por qué no soy un conservador, f. hayek

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Universidad Autónoma Metropolitana UEA: Filosofia Politica II Imparte: Dr. Jesús Rodriguez Zepeda Alumno: Fernando Daniel Ramírez González Reporte de lectura #5: Por qué no soy un conservador”, Friedrich A. Hayek El breve texto que analizaremos en lo sucesivo está dividido en ocho puntos, mismos que describen los motivos del distanciamiento del autor con el pensamiento conservador. 1 Estos puntos 2 son: 1) El observador carece de objetivo propio; 2) Relación triangular de los partidos; 3) Conservadurismo y liberalismo; 4) La debilidad del conservador; 5) ¿Por qué no soy conservador?; 6) ¿Qué nombre dariamos al partido liberal?; 7) Apelación a los old whigs; y 8) Principios teóricos y prácticos. Al inicio de la obra, y prácticamente a lo largo de toda la exposición, Hayek insiste una y otra vez sobre la eventual transfiguración que ha ido sufriendo el término liberalismo. Tal parece que los nuevos “defensores” de la libertad han sucumbido paulatinamente ante el conservadurismo. De tal manera que es menester -piensa el autor- hacer una distinción entre la filosofia que él defiende y aquella que defienden los conservadores. Para ello Hayek trae a colación en primera instancia la vieja discusión sobre el origen de la doctrina conservadora. Ésta emanó del movimiento opositor a la Revolución Francesa y fue conocida como la reacción. Tal y como lo fue en aquella época y como lo sigue siendo en el tiempo de nuestro autor, la “reacción” (a la postre conservadurismo) es una actitud de oposición a todo cambio súbito y drástico. En América, a su vez, se dio una ambigüedad de términos y de ideales 3 que derivaron en la atribución de apelativos liberales a personajes que en teoria debieron ser socialistas o conservadores. Esta confusión terminológica de la que hemos venido hablando no existiria si estuviera claro un principio básico: “la filosofia conservadora, por su propia condición, jamás nos ofrece alternativa ni nos brinda novedad alguna.” ¿Será plausible el esquema que coloca a los socialistas como la extrema izquierda, a los conservadores como extrema derecha, y a los liberales como punto medio entre ambos extremos? Hayek piensa que tal formulación es categóricamente errónea. En su lugar, propone una relación triangular de los partidos, cada uno colocado en vértices distintos. Los tres poseen agendas bastante 1 Y veremos más adelante que también con el liberalismo de su época, cuestión que lo llevó a replantearse el nombre que deberia llevar el partido de los verdaderos defensores de la libertad. 2 Dado que es un texto corto y la separación entre puntos es a veces muy corta, preferimos enunciarlos al inicio y elaborar un análisis general de la obra. 3 Recordemos que EEUU fue una nación que emergió independizándose y expulsando a la colonia inglesa, por tanto, poseia una historia completamente distinta a la europea; no habia en sus anales una realeza que hubiera dominado al resto de la sociedad en los siglos anteriores.

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Reseña de la obra de Hayek

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  • Universidad Autnoma Metropolitana

    UEA: Filosofia Politica II

    Imparte: Dr. Jess Rodriguez Zepeda

    Alumno: Fernando Daniel Ramrez Gonzlez

    Reporte de lectura #5: Por qu no soy un conservador, Friedrich A. Hayek

    El breve texto que analizaremos en lo sucesivo est dividido en ocho puntos, mismos que describen

    los motivos del distanciamiento del autor con el pensamiento conservador.1 Estos puntos2 son: 1) El

    observador carece de objetivo propio; 2) Relacin triangular de los partidos; 3) Conservadurismo y

    liberalismo; 4) La debilidad del conservador; 5) Por qu no soy conservador?; 6) Qu nombre

    dariamos al partido liberal?; 7) Apelacin a los old whigs; y 8) Principios tericos y prcticos.

    Al inicio de la obra, y prcticamente a lo largo de toda la exposicin, Hayek insiste una y otra vez

    sobre la eventual transfiguracin que ha ido sufriendo el trmino liberalismo. Tal parece que los nuevos

    defensores de la libertad han sucumbido paulatinamente ante el conservadurismo. De tal manera que

    es menester -piensa el autor- hacer una distincin entre la filosofia que l defiende y aquella que

    defienden los conservadores. Para ello Hayek trae a colacin en primera instancia la vieja discusin

    sobre el origen de la doctrina conservadora. sta eman del movimiento opositor a la Revolucin

    Francesa y fue conocida como la reaccin. Tal y como lo fue en aquella poca y como lo sigue siendo

    en el tiempo de nuestro autor, la reaccin (a la postre conservadurismo) es una actitud de oposicin a

    todo cambio sbito y drstico. En Amrica, a su vez, se dio una ambigedad de trminos y de ideales3

    que derivaron en la atribucin de apelativos liberales a personajes que en teoria debieron ser socialistas

    o conservadores. Esta confusin terminolgica de la que hemos venido hablando no existiria si

    estuviera claro un principio bsico: la filosofia conservadora, por su propia condicin, jams nos

    ofrece alternativa ni nos brinda novedad alguna.

    Ser plausible el esquema que coloca a los socialistas como la extrema izquierda, a los

    conservadores como extrema derecha, y a los liberales como punto medio entre ambos extremos?

    Hayek piensa que tal formulacin es categricamente errnea. En su lugar, propone una relacin

    triangular de los partidos, cada uno colocado en vrtices distintos. Los tres poseen agendas bastante

    1 Y veremos ms adelante que tambin con el liberalismo de su poca, cuestin que lo llev a replantearse el nombre quedeberia llevar el partido de los verdaderos defensores de la libertad.

    2 Dado que es un texto corto y la separacin entre puntos es a veces muy corta, preferimos enunciarlos al inicio y elaborarun anlisis general de la obra.

    3 Recordemos que EEUU fue una nacin que emergi independizndose y expulsando a la colonia inglesa, por tanto,poseia una historia completamente distinta a la europea; no habia en sus anales una realeza que hubiera dominado alresto de la sociedad en los siglos anteriores.

  • diferenciadas. Incluso si encontrramos -como de hecho es posible- similitudes entre el liberalismo y

    los otros dos partidos, sabriamos de antemano que bajo ninguna circunstancia un defensor de la libertad

    se opondria a la evolucin y al progreso; por el contrario, buscaria suprimir los obstculos que

    imprimen el libre desarrollo. Asi pues, la primera gran escisin entre conservadores y liberales radica

    en el miedo a lo nuevo (slo por ser nuevo) de los primeros, y en la libre transformacin y evolucin de

    las cosas en la mentalidad de los segundos.

    Un liberal no tiene complejos ni recelos, acepta la novedad, la evolucin, la transfiguracin del

    orden establecido, etc. Pero todo ello tiene una razn de ser, a saber, la confianza ciega que delegan en

    las fuerzas autorreguladoras del mercado. La fe en la economia, en el libre desenvolvimiento del

    mercado, separa en sumo grado el ideal liberal del conservador. Este ltimo slo puede permanecer

    apacible si tiene la certeza de que una mente superior lo vigila y supervisa. Un hombre reaccionario

    -sostiene el autor- requiere de una autoridad que rija los cambios -si es que los hay- y el orden social.

    De ahi Hayek infiere dos resultados -de esta ideologia- harto relevantes: la aficin al autoritarismo y la

    incapacidad para entender las fuerzas del mercado en movimiento. Un conservador -al desconfiar de las

    entidades abstractas como el mercado- carece de teoria, de principios con los cuales pueda defender

    racionalmente su postura politica. Tan es asi, que algunos de estos personajes, para hacer una defensa

    de su posicin, terminan recurriendo -a falta de teoria propia- a autores abiertamente liberales (v. gr.

    Locke o Tocqueville).

    El problema de esta doctrina antiliberal no radica en su misma existencia, sino en la incapacidad de

    coexistir con otras formas de pensamiento cuyas valoraciones morales difieran de las suyas. El

    liberalismo es la doctrina de la tolerancia. El convivir y el colaborar fructiferamente en sociedad exige

    respeto para aquellos objetivos que puedan diferir de los propios, presupone permitir a quienes valoren

    de modo distinto tener aspiraciones diferentes, por ms que se tengan en alta estima los propios

    ideales. A estas alturas de la exposicin, Hayek plantea -con otras palabras- las mismas conclusiones

    a las que otrora llegaria J.S. Mill,4 a saber, las que se refieren a la fuerte determinacin de impedir la

    invasin o inhibicin ante actitudes ajenas (sean las que fueren; v. gr. sexuales, religiosas, etc.),

    presuponiendo naturalmente que stas no invadan esferas de actuacin legalmente amparadas.

    La igualdad, vanagloriada en tiempos de la gran Revolucin, no es, empero, un valor fundamental

    del liberalismo. No obstante, el hecho de que un hombre sea superior a otro -en alguna circunstancia-

    no le da el derecho de elegir subjetivamente a ciudadanos con el fin de ocupar ciertas funciones

    pblicas. He ahi el distanciamiento del conservador con la democracia. Pero el liberal sabe que este

    gobierno mayoritario debe ser tan slo un medio para alcanzar la plena libertad. La democracia no es la

    4 En la Introduccin a su famosa obra On Liberty.

  • mejor forma de gobierno, pero si es la menos mala; la democracia per se, no es el problema, el

    problema es el poder politico ilimitado.

    Como deciamos anteriormente, el hombre conservador vive cmodo con las instituciones y

    costumbres que le han heredado sus antepasados, ms aun, las venera e idolatra. Un ejemplo de ello, es

    su reacia actitud hacia el progreso cientifico. El poder de la ciencia puede revelar como falso un

    planteamiento que se habia tenido por verdadero durante siglos o incluso milenios; de ahi el temor a su

    avance y desarrollo. Un conservador huye al enfrentamiento con la realidad.

    Otro sintoma inequivoco de aqul, se vislumbra en su entusiasmo nacionalista y su consecuente

    inters colectivista. El hipottico xito de una industria debe ser motivo de orgullo nacional, y los

    beneficios que ello traiga tendrian que estar al servicio del inters colectivo nacional. Sin embargo,

    aclara de forma harto pertinente, que el nacionalismo es algo distinto del patriotismo. Identificarme con

    la cultura de mi pais no significa que deba odiar a los otros paises. De todo esto parece derivar el

    extrao inters que suscita en los conservadores el afn imperialista y civilizador.

    Si acaso hubiera un punto medio liberal de sus respectivos extremos -el socialismo y el

    conservadurismo-, cul seria? Sin duda -afirma Hayek- el rechazo al sper racionalismo socialista por

    un lado, y al misticismo conservador, por el otro. Un liberal rechaza cualquier argumento de autoridad,

    cualquier mistificacin de la realidad. Y a pesar de ello, y aunque pareciera en primera instancia

    contradictorio, aqul no debe tener ningn pleito con la religin. Como se puede observar, el autor est

    aceptando de facto la famosa dicotomia entre lo pblico y lo privado, ms aun, entre lo espiritual y lo

    temporal. Ambas esferas jams deben confundirse.

    Regresemos al inicio de este anlisis: qu hacer ante la inminente transfiguracin del trmino

    liberalismo y sus muy socorridas tergiversaciones? Pues bien, para distinguir al verdadero liberalismo

    d e l falso liberalismo, habria que inventar un nuevo vocablo. De hecho, como el propio Hayek

    reconoce, en EEUU se utiliz la palabra libertario,5 pero no lo dej del todo satisfecho. Al final del dia

    termin renunciando a esa tarea y prefiri apelar a los whigs ingleses, mismos que por primera vez

    habian acuado el trmino en el uso politico. Estos heroicos whigs (antes del influjo dictatorial que

    supuso la Revolucin Francesa) legaron al mundo la idea de una ley suprema que se debe hallar por

    encima de los ordenamientos y cdigos. El primer pais en adoptar esa filosofia fue EEUU, y dicha ley

    suprema no era otra que la Constitucin.

    F. Hayek culmina su texto con una suerte de mxima politica: El estudioso en materia politica debe

    aconsejar e ilustrar a la gente, pero no le compete organizarla y dirigirla hacia la consecucin de

    objetivos especificos.

    5 Ntese que ste fue finalmente el termin que a la postre triunf a la hora distinguir a los verdaderos liberales.