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    Tema 49.- La Novela Picaresca. - 1 -

    Proyecto Aula, http://lenguayliteratura.orgAutora: Palmira Pgina 1

    Tema 49: La Novela en los Siglos de Oro. El Lazarillo de Tor

    mes. La Novela Picaresca.

    Al estudiar la prosa narrativa de los siglos de oro, nos encontramos con la dificultad de hallar sus

    lmites respecto de la prosa didctica y doctrinal. Segn Prieto, esto se debe a que la novela, desde

    sus orgenes, se ha caracterizado por su tendencia a la permeabilidad; es un gnero abierto. Adems,

    durante los siglos XVI y XVII, el trmino novela, remite a la novella italiana, relato breve, y lo que

    hoy entendemos por novela se llamaba historia, libro o tratado.

    La narrativa renacentista, nace en el reinado de los Reyes Catlicos, en pleno siglo XV, al igual

    que la picaresca nace en el siglo XVI y se desarrolla en el XVII. Segn Ferreras, el inicio de la novela

    moderna se halla en el surgimiento del individualismo del siglo XV. La historia de la novela del Rena

    cimiento comienza en el siglo anterior con la aparicin de la novela amatoria y la primera edicin de

    La Celestina.

    La novela es el gnero burgus por excelencia. Parece lgico, por tanto, que alcance su mayora

    de edad en el Renacimiento, poca en que se disputan los favores del pblico buen nmero de mo

    dalidades. Por otra parte, se siguen leyendo algunas obras medievales del siglo XV, especialmente la

    Crcel de amorde Diego de San Pedro y Grisel y Mirabella de Juan de Flores, y gozan de xito las

    novelas de caballeras, revitalizadas a principios de siglo con la publicacin del Amads de Gaula y

    que tendrn una prolfica sucesin en la poca que estudiamos.

    Puede sorprender el tirn que en el arranque de los tiempos modernos tienen estos libros quesustentan los ideales aristocrticos de etapas anteriores. Sabemos que interesaban mucho incluso a

    personajes de alta alcurnia y elevado nivel cultural, empezando por el propio emperador y su corte.

    Chevalier apunta la posibilidad de que atrajeran a los caballeros, que constituan la inmensa mayora

    de la masa lectora, porque encontraban en sus pginas modelos de valor y cortesa, pero sobre todo

    porque reflejaban una sociedad que era la suya, oculta slo bajo un leve disfraz. En definitiva, les

    ofrecan una visin idealizada y halagea de la sociedad aristocrtica. Posiblemente, la nobleza

    empezaba a sentir nostalgia de la aventura, que cada vez tena menos cabida en una existencia cor

    tesana y carente de emociones fuertes. Las novelas de caballeras eran el smbolo de un pasado enque este grupo social gozaba de mayor independencia. A medida que se va adaptando a su nueva

    situacin, decrece el xito del gnero.

    El siglo XVII es el momento clave para la creacin de la novela moderna, es decir, la realista y si

    colgica. Con Miguel de Cervantes alcanza su plenitud la tendencia al realismo que, en un sentido

    amplio del trmino, se perfila ya en el Lazarillo de Tormes.

    La narrativa barroca hereda y transforma de manera radical las modalidades procedentes del si

    glo XVI. En esa evolucin tienen un papel destacadsimo, aunque de distinto calado, tres narradores:

    el ya mencionado Miguel de Cervantes, Mateo Alemn y Francisco de Quevedo.

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    Tema 49: La Novela Picaresca. - 2 -

    La novela pastoril

    Pese al xito que la acompaa en Italia, tarda ms de medio siglo en entrar en Espaa. Su mo

    mento de esplendor, durante la segunda mitad del siglo XVI, coincide con la decadencia de las nove

    las de caballeras, si bien nunca llega a alcanzar tan altas cotas de popularidad. Frente a ellas, se

    caracteriza por el tempo lento de la accin y la delectacin morosa en el anlisis de los sentimientos.

    Su fama se prolonga en los primeros aos del siglo XVII. Vanse los estudios de AvalleArce yLpez

    Estrada

    La tradicin buclica, que arranca de Virgilio, arraiga en la poesa renacentista, con la idealizacin

    del mundo natural y de los pastores. La novela pastoril se inscribe en la misma lnea de las glogas de

    Garcilaso, quintaesencia de ese arte refinado y convencional. Cuenta con modelos italianos de tan

    alta calidad esttica como el Ninfale dAmeto de Boccaccio y la Arcadia de Sannazaro.

    Hay en este tipo de narraciones dos elementos capitales que se funden en uno solo: el paisaje y

    el intimismo. La naturaleza, presentada bajo una apariencia idlica e irreal, como un remanso de paz

    y felicidad, es el escenario inseparable de las desventuras amorosas del pastor, que se identifica con

    ella. Ambos estn sometidos a un mismo proceso de estilizacin idealizante. Dentro de este marco lo

    que se nos ofrece no son inslitas aventuras, sino el anlisis de la intimidad. Frente a la accin, priva

    el mundo interior. La visin dinmica que nos ofrece la novela de caballeras es sustituida por una

    actitud esttica y contemplativa.

    Desde las primeras muestras se opta por mezclar el verso y la prosa. Se insertan en la trama fbu

    las mitolgicas, que el autor trata de acompasar con el estado de nimo de los personajes. El estilo

    es afectado y cae en la sintaxis latinizante, circunstancias que, sin duda, restan modernidad al gne

    ro. Su mismo carcter convencional va en detrimento de la vivacidad y expresividad. Aun as, gusta

    ron mucho al pblico lector, que debi de verse atrado por la elegancia y distincin del relato, as

    como por la suavidad y melancola de los sentimientos reflejados en l.

    A pesar de que la novela pastoril se inscribe en la corriente del amor platnico y suele presentar

    historias en las que no triunfa el pecado, fue objeto de una dura persecucin por parte de los mora

    listas, que censuraban su delectacin en el anlisis de las vivencias amorosas.

    La obra que inaugura propiamente el gnero en la pennsula es Los siete libros de la Diana (1558

    1559) del portugus Jorge de Montemayor. Antes su compatriota Bernardim Ribeiro haba publicado

    Menina e mota, pero es una obra que est a medio camino entre el mundo caballeresco y el bucli

    co.

    La Diana se convierte en un modelo indiscutible para todos sus seguidores. No producen obras

    de inters, salvo la Diana enamorada (1564) de Gaspar Gil Polo, que supera en algunos aspectos a la

    novela de Montemayor, a cuya trama, que haba quedado en suspenso, proporciona un desenlace,

    partiendo de una concepcin del amor totalmente opuesta que rechaza la pasin desenfrenada de

    su antecesora. Ya en un momento en que el gnero ha entrado en decadencia, nos encontramos con

    El pastor de Flida (1582) de Luis Glvez de Montalvo.

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    Tema 49.- La Novela Picaresca. - 3 -

    Proyecto Aula, http://lenguayliteratura.orgAutora: Palmira Pgina 3

    En el proceso evolutivo de este gnero, el mundo buclico va perdiendo autonoma y se convier

    te en mero estuche que alberga los versos que el poeta no se atreve a publicar en solitario, o se

    contagia de las tcnicas de observacin de la realidad y de construccin del relato de la novela corte

    sana. El mayor influjo de Sannazaro trae consigo una ornamentacin tupida, una prosa sobrecar

    gada de eptetos en sustitucin de los antiguos contenidos. Por otra parte, se abre a la trascenden

    cia religiosa, con lo que pierde por completo su identidad y se coloca en la rbita de Tasso. Las

    ltimas novelas pastoriles famosas, aunque son de autores barrocos, datan de finales del siglo XVI:

    La Galatea (1585) de Cervantes, la Arcadia (1599) de Lope de Vega, la obra ms reeditada del autor.

    El gnero se seguir cultivando en la nueva centuria: Siglo de Oro en las selvas de Erfile (1608) de

    Bernardo de Balbuena, Cintia de Aranjuez (1629) de Gabriel del Corral... Lope traslad con xito el

    molde pastoril a los asuntos sacros en Pastores de Beln (1612), que contiene, como la Arcadia, una

    magnfica antologa lrica.

    La novela morisca

    Este gnero renacentista, al igual que los llamados romances moriscos, se caracteriza por su

    maurofilia e idealizacin. Narra, con mayor o menor fidelidad, sucesos histricos relativos a las lu

    chas fronterizas entre moros y cristianos. Como es natural, el autor altera los episodios o aade todo

    lo que sirve a su intencin esttica. Los personajes son un dechado de perfecciones, prototipo de

    belleza, nobleza y valor, cualidades que se exaltan en todo momento.

    Las dos obras ms representativas son Historia del Abencerraje Abindarrez y de la hermosa Jari

    fa, de autor desconocido, de la que existen cuatro versiones distintas, y la Historia de los bandos de Zegres y Abencerrajes (1595), ms conocida con el ttulo de Guerras civiles de Granada, de Gins

    Prez de Hita. Tambin merece ser destacada La historia de Ozmn y Daraja, que se inserta en el

    captulo VIII del libro primero del Guzmn de Alfarache de Mateo Alemn.

    La novela italiana

    En el siglo XVI se desarrolla el gusto por los relatos breves que sirven de entretenimiento y se dan

    algunos intentos de adaptacin y refundicin de las obras italianas de Boccaccio, Giraldi Cintio, Ban

    dello, Straparola y Sachetti. Destaca entre los iniciadores el valenciano Juan de Timoneda, que enrealidad no es propiamente un creador, sino que se limita a recopilar cuentos ajenos. Su mayor mri

    to es el haber difundido ampliamente este gnero literario a travs de sus colecciones: el Patrauelo

    (1565), Sobremesa y alivio de caminantes (1569) y El buen aviso y Poriacuentos.

    Habr que esperar al Barroco para que se consiga la definitiva incorporacin de este gnero a

    nuestras letras.

    Con la publicacin de las Novelas ejemplares (1613) se inaugura en Espaa un gnero fecundsi

    mo que hasta entonces no haba tenido en nuestro suelo un autor que supiera imprimirle un sello

    personal: la novela corta italiana de ambiente cortesano. Estamos en el punto en que la palabra

    novela desplaza definitivamente a cuento.

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    Tema 49: La Novela Picaresca. - 4 -

    Si bien el influjo de Cervantes posibilita la existencia de una fabulacin autctona, sus continua

    dores no aprovechan enteramente las posibilidades que en su obra se vislumbran. Se acogen a lo

    ms externo y superficial; no se imita el mundo complejo de los personajes y la stira mordaz de la

    sociedad de su tiempo que vemos en Rinconete y Cortadillo o en El coloquio de los perros, sino las

    aventuras intrincadas, regidas por el azar, que caracterizan a las piezas ms endebles de la coleccin

    cervantina.

    Naturalmente, pesa mucho el influjo de los grandes novellieri italianos: Boccaccio, Bandello, Stra

    parola, Cinthio..., que haban sido cumplidamente traducidos en Espaa. Cada uno de ellos aporta un

    rasgo peculiar de su estilo hasta conformar el relato conciso, de recreacin histrica y costumbrista,

    y de finalidad moralizante, cuya esttica, preceptiva y difusin han estudiado Ameza y Laspras. A

    veces los autores espaoles toman de sus modelos las lneas generales de la trama argumental y

    algunas situaciones.

    El escenario en que se desarrollan estos relatos breves suelen ser grandes ciudades. Los persona

    jes pertenecen, por lo general, a las clases altas: son damas y caballeros de vida ociosa, que cultivan

    el galanteo.

    El concepto esencial que rige toda la arquitectura novelesca es el amor. La mujer deja de ser un

    objeto inerte, pasivo, que constituye un bello trofeo para el vencedor, y pasa a intervenir de una

    forma ms activa en la peripecia amorosa, tal y como haca en la comedia. En la sociedad del siglo

    XVII las costumbres se han flexibilizado en alguna medida e impera una menor austeridad en las

    relaciones entre damas y caballeros. El tono, habitualmente desenvuelto, raya a veces en la procaci

    dad.Junto a las damas y galanes, protagonistas de excepcin en torno a los cuales gira toda la trama

    argumental, pululan otros tipos que se mueven en su mismo ambiente: escribanos, corchetes, sol

    dados, hidalgos, criados... Se advierte la ausencia en estas novelas, ms refinadas y sensuales, de los

    individuos de baja estofa: mendigos, tahres...

    A una con el amor, reina en ellas otro sentimiento esencial: el honor, fiel reflejo de la sociedad

    que lo sustenta. El orgullo del linaje, la honra familiar pasan a ocupar un lugar destacado, as como la

    dignidad de las propias acciones.

    En buena medida, la novela cortesana se ha contagiado de los lances y figuras de la comedia. Losprotagonistas tienen la apostura incontingente de los galanes y damas, aunque el desenlace sea

    trgico en muchas ms ocasiones que en el teatro, y una desenvoltura y libertad de costumbres

    infinitamente superior.

    A pesar de la gran dosis de fantasa novelesca que hay entre sus ingredientes, constituyen en

    buena medida un documento social de inters. Ameza llega a decir que son la historia moral de su

    poca. Ciertamente, nos permiten acceder a los hbitos, gustos, ideas y prejuicios de un mbito

    social concreto. El pacifismo barroco forjado por Felipe III da ocasin a que estos autores, lejos de los

    vaivenes blicos, se dediquen a observar con mirada crtica el entorno que los rodea. No hay que

    negar; sin embargo, que en la novela cortesana predominan el artificio y la convencin.

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    Proyecto Aula, http://lenguayliteratura.orgAutora: Palmira Pgina 5

    Destacan, entre otros cultivadores, Gonzalo de Cspedes y Meneses (Historias peregrinas y

    ejemplares, 1623), Juan Prez de Montalbn (Sucesos y prodigios de amor, 1624), Alonso de Casti

    llo Solrzano(Tardes entretenidas, 1625; Jornadas alegres, 1626; noches de placer, 1631, y Fies

    tas del jardn, 1634), Mara de Zayas y Sotomayor (Novelas amorosas y ejemplares, 1627;

    Desengaos amorosos, 1647)... Tambin se acercan a este gnero de moda autores como Lope de

    Vega (novelas a Marcia Leonarda, 16211624) o Tirso de Molina (los relatos incluidos en Los ciga

    rrales de Toledo, 1621, y Deleitar aprovechando, 1635).

    La novela bizantina

    Es redescubierta en el siglo XVI a travs de traducciones de los grandes clsicos del gnero que

    despiertan inters en toda Europa: Heliodoro, Aquiles Tacio, Jacobo Caviceo.

    Todas las obras tienen una serie de caractersticas comunes en su desarrollo argumental. Presen

    tan una sucesin de aventuras, las ms de las veces desquiciadas, que llevan consigo la separacin

    de los amantes o de los miembros de una familia, normalmente por obra de un naufragio o un rapto,

    y culminan en la anagnrisis final, con el reencuentro feliz. Otro tema muy habitual es el de las largas

    peregrinaciones por todo el mundo. Suelen ser relatos excesivamente complejos que renen los ms

    extraordinarios sucesos. En esta lnea se sitan Los amores de Clarea y de Florisea y trabajos de la sin

    ventura Isea (1552) de Alfonso Nez de Reinoso o La selva de aventuras (1565) de Jernimo de

    Contreras. Las obras ms notables del gnero se darn en el siglo XVII.

    El relato de viajes y aventuras compuesto sobre el modelo de Heliodoro tuvo un momento de au

    ge durante la edad barroca. Ello se debi a que atrajo la atencin de dos de los mayores ingenios dela poca: Lope de Vega (El peregrino en su patria, 1604) y Cervantes (Los trabajos de Persiles y Sigis

    munda, 1616). A stos siguieron un nutrido grupo de autores menores: Francisco de Quintana (Histo

    ria de Hiplito y Aminta, 1627), Enrique Surez de Mendoza (Eustorgio y Clorilene. Historia

    moscvica, 1629)...

    Estos relatos insertan elementos de otros gneros narrativos (pastoril, cortesano, incluso picares

    co) intercalan poesas, sustituyen la idea del azar por la de la providencia y propenden a la exaltacin

    nacionalista. Las reiteradas ediciones muestran su xito entre el pblico lector.

    La novela bizantina se desintegrar al convertir su estructura en sostn de alegoras didcticas ydoctrinales, y al imponerse la digresin al discurso argumental.

    El gnero celestinesco

    El tema, el ambiente y el estilo creados por Fernando de Rojas se desarrollaron en un conjunto de

    textos de la primera mitad del siglo XVI. Escritas en prosa, son piezas eminentemente realistas, a

    medio camino entre la narrativa y el drama, en las que pueden rastrearse las ms hondas races del

    lenguaje popular, si bien es cierto que a veces derivan hacia lo retrico y altisonante.

    Aunque coinciden en algunos aspectos con la Tragicomedia de Calisto y Melibea, su espritu es

    muy distinto. La intencin moralizante que se atribuye a Rojas falta en la mayor parte de las prolon

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    Tema 49: La Novela Picaresca. - 6 -

    gaciones, cuya finalidad esencial es el entretenimiento a travs de una serie de escenas desenfada

    das, al margen de todo prejuicio moral.

    Lamentablemente, ninguno de los imitadores logra aproximarse a la calidad esttica y densidad

    del original. Se encuentran con una frmula literaria ya elaborada que calcan con ms o menos for

    tuna. El mundo cerrado de los personajes de Rojas se sustituye por un panorama amplio y con rami

    ficaciones que abarca aspectos muy diversos de la realidad contempornea. Lo que se pierde en

    intensidad dramtica se gana en reflejo del ambiente.

    Lo marginal (personajes y peripecias secundarias) ampla su importancia a costa de la accin cen

    tral. El dramatis personae, tan ceido en el modelo, se ensancha para dar cabida a tipos y figuras que

    no siempre tienen una concreta funcionalidad dramtica; el autor trata de pintar ti n cuadro apica

    rado y se detiene morosamente en los aspectos que le parecen sugerentes, graciosos o pintorescos.

    Otro rasgo caracterstico es la stira contra los clrigos, centrada en los que llevan una vida inmo

    ral. No es de extraar que el gnero celestinesco, tras su florecimiento en la primera mitad del siglo,

    decaiga en el momento en que la Inquisicin se muestra ms vigilante contra las burlas y crticas a las

    jerarquas eclesisticas. La audacia y desenvoltura ertica de algunas escenas merecera tambin la

    reprobacin de censores y moralistas.

    Especial consideracin merecen las tres Celestinas, cuya afinidad con el original es ms patente:

    Segunda comedia de la Celestina (1534) de Feliciano de Silva, Tercera parte de la tragicomedia de

    Celestina (1536) de Gaspar Gmez de Toledo y Tragicomedia de Lisandro y Roselia, llamada Elicia

    ypor otro nombre cuarta obra y tercera Celestina (1542) de Sancho de Muino. Completan la serie la

    Comedia Tebaida, la Comedia Hiplita y la Comedia Serafina, annimas las tres, que se publicanjuntas en Valencia en 1521, la Tragedia Policiana (1547), la Comedia Florinea (1554) de Juan Rodr

    guez Florin, la Comedia Selvagia (1554) de Alonso de Villegas... Adems, los motivos y temas de La

    Celestina dejaron huellas en el teatro en verso de pie quebrado, al modo de Juan del Encina: Come

    dia Tesorina (1528?) de Jaime de Huete, Comedia Tidea (1550) de Francisco de las Natas, Auto lla

    mado Clarindo (1535?)...

    Caractersticas afines al gnero celestinesco presenta La lozana andaluza (1528) de Francisco De

    licado. Es una novela dialogada que por su desenfado y carencia de prejuicios supera con mucho a

    las restantes. Ofrece un magnfico retrato, lleno de vitalidad, de la Roma del Renacimiento, con susvicios y miserias. La accin gira en tomo a las relaciones sexuales de hombres y mujeres en un am

    biente de absoluta despreocupacin moral, en el que brilla la protagonista por su sensualidad y am

    bicin.

    El relato lucianesco

    Esta modalidad narrativa, constituida por una coleccin de casos satricos insertos en una levsi

    ma trama argumental, a menudo fantstica, lleva en s el germen destructor de la novela. Es, por

    definicin, la negacin del realismo psicolgico, por cuanto el protagonista acta como mero testigo

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    Tema 49.- La Novela Picaresca. - 7 -

    Proyecto Aula, http://lenguayliteratura.orgAutora: Palmira Pgina 7

    de los hechos, que conoce gracias a procedimientos mgicos, intervencin de diablos, alucinaciones,

    sueos...

    Si Cervantes es el creador, Quevedo es el destructor de las posibilidades de la novela como tal. Se

    inclina por unas tcnicas narrativas que van a triunfar de inmediato. Las estampas sueltas dan pie a

    toda clase de ingeniosidades conceptuosas y a la caricatura expresionista. Muestra una realidad

    desgarrada, monstruosamente deforme, pero viva y reconocible bajo la mscara grotesca. Los sue

    os, La hora de todos evidencian la renuncia a expresar intimidades o complejidades sicolgicas y

    su sustitucin por los retratos esperpnticos. La fantasa suple al realismo y se ofrece una perspecti

    va novedosa e irreal del entorno. La intencin del autor es moral: denunciar lacras sociales y repren

    der vicios. El producto literario es mucho ms: un alucinante ejercicio estilstico que condensa una

    amarga visin del mundo.

    Entre las producciones ms afortunadas se encuentran tambin Los antojos de mejor vista

    (1620?) de Rodrigo Fernndez de Ribera y El diablo Cojuelo (1641) de Luis Vlez de Guevara, hbrido

    de novela picaresca y relato lucianesco.

    Origen y rasgos de la novela picaresca.

    Suele considerarse que la publicacin del Lazarillo de Tormes en 1554 inicia uno de los gneros

    ms representativos de nuestra literatura del Siglo de Oro: la novela picaresca. Sin embargo, las

    diferencias abismales que median incluso entre esta primera muestra y la ms inmediata, Guzmn

    de Alfarache (1599 y 1604) de Mateo Alemn, han llevado a algunos estudiosos, como Alexander

    Parker, a negar la conexin entre el Lazarillo y sus sucesoras barrocas. Otros, con Fernando LzaroCarreter a la cabeza, proclaman, a pesar de los pesares, la existencia de una serie de rasgos comunes

    que definen al conjunto. Creemos que no hay duda de que el Lazarillo est en el origen del gnero,

    aunque no se pueden ignorar las enormes diferencias de concepcin que la separan del resto.

    Las caractersticas que pueden aislarse son las siguientes:

    FORMA AUTOBIOGRFICA. Salvo raras excepciones, siempre es el protagonista quien nos cuenta

    sus propias andanzas. Frente al hroe idealizado del libro de caballeras, aparece aqu un antihroe

    que ha de luchar por la subsistencia, cuyas miserias no tienen otro bigrafo que l mismo. De este

    modo, todo el relato est enfocado desde un nico punto de vista: el del pcaro, que nos da su versin particular, unilateral, de los hechos. Cuando llega a la madurez o a la vejez, vuelve la mirada

    atrs para contarnos su historia a la luz de la experiencia adquirida. La autobiografa es como el obje

    tivo de una cmara cinematogrfica, que enmarca y determina el ngulo de visin, impidiendo un

    dilogo real entre las fuerzas que intervienen en la accin novelesca.

    ORGENES DESHONROSOS. El protagonista aparece como vctima inocente de faltas que l no ha

    cometido. Sus padres pertenecen a los estratos ms bajos de la sociedad y son casi siempre ladro

    nes, brujas, prostitutas... Sobre el pcaro pesa una herencia nefasta, un pecado original. Desde el

    primer momento nos habla de estos antecedentes familiares para justificar su conducta.

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    Tema 49: La Novela Picaresca. - 8 -

    STIRA SOCIAL. La picaresca presenta la cara negra de una sociedad en la que el protagonista se

    siente marginado. Su condicin de mozo de muchos amos le permite acceder a la intimidad de indi

    viduos pertenecientes a los estamentos ms representativos y mostrarnos su mezquindad y bajeza.

    El carcter itinerante del relato el pcaro se desplaza sin parar de un sitio a otro ampla el abani

    co de posibilidades y facilita la crtica. En el Lazarillo es ms irnica que amarga, pero las novelas

    posteriores derivan hacia una stira mucho ms desgarrada.

    INTENCIN MORALIZANTE. En la picaresca se juega con un doble plano: el pecador arrepentido

    narra desde el presente su vida anterior. As se salva la contradiccin entre las malas acciones que

    comete y los comentarios edificantes que hace a cada paso; unas y otros pertenecen a secuencias

    temporales distintas. Ese cambio de actitud es esencial para la accin moralizante de la novela.

    ESTRUCTURA ABIERTA. La figura del pcaro es lo nico que da coherencia al relato. Este se com

    pone de una serie de escenas aisladas en las que intervienen personajes diversos y que se desarro

    llan en distintos puntos geogrficos. Solo quedan engarzadas por la presencia del protagonista. Son

    obras que pueden prolongarse o acortarse a voluntad; siempre es posible intercalar una nueva aven

    tura o, por el contrario, suprimirla.

    PERSONALIDAD DEL PCARO. Son factores esenciales la astucia y el ingenio, que le permiten so

    brevivir en circunstancias tan adversas. En los sucesores de Lzaro se acentan los rasgos negativos.

    Muchos de ellos son ladrones, tramposos, amigos de tretas y engaos..., pero rara vez llegan al

    homicidio; el propsito ejemplarizante del gnero impone sus limites. A pesar de que el pcaro es un

    marginado que mira a la colectividad con desprecio e irona, aspira a un ascenso social que invaria

    blemente se le niega.

    Lazarillo de Tormes

    FECHA DE COMPOSICIN Y PRIMERAS EDICIONES. Una de las muchas incgnitas que presenta La

    vida de Lazarillo de Tormes, y de .sus fortunas v adversidades es la de su fecha de composicin. Los

    intentos de determinarla se han apoyado en las referencias histricas que contiene, pero no resultan

    suficientemente claras. Partiendo de las alusiones a la expedicin de los Gelves y a las cortes cele

    bradas en Toledo, unos defienden una datacin temprana, en torno a 1525, mientras que otros cre

    en que se escribi poco antes de su impresin. Predomina el segundo criterio, con valedores tanilustres como Marcel Bataillon (que se retract de su postura anterior), Francisco Rico y Alberto

    Blecua. No faltan otras propuestas, como la de Jos Caso Gonzlez, que habla de la posibilidad de

    que la obra de 1554 sea reelaboracin de un texto anterior. Aunque no hay nada definitivo, parece

    que la datacin tarda cuadra mejor con el contexto social al que remite el libro. Adems, no resulta

    fcil admitir que una obra de estas caractersticas se mantuviera oculta mucho tiempo.

    Tampoco la fecha de impresin se ha podido fijar con absoluta certeza. Hasta hace poco se co

    nocan tres ediciones fechadas en 1554, que presentan muchas variantes entre s: las de Alcal de

    Henares, Burgos y Amberes. A ellas hay que aadir la recientemente descubierta de Medina del

    Campo, tambin de 1554. Se sabe de la existencia de una edicin anterior perdida, de la que deriva

    la de Burgos; de ella procedera otra igualmente perdida, de la que parten las de Alcal y Amberes.

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    Proyecto Aula, http://lenguayliteratura.orgAutora: Palmira Pgina 9

    Tanto una como otra datan de 1552 1553. En 1555 la obra se publica de nuevo, pero, al ser incluida

    en 1559 en el ndice de obras prohibidos de la Inquisicin, no vuelve a editarse hasta 1573.

    EL. AUTOR. El problema de la autora est tambin sin resolver. Se ha especulado mucho al res

    pecto, pero fallan pruebas definitivas. Las atribuciones ms convincentes que se han hecho desde el

    siglo XVI son: a fray Juan de Ortega, general de la orden de san Jernimo, al poeta Diego Hurtado de

    Mendoza, a Sebastin de Horozco y a Juan de Valds. La que ms prosper fue la de Hurtado de

    Mendoza, apoyada por Toms Tamayo de Vargas y Nicols Antonio, eruditos del siglo XVIII, no es

    raro encontrar ediciones decimonnicas en las que figura su nombre.

    Amrico Castro cree que el autor debi de ser un converso, ya que el planteamiento crtico de la

    novela parece propio de una actitud de oposicin. Tambin se ha dicho que deba de estar ligado a

    los crculos erasmistas, por sus ataques contra las malas costumbres y la falta de caridad del clero.

    ESTRUCTURA Y CONTENIDO. Ya en el prlogo se anuncia que se trata de un relato autobiogrfico

    en forma de carta, en el que el protagonista, desde el momento presente, cuando est casado y es

    pregonero de vinos en Toledo, va a contar su vida anterior. Toda la accin es, por tanto, retrospecti

    va.

    En opinin de Francisco Rico, la estructura de la obra est supeditada al famoso caso a que se

    alude en el prlogo, de cuyos detalles quiere enterarse la persona desconocida a la que Lzaro dirige

    su carta. Este caso no es otro que la deshonra del protagonista por las relaciones existentes entre

    su mujer y el arcipreste de San Salvador, que lo ha empujado al matrimonio. Todo lo que cuenta

    conducira a un fin: justificar ese ltimo episodio, cuando, paradjicamente, dice haber llegado a la

    cumbre de toda buena fortuna. Pero Vctor Garca de la Concha considera que es demasiada historia para algo tan insignificante. Afirma que el caso de que se habla es el conjunto de la vida de Lza

    ro, no una experiencia concreta. Despus de conocer sus mseras andanzas, no puede extraarnos

    que se muestre satisfecho de haber mejorado de posicin, aunque sea a costa de la propia honra.

    El Lazarillo se compone de un prlogo y siete tratados de muy desigual extensin. La mayor parte

    de la obra recoge las aventuras que el protagonista vive entre los doce y los catorce aos, que consti

    tuyen el fundamento de su personalidad y la justificacin de su trayectoria vital.

    Los tres primeros captulos, en los que sirve a un ciego, a un cura y a un escudero muerto de

    hambre, son mucho ms extensos y se recrean en todo tipo de detalles. Su estructura est bien trabada y en ellos se da un clmax ascendente: cada uno de sus amos le hace pasar ms hambre que el

    anterior. A partir de aqu, se rompe la unidad. El cuarto y el sexto contrastan bruscamente por su

    brevedad y esquematismo. En pocas palabras se resumen cinco aos de la vida del personaje. El

    desenlace en el sptimo es tambin muy rpido. El captulo quinto, en el que asistimos a los fraudu

    lentos manejos del buldero, es un elemento intermedio; Lzaro deja de ser protagonista para con

    vertirse en narrador de las escenas que contempla. Probablemente ese desfase se deba a que los

    nuevos episodios no aportan nada esencial a la evolucin psicolgica del protagonista; se ha consu

    mado ya el proceso de aprendizaje.

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    Tema 49: La Novela Picaresca. - 10 -

    REALISMO Y FOLCLORE. Es frecuente hablar del realismo del Lazarillo de Tormes, cuya finalidad

    sera ofrecer un fiel reflejo de la sociedad de su tiempo. No hay, por otra parte, lances inverosmiles;

    todo est perfectamente justificado y se ofrecen detalles muy precisos. Sin embargo, sabemos que

    muchos pasajes no se inspiran en la vida real, sino que refunden motivos literarios. Cabe preguntarse

    hasta qu punto se puede hablar de realismo en una obra que aprovecha toda clase de motivos

    folclricos, tanto en la caracterizacin de los personajes como en las peripecias argumentales. El

    mismo tipo del Lazarillo cuenta con una larga tradicin literaria.

    Se puede concluir que estamos ante una variante de novela realista que no se ajusta a los moldes

    del realismo decimonnico y que slo puede ser considerada como tal en la medida en que se con

    trapone a los gneros no realistas. Lo que s hace es situar a los personajes en un marco real y dotar

    al relato de tal coherencia y verosimilitud que parece la reconstruccin de una historia vivida.

    Aunque el autor se sirve de fuentes tradicionales, no hay duda de que la elaboracin artstica es

    suya. Con unos contenidos heredados crea una estructura completamente nueva y original.

    CARACTERIZACIN DE LOS PERSONAJES. Lzaro, que desde un principio se nos muestra poseedor

    de grandes dotes de observacin, ir aguzando su ingenio y discurriendo las tretas necesarias para

    poder sobrevivir. No es un pcaro maleado sino un pobre muchacho que no tiene ms medios que su

    propia inteligencia. Incluso es capaz de sentir compasin por uno de sus amos, el hidalgo, que une a

    su miseria la obligacin de fingir de cara a la galera.

    Como todos los pcaros, aspira al ascenso social y a salir del estado en que se encuentra. Se le

    presenta la ocasin y l la aprovecha Se nos revela as como un hombre prctico, insensible al qu

    dirn. No le interesan las apariencias mundanas, como se pone de manifiesto en la aceptacin de ladeshonra final y en las crticas que hace de la actitud del hidalgo. Pero s le importa la dignidad per

    sonal. Cuenta su vida para justificar su situacin, para demostrar que ha subido desde la nada.

    A diferencia del protagonista, los dems personajes reciben un tratamiento esquemtico, exclu

    sivamente caricaturesco. Son criaturas planas, sin evolucin, de las que conocemos un solo rasgo: el

    que Lzaro quiere destacar desde su punto de vista personal. Su caracterizacin est supeditada a la

    intencin satrica de la obra.

    LENGUA Y ESTILO. Teniendo en cuenta que es el propio Lzaro quien toma la palabra, resulta

    plenamente acertado el uso de un lenguaje coloquial, lleno de expresiones populares, de refranes ymodismos, que imita el habla cotidiana de la poca, incluso los descuidos e incorrecciones (cacofon

    as, anacolutos). Sin duda, lo ms artificioso ha sido dar a la obra esa apariencia de sencillez que tan

    bien cuadra con la humilde condicin de su protagonista.

    El autor se acoge a las leyes del decoro: los personajes se comportan y hablan de acuerdo con su

    estado social, origen y educacin. Sin embargo, el narradorprotagonista utiliza tambin vocablos y

    giros cultos, construye frases complejas y se sirve de recursos retricas cuidadosamente dispuestos:

    polisndetos, metforas, smiles, paradojas, anttesis, paralelismos... El autor deba de ser una perso

    na relativamente culta, como lo demuestran tambin algunas alusiones a las Sagradas Escrituras y a

    los clsicos (Plinio, Cicern, Ovidio) que se recogen a lo largo de la novela. Quede claro que esta eru

    dicin jams traspasa los lmites de lo conveniente ni desentona con la sencillez del conjunto.

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    Tema 49.- La Novela Picaresca. - 11 -

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    VALOR Y SENTIDO. La lectura del libro deja abierto un interrogante acerca de cul es la postura

    que adopta el autor. El final no puede ser ms ambiguo. Qu sucede? El novelista hace un desplan

    te a la sociedad demostrando que las ideas que la rigen son ridculas ya que pretende exigir que se

    preocupe de la honra mundana un individuo que ni siquiera tiene para comer? O bien se re de

    Lzaro cordialmente? Est claro que la respuesta depende de quin sea el autor y de su situacin

    personal. Quiz se d a un tiempo un desplante a la sociedad y una actitud irnica respecto al perso

    naje que preconiza una nueva forma de vida.

    Se ha sealado unnimemente su actitud crtica en relacin con la iglesia y sus ministros, cuya

    falta de caridad y mezquino materialismo figura en primer plano, motivo por el que se le ha vincula

    do a las esferas erasmistas. Cinco son los personajes a travs de los cuales se encauza, aunque con

    muy distinta intensidad, la stira antieclesistica: el clrigo avaro, reducido a la condicin de pura

    caricatura; el fraile de la Merced, el capelln y el arcipreste de San Salvador, de quienes se nos dicen

    muy pocas cosas, y el buldero, un farsante que no vacila en traicionar la buena fe de la gente senci

    lla, con tal de obtener beneficios. Es este un episodio clave que permite deducir que, si pueden pro

    ducirse situaciones de ese tipo, es porque la iglesia ha fomentado prcticas vanas y creencias

    superficiales. Resulta evidente que el tema religioso no surge por azar sino con la intencin de ahon

    dar en l y dar pie a la stira.

    La evolucin novela picaresca en el siglo XVII

    Mucho se ha discutido sobre el parentesco que existe entre el Lazarillo de Tormes, que inicia la

    corriente picaresca, y sus sucesoras barrocas. Los puntos extremos de la polmica los representanParker, que niega la conexin entre los dos grupos, y Lzaro Carreter, que critica duramente los pos

    tulados del anterior y proclama la vinculacin de la obrita annima y las novelas posteriores en fun

    cin de un conjunto de rasgos: autobiografa, estructura itinerante del relato..., que suelen conside

    rarse definidores del gnero. A nuestro entender, no cabe dudar de la filiacin de la novela picaresca

    barroca y su punto de origen en el Lazarillo, aunque no se pueden pasar por alto las enormes dife

    rencias de concepcin que median entre las unas y la otra.

    Hay un abismo incluso entre la primera novela y el Guzmn de Alfarache de Mateo Alemn (1

    parte: Madrid, 1599; 2: Lisboa, 1604), que es la ms prxima en el tiempo y en otros aspectos. ElLazarillo, como ha sealado Rico, se nos ofrece como pliego de descargo, ms o menos irnico, en

    tanto que la segunda es un atestado acusatorio que levanta el protagonista contra s mismo. La mo

    ralizacin directa y sermoneante de la obra de Alemn difiere tambin del tono de su antecesora.

    Ello no obstante, ambas recurren a la misma frmula estructural, autobiografa y relato itinerante, y

    presentan otros elementos comunes: visin satrica, propsito aleccionador, orgenes deshonrosos

    del protagonista, esfuerzos por superarlos, carrera hacia el ascenso social... Algunos de estos rasgos

    se irn perdiendo en la evolucin del gnero.

    Rico ha puesto de relieve el abismo que media entre el realismo psicolgico del Lazarillo y el

    Guzmn, yel calco formal que vemos en otros textos. La estructura autobiogrfica es algo integrado,

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    Tema 49: La Novela Picaresca. - 12 -

    perfectamente armnico en las dos primeras novelas, porque la voz que escuchamos es la del pcaro.

    En sus continuadoras omos la voz de su amo. La autobiografa se ha utilizado como mero sopor

    te convencional, como esqueleto del que colgar perifollos ms o menos vistosos, pero impertinentes

    o, en el mejor de los casos innecesarios La pcara Justina y El buscn son los dos ejemplos elegidos

    por Rico para demostrar su certera hiptesis.

    Al perderse el realismo psicolgico, sensu lato, la picaresca corre hacia la acumulacin de estam

    pas burlescas o satricas, que no contribuyen a crear ante los ojos del lector un personaje complejo,

    sino un testigoprotagonista de las diversas aventuras. En estas obras, cada peripecia se cierra sobre

    s misma; el autor busca la brillantez, el chiste, lo ingenioso, pero apenas tiene en cuenta a la criatura

    que acta. Es ste un factor desintegrador de la novela picaresca con el que casi se llega a su identifi

    cacin con el relato lucianesco. No hay en nuestras palabras propsito de desvalorizar las produccio

    nes posteriores al Guzmn (difcilmente se puede negar la genialidad de El buscn); slo subrayamos

    la prdida de un ingrediente fundamental.

    Quevedo es, naturalmente la figura clave en este proceso. El gran satrico estaba superiormente

    dotado para descubrir y describir lo grotesco y risible; por contra, careca de la ms elemental sim

    pata, de la ms mnima mota de comprensin y cario. Al coger en sus manos la estructura de la

    picaresca, va a cambiar su sentido y alcance. El buscn (obra juvenil, quiz redactada en 1604) tras

    forma el gnero y lo reconvierte en una sarta de tipos y escenas ridculos. Quevedo consigue con ello

    una obra maestra del expresionismo conceptista y sus contemporneos se van a esforzar en imitarla.

    Buen ejemplo es El diablo Cojuelo de Luis Vlez de Guevara, enteramente dentro de la estructura de

    la fantasa lucianesca.La prdida del realismo psicolgico puede llevar por otros derroteros. El inters se centra a veces

    en la realidad descrita, que ya no se utiliza para justificar las reacciones del protagonista; en ese

    caso, el relato deriva hacia el costumbrismo (Lazarillo de Manzanares, 1617, de Juan Corts de Tolo

    sa). Otras veces se asimila al gnero de aventuras (La vida de don Gregorio Guadaa, 1647, de Anto

    nio Enrquez Gmez) o incorpora elementos de la novela cortesana, como ocurre en las interesantes

    obras de Alonso de Castillo Solrzano (Aventuras del bachiller Trapaza, 1637; La gardua de Sevilla,

    1642).

    Otro de los cambios operados es lo que podra llamarse la santificacin del hroe. Tradicionalmente se viene admitiendo que uno de los rasgos esenciales de la picaresca es el reflejo del infra

    mundo de la delincuencia. Para Parker es el ms importante. En el Guzmn, la obra central del

    gnero, la funcin del pcaro como ser marginado que nos ofrece una leccin de moralidad a contra

    rio, est clara. Pero ese pcaro predicador se va a convertir en una buensima persona en la Vida del

    escudero Marcos de Obregn (1618) de Vicente Espinel, e incluso en un santurrn ms bien imperti

    nente e insufrible en Alonso, mozo de muchos amos (1624) de Jernimo de Alcal Ynez. En la prime

    ra se pierde tambin otro ingrediente capital, al dejar de describir los esfuerzos fracasados de una

    persona para huir del puesto al que lo condena su nacimiento. La deshonra inicial ha desaparecido y

    slo queda una vida inestable e itinerante, plagada de consejas y consejos.

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    Por otra parte, las novelas ambientadas en el mundo del hampa rehuyen o acortan la tcnica au

    tobiogrfica, por la incapacidad de sus autores para fundir al personaje narrador y al protagonista.

    Como puede observarse, el gnero picaresco resulta sumamente inestable. Es un rpido proceso

    de constitucin y disolucin.

    MATEO ALEMN Y EL GUZMN DE ALFARACHE.

    Mateo Alemn (Sevilla, 1547Mxico, d. de 161.5) es de origen converso, lo que quiz ayude a

    explicar la amargura y el resentimiento que rezuma su obra. Lleva una vida aventurera, acosada

    siempre por las dificultades econmicas. Tiene problemas con la justicia y va a la crcel ms de una

    vez. Su pesimismo vital se acenta con la conciencia de ser injustamente marginado.

    Publica la primera parte de su novela en 1599; la segunda aparecer en 1604. Recoge algunas de

    sus vivencias y reflexiones personales. Nos muestra un mundo hostil, en el que el nombre es el peor

    enemigo para sus semejantes; la vida aparece como una lucha sin cuartel en la que reinan el vicio y

    la falsedad.

    Como es propio de la picaresca, nos encontramos con una visin unilateral del mundo. Desde su

    situacin final (la condena a galeras), el protagonista cuenta sus aventuras y desventuras para tras

    mitir una enseanza al lector. Salta a la vista que la estructura de esta novela viene condicionada por

    su intencin ejemplarizante. La accin se ve continuamente interrumpida por digresiones y comen

    tarios morales, que no son simple relleno, sino ingredientes esenciales en los designios del autor.

    Hay, adems, gran cantidad de cuentecillos, ancdotas y parbolas, ajenos a la historia nuclear, que

    refuerzan las enseanzas. Lo didctico predomina sobre lo narrativo. Tambin se intercala algunanovela corta, a modo de parntesis puramente artstico, para dar un respiro a los lectores.

    En el Guzmn de Alfarache s se tiene en cuenta cmo evoluciona el personaje. Cada vivencia de

    ja huella en l y va sentando las bases de su devenir moral. Lo vemos avanzar hacia la degradacin,

    hasta que llega al punto en que emprende el camino del arrepentimiento. Hay, por tanto, una es

    tructura climtica ascendente y descendente.

    Encierra la obra una dura crtica que recae sobre personajes representativos de los diversos gru

    pos sociales. Pero, de forma un tanto contradictoria, el protagonista muestra una clara voluntad,

    siempre frustrada, de integracin en la sociedad que critica. El ritmo se desarrolla en un tempo lento,con expresin reconcentrada. El lenguaje es intenso, detallista, de lxico exuberante. Se advierte una

    considerable preocupacin estilstica y un alto grado de elaboracin de la prosa. Ofrece un complejo

    y riqusimo retrato del mundo barroco.

    La vida del buscn llamado don Pablos.

    Quevedo tiene en su haber una de las ms notables novelas picarescas: La vida del buscn llama

    do don Pablos (1626). Pese a la madurez del estilo, es una obra de juventud, que debi de escribirse

    en torno a 16031608. Durante el tiempo que discurri hasta su publicacin, circularon los manuscri

    tos, de los que han llegado hasta nosotros tres textos, conocidos con las siglas B (perteneci a don

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    Jos Bueno; actualmente en la Fundacin Lzaro Galdiano), C (catedral de Crdoba) y S (Santander,

    Biblioteca Menndez Pelayo). Pablo Jauralde mantiene que el nico texto genuino es el representa

    do por el manuscrito B, mientras que C y S son deturpaciones del mismo.

    Cuenta las aventuras del segoviano Pablos, hijo de un barbero ladrn y de una juda medio bruja.

    Entra al servicio de don Diego Coronel, al que acompaa en sus estudios. Clebre es el episodio en

    que amo y criado sufren los rigores del hambre bajo el pupilaje del domine Cabra. El protagonista

    intenta salir del ambiente en que se ha criado y conseguir una buena posicin social, pero fracasa y

    se inicia en el camino de la picarda. Tras una serie de aventuras desafortunadas, emigra a Amrica

    para mejorar su suerte. Tampoco all lograr su propsito.

    Lo ms interesante de la novela es su acabado estilo conceptista, ingenioso y demoledor, lleno de

    equvocos y sarcasmos crueles. Abundan las stiras, incluso contra la Inquisicin, y los personajes

    aparecen caricaturizados. Es una obra despiadada, en la que Quevedo se ensaa con sus criaturas,

    sin mostrar la menor comprensin ni solidaridad hacia ellas. No hay aqu ni rastro de realismo. Todo

    es excesivo, monstruosamente hiperblico. Pero s es evidente que el autor parte de una realidad

    muy concreta que somete a su ptica deformante. Ya hemos hablado antes del papel que desempe

    a en el proceso desintegrador que sigue el gnero picaresco.

    Aunque se han hecho distintas interpretaciones de El buscn, estamos de acuerdo con Fernando

    Lzaro Carreter en que se trata, ante todo, de una obra de ingenio. Lo que la define es la portentosa

    elaboracin de su verbo, la intensidad de la palabra, que atrae la atencin sobre s misma, la acu

    mulacin de pinceladas grotescas. Desprovista del ropaje formal, su contenido quedara reducido al

    de cualquier otro texto picaresco. Eso no impide reconocer que, tras el retorcimiento de la palabra,se oculta una amarga visin del mundo, un pesimismo radical.