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la dinámica del capitalismo periféricoTRANSCRIPT
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2010, no. 45 nueva serie.
Mariano Fliz y Emiliano Lpez
Herramienta. Revista de debate y crtica marxista
Cita sugerida Fliz, M. y Lpez, E. (2010) La dinmica del capitalismo perifrico posneoliberal-neodesarrollista. Contradicciones, barreras y lmites de la nueva forma de desarrollo en Argentina [En lnea]. Herramienta. Revista de debate y crtica marxista, (45). Disponible en: http://www.fuentesmemoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.4654/pr.4654.pdf
La dinmica del capitalismo perifrico posneoliberal- neodesarrollista. Contradic- ciones, barreras y lmites de la nueva forma de desarrollo en Argentina.
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LA DINMICA DEL CAPITALISMO PERIFRICO
POSNEOLIBERAL-NEODESARROLLISTA.
CONTRADICCIONES, BARRERAS Y LMITES DE LA NUEVA
FORMA DE DESARROLLO EN ARGENTINA
Mariano Fliz1 y Emiliano Lpez2
1Departamento de Sociologa, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin (FaHCE), Universidad Nacional de la Plata (UNLP) // Centro de Investigaciones Geogrficas / Instituto de
Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (UNLP - CONICET), Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin (FaHCE), Universidad Nacional de La Plata (UNLP) //
Miembro del Centro de Estudios para el Cambio [email protected]
2Departamento de Economa, Facultad de Ciencias Econmicas, Universidad Nacional de la Plata (UNLP) // Becario de ANPCYT en el CEILPIETTE-CONICET // Miembro del Centro de Estudios
para el Cambio Social [email protected]
ResumenEl neoliberalismo fue un proceso de reestructuracin de la sociedad capitalista iniciado a mediados
de los aos setenta. Fue un proceso global que con modalidades diversas avanz por todo el
globo acentuando la integracin capitalista de las sociedades y la conformacin de un capitalismo
transnacionalizado. En Argentina tuvo sus primeros destellos en el ao 1975, inicindose
violentamente durante la ltima dictadura militar, atravesando la primavera democrtica
alfonsinista y alcanzando su pinculo, su etapa de consolidacin y crisis en los aos de Menem y
la convertibilidad.
La crisis de la convertibilidad dio lugar a una nueva etapa en el desarrollo capitalista en Argentina.
La misma puede ser caracterizada como posneoliberal en tanto se monta sobre los resultados del
proceso poltico anterior y constituye una nueva forma estabilizada de desarrollo capitalista
perifrico. Entender la etapa actual iniciada en 2002 como posneoliberal implica reconocer las
fuertes continuidades estructurales que se manifiestan en el patrn de acumulacin capitalista en
Argentina a pesar de los cambios sustantivos que tambin pueden observarse. En tal sentido el
proyecto neoliberal es un medio para la restauracin y consolidacin del poder de clase de los
sectores dominantes ha sido un xito. Estamos ante el fin de ciclo del neoliberalismo y el inicio de
una nueva etapa que puede denominarse posneoliberal.
El objetivo de este trabajo es doble. Por un lado, dar cuenta del carcter posneoliberal de la etapa
iniciada en 2002. Por otro, sealar los rasgos novedosos y las contradicciones, barreras y lmites
de este nuevo proceso que tentativamente denominamos neodesarrollista.
Palabras clave: Neodesarrollismo, crisis, neoliberalismo, argentina, desarrollo
Herramienta. Revista de debate y crtica marxista 2010 Nro. 45, nueva serie 1
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1. Introduccin.
El neoliberalismo fue un proceso de reestructuracin de la sociedad capitalista iniciado a
mediados de los aos setenta. Fue un proceso global que con modalidades diversas
avanz por todo el globo acentuando la integracin capitalista de las sociedades y la
conformacin de un capitalismo transnacionalizado (Marini, 2007). En Argentina tuvo sus
primeros destellos en el ao 1975, inicindose violentamente durante la ltima dictadura
militar, atravesando la primavera democrtica alfonsinista y alcanzando su pinculo, su
etapa de consolidacin y crisis en los aos de Menem y la convertibilidad (Fliz y Prez,
2004).
La crisis de la convertibilidad dio lugar a una nueva etapa en el desarrollo capitalista en
Argentina. La misma puede ser caracterizada como posneoliberal en tanto se monta
sobre los resultados del proceso poltico anterior y constituye una nueva forma
estabilizada de desarrollo capitalista perifrico (Fliz, 2007).
Entender la etapa actual iniciada en 2002 como posneoliberal implica reconocer las
fuertes continuidades estructurales que se manifiestan en el patrn de acumulacin
capitalista en Argentina a pesar de los cambios sustantivos que tambin pueden
observarse. En tal sentido compartimos la apreciacin de Harvey (2009) quien seala que
el proyecto neoliberal como medio para la restauracin y consolidacin del poder de clase
de los sectores dominantes ha sido un xito. Estamos ante el fin de ciclo del
neoliberalismo y el inicio de una nueva etapa que puede denominarse posneoliberal
(Thwaites Rey, 2010; Harvey, 2007).
El objetivo de este trabajo es doble. Por un lado, dar cuenta del carcter posneoliberal de
la etapa iniciada en 2002. Por otro, sealar los rasgos novedosos y las contradicciones,
barreras y lmites de este nuevo proceso que tentativamente denominamos
neodesarrollista.
2. La herencia de la reestructuracin neoliberal: Posneoliberalismo?
Las continuidades estructurales la herencia neoliberal se expresan en nueva forma de
produccin-reproduccin del ciclo del capital en Argentina.
En trminos conceptuales recordemos que el capital es la relacin social hegemnica y
reviste la siguiente forma (Marx, 2007):
D M (FdT, MP) - P - M D
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Es decir, el capital es un ciclo a travs del cual el valor manifestacin fetichizada de esa
relacin social dominante se produce y reproduce de manera expandida a travs de la
transformacin de dinero (D) en mercancas medios de produccin, MP, y fuerza de
trabajo, FdT para ser transformados a travs de un proceso material de produccin (P)
en nuevas mercancas (M), cuyo valor social es mayor que el valor original. Finalmente,
el proceso concluye (y recomienza) con la necesaria transformacin de esas nuevas
mercancas en dinero (D) cuya magnitud para que el proceso se reproduzca
exitosamente deber ser mayor que la inversin original (D < D).
El anlisis de la forma particular que asume el ciclo del capital en Argentina nos permite
comprender las continuidades estructurales que la etapa actual posee frente al perodo
de auge del neoliberalismo (1993-1998) y tambin dar cuenta de las principales
diferencias.
En la fase inicial del ciclo del capital (D M) se conform en la etapa neoliberal por un
lado un mercado de trabajo hiperprecarizado y, por otro, una dinmica de niveles de
inversin relativamente bajos.
La derrota parcial y temporal de la clase trabajadora a comienzos de los noventa
(Fliz, 2008b) permiti la consolidacin de un patrn de precarizacin persistente y
extendida con fuertes rasgos de superexplotacin laboral (Marini, 2007). Los niveles de
trabajo no registrado a 8 aos de la crisis superan an los mnimos de comienzos de los
aos noventa (36,1% y 25,2%, a fines de 2009 y a comienzos de 1993 respectivamente).
En 2008 cerca del 60% de los trabajadores y trabajadoras se encontraban
precarizados/as (Ramieri, Raffo y Lozano, 2008) y a comienzos de 2010 los niveles
salariales son para un 40% de los puestos de trabajo inferiores al salario mnimo. Esto da
cuenta del carcter necesario de la precarizacin laboral en la reproduccin del ciclo del
capital en la Argentina posneoliberal.
En el proceso de acumulacin de capital se observan an tasas de inversin bruta interna
fija (IBIF/PBI) relativamente bajas. En 2008 la misma se encontraba alrededor del 23,3%
del PBI (en pesos corrientes, a precios del productor) mientras que se ubicaba en un
19,9% en el pico anterior (1998). Por otra parte, se observa un sesgo de la inversin en
contra de la instalacin de capital reproductivo: 5,7% del PBI en 2008 estuvo dirigido a la
compra de maquinaria y equipo, apenas por encima del 5,5% de 19981.
1 Cabe sealar que el proceso inversor actual es al igual que en los aos noventa que la deuda externa juega un rol preponderante para financiar la inversin privada. A fines de 2009 la deuda externa del sector privado no financiero fue mayor a 42 mil millones de dlares, monto equivalente al de 1998.
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Desde el punto de vista de la siguiente etapa del ciclo (M - -P- - M) podemos
observar la consolidacin de un patrn productivo transnacionalizado y orientado
principalmente al complejo extractivo-rentista (agro-minero).2
En los aos noventa el capital extranjero penetr profundamente en la estructura de
propiedad del capital productivo. Del 32% de la propiedad de los 500 capitales ms
grandes (segn sus ventas) en 1993 pas a 48% de los mismas en 1998. Sin embargo, el
fin del neoliberalismo en Argentina no condujo a una renacionalizacin del control social
de la produccin. Por el contrario, la etapa post-2001 marc la profundizacin de la
tendencia mencionada: 66% de las grandes corporaciones se encontraban bajo el control
del capital transnacional en 2007.
El proceso de transnacionalizacin del capital local otorga a su vez bases firmes para
el fortalecimiento de un patrn de produccin centrado en las ramas vinculadas al saqueo
de las riquezas naturales: en conjunto, las ramas de agricultura, ganadera, caza y
silvicultura, pesca y explotacin de minas y canteras pasaron de representar el 6,7% del
PBI (en trminos corrientes, a precios de mercado) en 1998 al 12,5% en 2008.3
Por ltimo, la estructura del capital descrita conforma una modalidad de distribucin-
apropiacin de los ingresos y de demanda final peculiar (ltima fase del ciclo del capital).
La presente etapa consolida una distribucin primaria (funcional) del ingreso regresiva.
La pervivencia de la precarizacin laboral conlleva a que los trabajadores y trabajadoras
se apropien de una porcin estructuralmente reducida del valor por ellos generado: en el
sector privado de la economa los trabajadores reciban el 28,1% del PBI (a precios
corrientes de mercado) en 2007, mientras que en 1993 apropiaban un 32,3%. En
paralelo, con esta situacin podemos marcar la persistencia de un elevado nivel de
consumo suntuario. El conjunto de los no trabajadores y trabajadores en funciones
capitalistas apropiaba en 2007 el 42,1% del PBI (58,9% del consumo total) mientras en
1993 apropiaron el 43,6% del PBI (52,7% del consumo total).4 La continuidad en la
reproduccin de una estructura de distribucin-apropiacin de los ingresos basada en la
compresin salarial y el consumo suntuario crea un patrn global de consumo altamente
segmentado.
2 Al hablar de complejo extractivo-rentista hacemos referencia a que esas ramas se basan fundamentalmente en la extraccin de recursos no renovables de manera directa (minera) o indirecta (agricultura y ganadera intensiva). En ambos casos, circunstancias geogrficas e histricas hacen que en Argentina esa produccin y sus manufacturas primarias (mayoritariamente commodities) generen rentas extraordinarias.
3 El capitalismo transforma las riquezas naturales (valores de uso) en recursos naturales (valores de cambio).
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Esto se complementa a nivel de la realizacin del valor con un patrn de acumulacin
crecientemente extrovertido: mientras a comienzos de los noventa (1993) las
exportaciones representaban slo el 6,9% del PBI (en pesos corrientes, a precios del
comprador), en 1998 esa relacin lleg a 10,4% y en 2008 alcanz el 24,5%.
La salida de la convertibilidad ha significado un cambio en el patrn de acumulacin de
capital en el espacio de valor de la Argentina. Sin embargo, dicho cambio manifiesta la
consolidacin de un patrn dependiente de valorizacin y no por el contrario su
desplazamiento (Barrera y Lpez, 2010). En tal sentido, la nocin de posneoliberalismo
es til para caracterizar los rasgos generales de la nueva etapa abierta a partir de 2002.
Enfatiza la continuidad pero describe tambin la necesidad de comprender el tiempo
actual como algo nuevo, construido sobre el legado de la etapa anterior.
El nuevo ciclo parece marcar el fin del proceso de desindustrializacin regresiva iniciado
con la ltima dictadura. La industria manufacturera mantiene de conjunto una
participacin estable aunque algo mayor en el PBI: 18,2% en 1993, 17,8% en 1998,
alcanzando el 19,5% en 2008. Los capitales que resistieron la reestructuracin aparecen
como ms rentables y competitivos pero a su vez ms fuertemente articulados con los
sectores productores de commodities (Azpiazu y Schorr, 2010). Dentro de los grandes
capitales aquellos ligados a la produccin ms primarizada concentran hoy el supervit
externo y la masa de ganancias. En 1998 en el marco de un dficit global de 4.962
millones de dlares para el total de la economa ese conjunto de empresas tena un
supervit global de 7.244 millones de dlares mientras que el resto de los grandes
capitales obtuvo una posicin deficitaria de 4.702 millones de pesos. En 2003, la relacin
haba pasado a ser de 13.680 millones de dlares y 1.256 millones de dlares de
supervit, para cada sector respectivamente. En cuanto a las ganancias, las ramas
productoras de commodities se apropiaban del 32,3% del total de las ganancias de las
grandes empresas en 1998 mientras en 2004 llegaron a absorber el 77,2% de las
mismas.
Los veinticinco aos de la etapa neoliberal han concluido. Lo han hecho sin embargo
dejando una profunda marca en la sociedad argentina: (a) un dominio determinante del
4 Asumimos que la masa de ingresos de los asalariados y trabajadores con ingresos mixtos menos el ingreso del 10% ms rico de la poblacin (segn el ingreso per cpita familiar) es equivalente al consumo de los trabajadores y las trabajadoras. Suponemos que el ingreso de los ms ricos refleja el consumo derivado de ingresos del capital de los gerentes y otros que ocupan funciones capitalistas y por ello no debe ser considerado en una primera aproximacin como consumo necesario. La diferencia entre el consumo total y el consumo de los trabajadores es el consumo suntuario.
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gran capital transnacional, (b) la consolidacin de la posicin perifrica del ciclo del
capital local en el ciclo del capital global basada en la preeminencia de la estrategia del
saqueo de las riquezas naturales y (c) la precarizacin y superexplotacin estructural de
la fuerza de trabajo. Estos elementos dan cuenta de la continuidad y consolidacin del
ciclo de la dependencia.
Sin embargo, la conformacin de una nueva hegemona social no puede ocultar el
nacimiento a travs del neoliberalismo de nuevas fuerzas sociales del pueblo trabajador
que aparecen en esta nueva etapa como las principales novedades.5 En efecto, la
formacin de una segunda central sindical y el florecimiento de nuevas comisiones
internas clasistas, el nacimiento de los nuevos movimientos sociales (de derechos
humanos, de gnero, asambleas populares, en el movimiento estudiantil, etc.), el ciclo de
recuperacin de empresas y el desarrollo de una mirada de movimientos de base
territorial (nacidos en los movimientos de trabajadores desocupados) han conformado un
nuevo sujeto social.
Este sujeto social el pueblo trabajador ha impuesto a los sectores dominantes, sobre
todo luego de la crisis de la convertibilidad, la necesidad de una nueva forma de encauzar
la contradiccin entre las necesidades de acumulacin de capital y las necesidades de
legitimacin.
En definitiva, es la combinacin de la trascendencia histrica del neoliberalismo y el
surgimiento de su superacin dialctica lo que nos permite dar cuenta de las novedades
de la etapa actual.
3. El Estado y la herencia de la crisis orgnica: Por qu neodesarrollismo?
Debemos avanzar aqu sobre cules son los cambios se produjeron desde la finalizacin
del proceso de reestructuracin neoliberal, ms all de las continuidades antes
sealadas. Para responder a esta pregunta resulta necesaria una caracterizacin de la
forma que tom el Estado a partir de 2002.
5 Usamos el concepto de pueblo trabajador como una caracterizacin ms precisa de la realidad de la clase trabajadora. Siguiendo la propuesta de Cieza (2006), quien plantea que la idea de sujeto social mltiple [pueblo trabajador] como potencial desencadenante de transformaciones sociales se corresponde con una sociedad fragmentada donde los trabajadores representan un conjunto heterogneo y cambiante que slo muy parcialmente puede identificarse con personas que tienen un trabajo formal y son explotadas por un empresario capitalista (Cieza, 2006: 123; corchetes nuestros). Esta manera de conceptualizar a la fuerza de trabajo es similar la propuesta de Antunes (1999) quien refiere a la clase-que-vive-del-trabajo.
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La ofensiva del capital que signific el neoliberalismo introdujo nuevos lmites al accionar
de los estados capitalistas a nivel global. A travs de la estrategia poltica del
neoliberalismo, el capital global reconfigur profundamente las formas de Estado-Nacin
previamente existentes en todas las regiones del mundo.
Los Estados nacionales se encuentran en permanente contradiccin por generalizacin
de la ley del valor que tiende a borrar las fronteras nacionales y la realidad de que la
legitimidad poltica y las alianzas de clase necesarias para garantizar la reproduccin de
la formacin social se obtienen en el propio espacio nacional (Thwaites Rey, 2010;
Burnham, 1997; Panitch y Gindin, 2005). Para los Estados de la periferia el giro neoliberal
implic un lmite a su accionar al menos en dos aspectos: las posibilidad de intervencin
para lograr inclusin social y la capacidad de control de las directrices de la modalidad de
desarrollo (Thwaites Rey y Castillo, 2008). Estos aspectos que haban caracterizado la
forma-Estado en Argentina antes de la dcada del noventa fueron modificados a travs
de la reestructuracin neoliberal.
El reconocimiento de estos nuevos lmites no niega que en la etapa actual los Estados de
la periferia posean un cierto margen de maniobra. El Estado contina representando a
nuestro entender una relacin social objetivada que condensa todas las relaciones de
fuerza entre clases sociales y fracciones clase (Poulantzas, 1979). Por tal motivo, el
Estado capitalista tiene como restriccin esencial la necesidad de reproducir en su
espacio geogrfico especfico las relaciones sociales capitalistas que lo sustentan y le
dan contenido. Pero a su vez expresa a travs de sus intervenciones polticas
concretas las luchas sociales entre clases y fracciones de clase en cada momento
histrico.
En este sentido, para dar cuenta de las diferencias y similitudes en la forma del Estado en
la etapa posneoliberal con los aos del neoliberalismo, analizamos dos niveles de accin
de las polticas pblicas: el macroeconmico y el de las polticas sociales y laborales.
Nos preocupa discutir en qu medida la nueva dinmica que adopta el Estado responde
por una parte a condicionamientos impuestos por la estructura del capital y por otro
lado es el resultado del conflicto social en tanto ste se materializa en las instituciones
estatales. A su vez, las intervenciones del Estado en materia de polticas pblicas
responden aunque subordinadas a los condicionamientos estructurales al proyecto
poltico de quienes ocupan los aparatos estatales y logran hegemonizar sus acciones.
Siguiendo a Jessop (2008) entendemos que la condensacin de relaciones sociales que
expresa el Estado puede ser analizada mediante la nocin de selectividad estratgica
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estructuralmente situada. Este concepto hace referencia a la forma en la cual las
instituciones y aparatos especficos del Estado permiten que determinadas fuerzas
sociales (generalmente, los bloques en el poder) utilicen el poder estatal de acuerdo a
sus intereses materiales e ideolgicos frente a otras fuerzas sociales. A travs de la idea
de selectividad estratgica podemos ver cmo ciertas instituciones estatales
principalmente las polticas macroeconmicas responden ms a los intereses de los
bloques en el poder mientras que las polticas sociales y laborales dan cuenta en mayor
medida de las demandas que el pueblo trabajador dinamiza con sus luchas.
En la dcada de 1990 el Estado bajo su forma neoliberal adopt con mayor claridad que
en cualquier otro momento histrico el rol de comit ejecutivo de los intereses de la
burguesa (Harvey, 2007). Argentina no fue a excepcin y el Estado en la dcada de
1990 acto en pos de materializar en sus instituciones concretas los cambios
estructurales que se venan configurando desde los aos setenta. La novedad
posneoliberal es que las selectividades estratgicas del Estado han cambiado de manera
significativa.
3.1 Las polticas macroeconmicas y la reproduccin de las relaciones dominantes.
Analizamos, en primer lugar, las polticas macroeconmicas ms caractersticas del
perodo actual. Reconocemos entre ellas el tipo de cambio elevado, el supervit fiscal y el
esquema de subsidios y la poltica de (des)endeudamiento.
La devaluacin del peso y la poltica cambiaria competitiva posterior es la expresin
ms concreta del nuevo bloque en el poder, conformado por el gran capital y dentro de
ste del capital transnacional como hegemnico al interior del bloque dominante (Arceo,
2009). El posicionamiento estratgico del gran capital agro-minero-exportador lo coloca
en una posicin de fortaleza relativa frente a los sectores del capital productivo no ligados
directamente al extractivismo y frente al conjunto de la clase trabajadora. El nuevo
bloque dominante impone as un nuevo lmite a la poltica cambiaria: el tipo de cambio
real tendencial (estructural) de estos sectores que contempla los costos unitarios
relativos se encontr en promedio en 2002-2009 un 46,4% por encima del que
prevaleca en los aos de auge (1993-1998) de la dcada anterior (Fliz, 2009). El
Estado a travs de su poltica cambiaria actu para que esta posicin estructural se
manifieste, devaluando la moneda y manteniendo un tipo de cambio real 6 elevado, en
desmedro del ingreso del pueblo trabajador. 6 El tipo de cambio real es aqu el tipo de cambio nominal deflactado por el ndice de precios
mayoristas.
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A su vez, la poltica cambiaria actual al permitir la manifestacin de la posicin
estructuralmente dominante de estos sectores mejora significativamente la valorizacin/
acumulacin del capital social total. Esta selectividad de las polticas pblicas que
reconoce el poder estructural de los capitales competitivos se asocia, a su vez, con las
posibilidades del Estado de apropiar parte de los ingresos de estos sectores y subsidiar
as a otras actividades. El establecimiento de derechos de exportacin y subsidios
cruzados a diversas actividades son, sin duda, una novedad de la etapa posneoliberal en
relacin a la dcada anterior.
Esta cuestin nos conduce a problematizar la poltica de supervit fiscal y los subsidios al
capital en otras ramas de actividad. En primer lugar, cabe sealar que el capital
productivo (no extractivista) se enfrenta en el perodo actual un lmite: su
competitividad no se basa en incrementos de productividad y se sostiene
principalmente en la precarizacin laboral y los ingresos va subsidios estatales.
El creciente dficit externo de estos capitales da cuenta del deterioro en su competitividad
global frente a las presiones del pueblo trabajador organizado que ha recuperado
parcialmente los niveles salariales en el sector privado formal: los salarios de los
trabajadores asalariados del sector privado formal se encuentran hoy un 12 % por encima
del valor de finales de 2001. En un proceso de inversin que como marcamos es
limitado, el crecimiento de la productividad es bajo y consecuentemente los costos
unitarios laborales en la industria manufacturera han aumentado en promedio un 54,6%
desde 2003 (Fliz, 2009).7 Esto lleva a un deterioro tendencial en la competitividad
global: el tipo de cambio real estructural en 2009 ya se encontraba 22,3% por debajo del
que rega en 2001.8
Mientras los sectores hegemnicos dentro del bloque dominante tienen una
competitividad estructural elevada y por ello la cada en el tipo de cambio real poco las
afecta como vimos en el persistente supervit comercial que generan el resto de los
sectores capitalistas en particular, la industria manufacturera enfrentan crecientes
dificultades para competir internacionalmente: su dficit comercial va en aumento.
Esta situacin de deterioro en la competitividad de las fracciones no hegemnicas del
bloque dominante se traduce en una serie de polticas que vuelven a marcar la
7 En la industria manufacturera argentina la productividad aument en promedio 2,9% por ao entre 2002 y 2009 mientras que entre 1993 y 1998 el crecimiento medio fue de 5,4% anual (Fliz, 2009).
8 Este deterioro es producto sobre todo del fuerte aumento relativo en los costos laborales unitarios reales en Argentina en relacin con el espacio nacional de referencia (Estados Unidos) vinculado a la moneda mundial (el dlar).
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selectividad del poder estatal para actuar como garante de la reproduccin del capital en
su conjunto. Estos sectores han logrado aumentar sostenidamente la transferencia de
recursos bajo la forma de subsidios o gastos en servicios econmicos: los gastos en
servicios econmicos han pasado el 1,4% al 4,0% del PBI y de 9,3% a 21,6% del gasto
total de la Administracin Nacional (AN) entre 2003 y 2008 mientras que los subsidios al
gran capital presupuestados en 2010 han llegado a los 7.300 millones de pesos por
exenciones impositivas.
Por otro lado, el aumento sostenido en los precios internos (la inflacin) se ha convertido
en un medio privilegiado del capital para dar batalla frente al pueblo trabajador a la hora
de sostener las tasas de ganancia. La estrategia de devaluacin salarial descentralizada
por medio de la inflacin es viable aunque slo parcialmente eficaz. La estrategia
capitalista de compresin salarial descentralizada tiende a reducir la competitividad del
capital local vis-a-vis el capital internacional pues aprecia el tipo de cambio real. Eso es
evidente para todos y por ello el capital en su conjunto (a travs de sus organizaciones de
clase como la UIA) exige la intervencin del Estado en la regulacin salarial. El Estado es
requerido nuevamente para coordinar los intereses capitalistas parcializados. De ese
modo, podra decirse que al menos en esta etapa la inflacin se transforma ms en
un problema para los sectores dominantes (que pierden competitividad) que para los
sectores populares que han logrado a pesar de ella recuperar en parte sus ingresos
reales, si bien es cierto que en los ltimos aos las mejoras han sido casi nulas en
promedio.
En este marco, la poltica de supervit fiscal se asocia a la accin del Estado en su rol de
garante de la reproduccin del capital en el espacio nacional. Es decir, la Administracin
Pblica necesita de un monto de recursos crecientes para sostener la competitividad del
capital en su conjunto. Sin embargo, la forma en que se recaudan los ingresos de la
Administracin Pblica no es neutral. Tanto los ingresos como los gastos de los aparatos
estatales tienen relevancia en lo que hace a la (re)distribucin secundaria de ingresos
entre clases. De esta manera, el mayor peso que hoy tienen los impuestos que recaen
sobre el plusvalor apropiado por una parte del bloque dominante y realizado a travs de
la exportacin, resulta una de las fuentes de ingresos progresivas que ha implementado
el Estado para mantener elevados niveles de recaudacin impositiva.9 Las retenciones a
9 En efecto, la recaudacin impositiva del conjunto del Estado nacional y provinciales pas de 21,2% del PBI en 1998 a 31,6% en 2009. El principal cambio est vinculado a la creacin de las retenciones a las exportaciones sin las cuales la recaudacin total sera de 28,8% del PBI y el dficit fiscal primario superara el 1,3% de PBI.
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las exportaciones agropecuarias y petroleras llegaron a representar un 8,8% de la
recaudacin total de la AN en 2009 y mejoraron significativamente la posicin fiscal. Entre
2002 y 2009 el supervit fiscal primario represent en promedio 2,7% del PBI lo que
significa una capacidad de gasto del Estado mucho mayor a la que posea en el perodo
neoliberal cuando el supervit primario lleg a slo 0,9% en promedio entre 1993 y 2001.
Esto no quita que se presenten barreras al sostenimiento de este supervit fiscal y, por
tanto, comiencen a plasmarse contradicciones al interior de los aparatos estatales sobre
cmo priorizar los gastos pblicos. Las barreras parecen relacionarse al hecho de que
dada la creciente necesidad de ingresos fiscales que deben destinarse a mejorar la
competitividad de los sectores productivos no rentistas, la masa de recursos que deben
ser apropiados a travs del Estado es mayor. La selectividad estratgica de clase del
Estado permanece pues sujeta a dos lmites bien claros: la posicin competitiva
estructural (rentista) del nuevo bloque en el poder y la baja competitividad global del
capital domstico cuya reproduccin es fundamental a los fines de la estabilidad poltica
del bloque.10
Esto nos conduce al tercer punto clave de la poltica macroeconmica: el
(des)endeudamiento y la necesidad de retomar la insercin al mercado financiero global.
Si bien es cierto que el capital financiero ha pedido peso estructural a manos del sector
productivo transnacional, su peso poltico contina siendo significativo aunque se expresa
de forma diferente a la dcada previa. Si bien los pagos de intereses de la deuda pblica
se han mantenido relativamente bajos (2,1% del PBI en 2008 luego de la renegociacin,
contra 1,91% en 2003) el peso de los vencimientos de capital opera como una presin
permanente sobre la orientacin general de las polticas pblicas. En 2010 los
vencimientos de capital de la deuda del Estado Nacional alcanzan los 22.400 millones de
dlares, equivalente a 34,2% del gasto del Sector Pblico Nacional no Financiero.
Cabe sealar que una parte importante de la deuda pblica est hoy en manos del
ANSES, el Banco Central y otros organismos pblicos. Por un lado, en mayo de 2010 el
61% de los recursos del Fondo de Garanta de Sustentabilidad (FGS) estaban colocados
en ttulos pblicos por un monto equivalente a 89 mil millones de. Por otra parte, el BCRA
posee como activos 22,6 mil millones de dlares en Letras del Tesoro Nacional. Esto
reduce significativamente el peso de los acreedores privados en la deuda pblica total.
10 Sin la reproduccin ampliada de los sectores subordinados en el bloque dominante la creacin de empleo y la mejora en las condiciones de vida del pueblo trabajador se veran fuertemente limitadas en el marco de una economa capitalista perifrica como la Argentina.
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De cualquier modo, la necesidad de la Administracin Nacional de instrumentar un
proceso de renegociacin de la deuda pblica con aquellos acreedores que quedaron
fuera del canje en 2005 da cuenta de la relevancia que aun tiene el capital financiero
internacional en Argentina. Las mltiples renegociaciones y canjes no slo buscaron
tener abiertas las puertas para refinanciar la deuda pblica en manos de agentes
privados o financiar polticas estatales que no podran implementarse sin modificaciones
en las fuentes de ingresos tributarios. Estas decisiones polticas tambin buscan generar
un marco de confianza para que el capital privado acceda al financiamiento externo que
como marcamos antes es fundamental en el ciclo del capital local.
Es evidente que en lo que atae a las polticas macroeconmicas el Estado argentino ha
cumplido claramente el rol de garante y sintetizador de la reproduccin del capital como
relacin social. Sin embargo, la forma concreta de estas polticas se diferencia
sustancialmente de las que se manifestaron en la etapa neoliberal y esto es producto, en
nuestra opinin, de dos cambios fundamentales en el poder estatal luego de la crisis de
2001: un nuevo bloque en el poder que consolid su posicin mediante la
reestructuracin neoliberal y un gobierno cuya impronta ideolgica se sita ms cerca
de las posiciones desarrollistas tradicionales que de las neoliberales.
3.2 Polticas sociales y laborales: las imposiciones del pueblo trabajador.
La lucha de clases y los conflictos sociales tienen su manifestacin en las polticas
pblicas. Entendemos que en la etapa posneoliberal las polticas sociales y
laborales han sido el resultado de la oposicin al neoliberalismo a travs de la cual
el pueblo trabajador configur nuevas formas de intervencin y organizacin
poltica y, a su vez, recuper otras que haban sido negadas por la avanzada del
capital.
La nueva dinmica de luchas sociales que se desarrollaron en la etapa neoliberal lo
hicieron a partir del cambio sustancial en las condiciones objetivas del pueblo trabajador.
Como mencionamos, la profundizacin de la condicin dependiente del capital que opera
en el mbito nacional implic al afianzamiento de condiciones de empleo precarias y
benefici la superexplotacin y la pobreza generalizada (Fliz, Lpez y lvarez Hayes,
2009). Este marco de exclusin social que se profundiz con la crisis de la
convertibilidad y su salida devaluatoria es el que empuja al pueblo trabajador a
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organizarse para reclamar al Estado la implementacin de planes de alcance masivo que
posibiliten ingresos mnimos de subsistencia.
En relacin a las polticas sociales, la conflictividad de los aos de crisis forz la
implementacin del Plan Jefes y Jefas de Hogar Desocupados en 2002. A diferencia de
lo que ocurri en la dcada de 1990, este plan tuvo un carcter masivo incluy a 2
millones de beneficiarios mientras que los programas de las dcadas previas llegaron a
un mximo de 300 y otorg un ingreso de $150 con contraprestaciones mnimas. Este
plan mantuvo, sin embargo, el monto fijo an cuando las tasas de inflacin comenzaron a
acelerarse entre 2005-2008. La transformacin del Plan Jefes en planes ms
segmentados, como el Plan Familias que mantena los mismos niveles de gasto social
pero para un menor nmero de beneficiarios, provoc nuevas reacciones de parte de los
sectores populares organizados que tuvieron respuesta estatal mediante el Programa
Argentina Trabaja y la Asignacin Universal por Hijo para los trabajadores/as
desocupados e informales con ingresos menores al salario mnimo, con 150 mil y 3,5
millones de beneficiarios respectivamente.
Estas polticas sociales son a nuestro entender el resultado del desarrollo de una
contradiccin entre las nuevas formas de lucha ciertos sectores del pueblo trabajador
principalmente de las organizaciones de base territorial y las intenciones de los actores
estatales de canalizar por la va institucional estos conflictos y reclamos que no eran
encuadrados en las instituciones previamente existentes (Dinerstein, Contartese y
Deledicque, 2008).
Las polticas laborales para los asalariados formales, por su parte, parecen responder
ms al carcter mediador del Estado entre las clases dominantes y los sectores del
pueblo trabajador ms ligadas a la accin sindical. En este marco se destacan la
reapertura de las paritarias, la renegociacin de los convenios colectivos y los
incrementos del salario mnimo, entre otras. Es ms claro aqu que el accionar estatal
permite la estabilizacin conflictiva del patrn de acumulacin sintetizando las
posiciones de los trabajadores formales y las clases dominantes.
El accionar estatal concreto en cuanto a las polticas sociales y laborales luego de
2002 se ha modificado, volvindose ms receptivo a los reclamos y disputas que llev
adelante el pueblo trabajador. Esto responde, por un lado, al cumplimiento de sus roles
de garante del sistema en su conjunto y, por tanto, de unificador de las fracciones de la
clase dominante. Adems, sin el reconocimiento parcial por parte del Estado de los
reclamos populares difcilmente se podra haber establecido un patrn de acumulacin
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sostenido como el que muestra la economa argentina. Por otra parte, la impronta
desarrollista del proyecto poltico kirchnerista que hegemoniza el poder estatal cumple
un rol subordinado pero relevante en la implementacin de algunas de estas polticas de
corte popular. Reconocer a los sindicatos como interlocutores vlidos, por ejemplo, es
una posicin que no entra en los esquemas ideolgicos del Estado neoliberal y que s
puede incluirse en una perspectiva ideolgica ms cercana al desarrollismo.
4. Contradicciones, barreras y lmites del capitalismo perifrico neodesarrollista posneoliberal.
Todo proceso de valorizacin/acumulacin de capital enfrenta sus contradicciones,
barreras y lmites. Entendemos como contradicciones aquellas relaciones que enfrentan
fuerzas antagnicas y, por ello, son fuente de movimiento de la dinmica social. Barreras
son aquellos puntos que enfrentan tales procesos dinmicos y que dentro del propio
proceso de acumulacin pueden ser superadas sin atravesar una crisis orgnica. Los
lmites por el contrario son en cualquier caso barreras insuperables dentro de un
particular patrn de acumulacin de capital.
Las barreras estn ligadas ms directamente a la estrategia de poltica econmica
adoptada por los proyectos polticos que hegemonizan el Estado y, por tanto, son
superables con cambios en dicha estrategia. Por el contrario, los lmites incluyen aquellas
restricciones impuestas por el capitalismo pero ms concretamente son intrnsecas a las
restricciones que plantea la insercin internacional perifrica y dependiente de la
economa Argentina. En tal sentido, su superacin supone atravesar una crisis orgnica
que involucre simultneamente el desplazamiento de esas restricciones y la
conformacin de un bloque hegemnico que pueda alterar la correlacin de fuerzas
sociales para producir tal desplazamiento.
La dinmica de la acumulacin exitosa en Argentina a partir de 2002 plantea una serie de
restricciones. Ellas implican una combinacin de contradicciones, barreras y lmites que
se articulan como los principales problemas de la etapa.
El lmite ms importantes que enfrenta el desarrollo capitalista en Argentina y en
principio cualquier proyecto poscapitalista es la consolidacin de un patrn de
acumulacin de carcter dependiente y perifrico basado en el saqueo de las riquezas
naturales (extractivismo) en el marco de una economa transnacionalizada. Esta situacin
conforma un obstculo significativo a las posibilidades de avanzar en un proyecto de
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cambio social pues supone la conformacin de una slida correlacin de fuerzas sociales
a favor del bloque dominante burgus y dentro de ste de su fraccin transnacional.
Este rasgo de continuidad es el que da cuenta del carcter posneoliberal de la etapa
actual.
Sobre la base de este lmite estructural operan las principales contradicciones que
dinamizan la acumulacin: la contradiccin elemental entre el bloque dominante y el
pueblo trabajador y la contradiccin entre las fracciones rentistas y no rentistas dentro del
gran capital.
An con esta correlacin de fuerzas sociales claramente desfavorable, el pueblo
organizado ha podido forzar mejoras relativas y parciales en sus condiciones de
existencia a travs de la superacin de algunas de las barreras que enfrenta el actual
patrn de acumulacin: la restriccin fiscal y la selectividad estratgica del Estado. En tal
sentido, los sectores populares han logrado disputar (no desplazar) el control de clase del
Estado al menos en los mbitos vinculados al empleo y las polticas sociales.
Dentro del bloque dominante los sectores no rentistas han conseguido establecer una
suerte de equilibrio inestable con los sectores rentistas. A travs de la poltica fiscal
consiguen apropiar una porcin importante de los ingresos extraordinarios del sector
extractivista.
De cualquier manera, la posicin de reducida competitividad de los sectores no
extractivos los enfrenta a una restriccin que se torna progresivamente en lmite: la puja
distributiva con el pueblo trabajador hace caer el tipo de cambio real y las posibilidades
de apropiar renta por la va fiscal son cada vez ms exiguas frente a las demandas
crecientes de los sectores ms desplazados de las clases populares.
En esa dinmica es que el desarrollismo posneoliberal (neodesarrollismo) encuentra sus
principales dificultades. El intento de conformacin de una clase industrial
transnacionalizada y no rentista con capacidad de absorber las demandas populares en
un marco capitalista perifrico enfrenta por una parte la barrera distributiva (que se
manifiesta como inflacin, estancamiento salarial y tendencia a la crisis fiscal) y por otra
el lmite de una economa de baja productividad y heterogeneidad estructural. El
neodesarrollismo (kirchnerismo en la Argentina actual) enfrenta esas restricciones con un
Estado posneoliberal, sin los instrumentos del Estado desarrollista clsico empresas
pblicas en sectores estratgicos e instituciones para la intervencin en diversas esfera
de la reproduccin del capital ni la orientacin poltica que supondra apuntalar una
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fuerza social de base popular, con posibilidades de desplazar la correlacin de fuerzas en
una perspectiva de cambio social.
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LA DINMICA DEL CAPITALISMO PERIFRICO POSNEOLIBERAL-NEODESARROLLISTA. CONTRADICCIONES, BARRERAS Y LMITES DE LA NUEVA FORMA DE DESARROLLO EN ARGENTINAMariano Fliz1 y Emiliano Lpez21Departamento de Sociologa, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin (FaHCE), Universidad Nacional de la Plata (UNLP) // Centro de Investigaciones Geogrficas / Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (UNLP - CONICET), Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin (FaHCE), Universidad Nacional de La Plata (UNLP) // Miembro del Centro de Estudios para el Cambio Social2Departamento de Economa, Facultad de Ciencias Econmicas, Universidad Nacional de la Plata (UNLP) // Becario de ANPCYT en el CEILPIETTE-CONICET // Miembro del Centro de Estudios para el Cambio Social