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Programa de Español Sr. Jossean Santiago

Pimpo, el avión feliz

Pimpo había nacido para ser feliz. Gozaba volando entre las nubes blancas, y reía

alegremente cada vez que lo hacía. Parecía como si las nubes le hicieran cosquillas al

pasar entre ellas.

Pimpo, el avión feliz

Hacía toda clase de piruetas en el aire. Giraba y giraba como un trompo. ¡Y nunca se mareaba!

Pimpo, el avión feliz

El Sol le observaba gozozo y sonriente. El astro rey disfrutaba al ver a Pimpo pasar veloz frente a sus rayos.

Pimpo, el avión feliz

Una tarde, en una de sus volteretas por los aires, Pimpo se topó con una nubecita blanca. La nubecita lucía muy triste.

Pimpo, el avión feliz

Al verla tan triste, Pimpo le preguntó: -¿Qué te sucede, amiga nube? ¿Por qué estás tan apenada?

Pimpo, el avión feliz

-Verás, Pimpo- le contestó la nubecita. ¡Es que no puedo hacer llover! Todas mis amigas lo hacen,

menos yo.

Pimpo, el avión feliz

Pimpo, preocupado, fue a consultar al astro rey. -¡Hola, amigo Sol! ¿Puedes ayudarme?

Pimpo, el avión feliz

¡Hola, Pimpo! ¡Cuánto me alegro de verte! ¿Qué puedo hacer por ti, amigo?

Pimpo, el avión feliz

Pimpo le explicó al Sol el problema de la nubecita. -…y la nubecita está muy acongojada porque no

puede hacer llover.

Pimpo, el avión feliz

-Tengo una brillante idea que hará posible que nuestra amiga nubecita pueda hacer llover- dijo el

Sol, muy contento.

¿Qué se le habrá ocurrido al Señor Sol?

Pimpo, el avión feliz

El Sol se dirigió al mar. Allí brilló con toda la fuerza de que era capaz.

Pimpo, el avión feliz

La temperatura del agua subió tanto y tanto que comenzó a evaporarse.

Pimpo, el avión feliz

Lentamente, el vapor de agua fue subiendo hacia las nubes.

Pimpo, el avión feliz

La pequeña nube se llenó de vapor de agua y creció y creció.

Pimpo, el avión feliz

Tan llena se puso que ya no pudo aguantar más y…

Pimpo, el avión feliz

La nubecita llovió, y llovió y llovió hasta que el mar se desbordó.