perez_reverte.docx

2
El pintor de Batallas no existe. En realidad es un dialogo sobre la vida y la muerte que utiliza como excusa el relato y la interpelación. El mural no es un mural como tal, no es simplemente el recorrido por miles de imágenes e historias sobre la guerra, sino que también es un relato sobre la propia muerte y la reflexión sobre la muerte anunciada, quizás muy similar (guardando las proporciones y las distancias de estilo y literarias) al relato de Julio Verne (Tribulaciones de un chino en China) donde la cercanía de la muerte hace reflexionar sobre la vida misma, pero curiosamente en El Pintor de Batallas no es simplemente con la muerte que se aproxima, sino que es la excusa para mostrar que la vida del pintor/fotógrafo no es nada más que una vuelta hacia la muerte expresada en los campos de batalla y retratadas por la cámara y la pérdida de la capacidad de asombrarse o de impactarse frente a la tragedia de la guerra. Es interesante la posición de Markovich, quién como juez sobre la vida de Faulques lo insta a meditar sobre el impacto de su trabajo. Pero a mi paracer, Markovich es una extensión del mismo Faulques, quién se conmina a reflexionar sobre la propia naturaleza de su trabajo y de sus acciones sobre la guerra: ¿era necesario actuar impasiblemente frente a las atrocidades de la guerra? O aún ¿puede un ser humano ser neutro frente a las masacres y a la muerte? ¿es acaso el mural la forma de expiación del fotógrafo? Lo más trágico es que el mural es la representación de una condición del hombre, animal finalmente y es que su vida ha girado muchas veces entorno al caos y la necesidad de justificarse Magister en Historia Alejandro Ancalao R.

Upload: jano-ancalao

Post on 11-Dec-2015

212 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Perez_Reverte.docx

El pintor de Batallas no existe. En realidad es un dialogo sobre la vida y la muerte que utiliza como

excusa el relato y la interpelación. El mural no es un mural como tal, no es simplemente el recorrido

por miles de imágenes e historias sobre la guerra, sino que también es un relato sobre la propia

muerte y la reflexión sobre la muerte anunciada, quizás muy similar (guardando las proporciones y

las distancias de estilo y literarias) al relato de Julio Verne (Tribulaciones de un chino en China)

donde la cercanía de la muerte hace reflexionar sobre la vida misma, pero curiosamente en El

Pintor de Batallas no es simplemente con la muerte que se aproxima, sino que es la excusa para

mostrar que la vida del pintor/fotógrafo no es nada más que una vuelta hacia la muerte expresada en

los campos de batalla y retratadas por la cámara y la pérdida de la capacidad de asombrarse o de

impactarse frente a la tragedia de la guerra.

Es interesante la posición de Markovich, quién como juez sobre la vida de Faulques lo insta a

meditar sobre el impacto de su trabajo. Pero a mi paracer, Markovich es una extensión del mismo

Faulques, quién se conmina a reflexionar sobre la propia naturaleza de su trabajo y de sus acciones

sobre la guerra: ¿era necesario actuar impasiblemente frente a las atrocidades de la guerra? O aún

¿puede un ser humano ser neutro frente a las masacres y a la muerte? ¿es acaso el mural la forma de

expiación del fotógrafo? Lo más trágico es que el mural es la representación de una condición del

hombre, animal finalmente y es que su vida ha girado muchas veces entorno al caos y la necesidad

de justificarse o de pedir perdón, por sentir culpa frente a la inamovilidad del mismo ser. El relato

de Pérez-Reverte es una dualidad entre dos antagonistas, como si ambos fueran disimiles, pero que

en el fondo se complementan, se buscan y se necesitan.

En el fondo, apreciamos claramente que la representación

Siguiendo la propuesta de Levinas dos antagonistas se enfrentan

partiendo del hecho de que un “Yo” subordina a “Otro,” y éste tiene la responsabilidad

de procurar el bien del otro. Sin embargo, para Derrida la noción de alteridad de

Levinas es idealista y por lo tanto, no es factible porque según él la alteridad está

siempre aunada a la violencia. Derrida expone que todos somos el “Otro” de otro

individuo y estamos a merced de emociones negativas que nos inducen a la violencia

contra nuestro semejante. Propone que en el juego de las representaciones, y en el

caso del texto se podría decir que éstas son las interacciones entre Faulques e Ivo,

siempre habrá una interrogante central, o punto de origen, que no será respondida

hasta el final.

Magister en Historia

Alejandro Ancalao R.