perfil profesional del administrador
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PERFIL PROFESIONAL DEL ADMINISTRADOR
Autor: Roberto Salazar Guzmán
ANÁLISIS, DESCRIPCIÓN Y DISEÑO DE CARGOS
Fue en la Universidad, cuando postulé e ingresé en 1981 para estudiar Administración, el
lugar en que aprendí a tomar conciencia de la realidad de la sociedad en la que vivimos.
Entré a un nuevo mundo, había tanto que aprender...y hacer. Por aquel entonces la
Universidad salía de un prolongado receso, había estado paralizada.
El Programa Académico de Administración (después Facultad de Ciencias
Administrativas), iniciaba sus actividades con una currícula de estudios por demás
desactualizada.
Es así que profesores y delegados estudiantiles pusieron manos a la obra para formular uno
nuevo, para nosotros los estudiantes pertenecientes a la promoción 1981-1985.
Diversos grupos políticos presentaron sus propuestas, pero no llegaban un acuerdo, fueron
tiempos de grandes debates. Una de las salidas para evitar el entrampamiento fue recopilar
y debatir la currícula de Administración de las diversas universidades, tanto públicas como
privadas, además de invitar a disertar sobre el tema a diversos académicos.
Por fin, en 1983, se aprobó la nueva currícula de estudios, el cual fue novedoso por cuanto
contenía lo último en Administración.
Por supuesto, éste hecho me marcó sobremanera, desde entonces he estado interesado en
estar al tanto de las currículas y Planes de Estudios de las diversas universidades para hacer
comparaciones, observar las innovaciones o simplemente para curiosear.
PERFIL DEL ADMINISTRADOR
¿Cuál debe ser el perfil profesional del administrador en estos tiempos de la llamada nueva
economía y de la globalización?
¿Es posible un perfil del profesional en administración a nivel latinoamericano o no lo
creemos necesario? ¿Nos evitamos problemas y simplemente lo transcribimos de un college
norteamericano? Ha pasado mucho tiempo desde mi época de estudiante universitario, el
perfil de ese entonces ha sufrido cambios de conformidad al contexto en que vivimos.
La labor docente, profesional, de investigación y la obtención de nuevos conocimientos me
permite atreverme a proponer el siguiente perfil:
1. El Licenciado en Administración debe ser un profesional universitario preparado de
manera integral con una sólida formación humanística, científica y tecnológica, con una
visión multidisciplinaria del proceso administrativo, es decir, hábil en el campo de la
Planificación, la Organización, la Dirección y el Control, especialista en coordinar los
esfuerzos humanos y materiales para el logro de los objetivos institucionales,
empresariales y nacionales.
2. Debe poseer una mentalidad analítica, reflexiva, crítica, creadora, orientadora y con una
capacidad promotora que le permita tener activa y protagónica participación en el
desarrollo económico y social, que sea capaz de interpretar las estructuras
históricas, económicas, sociales y políticas del país para captar racionalmente su
realidad, adoptando una posición científica frente a éstas diversas problemáticas,
proporcionando alternativas de solución y participando activamente en el desarrollo de
dichas alternativas.
3. El profesional en Management debe ser capaz de promover y desarrollar diversos tipos
de organización, desde micro a gran empresa, pública o privada, las gestiona
eficientemente ante ambientes inestables y turbulentos, por lo tanto, es un agente de
cambio e innovación al haber adquirido habilidades para percibir y diagnosticar
situaciones.
PLAN DE ESTUDIOS
Luego de caracterizar el perfil del administrador es necesario programar las asignaturas que
van a moldear al tipo de profesional que se busca, pero tampoco se trata de presentar un
mero listado de cursos sin criterio científico, tiene que haber una secuencia lógica, no
podría poner el curso de Microeconomía sin poner como requisito el curso de
Macroeconomía, o poner el curso de Contabilidad I en el primer ciclo y luego el curso de
Contabilidad II en el tercer ciclo, pues habría un vacío, tampoco podría programar nueve
cursos en un semestre, eso sería antipedagógico.
También hay que considerar los créditos o valores que tienen cada curso, es decir, cuantas
horas de teorías y cuantas horas de práctica.
Omito en remitirles un Plan de Estudios de diez semestres (o ciclos), por tres razones:
Primero, no puedo irrogarme representatividad de entidad académica alguna.
Segundo, formular un Plan de Estudios no debe hacerlo una sola persona sino todo un
equipo.
Tercero, muy pocos estarían de acuerdo conmigo con la relación de cursos propuestos.
Sin embargo, pongo a su consideración los principales cursos de un Plan de Estudios que se
llevan en cinco áreas:
a. Cursos de cultura general: Matemática, Lengua, Arte, Inglés, Filosofía, Historia,
Metodología de la Investigación Científica, figuran los llamados cursos
de humanidades.
b. Cursos de formación profesional básica: Contabilidad, Economía, Psicología,
Sociología, Derecho, Estadística, Informática, Investigación de Operaciones.
Por supuesto que cada uno de estas disciplinas constan de diversos cursos, por ejemplo
Derecho tiene a su cargo Introducción al Derecho, Derecho Constitucional, Derecho
Laboral, Derecho Comercial, Derecho de la empresa.
c. Cursos de formación profesional especializada: Introducción a la Administración,
Planificación, Organización, Dirección y Gerencia, Administración de Personal,
Administración de la Producción, Administración Financiera, Administración
Estratégica, Marketing, Logística, Documentación y Archivo, Relaciones Públicas,
Proyectos, Ética Profesional, cursos propios de la profesión.
d. Cursos electivos: Administración Turística, Administración Pública, Administración
Regional, Comercio Exterior, Administración Educativa, Geografía Económica,
Geopolítica, Business English, los llamados cursos opcionales.
e. Prácticas Pre-Profesionales: que se pueden llevar en los tres últimos ciclos. La primera
Práctica Pre-Profesional podría llevarse como taller de investigación de diversas
empresas y de las últimas técnicas de Administración. La segunda consistirá en visitar
diversas empresas para conocer sus procesos administrativos y productivos,
presentación de informes tanto individual como grupal, además de una presentación de
un proyecto de tesis a nivel grupal. La tercera es realizar prácticas en empresas por
período de un mes con presentación de informes, además de presentar un proyecto de
tesis a nivel individual.
PALABRAS FINALES
Desde joven siempre he creído que el administrador de empresas es como un médico
porque la empresa es como un paciente el cual sufre de vez en cuando de diversas
enfermedades por lo que es necesario conocer sus diversos órganos, por ése motivo hay que
estudiarlo y analizarlo constantemente.
Por último, tanto el perfil del Administrador como el Plan de Estudios están sujetos a
cambios por cuanto la Administración como ciencia está en constante evolución.
Las instituciones académicas deben contar con una comisión permanente de actualización
de la currícula para adecuarlo a los nuevos tiempos.
Roberto Salazar Guzmán - roberto_paco_2000arrobayahoo.com
Licenciado en Administración, con estudios en la Universidad Nacional de Educación
"Enrique Guzmán y Valle", Facultad de Ciencias Administrativas, actualmente laborando
para la Administración Pública y en las noches como docente en los cursos de
Administración, Contabilidad e Inglés en el Instituto Latino.
¿Cuál debe ser el perfil profesional del administrador en estos tiempos de la llamada
nueva economía y de la globalización?
¿Es posible un perfil del profesional en administración a nivel latinoamericano o no lo
creemos necesario?
¿Nos evitamos problemas y simplemente lo transcribimos de un college norteamericano?
El Licenciado en Administración debe ser un profesional universitario preparado de manera
integral con una sólida formación humanística, científica y tecnológica, con una visión
multidisciplinaria del proceso administrativo, es decir, hábil en el campo de la
Planificación, la Organización, la Dirección y el Control, especialista en coordinar los
esfuerzos humanos y materiales para el logro de los objetivos institucionales, empresariales
y nacionales.
Debe además poseer una mentalidad analítica, reflexiva, crítica, creadora, orientadora y con
una capacidad promotora que le permita tener activa y protagónica participación en el
desarrollo económico y social, que sea capaz de interpretar las estructuras históricas,
económicas, sociales y políticas del país para captar racionalmente su realidad, adoptando
una posición científica frente a éstas diversas problemáticas, proporcionando alternativas
de solución y participando activamente en el desarrollo de dichas alternativas.
Debe ser capaz de promover y desarrollar diversos tipos de organización, desde micro a
gran empresa, pública o privada, las gestiona eficientemente ante ambientes inestables y
turbulentos, por lo tanto, es un agente de cambio e innovación al haber adquirido
habilidades para percibir y diagnosticar situaciones.
¿Cómo han ido evolucionando los requerimientos de profesionales en los negocios y
empresas de la actualidad?
El inicio de la economía competitiva exigió que todas las personas en lo operativo aparte
de “trabajar” garantizaran el control de los estándares de costos, productividad, calidad,
servicio y procesos; y comenzaran a ver toda decisión en un marco estratégico de “costo-
beneficio”. A nivel organizacional esto requirió superar lo funcional individual con un
esquema de teams, y complementar la “obediencia” con el aporte de ideas para la
resolución de problemas. Ahora pasaron a ser actitudes esperadas la integración y
comunicación; la capacidad de trabajar garantizado rutinas y procesos; el pensar y el
aportar. En lo técnico-profesional fue necesario reforzar las habilidades gestionales, y las
numérico-estadísticas vinculadas con el análisis de datos y problemas.
La globalización obligó en lo operativo a un proceso de mejora permanente, con una
revisión de los estándares y un chequeo permanente del mercado. En lo estratégico llevó a
la necesidad de hacer gestión estratégica en todos los niveles con la compresión clara de la
contribución esperada de su función (finalidad o misión), la capacidad de leer el contexto, y
de definir el plan de trabajo para alinear su sector con el negocio (visión).
En lo organizativo social se dio una ampliación progresiva de responsabilidades
empowerment). Hubo un cambio en la dimensión personal, pasando a ser ahora crítica la
mirada hacia fuera con una actitud de benchmark; la capacidad de replanteo y cambio; la
autonomía alineada; la apertura e integración cultural. La globalización provocó también un
salto en el perfil técnico-profesional, con una imperiosa exigencia de idiomas y de
actualización permanente en su propia especialidad para poder insertarse en el nuevo torneo
mundial donde hay que ser también los primeros en lo “profesional”.
El mundo virtual cambia prácticamente todas las formas de trabajo en lo operativo, y al
facilitar la solución de los aspectos técnico-instrumentales de la Gestión, plantea en lo
estratégico un requerimiento de valor agregado con capacidad de entrepreneurship a todos
los niveles. A nivel socio-organizativo la información y la comunicación on-line producen
una interactividad y matricialidad en las relaciones, que cambia el concepto de jefatura y de
autoridad, achata los niveles, y da un diseño reticular a las estructuras.
En lo técnico-profesional el manejo de las herramientas informáticas pasa a ser vital para
poder insertarse en la gestión.
En lo personal se hacen más críticas las capacidades necesarias en un contexto global
reforzado por la virtualidad, con un nivel mayor de compromiso e involucración; capacidad
de actuar en incertidumbre y presión; madurez y riqueza emocional.
Al mirar esta evolución puede verse que paradójicamente en muchos casos competencias
claves para el éxito en una etapa fueron las más negativas para la siguiente. Ser “obediente,
trabajador, no pensante, y con camiseta” era la clave del éxito personal y gestional en la
primera etapa, y fue el lastre más pesado en las siguientes.
La superación y adaptación a los cambios requirió ser capaces de tener una continua lectura
dinámica de la realidad. Salvo en los aspectos éticos comunes a toda acción humana, no
hay propiamente en lo laboral competen cias buenas o malas en las cuales instalarse: no es
mejor tener iniciativa que ser obediente, sino que todo depende de los requerimientos del
contexto. Esta lectura dinámica de la realidad facilitó el cambio al evitarnos “leer el
presente con ojos del pasado” lo que hubiera sido inmovilizante; y “leer el pasado con ojos
del presente” lo que hubiera encerrado defensivamente a los que habían hecho que su éxito
en el pasado posibilitara el actual presente.
El cambio es obviamente una necesidad de supervivencia empresaria y personal, pero
lamentablemente no siempre se logra. La empresa lo facilita no sólo cambiando sus
políticas de gestión (sistemas informativos, formas de reconocimiento, criterios
de desarrollo, estructuras organizativas, etc.), sino con una total y dura claridad en la
exigencia del cambio; la tibieza de los mensajes es el peor aporte que puede hacer a nivel
personal o grupal.
La persona desde el inicio de su vida profesional debe ser consciente de que su
supervivencia laboral pasa por su replanteo y actualización permanente, y que su vida
la boral será en definitiva un posgrado permanente de Maestría Personal.
EL ADMINISTRADOR DEL FUTURO, EL FUTURO
DE LA ADMINISTRACIÓN
En la cambiante dinámica de los escenarios de la economía capitalista global, el profesional
de las ciencias económico-administrativas y organizacionales juega el papel protagónico de
actor y agente económico promotor del crecimiento y del desarrollo de las organizaciones y
empresas, y por ende de los pueblos, bajo un esquema de competitividad agresiva por la
obtención y uso de los recursos existentes, por los procesos de transformación que implican
innovación y desarrollo de tecnología, nuevas formas de estructura organizacional que
privilegian la flexibilidad de comportamientos, cultura organizacional, procesos y
estrategias orientadas a la absorción de incertidumbre y la simplificación del análisis de
contextos de alta complejidad, entre otros factores importantes.
Ser un profesional en administración con una orientación flexible implica un minucioso
análisis de los valores morales, éticos, ideológicos y culturales, un examen permanente de
los factores externos e internos como los económicos, políticos, sociales y tecnológicos que
para las organizaciones representan las oportunidades y las amenazas. Muchas de estas
orientaciones tienen serias implicaciones éticas que requieren análisis detallados. Por lo
tanto, el administrador profesional debe tener la capacidad para proponer la revisión de
estos análisis para dar respuesta a los desafíos de los procesos globales, nacionales y locales
en beneficio de la efectividad de logros en beneficios operativos organizacionales. La
administración profesional es la conducción racional de las actividades de las
organizaciones para la obtención de beneficios operativos. Por lo tanto, la administración es
un proceso imprescindible para la existencia, supervivencia, crecimiento y desarrollo de las
organizaciones.
El administrador profesional debe tener las habilidades y capacidades para lograr
resultados en trabajos conjuntos que demanda tareas como definir proponer y formalizar los
consensos sobre la estructura de la organización, establecer las normas y pautas para
realizar un ejercicio de liderazgo internamente que le permita variar las normas y lograr
acuerdos entre los equipos de trabajo para lograr los objetivos, orientar a las personas y su
organización para el trabajo, estudiar y conocer los valores de las personas de la
organización para comprender y facilitar la resolución de conflictos y mejorar y mantener
el ambiente de trabajo, comprender e interpretar lo social y guiar los procesos de la
organización cultural desde el estudio de los fenómenos culturales tal como son y no como
se presume que son. (Zubiria y Tabares, 2002).
En vez de desarrollar su trabajo haciéndolo mejor, para llegar a ser más conocedores y
habilidosos, los administradores, directivos y ejecutivos tendrán que ser logradores o
conseguidores. Habrán de ser capaces de buscar y comandar recursos, determinar
estrategias y romper limitaciones para implementarlas. En vez de concentrarse en el uso
consistente de sistemas de administración, políticas y reglas de la organización con un
enfoque a obtención de altos estándares, se convierten en operadores con un conjunto de
valores, principios y modelos, motivados por voluntad y habilidad para lograr. Es razonable
preguntar ¿lograr qué?, pero la respuesta a esto descansa en el futuro que incluirá los
medios para hacer mejor uso de cualquier recurso disponible, para mejorar la calidad de
vida y por lo tanto el crecimiento y desarrollo de las comunidades organizacionales.
El administrador del futuro claramente tiene que ser, como se dijo anteriormente, un
buen operador, una persona motivada que puede obtener y controlar recursos de clase para
lograr resultados, un administrador altamente desarrollado y autoconfiable. Desde el punto
de vista individual se tendrá más autoactualización. En el perfil profesional del
administrador se deben manifestar entre otras las siguientes características: actitud ante el
cambio, actitud ante el riesgo, claridad y agilidad para vincular las personas de la
organización en las respuestas a las demandas externas e internas, liderear una estructura
que se haga flexible para que se puedan producir los cambios necesarios, desarrollar trabajo
de equipo con pensamiento prospectivo que permita recrear continuamente la organización
cultural y lograr una óptima coherencia entre las tres grandes áreas de la gerencia: la
planificación, con la información que determina las demandas y los objetos que generan
estrategias y políticas. La organización, que corresponde a la estructura de la organización
y por último el control interno del personal. (de Zubiria y Tabares, 2002).
Este profesional de la administración se puede desarrollar entre los graduados de altos
rangos de las universidades, donde se tiene que hacer con una metodología basada en una
teoría de acción. Uno tiene solamente que mirar hacia atrás, para ver que los hombres
jóvenes han sido capaces de crear cuando una oportunidad ha llegado a las personas de
gran talento. Los jóvenes profesionales ejecutivos, con una cultura urbana, entrenados en
universidades privadas, también conocidos como los yuppies, son los que más rápidamente
están asimilando los avances tecnológicos e incorporándolos a las prácticas directivas y
administrativas de las organizaciones.
Por lo tanto, bajo este esquema, el desarrollo de administradores implica un cambio en
los procesos de enseñanza-aprendizaje, de tal forma que sean el resultado de experiencias,
no de adiestramiento de la memoria. Por supuesto, uno de las mejores maneras de aprender
en la actualidad, es haciendo. Un poco menos drástico son los esquemas de aprendizaje
activo, donde los ejecutivos conducen proyectos especiales ya sea dentro de sus propias
áreas o en cualquier otra parte como un proceso planeado de exposición. Estos esquemas
que se han implementado por varios años, tienen también la ventaja del valor del proyecto y
la prueba de la audacia de los administradores. Estos proyectos pueden involucrar acción
individual o conducir a un proyecto de equipo, usualmente de una naturaleza
multidisciplinaria.
La educación deberá ser un proceso creativo-innovador, (que algunos futurólogos
identifican como el rasgo característico de una nueva fase de la revolución tecnológica que
vivimos en nuestros días) en el que el administrador logre desarrollar confianza, ideas,
comunicación e interacción. Un modelo exitoso de formación de profesionales en las
ciencias administrativas y organizacionales es el modelo japonés. Las compañías japonesas
llevan a la práctica el siguiente proceso según Raymond (1988):
Lo que ha aprendido y hacia dónde puede llevar este conocimiento.
Cómo el conocimiento anterior podría incorporarse y aplicarse al marco de un
nuevo puesto.
Cómo puede mejorar una situación nueva al seguir adelante.
Este proceso debería incorporarse también a las organizaciones mexicanas, como un
proceso continuo y constante de aprendizaje (organizaciones aprendientes), que explora y
genera conocimientos tecnológicos y científicos que incrementan el capital intelectual base,
así como la aplicación de estos nuevos conocimientos a la realidad organizacional, y
además, avanzando hacia nuevos estilos y formas de liderazgo. Por lo tanto, se puede
concluir que los programas de formación y desarrollo en ciencias administrativas y
organizacionales deben existir para la realidad y para el futuro.
Desde un punto de vista organizacional, se necesita tener una mayor demanda de
administradores que sean capaces de establecer relaciones de asociacionismo y
cooperación, y por lo tanto, con habilidades de liderazgo para las nuevas formas de
governance organizacional, tales como las inversiones conjuntas, las alianzas estratégicas
entre diferentes sectores. La tendencia al incremento de organizaciones sin fines de lucro
está dando origen a la emergencia de nuevos campos de estudios enfocados al liderazgo con
una orientación más social y a la administración del desarrollo sin fines de lucro.
Palmer (2000) valida el supuesto de que existe un mercado para la formación de
administradores de organizaciones sin fines de lucro. Los programas de formación y
desarrollo de liderazgo y administración sin fines de lucro, requieren de nuevos supuestos,
principios y contenidos para el diseño de las competencias y habilidades para este tipo de
organizaciones e instituciones sociales, diferentes a los que sirven de base en los negocios
tradicionales.