personalidad emprendedora

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La personalidad del emprendedor El Emprendedor tiene rasgos de personalidad que lo caracterizan como por ejemplo: Necesidad de independencia. Capacidad de decisión. Capacidad de asumir riesgos. Espíritu optimista. Responsabilidad Constancia Confianza en ti mismo Capacidad de organización y planificación Resistencia emocional y física Capacidad de liderazgo Necesidad de capacitación y formación Competitividad En un emprendedor muchos de estos rasgos son innatos y muchos otros son adquiridos por la misma necesidad que siente la persona para seguir avanzando, de considerar que nada puede detenerlo. Por ejemplo, una persona intenta llevar adelante un proyecto muy importante, en el camino descubre que algunas dificultades surgen por no poseer suficiente capacidad de liderazgo, la persona común abandona el proyecto, el emprendedor busca un seminario, curso o libro que le enseñe a ser líder. Otro se ve agobiado por los problemas y sucesivos fracasos, la persona común abandona el proyecto y considera que fracasó, el emprendedor asiste a un terapeuta o motivador para “aprender a ser optimista” y vencer el pesimismo. Nada detiene a un verdadero emprendedor. Quizás, tu que estás leyendo estas líneas te consideres emprendedor, o quizás sientas que no lo eres, pero en cualquiera de los dos casos seguro te hierve la sangre de solo suponer lo que serías capaz de lograr si te lo propones, ese es el signo de que todos llevamos un espíritu emprendedor en nuestro interior, despierto o dormido, pero allí está. ¿Que aptitud crees que necesitas para ser un emprendedor, para cambiar tu vida? Pues ve a buscarla y comienza a poner en juego

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caracteristicas de una persona emprendedora, desarrollo de una personalidad emprendedora, consideraciones psicologicas sobre una personalidad emprendedora

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La personalidad del emprendedor

El Emprendedor tiene rasgos de personalidad que lo caracterizan como por ejemplo:

 Necesidad de independencia. Capacidad de decisión. Capacidad de asumir riesgos. Espíritu optimista. Responsabilidad Constancia Confianza en ti mismo Capacidad de organización y planificación Resistencia emocional y física Capacidad de liderazgo Necesidad de capacitación y formación Competitividad

En un emprendedor muchos de estos rasgos son innatos y muchos otros son adquiridos por la misma necesidad que siente la persona para seguir avanzando, de considerar que nada puede detenerlo.

Por ejemplo, una persona intenta llevar adelante un proyecto muy importante, en el camino descubre que algunas dificultades surgen por no poseer suficiente capacidad de liderazgo, la persona común abandona el proyecto, el emprendedor busca un seminario, curso o libro que le enseñe a ser líder.

Otro se ve agobiado por los problemas y sucesivos fracasos, la persona común abandona el proyecto y considera que fracasó, el emprendedor asiste a un terapeuta o motivador para “aprender a ser optimista” y vencer el pesimismo.

Nada detiene a un verdadero emprendedor. Quizás, tu que estás leyendo estas líneas te consideres emprendedor, o quizás sientas que no lo eres, pero en cualquiera de los dos casos seguro te hierve la sangre de solo suponer lo que serías capaz de lograr si te lo propones, ese es el signo de que todos llevamos un espíritu emprendedor en nuestro interior, despierto o dormido, pero allí está.

¿Que aptitud crees que necesitas para ser un emprendedor, para cambiar tu vida? Pues ve a buscarla y comienza a poner en juego tus capacidades, si otros pudieron, tu también puedes. Mas adelante analizaremos cada rasgo en particular.

El desarrollo de la personalidad emprendedora

La Escuela de Administración de Negocios a lo largo de su existencia ha cultivado dentro de su misión institucional e impronta de su actividad, la formación de empresarios. Es un proyecto viable desde la academia y como una contribución al desarrollo social y económico de nuestra nación.

Dentro de esta ambiciosa tarea han sido señalados temas de estudio riguroso dentro de los cuales, uno de central importancia: "la personalidad emprendedora". Desde poco antes del año 1990, un grupo de intelectuales dio

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vida, de manera informal pero responsable, al propósito del cual damos testimonio en el presente documento. Progresivamente el programa de "Desarrollo de la personalidad emprendedora" ha realizado transformaciones en el ámbito académico de nuestra Universidad y otras entidades del país. Igualmente, se ha nutrido del ejercicio educativo de cientos de líderes en prospecto y realidad, dentro y fuera de las aulas de clase.

Seguremos recaudando la experiencia más allá de nuestras fronteras patrias, en foros aca´démicos y empresariales, manteniendo la actividad investigativa propia y buscando aportantes en los diferentes campos.

Desde ya la invitación a la comunidad para que desde sus intereses se vincule al programa y comparta la construcción de tan importante propósito.

BREVES CONSIDERACIONES PSICOLÓGICAS SOBRE LA PERSONALIDAD EMPRENDEDORA

Jacqueline Toro Lasso**

En el ámbito académico mundial cada vez existe mayor consenso sobre la imperiosa necesidad de orientar los esfuerzos educativos a promover espacios que les permita a los ciudadanos desarrollar su mentalidad emprendedora, máxime cuando se sabe que la capacidad innovadora del ser humano está marcando la diferencia en las nuevas tendencias que los cambios vertiginosos del mundo moderno trae consigo. Los avances científicos, la creación de empresas, la apertura de mercados, la innovación en productos o servicios, la implementación de nuevas formas de hacer pedagogía, el desarrollo de nuevas tecnologías, entre otros, tienen un común denominador: la personalidad emprendedora, de quien los hace posible.

Las reflexiones generadas en el devenir de mi vida académica, han ido fortaleciendo la convicción de que la personalidad emprendedora es susceptible de construirse intencionalmente en el transcurso de la vida del individuo, mediante el conjunto de actividades diversas que este lleva a cabo en circunstancias sociales e históricas concretas - especialmente y como afirma Leontiev1 - si tales actividades tienen un sentido psicológico personal para el individuo. El interés por profundizar en el estudio del fenómeno emprendedor desde una perspectiva psicológica, se ha focalizado en la identificación y forma como son llevados a cabo los procesos asociados a la actividad en la cual la persona emprendedora es reconocida como tal, así como en los resultados y/o los cambios que esos procesos provoquen en el entorno del emprendedor

Este planteamiento toma forma en el libro "El desarrollo de la personalidad emprendedora: una opción de vida" que nace del interés de un grupo de psicólogos por profundizar en la esencia de un tema hasta ese momento explorado más por profesionales de áreas económicas y administrativas que de la psicología. Con este propósito se dan a la tarea de reflexionar, investigar y plasmar su experiencia académica y profesional aportando elementos concretos que hacen posible en el contexto colombiano, la práctica de acciones propias de personas emprendedoras, cualquiera que sea la actividad a la que se dediquen.

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Para realizar algunas consideraciones sobre este fenómeno, es necesario partir del significado del término emprendedor.

Con base en el análisis etimológico2 del término emprendedor, las diferentes acepciones que ha tenido a través del tiempo y la comparación con los términos afines - emprender, empresa, empresario - se ha construido una definición que se deriva de los usos que este término ha tenido en diferentes contextos: El emprendedor3 es la persona que inicia con dificultad - resuelta y decididamente acciones riesgosas y azarosas con el ánimo de ejecutarlas. Esta definición, se ha elaborado con dos propósitos principales: recuperar la amplitud del significado y dar apertura a posiciones distintas a la descripción de rasgos para definir al emprendedor, pues sin duda, en las últimas décadas el estudio de emprendedores ha cautivado la atención de muchos investigadores y escritores del mundo, especialmente del ámbito académico empresarial, y existe en la literatura una fuerte tendencia a tipificarlos y a denominarlos como el entrepreneur o empresario.

Si nos detenemos a observar la definición en su conjunto, esta hace alusión al tipo de acciones que distinguen a un emprendedor y a la forma como las lleva a cabo, más que al conjunto de características en las que tradicionalmente se han basado los estudios psicológicos de perfiles para definir estas personas. Aún más, no se hace referencia a campos específicos en los que estas acciones deban realizarse, por el contrario la definición crea la posibilidad de llevarlas a cabo en cualquier campo de acción, de lo que se deriva entonces, que quien encarna esas acciones - el emprendedor - puede ser reconocido como tal en toda actividad humana en la cual las acciones que se realicen reúna las condiciones que se le atribuyen.

Vale la pena, desagregar los elementos que dan forma a la definición de emprendedor para presentar algunas reflexiones en torno al concepto de personalidad emprendedora. Por una parte, iniciar con dificultad implica que los proyectos que se emprenden no son fáciles, son de gran envergadura y esa significación se la otorga tanto el emprendedor como su contexto. Esto es, el momento, el lugar, las condiciones y características de la cultura a la que pertenezca el emprendedor proveen los parámetros para definir el grado de dificultad, el grado de riesgo y de azar que represente ese proyecto.

Una dificultad en un proyecto empresarial por ejemplo, puede ser la consecución de recursos financieros, con el riesgo que conlleva quedar fuera del mercado si este carece de los niveles de competitividad adecuados. Para otros proyectos como los de biotecnología, acompañados de las dificultades propias de la falta de financiación, credibilidad en los resultados cuando estos se logran en un largo plazo, tienen entre muchos, el riesgo de la manipulación de los resultados con fines poco éticos. Para el caso de proyectos artísticos, científicos o sociales, una de las dificultades puede relacionarse con el cuestionamiento de las posiciones políticas e ideológicas existentes, con el riesgo que el emprendedor corre de acudir al exilio cuando ve su vida en peligro.

El carácter de dificultad, de riesgo o de azar que representen las acciones del emprendedor al poner en marcha sus proyectos, significan básicamente el enfrentamiento con un orden establecido que existe desde hace tiempo en la forma de hacer las cosas, es decir, cuando se ponen en entredicho los paradigmas del momento. De ahí que los proyectos del emprendedor representan en muchos casos, el rompimiento y el desmoronamiento de unos paradigmas y el nacimiento de otros.

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Esto ocurre cuando el emprendedor identifica que hay algo que puede hacerse de manera diferente, es lo que muchos llaman en el mundo empresarial, la identificación de una oportunidad. En este sentido, el componente de la percepción es significativo e indicador de la singularidad de la personalidad emprendedora. En ese momento de percepción diferente del mundo, el emprendedor encuentra una relación diferente entre la forma como se venía realizando algo y como podría hacerse en adelante, para satisfacer necesidades o solucionar problemas, logrando así generar cambios y mejorar modos de vida hasta el momento vigentes. Ver lo que otros no han podido ver, algunos pueden juzgarlo como un simple chispazo o "eureka" , por la aparición repentina, pero no hay tal, es el resultado de un proceso de búsqueda, elaboración y trabajo permanente.

Los emprendedores provocan cambios de magnitud histórica, porque modifican, en algún dominio relevante, el modo general con el que vemos y comprendemos las cosas. Un emprendedor percibe que está en el rastro de un problema de esta índole, cuando se da cuenta que el producto o el servicio que produce, cambiará en un dominio dado, el modo general con que tratamos a las cosas o a las personas. Como dice Flores4 Los emprendedores contribuyen a reconfigurar las prácticas de su sociedad. Por lo tanto, cuando modifica el estilo de sub-mundos particulares o el estilo de la sociedad en general, el emprendedor induce el cambio social. Sin embargo, descubrir otras formas de entender la realidad, que estarían en la base de la innovación y de la creación de procedimientos, de productos, de servicios, de elaboraciones científicas, artísticas..., no es todo, allí no termina la acción del emprendedor.

El empeño por iniciar resuelta y decididamente estas acciones, representan un desafío para los emprendedores y constituyen una apuesta para sacarlas adelante, sin la certeza de si podrá lograrlo y alcanzar el éxito; de ahí el carácter de azar. Ponerlos en escena implica la capacidad de sintonizar los recursos personales con las circunstancias y los recursos del entorno.

Esto nos remite a los actos de volición, de autodeterminación y claridad frente a lo que desea realizar. En primera instancia el emprendedor cuenta con un objetivo claro que le sirve de faro para orientar el camino que debe seguir hacia la consecución de su proyecto. Pero no basta el elemento cognitivo contenido en los objetivos. Sin lugar a dudas lo acompañan un conjunto de motivos o razones que hace que estas sean acciones decididas a ejecutarse.

Significa entonces que estos motivos tienen un sentido de gran valor para el emprendedor, para que sean capaces de impulsarlo a realizar acciones que representan riesgo y azar. Los motivos a su vez, están constituidos por diferentes tipos de necesidades que el ser humano busca satisfacer en el transcurso de la vida. En el caso de microempresarios colombianos5 muchas ideas de negocios surgieron de necesidades y carencias económicas, como la necesidad de sobreponerse a una quiebra, de obtener fuentes de empleo o de sostener a la familia o bien de necesidades de búsqueda de nuevas formas de vida impulsadas por el inconformismo frente al estilo de vida vigente.

La estructuración de esos motivos rectores están relacionados con las condiciones del entorno y del modo de vida que tenga el emprendedor. Es decir, los motivos pueden asociarse a una presión del entorno originada en carencias o problemas, que necesitan resolverse o al advenimiento de circunstancias estimulantes para realizar el proyecto. Es decir, pueden ser circunstancias adversas o circunstancias óptimas las que abonan el

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camino para que el emprendedor identifique sus motivos y movilice sus fuerzas hacia la ejecución de tales acciones.

Ahora bien, el espíritu de los emprendedores se ha catalogado como una forma de vida estrechamente individualista motivada exclusivamente por el prospecto de ganancias monetarias. Desde la perspectiva aquí asumida el emprendedor tiene una preocupación por las comunidades y por el bienestar de otros como motivación central para alcanzar realizaciones exitosas. Esto significa que la ejecución de las acciones se acompaña de liderazgo. Entre otras cosas porque no son acciones - dado su carácter de dificultad - que resulten viables sin el acompañamiento de un equipo. Si es un proyecto empresarial, requiere socios y colaboradores que se vinculen en la ejecución de la empresa, si se trata de un proyecto político o comunitario, por su naturaleza social necesita conjugar el esfuerzo y la participación mancomunada de otros, si es un proyecto científico, necesita el consenso, la vinculación de expertos, el debate de la comunidad científica, la financiación o el patrocinio para ejecutarlo. La determinación de ejecutar las acciones representa el compromiso del emprendedor para mantener viva la esperanza de su proyecto, que es justamente lo que le da sentido a la vida laboral.

Ninguno de los aspectos mencionados son estados permanentes o productos finales, son definitivamente procesos que se gestan, inician y maduran, muchas veces sin que el emprendedor tenga clara conciencia de su desarrollo. Todos estos procesos se van entretejiendo paulatinamente en la vida cotidiana del emprendedor, y tienen como escenario, la actividad central a la que éste se dedique, pues sabemos que la personalidad se desarrolla a través de actividades y de acciones concretas, no ocurre en el vacío. Estos procesos van construyéndose en la mente del emprendedor como un tejido psicológico complejo que poco a poco se hacen evidentes en las claridades, avances, retrocesos, cuestionamientos, derrotas, recomposiciones de aquello que ya no considera viable y finalmente en la ejecución de un proyecto que si ha sido planeado de manera clara y concienzuda, lo conducirá a los resultados esperados.

Todos estos procesos mencionados se nutren de las experiencias, del conocimiento extraído de la vida, de la formación académica; se alimentan de los valores familiares, de la herencia cultural y por supuesto de la construcción y anticipación que realice de su futuro. La personalidad emprendedora no es pues, una suma descriptiva de características sino un conjunto de procesos que van realizándose paulatina pero simultáneamente en la dimensión cognitiva, afectiva, social y del comportamiento de la vida del individuo, enmarcadas en el devenir de su propio contexto sociohistórico. Procesos que son cambiantes, dinámicos, con aparentes estancamientos o incluso retrocesos. Pero que ante nuevas situaciones en la vida del emprendedor, denotan crecimiento, cambio, maduración en las ideas y en las acciones del individuo. Esta posición entonces contradice el supuesto de que la construcción de la personalidad responda a un diseño esquemático, secuencial y lineal.

No es posible decir categóricamente si una persona es o no emprendedora, ya que no se trata de un rasgo cuya valoración consiste en definir se existe o nó. Teniendo en cuenta que se realiza en la interacción de un conjunto complejo de procesos, pueden existir entonces diferentes grados, matices o etapas en la construcción de una persona emprendedora. La personalidad emprendedora por ser un constructo teórico, no es distinguible a simple vista. Lo que pone en evidencia en últimas el grado de desarrollo, en el que una persona ha alcanzado su carácter emprendedor, son las acciones y la

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ejecución de los proyectos que haya llevado a cabo. Es decir, los resultados que haya alcanzado y la valoración individual y colectiva del impacto generado en su entorno inmediato, en su comunidad, son los que dan cuenta y hacen visible la personalidad emprendedora de quien encarna el proyecto.

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BIBLIOGRAFIA LEONTIEV, Alexei. Actividad, Conciencia, Personalidad. Editorial Pueblo y Educación. La Habana. 1980 Pg. 180.TORO, Jacqueline y ORTEGÓN, Ana Maria. Corriendo el telón del concepto emprendedor. Revista EAN. No. 37. Bogotá. 1999. ORTEGÓN, Ana Maria. ORTIZ, Carolina, TORO, Jacqueline. Indicadores de personalidad emprendedora de los docentes vinculados a la EAN durante 1998. Centro de Investigaciones. Escuela de Administración de Negocios. Bogotá. 2000LORES, Fernando. Abriendo Nuevos Mundos. Cap. 2. GUERRERO, Carlos Eduardo y CRISSIEN, John Orlando. Espíritu emprendedor, una verdadera inspiración. Revista Escuela de Administración de Negocios. No. 45. Bogotá. 2002 Psicóloga. Universidad INCCA de Colombia, Especialista en Gerencia de Recursos Humanos, Escuela de Administración de Negocios. Candidata a Magíster en Psicología. Universidad de Los Andes. Con trayectoria académica e investigativa.Correo electrónico1 LEONTIEV, Alexei. Actividad, Conciencia, Personalidad. Editorial Pueblo y Educación. La Habana. 1980 Pg. 1802 TORO, Jacqueline y ORTEGÓN, Ana Maria. Corriendo el telón del concepto emprendedor. Revista EAN. No. 37. Bogotá. 1999. 3 ORTEGÓN, Ana Maria. ORTIZ, Carolina, TORO, Jacqueline. Indicadores de personalidad emprendedora de los docentes vinculados a la EAN durante 1998. Centro de Investigaciones. Escuela de Administración de Negocios. Bogotá. 2000 4 FLORES, Fernando. Abriendo Nuevos Mundos. Cap. 2 5 GUERRERO, Carlos Eduardo y CRISSIEN, John Orlando. Espíritu emprendedor, una verdadera inspiración. Revista Escuela de Administración de Negocios. No. 45. Bogotá. 2002