por leandro selén rubén ehizaguirre - revista aire libre · aunque prometen que serán muchos...
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ENTREVISTAPor Leandro Selén
Rubén Ehizaguirre solía
de niño acompañar a su
padre Ricardo en sus
giras de compra de ganado por
los campos salteños. Y en cada
uno de estos sitios se encontra-
ba con presas de almacena-
miento de agua para riego de
los cultivos y para dar de beber
a los animales. Mientras su
padre miraba las vacas y los
toros, y se decidía a llevarse
alguno, Rubén contemplaba el
agua y especialmente los peces
que allí se movían.
Una vez que Ricardo
concluía la tarea, a Rubén se le
dibujaba una sonrisa. Es
porque llegaba el momento
más esperado, cuando su
padre desenfundaba cañas y
anzuelos, y los dos se sentaban
a desear que la suerte les juga-
ra una buena pasada y capturar
alguna mojarra o algún peje-
rrey de estos que se paseaban
tan orondamente por el agua.
Ese esparcimiento que unía a
padre y a hijo se convirtió con
el tiempo en una verdadera
pasión para quien años más
tarde pasó a ser uno de los
folcloristas más prolíficos y
notorios del país y la región.
El cofundador y voz tenor
del histórico grupo Los Noche-
ros disfruta muchísimo de la
salida de pesca; a tal punto que
le significa mucho más el espí-
| AIRE LIBRE Nº 4
ritu de la juntada con amigos
para pasar una jornada encar-
nando, tirando y recogiendo,
sin importar demasiado qué es
lo que se captura y aun si no se
saca nada. Se reconoce como
un “defensor a mil” de la pesca,
pero especialmente del recur-
so natural. Cuando toma la
caña, deja de ser “un Nochero”,
para volver a ser Rubén, ese
chico que salía con su padre, e
internarse en la serenidad de
los pasos del agua en cualquier
río o laguna, para darse paz,
para encontrar el cable a tierra
que lo saque por un rato del
vértigo que le impone su
profesión artística.
—¿Cómo nace tu historia
con la pesca?
—Viene, estoy seguro, con
mi infancia. La memoria me
lleva a la compañía que le
hacía a mi viejo cuando él iba
al campo, a estancias en
donde veía ganado para
comprar. Y en cada uno de
estos campos había represas
de almacenamiento de agua,
ya sea para riego o brebaje de
los animales. Allí abundan las
mojarras y los pejerreyes, así
que después que él termina-
ba con lo suyo despuntába-
mos el vicio allí.
—¿Te gusta leer o ver
programas televisivos sobre
pesca?
RubénEhizaguirre
“La pesca es mi descanso,
mi cable a tierra”
“La pesca es mi descanso,
mi cable a tierra”
“Somos defensores de la pesca ‘a mil’, de las leyes
que protegen los recursos pesqueros, del cuidado
de no ensuciar el medio ambiente ni romper nada
en el lugar en que estemos”.
—¿Cuál es tu especie
favorita?
—No se trata de conseguir
una especie definida; la pesca
particularmente para mí es
compartir con el grupo con el
que vas. Hace mucho que so -
mos los mismos los que vamos;
—Me prendo más con los
programas que con la lectura.
Cuando pillo uno me quedo
ahí. El problema es que no
tengo los días ni horarios de
estos, así que siempre es de
casualidad mientras estoy
haciendo zapping.
AIRE LIBRE Nº 4 |
changos son “bichos” de asfalto.
—¿Encontrás algún punto
de contacto entre la pesca y
tu profesión artística?
—No, todo lo contrario. Mi
profesión es vértigo puro y la
pesca mi descanso, mi cable a
tierra de todo eso.
—¿Te ayuda a componer
la salida de pesca?
—La verdad que no. Como
te decía, me olvido por comple-
to de la música en esos momen-
tos. A no ser que luego del asado
se arme una guitarreada.
—¿El río te despierta
ganas de cantar?
—Muy rara vez. El río me
causa una sensación de paz, un
atardecer allí me parece increí-
ble y lo único que se me ocurre
es darle gracias a Dios por
semejante espectáculo.
—¿Te preocupa la pesca
cuando pone en riesgo el
recurso?
—Obvio que sí. A cualquier
pescador de buena leche que
ama esto le duelen esas cosas.
—¿Cuáles son los recuer-
dos más fabulosos que tenés
de las salidas que hiciste?
—Creo que en los lugares
que uno conoce por primera vez.
Me refiero a cuando vas por
primera vez a algún pescadero
del que te hablaron maravillas; no
sólo por la pesca que hagas, sino
y si no traemos nada, lo pasa-
mos “de diez” igual. Y reconozco
que somos defensores de la
pesca a mil, de las leyes que
protegen los recursos pesque-
ros, del cuidado de no ensuciar
el medio ambiente ni romper
nada en el lugar en que este-
mos. Y cuando se suma alguien
le transmitimos esto.
—¿Te llevás algún pesca-
do para comer?
—Si tengo suerte y traigo
algo lo hago a la parrilla con sal,
nada más. Lo que más me gusta
es sentir el sabor puro del
pescado que esté comiendo.
Por aparte preparo algo para
acompañar, pero el “quía” a la
parrilla solito.
—¿Cuáles son aquellos
lugares donde más disfrutas-
te en una salida de pesca?
—Todos, porque, como te
decía antes, todo depende con
quién vayas.
—¿Tenés algún sitio favorito?
—No; disfruto el arroyo más
pequeño o el mar más profun-
do. Porque, ahora que recuerdo,
también pesqué en Perú y en
México, mar adentro. Fue una
experiencia hermosa.
—¿Tus compañeros de
grupo también son aficiona-
dos a la pesca? ¿Arman sali-
das juntos?
—¡Nooooo, para nada! Los
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Al Servicio
del Pescador,
Siempre
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“Los changos son ‘bichos’ de asfalto”.
Rubén es habitué del Bochín
Club “Patricio Martín Córdo-
ba”, ubicado en la ciudad de
Salta; más precisamente
en la calle Rivadavia 963.
Además de ser un club
de bochas, es también
un club de pescadores
—La Caverna de los
Mayuatos—, que cuenta
con un predio a orillas del
dique Cabra Corral, a menos de
70 kilómetros al sur de la capital
provincial, que a su vez tiene uno de los
puertos más grandes de dicho espejo de agua llamado Embal-
se General Belgrano. Allí hay cabañas para alquilar, catamaranes,
balsas para los pescadores que quieran ir, lugar para acampar
con asadores, baños públicos y muy buena infraestructura.
En la Sede Capital, el club cuenta con un restaurante, un
patio cervecero y un salón de fiestas, porque es un club social
pensado para toda la familia.
Comenzó su actividad en 1941 y es padrino de la Escuela
Nº 4.590 “Patricio Martín Córdoba”, ubicada en el paraje El
Colgao, de la localidad salteña de Rivadavia Banda Norte; y la
Escuela Albergue Nº 819, ubicada en otro sector del mismo para-
je, y a la que el club visita todos los 17 de agosto, día del Liber-
tador General Don José de San Martín, lleva ropa, alimentos no
perecederos y útiles, y acompaña una delegación de odontólo-
gos y médicos que concurren allí para atender gratuitamente
durante el tiempo que dura la visita.
El club de pesca es tambiénel de la solidaridad
por el lugar, el paisaje en sí y, soy
reiterativo en esto, si vas con tus
amigos seguro no te olvidás más.
—¿Lo más curioso de una
salida de pesca que te haya
ocurrido?
—Y… esto siempre uno lo
recuerda, porque pasó algo. Creo
yo con algún pescado, qué se yo,
que estés trayendo una boga, por
ejemplo, y un dorado te la mano-
tee en el camino; o que engan-
ches un dorado y en el salto
quede colgando de una rama…
O ver en los ríos de por aquí,
como el Bermejo o el Pilcomayo,
después de una gran helada,
cantidad de surubíes aletargados,
duros en la superficie. Y así,
imágenes como esas, muchas.
Rubén no quiere dar fin a la
entrevista sin antes decirnos
“gracias por la oportunidad de
participar en la revista”, y luego
agregar el deseo de que “sólo
aquellos que nos gusta disfrutar
de estas activida-
des al aire libre,
seamos los prime-
ros defensores y un
poco docentes, por
qué no, de defen-
der la naturaleza” �
Agradecemos a
Fernando Lavaque,
titular de ACAMPE,
comercio asociado a
AICACYP.
ENTREVISTA
| AIRE LIBRE Nº 4
“Si vas con tus amigos seguro no te olvidás más”.
Durante los ’80, Rubén conoció a
Mario Teruel y juntos comenzaron a
cantar, como un dúo de folclore, tras
haber incursionado antes en el Coro
Polifónico de Salta. Luego de varias
actuaciones como dúo, incorporaron
una tercera y luego una cuarta voz; y
ya en 1986 se conforman Los Noche-
ros, grupo que revolucionó el ambiente del folclore y lo devolvió a las
primeras planas de la música nacional. Enrique“El Pala” Aguilera y Kike
Teruel acompañaron ese inicio. Ocho años más tarde fueron la revela-
ción del tradicional Festival de Cosquín, la meca de folclore nacional, ya
con Jorge Rojas en lugar de Aguilera. De ahí comenzaron a cosechar
galardones uno tras otro y no pararon. Ganaron el Francisco Canaro, el
Olimpia, el Pampa y el Gardel en varias oportunidades, hasta que les
llegó el Grammy Latino en 2000. Previo a esto iniciaron su desembarco
en Buenos Aires con actuaciones en los teatros Coliseo y Gran Rex, hasta
que la conquista se hizo realidad al alcanzar primero cinco, después siete
y hasta ocho Luna Park en años sucesivos, con la coronación en un
megarrecital en el estadio de Vélez. Y entonces llegaron los viajes por
América latina: Chile, Paraguay, México y Venezuela se rindieron ante su
música. Jorge Rojas dejó el grupo y lo reemplazó Álvaro, el hijo de
Mario. Y de ahí a España. Y también a Inglaterra. Este año cumplieron
sus Bodas de Plata, y a lo largo de estos 25 años ya grabaron 14 discos,
aunque prometen que serán muchos más, porque la marcha nochera
no parece que vaya a detenerse, sino que promete ir por más.
25 años de nocherías
Fernando Lavaque, Rubén Ehizaguirre
y Lucas Ortiz.