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229 ARJÉ Revista de Postgrado FACE-UC. Vol. 7 Nº 12. Enero-Julio 2013 / 229-254 POBREZA Y EDUCACIÓN: UNA VISIÓN DESDE LA TRANSCOMPLEJIDAD Recibido: 25/02/2013 Aceptado: 12/04/2013 Gladys Díaz de López RESUMEN En Venezuela y en toda Latinoamérica, los estratos sociales más deprimidos conforman amplios sectores de la población y se observa grandes masas sometidas a precarias condiciones socioeconómicas, evidenciadas en una diversidad de situaciones problemáticas entre las cuales se puede mencionar la carencia de medios para hacer efectivo y eficiente el proceso educativo. Por otra parte, se considera que por ser una realidad compleja y multidimensional no puede abordarse desde perspectivas fragmentadas y simplificadas, sino desde una visión transdisciplinaria. Sobre la base de esta postura epistémica, el propósito de este ensayo es presentar algunas ideas acerca de la relación entre educación y pobreza, en el marco del pensamiento transcomplejo, tomando en consideración que la pobreza es una circunstancia producto de diversidades históricas, políticas y culturales a través de los siglos hasta la actualidad. Palabras clave: pobreza, educación, transdisciplinariedad, complejidad

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Pobreza y educación: una visión desde la transcomplejidad

ARJÉ Revista de Postgrado FACE-UC. Vol. 7 Nº 12. Enero-Julio 2013 / 229-254

POBREZA Y EDUCACIÓN: UNA VISIÓN DESDE LA TRANSCOMPLEJIDAD

Recibido: 25/02/2013 Aceptado: 12/04/2013

Gladys Díaz de López

RESUMEN

En Venezuela y en toda Latinoamérica, los estratos sociales más deprimidos conforman amplios sectores de la población y se observa grandes masas sometidas a precarias condiciones socioeconómicas, evidenciadas en una diversidad de situaciones problemáticas entre las cuales se puede mencionar la carencia de medios para hacer efectivo y eficiente el proceso educativo. Por otra parte, se considera que por ser una realidad compleja y multidimensional no puede abordarse desde perspectivas fragmentadas y simplificadas, sino desde una visión transdisciplinaria. Sobre la base de esta postura epistémica, el propósito de este ensayo es presentar algunas ideas acerca de la relación entre educación y pobreza, en el marco del pensamiento transcomplejo, tomando en consideración que la pobreza es una circunstancia producto de diversidades históricas, políticas y culturales a través de los siglos hasta la actualidad.

palabras clave: pobreza, educación, transdisciplinariedad, complejidad

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POVERTY AND EDUCATION: A VIEW FROM THE TRANSCOMPLEX

ABSTRACT

In Venezuela and in all Latin America, the most deprived social strata make up large segments of the population, of which large masses are observed under poor economic conditions, evident in a variety of problematic situations and among them we can mention the lack of means to achieve an effective and efficient educational process. Besides, it is considered that being this a complex and multidimensional reality, it cannot be addressed from simplified and fragmented perspectives but from a transdisciplinary vision. On the basis of this epistemic stance, the purpose of this assay is to offer some ideas about the relationship between education and poverty, under the transcomplex perspective. Such view is done, taking into consideration that poverty is a just a situation derived from historical, political, and cultural matters across centuries until today.

Key words: poverty, education, transdisciplinarity, complexity

Introducción

Las sociedades contemporáneas afrontan problemas de difícil comprensión y por ende difícil abordaje; además, están caracterizadas por unas cadenas de relaciones enmarcadas en la teoría social, las cuales requieren de modelos y conocimientos de diferentes disciplinas para dar cuenta de su complejidad. En este sentido, la pobreza constituye la problemática social más importante de Latinoamérica, llegando incluso a mencionar tal magnitud como extrema para reflejar dicha situación; siendo Venezuela un país afectado por la misma, significando ello de una importancia relevante el estudio de dicha realidad, a partir del cual se podrían generar teorías o planteamientos que conlleven a ser parte de las probables soluciones a la problemática.

Al observar la realidad nacional, se evidencia que amplios sectores sociales presentan una situación socioeconómica deplorable y

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gran parte de la población continúan excluidas de las condiciones mínimas de bienestar, por ende la calidad de vida de amplios estratos sociales está cada vez más influenciada de la precariedad aportada por el deterioro de ingresos familiares, lo cual parece indicar que en ése contexto, además de otros factores; la educación no estaría cumpliendo sus propósitos fundamentales en cuanto a brindar oportunidades de mejoramiento social y personal a través de la instrucción y capacitación profesional, evidenciando la ruptura entre expectativas educativas de la población y las exigencias reales del mercado laboral actual.

Sobre la base de esta dimensión ontológica, el propósito del presente artículo es proponer algunas ideas en forma retrospectiva y reflexiva entre educación y pobreza desde la complejidad. Al respecto, se parte de la consideración que la educación es uno de los elementos indispensables para el desarrollo y mejoramiento de la calidad de vida, constituye y proporciona satisfacción de necesidades humanas y un derecho amparado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Es importante aclarar que, establecer una relación entre educación y pobreza pasa por la condición necesaria de posibilitar el acceso a una educación de calidad y oportuna, con la consecuencia de un mejoramiento en la condición socio-económica de quien la recibe, sin embargo, ésta dualidad no siempre en la práctica se evidencia, porque la pertinencia y suficiencia de la calidad educativa impartida y recibida, dista muy lejos de los objetivos planteados por el sistema educativo, lo que conlleva a una brecha significativa del proceso educacional y la consecuencia de lograr una mejor calidad de vida.

Esa calidad de vida, depende en mucho contexto social donde se desenvuelve, pero no es determinante teniendo en consideración que la conducta humana es un fenómeno complejo y por lo tanto los medios para entenderla no son los mismos utilizados para comprender el mundo natural y la realidad es algo múltiple que únicamente puede ser estudiada de forma holística.

Desde el punto de vista ontológico, lo cual hace referencia a la naturaleza de la realidad, se puede establecer que la relación educación-pobreza es una realidad objetiva, palpable, pero que también es subjetiva y de causas múltiples, pudiendo no ser solo de orden natural o algo dado por Dios o dispuesto por taxonomía

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biológica; sino una circunstancia producto de diversos procesos históricos, políticos y culturales que durante siglos se han desarrollado en la humanidad y en los grupos sociales en que ésta se organizan.

Recorriendo dimensiones: educación y pobreza

La educación, del latín educere “guiar, conducir” o educare “formar, instruir” puede aproximarse a un proceso multidireccional mediante el cual se transmiten conocimientos, valores, costumbres y formas de actuar. No sólo se produce a través de la palabra: está presente en todas nuestras acciones, sentimientos y actitudes.

La Ley Orgánica de Educación (2009), vigente en nuestro país establece en su artículo Nº 15, que la educación tiene como finalidad fundamental el pleno desarrollo de la personalidad y el logro de un hombre sano, culto, crítico y apto para convivir en una sociedad democrática, justa y libre basada en la familia y en la valorización del trabajo, capaz de participar en los procesos de transformación social. De igual forma, en el mismo artículo establece que la educación es un medio de mejoramiento para la comunidad.

Toda comunidad presenta diversos estratos diferenciados por los niveles de pobreza, la cual es un producto inevitable de todos los sistemas de desigualdad social; la sociología ha abordado el concepto de pobreza desde dos perspectivas, la pobreza relativa, que se refiere a la privación de recursos que experimentan algunas personas en relación al resto de la sociedad, teniendo en cuenta lo que esa sociedad entiende como un nivel de vida digno; y por otra parte la pobreza absoluta se refiere a una privación de recursos de forma tal que pone en peligro la misma supervivencia de las personas.

Para los sociólogos la naturaleza humana no es algo inmutable, sino que es un producto social, el producto de la historia de cada sociedad y su cultura, así, Macionis y Plummer (1999:102) en el concepto de cultura incluyen el modo de pensar, de actuar, de relacionarse con los demás, es decir el modo de vida de la sociedad, el cual se encuentra inexorablemente ligado a las condiciones en las cuales se desarrolla la misma, por lo tanto la circunstancia de pobreza es determinante en el devenir humano.

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Teniendo en cuenta que la condición de pobreza tiene muchas dimensiones tales como el analfabetismo, los bajos ingresos, los problemas de salud, la desigualdad de género, la degradación ambiental, problemas gubernamentales (gobiernos de facto, dictaduras, corrupción gubernamental) y el analfabetismo funcional y considerando que son diversas las aristas del ser pobre, la visión sobre educación y pobreza debe efectuarse desde diferentes ángulos, por ejemplo, si se es pobre por no haber sido educado, instruido y formado o por el contrario el ser humano en condición de pobreza no se ha educado precisamente, por su condición de pobreza.

Para referirse al tema planteado Bazdresch (2002:66), sostiene que:

Quizá el problema central al que se enfrentan de diversos modos quienes tratan de construir una relación entre la educación y la pobreza sea la dificultad de asociar directamente la una con la otra... Por otro lado, en la Investigación Educativa no detectamos un “marco conceptual” propio para definir la relación educación pobreza. Lo más cercano a una teoría educativa de la pobreza es la hipótesis –entendida a modo de guía de la acción– relacionada con la noción de “calidad educativa”, que interroga acerca de si la acción educativa “entrega” los elementos necesarios para conseguir la promesa primera de “educarse” y de la consecuente “vida mejor” imaginada como resultado de ese “educarse”. Lo común entre quienes estudian la relación educación pobreza es dar por supuesto que el hecho de “estar educado” contribuye per se a disminuir la pobreza, aunque no explican en detalle cómo se da en los hechos esa contribución: proporcionan mediciones y comparaciones con base estadística, que muestran que los escolarizados son los que tienen acceso a niveles de ingreso altos. Otra forma común es mostrar que los pobres con más frecuencia reciben, o están expuestos a recibir, una educación de mala calidad.

A través de la afirmación anterior, se puede evidenciar la complejidad de estudiar la relación entre la educación y la pobreza, siendo éste el principal problema social de Latinoamérica; la magnitud es tal que algunos autores, entre ellos Cordeiro (1995)

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y Ardiles (2008:42) hablan del término hiperpobreza como el más adecuado para reflejar esa situación. Éste último expone:

…a grandes rasgos, la pobreza entendida como un concepto general, sería un conjunto de carencias económicas, sociales y culturales, que se traducen en carencias materiales y psicológicas o espirituales, que en su conjunto convierten la vida, de la mayor parte de los seres humanos, en algo indigno.

No existe un significado único de pobreza; los principales organismos internacionales la fijan de acuerdo a la renta de la cual dispone una familia o una persona; el Banco Mundial la registra de acuerdo al poder adquisitivo y en su informe sobre el incremento de la pobreza del año 2010 afirma que quien percibe menos de 1,25 dólares diario (umbral de pobreza), es pobre y que cerca de 44 millones de personas han sido arrastradas bajo el umbral de pobreza por el incremento de los precios de los alimentos.

El precitado informe sobre el desarrollo mundial, asegura que una cuarta parte de la población de los países en desarrollo continúa viviendo con menos de 1,25 dólares al día. Unos 1.000 millones de personas carecen de agua potable; 1.600 millones, de electricidad, y 3.000 millones, de servicios de saneamiento adecuados.

En su informe sobre el desarrollo social mundial del 2005, el Banco Mundial considera que la creciente desigualdad económica entre las distintas regiones del mundo y dentro de los mismos países, es una causa decisiva de la violencia y del peligro de guerra civil, y duda de que sea posible alcanzar la meta para el milenio fijada por la conferencia mundial de Copenhague de 1995: reducir a la mitad la pobreza mundial.

El proceso social educativo es una actividad donde la sociedad ha depositado su confianza para, entre otros fines, elevar la calidad de vida del ser humano y coadyuvar a resolver diferentes situaciones no deseadas dentro de esa misma sociedad que a menudo y en enormes proporciones presenta, vive y sufre el fenómeno de la pobreza. Este conocimiento que se imparte mediante la educación,

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debe ser pertinente en el sentido que le da Morin (2000:51), al tomar en consideración que todo el proceso educativo debe evidenciar que se ha tomado en cuenta el contexto, lo global, lo multidimensional y lo complejo. Agrega el precitado autor que se debe enseñar la condición humana: “Conocer lo humano es, principalmente situarlo en el universo y a la vez separarlo de él. Cualquier conocimiento debe contextualizar su objeto para ser pertinente. ¿Quiénes somos? es inseparable de un ¿dónde estamos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos?”.

Respecto a este fenómeno de la pobreza, Moreno (2006:38), sostiene que,

Las razones, causas y motivos de que la pobreza se haya incrustado en nuestras sociedades son muchas. La injusticia de la distribución de los ingresos, la falta de industrias y desarrollo generadoras de empleo, la avaricia de los dueños de los medios de producción, las leyes discriminatorias, la sociedad y su estructura protectora de los que tienen bienes de capital que favorece su crecimiento y rendimiento, el capitalismo dominador, el comercio mundial, la globalización que no da espacio para los pequeños productores y para las economías locales, exterminándolas; la flojera de la gente de los trópicos, el calor no es bueno para el trabajo, etc. Hay muchas causas, demostrando que las interrelaciones son las que pueden dar explicaciones algo ciertas a los fenómenos sociales. Por eso nuestra búsqueda tiene sentido. La pobreza es un fenómeno complejo, al igual que la educación y los dos vistos como un proceso, bien sea en un sentido de ayudador, facilitador, propiciador o por el contrario, las causas deben ser revisadas en nuestro contexto venezolano.

En consecuencia, ante una situación de pobreza, la misma sociedad nos ha hecho pensar y creer que una forma de escapar a esa realidad es a través del estudio y que un título conducirá a un puesto de trabajo y a un consecuente cambio de status o estrato social, sin embargo, encontramos evidencias en muchos países incluyendo a Venezuela donde este supuesto de que los niveles de pobreza disminuirán a medida que aumente el nivel educativo en calidad y cantidad de personas “educadas” no es una realidad.

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Al respecto, en el documento Panorama Social de América Latina 2007 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), organismo de las Naciones Unidas, se afirma que en el cuatrienio (2003-2007) se ha registrado el mayor crecimiento del producto interno bruto (PIB) por habitante desde los años setenta y, que esta tendencia continuará en el 2008, lo que completaría cinco años consecutivos con un crecimiento del PIB por habitante superior al 3% anual; de esta manera se ha logrado avanzar en la reducción de la pobreza, ha disminuido el desempleo y en algunos países ha mejorado la distribución del ingreso. Aún la desigualdad socioeconómica sigue siendo extremadamente alta y el gasto social, que creció ostensiblemente en la década pasada, ha tendido a estabilizarse en relación con el PIB y aún no basta para cubrir las necesidades sociales.

Según el precitado documento, para el año 2006, un 36,5% de la población de la región se encontraba en situación de pobreza. Por su parte, la extrema pobreza o indigencia abarcaba a un 13,4% de la población. Así, el total de pobres alcanzaba los 194 millones de personas, de las cuales 71 millones eran indigentes. Con respecto al año 2005, en términos del volumen de población, las cifras revelan que 15 millones de personas salieron de la pobreza y que 10 millones dejaron de ser indigentes. Por lo tanto, la región se encuentra bien encaminada en su compromiso de disminuir a la mitad en el año 2015 la pobreza extrema vigente en 1990, meta comprometida en el primer objetivo de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas.

Por otra parte, los datos presentados en el informe Panorama Social 2012, presentado por la CEPAL en el mes de Noviembre próximo pasado en Santiago de Chile reflejan que desde finales de 2010 hasta el término del 2011, el promedio de hogares pobres en América Latina bajó de 29,4% a 28,8%, mientras que la indigencia mostró un descenso de 12,1% a 11.5%, con perspectivas de lograr este año un descenso adicional. Incluso en números absolutos, se parte de que hace 2 años se contaban 176 millones de personas pobres en la región y 2012 cerró con 167 millones, lo que implica que 9 millones salieron de la pobreza en el transcurso de dos años.

En lo que respecta a nuestro país afirma que la República Bolivariana de Venezuela registró un leve incremento en sus tasas de pobreza

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e indigencia, de 1,7 y 1,0 puntos porcentuales respectivamente. El precitado informe advierte que entre 2010 y 2011 el porcentaje de hogares venezolanos cuyos ingresos no cubren la canasta básica, pasó de 27,8% a 29,5%. Igual ocurrió con el indicador de indigencia o pobreza extrema, de tal manera que la proporción de familias cuyas asignaciones monetarias no alcanzan para atender los gastos de alimentación, varió de 10,7% a 11,7% del total de hogares venezolanos.

Sin embargo, las cifras ofrecidas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) reflejan otra realidad; afirman que la pobreza y la pobreza extrema en el país han venido descendiendo ubicándose para el año 2011, en 27,4% y 7,3% de los hogares venezolanos respectivamente.

Más allá de la discrepancia en las cifras de los diversos informes, la superación del flagelo de la pobreza en nuestro país, es una tarea urgente ya que, este fenómeno presenta múltiples facetas, las cuales dan origen a diversas patologías sociales que afectan la calidad de vida de todos los venezolanos. De lograr reducir los índices de pobreza, se estará logrando en parte las metas de Desarrollo del Milenio, entre las cuales se encuentran erradicar la pobreza extrema y universalizar la educación básica en el año 2015; metas suscritas por Venezuela en el marco de la cumbre realizada en Nueva York, en Septiembre del 2002, la cual contó con la participación de 189 jefes de Estado y de Gobierno.

Por último, se observan en la región múltiples brechas psicosociales que separan a los grupos más vulnerables de los más acomodados, lo que amenaza la cohesión social. Para avanzar en la superación de la pobreza y en la cohesión social, se requieren políticas multidimensionales que incluyan intervenciones tendientes a crear las oportunidades necesarias para que los más vulnerables tengan mayores expectativas de movilidad social, incrementen su confianza en las instituciones, se sientan más incluidos y participen más activamente en las decisiones que inciden en su calidad de vida.

Esa calidad de vida está inexorablemente ligada a la educación, considerando que la educación es un categoría sociológica que no sólo se relaciona con la actividad referida a los aprendizajes escolares

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sino con el saber social que se da fuera de las aulas y que ayuda al desempeño del ser humano dentro de la sociedad epocal que le ha correspondido vivir.

Para Ugas (2003:23), ese saber social se sostiene más por hábitos que por un ejercicio de reflexión produciendo acciones y reproduciendo prácticas que generan históricamente formas de percibir, pensar, hacer y sentir que por fuerza normativa, al ser interiorizadas se asumen y reproducen como algo natural. Estas formas de actuar y de hacer las cosas podemos observarlas en la conducta propia de algunas clases desposeídas quienes la transmiten de generación en generación, constituyendo un círculo muy difícil de romper.

Al respecto, el documento de la CEPAL 2007:s/n, afirma:

…los escasos ingresos de las familias pobres se relacionan, entre otros factores, con el bajo capital humano de sus miembros activos. Esto se vincula con sus pocas oportunidades de empleo y plantea otro círculo vicioso: por una parte, quienes viven en hogares pobres tienen una formación laboral deficiente y acceden a trabajos precarios; por otra, los niños y jóvenes de estos hogares tienen pocas oportunidades para educarse y capacitarse, carecen de capital social y acceden a ocupaciones de baja productividad, si es que logran emplearse.

El citado documento afirma que existe una profunda segregación escolar en los estudiantes que habitan en los países más pobres de América latina, a la que se asocia también una oferta educativa altamente segmentada, lo que redunda en grandes diferencias de desempeño. En este sentido, plantea la necesidad de rediseñar las políticas educativas para que enfrenten activamente el problema de la desigualdad social, con medidas afirmativas que compensen las desventajas de los estudiantes más pobres y mejoren la calidad de los procesos de aprendizaje, aminorando la fuerte estratificación que persiste en los sistemas educativos.

Lo cierto es que hasta el momento, las teorías económicas, los estudios de los científicos sociales y los planes gubernamentales no pueden explicar en profundidad el fenómeno de la pobreza y su relación con el tipo de educación que se imparte, si esto no fuese

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cierto tendríamos resuelto el problema actuando en consecuencia en los diferentes contextos donde se presenta esa situación de privación.

Por otra parte, diversos organismos nacionales e internacionales como la UNESCO, la ONU, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de desarrollo estudian estos fenómenos sociales, pero, el problema permanece y, según Moreno (2006:39): “…el pobre sigue allí, y los pobres siguen transitando las aulas escolares y salen de ellas y vuelven a su estado de pobreza, transmitiendo de generación a generación ese “modo de vida” asumida y aceptada como inalterable”.

Aun aceptando la afirmación anterior, creemos que la única salida válida y admisible para romper los círculos de la pobreza es a través de la educación pero, una educación con un currículum diferente donde predominen las áreas de la educación para el trabajo donde el egresado tenga una alta probabilidad de ingresar al campo laboral; es obvio que para que ese ingreso esté disponible se hace necesario que el Estado implemente una serie de políticas de desarrollo económico y social, aunado a las estrategias laborales ajustadas a los contextos socioculturales, teniendo en cuenta que un país es un sistema y por lo tanto todo está interconectado o interrelacionado.

Esas interrelaciones van más allá de lo nacional, al respecto Wisband, (1989) citado por Moreno (2006), afirma que es necesario crear una pedagogía que haga entender la economía mundial y la política económica de las naciones. Se debe eliminar el mal concepto de las razones o causas lineales que predicen todo, ya que en economía no es fácil acceder a esa linealidad causal. Insiste en que la política económica y el desarrollo tienen una relativa autonomía, estadal y nacional, ya que siempre se relaciona con factores externos, del mercado mundial que rompe las barreras de las fronteras.

Según el documento, Panorama social de América Latina 2007 de la CEPAL, los Estados han realizado importantes esfuerzos en el área educativa, elevando el gasto público en educación en forma sostenida; los organismos internacionales han propuesto orientaciones que han sido acordadas mediante diversos instrumentos jurídicos y cumbres mundiales y regionales que han sugerido el establecimiento de metas concretas en plazos determinados. Muchas de estas metas

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están en vías de cumplirse, pero estos avances no han logrado superar el desafío de contrarrestar en forma significativa el efecto de las grandes desigualdades de la estructura social sobre los sistemas educativos, lo que se ha puesto en evidencia con el auge del problema de la calidad educativa, ligado al éxito de masificación del acceso a la educación y aumento de la capacidad de retención de los educandos.

En la proporción a que los sistemas educacionales se masifican y se brinda acceso educativo a una mayor cantidad de jóvenes y niños de distintos estratos económicos, se supone que se sientan las bases para transitar hacia sociedades más meritocráticas; el nivel de bienestar que alcanza cada individuo pasa a depender principalmente de sus propios esfuerzos y opciones, y no tanto de características propias de su situación de origen. Sin embargo, aún en un contexto de masificación del acceso educativo, el origen socioeconómico sigue siendo relevante para explicar gran parte de las diferencias observadas en la progresión y conclusión educativa.

A medida en que se completa la educación secundaria, aumentan las probabilidades de movilidad social, pero sucede al mismo tiempo que ésta disminuye su valor relativo con la masificación, produciéndose una devaluación educativa, puesto que abarcan conocimientos y habilidades que se vuelven comunes en el mercado de trabajo.

Con el objeto de aliviar estas situaciones de pobreza en el país, el gobierno nacional ha implementado una serie de mecanismos o estrategias dirigidas a los más pobres entre las que destacan las llamadas misiones entre ellas la misión educativa Robinsón I y II, misión Mercal, Barrio Adentro, misión Sucre, Vuelvan Caras y otras, las cuales han ejercido un impacto aparentemente momentáneo sobre la situación de pobreza en el país, lo que sí se puede afirmar es que para un desarrollo sustentable estas misiones deben acompañarse de diversas acciones que vayan más allá de las soluciones efímeras para que pueda decirse que ayudan a modificar los niveles educativos y su relación con la disminución de la pobreza en el país.

En atención a De Pablos y Lima (2006:72), es importante hacer referencia a que:

… a través de la revisión de la literatura muy relacionada a realizaciones de investigaciones previas y pertinentes a la

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relación entre pobreza y educación en el contexto nacional, existen escasos datos e informaciones concluyentes que permitan expresar de manera definitiva si la misma es una consecuencia de la otra…

En este sentido, afirmar que la educación formal es necesaria para que la pobreza sea superada, es una cuestión que requiere de un serio estudio y de una amplia revisión para poder así comprender hasta qué punto la afirmación “sin educación, hay pobreza” es cierta y válida, o buscar explicaciones para comprender si la pobreza sólo se subordina a la educación.

Entender la educación como la panacea de los múltiples problemas que aquejan el mundo, es entender claramente que sin la injerencia de ésta no es posible un mundo mejor. Una sociedad cada vez más humana, con mejores condiciones de vida que redunden en modos de vida sanos y saludables es uno de los requisitos y requerimientos que trae consigo la educación, aquella proveniente de la escuela cuya organización, visión y misión esté comprometida directamente con satisfacer las necesidades y requerimientos de cada uno de los sujetos/integrantes del órgano social.

Aquí precisamente, es donde hay que buscar las implicaciones socioculturales y político-económicas que trae consigo una acción educativa formal e informal óptima, efectiva y de calidad deseada. Sin embargo, como lo advierte Pedrique (2005:73)

… el alcance de las bondades de la escuela tanto tradicional como la nueva llegan hasta los predios de una esfera sociocultural privilegiada, puesto que es evidente que hay prosecución escolar progresiva en estratos sociales con ingresos económicos considerados altos y esta condición permite efectivamente cubrir las necesidades y demandas de los estudios universitarios.

Varios análisis de organismos internacionales (CEPAL, 2004), (UNESCO, 2007) entre otros, han dado a entender que uno de los factores que más ha provocado pobreza en el mundo ha sido el de las guerras, las cuales han dejado devastadas zonas que actualmente

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sufren de extrema pobreza. Otros factores generadores de pobreza son los desastres naturales; América Latina en enero y febrero del 2010 sufrió la devastación de su país más pobre (Haití) y uno de los más ricos (Chile) a causa de terremotos. Este fenómeno natural, junto a un tsunami ha ocurrido recientemente el 11 de Marzo del 2011 en otro continente, específicamente en Japón trayendo devastadoras e impredecibles consecuencias, siendo en estos momentos el control de la contaminación radiactiva producida por la central nuclear japonesa de Fukushima uno de los problemas más emergentes.

Junto con las Naciones Unidas, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial y la Unión Europea brindaron apoyo básico al gobierno de Haití después del terremoto para determinar la magnitud de los daños materiales, las pérdidas económicas y las necesidades de recuperación humana.

A los efectos de paliar esta situación, según el informe del Banco Mundial (2010) anunció que le suministraría 479 millones de dólares para apoyar la recuperación y el desarrollo de Haití hasta Junio del 2011.

El plan para reducir la pobreza en el Continente Americano llamado Red Interamericana de Protección Social de la OEA (2009), afirma que en América Latina 184 millones de personas viven en la pobreza y 72 millones de ellas en la indigencia. Entre 2003 y 2008 los niveles de pobreza en América Latina bajaron de 44% a 33%; pero a pesar de ello unos 70 millones de personas en la región pasan hambre en la actualidad. El 30% de la población del continente vive en la pobreza y 13% en condiciones de pobreza extrema.

La multidimensionalidad, hace referencia a diversos conjuntos de rasgos asociados a la pobreza, en el plano político, económico y social tales como la insatisfacción generalizada de las necesidades básicas materiales o “infraconsumo”, deficiencias de capital humano reflejadas en bajos niveles de educación, de salud y nutrición; acceso insuficiente a los medios para superar estas carencias, fundamentalmente un empleo estable y bien remunerado y los servicios sociales que el estado proporciona, escaso poder político, pues en su mayoría los pobres participan pasivamente, fundamentalmente como votantes; la “cultura de la pobreza”, ya que el permanecer en esta situación de no participación y de

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carencias materiales genera una situación de aislamiento, apatía y frustración. Esta situación por lo general se transmite de generación en generación, produciendo un círculo de difícil ruptura.

Otra arista asociada a la pobreza, es la Indefensión jurídica, la cual se manifiesta con particular fuerza entre los grupos de escasos recursos. Las barreras culturales y el escaso poder político impiden que se haga uso efectivo de los recursos disponibles para la defensa frente a violaciones de sus derechos.

Por otra parte, la necesidad de ayuda externa es fundamental, teniendo en cuenta que la pobreza puede convertirse en un círculo vicioso por ejemplo, el estado nutricional de una persona pobre influye en el nivel educativo alcanzable y esto limita la posibilidad de incorporarse a determinado puesto de trabajo. De la misma forma el nivel educativo alcanzado influye en la calidad de su nutrición y en consecuencia el estado futuro de su salud. De este círculo transmitido de generación en generación es prácticamente imposible de salir sin ayuda externa.

La vulnerabilidad se refiere a cualquier variación en el contexto interno o externo, la pérdida del empleo, la variación en cantidad y calidad de los servicios públicos o acontecimientos familiares como la enfermedad o la ruptura de la pareja rompen el frágil equilibrio que les permitía sobrevivir, sumergiendo a las familias en condiciones de mayor severidad y más difícil salida.

En ese mismo orden de ideas, la heterogeneidad constituye un rasgo característico de la condición de pobreza ya que, no toda la población pobre reúne el mismo conjunto de carencias y por lo tanto sus opciones, estrategias y respuestas son también diversas. Como resultado, los diferentes tipos de pobreza requieren políticas de diferente índole.

En consecuencia, se puede afirmar que la pobreza es un factor dinámico que afecta la cultura nacional y crea una subcultura por sí misma. En concordancia con Lewis (1961), Ocampo (2006:117) sostiene que,

El entorno sociocultural de cada sociedad ya sea ésta industrializada o no, es constantemente nutrido con los

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aportes de un sistema educativo organizado con el propósito de ayudar a establecer los requerimientos y necesidades del hombre, de las familias, de las instituciones sociales, culturales, religiosas, políticas y económicas. Así, es comprensible de entender que hay una correspondencia directa entre efectividad de los sistemas educativos y calidad de vida caracterizada de calidad deseada, pues la acción educativa propia de sistemas formales de educación está orientada a la preparación de una fuerza de trabajo cada vez más especializada la cual ayuda poderosamente a dinamizar las instituciones propias de cada sociedad que juntas dan fisonomía y armonía a las sociedades.

Por otra parte, Rodríguez (1989), sostiene que el estudio de las condiciones subjetivas de la pobreza es un factor imprescindible para el entendimiento global del problema y dejarlo de lado conduce a comprensiones parciales del fenómeno. Advierte que las condiciones sociales externas se transforman en estructura psíquica, adquiriendo de esa manera status independiente de la realidad entendida como instancia ajena al sujeto. Afirma el autor que a través de los mecanismos de introyección y proyección se establece una dinámica dialéctica entre “mundo interno” y “mundo externo” y es en este espacio transicional donde se desarrollan los aspectos más oscuros y complicados de la vida en la pobreza y que, por lo tanto, el estudio de la pobreza necesita incluir las vivencias del sujeto inmerso en una situación de marginalidad y escasez de recursos.

En opinión de la Investigadora, la pobreza aunque es relativa de acuerdo al contexto donde se sitúa, siempre estará relacionada con un bajo capital humano (educación y salud entre otros) teniendo como consecuencia debilidades en el ser humano para insertarse en el mundo de oportunidades que se presume la sociedad debe facilitar.

Dicha sociedad ha construido la educación como un proceso que satisface necesidades humanas importantes, por cuanto permite responder a demandas de subsistencia, de participación en la vida social, económica, cultural y política, de autorrealización, de creación, de entendimiento mutuo con las demás personas, entre

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otras, pero las respuestas a tales demandas están aún pendientes en la mayoría de los países en vías de desarrollo.

La educación es una condición indispensable, aunque no suficiente por sí sola, para el desarrollo y mejoramiento de la calidad de vida; por lo tanto, las políticas en este campo deben asegurar, como lo plantea el reporte de la Comisión Internacional sobre Educación para el siglo XXI (UNESCO, 1998), los objetivos de la calidad y la equidad, lo cual se vincula con profundos cambios socio estructurales y con el problema de la justicia social. Dicho reporte considera que las transformaciones necesarias han de fundamentarse en tres funciones principales a ser potenciadas por la educación: la adquisición, actualización y utilización de los conocimientos.

Se considera que al potenciar estas funciones de la educación, se estaría ayudando, en especial a los estratos más vulnerables de la sociedad a obtener o conquistar la capacidad o la habilidad del ser humano para insertarse en un entorno social cada vez más exigente en cuanto al desempeño laboral y profesional.

Respecto a lo anterior, cualquiera de las cumbres internacionales para el desarrollo, concluye con objetivos loables y deseables en pro de políticas que consigan activar a los pobres para facilitarles su inclusión social y proporcionarles acceso a todo tipo de mercados. Por otra parte, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional condicionan la concesión de nuevos créditos a proyectos de desarrollo a la elaboración de un documento de estrategia de lucha contra la pobreza definidos como Development Environment Level Proyect (Proyecto de Desarrollo de Niveles Ambientales, con sus siglas en inglés D.E.L.P.) según los cánones establecidos por estas instituciones; asimismo, la Unión Europea basa también en los DELP sus programas quinquenales de ayuda al desarrollo en África, el Caribe y los países del Sudeste asiático.

Los DELP, ponen especial énfasis en la inversión educativa como mecanismo de lucha contra la pobreza y como vía a mediano plazo para romper la reproducción de la pobreza intergeneracional y proporcionar igualdad de oportunidades a la ciudadanía.Según Bonal y otros (2002:2):

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Theodore Shultz nos reveló en 1960 que la educación es más inversión que consumo, y que si se gasta bien en educación las consecuencias sobre la productividad laboral y los ingresos pueden ser muy positivos. Asimismo, la educación es también ventajosa a nivel colectivo, puesto que hace aumentar la renta nacional y la competitividad, contribuye al cuidado del medio ambiente o reduce los índices de criminalidad. A ello hay que añadir otros aspectos menos tangibles sobre los que diferentes autores han insistido recientemente, como son los efectos positivos de la educación sobre la cohesión social, el buen funcionamiento de las instituciones y la cultura democrática.

En ese orden de ideas, se puede afirmar que al potenciar el proceso educativo, se obtiene una multiplicidad de beneficios tangibles e intangibles, tanto a nivel individual como a nivel del colectivo; dentro de esos bienes palpables se ubican los beneficios laborales que contribuyen a mejorar la situación de privación presentada por millones de seres humanos en el planeta tierra. Para Torres (2000:2):

El acceso a la educación empeora o, por lo menos, ya no mejora en el mundo, a menos que mejore la situación socioeconómica de las familias…el pobre falta, el que falta se atrasa, y al que se atrasa el sistema escolar no lo espera, repite el que no rinde en la escuela rígida, implacable que no está pensada para el que se enferma, el que debe ausentarse temporalmente, el que trabaja, el que cuida a sus hermanos menores, no tiene apoyo en casa con las tareas escolares, y a veces ni siquiera una familia o un hogar. Repite el que le cuesta prestar atención en clase pues tiene el estómago vacío.

Sin ahondar en explicaciones insustanciales de causa y efecto, no puede ignorarse que el analfabetismo y/o el analfabetismo funcional son factores que potencian la pobreza o la pobreza extrema, con las nefastas consecuencias que se derivan de dicha condición. Al referir pobreza necesariamente se alude al concepto de clases o estratos sociales.

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En Venezuela, se convive con la pobreza a diario y en los últimos años afecta a amplios sectores de la población venezolana; grandes masas de la continúan excluidas de las condiciones mínimas de bienestar prometidas una y otra vez por los políticos de turno, quienes no se concentran en los verdaderos problemas sociales y en especial de los estratos sociales más deprimidos.

Al parecer, no hay un aprovechamiento racional de conocimientos, y esto de una u otra manera repercute de manera negativa en generar mecanismos y estrategias que permitan superar las crisis de diversa índole potenciadoras de la pobreza cada vez más creciente. Sobre la base de los argumentos precedentes en referencia a la relación Educación-Pobreza (REP), interesa destacar que el estudio de la misma se debe asumir desde una visión transcompleja, donde por una parte se sostiene la necesidad de ser abordada desde la convergencia de varias disciplinas tales como la sociología, la economía, la historia, la geografía, la antropología, la psicología y la educación, y por la otra, desde una visión compleja, donde no es posible su abordaje desde enfoques reduccionistas o parcelados, sino como un todo integrado, multidimensional e indeterminado.

Por otra parte la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, vigente, en su artículo 102 hace alusión a que la educación es un derecho humano y un deber social que tiene entre otras, la finalidad de desarrollar el potencial del hombre y su participación en los procesos de transformación social. La Ley Orgánica de Educación vigente, en su artículo 4 establece la educación como derecho humano y deber social orientada al desarrollo del potencial creativo de cada ser humano, constituyendo el eje central de la creación, transmisión y reproducción de las diversas manifestaciones y valores culturales, invenciones, expresiones, representaciones y características propias para apreciar, asumir y transformar la realidad. La ley de universidades en su artículo Nº 145 expresa que la enseñanza estará dirigida a la formación y capacitación del alumno para una función útil a la sociedad.

En cuanto al proyecto nacional Simón Bolívar del Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, referido al desarrollo económico y social de la nación 2007-2013 denominado Primer Plan Socialista (2007:9) afirma que la suprema felicidad social es la visión de largo plazo que tiene como punto de partida la

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construcción de una estructura social incluyente, formando una nueva sociedad de incluidos, un nuevo modelo social, productivo, socialista, humanista, endógeno, donde todos vivamos en similares condiciones.

Establece el precitado documento que la estructura social de Venezuela está en proceso de transición hacia una formación económica social más incluyente, porque el gobierno está implementando, especialmente con las misiones, un proceso de inclusión social masivo y acelerado, financiado por la nueva forma de utilizar la renta petrolera, lo que ha permitido avanzar en la cobertura y la universalización en la satisfacción de necesidades de identidad, alimentación, salud, educación, vivienda y empleo; entre sus objetivos pretende reducir la miseria a cero y acelerar la disminución de la pobreza.

Es de hacer notar que en la medida en que se ponga en práctica este articulado, todo lo establecido en las normativas referidas al proceso enseñanza-aprendizaje, a los derechos humanos y en la teoría de estos documentos, en esa medida mejorará la calidad de vida de los venezolanos y en consecuencia, la situación de pobreza que padecen miles de seres humanos en nuestro país.

La pobreza no se expresa solamente en los aspectos socio-políticos de la sociedad, es una situación compleja que interviene en la dinámica psico-social y de convivencia de la cotidianidad. Se puede constatar que nuestro país subdesarrollado y con amplias posibilidades no ha sabido aprovechar los grandes recursos de los cuales disponemos y por lo tanto, graves problemas se han perpetuado y agudizado con el transcurso del tiempo.

Cuando se habla de complejidad o de enfoque complejo de una situación dada, se refiere a una condición real que no puede ser entendida de una manera lineal uniforme. La realidad es muy heterogénea y disímil para ser explicada con teorías simples, aunque estas teorías simples sirven para explicar parcelas de la misma realidad. La teoría de la complejidad pretende entender el mundo a partir de redes e interrelaciones.

En este contexto y en concordancia con Morin, se puede afirmar que el pensamiento complejo propone en su diálogo, un camino (método)

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donde se ponen a prueba ciertas estrategias que tendrán frutos o no en ese caminar dialógico.

Respecto a lo anterior Morín (2003:39), afirma: “Así, toda la sociedad y la cultura están presentes en tanto que “todo” en el conocimiento y en los espíritus cognoscentes. Presente en el mito comunitario, consustancial a él, la organización del Estado-nación también está presente en la organización universitaria y tecno burocrática de la ciencia”.

Proyectando lo anteriormente expuesto, al ámbito particular de este trabajo, interesa significar que los fenómenos de la pobreza y de la educación representan instancias complejas, puesto que es imposible advertir a priori que el determinismo entre los elementos intervinientes que repercuten de una u otra manera esté circunscrito en una u otra dimensión, donde cualquiera de ellas sea la protagonista directa del fenómeno.

El fenómeno de la pobreza comprende una vasta red de relaciones recíprocas con dimensiones que competen con los aspectos de índole sociocultural, económico, político, geográfico e histórico. Al decir de Ortiz (2004:78),

… los rasgos socioculturales y económicos de las comunidades eminentemente pobres potencian el cercenamiento a la educación formal de los integrantes del núcleo familiar, y esto a su vez ayuda a coartar las oportunidades de acceso a centros de formación académico especializados y encargados de preparar a la fuerza productiva que redundará en satisfacer requerimientos del aparato productivo y de sustento a las familias. Sin embargo, es notorio apreciar que la pobreza es un fenómeno “abrazador” y destructor de cualquier intento por superarla, obstaculiza deseos, aspiraciones y expectativas trayendo consigo la tan nefasta “desesperanza ante la vida.

Siendo la Pobreza un fenómeno multidimensional, no se considera pertinente establecer relaciones causa-efecto con respecto a la Educación, por tanto se hace necesario estudiar la relación pobreza-educación desde diversos ángulos, con una visión compleja y transdisciplinaria. La transdisciplina abarca las

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interrelaciones y reciprocidades entre las diferentes disciplinas al interior de un sistema, permitiendo enlaces y eliminando fronteras o barreras entre las mismas. Al respecto, argumenta Balza (2010:87) que,

El prisma transdisciplinario de las ciencias comporta una disolución de fronteras en el encuentro con la realidad, pero también supone integración recursiva de múltiples saberes provenientes de distintos campos no necesariamente académicos, es decir, de los colectivos sociales, culturales, productivos y/o comunitarios, los cuales nutren las bases de los nuevos mapas cognitivos transdisciplinarios, siempre en elaboración.

El desarrollo de cualquier investigación social respecto a la pobreza debe estar permeada en todas y cada una de sus partes por los elementos y procesos que identifican el prenombrado constructo de la transdisciplinariedad, teniendo en consideración que diversas áreas de las ciencias sociales están imbricadas o tocan tangencialmente la relación educación-pobreza.

La transdisciplina, luego, se concibe como un cambio cultural, una reforma del pensamiento que implica un replanteo total y profundo de los procesos de investigación, nuevas visiones y formas de pensar y actuar que puedan generar conocimiento complejo de los problemas de la sociedad y sus probables maneras de solucionarlos. Luego, poner en práctica el concepto transcomplejo, lleva a pensar en la deconstrucción de los conocimientos y dar origen a una nueva perspectiva.

Para Schavino y Villegas (2006:26), el paradigma integrador transcomplejo como fundamento de la investigación en las ciencias sociales, surge en el contexto postmodernista marcado por el relativismo cultural y como una necesidad ante la diversidad de formas de conocimientos parciales, sociales e históricos.

Con base a las ideas anteriores se puede afirmar que el pensamiento transcomplejizador de la realidad abre nuevos caminos hacia un mundo complejo en el cual, se internalizan distintas cotas de la realidad para lograr una percepción totalizadora de las mismas,

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donde las ideas, las creencias y los valores pueden configurar la conciencia de un hombre para el bien propio y el de la sociedad.

Es necesario asumir una visión multidisciplinar y compleja de la relación educación-pobreza desde los entes rectores de las políticas públicas hasta los entes más pequeños que trabajan e investigan para elevar la calidad educativa en los diferentes niveles y para reducir los índices de pobreza en los variados escenarios donde está presente este fenómeno y, como consecuencia mejorar la calidad de vida de las personas. A tal efecto, a la luz de la teoría de Edgar Morín, es posible realizar una mirada transdisciplinaria en su doble acepción como más allá de las disciplinas y unir lo que parece disjunto en el contexto cultural, filosófico, educativo, económico, político, ético, sociológico e histórico social.

Siguiendo a Schavino (2010), es necesaria la idea de unidad, renunciar al individualismo para fortalecer el colectivo, este principio que la precitada autora llama sinergia, es totalmente aplicable en el contexto de mejorar la calidad de la educación, disminución de la pobreza y obtener mejor calidad de vida para todos.

Reflexiones para seguir repensando la relación educación y pobreza

Es imperioso tomar en consideración otros elementos asociados a la pobreza que van más allá de su vertiente material; los aspectos afectivos y normativos son de vital importancia para comprender las consecuencias de la pobreza sobre la familia e indagar sus repercusiones en la educación del grupo familiar. No se deben ignorar las condiciones indispensables para que la inversión educativa sea efectiva, presuponiendo que determinada inversión aplicará del mismo modo y generará los mismos efectos en cualquier situación social, económica o cultural.

La revisión curricular permanente, acorde con la dinámica actual y el contexto social es un tema invaluable y urgente en la búsqueda de alcanzar los propósitos de la educación en cuanto permita lograr competencias y habilidades de manera que el ser humano logre insertarse en el campo laboral y superar las condiciones adversas a las cuales se encuentre sometida.

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La reafirmación de los valores en cada etapa educativa es un tema permanente y su abordaje amerita ser obligatorio, ya que los mismos regirán la conducta presente y futura de los individuos. Las estrategias y planes del Estado en cuanto a la educación y al derecho al trabajo no pueden estar divorciados de la realidad del país, es necesario que las mismas sean abordadas bajo un enfoque transcomplejo y de esta manera, aliviar y transformar la realidad social y por ende del ser humano. La transcomplejidad se entiende como un nuevo paradigma viable para la investigación en las ciencias sociales, que abre caminos hacia un mundo complejo, marcado por el relativismo cultural y una realidad cambiante donde se encuentra sumida esa relación pobreza-educación.

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GLADyS DíAz DE LÓpEz: Doctora en Ciencias de la Educación, Magister en Educación: Administración

y Supervisión de la Educación, Especialista en Gerencia Pública y Docencia para Educación Superior.

Diplomado en Educación para la Salud. Abogada. Profesora Asociada: Facultad de Ciencias de la Salud

(U.C.). [email protected]