plaguisidas naturales

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En los cultivos para autoabastecerse de sabrosas flores, el tiempo es un factor tenido en cuenta y determinante en casos de ansias desmesuradas por saber cuando se hará la cosecha y se harán humo los frutos. Este factor es también importante en los niveles de toxicidad de los insecticidas si no se respetan las dosis y lapsos aconsejados entre aplicaciones. Etimológicamente hablando, la palabra insecticida, significa que mata los insectos. Encontrar la fórmula de un buen insecticida que mate de igual forma a escarabajos, moscas, arácnidos o destruya los gusanos y caracoles, que impida el desarrollo de las orugas y que sea inocuo igualmente para los árboles como para las plantaciones de huertas y cereales, es lo mismo que la utopia del elíxir de la larga vida. En relación a los niveles de toxicidad de los insecticidas en sus componentes , algunos resultan ser elevados. Tal es el caso de los compuestos con Dicofol o Kelthane, (acaricida organoclorado de contacto moderadamente tóxico) que fueron retirados del mercado. Estos compuestos se acumulan en los tejidos adiposos, cerebrales y hepáticos; es tóxico para el hígado, los riñones y el sistema nervioso. Además, provoca arterioesclerosis, hipertensión y lesiones severas en la piel. Es cancerígeno, fetotóxico y mutagénico, con efectos disruptores en el sistema reproductivo y endocrino. Otro tipo de tóxicos, moderadamente peligrosos, como Dimetotato, se utilizan en productos que erradican plagas comunes en las plantaciones de cannabis, como la araña roja, trips, pulgones y minadores de hoja. Los insecticidas sistémicos tienen la propiedad de ser absorbidos por las hojas, ingresa a la salvia la cual, al ser succionada, envenena al insecto. El inconveniente de estos insecticidas es que suelen ser muy tóxicos para los humanos o animales, y por ello no pueden utilizarse más que en plantas industriales y en frutales, siguiendo estrictamente las normas dadas en las etiquetas, como aplicar guantes, mantener lejos de los niños y enjuagarse bien las manos luego de su uso. Algunos fabricantes de estos insecticidas recomiendan no utilizarlos en interiores.

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Hiervas plaguisidas

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Page 1: Plaguisidas naturales

En los cultivos para autoabastecerse de sabrosas flores, el tiempo es un factor tenido en cuenta y determinante en casos de ansias desmesuradas por saber cuando se hará la cosecha y se harán humo los frutos. Este factor es también importante en los niveles de toxicidad de los insecticidas si no se respetan las dosis y lapsos aconsejados entre aplicaciones. Etimológicamente hablando, la palabra insecticida, significa que mata los insectos. Encontrar la fórmula de un buen insecticida que mate de igual forma a escarabajos, moscas, arácnidos o destruya los gusanos y caracoles, que impida el desarrollo de las orugas y que sea inocuo igualmente para los árboles como para las plantaciones de huertas y cereales, es lo mismo que la utopia del elíxir de la larga vida.

En relación a los niveles de toxicidad de los insecticidas en sus componentes, algunos resultan ser elevados. Tal es el caso de los compuestos con Dicofol o Kelthane, (acaricida organoclorado de contacto moderadamente tóxico) que fueron retirados del mercado. Estos compuestos se acumulan en los tejidos adiposos, cerebrales y hepáticos; es tóxico para el hígado, los riñones y el sistema nervioso. Además, provoca arterioesclerosis, hipertensión y lesiones severas en la piel. Es cancerígeno, fetotóxico y mutagénico, con efectos disruptores en el sistema reproductivo y endocrino. Otro tipo de tóxicos, moderadamente peligrosos, como Dimetotato, se utilizan en productos que erradican plagas comunes en las plantaciones de cannabis, como la araña roja, trips, pulgones y minadores de hoja.

Los insecticidas sistémicos  tienen la propiedad de ser absorbidos por las hojas, ingresa a la salvia la cual, al ser succionada, envenena al insecto. El inconveniente de estos insecticidas es que suelen ser muy tóxicos para los humanos o animales, y por ello no pueden utilizarse más que en plantas industriales y en frutales, siguiendo estrictamente las normas dadas en las etiquetas, como aplicar guantes, mantener lejos de los niños y enjuagarse bien las manos luego de su uso. Algunos fabricantes de estos insecticidas recomiendan no utilizarlos en interiores. El lapso que tiene que transcurrir entre la última aplicación de un fitosanitario en el cultivo y la cosecha del mismo se lo denomina "tiempo de carencia". Se aconseja no aplicar químicos 20 días antes del corte, para no consumir el efecto residual en el cual permanece activo el fitosanitario después de la aplicación, conservando las propiedades tóxicas.

Durante los estadíos vegetativos iniciales de las plantas, en el tratamiento de prevención se opta por insecticidas químicos, hay que diluir la concentración del compuesto teniendo en cuenta a la planta a la que se le aplicará y en que estadío se encuentra. Un tratamiento preemergencia en las primeras semanas no debe ser muy agresivo, si la dosis preparada para aplicar de forma foliar es muy concentrada aumenta la fitotoxicidad, daño producido por algún ingrediente químico del fitosanitario, ocasionando quemaduras en las hojas.

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Para no lidiar con el cuidado y riesgos de los tóxicos químicos, una alternativa para combatir las plagas son los métodos orgánicos y naturales, tal es el caso de la Tierra de diatomeas, es una roca sedimentaria silícea formada por fósiles de diatomeas y algas marinas, la ingestión de partículas de sílice causa lesiones en el tubo digestivo de los insectos y la fijación sobre el cuerpo les causa también daños que implican su muerte por deshidratación. Se pulveriza sobre las plantas hasta el punto de goteo, una capa blanca adherida a las hojas será el resultado visible. Hay que tener en cuenta en los cultivos de exterior que las lluvias lavan las aplicaciones de la tierra de diatomeas.

Otro conocido es el derivado del árbol de Neem en forma de aceite, su principal extracto "Azadirachtin" actúa como antialimentario, inhibidor de crecimiento, prolongando las etapas inmaduras y ocasionando la muerte. Disminuye la fecundidad y la oviposición, aunque no funciona como tóxico sino que interviene en los procesos químicos y fisiológicos de los insectos.

La ayuda que brinda la integración de otras especies de plantas para la contención y repulsión de futuras plagas es muy útil. Muchas variedades son de uso popular y accesible en viveros. A continuación una nómina de algunas variedades y sus beneficios:

Lavanda: Sus flores ahuyentan la polilla del armario y es una planta melífera (dulce), atrae a los insectos beneficiosos como la Crisopa (carnívora), la cual se alimenta de arañas rojas, pulgones, trips, minadores de hojas, cochinillas, mosca blanca, huevos de mariposa, etc.

Ajo: Protege a la mayoría de las plantas de gran cantidad de plagas y enfermedades. Los ajos previenen la podredumbre gris (Botrytis). Repele al escarabajo japonés. Junto al rosal previene el Oidio. Ahuyenta ratas, ratones y topillos.

Albahaca: Principios activos: linalol, estregol y leneol. Atrae a las abejas. Se planta para repeler la mosca blanca de las tomateras.

Salvia: Principios activos: borneol, cineol y tuyona. Planta melífera, rechaza la mosca blanca de diferentes cultivos, plagas y otros insectos voladores.

Ortiga: Principios activos: serotonina histamina y filosterina. Acelera la descomposición de materia orgánica para la formación del compost con el cual se estimula el crecimiento de las plantas, controla orugas y pulgones.

Menta: Principios activos: mentol, felandreno, menteno. Se utiliza para controlar hormigas.

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Cuando las plagas nos resisten el tratamiento inicial y entramos en los ciclos de flora, el tratamiento debe ser dirigido, un combate mano a mano, hoja a hoja literalmente por preservar las flores de los insectos y sus daños. Las partes bajas de las ramificaciones, ramas de muy poca producción a futuro, suelen ser colonia de plagas, una poda controlada en esta zona reducir, el aumento de población, que el aire circule por debajo de las plantas beneficiará también a la superficie del sustrato donde es común la aparición de insectos.

Aquellos que de lujo usan un aire acondicionado en cultivos de interior pueden dar fe que las plagas no se multiplican de forma desmesurada cuando las variaciones térmicas son constantes y no drásticas de sequedad a humedad excesiva. Las temperaturas y humedades son factores que permiten la aparición y proliferación de bichos, según los problemas de ambiente surge la plaga. En los cultivos de interior se prueba que las plantas ya atacadas, por ejemplo, con la araña roja, colocándolas en el baño e inundando de vapor el lugar. Las arañas aborrecen el frío y la humedad, se instalan en el envés de la hoja alimentándose del jugo celular de la capa superficial de la misma (chupa la salvia de la planta). Aparecen de inmediato unas manchas claras sobre el haz y envés de la hoja que definitivamente hace que la hoja se torne completamente amarilla, excepto los nervios, y se seque y muera. Estos daños son irreversibles. La araña roja es muy resistente y por consiguiente difícil de combatir, debido a que existen tres hembras por macho originando una elevada producción. Son resistentes mutando con facilidad de una generación a otra.

Otro accesorio son los señuelos cromáticos, estos cartones de color amarillo con adherencia es uno de los más eficaces para controlar moscas y voladores. Los cultivos que se ven más afectados por estos insectos muestran daños que se ocasionan cuando la mosca se instala en el envés de la hoja hospedante y tanto en estado adulto como larvario, comienzan a nutrirse de ella deteriorando el crecimiento de la misma. Debido a su facilidad para desplazarse de una planta a otra, e introducir su aparato bucal, llega a transmitir enfermedades víricas e incluso por su excremento, que forma una lámina pegajosa y produce el desarrollo de hongos.

El viento y sus corrientes también dificultan la aparición de plagas, en exterior es un factor natural pero en los interiores la falta de aire en movimiento sobre el cultivo y los pozos de calor producidos por las lámparas son condiciones a mejorar para evitar la invasión.

A favor tendremos que si el tratamiento que utilicemos perdura hasta el momento de respetar el Tiempo de carencia, la planta no se detendrá ni retrasará en su ciclo vital por defenderse de un eventual ataque, e incluso la plaga no tendrá el tiempo necesario para colonizar los capullos y "mandarnos a la B" la cosecha.

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Los métodos para la protección natural de cultivos deben seguir vigentes a pesar de que el mercado ofrece una variedad de productos muy amplia. La protección natural de cultivos reduce el riesgo de la resistencia en los insectos, tiene menos consecuencias letales para los enemigos naturales, reduce la aparición de plagas secundarias, es menos nocivo para el hombre y no ocasiona daños en el medio ambiente.

Fuente: Revista Haze Nº5 Para mas información consultá: SoloCultivos