política y poética en el salvador (1884-2004)

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En las Inanos un - -' pequeno palS: Política y poética en El Salvador (1884-2004) Rafael lara-Martínez Docente e Investigador de la Universidad de Nuevo México, Estados Unidos Humanities, New Mexico Tech [email protected]

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Page 1: Política y poética en El Salvador (1884-2004)

En las Inanos un- -'pequeno palS:

Política y poética enEl Salvador (1884-2004)

Rafael lara-MartínezDocente e Investigador de la Universidadde Nuevo México, Estados UnidosHumanities, New Mexico [email protected]

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En las manosun pequeño pais:

Politica y poética enEl Salvador ('884-2004)

Conferencia impartida en la Universidad de San Diego y en la Universidadde California-San Diego, 28 y 29 de abril de 2003, en el Coloquio "Literaturade El Salvador, del conflicto a la esperanza".

Rafael Lara-MartínezDocente e Investigador de la Universidad

Humanities, New Mexico [email protected]

Uno hace versos y amala extraña risa de los niñosel subsuelo del hombre [... ].

Uno tiene en las manos un pequeño país [... ],custodiamos para [el futuro] el tiempo que nos toca.

Roque Dalton

Introducción

Ninguna otra experiencia define mejor ellargo proceso de configuración de la na­ción salvadoreña que la tardanza. El Sal­vador es una nación lenta y tardía. Haciael principio del siglo XX, sólo la poesíapodía reclamar cierta madurez. Todas lasdemás artes -la pintura, la música, lanarrativa e incluso la historiografía- sedesconocían en el país. Durante aquelcambio de siglo, las únicas dos tentativaspor sistematizar el canon literario se con­centraban en recopilar versos. La Guirnal­da salvadoreña (1884-1886) Y el Parnasosalvadoreño (1903-1910) revelan la ausen­cia de prosa ficción en el país en la pri-

mera década del siglo XX, así como untradicionalismo inherente en la poesía.

La poesía consistía en una exaltación delas principales figuras políticas. La pintu­ra, por su parte, estaba completamentesometida a la esfera religiosa y a la glori­ficación, también, de las figuras en elpoder. Como lo afirma la reseña másimportante sobre la esfera literaria en elsiglo XIX, en lugar de contribuir a "formaruna verdadera literatura nacional", escribirera una manera de "capitalizar el presti­gio" y quizás las posiciones administrati­vas mejor remuneradas (Roque Baldovinos,2002: 62).

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Dos escritores pueden ayudarnos a enten­der mejor el surguimiento de la esferaartística en Centro América: el salvadore­ño Hugo Lindo y el nicaragüense SergioRamírez. Ambos autores, con posicionespolíticas y literarias opuestas, ratifican ellapso que media entre la independenciapolítica y la emancipación cultural.

Mientras en 1960 Lindo asentó: len cuantoa] la madurez del cuento en El Salvadorl... ] el terna quedó expresado de acuerdocon la fórmula hegeliana al indicar comotesis (presencia del medio), al cuadro decostumbres; como antítesis (conciencia delmedio), a don Arturo Ambrogi, y comosíntesis, (vivencia del medio), a Salarrué [... ]si nuestra independencia política se pro­duce en 1821, la cultural y la literaria nose inician sino hasta muy a finales del si­glo XIX, o, mejor, a los comienzos delactual (Lindo, 1960: 12); quince años mástarde, Ramírez lo parafraseaba en los si­guientes términos: las primeras manifesta­ciones de un arte literario [...1 se produ­cen en Centroam6rica en la época de orodel café [... ] La literatura centroamericananace como [ ... ] contemporánea [ ... 1costumbrismo y modernismo, tomaráncauces de sentido contrario y tendrán [... ]mucho que ver con las formas artísticasrecién arribadas y con los ideales de unacultura europea (Ramírez, 1975: 306-307).

La independencia política en 1821 noprodujo una emancipación similar en elterreno artístico y literario. En verdad, existeun enorme desfase de más de medio si­glo entre la consolidación de la adminis­tración estatal y el desarrollo tardío de unaidea nacional en las artes. Esta laguna esaún mayor si comparamos el asentamien­to de la burocracia estatal con la lentadisemi-nación de la idea de un arte nacio­nal a todo lo largo del territorio.

REALIDAD y REFLEXiÓN

Nuestro punto de partida teórico presupo­ne una diferencia a menudo conflictiva en­tre nación y estado, entre país/patria ygobierno. Por "nación" entendemos el

surgimiento de un legado cultural y ladisemi-nación de una alta cultura literariay artística por medio del monopolio legí­timo de la educación; por "Estado", com­prendemos la administración gubernamen­tal. Entre esas dos instancias surge unconflicto inevitable; esta pugna la provo­ca tanto la distancia temporal entre laformación del Estado y la edificio de lanación, al igual que el rechazo estatal porreconocer las diversas agendas nacionales,compitiendo por el poder.

La tensión temporal entre la naClon y elestado generaba una profunda ansiedad enlas generaciones jóvenes. Como ejemplode ello, hacia 1970, Roque Dalton reco­gía el diálogo siguiente, en testimonio desu propia generación. A los poetas les

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REALIDAD y REFLEXiÓN

angustiaba comprobar que la administra­ción estatal no apoyara el auge de una altacultura artística y que no existiera una largatradición cultural:

¡En un país como el nuestro? Me canso,ganso. Si no hay por donde empezar [... ]En Francia, o en Inglaterra te podría de­cir, por ejemplo, iniciar un movimientorenovador, iniciar una tradición cultural.Pero, entre nosotros, gran artista será noaquél que solamente sea capaz de iniciaruna tradición moderna, sino quien puedaconstruirnos, culturalmente hablando, unpasado. Nuestra tradición cultural es lacagada. Sólo para integrarla como unidad[... ] sería preciso [... ] el trabajo de unageneración. [... ] La jodida es que somosnosotros solitos quienes tendremos quehacerlo todo. El pensamiento literario y lacreación literaria, la cultura nacional comocentro definidor de lo que es el salvado­reño, el pensamiento político más gene­ral, dijéramos, el pensamiento moral­social. ..Claro, no hay filósofos en este país,ni críticos literarios. (Dalton, 1976: 190).

La ausencia de una tradición nacionalsólida -apuntaba Dalton- producía unaansiedad y urgencia por solventar el va­cío; añadiríamos también una complejaparadoja. El Salvador conformó demasia­do tarde una idea nacional en las artes.En efecto, el estado comenzó a desarro­llar de lleno la agenda artística nacionalsólo unos años después de la firma de losAcuerdos de Paz en 1992. En ese momen­to, la fuerza del capital transnacional re­gulaba la economía política del estadosalvadoreño. Desde entonces, la principalagenda ha sido la privatización, esto es,la desnacionalización de la economía y sudolarización. No obstante, la política cul­tural del estado se ha enfocado a refor­zar los valores nacionales más tradiciona­les, ante todo la cultura folk.

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latinoamericanismo y vacíocentroamericano

La economía política y la política culturalse mueven en contrasentido. La primerase orienta hacia el libre mercado,' ladolarización, la inversión extranjera y ladispersión de los recursos humanos de lanación, tal como lo atestigua la diásporade un veinticinco porciento de la pobla­ción salvadoreña. La segunda, por lo con­trario, se orienta hacia la recuperación delcanon artístico y literario nacional, así comohacia la promoción de las culturas regio­nales. Mientras la economía reconoce eimplementa una sociedad global(pos)moderna, la esfera cultural oficialrechaza la importancia de una crecienteinfluencia de la cultura urbana, a través delos medios masivos global izados.

El tardío reconocimiento de un proyectoartístico nacional, contradice una ideacentral del "Iatinoamericanismo". Esta hi­pótesis asienta que una "ciudad letrada"ha sustentado la administración estatal delgobierno salvadoreño a lo largo del sigloXX (la tesis de una "letrada servidumbreal Poder" la formuló Rama, 1984: xix). Encambio, la tesis de nuestra presentaciónapunta que una tensión ha permeado larelación entre el estado y la nación. Si estacontradicción no se ha analizado de lle­no, esta falta se debe al hecho de que elmapa convencional de los "Estudios Lati­noamericanos" en los EEUU excluye aCentroamérica de su agenda.

Un proceso similar de colonialismo -el quecaracteriza la formación del canon euro­peo y la asimilación del Otro al nos-Otros­invade los "Estudios Latinoamericanos".Una región marginal como Centroaméri­ca, por ejemplo, se explica siempre entérminos de "distorsión" con respecto a los

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países principales. Tal como el escritorcubano Roberto Fernández Retamar loreclama, debemos criticar cualquier con­cepción universal de la literatura: "unateoría de la literatura que es [exclusivamen­te] la teoría de una literatura", a saber: dela europea (Fernández Retamar, 1984: 40).O si no es europea entonces, como enel caso de la lectura monofónica de la"Literatura Latinoamericana", hay que cri­ticar una teoría de la literatura que redu­ce la complejidad de la región a una se­rie de viñetas: "Cono Sur", "PaísesAndinos", I'Caribe" o I'México".l Unageopolítica poscolonial del conocimientodebe prevenirnos en contra de cualquierlectura crítica que sostenga elmonolingüismo del Otro.

No otro es el reto que Centroamérica leofrece al "Iatinoamericanismo"; crear unverdadero enfoque multicultural, multiétnicoy multilingüe de la sociedad y de sus crea­ciones artísticas. El Centro de América esafricano, rastahuman; habla inglés y pidginen el Atlántico. Es mestizo; habla castellanoy rudimentos de lenguas asiáticas en elPacifico. A pesar de quinientos años decolonización, es indígena en la montañainterior. Quiché, mam, nahua y lenca sonsólo algunas de las lenguas indígenas quese hablan en el único puente continental

REALIDAD y REFLEXIÓN

que une el Norte y el Sur. Las culturaspostmodernas de las maras (gangs) urba­nas conviven con una manera premodernade pensamiento.

Quizás por ello, porque Centroamérica noes completamente "Latina", el "Iatino­americanismo" la ha excluido de su agen­da de estudios. Si no es "Latino", enton­ces, ¿no está al sur de la frontera? Debemosentender que globalización no es sinónimode homogeneización. Aquí empezamos.

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A la par del Estado cafetalero que sedesarrolló a partir de finales del siglo XIXy principios del XX, creció una vanguar­dia artística. Paulatinamente, la perspecti­va de los artistas que apoyaban la visiónmodernizadora del estado cedió su pasoa una visión más crítica. Este nuevo pro­yecto denunciaba la marginalidad socialque engendraba ese mismo proceso demodernización. En un país con una mo­dernidad periférica, sin salas de exposición,casas editoriales, grandes centros acadé­micos, ni industrias periodísticas pujantes,el desarrollo de una vanguardia resultó serun programa largo y penoso. Su surgimien­to es paralelo a la "ampliación de los sec­tores medios urbanos, [al] crecimiento del

aparato estatal y de una serie de ac­tividades derivadas y colaterales a laagricultura de exportación" (RoqueBaldovinos, 2001: 71). Entre esasnuevas condiciones hay que resaltar"el desarrollo y fortalecimiento delperiodismo" (lugar citado).

La vanguardia propone disolver lafrontera del arte y volcarla hacia lavida práctica. Funde arte y vida, através del ideal de una comunidadarmónica a la cual se accede por el

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ejercicio del arte.' Crea una sensi­bilidad anti-moderna que difícilmen­te podríamos calificar de "antica­pitalismo romántico" en traición alIluminismo (Roque Baldovinos, 2001:75)3 Más bien, habría que conce­bir en la primera y en las siguientesvanguardias lo que los marxistas, alarrogarse el título de "científicos",llaman "socialismo utópico".4 El socia­lismo utópico define la longue durée,una de las perspectivas políticas másrelevantes y duraderas que alimentanuestra imaginación artística national."La anticipación del comunismo nutrida porla fantasía se vuelve en realidad una anti­cipación de la esperanza, de un sistema mo­derno de justicia (Engels, 1959: 418; Bürger,1984: 50, "el arte [... ] proyecta la imagende un mejor orden en la ficción)". Hemosde revelar cómo un "modo de pensamientoUtópico" regula la imaginación artística sal­vadoreña (Engels, 1959: 81).

Ideas premarxistas, religiosas, teosóficasy metafísicas fundaron la utopía. El fun­damento premoderno de esa propuestalo expresa su reducido contenido laico.El socialismo utópico proviene de ideaspoco seculares que critican el desbalan­ce social de la modernización y, en al­gunos casos, exaltan la comunidad cam­pesina tradicional como modelo de basepara la renovación social. El enfoque deesta corriente de socialismo espiritual nodista mucho del socialismo incaico fun­dado en el ayllú, en la obra de Juan CarlosMariátegui en el Perú, o bien del socia­lismo teosófico, tal cual lo practicabaCésar Augusto Sandino en Nicaragua.

A pesar del auge de los estudios centro­americanos en los EEUU esta corriente si­gue siendo ignorada. El desdén que elmarxismo clásico, la ortodoxia académica,

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le depara a cualquier otra alternativa decrítica social que no sea la suya, ha sosla­yado todo análisis serio sobre la influenciadel socialismo utópico. El Otro aparece sólouna vez que ha sido reducido, absorbidoy devorado por el nos-Otros. Hace falta unestudio historiográfico serio sobre la influen­cia que una espiritualidad alternativa ­teosofía, gnosticismo, teología de la libera­ción, bohemia, etc.- ha tenido en la for­mación del socialismo utópico en el istmocentroamericano (la excepción notable larepresenta el trabajo de Hodges, 1992).

Las figuras más relevantes son AlbertoMasferrer y Salarrué (dejamos de lado a esteúltimo porque su obra será objeto de otroestudio). Paradójicamente, con el correr delos años, sus obras las recuperarán las dic­taduras militares que impusieron una mo­dernidad desde arriba; así legitimaban supropio proyectoS Masferrer representa enEl Salvador lo que José Martí significa enCuba. No sostenía la necesidad de imagi­nar una comunidad cultural homogénea. Porlo contrario, abogaba por "incorporar a todolo nacional los vastos elementos ahorasubordinados malamente; oprimidos y de­primidos". Su pensamiento reflejaba unembrión de lo que ahora llamamos socie­dad multicultural, multilingüe y multi­rreligiosa. Desde su perspectiva dialéctica,

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América exhibía una combinatoriaheterogénea de al menos dos elementos;era norte y sur, anglo y latina, etc.

De manera más radical aún, Masferrerforjó la teoría del "Minimum Vital" y unpacificismo radical. Por la primera teo­ría afirmó la aplicación de los derechoshumanos elementales a "toda criatura porel simple hecho de nacer y de vivir"(Masferrer, 1971, 11: 77 y 455). Desdesu visión, al igual que los cuatro elemen­tos -tierra, agua, aire y fuego- perte­necían a todo el mundo, asimismo, eranpropiedad universal el derecho al traba­jo, a la vivienda, a los servicios médicos,a la educación, al vestido, a la justicia,al descanso y al recreo. La función pri­mordial del estado sería la de asegurar­le "las Necesidades Vitales" a todos loshabitantes del país.

Por un pacifismo intenso, Masferrer autori­zó un movimiento "pro-life" más depuradoque el de sus actuales defensores estado­unidenses. El derecho a la vida significabano sólo la condena del aborto sino, antetodo, la prohibición de la pena de muertey la denuncia de toda guerra. Masferrer creíaque si una persona defendía alguna de esastres maneras de asesinato, ella misma de­bería matar al condenado con sus propiasmanos. Pro-life Masferrer lo tradujo como unadefensa íntegra de la vida en todas sus for­mas: "no destruirás ni arruinarás la vida deningún ser"; "la violencia es el mayor pe­cado del hombre"; "sé compasivo con todoel que sufre; hombre, animal o planta"(Masferrer, 1971, 1: 318, 319). Fundó ungandhismo de índole regional y una defen­sa del medio ambiente que radica en unpanteismo cósmico: "adora todo lo que esdivino [... ] adora al Sol [... ] adora al orden,que sostiene y rige el Universo" (Masferrer,1971, 1: 320).

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Su idea de nación la ilustró magistralmen­te Luis Alfredo Cáceres Madrid en el óleo"Escuela bajo el amate (1939)". CáceresMadrid imaginó la nación salvadoreña comouna esfera pública de lectores y escritores.A través del monopolio legítimo de la edu­cación, el Estado universalizaría el legadoclásico del regionalismo. Lo que resulta másimportante que identificar las obras litera­rias, es el sentido que Cáceres Madrid leotorga al hecho de "Ser-salvadoreño". Este"Ser" es sinónimo de completar el Bachi­llerato, leer los clásicos y, en seguida, co­mentarios o escribir de manera crítica so­bre ellos. Para el lector bien informado, elmundo de esos textos se despliega comouna geografía poética, esto es, como unaescritura poética del terruño'"

Fue competencia del regionalismo iniCiarun proceso de "sustitución de importacio­nes" imaginarias, para usar un término dela teoría de la dependencia. Los antiguosmodelos exóticos de descripción pictóri­ca y de narración los reemplazó "la ex­periencia vivida de nuestro ambiente[Dasein, life-world]", como el poeta HugoLindo escribió en su artículo "Exigüidad dela novela salvadoreña" en 1960. La mujerque representaba con mayor ahínco eseideal fue la primera antropóloga ymusicóloga del país: María de Baratta. Ellano sólo se convirtió en pionera al desa­rrollar una etnografía de campo; tambiénpropuso una agenda para la danza y lamusicología nacional, en base a sus inves­tigaciones sobre las culturas popularesregionales.

El sino trágico de esta corriente lovaticinaron Alfredo Espino y FranciscoMiranda Ruano. Su obra regionalista deexaltación del paisaje culminó diluyéndoseen la experiencia marginal urbana. Am­bos autores acabaron su vida de mane-

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ra prematura y trágica hacia finalesde la década de los veinte (1928 Y1929). Siempre "vacilaba[n] entresollozar y sonreír" (Escobar, 2001:126). En su obra y muerte en el"suburbio", anticiparon el paso ha­cia el despegue económico, la ur­banización, la depredación delmedio ambiente y la disolución dela sociedad campesina. Al igual queel peruano José María Arguedasanunció en su suicidio el fin del rea­lismo mágico, Espino y Miranda Rua­no predijeron el descalabro por venir, lamarginalización urbana.

Risas, cánticos, voces, confundidas en unaSola nota imprecisa, vuelan del arrabal.En la calle hay tristeza.En los charcos hay luna.Un jardín es el cielo con lirios de cristal ...Suburbio de los pobres mesnadas sin for­tuna.Mujeres de alma virgen y de carne sen­sual.iTristeza de la vida que a mi pesar seaduna!¡Pobres rosas morenas de los fangos delmal! [... ]y un poeta bohemio pulsa su enferma lira...en la hedionda cantina [ ] solloza unorganillo su queja musical ..(Espino, 1936:143 y148).

Que el "poeta nacional" haya escrito esosversos, haya muerto intoxicado, se prestaa una reflexión sobre un sino trágico queaqueja al arte en el país. Dejamos a dis­creción del lector pensar al respecto.

En efecto, unos cuatro años después de lamuerte de ambos poetas, sucedió lahecatombe, la "matanza". Hacia finales de1931 un gobierno civil que apoyaba lasreformas marferrerianas, dio lugar a unadictadura militar que se prolongó por tre-

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ce años hasta 1944. Unos meses despuésen enero de 1932 ese mismo gobierno sinbase legal, cobró legitimidad gracias a unetnocidio sin precedente. Entre diez mil ytreinta mil indígenas Izalcos -asentados aloccidente del país- fueron eliminados ennombre del anticomunismo.

La dictadura militar del General Martínezse asentó con fuerza. El regionalismo sevolvió una idea de nación que careció delapoyo estatal para universalizarse a todo lolargo del territorio. Los poetas prosiguieronen su conjunto la prédica de un íntimoamigo de Salarrué, Alberto Guerra Trigue­ros. El recomendaba "resistir no con la vio­lencia sino con el espíritu", aplicando lospostulados de Gandhi a la región centro­americana.

Por fin, en 1944, triunfó esta "resistenciapasiva"; una pasividad radical condujo laoposición política (Huezo Mixco, 1996: 34y ss.). En ese año cayó la dictadura deMartínez depuesta por un movimiento debrazos caídos que lideraban estudiantesuniversitarios. De nuevo, el arte nacionalse situaba a la vanguardia del movimien­to político. Miguel Angel Espino en sunovela Hombres contra la muerte (1942;aún ahora la versión integral de esta no­vela permanece inédita en el país) antici-

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pó la resolución pacífica del conflicto.Espino utilizó la escritura literaria comolaboratorio para experimentar con todaslas opciones políticas disponibles en laépoca. Imaginó que sólo una posicióngandhiana radical podría hacer posiblela transición política a la democracia.

Que este pacifismo no haya podido triun­far -establecer un régimen democráticoduradero- no le resta su valor histórico.Por primera vez en la región, una solu­ción pacífica se sobrepuso a la propuestaarmada. He ahí su legado.

La mujer jugó un papel esencial en esemovimiento pacifista. Claudia Lars, reco­nocida por su poesía intimista y metafísi­ca, escribió los únicos versos políticos enhonor a los caídos en 1944.

Yo levantaré la sangre,iLa sangre de mis hermanos!...La que ha corrido, desnuda,

Bajo metal y soldados.La que subía en el aire,-por altas nubes girando-,y al derrumbarse quedóhecha de sal en los párpados.

¡Sangre de los hombres libres!ilmán de rumbos marcados! (Lars, 1999,11: 423).

Matilde Elena López inició su larga carre­ra de poeta, dramaturga e historiadora li­teraria, a raíz de su participación directaen los mismos eventos.

López resumió la utopía en los siguientestérminos: "cuando los muertos ganen lasbatallas... ila hora habrá llegado!" (López,1981: 501). Para López, la única victoriamoral vendría con el triunfo de las víctimas.

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El reformismo militar y sus décadas

En las décadas de los cincuenta y de lossesenta, con el asentamiento de los nue­vos regímenes militares, se inició un pro­ceso de modernización económica bastan­te jerarquizado. El reformismo militarnunca permitió un libre juego de las op­ciones políticas e ignoró uno de los mo­delos más arraigados en la historia intelec­tual del país: el Minimum Vital (1929) deAlberto Masferrer. Al proponer este mo­delo, Masferrer no sólo pensó en instituirun requisito mínimo sobre la vivienda,alimentación y seguridad social para todoslos ciudadanos del país; también propu­so que la literatura-la escritura o las le­tras-sentaran los fundamentos sobre loscuales se inventara la nación. Al ignorarel llamado de Masferrer a la alfabetización,el Estado rehusó casi todo proyecto queimagínara la nación salvadoreña.

El regíonalismo siguió ofreciéndose comocorríente prevalente en el arte. Pero, pordesgracia, nunca rebasó las áreas urbanasde la "ciudad letrada". En 1960, Lindo fuebastante explícito al respecto: "la cultura[escrita] es patrimonio de pocos". Elregionalismo fue un monólogo de la cIa­se media consigo misma. A pesar de sutemática rural, se trataba de un fenóme­no urbano. El regionalismo -una sensibi­lidad de la clase media- transfirió una vastaproporción de capital simbólico campesi­no hacia la ciudad; pero no pudo impo­ner su nueva forma de subjetividad comohegemonía política sobre la totalidad dela sociedad salvadoreña. El regionalismoquedó encerrado como un proyecto denación sin estado.

En la década de los cincuenta, las refor­mas militares impulsaron un breve renaci­miento de las artes en el país. Se funda-

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ron revistas que han mantenido una am­plia difusión como Ars, Guión literario yCultura. Se instaló una administraciónmoderna que promovió la política cultu­ral salvadoreña. Se crearon institucionescomo la "Dirección General de Publicacio­nes", "Bellas Artes" y la compleja gestióndel "Ministerio de Cultura" que, con eltiempo, dio lugar al actual "Concultura".

Claudia Lars trabajó un tiempo breve enese corto renacimientos de las artes en elpaís. Su obra más reconocida y depura­da, Tierra de infancia (1958), es una pro­sa poética que reconstruye un mestizajebastante peculiar. La tierra madre, el legadoindígena-campesino del país y la exaltacióndel paisaje tropical sólo pueden recupe­rarse desde la mirada extranjera del lega­do paterno, irlandés-americano. Para Lars,América representaba esta madre patria enla cual el simbolismo indígena e hispanojugaba un papel similar al que se le reco­nocía al legado anglosajón e irlandés. Larstransformó una visión deísta temprana, másconvencional, en un panteismo nacíona­lista que exaltaba el paisaje y sus pobla­dores campesinos.

A la par de esa reconstrucción de la po­lítica cultural, desde 1944 surgió una nue­va vanguardia. Ligada a la lucha en con­tra de la dictadura, al interior del país, yen contra del fascismo hacia el exterior,la renovación de la vanguardia se afirmóbajo la presencia de dos figuras: PedroGeoffroy Rivas y Oswaldo Escobar Vela­do. Estos poetas prolongaron su influen­cia hasta principios de los sesenta. Am­bos fundieron la bohemia y la crítica socialcon la vanguardia artística. Fundaron unnacionalismo intimista, mejor aún, unmisticismo nacionalista. Mientras GeoffroyRivas cantaba "patria interior que en nadieacaba", "la patria peregrina va conmigo",

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Escobar Velado recitaba "amo los exilios/porque desde ellos yo recogí la luz [los]nombres de la Patria" (Escobar Velado,1975). En su intimidad mística, los dosescritores recolectaron (lagos) la idea denación por fuera del territorio patrio pero,espiritualmente hablando, al interior delpais. La visión de Geoffroy Rivas puederesumirse en tres versos:

Yo que bebí del veneno de nietzsche yde huidobroYo que me di a las drogas y al alcohol delos versosSoy feliz como el indio soy felizsoy feliz (Geoffroy Rivas, 1933).

En ellos el escritor retraza una línea con­ceptual que parte del romanticismo filo­sófico alemán y de la vanguardia poéticalatinoamericana, pasa luego por la embria­guez artística, para culminar en elindigenismo, en la defensa del desposeí­do. Geoffroy Rivas se convirtió en un mitodesde su exilio en México. Junto a GilbertoGonzález y Contreras fue de los primerospoetas en denunciar el etnocidio de 1932en su poesía. Recordemos las palabras deGonzález y Contreras para hacer constarlas raíces del "comunismo [salvadoreñoLestafa de dictadores" (Geoffroy Rivas,1946): desorientación de las masas, faltade trabajo, implacable y feroz egoísmo dequienes intentan improvisar una posicióny una fortuna (Gallegos Valdés, 1981: 359).

Posteriormente, al regresar al país, GeoffroyRivas creó la primera poesía indigenista.Incorporó las enseñanzas del mexicanoJosé María Garibay e idealizó las socieda­des indígenas prehispánicas. En una so­ciedad que se había definido por un lar­go y profundo "indigenismo de negación"-como "un país de indios sin indios"- exal­tar lo indígena era una verdadera osadía.

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A edad adulta, en su discurso de incor­poración a la Real Academia de la Lengua,Geoffroy Rivas nos dio una muestra de lasprofundas raíces nietscheanas de su pen­samiento: "contra todas las lógicas delmundo [...1prisioneros del racionalismo [...1sólo nos queda el mágico esplendor dela poesía" (Geoffroy Rivas, 1966).

Un irraciona[ismo poético inició la críticade la modernización que impulsaban [asdictaduras militares. Este rechazo al análi­sis racional resulta esencial para entenderlas raíces de la literatura de protesta enel país. La larga dimensión de esta corrienteirracional la identifica más con una posi­ción del "socialismo utópico" que con ladel marxismo. Geoffroy Rivas proponerevertir "el esquema racional [= platónico]del mundo y de la vida" que nos ha "en­venenado" "desde aquel malhadado día enque Aristóteles ¡... 1 levantó [os muros desu lógica" (Geoffroy Rivas, 1966). Acasoentonces, a partir de sus escritos, por re­vo[ución entenderemos, no un avancehacia un mundo poscapitalista, sino elretorno a las sociedades "que no cayeronbajo [a tiranía racionalista [y] que vivierongobernadas por la poesía, no por la lógi­ca [... ] a[ aceptar como una realidad loinexplicable" (Geoffroy Rivas, 1966). An­ticipando los sesenta y el movimientohippie, para Geoffroy Rivas, la revoluciónrestauraría un comunismo primitivo, elreinado del misterio.

Un irracionalismo semejante lo represen­ta Escobar Velado. Dicho sea de paso, eraprimo-hermano de mi padre, Lara Velado,por el apellido materno, Velado. Aunqueno lo traté mucho personalmente, era temahabitual de conversación en casa de mitía-abuela. Con frecuencia, e[la repetía que"Oswaldo era un excelente poeta perotenía dos defectos: era borracho y comu-

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nista". En estos dos "defectos" descubri­mos que la bohemia significaba para él unacercamiento a la causa popular. Si FrankSinatra cantaba "one for my baby and onefor the road", el poeta declamaba "quevenga otro trago, Víctor, por la salud dela causa". Su enfoque era más intuitivo yvivencial que científico-racional como lorequería el marxismo. Escobar Velado arrai­gó su experiencia poética en la vindicaciónde lo indígena prehispánico, de [o cam­pesino y del desarraigo urbano marginal.Su poemario Cristoamérica (1952) revelacómo su obra se fundamenta en un sen­tido similar al de la teología de la libera­ción avant-Ia-/ettre.

Digan que somos lo que somos:

Un pueblo doloroso,Un pueblo analfabetoDesnutrido y sin embargo fuerte

Porque otro pueblo ya se habría muerto(Escobar Velado, 1975: 148).

la generación literaria de los sesenta

La generación de los sesenta acentuó estacorriente de la poesía de protesta. El poetamás importante de [a década, RoqueDa[ton, combinó [a vanguardia política yartística, [a modernidad poética y la gue­rra de guerrillas. Esta fusión de fuentes [epermitió criticar la dictadura militar. Dejoven, Dalton mantenía una posición clá­sica, jesuita y aristotélica. Hacia 1956,justificaba la función social de la poesíaen términos aristotélicos: los seres huma­nos son entes políticos, por tanto, la poesíaes política (Dalton, 1956).

Dalton entendía "la militancia en el Parti­do Comunista como [a participación en unnuevo Cuerpo Místico, jalonada de accio-

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nes In Majorem Dei Cloriam [... ] y de la feen el advenimiento fatal del Reino delHombre" (Dalton, 1973: 6). La mente delpoeta confundió la disciplina del Partido conla temprana devoción por la Compañía deJesús, la ciencia con la utopía. Antes de sertal, materialismo histórico y dialéctico, elmarxismo expresaba una excusa para es­tablecer la política sobre principios éticosestrictos. En una sociedad dictatorial ycorrupta, el marxismo jugó el papel demoral. Instituyó no una poética sino unapo-ética: un papel ético para las artes.

Su radicalismo lo llevó por fin al exilio.Dalton desarrolló su carrera de escritorprofesional en Cuba. Vivió en La Haba­na y luego en Praga. Viajó por Europa;visitó Corea del Norte y Vietnam, asícomo Chile en los años de Allende. EnEl Salvador, sus escritos mecanografiadoscirculaban bajo varios pseudónimos, An­tonio Mata, Víctor de la Lluvia, y bajo sunombre de pila. Manuscritos tempranosde "Los poetas", "Miguel Mármol", etc.se distribuían entre varios círculos artís­ticos. Los círculos literarios promovieronuna creciente oposición política en con­tra de la dictadura militar.

Cuando en 1969 fracasó un amplioacuerdo nacional por la reforma agraria,y luego en 1972 un fiasco flagrante re­movió toda esperanza de democraciaelectoral, la política salvadoreña seradicalizó al extremo.

El país se hallaba al borde de la guerra civil.Desde esa época la literatura se volvióarma ideológica del recién formado mo­vimiento guerrillero. Incluso poetas que casisólo han cultivado una poesía metafísica,tal como David Escobar Calinda, se incli­naron por utilizar otros tipos de discursospara promover su agenda política.

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Dalton se afilió al movimiento guerrillerohacia finales de 1974 y fue brutalmenteejecutado por sus mismos camaradas elaño siguiente.

Con su ejecución sumaria, los ideales deamalgamar la vanguardia artística a la políticasufrieron una trágica derrota. En la actualidad,es el poeta salvadoreño más reconocido.

Además de su poesía y ensayos políticos,han despertado un gran interés su sarcas­mo, ironía, irreverencia y erotismo. He aquísu visión sobre el precio de la verdad.

Triste charco de lutoprecisamente cuando somosdueños de la verdad (el hombreno es un animal extrañoes sólo un animalque ignora y que despreciay alcanza la verdad por la puerta del fuego)Triste charco de luto en pie de guerrasin luna que se asome sin los pájarosque recojan su dulce huella de aguapero por la verdad la bellaque me jura desnuda sobre el color delmundopero por la verdad todos los lutostodos los charcos hasta ahogarsepero por la verdad todas las huellasaun las manchadoras las del lodopero por la verdad la muertepero por la verdad (Dalton, 1994: 400).

En los setenta y ochenta, la poesía deprotesta y el testimonio denunciaron unacreciente violación a los derechos huma­nos, ligada a una imposición violenta dela democracia electoral. El acontecimien­to más ilustrativo y cíclico de la guerrasalvadoreña fue el asesinato de altos líde­res religiosos: Monseñor Arnulfo Romeroen 1980 y varios sacerdotes jesuitas en1989. Ambas masacres marcaron la cum-

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bre del conflicto, en su inicio y conclusión.En los dos crímenes podemos descifrar elprecio que el socialismo utópico debíapagar por defender ideales de justicia enel Centro de América. Nos señalan cuandevastador fue un conflicto que no mos­tró ningún respeto por los valores tradicio­nales de derechos humanos ni de libertadindividual. Este irrespeto revelaba los prin­cipios fundadores de la democracia elec­toral por venir. Terror y muerte anuncia­ron la llegada de la "libertad", la futuraliberación de las mercancias.

La novela más importante del período dela guerra, Un día en la vída (1980) deManlio Argueta, rescata la voz de la mu­jer campesina al norte de El Salvador. Laobra asienta la vigencia del socialismoutópico y de las comunidades de base enla zona rural de Chalatenango. Combinan­do la ficción, la tradición costumbrista yel testimonio sobre la violación a los de­rechos humanos, Argueta narra la vidacotidiana en el frente de guerra, desde dosperspectivas opuestas: la de las víctimasy la de sus victimarios militares.

Hacia mediados de los ochenta el testimo­nio comenzó a languidecer. Previó su des­calabro una novela, no en vano, nuncatraducida al inglés. La díáspora (1988-1989)de Horacio Castellanos Moya tiene unmérito sin precedente. Esta obra describela disolución de la subjetividad guerrillera.Al mismo tiempo que la academia estado­unidense depuraba la crítica testimonial ydefendía una guerra sin fin, Moya descri­bía, en cambio, la desintegración de laagenda militarista revolucionaria. Ese mis­mo año de 1989, el asesinato de los sa­cerdotes jesuitas marcó el trágico abismoentre un centroamericanismo metropolita­no, de corte guerrero, y el ideal de paz quereinaba en el istmo.' No existía diálogo

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alguno entre el sujeto analítico anglo-sajóny su "objeto" de estudio hispano.

Al dramatizar el fin del "sujeto-guerrillero"como una orgía de libertad, Moya vaticinóla destrucción de los valores austeros quesustentaban la ascesis revolucionaria." Elexceso de libertad no dista mucho de lasimágenes que hace días observamos so­bre las calles de Baghdad. Orgía y saqueodefinieron un surplus. Esta sobredosis delibertad firmó el paso de una antigua sub­jetividad, regulada por una jerarquía mili­tar, hacia una nueva subjetividad "demo­crática", gobernada por el mercado glo­bal. El excedente orgiástico le dio expre­sión al estallido de una libertad suprema,a la de una absoluta soberanía. Se tratade un sujeto sin atadura a un super-egoque lo vigile. En un breve interregno, an­tes de renovar su sujeción a una nuevahegemonía política, la ausencia de todatraba simbólica permitió el desenfrenoimaginario (ego) de lo real (id).

Después de la firma de los Acuerdos dePaz en 1992, El Salvador se incorporó alsistema posmoderno del capitalismo glo­bal. Quizás la guerra civil representó laviolencia iniciática necesaria para dar co­mienzo a la democracia electoral y a laglobalización, los orígenes violentos de laposmodernidad y del "nuevo orden mun­dial". Pero, la (des)esperanza parece unira los proyectos literarios contemporáneos:"éste que ves desengaño colorido [... 1ostentando [... ] falsos silogismos de colo­res [... ] es cadáver, es polvo, es sombra,es nada" (de la Cruz, 1888: s/p).

La esfera artística actual apunta una seriede males endémicos del país: falta de jus­ticia (JBarba), la nación en exilio, peregri­na de nuevo en los trabajadores ilegales(MBencastro), corrupción, violencia y frau-

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de financiero (HCMoya), violencia domés­tica, entrega del cuerpo y del país(JEscudos), retorno de los muertos, en unpaís sin rituales cívicos, y bestialización delo humano (CHernández), violencia urba­na (RMenjívarOchoa). A pesar de su fuerteenjuciamiento sobre la actualidad, todosellos recitan una clásica letanía: "despuésde la bomba atómica", después de que elcapital ha impuesto su imperio en el glo­bo, "somos polvo, mas polvo enamorado"(Dalton, 1976b: 101)9

El socialismo utópico se halla vigente,aunque su contraparte "científica" hayadecaído. En lo religioso, la idea de comu­nismo y de justicia social se arraigan enun antiguo mestizaje: el calpulli indígenay la misión colonial, católica en defensadel oprimido. En lo secular, el recientehomenaje al poeta Alfonso Kijadurías de­muestra que un modelo hegeliano, la re­ligión del arte, posee una vigencia plena(www.laprensa.com.sv/cultura. SIAbrilj2003). Los Estados sobrenaturales(Kijadurías, 1968) gobiernan aún la ideade utopía poética.

El dilema que enfrenta nuestra generaciónconsiste en edificar una nueva vanguardia,una nueva crítica de la colonialidad, a partirde las "doradas cenizas del Fénix" de nues­tro antecesores. O por lo contario, comoen muchos colegas, el desafío lo expresala simple renuncia al aplicar la escritura hacialabores más lucrativas, tal cual la adminis­tración escolar, la política estatal, la alabanzadel capital global, etc. La "posmodernidad"aún despliega el choque entre un retornoburocrático a la ciudad letrada del siglo XIXy un "nostálgico" reciclaje de la vanguar­dia. En el reino de la hibridez, ese estruendoentre los opuestos lo encarna quizás la vozde un burócrata ilustrado. A la vez de ofre­cernos su pensamiento crítico, el intelectual

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contemporáneo capitaliza su aguda percep­cíón en el mercado de consumo de bie­nes simbólicos.

NOTAS Y REFERENCIAS

Acerca de fa reducción de! complejo culturallatinoamericano a una región -el Cono Sur, por ejemplo­puede consultarse, entre orros, el excelente libro de Masiello(2001). A pesar de haberlo editado en una de fas ('ditorialesmás críticas de /05 EEUU, el provecto de MasielJo pareceolvidar la diversidad cultural y geográfica que vindicamos¿Se trata de un nacionalismo tardío en la época de laglobafizaciónr

Nótese que elaborar una teoría sobre los círculos literarios ylas escuelas artísticas sería una alternativa para sobrepasarla idea modernista del genio creador.

Esta retrospectiva de la literatura sailladoreña puede leersecomo una sobreextemión de la idea de Roque Baldovinos(2001) sobre la influencia del pensamiento utópico en elpais. Este ensayo seria un diálogo crítico con el libro deRoque Baldovinos. En este momento en que el sentimientoguerrero regula la opinión pública, necesitamos difundir ellegado pacifista salvadoreño. También puede leerse comouna continuación del trabajo del estadounidense Oona/dC. Hodges (1992). Bajo la rúbrica de una teosofía de laliberación, este historiador documenta el profundo legadoteosófico del comunismo sandinista. A la vez, descubreque incluso un marxista "ortodoxo" como Farabundo Maníse inició como masón junto a su amigo nicaragüense(Hodges, 1992: 141).

Si Bürger (1984: 49), afirma que la vanguardia europea "sedefine como un ataque al t'statuto del arte {autónomo! en/a sociedad burguesa", en [/ Salvador, /a vanguardiaexpresaría también un asalto a /a posición modernista delartepurismo, por una parte, ya/a de la entrega de /a escrituraal poder y a/ mercado, por la otra.

Por ejemplo, en el sistema democrático dctuar Fr,meiseo Florpses teósofo pero parece olvidar el "Minimum Vital" ye! pacif¡'smo.

De izquierda a derecha, las obras literarias retratadas t'n ellienzo son: Estrellas en pi pozo (1934) de Lars, Leer y escrihir(1915/1920) de Masferrer y Cuentos de cipotes (7 Y4S) deSalarrué, que se corresponden a 105 títulos actuait.'5 dc esosfibros, y luego Francisco lvI/randa Ruano, Las voces del terruño(1929), que Cáceres Madrid no menciona y Poesía de AlfredoEspino, que hoy en dia es el c!<ísico jícaras tristes (1930)

Sobre el apoyo intelectual el la guerra en el momento enque en El Salvador Ignacio Ellacuria predicaba la necesidadde iirmar la paz y murió por ello, véase: Beverly ylímmerman, J989 e liiiJnd, 1994. Mientras/mand defiendela guerra en /05 siguientes términos "es justo enCentroamérica donde el proceso revolucionaria está en unmomento álgido, incandescente. f. ..! es ahí precisamentedonde se está gestando la Revolución con mayor claridad{y por ello} ha escogido un camino claro, coherente {laguerra! para cualquiera que no quiera terminar como una"democracia vigilada", totalmente incapaz de afrontar lascausas de la injusticia (lf{fand 1992: 41-42) ': Eflacuria habiapredicho lo contrario: "sucfe decirse que en El Salvador haydos realidades, la realidad de fa guerra que es vivida por

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muy pocos y la realidad de todos los días que es vivida porla inmensa mayoría f. ..f el FMLN no puede afcanzar el triunfomilitar r..} el triunFo militar de una de las partes f. .. } nO esdeseable por cuanto no propiciará una paz justa y durable"(l. Elfacuría citado por Flores Carcía, 1997: 76, 83 Y 93jEsta diferencia entre defender una guerra revolucionaria 5infin, inevitable, y proponer una "tercera vía" pacífica, dialógica,da cuenta de una distinción geopolítica abisma! entrecentroamericanismo y CentroamériCJ. Hace constar fa faltade rigor científico en el discurso sobre el Otro

Sobre fa relación entre austeridad revolucionaria y religiosa,véase: Engels, 1959: 168 y ss

No sería dificil rctraLdr en los orígenes de varias de eSdSobras una "preocupación espritual" Valga mencionar quedos proyectos novelísticos tan diversos como el de 8enCdstroy el más corrosívo de Castellanos Moya se arraigaban, atemprana edad, uno en la teología de la liheración y el otroen una espiritualidad alternativa

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