por la causa proletaria pacarina del sur

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Por la causa proletaria, órgano de la Resistencia Nacional de El Salvador, durante la década de los 70 Luis Alvarenga Resumen: En el presente ensayo, se reconstruye la historia del periódico clandestino Por la causa proletaria, órgano oficial de la Resistencia Nacional (RN) de El Salvador, durante la década de 1970. La publicación, como puede verse en el trabajo, tuvo dos grandes períodos: El primero, mientras era una de las tendencias existentes en el seno del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) salvadoreño. El segundo período de existencia de Por la causa proletaria tuvo lugar al darse la escisión de la RN tras las purgas internas del ERP en mayo de 1975. En este trabajo se recogen algunas de las principales características discursivas de Por la causa proletaria. Palabras clave: El Salvador, guerrilla, revisionismo, militarismo, resistencia. Key words: El Salvador, guerrilla, revisionism, militarism, resistance. Palavras chave: El Salvador, guerrilha, revisionismo, militarismo, resistência. La Resistencia Nacional (RN) y su brazo armado, las Fuerzas Armadas de la Resistencia Nacional (FARN) fue una de las organizaciones político-militares que integró, en la década de 1980, el Frente Farabundo Martí para la Liberación

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Por la causa proletaria, órgano de la Resistencia Nacional de El Salvador, durante

la década de los 70

Luis Alvarenga

Resumen: En el presente ensayo, se reconstruye la historia del periódico clandestino

Por la causa proletaria, órgano oficial de la Resistencia Nacional (RN) de El Salvador,

durante la década de 1970. La publicación, como puede verse en el trabajo, tuvo dos

grandes períodos: El primero, mientras era una de las tendencias existentes en el seno

del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) salvadoreño. El segundo período de

existencia de Por la causa proletaria tuvo lugar al darse la escisión de la RN tras las

purgas internas del ERP en mayo de 1975. En este trabajo se recogen algunas de las

principales características discursivas de Por la causa proletaria.

Palabras clave: El Salvador, guerrilla, revisionismo, militarismo, resistencia.

Key words: El Salvador, guerrilla, revisionism, militarism, resistance.

Palavras chave: El Salvador, guerrilha, revisionismo, militarismo, resistência.

La Resistencia Nacional (RN) y su brazo armado, las Fuerzas Armadas de la Resistencia

Nacional (FARN) fue una de las organizaciones político-militares que integró, en la

década de 1980, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN),

actualmente en el gobierno. La génesis de la RN se remonta a los años de formación del

Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), dentro del cual era una de sus agrupaciones.

Recordemos que el ERP tenía en sus inicios una estructura organizativa bastante atípica.

En vez de contar con una sola línea política, expresada en una dirección centralizada,

estuvo formada por varias agrupaciones, hasta los hechos trágicos de mayo de 1975 —el

asesinato de Roque Dalton, “Tío Julio” y Armando Arteaga, “Pancho”— y el congreso

de 1977, en el que se consolidó una única dirección político-militar en el seno de la

organización.

El órgano de divulgación de las posturas políticas de la RN fue el periódico Por la

causa proletaria. La organización también creó otras publicaciones. Asimismo, un

número de Por la causa proletaria de 1974, da cuenta de la existencia de las siguientes

publicaciones de La Resistencia —entonces, parte del ERP—: Despertar campesino,

Bandera roja, El artillero, Trinchera juvenil y Cómo.1

El frente de masas de la RN era el Frente de Acción Popular Unificada (FAPU). Su

órgano de divulgación era el boletín Pueblo, cuyo logotipo era una reproducción de la

escultura Obrero y koljosiana, obra de la escultora soviética Vera Mújina. La escultura,

que se encuentra en Moscú, en su lugar original, tras una serie de avatares que no viene

al caso narrar aquí, era un ícono del arte soviético. En El Salvador se convirtió en el

logotipo de la publicación del FAPU. La publicación evolucionó, de una impresión

artesanal, a media carta, a un formato mayor, en offset y con fotografías. Se mantuvo,

por lo menos, de 1975 a 1979. Pueblo también tuvo una edición internacional. La RN

también creó una línea de publicaciones, titulada Pueblo insurrecto. En tiempos de la

guerra de los 80, creó las Ediciones Roque Dalton. De esta misma época también data la

publicación colectiva León de piedra, testimonios de la lucha de clases en El Salvador,

dirigida por el poeta Alfonso Hernández, y publicada en 1981. También se sabe de una

publicación titulada Polémica, de la cual, lamentablemente, no encontramos ejemplares

en el acervo del CIDAI2.

En este artículo nos detendremos en Por la causa proletaria. Esta tuvo, al menos, dos

períodos. El primero, cuando la agrupación denominada entonces La Resistencia era

una tendencia más dentro del ERP. El segundo, cuando los miembros de La Resistencia

se separan de la organización después del asesinato de Dalton y Arteaga y se

constituyen como una agrupación autónoma, con su propio brazo armado, las Fuerzas

Armadas de la Resistencia Nacional.

Primera época: Por la causa proletaria, periódico de divulgación política e ideológica

Por la causa proletaria nace en octubre de 1972, según lo consigna una publicación de

la RN de 1976.3 Ahí se detalla lo siguiente:

En octubre del 72, damos nacimiento al periódico Por la causa proletaria, el

cual surge como un órgano político e ideológico destinado a las masas y las

bases de la organización y a nombre de la “Resistencia Nacional”. Sin

embargo, los 10 primeros números evidencian la dispersión ideológica y

política en el seno mismo del ERP, en ellos puede analizarse las dos

tendencias que pugnan por desarrollarse, por derrotarse, por unificarse. Es un

procese complejo y que se desarrolla sin control de los organismos de

Dirección. La misma aparición no planificada ni estable del periódico, indica

la falta de visión interna para darle su lugar a la Prensa Revolucionaria como

elemento aglutinador y orientador tanto en lo interno como en la proyección

hacia las masas.4

En efecto, y por lo que puede apreciarse en los ejemplares consultados para esta

investigación, Por la causa proletaria recoge informaciones que no circulaban en la

prensa legal (“La verdad tras la noticia” se llama una de las secciones más o menos fijas

de la publicación), incluyendo notas sobre las actividades del movimiento social y

elementos de formación ideológica para las masas. Al igual que El Rebelde, el periódico

de la RN tiene recuadros con advertencias como estas:

COMPAÑERO LECTOR:

Haz circular este periódico entre tus familiares y amigos de confianza. Ten

cuidado de los orejas.

La prensa revolucionaria es clandestina, pero debe llegar a todos aquellos

salvadoreños conscientes y dispuestos a luchar. (Por la causa proletaria, N° 7

y N° 8)

ESTUDIA ESTE PERIÓDICO. HAZLO CIRCULAR ENTRE GENTE DE CONFIANZA.

CREA UNA RED DE DISTRIBUCIÓN CON MUCHO CUIDADO Y DISCRECIÓN. (Por la

causa proletaria, N° 14)

La independencia de 1821 vista desde la Resistencia

En el artículo “Las fiestas de la independencia, fiestas para los ricos y sus lacayos”,

publicado en el número 7, de octubre de 1973, se expresa una visión de la

independencia nacional que, en ese tiempo, era totalmente contracultural. Es la versión

“alternativa” de la historia, discrepante de la “historia oficial”, según la cual la

independencia de 1821 fue el resultado del heroísmo de los llamados “próceres”. Esta

visión de la historia hoy parece casi un lugar común. Pero en aquella época era una

transgresión contra la historiografía oficial de los gobiernos militares. El texto se dedica

a desenmascarar a los héroes oficiales y a proponer héroes alternativos. Como cabe

esperarse, Anastasio Aquino es el “precursor de las luchas del pueblo”5 y simboliza la

verdadera independencia, la independencia popular que no se ha consumado.

En un contexto de auge de las luchas revolucionarias, para los redactores, la burguesía

estaría añorando los tiempos en que se reverenciaba la simbología de la república

cafetalera:

[¡]Pero con cuanta nostalgia miran la burguesía y sus lacayos los tiempos

pasados! [¡]Qué hermosos eran aquellos tiempos cuando los estudiantes

desfilaban, ordenaditos, el 15 de septiembre mientras se hacían discurso tras

discurso recordando la ‘heroica gesta’ de sus próceres! [¡]Qué bello cuando el

pueblo engañado, aplaudía a los plumíferos y demás perros sirvientes de la

burguesía en las fiestas de “su” independencia!6

En el texto se plantea que hay una continuidad histórica entre las luchas del pasado y las

del presente. La clase dominante, entretanto, se muestra como en estado decadente.

Esto, que Roque Dalton expresa poéticamente en “Ultraizquierdistas”, se afirma de la

siguiente forma:

Es que la burguesía salvadoreña, aliada del imperialismo, está condenada

históricamente a desaparecer y, en plena decadencia, hace desesperados

esfuerzos por modificar esa realidad. El pueblo, mientras tanto, afila sus armas

y se prepara para las batallas definitivas; es que nuestra lucha engarza con las

primeras luchas guerrilleras de los indios ante el invasor español, con la

insurrección de los nonualcos, con los aplastados alzamientos campesinos de

1972 [sic], 1875, 1885, 1898, con la gran insurrección popular de 1932, con

las luchas heroicas de 1944, 1960, etc. El pueblo tiene sus héroes y precursores

en Atlacatl, Anastasio Aquino, Feliciano Ama, Farabundo Martí, Luna,

Zapata, Chávez Galeano, Víctor Manuel González, Santiago Contreras, Dimas

Alas, etc.7

Es significativa la inclusión de Santiago Contreras, militante obrero del PCS cruelmente

torturado y asesinado por los cuerpos represivos en 1968, junto a otros dos compañeros

duyo y de Dimas Alas, uno de los fundadores de las FPL. Veremos que en las

publicaciones de la RN incluidas en este estudio —con todo y las críticas duras a otras

organizaciones— hay una conciencia de la necesidad de construir la unidad de las

fuerzas de izquierda, que parece casi ausente de las demás publicaciones de esta década.

Conciencia que está, por lo demás, matizada por expresiones de sectarismo, tan propias

de esta etapa histórica. Pero, volviendo al tema de la independencia, el autor del texto

augura el triunfo seguro del pueblo salvadoreño.

Dejemos, pues, que la burguesía celebre sus funerales. Dejemos que los ricos,

sus perros uniformados, sus lacayos, sus plumíferos y demás cagatintas se

emborrachen celebrando la independencia de España y la entrega al

imperialismo.

El pueblo está ocupado en una gran tarea: LA LUCHA POR LA LIBERACIÓN

DEFINITIVA.8

Lectura de la experiencia chilena

El sangriento golpe de estado que derrocó a Salvador Allende en 1973 fue un hecho que

impactó tanto a la izquierda latinoamericana, como ocurriera la muerte de Ernesto Che

Guevara en Bolivia. Si para la izquierda conservadora este último hecho demostraba la

supuesta inviabilidad de la lucha armada, el ascenso de Pinochet al poder daba

elementos para cuestionar la pretensión de llegar al poder por la vía legal. El número de

Por la causa proletaria de octubre de 1973 reivindica la actitud de Allende durante el

asedio militar al palacio presidencial de La Moneda. Pero también extrae enseñanzas de

ese hecho y busca aplicarlas al contexto salvadoreño.

En primer lugar, se cuestiona el papel jugado por la Democracia Cristiana en relación

con el gobierno de la Unidad Popular:

La complicidad de la democracia cristiana chilena y especialmente, del ex

presidente Eduardo Frei en el gorilazo, ha quedado palpablemente demostrada

con el visto bueno que han dado los democratacristianos al golpe de estado y

al fascismo imperante en Chile. Esto nos demuestra que la democracia

cristiana es una cara de la Reacción que se presenta pintada de verde y

hablando de democracia y libertad. En esencia, la democracia cristiana no es

otra cosa que oportunismo político al servicio de los ricos y la reacción.9

Esto tenía una clara dedicatoria a la Democracia Cristiana salvadoreña, que, como parte

de la coalición UNO, era vista como responsable de “apaciguar los ánimos” populares

cuando estos se encontraban a punto de desbordarse durante el fraude electoral de 1972.

La enseñanza más dura de la experiencia chilena es, según los redactores, el hecho de

que es imposible para los pueblos confiar en la democracia burguesa:

Ahora en Chile, la gente que confió en la democracia burguesa está en campos

de concentración o está siendo fusilada. Los más nobles y decididos chilenos

están siguiendo el ejemplo heroico de Salvador Allende y han comenzado con

la Resistencia Armada que es el primer capítulo de la lucha que culminará con

el triunfo de los trabajadores y la liberación del pueblo.10

Por la causa proletaria y la lucha contra el revisionismo

En el editorial del número correspondiente a diciembre de 1974, se considera que es

necesario “esclarecer ante las masas que solamente puede haber UN MARXISMO-

LENINISMO verdadero y que otras tendencias que se pronuncian de palabra por el

marxismo-leninismo, pero que en la práctica lo niegan o lo desnaturalizan, no son otra

cosa que manifestaciones del REVISIONISMO”.11

Obviamente, el revisionismo está identificado con el PCS: “Los revisionistas ortodoxos

defienden la posición antifascista conciliatoria y tratan de frenar la acción antifascista

combativa de las masas”.12 Los redactores afirman que los “electoreros” (PCS-UDN,

PDC y MNR) estaban tan entusiasmados en ir nuevamente a comicios, que

subestimaban el proceso de fascistización que, a juicio de la RN, se estaba dando en el

país: “Se subestima el papel que puede jugar el avance actual de las fuerzas pro-

fascistas: PCN, ORDEN, GRUPOS PRESIDENCIALES, PATRULLAS MILITARES, todas en

capacidad para preparar una ofensiva contrarrevolucionaria cuando el presidente de la

república lo indique”.13 En síntesis: “Las fuerzas electoreras como el UDN o el MNR

subestiman el alcance del peligro fascista que se da en el país; no quieren ver el peligro

y es así como quieren embarcar al pueblo a unas nuevas elecciones del 77 [sic] como

tarea principal”.14

Las tareas políticas de la coyuntura previa a las elecciones de 1977

Con la experiencia dolorosa del fraude electoral de 1972 a cuestas —“cuando la

oposición gana las elecciones como sucedió en el 72, se frena su combatividad ante el

fraude; Duarte lo que hizo entonces fue dispersar y apaciguar al pueblo, pacificándolo

con ‘inteligencia’”15—, la Resistencia Nacional plantea que hay dos opciones en la

coyuntura previa a las elecciones de 1977: continuar con el “electorerismo”, o “luchar

cada día por las reivindicaciones populares, trabajando con la orientación del frente

antifascista que se perfila en el FAPU”.16 El planteamiento de la RN era trabajar en la

unidad de “las fuerzas antifascistas”.17 Esta es, probablemente, una de las primeras

insinuaciones de algo que más adelante se manifestaría como una necesidad vital: la

búsqueda de la unidad de la izquierda. Sin embargo, a esta altura hacía falta todavía un

buen trecho por recorrer. Tendría que darse el fraude electoral de 1977 y su costo en

sangre para que las organizaciones de izquierda empezaran a caer en la cuenta que, si

seguían dispersas, sus días estarían contados.

Segunda época: Por la causa proletaria, órgano de prensa clandestino de la

Resistencia Nacional

Dadas las lagunas previsibles en este tipo de investigación, no hemos podido verificar,

de fuente directa, a partir de qué número se da la transformación de Por la causa

proletaria a órgano de la Resistencia Nacional, una vez consumada su escisión del ERP.

Empero, gracias a la página de internet del Centro Histórico Revolucionario Salvador

Cayetano Carpio [la cual puede consultarse en la dirección http://www.chrs-scc-

cm.org/archivo/index.htm], nos fue posible consultar el editorial de Por la causa

proletaria en el cual se habla de la situación interna del ERP y del surgimiento de la

Resistencia Nacional. Este editorial es del número de abril-mayo de 1976. Ya

hablaremos de él.

En el acervo del CIDAI, el primer número de Por la causa proletaria que aparece con

el subtítulo “órgano de prensa clandestino de la Resistencia Nacional”, es el veinte y

está fechado en septiembre de 1975, a solo unos cuantos meses del estallido de la crisis

del ERP. No tenemos indicios de que este sea exactamente el número que inicia la

nueva época de la publicación, habida cuenta de que la ruptura con el ERP se dio en

mayo de ese año. Sin embargo, el editorial de Por la causa proletaria de los meses de

abril y mayo de 1976 ayuda a tener algunos indicios sobre los orígenes de la Resistencia

Nacional, complementando, así, los datos ofrecidos en el Balance histórico el ERP. Nos

detendremos en este texto, para luego examinar algunos aspectos relevantes de esta

segunda época de Por la causa proletaria.

El proceso político del ERP y el surgimiento de la RN, según Por la causa proletaria

Es interesante ver de qué premisas parten los redactores para presentar, por así decirlo,

su propio “balance histórico” del “proceso político” del ERP. En el párrafo que

copiamos a continuación, la RN se identifica a sí misma como “marxista-leninista”. En

otros números de la publicación, llegará más lejos, al punto de afirmar que es la

Resistencia Nacional la organización que reúne la mayoría de condiciones para llegar a

ser el “verdadero Partido Comunista”, pretensión que también comparte con las FPL. El

párrafo, que es el primero del texto, dice:

Ya va a hacer un año que la RESISTENCIA NACIONAL nace a la vida

revolucionaria del país, como una organización independiente; dicho

nacimiento, sin embargo, es en realidad el resultado de un largo proceso de

depuración en las filas del antiguo Ejército Revolucionario del Pueblo (E.R.P),

que tuvo su culminación en el mes de mayo de 1975 con el cobarde asesinato

de dos valiosos combatientes del pueblo, Roque Dalton y "Pancho", y la

clarísima delimitación de dos vertientes, de dos tendencias, que venían

gestándose en el seno del ERP: en primer lugar la corriente aventurera,

militarista y blanquista responsable ya de varios crímenes contra la revolución

y en segundo lugar la Resistencia Nacional que se presenta así, como una de

las organizaciones que heredan la tradición revolucionaria del país y que ahora

intenta sistematizar y aplicar la ciencia marxista-leninista a nuestra realidad

concreta.18

Los redactores afirman que, pese a que es doloroso tocar heridas que aún estaban

frescas —había pasado apenas un año del asesinato de Dalton y Arteaga—, era

necesario hacer un balance crítico de lo sucedido en el seno del ERP, en vista de

manejos mal intencionados de los hechos, tanto por parte del régimen militar como de

parte de otras organizaciones:

La tarea no es nada fácil. El revisar nuestra historia y ubicarla dentro del

marco de la lucha de clases en nuestro país, ha implicado reavivar viejas

heridas y dolorosas experiencias; ha significado, también, un difícil

proceso de auto crítica que intentamos plasmar en este documento. Y bien

sabemos que esta situación puede ser aprovechada no solo por el enemigo,

cada vez más refinado en su embestida ideológica contra el pueblo, sino

también por los revisionistas, reformistas y oportunistas de toda laya que

están prestos a batir palmas ante cada derrota parcial que sufre el proceso

revolucionario salvadoreño. Tenemos previsto, pues, que toda la fauna

oportunista gozara al ver plasmado un episodio doloroso de la historia

salvadoreña; ya los veremos, en los corrillos y cafetines, en su dorada

burocracia, en la verborrea impune, hacer comentarios superficiales e

inútiles, del precio que la lucha del proletariado ha tenido que pagar en la

búsqueda de una línea consecuente con sus principios, lejos de la

conciliación con la burguesía.19

Tal como lo plantea Eudald Cortina, en la prensa clandestina es importante notar

cómo se re-construye el pasado. No se trata simplemente de querer acomodar los

hechos a las conveniencias de cada organización. Hay algo más importante, y esto es

la manera en que cada organización justifica su presente y cohesiona a su militancia

re-leyendo su propia historia. Dice Cortina:

[...]cabe destacar la presencia de contenidos que conmemoran fechas clave en

el desarrollo de las organizaciones revolucionarias: surgimiento, acciones

fundacionales, primeros militantes caídos. Informaciones que se vinculan a

una reelaboración constante de la historia de las organizaciones. Historia que

es reescrita atendiendo a las diferentes coyunturas, que hace balance desde un

plano generalmente autojustificativo, y que trata de superar crisis internas que

pudieran poner en entredicho la continuidad organizativa. Esta reelaboración

histórica debe entenderse como una proyección de futuro, que busca socializar

los aciertos y errores cometidos por las organizaciones, haciendo partícipes

incluso a aquellos que no tuvieron relación con los hechos narrados. En

síntesis, se busca generar un sentido de pertenencia y que el militante asuma

que si bien en el pasado se produjeron errores, estos fueron producto de los

que ya no están o, simplemente, fueron superados. Y, en definitiva, que

superados estos baches, se sigue en el camino correcto. 20

Esto se aplica a la perfección tanto a este editorial de Por la causa proletaria, como al

Balance histórico del ERP, como a cualquier otro documento en el que las

organizaciones hacen una recapitulación de su propia historia. Esto se explica por el

contexto de lucha clandestina en que se movieron estas publicaciones. Asediadas por el

régimen militar, sin un mínimo nivel de coordinación entre ellas —pues lo que priva

son las diferencias y las acusaciones mutuas—, estas organizaciones, en la década de

los 70, tratan de cohesionar a sus miembros de cualquier forma, sobre todo, cuando se

ha pasado por una coyuntura de disputas internas, que es cuando una estructura política

se encuentra más frágil.

Y sin embargo no nos preocupa esa situación. Nosotros lanzamos esta

autocrítica abierta, de cara al pueblo, porque sabemos que el proceso nos lo

está demandando. Y esta misión, no es de revolucionarios eludirla. Porque,

además, si bien es cierto que nuestra crítica y auto-critica tiene su lado

"negativo" (en el sentido de errores cometidos; pero sabemos que incluso

los errores son valiosos en la experiencia), este ha sido el costo menor,

necesario, para consolidar una línea política que va demostrando ser la

correcta.21

El balance histórico de Por la causa proletaria está estructurado de esta manera:

I. Presentación

II. Desarrollo del ERP

I. Primera fase (71-72)

I. Origen y nacimiento (Situación y avance de la lucha de masas, 67-71)

II. Vía armada hacia la toma del poder

III. Guerrillerismo y militarismo

IV. Primeras aproximaciones teóricas sobre la estrategia y la línea

política

II. Segunda fase (72-73)

I. Estilo federativo de conducción interna. Composición social del grupo

de dirección

II. El coyunturalismo como política de proyección y ligazón con las

masas

III. Desarrollo militar espontáneo y diverso

IV. Desarrollo y profundización de la concepción de Resistencia

III. Tercera fase (73-74)

I. Maduración de la concepción estratégica (política y militar) y de la

línea

1Notas

? “Nota de la redacción”, en Por la causa proletaria, año 2, N° 14, diciembre de 1974, p. 2.2 Cfr. “Elementos sobre la Resistencia Nacional de El Salvador”. Disponible en: http://www.ecumenico.org/article/elementos-sobre-la-resistencia-nacional-rn-de-el-s/ Consultado el 5 de marzo de 2013.3 Cfr. el editorial de Por la causa proletaria, de marzo-abril de 1976, reproducido en: http://www.chrs-scc-cm.org/archivo/rn/porlacausaproletaria/index.htm. Consultado el 5 de marzo de 2013.4 Ibídem.5 “Las fiestas de la independencia, fiestas para los ricos y sus lacayos”, Por la causa proletaria, N° 7, p. 8.6 Ibídem, p. 10.7 Ibídem.8 Ibídem, p. 11.9 “Salvador Allende murió con las armas en la mano defendiendo la libertad de su patria!!”, en Por la causa proletaria, N° 7, septiembre de 1973, p. 4.10 Ibídem, p. 5.11 “Nota de la redacción”, en Por la causa proletaria, año 2, N° 14, diciembre de 1974, p. 1.12 “Editorial”, en ibídem, p. 2.13 Ibídem, p. 3. Los énfasis están en el original.14 Ídem.15 Ídem. Los énfasis están en el original.16 Ibídem, p. 4.17 Ibídem, pp. 4-5.18 Cfr. “Por la causa proletaria, Resistencia Nacional (RN). Abril-mayo de 1976”, en http://www.chrs-scc-cm.org/archivo/rn/porlacausaproletaria/index.htm. Consultado el 6 de marzo de 2013.19 Ibídem.20 Eudald Cortina, op. cit., pp. 626-627.21 “Por la causa proletaria, Resistencia Nacional (RN). Abril-mayo de 1976”.

II. Los problemas de adecuación de la estructura orgánica

III. La concreción de la vía armada hacia la toma del poder

III. Búsqueda y encuentro con la masa

III. La división del ERP y los asesinatos (Finales 74-principios 75)

I. La divergencia de concepción y aplicación táctica

II. Gestación de la camarilla e impulso de sus maniobras (Febrero a marzo del

75)

III. El plan de asaltar el poder político interno (Abril del 75)

IV. Lecciones para el proceso

V. Daños causados al proceso revolucionario

Veamos sumariamente algunos puntos contenidos en el documento.

Desarrollo del ERP

Para entender cómo surge el ERP, es preciso remontarse a los últimos años de la década

de los sesenta. 1967 es un año crucial, pues en él se da un auge del movimiento popular,

expresado en la huelga general de maestros, impulsada por Andes 21 de Junio. Fue un

momento de radicalización política acelerada:

Los cuadros revolucionarios, fogueados en aquellos combates, revitalizaron el

problema de la vía armada hacia la toma del poder; ellos no hacían más que

estructurar la experiencia misma de las masas populares, que habían apuntado,

en los enfrentamientos de calle, a nuevas formas de organización y de lucha.

La guerrilla, pues, había nacido en realidad en las calles de San Salvador; las

masas populares, en la defensa de sus intereses y ante las crueles y bestiales

embestidas de la dictadura, habían aprendido, espontáneamente, que ese era el

camino.22

Se esperaba que el PCS asumiera un papel de conducción de ese proceso de

radicalización política, dando el salto hacia la vía armada, pero éste “se desenmascaró

ya en esta coyuntura: la ‘apertura a la derecha’ abrió el camino a una serie de pasos

agigantados que habrían de conducirlo al revisionismo más descarado. Y esta situación

ya no era posible que la soportara el movimiento revolucionario. Los cuadros

revolucionarios se convirtieron, así, en los herederos de la larga tradición de lucha del

pueblo salvadoreño, mientras el revisionismo sentaba sus reales en la burocracia del

PCS.”23

22 Ibídem.

Más adelante, se dan las elecciones de 1972, en las que el PCS participa, con los

resultados ya conocidos. Surgen las FPL y el ERP. Este último, con “núcleos dispersos

y nacidos al calor de la lucha de masas, lo cual significo el pago de un enorme precio:

se negó al Partido como concepción, nos aislamos de las masas y de la lucha de masas,

pusimos el acento en la lucha clandestina y los pequeños grupos conspirativos. Todo lo

que hueliera [sic] a Partido era despreciado, y se concebía la revolución como la tarea

de una secta clandestina”.24

Esta negación a conformar un partido según los criterios marxista-leninistas marcó a la

organización:

La práctica política de quienes luego formaríamos el ERP, nos había

demostrado que las estructuras orgánicas tradicionales (Partido Comunista,

Organizaciones Sindicales, Organizaciones políticas nacionales y estudiantiles,

organismos gremiales y de masa, etc., por su concepción y su estructura

orgánica, constituían impedimentos reales objetivos y subjetivos para que de

su seno mismo surgiera la práctica militar ligada a una práctica política. Sobre

todo, la desviación de derecha en el partido había llegado al estado de negar la

lucha armada como vía hacia la toma del poder para el proceso revolucionario

salvadoreño, sustituyéndola por la vía pacífica, la vía electoral. Como

resultado de esta situación, las nuevas organizaciones nacimos afirmando la

necesidad de construir el aparato armado, impulsando la actividad guerrillera y

negando el Partido.25

Esto trajo consigo un estilo de trabajo en el cual se priorizó la construcción del aparato

militar y se negó la necesidad de conformar una estructura partidaria, pues todo lo que

“oliera a Partido” era sinónimo de “revisionismo”. De esta manera, “[n]o caímos en la

cuenta de que por negar un partido que no había alcanzado la calidad de marxista-

leninista, negábamos también [...] la necesidad de construir desde el principio núcleos

políticos de Partido; y de esta forma caímos en una desviación de izquierda al

unilateralizar el trabajo orgánico orientado a la construcción de núcleos”.

Esta concepción militarista complicó el panorama interno del ERP, que ya era

complicado de por sí. Como se ha dicho antes, la organización no obedecía al molde

tradicional de partido marxista-leninista. Se trataba de una serie de grupos armados que

23 Ídem.24 Ídem.25 Ídem.

actuaban bajo el nombre genérico de “ERP”, pero sin una verdadera coordinación

centralizada. Así,

En la práctica, y desde su fundación, el ERP se integró por la sumatoria de

diversos núcleos que hacían de él una federación de grupos con su respectiva

representación a niveles de Dirección. Este fue el estilo de conducción

predominante durante los años del 71 al 74. La Dirección central podía

mantener la cohesión por el espíritu militar con que era coordinado el quehacer

todo de la organización desde la Dirección. Los lineamientos de trabajo se

transmitían desde arriba en forma es estrechamente vertical (por la estructura y

la concepción que imperaban) de forma tal que la militancia aceptaba la línea

sin discusión.

Es así como, según los redactores, surge lo que luego se conocerá como la Resistencia.

Nosotros especulamos —pero, como ocurre con toda especulación, esto habrá que

comprobarlo— que la denominación de Resistencia obedece a la tipificación del

régimen militar como “fascista”. El fascismo europeo, en la década de los 40 del siglo

XX, generó como respuesta los movimientos de resistencia antifascista, que aglutinaron

a un amplio espectro de activistas y combatientes, desde comunistas, socialistas y

anarquistas, hasta opositores de tendencias conservadoras no fascistas. Hablar, pues, de

una “resistencia nacional” contra el “régimen fascista salvadoreño” es bastante

coherente con los planteamientos estratégicos que asumiría la organización surgida en

1975, que habla de la necesidad de construir un amplio “frente antifascista”. Dice el

texto:

Mientras la militancia marcha desarrollándose dentro del marco señalado, en el

seno de la Dirección Nacional se profundizan los análisis teóricos sobre la

concepción, se afina la tesis de Resistencia como propuesta orgánico política

de trabajo del ERP hacia la masa y se elaboran los primeros documentos de

esfuerzo interpretativo de la realidad ("Avance Estratégico", "Análisis Político

de la Situación Nacional", Combatientes No. 4 y 5). Esto determina también el

primer esfuerzo de evaluación interna, y a finales del 72 y principios del 73, la

Dirección Nacional reconoce la política coyunturalista que había venido

aplicando, descubre la contradicción entre las aproximaciones teórico políticas

y la estructura orgánica de corte militar, y se propone la sistematización del

trabajo a través del impulso de una escuela de formación teórico-política y de

un proceso de reorganización interna con el objeto de crear bases políticas en

el seno del ERP.26

La atomización interna que vive el ERP impide que estas concepciones sean secundadas

por toda la organización. Por lo que se describe en el texto, pareciera que en ese

momento el ERP era una organización con dos —si no es que con más— cabezas: una,

imbuida en la conformación de un fuerte aparato militar y la otra, buscando retomar el

trabajo organizativo con las masas. Oigamos a los redactores describirlo con sus propias

palabras:

Sin embargo, ya la diferenciación de ambas tendencias se refleja en la

práctica: mientras el esfuerzo de unos sectores del ERP se enfila hacia la

búsqueda de las masas para impulsar la construcción de un Partido

estrechamente ligado al pueblo a través de métodos y principios leninistas

de conducción política revolucionaria; otros sectores de la organización

buscan en la masa el apoyo de sus tendencias militaristas y ven el trabajo

político en función de lo militar, profundizándose más la desviación

militarista.

La irrupción del trabajo de masas en el seno de la organización, agudiza las

contradicciones internas y hace estallar en todos los niveles la lucha

ideológica para la cual, hemos señalado, no existían condiciones objetivas

ni subjetivas que permitieran su adecuada canalización.

Por el carácter federado que privaba en la organización, este aprendizaje

con las masas se desarrolló en forma desigual, evidenciando las posiciones

que despreciaban el trabajo de masas y continuaban haciendo énfasis

exclusivo en las tareas militares, despreciando también la necesidad de

elaboración teórica de la concepción militar y profundizando el simple

activismo, el guerrillerismo, pretendiendo incorporar a las masas a la vía

armada a través de un proceso anti-dialéctico en que el pueblo, sin

problemas, pasaría de sus condiciones de pasividad, neutralización y

concepciones reformistas y revisionistas, a empuñar las armas y a asaltar el

poder político arrebatándoselo a la burguesía. Desde esta concepción,

cualquier coyuntura de agudización de la lucha de clases era propicia para

26 Ídem.

el asalto armado de las masas conducidas por el ERP, hacia la toma del

poder.

Este es también el momento en que aflora el profundo odio de la camarilla

contra el Bloque Socialista, despreciando los frutos de la experiencia

revolucionaria internacional, echan lodo sobre la revolución cubana y la

revolución rusa, califican a la Unión Soviética de social-imperialismo y al

estado cubano como satélite de aquella, impulsando la campaña contra el

revisionismo internacional visualizado como enemigo irreconciliable de los

movimientos revolucionarios y de liberación latinoamericanos y africanos.

Inclinándose por otro lado y en forma servil a la tendencia "maoísta" que

ellos santifican corno "la única experiencia y ejemplo revolucionarios en el

mundo y la historia".27

La división del ERP y los asesinatos (Finales 74-principios 75)

La polémica ya está servida. A estas alturas, era fácil prever que no sólo habría “lucha

ideológica”, sino también una lucha por la conducción del partido. En 1974, según se

afirma, había una aceptación, al menos nominal, en algunos objetivos fundamentales:

“todos parecíamos coincidir en que las tareas estratégicas para la organización se

centraban por un lado, en construir el Partido de Vanguardia y buscar las formas y

métodos de ligarlo a la masa para asumir la conducción de la lucha popular y orientarla

por los cauces revolucionarios; y por otro lado, en construir el ejército revolucionario

del pueblo, buscando asimismo afinar la concepción militar a través de la cual y bajo la

conducción del Partido, fuera posible incorporar a las masas a la vía armada hacia la

toma del poder.”28

Pero es aquí donde, según la narración de la Resistencia Nacional, surge la llamada

“camarilla” que, más adelante, se apoderaría de la organización. Los miembros de

esta “camarilla”, “comienzan un proceso paralelo a la lucha ideológica que se daba

en las bases políticas, convocan militarmente a multitud de cuadros, los mantienen

concentrados alegando actividades militares impostergables, impidiendo con ello la

asistencia a la vida política de los núcleos en los cuales va a impulsarse la lucha

ideológica”.29

27 Ídem.28Ídem.29 Ídem.

Sabiendo que la misma concepción militar estaba en cuestionamiento y que

su primera tarea a nivel del Estado Mayor consistía en presentar a plazo

fijo un documento sobre la concepción militar a fin de que fuera discutido

y aprobado por la militancia de la organización en el seno de su estructura

política, toman una serie de medidas aceleradas en relación a "preparar las

condiciones de la insurrección" y van militarizando cuanto pueden a su

alrededor.

Desde la perspectiva de los redactores del periódico, la “camarilla” domina el aparato

militar y esto le sirve para ganar el control de la organización, instituyendo un régimen

policíaco en su seno:

Socavan las bases políticas impulsando campañas de desprestigio personal

de dirigentes que no comulgan con sus ideas, "reclutan" con criterios

policiacos a miembros de base a los cuales les encargan tareas de

"vigilancia política" contra sus propios compañeros y responsables de

célula; mantienen y crean redes de verdaderos "orejas" en el seno de la

organización que les informan sobre las opiniones y criterios que se vierten

en la lucha ideológica, lanzan asimismo una intensa campaña contra el

"revisionismo interno" identificando esa desviación con la posiciones

políticas que buscan el acercamiento a las masas y la combinación de todas

las formas de lucha útiles al proceso revolucionario.

Este proceso de maniobras y medidas no-revolucionarias, los va llevando

necesariamente a definirse come una camarilla que constituye un doble

poder y que se refugia en el "Estado Mayor" del ERP, desde el cual

comienza a funcionar en forma paralela a la Dirección Nacional.30

En este contexto, Roque Dalton es señalado como la cabeza pensante del sector que

impulsa la concepción de impulsar el trabajo político y de crear el partido, aunque los

redactores afirman que esta imputación era exagerada y que el poeta no era el único

defensor de esta concepción.31 Dentro de la maraña de historias contadas a medias,

relatos que se contradicen mutuamente y datos ocultos, se conoce, por así decirlo, el

grueso de lo que le ocurrió a Roque Dalton. El documento da una cronología de hechos

desde el 20 de abril hasta el 16 de mayo de 1975, fecha en que se consuma la salida de

la Resistencia Nacional del seno del ERP.

30 Ídem.

Lecciones para el proceso

El documento no solo aporta la narración que construye la RN de los hechos, sino que

ofrece una valoración crítica al respecto. La forma cruenta en que se saldaron las

diferencias de concepción en el interior de la organización sería, a ojos de los

redactores, el resultado de varios factores:

En primer lugar, el nacimiento del ERP se dio “como una negación orgánico-política del

PCS, este radical rechazo de todo lo que se relaciona con "el partido" sentó las bases de

una desviación inicial de tipo guerrillerista y militarista que determinó el desarrollo

posterior del ERP.”32

En segundo lugar, en la organización prevaleció una concepción de trabajo alejada del

contacto con las masas. No hubo, según los editorialistas, una cultura de debate político

interno. Ello se explica por los métodos militaristas que se vinieron adoptando en la

organización y por un lastre heredado del PCS:

En este sentido, la experiencia del ERP es bastante ejemplificante, puesto que

fue precisamente la falta de tradición interna en la discusión y elaboración

colectiva de la línea, lo que dio al traste con los intentos de lucha ideológica

desarrollados en el seno de la organización entre enero y abril del 75. Cabe

señalar que esta carencia de tradición de lucha ideológica, ha sido una de las

31 “Con la idea preconcebida de "deshacerse" (políticamente por el momento) del compañero Roque Dalton, corno un paso que les permitiría avanzar en sus posiciones, planifican aceleradamente maniobras de provocación constantes, tendientes a propiciar una oportunidad de eliminarle de las discusiones, y de paso, que diera lugar al impulso de otra maniobra: la de involucrar a algunos miembros de la Dirección Nacional, en el "complot" que habrían de adjudicarle contra el Estado Mayor del ERP.Este plan se pone en marcha a través de intentos de neutralizar una serie de cuadros intermedios, impulsando acusaciones y campañas de desprestigio personal contra los responsables políticos, en forma descarada y de provocación arrogante. Así mismo se intensifica la militarización acelerada de la militancia, a través de convocatorias constantes al activismo militar de acciones espectaculares y de gran envergadura.Cierran la llegada a sus bases de los miembros de Dirección Nacional que tienen posiciones contrarias a las suyas y presionan intensamente por "visitar" al resto de sectores que no han caminado bajo su conducción directa. Alegando razones de fuerza mayor y necesidad por el volumen de las actividades militares planificadas, concentran en sus manos todos los recursos económicos y militares de la organización.Lanzan la tesis insurreccional cortoplacista y blanquista pretendiendo centrar la lucha ideológica en torna a decir "si" ó "no" a dicha tesis, negando rotundamente la necesidad de la discusión a nivel de la concepción estratégica, con el argumento de que ello indica tendencias intelectualizantes desviadas de la práctica concreta; y de paso, utilizando la aceptación o rechazo a sus tesis insurreccionales como un termómetro para "medir" el grado de decisión o vacilación de la militancia.Elevan a la calidad suficiente y necesaria para ser miembro de "Vanguardia", la exclusiva participación en combates militares y el hecho formal de ser profesionales en el seno de la organización. Convierten la tesis de construir el partido de Vanguardia de la clase, en la de construir el "Partido de la insurrección" caracterizándose dicho "partido" por ser un partido en guerra en el cual predomina lo militar sobre lo político.” Vid. íbídem. 32 Ibídem.

tristes herencias del Partido Comunista Salvadoreño que nunca supo

impulsarla en su seno.33

El documento afirma que es necesario que existan las tendencias político ideológicas

dentro de las organizaciones revolucionarias, con la condición de que exista “una línea

política única y plenamente aceptada por todas las tendencias en sus elementos básicos

y fundamentales (objetives estratégicos, caracterización del período, vía para la toma

del poder, y Táctica General)” y que, además, “la elaboración de la línea política sea un

proceso continuo en el que bases y Dirección participen (en forma dialéctica y según los

principio del centralismo democrático) en la depuración y adecuación táctica de la

misma.”34 Como declaración de intenciones, está bien. Lo que habría que verificar

históricamente es si esta concepción privó o no, y hasta qué punto, en el movimiento

revolucionario, tomando en cuenta, por supuesto, las limitaciones impuestas por el

clandestinaje y las condiciones de guerra.

Daños causados al proceso revolucionario

Los sucesos relatados en el editorial de Por la causa proletaria no solamente cobraron

víctimas en las filas del ERP y la RN, sino que dañaron al movimiento revolucionario

en su conjunto. Ello se debió, a juicio de los redactores, a que lo sucedido lesionó la

moral de los militantes revolucionarios y fortaleció la guerra psicológica contra el

movimiento popular:

La consolidación del aventurerismo del ERP, ha servido, en realidad, a las

más oscuras fuerzas contra-revolucionarias. Nadie más que ellos han

sacado el máximo provecho de la situación. El proletariado salvadoreño ha

tenido que pagar por la consolidación de una tendencia blanquista, el

elevado precio del terror que las clases dominantes han lanzado

pretendiendo confundir en un mismo saco la sanguinaria desviación del

ERP y la "izquierda" en general. Y así, cada acto del ERP, cada acción

aventurera e irresponsable de esa tendencia es aprovechada por el enemigo

para consolidar al ejército burgués, para aglutinar a la tropa, para

emprender campanas de terror entre los elementos avanzados del pueblo, y

para justificar los actos más arbitrarios y despiadados en contra de las

masas trabajadoras.

33 Ídem.34 Ídem.

Esto ha significado la desmoralización de elementos avanzados de las

luchas populares que, incapaces de ver la situación en su conjunto y de

ubicar a la tendencia blanquista del ERP en su contexto, se asquean y

abandonan la lucha, dejando el campo abierto a la desmovilización de

amplios sectores populares que, confundidos, no aciertan a encontrar el

camino de la lucha revolucionaria. Y este es otro precio alto que el

movimiento popular ha tenido que pagar.35

Para los redactores, los dirigentes del ERP son saboteadores del proceso revolucionario:

Pero quizás el peor daño de todos ha sido el de la subsistencia de la tendencia

misma; el aventurerismo del ERP, que cabalga sobre el cínico engaño a sus

bases y la explotación de su honestidad y poco desarrollo político, ha sentado

el precedente nefasto del asesinato como medio de zanjar la lucha ideológica,

segando así vidas que podrían ser valiosas para el movimiento popular. Por

eso, y por la existencia misma de la irresponsabilidad y el aventurerismo

organizados, que de seudo-revolucionarios han pasado al papel de

provocadores contra-revolucionarios, el movimiento proletario salvadoreño

todavía tiene una inmensa tarea que cumplir para aislar dicha tendencia, y

neutralizar sus nefastas influencias, si quiere hacer menos doloroso el paso al

socialismo.36

Las diferencias entre el ERP y la RN siguieron siendo irreconciliables incluso en la

primera etapa de construcción de una coalición de fuerzas revolucionarias, esto es, en la

composición inicial de la Dirección Revolucionaria Unificada (DRU, integrada por la

RN, el PCS y las FPL). Las RN abandonaron la DRU cuando se sumó el ERP, aunque

más adelante se logró su integración y la del PRTC para formar el FMLN en 1980.

¿Qué es la guerrilla?

En el número 20 de Por la causa proletaria, correspondiente al primero de septiembre

de 1975, encontramos una continuidad en cuanto a la presentación de la publicación con

respecto a su primera época. La impresión es todavía artesanal. En la portada está

dibujado a mano, y de una forma muy rudimentaria, el distintivo de la publicación: tres

manos izquierdas sosteniendo un martillo, un fusil y una cuma, instrumento de trabajo

de los campesinos salvadoreños. Este dibujo es una nueva representación de la enseña

35 Ídem.36 Ídem.

de los partidos comunistas, la hoz y el martillo. Es la hoz y el martillo “actualizados”

para el contexto de la oleada revolucionaria de los años 70. La tipografía de la revista es

mecanografiada.

Llama la atención el título de uno de los artículos que aparecen en la mencionada

edición: “¿Qué es la lucha guerrillera?”. En el escrito afirma que es necesario clarificar

este punto, dada la gran carga de mistificaciones que lo rodea. Para el gobierno, se dice,

la lucha guerrilleras es descrita como “la obra de bandas solitarias de merodeadores que

viven gracias a su audacia, inteligencia y resistencia”.37 Un halo de romanticismo, pero

también una niebla densa de distorsión, rodea esta forma de representar a la guerrilla. Si

la guerrilla tuviera esas características, arguyen los redactores, “no sería mayor

problema y sólo representaría una pequeña molestia para el enemigo”.38 No obstante,

continúan diciendo, la guerrilla es ya un “peligro real” para el régimen.39 Ni bandoleros,

ni grupúsculo de sujetos temerarios, la guerrilla, en la definición que propone Por la

causa proletaria, es lo siguiente:

[...] son el filo y el horizonte de un movimiento de masas en el que a la larga

y a través de un correcto proceso de conducción política de la lucha popular,

tomarán parte todos los hombres, mujeres y jóvenes de un pueblo que se

declara en rebeldía para terminar de una vez por todas con la explotación, la

miseria y la injusticia que el sistema capitalista impone sobre las grandes

mayorías desposeídas, las cuales, después de largos años de opresión toman

conciencia, se incorporan a la lucha y declaran la guerra contra la burguesía

en busca de liberarse, dentro de la concepción de que es preciso “hacer la

guerra para terminar con la guerra”, y aplicando el principio revolucionario

de que la lucha armada del pueblo es la continuación de la lucha política que

llega a los métodos violentos de la guerra revolucionaria y prolongada del

pueblo por liberarse.40

Fijémonos en esta última frase. Así como las FPL hablan de la necesidad de conducir

“la guerra revolucionaria prolongada del pueblo”, la RN lo hace en términos muy

similares. Esto nos coloca ante el asunto de los referentes ideológicos que gravitaron

sobre las concepciones estratégicas de la organización. Vietnam es uno de ellos. Los

37 “¿Qué es la lucha guerrillera?”, en Por la causa proletaria, N° 20, p. 6.38 Ibídem.39 Ídem.40 Ídem. Las cursivas son nuestras.

revolucionarios del país del sudeste asiático aplicaron una concepción de guerra muy

similar a la de Mao Tse Tung en China. Descartaron la idea de una definición rápida de

la guerra —primero contra los franceses, después contra los norteamericanos— y

optaron por un proceso político-militar lento y trabajoso, pero que logró integrar a la

inmensa mayoría de la población a la lucha de liberación. Esto es, descrita de manera

tosca, la concepción de guerra popular prolongada. Además, esta concepción constituye

una “herejía” con respecto a una lectura literal de Marx. El autor de El capital, que

escribió situado en el contexto de la Europa capitalista de fines del siglo XIX, planteó

que el sujeto de la transformación revolucionaria en esas condiciones históricas era el

proletariado. Esta afirmación, situada en unas determinadas coordenadas históricas, se

volvió luego una verdad intocable para el movimiento comunista internacional. Tanto

para Mao como para los vietnamitas, esa clase fundamental no era el proletariado —

virtualmente inexistente en unos países coloniales y atrasados—, sino el campesinado,

la inmensa mayoría de su población.

Esta última concepción caló de manera decisiva en las organizaciones revolucionarias

salvadoreñas. Comprobó ser una concepción acertada. El grueso de la tropa y la base

social del FMLN en la guerra no era “proletaria”, sino, sobre todo, campesina. Por

supuesto que el frente insurgente también tuvo un componente de capas medias, sobre

todo, en su dirección, pero es innegable el “color campesino” de la mayoría de su

militancia histórica.

La condena a la muerte de Dalton y Pancho

En el número 20 se reproducen sendos mensajes de condena a los asesinos de Roque

Dalton y Armando Arteaga, publicados originalmente en las revistas NACLA y Casa de

las Américas, así como la noticia de que la obra de Dalton será publicada en las

editoriales Maspero, EDUCA y Ocnos, de Francia, Costa Rica y España,

respectivamente.

En concordancia con lo que se señala en el balance histórico de la RN, comentado

páginas antes, el editorial de ese mismo número destaca que el asesinato del poeta y de

Arteaga le ha dado armas al régimen para desprestigiar al movimiento insurgente. Se

habla de una campaña de guerra psicológica del gobierno de Molina para sembrar

desconfianza entre la población hacia la guerrilla y el movimiento social, a través de

unas “hojitas” en las que se dirigen estos mensajes a la población:

En ellas también aprovechan otros recursos cuando sostienen que “el partido

comunista (línea Pekín) resuelve con purgas sus divergencias internas cuando

hay dirigentes que no están de acuerdo con sus planteamientos (caso Roque

Dalton)”. Esto lo señalamos para que se vea cómo el enemigo después de su

silencio, comienza a hacer uso de estos problemas (tal como la RN lo

advirtiera en el N° 16 de Por la causa proletaria). Es así como la desviación

militarista de una reducida camarilla aventurera que surgió en el seno del ERP

le permite lanzar toda una campaña que genera confusión.41

Pero no solamente se aprovechan estos hechos para difamar al movimiento insurgente,

se señala, sino también para encubrir actos represivos:

En este marco se dio también el oscuro caso del dirigente obrero Remberto

Sosa,42 que habiendo sido capturado por los cuerpos represivos, fue

posteriormente dado por “ajusticiado” en volante de dudoso origen.43

Esta modalidad represiva fue utilizada varias veces durante los años 70 y 80. Cuando las

fuerzas del batallón élite Atlacatl asesinaron a los sacerdotes jesuitas de la UCA y a las

dos trabajadoras de la casa cural que estaban presentes, dejaron pintas en las que el

FMLN “reivindicaba” el asesinato de los “orejas contrarios”.

Entrevista con un guerrillero

“Entrevista a un combatiente de las FARN (miembro de célula de la RN)”. Con este

recurso periodístico, se exponen en Por la causa proletaria, número 23, algunos de los

planteamientos políticos fundamentales de la organización. Es interesante ver cómo el

“combatiente de las FARN”, del cual cabe suponer que se trata de un miembro de la

dirección partidaria, explica cómo es que se distingue la concepción estratégica de la

RN con respecto de la concepción del ERP, sobre todo, en lo tocante a la relación de la

insurrección con respecto del conjunto de elementos de lucha político-militar.

Es evidente que en las palabras del “combatiente de las FARN” se trasluce la

concepción vietnamita de guerra popular prolongada. 44 Ello comienza con la manera en

que se entenderá el propio concepto de lucha armada. El entrevistado sostiene que es

41 Ibídem, p. 3.42 José Remberto Sosa Hernández, desaparecido en abril de 1975, tras haber sido capturado por los cuerpos de seguridad.43 Ídem.44 “Entrevista a un combatiente de las FARN (miembro de célula de la RN), en Por la causa proletaria, N° 23, p. 11.

posible que existan brotes de lucha armada sin que exista una guerrilla constituida. La

lucha armada, arguye, surge cuando “el pueblo” se arma espontáneamente para su

autodefensa de las fuerzas represivas. El entrevistado sostiene que hay antecedentes

inmediatos de lucha armada, previos al surgimiento de las guerrillas:

Ya la historia de la lucha de clases salvadoreña nos demuestra cómo la clase

obrera hizo sus primeros intentos de armarse con garrotes para defenderse de

las embestidas de la guardia nacional en los años del 67 y 68.45

Los años 1967 y 1968 son años “revolucionarios”, años en los que hay una “situación

revolucionaria”, por cuanto el ascenso del movimiento popular lleva a las fuerzas del

Estado a incrementar los niveles de represión, lo cual conduce a una radicalización de

las fuerzas populares. 1967 es el año de una huelga obrera general. 1968 es el año de la

huelga magisterial de ANDES 21 de junio.46 Pero si de parte de los grupos sindicales

había una disposición combativa, no había, según el esquema marxista-leninista, un

partido que asumiera la dirección de esos movimientos.

Por ejemplo, en el combate librado en Zacamil en el 67, la clase obrera se

defendió con piedras, varillas, picos y tablas. En esa época, en la huelga

progresiva y general, la clase obrera formó grupos de garroteros para la

autodefensa de las masas, incorporando en forma intuitiva formas armadas de

lucha en el confrontamiento [sic] con los cuerpos represivos del enemigo.

Asimismo, es tradicional cómo el movimiento estudiantil se ha tenido que

defender con piedras ante la acción criminal de los cuerpos represivos. De la

misma forma ha ocurrido con el magisterio durante sus luchas combativas y

los campesinos han tenido que usar las armas más rudimentarias para su

defensa.47

Para el entrevistado, entonces, “el acto de armarse de un palo, una piedra, un machete,

una varilla, para la defensa civil, por parte de la población es ya un acto que expresa el

desarrollo de la lucha armada del pueblo en su forma más elemental y primaria”. 48

¿Dónde entra la concepción de guerra prolongada en todo esto? En la concepción de la

lucha armada como un proceso gradual de toma de conciencia y de participación

45 Ibídem.46 Un relato de esta huelga de alcance nacional se puede encontrar en el texto de Cayetano Carpio titulado “La huelga general obrera de abril de 1967”. Puede consultarse en: http://www.marxists.org/espanol/tematica/elsalvador/carpio/1967/ago/06.htm. Una crónica de la huelga magisterial se puede leer en el libro de Mélida Anaya Montes, La segunda gran batalla de ANDES, Editorial Universitaria, San Salvador, 1972.47 Ídem.48 Ídem.

popular en formas espontáneas de autodefensa, donde priva mucho el ingenio sobre la

escasez de recursos: “Valga el ejemplo de los vietnamitas que comenzaron con flecha

en algunas regiones para llevar a cabo los desarmes. En El Salvador lo que ha ocurrido

es que se ha dado un salto de calidad al insertarse la guerrilla como fuerza irregular”.49

Lo anterior ofrece una visión más amplia de la lucha armada, en la cual participaría una

variedad de actores y no solamente la fuerza guerrillera como tal. En Vietnam,

recordemos, tomaba parte en la lucha anticolonialista tanto el ejército guerrillero como

personas que acometían por algunos momentos acciones de hostigamiento, de

“propaganda armada” y de guerra psicológica, sin formar parte de la tropa guerrillera.

La concepción guerrillera de las FARN está vinculada al objetivo de la “lucha

antifascista”, “y para dar el salto de la toma del poder que se caracterizaría en esta etapa

por la instalación de una dictadura democrática de obreros y campesinos con apoyo de

los sectores medios”.50

No podía faltar, por supuesto, una acerba crítica hacia el ERP y hacia su línea política

de formar comités militares:

Por la causa proletaria (PLCP): ¿Cómo consideras [...] la propuesta del ERP

de formar los comités militares?

Combatiente: Antes que nada, considero que la línea y concepción del ERP (si

es que tienen [una] concepción estratégica del proceso revolucionario), está al

margen del marxismo-leninismo [...]. Esa camarilla hace llamados espontáneos

a formar comités militares, separando mecánicamente, separando

mecánicamente la lucha política de lo que consideran la lucha armada,

entendiendo esta última como una expresión separada de la amplia lucha

política de las masas. [...]

PLCP: ¿Consideras que ha tenido éxito su convocatoria de formar comités

militares?

Combatiente: Con su “novedosa” propuesta, lo que han conseguido es

aprovecharse de sectores del pueblo que de corazón quieren orientación de

vanguardia para impulsar la lucha armada y que precisamente por el poco

trabajo político que ha podido realizarse entre las masas [...] se han dejado

llevar por las propuestas aventureras de la camarilla que controla el ERP. [...]

Es así como el ERP, conducido por una pandilla de aventureros pequeño-

49 Ídem.50 Ibídem, p. 12.

burgueses, ha terminado haciendo provocaciones peligrosas, que pueden

conducir a varios sectores del pueblo a esfuerzos solo provechosos para el

enemigo.51

Pero no solo el ERP es la única organización armada que recibe las críticas de Por la

causa proletaria. Defendiendo su idea de conformar un frente amplio antifascista, la

Comisión Política de la RN reaccionó ante las acusaciones de las FPL aparecidas en El

Rebelde, en el sentido de afirmar que la Resistencia Nacional pretendía “democratizar el

estado burgués”, [...] abandonar “la vía de la guerra prolongada y popular” y de ser

“vacilantes”.52 “O los compañeros de las FPL no han leído nuestras publicaciones y son

irresponsables al pretender dar lucha ideológica con fantasmas”, se escribe, “o sí han

leído nuestras publicaciones y, conscientemente, tergiversan lo que hemos dicho”.53 Los

redactores acusan a las FPL de confundir “lucha ideológica con tergiversación”, 54 a la

par que prometen al público lector “seguir profundizando en la exposición de nuestras

concepciones e impulsar una correcta (eso sí) lucha ideológica con todas las posiciones

desviadas que mantienen estancado y fragmentado al movimiento popular”. 55

Obviamente, esto muestra el marcado sectarismo de la época, en virtud del cual cada

organización se creía depositaria de la verdad revolucionaria, mientras que el resto era

“desviado”, “revisionista” o cualquier otro calificativo. Si había algo en común entre

todas las organizaciones era este mismo planteamiento acerca de la lucha ideológica: el

fin de la misma era que los “otros” admitieran la corrección de la línea política de la

propia organización.

Definiendo la línea política

La ESTRATEGIA REVOLUCIONARIA consiste en definir al enemigo principal para derrocarlo y concentrar las fuerzas en cada etapa de la revolución (dirección del golpe principal), en determinar a los aliados de la clase obrera en cada etapa, en elaborar los planes para la disposición de las fuerzas revolucionarias, en ganar a los aliados, en utilizar correctamente las reservas directas e indirectas, en aislar al máximo grado al enemigo, en asestar el golpe más importante contra el enemigo principal inmediato y en luchar para realizar este plan en toda la etapa dada de la revolución.

51 Ídem.52 “Postalita a las FPL”, en Por la causa proletaria, N° 26, mayo-junio de 1976, p. 12.53 Ídem.54 Ídem.55 Ídem.

TRUONG CHINH, El marxismo vietnamita, citado en Por la causa proletaria, N° 26.

“La redacción de Por la causa proletaria informa a sus lectores el nuevo salto de

calidad que dará nuestro periódico revolucionario bajo las orientaciones políticas e

ideológicas de nuestra Dirección Nacional provisional”, anuncia la presentación del

número 26 de la publicación, fechado en los meses de mayo y junio de 1976. “Nuestra

organización está en proceso de formación del núcleo partidario, pero del núcleo

partidario que se prepara para la toma del poder por medio de la vía armada. En este

sentido consideramos que el periódico y todos sus artículos deben estar en función de

explicar el camino estratégico y los pasos tácticos de la revolución”, añaden. “Nuestro

propósito es convertir al periódico en el instrumento teórico de la revolución

salvadoreña que nos permita pertrecharnos de un análisis objetivo de la realidad

política, económica y militar, ligado a la práctica y experiencia de la lucha de clases en

El Salvador”,56 se asevera.

En el número en mención se presentan los elementos principales de la concepción

política de la Resistencia Nacional. La organización, se asevera, está en proceso de

construcción del Partido,57 con lo cual será necesaria “la concreción de una teoría de la

revolución salvadoreña como guía para la acción y la transformación revolucionaria”.58

Esta concepción parte de la manera en que se tipifica la sociedad salvadoreña y del tipo

de revolución por la que se propone luchar. El documento concibe la formación

salvadoreña como un capitalismo dependiente del “imperialismo internamente

impulsado”59 por la burguesía local, con lo cual se desecharía “el desarrollo de una

revolución nacional democrática y agraria antifeudal y antiimperialista donde juega un

papel importante la burguesía nacional (como plantea el PCS). Ya que la dependencia al

imperialismo ha cerrado e impide el desarrollo de una burguesía nacional

revolucionaria”.60 El carácter dependiente del capitalismo salvadoreño conduciría a la

revolución “a un enfrentamiento con la estructura del capitalismo internacional,

dominada por los imperialistas”.61 Por tanto, esta revolución será de carácter “anti-

burgués y anti-imperialista”,62 dirigida por el proletariado. Ahora bien, la dirección de

carácter proletario de la revolución abarca también las reivindicaciones del campesinado

56 “Introducción”, en Por la causa proletaria, N° 26, abril-mayo de 1876, p. 2.57 “Estrategia política de la Resistencia Nacional”, ibídem, p. 3.58 Ibídem.

y la clase media.63 Ahora bien, el triunfo del proletariado salvadoreño no implicaría un

paso directo al socialismo, sin pasar primero por un momento de transición, tipificado

como “revolución democrática popular”,64 que iniciaría con el derrocamiento por medio

de las armas de “la alianza de la burguesía local y el imperialismo” 65, para sustituirla

por una “dictadura democrática-revolucionaria de obreros y campesinos con capas

medias”. 66

El texto se plantea el problema de la consolidación de esta revolución democrática

popular en el poder. Propone dos vías: desde arriba, “a partir de los recursos que

proporcionan los aparatos políticos, jurídicos y administrativos del estado capitalista,

mediante aceleradas transformaciones emprendidas por el Gobierno Popular

Revolucionario (GPR)67”, compartiendo el poder con “las fuerzas democráticas” 68; y

desde abajo, en virtud del “apoyo y la dirección de las organizaciones de masa de la

clase obrera y campesina (y hasta donde sea posible, de los sectores medios), contar

además con las FUERZAS ARMADAS REVOLUCIONARIAS (compuestas por las masas

armadas que serán las milicias revolucionarias, el ejército guerrillero que ha surgido en

la práctica del proceso y las fracciones del ejército burgués que se dividen y se ponen a

luchar junto a la clase obrera y campesina)”. 69

Tres son las tareas principales que se definen para la etapa de la revolución

democrático-popular: a) “Construir el frente único”70; b) “Luchar por la hegemonía

revolucionaria en el seno de la clase obrera y la construcción del verdadero Partido de

los comunistas” 71 y c) “Construir las Fuerzas Armadas Revolucionarias”. 72

El frente único partiría de la premisa según la cual se estaría dando “un proceso de

depuración ideológico [sic], en base a las contradicciones internas de las organizaciones

populares, que permiten una lucha ideológica que creemos dará como síntesis la teoría

nacional sobre la formación del frente político y su concepción correspondiente”. 73 Ello

59 Ibídem, p. 4.60 Ídem.61 Ibídem, p. 5.62 Ídem.63 Ídem.64 Ídem.65 Ídem.66 Ídem.67 Ibídem, p. 6.68 Ídem.69 Ídem.70 Ibídem, p. 9.71 Ídem.72 Ídem.73 Ídem.

conformaría una situación en la cual la vanguardia se encontraría dispersa. El frente

único estaría constituido por el “frente revolucionario”74 y el “frente democrático”. 75 El

primero agruparía a las fuerzas revolucionarias —esto es, a las organizaciones político-

militares”, mientras que el segundo sería una amplia coalición de fuerzas democráticas.

Este planteamiento fácilmente puede verse como la antesala de lo que más adelante

serían el FMLN —en tanto “frente revolucionario”— e instancias como el Foro Popular

y el FDR, como concreciones del “frente democrático”.

El objetivo de luchar por la hegemonía revolucionaria y construir “el verdadero Partido

de los comunistas” no es otra cosa que la construcción de una vanguardia unificada.

“Esto implica para la RN que la posición obrera revolucionaria gane hegemonía en el

seno de su clase, para que se le imprima el sello de clase proletaria a la lucha de

masas”,76 se escribe. “Ganar hegemonía en el sector obrero es un aspecto esencial en la

estrategia que debe ser resuelto a nivel de la táctica, independientemente de que el

PARTIDO se encuentre unificado, debido a la dispersión orgánica de la Vanguardia,

unificación que, como decimos, dará DIRECCIÓN ÚNICA a la lucha popular” 77, explican

los redactores. El número también tiene una sección dedicada a la “teoría militar de la

revolución salvadoreña”, en el que, entre otras cosas, se estudian las tácticas de

contrainsurgencia que para ese entonces el ejército salvadoreño ya había puesto en

marcha contra poblaciones civiles indefensas en los cantones de La Cayetana y de Tres

Calles:

En Tres Calles (1974), por ejemplo, ORDEN cumplió el papel de fijar a la

población y dar listas de nombres al Estado Mayor de las Fuerzas Armadas,

Sección de Inteligencia; nombres de gente sencilla que trabajaba en directivas

comunales del cantón o simplemente progresistas. La Guardia Nacional llega a

hacer una acción de castigo contra la población, este acto criminal, sólo lo

hacen los fascistas. En el cantón Las Ánimas (1972) fue distinto; la milicia

reaccionaria ORDEN y patrulleros que pertenecían al PCN planearon matar a

varios dirigentes del cantón que trabajaban en la cooperativa y pertenecían a

un Partido Político de oposición. El plan les falló, porque la población, al saber

las intenciones de la milicia reaccionaria, tomó la iniciativa, llevando a cabo

sus propias medidas de autodefensa, deteniendo a los cabecillas de ORDEN y

74 Ibídem, p. 10.75 Ídem.76 Ibídem, p. 11.77 Ídem.

patrulleros reaccionarios. Pero la milicia recibió el apoyo de la Guardia

Nacional, la cual se hizo presente para aplastar el desarrollo de una posible

insurrección local. Esto nos da una idea de cómo trabaja la milicia en

coordinación con las fuerzas represivas.78

La trigésima edición de Por la causa proletaria, fechada en octubre de 1977, profundiza

en el tema de la situación de las fuerzas revolucionarias, particularmente, en la crítica de

las concepciones tácticas de las demás organizaciones político-militares y el PCS —que

para entonces, era solamente una organización política semilegal y semiclandestina,

pero no tenía un aparato militar.

Gramsci y la revolución sandinista

Nos vemos obligados a dar un salto de dos años, para darle un vistazo a la edición 35 de

la publicación, que data de los meses de octubre y noviembre de 1979. El triunfo

reciente de la revolución sandinista y el proceso de acercamientos entre las fuerzas

político-militares (entre las que ya se cuenta al PCS, la última organización en sumarse

a la lucha armada), son algunos de los hechos más importantes. Este número registra un

cambio de presentación. La impresión dejó de ser artesanal y con diseños a mano, para

dar el salto al offset. En la portada, aparte de la enseña de Por la causa proletaria, hecha

de forma más profesional, aparece un recuadro con un homenaje a Ernesto Che

Guevara.

La presentación del número plantea el tema central a tratarse: el impacto de la

revolución sandinista. ¿Qué es lo que impacta del triunfo del FSLN? El hecho de que se

debió a una lucha insurreccional. Recordemos que la insurrección ocupó un lugar

importante en el imaginario —y no solamente en las concepciones— de las

organizaciones político-militares, en particular, del ERP y de la RN, con todo y sus

diferencias. No obstante, dicen los redactores, es necesario ver la insurrección

nicaragüense de una manera contextualizada. Dice la presentación:

Algunas organizaciones de izquierda pueden caer en la sutil trampa tendida

por la ideología burguesa, al absolutizar también las diferencias [entre la

experiencia nicaragüense y la realidad salvadoreña, N. del A.] pero desde otro

punto de vista al querer contraponer Insurrección a Guerra Popular

Prolongada, como si una excluyera a la otra. Y es que la supuesta

“originalidad” de la Revolución Nicaragüense es precisamente su

78 “El yunque y el martillo”, en ibídem, p. 12.

Universalidad; es decir, que ha puesto al orden del día en tierras

centroamericanas problemas universales como son: la construcción del

Partido, la política de alianzas y el concepto de HEGEMONÍA, la insurrección

dentro del marco de la guerra prolongada, las etapas de la Democracia

Popular, la construcción del Ejército del Pueblo, etc.79

Los redactores afirman que, si bien sería un error para los revolucionarios salvadoreños

hacer un calco de la revolución nicaragüense, igualmente erróneo sería no prestarle

atención a los elementos “universales” de dicho proceso. Es en ese contexto donde entra

en juego el análisis de las tesis gramscianas sobre la hegemonía, para así tener una

perspectiva desde la cual se podrá examinar la experiencia sandinista.

La interpretación de la RN de las tesis gramscianas sobre la hegemonía

La recepción de Gramsci en El Salvador es relativamente escasa, si se la compara con

países como en algunos países de América del Sur. No hay todavía un estudio detallado

de la trayectoria del pensamiento gramsciano en el país. Probablemente, su introducción

date de los años setenta, cuando la entonces joven generación de activistas

revolucionarios comienza a buscar nuevos horizontes para el pensamiento y la praxis

transformadores de la sociedad. En la exploración hemerográfica que hemos

emprendido para este estudio, nos encontramos con que solamente dos de las cinco

organizaciones político-militares existentes hacen referencias explícitas a Gramsci. Una

es la Resistencia Nacional, en el número de Por la causa proletaria que estamos

reseñando. La otra es el PRTC, que le dedica varias páginas en el periódico Posición

Revolucionaria, de la Liga para la Liberación, su organismo de masas.

La publicación hace referencia a los elementos básicos del concepto de hegemonía, los

cuales no consideramos necesario repetir aquí. Los enumeramos:

Apuntes sobre el concepto de hegemonía

1. Hegemonía y Estado

2. El etapismo leninista

3. ¿Problema europeo?

Posteriormente, se estudia la insurrección sandinista. Se trata de un análisis, tanto de las

discusiones políticas dentro de las tres líneas del FSLN (GPP, insurreccionales y

terceristas), como de las diferentes modalidades militares que se ocuparon para la toma

de Managua. Este estudio es importante, porque en El Salvador se estaba configurando

79 “Presentación”, en Por la causa proletaria, N° 35, octubre-noviembre de 1979, p. 2.

una situación en la que el recrudecimiento de la represión y la progresiva radicalización

del movimiento de masas configuraban, para algunos, una “situación revolucionaria”.

El número concluye con un homenaje a combatientes caídos de las FARN: David Leiva, Lucio, quien antes de incorporarse a la RN, “provenía de las Fuerzas Revolucionarias Rebeldes, FRR, organización político-militar de membresía predominantemente campesina, integrada a las FARN en julio de 1978”;80Ricardo Dimas Hernández, Sebastián, procedente de las FPL antes de unirse a la RN; Eduardo Cruz Amaya, Vladimir-Juan, quien, antes de sumarse a la Resistencia Nacional, “fue miembro activo de la FRAP”.81 No tenemos antecedentes de las FRR ni de las FRAP. Sería importante rastrearlos y ubicarlos dentro de la historia del movimiento armado salvadoreño.

80 Op. cit., p. 25. 81 Ibídem.