ponencia miércoles

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Hacia el concepto agustiniano del ‘amor al prójimo’, desde las problemáticas arendtianas. Leonardo Venegas Loyola – PUCV En la siguiente presentación tendremos la presentación de los problemas que se presentan, desde la lectura realizada por la filósofa alemana Hannah Arendt, para poder entender el concepto de ‘amor al prójimo’ agustiniano. Para poder lograr esto nos enfocaremos en la manera de cómo tomar el concepto del amor agustiniano. Enfocaremos el trabajo desde tres puntos principales en los cuales el amor se desarrolla hacia el concepto de amor al prójimo desde un sentido en particular; en primer lugar tomaremos la definición proporcionada por san Agustín de amor, del amor como anhelo; en segundo lugar tomaremos el nuevo enfoque proporcionado en torno a la pregunta por el ‘de dónde’ o la pregunta por el origen y sus consecuencias en torno al concepto del amor; y en tercer lugar tomaremos el concepto de ‘amor al prójimo’, en cuanto el hombre niega el mundo y a sí mismo. I. La definición agustiniana, amor como anhelo En primer lugar, para poder enfrentarnos a las dificultades conceptuales que se presentan en el estudio del amor agustiniano es preciso explicitar la idea que se tiene por

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Page 1: Ponencia Miércoles

Hacia el concepto agustiniano del ‘amor al prójimo’, desde las problemáticas arendtianas.

Leonardo Venegas Loyola – PUCV

En la siguiente presentación tendremos la presentación de los problemas que se presentan,

desde la lectura realizada por la filósofa alemana Hannah Arendt, para poder entender el

concepto de ‘amor al prójimo’ agustiniano. Para poder lograr esto nos enfocaremos en la

manera de cómo tomar el concepto del amor agustiniano.

Enfocaremos el trabajo desde tres puntos principales en los cuales el amor se desarrolla

hacia el concepto de amor al prójimo desde un sentido en particular; en primer lugar

tomaremos la definición proporcionada por san Agustín de amor, del amor como anhelo; en

segundo lugar tomaremos el nuevo enfoque proporcionado en torno a la pregunta por el ‘de

dónde’ o la pregunta por el origen y sus consecuencias en torno al concepto del amor; y en

tercer lugar tomaremos el concepto de ‘amor al prójimo’, en cuanto el hombre niega el

mundo y a sí mismo.

I. La definición agustiniana, amor como anhelo

En primer lugar, para poder enfrentarnos a las dificultades conceptuales que se presentan en

el estudio del amor agustiniano es preciso explicitar la idea que se tiene por amor como

anhelo del que nos habla Hannah Arendt, siendo la siguiente:

“El anhelo, o amor, es la posibilidad del ser humano de tomar posesión del bien

que le hará feliz, o sea, de tomar posesión de aquello que es lo más propio suyo.”1

Desde esta concepción del amor como anhelo de poder obtener y poder seguir en posesión,

de hacerse con el bien que le hará feliz y mantenerlo, se desprende que este bien que es

posible de adquirir puede también ser no obtenido o perderlo. Esta posibilidad de perder el

bien obtenido, que conlleva la felicidad, trae a escena que este amor pueda cambiar a otro

estado muy distinto al de felicidad, que el amor se transforme en temor.

1 ARENDT, Hannah, El concepto de amor en san Agustín, Ediciones Encuentro, Madrid – España, 2001), p. 26.

Page 2: Ponencia Miércoles

En la medida que se desenvuelve la idea de la posesión del objeto de felicidad puede

extenderse hasta la realidad más concreta del vivir humano. El vivir mismo para el hombre

es la manera más comprensible de entender la felicidad, en tanto que es la posesión

requerida mínima para poder optar a la vida feliz. En tanto que se esté en vida el temor

estará constantemente presente. De esta manera se puede entender la presencia de la muerte

como el desencadenante del temor, en cuanto la muerte es quien puede arrebatarnos todo lo

que podemos considerar objeto de deseo. Considerar la muerte como el máximo mal, “un

mal que encuentra a la vida fuera de ella”2, es la manera seguir entendiendo el amor en

cuanto lo consideramos deseo/anhelo (appetitus).

De esta manera solamente se puede considerar la pérdida de la vida como el máximo temor

y al mismo tiempo como el máximo mal. El objeto al que ahora se tiene que tener en mente

para poder acceder a la felicidad es la vida misma y por este motivo las miras están en

aquello que no cambia, independiente de la proyección que le demos, respecto a este punto

Arendt afirma lo siguiente:

“No hay ningún bien terreno que pueda sustentar la inestabilidad de la vida. El

futuro la desposeerá de todos ellos, y en la muerte se perderá a sí misma junto con

todo lo que haya acaparado.”3

Lo único que pude dar un sustento de permanencia a la vida misma es la eternidad, el

eterno presente, un fututo en la eternidad es lo que se desea para poder mantener la vida de

manera constante y de esa manera poder ahuyentar el temor. La eternidad misma se ve

como la manera de optar a la vida feliz, en cuanto la vida misma sea eterna.

En este punto podemos dar una separación de la idea del amor de dos maneras. La primera

es denominada cupiditas; un amor que tiene como objeto de deseo las cosas mutables del

mundo, lo que cambia y que a su vez provoca el ingreso del temor en persona; la segunda

es denominada por san Agustín caritas; un amor que tiene por objeto el futuro absoluto y la

eternidad. El amor como deseo está en un sentido en que está constantemente preguntando

acerca del ‘a dónde’.

2 ARENDT, Hannah, Op. Cit. (1), p. 28.3 ARENDT, Hannah, Op. Cit. (1), p. 33.

Page 3: Ponencia Miércoles

II. La pregunta hacia el origen

Habiendo pasado por la estructura de un ‘a dónde’, como primera parte del problema

planteado por Arendt para entender el amor en sentido agustiniano. En este punto ya la

pregunta acerca de la felicidad no está en un sentido exterior respecto al amante.

Lo que se tiene presente en la pregunta por el ‘de dónde’ es la felicidad misma, se pregunta

por el origen de la posibilidad del ser feliz. En este punto el trabajo es ya el considerar la

idea de la felicidad como algo que está desde antes y como algo interior al hombre, en la

medida que la idea de la felicidad es algo que pareciera venir desde dentro cuando se desea

ser feliz. Este punto lo podemos entender bajo la idea del ‘goce’, en cuanto que el objeto de

goce no esté presente en frente se puede recodar el goce. Lo que está en juego en la

pregunta (‘de dónde’) es en torno a la posibilidad de la felicidad y al mismo tiempo está

presente la capacidad de rememorar, en cuanto se puede recordar el ser feliz, y no la

facultad de desear.

Bajo esta afirmación solamente se puede seguir que lo que estamos buscando como

felicidad (en cuanto amor como deseo) en la medida que es una idea recordada. Tenemos

que entenderla como algo que está en un carácter anterior de la experiencia humana, se

sigue a su vez que tiene que provenir de algo que esté anterior a la misma experiencia

humana. La búsqueda de la felicidad tiene como consecuencia la de algo que está por fuera

de nosotros y anterior a nuestra propia existencia, la búsqueda ha llegado al punto de que el

mismo ser humano se está buscando en calidad de ser creado, lo que quiere ser buscado es

al mismo creador en cuanto se le considera la fuente original de la noción de ‘vida feliz’ y

al mismo tiempo como ‘bien supremo’. Lo que antes se nos había presentado como un ‘a

dónde’, en cuanto enfocar nuestro objeto de deseo se presenta ahora como un ‘de dónde’

buscando la fuente de la misma de la noción de felicidad. Hannah Arendt dice:

“Para san Agustín este conocimiento de la vida feliz no es simplemente una idea

innata, sino que está depositado de modo específico en la memoria como sede de

conciencia. Por tanto, este conocimiento señala hacia el pasado; proyectándose

hacia el fututo absoluto, la felicidad está garantizada por una suerte de pasado

Page 4: Ponencia Miércoles

absoluto, pues el conocimiento de este pasado absoluto, que está presente en

nosotros, no puede explicarse verosímilmente por ninguna experiencia tenida en

este mundo.”4

Al considerar al creador como la fuente de la idea de felicidad que se nos hace presente a

nosotros por medio de la rememoración se reafirma nuestra calidad de criaturas y al mismo

tiempo se vuelve a entender la idea pasado y futuro, en cuanto que la eternidad misma

reaparece en el otro extremo del futuro.

“El Ser se relaciona con la vida humana como el ‘de dónde’ del que viene la vida y

como el ‘a dónde’ a que va, y el Ser es ‘antes’ (ante) que el hombre, en el doble

sentido del pasado y futuro.”5

En tanto que el hombre se identifique a sí mismo como ser creado, el mundo también se

presenta como algo creado, pero lo importante reside en cómo la persona se relaciona con

el mundo y cómo ha de hacerlo si en este instante se desea el poder relacionarse con su

Creador y origen.

La manera de volver al creador se entiende en esta manera de relacionarse con el mundo el

relacionarse al cual nos referimos es el amor

En primer lugar podemos entender la relación con el mundo de la persona en tanto que está

en el mundo, lo que se ama en este sentido es al mundo mismo y lo que hay en él. Por otro

lado cuanto la persona tiene que negarse a sí misma para poder dejar de ser ‘del mundo’, en

tanto que se tiene la posibilidad de elegir a dónde dirigir el amor, el amor que está presente

en este punto es caritas en cuanto la entendemos como una elección por el creador.

La pregunta por el ‘de dónde’ tiene como consecuencia el alejamiento del hombre del

mundo, su propia negación como parte de éste y vuelve a una relación con el creador

vuelve a su origen, en cuanto se considera a sí mismo como creación.

4 ARENDT, Hannah, Op. Cit. (1), p. 73.5 ARENDT, Hannah, Op. Cit. (1), p. 82.

Page 5: Ponencia Miércoles

III. El amor al prójimo

“En la perspectiva de san Agustín, la negación de uno mismo se hace expresa en la

conducta hacia el mundo. El hombre ama el mundo como creación de Dios; en el

mundo, la criatura ama el mundo como Dios lo ama. Tal es la realización de una

negación de sí en que toda persona en el mundo, incluido uno mismo, recobra su

auténtica relevancia como precediendo de Dios. Tal realización es el amor al

prójimo.”6

En este punto tenemos esta noción de amor al prójimo, en cuanto

En cuanto a la problemática de la identificación del prójimo presentada anteriormente

Hannah Arendt aborda el problema en tanto que trata nuevamente la idea del origen, pero

en un sentido histórico. En la medida que el hombre ha de relacionarse con sus pares, será

entendido de manera histórica en la que se ve a sí mismo como un descendiente de Adán y

por lo tanto

“Lo que no se deja comprender, con todo, es cómo en este amor de autonegación y de

negación del mundo el otro pueda ser considerado nuestro prójimo, o sea, alguien que

mantiene un vínculo específico con nosotros.”7

*Pablo Bagedelli “Entre el ser y la vida: el concepto de natalidad en Hannah Arendt y la

posibilidad de una ontología política”

6 ARENDT, Hannah, Op. Cit. (1), p. 126.7 ARENDT, Hannah, Op. Cit. (1), p. 128.