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PERFIL Sábado 6 de junio de 2009
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TOR
GR
ASS
I
RECOMENDADOS
Dos muestras de arte, una buena casa de decoración y los calefactores top. página 2
EMPRENDIMIENTOS INMOBILIARIOS
Un novedoso proyecto residencial: Beccar Plaza a puro sol.
página 4
En La Ranita, Manzanares, el arquitecto
Gustavo Sabene logró la hazaña de que
una casa de 200 m2 dominara
un terreno de 5 mil m2. Gran
hogar de campo para recibir a amigos e
invitados.
LA RANITA ES UN ENCANTO
se agrando la ranita
Un lote de 5.000 m2 en la ranita fue el lugar elegido por una familia para hacer su casa de fin de semana.
E l desafío quedó planteado en 2004, cuando los propietarios de un terreno
de 5.000 metros en La Ranita le encargaron al arquitecto Gustavo Saibene “una casa de fin de semana, con dos dormitorios y posibilidad de ampliarse a futuro”, recuerda aún. Tenía él “la más absoluta libertad de diseño”, pero había dos imperativos: el estilo debía ser mexicano o Santa Fe, y el lote era enorme. Por grande que fuese la casa, siempre parecería chica en semejante espacio, para colmo, cerrado. La solución resultó un regalo por añadidura: si la vivienda en sí no debía superar los 215 metros cuadrados cubiertos, la respuesta estaba afuera. Es decir, en el exterior, agregando 195 metros más en pérgolas, patios y otras “expansiones virtuales” sobre el vasto entorno. Como un tero que extendiese sus alas para alcanzar mayor
manzanarescolorada y bien criolla. Arriba, en todo su rojizo esplendor, con sus postes de eucalipto generando espacios extra que la agrandan sobre el amplio terreno, en agreste contraste con el verde del césped. Casa de mediana proporción, pero lanzada al exterior. A la izquierda de un aireado estar estival, una “plaza” de 430 metros para estacionar los autos y con postes para “atar los caballos” sobre piso de ladrillo.
al asalto del espacio. El acceso, de piedra partida, no impacta menos que
la parrilla, con sus simples lámparas y la mesa de madera rústica. Todo cerca
de la tranquera principal y lejos del
molino de viento con su tanque de
agua y los depósitos traseros, entre
árboles. Pero lo que más descuella es la pintura roja en
las paredes, incluido un sorprendente
muro curvo. Sigue en la página 8
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se agrando la ranita
Un lote de 5.000 m2 en la ranita fue el lugar elegido por una familia para hacer su casa de fin de semana.
E l desafío quedó planteado en 2004, cuando los propietarios de un terreno
de 5.000 metros en La Ranita le encargaron al arquitecto Gustavo Saibene “una casa de fin de semana, con dos dormitorios y posibilidad de ampliarse a futuro”, recuerda aún. Tenía él “la más absoluta libertad de diseño”, pero había dos imperativos: el estilo debía ser mexicano o Santa Fe, y el lote era enorme. Por grande que fuese la casa, siempre parecería chica en semejante espacio, para colmo, cerrado. La solución resultó un regalo por añadidura: si la vivienda en sí no debía superar los 215 metros cuadrados cubiertos, la respuesta estaba afuera. Es decir, en el exterior, agregando 195 metros más en pérgolas, patios y otras “expansiones virtuales” sobre el vasto entorno. Como un tero que extendiese sus alas para alcanzar mayor
manzanarescolorada y bien criolla. Arriba, en todo su rojizo esplendor, con sus postes de eucalipto generando espacios extra que la agrandan sobre el amplio terreno, en agreste contraste con el verde del césped. Casa de mediana proporción, pero lanzada al exterior. A la izquierda de un aireado estar estival, una “plaza” de 430 metros para estacionar los autos y con postes para “atar los caballos” sobre piso de ladrillo.
al asalto del espacio. El acceso, de piedra partida, no impacta menos que
la parrilla, con sus simples lámparas y la mesa de madera rústica. Todo cerca
de la tranquera principal y lejos del
molino de viento con su tanque de
agua y los depósitos traseros, entre
árboles. Pero lo que más descuella es la pintura roja en
las paredes, incluido un sorprendente
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se agrandola ranita
todo el año sea primavera, además de colosales pérgolas de postes de eucalipto, un estanque y, naturalmente, esos árboles que el aire mece. La parrilla, separada por una barra de troncos, al igual que la larga mesa con sus bancos, comulga con los apliques de hierro y las lámparas colgantes “galponeras”.Perfecta sensación de estar en un exterior rural, que se prolonga en el interior. Cocina y comedor integrados, “como lo pidió el cliente, porque a él le gusta cocinar y no quería quedar aislado de los comensales”, cuenta el arquitecto Saibene. Mesada y estantes de madera rústica y vigas de
ELEGANCIA CoN sELLo propIo. Sobre el hogar del living, siempre entre maderas y tejidos preferentemente autóctonos, reposan otros adornos de la firma Barral.
CoCINA CoN ComEdor. Arriba y abajo, sobre un rojo embaldosado cerámico, reina la gran campana de hierro e iluminan las de Beltrán, bajo las cuales se luce una mesa para no menos de ocho comensales. No separar la cocina del comedor hace de este ambiente algo único y relajante.
EL dIsCrEto ENCANto dE Lo sENCILLo. En el living pueden apreciarse los muebles, fabricados con materiales nobles, al igual que los objetos textiles y adornos varios, casi todos criollos.
envergadura. Funcionó.Casa de descanso ideal para un matrimonio con tres hijos y para recibir a parientes y amigos con una parrillada dominical, muy cerca de la Capital, pero como si estuviesen en pleno campo. Detalles al canto: paredones perimetrales, típica tranquera de estancia, ancho camino de piedra blanca que lleva a un patio central más grande que la propia casa (430 metros cuadrados), palenque “para atar los matungos” y el molino por encima de los techos.Nada de pisos altos, todo en planta baja, de cara al noroeste y con la espalda al sudeste. Y más patios, a sol y a sombra, para que
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se agrandola ranita
todo el año sea primavera, además de colosales pérgolas de postes de eucalipto, un estanque y, naturalmente, esos árboles que el aire mece. La parrilla, separada por una barra de troncos, al igual que la larga mesa con sus bancos, comulga con los apliques de hierro y las lámparas colgantes “galponeras”.Perfecta sensación de estar en un exterior rural, que se prolonga en el interior. Cocina y comedor integrados, “como lo pidió el cliente, porque a él le gusta cocinar y no quería quedar aislado de los comensales”, cuenta el arquitecto Saibene. Mesada y estantes de madera rústica y vigas de
ELEGANCIA CoN sELLo propIo. Sobre el hogar del living, siempre entre maderas y tejidos preferentemente autóctonos, reposan otros adornos de la firma Barral.
CoCINA CoN ComEdor. Arriba y abajo, sobre un rojo embaldosado cerámico, reina la gran campana de hierro e iluminan las de Beltrán, bajo las cuales se luce una mesa para no menos de ocho comensales. No separar la cocina del comedor hace de este ambiente algo único y relajante.
EL dIsCrEto ENCANto dE Lo sENCILLo. En el living pueden apreciarse los muebles, fabricados con materiales nobles, al igual que los objetos textiles y adornos varios, casi todos criollos.
envergadura. Funcionó.Casa de descanso ideal para un matrimonio con tres hijos y para recibir a parientes y amigos con una parrillada dominical, muy cerca de la Capital, pero como si estuviesen en pleno campo. Detalles al canto: paredones perimetrales, típica tranquera de estancia, ancho camino de piedra blanca que lleva a un patio central más grande que la propia casa (430 metros cuadrados), palenque “para atar los matungos” y el molino por encima de los techos.Nada de pisos altos, todo en planta baja, de cara al noroeste y con la espalda al sudeste. Y más patios, a sol y a sombra, para que
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se agrando la ranita
una copa antes de cenar. Y otra después. Arriba, anchos y luminosos pasillos donde encontrarse. Abajo, un bar completo, con copas colgadas y banquillos hechos con asientos de carro.
eL detaLLe que faLtaba. Para percibir hasta dónde llega el buen gusto de sus anfitriones, los invitados a esta casa casi de campo no tienen más que echarle un vistazo a, por ejemplo, el dormitorio matrimonial. Cama de hierro con baldaquino. Ventilador de techo. Ventanal con mucha luz. Y otros pequeños pero elocuentes detalles: lámparas de pared opacas (derecha), una manija de mueble hecha a base de una herradura de caballo (izquierda), etc.
quebracho. Cocina de hierro con campana ídem. Cacerolas colgadas, latas antiguas de galletitas, bar con bodeguita. Servilleteros de alpaca, mesa de aguayo añejo y, ya en el colorido living, sillones clásicos con almohadones de telar (todo comprado en Barral).Con estos variopintos atributos, la casa consigue “crecer” abarcando visualmente el enorme parque de 5.000 metros, pero sin afectar el paisaje, que puede disfrutarse a pleno mediante un ventanal del living increíblemente bien orientado, cerca de una chimenea enmarcada en quebracho, una mesa ratona campestre y muchos objetos decorativos que le proporcionan al conjunto un matiz tan entrañable como libre de estrés. Lo que también se confirma en los dormitorios, tanto el de los padres como los de los chicos. Camas de hierro con baldaquino, mantas multicolores, almohadones con flores bordadas, mesitas de luz de roble con tapas de mármol, pisos calcáreos y ventanas cuadradas que permiten entrar la luz, y la vista de los sauces y álamos con que Saibene rodeó la casa, en un despliegue paisajístico con “rincones fogoneros”, a pura y neta calidez. Agregar que esta atmósfera induce al reposo y a la alegría sin solución de continuidad es redundante.
Agradecimientos: Barral ([email protected]), Estudio Saibene ([email protected] y www.estudiosaibene.com), Omar Bouvier Antigüedades y Beltrán Iluminación.
Textos: Lulo Luna.Producción: Matilde Lynch.Fotos: Néstor Grassi.
nunca hay que perder La Linea. Arriba, los baños prolongan el cauto refinamiento del resto de la casa. Y capturan la luz por medio de inteligentes ventanucos altos. Abajo, en un dormitorio infantil, lo mismo: paredes de tono cálido, alfombra sobre piso lacre y cama de hierro del anticuario Bouvier, más un caballito de madera.
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se agrando la ranita
una copa antes de cenar. Y otra después. Arriba, anchos y luminosos pasillos donde encontrarse. Abajo, un bar completo, con copas colgadas y banquillos hechos con asientos de carro.
eL detaLLe que faLtaba. Para percibir hasta dónde llega el buen gusto de sus anfitriones, los invitados a esta casa casi de campo no tienen más que echarle un vistazo a, por ejemplo, el dormitorio matrimonial. Cama de hierro con baldaquino. Ventilador de techo. Ventanal con mucha luz. Y otros pequeños pero elocuentes detalles: lámparas de pared opacas (derecha), una manija de mueble hecha a base de una herradura de caballo (izquierda), etc.
quebracho. Cocina de hierro con campana ídem. Cacerolas colgadas, latas antiguas de galletitas, bar con bodeguita. Servilleteros de alpaca, mesa de aguayo añejo y, ya en el colorido living, sillones clásicos con almohadones de telar (todo comprado en Barral).Con estos variopintos atributos, la casa consigue “crecer” abarcando visualmente el enorme parque de 5.000 metros, pero sin afectar el paisaje, que puede disfrutarse a pleno mediante un ventanal del living increíblemente bien orientado, cerca de una chimenea enmarcada en quebracho, una mesa ratona campestre y muchos objetos decorativos que le proporcionan al conjunto un matiz tan entrañable como libre de estrés. Lo que también se confirma en los dormitorios, tanto el de los padres como los de los chicos. Camas de hierro con baldaquino, mantas multicolores, almohadones con flores bordadas, mesitas de luz de roble con tapas de mármol, pisos calcáreos y ventanas cuadradas que permiten entrar la luz, y la vista de los sauces y álamos con que Saibene rodeó la casa, en un despliegue paisajístico con “rincones fogoneros”, a pura y neta calidez. Agregar que esta atmósfera induce al reposo y a la alegría sin solución de continuidad es redundante.
Agradecimientos: Barral ([email protected]), Estudio Saibene ([email protected] y www.estudiosaibene.com), Omar Bouvier Antigüedades y Beltrán Iluminación.
Textos: Lulo Luna.Producción: Matilde Lynch.Fotos: Néstor Grassi.
nunca hay que perder La Linea. Arriba, los baños prolongan el cauto refinamiento del resto de la casa. Y capturan la luz por medio de inteligentes ventanucos altos. Abajo, en un dormitorio infantil, lo mismo: paredes de tono cálido, alfombra sobre piso lacre y cama de hierro del anticuario Bouvier, más un caballito de madera.
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