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Francisco Carmona Godoy Psicólogo. Estilos de Apego, Mentalización y Psicopatologías

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Revisión que incluye consideraciones sobre consumo de sustancias y mentalización

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Francisco Carmona GodoyPsicólogo.

Estilos de Apego, Mentalización y Psicopatologías

Apego (attachment) Teoría desarrollada por John Bowlby a finales de la década de 1950 (a base de

observaciones en animales), que postula una necesidad humana para formar vínculos afectivos estrechos.

Su núcleo es la reciprocidad de las relaciones tempranas, como precondición del desarrollo (psicológico, biológico, etc.) normal en todos los mamíferos, humanos incluidos.

Las conductas de apego del bebé humano ( p.ej., búsqueda de la proximidad, sonrisa, colgarse) son correspondidas con las conductas de apego del adulto (tocar, sostener, calmar), y estas respuestas refuerzan la conducta de apego del niño hacia ese adulto en particular.

La activación de conductas de apego depende de la evaluación por parte del bebé de un conjunto de señales del entorno que dan como resultado la experiencia subjetiva de seguridad o inseguridad.

La experiencia de sentir seguridad es el objetivo del sistema de apego, que es, por tanto, primero y por encima de todo, un regulador de la experiencia emocional- En este sentido, se encuentra en el centro de muchas formas de trastornos mentales y de la totalidad de la tarea terapéutica.

Sistema de apego Activado, en contrabalance del sistema de exploración.

Patrones de Apego Propuestos por Mary Ainsworth (colaboradora de Bowlby), a base de su experimento de la

“situación extraña”, la cual se centraba en los efectos de la presencia-ausencia de la madre sobre la conducta exploratoria de los niños frente a desconocidos. Distinguió 4 patrones de conducta en los niños.

1.- Los niños/as clasificados como Seguros exploran rápidamente en  presencia de su cuidador/a primario; están ansiosos ante la presencia del extraño y le evitan; son perturbados por las breves ausencias de su cuidador/a, buscan rápidamente contacto con el cuidador/a cuando éste retorna, y son reasegurados por éste. El infante retorna a la exploración. El cuidador es capaz de re-estabilizar las respuestas emocionales desorganizantes del niño. Por lo tanto, ellos permanecen relativamente organizados en situaciones de estrés.

2.- Algunos niños, que aparecen como menos ansiosos por la separación, pueden no buscar la proximidad del cuidador/a después de la separación, y pueden no preferir al cuidador/a más que al extraño; estos infantes son designados como Ansiosos/evitativos. Han tenido experiencias en las cuales su activación emocional no fue reestabilizada por el cuidador/a, sobrerregulan sus emociones y evitan situaciones que pudieran ser perturbadoras.

Patrones de Apego 3.- Los infantes Ansiosos/resistentes (ambivalentes), muestran limitada exploración

y juego, tienden a ser altamente perturbados por la separación, y además tienen dificultad en reponerse después, mostrando agitación, tensión, y continúan llorando o molestan de una manera pasiva. La presencia del cuidador/a, o los intentos de calmarlo fracasan en reasegurarlo, y calmar la ansiedad del infante. Subregulan sus emociones, incrementando su expresión de malestar posiblemente en un intento de despertar la respuesta esperada por parte del cuidador/a.

4.- Un cuarto grupo de niños exhibe conductas aparentemente no dirigidas hacia un fin determinado, dando la impresión de desorganización y desorientación. Los infantes que manifiestan inmovilización, golpeteo con las manos, golpeteo con la cabeza, el deseo de escapar de la situación aún en presencia de los cuidadores, son denominados como "Desorganizados/ desorientados". Se sostiene generalmente que para tales infantes el cuidador ha servido como una fuente tanto de temor como de reaseguramiento, consecuencia de lo cual la activación del sistema conductual del apego produce intensas motivaciones conflictivas. No es de extrañar que una historia de negligencia severa o de abuso sexual o maltratos esté asociada a este patrón.

Mentalización (o función reflexiva) Concepto asociado: Teoría de la mente. Es una expresión usada en filosofía y

ciencias cognoscitivas para designar la capacidad de atribuir pensamientos e intenciones a otras personas.

Cuando un sujeto está dotado de teoría de la mente se entiende que tiene la capacidad de comprender y reflexionar respecto al estado mental de sí mismo y de otros; también incluye la teoría de la mente la capacidad de percibir y así poder llegar a reflexionar y comprender en relación a las sensaciones propias y del otro (en este caso principalmente por signos corporales que el otro da) logrando así el sujeto prever el comportamiento propio y el ajeno.

Un de cuatro años tiene (esperablemente según su desarrollo) una "teoría de la mente", lniño o cual está indicado por su habilidad de atribuir falsas creencias, o en creencias que pueden ser atribuidas a otros. Un niño de tres años, sin embargo, basa su predicción en su propia representación de la realidad y no en el estado mental del otro (lo que podría ser homologable al “narcisismo primario” que se menciona en psicoanálisis y psicología del desarrollo).

MentalizaciónExperimento:

Juanito, un niño de tres años, ve a su amigo Maxi esconder un trozo de chocolate en un caja, al mismo tiempo que Maxi dice que él saldrá pero volverá para comerlo más tarde (Perner, 1991). Después de que Maxi sale, Juanito ve al experimentador cambiar el chocolate a una canasta. Se le pregunta a Juanito: "¿Dónde buscará Maxi el chocolate cuando él vuelva?". El niño de tres años tiende a predecir que Maxi mirará en la canasta donde el chocolate está en realidad, más que en la caja donde Maxi lo dejó. Los niños de cuatro y cinco años son capaces de predecir la conducta de Maxi, sobre la base de lo que serían las creencias de Maxi, es decir, que el chocolate estará donde él lo dejó (en la caja). Se dice que el niño de cuatro años tiene una "teoría de la mente", lo cual está indicado por su habilidad de atribuir falsas creencias (Wimmer y Perner, 1983). Adopta una actitud intencional y razona en términos de las creencias que pueden ser atribuidas a Maxi. El niño de tres años, sin embargo, basa su predicción en su propia representación de la realidad (teleológica) y no en el estado mental del otro.

Mentalización La adquisición de una "teoría de la mente" no culmina en etapas tempranas del

desarrollo. Se plantea que la función reflexiva nunca es alcanzada totalmente. En momentos de alta activación emocional, en el contexto de relaciones íntimas, encontramos difícil el construir representaciones exactas del mundo mental del otro.

Un niño de tres años (o menor) basa sus expectativas en un modelo no mentalista de la conducta, "teleológico“, en el cual, la conducta de otros es interpretada sobre resultados visibles y no desde deseos o intenciones inferidas.

La capacidad de comprender que las acciones de otra persona pueden ser impulsadas por deseos diferentes a las propias, se les llama capacidad mentalizante o función reflexiva.

Conviene distinguir entonces entre una interpretación teleológica (o no mentalizante) y una interpretación mentalística o reflexiva de las relaciones de apego.

Dato importante: investigaciones han encontrado correlaciones insignificantes entre capacidad mentalizante y el cociente Intelectual o nivel educacional.

Mentalización y Apego

Padres con capacidad reflexiva promueven con más probabilidad un  apego seguro en el niño, y además, el apego seguro facilita la capacidad reflexiva.

Un cuidador/a reflexivo incrementa la probabilidad del apego seguro del niño, el cual, a su vez, facilita el desarrollo de la capacidad de mentalizar. Una relación de apego seguro provee un contexto también seguro para que el niño explore la mente del cuidador/a, y de esta manera conozca más acerca de las mentes.

El proceso es intersubjetivo: el niño consigue conocer la mente del cuidador/a de acuerdo a cómo  el cuidador/a intenta comprender y contener el estado mental del niño.

Mentalización y Apego El niño que busca una manera de manejar su malestar, identifica en la

respuesta del cuidador/a, una representación de su estado mental que él puede internalizar y usar como una estrategia de regulación afectiva.

Es decir, los cuidadores “interpretan” por el niño el estado afectivo que éste demuestra, y le es devuelto “digerido” al niño, y así puede internalizar de forma ordenada su experiencia afectiva, en términos de estados mentales.

El niño con apego seguro percibe en la actitud reflexiva de su cuidador/a una imagen de sí mismo como capaz de tener creencias. Ve que el cuidador/a lo representa a él como un ser intencional, y esta representación es internalizada para formar el self (representación y organización interna de sí mismo).

Niños con apego evitativo se escapan en alguna medida del estado mental del otro. Evita que su mente sea “interpretada” por el otro.

Niños con apego resistente (ambivalente) se centran en su propio estado mental de malestar, excluyendo así, intercambios intersubjetivos estrechos.

Mentalización y Apego Los niños con apego desorganizado se muestran hipervigilantes de la

conducta del cuidador; usan todos los indicadores disponibles para predecir, y pueden ser agudamente sensibles a los estados intencionales; pueden, por tanto, estar más preparados para construir una explicación en términos mentales de la conducta del cuidador/a.

En tales niños la capacidad de mentalizar puede ser evidente (es decir, interpretan los estados mentales de otros errónea o acertadamente), pero no tiene el rol central y efectivo en la organización del self que caracteriza a los niños con apego seguro.

El apego seguro incrementa el desarrollo de la seguridad interna, de la autoestima y de la autonomía. Los niños con apego desorganizado, aún en el caso que adquieran la capacidad de mentalizar, fallan en integrar esta capacidad con su organización del self (que sería caótico).

Mentalización y Apego a)  el cuidador del niño con apego desorganizado falla al interpretar o

procesar el estado mental del infante, mostrando sistemáticas distorsiones en la percepción y reflexión acerca de este estado.

b) el estado mental del cuidador/a evoca intensa ansiedad ya sea a través de conductas atemorizantes que sugieren malevolencia hacia el niño, o de conductas que sugieren temor, que puede incluir el miedo que el cuidador/a tiene del niño.

c) el niño necesita usar recursos desproporcionados para entender la conducta parental a expensas de lo que sería reflexionar sobre sus estados del self.

Estos factores se combinan, quizás,  para hacer que los niños con apego desorganizados se conviertan en agudos lectores de la mente del cuidador/a en determinadas circunstancias, pero pobres lectores de sus propios estados mentales.

Apegos Patológicos, Mentalización y Salud Mental Investigaciones sugieren que el maltrato infantil puede hacer que los infantes

se retiren del mundo mental.

El aislamiento psicológico del maltrato aumenta el malestar, activando al sistema de apego. La necesidad de proximidad persiste, e incluso se incrementa como consecuencia del malestar causado por el abuso.

La proximidad mental se hace insoportablemente dolorosa, y la necesidad de cercanía se expresa en el nivel físico. De este modo, el niño puede paradójicamente sentirse impulsado a acercarse físicamente al abusador.

En la contradicción entre la búsqueda de proximidad/distancia en el nivel mental y el nivel físico radica el apego desorganizado, observado de forma tan sistemática en infantes maltratados.

Imaginen los efectos de dichos funcionamientos en la salud mental de adultos que crecieron en las condiciones descritas, e implicancias en patologías mentales.

Apegos Patológicos, Mentalización y Trastornos de PersonalidadPremisa: Existiría una asociación específica entre el maltrato infantil

y ciertos trastornos de personalidad.

Considerar a individuos con trastornos de personalidad como víctimas de maltrato infantil que lo afrontaron rechazando captar los pensamientos de sus figuras de apego, evitando así tener que pensar sobre los deseos de sus cuidadores de hacerles daño.

Personas con trastornos de personalidad son inmensamente vulnerables a las relaciones íntimas. Hay aquí dos proposiciones:

1) los individuos que sufren un trauma precoz pueden inhibir defensivamente su capacidad para mentalizar.

2) algunas características de los trastornos de personalidad pueden estar basadas en dicha inhibición.

Psicoterapia y mentalización La psicoterapia, cualquiera que sea su forma, trata de la reactivación

de la mentalización.

En Trastornos de personalidad, tanto la terapia dialéctica conductual de Marcia Linehan, como la psicoterapia psicoanalítica de Clarkin y Kernberg u otras:

(1) intentan establecer una relación de apego con el paciente;

(2) intentan utilizarla para crear un contexto interpersonal donde la comprensión de los estados mentales se convierta en un foco;

(3) intentan (principalmente de forma implícita) recrear una situación donde se reconoce al self como intencional y real para el terapeuta y que este reconocimiento sea claramente percibido por el paciente.

Entonces, el núcleo de la terapia psicológica con pacientes con trastorno de personalidad severo es la facilitación de los procesos reflexivos. El terapeuta debe ayudar al paciente a comprender y poner nombre a los estados emocionales con la mirada puesta en el fortalecimiento de la capacidad mentalizante.

Mentalización, apego y adicciones• La mayor comorbilidad psiquiátrica entre personas

con abuso de sustancias son los trastornos de personalidad (especialmente pers. antisociales, limítrofes y paranoides).

• Investigaciones muestran una co-ocurrencia de Ttnos por abuso de sustancias y Ttnos de personalidad.

• La emocionalidad negativa e impulsividad pueden ser mediadores de esta co-ocurrencia.

• Vulnerabilidad emocional y disminución de capacidad mentalizante en estados de alta excitación afectiva pueden conducir al uso de drogas

• Adicciones a sustancias y el Apego comparten una neurobología común.

Mentalización, apego y adicciones• Las adicciones son vistas por algunos investigadores

como una forma de evitar las necesidades de apego, retirándose e un serf de grandiosidad o “falso self”; así, la adicción es considerada como una manifestación de necesidades evolutivas desconocidas.

• La persona adicta sería vulnerable a conductas adictivas hasta que la estructura del self sea reparada.

• Así, las psicoterapias (o relaciones terapéuticas en sentido amplio), podrían ser vistas como relaciones reguladoras del apego, enfocadas a estabilizar emociones y revisar recuerdos emotivos y patrones de apego.

Mentalización, apego y adicciones• El primer paso del tratamiento debe consistir en

conseguir la sobriedad (o abstinencia). Antes que el paciente pueda vincularse al terapeuta y al tratamiento, éste debe desapegarse del objeto de la adicción.

• La fase de alcanzar la abstinencia ocurre cuando el sujeto adicto tiene un momento de crisis y el sistema de apego se abre.

• El recibir satisfacción de vínculos interpersonales en este momento es algo necesario para permitir que el individuo se desapegue de las drogas.

• En la búsqueda de estrategias efectivas para pacientes adictos, parece prometedor el dirigir el trabajo terapéutico hacia la mejora de la capacidad mentalizante en situaciones que generalmente gatillan el consumo.

Bibliografía

Fonagy, P. “Persistencias transgeneracionales del apego: una nueva teoría”. Publicado en la revista “Aperturas Psicoanalíticas; Revista Internacional de Psicanálisis” N°, 003 (1999).

Fonagy, P. “Apegos patológicos y acción terapéutica”. Publicado en la revista “Aperturas Psicoanalíticas; Revista Internacional de Psicanálisis”, N° 004 (2000).

Fonagy, P., Bateman, A. “Handobook of Mentalizing in Mental Health Practice”.(2012).

Apuntes varios sobre apego y teoría de la mente.

Gracias por su atención