posibilidad, origen y esencia del conocimiento, y criterio de verdad. 2

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1 Posibilidad y Origen del Conocimiento. Esencia del Conocimiento y Criterio de Verdad. TEORIA DEL CONOCIMIENTO Reseña histórica. Si bien es cierto que la teoría del conocimiento, no existe como disciplina independiente en la filosofía griega y en la filosofía medieval, no es menos cierto que tanto en la etapa de la filosofía antigua como en la edad media, encontramos múltiples reflexiones acerca del problema de la "Teoría del conocimiento", llamada también "Epistemología" ( de la palabra griega "epistema", que significa conocimiento, o "gnoseología" ( del término griego "gnosis" que significa también conocimiento. En dichas épocas del pensamiento filosófico, el problema de la teoría del conocimiento está inserta en los textos referentes a los problemas ontológicos y psicológicos. Esto tiene lugar en forma especial en Platón y en Aristóteles. En la Edad moderna, la teoría del cocimiento aparece como disciplina autónoma. Como fundador de ella podemos indicar a J. Locke (1632 1704), con su obra "Ensayo sobre el entendimiento humano" aparecida en 1690. En ella Locke habla de la esencia y la certeza del conocimiento humano. Leibnitz (1646 1716), refuta la doctrina de Locke en su obra "Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano", obra póstuma aparecida en 1765. En Inglaterra prosigue la investigación acerca del conocimiento humano, Berkerley (1685 1753), con su obra "Tratado de los principios del conocimiento humano", aparecida en 1710. David Hume (1711 1776), publica dos obras referentes al problema del conocimiento humano: "Tratado de la naturaleza humana" en 1740 e "Investigación sobre el entendimiento humano", en 1748. En 1781, Manuel Kant (1724 1804), publica su obra "Crítica de la razón pura", que es considerada como su obra maestra en el campo epistemológico. Análisis del conocimiento y planteamiento del problema. Los elementos que intervienen en el acto de conocer son: el sujeto cognoscente y el objeto conocido. ¿Cuál es el rol que cada uno de dichos elementos juega en el acto de conocer? El sujeto capta al objeto mediante la imagen. El objeto imprime su imagen en el sujeto. De la relación existente entre el sujeto y el objeto, surgen los siguientes problemas: a) La posibilidad de conocimiento: el sujeto ¿puede realmente aprehender el objeto? b) Origen del conocimiento: Este ¿proviene de los sentidos de la inteligencia o de ambos a la vez? c) Esencia del conocimiento: ¿Cuál de los elementos recién nombrados juega el rol preponderante en la elaboración del conocimiento? d) Criterio de verdad: ¿Cuál es el criterio que se puede adaptar para asegurar la verdad del conocimiento?

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SEGUNDA EDICION

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Page 1: Posibilidad, Origen y Esencia Del Conocimiento, y Criterio de Verdad. 2

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Posibilidad y Origen del Conocimiento. Esencia del Conocimiento y Criterio de Verdad.

TEORIA DEL CONOCIMIENTO

Reseña histórica.

Si bien es cierto que la teoría del conocimiento, no existe como disciplina independiente

en la filosofía griega y en la filosofía medieval, no es menos cierto que tanto en la etapa de la

filosofía antigua como en la edad media, encontramos múltiples reflexiones acerca del

problema de la "Teoría del conocimiento", llamada también "Epistemología" ( de la palabra

griega "epistema", que significa conocimiento, o "gnoseología" ( del término griego "gnosis"

que significa también conocimiento. En dichas épocas del pensamiento filosófico, el problema

de la teoría del conocimiento está inserta en los textos referentes a los problemas ontológicos

y psicológicos. Esto tiene lugar en forma especial en Platón y en Aristóteles.

En la Edad moderna, la teoría del cocimiento aparece como disciplina autónoma. Como

fundador de ella podemos indicar a J. Locke (1632 – 1704), con su obra "Ensayo sobre el

entendimiento humano" aparecida en 1690. En ella Locke habla de la esencia y la certeza del

conocimiento humano. Leibnitz (1646 – 1716), refuta la doctrina de Locke en su obra "Nuevos

ensayos sobre el entendimiento humano", obra póstuma aparecida en 1765. En Inglaterra

prosigue la investigación acerca del conocimiento humano, Berkerley (1685 – 1753), con su

obra "Tratado de los principios del conocimiento humano", aparecida en 1710.

David Hume (1711 – 1776), publica dos obras referentes al problema del conocimiento

humano: "Tratado de la naturaleza humana" en 1740 e "Investigación sobre el entendimiento

humano", en 1748.

En 1781, Manuel Kant (1724 – 1804), publica su obra "Crítica de la razón pura", que es

considerada como su obra maestra en el campo epistemológico.

Análisis del conocimiento y planteamiento del problema.

Los elementos que intervienen en el acto de conocer son: el sujeto cognoscente y el

objeto conocido.

¿Cuál es el rol que cada uno de dichos elementos juega en el acto de conocer? El

sujeto capta al objeto mediante la imagen. El objeto imprime su imagen en el sujeto.

De la relación existente entre el sujeto y el objeto, surgen los siguientes problemas:

a) La posibilidad de conocimiento: el sujeto ¿puede realmente aprehender el objeto?

b) Origen del conocimiento: Este ¿proviene de los sentidos de la inteligencia o de ambos a la

vez?

c) Esencia del conocimiento: ¿Cuál de los elementos recién nombrados juega el rol

preponderante en la elaboración del conocimiento?

d) Criterio de verdad: ¿Cuál es el criterio que se puede adaptar para asegurar la verdad del

conocimiento?

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Posibilidad del conocimiento.

Dogmatismo:

Es la actitud epistemológica para la cual no existe el problema de la posibilidad del

conocimiento. Da por hecho que el sujeto puede conocer sin dificultad al objeto. El

dogmatismo, en el sentido epistemológico, no se debe entender despectivamente. Es una

actitud que no tuvo problema acerca de la posibilidad del conocimiento y aceptó simplemente

dicha posibilidad.

La palabra "dogma", de origen griego, significa "doctrina fijada". Para los primeros filósofos

significó "opinión". El dogmatismo, opuesto al escepticismo, es una escuela filosófica que

"considera a la razón humana capaz de conocer la verdad, siempre que se sujete a métodos y

orden en la investigción, dando por supuestas la posibilidad y la realidad del contacto entre el

sujeto y el objeto".

Dice que "los objetos de la percepción y los objetos del pensamiento nos son dados de la

misma manera: directamente en su corporeidad", y sus seguidores "suponen la capacidad

cognoscitiva del hombre y suponen que la realidad de hecho existe; su preocupación es la

naturaleza".

Dogma, dogmático, dogmatismo, son palabras que se asocian inequívocamente al ámbito

religioso. Esta relación es muy adecuada, porque en este sentido, los dogmas son

considerados dentro de muchos credos, como declaraciones de la palabra divina, sagrada y

certificada por el cuerpo doctrinario oficial. Los fieles aceptan los dogmas doctrinarios como

un claro acto de fe, excluyendo así lo dogmático del terreno de toda ciencia y filosofía. Sin

embargo, el sentido filosófico de estos términos, posee un matiz sutilmente diferente.

Existe una explicación para esta asociación entre dogma y religión. En sus orígenes, el término

dogma significó “oposición”, se trataba pues de una opinión filosófica referida a los primeros

principios. De allí que luego el término se asociara como una referencia a “principios

doctrinarios”.

Así, los filósofos que insistían enfáticamente en los “principios” terminaban por no prestar

atención a los hechos o a los argumentos que pudieran poner en duda tales fundamentos.

Esos filósofos solían dedicar su actividad a la afirmación, esto es, no desarrollaban el análisis

crítico. Recibieron pues, el nombre de “dogmáticos” a los que se contrapuso a los

“escépticos”.

Actualmente, el dogmatismo puede comprenderse en tres sentidos:

1. Realismo ingenuo: en este caso, se admite únicamente la posibilidad de conocer las

cosas en su ser en sí, sino también la efectividad de este conocimiento en el trato

diario y directo de las cosas. En rigor, este tipo de realismo no existe dentro de la

filosofía, sino que refiere específicamente al conocimiento vulgar.

2. Confianza doctrinaria: se entiende como la confianza absoluta en una doctrina en

especial.

3. Ausencia de reflexión crítica: se refiere a la aceptación incondicional, sin examen

alguno de los principios a los que se adhiere. Se trata en este caso de una mera

sumisión a la autoridad.

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Nacimiento del dogmatismo

El dogmatismo se da en los siglos VII y VI antes de Cristo: "El dogmatismo, al ser la actividad

propia del hombre ingenuo, es la más antigua y primigenia posición tanto en el sentido

sicológico como en el histórico. En el período originario de la filosofía griega domina de un

modo casi general."

Las reflexiones epistemológicas no aparecen entre los presocráticos (los filósofos jonios de la

naturaleza, los eléatas, los pitagóricos). Ellos son principalmente teóricos del mundo natural,

lo que escriben entra en la designación genérica sobre la naturaleza. "Estos pensadores se

hallan animados todavía por una confianza ingenua de la capacidad de la razón humana."

Para ellos el conocimiento no presenta ningún problema, están imbuidos en el ser y

absorbidos por la naturaleza. Ella es la realidad que existe por debajo de todas las "cosas", y

que, aunque es común a todas, se distingue de ellas. En cambio las "cosas" múltiples, más

que realidades, son apariencias mudables, inestables y de duración limitada: "Esta naturaleza

la entienden los presocráticos en un doble sentido: como „substratum‟ inmudable del ser, por

debajo de todas las mutaciones y de las cosas, y, también, como fuerza que hace llegar las

cosas a ser, como una fuente inagotable de seres."

Escepticismo:

Este sistema gnoseológico niega la posibilidad de que el sujeto cognoscente pueda

captar el objeto conocido. El conocimiento, como aprehensión real del objeto por el sujeto, es

imposible. De lo cual resulta que no podemos emitir juicio alguno.

Teoría filosófica según la cual no es posible el conocimiento y de todo cabe plantear alguna

duda.

Del término griegos képsis (indagación, revisión, duda). El escepticismoniega toda

posibilidad de conocer la verdad. Es necesario distinguir elescepticismo como corriente

filosófica que surge y se desarrolla en elmundo antiguo (s. IV a.C. - s. II d.C.), y el escepticismo

como teoríafilosófica, atractiva para muchos filósofos además de los de la corrientecitada.

Elescepticismo mantiene que no es posible el conocimien to.Del mismo modo

que ocurre con el relativismo, cabe ser escéptico de unmodo radical o aceptar el escepticismo

respecto de ciertas regiones de realidad y laposibilidad de adquirir ciencia o conocimiento

respecto de otras. Porejemplo, se puede ser escéptico en temas de religión (agnóstico) y

sinembargo creer en la posibilidad del conocimiento del mundo físico, comoocurre en la

actualidad en muchos científicos. En la filosofíapresocrática el escepticismo fue una teoría

poco aceptada pero tambiéntuvo sus defensores. El movimiento sofista tendía más al

relativismo yescepticismo que al objetivismo. Las siguientes tesis del sofista Gorgiasexpresan

de modo rotundo este punto de vista: “nada existe; si algoexiste, no puede ser conocido por

los hombres; si se puede conocer, no sepuede comunicar y explicar a los demás”.

Hay diferentes clases de escepticismo. El escepticismo que niega la posibilidad del

conocimiento en general, recibe el nombre de escepticismo absoluto o radical. Cuando el

escepticismo niega la posibilidad de un determinado conocimiento, recibe el nombre del

conocimiento cuya posibilidad niega. Así, por Ej. , existe el escepticismo metafísico, en cuanto

niega la posibilidad del conocimiento metafísico. Asimismo, se habla del escepticismo ético y

del religioso, pues niega el conocimiento de lo moral y el conocimiento religioso

respectivamente. Finalmente, existe el escepticismo sistemático y el escepticismo metódico. El

primero niega la posibilidad del conocimiento por principio, sistemáticamente. El segundo lo

hace por método: pone en duda lo que naturalmente nos presenta el conocimiento, para

separar de esta manera lo verdadero de lo falso y llegar así al saber absolutamente seguro.

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El escepticismo absoluto es imposible. Ya San Agustín arguyó de la siguiente manera

contra los escépticos: "No temo los argumentos de quienes dicen: ¿Y si te engañas? Si me

engaño soy. Quien no es, no puede siquiera engañarse; y por eso, si me engaño, soy".

"Así, pues, ya que soy yo que me engaño, ¿cómo puedo engañarme de que soy, si es

cierto que soy yo que me engaño? Puesto que fuera yo quien se engañase aun cuando yo me

engañara, no me engañaría en cuanto a saber que soy".

El escepticismo absoluto es evidentemente falso, pues se contradice abiertamente. Al

afirmar que el conocimiento es imposible, con eso mismo expresa un conocimiento.

Pragmatismo:

El pragmatismo epistemológico reemplaza el concepto de la verdad, que deriva de la

correspondencia entre el pensamiento y el objeto, substituyéndolo por el concepto de lo útil.

La verdad para el pragmatismo significa lo valioso y lo útil para la vida.

El pragmatismo se enraíza en el peculiar concepto referente a la naturaleza humana.

Para dicha corriente filosófica, el hombre no es un ser pensante, sino un ser de voluntada y

acción. El intelecto, como lo observa Essen, no es dado al hombre, según el pragmatismo,

para investigar y conocer la verdad; sino para poder orientarse en la realidad. L a verdad

consiste básicamente, según el pragmatismo, en lo útil y provechoso de la conducta humana.

El error básico del pragmatismo reside en el desconocimiento y la negación de la

autonomía del pensamiento humano. Si bien es cierto que el pensamiento humano tiene

estrecha relación con las diferentes realidades de la vida y que sufre influencia profunda de las

demás vivencias psíquicas, no es menos cierto, que el pensamiento humano tiene su propio

campo de acción y no puede ser reducido a la mera función de lo útil en la vida humana.

Criticismo:

El escepticismo y en concomitancia el pragmatismo que, en último análisis es una

especie de escepticismo, son ambos la antítesis del dogmatismo. La posición intermedia entre

aquellos es el criticismo. Este sistema tiene de común con el dogmatismo que acepta la

fundamental confianza en la razón humana. No acepta, sin embargo, la posibilidad del

conocimiento y de la verdad en forma ingenua, como lo hace el dogmatismo, sino que

examina detenidamente la actividad de la razón humana. La desconfianza en lo referente a

determinados conocimientos, como ser: frente a la posibilidad del conocimiento racional de lo

absoluto, lo acerca al escepticismo.

La actitud del criticismo es reflexiva y crítica. Es el término medio entre la ingenuidad del

dogmatismo y lo absurdo del escepticismo.

Indudablemente la actitud epistemológica del criticismo aporta elementos valiosos a la

Teoría del conocimiento; siendo su autor Manuel Kant.

Por Criticismo se entiende la doctrina de Kant, que sostiene la superioridad de la

investigación del conocer sobre la investigación del ser. Esta corriente está convencida de que

es posible el conocimiento para el hombre, acepta que puede llegar a poseer la verdad, puede

tener conocimientos que dan certeza, pero que hace indispensable justificar racionalmente la

forma como llegamos al conocimiento: es decir, cómo llegamos al conocimiento y en qué

forma se nos da la realidad.

"El criticismo examina todas las afirmaciones de la razón humana y no acepta nada

despreocupadamente. Dondequiera, pregunta por los motivos y pide cuentas a la razón

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humana. Su conducta no es dogmática ni escéptica, sino reflexiva y crítica. Es un término

medio entre la temeridad dogmática y la desesperación escéptica."

El criticismo es como una dirección especial de la gnoseología, consistente en la averiguación

de las categorías apriorísticas que envuelven lo dado y permiten ordenarlo y conocerlo; por

otra parte, es una teoría filosófica que coincide con el idealismo en sus diversos aspectos y

que invierte la dirección habitual del conocimiento mediante el propio conocimiento.

Entendiendo pues el criticismo desde la filosofía, es una "actitud" que matiza todos los actos

de la vida humana, siendo la época moderna considerada "época crítica" puesto que en ella se

pretendió averiguar el fundamento racional de las creencias últimas.

Los imperativos categóricos de I. Kant

Los imperativos categóricos tienen la forma general "debes hacer X", o, en su versión

prohibitiva, "no debes hacer X"; "debes ser veraz", "no debes robar", son ejemplos de

imperativos categóricos. De todas formas es preciso tener cuidado porque la mera expresión

lingüística no es suficiente para determinar si el imperativo que ha guiado nuestra conducta es

hipotético o categórico: para averiguar si es uno u otro el caso es preciso referirse a lo que ha

movido nuestra voluntad: si no hemos robado, nuestra conducta es conforme al deber

(conforme al imperativo “no debes robar”), pero si no hemos robado por miedo a la policía, el

imperativo que hemos seguido es hipotético (“no debes robar si no quieres tener problemas

con la policía”); sin embargo, si no hemos robado porque la acción de robar es mala en sí

misma, independientemente de si nos pueda detener o no la policía, entonces nuestro

imperativo es categórico. Kant consideró que nunca se puede estar absolutamente seguro de

que nuestra conducta no haya estado motivada por un interés o por algún temor, y por ello

concluyó que cuando nos parece seguir un imperativo categórico siempre es posible que el

imperativo por el que nos regimos sea hipotético.

Kant da también unas fórmulas generales del imperativo categórico, fórmulas que

resumen todos los mandatos morales:

Fórmulas Del Imperativo Categórico

Fórmula de la ley universal

"Obra sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne ley

universal"

Fórmula de la ley de la naturaleza

"Obra como si la máxima de tu acción debiera tornarse, por tu voluntad, ley universal de la

naturaleza"

Fórmula del fin en si mismo:

"Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de

cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio"

Fórmula de la autonomía:

"Obra como si por medio de tus máximas fueras siempre un miembro legislador en un reino

universal de fines"

Imperativos O mandatos. Principios prácticos objetivos que describen cómo nos debemos

conducir. Tienen carácter constrictivo.

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Cuando la razón se dirige al conocimiento de la realidad da lugar a principios o leyes

descriptivas (del tipo “2 + 2 = 4”, o “el agua hierve a 100º”); cuando utilizamos la razón para

la dirección de nuestra conducta obtenemos mandatos (del tipo “debes parar ante el semáforo

en rojo”, “debes ser amable con las personas que te presentan”, “no debes mentir”, ...). Kant

denomina “principios prácticos” a los mandatos porque son leyes, pero leyes no teóricas sino

prácticas o relativas a la acción. Dice también que son “objetivos” puesto que aspiran a servir

para todo sujeto racional, y de ese modo diferenciarlos de las máximas o principios prácticos

subjetivos.

Imperativos Hipotéticos

Son los imperativos que prescriben una acción como buena porque dicha acción es necesaria

para conseguir algún propósito. Se dividen en imperativos hipotéticos de la habilidad e

imperativos hipotéticos de la prudencia.

Son imperativos hipotéticos problemáticos (reglas de la habilidad) cuando el fin o

propósito para el que es buena la acción es sólo posible, es decir, no es un fin al que los

hombres tiendan por naturaleza, sino que se puede querer o no querer; el mandato “debes

entrenar esta tarde” pertenece a este tipo pues describe el modo de comportarse adecuado

para un fin nada universal: jugar bien en el partido de fútbol de mañana. Son imperativos

hipotéticos asertóricos (reglas de la prudencia, consejos de sagacidad) cuando el fin en

cuestión es real, esto es, un fin al que se puede suponer tienden todos los hombres por

naturaleza; este fin es, según Kant, la felicidad; el mandato “debes moderar tus pasiones y

deseos” pertenece a este grupo pues describe el modo de comportarse para la realización de

un fin universal o común a todos los hombres: la felicidad.

Los imperativos hipotéticos tienen la forma general "debes hacer X si quieres conseguir

Y". Kant creyó que las éticas materiales sólo pueden fundamentar mandatos problemáticos o

mandatos asertóricos, pero nunca mandatos morales en sentido estricto o imperativos

categóricos. Los imperativos hipotéticos (al igual que los juicios sintéticos a posteriori) son

particulares y contingentes: los de la habilidad no mandan de forma universal ya que no todo

el mundo tiene los mismos fines; los de la prudencia tienen un carácter más universal puesto

que se refieren a la felicidad, algo a lo que todos aspiran, pero en sentido estricto tampoco

son universales y necesarios:

lo que sea la felicidad depende de las circunstancias empíricas de cada persona;

pero incluso aunque fuese la misma para todos (por ejemplo una vida de

conocimiento como parece suponer Aristóteles) el modo de realizar la felicidad

depende de circunstancias empíricas (el modo de realizar la vida contemplativa

depende de las circunstancias sociales, económicas y políticas de cada época).

PRINCIPIOS PRÁCTICOS

A diferencia de los principios teóricos, que son juicios descriptivos de la realidad, los

principios prácticos son juicios o leyes o reglas que describen la conducta a la que se

debe someter un ser racional, describen −O PRESCRIBEN− EL DEBER SER.

Si los principios indican el comportamiento que seguimos habitualmente dadas tales o

cuales circunstancias entonces reciben el nombre de máximas; son propiamente

leyes prácticas o principios prácticos objetivos si no indican cómo nos comportamos

comúnmente sino cómo nos tenemos que comportar. Dado que dichos principios

tienen su origen en la razón, si la conducta de un ser estuviese determinada

exclusivamente por la razón dichas leyes describirían su conducta y no tendrían para

él la forma de mandatos; éste es el caso de Dios; en los seres que pueden obrar a

partir de lo que les indica su razón práctica pero también como consecuencia de

inclinaciones o impulsos empíricos, la ley moral es constrictiva para su voluntad, tiene

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la forma de imperativo (en el caso de la voluntad divina, la ley de no mentir no le

manda propiamente que no mienta ya que no puede dejar de mentir; en el caso de la

voluntad humana le ordena que no mienta ya que su conducta puede estar influida

por un deseo o interés que le mueva a mentir). Si el mandato manda algo como bueno

absolutamente, como de realización necesaria independientemente del provecho o

perjuicio que implique, entonces el imperativo es categórico; si manda algo de forma

condicionada, si manda algo porque lo mandado es un buen medio para la realización

de un propósito ulterior entonces el imperativo es hipotético. Finalmente, si el

propósito es un fin no común a todos los hombres el mandato recibe el nombre de

imperativo de la habilidad, y si es común a todos el de imperativo de la prudencia.

Contexto histórico

Ha sido concretamente la Edad Antigua la que ha permitido presentar pequeños brotes de

criticismo, y dentro de esta época sobresale Platón (siglo V antes de Cristo) quien distingue

varios grados que conducen al conocimiento:

1. El conocimiento sensible. Este tiene por objeto de conocimiento los seres materiales y éstos

se nos dan a través de los sentidos, por los cuales se puede presentar variabilidad en el logro

del conocimiento, por tanto, no es posible una verdadera ciencia.

2. El conocimiento racional discursivo. Hace referencia al número y a la cantidad, es decir, a

las matemáticas.

3. El conocimiento racional intuitivo. Este se refiere a los seres espirituales; es el mundo de las

ideas y es sólo en éste donde se puede hallar la verdadera ciencia, pues es considerado el

mundo objetivo, verdadero, eterno e inmutable.

Mas adelante, sigue a Platón, su discípulo Aristóteles, quien reafirma la posibilidad de un

conocimiento; además, aclara que los sentidos sólo nos engañan accidentalmente, puesto

que son hechos para captar los objetos.

Distingue dos tipos de conocimientos: el sensitivo y el intelectivo, los cuales se dan en

constante relación. "Nada hay en el entendimiento que no haya pasado por los sentidos"; es

decir, los sentidos suministran el material con que trabaja nuestra mente.

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Mas tarde, en la época moderna, es Kant el gran representante o fundador de esta corriente

criticista, el cual llegó a esta posición después de haber pasado por el dogmatismo y el

escepticismo. La intención que tuvo Kant con esta corriente era someter la razón a un análisis

detenido para ver sus estructuras y determinar entonces la forma cómo conocen. Quiere

fundamentar el conocimiento humano determinando los aportes que hace el sujeto y los

aportes que provienen de la experiencia. El sujeto recibe los datos, los organiza, les da forma,

a través de estructuras a priori, tanto de la sensibilidad como del entendimiento y la razón. La

forma "a priori", que es aportada por el sujeto, posee siempre un carácter necesario y

universal.

Luego sigue Hegel, el cual ha formulado en su "Enciclopedia" que la investigación del

conocimiento no puede tener lugar de otro modo que conociendo. Querer conocer antes de

conocer es tan absurdo cuando se parte de todo supuesto; es decir, sin probar una

posibilidad misma del conocimiento.

Origen del conocimiento.

En éste nuestro enfoque acerca del origen del conocimiento, partiremos de un juicio

por todos conocidos: "Los metales se dilatan con el calor". Analicemos lo que nos suministra

nuestra propia experiencia acerca del origen de este juicio. En la formación de este juicio

intervienen ante todo, nuestros sentidos. En efecto, mediante el sentido del tacto obtenemos la

sensación de calor y mediante la vista verificamos la dilatación del metal. Pero al mismo

tiempo percibimos una relación, o sea una conexión entre la acción del calor y el hecho de

que el metal se dilate. La dilatación sigue a la acción del calor, a saber, es causada por el

calor.

Vemos, pues, que en la formación del juicio: "los metales se dilatan por el calor",

intervienen dos elementos: uno proveniente de los sentidos y el otro del pensamiento. Surge,

pues, el problema, ¿cuál de estos elementos es definitivo en la formación del juicio

mencionado? En otras palabras, ¿dónde tiene su origen el conocimiento? ¿Acaso en la

experiencia que proporcionan los sentidos o en los elementos que elabora el pensamiento?

Además, procede esta otra pregunta: ¿En cuál de los elementos citados se funda la validez del

conocimiento? Las respuestas a estos problemas fueron muy diferentes a lo largo de la

historia del pensamiento filosófico.

Empirismo.

Sostiene que la única fuente del conocimiento humano son los sentidos, es decir, la

experiencia sensible. Según el empirismo, el espíritu no aporta nada en la elaboración del

conocimiento, pues, es una especie de hoja en blanco en la cual es la experiencia la que

escribe. Todos los conceptos aún los más generales y abstractos son, por lo tanto, fruto de la

experiencia sensible.

Ahora bien, la experiencia sensible puede ser externa e interna, según que clase de

sentidos intervienen en su realización. Existe una forma de empirismo llamada sensualismo,

que admite como única fuente de conocimiento la experiencia de los sentidos externos. El

filósofo francés Condillac (1715 – 1780), es su representante.

Esta actitud epistemológica tiene sus proyecciones en el campo metafísico. En efecto,

si todo el conocimiento se reduce a la experiencia sensible, no se podrá llegar jamás al

conocimiento suprasensible, capaz de aprehender realidades suprasensibles o espirituales. El

empirismo epistemológico lleva, necesariamente al escepticismo metafísico.

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Racionalismo.

La fuente única del conocimiento humano, según el racionalismo es la razón. El

conocimiento cobra validez si es lógicamente necesario y universalmente válido. Solamente

cuando emitimos un juicio acerca de algo que tiene que ser así, siempre y en todas partes, y

no puede ser de otra manera, solamente entonces tenemos un juicio verdadero. Así, los

siguientes juicios cumplen con estas exigencias: "El todo es mayor que una parte". "Todo

efecto tiene una causa". En ambos casos vemos que tiene que ser así y no de otra manera. En

efecto, sostener que una parte del todo sea mayor que el todo, equivale a la contradicción de

la razón consigo misma.

Los juicios mencionados poseen, pues, una necesidad lógica y una validez universal.

Carecen de estas características los juicios provenientes de la experiencia. Tales como:

"los metales se dilatan con el calor", "el agua hierve a 100°", etc. Existe la posibilidad que

suceda diferente. Pues, no encierran en sí una necesidad lógica. Los juicios que se basan en

la experiencia tienen solamente validez hasta donde pueden ser comprobados. Su validez, por

lo tanto, es limitada.

No sucede lo mismo, sostiene el racionalismo, con los juicios que se basan en la

razón. En efecto, el juicio: "El todo es más grande que una parte de él", no se apoya en la

experiencia, sino tiene su fundamento en la razón: es lógicamente necesario y universalmente

válido. De donde resulta, que el verdadero conocimiento tiene su fundamento único en la

razón.

El origen del racionalismo se encuentra fácilmente en los cultivadores de las ciencias

matemáticas, por ser este conocimiento predominantemente conceptual y deductivo. Los

principales representantes del racionalismo fueron en la Antigüedad: Platón (427 – 347) y

Plotino (205 –270). En la Edad Moderna: Descartes (1596 – 1650), Malebranche (1638 – 1715),

y Leibnitz (1646 – 1704).

El mérito principal del racionalismo está constituido por el hecho de destacar el factor

racional en el conocimiento humano. Pero, al pretender establecer la razón como fuente única

del conocimiento humano, cae en el exclusionismo, del cual a su vez deriva su posición

dogmática.

Sin duda, el racionalismo, por operar con conceptos suprasensibles abre el camino

hacia las verdades metafísicas.

Apriorismo.

Es una corriente epistemológica que intenta mediar entre el empirismo y el racionalismo.

Manuel Kant, es el autor principal del apriorismo, ante todo hace una crítica de ambas

actitudes extremistas y luego procura resolver el problema planteado.

La actitud racionalista, sostiene Kant, es una actitud dogmática; además, aún

admitiendo con el racionalismo las ideas innatas, ¿ cómo se establece la relación entre ellas y

los objetos?

El empirismo por su lado, prosigue la crítica Kantiana, toma en cuenta las relaciones

que rigen las impresiones sensibles. Además, el empirismo no explica leyes que rigen el

fenómeno y que son la base del progreso científico. Pues, es incapaz de fundamentar una

metafísica que el espíritu humano exige.

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Prosigue Kant, el racionalismo admite solamente los juicios "analíticos", o sea, juicios en

los cuales la idea expresada en el predicado está contenida en la extensión del sujeto. Estos

conocimientos a priori, son independientes de la experiencia y, por ende, son inútiles.

El empirismo, a su vez, admite solamente los "juicios a posteriori", es decir, juicios en

los cuales la relación entre el sujeto y el predicado se funda en los datos de la experiencia.

Dichos juicios tienen el mérito de expresar un contenido concreto, pero son incapaces de

fundamentar una ciencia.

Frente a la deficiencia de estas dos actitudes extremistas, Kant presenta su tesis: para

hacer posible la ciencia y construirla son necesarios los conocimientos tanto "a priori" como "a

posteriori". Gracias a los primeros se podrá establecer las leyes científicas y los segundos

permitirán determinar el contenido de la ciencia.

Esta clase de conocimientos se podrá obtener mediante los juicios que Kant llama

"juicios sintéticos a priori". Dichos juicios provienen de la forma "a priori" que es la base del

conocimiento, y de la experiencia "a posteriori" que es el contenido del conocimiento. Pero

ahora aparece también aquí la dificultad que se presentó en el racionalismo ¿Cómo aplicar la

forma "a priori" al contenido de la experiencia que es una forma "a posteriori", siendo que una

forma es independiente de la otra? Kant resuelve la dificultad diciendo que la forma "a priori",

es decir, el elemento racional, es el que establece las relaciones necesarias y universales entre

los fenómenos del contenido. Con esto Kant afirma que: "el orden de las cosas los forma la

actividad de nuestro entendimiento".La experiencia sensible nos proporciona solamente el

contenido, que es un "material caótico"; el sujeto pensante establece la relación, el orden en

dicho material. De lo cual resulta que el sujeto es el coordinador y constructor del mundo de la

experiencia. De esta manera queda suprimido el problema de la relación entre el pensamiento

y las cosas. El orden del pensamiento imprime el orden a las cosas. El conocimiento por lo

tanto, tiene su origen en la síntesis inseparable de las leyes del pensamiento y el contenido de

la experiencia.

Surge ahora naturalmente la pregunta, ¿cuáles son estas formas a priori que hacen

posible el conocimiento? Estas formas "a priori" inherentes a nuestro espíritu son las formas

del espacio y del tiempo. Mediante la forma a priori espacio, nuestro espíritu consigue la

ordenación externa de nuestras sensaciones y mediante la forma a priori tiempo, nuestro

espíritu establece el orden interno. Así por ej. , la forma "a priori" establece el diseño de las

figuras geométricas en el espacio y los nuevos aspectos de los números en el tiempo: 5 más

7= 12.

Todo esto lo realiza el espíritu mediante la intuición, que es el primer grado de la

actividad "a priori".

Pero el espíritu, además de intuir, puede pensar. Así se llega al segundo grado de la

síntesis, que implica una relación más estrecha entre las diferentes intuiciones. Esa nueva

síntesis se realiza mediante el juicio. Las formas del juicio son las categorías en las cuales

tienen su origen los conceptos. Así las cualidades que constantemente persisten en el

espacio, se tornan substancia y las que persisten en el tiempo, en causa. Substancia y causa

no tienen valor por sí mismos, sino que son dos formas, dos categorías del pensamiento. Es el

pensamiento, pues el legislador de la naturaleza y el constructor del mundo. La validez de la

categoría nos permite el conocimiento universal y necesario.

Kant opina que de esta manera ha superado el racionalismo y el empirismo.

Esencia del conocimiento humano.

Las teorías epistemológicas que procuran determinar la esencia del conocimiento son

muchas. Nos detendremos brevemente en dos: El Idealismo y el Realismo.

Page 11: Posibilidad, Origen y Esencia Del Conocimiento, y Criterio de Verdad. 2

11

El Idealismo.

Ante todo hay que dejar en claro la distinción neta entre el idealismo metafísico y el

idealismo epistemológico.

Llamase idealismo metafísico al sistema filosófico que sostiene que el fundamento de

toda realidad son las fuerzas espirituales o potencias ideales.

El Idealismo epistemlógico sostiene la prioridad del pensamiento sobre lo real. La

conciencia constituye el mundo de lo real. Al suprimir los objetos reales deja solamente los

contenidos de la conciencia.

Atendida esta exposición, la crítica que suele presentarse al idealismo es la siguiente:

a) El idealismo es, ante todo, una actitud del todo gratuita; pues, asevera sin pruebas que el

objeto del pensamiento no puede ser sino el pensamiento; que el acto de conocimiento, por

ser una acción inmanente, no puede asir otra cosa que no sean estados interiores, a saber,

estados de conciencia. Esta afirmación es ambigua. Es cierto que el pensamiento no capta

sino objetos de pensamiento; pero, decir "objetos de pensamiento" no equivale necesaria ni

idénticamente a estado interior de conciencia.

b) El idealismo, si se lo examina a fondo es indefendible, pues conduce inevitablemente al

solipsismo, según el cual un más allá del pensamiento es impensable, porque el acto de

conciencia no puede salir de su propia interioridad; el ser se confunde con el percibir.

El Realismo.

"Realismo es el nombre que se da a una posición adoptada en la teoría del conocimiento o

en la metafísica. En ambos casos, el realismo no se opone al nominalismo, sino al idealismo".

El realismo a su vez concede un lugar a la duda en la vida intelectual, pero considera la vida

universal como la muerte de la inteligencia.

Para el realismo el espíritu humano puede conocer al ser "en sí", y la verdad no es otra cosa,

que la conformidad del juicio con la realidad.

Esta actitud epistemológica acepta la existencia de las "cosas reales" fuera de la

conciencia. La prioridad del objeto sobre el sujeto. Esto último se puede entender de

diferentes maneras y de ello proceden las diferentes clases de realismo.

Clases de realismo

a) Realismo Indirecto.- en esta actitud epistemológica, la prioridad del objeto respecto del

sujeto significa principalmente la parte de pasividad que nuestro conocimiento comporta en

razón de la receptividad sensible. El conocimiento, afirma dicho sistema, que nosotros

adquirimos de las cosas, es a base de sensaciones pasivamente recibidas. Estas de suyo son

objetivas, pues, ellas son asidas por la conciencia como un efecto, de la acción de los objetos

que actúan como causas.

b) Realismo Inmediato.- esta actitud excluye la noción de causalidad cuando se trata de la

prioridad del objeto respecto del sujeto y le da un sentido mucho más amplio. La prioridad del

objeto significa para el realismo inmediato el punto de partida del conocimiento humano. Más

exactamente, a la base de nuestras nociones abstractas y de nuestras afirmaciones, hay una

presencia de lo real delante de la conciencia. Esto real inmediatamente presente, es sin duda,

el real sensible, captado por los sentidos; mas este real es al mismo tiempo inteligible, y como

tal, presente a través de los sentidos, a la conciencia intelectual.

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12

Toda tentativa para superar la oposición entre el realismo y el idealismo, está condenada al

fracaso. Nos queda el interrogante de si no podríamos llegar al realismo partiendo del

idealismo. Toda la cuestión consiste en sabe si podemos encontrar el ser partiendo del

pensamiento, no hay duda de que es posible, pero hallaremos el ser ideal del idealismo, no el

ser real del realismo. De hecho, podemos afirmar que el realismo no se demuestra y tampoco

necesita demostrarse.

"E Gilson sostiene que la noción de realismo crítico es tan contradictoria como la círculo

cuadrado. Pues una crítica del conocimiento, dice, tiene como fin fundamentar a priori el

conocimiento limitándolo a los fenómenos".

Según ese realismo inmediato, no se niega que la conciencia humana aporta en la elaboración

final del conocimiento una parte considerable. La presencia inmediata no es más que un

catalizador del proceso cognitivo. En el realismo inmediato se acentúa, ante todo, la dualidad

sujeto-objeto inherente a todo acto del conocimiento humano. Nos pone el sujeto frente al

objeto; destaca la prioridad del objeto respecto del sujeto y pone en evidencia la actitud activa

de la conciencia en el acto de conocer.

2. Realismo Crítico. El realismo crítico "pretende superar el realismo ingenuo y el natural.

Concibe la diferencia ente re los dos miembros, sujeto – objeto. Cada uno de ellos tiene su

función propia". Los realistas críticos trataron de responder diciendo que los datos inmediatos

de la percepción apuntan a objetos físicos fuera de sí mismo.

El realismo crítico piensa que incluso después de la investigación de Kant sobre la

participación que la facultad cognoscitiva del hombre tiene en la imagen de la realidad

objetiva, se puede mantener la posición fundamental del realismo.

3. Realismo e Idealismo. El realismo idealista admite que buen número de objetos no existen

más que en le pensamiento. "En algunos casos lo que conocemos existen en sí,

independientemente de nuestro conocimiento, de nuestro pensamiento, de toda actividad de

nuestro espíritu".

Podemos ver, pues, entre el realismo y el idealismo una verdadera contradicción, y es

necesario elegir uno de los dos términos y excluir el otro.

La intención declara Bergson "es no dar la razón ni al realismo, ni al idealismo".

Criterio de la verdad.

Antes de enfocar dicho problema, aclararemos el término de "verdad". En la vida diaria

hablamos de "oro verdadero", de "amigo verdadero", de "cuadro hermoso", etc. En todos estos

casos queremos afirmar que lo que es, "es". Y en eso cabalmente consiste la verdad. Sin

embargo, debemos distinguir claramente entre la verdad ontológica y la verdad lógica.

a) Verdad Ontológica.- expresa el ser de las cosas, en cuanto corresponde exactamente al

nombre que se le da; es la conformidad de un objeto con su naturaleza, representada por la

idea. Poseer esta verdad, es conocer las cosas tal cual ellas son. Por ej., "este metal es oro"

expresa una verdad ontológica, si el metal indicado es realmente oro.

b) Verdad lógica.- yo puedo emitir también un juicio que expresa conveniencia o

disconveniencia entre dos ideas; por ej.,"este oro es puro". En este caso se trata de la verdad

lógica que expresa la conformidad del espíritu con las cosas, es decir, conformidad del espíritu

con la verdad ontológica.

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13

La historia de la filosofía nos expone numerosos criterios de verdad que adoptan los

diferentes sistemas filosóficos. Se pueden dividir en: a) Criterios externos y b) Criterios

internos. Estos a su vez se subdividen en: interno-subjetivos e interno-objetivos.

a) Criterios externos:

- La revelación.- criterio sostenido por el obispo francés Daniel Huet, afirmando que la sola

razón humana no puede salir por sus propias fuerzas de la probabilidad, por lo tanto, necesita

de la revelación por parte de Dios para llegar a la certeza.

- El tradicionalismo.- sostenido por Bonald. En este sistema la tradición es el criterio de verdad.

Lo que se conforma con la tradición es verdadero; lo que a ella contradice, falso.

- El consentimiento común o de la razón universal.- Lamennais sostiene este criterio. Según él,

el criterio de verdad es la autoridad que tiene la conformidad de juicios y pareceres de los

hombres.

- La utilidad.- El pragmatismo sostiene que los juicios son verdaderos si de ellos fluyen

resultados útiles para el hombre.

- Etc.

b) Criterios internos subjetivos:

- Según Protágoras, "el hombre es la medida de todas las cosas", y por lo tanto es verdadero

aquello que a cada uno le parece serlo.

- Criterio del instinto ciego.- Lo sostiene Tomás Reid. El alma humana tiene una facultad

especial que él llama "sentido común", que viene a ser una especie de instinto que

irresistiblemente nos lleva a admitir como verdaderos ciertos principios, aunque no veamos la

razón de su verdad.

- Criterio del sentimiento.- Su sostenedor es F. Jacobi. El criterio de la verdad es una especie

de sentimiento superior por el cual espontánea e irresistiblemente creen los hombres.

- Criterio del imperativo categórico.- Kant sostiene que la certeza moral es una creencia y no

una visión intelectual objetiva.

c) Criterio interno objetivo:

Según esta posición filosófica, el criterio de la verdad es la evidencia.

- René Descartes.- sostiene que la idea clara y distinta del sujeto es el criterio de la verdad.

- Criterio de la evidencia.- Llamase evidencia la plena claridad con que la verdad se impone a

la adhesión de la inteligencia.

Según esta opinión, el criterio de la verdad es algo necesario y a la vez suficiente para

que el espíritu dé su asentimiento sin miedo a errar. … …

COMPRENSION:

Trabajo Nº 3. En pequeños grupos, responder y entregar una copia al docente

1.- ¿A quién se puede mencionar como fundador de la teoría del conocimiento?

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2.- Nombre una obra escrita por J. Locke.

3.- Nombre una obra escrita por M. Kant.

4.- ¿Qué elementos intervienen en el acto de conocer?

5.- ¿Qué problemas surgen de la relación del sujeto con el objeto?

6.- ¿Qué es el dogmatismo?

7.- ¿Qué es el escepticismo?

8.- ¿Qué es la verdad para el pragmatismo?

9. ¿Qué se entiende por criticismo?

10.- ¿Cuál es la fuente del conocimiento humano según el empirismo?

11.- ¿Cuál es la fuente del conocimiento humano según el racionalismo?

12.- ¿De qué depende la validez del conocimiento según el racionalismo?

13.- ¿Dónde se puede encontrar el origen del racionalismo?

14.- Nombre algunos filósofos racionalistas.

15.- ¿Qué es el apriorismo?

16.- ¿Qué es necesario, para hacer posible una ciencia según Kant?

17.- ¿Cuáles son las formas a priori que hacen posible el conocimiento, según Kant?

18.- ¿Qué se entiende por Idealismo metafísico?

19.- ¿Qué se entiende por Idealismo epistemológico?

20.- ¿Qué se entiende por realismo?

22.- ¿Qué expresa la verdad lógica?

23. Elabore organizadores visuales del tema obordado.

LECTURAS COMPLEMENTARIAS

La filosofía de Hume1

1. El origen del conocimiento y sus clases

El problema del conocimiento: racionalismo y empirismo

1 Extraido del portal Disponible en: http://www.webdianoia.com/moderna/hume/hume_conoc.htm

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1. A diferencia del racionalismo, que afirmaba que la razón era la fuente del conocimiento, el

empirismo tomará la experiencia como la fuente y el límite de nuestros conocimientos. Ello

supondrá la crítica del innatismo, es decir, la negación de que existan "ideas" o contenidos

mentales que no procedan de la experiencia. Cuando nacemos la mente es una "tabula rasa"

en la que no hay nada impreso. Todos sus contenidos dependen, pues, de la experiencia. En

el caso de Hume, como veremos a continuación, la experiencia está constituida por un

conjunto de impresiones, cuya causa desconocemos y, estrictamente hablando, no debe

identificarse con "el mundo", con "las cosas".

2. Al igual que el racionalismo, el empirismo tomará como punto de partida de la reflexión

filosófica el análisis de la conciencia; ante el fracaso de la filosofía antigua y de la filosofía

medieval, que habían tomado como referencia el mundo y Dios, respectivamente, la filosofía

moderna se caracteriza por tomar el sujeto como punto de partida de la reflexión filosófica. Así,

del mismo modo que Descartes, una vez descubierto el "yo pienso", pasa a analizar el

contenido del pensamiento, los empiristas comenzarán sus indagaciones analizando los

contenidos de la conciencia.

EL ANÁLISIS DEL CONOCIMIENTO EN HUME

"He aquí, pues, que podemos dividir todas las percepciones de la mente en dos clases o

especies, que se distinguen por sus distintos grados de fuerza o vivacidad. Las menos fuertes

e intensas comúnmente son llamadas pensamientos o ideas; la otra especie carece de un

nombre en nuestro idioma, como en la mayoría de los demás, según creo, porque solamente

con fines filosóficos era necesario encuadrarlos bajo un término o denominación general.

Concedámosnos, pues, a nosotros mismos un poco de libertad, y llamémoslas impresiones,

empleando este término en una acepción un poco distinta de la usual. Con el término

impresión, pues, quiero denotar nuestras percepciones más intensas: cuando oímos, o vemos,

o sentimos, o amamos, u odiamos, o deseamos, o queremos." (Investigación, sec.2)

1.-Los elementos del conocimiento.

1. Tanto en el Tratado como en la "Investigación sobre el entendimiento humano" Hume

comienza la presentación de su filosofía con el análisis de los contenidos mentales. A

diferencia de Descartes, para quien todos los contenidos mentales eran "ideas", Hume

encuentra dos tipos distintos de contenidos: las impresiones y las ideas. La diferencia que

existe entre ambas es simplemente la intensidad o vivacidad con que las percibimos, siendo

las impresiones contenidos mentales más intensos y las ideas contenidos mentales menos

intensos. Además, la relación que existe entre las impresiones y las ideas es la misma que la

del original a la copia: "o, para expresarme en un lenguaje filosófico, todas nuestras ideas, o

percepciones más endebles, son copias de nuestras impresiones o percepciones más

intensas". Es decir, las ideas derivan de las impresiones; las impresiones son, pues, los

elementos originarios del conocimiento; de esta relación entre las impresiones y las ideas

extraerá Hume el criterio de verdad: una proposición será verdadera si las ideas que contiene

corresponden a alguna impresión; y falsa sino hay tal correspondencia.

"Por tanto, si albergamos la sospecha de que un término filosófico se emplea sin significado o

idea alguna (como ocurre con demasiada frecuencia), no tenemos más que preguntarnos de

qué impresión se deriva la supuesta idea, y si es imposible asignarle una; esto serviría para

confirmar nuestra sospecha".

2. Las impresiones, por su parte, puede ser de dos tipos: de sensación, y de reflexión. Las

impresiones de sensación, cuya causa es desconocida, las atribuimos a la acción de los

sentidos, y son las que percibimos cuando decimos que vemos, oímos, sentimos, etc; las

impresiones de reflexión son aquellas que van asociadas a la percepción de una idea, como

cuando sentimos aversión ante la idea de frío, y casos similares. Además, las impresiones

pueden clasificarse también como simples o complejas; una impresión simple sería la

percepción de un color, por ejemplo; una impresión compleja, la percepción de una ciudad.

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3. Las ideas, a su vez, pueden clasificarse en simples y complejas. Las ideas simples son la

copia de una impresión simple, como la idea de un color, por ejemplo. Las ideas complejas

pueden ser la copia de impresiones complejas, como la idea de la ciudad, o pueden ser

elaboradas por la mente a partir de otras ideas simples o complejas, mediante la operación de

mezclarlas o combinarlas según las leyes que regulan su propio funcionamiento.

2.-Las leyes de la asociación de ideas.

"Es evidente que hay un principio de conexión entre los distintos pensamientos o ideas de la

mente y que, al presentarse a la memoria o a la imaginación, unos introducen a otros con un

cierto grado de orden y regularidad".

1. La capacidad de la mente para combinar ideas parece ilimitada, nos dice Hume. Pero por

poco que nos hayamos detenido a reflexionar sobre la forma en que se produce esta

combinación de ideas podremos observar cómo "incluso en nuestras más locas y errantes

fantasías, incluso en nuestros mismos sueños", esa asociación se produce siempre siguiendo

determinadas leyes: la de semejanza, la de contigüidad en el tiempo o en el espacio, y la de

causa o efecto.

2. Cuando la mente se remonta de los objetos representados en una pintura al original, lo

hace siguiendo la ley de semejanza. Si alguien menciona una habitación de un edificio

difícilmente podremos evitar que nuestra mente se pregunte por, o se represente, las

habitaciones contiguas; del mismo modo, el relato de un acontecimiento pasado nos llevará a

preguntarnos por otros acontecimientos de la época; en ambos casos está actuando la ley de

asociación por contigüidad: en el espacio, el primer caso; y en el tiempo, en el segundo caso.

El caso de pensar en un accidente difícilmente podremos evitar que venga nuestra mente la

pregunta por la causa, o por las consecuencias del mismo, actuando en este caso la ley de la

causa y el efecto.

3. Según Hume, pues, son estas tres leyes las únicas que permiten explicar la asociación de

ideas, de tal modo que todas las creaciones de la imaginación, por delirantes que puedan

parecernos, y las sencillas o profundas elaboraciones intelectuales, por razonables que sean,

les están inevitablemente sometidas.

3.-Los tipos de conocimiento.

1. En la sección cuarta de la "Investigación sobre el entendimiento humano", que lleva por

título "dudas escépticas acerca de las operaciones del entendimiento" se plantea Hume la

cuestión de determinar cuáles son las formas posibles de conocimiento. Siguiendo la

distinción que había hecho Leibniz entre verdades de razón y verdades de hecho, Hume nos

dirá que todos los objetos de la razón e investigación humana puede dividirse en dos grupos:

relaciones de ideas y cuestiones de hecho.

2. Los objetos de la razón pertenecientes al primer grupo son "las ciencias de la Geometría,

Álgebra y Aritmética y, en resumen, toda afirmación que sea intuitiva o demostrativamente

cierta". La característica de estos objetos es que pueden ser conocidos independientemente

de lo que exista "en cualquier parte del universo". Dependen exclusivamente de la actividad de

la razón, ya que una proposición como "el cuadrado de la hipotenusa es igual al cuadrado de

los dos lados de un triángulo rectángulo" expresa simplemente una determinada relación que

existe entre los lados del triángulo, independientemente de que exista o no exista un triángulo

en el mundo. De ahí que Hume afirme que las verdades demostradas por Euclides

conservarán siempre su certeza. Las proposiciones de este tipo expresa simplemente

relaciones entre ideas, de tal modo que el principio de contradicción sería la guía para

determinar su verdad o falsedad.

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17

3. El segundo tipo de objetos de la razón, las cuestiones de hecho, no pueden ser

investigadas de la misma manera, ya que lo contrario de un hecho es, en principio, siempre

posible. No hay ninguna contradicción, dice Hume, en la proposición "el sol no saldrá

mañana", ni es menos inteligible que la proposición "el sol saldrá mañana". No podríamos

demostrar su falsedad recurriendo al principio de contradicción. ¿A qué debemos recurrir,

pues, para determinar si una cuestión de hecho es verdadera o falsa? Todas los

razonamientos sobre cuestiones de hechos parece estar fundados, nos dice, en la relación de

causa y efecto.

4. Si estamos convencidos de que un hecho ha de producirse de una determinada manera, es

porque la experiencia nos lo ha presentado siempre asociado a otro hecho que le precede o

que le sigue, como su causa o efecto. Si oímos una voz en la oscuridad, estamos seguros de

la presencia de una persona: no porque hayamos alcanzado tal seguridad mediante un

razonamiento a priori, sino que "surge enteramente de la experiencia, cuando encontramos

que objetos particulares cualesquiera están constantemente unidos entre sí". Las causas y

efectos, por lo tanto, no puede ser descubiertas por la razón, sino sólo por experiencia.

5. Podemos hablar, pues, de dos tipos de conocimiento en Hume: el conocimiento de

relaciones de ideas y el conocimiento de hechos. En el primer caso el conocimiento depende

de las operaciones de entendimiento reguladas por el principio de contradicción; en el

segundo caso las operaciones del entendimiento están reguladas necesariamente por la

experiencia, ya que al depender de la ley de asociación de la causa y el efecto, siendo una

distinta del otro, no hay razonamiento a priori posible que nos permita deducir una a partir del

otro, y viceversa:

"Cuando razonamos a priori y consideramos meramente un objeto o causa, tal como aparece

a la mente, independientemente de cualquier observación, nunca puede sugerirnos la noción

de un objeto distinto, como lo es su efecto, ni mucho menos mostrarnos una conexión

inseparable e inviolable entre ellos. Un hombre ha de ser muy sagaz para descubrir mediante

razonamiento, que el cristal es el efecto del calor, y el hielo del frío, sin conocer previamente la

conexión entre estos estados".

6. Por lo general, se tiende a pensar que el empirismo supone la aceptación de la existencia

de objetos externos al sujeto, "las cosas", que son la causa de todas mis impresiones y, por lo

tanto, de todos mis conocimientos. Esta interpretación del empirismo puede ser aceptada,

siguiendo a Hume, siempre que se tenga en cuenta que ello significa una concesión al

"sentido común", una "creencia razonable", pero que no se puede demostrar que los

supuestos objetos externos sean la causa de mis impresiones.

7. El conocimiento de hechos se funda en la experiencia, pero ¿en qué se funda la

experiencia?¿hay alguna forma de justificar la regularidad que suponemos en la experiencia,

sin caer en una petición de principio?. Son esas las dudas escépticas a que se refiere el título

de la sección IV, que se verán ampliadas y reforzadas por la crítica de la idea de conexión

necesaria entre la causa y el efecto que nos ofrecerá Hume en la sección VII de la

Investigación.

El fenomenalismo (fenómeno-apariencia), propone que las cosas en sí no las podemos

conocer, sólo podemos percibir los fenómenos, o sea como aparecen.

Según esta postura no podemos conocer la esencia de las cosas pero reconoce que hay

cosas reales, o sea, las cosas tienen ser pero no sabemos lo que son.

Al igual que el realismo, el fenomenalismo admite la existencia de cosas reales, pero como en

el idealismo reduce el conocimiento a la conciencia; ya que el mundo de las apariencias no se

puede conocer en sí, son sólo fenómenos.

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18

En la cuestión del origen del conocimiento se hallan frente a frente con toda rudeza el

racionalismo y el empirismo; en la cuestión de la esencia del conocimiento, el realismo y el

idealismo.

Pero tanto en este como en aquel problema se han hecho intentos para reconciliar a los dos

adversarios.

El más importante de estos intentos de conciliación tiene de nuevo a Kant por autor. Kant ha

tratado de mediar entre el realismo y el idealismo, al igual que entre el racionalismo y el

empirismo. Su filosofía se nos presentó desde el punto de vista de esta antítesis como un

apriorismo o trascendentalismo; en la perspectiva de aquélla se manifiesta como un

fenomenalismo.

Pero el fenomenalismo va todavía más lejos. Niega también a las cosas las cualidades

primarias,

como la forma, la extensión, el movimiento y, por ende, todas las propiedades espaciales y

temporales,

las desplaza a la conciencia. El espacio y el tiempo son únicamente, según Kant, formas de

nuestra intuición, funciones de nuestra sensibilidad, que disponen las sensaciones en una

yuxtaposición y una sucesión, o las ordenan en el espacio y en el tiempo, de un modo

inconsciente e involuntario

Si comparamos el realismo crítico y el fenomenalismo ambos criterios coinciden en que las

cosas no son como las percibimos, porque según el primero, las cualidades secundarias,

como los olores, sabores, etc. surgen sólo en nuestra conciencia. Pero el segundo tampoco

admite las cualidades primarias, como la forma, la extensión, el movimiento y todas las

propiedades especiales y temporales de las cosas, pero las reconoce en la conciencia.

El racionalismo y el empirismo se enfrentan en la cuestión del origen del conocimiento así

como el realismo y el idealismo se oponen en cuanto a la esencia del conocimiento.

Existen criterios que han intentado conciliar a ambos problemas. Uno de los intentos más

estacados en mediar entre el realismo y el idealismo y entre el racionalismo y el empirismo es

el de Kant.

Su teoría frente a estas antítesis se presenta como un apriorismo o trascendentalismo; que

desde el enfoque de estas doctrinas opuestas representa un fenomenalismo.

Para Kant, el espacio y el tiempo son formas de nuestra intuición, obras de nuestra

sensibilidad que ordena y dispone las sensaciones en forma inconsciente e involuntaria.

Para el fenomenalismo, no sólo proceden de la conciencia la intuición de las cosas sino

también proceden de ella las propiedades conceptuales de las cosas.

Según el fenomenalismo, tanto las propiedades como las sustancias, las causas, la realidad, la

posibilidad y la necesidad de las cosas tienen su fundamente en las formas “a priori” de

nuestro entendimiento, que estimuladas por las sensaciones actúan independientemente de la

voluntad.

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Los conceptos y las categorías no son las propiedades objetivas de las cosas sino formas

lógicas subjetivas del entendimiento humano, que ordenan los fenómenos y crean el mundo

objetivo, que el hombre ingenuo cree que existe, sin su participación.

Para el fenomenalismo, no podemos concebir las cosas en si mismas sino al mundo

fenoménico tal como aparece en virtud de esa organización previa.

El mundo en que vivimos está formado por la conciencia y jamás podremos conocer como es

en sí si prescindimos de la conciencia.

Esencialmente, la teoría del fenomenalismo desarrollada principalmente por Kant, se puede

reducir a tres proposiciones básicas:

1) no podemos conocer las cosas en sí mismas

2) el conocimiento está limitado al mundo fenoménico

3) este mundo fenoménico aparece en nuestra conciencia y es ordenado y elaborado por la

sensibilidad, en función a formas “a priori” de la intuición y del entendimiento.

Ni el idealismo ni el realismo pueden ser cuestionados por medio de la lógica, pero sí por el

idealismo volitivo, que señala que el hombre es ante todo un ser de voluntad y acción; y las

resistencias y los obstáculos del mundo frente a la realización de sus deseos es lo que le hace

vivir en forma inmediata la realidad.

Nuestra creencia en la realidad del mundo fenoménico no se basa en la lógica sino en la

vivencia inmediata, en la experiencia de la voluntad.

Sin embargo, todo idealismo fracasa frente a la certeza de la existencia del yo.

Podemos conocer la existencia pero no la esencia de las cosas. Somos seres de voluntad,

sujetos a los opuestos yo y no yo, sujeto y objeto, por esta razón es imposible para nosotros

superar teóricamente este dualismo y resolver el problema en forma definitiva.