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POLÍTICAMENTE CORRECTO: EL LENGUAJE DEL NEOCOMUNISMO Políticamente correcto: el lenguaje del neocomunismo A muchos opositores les cuesta mucho pronunciar la palabra ‘comunismo’, al que ingenuamente tildan de “populismo” o “gobierno corrupto”. Es muy común escuchar: “El comunismo terminó…ya no existe” Por Viviana Padelin Febrero 2 de 2015 Desde el inicio de la expansión neocomunista en Latam, sólo dos países lograron erradicarlo del poder: Honduras y Paraguay. Ninguno de ellos lo hizo por la vía electoral. Chile regresó al socialismo del siglo XXI luego del gobierno liberal de Sebastián Piñera. Desde hace más de 10 años vemos como el proceso de implantación neocomunista avanza sin mayores contratiempos en toda la región: oposiciones débiles, medios de comunicación masivos cooptados con pauta oficial, democracias que se padecen pero a las que “hay que defender de un golpe de estado”, ciudadanos que esperan un milagro en cada comicio con un resultado que nunca llega ni llegará. En los últimos años advertimos cambios y decadencias, asistimos todos los días al baño de bronce que estos gobiernos les otorgan a guerrilleros y terroristas propios y ajenos. No resulta difícil darse cuenta a quienes favorece esta “democracia”. Aún así, las reacciones contrarias son insuficientes y extemporáneas: sólo estupor inicial incapaz de una contraofensiva eficaz. Quizá una de las razones de esa ineficacia, sea el complaciente pero inconsciente sometimiento al nuevo paradigma gramsciano: el neocomunismo ha utilizado como arma psicopolítica el marxismo cultural, y éste como herramienta sensibilizadora al neolenguaje: “Políticamente Correcto”. Desde el siglo XIX, el filósofo Gustave Le Bon, advertía que una característica importante de la democracia era la manipulación de la mente por medio de la propaganda y que la mayoría de las

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  • POLTICAMENTE CORRECTO: EL LENGUAJE DEL NEOCOMUNISMO

    Polticamente correcto: el lenguaje del

    neocomunismo

    A muchos opositores les cuesta mucho pronunciar la palabra comunismo, al que ingenuamente

    tildan de populismo o gobierno corrupto. Es muy comn escuchar: El comunismo

    terminya no existe

    Por Viviana Padelin

    Febrero 2 de 2015

    Desde el inicio de la expansin neocomunista en Latam, slo dos pases lograron erradicarlo del

    poder: Honduras y Paraguay. Ninguno de ellos lo hizo por la va electoral. Chile regres al

    socialismo del siglo XXI luego del gobierno liberal de Sebastin Piera.

    Desde hace ms de 10 aos vemos como el proceso de implantacin neocomunista avanza sin

    mayores contratiempos en toda la regin: oposiciones dbiles, medios de comunicacin masivos

    cooptados con pauta oficial, democracias que se padecen pero a las que hay que defender de un

    golpe de estado, ciudadanos que esperan un milagro en cada comicio con un resultado que

    nunca llega ni llegar.

    En los ltimos aos advertimos cambios y decadencias, asistimos todos los das al bao de

    bronce que estos gobiernos les otorgan a guerrilleros y terroristas propios y ajenos. No resulta

    difcil darse cuenta a quienes favorece esta democracia. An as, las reacciones contrarias son

    insuficientes y extemporneas: slo estupor inicial incapaz de una contraofensiva eficaz.

    Quiz una de las razones de esa ineficacia, sea el complaciente pero inconsciente sometimiento

    al nuevo paradigma gramsciano: el neocomunismo ha utilizado como arma psicopoltica el

    marxismo cultural, y ste como herramienta sensibilizadora al neolenguaje: Polticamente

    Correcto.

    Desde el siglo XIX, el filsofo Gustave Le Bon, adverta que una caracterstica importante de la

    democracia era la manipulacin de la mente por medio de la propaganda y que la mayora de las

  • revoluciones se han hecho cambiando el significado de las palabras. Hoy podemos dar cuenta de

    esto con el lenguaje polticamente correcto.

    Nuestros queridos negros latinoamericanos se han convertido en pocos aos en: gente de color

    y el posterior y actual afrodescendientes. Nuestros indios en indgenas, aborgenes y el

    neogramsciano pueblos originarios otorgndoles como smbolo una bandera muy ajena creada

    por algunos muy poco originarios. El aborto se ha convertido en interrupcin voluntaria del

    embarazo; el ciego ha mutado desde no vidente hasta persona con capacidades diferentes

    pasando por incapacidad; el travesti como latravesti hasta identidad sexual autopercibida

    y nuestros viejos pasaron a ser denominados adultos mayores.

    Cmo vidos consumidores, devoramos sin discriminacin el lenguaje de la industria cultural

    gramsciana: ya no somos subdesarrollados; sino en vas de desarrollo para implantarnos:

    toda dictadura es de un gobierno militar y todo militar es un golpista (impulsando el

    antimilitarismo y pacifismo), la derecha ignorante: el gorila, el cipayo, la mano negra; la

    feminizacin de todas las palabras (todos y todas) , la dictadura de la transparencia

    (socializacin de la informacin, los datos personales son casi pblicos), la redistribucin de la

    riqueza, la democratizacin (igualar hacia abajo), la igualdad, inclusin, diversidad ,

    tolerancia, paz, dilogo, consenso, derechos humanos etc. Es notable la connotacin

    negativa que se le impuso al verbo discriminar (distinguir, discernir). No resulta casual.

    Vemos tambin como algunas palabras caen en desuso: belleza, vanguardia, honor, orden,

    pertenencia, tradicin, folklore, individualidad, intransigencia, entre otras. Su significado no

    forma parte del lenguaje polticamente correcto, como tampoco la palabra COMUNISMO, que a

    muchos opositores les cuesta pronunciar, al que ingenuamente tildan de populismo o

    gobierno corrupto. Es muy comn escuchar: El comunismo terminya no existe

    Gina Parodi (ninistra de Educacin) y Cecilia lvarez, pareja de lesbianas y ministras de Estado en Colombia

  • El establishment poltico adecua la legislacin a lo polticamente correcto y al marxismo

    cultural.: matrimonio homosexual, familia homoparental, pareja, conviviente, violencia de

    gnero, consumo de cannabis; creando delitos penales como el feminicidio: el extremo de la

    discriminacin positiva.

    La receptividad a este lenguaje de eufemismos que promueve la autocensura se sostiene en la

    manipulacin de emociones como la culpa (El neo/comunismo recluta adeptos que convierte en

    grupos de vctimas. Siendo gobierno, las vctimas, obviamente, sern de otro gobierno, del

    pasado reciente o lejano (ej. falso genocidio en Guatemala). Infunden a los victimarios

    (opositores, enemigos de la paz en Colombia) un sentimiento de culpa; miedo a

    Nuestro negros latinoamericanos ya no son negros sino gente de color y afrodescendientes

    (Foto L.F. Castrilln)

    humillar u ofender a otros; miedo al aislamiento (al no cumplir los estndares de pensamiento

    nico que manifiesta la mayora); miedo a la descalificacin personal (demonizacin de la

    inadaptabilidad a los cambios. Descalificativos como egosta, reaccionario, insolidario)

    Para el neocomunismo, la verdad ofende; la mentira los incluye. Como inclusin utiliza todos los

    recursos, entre ellos a esas minoras oprimidas por su propio resentimiento fomentando un

    sentimiento vindicativo legitimado por lo polticamente correcto, resignificando la condicin de

    una minora en detrimento de valores de la mayora y la erige como modelo de ascenso

    econmico y reconocimiento social.

    - Un nuevo lenguaje para los viejos conceptos, con la construccin de una paz mundial que no requiere deponer armas. Hoy son otras.