pomada quitamanchas para el patrimonio€¦ · pomada”. y como no tiene ninguna mancha en el...

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22 N.º 58 - Septiembre 2011 OPINIÓN Imagínese que, mañana por la ma- ñana, usted se levanta y frente al espejo se descubre una pequeña mancha roja en el cuello. Una se- mana después la mancha no ha des- aparecido y decide acudir al centro médico. El doctor le dice que no se preocupe. Aunque él sólo se limita a examinarle la piel y recetarle una po- mada. Un par de días más tarde, la mancha desaparece. Pero debajo de la piel usted siente un bulto. Espera otra semana. El bulto crece y usted vuelve al doctor, quien le dice: “No es nada. Usted siga poniéndose la pomada”. Y como no tiene ninguna mancha en el cuello, a los cinco mi- nutos, el doctor le manda para casa. Transcurren dos meses y aún sigue untándose la pomada en el cuello. La mancha no ha reaparecido. Pero el bulto sigue creciendo. Al cabo de medio año, a usted se le informa que el bulto es en realidad un agresivo cáncer de cuello. El oncólogo le confiesa que, con suerte, le queda un año de vida y que su cáncer po- dría haberse detectado y parado a tiempo. ¿Qué pensaría usted del doctor que le recetó la pomada quitamanchas? El ayuntamiento de La Laguna re- ceta la misma pomada quitamanchas a los edificios del centro histórico de la ciudad. Su oficina de gestión del centro histórico, encabezada por la señora Cerrillos, actúa como un médico negligente: sólo le impor- ta que la piel de su paciente no ten- ga manchas, es decir, que las facha- das de las casas, los jardines de las plazas y las calles adoquinadas es- tén bonitas e inmaculadas. En realidad, como denuncio desde 1999, a dicha oficina le importa muy poco, pero realmente muy poco, que un cáncer esté creciendo en el centro histórico. Si un ciudadano acude a la oficina de gestión para quejarse de un problema en su casa histórica, allí mismo le recetarán la pomada quitamanchas y le manda- rán para su casa; como me sucedió en junio de 2008. Antes de explicar lo que me pasó en 2008, mencionaré dos casos más recientes, de junio y julio de 2011. En junio, el artista Gervasio Arturo Cabrera pintó un mural en la puer- ta del garaje de la sala de arte Conca, situada en el número 21 de la plaza de la Concepción, o sea, en pleno centro histórico. La oficina de gestión denunció el mural como una infracción “grave” del plan especial de protección del centro histórico. Por tanto, el ayuntamiento ha abier- to expediente al dueño de la Sala Conca. Segundo caso. A fines de julio, los bomberos tuvieron que realizar una demolición controlada de la parte su- perior de una casa del siglo XIX, ubi- cada en el número 16 de la calle Núñez de la Peña. Como el mural de la Sala Conca, esa casa está en pleno centro histórico. Pero, ¿por qué la oficina de gestión no sanciona tam- bién al dueño del inmueble? ¿Por qué dicha oficina no considera una infracción “grave” el dejar que una casa histórica se arruine? ¿Por qué no lo denuncia antes los medios de co- municación como hizo con el mural? quiera ha servido para que la facha- da de la casa se mantenga en pie. Que la oficina de gestión se enfu- rezca contra el mural, mientras que hace la vista gorda con los inmuebles en ruina, vuelve a demostrar que di- cha oficina no protege realmente nuestro patrimonio. La demolición parcial de la casa histórica de Núñez de la Peña es otra nueva víctima, otro ejemplo más a añadir (por desgracia) a la larguísima lista de desconcer- tantes y cada vez más sospechosas actuaciones de la oficina de gestión. En un artículo publicado en El Día (22 junio de 2008, pp. 20-21) alerté del peligro de perder los restos del callejón del siglo XVI. Además ex- pliqué su gran importancia históri- ca y elaboré una propuesta detalla- da y barata para su recuperación. Lo más triste de aquellos días de junio fue confirmar el desinterés de la oficina de gestión hacia los pro- blemas verdaderamente graves del patrimonio. El lunes 16 de junio de 2008 me personé en dicha oficina para adver- tirles de que las obras de restauración del inmueble número 4 de la plaza de la Concepción ponían en riesgo los restos del callejón. Mi sorpresa fue mayúscula cuando la empleada (pre- fiero omitir su nombre y apellidos), la cual llevaba trabajando más de quince años, me miró incrédula y admitió que en la oficina descono- cían la existencia de los restos. Pomada quitamanchas para el patrimonio Álvaro Santana Acuña Historiador y sociólogo. Universidad de Harvard. [email protected] Mi objetivo no es valorar la cali- dad artística del mural, sino de- mostrar que para la oficina de ges- tión del centro histórico el mural es una “mancha” sobre la que debe aplicarse la pomada quita- manchas. A lo mejor, como me sucedió a mí, el dueño de la casa en Núñez de la Peña sí acudió a la oficina de ges- tión para pedir ayuda y frenar la rui- na de su inmueble. Y quizás lo que ocurrió es que le recetaron la po- mada quitamanchas, la cual ni si- Ya en junio de 2008, la oficina de gestión me demostró que lo que ocurre debajo de la mancha no le interesa. En ese entonces, dicha ofi- cina legalizó un verdadero atentado patrimonial: la intervención gravísima sobre los restos supervivientes de un callejón del siglo XVI. Para mayor vergüenza de la oficina de gestión, la entrada del callejón se encuentra a menos de treinta metros del mu- ral de la Sala Conca, es decir, al otro lado de la plaza de la Concepción entre los números 3 y 4. Foto superior: Inmueble número 4 de la pla- za de la Concepción en junio de 2008 y en 2011. A la izquierda, el muro que tapa la entrada a los restos del callejón del siglo XVI. Sobre estas líneas: Interior parcial del callejón del siglo XVI en junio de 2008 y hoy ocupado por unas escaleras. A la izquier- da de la página: Planos de La Laguna entre 1588 y 1874. El número 1 señala ubica- ción del callejón del siglo XVI. El número 2 indica la calle Antonio Zerolo, y el 3 identi- fica el callejón de Maquila. Solicité una cita con la señora Cerrillos. La empleada me informó

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Page 1: Pomada quitamanchas para el patrimonio€¦ · pomada”. Y como no tiene ninguna mancha en el cuello, a los cinco mi-nutos, el doctor le manda para casa. Transcurren dos meses y

22 N.º 58 - Septiembre 2011

OPINIÓN

Imagínese que, mañana por la ma-ñana, usted se levanta y frente alespejo se descubre una pequeñamancha roja en el cuello. Una se-mana después la mancha no ha des-aparecido y decide acudir al centromédico. El doctor le dice que no sepreocupe. Aunque él sólo se limita aexaminarle la piel y recetarle una po-mada. Un par de días más tarde, lamancha desaparece. Pero debajo dela piel usted siente un bulto. Esperaotra semana. El bulto crece y ustedvuelve al doctor, quien le dice: “Noes nada. Usted siga poniéndose lapomada”. Y como no tiene ningunamancha en el cuello, a los cinco mi-nutos, el doctor le manda para casa.

Transcurren dos meses y aún sigueuntándose la pomada en el cuello.La mancha no ha reaparecido. Peroel bulto sigue creciendo. Al cabo demedio año, a usted se le informa queel bulto es en realidad un agresivocáncer de cuello. El oncólogo leconfiesa que, con suerte, le quedaun año de vida y que su cáncer po-dría haberse detectado y parado atiempo. ¿Qué pensaría usted deldoctor que le recetó la pomadaquitamanchas?

El ayuntamiento de La Laguna re-ceta la misma pomada quitamanchasa los edificios del centro históricode la ciudad. Su oficina de gestióndel centro histórico, encabezadapor la señora Cerrillos, actúa comoun médico negligente: sólo le impor-ta que la piel de su paciente no ten-ga manchas, es decir, que las facha-das de las casas, los jardines de lasplazas y las calles adoquinadas es-tén bonitas e inmaculadas.

En realidad, como denuncio desde1999, a dicha oficina le importa muypoco, pero realmente muy poco,que un cáncer esté creciendo en elcentro histórico. Si un ciudadanoacude a la oficina de gestión paraquejarse de un problema en su casahistórica, allí mismo le recetarán lapomada quitamanchas y le manda-rán para su casa; como me sucedióen junio de 2008.

Antes de explicar lo que me pasóen 2008, mencionaré dos casos másrecientes, de junio y julio de 2011.En junio, el artista Gervasio ArturoCabrera pintó un mural en la puer-ta del garaje de la sala de arteConca, situada en el número 21 dela plaza de la Concepción, o sea, enpleno centro histórico. La oficina degestión denunció el mural como unainfracción “grave” del plan especialde protección del centro histórico.Por tanto, el ayuntamiento ha abier-to expediente al dueño de la SalaConca.

Segundo caso. A fines de julio, losbomberos tuvieron que realizar unademolición controlada de la parte su-perior de una casa del siglo XIX, ubi-cada en el número 16 de la calleNúñez de la Peña. Como el mural dela Sala Conca, esa casa está en plenocentro histórico. Pero, ¿por qué laoficina de gestión no sanciona tam-bién al dueño del inmueble? ¿Porqué dicha oficina no considera unainfracción “grave” el dejar que unacasa histórica se arruine? ¿Por qué nolo denuncia antes los medios de co-municación como hizo con el mural?

quiera ha servido para que la facha-da de la casa se mantenga en pie.

Que la oficina de gestión se enfu-rezca contra el mural, mientras quehace la vista gorda con los inmueblesen ruina, vuelve a demostrar que di-cha oficina no protege realmentenuestro patrimonio. La demoliciónparcial de la casa histórica de Núñezde la Peña es otra nueva víctima, otroejemplo más a añadir (por desgracia)a la larguísima lista de desconcer-tantes y cada vez más sospechosasactuaciones de la oficina de gestión.

En un artículo publicado en El Día(22 junio de 2008, pp. 20-21) alertédel peligro de perder los restos delcallejón del siglo XVI. Además ex-pliqué su gran importancia históri-ca y elaboré una propuesta detalla-da y barata para su recuperación.

Lo más triste de aquellos días dejunio fue confirmar el desinterés dela oficina de gestión hacia los pro-blemas verdaderamente graves delpatrimonio.

El lunes 16 de junio de 2008 mepersoné en dicha oficina para adver-tirles de que las obras de restauracióndel inmueble número 4 de la plaza dela Concepción ponían en riesgo losrestos del callejón. Mi sorpresa fuemayúscula cuando la empleada (pre-fiero omitir su nombre y apellidos),la cual llevaba trabajando más dequince años, me miró incrédula yadmitió que en la oficina descono-cían la existencia de los restos.

Pomada quitamanchaspara el patrimonio

Álvaro Santana AcuñaHistoriador y sociólogo. Universidad de Harvard. [email protected]

Mi objetivo no es valorar la cali-dad artística del mural, sino de-mostrar que para la oficina de ges-tión del centro histórico el murales una “mancha” sobre la quedebe aplicarse la pomada quita-manchas.

A lo mejor, como me sucedió a mí,el dueño de la casa en Núñez de laPeña sí acudió a la oficina de ges-tión para pedir ayuda y frenar la rui-na de su inmueble. Y quizás lo queocurrió es que le recetaron la po-mada quitamanchas, la cual ni si-

Ya en junio de 2008, la oficina degestión me demostró que lo queocurre debajo de la mancha no leinteresa. En ese entonces, dicha ofi-cina legalizó un verdadero atentadopatrimonial: la intervención gravísimasobre los restos supervivientes de uncallejón del siglo XVI. Para mayorvergüenza de la oficina de gestión,la entrada del callejón se encuentraa menos de treinta metros del mu-ral de la Sala Conca, es decir, al otrolado de la plaza de la Concepciónentre los números 3 y 4.

Foto superior: Inmueble número 4 de la pla-za de la Concepción en junio de 2008 y en2011. A la izquierda, el muro que tapa laentrada a los restos del callejón del sigloXVI. Sobre estas líneas: Interior parcial delcallejón del siglo XVI en junio de 2008 yhoy ocupado por unas escaleras. A la izquier-da de la página: Planos de La Laguna entre1588 y 1874. El número 1 señala ubica-ción del callejón del siglo XVI. El número 2indica la calle Antonio Zerolo, y el 3 identi-fica el callejón de Maquila.

Solicité una cita con la señoraCerrillos. La empleada me informó

Page 2: Pomada quitamanchas para el patrimonio€¦ · pomada”. Y como no tiene ninguna mancha en el cuello, a los cinco mi-nutos, el doctor le manda para casa. Transcurren dos meses y

23N.º 58 - Septiembre 2011

OPINIÓN

que sería imposible porque estaba deviaje. Así que me invitó a presentarleun escrito. Al día siguiente, 17 dejunio, le entregué en mano a dichaempleada una carta, material foto-gráfico antiguo y actual y tambiénvarias reproducciones de planos delcentro histórico entre los siglos XVIy XIX. El dossier estaba dirigido a laseñora Cerrillos y detallaba la enor-me importancia histórica de los res-tos del callejón y cómo rescatarlos.

Aún hoy, más de tres años después,no he recibido la respuesta oficialde la oficina.

Pero, en el verano de 2008, la ofici-na sí permitió la continuación de lasobras en el callejón y en el inmue-ble contiguo. Autorizó al dueño aagujerear el muro y colocar unapuerta, detrás de la cual construyóuna escalera que hoy, en 2011, ocu-pa el espacio de los restos del calle-jón del siglo XVI.

La infracción realmente “grave” esque al tratarse de restos de un ca-llejón que aparece perfectamentetrazado en el plano de Torriani de1588, la actuación negligente ydelictuosa de la oficina violó clara-mente uno de los principios funda-mentales de la declaración del centrohistórico como Bien Cultural-Patri-monio de la Humanidad. Ese princi-pio es el trazado urbano de la ciudadantigua que tiende a buscar la regu-laridad de las manzanas urbanizadas.

Otra violación de semejante grave-dad sucedió el año pasado, cuando

la oficina de gestión “autorizó” lademolición del muro del callejón deMaquila y la alteración de su anchu-ra. El de Maquila es también otrocallejón del siglo XVI. ¿Consideró laoficina tal demolición como una in-fracción “grave”? No.

Sin embargo, según la oficina, elmural de la Sala Conca es el verda-dero mal del centro histórico.(Como en su momento lo fue la es-cultura con forma de lata de sardi-nas emplazada en la calle Herrado-res para conmemorar el centenariode Óscar Domínguez.)

Por desgracia, la Sala Conca es unade las pocas galerías de arte queexisten en un centro histórico cadavez más controlado por el capitalextranjero de franquicias y centroscomerciales. El dueño de la SalaConca no ha dañado el patrimoniohistórico. El mural es una interven-ción reversible y temporal.

Sin embargo, las violaciones que laoficina hace de los principios de ladeclaración de la UNESCO son enalgunos casos irreversibles; como ladestrucción de más de diez casasterreras desde 2009.

La recuperación de los restos delcallejón del siglo XVI, situados atreinta metros de la “mancha” mu-ral, es posible. Así se lo expliqué elpasado febrero en una conferenciapública en el Ateneo a la entoncesconcejala de patrimonio. Curiosa-mente, es una de las pocas perso-nas que no ha renovado su cargo en

esta legislatura. Y, por cierto, jamásrecibí su respuesta oficial.

La Laguna no puede permitirseotros cuatro años de pomada qui-tamanchas. La gestión de un centrohistórico de más de quinientos añosy patrimonio de toda la Humanidadno puede recaer en manos de unasola persona, cuya gestión sigueatentando contra los principios dela declaración de Bien Cultural-Pa-trimonio de la Humanidad.

Como he venido defendiendo, elcentro histórico lagunero necesitaurgentemente la creación de un or-ganismo autónomo y no monopoli-zado por el ayuntamiento que ges-tione el patrimonio de manera realy en beneficio de la ciudadanía.

Salamanca, declarada en 1998 ciu-dad Patrimonio de la Humanidad,cuenta desde 1999 con una Asocia-ción de ciudadanos por la defensadel patrimonio. En Granada, laUNESCO declaró Patrimonio de laHumanidad la Alhambra y elGeneralife en 1984 y el Albaicín en

1989. Desde 1998, su patrimonio his-tórico es administrado por un patro-nato municipal, la Fundación Albaicín-Granada, en la que participan un am-plio conjunto de instituciones políti-cas, económicas y culturales.

En La Laguna, ciudad Patrimonio dela Humanidad de más de quinientos

años de antigüedad, las decisiones enúltimo término recaen en manos deuna sola persona, cuya oficina siguesólo aplicando pomada quitamanchasa las casas, calles y plazas donde vi-ven y vivieron nuestras familias.

El patrimonio lagunero necesita unademocracia real ya.

Foto superior: Mural de la Sala Conca. A laizquierda: Superimposición de las manza-nas dibujadas por Torriani en 1588 sobreuna fotografía aérea de 2006. La ubicacióndel callejón (número 1) en 1588 coincidecon el lugar actual de la superficie supervi-viente. A la derecha: Inmueble número 26de la calle Núñez de la Peña. Parcialmentedemolido en julio.