por ana victoria cabral asesinos y psicÓpatas loco y retorcido como el mismo jack the ripper, este...

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Quizás usted haya escuchado hablar en más de una ocasión de Jack El Destripador, claro, aquél maniático inglés que se dedicó a destazar prostitutas en los suburbios de Londres por mera diversión, o tam- bién conozca del caso de Charlie Manson, ese maniático asesino en serie que gustaba de ultimar personas sin razón alguna. Qué tal aquel que se vestía de payaso para confundir a sus victimas o la docena de jóvenes americanos que han entrado armados a sus respectivas universidades para disparar a diestra y siniestra contra quien se le acerque. Sin duda casos que han conmocionado a la opinión pública mundial. En México también tenemos nuestros nuestras historias ma- cabras y por ende nuestros asesinos y psicópatas, esos que han ate- morizado a través de los tiempos las calles de las grandes ciudades del país. Para los que piensen que los que matan son las personas que tienen al- guna dificultad económica o algo por el estilo están muy equivocados, en México los asesinatos han enmarcado también las páginas de las revistas del corazón, existen dos asesinos muy famosos del ambiente artístico, comencemos por ahí. Hasta en la farándula Ciudad de México, año 1960, en un cabaret se presentaba la bella Ana Bertha Lepe, quien fuera Nuestra Belleza México y luego actriz de cine y cabaret. En una mesa estaban sentados su padre Guillermo Lepe y su futuro esposo Agustín de Anda discutiendo al calor de la noche, el primero quería que su hija trabajara en lo que le gustaba, en el medio del espectáculo, mientras que el segundo pensaba todo lo contrario. Ansiaba el día en que contrajeran nupcias para sacarla de aquel ambiente que poco o nada era de su agrado. El padre traía consigo una pistola, Agustín decidió salir muy molesto, el celoso padre lo siguió hasta afuera y le disparó sin misericordia, Agustín murió al instante y con él la carrera de Ana Bertha Lepe, su padre pasó diez años en prisión y ella se perdió en el alcohol y las enfermedades para siempre. Otra famosa actriz de cine y teatro sufrió la suerte de Lepe, se trata de Evangelina Elizondo, primera actriz que dio vida a un personaje de Disney, prestó su voz para la Cenicienta en 1950. El punto es que Evangelina se encontraba comprometida con José Luis Paganoni, quien estaba celoso de su trabajo, en especial de la relación de su fu- tura esposa con su compañero histrión Ramón Gay quienes trabaja- ban juntos en teatro, y que además era una de las parejas favoritas del público. En una ocasión que en Evangelina Salió a festejar con su amigo Ramón, se presentó su prometido en el lugar para maltratarla y llevársela a casa, pero Ramón Gay no lo permitió, lo que no sabía es que el cobarde Paganoni traía entre sus ropas una pistola con la que lo asesinó esa noche, claro, como José Luis era de familia acaudalado no pasó mucho tiempo en la carcel, sólo 5 años pero con ese crimen acabó con la carrera de su esposa, obviamente su reputación se tiró a la perdición. ASESINOS Y PSICÓPATAS Los más desquiciados Una mañana de 1962 en un cuarto de hotel de la Ciudad de México, los trabajadores encontraron el cuerpo de una joven asesinada, y en el espejo una leyenda que decía “Jak Mexicano”. Se trataba de una prostituta quien había sucumbido a manos del nuevo asesino de la co- lonia Guerrero. Tan loco y retorcido como el mismo Jack The Ripper, este individuo de nombre Macario Alcalá aterró a las prostitutas de la capital del país asesinando a más de tres de ellas y firmando siempre como “Jak”, un asesino con ganas de ser famoso que fue atrapado por la policía y que argumentó que las mataba porque su costo era muy elevado. Además de Macario existieron en México algunos más igual o más desquiciados que éste. El muy sonado caso del asesinato del ex gober- nador de Nayarit y director de la Industria Azucarera en el sexenio de Adolfo Ruiz Cortines, Gilberto Flores Muñoz y su esposa la escritora Asunción Izquierdo, causó conmoción en todo el país. Además de la noticia, el asesinato había sido de manera escalofriante; habían sido asesinados a machetazos mientras dormían, las investigaciones iban y venían pero no daban con un culpable, hasta que un joven declaró que había acompañado a su amigo y nieto de Gilberto a comprar un par de machetes, más estremecedor aún, era el nieto Gilberto Flores Izquierdo quien había asesinado a sus “queridos” abuelos, luego de que estos habían decidido dejarlo momentáneamente fuera de su her- encia. En Guadalajara también se suscitó el fenómeno de los asesinos se- riales, siendo el caso más sonado el de Osvaldo Ramírez de 39 años alias El Mataindigentes, que dejó a su paso 8 indigentes muertos y un estafador. ¿Cuáles fueron sus razones? Osvaldo consideraba según sus palabras que asesinando a los que “ensuciaban” las calles con su presencia, inmediatamente limpiaría la ciudad de Guadalajara que tanto le gustaba. Un asesino famoso del México antiguo fue Ramón Mercader, quien asesinó de un golpe en la cabeza al ideólogo soviético León Trotsky en su casa de Coyoacán, quien fuera huésped distinguido del gobierno de Lázaro Cárdenas. El asesinato se llevó a cabo en 1940, el enviado por Stalin se había ganado con artimañas la confianza de la gente cercana a Trotsky, por lo que nadie sospecho de él cuando entraron juntos al estudio para leer un manuscrito, fue entonces que el golpe de un piolet acababa no sólo con una persona, sino con toda una corriente ideológica que emergía alrededor del país, lo que causó alegría a unos y una inmensa tristeza y desosiego a otros. ¿Enfermos mentales o simplemente personas que buscan un recono- cimiento? Los asesinos mexicanos han tenido en común una cosa, la mayoría se volvieron famosos por sus asesinatos, por lo cual no mostr- aban ni poco arrepentimiento, todo lo contrario, se sentían halagados de ser reconocidos como los que ponían a temblar a un país entero. Por Ana Victoria Cabral

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Page 1: Por Ana Victoria Cabral ASESINOS Y PSICÓPATAS loco y retorcido como el mismo Jack The Ripper, este individuo de nombre Macario Alcalá aterró a las prostitutas de la capital del

Quizás usted haya escuchado hablar en más de una ocasión de Jack El Destripador, claro, aquél maniático inglés que se dedicó a destazar prostitutas en los suburbios de Londres por mera diversión, o tam-bién conozca del caso de Charlie Manson, ese maniático asesino en serie que gustaba de ultimar personas sin razón alguna. Qué tal aquel que se vestía de payaso para confundir a sus victimas o la docena de jóvenes americanos que han entrado armados a sus respectivas universidades para disparar a diestra y siniestra contra quien se le acerque. Sin duda casos que han conmocionado a la opinión pública mundial. En México también tenemos nuestros nuestras historias ma-cabras y por ende nuestros asesinos y psicópatas, esos que han ate-morizado a través de los tiempos las calles de las grandes ciudades del país.

Para los que piensen que los que matan son las personas que tienen al-guna difi cultad económica o algo por el estilo están muy equivocados, en México los asesinatos han enmarcado también las páginas de las revistas del corazón, existen dos asesinos muy famosos del ambiente artístico, comencemos por ahí.

Hasta en la farándulaCiudad de México, año 1960, en un cabaret se presentaba la bella Ana Bertha Lepe, quien fuera Nuestra Belleza México y luego actriz de cine y cabaret. En una mesa estaban sentados su padre Guillermo Lepe y su futuro esposo Agustín de Anda discutiendo al calor de la noche, el primero quería que su hija trabajara en lo que le gustaba, en el medio del espectáculo, mientras que el segundo pensaba todo lo contrario. Ansiaba el día en que contrajeran nupcias para sacarla de aquel ambiente que poco o nada era de su agrado. El padre traía consigo una pistola, Agustín decidió salir muy molesto, el celoso padre lo siguió hasta afuera y le disparó sin misericordia, Agustín murió al instante y con él la carrera de Ana Bertha Lepe, su padre pasó diez años en prisión y ella se perdió en el alcohol y las enfermedades para siempre.

Otra famosa actriz de cine y teatro sufrió la suerte de Lepe, se trata de Evangelina Elizondo, primera actriz que dio vida a un personaje de Disney, prestó su voz para la Cenicienta en 1950. El punto es que Evangelina se encontraba comprometida con José Luis Paganoni, quien estaba celoso de su trabajo, en especial de la relación de su fu-tura esposa con su compañero histrión Ramón Gay quienes trabaja-ban juntos en teatro, y que además era una de las parejas favoritas del público. En una ocasión que en Evangelina Salió a festejar con su amigo Ramón, se presentó su prometido en el lugar para maltratarla y llevársela a casa, pero Ramón Gay no lo permitió, lo que no sabía es que el cobarde Paganoni traía entre sus ropas una pistola con la que lo asesinó esa noche, claro, como José Luis era de familia acaudalado no pasó mucho tiempo en la carcel, sólo 5 años pero con ese crimen acabó con la carrera de su esposa, obviamente su reputación se tiró a la perdición.

ASESINOS Y PSICÓPATAS

Los más desquiciadosUna mañana de 1962 en un cuarto de hotel de la Ciudad de México, los trabajadores encontraron el cuerpo de una joven asesinada, y en el espejo una leyenda que decía “Jak Mexicano”. Se trataba de una prostituta quien había sucumbido a manos del nuevo asesino de la co-lonia Guerrero. Tan loco y retorcido como el mismo Jack The Ripper, este individuo de nombre Macario Alcalá aterró a las prostitutas de la capital del país asesinando a más de tres de ellas y fi rmando siempre como “Jak”, un asesino con ganas de ser famoso que fue atrapado por la policía y que argumentó que las mataba porque su costo era muy elevado.

Además de Macario existieron en México algunos más igual o más desquiciados que éste. El muy sonado caso del asesinato del ex gober-nador de Nayarit y director de la Industria Azucarera en el sexenio de Adolfo Ruiz Cortines, Gilberto Flores Muñoz y su esposa la escritora Asunción Izquierdo, causó conmoción en todo el país. Además de la noticia, el asesinato había sido de manera escalofriante; habían sido asesinados a machetazos mientras dormían, las investigaciones iban y venían pero no daban con un culpable, hasta que un joven declaró que había acompañado a su amigo y nieto de Gilberto a comprar un par de machetes, más estremecedor aún, era el nieto Gilberto Flores Izquierdo quien había asesinado a sus “queridos” abuelos, luego de que estos habían decidido dejarlo momentáneamente fuera de su her-encia.

En Guadalajara también se suscitó el fenómeno de los asesinos se-riales, siendo el caso más sonado el de Osvaldo Ramírez de 39 años alias El Mataindigentes, que dejó a su paso 8 indigentes muertos y un estafador. ¿Cuáles fueron sus razones? Osvaldo consideraba según sus palabras que asesinando a los que “ensuciaban” las calles con su presencia, inmediatamente limpiaría la ciudad de Guadalajara que tanto le gustaba.

Un asesino famoso del México antiguo fue Ramón Mercader, quien asesinó de un golpe en la cabeza al ideólogo soviético León Trotsky en su casa de Coyoacán, quien fuera huésped distinguido del gobierno de Lázaro Cárdenas. El asesinato se llevó a cabo en 1940, el enviado por Stalin se había ganado con artimañas la confi anza de la gente cercana a Trotsky, por lo que nadie sospecho de él cuando entraron juntos al estudio para leer un manuscrito, fue entonces que el golpe de un piolet acababa no sólo con una persona, sino con toda una corriente ideológica que emergía alrededor del país, lo que causó alegría a unosy una inmensa tristeza y desosiego a otros.

¿Enfermos mentales o simplemente personas que buscan un recono-cimiento? Los asesinos mexicanos han tenido en común una cosa, la mayoría se volvieron famosos por sus asesinatos, por lo cual no mostr-aban ni poco arrepentimiento, todo lo contrario, se sentían halagados de ser reconocidos como los que ponían a temblar a un país entero.

Por Ana Victoria Cabral