejantes se encuentran en el Informe sobre una evaluación del
Programa de Libertad Asistida38, de la Fundación DEM, donde se atiende a ado-
lescentes entre 12 y 18 años, derivados por los Tribunales de Menores. En dicho
informe se indica que, de los 91 casos que egresaron el año 2000, el 73,62%
(67 casos), ingresaron por consumo de sustancias. Es decir, “al ingreso del plan
de atención, casi las tres cuartas partes del grupo presentaba consumo de tóxi-
cos”, la mayor parte de los cuales correspondía a policonsumo (46,26%).
Por otra parte, información recogida desde experiencias de instituciones ejecu-
toras de proyectos de CONACE, con población de calle (“caletas”), indica una
presencia de consumo abusivo, especialmente de inhalantes, en casi la totalidad
de ellos. Opinión similar aparece en los informes de ONG`s que trabajan con
población infanto-adolescente en explotación sexual (Raíces).
En estos niños/as y adolescentes más abandonados, aquellos desprovistos de
lazos familiares, y cuya vida transcurre en la calle, es en quienes drogas como la
38 Milán M. Ana María. “Metodología de atención en adolescentes con consumo de sustancias”. El Observador n° 19, SENAME.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
13�
PBC y los solventes tienen mayor presencia y son de más difícil erradicación, no
solo por ser más accesibles por el precio, sino también por ser mejores “satisfac-
tores” de las necesidades de esta población, cuestión que debe ser considerada
en el diseño de los programas de intervención.
Los niños, niñas y adolescentes que viven en familias con un elevado índice de
conflictividad entre los padres, que tienen malas relaciones familiares y con es-
casa disciplina o cuyos padres tienen problemas con el consumo de drogas o de
alcohol, son los que corren mayor riesgo de consumir drogas. Los niños, niñas y
adolescentes sin hogar, los que han sido expulsados del colegio o los que han
dejado de acudir a él, los adolescentes en conflicto con la ley o los que han
pasado por instituciones de menores, corren un mayor riesgo de experimentar
con drogas a una edad temprana y de tener problemas relacionados con el
consumo de éstas. Estos factores están muy relacionados entre sí y forman en
realidad una red de causas.
Las cifras son indicativas de este mayor consumo en población de alta vulnerabi-
lidad social, el cual se ve agravado por el predominio del uso de la pasta base
y de los inhalantes, es decir, de drogas de más alto poder adictivo y causantes
de daños de mayor gravedad, tanto en la esfera psíquica como somática. La
información entregada por las instituciones colaboradoras de la Red SENAME
confirma estas apreciaciones. Si se considera a los niños y niñas que ingresan
a la red de Protección, la cifra que se refiere a quienes mantienen algún tipo de
consumo, siendo en la mayoría de los casos de un consumo abusivo a franca
adicción, es elevada y preocupante (SKOPUS Ltda., 2002).
Antecedentes obtenidos en los distintos centros administrados directamente
por el SENAME señalan que un alto porcentaje de niños, niñas y adolescentes
presentan consumo de drogas. Se trata, específicamente, de un problema de
policonsumo y que dentro de las drogas más recurrentes se encuentran la mari-
huana, pasta base, neoprén y cocaína, además del alcohol y el tabaco. A nivel
nacional, aproximadamente el 95% de los adolescentes de los COD y CERECO
presentan consumos asociados a materias de infracción de ley. En el área de
DEPRODE la prevalencia año, es decir, en los últimos doce meses, el consumo se
13�
ÁMBITO DE VULNERABILIDAD SOCIAL
da en el 21% de los casos. Especialmente en niños/as en programas de niños/as
de y en la calle, ESCI y trabajo infantil.
Consumo de drogas, deserción escolar y delincuencia
Expertos en el tema de las conductas delincuenciales ubican el consumo de dro-
gas como uno de los factores de riesgo social que se encuentran en la base de
estos comportamientos, pudiendo afirmarse que la dependencia del consumo,
cuando ello ocurre en el mundo de la marginalidad y exclusión social, puede
conformarse en una combinación de elementos que sitúen con facilidad a los
sujetos en el camino de los conflictos con la justicia. Se describen condiciones
propias al consumo dependiente (especialmente tratándose de pasta base o
solventes), tales como la desinhibición de la conducta, la agresividad y las reac-
ciones desesperadas por la necesidad de adquirir la droga. A ello se agrega el
contacto con los traficantes que lleva a la convivencia cotidiana con el mundo
ilícito, los códigos éticos alternativos, y la resolución violenta de los conflictos.
Si bien no parece posible hablar de relaciones causales simples y unilineales,
en la adolescencia excluida y que vive en situación de calle, la asociación de
drogas, violencia y conductas transgresoras parece imponerse desde la lógica
de la supervivencia y la construcción anómica de la propia identidad. Cuando
la calle ha pasado a reemplazar a los espacios tradicionales de socialización,
como son la familia y la escuela y, como ocurre con los adolescentes margina-
les, cuando la tarea de construir identidad los encuentra profundamente caren-
ciados y desvalorizados, la calle y el grupo de pares les ofrece la posibilidad
de construir vínculos e identidad valorada a través de conductas contestatarias y
transgresoras, es decir, fuera del sistema de normas sociales, del cual no recibie-
ron las oportunidades que se necesitaban para alcanzar un desarrollo integral
y socialmente integrado.
La deserción escolar, y por ende el predominio de la calle, unido a la ausencia
de capacitación laboral, aparece en una alta correspondencia tanto con el ma-
yor consumo como con las conductas delictuales. Un estudio de los años 1992-
1994, situaba en un 81% la cifra de presos condenados que no habían llegado
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
138
a la educación media. Del mismo modo, una encuesta realizada en 1997 en
reclusos de Colina I y II mostró que las tasas de deserción escolar alcanzaban
un 92% en los condenados por robo, y que el 42% había dejado la escuela
entre los 11 y los 15 años de edad.
Respecto a la desescolarización como factor de vulnerabilidad social, el V Estu-
dio Nacional del CONACE sobre consumo de Drogas en la Población General,
manifiesta que los menores entre 12 y 18 años que se retiran del sistema escolar
tienen prevalencias de consumo de drogas inusualmente altas. El grupo de de-
sertores escolares (menores que trabajan o buscan trabajo) registran la mayor
tasa nacional de consumo de marihuana en una cifra que bordea el 25% y están
ampliamente expuestos también al uso de pasta base y cocaína. La diferencia
entre permanecer en el colegio o retirarse tempranamente eleva las prevalen-
cias en 5 veces tanto en el caso de la marihuana como de la cocaína. Es decir,
niños, niñas y adolescentes que se encuentran escolarizados, consumen cinco
veces menos que aquellos que no asisten a la escuela regularmente.
Un desafío importante en este aspecto es obtener información que permita pre-
cisar el universo que se necesita cubrir. Las cifras globales que mejor responden
a la población focalizada son las entregadas por la CASEN y que se refieren
a la población infanto-adolescente que ha “desertado” del sistema escolar, la
mayor parte de los cuales, en nuestra opinión, se encuentra en diferentes grados
de “situación de calle”. MINEDUC evalúa esta población desertora en 106
mil en todo el país, considerando la deserción en la educación media. Para
MIDEPLAN esta cifra asciende a 254 mil niños, niñas y adolescentes que han
abandonado el sistema escolar. Este universo corresponde a la totalidad de la
población entre 7 y 19 años que se encuentra sin estudiar ni trabajar, según la
información entregada por la CASEN 2000, y que a nuestro juicio es la más
cercana al universo que se debiera focalizar.
Complejidad del problema en las adolescentes
Si miramos el problema desde la dimensión de género, aunque no contamos
aún con estudios cuantitativos, la experiencia nos muestra una fuerte asocia-
ción entre embarazo adolescente, marginalidad y consumo de drogas. No te-
13�
ÁMBITO DE VULNERABILIDAD SOCIAL
nemos información que permita comprender con profundidad este hecho, el
cual constituye un problema de salud pública; ni las verdaderas razones que le
determinan, es decir, si se trata de una manifestación de comportamiento sexual
desprotegido agravado por los efectos de un consumo abusivo, o bien, constitu-
yen embarazos deseados, como reemplazo y satisfacción para la carencia de
afecto y valoración. En todo caso, la condición de embarazada de estas ado-
lescentes las coloca a ellas y sus hijos en una situación de mayor vulnerabilidad
y necesidad de una intervención médica y psicosocial.
D. PROgRAmA DE PREVENCIÓN SElECTIVA
El programa está dirigido a una población de niños y adolescentes que desa-
rrollan su vida en un entorno con graves carencias y acumulación de factores
de riesgo, falta de oportunidades y modelos transgresores. En ellos, el riesgo
de consumir drogas y presentar conductas violentas o delictuales es muy alto,
y constituye un factor que potencia y profundiza la exclusión social y la margi-
nalidad.
El enfoque del programa considera el “trabajo de calle”, pues el vínculo de con-
fianza del equipo psicosocial con los niños y adolescentes se construye en los lu-
gares donde éstos se encuentran; es integral, aborda el problema de las drogas
en el contexto de las condiciones físicas, psicológicas y sociales de los niños;
el tratamiento del consumo se hace a través de un programa especializado de
perfil comunitario; las actividades son motivadoras y orientadas a la promoción
de sus habilidades y competencias. Además, considera el trabajo con la familia,
la escuela y la comunidad con el objeto de potenciar condiciones resilientes, de
apoyo y protección.
líneas de acción
Proyectos psicosociales: se orientan a la prevención del consumo de drogas e
inserción social mediante el fortalecimiento de los recursos personales y sociales
de niños, niñas y adolescentes, y que potencian alternativas de desarrollo y
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
1�0
construcción de proyecto de vida. Son ejecutados por instituciones públicas y
organizaciones no gubernamentales financiadas y supervisadas por CONACE
en todas las regiones del país.
La intervención por parte de estos equipos contempla, mediante actividades psico
y socioeducativas, la prevención del consumo de drogas, el fortalecimiento de
lazos familiares y otros factores protectores, la promoción de la inserción social,
educacional y laboral, y, cuando corresponde, facilita el acceso a tratamiento de
drogas y otras problemáticas.
Fondo Interministerial de Reescolarización: la integración educacional de
estos niños y jóvenes es prioridad del programa. Reinsertarlos al sistema escolar
significa, además, el cumplimiento del mandato constitucional de garantizar a
todos los niños de Chile doce años de educación. A partir de un trabajo intersec-
torial encabezado por el Mineduc y la participación de CONACE, la División
de Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior y Sename, se acordó respal-
dar y fortalecer proyectos a cargo de equipos psicosociales, que preparen a los
niños y adolescentes para su reinserción al sistema escolar.
Se conformó un Plan de Apoyo a Iniciativas de Reescolarización, que apoyó
cuatro experiencias en el año 2004, y 24 en 2005, con una cobertura de
1.353 niños, niñas y adolescentes en riesgo social. Para 2006 se proyecta, ade-
más de dar continuidad a los proyectos existentes, ampliar el número de niños
en preparación para volver a la escuela.
Ambulatorios comunitarios: la temprana edad de inicio del consumo entre es-
tos niños y adolescentes y su relación con su condición de marginalidad, llevaron
a CONACE, en coordinación con Minsal y Sename, a diseñar esta alternativa
tratamiento.
Resultados
• Abordaje del consumo de drogas: 71% de los niños y adolescentes que
han participado en los proyectos psicosociales declaró algún nivel de consumo
de drogas; de ellos, un 53% presenta consumo problemático. Del total que
141
ÁMBITO DE VULNERABILIDAD SOCIAL
declara algún nivel de consumo, en un alto porcentaje de ellos ha sido posible,
a través de los proyectos, una importante reducción y, en muchos casos, la
suspensión del consumo, especialmente cuando se trata de inhalables.
• Reinserción escolar: un 70% de los niños atendidos por los proyectos se
encontraba desescolarizada al inicio del programa y un 28% en situación de
predeserción. A estos últimos, se les ofreció reforzamiento psicopedagógico,
en pro de su mantención en el sistema escolar. De los desescolarizados,
el 60% se encuentra en proceso de reinserción educacional; y un 23% se
ha reintegrado al sistema escolar, con apoyo de los equipos psicosociales.
Otros se encuentran rindiendo exámenes libres, o han optado por alternativas
como Chile Califica, el servicio militar o capacitarse laboralmente.
• Trabajo con las familias: los equipos picosociales se han esforzado por tra-
bajar con las familias de los niños atendidos, lo que ha hecho posible, en un
52% de los casos, establecer contacto y desarrollar un trabajo sistemático.
Especificidad de la intervención en la población en riesgo social
Una intervención orientada a prevenir o tratar el consumo de drogas, requiere
reconocer y asumir la especificidad de una población que se encuentra en etapa
infanto/adolescente que vive en situación de calle y en condiciones de grave
vulnerabilidad social.
El considerar la droga como una manifestación del conjunto de carencias y
daños psicosociales y la prevención del consumo como parte del proceso socio-
educativo orientado a un desarrollo sano y socialmente integrado, exige ligar lo
específico de drogas con el trabajo global del equipo psicosocial.
Al mismo tiempo, la visión de que se trata de procesos de desarrollo a través de
etapas o momentos, obliga a tomar en cuenta el tiempo requerido, que será más
o menos prolongado según: gravedad del daño psicosocial; la droga y patrón
de consumo; las condiciones personales y ambientales de riesgo y/o vulnerabi-
lidad, así como todos los factores resilientes o de protección existentes. Así, sea
cual sea el grado de complejidad del caso, y con ello el diseño más o menos in-
tensivo y prolongado de la intervención, será necesario asegurar su estabilidad
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
1��
y continuidad, ya que esto constituye un requisito indispensable para el éxito de
proceso y cumplimiento de los objetivos acordados. De igual manera, será nece-
sario alcanzar una eficiente coordinación intersectorial y comunitaria, como una
forma de asegurar que se cuente con la totalidad de los recursos requeridos.
Por otra parte, resulta indispensable reconocerla como una población disper-
sa, con débil o nula vinculación al sistema escolar, que no concurre espontá-
neamente a las instituciones o invitaciones formuladas desde el Estado, y que
requiere, por ello, de intervenciones proactivas, capaces de realizar un trabajo
de calle que permita llegar hasta ellos, ganar su confianza y crear vínculos de
afecto y compromiso.
Por último, y en relación con el consumo abusivo o adictivo de alta prevalencia
en los adolescentes que viven en la calle, que sufren explotación sexual o se
encuentran en condición de imputados, la revisión de la literatura y comuni-
caciones de expertos indican la necesidad de adecuar las estrategias de in-
tervención, puesto que las tradicionales, y aplicadas con los adultos, muestran
escasos o nulos resultados en la población adolescente, más aún si se encuentra
en situación de calle y condiciones de vulnerabilidad social. Cuestiones como
la intervención sanitaria como complemento de la intervención psicosocial, la
comprensión del papel del vínculo y de la “tutoría”, y la vinculación entre la
motivación a reducir o abandonar el consumo con las nuevas experiencias y
motivaciones de sentido que van surgiendo en el proceso psicosocial, constitu-
yen algunos de los aspectos que deben ser considerados en la tarea de lograr
especificidad y pertinencia en esta intervención.
En cuanto al tratamiento de las personas con consumo problemático de drogas,
el CONACE ha diseñado e implementado desde el año 2001 un Programa de
planes de tratamiento diferenciados según niveles de complejidad, dirigido a la
atención de la población general; dentro de ella, en forma minoritaria, existe
oferta para la población infanto adolescente. Durante el año 2003, en conjunto
con el Ministerio de Salud, se desarrolla el diseño del Programa de tratamiento
y rehabilitación para la población infanto adolescente con consumo problemá-
tico de drogas, basado principalmente en un enfoque comprensivo y con pers-
143
ÁMBITO DE VULNERABILIDAD SOCIAL
pectiva evolutiva. El trabajo con los ejecutores de programas dirigidos a esta
población ha evidenciado la escasez de oferta asistencial específica para este
segmento tanto en la línea de tratamiento como en los proyectos psicosociales
y de reescolarización.
Criterios orientadores del programa de marginalidad: Enfoque Integral
El objetivo de prevenir el consumo, de reducirlo y/o suspenderlo, representa un
complejo cambio que debe llevar a cabo el adolescente, y que solo es posible
lograr si se desarrolla en estrecha ligazón con un proceso de cambio global.
En este sentido, coincidimos con lo expresado por la especialista española
Carmen Arbex, quien plantea que “es necesario mirar al adolescente desde
la globalidad, sin pretender intervenir haciendo foco en el consumo, sino que
abordándolo dentro de un paquete más amplio”.
Se requiere, por tanto, un enfoque que permita esta integralidad; que busque
comprender los por qué y para qué de la droga; que recoja e identifique el
conjunto de factores o condiciones que empujan al consumo constituyendo los
llamados factores de riesgo; que intente comprender el sentido o utilidad que
pueda tener para ese adolescente marginal la droga y que reconozca, al mismo
tiempo, todas las capacidades resilientes y de logro que hay y pueden desarro-
llarse en él, así como el conjunto de condiciones potencialmente protectoras del
entorno, especialmente aquellas del ámbito familiar.
Reconocidas experiencias que se llevan a cabo, permiten afirmar que la inter-
vención específica, es decir, la motivación al no consumo o a su reducción y
abandono, se va logrando en la medida que ella se va incorporando y hacien-
do parte del entretejido de las nuevas experiencias y motivaciones que van
surgiendo en su proceso de desarrollo. Se trata de experiencias y motivaciones
que requieren estar afirmadas siempre en la confianza y el afecto que provee
el educador o tutor.
En este complejo proceso de nuevas experiencias y motivaciones serán funda-
mentales, entre otras, las actividades con sentido que se llevarán a cabo; las
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
1��
experiencias de logro que van modificando la autoestima y abriendo camino a
nuevas identidades valoradas; los nuevos aprendizajes de autocontrol y manejo
de impulsos. Todo ello va configurando el proceso de cambio: el que se intenta
generar respecto al consumo, cambio que para ser consistente debe formar par-
te de un proceso de autonomía y autoconciencia, que a su vez requiere de una
metodología que evite la dependencia buscando estimular a los adolescentes
para que se apropien y co-construyan su experiencia.
Es en este proceso socioeducativo, de crecimiento y desarrollo, donde se avanza-
rá en el autocuidado y la toma de conciencia respecto a los efectos de la droga,
cuando se trate de adolescentes que no consumen o solo lo hacen de manera
experimental y ocasional. Será también este proceso la base fundamental para
la posibilidad de una intervención intensiva frente al consumo abusivo o adictivo,
en donde deberá intervenir un especialista y recursos del ámbito sanitario.
Por último, el planteamiento de un enfoque integral requerirá, aunque el centro
es el sujeto adolescente, intervenir en todos los factores de contexto a los cuales
sea posible llegar. La familia, como agente central y en ella la madre; la comu-
nidad y los agentes educativos, formales e informales, con los cuales debe o
deberá interactuar el adolescente.
Equipo psicosocial y ámbito comunitario
Un enfoque integral y en perspectiva de desarrollo exige que la base de la inter-
vención este radicada en el equipo psicosocial y en el ámbito comunitario.
Este equipo es el que podrá hacer el acercamiento en la calle de los niños y
adolescentes, es decir, la política proactiva que se está propiciando. Solo ellos
y en este trabajo de calle, podrán crear el vínculo de confianza y afecto que
sabemos constituye la base para el proceso socioeducativo y de desarrollo a
través del cual aparecen nuevos sentimientos de sí mismos, nuevas capacidades
y nuevas motivaciones. Y es, en este entramado de nuevas condiciones y expe-
riencias de cambio, donde será posible desarrollar una estrategia motivacional
para prevenir o superar el uso de la droga.
145
ÁMBITO DE VULNERABILIDAD SOCIAL
El equipo psicosocial, conocedor de la vida de la calle y la marginalidad,
será quien establezca relaciones cercanas con las familias, organizaciones y
conjunto de la comunidad, es decir, es quien tiene facilidad para acceder a
los agentes que constituyen factores de daño, y puede intervenir con mayor
éxito en desarrollar sus potencialidades para constituirse en factores de apoyo
y resiliencia.
Por último, será la inserción comunitaria de este equipo, lo que permitirá que
se pueda abordar de manera integral y holística al conjunto de condiciones
o factores, que estén interviniendo en el comportamiento del adolescente, difi-
cultando con esto un proceso de cambio. Se trata de condiciones ambientales
que constituyen la repetición de experiencias de abandono, o actitudes que lo
siguen marcando y rotulando con estigmas que lo empujan a identidades trans-
gresoras, o que lo retienen en el espacio de la droga y la exclusión social. Es en
la comunidad, con sus actores relevantes, con sus familias y otros significativos,
donde este equipo puede y debe intervenir, teniendo la competencia y habili-
dad para ello, además de la presencia y validez en la comunidad.
Por último, un equipo psicosocial, en el ámbito comunitario, podrá cumplir el
papel de actor central para la articulación, a través de redes, de los recursos co-
munales y sectoriales necesarios para cumplir etapas fundamentales del proce-
so de desarrollo e integración del adolescente, y asimismo de las intervenciones
necesarias para los agentes fundamentales, como el caso de la familia y otros
adultos significativos.
Continuidad del proceso y cumplimiento de etapas
Un proceso de desarrollo psicosocial que implique prevención o tratamiento
del consumo y permita la construcción de un proyecto de vida sano e integra-
do a la sociedad, requerirá pasar por distintas etapas, cada una necesitará
contar con recursos específicos. Así el trabajo de calle y el educador con ex-
periencia en este trabajo será necesario en todos los casos. Si se trata de niños
desvinculados de la familia, el proceso exige contar con el recurso de la Casa
de Acogida o Casa Abierta, en la cual se inicia el proceso de abandonar la
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
1��
calle. No ocurre eso con la población en la calle, aquella en la que su vida de
calle se desarrolla en su barrio y cuenta con hogar y familia, para quienes se
requerirá de un local comunitario, que facilite la realización de las diferentes
actividades, las cuales constituyen el sustento del programa socio - educativo
que se llevará a cabo.
Muy precozmente, y siempre formando parte del plan individual del adolescen-
te y asegurándose que se cuenta con su aprobación, se deberá buscar el acer-
camiento a la familia o el adulto significativo, para involucrarlos en el proceso
del adolescente, y asegurar que pueda cumplir un rol facilitador en él.
Para el objetivo de inserción educacional, cabe destacar la creación, durante el
año 2004, del Programa Intersectorial de Reescolarización, que consiste
en un Fondo de Apoyo a proyectos de Reescolarización orientados a población
infantoadolescente en vulnerabilidad social. Dicho Programa cuenta con fondos
de MINEDUC; División de Seguridad Ciudadana; SENAME; FOSIS y CONACE,
y durante el 2005 se encuentra apoyando a 24 iniciativas de reescolarización,
iniciativas que forman parte de una intervención psicosocial más amplia, y que
busca la generación de metodologías diferentes de nivelación de estudios, y en
los casos en donde se pudiera, reinserción escolar al sistema formal.
En el grupo de los adolescentes mayores, será necesario que, junto a la nive-
lación de estudios, puedan recibir una adecuada capacitación laboral, que les
permitan posibilidades ciertas de reinserción social, para lo cual se requiere am-
pliar la oferta de capacitación laboral, haciéndola más especializada respecto
a las características propias de esta población. En este sentido, se necesita ma-
yor flexibilidad, adecuación y coordinación con otros programas sociales, sean
sectoriales o municipales, tanto de capacitación como de inserción laboral.
Política intersectorial coordinada
En el abordaje del consumo de sustancias en los adolescentes que viven en
condiciones de vulnerabilidad social, los enfoques tradicionales muestran un
mal rendimiento, y no aparecen adecuados al perfil y necesidades de esta po-
blación. Es así que la revisión de la literatura indica que esta población pone
14�
ÁMBITO DE VULNERABILIDAD SOCIAL
en cuestión los modelos y estructuras diseñadas desde una perspectiva “adulto
céntrica”, y que en ellos se requiere adecuar las estrategias y formas de interven-
ción más tradicionales y aquellas que se usan en adultos. (OPS 2002).
La especialista española Carmen Arbex plantea que “es necesario mirar al ado-
lescente desde la globalidad”, por cuanto, en palabras de esta autora, “no se
debe intervenir focalizando en el consumo, sino que este se aborda dentro de
un paquete más amplio” que reconoce y recoge el conjunto de necesidades,
preocupaciones e intereses del sujeto.
Documentos emanados desde la OPS, que muestran “señalamientos y principios
a tomar en cuenta”, evidencian una amplia coincidencia con lo expuesto, al
afirmar que “no sirven los programas que enfocan problemas aislados” y que se
requiere una marcada consideración al periodo evolutivo e igualmente al peso
que en ellos tiene la exclusión social y la vida de la calle.
Una estrategia integral de este tipo requiere, necesariamente, de la mayor coor-
dinación y articulación tanto de las políticas públicas sectoriales principalmente
con SENAME, pero también con MINSAL, MINEDUC, SENCE, y Comuna Se-
gura y Barrios Vulnerables, de Seguridad Ciudadana, Chile Solidario y otros.
Asimismo, un papel fundamental le cabe al gobierno local, es decir, al Munici-
pio, donde debiera radicarse la responsabilidad de asegurar la existencia de un
programa focalizado para esta población. Otro actor fundamental lo constituye
la propia comunidad, sus organizaciones y líderes naturales, cuyo apoyo puede
jugar un relevante papel como factor protector y espacio de participación para
estos adolescentes.
Esta articulación, que tiene su mayor expresión e importancia en la base, re-
quiere también de compromisos sectoriales en el ámbito nacional, no solo para
orientar en el trabajo cooperativo a las regiones, sino también para racionalizar
el propio diseño sectorial, de manera de alcanzar una mayor complementa-
riedad para llegar a contar con el conjunto de recursos que un proceso, tan
complejo como este, necesita.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
1�8
E. PRINCIPAlES DESAFíOS DEl ÁmBITO VUlNERABIlIDAD SOCIAl
Los desafíos a proponer hacen hincapié en la experiencia que se ha venido re-
cogiendo, tanto en regiones como en el nivel central, en los proyectos de margi-
nalidad (pilotos, de fortalecimiento y comunitarios), iniciados el 2003, surgidos
de los informes de los proyectos y de las experiencias recogidas en encuentros
y capacitaciones.
La experiencia nos confirma que la realidad de marginalidad en que viven es-
tos niños/as y adolescentes exige que el programa y las acciones que en él se
realicen, reconozcan y resuelvan lo que es propio y específicos para realidad
de esta población.
Contar con recursos educacionales, de capacitación laboral y de tratamiento
de drogas, que respondan a su especificidad (riesgo social). Se requiere consoli-
dar y ampliar lo avanzado en este sentido, asegurando la coordinación de estos
recursos. Reforzar la capacitación laboral.
Conceder centralidad a la construcción del vínculo, impulsar una propuesta
de desarrollo que favorezca el descubrimiento de habilidades y las experiencias
de logro, maximizando éxitos y minimizando fracasos; adecuándose siempre a
las necesidades, motivaciones y significados que las cosas tienen para ellos/as.
Tal ocurre, por ejemplo, con la droga.
Descubrimiento y/o desarrollo de actividades apropiadas para esta po-
blación (motivadoras, audaces, de riesgo, etc.), y para que alcancen logros a
corto plazo, al mismo tiempo que constituyan experiencias sociopedagógicas
de cambio. Se trata, por cierto, de experiencias que permitan conectarlas con
la prevención o la reducción y abandono del consumo de drogas. Algunas acti-
vidades pertinentes son los talleres de circo, algunos deportes de riesgo, activi-
dades de montañismo, entre otras.
Identificar y diagnosticar a la población en riesgo social, para así poder fo-
calizar de manera apropiada y canalizar mejor los recursos. Para esto es nece-
sario contar diagnósticos comunales que den cuenta de la situación para poder
14�
ÁMBITO DE VULNERABILIDAD SOCIAL
contar con la caracterización y cuantificación de esta población elementos de
significativa importancia para poder generar líneas de acción específicas.
Aprovechar los recursos existentes en el ámbito nacional, regional y local
para atención de esta población: Mesa comunal; Proyectos comunitarios; expe-
riencias de trabajo distintas de ONG’s; otros programas de gobierno (SENA-
ME, SENCE, Chile Califica).
Generar y/o potenciar una mayor y mejor articulación intersectorial a ni-
vel comunal para dar respuesta integral a esta población. Especial importancia
tiene el municipio que debiera ir asumiendo paulatinamente la responsabilidad
en este tema.
Trabajar en coordinación con SENAME, en mesas técnicas, con equipos que
trabajan con esta población.
Prestar asesoría y capacitar en el tema drogas a los programas y proyectos
que trabajan con población infantoadolescente en situación de calle (preven-
ción, tratamiento y derivación).
Propiciar y avanzar en el mejoramiento de la calidad de programas es-
pecíficos y adecuados a las necesidades de esta población, propiciando la in-
tegración en los ámbitos escolar, familiar, laboral, social, y alternativas positivas
de uso del tiempo libre.
Dar respuesta pertinente a los problemas de consumo de drogas en esta
población. Las principales consideraciones se refieren a que los enfoques te-
rapéuticos tradicionales, adecuados de la población adulta, tienen escaso ren-
dimiento en la población adolescente, más aún si se encuentra en situación de
calle y condiciones de vulnerabilidad social. Un gran desafío lo constituyen los
proyectos denominados ambulatorio-comunitario, en los que se trata de ligar
y coordinar la experticia de los equipos de salud con los psicosociales, con-
cibiendo la intervención clínica como complemento y apoyo a la intervención
psicosocial, ya que esta última se constituye en la base para cualquier proceso
de cambio, también en lo relativo al consumo abusivo de drogas.
LA PREVENCIÓN Una estrategia nacional
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El desafío fundamental dice relación con la necesidad de revertir el complejo
proceso de exclusión social en que viven estos niños, niñas y adolescentes, para
lo cual se requiere su incorporación a procesos educativos y/o de capacitación,
que sean adecuados y pertinentes, es decir, que reconozcan la especificidad de
esta población.
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