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Análisis Crítico del Discurso PERSPECTIVAS LATINOAMERICANAS Leda Berardi COMPILADORA Prólogo de Teun A. van Dijk frasis editores [email protected] 18 Mar 2017

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Análisis Críticodel Discurso

PERSPECTIVAS LATINOAMERICANAS

Leda BerardiCOMPILADORA

•Prólogo de Teun A. van Dijk

frasise d i t o r e s

[email protected] 18 Mar 2017

PODER, DISCURSO Y SOCIEDAD, I

[email protected] 18 Mar 2017

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ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO

PERSPECTIVAS LATINOAMERICANAS

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Leda BerardiC O M P I L A C I Ó N

Análisis Crítico del DiscursoPERSPECTIVAS LATINOAMERICANAS

frasise d i t o r e s

[email protected] 18 Mar 2017

ANÁLISIS CRÍTICO DEL DISCURSO.PERSPECTIVAS LATINOAMERICANAS.

Primera edición: octubre de 2003.Primera reimpresión: marzo de 2005.

© Leda Berardi, 2003.Registro de propiedad intelectual Nº 135.879

ISBN 956-8170-05-7

© FRASIS editores, 2003.Coyancura 2270, Of. 801, Providencia, Santiago.

Fonofax (562) 2374106Email [email protected]

Edición al cuidado de Marco Antonio Coloma.Diseño de tapas e interiores: FRASIS editores

Impreso en Chile / Printed in Chile

Queda prohibida la reproducción total o parcial de este librosin permiso escrito de la editorial.

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Tabla de contenidos

Prólogopor Teun A. van Dijk ............................................................ 9

Introducción ........................................................................ 13

Análisis crítico del discurso e ideología de géneroen la Constitución brasileñapor Izabel Magalhães ............................................................. 15

Análisis crítico del discurso y representaciones sociales:un acercamiento a la comprensión de la culturapor Neyla Pardo Abril ............................................................ 43

La escena enunciativa en la prensapor Irene Fonte Zarabozo ....................................................... 65

Nuevos géneros discursivos en la política:el caso de Aló Presidentepor Adriana Bolívar ............................................................... 85

La identidad personal y social de los indigentesen su discurso. Un análisis crítico del discurso neoliberalen la Argentina y sus consecuenciaspor María Laura Pardo ......................................................... 109

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El Tratado de Libre Comercio (TLC) con EE.UU.en el discurso del Presidente Ricardo Lagospor Leda Berardi ................................................................... 125

Noticias sobre las autoras ...................................................... 145

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Con esta colección, Leda Berardi y otras prominentes autoras enel campo del Análisis del Discurso en América Latina, nos ofre-cen uno de los primeros libros sobre Análisis Crítico del Discursoen español (ACD). Me alegra ver que, además de las otras direc-ciones en los estudios del discurso, también se está arraigando unenfoque más crítico del discurso en América Latina. Tal vez, in-cluso más que en Europa o los Estados Unidos, el Análisis Críti-co del Discurso necesita desarrollarse en una región donde haymúltiples problemas sociales y políticos, como también lo mues-tran todos los artículos en esta colección.

En un comienzo, en América Latina y en el resto del mundo,el análisis del discurso se centró, principalmente, en la descrip-ción de la estructura de los textos y de las conversaciones o losprocesos psicológicos del discurso. No obstante, en la última dé-cada, nos hemos dado cuenta de que la lingüística y el análisis deldiscurso son, también, parte de las ciencias sociales y que necesi-tan legitimar su posición en la sociedad.

Más aún, se necesita también una descripción satisfactoria delas dimensiones del contexto social, político y cultural, para en-tender mejor las estructuras y funciones del discurso mismo. Ne-cesitamos identificar quién está hablando o escribiendo, para quién,cuándo, dónde, y por qué, para poder explicar las estructuras varia-bles, el estilo y las funciones del lenguaje en uso. La entonación,el uso de los pronombres, las estructuras sintácticas, tales como lavoz activa y pasiva, la selección del léxico, la elección de tópicos,las implicaturas, las presuposiciones, las metáforas y una gran can-

Prólogo

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tidad de otras estructuras del discurso, reflejan o ponen en acciónestructuras de situaciones sociales.

Y, a la inversa, muchos problemas fundamentales de la sociedadpueden ser estudiados también a través de sus manifestaciones yreproducciones en el discurso, como en el caso de la pobreza, elracismo, el sexismo, y otras formas de exclusión y marginalización.En efecto, el análisis del discurso detallado y fino puede revelarmuchos aspectos de la reproducción del poder —y retos al poder—que son imposibles o difíciles de estudiar con el uso de otros méto-dos o enfoques. Muchos de los ‘datos’ en las ciencias sociales, talescomo entrevistas, cuestionarios, encuestas y otros, se presentan en laforma de textos o de habla, y también se necesita un análisis deta-llado del discurso para analizarlos.

Muchas de las formas de dominación son discursivas, comoocurre en la mayoría de los abusos en la política, los medios decomunicación, las legislaciones, la educación y las ciencias. Y siqueremos conocer las creencias, las intenciones, las normas, losvalores y las ideologías de las personas y, en consecuencia, susrazones o motivaciones para actuar, generalmente necesitamos re-currir a métodos que estudian algunos tipos de discursos, como esel caso de las historias de vida y las entrevistas.

En resumen, el análisis del discurso está profundamente com-prometido con la sociedad y la sociedad está fundamentalmentepresente en el discurso. El Análisis Crítico del Discurso es unmovimiento internacional que puede verse como la respuesta aestas evaluaciones fundamentales acerca de las relaciones entre eldiscurso y la sociedad. Más que, por ejemplo, la sociolingüísticatradicional, el ACD no se limita a la forma en que el discurso esinfluenciado por las estructuras sociales, y cómo las estructurasdel discurso pueden afectar a la sociedad. El ACD va más allá delos estudios correlacionales y toma parte más activa en el análisisde, y en la lucha contra, la desigualdad social y la injusticia. Susanálisis son «críticos» en el sentido de que establecen prioridades,se concentran en problemas sociales reales (y no en «problemas»científicos solamente), denuncian las estrategias, a veces ocultas,de las élites poderosas, y proporcionan instrumentos para la resis-tencia. En este sentido, el ACD es una estrategia de solidaridadactiva con los sectores más desvalidos de la sociedad.

Puesto que los graves problemas sociales son, por definición,muy complejos, no es posible realizar análisis simplistas. A dife-

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rencia de los análisis «comunes», el ACD necesita proveer teoríasy métodos más explícitos, sistemáticos y, especialmente,multidisciplinarios que involucren e integren el análisis de lasestructuras del discurso, las estructuras cognitivas y las estructu-ras sociales.

Estos y muchos otros tópicos se discuten en las contribucionesa este libro. Mis colegas y amigas de mucho tiempo Leda Berardi,Adriana Bolívar, Irene Fonte, Izabel Magalhães, María Laura Par-do y Neyla Pardo, se encuentran entre las más prominentes analistasdel discurso en América Latina quienes, en sus respectivos países,así como internacionalmente, han hecho muchos aportes a este cam-po. Es un gran honor para mí felicitarlas por esta contribucióncolectiva al análisis crítico del discurso en la que cada una de ellasexamina un problema relevante en su propio país. Leda Berardianaliza los discursos del Presidente Lagos sobre el Tratado de Li-bre Comercio con los Estados Unidos, en Chile; Adriana Bolívar elprograma de televisión Aló Presidente del Presidente Chávez, enVenezuela; Irene Fonte la representación, en los medios, de losdiscursos del presidente Fox y otros, en México; Izabel Magalhãesla contribución de las mujeres al debate sobre la nueva Constitu-ción en Brasil; María Laura Pardo la representación de la pobrezaen los medios de Argentina; y Neyla Pardo la representación de laviolencia en Colombia.

Así, logramos una perspectiva de la reproducción discursivade asuntos tan importantes como la retórica presidencial, la pola-rización política, el sesgo de los medios, la marginalización y laresistencia de las mujeres y, por supuesto, de la pobreza y la vio-lencia, entre otros problemas.

Debido a limitaciones de espacio, estos estudios pueden mos-trar sólo una parte de los complejos marcos teóricos y sofisticadosanálisis que las autoras han desarrollado en sus otras investigacio-nes, como se espera de los estudios contemporáneos del análisiscrítico del discurso. Confío en que muchos otros analistas deldiscurso en América Latina sigan este ejemplo y contribuyan así,activamente, al estudio crítico de muchos de los apremiantes pro-blemas sociales en sus propios países.

Teun A. van DijkBarcelona, octubre de 2003.

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Emprender una (re)colección de artículos que reflejen el espíritudel Análisis Crítico del Discurso (ACD) en algunos de los paísesde latinoamérica constituye, por una parte, un desafío desde lodisciplinario y, por otra, un estrechamiento de los vínculos afectivosque se establecen —a partir de un sentir común acerca de lasinjusticias sociales— con las autoras de los artículos reunidos eneste libro.

Por azar, o mejor dicho, debido a la evaluación de los textos porinvestigadores especialistas en el área, esta primera publicación lati-noamericana recoge sólo artículos realizados por mujeres. Reúnetambién —y esta vez sí por azar— sólo discursos públicos.

Con excepción del trabajo de Izabel Magalhães, que analizala ideología en el discurso de la Constitución brasileña desde unaperspectiva de género, el corpus de las otras investigaciones estáconstituido por discursos transmitidos a través de los medios decomunicación. Si bien sabemos que la relación discurso-receptorimplica una interrelación bidireccional, también sabemos que laforma en que se expresa un mensaje responde a una determinadacosmovisión, que generará diferentes lecturas o interpretaciones,ya sea desde un/a televidente, un/a radio-escucha o un/a lector/ade la prensa.

Puesto que el discurso es una forma de acción social, el objeti-vo último de los análisis críticos es promover cambios sociales. Esasí como en Holanda, van Dijk logró que se redactara un materialdidáctico diferente al que se utilizaba en las escuelas, una vez quedetectó que los textos promovían el racismo. En Austria, se logra-

Introducción

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ron cambios en las relaciones de poder en las instituciones médi-cas al develarse que las estrategias comunicacionales de los médi-cos con sus pacientes institucionalizaban una práctica vertical yautoritaria.

Ser críticas de nuestros entornos sociales significa, entonces,no sólo tratar de mostrar el lado oculto de los fenómenos sociales,con el fin de problematizarlos y postular cambios, sino tambiénser consecuentes con los principios que se postulan, lo que enocasiones implica asumir los costos que se derivan de ello.

Así como las autoras han criticado los discursos por ellas selec-cionados como importantes, por la influencia o sesgo que puedenejercer en los distintos estamentos de la sociedad, también estánabiertas a que sus propios discursos puedan ser criticados.

Esta publicación responde a la necesidad de que las investiga-ciones en el ámbito del análisis crítico del discurso tengan mayorpresencia o visibilidad en América Latina. También implica laposibilidad de que la retroalimentación recibida por los/as po-tenciales lectores/as pueda enriquecer nuestras visiones.

Además del interés común por el ACD, las autoras se conocenpor su vinculación con la Asociación Latinoamericana de Estu-dios del Discurso (ALED) creada en Caracas en 1995, con oca-sión del I Coloquio Latinoamericano de Análisis del Discurso.Desde entonces, la ALED ha realizado Coloquios y Congresos,cada dos años, en algunos de los países miembros —Argentina,Chile, Brasil y México— para dar a conocer y publicar en lasActas correspondientes las investigaciones realizadas en las dis-tintas áreas del estudio y análisis del discurso.

Quiero agradecer a quienes hicieron posible este libro. AMarco Antonio Coloma, editor de Frasis quien, confiando enla compiladora de este volumen, ofreció incluir esta temáticaen el catálogo del sello editorial. A las autoras de los artículospor su valiosa disposición y colaboración desde sus respectivasáreas de interés. A Teun A. van Dijk por sus elogiosas y signi-ficativas palabras en el Prólogo. Y a todos/as aquellos/as queconfiaron en nosotras y nos alentaron para que esta publica-ción fuera realidad.

L. B.

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1. Introducción

En este trabajo nos centraremos en las contribuciones del análisiscrítico del discurso al estudio del lenguaje en relación con la vidasocial y, principalmente, en sus contribuciones al estudio de géne-ro, por medio del análisis de textos que fueron enviados como su-gerencias a la Constitución brasileña de 1988. Sostendremos quelas identidades de género son posiciones del sujeto incorporadas enel discurso, por lo que, hasta cierto punto, son ideológicas. Sin em-bargo, no son posiciones fijas puesto que las identidades híbridas seconstruyen bajo la influencia de relaciones interculturales, media-das por la heterogeneidad del discurso.

Mucho se ha dicho sobre la fragmentación del sujeto en lavida social de hoy (Hall, 1997, 2000). Esto tiene que ver con elhecho de que las relaciones sociales se han convertido en expe-riencias mediadas que tienen lugar en el tiempo y en el espacio.En este contexto social, la identidad del yo «supone concienciareflexiva» (Giddens, 1991: 52). La conciencia reflexiva del yo seha extendido al cuerpo, de tal forma que la maternidad ya no es laúnica identidad abierta a la mujer como solía serlo en el pasado,cuando la maternidad se asociaba con la feminidad «como cuali-dad de la personalidad» (Giddens, 1992: 42).

Análisis crítico del discurso e ideología degénero en la Constitución brasileña*

Izabel MagalhãesUNIVERSIDAD DE BRASILIA, BRASIL

* Traducción del inglés de Javier Rojas (Universidad de La Serena), revi-sada por Leda Berardi.

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Los textos híbridos constituyen la dimensión semiótica de lavida social presente y exhiben una combinación de modos oralesy escritos (interdiscursividad), así como tradiciones que se pue-den subvertir, como en el caso de la identidad. Además, los textoshíbridos combinan dominios privados y públicos, que comenta-remos en el análisis de la sugerencia de una joven mujer a la Cons-titución brasileña (Sección 3). En este texto, se redactan prácticasinformales de lectoescritura para quebrantar el género formal dela Constitución.

En su crítica a la visión de la maternidad de Hasan1 comouna identidad homogénea, Chouliaraki y Fairclough (1999: 150)señalan:

No negamos que existen ideologías patriarcales dominantesacerca de la maternidad, sino que insistimos en que operan demaneras complejas en prácticas sociales múltiples, por ejem-plo, el discurso del trabajo profesional de las madres (opuestoal trabajo doméstico), o los discursos de parvularias (en lugardel cuidado materno) forman parte, cada vez más, de los cam-pos discursivos dominantes de la maternidad (lo que significaque son discursos disponibles y operativos en los grupos demadres trabajadoras y no trabajadoras) y seguramente crearántensiones de identidad de las cuales no se da cuenta en elmanejo y análisis de los datos de Hasan.

Nuestra propia visión es que, dadas las actuales relacionesinterculturales que son parte de la «dialéctica de lo local y loglobal», es inconveniente visualizar las identidades como posicio-nes esencialistas y arraigadas (Giddens, 1991: 22). Por lo tanto,sostendremos que las identidades de género son heterogéneas enlugar de homogéneas.

En la próxima sección, haremos una breve presentación del aná-lisis crítico del discurso; luego discutiremos las nociones de poder eideología para, posteriormente, presentar nuestro análisis del corpusde la Constitución (Magalhães, 1991, 1995, 2000a).2

1 Hasan (1996: 129) en su análisis de la identidad de la madre sugiereque «independientemente del sector de la población al que pertenecen lasmadres, comparten visiones similares sobre el trabajo de la mujer».

2 Se presentaron borradores previos de este documento en un simposio

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2. Análisis crítico del discurso

En los años 70, en la Universidad de East Anglia, un grupo deacadémicos desarrolló una aproximación investigativa al estudiodel lenguaje que se conoce como lingüística crítica (LC). En 1979,Fowler, Kress, Hodge y Trew publicaron un libro tituladoLanguage and Control, que tuvo un gran impacto en los lingüistase investigadores en lenguaje que se interesaban por la relaciónentre los textos y las nociones de poder e ideología.

En los años 80, otros académicos se dedicaron a desarrollareste enfoque. Fairclough, en la Universidad de Lancaster, usó lafrase «análisis crítico del discurso» por primera vez, en un artículooriginal y de gran influencia publicado en el Journal of Pragmatics(Fairclough, 1985). El análisis crítico del discurso (ACD) puedeser concebido como continuador de la tradición de la LC (Wodak,2001). Sin embargo, considerar el ACD como una mera conti-nuación de la LC reduce, en un sentido, problemas más impor-tantes que el ACD ha hecho explícitos en términos teóricos yprácticos. El análisis crítico del discurso ha examinado textos yeventos en diversas prácticas sociales y propone una teoría y unmétodo para describir, interpretar y explicar el lenguaje en sucontexto sociohistórico. Mientras la LC desarrolló un métodopara analizar una pequeña muestra de textos, el ACD ha desarro-llado el estudio del lenguaje como una forma de práctica socialpara enfrentar los cambios en la vida social. El ACD ofrece unacontribución significativa de los lingüistas al debate de asuntoscomo el racismo, el sexismo, el control y manipulacióninstitucional, la violencia, los cambios en la identidad nacional ypersonal, y la exclusión social.

En la actualidad, el ACD se ha vuelto muy conocidointernacionalmente, a través del trabajo de académicos comoFairclough, en una serie de libros (Fairclough, 1989, 1992, 1995a,1995b, 2000; Fairclough y Wodak, 1997; Chouliaraki yFairclough, 1999). La contribución principal de Fairclough es el

sobre Lenguaje, género y desarrollo, organizado por el Consejo Británico(British Council) en Manchester, RU, y en el Grupo Lenguaje e Ideología eInvestigación acerca del Poder coordinado por Norman Fairclough en laUniversidad de Lancaster, RU, ambos en 1994.

Análisis crítico del discurso e ideología de género

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desarrollo de un método para realizar ACD (Fairclough, 1989,1992) y su notable esfuerzo por explicar por qué los científicossociales críticos y los investigadores de los medios de comunica-ción necesitan la contribución de los lingüistas (Fairclough, 1995a,1995b, 2000; Chouliaraki y Fairclough, 1999).

De acuerdo con Chouliaraki y Fairclough (1999), el ACD seubica en la ciencia social crítica y en la investigación crítica sobreel cambio social en las postrimerías de la sociedad moderna.Giddens (1991) usa el término «modernidad tardía» para referir-se a los cambios económicos y socioculturales de las últimas dosdécadas, en los que los avances en la tecnología de la informacióny los medios de comunicación han desvinculado los signos de suubicación específica, permitiendo su circulación a través de lasfronteras del tiempo y del espacio. Chouliaraki y Fairclough(1999: 3) sostienen que «el ACD debiera verse como una contri-bución al campo de la investigación crítica sobre la modernidadtardía». Al hacer referencia a los profundos cambios económicosy socioculturales de las últimas dos décadas, Chouliaraki yFairclough (1999: 4) señalan que dichos cambios son, en parte,producto de estrategias de grupos particulares en un «sistemaparticular». Agregan que «existe una necesidad apremiante de unanálisis y una teorización crítica de la modernidad tardía que puede,no sólo iluminar el nuevo mundo que emerge, sino también mos-trar qué direcciones alternativas desconocidas existen».

Van Dijk ha contribuido al debate del ACD como editor deDiscourse and Society, una de las principales publicaciones perió-dicas de ACD. Mucho del respeto hacia el ACD, como tradi-ción académica, se debe a la interesante discusión que se hadesarrollado en esta publicación desde 1990. Además delHandbook of Discourse Analysis (1985), el trabajo de van Dijkaborda el discurso de los medios de comunicación (1986), elracismo y la ideología (1998).

El interés de Wodak se centra en «cómo los académicos vincu-lados a la lingüística, la semiótica y el análisis del discurso, queprovienen de distintas disciplinas, comparten una perspectivaparticular, en la cual los conceptos de poder, ideología e historiafiguran como centrales» (Wodak, 2001: 7).

Una colección de ACD que se ha revisado ampliamente esTexts and Practices, editada por Caldas-Coulthard y Coulthard

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(1996). Wodak y Meyer han editado una colección reciente(2001). La colección editada por Jaworski y Coupland, TheDiscourse Reader (1999), es un intento de discutir el método y lateoría.

¿Por qué crítico? El elemento crítico de la teoría ha suscitadoalgunas preguntas, como en Widdowson en un gran número dedocumentos (ver, por ejemplo, Widdowson, 2000). En este do-cumento, Widdowson basa su crítica acerca del ACD en la afir-mación de Caldas-Coulthard y Coulthard:

El análisis crítico del discurso, en su propósito, es esencial-mente político, con sus practicantes que actúan en el mundopara transformarlo y, de este modo, ayudan a crear un mundodonde a la gente no se la discrimina por su sexo, credo, edad oclase social (Caldas-Coulthard y Coulthard, 1996: xi).

El argumento de Widdowson contra el ACD se puede ilus-trar en la siguiente cita:

Esta es una agenda única y, por cierto, muy alejada de losmodestos objetivos de mis esfuerzos en análisis crítico. Yono tuve compromiso con una causa: mi propósito no erademostrar, sino explicar; no descubrir propósitos desviados,sino tratar de encontrar lo que estaba en los textos que dabaorigen a ciertas interpretaciones. De hecho, desde el punto devista del ACD, en realidad yo no estaba haciendo un análisisdel discurso puesto que el discurso sólo puede significar unconjunto de valores construidos socialmente, en los cuales laideología está inevitablemente involucrada (Widdowson, 2000:155-156).

La crítica de Widdowson al ACD plantea la pregunta de si esposible no ser político. De hecho, la motivación de Widdowsones política, en el sentido de que no existe una ciencia neutral. Ladistinción tradicional entre ciencia e ideología es rechazada porpensadores como Foucault, quien dedica un capítulo a este temaen su famoso libro La arqueología del saber (1987). Este punto,que es de interés para los analistas críticos del discurso, se discu-tirá en la siguiente sección.

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3. Discurso, poder e ideología

En un seminario sobre poder, ética y validez, celebrado en laUniversidad de Lancaster, Reino Unido, en 1994, se discutieronen profundidad los cambios en los paradigmas de la investigaciónen la lingüística y enseñanza del lenguaje. Este tema se puederesumir de la siguiente manera:

Aunque en algunas situaciones de investigación, los investi-gadores pueden estar en situaciones de menor poder que sussujetos (...) y en otros casos pueden ser tratados con sumaindiferencia, suele suceder que los sujetos de la investigaciónaceptan las imposiciones que exige la investigación, porquesienten que es difícil hacer lo contrario (Magalhães y Gieve,1994: v).

En este seminario, Fairclough se centró en los diferentes sig-nificados del término poder (Fairclough, 1989). Podemos pensaren el poder físico, como una persona sobre otra, como por ejem-plo en la relación de hombres y mujeres, en la cual los hombresfrecuentemente sacan ventaja de su fuerza física para amenazar eincluso, literalmente, eliminar a las mujeres (Rorty, 1996; Suárezy Bandeira, 1999). Dichos actos de poder usualmente co-ocurrencon la dominación simbólica, como en el lenguaje sexista y en larepresentación visual (Bourdieu, 1999; Magalhães, 2002). En eldiscurso médico, a las madres se las suele representar como «pocoaptas» porque se las ve exclusivamente como las responsables denutrir y cuidar a sus hijos. Por esta razón, los doctores puedenmanipular a las mujeres para que sigan sus prescripciones y reco-mendaciones (Magalhães, 2000b).

Como señala Foucault (1980: 98), el poder se ejerce a travésde una «organización en red» donde los individuos participancomo su «objetivo consensuado» y como «elementos de su articu-lación». Foucault está interesado en cómo se manifesta el poderen las prácticas de vigilancia en las prisiones, escuelas y hospitales.Estas prácticas de vigilancia también operan en la definición de lalocura y la sexualidad (Foucault, 1985, 1988). Un aspecto deltrabajo de Foucault, que usualmente se olvida, es su visión de queel poder no se debe considerar sólo como una estrategia de arriba-abajo porque «no hay relaciones de poder sin resistencias» (1980:

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142). Así, es útil ver el poder en su dialéctica, siguiendo las adver-tencias de Fairclough de que deberíamos pensar en el discursocomo un sitio de ejercicio y búsqueda del poder. Esto indica lanecesidad de que el ACD sea reflexivo acerca de su propia posi-ción institucional porque «la teoría es en sí misma una práctica»(Chouliaraki y Fairclough, 1999: 29).

Como hemos señalado en los párrafos anteriores, el punto devista crítico vincula el ACD con un interés claro acerca del ejerci-cio del poder en las relaciones sociales pero, al contrario de unavisión marxista ortodoxa, el poder se puede examinar potencial-mente en todas las relaciones sociales, incluyendo las de género,raza y clase. De acuerdo con Wodak:

Hoy en día, el término ACD se usa para hacer referencia másespecíficamente al enfoque lingüístico crítico de los investi-gadores que consideran la unidad discursiva mayor del textocomo la unidad básica de la comunicación. Esta investigaciónconsidera específicamente los discursos institucionales, polí-ticos, de género y de los medios de comunicación (en el sen-tido más amplio) los cuales dan cuenta de relaciones más omenos abiertas de lucha y conflicto (Wodak, 2001: 2).

El estudio de estas relaciones de lucha, como se representan enlos textos, distingue al ACD de otras tradiciones académicas comola sociolingüística, la lingüística del texto, el análisis de la conver-sación y la pragmática (Fairclough, 1992, 1989). Esto no signifi-ca que estas tradiciones sean homogéneas, ya que algunos de lostrabajos producidos en estas corrientes pueden adoptar un enfo-que crítico. Un ejemplo es el interés de Mey (2001: 301) por la«represión lingüística» en los discursos institucionalizados. Endichos discursos, «el valor de la expresión lingüística del indivi-duo se mide estrictamente por el lugar que él o ella ocupa en lainstitución».

El interés que tienen los analistas críticos del discurso en lasnociones de poder e ideología se puede remontar a la distinciónentre teoría tradicional y crítica, establecida por Horkheimer yAdorno (1970: 52). Las nociones que se desarrollan en un pen-samiento crítico contemplan una crítica de la exclusión social.«Las tareas de la teoría crítica fueron las de ayudar a ‘recordar’ unpasado que estaba en peligro de ser olvidado, luchar por la eman-

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cipación, clarificar las razones de dicha lucha y definir la natura-leza propia del pensamiento crítico» (Wodak, 2001: 9).

El poder está inserto en un campo. Nos hemos referido a lanoción campo del discurso de Foucault. Bourdieu (1990) de-fiende una noción similar. Para Bourdieu, un campo es una redde posiciones en un espacio social que están definidas por el capi-tal (simbólico). Todas las formas de capital, en la teoría de Bourdieu—económico, social o cultural— se pueden convertir en capitalsimbólico, si se reconocen (o no) como tales y tienen efectos depoder sobre los otros. Una de estas formas de capital es el capitallingüístico, que es el poder atribuido a las formas, estilos o dialec-tos lingüísticos (ver la discusión sobre Bourdieu en Chouliaraki yFairclough, 1999: 101).

Con respecto a la noción de ideología, podemos definirla dedos formas (Thompson, 1990). De acuerdo con la definición«neutral», las ideologías son sistemas simbólicos o de creenciasque pertenecen a la acción social o a la práctica política. Así, laideología se encontrará en todos los programas y partidos políti-cos, «sin implicar que estos fenómenos sean necesariamente enga-ñosos, ilusorios o que estén alineados con los intereses de un gru-po particular» (Thompson, 1990: 53). Pensadores como Destuttde Tracy, Lenin, Lukács y Mannheim defienden (en su formula-ción general) la definición neutral.3 No obstante las diferenciasentre ellos, conciben la ideología como un fenómeno que no esnecesariamente negativo o que se deba eliminar. Esta expansiónde la noción de ideología es problemática, ya que se corre el riesgode que la noción no tenga sentido.

Al contrario de la concepción neutral, la definición «crítica»ve la ideología como «engañosa, ilusoria o unilateral» (Thompson,1990: 54). Además, las visiones críticas de la ideología puedendiferir de acuerdo con los «criterios de negatividad» asociados aellas. Así, Napoleón, Marx y Mannheim (en su visión restringi-da), no obstante sus diferencias, comparten la concepción de quela ideología es negativa y un fenómeno que se debe criticar. Lasvisiones críticas pueden variar de acuerdo con los criterios denegatividad. Para Napoleón, la ideología era negativa en el sentidode que eran ideas erróneas y engañosas que estaban divorciadas de

3 Ver Kennedy, 1978; Larraín, 1983; Lukács, 1971; Lenin, 1969;Mannheim, 1936; Marx y Engels, 1970; Thompson, 1990.

Izabel Magalhães

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la realidad política. La concepción polémica de Marx manteníaestos criterios de negatividad pero, en vez de atacar la ciencia de lasideas de Destutt de Tracy, criticó la especulación filosófica de losJóvenes Hegelianos. En la concepción epifenoménica de Marx, elblanco de ataque es la clase dominante. Este criterio se reemplaza,posteriormente, en la concepción latente de Marx. En esta concep-ción, la ideología se concibe como un sistema de representacionesque ocultan relaciones de poder y, por lo tanto, contribuye a man-tenerlas como son. En la concepción restringida de Mannheim,los criterios de negatividad son similares a los de Napoleón y a laconcepción polémica de Marx (Thompson, 1990: 55).

Thompson adopta la definición «crítica». Para él, «estudiar laideología es estudiar las formas en que el significado sirve paraestablecer y mantener relaciones de dominación» (Thompson,1990: 56). Según este autor, no podemos comprender la ideolo-gía de los fenómenos simbólicos per se, sino sólo en tanto esténincluidos en contextos sociohistóricos, «dentro de los cuales estosfenómenos pueden, o no, servir para establecer y sostener relacio-nes de dominación» (Thompson, 1990: 56).

A pesar de que Eagleton (1997: 19) considera que esta defi-nición de ideología es la única que ha sido ampliamente aceptada,se pregunta si cualquier creencia que se considere ideológica, estánecesariamente vinculada a un poder político dominante. Por ejem-plo, ¿es posible que el socialismo y el feminismo sean ideológi-cos? Considerar el socialismo y el feminismo como ideológicosimplica la concepción neutral de ideología que criticáramos ante-riormente.

Recogiendo dieciséis definiciones diferentes de ideología,Eagleton señala que la ideología es más una cuestión de discursoque de lenguaje. Para Eagleton, la ideología tiene más que ver conquién está expresando qué, a quién y con qué propósito, que conlas propiedades lingüísticas inherentes a un enunciado (Eagleton1997: 22). Por lo tanto, la discusión epistemológica de la ideolo-gía relacionada con la verdad/falsedad ha originado un tratamientopolítico y sociológico en el cual la ideología está relacionada conel momento en el cual las mujeres y los hombres llevan a cabo susluchas sociales y políticas, mediante la práctica del discurso.

El análisis de la ideología por parte de los analistas críticos deldiscurso considera los cinco modos que define Thompson (1990:60): legitimación (estrategias de racionalización, universalización

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y narrativización), disimulación (estrategias de desplazamiento,eufemismo y tropo: por ejemplo, sinécdoque, metonimia, metá-fora), unificación (estrategias de estandarización y simbolizaciónde unidad), fragmentación (estrategias de diferenciación yexpurgación del otro) y reificación (estrategias de naturalización,eternalización y nominalización/pasivización). Estos modos pue-den traslaparse. Además, la ideología también puede operar deotras formas. La asociación de los modos con las estrategias deconstrucciones simbólicas no es única; las estrategias menciona-das no son las únicas a considerar en circunstancias particulares.

La noción de «ideologías de género» es de particular interéspara este trabajo. Graddol y Swann (1989: 141), al escribir sobreel papel de la ideología y las instituciones, definen las ideologíasde género de la siguiente manera:

En el caso de las ideologías de género, se asume que las imá-genes dominantes de feminidad y masculinidad, que alientana las mujeres y hombres a buscar gratificación, ajustándose anormas de género establecidas, conducen finalmente a la opre-sión de la mujer. Así, la ideología se expone como un meca-nismo para explicar cómo las mujeres se hacen cómplices desu propia opresión.

Las formas en que los estilos y representaciones del lenguajese atribuyen a las mujeres y hombres en las prácticas institucionales,como en la Asamblea Nacional de la Constitución son, sin duda,productos de las estrategias ideológicas de la universalización, di-ferenciación y naturalización. Sin embargo, de igual interés es elproblema del cambio social y la resistencia de las mujeres ante los«manejos» de la ideología (Fairclough, 1992).

La próxima sección tratará acerca de las ideologías de géneroen el discurso de la Constitución brasileña de 1988.

4. Ideologías de género en la Constitución Brasileña

Una investigación sobre textos de mujeres escritos a modo desugerencias a la Constitución de Brasil de 1988, muestra lainfluencia de representaciones masculinas dominantes, tanto

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en la forma en que las mujeres se refieren a los hombres comoen los modos en que se refieren a sí mismas. Además, el análisis deestos textos indica que la capacidad de lectoescritura en portuguéses crucial para las mujeres de Brasil, ya que las formas orales decomunicación no son valoradas en absoluto en la mayor parte de lasprácticas institucionales. Se argumenta que las mujeres deberíantener más oportunidades educacionales, especialmente en lo que serefiere al acceso a las prácticas de lectoescritura, asociadas tradicio-nalmente a los hombres.

En 1989 participamos en un proyecto de investigación, finan-ciado por el Parlamente brasileño, orientado a investigar los 72,719textos escritos por brasileños como sugerencias a la Constituciónde 1988. Estas sugerencias —sugestões populares— fueron escritasentre 1986 y 1987 y enviadas a la Asamblea Nacional Constituti-va, responsable de redactar la nueva Constitución. Las sugerenciasse organizaron en una base de datos llamada SAIC/Serviço de ApoioInformativo à Constituinte (Servicio de Apoyo Informativo para laConstitución), según el tema y/o las características sociológicas desus autores.

Las mujeres brasileñas mostraron un gran interés en la Constitu-ción. Con los cambios producidos en la sociedad brasileña por lamigración desde lo rural a lo urbano, las mujeres empezaron, gra-dualmente, a ser aceptadas en puestos de trabajo que previamentehabían sido considerados como trabajo de hombres solamente. Altomar parte en la vida económica de la nación, las mujeres estuvieronen condiciones de actualizar sus calificaciones y su nivel de participa-ción política. Esto llevó a la actual situación en la cual el poder polí-tico de las mujeres en el gobierno y el Parlamento brasileño se havuelto una realidad nacional. Políticos de renombre incluso comen-zaron a dirigirse tanto a hombres como a mujeres en sus discursoscon la frase nominal «brasileñas y brasileños».4

Considerando lo anterior, muchas mujeres creyeron que lanueva Constitución les ofrecía una oportunidad real para deman-dar cambios en las leyes que gobiernan los derechos civiles de lamujer y de sus hijos. Así, las mujeres contribuyeron con 23.617(32%) de las sugerencias. La mayoría de las sugerencias de las

4 José Sarney, el primer presidente civil después de la dictadura militar,que gobernó entre 1985 y 1990, usaba estas formas (lingüísticas) en susdiscursos a la nación, transmitidos por cadena nacional radial y televisa.

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mujeres se referían al tema de las políticas educacionales (17%),seguidas por la organización social (14%), el tema que se refiere alos derechos civiles de las mujeres. Ejemplo de esto es la sugeren-cia formulada por una mujer casada, sin trabajo, en el grupo etáreo25-29, residente de la ciudad de Sao Paulo.5

1) Primeiro fico contente em participar através do voto paraeleger a nova Constituinte, sem dúvida a atual é caótica emuitas vezes já me encontrei perdida em soluções simples comoo pátrio poder do filho, que hoje cabe ao pai, é vexatório.Gostaria que na próxima Constituição, a nova, seja respeitadaa posição da mulher e que os membros por nós eleitos nãonos decepcionem, não nos abandonem.

En primer lugar, estoy contenta de participar a través del votopara elegir la nueva Asamblea Constitucional; sin duda, laactual es confusa y me he encontrado muchas veces entrampadaen resoluciones simples como el poder de los padres con res-pecto a sus hijos; hoy, sólo los padres tienen ese poder; esridículo. Quisiera que la nueva Constitución respetara la po-sición de las mujeres y que los parlamentarios que elegimosno nos desilusionen ni abandonen (Codificado en SAIC:607071018436).

Es importante hacer notar que la problemática que presentóesta mujer sólo recientemente ha sido modificada gracias a la nuevaley que rige los roles familiares. Sin embargo, fue la organizaciónde las mujeres la que presionó por provocar estos cambios. LaAsamblea Constitucional Nacional estaba dominada por vocesmasculinas y queda claro, a partir de este texto, que se necesita unrespeto hacia las mujeres por parte de los hombres. En el textosubyace la idea de que los hombres no respetan a las mujeres:«Me gustaría que la nueva constitución respetara la posición de lamujer». Esta suposición puede catalogarse como presuposición.Según Mey (2001: 28-29), algunos lingüistas consideran que laspresuposiciones están relacionadas con la semántica de un ítemléxico; en este caso en particular, el verbo «respetar». Sin embargo,

5 Todos los ejemplos en el análisis se presentarán en portugués seguidosde una traducción al español.

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por lo general, las presuposiciones se pueden inferir del contextosocial, por ejemplo, quién se dirige a quién. En nuestro ejemplo,la presuposición es ideológica en la medida que neutraliza y uni-versaliza la posición de la mujer como no siendo respetada.

Sin duda que no a todas las mujeres se les falta el respeto de lamisma forma, ya que la posición de la mujer puede variar según laclase social y la etnia. Como lo señala Cameron (1997: 34), laventaja de situar el análisis en contextos sociales específico es que«se aleja de las declaraciones globales y las explicacionesestereotipadas, que comúnmente las acompañan, hacia un tipo derelato más ‘local’ que puede acomodarse a diferencias intra e intergrupales».

Además, los verbos «desilusionar» y «abandonar» indican que,aun cuando las mujeres demandan iguales derechos con respectoa los hombres en temas tan delicados como el del poder sobre loshijos, se encuentran en una situación de dependencia.

El corpus se organizó según los siguientes criterios:

• Todas las mujeres que escribieron tenían educación secun-daria completa.

• Se dividieron en dos grupos: en el primer grupo las muje-res no tenían trabajo y no contaban con un salario regular.En el segundo grupo, las mujeres tenían un empleo y ga-naban entre 280 a 580 dólares mensuales, aproximada-mente.6

• Pertenecían a tres grupos etáreos 25-29, 30-39 y sobre 59.Decidimos dejar fuera el grupo 40-58 para ser investigadoen trabajos posteriores.

El estudio de estos grupos etáreos mostró que las mujeres jó-venes están preocupadas de la preservación de la naturaleza (25-29), mientras que las mayores abogaron por la idea de la materni-dad responsable (30-39) y la preocupación por los más viejos(más de 59; ver Figura 1).

Estas sugerencias fueron registradas en un formulario con 11preguntas que requerían de los encuestados datos sociológicossobre sexo, origen (urbano/rural), estado y ciudad, escolaridad,

6 Estas cifras se basan en el valor del sueldo mínimo (200 reais); 5 salariosmínimos mensuales corresponden a US$280 y 10 salarios a US$580.

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estado civil (casada, soltera, etc.), edad, ingreso, ocupación, nom-bre, dirección, código postal. Bajo la pregunta 11, en la página 2del formulario, se dejó un espacio en blanco para que la encuestadase dirigiera a un miembro del Parlamento: «Si usted desea dirigirsu sugerencia a un miembro específico del Parlamento, todo loque debe hacer es llenar el espacio en blanco con el nombre delparlamentario». Este espacio estaba seguido de 23 líneas en lascuales había que escribir la sugerencia con la siguiente instruc-ción en el encabezado: «Utilice este espacio para formular su su-gerencia».

El análisis de las sugerencias de las mujeres, con respecto a laConstitución brasileña, presenta indicios lingüísticos acerca de laformación social de la familia brasileña. En Magalhães (1995), nosreferimos a esta formación social en relación a la heterogeneidad enel discurso, con dos «formas de coexistencia» predominantes, ex-presión utilizada por Foucault (1987) en referencia a la organiza-ción de un campo discursivo. Estas formas de coexistencia son: eldiscurso tradicional y el discurso igualitario.7 El discurso igualita-rio busca relaciones de género iguales. Aun cuando concebimosque estas relaciones incluyen las identidades hetero y homosexua-les, no nos referiremos a este punto aquí.

El discurso tradicional, que tiene relevancia histórica en la for-mación social de las familias brasileñas, puede apreciarse en lostextos de las mujeres. En ellos, las mujeres a menudo se ven comoexplotadas y discriminadas por las prácticas institucionales do-minadas por los hombres. Las mujeres presentan situaciones la-borales en las cuales han sido despedidas porque se han embara-

FIGURA 1Sugerencias a la Constitución de Brasil de 1998

Edad 25-29 30-39 Sobre 59

Asalariada/No asalariada 85 76 19US$ 280/580 25 61 18

7 En la investigación de 1995, usamos los términos «discurso del control»y «discurso de la liberación». Lazar (2000) usa el término «igualitario».

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zado o porque simplemente son casadas y, por tanto, demandanapoyo profesional legal. También está el caso de las dueñas decasa quienes exponen su vida marginal, y exigen que su contribu-ción a la sociedad brasileña se explicite en la Constitución. En latercera categoría de textos, las mujeres reproducen una ideologíamasculina que percibe a las mujeres como frágiles y no aptas pararealizar ciertos trabajos que requieren fuerza física.

2) Perdi o emprego porque me casei. Todos esses bancos efirmas particulares admitem enquanto as meninas estão semcompromisso e quando as mesmas vão se casar ou ficam grá-vidas, eles demitem, isso precisa ser visto porque eles alegamnão precisar mais dos seus trabalhos, e no outro dia admitemuma nova vítima. Se estamos na época da democracia, esperoque o Governo Federal faça algo a respeito da proteção damulher. Inclusive, tornase mais difícil encontrar um novoemprego depois de casada, porque existe limite de idade nosconcursos em geral e nesse meio tempo a mulher está na fasemais experiente de sua vida e sem (ter) como aplicar seusconhecimentos e tornase uma pessoa infeliz por ser rejeitadacom apenas 32 anos de idade. Acreditamos no governo e naoportunidade de sermos felizes.

Perdí mi trabajo porque me casé. Todos esos bancos y empre-sas privadas contratan niñas antes de que se comprometan perocuando están por casarse o embarazarse, las despiden. Estodebe investigarse porque sus empleadores señalan que ya nonecesitan su trabajo, pero al día siguiente contratan una nuevavíctima. Si estamos en democracia, espero que el GobiernoFederal haga algo para proteger a las mujeres. Además, des-pués de casarse, es más difícil encontrar un trabajo nuevo por-que, en general, hay un límite de edad para postular a untrabajo. Al mismo tiempo, es en este período cuando la mujerestá en su etapa de mayor experiencia en la vida y no tiene laposibilidad de ocupar su conocimiento. Por eso se transformaen una persona frustrada, por el hecho de ser rechazada cuan-do tenía sólo 32 años. Pensamos en el gobierno y en la opor-tunidad de ser felices (Codificado 60507L0235559 en SAIC).

Lo primero que hay que señalar es que el texto se organiza enetapas. Nosotros tomamos estas etapas como secuencias del ciclo

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de vida que se relacionan con el entorno espacio-temporal. Estees uno de los rasgos del contexto social que es restrictivo, pero«constitutivo de acción e interacción» a la vez (Thompson, 1990:150). Las características del contexto, como el tiempo y el espa-cio, determinan que ciertas acciones y modos de interactuar seanmás adecuados o posibles que otros. Las etapas en el texto sonmodos de estructurar las acciones e interacciones de las mujeresen la perspectiva de género. La visión de género como un campoexplica cómo el lenguaje (discurso) se relaciona dialécticamentecon el poder.

El entorno espacio-temporal es un telón de fondo para el aná-lisis de las formas lingüísticas como ejercicio del poder en untexto (ver Figura 2).

Los adjetivos y nombres establecen una modalidad donde po-demos destacar al menos tres modos de funcionamiento ideológi-co: a) el texto legitima el gobierno, los bancos y las empresas; b) eltexto también presenta una visión de género unificada y esencialista;c) el texto critica los bancos y las empresas en un intento por«desunir» a sus propietarios y representantes como grupo.

FIGURA 2Construcción de la ideología de género

ADJETIVOSnova (joven)

casada, rejeitada (rechaza-da), infeliz, grávida (em-barazada), difícil, novo(nuevo), experiente (conexperiencia)

felizes (felices)

SUSTANTIVOSmeninas (niñas), bancos/firmas (bancos/empresas)compromisso (compromi-so), trabalho (trabajo),vítima (víctima), mulher(mujer), pessoa (persona),emprego (trabajo), limitede idade, (límite de edad),fase (etapa)democracia, Governo Federal(Gobierno federal),proteção (protección), vidaconhecimentos, (conoci-miento), oportunidade(oportunidad)

PRIMERAETAPA

SEGUNDAETAPA

ETAPAFUTURA

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En la primera etapa, los bancos y las empresas invierten en laidea de que una mujer joven (y bien parecida) atrae clientes y, porlo tanto, puede aumentar las ganancias. En la segunda etapa, cuan-do estas mujeres se casan o se embarazan, se contratan «nuevasvíctimas» como en un sistema «rotatorio». Sin embargo, se prevéuna etapa futura donde las mujeres tendrán «oportunidades».

El uso de «meninas» (niñas), asociado a la situación laboral,pone a la mujer en una posición de indefensión ya que las «ni-ñas», por lo general, no son percibidas como profesionales. Estaposición se ve reforzada por la gramática del texto; según Halliday(1994) son los bancos, las empresas y el gobierno los agentes delos verbos de proceso material, como «contratar», «despedir» y«hacer». Las mujeres aparecen como agentes sólo de verbos deprocesos mentales como en «espero» y «creemos» y, en estos casos,el agente está oculto. Es significativo que las acciones materialesse atribuyan a bancos, empresas y al gobierno pero no a mujeres,y que el agente oculto se utilice sólo para mujeres, como en «per-dí», «espero» y «creemos». De este modo, el texto legitima a losbancos las empresas y el gobierno, y representa a las mujeres comosujetos carentes de poder.

El sustantivo «víctima», usado aquí en un sentido metafórico,forma parte del discurso de género tradicional que representa alas mujeres como víctimas de instituciones como los bancos. Enel contexto de la Colonia, las mujeres fueron víctimas de la IglesiaCatólica y de la institución médica quienes las intimidaban, cons-truyendo para ellas una imagen de «objetos para la procreación»(del Priore, 1993). Esta imagen también se puede asociar a la ideade que las mujeres casadas/embarazadas debieran dejar de trabajar,es decir, entrega una explicación para el despido. Sin embargo, ocu-rre a menudo que el hecho de despedir a una mujer embarazadatiene que ver con el negarse a pagar licencias maternales.

Hemos enfatizado el rol crucial que juegan las institucionesen la mantención de las relaciones de poder entre mujeres y hom-bres. Para Bourdieu (1999: 138), si la dominación masculina seexplicita en el hogar, es en instituciones como la escuela, la Iglesiay el Estado donde esta dominación se reproduce de manera sim-bólica. El texto, por tanto, refuerza la visión de género esencialista,homogénea y unificada que caracteriza las representaciones tra-dicionales de las mujeres (Louro, 1977). Esta visión se representalingüísticamente en la colocación del sustantivo «mujer» con los

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adjetivos «casada», «rechazada», «infeliz» y «embarazada». Losadjetivos, al igual que el significado experiencial construido porlos sustantivos «niñas» y «víctima», contribuyen a situar aún másel texto en un marco ideológico. «Infeliz» y «difícil» presentan laevaluación del emisor de la posición de las mujeres, construyendosignificados expresivos. El hecho de que «mujer» y «persona» va-yan en colocación con «casada», «rechazada», «embarazada» e «in-feliz» representa, nuevamente, a las mujeres como víctimas de lasprácticas sociales dominantes.

La nominalización «protección» muestra un significado natu-ralizado del cual los usuarios del lenguaje no están siempre cons-cientes. Una nominalización es una forma lingüística donde unproceso (con agentes y/o pacientes, tiempo y modalidad) se redu-ce a un sustantivo. Las nominalizaciones constituyen buenos ejem-plos de la manera en que se construye el significado en las prácti-cas sociales. La omisión del agente, en este caso, deja abierta laposibilidad de quién se espera que proteja a las mujeres y de qué.Es significativo el hecho de que la autora del texto «espera que elGobierno regional haga algo para proteger a las mujeres» repro-duciendo, de este modo, la suposición de sentido común de quelas mujeres deben ser protegidas. Al reforzar la cadena textualdonde las mujeres se perciben como «niñas» o personas frágiles einseguras que necesitan ayuda, este texto reproduce una de lassuposiciones del discurso de género tradicional, que podemos lla-mar «ideología de la fragilidad o debilidad».

Mientras que el texto percibe a las mujeres como necesitandoser protegidas por el gobierno, se opone a los bancos y las empre-sas por despedir a las mujeres cuando se casan o se embarazan.Así, el texto adopta una estrategia política, buscando una alianzacon el gobierno para expurgar a los bancos y las empresas comoenemigos de las mujeres.

Volviendo a las formas lingüísticas que representan manerasde construir a la escritora, el texto comienza con el verbo «perdí»en primera persona y el agente oculto «yo» para referirse a unamujer concreta que narra su experiencia. Esta forma cambia a«nosotros» en «estamos», lo que probablemente hace referencia alpueblo brasileño, haciendo eco de las voces que demandaban elec-ciones generales y un sistema democrático de gobierno en mani-festaciones llevadas a cabo en distintas partes del país antes de1985. Al final del texto, sin embargo, la escritora se dirige a la

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Asamblea Nacional de la Constitución a nombre de las mujeres:«Creemos en el gobierno y en la oportunidad de ser felices».

Estas maneras distintas de construir a la escritora pueden con-siderarse como claves para comprender las múltiples identidadesde las mujeres y su valor relacional. Por tanto, la identidad mater-na no debe considerarse como una identidad homogénea de fe-minidad. De hecho, el texto representa una pluralidad de identi-dades/voces (Bakhtin, 1997; Authier-Revuz, 1990). Por «voz»entendemos al lenguaje asociado a grupos e identidades específi-cas. Hemos distinguido al menos cuatro voces: la narradora querelata su experiencia personal (la mujer que perdió su trabajoporque se casó); la dueña de casa/madre (en este texto, la voz de lanarradora coincide con la de la dueña de casa/madre, pero esto noes así necesariamente); la activista política («Esto tiene queinvestigarse...», una crítica a los bancos y a las empresas; «Si vivimosen democracia, espero...»); y la mujer líder («Creemos en el gobier-no...»). La activista política y la mujer líder pueden, sin embargo,fundirse en una sola voz, dependiendo de la lectura que se haga deltexto. Más aun, la voz de la activista política intenta que el lector seponga en contra de bancos y empresas.

Las voces en el texto se relacionan con otras voces que puedenreforzar la de la activista política o la de la mujer líder. Por lotanto, otros textos del corpus pueden leerse para reforzar las vocesde la dueña de casa/madre u otras (Magalhães, 2000b, 2002).

El texto que analizaremos a continuación es muy distinto alanterior. Aunque no fue incluido en el corpus original, decidimosanalizarlo por la manera en que se puede yuxtaponer a los otrostextos que formaron parte del estudio de 1991 (Magalhães, 1991).Esta yuxtaposición descansa en la ruptura del procedimiento es-tablecido para remitir sugerencias, así como las expectativas acer-ca de lo que significa redactar una sugerencia.

FIGURA 3Voces en el texto

La narradoraLa dueña de casa/madre

La activista políticaLa mujer líder

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Tal vez es importante hacer notar que las sugerencias fueronseleccionadas por un equipo de indexación en el Parlamento. Enesta selección, varios textos no fueron incluidos en la base de da-tos debido al hecho de que se consideraron «vacíos» o «no perti-nentes». Además, se reemplazaron todos los ítems léxicos tabúes,a los cuales nos referimos como «palavroes» (palabras obscenas) o«xingamentos» (lenguaje ofensivo), por asteriscos y otras conven-ciones. Podemos referirnos a este proceso como «higiene verbal»(Cameron, 1995). Por lo tanto, dado el procedimiento adoptadopara eliminar y sustituir información, fue necesario comparar lasformas originales con los textos que fueron incluidos oficialmen-te en la base de datos. El texto siguiente ilustra la diferencia que,a veces, se puede notar entre la sugerencia original y la que seregistró. Esta es una sugerencia hecha por una joven mujer solteray sin trabajo, en el grupo etáreo 15-19, de Campo Lindo Paulista,Sao Paulo.

3) Para que tanta violência?Por que pouca fraternidade?Quero amor entre pessoasO nosso trânsito deveria ser melhor.LembretePor que pessoas mais importantes, como senador e deputado,são tão orgulhosos?Eu acho que eles pensam que estão com o rei na barriga.

¿Para qué tanta violencia?¿Por qué tan poca solidaridad?Quiero ver amor en las personasNuestro tráfico debiera mejorarse.Recordatorio¿Por qué las personas importantes, como los parlamentarios,son tan orgullosos?Pienso que ellos creen que pueden demostrar su arrogancia.(Codificado 60702L005119 en SAI).

La sugerencia que se incluyó en la base de datos es, de hecho,una versión de la sugerencia original (Figura 4). En el texto origi-nal, la escritura no siempre sigue la convención de linealidad deizquiera a derecha que se adopta en la escritura portuguesa. El

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«lembrete» (recordatorio) se presenta primero de manera lineal yluego no-lineal en el margen izquierdo, lo que produce en ellector un efecto de énfasis, y la parte del texto que representa elrecordatorio está indicado con una llave. Además, la escritora usael espacio en blanco en la parte superior para sus propósitos: envez de llenarlo con el nombre de un parlamentario, escribe unaafirmación irónica: «Prefiero lo mejor o lo que ustedes crean quees lo mejor». Como sus preferencias no son necesariamente laspreferencias de los parlamentarios, los critica de una manera joco-sa. Además, utiliza signos de exclamación, que son convencionesescriturales que se relacionan con la presentación del lenguajeescrito.

Más aún, todo el texto puede verse como un diálogo en el cualse representan diferentes identidades en una heterogeneidad devoces. Nos referimos a esta heterogeneidad como interdiscursividad,

FIGURA 4Sugerencia original de una mujer de Sao Paulo

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que es la «articulación cambiante entre distintos discursos, géne-ros y voces en las interacciones y en los textos» (Chouliaraki yFairclough,1999: 45). La primera parte del texto es una suge-rencia relacionada indirectamente con la idea de que debiera ha-ber más paz (menos violencia), amor (menos odio) y mejor (me-nos desorganizado) sistema de tránsito (en la ciudad), que lo queocurre en la actualidad. Al formular esta sugerencia, la escritoraasume una identidad relacionada con los derechos civiles, ofre-ciendo una contribución a la Constitución. Posteriormente, en lasegunda parte del texto, critica a los parlamentarios, recordándo-les que no deberían ser tan arrogantes. Al hacer esta crítica, laescritora también asume una identidad que se vincula con losderechos civiles, pero ahora actúa en su condición de miembro dela comunidad, poniendo en jaque a los representantes de los vo-tantes. El uso de la forma del imperativo «piensen» (al final deltexto original) se relaciona con esta identidad. Según Hodge yKress (1988: 126) «el imperativo implica una estructura de rolesentre el que da una orden versus el que la responde». En este caso, lainstrucción se modaliza por medio de la construcción de una ter-cera identidad, la de una mujer joven y soltera, estableciendo unaconversación con los hombres que ella no conoce: «Quiero cono-cerlos! Nos vemos? Espero una respuesta de ustedes! Gracias.Patricia!» Un aspecto que se relaciona con esta identidad es laforma masculina de obrigado (gracias), con el sufijo masculino o.Al agradecer a los parlamentarios por la oportunidad de expresarsu opinión, que es algo que en otras sugerencias no se encuentra,esta joven se posiciona en una situación de indefensión. Al usar laforma masculina obrigado, en lugar de obrigada —que es la elec-ción léxica que pudiera haber hecho— la escritora refuerza suposición carente de poder. Más aun, la firma es otra forma lin-güística que construye la identidad de la que escribe como unamujer que busca la oportunidad de conocer hombres. Un puntoimportante es la forma en que estas diferentes identidades con-tribuyen a transmitir una imagen que tiene sentido, aunque ellector tenga que armarla como si fuera un rompecabezas. Estepatrón de organización textual, aparentemente fragmentado, sinembargo, produce una experiencia de lenguaje significativa, re-presentando identidades de género fragmentadas (Harvey, 1992;Hall, 2000; Moita-Lopes, 2002).

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Estas identidades fragmentadas pueden interpretarse a partirde indicadores gramático-textuales, como se demostró anterior-mente en relación con el imperativo y masculino genérico; de lapuntuación y normas no lineales y no convencionales que puedenindicar la «mezcla» entre el lenguaje escrito y el oral, así como laexistencia de prácticas de lecto-escritura informales, paralelas alas prácticas de lecto-escritura formales e institucionales, a las cualesse refiere Street (1984,1995).

En la conclusión, retomaremos estos puntos en relación con laheterogeneidad y «mezcla» en la vida social actual.

5. Conclusión

En este capítulo, hemos analizado algunas contribuciones delACD al análisis del lenguaje como práctica social, perspectivaque se vincula a la ciencia social crítica. Nuestro foco de atenciónse centró en un estudio crítico de género en la Constitución deBrasil de 1988.

Para concluir, nos interesa enfatizar la hibridez de las suge-rencias que fueron remitidas a la Asamblea Nacional de la Cons-titución. Estos textos híbridos indican lo que está involucrado enla dialéctica del discurso, señalando cambios en las identidades degénero (Fairclough, 2001). El análisis detallado de las voces de-mostró que las identidades híbridas se construyeron en los textos:estas fueron las identididades de la narradora, la madre/dueña decasa, la activista política y la mujer líder. La narradora es unaidentidad que está arraigada en las prácticas discursivas del mo-mento, situando a la mujer en una combinación de espacios pri-vados y públicos. La madre/dueña de casa, como lo hemos desta-cado, se percibe ahora como una identidad inserta en una plura-lidad de identidades desarrolladas por las mujeres. La activistapolítica implica la subversión de una visión de identidad unifor-me. La mujer líder, la que ahora se asocia a políticas de identidad,puede también existir en contextos tradicionales como, por ejem-plo, entre las benzedeiras, curanderas de aflicciones de mujeres(Magalhães, 1985).

Además, el texto de la mujer joven, que es una combinaciónde modos orales y escritos, subvirtió las convenciones de género

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establecidas, presentando una reorganización de identidades degénero vis-a-vis el poder institucional. De este modo, la nociónde identidades híbridas abre nuevas posibilidades de visualizar lasubjetividad como espacio político de (re)articulación creativo(Laclau y Zac, 1994). Este espacio de crítica ideológica, un espa-cio de mediación y lucha por la identidad, se basa en la contin-gencia y la indeterminancia.

Bhabha (1998) se refiere a la indeterminancia y la contingen-cia como formas de teorizar acerca del poder sin reproducir lalógica del que lo detenta. Visualizar las identidades como contin-gentes e indeterminadas tiene la ventaja de que evita la polariza-ción en el debate sobre el género.

En un artículo reciente, Baxter (2002) presenta un «análisisdel discurso post-estructuralista (ADP) del habla de muchachosy muchachas». Allí, Baxter propone una alternativa al AnálisisConversacional y al Análisis Crítico del Discurso. Desde nuestraperspectiva, tanto el ADP como el ACD se insertan en lo queHorkheimer y Adorno llaman una «teoría crítica». Por esta razón,sin dejar de reconocer la contribución de Baxter, pensamos que loque se necesita no es exactamente un término nuevo, sino desa-rrollar una teoría crítica en la cual se puedan ubicar ambas pro-puestas.

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Análisis crítico del discurso e ideología de género

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Análisis crítico del discurso e ideología de género

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Este documento se propone sintetizar algunas reflexiones en tor-no a los alcances del análisis crítico del discurso y de la teoría delas representaciones sociales, para la compresión de la cultura. Así,explora la relación que puede ser elaborada desde la psicologíacognitiva, la psicología cultural y el análisis crítico del discurso.

La relación entre la teoría de las representaciones sociales y losestudios del discurso se ha venido formulando recientemente, enparticular desde que la lingüística discursiva integró la cogniciónsocial a la explicación del sentido de la comunicación humana,como un núcleo de la investigación. Los trabajos más recientes deinvestigadores como van Dijk (1999, 2002, 2003) ponen en evi-dencia que la explicación de los discursos sociales tienen una es-tructura triádica e interdisciplinaria en la que confluye lo social,lo cognitivo y lo propiamente discursivo. En otra perspectiva, tra-bajos como los de Moscovici (1993, 2001) señalan que la com-prensión de las representaciones sociales puede dimensionar elcarácter social del conocimiento cuando se pretenden formularexplicaciones coherentes sobre la cognición social y el papel de éstasen las formas de construcción de la cultura desde el discurso.

Un aspecto que se considera nuclear y que se constituye enpunto de partida en el intento por poner en relación el análisiscrítico del discurso (ACD) y la teoría de las representaciones so-ciales (TRS) hace referencia a su convergencia en la cognición

Neyla Pardo AbrilUNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

Análisis crítico del discurso yrepresentaciones sociales: un acercamiento

a la comprensión de la cultura1

1 Esta reflexión forma parte de la investigación «Discurso, Representacio-nes Sociales y Cultura: La impunidad en la prensa Colombiana».

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social como fuente estructuradora del conocimiento de un grupohumano. Así, mientras las representaciones sociales (RS) dan cuen-ta de un conocimiento social internalizado que guía y facilita elprocesamiento de la información social, el ACD explora una prác-tica socio-cognitiva que estructura y construye formas de saberindividual y colectivo que circulan socialmente como interaccionesdiscursivas. En este sentido, los discursos y las RS son conceptuali-zados en la memoria personal y social con una estructura y orga-nización interna.

Otra consideración interesante, en esta exploración, pone enevidencia que las RS enfatizan el uso de vías cognitivas en el pro-cesamiento de la información social, en tanto que la TRS y elACD convergen en la necesidad de ser definidos como estructu-ras portadoras de dimensiones normativas, afectivas y evaluativasinherentes. En este sentido, son expresiones portadoras de cono-cimiento social internalizado; tienen funciones de procesamien-to, organización y almacenamiento en la memoria y guían la se-lección, el significado y la evaluación de la información y el cono-cimiento social ( Jodelet, 1984).

Se entiende, sin embargo, que el ACD y la TRS se encuentranarticulados en diferentes niveles de explicación. La teoría de lasrepresentaciones sociales trata de comprender el funcionamientopsicológico social e individual, al crear vínculos con los procesossociales y colectivos y las funciones de procesamiento de las re-presentaciones sociales, que pueden ser incorporadas a los mode-los de procesamiento de información. El ACD, por su parte, seaproxima, en una de sus dimensiones, a explicitar dos hechos; poruna parte, la manera como los hablantes utilizan repertoriossocioculturales de conocimiento para poner en evidencia saberessocialmente compartidos, garantía en el proceso de comprensiónmutua y, por otra, la construcción y reproducción de la cultura, enel que se implican procesos mentales estratégicos y constructivos.

La confluencia de la TRS y del ACD, en la búsqueda por lacomprensión de la cultura en el discurso y desde el discurso, indi-ca la necesidad de explicar la interacción comunicativa humanacomo el proceso que hace posible que una persona y los grupos alos que pertenece, produzcan y comprendan los contenidoscognitivos circulantes en el discurso. En la acción comunicativa,las personas se anticipan a los saberes que comparten, en términosde los contenidos cognitivos y de su estructura; de hecho, asumen

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grados de conocimiento consensual como condición para lainteracción social y la comunicación.

Las RS hallan concreción a través del discurso, dado que loselementos que las constituyen y las configuran son lo suficien-temente diversos para lograr «realidad social». El discurso, encuanto forma de conocimiento, moviliza, construye y expresalas RS y, por supuesto, también hace parte de su transformacióny negociación.

Posibles contribuciones de la Teoría de las Representa-ciones Sociales al Análisis Crítico del Discurso

Las representaciones sociales se explican como «teorías» que losindividuos tienen acerca de la naturaleza de los eventos, los obje-tos y las situaciones dentro de su mundo social. Este conceptoestá relacionado con la manera en que las estructuras de conoci-miento existentes se usan para familiarizar y contextualizar larealidad social. En la teoría de las representaciones sociales el an-claje es el proceso por el cual lo extraño o novedoso resulta fami-liar, por medio de comparaciones con las clasificaciones y catego-rías más conocidas y usadas por los individuos.

La comparación y categorización de los fenómenos socialesextraños o novedosos con categorías similares son funciones deprocesamiento esencial de las RS. Estas permiten que todo aque-llo que resulte perturbador y extraño pueda ser aprehendido en lared personal de agrupaciones y sea posible su comparación con loque se ha incorporado como típico de una clase determinada.Esto es, en el proceso de categorización, las unidades comparadas,jerarquizadas y clasificadas siguen un mecanismo general que dacuenta de rasgos inherentes y medulares de la cognición humana.En el marco de la TRS, los procesos de clasificación ycategorización son elementos del funcionamiento cognitivo indi-vidual, de manera que el anclaje es en esencia un proceso social,en el que las categorías de comparación se gestan y viven en lavida social y cultural del individuo, cuya experiencia está insertaen la tradición cultural de su comunidad. En este sentido, las RSson estructuras que reflejan la realidad histórica y cultural.

El carácter mnemotécnico de las RS facilita que se estructure

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y recupere la información social compleja. Imágenes, valores, ideas,categorías, que son reconocidas con facilidad y a las que muchagente dentro de un grupo responde rápidamente, pueden ser unacaracterística distintiva de una RS. En este sentido, son suscepti-bles de ser caracterizadas por cierto grado de procesamiento nocontrolado y automático, que permite presuponer un procesa-miento y reconocimiento más rápido. Este rasgo de las RS es, sinduda, un punto que se articula al ACD, si se tiene en cuenta elpapel que desempeñan las imágenes, los valores, las creencias y lasideas, en general, en la configuración de los discursos propios deuna cultura.

Los procesos de clasificación y designación inherentes al an-claje, no sólo son un proceso cognitivo, sino que implican unproceso evaluativo. Moscovici (2001) señala que las categoríassociales se caracterizan por poseer valor axiológico de forma inhe-rente. Este punto de partida explica la imposibilidad de la neu-tralidad, ya que cada objeto y ser tiene un valor positivo o negati-vo, ocupa un lugar jerárquico claramente identificable y, en con-secuencia, es registrado de una manera específica en su gruposocial. Así, al leer una noticia, es obvio que no se están simple-mente estableciendo y reconociendo los hechos sociales, sino queen realidad se evalúa y etiqueta a las personas, los grupos, losacontecimientos y los fenómenos y, al hacer esto, se evidencia una«teoría» sobre la naturaleza, la sociedad y el hombre mismo.

Así, en el Extracto 1, las unidades de evaluación y cogniciónse configuran como estereotipos2 de los grupos sociales dentro dela cultura. Este conocimiento, sin embargo, no es entendido niequiparado con el prejuicio hacia grupos particulares. El prejui-cio hacia un grupo está determinado por el grado en que unapersona o comunidad acepta o aprueba estereotipos. En el ejem-plo en cuestión, el lector se enfrenta a «La Coalición Pro Dere-chos Humanos, el presidente de la república, los grupos

2 Como lo indican Augoustinos y Walker (1995), los estereotipos sonestructuras cognitivas y afectivas objetivadas sobre grupos sociales, que sonampliamente compartidos y que emergen y proliferan dentro de un entor-no particular, social y político en un momento histórico dado; en este senti-do, son RS. Los estereotipos se construyen social y discursivamente en eltranscurso de la comunicación cotidiana y, una vez objetivados, asumenuna realidad independiente y algunas veces prescriptiva.

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paramilitares-los militares», categorías que se articulan dentro delas estructuras de conocimiento de una persona o de un gruposocial dado y que son objeto de distintos niveles de representacio-nes consensuales. De esta manera, en el nivel colectivo, el conteni-do de los estereotipos acerca de los distintos sectores socialesinvolucrados en el conflicto armado en Colombia puede ser am-pliamente compartido dentro de un sector de la sociedad; sinembargo, al explorar niveles intergrupales e individuales, estosestereotipos están valorados de forma diferente, aun cuando lanoticia proponga una forma muy específica de organizar y eva-luar los distintos sectores involucrados.

EXTRACTO 1Cada año más de 30.000 colombianos mueren a causa de laviolencia, y el 98% de estos casos permanecen en la impuni-dad. Así lo manifestó ayer la Coalición Pro Derechos Huma-nos en Colombia que, en carta abierta dirigida al presidentede la República, Ernesto Samper Pizano, le expresan su pre-ocupación por la sistemática violación de los derechos huma-nos en el país, y le exigen que desmonte los grupos deparamilitares y los mecanismos de impunidad porque «cobi-jan a militares implicados en la creación, entrenamiento y di-rección de estos grupos».3

Las RS están estructuralmente compuestas por un número deelementos interdependientes y jerárquicos que se organizan yagrupan alrededor de un núcleo. El núcleo tiene dos funcionesesenciales: una función cognitiva, que unifica y estabiliza los vín-culos en la representación, y una función social en la que el nú-cleo determina el significado y el valor de los elementos variablesy periféricos en la representación para crear y mantener entidadescolectivas (Abric, 1993).

En el procedimiento analítico, la teoría de las representacionessociales se propone investigar las diferencias de los grupos socialesen la organización estructural de las representaciones y buscar lasfunciones sociales e ideológicas subyacentes en esas estructuras. Estetipo de conocimiento, sobre la manera como se organizan y valoran

3 El Espectador, 16 de enero de 1998. «Denuncia en Canadá sobre D.H.Judicial».

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subgrupos e intergrupos en una comunidad, refleja formas do-minantes de ser percibidos y, en consecuencia, maneras de esta-blecer relaciones sociales, las cuales se materializan esencialmenteen la acción, el discurso y la comunicación.

Moscovici (1993) establece que las RS son estructuras diná-micas y cambiantes. Esto implica que al interior de los gruposhumanos haya una continua renegociación de las representacio-nes sociales, fenómeno que ocurre durante el curso de lainteracción y la comunicación de los individuos y de los grupos.En este sentido, las estructuras cognitivas se hallan relacionadas,en alguna medida, con los contextos que determinan cambios ymodificaciones derivados de ciertas restricciones situacionales oexperiencias que contradicen o fortalecen experiencias previas.

El carácter dinámico de las RS garantiza su constante fu-sión, ruptura e interacción con otras estructuras semejantes que,en el ciclo de su existencia, una vez que se transforman en enti-dades materiales y objetivas, parecen fosilizarse incorporándosea las formas de conocimiento más generalizado en un grupo yque, con frecuencia, se agrupa como conocimiento de sentidocomún. Sin embargo, como lo señalan Augoustinos y Walker(1995), después de un periodo de aceptación incuestionable ofosilización, las fuerzas sociológicas o históricas subsecuentespueden actuar para renegociar o transformar totalmente estasestructuras.

El conjunto de elementos previos permiten señalar con vanDijk (1990) que las RS se distribuyen en el discurso y que losprocesos de reproducción de las cogniciones sociales son proce-sos de representación cognitiva ubicados socio históricamente,cuya movilidad y existencia ocurren fundamentalmente en laacción comunicativa, donde con el uso se adquieren, transfor-man o desaparecen. En este sentido, el ACD es un recurso teó-rico metodológico que permite desentrañar contenidos, estrate-gias y estructuras inherentes a las RS que, a su vez, develanformas de conocer y explicar la realidad en un grupo determi-nado, a partir de lo cual es posible la comprensión de una cultu-ra específica.

Neyla Pardo Abril

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El ACD y sus relaciones con las distintas formas deconocimiento social

Los estudios lingüísticos más contemporáneos han incluido, en-tre los aspectos centrales para la explicación del lenguaje humano,el conocimiento y los procesos cognitivos como un elemento cen-tral que da cuenta de los factores involucrados en la actividadcomunicativa.

La lingüística cognitiva tiene como eje de sus reflexiones lahipótesis de que el lenguaje es parte integral de la cognición yque los procesos de interacción comunicativa se integran a facto-res individuales y sociales; estos hechos deben explicarse comoformas de conceptualización y parte del proceso mental. En estaperspectiva se encuentran investigaciones como las de Turner yFauconnier (1995), Lakoff (1987), entre otros.

En la teoría de la metáfora, propuesta por Lakoff y Johnson(1998), Johnson y Lakoff (1999), por ejemplo, el significado seorganiza y explica a partir de una concepción enciclopédica, en laque existen sistemas de convencionalización que dan paso a laconstrucción de modelos cognitivos de distinto orden: imagen,metafóricos, metonímicos, simbólicos y proposicionales. Cada unode estos modelos hace posible abstracciones, proyecciones y aso-ciaciones conceptuales, en las que confluye nuestra corporeidad einteracción con el entorno social, y se constituyen en maneras derazonar en torno a nuestra naturaleza y a la realidad social.

El ACD ha señalado que en la producción y comprensión deldiscurso se involucran todas las formas de conocimiento humanoque hacen posible el proceso de significar y de organizar la acciónsocial. Cuando el analista identifica formas concretas delexicalización o de variación estilística, por ejemplo, reconoce nosólo tipos de conocimiento social y maneras específicas de repre-sentarlo sino que, además, da cuenta de modos de jerarquizar yvalorar el saber individual y colectivo en el discurso. Categorías ynociones como topicalización, coherencia, implicación, presupo-sición, estructuras esquemáticas, roles discursivos y contexto, en-tre otras propiedades del discurso, implican, para su explicitacióny comprensión, un componente de conocimiento individual ysocial que, a su vez, contribuye a hacerlo explícito.

El conocimiento, en el marco del ACD, se constituye en un

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recurso mental y social que es adquirido, compartido y usado porlas personas, los grupos, las instituciones y las organizaciones enla interacción comunicativa. Es en la conversación y en las distin-tas formas de discurso en donde se establece la base cultural, gé-nesis de las creencias, opiniones, actitudes y, en general, de lasformas de saber colectivo. El conocimiento colectivo garantiza,así, que los grupos humanos formulen acuerdos generales, cons-truyan sentido común o participen de la cognición, hechos quedefinen la dimensión social del conocimiento. En este sentido, elconocimiento compartido define el conjunto de presuposicionesque garantiza la comprensión mutua y se configura como el capi-tal simbólico de los distintos grupos humanos.

Las distintas formas de cognición social circulantes en el dis-curso propio de una cultura o grupo específico ponen en eviden-cia tipos de conocimiento y sus características; así, el conocimien-to puede tener carácter dominante o alternativo; oficial, subversi-vo o legítimo. La dimensión cultural del conocimiento da cuentade las comunidades epistémicas en la medida en que son gruposde acción, pensamiento y discurso. En este sentido, el conoci-miento define pertenencia, identidad y rol en el grupo del cual seforma parte.

Lo que se ha venido indicando señala la inevitable relaciónentre el ACD, la cognición social y las diversas maneras de repre-sentación social. La primera y más evidente se relaciona con latarea y el objetivo central del ACD, a saber estudiar la reproduc-ción discursiva de dominación (el abuso de poder) y sus conse-cuencias en la desigualdad social. Explicitar las distintas relacio-nes de poder social implica identificar las formas de acceso y con-trol de los recursos sociales de orden material y simbólico. Entreestos últimos, son de especial interés el conocimiento, el acceso yel control al discurso público. Esto exige analizar y reconocer losdistintos grupos en una comunidad, discernir en torno a subgrupos,instituciones y organizaciones, que son percibidas como podero-sas, para deducir quiénes manejan los distintos tipos de saber ydisponen de mejores y mayores recursos para expresar y hacercircular su conocimiento en el discurso público.

En esta perspectiva, la interacción discursiva humana implica,con claridad, procesos cognitivos individuales y colectivos articu-lando, como lo señala van Dijk (1999), actores individuales ygrupales, así como las estructuras sociales en términos de la cog-

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nición y sus RS. En este sentido, la cognición social es el sistemade estructuras y funcionamientos cognitivos que son adquiridos,usados, creados y transformados contextualmente por los actoressociales y que es compartido por los miembros de grupos, organi-zaciones y culturas (Augoustinos y Walker, 1995).

El sistema constitutivo de la cognición social está conformadopor subsistemas, en los que se incluyen el conocimiento, las acti-tudes, las ideologías, las normas, los valores y, en general, los dis-tintos tipos de RS, así como el conjunto de estrategias y recursoslingüísticos y comunicativos que se articulan al discurso y demásprácticas sociales. Es decir, la cognición social integra aspectoscognitivos, culturales y otras propiedades fundamentales de la«mente social».

Para el ACD, identificar las distintas expresiones posibles dela cognición social hace posible examinar en el discurso las diver-sas maneras de acceder a la cultura de un pueblo. En este sentido,resulta prioritario examinar los distintos tipos de conocimientosocial. Un primer criterio consiste en determinar quiénes com-parten un determinado conocimiento, para identificar si esinterpersonal, grupal o intergrupal; para luego determinar, desdeun segundo criterio, si ese conocimiento es compartidodiscursivamente y en qué tipo y modo discursivo circula de ma-nera predominante. Este último criterio permite establecerparámetros para determinar qué sector socio-cultural se aborda;por ejemplo, si es o no posible reconocer saberes nacionales ouniversales construidos, reproducidos o transformados por losmedios masivos de comunicación social.

Van Dijk (1999) establece dos tipos de conocimiento, especí-ficos y generales. Desde su punto de vista, el conocimiento perso-nal, apropiado y construido desde las experiencias propias delsujeto, tiende a ser específico y se recupera en la memoria episódica;el conocimiento general, por su parte, tiene relación con formasde saber que se elaboran grupal o socialmente a partir de, porejemplo, eventos históricos compartidos por los miembros de ungrupo, nación o cultura y se instalan en la memoria social. En estesentido, el conocimiento socialmente compartido es, normalmente,general. Para este investigador, el conocimiento es una estructuramental que se representa esquemáticamente de diversas formas.Así, las experiencias personales, como los recuerdos biográficos,normalmente se representan en modelos mentales tales como los

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esquemas de evento. Por su parte, el conocimiento general y so-cialmente compartido puede representarse en esquemas de even-to-acción, marcos o esquemas de otros tipos, que constituyen lasRS propiamente dichas.

En esta perspectiva, y siguiendo a van Dijk (2002), el conoci-miento compartido, social o culturalmente, es el resultado de unproceso de aprendizaje y presupone el discurso público. Es nor-mal que se represente en la memoria social y se constituya en unrequerimiento de primer orden en la comprensión de todos lossignificados sociales y para la construcción de modelos mentales,esto es, de las interpretaciones personales del discurso por partede los miembros de una comunidad o de un grupo. Es decir, lacomprensión y producción del discurso involucran el uso, cambioo actualización de los distintos tipos de conocimiento personal ysocial. En este proceso, se requiere la activación de los saberesimplícitos, que se comparten social y culturalmente.

Para el ACD resulta, por lo tanto, central establecer qué tipo ycantidad de conocimiento se hace necesario para producir y com-prender, por ejemplo, la siguiente noticia que circula en un perió-dico colombiano a propósito de la guerra y las violaciones quecometen los distintos actores del conflicto:

EXTRACTO 2Explicó también que el Gobierno seguirá impulsando la re-forma a la Justicia Penal Militar, con el fin de que los delitosde lesa humanidad y los crímenes de guerra cometidos poragentes de las Fuerzas Armadas queden excluidos del fueropenal militar. Bell resaltó que ayer el Gobierno suscribió elestatuto de la Corte Penal Internacional y anunció que pro-moverá su ratificación a través de una ley en el Congreso.Esto hace parte de la política de respeto y acatamiento alDerecho Internacional Humanitario.4

¿Qué conocimiento es necesario para que el lector comprendaesta noticia? Hipotéticamente, se necesita activar todo lo que loscolombianos sabemos sobre la guerra, las violaciones al DIH, losactores implicados, los distintos tipos de regulación judicial de

4 El Espectador, 11 de diciembre de 1998. «Gobierno pide a la ONUmantener oficina del alto comisionado de D. H.».

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orden nacional e internacional, etc. ¿Adicionalmente, la construc-ción de la RS, implica delimitar cuál es la información nuclear ycuál la periférica? ¿Cómo configuramos la unidad de la noticia?¿Qué conocimiento es pertinente y relevante para establecer lacoherencia local y global de la noticia en cuestión?

Para van Dijk (1999) la activación de los distintos tipos deconocimiento que constituyen la cognición social se produce enrelación con las distintas estructuras, estrategias y contextos deldiscurso, así como con los implícitos, los presupuestos y la varie-dad de usos, entre otras propiedades del discurso que son deter-minadas por las condiciones pragmáticas inherentes al acto decomunicación. Así, hay situaciones discursivas en las que es bue-no o incluso necesario hacer explícito el conocimiento personal,por ejemplo, en los testimonios; mientras en otras situaciones,este tipo de conocimiento puede resultar irrelevante o no perti-nente; el conocimiento especializado de un grupo, por su parte,puede o no considerarse nuclear o presuponerse como parte delconocimiento cultural para los miembros competentes de unacultura. Es decir, hay unas relaciones permanentes y dinámicasentre los procesos cognoscitivos de activación de conocimiento, laproducción y comprensión del discurso, y las propiedades de loscontextos comunicativos.

Lo que ha quedado establecido permite inferir que en el nú-cleo de las relaciones entre el discurso y la cognición lo que seperfila son las RS, en la medida en que están relacionadas, pri-mordialmente, con estructuras cognitivas complejas como los sis-temas de creencias, ideologías, actitudes y los patrones de valoresculturales. En este sentido, la teoría de las representaciones socia-les permite al ACD comprender el funcionamiento psicológicoindividual, pero tomando en consideración procesos psicosocialesmás amplios, en los que se articula, en diferentes niveles de expli-cación, la cultura en tanto que fenómeno comunicativo-discursivo,cognitivo y social.

Cognición social, representaciones sociales y discurso

Moscovici (2001) ha indicado que las expectativas, creencias, co-nocimientos o esquemas previos de las personas determinan el

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tipo de información social nueva que se requiere para que losindividuos y los grupos actúen competentemente en su cultura.Siguiendo los principios del funcionamiento de las RS, la infor-mación que es consistente con las representaciones ya estableci-das en una persona o grupo es esperada y, por lo tanto, se procesade manera automática. Sin embargo, la información que es in-consistente con las expectativas o conocimiento previo, necesitarelacionar más información hasta estructurar una explicación.Desde este punto de vista, las representaciones sociales forman losfundamentos de las expectativas y prescripciones de las personase imponen un tipo de explicación automática.

Augoustinos y Walker (1995) señalan que los fundamentossociales de las explicaciones automáticas provienen de su carácteraprendido y, en consecuencia, se comunican por medio del len-guaje. Aunque hay variaciones entre un grupo y otro, de acuerdocon la cultura, las explicaciones son vistas como razonamientosdel sentido común y el conjunto de elucidaciones, cultural y so-cialmente consensuadas, provocan representaciones sociales o pro-cesamiento cognitivo socializado para fenómenos tales como laguerra, la violencia, la enfermedad y la pobreza, entre otros. Eneste sentido, las explicaciones grupales para el comportamiento,los fenómenos y los eventos no son el resultado de los procesoscognitivos individuales, sino que, más bien, se derivan de fenó-menos sociales basados en creencias ampliamente mantenidas ycompartidas en la forma de representaciones sociales.

El sentido propuesto por Moscovici (1993) para la «sociedadpensante» se refiere a la propensión de las personas para buscarexplicaciones dentro del marco cultural predominante; de mane-ra que las explicaciones para los fenómenos sociales están forma-das, no sólo por la cultura, sino además por el conocimiento espe-cializado. La discursivización del conocimiento a través de losmedios masivos permite que el conocimiento de los expertos seconstituya en bagaje y compendio de sentido común al que laspersonas recurren para entender y explicar su realidad social. Porlo tanto, las explicaciones no son simplemente un fenómenocognitivo, sino que tienen un claro origen social que se manifiestacomo saberes compartidos por amplios sectores socioculturales.

Como se ha señalado, los significados de los discursos depen-den del contexto particular en el que se esté hablando, de la fun-ción que cumplan y de los tipos de conocimiento circulante. Así,

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en el transcurso de la vida diaria, el contexto dentro del cual ocu-rren las conversaciones modifica su función y los saberes se trans-forman. Cuando las personas se involucran en una conversacióncon otros, construyen y negocian significados, o la «realidad» mismasobre la que están hablando. De hecho, el ACD se propone reco-nocer los consensos y disensos sociales en torno a un fenómenosocial y determinar la variabilidad e inconsistencia inherente a lossujetos y a los grupos o culturas cuando se enfrentan a una expli-cación o reconocimiento de su realidad. En esta perspectiva, elACD recupera los eventos, las creencias, las opiniones, las actitu-des y, en general, las formas de expresión ideológicas, junto conlos procesos cognitivos del discurso de los participantes, de mane-ra que el discurso es un indicador de algún estado o fenómeno,cuya comprensión da cuenta de factores y relaciones sociales yculturales.

Desentrañar en el ACD las representaciones sociales es recu-perar los consensos y los disensos, esto es, la variabilidad propiadel pensamiento social y del discurso. Es dar cuenta de los esta-dos cognitivos inconsistentes, ambivalentes o dependientes delcontexto que las personas pueden tener sobre sí mismos y sobrelos otros. Es decir, el ACD, contribuye a dar cuenta de la natura-leza ambivalente y alternativa de los pensamientos, de las opinio-nes y de las actitudes de las personas y los grupos.

Entre los trabajos que se han elaborado en el marco del análi-sis del discurso y que dan cuenta de las relaciones cognitivas ysociales en la actividad comunicativa humana, se destacan las in-vestigaciones que han elaborado van Dijk sobre el racismo enEuropa y Wetherell y Potter en Nueva Zelanda. Aunque conperspectivas distintas, estas investigaciones indican que los usua-rios de la lengua organizan estratégica y retóricamente su discur-so con el propósito de evitar ser evaluados y rotulados como racis-tas. En realidad, en la superficie de lo que expresan, quienes pro-ducen el discurso racista se apropian de categorías de igualdad yasumen expresiones como libertad, justicia y oportunidades igualespara argumentar la existencia de relaciones sociales injustas.

En estas investigaciones, las estrategias lingüísticas ycomunicativas que portan los discursos racistas incluyen argu-mentos que, en apariencia, se enmarcan en el discurso jurídico,económico o ético en torno al cual se unifican los principios cul-turales de la comunidad a la que se dirigen. Es decir, los hablantes

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pueden apropiar y usar en su discurso principios liberales eigualitarios, religiosos y éticos, para defender el racismo y las prác-ticas discriminatorias.

Aunque los argumentos pueden aparecer consistentes, elanalista puede descubrir usos contradictorios y no coherentes. Eneste sentido, el ACD debe explicitar los esquemas cognitivos queestructuran y organizan el discurso y el conjunto de estrategias alas que recurren los hablantes para hacer ciertas acciones socialesque, para los casos señalados, incluye evitar que se ponga en evi-dencia una identidad racista y justificar las relaciones sociales exis-tentes con otros grupos. Sin duda, estrategias similares son lasque aplican los usuarios de la lengua cuando acceden al discursopúblico para garantizar que, en una comunidad específica, semantengan formas de relación social desiguales que justifican,por ejemplo, la existencia de grupos en extrema pobreza, estadosde guerra o que se perpetúen los conflictos.

Como lo señalan Wetherell y Potter (1992), los conflictos y losdilemas propios de los grupos humanos, adquieren una dimensiónpsicológica cuando los miembros de la sociedad participan desde eldiscurso público de la posibilidad de discutir, debatir, explicar, jus-tificar y desarrollar versiones en torno a los fenómenos sociales, enel transcurso de la interacción social y la vida cotidiana. Desde estaperspectiva, la opinión, la creencia o el prejuicio dejan de ser unestado cognitivo individual para convertirse en un rasgo estructuralde una sociedad que está «organizada alrededor de la opresión y eldominio de un grupo sobre otro». Este hecho señala la importanciade explicitar desde el ACD la manera como ciertos grupos o perso-nas utilizan los recursos simbólicos, económicos, políticos o éticosque la sociedad pone a su disposición para justificar y legitimarestados y relaciones sociales, enmarcados siempre dentro del con-texto de las estrategias y estructuras arbitrarias, desiguales oexcluyentes, que necesitan ser justificadas y legitimadas en el dis-curso, para su mantenimiento y reproducción.

Discurso e ideologías

Van Dijk (1999) ha argumentado que el estudio de las ideologíasrequiere el reconocimiento de que son sistemas de ideas y, en

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consecuencia, se articulan al dominio psicológico; al mismo tiem-po, son ideas sociales y culturales por lo que deben ser descritasen términos de representaciones sociales y de su papel en la cog-nición social.

Específicamente, las ideologías se expresan y reproducen en eluso del lenguaje, de manera que las distintas formas de naturali-zación, ocultamiento, manipulación y legitimación son prácticasdiscursivas. Además, la comprensión del mundo y la construc-ción de la realidad social son formuladas y constituidas por losindividuos y los grupos, a partir del rol que juegan las ideologíasen la conformación de la realidad social y cultural.

La definición del estudio de las ideologías puede ser entendi-da como el desentrañamiento de los procesos y mecanismos psi-cológicos y sociales por los que ciertas representaciones y cons-trucciones del mundo hacen posible legitimar, mantener, trans-formar y reproducir disposiciones, regulaciones y normativas exis-tentes en el orden institucional, en las relaciones sociales y depoder dentro de una sociedad. En este marco, las ideologías pue-den ser consideradas como sistemas de ideas de distintos órdenes.

Una primera aproximación, muy dominante en las ciencias so-ciales, es entender la ideología como un conjunto de creencias yvalores políticos propios de partidos u organizaciones que implicanforma de militancia, y que se encuentran reconocidos formalmentedentro de la comunidad. Así, el propósito primario, desde este puntode vista, ha sido determinar la estructura subyacente de estas creen-cias en términos de un marco de trabajo político liberal-conserva-dor o marxista-capitalista, por ejemplo.

Una crítica sustancial a esta manera de entender y definir laideología hace relación a la restricción que sufre el concepto deideología, si se tiene en cuenta que el sistema de creencias superalos partidos políticos formales. Esta concepción rechaza el víncu-lo entre ideología y la vida diaria, así como el papel que juega laideología al estructurar la realidad social cotidiana, más allá delcampo de los asuntos y debates políticos. Además, equipara laideología con las identificaciones sociales, aunque pone en evi-dencia el componente crítico. Aunque no puede considerarse equí-voco definir la ideología en términos de los saberes políticos, surestricción a un sistema coherente de creencias, a la retórica de lospartidos, a los conflictos y procesos que le son inherentes y a latoma de decisiones políticas formalizadas o institucionalizadas

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limita la comprensión de un concepto que, como éste, implicadimensiones multidisciplinarias y relaciones que se establecendesde lo cognitivo, lo sociocultural y lo discursivo.

Esta primera aproximación contrasta con posiciones como ladel ACD, que considera la ideología como el sistema de pensa-miento individual y colectivo por medio del cual las relaciones depoder, control y dominio se mantienen, crean, transforman y pre-servan dentro de una sociedad. Su desciframiento, como se havenido indicando, ha sido ejercido por medios encubiertos y suti-les y, con carácter menos frecuente, por el uso de la fuerza velada.De acuerdo con las diversas propuestas marxistas, las ideologíasocultan los conflictos sociales al plasmar en las ideas, los valores ylas diversas expresiones discursivas, estrategias que justifican lasinequidades sociales y económicas existentes.

Las ideologías son portadoras de principios de libertad y deigualdad dentro de la sociedad contemporánea, pero fortalecen,con el presupuesto de la libertad del individuo, un mercado ex-cluyente y discriminatorio, y unas relaciones políticas y económi-cas que esconden y justifican formas diversas de explotación yopresión.

En otra perspectiva, se enfatiza el hecho de que el poder mo-derno no es siempre de naturaleza económica, ni está representa-do y ejecutado por las clases dominantes o por su acceso privile-giado a los recursos sociales, como tampoco ha sido ejercido enforma absoluta por las instituciones del Estado. Para Foucault(1999), por ejemplo, el poder moderno está difundido y dispersoa lo largo de todas las capas de la sociedad y es ejercido en formaamplia, a través del discurso, de las distintas expresiones simbóli-cas y de acción social que llegan a ser normas apropiadas pormedio de las cuales las personas viven su cotidianidad.

En la TRS, Moscovici hace hincapié en la centralidad delsentido común en el pensamiento cotidiano y en la compren-sión de la realidad social. Si esto se articula a las teorías de lacognición social que enfatizan las distorsiones, sesgos y erroresen el pensamiento colectivo, los consensos y disensos inherentesa las relaciones interpersonales, grupales e intergrupales, es po-sible dar cuenta de un elevado conjunto de señales morales, fi-losóficas, culturales y políticas que constituyen parte deldesentrañamiento de las ideologías.

El sentido común en ambas teorías es contingente, social e

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histórico, sujeto a cambio dadas las transformaciones políticas ysociales. Además, Moscovici (2001) sostiene que la propagaciónde ideas, y de los diversos tipos de conocimiento, garantizan quelas personas, al hacer uso de su sentido común, hagan acopio delos conceptos científicos que contribuyen a que las reservas deconocimiento social orienten el significado que las personas ledan a sus vidas. Desde este punto de vista, las representacionessociales dimensionan un énfasis político que, al relacionarlo conlas distintas formas de poder se articula, de manera definitiva, conel estudio de las ideologías.

Aunque Moscovici (1993) se ha referido a las representacio-nes sociales consensuadas, rechaza la visión de que siempre se estábajo la influencia de una ideología dominante. Desde su puntode vista, este análisis de cómo ocurren los procesos ideológicos enuna sociedad no reconoce las capacidades creativas,construccionistas y reflexivas de las personas. Más que un con-senso dominante difundido en la visión de las personas acerca dela naturaleza de la sociedad, lo que hipotéticamente ocurre cuan-do se analiza la cultura a través de sus distintas manifestacionesson diferencias, consensos, cohesión e inconsistencias al interiorde los distintos grupos constitutivos de una sociedad.

Otra dimensión del estudio de las ideologías consiste en defi-nirlas como un constructo cognitivo que permea la concienciahumana. Desde esta perspectiva, la ideología se encuentra en losvalores, las creencias, las actitudes y opiniones que tiene la gente.Como lo indica van Dijk (1999), una de las funciones de lascreencias y los valores reproducidos en los procesos ideológicos esproporcionar legitimidad a la estructura sociopolítica de una so-ciedad. Al hacer esto, las cogniciones pueden ser consideradascomo ideológicas en su propia naturaleza. En las sociedades capi-talistas contemporáneas, los niños aprenden a entender las des-igualdades como inevitables y legítimas, en términos de las dife-rencias individuales y de la capacidad para el esfuerzo y el sacrifi-cio personal pero, además, aprenden a aceptar que los recursossociales son distribuidos de acuerdo con los aportes individuales yen concordancia con las capacidades individuales. En este senti-do, los valores de equidad fomentan y legitiman la competencia yel ascenso personal a expensas de la cooperación, la unión, la soli-daridad y la igualdad.

Esta nueva dimensión de la ideología se aborda desde el estudio

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del discurso en todas sus expresiones, abarcando desde las formasmás cotidianas y coloquiales hasta las formas más institucionales.En este sentido, analizar el discurso social es explicar las ideologíasy dar cuenta, de alguna manera, del mundo social y de las culturasque lo constituyen. La comunicación cotidiana es, por lo tanto,fundamental en la producción y reproducción del significado en lavida social, y el discurso es el lugar en el que las relaciones de poderse comunican y las relaciones de dominio se crean y mantienen.Desde esta perspectiva, la ideología se configura como un rango deprácticas discursivas situadas socialmente, que tienen efectos y con-secuencias materiales.

Las ideologías se expresan en el discurso mediante el uso deestructuras determinadas. Van Dijk (1999) demuestra que lasestrategias semánticas, pragmáticas y sintácticas fijan formas de cons-truir significado a partir de las determinaciones que ejercen ciertastransformaciones lingüísticas. Dichas transformaciones pueden su-primir, distorsionar y mitificar lo que se está comunicando.

Los procesos sociales complejos también pueden ser objetivadosal representarlos como objetos o personificarlos. En la noticia quesigue, una organización actúa como una persona y en consecuen-cia está en capacidad de expresarse.

EXTRACTO 3Así lo manifestó ayer la Coalición Pro Derechos Humanos en Co-lombia que, en carta abierta dirigida al presidente de la República,Ernesto Samper Pizano, le expresan su preocupación por la sis-temática violación de los derechos humanos en el país, y leexigen que desmonte los grupos de paramilitares y los meca-nismos de impunidad porque «cobijan a militares implicadosen la creación, entrenamiento y dirección de estos grupos».5

Como Johnson y Lakoff (1998) explican, la metáfora «las or-ganizaciones son personas» o «las organizaciones son seres vivos»,le da legitimidad a las acciones que ciertos grupos ejecutan ennombre de las instituciones para presentar y promover actos ydecisiones políticas en torno a problemas sociales específicos, eneste caso, los derechos humanos en Colombia.

5 El Espectador, 16 de enero de 1998. «Denuncia en Canadá sobre D.H».Judicial. La cursiva es mía.

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Para el ACD, la ideología está relacionada con las distintasformas como se usa el discurso en los diversos contextos paraproducir significados y versiones específicas en torno a la reali-dad socio cultural. El estudio de los discursos, en tanto queexpresiones de la ideología, examina los procesos por medio delos cuales las versiones de la realidad se construyen, racionali-zan, legitiman y otorgan credibilidad a la vida cotidiana.6

La cognición, el discurso y la ideología pueden manifestarseen las prácticas sociales que constituyen la vida diaria. La no-ción de ideología que se ha venido sustentando indica que nosólo es un sistema cognitivo, un sistema de ideas, un capitalsimbólico, sino que, además, es una práctica social. Las ideolo-gías están presentes en las acciones cotidianas, los rituales socia-les, el quehacer institucional. En este sentido, las prácticas dia-rias como disponer de un trabajo, vender y comprar, hacer tran-sacciones comerciales y bancarias pueden contribuir a legitimarlas relaciones de producción existentes. De igual manera, sermiembro de las instituciones educativas legitima formas de ac-ceder y reproducir conocimiento. Así, las ideologías son un sis-tema de prácticas significativas que van a constituir a los sereshumanos como sujetos sociales y a reproducir las relaciones porlas cuales dichos sujetos están conectados a las formas de pro-ducción dominantes en una sociedad, tal como lo ha señaladoAlthusser y otros investigadores sociales. Sobre este punto,Foucault (1999) afirma que las prácticas sociales individuales ycolectivas determinan formas de poder moderno y se constitu-yen en núcleos de los aspectos más relevantes de la vida social.La tesis de este investigador es que las relaciones de poder ydominio se mantienen y perpetúan en las prácticas cotidianas,más que por las creencias y cogniciones.

En síntesis, las ideologías se han definido como sistemas queincluyen creencias, valores, representaciones, discursos, reperto-rios interpretativos y prácticas sociales que contribuyen a legiti-mar y reproducir las normas, principios y axiologías institucionales,el poder y las relaciones sociales dentro de una sociedad. Unatarea central en el ACD es comprender la interrelación entre fuer-zas sociales, económicas e históricas y el funcionamiento diario de

6 Véase al respecto van Dijk, 2003.

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los individuos y los grupos representados en los discursos. De estamanera, se pueden desarrollar los principios teóricos de las dosdisciplinas que se ha intentado integrar, para comprender, en unanueva dimensión, lo cultural; que como se ha demostrado, inte-gra la vida social en la acción y el conocimiento.

A manera de síntesis y para formularun nuevo debate

Un punto que parece ser convergente entre los teóricos socialesque abordan el problema de la RS y el ACD se puede ubicar en laidea de que las RS son el resultado de la capacidad humana parael lenguaje y la acción discursiva, por una parte y, por otra, que eldiscurso posee ciertas características en relación con los recursosmediáticos de los que dispone históricamente una comunidad, locual tipifica épocas, grupos o sectores humanos. Es decir, las socie-dades han dispuesto, en todos los tiempos, de un conjunto de re-cursos cuyo rol social es difundir sus expresiones discursivas, y estasexpresiones responden a unas lógicas que se instauran en la activi-dad de construir sentido y otorgan ciertas características a lo que espuesto a circular como significado.

Aunque no es claro que las representaciones sociales circulan-tes en los discursos den cuenta de las diversas formas de acciónsocial, ya sea como una forma de intervenir en el mundo para ellogro de fines o como una actividad comprensiva, los análisis delas RS tienden a dar cuenta de que el discurso —entendido comotodo producto simbólico— no sólo es una expresión de las RSsino que es constitutivo de las RS.

Por último, cuando se vincula ACD y RS, parece quedar claroque el discurso sólo alcanza sentido en relación con los conteni-dos que, de manera más estable, permanecen en la sociedad y quela significación vive y se transforma en las instituciones. En estaperspectiva, los seres se auto-instituyen en la sociedad, participany sus acciones aportan los elementos que se reconfiguran en eldiscurso mismo, para comprender la historia y la esencia de loque somos como seres humanos.

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Introducción

El fenómeno de la representación del discurso político en la prensamuestra gran variación y complejidad. Como es sabido, no todoslos actores políticos tienen el mismo acceso a la palabra mediática(van Dijk, 1993). Los discursos de los participantes son reprodu-cidos o referidos en formas diversas, constituyendo una jerarquíade enunciadores. La variación se da desde la selección yrecontextualización de las palabras reproducidas, lo cual deter-mina efectos ideológicos. Aunque hay una creciente interdepen-dencia entre las esferas política y mediática, la relación es dinámi-ca y llena de contradicciones y tensiones (Fairclough, 1995a;Grandi, 2002). En estas páginas analizo algunos aspectos de larepresentación del discurso político en la prensa mexicana desdeel punto de vista de las relaciones enunciativas entre los partici-pantes. Me centraré en instancias del discurso representado o ci-tado; en este caso, el discurso político mediado por la prensa,sobre todo en el género noticioso. Uno de sus rasgos, por ejemplo,es una notoria presencia textual de los periodistas en las noticias,formando parte visible del escenario político discursivo.

La multiplicidad de voces en el discurso noticioso ha sido tra-tada por diversos analistas (Bolívar, 1996; Fairclough, 1995a, b;Waugh, 1995; Bell, 1991, entre otros). El fenómeno es conse-cuencia en parte de la importante dimensión verbal de la activi-dad política que se convierte en materia prima del texto noticio-so. En estudios anteriores (Fonte, 1999; 2002a) he utilizado la

La escena enunciativa en la prensa

Irene Fonte ZarabozoUNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA DE MÉXICO

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metáfora de «escena enunciativa» para referirme al despliegue devoces que conforman la dimensión política de un acontecimientoen la prensa. Los políticos involucrados parecen interactuar en unescenario descrito por la prensa o imaginado por el lector. A vecesla interacción, mediada por el periódico, resulta diferida, en unescenario que sólo tiene una materialidad discursiva.

Se puede considerar la escena enunciativa en el espacio de unanoticia, pero el lector (o analista) también puede formarse una re-presentación mental de esa escena juntando varias noticias sobre unmismo asunto, con varios actores que opinan acerca de determina-da cuestión (incluyendo columnistas y editorialistas). Esta conjun-ción de habla puede extenderse a lo largo de varios números delperiódico si la cobertura noticiosa de los sucesos se prolonga. Enestos casos, la escena enunciativa va creciendo. Las referencias a otrosdiscursos previos aumentan, formando una compleja red de citas.

No siempre las noticias tratan sobre algún evento, ya sea o noverbal, sucedido en el mundo real, objetivo o externo; es decir, nosiempre son representaciones de hechos. Con frecuencia, el hechonoticioso está constituido por declaraciones destinadas a materia-lizarse en la prensa en primera instancia.1 En estos casos no sepuede hablar de representación, sino que el texto noticioso seconvierte en el evento en cuestión. Es decir, el lenguaje se usa nopara representar una experiencia previa, sino que pasa a construiruna experiencia en sí mismo.2

A continuación muestro algunas realizaciones del discursopolítico referido en la prensa. Los casos que expongo, tomados dela prensa mexicana reciente, presentan diversos grados de com-plejidad en la configuración de una escena enunciativa. De estemodo, veremos casos de diálogo referido en la narración noticiosa,así como instancias de interacción entre políticos y periodistas.Por último, veremos una situación enunciativa en la que lainteracción entre los participantes ocurre en el espacio mediático.

1 En estos casos, «la prensa ya no se concibe como lugar destinado aconstruir representaciones de lo social (...) sino como espacio desde el queejercer un poder pragmático cuyo objetivo no es otro que la modificación deun determinado status quo político» (Zunzunegui, 2002).

2 Martin (1984, cit. por Eggins, 1994) propone una escala en la relaciónentre el lenguaje y los procesos sociales. En un extremo está el lenguaje queacompaña la acción, por ejemplo en un juego de cartas; en el otro, el lengua-je que construye la experiencia, por ejemplo en un ensayo.

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El diálogo en las noticias

Primeramente me referiré a una escena enunciativa consideradaen el espacio de una noticia y sin participación visible del locutorperiodístico.3 Corresponde a la situación en la que el reporteronarra una interacción verbal que tiene un referente extratextual.La posición del locutor respecto de esta escena es externa. Sufigura, no manifiesta en el texto, puede ser la de un testigo o la dequien relata la noticia en segunda versión (por ejemplo, proce-dente de alguna agencia). El locutor representa dos o másenunciadores en diálogo, o un enunciador que se dirige a otroalocutario presente en la escena. La relación entre locutor yenunciadores podría esquematizarse así:

LOCUTOR (PERIODISTA)REPRESENTA

ENUNCIADOR ENUNCIADOR

Sin embargo, el diálogo en las noticias resulta muy diferentedel representado en otras narraciones (Fairclough,1995a). Un casotal se da en el siguiente fragmento noticioso sobre la huelga estu-diantil de la Universidad Nacional de México en 1999:

1. Sudoroso y nervioso, con la camisa húmeda, el director deDerecho encontró a su paso a Sergio García Ramírez, quienlamentó los hechos. «Sólo el diálogo, la ley y el respeto pue-den evitar este tipo de actos», dijo, y rechazó que se apele a lafuerza pública para resolver los conflictos universitarios. «Esnecesario que las partes se sienten a dialogar, por largo y can-

3 En adelante, denominaré locutor al que enuncia el discurso primario enel que se inserta el discurso citado, o secundario. Coincide con la instanciade redacción de las noticias (cuya autoría es múltiple, pero eso no nosinteresa aquí). Llamo enunciadores a las voces citadas o referidas en susdistintas formas (discurso directo, indirecto, formas narradas). La distinciónno coincide exactamente con la propuesta por Ducrot (1984), pero haresultado útil y pertinente en otros trabajos (Fonte, 2002a; Reyes, 1984;García y Zoppi, 1992; por ejemplo).

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sado que sea». El ex procurador general de la República con-sideró que «no llegó aún el momento para que intervenga laJunta de Gobierno». Previamente, Carvajal expresó al jurista:«Me retiro ante la violencia». Rodeado por su equipo de se-guridad, caminó hasta la Rectoría. Desde la explanada se co-municó por medio de un celular con el rector. «Estoy aquíabajo con un grupo de 100 personas que fuimos desalojadasviolentamente. Te pido unos minutos para informarte de losucedido». («Los huelguistas, ‘ebrios de poder’, dijo el rec-tor», La Jornada, 21 de abril de 1999).

El director de Derecho (también denominado ex procuradorgeneral de la República y por su nombre propio, Carvajal) sedirige primeramente a Sergio García (profesor de Derecho), re-presentado con menor prominencia, sólo por medio del acto ver-bal: lamentó. No encontramos marcas formales indicadoras de undiálogo cara a cara (le dijo, en vez de dijo). Sigue un acto verbalnarrado (rechazó) y otra cita textual, y al final es que se explicitael interlocutor: expresó al jurista. En la segunda interacción verbal,entre el director y el rector, aparece el pronombre de segundapersona, pero no la marca le antes de dijo. Resultaría difícil imagi-nar un diálogo más o menos «real» a partir del discurso citado,por lo fragmentado y falta de cronología. El orden de la represen-tación parece seguir un criterio de importancia atribuida a losdistintos enunciados.4 En el fragmento visto, primero se trata eltópico del diálogo y después el de la violencia. Esta relativa im-precisión en la interacción representada es propia, a mi juicio, delgénero noticioso.

A diferencia del caso anterior, encontramos que, con frecuen-cia, los enunciadores son citados sin referencia a sus interlocutores;es decir, su palabra se descontextualiza de la situación original deinterlocución. Por una parte, esto depende de las relaciones depoder involucradas; esto es, de quién hable con quién. Por otraparte, dado que el discurso de los políticos referido por la prensa

4 White (2000) habla de una «estructura orbital» de la noticia, en la que elorden narrativo se ajusta a la convención de que el tópico principal esreiterado a lo largo del texto. Esta estructura se asemeja al orden «cíclico» enla organización de los tópicos que ya había señalado van Dijk (1990). Porsu parte, Bell (1998) ha estudiado algunas particularidades de las noticiascomo narraciones.

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suele tener una orientación pública, la narración periodística norepresenta escenas cerradas en las que interactúan otros persona-jes y a las que el lector se asomaría como espectador, sino escenasabiertas en las que el discurso público se dirige a todos incluyén-dolo a él.

Cuando los interlocutores son explicitados, el efecto puederesultar marcado, como podemos ver en los siguientes fragmentosde una noticia del periódico Excélsior5 que refiere la visita del pre-sidente electo Fox a Estados Unidos en agosto de 2000, ocasiónen que se reúne con mexicanos allí residentes. En una coyunturaen que Fox había tenido fricciones con la prensa (la había critica-do por algunos reportes negativos sobre los resultados de su visitaa Estados Unidos y Canadá), la noticia trata de mejorar la imagendel futuro presidente presentándolo democráticamente eninteracción con sus compatriotas. Las marcas pronominales indi-can la interlocución (les señaló, etc.). Sin embargo, la asimetría enla interacción se evidencia en que los que se dirigen a Fox apare-cen individualizados en expresiones descriptivas, mientras queFox se dirige a un auditorio colectivo. Por eso, en una sola ocasiónaparece en su discurso citado la marca de interlocución les.

2. Precisamente con una reunión con las comunidades deconnacionales radicados aquí Fox inició sus actividades enDallas. «Quiero escucharlos», les señaló a los representantes demigrantes procedentes de Hidalgo, Zacatecas, San Luis Poto-sí, Michoacán, Guanajuato y otras entidades (...) «Queremosque lleve un mensaje al Presidente Ernesto Zedillo para queordene se terminen las arbitrariedades del fin de sexenio enlas aduanas; están haciendo su domingo ocho», le indicó a Foxun pequeño hombre de bigote que resumió así el sentir general.(...) En la reunión participó también el basquetbolista mexi-cano Eduardo Nájera, enrolado actualmente con el equipoprofesional Mavericks de Dallas, quien le solicitó apoyo al de-porte. («EU y Canadá ‘no nos mandaron por un tubo’: Fox»,Excélsior, 26 de agosto de 2000).

5 Excélsior, de gran prestigio e influencia hasta hace pocos años, se ha vistoafectado por problemas financieros y cambios de dueño. Su anterior líneade centro y con tendencia plural se ha tornado más conservadora.

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Inserción recurrente de discursos citados

A veces, un enunciador, citado por el locutor periodista, a su vezse convierte en locutor refiriendo otro discurso que se inserta enel suyo, según una fórmula como «X dijo que Y dijo». El discursocitado inserto nos remite a escenarios y tiempos previos. El es-quema de enunciadores inscritos en el relato del locutor se puederepresentar así:

Locutor (periodista)representa

Enunciador-locutorrepresenta

Enunciador

Encontramos un ejemplo interesante en el siguiente titular deLa Jornada6 (26 de agosto de 2000) referido a la fricción entreFox7 y la prensa que mencionábamos antes: «Tal parece que go-zan diciendo que mis propuestas fueron ignoradas, dice». En estedoble decir, Fox como enunciador presenta una mala imagen dela prensa; pero a su vez, La Jornada, como locutor, exhibe al pri-mero atribuyéndole a ésta malas intenciones. La Jornada acentuómás este lado negativo de Fox, mientras que Excélsior buscabaatenuarlo. En el texto de la noticia, Fox, como enunciador citadoen discurso directo, a su vez cita a otros para contradecirlos y dar supropia versión. Elabora un diálogo polémico (donde abundan lasnegaciones y reafirmaciones) en el que él mismo participa:

6 La Jornada (fundado en 1984) es uno de los principales diarios deMéxico, con una posición de centro-izquierda; se ha caracterizado por suapoyo a movimientos sociales como el zapatismo, el feminismo, etc., asícomo por la crítica al neoliberalismo y la globalización.

7 La elección de Vicente Fox (del Partido Acción Nacional, de tendenciaconservadora), en julio de 2000, terminó con el monopolio del poder por elPartido Revolucionario Institucional durante 70 años.

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3. «Yo he venido a plantear ideas que han sido recibidas conprudencia, cautela, pero que han sido recibidas; por ahí, laprensa mexicana señala que no, que ¡nos mandaron por un tubo![expresión coloquial de rechazo], pero yo les digo: ¡no es cierto!Sí nos escucharon y sí comprendieron (estadounidenses y cana-dienses) de qué se trata», subrayó.

En este fragmento, Fox comienza autopresentándose positi-vamente como hablante ante alocutarios benévolos (pertenecien-tes a la esfera política). Seguidamente la prensa aparece ofrecien-do una versión contraria. Los tiempos verbales nos guían por lacompleja trama de escenarios e interlocuciones: el antepresenteque señala el antecedente inmediato (yo he venido a plantear...), elpresente de la enunciación de la prensa (señala) y el pretérito dela escena anterior cuestionada (nos mandaron..., nos escucharon...).La reformulación del discurso de la prensa en forma de acto ver-bal de desautorización y rechazo sirve a Fox para dar una imagennegativa de aquella; además, Fox, como enunciador en discursodirecto, tiene el control desde su presente de la enunciación (yo lesdigo). Aunque en el fragmento Fox parece controlar ventajosa-mente la polémica con la prensa, es él mismo quien se construyeuna imagen positiva; en el resto del texto otros enunciadores locritican y al final del artículo su figura queda desprestigiada.

Los periodistas y los periódicos como enunciadores enla escena política

Otro tipo de escena enunciativa se da cuando la participación delos periodistas en la producción de noticias adquiere relevanciatemática en los textos. Por lo general, aparecen en interacción conlos protagonistas de la noticia, en situación de conferencia de prensa,de viajes de políticos cubiertos por los reporteros enviados, etc.Entonces, el locutor periodista pasa a ser enunciador. El esquemade enunciadores inscritos en el relato del locutor podría represen-tarse de esta manera:

Locutor-enunciador Enunciador

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Puede haber varios grados de prominencia textual del interlo-cutor periodístico. Comenzaré presentando la interacción verbalen la cobertura de una conferencia de prensa conjunta entre Vi-cente Fox (presidente electo de México) y Jean Chrétien, primerministro de Canadá, cuando el primero visitó ese país en agostode 2000. La larga noticia de El Universal8 de 33 párrafos dedica25 al discurso citado de Fox y 8 al de Chrétien. El titular muestraque las declaraciones de Fox son el tópico principal: «Respetarélibertades: Fox». La mayoría de las citas del texto noticioso, ya seaen forma de discurso directo, indirecto o forma narrada, no espe-cifican un interlocutor, pues este resulta implícito en el contexto.La situación de conferencia de prensa es mencionada en el segun-do párrafo. Chrétien, como figura secundaria en un sentido te-mático, aparece referido en un complemento circunstancial:

4. «...vamos a ser un gobierno tolerante, plural, de transicióne incluyente», sostuvo Fox Quesada, frente al primer ministro deCanadá, Jean Chrètien, en conferencia de prensa conjunta. (ElUniversal, 23 de agosto de 2000).

La situación de conferencia de prensa se intercala cada ciertostramos del texto: en el encuentro con la prensa, Jean Chrétien descar-tó...; al inicio de la rueda de prensa, en la que estuvieron miembros delequipo de transición de Fox Quesada...; en la conferencia de prensa ala que asistieron una treintena de representantes de medios de informa-ción de México y Canadá, el presidente electo Vicente Fox sostuvo...

La interacción entre los conferencistas también puede adqui-rir relevancia; en este caso, en algunos discursos de Fox y Chrétien,los referentes al encuentro anterior entre ambos, como en: le co-menté al primer ministro, Jean Chrétien, sobre las elecciones de Chiapasdel domingo...; o en: Categórico, Chrétien sostuvo que, en el encuen-tro con Vicente Fox, el tema no fue tocado ni mucho menos analizado.La interacción paralela entre cada conferencista y los reporterosproduce una repercusión en el discurso de cada uno; de hecho, lainteracción es múltiple: cada conferencista con los reporteros yentre ellos mismos:

8 El Universal (fundado en 1916) es otro de los grandes diarios de Méxi-co; tiene una tendencia pluralista.

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5. Al respecto, dejó en claro [Fox] que no vino a este país apresentar proyectos, sino a proponer ideas y a hablar de ‘opor-tunidades’. En esto coincidió el premier canadiense.

La crítica y las observaciones serán siempre bienvenidas yabiertas, y seremos un gobierno transparente, responsable (...)insistió Vicente Fox. Sus palabras fueron recibidas con gesto deaprobación del propio Chrétien.

Se advierte cierta asimetría en la relación entre ambos en elhecho de que es la figura de mayor jerarquía quien aprueba laspalabras del otro: Chrétien, como político experimentado del pri-mer mundo, además de anfitrión, frente a Fox, quien se iniciabacomo presidente electo en la política internacional.

La referencia a la comunicación no verbal entre los partici-pantes, como el «gesto» en (5), o la risa en el siguiente fragmento,describe un ambiente emocional en la conferencia. Los periodis-tas aparecen como audiencia activa:

6. Chrétien, quien arrancó la risotada de los periodistas al llamaral presidente electo simplemente «Vicente», en respuesta aque éste se dirige a él como «Jean», no dudó en destacar lapresencia de Fox Quesada en Canadá (...)

Los últimos párrafos del largo texto noticioso dan cuenta de laopinión de Fox sobre tópicos particulares del escenario políticomexicano, más alejados de la agenda bilateral mexicano-canadiense.En esta parte se hace explícita la participación de los reporteros:las palabras de Fox aparecen como respuesta al periodista queinterroga: «Cuestionado sobre el conflicto en Chimalhuacán (...),Vicente Fox comentó...»; «en este contexto, también se le preguntósi al presidente Ernesto Zedillo se le puede considerar un nuevoBenito Juárez...»; «cuestionado sobre los sueños de Fox Quesadacomo presidente, respondió:...». La marca del reportero interlo-cutor contribuye a dar unidad a una serie de tópicos que de otramanera parecerían inmotivados con respecto a los temas generalesde la conferencia de prensa.

La interacción entre periodistas y políticos en situaciones pre-vias al evento propiamente público de la conferencia de prensapuede llegar a ser tópico noticioso, con determinados fines ideo-lógicos y/o políticos. En el fragmento siguiente, el periódico na-

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rra la actitud bromista de Fox con los periodistas y transcribe endiscurso directo un diálogo donde Fox usa el estilo coloquial quelo ha caracterizado (y distinguido de la formalidad de los presi-dentes mexicanos previos).

SALMONCITO Y NEGOCIOS

7. La entrevista con los directivos de empresas canadienses yla posterior conferencia de prensa fueron las últimas activida-des de Fox en Toronto, considerado el centro financiero deesta nación. En un lujoso hotel, el presidente electo almorzócon los hombres del dinero.Fox llegó al salón de la conferencia. Quiso bromear.¿Ya comieron? preguntó a los reporteros. No.Pues yo sí. Comí salmoncito... de primera, a´i nomás. Y bue-no, pues buen provecho para los que ya comieron y buenosdeseos para los que no han comido. ¡Que coman pronto!Y arrancó con su exposición. («La inversión privada, antes defin de año: Fox a empresarios de Canadá», La Jornada, 24 deagosto de 2000).

El encabezado de la sección (SALMONCITO Y NEGOCIOS) mues-tra la importancia que La Jornada otorga a la escena, con la queconstruye una imagen de banalidad e inconsciencia del futuropresidente que se apresta a promover la inversión extranjera enMéxico (hecho indeseable para el periódico). La escena tambiénpuede leerse como metáfora sobre la comida: Fox se deleita con elafamado producto canadiense de exportación, mientras Méxicoes ofrecido (¿cómo en bandeja?) a los empresarios canadienses(Williamson y Fonte, 2003).9

La escena enunciativa construida conjuntamente entre polí-ticos y periodistas puede adquirir carácter internacional y vol-verse muy intertextual. Me refiero a la manifestación en el textode que la información procede de otras fuentes, por lo generalinternacionales, ya que, por motivos de competencia, los perió-dicos suelen evitar la referencia a la prensa local. En este senti-do, los periódicos se mueven entre el celo por la exclusividad y

9 Agradezco la discusión de estos tópicos con Rodney Williamson, conquien trabajo en una investigación comparativa sobre la prensa mexicana ycanadiense.

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el reconocimiento a la circulación e intertextualidad de la infor-mación.10

Las noticias suelen dar cuenta de la valoración de sucesos im-portantes por la prensa extranjera, situación enunciativa frecuen-te en la cobertura de ciertas actividades como las visitas de losmandatarios al exterior; se suele incluir en la información la reac-ción de los medios del lugar de la visita. Los corresponsales en elextranjero también recogen regularmente información relevantesobre el país para el que reportan. Interesa conocer la imagenpropia desde la perspectiva ajena. Por ejemplo, en la visita de Foxa Canadá cuyos reportes de prensa hemos estado comentando, losperiódicos se hacían eco de las opiniones canadienses, como en elsiguiente ejemplo:

8. En Canadá, varios son los medios que anuncian la llegadade Fox y lo identifican como el cowboy de las botas, el hombre delos bigotes negros, el charro mexicano y el ex gerente de la CocaCola. No dejan tampoco de identificarlo como el hombre quepuso fin a la septuagenaria cadena de gobiernos surgidos delPRI. («Despierta interés en Canadá la visita del presidenteelecto», La Jornada, 22 de agosto de 2000).

Si no, tomaban información de la prensa de ese país, como enel siguiente caso de un corresponsal del periódico acreditado alprincipio de la noticia:

9. El director jurídico para negociaciones comerciales deSECOFI [Secretaría de Comercio y Fomento Industrial], HugoPérez Cano declaró al diario canadiense The Globe and Mailque México no reconsiderará su posición de revisar el capítu-lo XI. («Reabrir el capítulo XI, pide Canadá», El Universal, 6de septiembre de 2000).

La información puede provenir casi en su totalidad de lo pu-blicado en la prensa extranjera (no me refiero a lo trasmitido por

10 El periódico El Universal, por ejemplo, tiene una sección llamada «Cómonos ven», que transcribe fragmentos de la prensa internacional. Es más fre-cuente la intertextualidad entre distintos medios; por ejemplo, los telediariosy noticieros radiales dan cuenta de los principales titulares de la prensa.

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agencias internacionales). El periódico foráneo llega a ser elenunciador principal. Tenemos así, por ejemplo, el caso de unainformación sobre México, tomada de un periódico canadiensede circulación provincial y publicada luego en México: un políti-co mexicano denunciado por peculado había desaparecido de laescena nacional. Dos meses después, el periódico canadienseVancouver Province daba cuenta de su estancia en aquel país. Elcaso se convirtió en motivo de investigación periodística (y poli-cial) en México. Una noticia de El Universal, «Indagan actividadde OEV en Canadá», señala en el subtitular la procedencia de lainformación: «La investigación policial busca determinar cómollegó a ese país, qué hizo y si realizó alguna inversión, informó eldiario Vancouver Province» (El Universal, 17 de diciembre de2000). En cinco de los 13 párrafos del texto, la información esatribuida explícitamente al periódico canadiense, por medio defórmulas introductoras de discurso citado:

10. La Real Policía Montada de Canadá (RPMC) investigalas actividades en este país del ex regente de la ciudad deMéxico, Óscar Espinosa Villarreal, quien durante dos mesesy medio viajó de incógnito por esa nación, publicó el diarioVancouver Province (...) El Vancouver Province reportó, sin darfuentes, que el ex regente de la ciudad de México habría in-vertido en una propiedad compartida en Whistler.

La historia sobre el político fugitivo se inserta en un segundonivel de representación. La diferencia con respecto a los casosconsiderados anteriormente es que el enunciador es otro mediode prensa. Por tanto, la escena enunciativa representada en unprimer nivel no tiene un referente espacial preciso (como el lujosohotel donde se desarrollaba, en interacción cara a cara, la confe-rencia de prensa: fragmento 7). Ahora, la enunciación es diferiday mediada por la escritura. Implica la circulación de enunciadosen cadenas de locutores y lectores que a su vez re-enuncian. Estecaso muestra una escena enunciativa más compleja, globalizada sise quiere, en la que los participantes, lejanos geográficamente, seunen por los conductos del flujo mundial de la información.

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La escena enunciativa en el espacio mediático

En los casos vistos anteriormente, los políticos se dirigían a laprensa como medio para llegar al público; en los que siguen tam-bién, pero sus mensajes tienen, además, un destinatario específi-co. Es común que los políticos, en sus declaraciones, se refieran asus adversarios en tercera persona, dirigiéndose a ellos indirecta-mente. Asimismo, en situaciones de conflicto, los participantespueden no dirigirse uno al otro sino a la prensa, que constituyeuna escena de interacción diferida. La interacción entreenunciadores no es representada en el mismo texto noticioso; eldiálogo se da en diferentes textos, a menudo con diferentes fe-chas. La escena enunciativa, en la que cada enunciador se dirige allocutor mediático por separado, se puede representar así:

Locutor

Enunciador Enunciador

Una situación semejante, notoria por reiterada a lo largo demeses, ocurrió en México en 1999, durante la huelga estudiantilen la Universidad Nacional (ver fragmento 1) motivada por elrechazo estudiantil a un anunciado aumento de cuotas. Durantelos dos primeros meses de este conflicto (que se prolongó pordiez meses) las autoridades y los representantes estudiantiles nose comunicaron directamente; las dos partes insistían pública-mente en la necesidad del diálogo pero acusaban a los otros deimpedirlo con su intransigencia. La palabra diálogo fue la másutilizada por las partes en conflicto, aunque paradójicamente nose llevaba a efecto (ver Fonte, 2002b). Siendo partes constitutivasde la misma institución, estudiantes y autoridades no dialogarondurante mucho tiempo. Daban a conocer sus posiciones en con-ferencias y entrevistas de prensa. Esta extraña situación prolongóinnecesariamente la huelga y transformó a los medios en parteintegrante del desarrollo del conflicto.

La interacción mediada por la prensa y realizada sólo en su es-pacio puede llegar a ser muy compleja, involucrando a personas enlugares distantes e incluso a diferentes medios. Tal fue el caso de

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una disputa suscitada entre el subcomandante Marcos del EjércitoZapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el juez españolBaltasar Garzón, conflicto que se dio en el espacio de la prensamexicana principalmente (aunque también tuvo su repercusión enla española), en dos diarios por separado: cada participante se ma-nifestó en un periódico diferente. El 25 de noviembre de 2002, LaJornada publicaba una larga carta (de más de 4000 palabras) delsubcomandante Marcos dirigida a un músico español, amigo suyo,a propósito de una reunión antiglobalización a celebrarse en Espa-ña. Entre los varios tópicos, Marcos insultaba al primer ministroAznar, al rey español y a Garzón.11

Los titulares de La Jornada decían:

11. «El subcomandante se congratula por el proyecto de funda-ción de un Aguascalientes en España».«Vaticina Marcos un crecimiento «geométrico» de losglobalifóbicos».«El juez Baltasar Garzón, un «payaso grotesco» al servicio dela clase política gobernante».«Critica el sometimiento del País Vasco y reivindica comolegítima su lucha política».

La carta, de estilo coloquial y desenfadado, llena de expresio-nes provocadoras, puede dividirse en varias partes. Al inicio, Mar-cos se dirige a su amigo en segunda persona, luego introduce undiálogo con un personaje ficticio, después reflexiona en tono poé-tico, etc. En los párrafos 28 y 29 se refiere a Garzón en tercerapersona:

12. Bien sé que ese payaso grotesco que es el autodenominadojuez Garzón, de la mano de la clase política española (que es

11 La Jornada ha sido el vocero de Marcos, concediéndole amplios espaciosde primera plana cada vez que éste ha deseado dirigirse a la opinión públi-ca y dar a conocer determinada posición en la escena política nacional (ointernacional como en este caso). Por otra parte, se ha señalado la dimen-sión mediática del movimiento zapatista (Emilsson y Zaslavsky, 2000),manejada hábilmente por el subcomandante Marcos, quien ha sabido apro-vechar los recursos del espacio mediático para movilizar las fuerzas socialesa su favor e influir de modo diverso en la política nacional, sin moverse de laselva ni realizar acciones militares.

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tan ridícula como la corte, pero sin ese discreto encanto queda el ¿cómo ha estado duquesa? Bien, barón, no extraño paranada al bufón de Felipillo porque el Pepillo es tan graciosocomo aquél. Por cierto, haría bien subirse la bragueta, ba-rón, no vaya a ser que coja usted un resfriado, que es lo únicoque se puede coger en la corte, etcétera), está llevando ade-lante un verdadero terrorismo de Estado que ningún hom-bre y mujer honestos puede ver sin indignarse.

Sí, el clown Garzón ha declarado ilegal la lucha políticadel País Vasco. Después de hacer el ridículo con ese cuentoengañabobos de agarrar a Pinochet (que lo único que hizo esdarle vacaciones con los gastos pagados), demuestra su verda-dera vocación fascista al negarle al pueblo vasco el derecho deluchar políticamente por una causa que es legítima.

El juez eligió otro periódico mexicano para responder alsubcomandante. El 6 de noviembre, El Universal dedicaba suprimera plana a la respuesta de Garzón a Marcos, bajo el titular«Reta el juez Garzón al Sub Marcos». Si el texto de Marcos,aunque con formato epistolar, no se podía adscribir a un géneroespecífico (por su extensión, su tono, su mezcla de irreverenciacon asuntos serios, de opinión con diálogo ficticio), la carta deGarzón era convencional y mucho más sintética (111 líneas, des-tacaba El Universal). Atacaba a Marcos de manera contundente yen segunda persona:

13. No necesita usted quitarse la máscara para haberse desen-mascarado: usted, sencillamente, no cree en los derechos esen-ciales del hombre ni en la democracia, ni siquiera en los dere-chos cívicos de su propio pueblo (...) En esta larga batalla hepodido cometer errores pero, a diferencia de usted, he dado lacara y firmado con mi nombre, y he asumido mis equivoca-ciones. En cambio, usted se parapeta cobardemente en unasuerte de atalaya que le convierte en un ser extraño, exótico,un espectro detrás de una máscara y de una ridícula pipa. Nosuelo dar consejos, pero aquí va uno: abandone usted el dis-fraz y su escondite, demuestre que es un líder, dé la cara, en-fréntese a la sociedad mexicana, defienda sus ideas en igual-dad de condiciones; dígale adiós a las armas, permita que sushombres sean libres, no secuestre ni mancille a la Democra-cia. De «gachupín a gachupín» (porque no dudo que usted

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tiene sangre «gachupina» en las venas) y con el mayor respetoy admiración hacia México, país entrañable al que tanto de-bemos los españoles, incluidos los vascos, le reto cuando us-ted quiera y donde usted quiera, a que sin máscaras ni disfra-ces, cara a cara, podamos hablar del terrorismo, de rebeldía,de dignidad, de lucha, de insurgencia, de política, de justicia,de todos aquellos valores que sirven para construir un país yuna democracia y defender los derechos de los que menostienen.

El 9 de diciembre La Jornada publicaba en primera plana eltitular «Acepta Marcos el reto a debatir lanzado por Baltasar Gar-zón», acompañado por una foto de Marcos haciendo un gestoobsceno con la mano. Se trataba de una carta al magistrado, sininsultos pero sin abandonar el tono burlón y paródico:

14. Señor Baltasar Garzón:Leí la carta que me dirige, fechada el día 3 de diciembre delpresente año y publicada el día 6 de los corrientes en el perió-dico mexicano El Universal. En ella, además de permitirseinsultarme con toda clase de calificativos, me reta usted a undebate en lugar y fecha a mi elección.

Le comunico a usted que acepto el reto y (como mandanlas leyes de la andante caballería), puesto que soy yo el caba-llero retado, me corresponde a mí fijar las condiciones delencuentro.

Seguidamente, Marcos enumera varias condiciones para orga-nizar un debate en Lanzarote, en un foro abierto de discusiónsobre el pueblo vasco, y le pide al juez que consiga los salvocon-ductos para que él y sus acompañantes viajen sin problema a Es-paña. Junto con la respuesta a Garzón, La Jornada publicaba otroscuatro comunicados de Marcos, entre ellos a ETA y a la «socie-dad civil» española, donde se deslindaba de apoyar el terrorismo yconfesaba que su carta inicial fue deliberadamente provocadora.Estos comunicados tenían un tono formal. En su construccióndel alocutario, Marcos tomaba en serio a los que respetaba perono a los que considera adversarios.

Mientras, el intercambio de cartas produjo varias reaccionesen México y España; columnistas y personalidades evaluaron losucedido, inclinando sus posturas a favor de uno u otro. Por lo

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general, las posiciones a favor de Marcos se publicaron en LaJornada y en apoyo a Garzón, en El Universal. En este caso, am-bos periódicos involucrados se vieron obligados a aludir frecuen-temente uno al otro, de manera que el conflicto entre estos perso-najes conllevó un dialogo entre los periódicos.

La Jornada fue muy activa en la construcción de la escenaenunciativa. En noticia del 10 de diciembre hace un recuento delo publicado sobre el asunto en distintos medios y agencias inter-nacionales («Destacan medios internacionales la respuesta deMarcos a Garzón»). Abunda en citas textuales de lo que otrosmedios publican; además se refiere a los aspectos destacados poréstos e incluso a cuestiones de formato. Asimismo, evalúa la fide-lidad con que fue trasmitida la información:

15. Anoche, en el noticiero sobre México que transmite lacadena CNN en español a las 21 horas, la tercera nota de losencabezados decía: El subcomandante Marcos envió cincocomunicados a través del diario La Jornada, en respuesta aldesafío del juez Baltasar Garzón (...) La página web del dia-rio El Mundo, de España, ubica en un sitio destacado la infor-mación: «El subcomandante insurgente Marcos propone aBaltasar Garzón un debate y se juega su célebre pasamontañas(...) Este periódico, sin embargo, no precisa que en todo casoel subcomandante lo que hace en estos nuevos comunicadoses aceptar el reto que le lanzara Garzón (...) Por su parte, eldiario Gara, del País Vasco, en su edición en Internet, y enambos casos con minúsculas, cabecea: ‘marcos acepta el desa-fío de garzón’ (...) La agencia alemana es la única entre lasconsultadas que recoge el anuncio del líder insurgente sobrela intención del EZLN de presentar ‘demandas por delitos delesa humanidad contra el señor Ernesto Zedillo (presidentede México de 1994 a 2000)’».

El carácter especular y repetitivo de esta noticia (que citaba a losmedios que citaban a La Jornada) se evidencia en la foto que acom-paña al texto: la página web de un diario que a su vez tiene unafoto de la primera página de La Jornada con una foto de Marcos.

En los días subsiguientes, los periódicos españoles dejaron deprestar atención al caso (lo mismo que otros medios en México).Sin embargo, La Jornada mantuvo el tópico en sus páginas, pu-blicando entrevistas y notas variadas que recogían opiniones so-

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bre las cartas y propuestas de Marcos; en este sentido, el periódi-co continuó «construyendo» la escena enunciativa.

En esta escena enunciativa con dos protagonistas (Marcos yGarzón), pero con múltiples participantes (hubo citas del minis-tro español del Interior, de diputados mexicanos, etc., además deanalistas y comentaristas), una de las reglas pareció ser «el que seenoja pierde». El tono chocarrero y burlón de Marcos fue estraté-gico. Marcos se mostró divertido con la cólera de los ofendidos(«mmh, me encanta cuando se enojan»: comunicado en La Jorna-da el 30 de diciembre), pero se puede advertir una reacción opuestacuando defiende su derecho a pronunciarse sobre cualquier tópi-co, nacional o internacional:

16. Lo que quieren es que nos disculpemos por habernos sa-lido del tema en el que ELLOS nos encasillaron, a saber: loszapatistas sólo pueden y deben hablar de la cuestión indígena.Cualquier otro tema, nacional o internacional, nos está veda-do. Y como en las siete últimas cartas nos salimos (...) deltema indígena, ergo, debemos pedirle disculpas a losneocomisarios de las «buenas maneras» (...) ¡Ah, los intelec-tuales del Poder! Siempre esforzándose por comprender y ab-solver a los de arriba y por juzgar y condenar a los de abajo(La Jornada, 30 de diciembre de 2002).

Esta reacción pareció responder tanto al silencio e indiferenciade los políticos españoles (que formó parte de su estrategiacomunicativa) como a las declaraciones de algunos intelectualescomo Fernando Savater, quien usó un tono cáustico para desvalo-rizar a Marcos tanto desde el punto de vista escritural como polí-tico. Lo aconsejaba en segunda persona:

17. Como le escribió el elegante suicida Petronio a Nerón,según Quo vadis, «quema Roma, asesina a tu madre, acuéstatecon tu hermana, haz lo que quieras... ¡pero no odas!». Eso: noodas, Marcos (...) Personalmente, a mí lo que Marcos diga odeje de decir sobre casi todo cuanto va más allá de Chiapasme trae al pairo. Como subproducto subversivo del subdesa-rrollo, el subcomandante es aceptable y útil; como subterfu-gio para subalternos europeos con mala conciencia subrepti-cia, roza lo subnormal («Camus y los impostores», El Univer-sal, 10 de diciembre de 2002).

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Lo que estaba en cuestión era la legitimidad de Marcos comoparticipante en la escena enunciativa mundial: su estatus y suderecho a interpelar a las máximas figuras políticas de otros ám-bitos. En gran parte, el suceso en su totalidad sirvió a Marcospara medir su acceso a la esfera político-mediática internacional.Quizá, si se hubiera atenido a las reglas de la comunicación polí-tica (una carta en tono comedido) su mensaje no hubiera sidoescuchado. Repercutió como lo hizo por su rompimiento de lasreglas genéricas. Sin embargo, quizá fue demasiado lejos y el im-pacto negativo de la primera carta marcó el resto de su proyectocomunicativo.

Los pocos fragmentos presentados sobre este suceso que ocupógran espacio durante varios días, han permitido mostrar un debatepolítico entre personas de ámbitos lejanos y dispares. Los periódi-cos fueron el vehículo en la confrontación de fuerzas. En el caso deLa Jornada, fue además constructor del acontecimiento.

Conclusión

He tratado de mostrar algunos aspectos de la complejidad quepuede adquirir lo que he llamado «escena enunciativa» en la prensa,consecuencia de las relaciones entre las esferas política y mediática,en tiempos de creciente mediatización de la política y de unacompleja dinámica entre ambas. La interrelación entre política ymedios origina formas particulares de interacción entre los acto-res sociales involucrados, lo cual se manifiesta en el discurso. Piensoque los aspectos señalados sobre la representación del discursopolítico forman parte del género noticioso, por lo que resulta útiltomarlos en cuenta para diversos objetivos de análisis, como laconstrucción de identidades políticas, relaciones de poder y papelde los periodistas en la política pública.

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Análisis crítico del discurso y representaciones sociales

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Neyla Pardo Abril

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Introducción

Ya es un lugar común decir que el estudio de los géneros va másallá de la descripción formal de los textos, pues se deben tomar encuenta los aspectos sociales, culturales e ideológicos que intervie-nen en su producción, como lo muestra la amplia bibliografíaque encontramos sobre el tema (Bajtín, 1986; Hymes, 1974;Swales, 1990; Eggins, 1994; Fairclough, 1992; van Dijk, 1990;Hodge y Kress, 1993, para mencionar algunos). Los estudiososde hoy colocan mayor énfasis en los procesos discursivos de laproducción e interpretación de textos en la dinámica social y to-man en cuenta los cambios sociales y la lucha por el poder. Enespecial, los analistas críticos se ocupan de averiguar cómo losgéneros se configuran históricamente y cómo ellos se perfilan deacuerdo con los cambios y como éstos pueden afectar a los textosque se producen, así como los acontecimientos en el mundo. DiceFairclough al respecto: «un género no sólo implica un tipo detexto en especial sino también procesos particulares de produc-ción, distribución y consumo de textos» (1992: 126) y, por ello,el estudio de los géneros necesariamente significa dar atención alos procesos sociales y cognitivos en los que los textos juegan unpapel fundamental.

Aunque es posible estudiar la dinámica cambiante de los gé-neros en diferentes contextos, tales como el ámbito académico olegal (Swales, 1990; Bahtia, 1993) o en los medios televisivos(Williamson, 2002), los géneros políticos atraen particularmente

Adriana BolívarUNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA

Nuevos géneros discursivos en la política:el caso de Aló Presidente

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mi atención porque de todos los géneros del discurso público sonposiblemente los que más afectan la vida de las personas. En elcaso de Venezuela, me llama la atención el nacimiento de ungénero en particular, el programa Aló Presidente, que se originó enla confrontación política con la intención explícita de dialogarcon el pueblo y de fortalecer el proyecto político de un grupo dela sociedad. Este es un programa creado en la administración delPresidente Hugo Chávez Frías, quien lo comenzó primero comoprograma de radio el 29 de mayo de 1999 pero que, después decinco programas, fue convertido en un programa de radio y tele-visión transmitido, regularmente, los domingos por el canal delEstado. No hay antecedentes en la historia política de Venezuela,ni en los medios de comunicación, sobre un programa como éste,dirigido y producido por un presidente de la República. La expe-riencia similar más cercana nos lleva al gobierno de Rafael Calde-ra, un demócrata cristiano que gobernó dos veces (1968 a 1973 y1993 a 1998) quien acostumbraba dirigirse a los venezolanos losdías jueves en Habla el Presidente, por media hora, después de locual respondía preguntas a los reporteros. No recibía llamadastelefónicas ni interactuaba con el público. Aló Presidente, sin em-bargo, es altamente interactivo y puede durar hasta siete horas. Elprograma comparte rasgos con otros programas de televisión talescomo talk shows, noticieros, mesas redondas y reuniones ministe-riales, pero no cumple estrictamente con los rasgos formales deninguno de ellos pues su meta no es divertir o presentar noticias,ni gobernar desde el programa, sino legitimar un gobierno que seinició como democrático, con cabida para todos los venezolanos,pero que gradualmente se ha ido alejando del compromiso inicialhasta convertirse en un programa en defensa de un «gobiernorevolucionario» por el cual los venezolanos no votaron. De ahíque mi intención en este trabajo tenga dos objetivos principales.Primero, averiguar qué rasgos tiene este programa como género ytexto y, segundo, ver de qué manera Aló Presidente cambia a la luzde los acontecimientos políticos en el país, y si mantiene o no unaestructura propia.

Para hacerlo, adopto un enfoque crítico (Fairclough, 1989,1992; Bolívar y Kohn, 1999; Bolívar, 2001a) porque Aló Presi-dente nació en la lucha política y es en sí mismo un sitio de luchaen la confrontación política. Para caracterizar el programa comogénero recurro a la etnografía de la comunicación (Hymes, 1974)

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y lo analizo como evento comunicativo. Luego, tomando comoreferencia la lingüística sistémica funcional, examino la estructu-ra genérica del programa como texto (Eggins, 1994; Martin,1985).

El contexto y la confrontación política

El diálogo político venezolano ha sufrido importantes cambiosdesde su primer gobierno democrático en 1958. Por más de cua-renta años, los partidos Acción Democrática (AD) y DemocraciaCristiana (COPEI) se turnaron en el gobierno cada cinco añoshasta que, en 1998, como reacción al fracaso de estos partidos,accedió al poder Hugo Chávez Frías, quien había intentado ungolpe de Estado en 1992, contra el gobierno de Carlos AndrésPérez. Los venezolanos depositaron su confianza en este ex te-niente coronel de paracaidistas a sabiendas de que había intenta-do un golpe en contra de la democracia, con la esperanza de quesacaría al país de la profunda crisis social y económica en la que lohabían dejado los partidos tradicionales (Bolívar, 2001a). El apo-yo que recibió y el alto nivel de popularidad que tuvo inmediata-mente después de las elecciones le permitieron, en corto tiempo,disolver el Congreso, cambiar la Constitución, cambiar el nom-bre del país, y aprobar medidas que le dieron control de la reciéncreada Asamblea Nacional y de la mayoría de las instituciones.Junto con los cambios políticos, se presentaron cambios en el dis-curso, observables de manera más notoria en las palabras del pre-sidente y en su estilo agresivo para gobernar (Bolívar, 2001b, 2002,2003). Como candidato presidencial en 1998, Chávez adoptóun estilo confrontacional para proponer una «revolución demo-crática» que borrara los errores e injusticias del pasado, pero esteestilo, después de cuatro años de gobierno, se ha convertido en lamejor arma para legitimar la «revolución armada» (Chávez, 2003).

En todo este proceso, los medios han tenido un importantepapel, primero para empujar a Chávez hacia el poder (Bolívar yKohn, 1999) y más tarde para atacar su personalismo y autorita-rismo. El país se encuentra ahora polarizado entre los que siguenal Presidente y los que se le oponen. Casi todas las estaciones deradio y todos los canales privados de televisión han tomado parti-

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do por la oposición. El gobierno se ha apoderado del canal delEstado y lo usa casi exclusivamente para sus propósitos políticos.El Presidente ha sido acusado de instigar la violencia pues, a me-nudo, sus palabras son seguidas por ataques físicos a sus oponenteso críticos. Los editoriales con títulos que aluden a esta situaciónson frecuentes (“Verbobomba”, Tal Cual, 25 de febrero de 2003,primera página) y también los titulares de periódicos (“El len-guaje del Presidente ordena y legitima la violencia”, El Nacional,2 de marzo de 2003, primera página). Los círculos bolivarianos,creados por el Presidente originalmente con un propósito social,se han convertido, a petición del mismo Presidente, en los «de-fensores de la revolución», con el resultado de que las marchas delos oponentes son atacadas muy a menudo con piedras, palos ybombas lacrimógenas. En el año 2002 más de 200 periodistasfueron atacados y varios periódicos y canales de televisión (29)recibieron algún tipo de agresión, desde daños a los equipos einstalaciones hasta explosiones de bombas (El Nacional, 3 de enerode 2003, p. A-1-2). Los ataques terroristas se agregaron al esce-nario de violencia. El Presidente perdió la popularidad inicial y lademocracia se encuentra en peligro de convertirse en dictadura,aunque, para algunos, Venezuela ya está en la etapa de «dictaduraconstitucional» (Subero, 2003).

El programa Aló Presidente ha tenido un gran papel en laconfrontación pues cumple con los propósitos de legitimar elproyecto de gobierno revolucionario, de deslegitimar a losoponentes y de enfrentarse a los medios privados para contra-rrestar su influencia y su oposición. Aunque el Presidente con-trola la televisión del Estado, su programa, sus discursos y apa-riciones públicas son transmitidas en cadena nacional cada vezcon mayor frecuencia. Esto ha sido duramente criticado comoabuso de poder e incluso multado en una primera oportunidad.Sin embargo, él justifica este comportamiento con el argumen-to de que las radios y los canales de televisión estuvieron pormuchos años en manos de los ricos y poderosos. El lenguajeagresivo e insultante que Chávez usa en su programa ha contri-buido, en parte, a la extrema polarización y a la ingobernabilidad(Bolívar, 2001b, 2002; Montero, en prensa). La permanenteconfrontación y la violencia asociada especialmente con el pro-grama Aló Presidente, el contacto cercano del presidente Chávezcon Fidel Castro, la defensa abierta de Saddam Hussein y la

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presunta asociación con la guerrilla colombiana, no ayudan adar la impresión de una Venezuela democrática y pacífica. Poreso, es relevante examinar el programa del Presidente con mu-cha atención, tanto como un nuevo género y tipo de texto ycomo un nuevo estilo de hacer política en Venezuela.

El nacimiento de un género: el programaAló Presidente

Podemos hablar de nacimiento de un nuevo género en el caso delprograma Aló Presidente porque los actores políticos del gobiernoestán conscientes de que se está dando un paso nuevo en materiade géneros políticos. Las palabras de apertura del programa nú-mero 01 sirven como evidencia de ello pues existe referencia ex-plícita a que por primera vez un presidente «conduce» su propioprograma:

1. Por primera vez en Venezuela un presidente de la Repúbli-ca conduce su propio programa de opinión y participaciónpopular, con el único interés de escuchar el clamor del pue-blo. Venezuela conversa directamente con el primer mandata-rio de la República Hugo Rafael Chávez Frías. Bienvenidos aRadio Nacional de Venezuela y a todas las emisoras del paísque en estos momentos se unen a esta señal. Presidente Bue-nos días (Radio Nacional, Aló 01, 29 de mayo de 1999).

Igualmente, no hay duda de que el programa tiene un propó-sito político pues el mismo Presidente de la República lo dejaclaro el primer día y en repetidas oportunidades en los programassubsiguientes. Dicho propósito es mantener el contacto con elpueblo, marcar la diferencia con gobiernos anteriores y orientar elproceso del gobierno revolucionario que él dirige. El ejemplo quesigue, con la participación del viceministro Diosdado Cabello,muestra estos aspectos:

2. Presidente Chávez: Una de las cosas que cuido, que cuida-mos todos, el vicepresidente, los ministros, el gobierno revo-lucionario es no perder jamás el pulso, lo que llaman o llaman

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los franceses «la voz de la Nación». Hay que oír la voz de lanación y claro que para oír la voz de la Nación, para tocar lapiel de la Nación, para palpitar con el corazón de la Nación,para pensar con las neuronas de la Nación, para sentir el cla-mor de la Nación hay que estar con la Nación y la Nación sonustedes, la Nación somos todos, así que hay que oír a la Na-ción, es decir, a los venezolanos. Hay que oírlos, hay que to-carlos, hay que sentirlos, agarrarlos; con ellos soñar, con ellosluchar, con ustedes. No tendría sentido llegar aquí; no tendríasentido ser Presidente de Venezuela aislados, como hubomuchos, rodeados por élites, rodeados por cúpulas y poco apoco se iban, si es que estuvieron de verdad alguna vez allíenlazados con el alma nacional, pues poco a poco iban aleján-dose. Y al final nadie los sentía, al final nadie los veía, al finaleran como seres inexistentes para el pueblo.Diosdado Cabello: Tenía mucho que ver con el interés nadamás, con un interés electoral.Presidente Chávez: Sí, en las elecciones se iban a los barrios.En las elecciones hablaban de la Nación, buscándole voto. Ydespués se quedaban callados. No salían de sus palacios, desus reuniones, de sus conciliábulos. Nosotros no; nosotros cadadía estamos más metidos, yo lo digo, en la garganta del pue-blo, en el corazón del pueblo, oyendo y sintiendo esa voz de laNación. Así que el programa Aló Presidente lleva, además deaquella necesidad del conflicto político constituyente para ayu-dar a orientar el proceso, para ayudar a crear conciencia sobrela importancia del proceso. Habrá que investigar algún díacuál es el papel que jugó y que ha jugado Aló Presidente desdeaquí. (Aló 100, 17 de marzo de 2002).

Según Chilton y Schäffner (1997: 214), los géneros políticospueden clasificarse a grandes rasgos en dos grupos: a) los quetienen una función metadiscursiva o versan sobre la política y laactividad política y b) los que construyen la actividad política, losque hacen política. El programa Aló Presidente forma parte delsegundo grupo pues es un sitio de lucha política que emplea elPresidente y sus adeptos para los fines de consolidar un proyectopolítico. Por esta misma razón, se puede anticipar que, en el pro-grama, el discurso tiene funciones políticas estratégicas.

Inicio el análisis del programa con dos supuestos: primero,desde el punto de vista lingüístico, que el programa tiene un pro-

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pósito comunicativo definido y que posee una estructura propiaque lo caracteriza como práctica discursiva nueva en Vene- zuela,y segundo, desde un punto de vista crítico, que dicha estructurase mantiene, a pesar de que los momentos conflictivos en la vidapolítica le hacen mostrar variaciones, porque se mantiene el pro-pósito político de imponer un proyecto denominado «gobiernorevolucionario».

El método y los procedimientos: una primeraaproximación

El concepto de género tiene una base cultural y, de hecho, paraalgunos, constituye “un nivel del contexto relacionado con el sis-tema de los procesos sociales, en el cual los principios de relacióntienen que ver con la textura, con las formas en que las variablesde campo, modo y tenor se conjugan en un texto” (Martín, 2001:46). Por eso consideré que el primer paso en la caracterización delprograma debía ser examinarlo como evento comunicativo puesésta es una categoría que nos permite identificar los elementosnecesarios para describir el discurso como una práctica cultural.Para esta primera fase recurrí a las categorías ofrecidas por Hymes(1974) y resumidas en el acrónimo SPEAKING (lugar, escena-rio, metas y propósitos, actos, tono, instrumentos, normas, géne-ros). Para acercarse al programa Aló Presidente como texto, es ne-cesario analizar la estructura interna del programa y para eso toméel concepto de «estructura esquemática» (Eggins, 1994), que per-mite ver la relación entre género, registro, y lenguaje. La explica-ción e interpretación de la raîson d’ etre del programa y su dinámicatienen que ser efectuadas a la luz del conocimiento sobre el contex-to social, económico y político de Venezuela en este momento(Madriz, 2002; Hernández, en prensa; Bolívar, en prensa).

Con respecto al corpus, se escogieron al azar un total de 60programas de los 142 que ya se habían realizado hasta el momen-to de escribir este artículo. Estos 60 programas contienen un to-tal de 2.122.330 palabras (un promedio de cuatro horas por pro-grama). Dado el gran tamaño del corpus y la necesidad de exami-nar detalladamente algunos aspectos tales como las aperturas, loscierres y los componentes de cada uno de los programas, estimé

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necesario actuar en dos niveles: 1) un nivel global en el que seconsideran los sesenta textos, y 2) un nivel menor en el que seanaliza una muestra más pequeña de acuerdo con los siguientescriterios: a) escoger un programa largo que fuera representativode todos los programas realizados, b) un momento político en elque se introdujeran cambios en la actividad política, con el finde observar si estos cambios afectaban la estructura y estilo delprograma. Con estos criterios se seleccionaron los siguientes pro-gramas:

Aló Presidente Nº 100 (17 de marzo de 2002), realizado enocasión de la celebración del aniversario del programa. El ánimodel Presidente era de rememoración y triunfo. Se inició con larepetición del primer programa transmitido por radio y luegocontinuó con su propia programación. Se transmitió desde unparque nacional e incluye 52.576 palabras. Corresponde al pro-grama más largo.

Aló Presidente Nº 101 (07 de abril de 2002) fue dedicado a lahuelga general, condenada por el gobierno, convocada por la Con-federación de Trabajadores de Venezuela (CTV), la Federación deAsociaciones de Comercio y Producción (Fedecámaras) y los parti-dos de la oposición. Este resultó ser el programa que precedió a laexplosión social del 11 de abril de 2002, cuando la confrontación yla violencia alcanzaron un nivel crítico. En esta fecha, 19 personasque formaban parte de una marcha multitudinaria que pedía larenuncia del Presidente resultaron muertas. En este programa 101,el Presidente reclamó a los huelguistas, fue altamente agresivo yofendió a los sectores involucrados, especialmente a ejecutivos dePDVSA (la Compañía Nacional de Petróleo). Se transmitió desdeel Palacio de Miraflores (palacio de gobierno) y está constituidopor 30.967 palabras.

Aló Presidente Nº 102 (28 de abril de 2002), mostró un tonototalmente diferente; fue el momento para el perdón y la recon-ciliación. El Presidente pidió perdón a quienes ofendió y llamó ala cooperación de todos, incluyendo a los medios. Se transmitiódesde la Casona (residencia presidencial) y está conformado por21.429 palabras.

Aló Presidente Nº 103 (05 de mayo de 2002) fue dedicado alas narraciones y evaluaciones del Presidente sobre los eventos del11, 12 y 13 de abril. Nuevamente desde Miraflores, con 23.278palabras.

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Aló Presidente Nº 104 (12 de mayo de 2002) tuvo lugar el díade la Madre, pero se dedicó a los recuentos del Presidente sobrelas 48 horas en que estuvo fuera del poder. Transmitido desdeFuerte Tiuna (sede del Ministerio de la Defensa), con 25.687palabras.

Aló Presidente como evento comunicativo

Uno de los rasgos principales de Aló Presidente es el cambio delugar (setting) pues es diferente en cada programa, e incluye desdeel salón más importante en Miraflores hasta el barrio más pobrede Caracas. En la muestra escogida, sólo algunos programas sontransmitidos desde el palacio presidencial (sólo 13 de 60) y losrestantes abarcan distintas regiones y lugares en el país, EscuelasBolivarianas, aeropuertos, barrios populares, sitios históricos, is-las, parques nacionales, cuarteles, etc. El programa se ha extendi-do también más allá de las fronteras venezolanas y se ha transmi-tido desde Guatemala, República Dominicana, el Vaticano yBuenos Aires (aunque ninguno de éstos formó parte de la mues-tra escogida).

El escenario de cada programa es diseñado cuidadosamente yajustado al lugar y a la situación. El Presidente usa la vestimentaadecuada a cada ocasión, lo que simbólicamente lo acerca a susinterlocutores, uniformes deportivos, chaquetas deportivas, cha-quetas con la bandera nacional, camisas rojas, uniforme de para-caidista, boinas rojas, gorras de baseball, traje formal, etc. En cadaescenario se destacan símbolos nacionales o religiosos (por ejem-plo, Simón Bolívar y/o Jesucristo) y se hace buen uso del paisajecuando el programa se transmite desde exteriores. El Presidentetoma café constantemente frente a las cámaras y llama la atenciónsobre este hábito. Se ha estimado que cada programa cuesta algobierno doscientos millones de bolívares (más o menos US$150.000) cuando se realiza en Caracas, pero mucho más cuandose hace desde otras regiones de Venezuela o desde el extranjero(Socorro, 2003).

Los participantes en el programa son variados y numerosos.En primer lugar, encontramos al Presidente mismo en calidad deconductor, los integrantes del Gabinete o algunos de ellos, invita-

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dos especiales nacionales e internacionales, periodistas nacionalese internacionales, gobernadores, miembros del partido de gobier-no, el Movimiento Quinta República (fundado por HugoChávez), asistentes técnicos, locutores, moderadores, etc. Los vi-sitantes que vienen al programa se caracterizan por ser simpati-zantes del Presidente y seguidores del «oficialismo», sin límite deedad o estrato social: niños, adultos y ancianos, profesionales, de-portistas, gente de los barrios (sectores pobres o marginales de lapoblación). Estos visitantes pueden permanecer en el programadurante todo el tiempo o llegar e irse. En segundo lugar, encon-tramos a los participantes que se unen al programa por vía telefó-nica nacional o internacional y conversan con el Presidente. Tam-bién se encuentran, en tercer lugar, los participantes que intervie-nen a través de microondas desde unidades móviles en Caracaspara dar opiniones sobre los temas y problemas que plantea elPresidente. Por último, tenemos a los participantes indirectos queson aquellas personas que aparecen en videos, entrevistas o repor-tajes insertados en el programa Aló Presidente. Dichos participan-tes también dan su opinión y, a menudo, se dirigen al Presidente.

Los programas realizados en los años 1999, 2000 y 2001 con-taban con un moderador, pero este participante fue desaparecien-do gradualmente en 2001 hasta que, a partir de enero de 2002, elprograma quedó totalmente en manos del Presidente.

El primer propósito comunicativo reconocido por los organi-zadores del programa y por los interlocutores es «hablar con elpueblo y darle la oportunidad de hablar de sus problemas». ElPresidente y sus invitados conversan sobre diversos tópicos, espe-cialmente «el proceso», es decir, los cambios políticos y socialesadelantados por el gobierno. Dependiendo de la ocasión, la longi-tud de las conversaciones varía. Otro propósito fundamental delprograma es presentar y evaluar la agenda nacional (lo que el Pre-sidente y su gobierno han hecho en la semana), con el fin derecordar los acontecimientos nacionales e internacionales, comentarlos acontecimientos de cada día, hacer anuncios importantes so-bre medidas de tipo económico, educativo, político, etc. Entre losanuncios destacan los nombramientos y destituciones de perso-nas en distintos cargos, incluyendo el de vice-presidente de laRepública. Un propósito de parte de los interlocutores es hacerpeticiones de diferentes tipos, ayuda para construir viviendas, di-nero para solucionar problemas médicos, solución para proble-

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mas en los barrios, problemas personales por falta de pago o nocobro de prestaciones, becas, etc.

El propósito político del programa es legitimar el gobierno ydeslegitimar a sus oponentes, como se observa en las palabras decierre del programa 101.

3. Este es un programa del pueblo, un programa sin prece-dentes en la historia comunicacional de Venezuela. Un pro-grama en donde se dicen las verdades. Un programa que res-peta la ética. Un programa que atiende necesidades, solicitu-des. Un programa en donde se informa al pueblo de la gestiónde la revolución. Un programa en donde se hace análisis po-lítico, análisis económico. Se informa la marcha de la econo-mía. Se informa la marcha de la política. Sobre las relacionesinternacionales. Tenemos todo un caudal de información queva dirigido a ustedes que son los dueños de esta revolución.

El Presidente emplea, a menudo, estrategias discursivas quedan evidencia de coerción y ocultamiento cuando, por ejemplo,insta a los Círculos Bolivarianos a organizarse y cuando no men-ciona las acciones de la oposición.

Un rasgo fundamental del programa es su longitud, que so-brepasa los límites de cualquier programa de televisión. El Presi-dente está consciente de que la longitud tiene una función polí-tica, la de contrarrestar la influencia de los canales privados. Tam-bién sabe que sus adversarios se irritan con la duración exagerada,especialmente cuando se transmite en cadena nacional. Los inter-cambios siguientes del programa número 100 muestran la formaen que él hace alusión al tema:

4. Presidente HCH: ¿Tenemos una hora ya?Roberto Ruiz: Tenemos una horaPresidente HCH: Primera hora

5. Presidente HCH: Bueno yo hice un comentario hace como seishoras porque este programa ya tiene ¿cuántas horas?. Espérateun segundo ¿cuándo tenemos ya? Hemos batido el record Fidel,cinco horas y cuarenta y cinco tenemos ya aquí.Fidel Castro: ¿cuánto?Presidente HCH: Cinco horas y cuarenta y cinco minutos.Fidel Castro: Me doy por vencido ya. Definitivamente.

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Presidente HCH. Bueno y ahora que tú has llegado aquí alprograma a lo mejor pasamos diez horas. ¿Cuánto tiempo lle-vamos?Roberto Ruiz: Van seis horas y treinta y cinco minutos, Presi-dente.Presidente HCH: ¿Seis horas?Roberto Ruiz: Treinta y cinco minutos.

Los actos son muy variados y de diferentes grados de cortesía,desde muy informales y afectuosos con los amigos y los visitantesadeptos al gobierno hasta amenazantes e insultantes con los ene-migos y adversarios. Todo programa se inicia con el acto de salu-dar y los saludos recorren todo el programa pues se repiten amedida que el Presidente recibe a invitados o nombra a personasa quienes les envía saludos. El acto más frecuente es el de narrar,expresados en reportes, tanto del Presidente mismo (agenda na-cional) como de otros participantes (en conversaciones en el lugardel programa o por teléfono), también mediante videos o entre-vistas. Todo reporte lleva evaluaciones y comentarios, por lo queel acto de evaluar es también fundamental. Se insertan en todo eltexto las narrativas de experiencia personal del Presidente (su in-fancia, su familia, sus hijos, su vida en la Academia militar, susamistades, sus experiencias en el extranjero, sus comentarios so-bre diversas materias, etc.), con las cuales se cumple el propósitopolítico de avalar su calidad moral, su capacidad de líder y sucarácter de «demócrata» y de «revolucionario». También se en-cuentran con frecuencia las felicitaciones y los actos exhortativostales como llamados a defender el proceso revolucionario. Losinsultos ocurren especialmente dirigidos a los oponentes: los me-dios, los partidos tradicionales, políticos en particular, la CTV(Confederación de Trabajadores de Venezuela) Fedecámaras (Fe-deración de Comerciantes), PDVSA (Petróleos de Venezuela) yla Iglesia. El tono es primordialmente amistoso, pero varía segúnla situación y los interlocutores. El mismo presidente caracterizael tono como «espontáneo» (Aló 100). Esta espontaneidad se ex-presa en conversaciones altamente informales, chistes, bromas,canciones, improvisaciones de poemas y canciones, interrupcio-nes para hacer preguntas a los ministros u otras personas en elpúblico. También en formas de trato que indican contacto ínti-mo tales como hermano (a los hombres, incluyendo a otros jefes

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de estado) y mi amor, mi vida (a las mujeres y niños). Su estiloamable desaparece cuando se dirige a los oponentes, sean perso-nas, instituciones (la Iglesia, los medios) o naciones percibidascomo enemigas potenciales. Aquí se introduce el reclamo, la bur-la, la ironía, el insulto. El Presidente se refiere frecuentemente asus opositores como cúpulas podridas (los partidos tradicionales),ilegítimos (los trabajadores de la CTV), escuálidos, oligarcas, trai-dores, neoliberales, fascistas, golpistas, conspiradores (todo el que seoponga). Los medios son mentirosos, basura, manipuladores, terro-ristas (véase el Aló 101 y también el editorial de Tal Cual, 14 defebrero de 2003, primera página, y Bolívar, 2003).

Como en todo programa de televisión el medio predominantees el oral, pero los textos escritos también se encuentran en menormedida. El texto escrito preferido en Aló Presidente es la Consti-tución Nacional (aprobada por referendum en 1999), que el Pre-sidente lleva consigo en el bolsillo y que muestra al público cadavez que apela a algún artículo o recomienda su lectura. Tambiénson textos preferidos las obras de Simón Bolívar, el padre de laPatria e inspiración de la revolución bolivariana. No se quedanfuera extractos de libros especializados, novelas, poemas. Los in-formes preparados por ministros o directores son leídos y comen-tados por el Presidente, quien también lee los correos electrónicosrecibidos.

Las normas de interacción y cortesía que rigen el programa sonlas que reconocen los venezolanos de diferentes regiones en tér-minos de variedades del español de Venezuela, estilos y formas detrato. No obstante, el Presidente a menudo rompe las reglas decortesía y éste es el aspecto que origina más críticas. Tambiéncausa preocupación pues la descortesía es empleada como unaestrategia (Bolívar, 2001b, 2003) que profundiza la polarizaciónde la fuerzas políticas, con lo cual la democracia se ve más vulne-rada. Las críticas de los medios se concentran en lo que el Presi-dente no debería hacer o decir y sobre cómo su conducta sirve aotros propósitos que no son democráticos (véase, por ejemplo edi-torial «Ya basta», de El Nacional del 16 de enero de 2001, p. A-6).

En cuanto al género, este programa coincide en algunos mo-mentos con eventos comunicativos similares a talk shows, infor-mes presidenciales, ruedas de prensa, clases de historia, reunionesde gabinete, programas documentales, alocuciones presidenciales,actos culturales, y otros, pero no es fácil ubicarlo o darle ninguno

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de estos nombres. Esto se debe, probablemente, a que el propósi-to comunicativo es explícitamente político y también a que con-tiene, en sí mismo, una gran variedad de géneros y textos. Aunasí, a pesar de su longitud y variedad, es posible identificar suestructura regular, como veremos en la siguiente sección.

Aló Presidente como texto

El programa número 100 resultó ser un texto representativo delprograma Aló Presidente debido a que fue el programa aniversario,tuvo larga duración y empleó casi todos los componentes queaparecen regularmente en los programas. Los elementos que pa-recen en el Cuadro 1 pueden aparecer en cualquier programa máso menos en la secuencia identificada aquí. Después del saludo delPresidente, la agenda presidencial tiene relevancia y, por lo gene-ral, aparece en primer lugar y recorre todo el texto. Cada uno delos elementos recogidos en el Cuadro 1 puede incluir, a su vez,una amplia variedad de acciones y textos como los siguientes:comentarios y opiniones del Presidente después de cada segmen-to (elemento obligatorio), narraciones de experiencia personal encualquier momento de la secuencia (elemento casi obligatorio),anuncios (obligatorios, especialmente al principio y al final delprograma), canciones cantadas por el Presidente (opcional), chis-tes (opcional), canciones de los participantes (opcional).

CUADRO 1 Estructura esquemática del programa Aló presidente 100

1. Anuncio del programa Aló presidente 100

2. Presentación del video del inicio del primer Aló Presidente. Incluyela presentación que el locutor hace del programa, el saludo del Pre-sidente y la primera conversación telefónica del primer Aló.

3. Saludo del Presidente Chávez correspondiente al Aló presidente100.

4. Conversación entre el Presidente Chávez y el VicepresidenteDiosdado Cabello.

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5. Primera llamada telefónica. Haydée González, quien hizo la pri-mera llamada del primer Aló.

6. Conversación entre el Presidente Chávez y el vicepresidenteDiosdado Cabello.

7. Saludo del Presidente a los miembros del gabinete ejecutivo pre-sentes en el programa.

8. Conversación entre el Presidente Chávez y Gastón Parra Luzardo,presidente de PDVSA.

9. Saludo del Presidente a otro grupo de asistentes vinculados algobierno, a los periodistas internacionales presentes en el programay a los Círculos Bolivarianos de Galipán.

10. Presentación del video Misión cumplida por parte del moderadordel programa.

11. Conversación entre el Presidente Chávez y el diputado JuanBarreto. Interviene el vicepresidente Diosdado Cabello.

12. Segunda llamada telefónica, señora de 72 años que llamó duranteel Aló Nº 5 del 27-06-99. Hablan Teresa, su hija María y un niño.

13. Tercera llamada telefónica, princesa pemona que llamó duranteel Aló Nº 38 del 16-04-00. Elena Gil (princesa pemona) canta unacanción.

14. Conversación entre Juan Barreto y el Presidente Chávez.

15. Cuarta llamada telefónica. Salvador Perdomo desde Mérida.

16. Pase vía microondas a la cota mil. Tres mujeres, dos hombre ydos niños saludan al Presidente.

17. Saludo del Presidente a los niños que vienen al estudio a traerflores desde Galipán.

18. Conversación entre Juan Barreto y el Presidente Chávez, DiosdadoCabello y Roberto Ruiz (moderador).

19. Pase vía microondas desde Petare. Conversa con Stella Colucciosobre los tambores que está tocando el alcalde José Vicente RangelAvalos.

20. Quinta llamada telefónica. Richard Hidalgo desde Caracas.

21. Sexta llamada telefónica. Nerva Barreto desde Maracaibo.

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22. Conversación entre Diosdado Cabello y el Presidente Chávez.

23. Video del Ministerio de Energía y Minas sobre los precios delpetróleo.

24. Conversación entre el Presidente Chávez y el Ministro de Ener-gía y Minas, Alvaro Silva Calderón.

25. Nuevo pase vía microondas desde Petare. Conversación entre elalcalde Rangel Avalos y el Presidente Chávez.

26. Participación del soberano (así lo denomina Roberto Ruiz). Ha-bla Rafael Mendible (el soberano).

27. Conversación entre Parra Luzardo, el Presidente Chávez, DiosdadoCabello, Juan Barreto. También intervienen Argenis Rodríguez yJesús Villanueva directivos de PDVSA, mientras Parra Luzardo erapresidente de la empresa.

28. Séptima llamada telefónica. Alí Rodríguez Araque, secretariogeneral de la OPEP desde Viena.

29. Pase vía microondas desde Nueva Esparta. El Presidente Chávezconversa con el gobernador Alexis Navarro Rojas, un Gral. de ape-llido Gaviria. La conversación finaliza con una canción de El chivatode la playa, desde Margarita.

30. Conversación entre José Vicente Rangel, el Presidente Chávez yDiosdado Cabello.

31. Video sobre la situación semanal del dólar desde el inicio del año.

32. Conversación entre el Presidente Chávez y Francisco UsónRamírez.

33. Conversación entre el Presidente Chávez, el niño José Gabriel, laniña Liseth, Diosdado Cabello y Juan Barreto.

34. Octava llamada telefónica, el presidente Portillo desde Guatema-la, recordando el Aló Presidente que se hizo desde Guatemala.

35. Conversación entre Diosdado Cabello y el Presidente Chávez.

36. Video recuento de los 100 Aló Presidente. Roberto Ruiz mencio-na los lugares desde donde se ha transmitido el Aló Presidente.

37. Novena llamada telefónica. Hipólito Mejías, Presidente de Re-pública Dominicana, recordando el Aló Presidente Nº 54 (11-03-01)transmitido desde Santo Domingo.

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38. Video donde el fiscal colombiano pide disculpas por la acusaciónde transportar armas en territorio colombiano, hecha a un pilotovenezolano.

39. Comentario del Presidente sobre el video.

40. Video donde aparece Fidel Castro cantando con el Presidente.

41. Llamada telefónica Nº 10. Fidel Castro desde Cuba.

42. Conversación entre Liseth Rodríguez, quien da gracias por unfavor concedido por el FUS, y el Presidente Chávez.

43. Llamada Nº 11, desde Pto. La Cruz, Rafael Méndez.

44. Llamada Nº 12. Marlene Alfonso. Diosdado Cabello la presentacomo una llamada de El Soberano.

45. Conversación entre el Presidente Chávez y el capitán de navíoMorales Márquez.

46. Conversación entre el Presidente Chávez, Diosdado Cabello yLuis Reyes Reyes.

47. Video a cerca de la opinión del soberano sobre el Aló presidente.

48. Comentario del Presidente Chávez.

49. Video de Luis Mariano Rivera, cantor y poeta revolucionario.

50. Cierre del programa. El Presidente dice: «Ha sido un programahistórico. Muchísimas gracias desde Galipán, desde Caracas paratoda Venezuela y el mundo».

En este programa encontramos 16 conversaciones diferentes,16 llamadas telefónicas, 8 videos y varias transmisiones pormicroondas. El tono era festivo y pretendía mostrar la fuerza dela revolución. Se reitera una vez más que el programa nació paraconfrontar a los medios de comunicación, como se ve más abajoen un intercambio entre el Presidente y Juan Barreto, diputadode la Asamblea Nacional:

6. Presidente HCH: Claro, fíjate que estábamos comenzandoel proceso de la revolución política, la primera fase política,constituyente y revolución. Y entonces teníamos el problemade siempre, uno de tantos problemas, bueno, los medios de comu-nicación…

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Juan Barreto: La competencia de los medios no nos dejaban traba-jar.Presidente HCH: Los medios de comunicación, la tergiver-sación, que si viene la dictadura, que si viene el comunismo,que si viene la negación de los derechos humanos, que siChávez va a imponer un gobierno de 20 años, etcétera, buenotodo aquello. Y entonces recuerdo que hablábamos de hacerun programa de radio y nació Aló Presidente... (Aló 100)

El ánimo alegre del programa 100 cambió drásticamente en elnúmero 101 cuando los ataques a los medios de comunicación seprofundizaron, igual que los ataques a los ejecutivos de PDVSAy los dirigentes de la CTV. El tono pasa a ser retador y amena-zante.

Aquí el Presidente celebra el hecho de que el programa se estátransmitiendo en cadena nacional y de que está compitiendo conGlobovisión (uno de los canales privados de la oposición). Saludaa la prensa internacional, pero ataca a los medios nacionales. Noextraña el uso frecuente de la expresión medios de comunicación,que es usada 30 veces con referencia a la «tiranía de los medios».El Presidente usa evaluaciones como: «mentiras» (30 veces), «ma-nipulación», «subversivos», «terroristas», «cañones de la inmundi-cia», «voceros de la podredumbre», y otros.

En el programa número 101 el Presidente está molesto conlos huelguistas y con los medios. La agenda nacional se interrum-pe en tres partes, hay solamente 2 videos y 4 llamadas telefónicas.Una de las llamadas proviene de un periodista que pertenece a losCírculos Bolivarianos y otra de un trabajador de PDVSA que noestá de acuerdo con la huelga. No se encuentran transmisionespor microondas y se presentan apenas dos conversaciones en elestudio. En la sección de anuncios el presidente destituye a sieteejecutivos de PDVSA, después de ser insultados como «Pdvagos»,«subversivos», «saboteadores», «privilegiados». Chávez dice:

7. Se les acabó el cuentico. Los méritos es una cosa y la mani-pulación de esa élite para adueñarse de una empresa que es detodos nosotros, esa es otra cosa... esa gente no da muestra deque haya recapacitado y ahora, esa élite de PDVSA ha pasadola línea. Han comenzado a pasar la línea, entonces yo anunciolo siguiente. Anuncio la destitución de las siguientes perso-

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nas, han sido despedios de sus cargos, ya está bueno, las si-guientes personas: Eddy Ramírez, director gerente hasta hoyde Palmaven, pa´fuera. Se le había dado la responsabilidad dedirigir una empresa de mucha importancia como es Palmaven,una filial de Petróleos. Esa Palmaven es de todos los venezo-lanos, así que señor Ramírez muchas gracias, está usted des-pedido. Luego está despedido también muchas gracias porsus servicios, señor Juan Fernández. Está despedido de Petró-leos de Venezuela. Usted fue hasta el día de hoy Gerente fun-cional de planificación y control de finanzas. Vean ustedes elnivel de esta gente, se convirtieron en saboteadores de unaempresa que es de todos los venezolanos. Pues está usted des-pedido señor Juan Fernández, muchas gracias, ¿oyó? Muchí-simas gracias (Aló 101).

En este Aló el líder ejerce su máximo poder y autoritarismo.No sorprende que el uso explícito del pronombre personal deprimera persona «yo» aparezca 120 veces. Además, aparece colo-cado con mentira (19), verdad (23 veces para «su» verdad). Estavez no hay cantos, reta a los medios (que en esta ocasión sonmencionados como «laboratorios de la basura»), y el programapasa a cadena nacional:

8. Hemos decidido transmitir este programa en cadena nacio-nal de radio y televisión porque este es un tema vital paratodos los venezolanos, y lo voy a celebrar con un cafecito queme traigan, cadena nacional con café. Rafael, vamos a echar-nos un café, ¿vale?, para celebrar esta cadena ¿vale? A mí meencantan las cadenas ¿vale? Hugo «Cadenas» Chávez me pue-den llamar ustedes. Me importa un comino acepto que mellamen Hugo «Cadenas» Chávez (Aló 101).

Una de las llamadas telefónicas sirve al Presidente para enfati-zar la importancia de los Círculos Bolivarianos:

9. Angel Delgado: Claro, bueno, señor Presidente, nosotros,como yo le había mencionado anteriormente, nos hemos or-ganizado una cantidad de personas precisamente para dar apoyoa este proyecto bolivariano informando, dando otra óptica delas cuestiones, y creo que esa es la manera que todos los vene-zolanos debemos de actuar y realmente hacernos como le re-

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pito dueños de nuestro país y esa es la manera de organizarnosy de actuar todos con un mismo norte.Presidente HCH: Oye, qué bueno, tú perteneces a esta clasemedia profesional consciente, Ángel. Y te pido ayuda herma-no, porque nosotros necesitamos, mira, tú sabes que toda esacampaña mediática de todos los días, por supuesto que chocay rebota y fracasa en algunos sectores, pero hay otros sectoresde la clase media que son vulnerables a ese mensaje de todoslos días, que si yo apoyo a la guerrilla colombiana y presentanuna serie de falsas evidencias, medias verdades y aquello deGoebels ¿no?, de que una mentira repetida cien veces pues,mucha gente comienza a pensar que es verdad. Qué buenosería, nosotros estamos trabajando con círculos bolivarianosde clase media a nivel profesional, a nivel técnico ¡oye!, si a tise te ocurre, si te nace de tu voluntad incorporarte y ayudarnosa reunir, a discutir, a debatir, a criticarnos mutuamente conesos sectores medios sería muy bueno Ángel ¿ah?Ángel Delgado: Bueno, señor Presidente como le dije ante-riormente, yo creo que nosotros las personas que formamos lared bolivariana, que a la vez también somos un círculobolivariano, nos ponemos a su completa disposición, cuentecon nosotros.Presidente HCH: Corrrecto, yo le voy a decir a Diosdado quete eche una llamada, ya tenemos aquí tu teléfono paraarticularnos y trabajar como un sistema ¿ah? Elementosinteractuando con un objetivo.Ángel Delgado: SeguroPresidente HCH: Muchas gracias Ángel, un gran abrazo ysaludo a tu familia, hermano.Ángel Delgado: Igualmente.

El Aló Presidente número 102, el primer programa después desu ausencia del poder durante 48 horas en los eventos del mes deabril, se inicia con un breve editorial sobre la rectificación y latolerancia, seguido por los saludos y comentarios del Presidente.No hay agenda nacional ni conversaciones en el estudio con otrosparticipantes. Encontramos una llamada telefónica de una mujerde 72 años que se declara bolivariana y otra de un hombre cuyatienda fue saqueada y solicita un crédito para reiniciar su negocio.El programa contiene dos videos, principalmente para negar acu-saciones contra el Presidente (quien presumiblemente ordenó

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activar un «Plan Ávila» para reprimir militarmente la marcha del11 de abril, y llamó a los Círculos Bolivarianos a defender larevolución «con lo que tuvieran a mano»). El Presidente hace tresanuncios importantes: un aumento de salarios de un 20%, la crea-ción de una Mesa de Diálogo y el nombramiento de un nuevoVice-presidente de la República. Aunque este programa 102 fuemás corto que el 101, y dedicado a los llamados al diálogo nacio-nal, se encontraron 37 menciones a los medios de comunicación.El Presidente confronta la información y las opiniones de losmedios privados con la obtenida por el equipo de Aló Presidente.Hace un llamado a un diálogo «sin mentiras» (con lo cual conti-núa llamando mentirosos a sus oponentes):

10. No podemos sentarnos a dialogar para caernos a mentiras.No. Los círculos bolivarianos no son esos cuerpos armadosque señalan o han venido siendo señalados por algunos me-dios de comunicación o por algunos sectores desde hace va-rios meses. Los círculos bolivarianos son unos organismos departicipación social, y esto está señalado en la Constitución,son elementos fundamentales; habrá muchos más, juntas devecinos, círculos deportivos, amigos, etc. (Aló 102).

Aunque el programa 102 fue más breve que el 101 y que,supuestamente, favorecía el espíritu de diálogo y paz, el uso delpronombre personal explícito «yo» aumenta considerablementeen este programa (182 veces), con lo que el discurso centrado ensí mismo sigue predominando (véase Bolívar, 1999).

Los programas Aló 103 y Aló 104 muestran el regreso a laestructura regular del programa. En el 103 encontramos la agen-da nacional, 5 llamadas telefónicas, 4 anuncios, 5 videos, el Presi-dente cantando una canción, narrando su experiencia en las 48horas fuera del gobierno y contando momentos de su vida comoestudiante. Se presenta como una víctima de los «golpistas», y coneste término engloba a todos los ciudadanos que participaron enla marcha del 11 de abril, en la que miles de venezolanos solicita-ron su renuncia. También hace un llamado a la cooperación de losmedios de comunicación. El Presidente afirma enfáticamente queexiste una total libertad de expresión y que Venezuela es «más ymás democrática cada día». El programa número 104 incluye unacanción al inicio del programa y canciones en la mitad. Sigue la

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agenda nacional, se exhiben 4 videos, se hacen 4 llamadas telefóni-cas para darle apoyo. También aparece un poema.

No obstante, esta aparente «normalidad» oculta la acción so-cial y discursiva que se desarrolla paralelamente al programa en elmundo de la oposición. Es notoria la frecuencia con que el Presi-dente ignora los eventos y los intereses de los partidos y diversosgrupos de venezolanos que se le oponen o critican. Una prueba deello es el programa número 137 (2 de febrero de 2003), que durómás de seis horas, pero que no mencionó en ningún momento loque sus opositores llamaron «El Firmazo», para referirse a unaoperación organizada por varios grupos de la sociedad civil con elfin de recoger firmas solicitando un referéndum revocatorio. Mien-tras el Presidente hablaba, en dicho evento se recogieron tres mi-llones doscientas mil firmas de ciudadanos descontentos y fuer-temente críticos del estilo y de los resultados del actual gobierno(El Nacional, 3 de febrero de 2003, p. A-6). El Presidente Chávezignoró, y sigue ignorando, que en «El Firmazo» el número defirmas recogidas fue mayor que el número de votos que lo lleva-ron a la Presidencia el 6 de diciembre de 1998.

Conclusiones

Aló Presidente se ha convertido, aparentemente, en un nuevo gé-nero político en Venezuela, y tendrá que ser examinado con másdetalle en el futuro, para obtener luces sobre las formas en que sefunden el militarismo y el populismo en el discurso. Como he-mos visto, el programa Aló Presidente es un texto que contiene, asu vez, una amplia gama de textos. Ellos son vehículo y arma paradefender un proyecto político. El programa tiene dos efectos. Porun lado, fomenta la cohesión de grupo (los seguidores del Presi-dente). Por el otro, refuerza la división y la polarización. Los me-dios de comunicación son el blanco preferido de los ataques delPresidente pues para él representan el mayor obstáculo a su pro-yecto político. En su interacción con el pueblo encontramos demanera notoria la voz y la presencia de aquellos que lo siguen osimpatizan con él y «la revolución», pero está ausente la voz de losque piensan de manera diferente. Se puede argumentar que losmedios han equivocado su camino al tomar partido y convertirse

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en líderes de la oposición, pero es difícil criticar a las radios, losperiódicos y los canales de televisión que han mantenido alerta ala población sobre la concentración del poder en una sola perso-na. Todavía no se han esclarecido los hechos del 11 de abril de2002. No hay culpables sino en el discurso. Más de 18.000 eje-cutivos y trabajadores de PDVSA han sido despedidos por elgobierno hasta la fecha. La Asamblea Nacional está estudiandouna ley de contenidos (conocida como «Ley Mordaza»). El Pre-sidente ha tomado el control del canal del Estado para el usoexclusivo del proyecto bolivariano.

Entre las muchas preguntas que surgen al cerrar este artículose destacan ¿qué otros cambios discursivos esperan a este progra-ma en la confrontación política? ¿qué posibilidades existen deque el programa se transforme en un verdadero sitio de construc-ción de la democracia? Las respuestas vendrán junto con el desa-rrollo de los acontecimientos y sólo nos queda confiar en quenuestra débil y vulnerable democracia pueda sobrevivir en los es-pacios que todavía quedan para dialogar.*

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* Deseo expresar mi agradecimiento a Estrella Camejo por la gran ayudaque me brindó en las etapa de la recolección y el análisis del corpus.

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Adriana Bolívar

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Introducción

Desde hace varios años vengo estudiando el fenómeno de laglobalización y cómo algunos de sus aspectos se representan en eldiscurso. Uno de ellos es la re-estructuración de los procesosidentitarios personales, sociales e incluso nacionales.

Dicha investigación abarca tanto la actual globalización de laera moderna, desde 1945 (fin de la Segunda Guerra Mundialhasta ahora), como la primera (1880 a 1917 aproximadamente).

En este trabajo, hago hincapié en las representaciones discursivasde la identidad personal y social en la actual globalización. En estaprimera aproximación, mediante el uso de una teoría de base(grounded theory) y el análisis del discurso, se muestran las catego-rías conceptuales reveladas en los discursos de los indigentes.

En general, el problema de la identidad ha sido analizado enel marco de los estudios sobre los medios de comunicación, o ennarraciones acerca de este tópico en la clase media. Para este estu-dio, me interesó revelar qué aspectos de la identidad personal ysocial rescatan grupos de indigentes de algunas ciudades argenti-nas. En particular, es interesante considerar que esta mirada des-de la «marginalidad» y la metáfora que implica el espacio en lapolítica: Norte, Sur, dentro y fuera del sistema, centro y periferia(Graham, 2002) resultan reveladoras a la hora de dar cuenta delos procesos de estructuración y cambio de las identidades. Estosfenómenos van de la mano del rol que el Estado asume en cadaperíodo histórico de la modernidad.

María Laura PardoUNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES

La identidad personal y socialde los indigentes en su discurso.

Un análisis crítico del discurso neoliberalen la Argentina y sus consecuencias

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Metodología y corpus

Este trabajo se inscribe dentro del Análisis del Discurso, desdeuna perspectiva crítica (Análisis Crítico del Discurso, de aquí enmás ACD), y por consiguiente tiene un compromiso político ysocial, por el que su objeto de estudio se centra en los casos en losque el uso de determinado discurso ayuda a la construcción desituaciones de abuso de poder.

Esta investigación es eminentemente cualitativa y sigue loslineamientos propuestos por Fairclough y Wodak (1997), acercade que tanto el texto escrito como oral son formas de la prácticasocial. Distinguimos entre práctica social, práctica discursiva ypráctica textual. Para la primera, utilizamos las denominadas teo-rías de base (Glaser y Strauss, 1967), para la segunda, teorías demedio rango (Craig, 1995) y para la textual, el análisis del dis-curso como método (Lavandera, 1985; Pardo, 1996; van Dijk,1998).

Se han triangulado datos estadísticos con datos netamentecualitativos. La teoría, entonces, proviene, necesariamente, del datoy no a la inversa. Esta investigación, como es requisito para cual-quier estudio de ACD, es multidisciplinaria.

Mi trabajo de investigación sobre el discurso de la primera ysegunda globalización se viene desarrollando desde hace 8 años yel de la indigencia desde hace 2 en el CONICET y en distintosproyectos UBACYT. El estudio se realiza conjuntamente coninvestigadores de otras ciencias como las ciencias políticas, el de-recho, las ciencias de la educación, la sociología, las nuevas tecno-logías, y la psicología. También está orientado a la comparaciónentre los discursos de la primera globalización moderna, a finesdel siglo XIX, y los de la actual, ya que muchos de los recursos yestrategias lingüísticas que aparecen en los discursos de uno yotro período son semejantes.

El corpus central que se analiza está conformado por unaserie de entrevistas llevadas a cabo en Buenos Aires y Córdoba(la segunda ciudad en importancia, después de Buenos Aires) aun grupo de indigentes que hoy tienen como modo de subsis-tencia la venta de revistas como Hecho en Buenos Aires, La Luciér-naga y La Pulseada, y que pertenecen a la Red Mundial hacien-do enclave con la revista central The Big Issue (Londres). Tam-

María Laura Pardo

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bién las revistas, en sí, constituyen parte de este corpus (Pardo,Noblía, Sayago, Perotti y Acosta, 2002; Noblía, 2003).1

Sobre el neoliberalismo y la identidad o neocapitalismo:¿Un espíritu, sistema, discurso que persigue la felicidad

(pública y privada)? ¿O la mercantilización del ser ydel espíritu y la alienación humana?

Para entender cualquier proceso identitario es necesario conocersu contexto social y político o bien, lo que denominamos su prác-tica social. En períodos de globalización, la identidad nacionalentra en crisis, como también las identidades regionales. A todoproceso globalizador le corresponde un movimiento de tensiónantihegemónico, de allí que sean momentos propicios para estu-diar los procesos que definen una identidad nacional ya que estosestán en plena exacerbación. Los nacionalismos se despiertan y,por otro lado, se mitigan de modo extremo la cultura y la idiosin-crasia de cada país o nación. Es más, la nación y principalmente elEstado y su rol se encuentran en terrible jaque. Esta puesta enduda, quiebre, transformación y destrucción de los estados nacio-nales acarrean un fuerte impacto, no sólo en las identidades na-cionales sino que, obviamente, lo hacen, además, en la estructuraidentitaria de cada individuo ya que dicha identidad se construyesocialmente.

Quiero, entonces, definir al capitalismo o al neoliberalismosiguiendo a Chiapello y Fairclough (2002: 188) desde la pers-pectiva del ACD: «el espíritu capitalista puede entenderse comoun orden del discurso, una configuración de discursos articuladosen conjunto de un modo particular, dialécticamente conectadocon modos de actuar (y discursivamente con géneros) e inculcado

1 Se utilizan dos muestras de control sobre Medios de ComunicaciónSocial, una en la que se tomaron especialmente los textos de opinión, deenero a julio del 2002, de Mariano Grondona (abogado, profesor universi-tario y periodista) en La Nación, el diario de segunda tirada en el país y otrasobre los textos de distintos autores de la Revista Argentina de CienciasPolíticas, Crítica, La Protesta, y La Internacional, durante 1920 (época definalización de la primera globalización de la época moderna).

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como modos de ser o identidades (y discursivamente en estilos)».Este discurso es parte de un un sistema, una política, una filosofíade vida que sostiene que hay que luchar contra el hambre, contrala pobreza, por la defensa de los derechos humanos, a favor de lalibertad y de sus acciones y dice apuntar al estado de bienestar yde la felicidad de la gente, lo que aparece como una filosofía acep-table y deseada. Pero el fin, aun en esta supuesta acción positiva,no justifica los medios. Medios que han llevado a la mayoría delplaneta al nivel histórico de pobreza que, actualmente, se eleva amás del 50 por ciento.

Como filosofía, si puede llamársela así, el capitalismo y elneocapitalismo se basan en una serie de valores que, en su mayo-ría, contradicen los elementos que dicen buscar. Quizás porque elhumanismo no debe ir de la mano de la economía, aunque nece-site de ésta. Tal como lo sostiene Sklair (1995) la base filosóficade este sistema es una filosofía consumista, que se contradice conlos valores que dice sustentar.

Según Chiapello y Fairclough (2002: 187):

El capitalismo, en un sentido general, es capaz de asumir im-portantes formas variables históricas, que continúan siendo ca-pitalistas a través de la continuidad de rasgos centrales (laredistribución del trabajo, competencia, propiedad privada, orien-tación hacia la acumulación de capital, progreso tecnológico yla mercantilización abierta de las actividades sociales). El espí-ritu capitalista es, por lo tanto, una ideología que sirve parasostener el proceso capitalista en su dinamismo histórico mien-tras toma distintas formas históricas.

Estos autores distinguen por lo menos tres espíritus de capita-lismo: el primero, a finales del siglo XIX, el segundo, entre 1940-1970 y el tercero, desde 1980. Graham (2002) también demues-tra la existencia de estos tres espíritus del capitalismo medianteun recorrido histórico por distintos discursos acerca del valor quenos dan otra evidencia de lo que Chiapello y Fairclough sostie-nen, es decir, que el capitalismo cambia camaleónicamente y unode los ejes de ese cambio es el valor que se adopta para vivir: «laspercepciones de lo que es más valioso son el aspecto más impor-tante de nuestras relaciones porque los valores son la motivaciónprimaria de la actividad humana» (Graham, 2002: 227).

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Lo que más me interesa destacar del trabajo de Graham esque hace hincapié en que es importante tener conciencia de loque se llama conocimiento económico al que define como:

La habilidad tecnológica de mercantilizar la totalidad del sersocial e individual. Hoy prácticamente no hay aspecto huma-no que exista fuera de la lógica de las relaciones de dinero.Consecuentemente, nada humano está más allá de la aliena-ción, casi todas las cosas humanas devienen extrañas a la hu-manidad (Graham, 2002: 227).

La práctica discursiva

En esta alienación es que las sociedades configuran y reconfiguranlas identidades de sus miembros. Y en ellas, el grupo mayoritariohoy, tanto en el mundo como en la Argentina, es el grupo depobreza, pobreza estructural e indigencia que supera el 50 porciento de la población.

Pero la indigencia no es una forma homogénea y comparableen cualquier lugar del mundo. Tal como lo sostiene Noblía, lossin techo parecen estar y ser los mismos marginales y excluidos queviven en las calles, en todas las geografías y culturas, pero esto noes más que un espejismo, ya que no es lo mismo, por ejemplo, laindigencia en un país latinoamericano empobrecido que ser indi-gente en Inglaterra.

Un fenómeno digno de interés es la aparición de medios alter-nativos que se han convertido en verdaderos proyectos editoriales,cuyo punto de partida y fin es el de convertirse en la «voz» de los«sin voz». Se han constituido y presentado como la prensa de lagente de la calle, embanderando la lucha por la restitución de ladignidad, la identidad y el desarrollo personal de estas personas através de la autogestión.

En su trabajo, Noblía (2003) sostiene que estos proyectos nosurgen de la nada ni son un auténtico producto nacional; tienenun referente directo que remite a la revista The Big Issue. A finesde los años 80, en Nueva York, la cuna del poder financiero, elperiódico Street News introduce una nueva modalidad de distri-bución incorporando a los homeless neoyorkinos como vendedores

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del periódico. La idea era ofrecer una alternativa laboral a estagente desplazada de la cadena productiva. La repercusión fue tanimportante que The Big Issue se constituyó en un referente paraemprendimientos similares en el resto del mundo.

En líneas generales, el proyecto se presenta como una iniciati-va independiente, no vinculada a grupos económicos ni políticosy tiene como objetivos capacitar a los homeless para que puedanganar por sí mismos su propio dinero, dar un espacio a la voz delos homeless en los medios, ser un ejemplo de una empresa social yofrecer un producto de primer nivel.

Las personas entrevistadas pertenecen a ONGs que son lasresponsables de la edición de estas revistas.

Tanto en las entrevistas como en las revistas analizadas, la pre-sencia del Estado se reconoce por la omisión o por la crítica. Elargumento que subyace es que el Estado no cumple con su fun-ción social y, si lo hace, es a través de políticas asistencialistas. Enlas revistas, un tema recurrente es el rechazo al asistencialismocomo procedimiento.

Las publicaciones coinciden, sí, en valorar a la autogestión comoalternativa y, a partir de este valor, se posicionan en un rol activo.En general, el objetivo es «fomentar la autogestión, crear oportu-nidades y no continuar con la cultura de la limosna» que debilitay rebaja al ser humano. En este discurso se opone la autogestión ala cultura de la limosna.

Por otra parte, el desplazamiento identitario del mundo deladulto al de la niñez homologa a estos grupos sociales —que sedistinguen por derechos y obligaciones diferentes— y vuelve aponer sobre el tapete el debate moderno —aparentemente re-suelto— acerca del trabajo infantil como un modo de explota-ción. Lo que en un momento significó una conquista social esdeslegitimado como un acto de complicidad con el presente (Noblía,2003). Es justamente el retroceso, la eliminación de uno de losderechos fundamentales del niño lo que se propone como alter-nativa a una realidad peor, signada también por la explotación, lapobreza, la indignidad y la violencia. Quizás este sea uno más delos múltiples síntomas de lo que se da en llamar el fin de la mo-dernidad, pero que, y esto es más que importante, el racionalismode la modernidad no ha podido resolver.

En momentos donde las organizaciones de desocupados (elmovimiento piquetero, las asambleas barriales, entre otros)

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refuncionalizan las políticas clientelares y asistencialistas, convir-tiéndolas en medios para la lucha popular, en verdaderas herra-mientas de autogestión y autonomía, se hace difícil pensar a losdesocupados como una fuerza pasiva o subordinada.

La identidad personal y la identidad socialen situación de indigencia: la identidad en la calle

La identidad se construye desde la calle, con distintas categoríasque toman una primera oposición: estar en la calle, o fuera de ella.En ese camino imaginario, en esa espacialidad que remite a estardentro o fuera del sistema, se da el proceso inverso. Como vere-mos, estar en la calle es conocer una serie de códigos y relacionesde los que quedan excluidos los que están fuera de la calle oconforman el sistema. Hay instituciones que funcionan como tran-siciones en esa oposición: los hospitales y las ONGs. Se produceuna substitución en las funciones sociales, es decir, el Estado esreemplazado por la empresa social y la prensa social (entendiendoprensa social a la que se dedica a sostener a los sin techo o come-dores) y, el hospital, además de brindar salud y cura, debe brindarcontención, igual que la escuela, la universidad y otros.

Veamos un ejemplo de esto último, en este caso, OC2 se refie-re al Hospital Pirovano, un hospital público en la ciudad de Bue-nos Aires, Argentina.

E3 : ¿Y ahora en qué parte de la calle estás viviendo?OC: En el Pirovano

Vemos como el hospital no es ya sólo el lugar donde se cura,sino donde se vive. Así observamos el rol de contención socialque tienen estas instituciones públicas hoy.

2 Identificamos a los informantes indigentes de nuestra muestra me-diante letras vinculadas con sus nombres para no violar su derecho a laprivacidad, aunque hayan dado su consentimiento para la realización delas entrevistas.

3 La E indica entrevistador(a).

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Además, en la calle, se encuentra la solidaridad, la compañía,la libertad, la amistad, y la familia propia.

Con respecto a la categoría familia, ésta se divide al menos endos subcategorías: familia propia y familia de origen. La familia pro-pia es, a su vez, parte de una categoría superior que engloba a todoslos actores que se encuentran en la calle: gente y personas de la calley, de modo marcado, como decía, la familia que se constituye en lacalle o familia propia tal como la denomino aquí, en virtud de quees considerada por el indigente la familia sobre la que hay unavisión positiva y de valoración. Veámoslo gráficamente:

Esta última categoría de familia propia se opone a la de familiade origen que ya no pertenece al mundo de la calle.

La familia de origen:

SJ: A los 9 años, cuando mi padrastro tuvo cáncer yo salí avender a la calle, para que a mi mamá no le faltara nada y a mipapá tampoco. Me hacía la rata4 de la escuela para ir a traba-jar, ¿entendés? Y, bueno, después, ya le... mi mamá se enteró yme dijo «No te hagás más la rata». Entonces me iba a laburartemprano a la mañana, después iba a la escuela, salía de laescuela y seguía trabajando. Y eso me hizo envejecer de joven,¿entendés? Vivir otra vida, qué sé yo. Ellos tenían otra posición,pero cuando ellos decayeron, yo los ayudé. Y ahora que yo estoyabajo y ellos volvieron a su nueva situación, ¿entendés? No meapoyan, entonces yo no tengo familia.E: Pero, ¿los ves?SJ: No los quiero ver tampoco. ¿entendés?, no los quiero vertampoco. Es así. O sea, los quiero, los tengo en mi corazón,todo, cuando los extraño voy y sí, los veo. Porque son caras,¿viste?SJ: Son cosas que te pasan, la vida es así. Te da tortazos, aveces duele mucho. A veces te noquea y no te podés levantarmás. A veces, también te encontrás con alguno que te tira latoalla a tiempo, ¿viste? y te podés levantar, ¿entendés? O televantan. Como está haciendo la revista, ¿viste? me está tiran-do la toalla, para que no te caigas más al fondo, ¿viste?¿Entendés? Eso yo pienso que es la revista, te está tirando latoalla para que salgás adelante.

4 En la Argentina hacerse la rata significa faltar a la escuela.

María Laura Pardo

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Esta distinción tan fuerte se marca por una doble relación:por un lado, la familia de origen expulsa, no contiene, mientrasque la familia propia se sale de ese canon. Además, esa falta de unrol maternal o paternal, por parte de la familia de origen, marca loque no se posee, por lo que tener la propia familia y los propioshijos será lo que se desea. La relación vertical de paternidad ymaternidad del(a) indigente irá en detrimento de la relación depareja, que aparece sólo como vehículo de la posibilidad de serpadre o madre, único bien que aparece fuertemente deseado entodos los casos, hombres y mujeres, jóvenes o mayores. Es el bienno tenido y el bien posible. Esto es una instancia identitaria, liga-da al deseo que se puede realizar. Y su realización se da en la calle:

OC: Y después me rescató mucho el nene más chico quetengo. Tenía meningitis. Ahí empecé de las cosas de la vida,que tenía que estar con él y... y no sé.E: Te debías un poco más a... más al afuera que al adentro.OC: Claro, ahí no me intenté suicidar más porque no... pien-so que me necesita y a pesar de que yo estoy lejos, igual yo voyy lo veo. Llevo, trato de llevarle algo, amor, cariño, lo que sea,pero le llevo algo. Moralmente y... bueno, siempre hago lomismo. Él tiene una válvula en la cabeza. Tiene... porque...cuando tuvo meningitis tenía diez centímetros y pico de cabe-za y el cuerpito chiquitito así a los dos meses.

La categoría de trabajo, si bien aparece como un anhelo fre-cuente y como uno de los motores de la autoestima, toma caracte-rísticas especiales: vender no es trabajar, trabajar es producir. Estoaun cuando puedan revalorizarse instancias como las de Hecho enBuenos Aires o La Luciérnaga, que son vistas, en general, comomedios transitorios para alcanzar otros trabajos o un medio másde subsistencia.

Esta identidad es una identidad que se instaura desde unmodelo salvaje y alienante. La categoría que conforma al otro o laotredad es compleja. El otro es mi enemigo, al que robo, al queasesino, pero sobre todo hay un otro instalado dentro de estossujetos que es esa parte oscura y triste de sí que desean olvidar.Esta parte aparece como un yo interno que se odia, y cuando esono termina en suicidio termina en droga o en delincuencia o endelirio.

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OC: Claro, en esa era tan maldito que no... no me quería niyo mismoE: ¿Y qué te gustaría, que te pondría contento, qué cambiosnecesitás, qué te haría feliz o qué te... qué te ayudaría?OC: Y que fuera otra persona, eso, solamente...OC: No, sí, puede ser un odio interior.E: ¿...con vos mismo?OC: Conmigo mismo, sí, porque no supe aprovechar la vidao... no sé... a veces le echo la culpa a... me echo la culpa yopor haberse muerto mi abuela... no tiene nada que ver miabuela,...OC: ...Y la mayoría casi me da más, porque sufrí mucho. Loque estuve en la cárcel también. Demasiado. No quiero existirmás. Estuve dos veces a punto de matarme.

Esta identidad que se construye sobre modelos de familia nue-vos y complejos, en los que las relaciones de pareja son lábiles, en losque el desempleo es una condición casi segura, en los que la saludno está asegurada y donde el estado no toma ninguna medida ni sele exige, porque la gente pone en tela de juicio su rol social, soncaracterísticas de nuestro país y de un contexto social global quetodo el tiempo maneja ideas y argumentos maniqueos. Los grisesson muy pocos, todo parecería ser amor u odio.

Y en ese patrón, el paradigma argumentativo de la identidadva de la valoración de la calle a la vergüenza de habitarla, de prac-ticar el mendigaje a denigrar al que mendiga ni bien se obtienealgo que permita, aunque sea en el imaginario, ir apartándose dela calle, porque la mayoría de los que están en Hecho en BuenosAires siguen en la calle.

Veamos este ejemplo en el que el indigente pasa de enfrentar-se al policía a valorar su acción aprobatoria. En esta situación, elindigente se siente amparado y dentro del «sistema».

OC: Te paran la policía, así, para decirte... vos, ¿viste?, decís,claro antes la policía nos paraban para pedir documentos, ¿vis-te?... Pero te dicen: está muy bien lo que estás haciendo, seguíadelante, no me bajes los brazos. Y eso te llena de fuerza paraseguir adelante.

María Laura Pardo

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Esta contradicción interior, esta narración dicotómica de lapropia vida, marca el desplazamiento interior que su identidadsufre en distintos momentos de la vida.

Indigencia y felicidad ¿dos mundos posibles?

Cuando se analizan los discursos de cada una de estas personasque conforman el corpus de esta investigación, esto es, de losindigentes, de los sin techo, es interesante ver cuánto se alejan ycuánto se acercan a discursos de otros grupos de la comunidad,que son portadores e impulsadores del discurso neoliberal, al igualque del discurso del Estado.

Uno de los graves errores al analizar estos discursos de losindigentes y de las teorías acerca de ellos, en especial de otrospaíses, es la falsa creencia de que cuando hablamos de pobreza, deindigencia, de identidad nacional, de felicidad (Brittan, 2001),de bienestar o de cualquier otro concepto primitivo5 hay un acuer-do tácito común y no hay diferencias (Figueroa Ibarra, 2002).Que tomemos aquel discurso o aquella narración que aparezcacomo predominante (lo que no quiere decir más masiva) no nosda el derecho de adjudicar una idea común para personas queconforman comunidades diferentes. Esto, justamente, es ir encontra de la sectorización que plantea el neocapistalismo y, por elcontrario, construir un proyecto para todos.

El discurso exitista, de perdedores y ganadores, en relación avalores como la propiedad, la fama, la propiedad privada y elconsumismo, conforman el discurso capitalista que, por cierto,genera un concepto de felicidad6 que no siempre se condice consu práctica o su vivencia, sino que crea enormes frustraciones.

Es muy importante tener en cuenta el discurso del grupo depersonas que conforman más del 50 por ciento de Argentina yque, de algún modo, representan a más del 50% de la poblaciónmundial: los sin techos, los indigentes, los que están en la franja

5 Se denomina concepto primitivo a aquel que se opone ontológicamentea concepto concreto.

6 Entendiendo felicidad como el nuevo concepto que reemplaza a la ideade bienestar en el neocapitalismo.

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más baja de la pobreza, puesto que sobre ellos no hay práctica-mente encuestas y muy pocas entrevistas de tipo cualitativo, ana-lizadas lingüísticamente desde una perspectiva crítica.

Si analizamos todos los textos de las entrevistas, los tópicosque aparecen cómo más importantes, a la hora de los deseos ygrupos que conforman su identidad, son los siguientes:

• La importancia de la madre como figura nuclear y de res-peto. Rol predominante de la madre frente al padre.

• Deseo de formar una familia.• La importancia de los amigos.• La importancia de los hijos. Los hijos como propiedad vin-

cular y afectiva.• Los hijos por sobre todas las cosas, incluida la salud.• La importancia del afecto incondicional y no discriminador.• El trabajo como dignidad.• La poca importancia de la propiedad y de la propiedad

privada.

Si nos alejamos del discurso burgués, en el que el deseo deformar una familia va fuertemente ligado al de progresar econó-micamente, ya que la educación ha dejado de ser un valor en lasúltimas décadas, podemos ver que este otro discurso mayoritarioen cantidad de gente y no en poder, instala otros deseos. El traba-jo que aparece como dignificador, vehículo de la autoestima y deorgullo, va ligado a poder comer, a poder vestirse y a tener unlugar en donde poder hacer o instaurar una familia. Dentro deesta familia, para los adolescentes, la madre es la figura que lanuclea (típico matriarcado latinoamericano). El rol del hombreaparece sumamente diluido. Ellos juegan el rol del abandono o elde la muerte súbita, o el de la ausencia desde la cárcel o bien, lacompañía que, a la larga, siempre ocupa un segundo lugar en lavida de la pareja frente a los hijos. Los hijos cubren la mayoraspiración en la vida de los indigentes. Los hijos están aun porencima de la propia salud y vida. Es la única pertenencia reconoci-da como valor y casi el único lazo que puede permitir alguna recu-peración frente a la droga, el alcohol y la delincuencia. Si bien estoes un círculo, ya que aquellos padres que abandonan son los mis-mos que desean tener hijos y los ven como el valor más importantede sus vidas, en todas las instancias el factor económico aparece

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como el que genera mayor inestabilidad en las familias, ya que lospadres y las madres, muchas veces, deben alejarse de sus casas parapoder solventar económicamente a los hijos. Sin duda, después derecorrido el círculo que engendra la pobreza o la droga o la delin-cuencia, o todo junto, el amor incondicional y la no discriminaciónson parte de este anhelo de ser felices.

En estos discursos, estos deseos llegan después de un tristerecorrido o por el solo hecho de nacer en los lugares menos privi-legiados.

Cuando el Estado no puede dar respuestas eficientes y, mu-cho más aún, cuando las privatizaciones reducen el rol social deaquél y además fracasan en sus propios proyectos, el capitalismo,más que un generador de felicidad, se convierte en una filosofíaque aparta a muchos para generar la felicidad de unos pocos. Laidea de la posesión de bienes, como éxito en la vida y camino parala felicidad, ubica a los miembros de una sociedad en una descar-nada carrera en la que la idea de progreso se tergiversa. Progresar,aquí, es destruir, ya sea el pasado, la historia, la cultura. Y es,también, alcanzar nuevas tecnologías aunque como efecto secun-dario terrible lo que se obtiene es una nueva redistribución deltrabajo que no favorece a la mayoría, y deviene, además, en unamayor impotencia entre los que verdaderamente buscan una so-lución frente a la hambruna o a la pobreza extrema.

Los tópicos fundamentales del discurso de los indigentes son:

• La calle como sostén• La drogadicción• El homicidio• El suicidio• El delirio como alienación y escape• La salud como límite

Este discurso acerca de los anhelos de aquellos que están fueradel sistema tiene su lado oscuro, que son las consecuencias devivir bajo las situaciones más adversas.

Muchas de estas consecuencias son muy conocidas: la dro-gadicción, el alcoholismo, los que, a su vez, conducen a una altatasa de criminalidad, en las que se barajan desde el robo hasta elhomicidio.

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Los hombres, especialmente, son conscientes de la alta cargade odio y de resentimiento que guardan dentro de sí, pero llama-tivamente esa conciencia llega al punto de poder reconocer queese odio es fundamentalmente hacia sí mismos. El intento desuicidio aparece como uno de los modos de superar la impoten-cia, la angustia y la gran baja autoestima. Muchos de los entrevis-tados sufren de delirios. Algunos de tipo narcisista, otrosmesiánicos. El delirio es un modo de escape a la realidad dura decada día. Y aunque uno pueda intentar traerlos a su historia, a supasado, el delirio7 siempre está allí como modo de defensa. Unlímite importante para terminar con la vida de la calle, que sueleser muy apreciada por los más jóvenes que le temen a los institu-tos de menores, a sus propias familias, a la cárcel o al aislamientoque significa estar en esos lugares, es la pérdida de la salud. Mu-chos, antes de los 40 años, ya sufren de severas cardiopatías, hantenido más de un preinfarto, pérdida de parte del hígado, proble-mas de cirrosis, problemas pulmonares, desnutrición, embarazosque apenas alcanzan el séptimo mes. La calle es, a fin de cuentas,contenedora y expulsora a la vez.

Finalmente, algunos de los deseos que se vinculan con su iden-tidad no son otra cosa que los derechos más básicos e inalienablesde una persona: la familia, la comida, el trabajo, una casa o untecho. Los derechos humanos son lo que la mayoría de esta gentedesea. Entonces ¿cuál ha sido el aporte del capitalismo? Si el 50% de la población vive en el hambre, lo que viola un derechohumano fundamental, ¿en qué contribuyó el capitalismo y elneocapitalismo? ¿Cuál es el avance o el progreso que el idearioliberal o neoliberal nos deja? La controversia que existe acerca delpostmodernismo es una crítica a esta última fase decadente de laley del capital y de la mercantilización del ser. Podría decirse queel capitalismo, en la búsqueda de alcanzar sus ideales y fines, almenos en lo que respecta al estado de bienestar, ha generado muchobienestar para unos pocos y marginación y pobreza para la mayo-ría. El neoliberalismo es un proyecto sectario, en tanto es paraunos pocos y altamente discriminador, en consecuencia. Se con-

7 Denomino aquí delirio (desde la interdisciplinaria psiquiátrica y lingüís-tica) al discurso fijo, impenetrable y monologista que hace imposible lacomunicación tal como la entendemos habitualmente (Pardo y Lerner,2001).

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sagró como un fundamentalismo ideológico, de carácter paternalistafrente a los países en vías de desarrollo, tiñéndose de ese modo,con el color de un gobierno dictatorial que desde el Norte con-trola y dirige a nuestras supuestas democracias.

La distribución de la riqueza, el respeto por los derechosinalienables del hombre y, por lo tanto, de su felicidad, quedarony están restringidos a unos pocos, aquellos que tienen como espí-ritu el poder y el dinero.

Referencias bibliográficas

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Lo bueno de este acuerdo —subrayó el senador de la UDI1 ,Hernán Larraín— es que Chile asume un compromiso, comopaís, de aplicar, en forma indefinida, la economía libre comosistema económico. Se ha puesto un candado a llegar a unaeconomía socialista, en cualquiera de sus variantes. Nuestrasideas han triunfado, más todavía si consideramos que esteacuerdo ha sido alcanzado por un Presidente socialista.

(Estrategia, 19/12/02, en Fazio, 2002).

1. Introducción

Puesto que la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) entreChile y Estados Unidos ha sido motivo de controversia, me pro-puse realizar un análisis de algunos de los discursos emitidos porRicardo Lagos, Presidente de Chile, entre el 1 de mayo del 2000y el 21 de mayo del 2003, con el fin de determinar los tópicos ylos medios lingüísticos (Wodak, De Cillia, Reisigl y Liebhart,1999) utilizados por el presidente para legitimar la firma de di-cho Tratado.

Al mismo tiempo, también quise investigar si se habían pro-ducido cambios en la construcción discursiva de la identidad na-cional —con respecto a los discursos analizados desde la asunción

El Tratado de Libre Comercio (TLC)con EE.UU. en el discurso del Presidente

Ricardo Lagos

1 La Unión Demócrata Independiente es un partido de derecha queapoyó el régimen militar de Augusto Pinochet.

Leda BerardiUNIVERSIDAD DE CHILE

UNIVERSIDAD ACADEMIA DE HUMANISMO CRISTIANO

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del mando en marzo del 2000 hasta septiembre del año 20012—por cuanto las transformaciones derivadas de la globalización pro-ducen redefiniciones y reconstrucciones de las identidades nacio-nales (Garretón, 2000).3

Para ello, analicé las macro-estrategias discursivas (Wodak etal., 1999) utilizadas por el presidente desde del 11 de diciembredel 2002 hasta el 21 de mayo del 2003.

Para realizar el análisis señalado, es necesario explicitar el con-texto socio-económico en el que se enmarca la firma del TLC.

2. Contexto socio-económico

A fines de la década de los 70 y durante los 80, Chile fue elprimer país de Latinoamérica que adoptó el modelo de la econo-mía de mercado, lo que implicó —hasta el año 1997— los másaltos índices de crecimiento en la región en lo que se refiere aindicadores macroeconómicos. No obstante lo anterior, el modelono ha permitido aún una distribución equitativa de la riqueza.Por el contrario, la brecha entre los ricos y los pobres ha ido pro-gresivamente ensanchándose y no se vislumbra una redistribucióndel ingreso que pudiera paliar esta distancia.4

A este respecto, Garretón (2002: E15) señala que «el granproblema del modelo económico-social son las desigualdades y lafragmentación, que se mantienen y, a veces, se agudizan, pese alcrecimiento». Faletto (1993: 207) agrega que «el tipo de creci-miento vigente tiene rasgos y tendencias de concentración y ex-clusión». Las desigualdades también se observan, a nivel mun-dial, en la relación entre el 20 por ciento de los más ricos y los máspobres. En los años 60 era de 30 a uno, pero subió a 60 en ladécada de los 90 y a un 75 a uno en el año 1997. Además, «elquinto más rico de la población dispone del 80% de los recursos,mientras el quinto más pobre dispone de menos del 0,5% , y lacifra de negocios global de las doscientas principales empresas del

2 Ver Berardi, 2003a.3 Las dimensiones de la globalización se presentan en Berardi, 2003a.4 Para un análisis de los indicadores de inequidad en Chile, consultar

Berardi, 1999; Fazio, 1997.

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planeta (…) representa más de un cuarto de la actividad econó-mica mundial (y) esas doscientas firmas emplean menos del 0,75%de la mano de obra» (Ramonet, 2001: 14).

En relación a la inversión extranjera —mediante el DecretoLey 600, promulgado por el régimen militar a mediados de1974— Chile recibió, en los 90, la mayor cantidad de capitalesextranjeros de la región debido a la alta rentabilidad producidapor las inversiones. Desde mediados de 1974 hasta septiembrede 1999, ingresaron al país 40 mil 226 millones de dólares co-rrespondientes a, aproximadamente, el 60% del PIB del Chileactual (Fazio, 2000).5

En lo que se refiere a la firma del TLC entre Estados Unidosy Chile, Fazio (2003a: 1) argumenta que el actual saldo comer-cial positivo de Chile se transforma en negativo, por cuanto lasexportaciones desde Estados Unidos versus las de Chile acentua-rán el proceso de sustitución de producción nacional, al aumen-tarse las importaciones. Con respecto a este punto, señala que «lasexportaciones desde Estados Unidos hacia Chile, en el año 2016,—cuando termina el proceso de desgravación arancelaria— de noexistir el tratado, alcanzarían a US$ 5.697 millones, creciendo en80% y, al suscribirse el TLC, aumentaría, adicionalmente, entreel 18% y 51,7%, fluctuando entre US$ 5.615,4 millones y US$6.395 millones (…) Las ventas desde Chile crecerían, sin tratado,en 70%, incrementándose, al suscribir el acuerdo, sólo entre 5,7%y 13,7% (lo que implica) entre US$ 5.832 millones y US$6.019,7 millones al año 2016».

Estas y otras asimetrías6 son las que han motivado críticas dedistintos sectores de la población, especialmente de profesionalesy organizaciones comprometidas con la defensa de los derechoshumanos, fundamentalmente aquellos atingentes a los sectoresmás desprotegidos de la sociedad.

5 Las cifras relativas a inversiones y los países inversionistas pueden verseen Fazio, 2000.

6 Para explicaciones detalladas acerca de la asimetría en el movimientocomercial entre Estados Unidos y Chile, consultar Silva, 2003a.

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3. Elementos constitutivos de la identidad

Para Larraín (2000, 2001), Garretón (2000) y Wodak et al.(1999) la identidad es un proceso en constante construcción encontextos sociales determinados.

Wodak et al. (1999) señalan que la identidad nacional se mani-fiesta en las prácticas sociales, una de las cuales corresponde a lapráctica discursiva. Larraín (2001) distingue tres elementos cons-titutivos de la identidad. El primer elemento guarda relación con lacultura, es decir, los individuos se identifican con categorías socialescompartidas como religión, género, clase y profesión, que sonculturalmente determinadas. El segundo elemento se refiere al ac-ceso a determinados bienes materiales como símbolos de una iden-tidad colectiva o cultural a la que se desea acceder. Por último,alude a la distinción o diferenciación del individuo a través de «otros»con diferentes modos de vida, valores, costumbres e ideas.

Con respecto al segundo y tercer elementos, la declaración deLagos acerca de que el acuerdo con Estados Unidos significa po-der «tener un intercambio mayor, no sólo en el ámbito económicosino también cultural y de valores compartidos con los Estados Uni-dos de América» (29 de noviembre de 2000, énfasis mío). Al noexplicitar cuáles son los bienes materiales a los que se desea acce-der y los valores que se aspira compartir, la frase puede ser inter-pretada como una no-diferenciación del «otro» (Estados Unidos)y, por consiguiente, incidir negativamente en la reafirmación oreconsideración de una identidad propia.

4. Tópicos, medios lingüísticos y estrategias

Fairclough y Wodak (2000) señalan que el Análisis Crítico delDiscurso (ACD) considera el discurso como una forma de prácti-ca social, asumiendo una relación dialéctica o bidireccional entreactos discursivos particulares y las situaciones, instituciones y es-tructuras sociales en las que se hallan insertos.

El propósito del ACD es lograr que los «aspectos opacos deldiscurso (como) la carga ideológica de los modos particulares deutilización del lenguaje y las relaciones de poder subyacentes sevuelvan más transparentes» (Fairclough y Wodak, 2000: 368).

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El análisis crítico de los discursos que aquí se presenta fue rea-lizado según una adaptación de los conceptos de estrategia y me-dios lingüísticos de realización utilizados por Wodak et al. (1999).

Wodak et al. (1999) especifican las siguientes cuatro macro-estrategias constructivas: de perpetuación y/o justificación, detransformación, y de desmantelamiento o aniquilamiento.

Las estrategias constructivas tienen como propósito estableceruna cierta identidad nacional promoviendo la unificación, la iden-tificación y solidaridad y la diferenciación. Las estrategias de per-petuación intentan mantener y reproducir una identidad nacionalamenazada. Las estrategias de justificación, un sub-grupo de las deperpetuación, se utilizan principalmente para referirse a accionesproblemáticas en el pasado que son importantes en la creaciónnarrativa de la historia nacional. Restauran, mantienen y defien-den una autopercepción nacional que se ha corrompido. Las estra-tegias de transformación tienen por objetivo transformar una identi-dad relativamente bien establecida en otra identidad yaconceptualizada. Con las estrategias de desmantelamiento se preten-de desmantelar un constructo de identidad nacional sin, necesaria-mente, tener un nuevo modelo que reemplace el anterior.

En relación a los tópicos utilizados con respecto al TLC, seconsideraron aquellos atingentes a solidaridad, democracia, inclu-sión, crecimiento con equidad, derechos humanos, globalización, re-gionalismo, identidad, libre comercio, acuerdos de libre comercio, flexi-bilidad laboral y desarrollo por cuanto son los tópicos relacionados,directa o indirectamente, al TLC en los discursos que antecedena la firma de dicho tratado.

Los medios lingüísticos de realización de las estrategias cons-tructivas —por ser estas las que predominan en los discursos ana-lizados— son la metonimia, la personificación, el nosotros inclusivo ylo que he denominado el parentesco.

5. El corpus

El corpus está constituido por aquellos discursos en los que sehace mención al libre comercio y al TLC con Estados Unidos.

Los discursos analizados son los siguientes:• Discurso del Presidente de la República con motivo de la

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celebración del día internacional del trabajo, lunes 1 de mayo de2000.

• Declaración del Presidente de la República, Ricardo Lagos,sobre el reinicio de negociaciones entre Chile y Estados Unidospara el TLC, 29 de noviembre de 2000.

• Inauguración XV Cumbre Presidencial del Grupo de Río enCentro Cultural Estación Mapocho, viernes 17 de agosto de 2001.

• Chile en un mundo en cambio, de la Revista Foreign Affairsen español, primavera de 2001.

• Mensaje del Presidente Ricardo Lagos sobre el Tratado deLibre Comercio con Estados Unidos. Palacio de La Moneda, 11de diciembre de 2002.

• «Tenemos tiempo para prepararnos y competir bien en Es-tados Unidos». Entrevista con Televisión Nacional de Chile, 12de diciembre de 2002.

• Presidente Lagos: Tratados de Libre Comercio son un reco-nocimiento a la democracia chilena. Entrevista en Radio Coopera-tiva con Sergio Campos y Roberto Saa, 15 de diciembre de 2002.

• Presidente Lagos: el Acuerdo de Libre Comercio es buenopara Chile y EEUU. Extractos de la entrevista del mandatariocon The San Diego Union Tribune, 20 de abril de 2003.

• Discurso del Presidente de la República en el inicio de lalegislatura ordinaria del Congreso Nacional, 21 de mayo de 2003.

6. Resultados

6.1. Tópicos utilizados en relación al TLC

Los tópicos que se relacionan, directa o indirectamente, con elTLC entre Chile y Estados Unidos son:

(1) LIBRE COMERCIO, DEMOCRACIA, GLOBALIZACIÓN, CRECIMIENTO

Y FLEXIBILIDAD LABORAL:

Al celebrar este 1º de mayo quiero decir que lo iniciamos conun Chile que tiene que enfrentar un mundo distinto. Los de-safíos que ustedes bien conocen aquí son los desafíos que seexpresan a lo largo de un país que está inserto en un mundo

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global y competitivo. Tenemos que ser capaces de participar de esteproceso acelerado de globalización económica, donde se derriban lasfronteras del comercio, donde circulan cada vez más libremente losbienes. Tenemos que ser capaces de enfrentar aquello con ima-ginación y creatividad. Tiene que haber flexibilidad laboral enun mundo global y competitivo (1 de mayo de 2000; de aquí enadelante las cursivas de los ejemplos indican énfasis mío).

(…) Todos están de acuerdo en que la única manera de progre-sar es ser capaces de aceptar el desafío de competir en un mundoglobal. (…) Deberíamos tener mayor flexibilidad laboral en nues-tra legislación (20 de abril de 2003).

No sólo se hace mención a la libre circulación de los bienes,sino que también se apela a la flexibilidad laboral, mecanismoutilizado por las empresas para mantener su competitividad sinafectar sus tasas de ganancia.7

(…) La negociación de un acuerdo bilateral de libre comercioentre Chile y Estados Unidos (…) significa la generación demás puestos de trabajo, de más empleo y mejores oportunida-des (29 de noviembre de 2000).

Con la firma de este Tratado se abren muchas oportunidadesde progreso que lo chilenos tenemos que ser capaces de apro-vechar para dar un salto en nuestro desarrollo, para generarmás trabajo, más empleo, más crecimiento (11 de diciembre de2002).

Con respecto a la situación económica del país, coincidimoscon Silva (2003b: 18) en que «el crecimiento económico quepodría traer el aumento de exportaciones no asegura la soluciónde la pobreza ni la distribución de la riqueza. Al contrario, po-drían degradarse aún más las condiciones de trabajo para mejorarla competitividad, ampliando la brecha entre los sectores más pobresy más ricos de este país».

7 Para los tipos de flexibilidad laboral implementadas por los empresarios,consultar Berardi, 2001.

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Sin duda que la democracia, el libre comercio y la paz son aportesde la región a una agenda global positiva (17 de agosto de 2001).

Si bien Lagos habla en nombre de la región, posteriormenteactúa de manera individual al negociar y firmar solo el TLC conEstados Unidos.

Las transnacionales invierten en países que, por sus condicio-nes socio-políticas, les ofrezcan seguridad y alta rentabilidad. Deaquí el énfasis en la democracia, el libre comercio y la paz.

(2) GLOBALIZACIÓN, DEMOCRACIA, DERECHOS HUMANOS, EQUIDAD, IN-TEGRACIÓN LATINOAMERICANA Y DEL CARIBE E IDENTIDAD REGIONAL:

El Grupo de Río ha devenido en un referente fundamental deconcertación política de los países de América Latina y elCaribe. Creo que ha llegado la hora de usar esta ventaja paradefinir nuestra participación en el mundo globalizado, a partirde nuestra propia identidad.

Chile y todos los aquí presentes quieren un Grupo de Ríofuerte, con liderazgo. Tenemos que hacer todo lo que poda-mos para lograrlo, porque las tareas económicas, políticas ysociales, tanto de la integración como de la globalización, estánunidas. No hay otra opción que encabezarlas.

¿Quién sino los gobiernos democráticos, pueden encabezarcon legitimidad este proceso? Si fracasamos, sería recordadocomo el fracaso de la democracia en América Latina.

Está involucrada también nuestra identidad, con toda su ri-queza, esa identidad que nos contempla desde estos muros.

Quisiera proponer siete temas esenciales para las tareas deeste Grupo:

Cómo actuamos en forma preventiva para cuidar nuestrasdemocracias y el respeto por los derechos humanos. (…) La demo-cracia se fortalece al introducir mayores niveles de justicia e igual-dad social (…) Es necesario devolver a la gente su confianza en lademocracia (…) Un manejo económico serio y responsable de nues-tras economías debería (…) contribuir al aumento de la adhesiónciudadana a la democracia» (17 de agosto de 2001).

Aun cuando alude a la democracia, derechos humanos, equi-dad, unificación e integración política latinoamericana y del Ca-ribe, como condición para la inserción en la globalización desde

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la propia identidad, suscribe individualmente el TLC con Esta-dos Unidos, mientras Brasil y Argentina intentan potenciar elMercosur y actuar de manera colectiva en las negociaciones conEE.UU. hacia el ALCA.

En lo que se refiere a democracia, en el proceso de negociacióndel TLC no se tomaron en cuenta algunos de los acuerdos entrelos organismos de la sociedad civil y los negociadores, entre losque destacan, la constitución del Comité consultivo de la socie-dad civil (Silva, 2003b). Además, no se recogieron «las propues-tas de la sociedad civil ya que la información del gobierno fuesiempre sesgada e incompleta (y) las negociaciones fueron con-ducidas en el más absoluto secreto por parte del gobierno chilenoinvitándose (…) sólo a los gremios empresariales y a un par dedirigentes sindicales aliados incondicionales del gobierno» (Silva,2003b: 15).

Con lo anterior, se estaría contraviniendo lo propuesto en elPlan de acción de la III Cumbre de jefes de Estado de las Amé-ricas realizada en Québec en abril del 2001, donde se señala quela participación de la sociedad civil es importante en la consolida-ción de la democracia, lo que, a su vez, es vital para el éxito de laspolíticas de desarrollo.

(3) CRECIMIENTO CON EQUIDAD, REGIONALISMO, IDENTIDAD LATI-NOAMERICANA, DESARROLLO, TRATADOS DE LIBRE COMERCIO Y

GLOBALIZACIÓN:

«El desafío que (los países latinoamericanos) tenemos pordelante consiste en profundizar nuestra inserción activa en laeconomía globalizada, construir regionalismos abiertos almultipolarismo económico, reforzar la identidad política y culturallatinoamericana para enfrentar los peligros de la globalizacióne impulsar las reformas de segunda generación para asegurarun crecimiento con equidad para nuestros pueblos.

América Latina en su conjunto debe organizarse como unreferente vital, dotado de identidad propia» (septiembre de 2001).

Una vez más Lagos argumenta a favor de la unidad y solidari-dad como condición esencial para hacer frente a los peligros de laglobalización pero, como señaláramos anteriormente, emprende,individualmente, la firma del TLC con Norteamérica.

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Por otra parte, las reformas de segunda generación —priva-tización de servicios públicos, apertura a mercados de capitales—no aseguran un crecimiento con equidad. Por el contrario, exclu-yen a un amplio sector de la población que no tiene los medioseconómicos para acceder de manera adecuada a los derechos so-ciales fundamentales, como es el caso de la salud.8 A este respec-to, Artaza (2002: 9), ex Ministro de salud, señala que «tenemosdesigualdades profundas en el acceso a la salud (y que) la expec-tativa de vida tiene una diferencia de 20 años entre quienes tie-nen recursos y los que carecen de ellos».

(Este) es el Chile que logró un tratado de libre comercio con laprincipal potencia del mundo, los Estados Unidos de América. (…)Estos Acuerdos (Unión Europea, Corea del Sur, países nórdicos quecomponen la Unión Europea de Libre Comercio) son una sólidagarantía para nuestro desarrollo. (21 de mayo de 2003).

(…) El único antídoto real para mejorar la distribución del ingresoes el sistema educacional. Y esa es la razón por la cual estamosplanteando educación obligatoria de 12 años (15 de diciem-bre de 2003).

Al igual que en el gobierno del ex presidente Eduardo FreiRuiz-Tagle —inmediatamente anterior al de Lagos— (ver Berardi,1999), se plantea una relación mecanicista entre la educación y elprogreso en lo que se refiere a un acceso satisfactorio de la ciuda-danía a los derechos sociales.

6.2. Estrategias utilizadas en relación a la identidad

Como se muestra a continuación, la estrategia constructiva —comoen los discursos analizados con anterioridad a esta fecha (verBerardi, 2003a)— es la estrategia predominante utilizada en losdiscursos para referirse a la identidad.

(…) Hemos negociado (…) en defensa de los intereses de Chile,y haberlo logrado es un mérito de todo Chile (11 de diciem-bre de 2002).

8 Para un análisis del sistema de salud en Chile, consultar Berardi, 2003b.

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Se alude a la unificación y solidaridad.

Hoy (…) tenemos que trabajar todos unidos, reconociendo nues-tras diferencias (11 de diciembre de 2002).

Promueve la unificación y diferenciación.

Los textiles que estamos exportando a Estados Unidos a tra-vés de una empresa (en la que) trabajan todos en su computa-dora, (…) implica que (…) ese trabajador más calificado tie-ne un ingreso mayor y hace que todo Chile esté mejor (12 dediciembre de 2002).

Alude a la solidaridad como un valor que debe fomentarse.

Yo trabajo para Chile (…) pensando en los 15 millones que vivenhoy(…) Aquí se trabaja por Chile, todos trabajamos por Chile (15de diciembre de 2002).

Alude a la solidaridad y unificación.

Hay un Chile (…) que protege a sus hijos más vulnerables (21 demayo de 2003).

Expresa solidaridad con los sectores más desprotegidos.

6.3. Medios lingüísticos de realización de las estrategiasconstructivas

Los medios lingüísticos más frecuentemente utilizados en los dis-cursos analizados son las metonimias, las personificaciones, elnosotros inclusivo y el parentesco.

La metonimia es «una figura de transferencia semántica en la(que se sustituye) un término por otro que presenta, con el primero,una relación de contigüidad» (Marchese y Forradellas, 1989: 262).

Algunos tipos de contigüidad son la sustitución de una perso-na por un objeto (en el discurso de la corona, la corona sustituye alrey), de los representantes de una institución por la institución (el

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parlamento rechazó la moción) y del productor por el producto(tengo un Picasso), entre otros.

En la personificación, se le atribuye a un ser inanimado o abs-tracto cualidades típicas de los seres humanos (Marchese yForradellas, 1989).

Aun cuando la gran mayoría de las metonimias presentes enlos discursos analizados son, simultáneamente, personificaciones,se han clasificado como metonimias por considerarlas «abstrac-ciones de actores concretos (responsables)» (Wodak et al., 1999:48) —es decir, los actores o sujetos involucrados quedan en elanonimato— y no como personificaciones utilizadas para queciertas entidades o conceptos se vuelvan más concretos.

Por parentesco me refiero a la asociación en el orden de laestructura familiar que Lagos hace de la sociedad chilena.

6.3.1. Metonimias y Personificaciones. País por persona

Hoy tenemos el orgullo de anunciar que Chile se asocia con laprincipal economía del mundo (...) Hemos negociado en de-fensa de los intereses de Chile y haberlo logrado es un mérito detodo Chile (...) Tenemos que lograr que Chile responda a lasexigencias del mundo (...) Hoy Chile está en el mundo (11 dediciembre de 2002).

Estos tratados obligan a Chile a ser mucho mejor (...) Me pro-pongo estar a la altura de los nuevos desafíos que la Patriademanda a cada uno de sus hijos (15 de diciembre de 2002).

La utilización de los imaginarios colectivos (metacolectivos sin-gulares) «Chile» y «Patria» permite que la población se sienta in-cluida o reconocida en un imaginario común (Verón, 1987). Estose denomina «efecto de reconocimiento» (Arfuch, 1987).9

Este es un país que camina por el mundo de una manera distin-ta (15 de diciembre de 2002).

El prestigio que Chile ha ganado en el mundo, obliga a tomar

9 La utilización de entidades del imaginario político vinculadas al efectode reconocimiento pueden consultarse en Berardi, 1996.

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responsabilidades. A trabajar por las causas y los ideales quenos dan identidad como nación (21 de mayo de 2003).

Con la utilización de una personificación, es decir, una na-ción, un país y una patria antropomorfizados como imaginario co-mún, se favorece la identificación del receptor con temas colecti-vos personificados (Wodak et al., 1999). Además, se eliminandiferencias de clase, estilos de vida, de credo y de origen.

Con el empleo del término nación se produce una identifica-ción con un imaginario colectivo que evoca el futuro como unatarea colectiva a emprender.

6.3.2. Nosotros inclusivo

El nosotros inclusivo elimina diferencias de clase, étnicas, de cre-do, de origen y de estilos de vida. Además, la utilización del noso-tros inclusivo permite compartir un «destino común» eliminardiferencias y construir una identidad colectiva.

La inclusión en un destino común no sólo elimina diferenciassino también promueve la unificación y la identificación.

Con la firma de este tratado se abren muchas oportunidadesde progreso que los chilenos tenemos que ser capaces de aprovechar(...) Tenemos que lograr que Chile responda a las exigenciasdel mundo (...) Tenemos que trabajar todos unidos poniendo enprimer lugar el progreso de Chile y de cada uno de los chile-nos (...) Hemos negociado en defensa de los intereses de Chile, yhaberlo logrado es un mérito de todo Chile (...) Me embarga unsentimiento muy especial, porque como país hemos hecho bien;una tranquila felicidad porque se abren tremendas oportunida-des de progreso para todo Chile y cada uno de sus habitantes. Traba-jemos todos juntos para que así sea (11 de diciembre de 2002).

En las dos últimas aseveraciones, se eliminan diferencias y secomparte un destino común mediante la solidaridad. Pero, al noexplicitar quienes son los actores (es un mérito de todo Chile; comopaís hemos hecho bien), responsabiliza a la ciudadanía de decisionesen las que no participó.

Al igual que en afirmaciones anteriores, se evidencia, nueva-mente, una contradicción entre lo que el presidente expresa pú-

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blicamente y lo que sucede de facto. Es decir, no hay coincidenciaentre lo expresado y lo realizado.

6.3.3. Parentesco

Me propongo (…) estar a la altura de los nuevos desafíos quela Patria demanda a cada uno de sus hijos (15 de diciembre de2002).

Existen dos convicciones que han acompañado desde siemprela identidad de la nación, de trabajar por causas e ideales queestán en el corazón de cada uno de los hijos de Chile (...) Hay unChile que protege a sus hijos más vulnerables, que ofrece liber-tad y dignidad a todos sus hijos (21 de mayo de 2003).

Si «dignidad» significa tener acceso a los derechos sociales fun-damentales, a saber, alimentación, salud, vivienda, educación, tra-bajo y recreación, el presidente no estaría considerando a un consi-derable porcentaje de la población que vive en condiciones preca-rias y a quienes tienen una calidad de vida insatisfactoria.

En los enunciados se utilizan metonimias en las que los agen-tes o actores están implícitos —Chile, patria— para estableceruna relación de parentesco, diluyendo, así, la responsabilidad enlo que se refiere al cumplimiento de las promesas.

7. Conclusiones

Como se desprende del análisis realizado, los tópicos, los medioslingüísticos y las estrategias utilizados para legitimar la firma delTLC con Estados Unidos aluden al fortalecimiento de la demo-cracia, al respeto a los derechos humanos, a las bondades del librecomercio, la búsqueda de equidad a nivel nacional y regional, lasolidaridad social y la unificación entre los chilenos y con lospaíses latinoamericanos y del Caribe, para permitir una inserciónen la globalización que salvaguarde los intereses e identidades delos países de la región; el respeto por la diferenciación y la inclu-sión o participación de la ciudadanía en las negociaciones del TLC.

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Sin embargo, estas declaraciones de principios a nivel discursivose contradicen con las acciones del gobierno chileno. Es así como,en lo regional, Chile negocia individualmente con Estados Uni-dos apartándose, por consiguiente, del intento de los países delMercosur10 de negociar colectivamente con Estados Unidos elALCA (Pizarro, 2003), una de cuyas metas es desregularizar elmercado. Se sienta así «un precedente para las futuras negociacio-nes de Estados Unidos con otros países de América Latina y elCaribe, base para un mayor dominio de las empresastransnacionales estadounidenses» (Silva, 2003a).

En cuanto a lo nacional, la ciudadanía no sólo no fue consul-tada, es decir, fue excluida del proceso de negociación (Pizarro,2003; Silva, 2003b; Larraín Ruiz-Tagle, 2003) sino que, ade-más, se agudiza la inequidad social. Por una parte, se la obliga aabsorber los recursos que el país dejará de percibir como resulta-do de la desgravación de la mayoría de las importaciones estado-unidenses. Los recursos, estimados en US$ 430 millones, seránsuplidos mediante la privatización de las empresas sanitarias queaún están en manos del Estado y un aumento del 1% del impues-to al consumo (IVA). Por otra parte, se beneficia a los sectores conmás recursos mediante la eliminación del impuesto al lujo a losautomóviles importados (Silva 2003a).

En relación a la equidad, el Presidente señala que en «el largoplazo sólo funciona la educación como el único antídoto real paramejorar la distribución del ingreso (…) Acá el que tiene un títuloprofesional, en promedio, comienza con 300 mil pesos (US$ 460)y el que no tiene comienza con 90 mil (US$ 140). Y esa diferen-cia es demasiado grande y después se va agudizando. Un profe-sional con 5 años está en un millón y medio (US$ 2.300), enpromedio, y el que está sin título sigue en los 90 mil» (15 dediciembre de 2002).

Puesto que esta información fue publicada en la página webdel gobierno, no nos cabe duda acerca de su veracidad, en lo quese refiere a transcripción. De aquí que surjan las siguientes pre-guntas: ¿A qué país se refiere el presidente? ¿Cómo es posibleque en un medio de difusión tan escuchado como Radio Coope-

10 De esta manera, se debilita el acuerdo comercial regional como bloquesudamericano, en el que participan Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay.

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rativa se distorsione la realidad con cifras que corresponden a unsector muy restringido de la población?

En lo que se refiere a «parentesco», al considerar al receptorcomo hijo del país o de la patria, se lo considera parte de unafamilia y, por consiguiente, tomado en cuenta y protegido en susintereses materiales y necesidades emocionales. La relación deparentesco, sin embargo, se estructura de manera jerárquica y nodesde una posición igualitaria, esto es, no hay equidad desde ellugar de donde se habla. Al referirse a los ciudadanos como hijos,se les confiere un rol subordinado.

Con respecto a la identidad nacional, esta es promovida me-diante la utilización de estrategias constructivas a través de la so-lidaridad, la diferenciación y la identificación, lo que fomenta enel receptor un sentido de pertenencia al país desde sus diferenciasindividuales. Sin embargo, en relación a la «unificación» —una delas variables constitutivas de las estrategias constructivas— aun cuan-do es promovida en los discursos, se apela a una unidad regional yparticipación ciudadana nacional no existentes en la práctica.

Por consiguiente, las estrategias discursivas y medioslingüísticos con los que se abordan los tópicos para legitimar lafirma del TLC no legitiman el actuar gubernamental por cuan-to la ciudadanía —factor clave en la legitimidad de un gobier-no— fue omitida en la legislación del Acuerdo. No correspon-de, por ende, éticamente, suscribir el Tratado a nombre de laciudadanía («Hemos negociado (…) en defensa de los intereses deChile, y haberlo logrado es un mérito de todo Chile», «La mayoría delos trabajadores de Chile están a favor del Acuerdo», 20 de abril de2003).

Como lo señalan Cerda y Álvarez (2003: 6), «recién en mayode este año (a un mes de la firma del Tratado) se ha puesto a dispo-sición del público una versión en español incompleta del TLC.(Esto) ha impedido (…) que la ciudadanía participe activamenteen un proceso cuyos resultados, sin duda, afectarán, de una u otramanera, a todos los habitantes de nuestro país» (énfasis mío).11

11 La Ley de Probidad Administrativa, en su artículo 13 de la LOC deBases Generales de la Administración del Estado, «establece que la funciónpública se ejercerá con transparencia, de manera que permita y promueva elconocimiento de los procedimientos, contenidos y fundamentos de las deci-siones que se adopten en ejercicio de ella» (en Cerda y Alvarez, 2003: 6)

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Según el documento «TLC Estados Unidos-Chile: efectospotenciales para toda la economía y para sectores seleccionados»,de la Comisión de comercio internacional de EEUU, preparadopor petición de Bush, «las exportaciones estadounidenses aumen-tarán a un ritmo cuatro veces superior a las efectuadas desde Chi-le (lo que se contradice con ) lo afirmado repetidamente por lacanciller chilena Soledad Alvear» (Fazio, 2003b: 1). Por lo tanto,para Estados Unidos la importancia del TLC con Chile reside enel plano político, puesto que significa pavimentar el camino haciala firma del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA)con los países latinoamericanos, previsto para el 2005.12

Este Acuerdo reviste especial importancia para Estados Uni-dos, por cuanto el futuro de su economía «es sombrío (ya que) elpaís enfrenta graves fallas estructurales, exceso de endeudamiento(…) y tiene un nivel insostenible de déficit fiscal y de cuentacorriente» (Molano, en Fazio, 2003b).13

Si se concibe la ideología como «un proceso que articula re-presentaciones particulares de la realidad y construcciones parti-culares de la identidad, especialmente de la identidad de grupos ycomunidades» (Fairclough y Wodak, 2000:393), se puede infe-rir que, ideológicamente, Lagos intenta articular las representa-ciones acerca de la economía y la política con una construcciónparticular de la gente como comunidad. El presidente postulaque el crecimiento, el desarrollo social, la participación ciudada-na, la globalización y el libre comercio generarán una sociedadmás democrática y equitativa.

Sin embargo, como lo hemos demostrado reiteradamente en estetrabajo, se evidencia una marcada escisión entre el decir y el hacer.

12 Fazio (2003b: 26) señala que «The Washington Post cifró el impacto delTLC en términos absolutos, en apenas un 0,004% del PIB norteamericano».

13 La División B, Título XXI de la Ley de Comercio (2002) del TradePromotionAuthority (TPA) o Fast Track, que autoriza al gobierno de Esta-dos Unidos a negociar tratados de libre comercio con otros países, señalaque «los Acuerdos de libre comercio maximizan las oportunidades parasectores críticos y básicos de la economía de Estados Unidos, como la tecno-logía de la información, telecomunicaciones y otras tecnologías líderes, in-dustria básica, equipo de capital, equipo médico, servicios, agricultura, tec-nología ambiental y propiedad intelectual. El comercio creará nuevas oportu-nidades para que Estados Unidos preserve su fortaleza sin contrapesos enasuntos económicos, políticos y militares» (Pizarro, 2003: 1, énfasis mío).

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Sobre la base de lo expuesto anteriormente, se puede concluirque la forma en que los mecanismos discursivos son utilizadospor el presidente para argumentar acerca de las bondades de lafirma del TLC con Estados Unidos y con respecto a la identidadnacional se enmarcan en lo que puede denominarse «discursodemagógico». Si bien las estrategias constructivas, el nosotros in-clusivo y las metonimias se emplean para «eliminar» diferenciassociales, para compartir un destino común, para respetar la diver-sidad y para que la población pueda sentirse incluida o se sientaprotagonista de las acciones a emprender relativas al futuro, elaccionar gubernamental no es consecuente con lo expresadodiscursivamente.

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Leda Berardi

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Noticias sobre las autoras

Izabel MagalhãesEs profesora de análisis del discurso en el Programa de Posgrado de laUniversidad de Brasilia, y coordinadora del Núcleo de Estudios de Len-guaje e Ideología, del Centro de Estudios Avanzados Multidisciplinariosde la Universidad de Brasilia. Es editora de la revista Cadernos de Linguageme Sociedade (Papers on Language and Society), autora del libro Eu e Tu: AConstituição do Sujeito no Discurso Médico (2000), y editora de los volúme-nes As Múltiplas Faces da Linguagem (1996), y Discurso, Gênero e Educação(2003).

Neyla Pardo AbrilEs profesora Asociada del Departamento de Lingüística de la UniversidadNacional de Colombia. Su actividad académica se ha centrado en el análisisdel discurso, la comunicación y la cultura. Ha publicado en revistas especia-lizadas como Forma y Función de la Universidad Nacional de Colombia, yLitterae del Instituto Caro y Cuervo. Entre sus libros se cuentan Signo yCultura: Introducción a la Semiótica, Pensar la Escuela para construir sentido,y Un modelo lingüístico para el análisis integral de discursos, este último encoautoría con Lola Celeita Reyes.

Irene Fonte ZarabozoEs Doctora en Lingüística Hispánica por El Colegio de México y profeso-ra-investigadora titular de la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa. Se ha especializado en análisis del discurso, particularmentediscurso periodístico. Ha publicado numerosos artículo, y el libro La nacióncubana y Estados Unidos: un análisis del discurso periodístico (1906-1921)

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del año 2002. Ha sido investigadora visitante en la Universidad de Amberes(1996) e impartido cursos en la Facultad de Artes y Letras de la Universi-dad de La Habana y en la Facultad de Artes de la Universidad de Ottawa.Miembro fundador de ALED y delegada regional por México (1999-2003).

Adriana BolívarEs profesora titular en lingüística y análisis del discurso en la Facultad deHumanidades y Educación de la Universidad Central de Venezuela, don-de también coordina el Doctorado en Estudios del Discurso. Es miembrodel Comité Consultivo de Discourse and Society y de otras revistas europeasy de América Latina. Ha publicado varios libros, entre ellos, Discurso einteracción en el texto escrito (1998) y, en junto a Carlos Kohn, El discursopolítico venezolano. Un estudio multidisciplinario (1999). Investiga y publi-ca regularmente sobre discurso académico, discurso político, (des)cortesíaverbal. Es fundadora y presidenta de la ALED y representante de Vene-zuela en la IPRA y en la IADA.

María Laura PardoDicta el Seminario de grado sobre Metodología de la Investigación Lingüís-tica en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.Es Directora del Departamento de Lingüística del CIAFIC-CONICET,y ha sido profesora en distintas universidades de Estados Unidos, AméricaLatina y Europa. Es editora de la revista Discurso y Sociedad, y coeditorajunto a Jan Renkema y Ruth Wodak de la serie de libros Document Designde John Benjamins publishers. Acaba de publicar junto a Tulio Ortiz y M.V. Noblía, Origen y transformación del Estado Argentino en períodos deglobalización.

Leda BerardiEs académica de la Universidad de Chile, donde coordina el Diplomado enAnálisis del Discurso, y de la Universidad Academia de Humanismo Cris-tiano. Es miembro del comité editorial de la Revista Discurso y Sociedad yeditora de la Revista Chilena de Estudios del Discurso. Su investigación se hacentrado en el discurso político y algunas de sus publicaciones son«Globalization and poverty in Chile», «Identity and Globalization in thediscourse of the Chilean President Ricardo Lagos», «Legitimidad y discur-so presidencial: un análisis de los discursos de los presidentes Eduardo FreiMontalva y Eduardo Frei Ruiz-Tagle». Email: [email protected]

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