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historias cotidianas sobre ciencia

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  • Memorias de un kioskero

    Len y len y nada ms que len

    Cosas que te cambian la cabeza

    La bestia pop

    ndice

    3

    9

    13

    19

  • Escaparse de un len no es nada fcil. Uno pensara que empieza eligiendo una

    direccin que se aleje del len o, en el peor de los casos, decidiendo con qu elemen-

    tos cuenta para empezar un feroz ataque. Ataque que se constituye en una empresa

    difcil cuando es contra uno de los depredadores ms ecientes de la naturaleza,

    pulido por aos de seleccin natural para cazar cebras, antlopes y cualquier homni-

    do pelado que se encontr en el lugar equivocado, en el momento equivocado.

    Pero no. Escaparse de un len empieza antes de moverse. Antes de tener que

    elegir si pelear o huir (o, a veces, hasta quedarnos quietos de pnico), nuestro cuerpo

    reacciona preparndose completo para esa decisin. Esta preparacin implica una

    estimulacin enorme del sistema nervioso simptico que nos ala para lo que viene.

    Cuando el miedo empieza, empieza en la cabeza, literalmente. Para ser ms

    precisos, empieza en la amgdala, que no es lo mismo que LAS amgdalas. Es LA

    amgdala (o complejo amigdaliano), que consiste de un conjunto de neuronas

    enterradas en los lbulos temporales y que participan, entre algunas otras cosas, en

    el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, lase Opa, un len.

    Desde ah parte la seal para que se active el hipotlamo, una pieza fundamental del

    cerebro que vincula lo nervioso con lo hormonal gracias a la hipsis que, con el

    tamao de una arveja y menos de medio gramo de peso, es la encargada de coordinar

    la mayor parte de las respuestas hormonales de todo el cuerpo. Un director de

    orquesta petiso y temperamental que, ante el miedo, va a liberar ACTH (la hormona

    adenocorticotrofa).

    Casi al mismo tiempo, empieza la activacin de la mdula adrenal, una parte de la

    glndula adrenal, rodeada por la corteza adrenal. Muy adrenal todo.

    La mdula adrenal es la responsable de secretar epinefrina (tambin conocida como

    adrenalina, porque, de nuevo, muy adrenal todo) y norepinefrina (o noradrenalina'),

    dos reguladores muy generales del estado del organismo, especialmente presentes

    cuando estamos solos en casa, de noche, y escuchamos ruido afuera. Eso, o el len.

    La corteza adrenal empieza a liberar cortisol, que incrementa la presin arterial y

    aumenta el nivel de azcar en sangre, dos cosas claramente tiles cuando necesitamos

    que le llegue la mayor cantidad de energa posible a nuestras piernas y brazos y a

    nuestro cerebro, elementos fundamentales dada la inminencia felina que tenemos

    cerca y la poca voluntad de pasar a la historia como almuerzo.

    Ese mismo cortisol empieza a convertir algunas reservas de cidos grasos a formas

    fciles y rpidas de metabolizar por los msculos, de manera de tener la mayor

    cantidad de recursos posibles disponibles.

    Esa necesidad de azcar en sangre es acompaada por la epinefrina, que se une a las

    clulas del hgado, liberando reservas de glucgeno (un polisacrido de glucosa) y

    convirtindolas en ms y ms azcar.

    Pero este estado de alerta generalizado no se ve solamente en la sangre. Los mensa-

    jeros hormonales que generamos en la glndula adrenal son muy especiales porque

    pegan en muchsimos receptores de los ms diversos rganos. En este caso, no

    necesitamos una respuesta delicadamente balanceada, sino algo general, una

    situacin total de darle al cuerpo la posibilidad de responder al mximo de su

    capacidad atltica, porque len.

    Encima, no es solamente necesario tener la energa, sino poder llevarla por todos lados

    de la mejor manera posible posible, y la adrenalina acta sobre el corazn acelerando

    el ritmo y la fuerza de cada latido. Muy cerca, los msculos pulmonares se relajan,

    abriendo los bronquiolos para dejar entrar todava ms oxgeno.

    Pero no todo es estimulacin. En el tracto digestivo todo pasa exactamente al revs.

    La digestin se enlentece. La misma seal que antes activ mltiples puntos del

    organismo al tope de sus capacidades ahora hace exactamente lo opuesto. No

    penss en comida cuando tens el riesgo de convertirte en exactamente eso.

    Un len no slo cambia nuestro mundo interno sino la forma en la que percibimos el

    afuera. La vista se ala, la pupila se dilata dejando entrar el mximo de luz posible,

    pero la visin se restringe a un solo punto. La visin perifrica se pierde en un

    proceso que se conoce como visin de tnel.

    Las glndulas lagrimales se inhiben; las salivales, igual. Boca seca, ojos despejados.

    Len y len y nada ms que len.

    Azcar en sangre, lista. Presin, alta. Corazn, fuerte y rpido. Pulmones, abiertos.

    Digestin, cerrada. Msculos, tensos. Ojos atentos y boca seca. Adrenalina y

    noradrenalina, cortisol y ACTH regulando una sola respuesta para todo el cuerpo y la

    presin de miles de aos de evolucin que empujan todo el organismo al mximo.

    Recin ah, con el cuerpo alado y listo, es cuando realmente empezamos a escaparnos

    de un len.

  • Escaparse de un len no es nada fcil. Uno pensara que empieza eligiendo una

    direccin que se aleje del len o, en el peor de los casos, decidiendo con qu elemen-

    tos cuenta para empezar un feroz ataque. Ataque que se constituye en una empresa

    difcil cuando es contra uno de los depredadores ms ecientes de la naturaleza,

    pulido por aos de seleccin natural para cazar cebras, antlopes y cualquier homni-

    do pelado que se encontr en el lugar equivocado, en el momento equivocado.

    Pero no. Escaparse de un len empieza antes de moverse. Antes de tener que

    elegir si pelear o huir (o, a veces, hasta quedarnos quietos de pnico), nuestro cuerpo

    reacciona preparndose completo para esa decisin. Esta preparacin implica una

    estimulacin enorme del sistema nervioso simptico que nos ala para lo que viene.

    Cuando el miedo empieza, empieza en la cabeza, literalmente. Para ser ms

    precisos, empieza en la amgdala, que no es lo mismo que LAS amgdalas. Es LA

    amgdala (o complejo amigdaliano), que consiste de un conjunto de neuronas

    enterradas en los lbulos temporales y que participan, entre algunas otras cosas, en

    el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, lase Opa, un len.

    Desde ah parte la seal para que se active el hipotlamo, una pieza fundamental del

    cerebro que vincula lo nervioso con lo hormonal gracias a la hipsis que, con el

    tamao de una arveja y menos de medio gramo de peso, es la encargada de coordinar

    la mayor parte de las respuestas hormonales de todo el cuerpo. Un director de

    orquesta petiso y temperamental que, ante el miedo, va a liberar ACTH (la hormona

    adenocorticotrofa).

    Casi al mismo tiempo, empieza la activacin de la mdula adrenal, una parte de la

    glndula adrenal, rodeada por la corteza adrenal. Muy adrenal todo.

    La mdula adrenal es la responsable de secretar epinefrina (tambin conocida como

    adrenalina, porque, de nuevo, muy adrenal todo) y norepinefrina (o noradrenalina'),

    dos reguladores muy generales del estado del organismo, especialmente presentes

    cuando estamos solos en casa, de noche, y escuchamos ruido afuera. Eso, o el len.

    La corteza adrenal empieza a liberar cortisol, que incrementa la presin arterial y

    aumenta el nivel de azcar en sangre, dos cosas claramente tiles cuando necesitamos

    que le llegue la mayor cantidad de energa posible a nuestras piernas y brazos y a

    nuestro cerebro, elementos fundamentales dada la inminencia felina que tenemos

    cerca y la poca voluntad de pasar a la historia como almuerzo.

    Ese mismo cortisol empieza a convertir algunas reservas de cidos grasos a formas

    fciles y rpidas de metabolizar por los msculos, de manera de tener la mayor

    cantidad de recursos posibles disponibles.

    Esa necesidad de azcar en sangre es acompaada por la epinefrina, que se une a las

    clulas del hgado, liberando reservas de glucgeno (un polisacrido de glucosa) y

    convirtindolas en ms y ms azcar.

    Pero este estado de alerta generalizado no se ve solamente en la sangre. Los mensa-

    jeros hormonales que generamos en la glndula adrenal son muy especiales porque

    pegan en muchsimos receptores de los ms diversos rganos. En este caso, no

    necesitamos una respuesta delicadamente balanceada, sino algo general, una

    situacin total de darle al cuerpo la posibilidad de responder al mximo de su

    capacidad atltica, porque len.

    Encima, no es solamente necesario tener la energa, sino poder llevarla por todos lados

    de la mejor manera posible posible, y la adrenalina acta sobre el corazn acelerando

    el ritmo y la fuerza de cada latido. Muy cerca, los msculos pulmonares se relajan,

    abriendo los bronquiolos para dejar entrar todava ms oxgeno.

    Pero no todo es estimulacin. En el tracto digestivo todo pasa exactamente al revs.

    La digestin se enlentece. La misma seal que antes activ mltiples puntos del

    organismo al tope de sus capacidades ahora hace exactamente lo opuesto. No

    penss en comida cuando tens el riesgo de convertirte en exactamente eso.

    Un len no slo cambia nuestro mundo interno sino la forma en la que percibimos el

    afuera. La vista se ala, la pupila se dilata dejando entrar el mximo de luz posible,

    pero la visin se restringe a un solo punto. La visin perifrica se pierde en un

    proceso que se conoce como visin de tnel.

    Las glndulas lagrimales se inhiben; las salivales, igual. Boca seca, ojos despejados.

    Len y len y nada ms que len.

    Azcar en sangre, lista. Presin, alta. Corazn, fuerte y rpido. Pulmones, abiertos.

    Digestin, cerrada. Msculos, tensos. Ojos atentos y boca seca. Adrenalina y

    noradrenalina, cortisol y ACTH regulando una sola respuesta para todo el cuerpo y la

    presin de miles de aos de evolucin que empujan todo el organismo al mximo.

    Recin ah, con el cuerpo alado y listo, es cuando realmente empezamos a escaparnos

    de un len.

    Ricardo, cmo le va? digo agitado luego de pedalear 4 cuadras. Quiero dos

    paquetes de guritas del Mundial, un alfajor y para mi mam Qu era? Ah, s!...

    Fsforos y papel higinico. Ojal que tenga, pienso, as me ahorro de ir hasta el

    almacn de Doa Julia ac a dos cuadras.

    En silencio, con cara de conado, el buen Ricardo reune todos los pedidos parsimonio-

    samente. Toma una bolsita y, mientras los coloca adentro, grita los precios cual relator

    de ftbol. Son 5 pesos, otros 5 por ac, 10 ac, y, por ltimo, 12,50. Sin usar la calcu-

    ladora y con total seguridad me mira jamente y canta: Son 22,50 pesos, joven.

    Exactamente en ese momento, y sin la presencia auditora de la Seorita Betty (temi-

    ble maestra de la Escuela N 31), Ricardo, dueo de una aritmtica en-vi-dia-ble (as

    dicen los grandes cuando quieren tener razn), aguarda una mnima respuesta. Que

    asienta con la cabeza, que hable, que mueva el dedo Algo. Yo, en cambio, me

    quedo rme y solo pienso en que un pequeo movimiento vertical generado por los

    msculos del cuello puede transformar mi imagen de nio ignorante en la de un

    genio del clculo numrico. Con esta inmensa presin sobre mis hombros, empiezo

    a responder una pregunta que hace tiempo me vengo haciendo en mis largas horas

    detrs del pupitre: Para qu me sirve estudiar matemticas?

    MEMORIASDE UN KIOSQUERO

    por Fabricio Ballarini

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  • Escaparse de un len no es nada fcil. Uno pensara que empieza eligiendo una

    direccin que se aleje del len o, en el peor de los casos, decidiendo con qu elemen-

    tos cuenta para empezar un feroz ataque. Ataque que se constituye en una empresa

    difcil cuando es contra uno de los depredadores ms ecientes de la naturaleza,

    pulido por aos de seleccin natural para cazar cebras, antlopes y cualquier homni-

    do pelado que se encontr en el lugar equivocado, en el momento equivocado.

    Pero no. Escaparse de un len empieza antes de moverse. Antes de tener que

    elegir si pelear o huir (o, a veces, hasta quedarnos quietos de pnico), nuestro cuerpo

    reacciona preparndose completo para esa decisin. Esta preparacin implica una

    estimulacin enorme del sistema nervioso simptico que nos ala para lo que viene.

    Cuando el miedo empieza, empieza en la cabeza, literalmente. Para ser ms

    precisos, empieza en la amgdala, que no es lo mismo que LAS amgdalas. Es LA

    amgdala (o complejo amigdaliano), que consiste de un conjunto de neuronas

    enterradas en los lbulos temporales y que participan, entre algunas otras cosas, en

    el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, lase Opa, un len.

    Desde ah parte la seal para que se active el hipotlamo, una pieza fundamental del

    cerebro que vincula lo nervioso con lo hormonal gracias a la hipsis que, con el

    tamao de una arveja y menos de medio gramo de peso, es la encargada de coordinar

    la mayor parte de las respuestas hormonales de todo el cuerpo. Un director de

    orquesta petiso y temperamental que, ante el miedo, va a liberar ACTH (la hormona

    adenocorticotrofa).

    Casi al mismo tiempo, empieza la activacin de la mdula adrenal, una parte de la

    glndula adrenal, rodeada por la corteza adrenal. Muy adrenal todo.

    La mdula adrenal es la responsable de secretar epinefrina (tambin conocida como

    adrenalina, porque, de nuevo, muy adrenal todo) y norepinefrina (o noradrenalina'),

    dos reguladores muy generales del estado del organismo, especialmente presentes

    cuando estamos solos en casa, de noche, y escuchamos ruido afuera. Eso, o el len.

    La corteza adrenal empieza a liberar cortisol, que incrementa la presin arterial y

    aumenta el nivel de azcar en sangre, dos cosas claramente tiles cuando necesitamos

    que le llegue la mayor cantidad de energa posible a nuestras piernas y brazos y a

    nuestro cerebro, elementos fundamentales dada la inminencia felina que tenemos

    cerca y la poca voluntad de pasar a la historia como almuerzo.

    Ese mismo cortisol empieza a convertir algunas reservas de cidos grasos a formas

    fciles y rpidas de metabolizar por los msculos, de manera de tener la mayor

    cantidad de recursos posibles disponibles.

    Esa necesidad de azcar en sangre es acompaada por la epinefrina, que se une a las

    clulas del hgado, liberando reservas de glucgeno (un polisacrido de glucosa) y

    convirtindolas en ms y ms azcar.

    Pero este estado de alerta generalizado no se ve solamente en la sangre. Los mensa-

    jeros hormonales que generamos en la glndula adrenal son muy especiales porque

    pegan en muchsimos receptores de los ms diversos rganos. En este caso, no

    necesitamos una respuesta delicadamente balanceada, sino algo general, una

    situacin total de darle al cuerpo la posibilidad de responder al mximo de su

    capacidad atltica, porque len.

    Encima, no es solamente necesario tener la energa, sino poder llevarla por todos lados

    de la mejor manera posible posible, y la adrenalina acta sobre el corazn acelerando

    el ritmo y la fuerza de cada latido. Muy cerca, los msculos pulmonares se relajan,

    abriendo los bronquiolos para dejar entrar todava ms oxgeno.

    Pero no todo es estimulacin. En el tracto digestivo todo pasa exactamente al revs.

    La digestin se enlentece. La misma seal que antes activ mltiples puntos del

    organismo al tope de sus capacidades ahora hace exactamente lo opuesto. No

    penss en comida cuando tens el riesgo de convertirte en exactamente eso.

    Un len no slo cambia nuestro mundo interno sino la forma en la que percibimos el

    afuera. La vista se ala, la pupila se dilata dejando entrar el mximo de luz posible,

    pero la visin se restringe a un solo punto. La visin perifrica se pierde en un

    proceso que se conoce como visin de tnel.

    Las glndulas lagrimales se inhiben; las salivales, igual. Boca seca, ojos despejados.

    Len y len y nada ms que len.

    Azcar en sangre, lista. Presin, alta. Corazn, fuerte y rpido. Pulmones, abiertos.

    Digestin, cerrada. Msculos, tensos. Ojos atentos y boca seca. Adrenalina y

    noradrenalina, cortisol y ACTH regulando una sola respuesta para todo el cuerpo y la

    presin de miles de aos de evolucin que empujan todo el organismo al mximo.

    Recin ah, con el cuerpo alado y listo, es cuando realmente empezamos a escaparnos

    de un len.

    Ricardo, perdn la demora... 22,50 est bien! Es que me qued pensado en algo

    que me dijo mi mam ensayo, como excusa. Cuento las monedas y le doy justo

    para no estar calculando nuevamente.

    Aunque parezca una tpica escena motivacional avalada por la Asociacin Argentina

    de Amantes de las Matemticas (que no existe, pero sera muy til), esta pintoresca

    y repetida situacin se reproduce, en parte, gracias a una de las funciones ms

    fascinantes que tiene nuestro cerebro, la memoria.

    Como para entender algo lo tenemos que recortar, digamos que la memoria es la

    capacidad de adquirir, almacenar y evocar informacin. Primero aprendemos algo

    (puede ser desde el nombre del kiosquero, cmo decir mam, caminar, hasta cientos

    de miles de etcteras), luego guardamos esa informacin en nuestro cerebro, y por

    ltimo, cuando queremos recordar algo, lo evocamos. Evocar es buscar ese recuerdo

    entre miles, es traer aquel momento que vivimos hace mucho al presente. O, sin tanto

    romanticismo, es saber el precio de las guritas para hacer el clculo antes de que

    Ricardo te ponga en aprietos.

    Pero y la memoria dnde est?

    Actualmente, y luego de muchas luchas intelectuales (paccas, por suerte), la neuro-

    ciencia se ha puesto de acuerdo y entiende a la memoria como un proceso de

    cambios constantes en las conexiones del cerebro. Cmo? Conexiones? En

    nuestro cerebro? S, conexiones! Aunque suene increble, todos nuestros recuerdos

    se encuentran almacenados especcamente en conexiones entre neuronas (s,

    entre las clulas ms famosas de nuestro sistema nervioso). Dichas conexiones

    entre clulas nerviosas tiene un nombre muy simptico: sinapsis, y son una de las

    funciones ms importantes de nuestro sistema nervioso.

    Es decir que, cada vez que aprendemos algo, nuestras neuronas se va poner en

    contacto mediante una conexin sinptica y, mientras dure ese vnculo estrecho

    ENTENDEMOS A LA MEMORIA COMO UN PROCESO DE CAMBIOS CONSTANTES EN LAS CONEXIONES DEL CEREBRO.

    4

  • Escaparse de un len no es nada fcil. Uno pensara que empieza eligiendo una

    direccin que se aleje del len o, en el peor de los casos, decidiendo con qu elemen-

    tos cuenta para empezar un feroz ataque. Ataque que se constituye en una empresa

    difcil cuando es contra uno de los depredadores ms ecientes de la naturaleza,

    pulido por aos de seleccin natural para cazar cebras, antlopes y cualquier homni-

    do pelado que se encontr en el lugar equivocado, en el momento equivocado.

    Pero no. Escaparse de un len empieza antes de moverse. Antes de tener que

    elegir si pelear o huir (o, a veces, hasta quedarnos quietos de pnico), nuestro cuerpo

    reacciona preparndose completo para esa decisin. Esta preparacin implica una

    estimulacin enorme del sistema nervioso simptico que nos ala para lo que viene.

    Cuando el miedo empieza, empieza en la cabeza, literalmente. Para ser ms

    precisos, empieza en la amgdala, que no es lo mismo que LAS amgdalas. Es LA

    amgdala (o complejo amigdaliano), que consiste de un conjunto de neuronas

    enterradas en los lbulos temporales y que participan, entre algunas otras cosas, en

    el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, lase Opa, un len.

    Desde ah parte la seal para que se active el hipotlamo, una pieza fundamental del

    cerebro que vincula lo nervioso con lo hormonal gracias a la hipsis que, con el

    tamao de una arveja y menos de medio gramo de peso, es la encargada de coordinar

    la mayor parte de las respuestas hormonales de todo el cuerpo. Un director de

    orquesta petiso y temperamental que, ante el miedo, va a liberar ACTH (la hormona

    adenocorticotrofa).

    Casi al mismo tiempo, empieza la activacin de la mdula adrenal, una parte de la

    glndula adrenal, rodeada por la corteza adrenal. Muy adrenal todo.

    La mdula adrenal es la responsable de secretar epinefrina (tambin conocida como

    adrenalina, porque, de nuevo, muy adrenal todo) y norepinefrina (o noradrenalina'),

    dos reguladores muy generales del estado del organismo, especialmente presentes

    cuando estamos solos en casa, de noche, y escuchamos ruido afuera. Eso, o el len.

    La corteza adrenal empieza a liberar cortisol, que incrementa la presin arterial y

    aumenta el nivel de azcar en sangre, dos cosas claramente tiles cuando necesitamos

    que le llegue la mayor cantidad de energa posible a nuestras piernas y brazos y a

    nuestro cerebro, elementos fundamentales dada la inminencia felina que tenemos

    cerca y la poca voluntad de pasar a la historia como almuerzo.

    Ese mismo cortisol empieza a convertir algunas reservas de cidos grasos a formas

    fciles y rpidas de metabolizar por los msculos, de manera de tener la mayor

    cantidad de recursos posibles disponibles.

    Esa necesidad de azcar en sangre es acompaada por la epinefrina, que se une a las

    clulas del hgado, liberando reservas de glucgeno (un polisacrido de glucosa) y

    convirtindolas en ms y ms azcar.

    Pero este estado de alerta generalizado no se ve solamente en la sangre. Los mensa-

    jeros hormonales que generamos en la glndula adrenal son muy especiales porque

    pegan en muchsimos receptores de los ms diversos rganos. En este caso, no

    necesitamos una respuesta delicadamente balanceada, sino algo general, una

    situacin total de darle al cuerpo la posibilidad de responder al mximo de su

    capacidad atltica, porque len.

    Encima, no es solamente necesario tener la energa, sino poder llevarla por todos lados

    de la mejor manera posible posible, y la adrenalina acta sobre el corazn acelerando

    el ritmo y la fuerza de cada latido. Muy cerca, los msculos pulmonares se relajan,

    abriendo los bronquiolos para dejar entrar todava ms oxgeno.

    Pero no todo es estimulacin. En el tracto digestivo todo pasa exactamente al revs.

    La digestin se enlentece. La misma seal que antes activ mltiples puntos del

    organismo al tope de sus capacidades ahora hace exactamente lo opuesto. No

    penss en comida cuando tens el riesgo de convertirte en exactamente eso.

    Un len no slo cambia nuestro mundo interno sino la forma en la que percibimos el

    afuera. La vista se ala, la pupila se dilata dejando entrar el mximo de luz posible,

    pero la visin se restringe a un solo punto. La visin perifrica se pierde en un

    proceso que se conoce como visin de tnel.

    Las glndulas lagrimales se inhiben; las salivales, igual. Boca seca, ojos despejados.

    Len y len y nada ms que len.

    Azcar en sangre, lista. Presin, alta. Corazn, fuerte y rpido. Pulmones, abiertos.

    Digestin, cerrada. Msculos, tensos. Ojos atentos y boca seca. Adrenalina y

    noradrenalina, cortisol y ACTH regulando una sola respuesta para todo el cuerpo y la

    presin de miles de aos de evolucin que empujan todo el organismo al mximo.

    Recin ah, con el cuerpo alado y listo, es cuando realmente empezamos a escaparnos

    de un len.

  • Escaparse de un len no es nada fcil. Uno pensara que empieza eligiendo una

    direccin que se aleje del len o, en el peor de los casos, decidiendo con qu elemen-

    tos cuenta para empezar un feroz ataque. Ataque que se constituye en una empresa

    difcil cuando es contra uno de los depredadores ms ecientes de la naturaleza,

    pulido por aos de seleccin natural para cazar cebras, antlopes y cualquier homni-

    do pelado que se encontr en el lugar equivocado, en el momento equivocado.

    Pero no. Escaparse de un len empieza antes de moverse. Antes de tener que

    elegir si pelear o huir (o, a veces, hasta quedarnos quietos de pnico), nuestro cuerpo

    reacciona preparndose completo para esa decisin. Esta preparacin implica una

    estimulacin enorme del sistema nervioso simptico que nos ala para lo que viene.

    Cuando el miedo empieza, empieza en la cabeza, literalmente. Para ser ms

    precisos, empieza en la amgdala, que no es lo mismo que LAS amgdalas. Es LA

    amgdala (o complejo amigdaliano), que consiste de un conjunto de neuronas

    enterradas en los lbulos temporales y que participan, entre algunas otras cosas, en

    el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, lase Opa, un len.

    Desde ah parte la seal para que se active el hipotlamo, una pieza fundamental del

    cerebro que vincula lo nervioso con lo hormonal gracias a la hipsis que, con el

    tamao de una arveja y menos de medio gramo de peso, es la encargada de coordinar

    la mayor parte de las respuestas hormonales de todo el cuerpo. Un director de

    orquesta petiso y temperamental que, ante el miedo, va a liberar ACTH (la hormona

    adenocorticotrofa).

    Casi al mismo tiempo, empieza la activacin de la mdula adrenal, una parte de la

    glndula adrenal, rodeada por la corteza adrenal. Muy adrenal todo.

    La mdula adrenal es la responsable de secretar epinefrina (tambin conocida como

    adrenalina, porque, de nuevo, muy adrenal todo) y norepinefrina (o noradrenalina'),

    dos reguladores muy generales del estado del organismo, especialmente presentes

    cuando estamos solos en casa, de noche, y escuchamos ruido afuera. Eso, o el len.

    La corteza adrenal empieza a liberar cortisol, que incrementa la presin arterial y

    aumenta el nivel de azcar en sangre, dos cosas claramente tiles cuando necesitamos

    que le llegue la mayor cantidad de energa posible a nuestras piernas y brazos y a

    nuestro cerebro, elementos fundamentales dada la inminencia felina que tenemos

    cerca y la poca voluntad de pasar a la historia como almuerzo.

    Ese mismo cortisol empieza a convertir algunas reservas de cidos grasos a formas

    fciles y rpidas de metabolizar por los msculos, de manera de tener la mayor

    cantidad de recursos posibles disponibles.

    Esa necesidad de azcar en sangre es acompaada por la epinefrina, que se une a las

    clulas del hgado, liberando reservas de glucgeno (un polisacrido de glucosa) y

    convirtindolas en ms y ms azcar.

    Pero este estado de alerta generalizado no se ve solamente en la sangre. Los mensa-

    jeros hormonales que generamos en la glndula adrenal son muy especiales porque

    pegan en muchsimos receptores de los ms diversos rganos. En este caso, no

    necesitamos una respuesta delicadamente balanceada, sino algo general, una

    situacin total de darle al cuerpo la posibilidad de responder al mximo de su

    capacidad atltica, porque len.

    Encima, no es solamente necesario tener la energa, sino poder llevarla por todos lados

    de la mejor manera posible posible, y la adrenalina acta sobre el corazn acelerando

    el ritmo y la fuerza de cada latido. Muy cerca, los msculos pulmonares se relajan,

    abriendo los bronquiolos para dejar entrar todava ms oxgeno.

    Pero no todo es estimulacin. En el tracto digestivo todo pasa exactamente al revs.

    La digestin se enlentece. La misma seal que antes activ mltiples puntos del

    organismo al tope de sus capacidades ahora hace exactamente lo opuesto. No

    penss en comida cuando tens el riesgo de convertirte en exactamente eso.

    Un len no slo cambia nuestro mundo interno sino la forma en la que percibimos el

    afuera. La vista se ala, la pupila se dilata dejando entrar el mximo de luz posible,

    pero la visin se restringe a un solo punto. La visin perifrica se pierde en un

    proceso que se conoce como visin de tnel.

    Las glndulas lagrimales se inhiben; las salivales, igual. Boca seca, ojos despejados.

    Len y len y nada ms que len.

    Azcar en sangre, lista. Presin, alta. Corazn, fuerte y rpido. Pulmones, abiertos.

    Digestin, cerrada. Msculos, tensos. Ojos atentos y boca seca. Adrenalina y

    noradrenalina, cortisol y ACTH regulando una sola respuesta para todo el cuerpo y la

    presin de miles de aos de evolucin que empujan todo el organismo al mximo.

    Recin ah, con el cuerpo alado y listo, es cuando realmente empezamos a escaparnos

    de un len.

    entre ellas, los recuerdos perdurarn. De lo contrario, si las neuronas se desconectan,

    ese recuerdo desaparecer, cayendo lentamente en las fauces del olvido. No son los

    puntos sino la lnea que los une la que guarda a Ricardo.

    Entonces, ahora que sabemos dnde estn alojados nuestros recuerdos, podemos ir

    por ms preguntas: hay recuerdos que duran ms que otros?

    Para poder resolver esa pregunta, activemos nuestra

    memoria y volvamos a la particular escena entre el nio

    y el kiosquero. En ella nos podemos dar cuenta de que

    hay recuerdos que duran desde unos pocos minutos

    hasta algunas horas. Esa memoria de corto plazo nos

    permite recordar por un perodo limitado, por ejemplo, el

    pedido que nos ha hecho mam. Seguramente, olvidare-

    mos esos datos al da siguiente (o a los 14 minutos, si

    somos distrados), como olvidamos lo que almorzamos la semana pasada o la cara

    del colectivero de nuestro ltimo viaje.

    Por otro lado, en la vereda de enfrente se encuentran los recuerdos ms longevos. El

    nombre del kiosquero de tu infancia, tu primer da de clases, las etiquetas de las golosi-

    nas que ms te gustaban o las ancdotas de tu vacaciones en la costa permanecern

    en tu memoria no solo un par de das, sino tal vez meses, aos o quizs toda la vida.

    Esa es la memoria de largo plazo (todos sabemos que no fueron muy originales en

    nombrarla, pero como es fcil de recordar, no vamos a decir nada al respecto).

    Ahora bien, ya que estamos, podemos ir por todo y preguntarnos: todos esos

    recuerdos son iguales?

    La respuesta mala onda es: no.

    Nuestro cerebro guarda distintos tipos de recuerdos en diferentes partes del cerebro,

    es decir, no todos nuestros recuerdos son iguales ni se guardan en un mismo lugar.

    Para simplicar y ordenar el asunto, los neurocientcos (que estudian el cerebro) los

    han divididos en dos grandes grupos: la memoria declarativa (o explcita) y la no

    declarativa (o implcita). La primera involucra la recoleccin de informacin acerca de

    hechos generales o eventos tpicos del pasado. Podra involucrar desde las capitales del

    mundo hasta el nombre del kiosquero Ricardo.

    6

    HAY RECUERDOS QUE DURAN MS QUE OTROS?

    ?

  • Escaparse de un len no es nada fcil. Uno pensara que empieza eligiendo una

    direccin que se aleje del len o, en el peor de los casos, decidiendo con qu elemen-

    tos cuenta para empezar un feroz ataque. Ataque que se constituye en una empresa

    difcil cuando es contra uno de los depredadores ms ecientes de la naturaleza,

    pulido por aos de seleccin natural para cazar cebras, antlopes y cualquier homni-

    do pelado que se encontr en el lugar equivocado, en el momento equivocado.

    Pero no. Escaparse de un len empieza antes de moverse. Antes de tener que

    elegir si pelear o huir (o, a veces, hasta quedarnos quietos de pnico), nuestro cuerpo

    reacciona preparndose completo para esa decisin. Esta preparacin implica una

    estimulacin enorme del sistema nervioso simptico que nos ala para lo que viene.

    Cuando el miedo empieza, empieza en la cabeza, literalmente. Para ser ms

    precisos, empieza en la amgdala, que no es lo mismo que LAS amgdalas. Es LA

    amgdala (o complejo amigdaliano), que consiste de un conjunto de neuronas

    enterradas en los lbulos temporales y que participan, entre algunas otras cosas, en

    el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, lase Opa, un len.

    Desde ah parte la seal para que se active el hipotlamo, una pieza fundamental del

    cerebro que vincula lo nervioso con lo hormonal gracias a la hipsis que, con el

    tamao de una arveja y menos de medio gramo de peso, es la encargada de coordinar

    la mayor parte de las respuestas hormonales de todo el cuerpo. Un director de

    orquesta petiso y temperamental que, ante el miedo, va a liberar ACTH (la hormona

    adenocorticotrofa).

    Casi al mismo tiempo, empieza la activacin de la mdula adrenal, una parte de la

    glndula adrenal, rodeada por la corteza adrenal. Muy adrenal todo.

    La mdula adrenal es la responsable de secretar epinefrina (tambin conocida como

    adrenalina, porque, de nuevo, muy adrenal todo) y norepinefrina (o noradrenalina'),

    dos reguladores muy generales del estado del organismo, especialmente presentes

    cuando estamos solos en casa, de noche, y escuchamos ruido afuera. Eso, o el len.

    La corteza adrenal empieza a liberar cortisol, que incrementa la presin arterial y

    aumenta el nivel de azcar en sangre, dos cosas claramente tiles cuando necesitamos

    que le llegue la mayor cantidad de energa posible a nuestras piernas y brazos y a

    nuestro cerebro, elementos fundamentales dada la inminencia felina que tenemos

    cerca y la poca voluntad de pasar a la historia como almuerzo.

    Ese mismo cortisol empieza a convertir algunas reservas de cidos grasos a formas

    fciles y rpidas de metabolizar por los msculos, de manera de tener la mayor

    cantidad de recursos posibles disponibles.

    Esa necesidad de azcar en sangre es acompaada por la epinefrina, que se une a las

    clulas del hgado, liberando reservas de glucgeno (un polisacrido de glucosa) y

    convirtindolas en ms y ms azcar.

    Pero este estado de alerta generalizado no se ve solamente en la sangre. Los mensa-

    jeros hormonales que generamos en la glndula adrenal son muy especiales porque

    pegan en muchsimos receptores de los ms diversos rganos. En este caso, no

    necesitamos una respuesta delicadamente balanceada, sino algo general, una

    situacin total de darle al cuerpo la posibilidad de responder al mximo de su

    capacidad atltica, porque len.

    Encima, no es solamente necesario tener la energa, sino poder llevarla por todos lados

    de la mejor manera posible posible, y la adrenalina acta sobre el corazn acelerando

    el ritmo y la fuerza de cada latido. Muy cerca, los msculos pulmonares se relajan,

    abriendo los bronquiolos para dejar entrar todava ms oxgeno.

    Pero no todo es estimulacin. En el tracto digestivo todo pasa exactamente al revs.

    La digestin se enlentece. La misma seal que antes activ mltiples puntos del

    organismo al tope de sus capacidades ahora hace exactamente lo opuesto. No

    penss en comida cuando tens el riesgo de convertirte en exactamente eso.

    Un len no slo cambia nuestro mundo interno sino la forma en la que percibimos el

    afuera. La vista se ala, la pupila se dilata dejando entrar el mximo de luz posible,

    pero la visin se restringe a un solo punto. La visin perifrica se pierde en un

    proceso que se conoce como visin de tnel.

    Las glndulas lagrimales se inhiben; las salivales, igual. Boca seca, ojos despejados.

    Len y len y nada ms que len.

    Azcar en sangre, lista. Presin, alta. Corazn, fuerte y rpido. Pulmones, abiertos.

    Digestin, cerrada. Msculos, tensos. Ojos atentos y boca seca. Adrenalina y

    noradrenalina, cortisol y ACTH regulando una sola respuesta para todo el cuerpo y la

    presin de miles de aos de evolucin que empujan todo el organismo al mximo.

    Recin ah, con el cuerpo alado y listo, es cuando realmente empezamos a escaparnos

    de un len.

    La memoria no declarativa, por otro lado, incluye los recuerdos relacionados con

    habilidades o destrezas (como por ejemplo, andar en bicicleta). Son tan distintos

    estos dos tipos de recuerdos que los grupos se almacenan en distintas regiones de

    nuestro vasto cerebro.

    El mismo cerebro que desde ahora, cada vez que vayas de compras y retengas esa

    lista de mandados durante pocos minutos, andes en bicicleta sin rueditas o quieras

    resolver un clculo matemtico para demostrarle al kiosquero que pasaste de grado,

    te va a permitir recordar que pods hacer todas esas actividades en gran parte

    gracias a tu memoria. Y de paso, copate pensando que cada vez que aprends, guards

    o records, distintas parte de tu cerebro se conectan y desconectan muy rpidamen-

    te para que puedas hacer, sin que te des cuenta, algo absolutamente increble.

    7

    NUESTRO CEREBRO GUARDA DISTINTOS TIPOS DE MEMORIAS EN DISTINTAS PARTES DEL CEREBRO. NO TODOS NUESTROS RECUERDOS SON IGUALES NI SE GUARDAN EN UN MISMO LUGAR.

  • Escaparse de un len no es nada fcil. Uno pensara que empieza eligiendo una

    direccin que se aleje del len o, en el peor de los casos, decidiendo con qu elemen-

    tos cuenta para empezar un feroz ataque. Ataque que se constituye en una empresa

    difcil cuando es contra uno de los depredadores ms ecientes de la naturaleza,

    pulido por aos de seleccin natural para cazar cebras, antlopes y cualquier homni-

    do pelado que se encontr en el lugar equivocado, en el momento equivocado.

    Pero no. Escaparse de un len empieza antes de moverse. Antes de tener que

    elegir si pelear o huir (o, a veces, hasta quedarnos quietos de pnico), nuestro cuerpo

    reacciona preparndose completo para esa decisin. Esta preparacin implica una

    estimulacin enorme del sistema nervioso simptico que nos ala para lo que viene.

    Cuando el miedo empieza, empieza en la cabeza, literalmente. Para ser ms

    precisos, empieza en la amgdala, que no es lo mismo que LAS amgdalas. Es LA

    amgdala (o complejo amigdaliano), que consiste de un conjunto de neuronas

    enterradas en los lbulos temporales y que participan, entre algunas otras cosas, en

    el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, lase Opa, un len.

    Desde ah parte la seal para que se active el hipotlamo, una pieza fundamental del

    cerebro que vincula lo nervioso con lo hormonal gracias a la hipsis que, con el

    tamao de una arveja y menos de medio gramo de peso, es la encargada de coordinar

    la mayor parte de las respuestas hormonales de todo el cuerpo. Un director de

    orquesta petiso y temperamental que, ante el miedo, va a liberar ACTH (la hormona

    adenocorticotrofa).

    Casi al mismo tiempo, empieza la activacin de la mdula adrenal, una parte de la

    glndula adrenal, rodeada por la corteza adrenal. Muy adrenal todo.

    La mdula adrenal es la responsable de secretar epinefrina (tambin conocida como

    adrenalina, porque, de nuevo, muy adrenal todo) y norepinefrina (o noradrenalina'),

    dos reguladores muy generales del estado del organismo, especialmente presentes

    cuando estamos solos en casa, de noche, y escuchamos ruido afuera. Eso, o el len.

    La corteza adrenal empieza a liberar cortisol, que incrementa la presin arterial y

    aumenta el nivel de azcar en sangre, dos cosas claramente tiles cuando necesitamos

    que le llegue la mayor cantidad de energa posible a nuestras piernas y brazos y a

    nuestro cerebro, elementos fundamentales dada la inminencia felina que tenemos

    cerca y la poca voluntad de pasar a la historia como almuerzo.

    Ese mismo cortisol empieza a convertir algunas reservas de cidos grasos a formas

    fciles y rpidas de metabolizar por los msculos, de manera de tener la mayor

    cantidad de recursos posibles disponibles.

    Esa necesidad de azcar en sangre es acompaada por la epinefrina, que se une a las

    clulas del hgado, liberando reservas de glucgeno (un polisacrido de glucosa) y

    convirtindolas en ms y ms azcar.

    Pero este estado de alerta generalizado no se ve solamente en la sangre. Los mensa-

    jeros hormonales que generamos en la glndula adrenal son muy especiales porque

    pegan en muchsimos receptores de los ms diversos rganos. En este caso, no

    necesitamos una respuesta delicadamente balanceada, sino algo general, una

    situacin total de darle al cuerpo la posibilidad de responder al mximo de su

    capacidad atltica, porque len.

    Encima, no es solamente necesario tener la energa, sino poder llevarla por todos lados

    de la mejor manera posible posible, y la adrenalina acta sobre el corazn acelerando

    el ritmo y la fuerza de cada latido. Muy cerca, los msculos pulmonares se relajan,

    abriendo los bronquiolos para dejar entrar todava ms oxgeno.

    Pero no todo es estimulacin. En el tracto digestivo todo pasa exactamente al revs.

    La digestin se enlentece. La misma seal que antes activ mltiples puntos del

    organismo al tope de sus capacidades ahora hace exactamente lo opuesto. No

    penss en comida cuando tens el riesgo de convertirte en exactamente eso.

    Un len no slo cambia nuestro mundo interno sino la forma en la que percibimos el

    afuera. La vista se ala, la pupila se dilata dejando entrar el mximo de luz posible,

    pero la visin se restringe a un solo punto. La visin perifrica se pierde en un

    proceso que se conoce como visin de tnel.

    Las glndulas lagrimales se inhiben; las salivales, igual. Boca seca, ojos despejados.

    Len y len y nada ms que len.

    Azcar en sangre, lista. Presin, alta. Corazn, fuerte y rpido. Pulmones, abiertos.

    Digestin, cerrada. Msculos, tensos. Ojos atentos y boca seca. Adrenalina y

    noradrenalina, cortisol y ACTH regulando una sola respuesta para todo el cuerpo y la

    presin de miles de aos de evolucin que empujan todo el organismo al mximo.

    Recin ah, con el cuerpo alado y listo, es cuando realmente empezamos a escaparnos

    de un len.

  • Escaparse de un len no es nada fcil. Uno pensara que empieza eligiendo una

    direccin que se aleje del len o, en el peor de los casos, decidiendo con qu elemen-

    tos cuenta para empezar un feroz ataque. Ataque que se constituye en una empresa

    difcil cuando es contra uno de los depredadores ms ecientes de la naturaleza,

    pulido por aos de seleccin natural para cazar cebras, antlopes y cualquier homni-

    do pelado que se encontr en el lugar equivocado, en el momento equivocado.

    Pero no. Escaparse de un len empieza antes de moverse. Antes de tener que

    elegir si pelear o huir (o, a veces, hasta quedarnos quietos de pnico), nuestro cuerpo

    reacciona preparndose completo para esa decisin. Esta preparacin implica una

    estimulacin enorme del sistema nervioso simptico que nos ala para lo que viene.

    Cuando el miedo empieza, empieza en la cabeza, literalmente. Para ser ms

    precisos, empieza en la amgdala, que no es lo mismo que LAS amgdalas. Es LA

    amgdala (o complejo amigdaliano), que consiste de un conjunto de neuronas

    enterradas en los lbulos temporales y que participan, entre algunas otras cosas, en

    el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, lase Opa, un len.

    Desde ah parte la seal para que se active el hipotlamo, una pieza fundamental del

    cerebro que vincula lo nervioso con lo hormonal gracias a la hipsis que, con el

    tamao de una arveja y menos de medio gramo de peso, es la encargada de coordinar

    la mayor parte de las respuestas hormonales de todo el cuerpo. Un director de

    orquesta petiso y temperamental que, ante el miedo, va a liberar ACTH (la hormona

    adenocorticotrofa).

    Casi al mismo tiempo, empieza la activacin de la mdula adrenal, una parte de la

    glndula adrenal, rodeada por la corteza adrenal. Muy adrenal todo.

    La mdula adrenal es la responsable de secretar epinefrina (tambin conocida como

    adrenalina, porque, de nuevo, muy adrenal todo) y norepinefrina (o noradrenalina'),

    dos reguladores muy generales del estado del organismo, especialmente presentes

    cuando estamos solos en casa, de noche, y escuchamos ruido afuera. Eso, o el len.

    La corteza adrenal empieza a liberar cortisol, que incrementa la presin arterial y

    aumenta el nivel de azcar en sangre, dos cosas claramente tiles cuando necesitamos

    que le llegue la mayor cantidad de energa posible a nuestras piernas y brazos y a

    nuestro cerebro, elementos fundamentales dada la inminencia felina que tenemos

    cerca y la poca voluntad de pasar a la historia como almuerzo.

    Ese mismo cortisol empieza a convertir algunas reservas de cidos grasos a formas

    fciles y rpidas de metabolizar por los msculos, de manera de tener la mayor

    cantidad de recursos posibles disponibles.

    Esa necesidad de azcar en sangre es acompaada por la epinefrina, que se une a las

    clulas del hgado, liberando reservas de glucgeno (un polisacrido de glucosa) y

    convirtindolas en ms y ms azcar.

    Pero este estado de alerta generalizado no se ve solamente en la sangre. Los mensa-

    jeros hormonales que generamos en la glndula adrenal son muy especiales porque

    pegan en muchsimos receptores de los ms diversos rganos. En este caso, no

    necesitamos una respuesta delicadamente balanceada, sino algo general, una

    situacin total de darle al cuerpo la posibilidad de responder al mximo de su

    capacidad atltica, porque len.

    Encima, no es solamente necesario tener la energa, sino poder llevarla por todos lados

    de la mejor manera posible posible, y la adrenalina acta sobre el corazn acelerando

    el ritmo y la fuerza de cada latido. Muy cerca, los msculos pulmonares se relajan,

    abriendo los bronquiolos para dejar entrar todava ms oxgeno.

    Pero no todo es estimulacin. En el tracto digestivo todo pasa exactamente al revs.

    La digestin se enlentece. La misma seal que antes activ mltiples puntos del

    organismo al tope de sus capacidades ahora hace exactamente lo opuesto. No

    penss en comida cuando tens el riesgo de convertirte en exactamente eso.

    Un len no slo cambia nuestro mundo interno sino la forma en la que percibimos el

    afuera. La vista se ala, la pupila se dilata dejando entrar el mximo de luz posible,

    pero la visin se restringe a un solo punto. La visin perifrica se pierde en un

    proceso que se conoce como visin de tnel.

    Las glndulas lagrimales se inhiben; las salivales, igual. Boca seca, ojos despejados.

    Len y len y nada ms que len.

    Azcar en sangre, lista. Presin, alta. Corazn, fuerte y rpido. Pulmones, abiertos.

    Digestin, cerrada. Msculos, tensos. Ojos atentos y boca seca. Adrenalina y

    noradrenalina, cortisol y ACTH regulando una sola respuesta para todo el cuerpo y la

    presin de miles de aos de evolucin que empujan todo el organismo al mximo.

    Recin ah, con el cuerpo alado y listo, es cuando realmente empezamos a escaparnos

    de un len.

    LEN Y LEN

    por Pablo Gonzlez

    Y NADA MS QUE LEN

    9

  • Escaparse de un len no es nada fcil. Uno pensara que empieza eligiendo una

    direccin que se aleje del len o, en el peor de los casos, decidiendo con qu elemen-

    tos cuenta para empezar un feroz ataque. Ataque que se constituye en una empresa

    difcil cuando es contra uno de los depredadores ms ecientes de la naturaleza,

    pulido por aos de seleccin natural para cazar cebras, antlopes y cualquier homni-

    do pelado que se encontr en el lugar equivocado, en el momento equivocado.

    Pero no. Escaparse de un len empieza antes de moverse. Antes de tener que

    elegir si pelear o huir (o, a veces, hasta quedarnos quietos de pnico), nuestro cuerpo

    reacciona preparndose completo para esa decisin. Esta preparacin implica una

    estimulacin enorme del sistema nervioso simptico que nos ala para lo que viene.

    Cuando el miedo empieza, empieza en la cabeza, literalmente. Para ser ms

    precisos, empieza en la amgdala, que no es lo mismo que LAS amgdalas. Es LA

    amgdala (o complejo amigdaliano), que consiste de un conjunto de neuronas

    enterradas en los lbulos temporales y que participan, entre algunas otras cosas, en

    el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, lase Opa, un len.

    Desde ah parte la seal para que se active el hipotlamo, una pieza fundamental del

    cerebro que vincula lo nervioso con lo hormonal gracias a la hipsis que, con el

    tamao de una arveja y menos de medio gramo de peso, es la encargada de coordinar

    la mayor parte de las respuestas hormonales de todo el cuerpo. Un director de

    orquesta petiso y temperamental que, ante el miedo, va a liberar ACTH (la hormona

    adenocorticotrofa).

    Casi al mismo tiempo, empieza la activacin de la mdula adrenal, una parte de la

    glndula adrenal, rodeada por la corteza adrenal. Muy adrenal todo.

    La mdula adrenal es la responsable de secretar epinefrina (tambin conocida como

    adrenalina, porque, de nuevo, muy adrenal todo) y norepinefrina (o noradrenalina'),

    dos reguladores muy generales del estado del organismo, especialmente presentes

    cuando estamos solos en casa, de noche, y escuchamos ruido afuera. Eso, o el len.

    La corteza adrenal empieza a liberar cortisol, que incrementa la presin arterial y

    aumenta el nivel de azcar en sangre, dos cosas claramente tiles cuando necesitamos

    que le llegue la mayor cantidad de energa posible a nuestras piernas y brazos y a

    nuestro cerebro, elementos fundamentales dada la inminencia felina que tenemos

    cerca y la poca voluntad de pasar a la historia como almuerzo.

    Ese mismo cortisol empieza a convertir algunas reservas de cidos grasos a formas

    fciles y rpidas de metabolizar por los msculos, de manera de tener la mayor

    cantidad de recursos posibles disponibles.

    Esa necesidad de azcar en sangre es acompaada por la epinefrina, que se une a las

    clulas del hgado, liberando reservas de glucgeno (un polisacrido de glucosa) y

    convirtindolas en ms y ms azcar.

    Pero este estado de alerta generalizado no se ve solamente en la sangre. Los mensa-

    jeros hormonales que generamos en la glndula adrenal son muy especiales porque

    pegan en muchsimos receptores de los ms diversos rganos. En este caso, no

    necesitamos una respuesta delicadamente balanceada, sino algo general, una

    situacin total de darle al cuerpo la posibilidad de responder al mximo de su

    capacidad atltica, porque len.

    Encima, no es solamente necesario tener la energa, sino poder llevarla por todos lados

    de la mejor manera posible posible, y la adrenalina acta sobre el corazn acelerando

    el ritmo y la fuerza de cada latido. Muy cerca, los msculos pulmonares se relajan,

    abriendo los bronquiolos para dejar entrar todava ms oxgeno.

    Pero no todo es estimulacin. En el tracto digestivo todo pasa exactamente al revs.

    La digestin se enlentece. La misma seal que antes activ mltiples puntos del

    organismo al tope de sus capacidades ahora hace exactamente lo opuesto. No

    penss en comida cuando tens el riesgo de convertirte en exactamente eso.

    Un len no slo cambia nuestro mundo interno sino la forma en la que percibimos el

    afuera. La vista se ala, la pupila se dilata dejando entrar el mximo de luz posible,

    pero la visin se restringe a un solo punto. La visin perifrica se pierde en un

    proceso que se conoce como visin de tnel.

    Las glndulas lagrimales se inhiben; las salivales, igual. Boca seca, ojos despejados.

    Len y len y nada ms que len.

    Azcar en sangre, lista. Presin, alta. Corazn, fuerte y rpido. Pulmones, abiertos.

    Digestin, cerrada. Msculos, tensos. Ojos atentos y boca seca. Adrenalina y

    noradrenalina, cortisol y ACTH regulando una sola respuesta para todo el cuerpo y la

    presin de miles de aos de evolucin que empujan todo el organismo al mximo.

    Recin ah, con el cuerpo alado y listo, es cuando realmente empezamos a escaparnos

    de un len.

    10

  • Escaparse de un len no es nada fcil. Uno pensara que empieza eligiendo una

    direccin que se aleje del len o, en el peor de los casos, decidiendo con qu elemen-

    tos cuenta para empezar un feroz ataque. Ataque que se constituye en una empresa

    difcil cuando es contra uno de los depredadores ms ecientes de la naturaleza,

    pulido por aos de seleccin natural para cazar cebras, antlopes y cualquier homni-

    do pelado que se encontr en el lugar equivocado, en el momento equivocado.

    Pero no. Escaparse de un len empieza antes de moverse. Antes de tener que

    elegir si pelear o huir (o, a veces, hasta quedarnos quietos de pnico), nuestro cuerpo

    reacciona preparndose completo para esa decisin. Esta preparacin implica una

    estimulacin enorme del sistema nervioso simptico que nos ala para lo que viene.

    Cuando el miedo empieza, empieza en la cabeza, literalmente. Para ser ms

    precisos, empieza en la amgdala, que no es lo mismo que LAS amgdalas. Es LA

    amgdala (o complejo amigdaliano), que consiste de un conjunto de neuronas

    enterradas en los lbulos temporales y que participan, entre algunas otras cosas, en

    el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, lase Opa, un len.

    Desde ah parte la seal para que se active el hipotlamo, una pieza fundamental del

    cerebro que vincula lo nervioso con lo hormonal gracias a la hipsis que, con el

    tamao de una arveja y menos de medio gramo de peso, es la encargada de coordinar

    la mayor parte de las respuestas hormonales de todo el cuerpo. Un director de

    orquesta petiso y temperamental que, ante el miedo, va a liberar ACTH (la hormona

    adenocorticotrofa).

    Casi al mismo tiempo, empieza la activacin de la mdula adrenal, una parte de la

    glndula adrenal, rodeada por la corteza adrenal. Muy adrenal todo.

    La mdula adrenal es la responsable de secretar epinefrina (tambin conocida como

    adrenalina, porque, de nuevo, muy adrenal todo) y norepinefrina (o noradrenalina'),

    dos reguladores muy generales del estado del organismo, especialmente presentes

    cuando estamos solos en casa, de noche, y escuchamos ruido afuera. Eso, o el len.

    La corteza adrenal empieza a liberar cortisol, que incrementa la presin arterial y

    aumenta el nivel de azcar en sangre, dos cosas claramente tiles cuando necesitamos

    que le llegue la mayor cantidad de energa posible a nuestras piernas y brazos y a

    nuestro cerebro, elementos fundamentales dada la inminencia felina que tenemos

    cerca y la poca voluntad de pasar a la historia como almuerzo.

    Ese mismo cortisol empieza a convertir algunas reservas de cidos grasos a formas

    fciles y rpidas de metabolizar por los msculos, de manera de tener la mayor

    cantidad de recursos posibles disponibles.

    Esa necesidad de azcar en sangre es acompaada por la epinefrina, que se une a las

    clulas del hgado, liberando reservas de glucgeno (un polisacrido de glucosa) y

    convirtindolas en ms y ms azcar.

    Pero este estado de alerta generalizado no se ve solamente en la sangre. Los mensa-

    jeros hormonales que generamos en la glndula adrenal son muy especiales porque

    pegan en muchsimos receptores de los ms diversos rganos. En este caso, no

    necesitamos una respuesta delicadamente balanceada, sino algo general, una

    situacin total de darle al cuerpo la posibilidad de responder al mximo de su

    capacidad atltica, porque len.

    Encima, no es solamente necesario tener la energa, sino poder llevarla por todos lados

    de la mejor manera posible posible, y la adrenalina acta sobre el corazn acelerando

    el ritmo y la fuerza de cada latido. Muy cerca, los msculos pulmonares se relajan,

    abriendo los bronquiolos para dejar entrar todava ms oxgeno.

    Pero no todo es estimulacin. En el tracto digestivo todo pasa exactamente al revs.

    La digestin se enlentece. La misma seal que antes activ mltiples puntos del

    organismo al tope de sus capacidades ahora hace exactamente lo opuesto. No

    penss en comida cuando tens el riesgo de convertirte en exactamente eso.

    Un len no slo cambia nuestro mundo interno sino la forma en la que percibimos el

    afuera. La vista se ala, la pupila se dilata dejando entrar el mximo de luz posible,

    pero la visin se restringe a un solo punto. La visin perifrica se pierde en un

    proceso que se conoce como visin de tnel.

    Las glndulas lagrimales se inhiben; las salivales, igual. Boca seca, ojos despejados.

    Len y len y nada ms que len.

    Azcar en sangre, lista. Presin, alta. Corazn, fuerte y rpido. Pulmones, abiertos.

    Digestin, cerrada. Msculos, tensos. Ojos atentos y boca seca. Adrenalina y

    noradrenalina, cortisol y ACTH regulando una sola respuesta para todo el cuerpo y la

    presin de miles de aos de evolucin que empujan todo el organismo al mximo.

    Recin ah, con el cuerpo alado y listo, es cuando realmente empezamos a escaparnos

    de un len.

    11

    NO NECESITAMOS UNA RESPUESTA DELICADAMENTE BALANCEADA, SINO ALGO GENERAL, UNA SITUACIN TOTAL DE DARLE AL CUERPO LA POSIBILIDAD DE RESPONDER AL MXIMO DE SU CAPACIDAD ATLTICA, PORQUE LEN.

  • Escaparse de un len no es nada fcil. Uno pensara que empieza eligiendo una

    direccin que se aleje del len o, en el peor de los casos, decidiendo con qu elemen-

    tos cuenta para empezar un feroz ataque. Ataque que se constituye en una empresa

    difcil cuando es contra uno de los depredadores ms ecientes de la naturaleza,

    pulido por aos de seleccin natural para cazar cebras, antlopes y cualquier homni-

    do pelado que se encontr en el lugar equivocado, en el momento equivocado.

    Pero no. Escaparse de un len empieza antes de moverse. Antes de tener que

    elegir si pelear o huir (o, a veces, hasta quedarnos quietos de pnico), nuestro cuerpo

    reacciona preparndose completo para esa decisin. Esta preparacin implica una

    estimulacin enorme del sistema nervioso simptico que nos ala para lo que viene.

    Cuando el miedo empieza, empieza en la cabeza, literalmente. Para ser ms

    precisos, empieza en la amgdala, que no es lo mismo que LAS amgdalas. Es LA

    amgdala (o complejo amigdaliano), que consiste de un conjunto de neuronas

    enterradas en los lbulos temporales y que participan, entre algunas otras cosas, en

    el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, lase Opa, un len.

    Desde ah parte la seal para que se active el hipotlamo, una pieza fundamental del

    cerebro que vincula lo nervioso con lo hormonal gracias a la hipsis que, con el

    tamao de una arveja y menos de medio gramo de peso, es la encargada de coordinar

    la mayor parte de las respuestas hormonales de todo el cuerpo. Un director de

    orquesta petiso y temperamental que, ante el miedo, va a liberar ACTH (la hormona

    adenocorticotrofa).

    Casi al mismo tiempo, empieza la activacin de la mdula adrenal, una parte de la

    glndula adrenal, rodeada por la corteza adrenal. Muy adrenal todo.

    La mdula adrenal es la responsable de secretar epinefrina (tambin conocida como

    adrenalina, porque, de nuevo, muy adrenal todo) y norepinefrina (o noradrenalina'),

    dos reguladores muy generales del estado del organismo, especialmente presentes

    cuando estamos solos en casa, de noche, y escuchamos ruido afuera. Eso, o el len.

    La corteza adrenal empieza a liberar cortisol, que incrementa la presin arterial y

    aumenta el nivel de azcar en sangre, dos cosas claramente tiles cuando necesitamos

    que le llegue la mayor cantidad de energa posible a nuestras piernas y brazos y a

    nuestro cerebro, elementos fundamentales dada la inminencia felina que tenemos

    cerca y la poca voluntad de pasar a la historia como almuerzo.

    Ese mismo cortisol empieza a convertir algunas reservas de cidos grasos a formas

    fciles y rpidas de metabolizar por los msculos, de manera de tener la mayor

    cantidad de recursos posibles disponibles.

    Esa necesidad de azcar en sangre es acompaada por la epinefrina, que se une a las

    clulas del hgado, liberando reservas de glucgeno (un polisacrido de glucosa) y

    convirtindolas en ms y ms azcar.

    Pero este estado de alerta generalizado no se ve solamente en la sangre. Los mensa-

    jeros hormonales que generamos en la glndula adrenal son muy especiales porque

    pegan en muchsimos receptores de los ms diversos rganos. En este caso, no

    necesitamos una respuesta delicadamente balanceada, sino algo general, una

    situacin total de darle al cuerpo la posibilidad de responder al mximo de su

    capacidad atltica, porque len.

    Encima, no es solamente necesario tener la energa, sino poder llevarla por todos lados

    de la mejor manera posible posible, y la adrenalina acta sobre el corazn acelerando

    el ritmo y la fuerza de cada latido. Muy cerca, los msculos pulmonares se relajan,

    abriendo los bronquiolos para dejar entrar todava ms oxgeno.

    Pero no todo es estimulacin. En el tracto digestivo todo pasa exactamente al revs.

    La digestin se enlentece. La misma seal que antes activ mltiples puntos del

    organismo al tope de sus capacidades ahora hace exactamente lo opuesto. No

    penss en comida cuando tens el riesgo de convertirte en exactamente eso.

    Un len no slo cambia nuestro mundo interno sino la forma en la que percibimos el

    afuera. La vista se ala, la pupila se dilata dejando entrar el mximo de luz posible,

    pero la visin se restringe a un solo punto. La visin perifrica se pierde en un

    proceso que se conoce como visin de tnel.

    Las glndulas lagrimales se inhiben; las salivales, igual. Boca seca, ojos despejados.

    Len y len y nada ms que len.

    Azcar en sangre, lista. Presin, alta. Corazn, fuerte y rpido. Pulmones, abiertos.

    Digestin, cerrada. Msculos, tensos. Ojos atentos y boca seca. Adrenalina y

    noradrenalina, cortisol y ACTH regulando una sola respuesta para todo el cuerpo y la

    presin de miles de aos de evolucin que empujan todo el organismo al mximo.

    Recin ah, con el cuerpo alado y listo, es cuando realmente empezamos a escaparnos

    de un len.

  • Escaparse de un len no es nada fcil. Uno pensara que empieza eligiendo una

    direccin que se aleje del len o, en el peor de los casos, decidiendo con qu elemen-

    tos cuenta para empezar un feroz ataque. Ataque que se constituye en una empresa

    difcil cuando es contra uno de los depredadores ms ecientes de la naturaleza,

    pulido por aos de seleccin natural para cazar cebras, antlopes y cualquier homni-

    do pelado que se encontr en el lugar equivocado, en el momento equivocado.

    Pero no. Escaparse de un len empieza antes de moverse. Antes de tener que

    elegir si pelear o huir (o, a veces, hasta quedarnos quietos de pnico), nuestro cuerpo

    reacciona preparndose completo para esa decisin. Esta preparacin implica una

    estimulacin enorme del sistema nervioso simptico que nos ala para lo que viene.

    Cuando el miedo empieza, empieza en la cabeza, literalmente. Para ser ms

    precisos, empieza en la amgdala, que no es lo mismo que LAS amgdalas. Es LA

    amgdala (o complejo amigdaliano), que consiste de un conjunto de neuronas

    enterradas en los lbulos temporales y que participan, entre algunas otras cosas, en

    el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, lase Opa, un len.

    Desde ah parte la seal para que se active el hipotlamo, una pieza fundamental del

    cerebro que vincula lo nervioso con lo hormonal gracias a la hipsis que, con el

    tamao de una arveja y menos de medio gramo de peso, es la encargada de coordinar

    la mayor parte de las respuestas hormonales de todo el cuerpo. Un director de

    orquesta petiso y temperamental que, ante el miedo, va a liberar ACTH (la hormona

    adenocorticotrofa).

    Casi al mismo tiempo, empieza la activacin de la mdula adrenal, una parte de la

    glndula adrenal, rodeada por la corteza adrenal. Muy adrenal todo.

    La mdula adrenal es la responsable de secretar epinefrina (tambin conocida como

    adrenalina, porque, de nuevo, muy adrenal todo) y norepinefrina (o noradrenalina'),

    dos reguladores muy generales del estado del organismo, especialmente presentes

    cuando estamos solos en casa, de noche, y escuchamos ruido afuera. Eso, o el len.

    La corteza adrenal empieza a liberar cortisol, que incrementa la presin arterial y

    aumenta el nivel de azcar en sangre, dos cosas claramente tiles cuando necesitamos

    que le llegue la mayor cantidad de energa posible a nuestras piernas y brazos y a

    nuestro cerebro, elementos fundamentales dada la inminencia felina que tenemos

    cerca y la poca voluntad de pasar a la historia como almuerzo.

    Ese mismo cortisol empieza a convertir algunas reservas de cidos grasos a formas

    fciles y rpidas de metabolizar por los msculos, de manera de tener la mayor

    cantidad de recursos posibles disponibles.

    Esa necesidad de azcar en sangre es acompaada por la epinefrina, que se une a las

    clulas del hgado, liberando reservas de glucgeno (un polisacrido de glucosa) y

    convirtindolas en ms y ms azcar.

    Pero este estado de alerta generalizado no se ve solamente en la sangre. Los mensa-

    jeros hormonales que generamos en la glndula adrenal son muy especiales porque

    pegan en muchsimos receptores de los ms diversos rganos. En este caso, no

    necesitamos una respuesta delicadamente balanceada, sino algo general, una

    situacin total de darle al cuerpo la posibilidad de responder al mximo de su

    capacidad atltica, porque len.

    Encima, no es solamente necesario tener la energa, sino poder llevarla por todos lados

    de la mejor manera posible posible, y la adrenalina acta sobre el corazn acelerando

    el ritmo y la fuerza de cada latido. Muy cerca, los msculos pulmonares se relajan,

    abriendo los bronquiolos para dejar entrar todava ms oxgeno.

    Pero no todo es estimulacin. En el tracto digestivo todo pasa exactamente al revs.

    La digestin se enlentece. La misma seal que antes activ mltiples puntos del

    organismo al tope de sus capacidades ahora hace exactamente lo opuesto. No

    penss en comida cuando tens el riesgo de convertirte en exactamente eso.

    Un len no slo cambia nuestro mundo interno sino la forma en la que percibimos el

    afuera. La vista se ala, la pupila se dilata dejando entrar el mximo de luz posible,

    pero la visin se restringe a un solo punto. La visin perifrica se pierde en un

    proceso que se conoce como visin de tnel.

    Las glndulas lagrimales se inhiben; las salivales, igual. Boca seca, ojos despejados.

    Len y len y nada ms que len.

    Azcar en sangre, lista. Presin, alta. Corazn, fuerte y rpido. Pulmones, abiertos.

    Digestin, cerrada. Msculos, tensos. Ojos atentos y boca seca. Adrenalina y

    noradrenalina, cortisol y ACTH regulando una sola respuesta para todo el cuerpo y la

    presin de miles de aos de evolucin que empujan todo el organismo al mximo.

    Recin ah, con el cuerpo alado y listo, es cuando realmente empezamos a escaparnos

    de un len.

    Un da me levanto y pienso: voy a cambiar, estoy harto de ser el mismo de

    siempre. A los cinco minutos escucho la cancin Ya no s qu hacer conmigo, del

    Cuarteto de Nos, que dice vos siempre cambiando, ya no cambis ms y pierdo las

    esperanzas de convertirme en alguien diferente. Ms all de este lapsus que todos

    tenemos, quizs varias veces al da, existe la idea de que nuestro comportamiento es

    exible, la idea de que podemos cambiar, aprender de nuestros errores y de reaccio-

    nar a las variaciones en el ambiente modicando nuestra conducta. Uno de los trabajos

    de los neurocientcos es preguntamos cmo ocurre este fenmeno de cambio.

    Lo primero que hay que entender, antes de sumergirse en el apasionante mundo de

    las clulas y las molculas, es que slo podemos cambiar si cambiamos nuestro

    cerebro. Si no nos gustaba el chocolate y nos empieza a gustar es porque algo se

    modic en el cerebro, algo que produce esa diferencia en el comportamiento. Si le

    tenamos miedo a los perros y luego lo superamos es porque la informacin se proce-

    sa de manera diferente en nuestro rgano del pensamiento.

    Desde hace mucho tiempo, los cientcos estn buscando los mecanismos por los

    que el cerebro es capaz de cambiar. La exibilidad que tiene este rgano es llamada,

    por Pedro Beckinschtein

    13

  • Escaparse de un len no es nada fcil. Uno pensara que empieza eligiendo una

    direccin que se aleje del len o, en el peor de los casos, decidiendo con qu elemen-

    tos cuenta para empezar un feroz ataque. Ataque que se constituye en una empresa

    difcil cuando es contra uno de los depredadores ms ecientes de la naturaleza,

    pulido por aos de seleccin natural para cazar cebras, antlopes y cualquier homni-

    do pelado que se encontr en el lugar equivocado, en el momento equivocado.

    Pero no. Escaparse de un len empieza antes de moverse. Antes de tener que

    elegir si pelear o huir (o, a veces, hasta quedarnos quietos de pnico), nuestro cuerpo

    reacciona preparndose completo para esa decisin. Esta preparacin implica una

    estimulacin enorme del sistema nervioso simptico que nos ala para lo que viene.

    Cuando el miedo empieza, empieza en la cabeza, literalmente. Para ser ms

    precisos, empieza en la amgdala, que no es lo mismo que LAS amgdalas. Es LA

    amgdala (o complejo amigdaliano), que consiste de un conjunto de neuronas

    enterradas en los lbulos temporales y que participan, entre algunas otras cosas, en

    el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, lase Opa, un len.

    Desde ah parte la seal para que se active el hipotlamo, una pieza fundamental del

    cerebro que vincula lo nervioso con lo hormonal gracias a la hipsis que, con el

    tamao de una arveja y menos de medio gramo de peso, es la encargada de coordinar

    la mayor parte de las respuestas hormonales de todo el cuerpo. Un director de

    orquesta petiso y temperamental que, ante el miedo, va a liberar ACTH (la hormona

    adenocorticotrofa).

    Casi al mismo tiempo, empieza la activacin de la mdula adrenal, una parte de la

    glndula adrenal, rodeada por la corteza adrenal. Muy adrenal todo.

    La mdula adrenal es la responsable de secretar epinefrina (tambin conocida como

    adrenalina, porque, de nuevo, muy adrenal todo) y norepinefrina (o noradrenalina'),

    dos reguladores muy generales del estado del organismo, especialmente presentes

    cuando estamos solos en casa, de noche, y escuchamos ruido afuera. Eso, o el len.

    La corteza adrenal empieza a liberar cortisol, que incrementa la presin arterial y

    aumenta el nivel de azcar en sangre, dos cosas claramente tiles cuando necesitamos

    que le llegue la mayor cantidad de energa posible a nuestras piernas y brazos y a

    nuestro cerebro, elementos fundamentales dada la inminencia felina que tenemos

    cerca y la poca voluntad de pasar a la historia como almuerzo.

    Ese mismo cortisol empieza a convertir algunas reservas de cidos grasos a formas

    fciles y rpidas de metabolizar por los msculos, de manera de tener la mayor

    cantidad de recursos posibles disponibles.

    Esa necesidad de azcar en sangre es acompaada por la epinefrina, que se une a las

    clulas del hgado, liberando reservas de glucgeno (un polisacrido de glucosa) y

    convirtindolas en ms y ms azcar.

    Pero este estado de alerta generalizado no se ve solamente en la sangre. Los mensa-

    jeros hormonales que generamos en la glndula adrenal son muy especiales porque

    pegan en muchsimos receptores de los ms diversos rganos. En este caso, no

    necesitamos una respuesta delicadamente balanceada, sino algo general, una

    situacin total de darle al cuerpo la posibilidad de responder al mximo de su

    capacidad atltica, porque len.

    Encima, no es solamente necesario tener la energa, sino poder llevarla por todos lados

    de la mejor manera posible posible, y la adrenalina acta sobre el corazn acelerando

    el ritmo y la fuerza de cada latido. Muy cerca, los msculos pulmonares se relajan,

    abriendo los bronquiolos para dejar entrar todava ms oxgeno.

    Pero no todo es estimulacin. En el tracto digestivo todo pasa exactamente al revs.

    La digestin se enlentece. La misma seal que antes activ mltiples puntos del

    organismo al tope de sus capacidades ahora hace exactamente lo opuesto. No

    penss en comida cuando tens el riesgo de convertirte en exactamente eso.

    Un len no slo cambia nuestro mundo interno sino la forma en la que percibimos el

    afuera. La vista se ala, la pupila se dilata dejando entrar el mximo de luz posible,

    pero la visin se restringe a un solo punto. La visin perifrica se pierde en un

    proceso que se conoce como visin de tnel.

    Las glndulas lagrimales se inhiben; las salivales, igual. Boca seca, ojos despejados.

    Len y len y nada ms que len.

    Azcar en sangre, lista. Presin, alta. Corazn, fuerte y rpido. Pulmones, abiertos.

    Digestin, cerrada. Msculos, tensos. Ojos atentos y boca seca. Adrenalina y

    noradrenalina, cortisol y ACTH regulando una sola respuesta para todo el cuerpo y la

    presin de miles de aos de evolucin que empujan todo el organismo al mximo.

    Recin ah, con el cuerpo alado y listo, es cuando realmente empezamos a escaparnos

    de un len.

    en la jerga cientca, plasticidad. Pero no piensen en un cerebro de plstico, como el

    de un vaso descartable o una botella de agua saborizada, sino ms bien en la plastilina,

    algo que, cuando lo perturbs, cambia y se mantiene modicado por un tiempo largo.

    Sin embargo, la plasticidad cerebral ocurre, la mayora de las veces, a nivel microscpico.

    Hablemos de perros rusos.

    No piensen que me volv loco. Ya voy a volver al tema que nos compete. Paciencia.

    En particular, quiero contarles acerca de Ivn Pavlov, este psiclogo, padre del condi-

    cionamiento que lleva su propio nombre. Resulta que Pavlov no tuvo uno, sino

    muchos perros, seguramente con nombres impronunciables de muchas consonan-

    tes. Pavlov descubri que a los perros se los puede condicionar. Y por ello, todos los

    que tienen mascotas deberan estarle eternamente agradecidos, especialmente los

    que ahora hacen documentales de cmo entrenar a las mascotas rebeldes.

    En los experimentos de Pavlov, los perros asociaban el sonido de un diapasn

    una campana, en el imaginario popular, a la llegada de comida. Por eso, luego

    del condicionamiento, respondan salivando ante el sonido, aun en ausencia de la

    comida. O sea que, luego del condicionamiento, el sonido que sola ser un estmulo

    neutro, ahora estaba asociado a algo apetitoso y entonces desencadenaba el

    comportamiento de salivacin, aunque el sonido no tuviera gusto ni olor a nada.

    Pero esto ocurre tambin en seres humanos? S. Toda

    una corriente de la psicologa llamada conductismo se

    basa en que los humanos aprendemos de esta manera.

    El fundador del conductismo, un joven llamado John

    Watson, estaba tan convencido de que los humanos

    aprendamos mediante condicionamientos, que hizo un experimento bastante

    polmico por el que, en la actualidad, probablemente hubiera sido echado de la

    universidad: el experimento del Pequeo Albert. Albert era un beb de nueve meses

    que fue el sujeto experimental de un condicionamiento pavloviano. Watson presen-

    t al pequeo Albert una serie de estmulos que no provocaban ninguna conducta de

    miedo en el beb. Por ejemplo, fuego, un mono, un perro, un conejo y una rata. La

    rata pareca interesarle bastante a Albert, as que fue el estmulo seleccionado para

    realizar el condicionamiento.

    14

    OCURRE TAMBIN EN HUMANOS?

    ?

  • Escaparse de un len no es nada fcil. Uno pensara que empieza eligiendo una

    direccin que se aleje del len o, en el peor de los casos, decidiendo con qu elemen-

    tos cuenta para empezar un feroz ataque. Ataque que se constituye en una empresa

    difcil cuando es contra uno de los depredadores ms ecientes de la naturaleza,

    pulido por aos de seleccin natural para cazar cebras, antlopes y cualquier homni-

    do pelado que se encontr en el lugar equivocado, en el momento equivocado.

    Pero no. Escaparse de un len empieza antes de moverse. Antes de tener que

    elegir si pelear o huir (o, a veces, hasta quedarnos quietos de pnico), nuestro cuerpo

    reacciona preparndose completo para esa decisin. Esta preparacin implica una

    estimulacin enorme del sistema nervioso simptico que nos ala para lo que viene.

    Cuando el miedo empieza, empieza en la cabeza, literalmente. Para ser ms

    precisos, empieza en la amgdala, que no es lo mismo que LAS amgdalas. Es LA

    amgdala (o complejo amigdaliano), que consiste de un conjunto de neuronas

    enterradas en los lbulos temporales y que participan, entre algunas otras cosas, en

    el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, lase Opa, un len.

    Desde ah parte la seal para que se active el hipotlamo, una pieza fundamental del

    cerebro que vincula lo nervioso con lo hormonal gracias a la hipsis que, con el

    tamao de una arveja y menos de medio gramo de peso, es la encargada de coordinar

    la mayor parte de las respuestas hormonales de todo el cuerpo. Un director de

    orquesta petiso y temperamental que, ante el miedo, va a liberar ACTH (la hormona

    adenocorticotrofa).

    Casi al mismo tiempo, empieza la activacin de la mdula adrenal, una parte de la

    glndula adrenal, rodeada por la corteza adrenal. Muy adrenal todo.

    La mdula adrenal es la responsable de secretar epinefrina (tambin conocida como

    adrenalina, porque, de nuevo, muy adrenal todo) y norepinefrina (o noradrenalina'),

    dos reguladores muy generales del estado del organismo, especialmente presentes

    cuando estamos solos en casa, de noche, y escuchamos ruido afuera. Eso, o el len.

    La corteza adrenal empieza a liberar cortisol, que incrementa la presin arterial y

    aumenta el nivel de azcar en sangre, dos cosas claramente tiles cuando necesitamos

    que le llegue la mayor cantidad de energa posible a nuestras piernas y brazos y a

    nuestro cerebro, elementos fundamentales dada la inminencia felina que tenemos

    cerca y la poca voluntad de pasar a la historia como almuerzo.

    Ese mismo cortisol empieza a convertir algunas reservas de cidos grasos a formas

    fciles y rpidas de metabolizar por los msculos, de manera de tener la mayor

    cantidad de recursos posibles disponibles.

    Esa necesidad de azcar en sangre es acompaada por la epinefrina, que se une a las

    clulas del hgado, liberando reservas de glucgeno (un polisacrido de glucosa) y

    convirtindolas en ms y ms azcar.

    Pero este estado de alerta generalizado no se ve solamente en la sangre. Los mensa-

    jeros hormonales que generamos en la glndula adrenal son muy especiales porque

    pegan en muchsimos receptores de los ms diversos rganos. En este caso, no

    necesitamos una respuesta delicadamente balanceada, sino algo general, una

    situacin total de darle al cuerpo la posibilidad de responder al mximo de su

    capacidad atltica, porque len.

    Encima, no es solamente necesario tener la energa, sino poder llevarla por todos lados

    de la mejor manera posible posible, y la adrenalina acta sobre el corazn acelerando

    el ritmo y la fuerza de cada latido. Muy cerca, los msculos pulmonares se relajan,

    abriendo los bronquiolos para dejar entrar todava ms oxgeno.

    Pero no todo es estimulacin. En el tracto digestivo todo pasa exactamente al revs.

    La digestin se enlentece. La misma seal que antes activ mltiples puntos del

    organismo al tope de sus capacidades ahora hace exactamente lo opuesto. No

    penss en comida cuando tens el riesgo de convertirte en exactamente eso.

    Un len no slo cambia nuestro mundo interno sino la forma en la que percibimos el

    afuera. La vista se ala, la pupila se dilata dejando entrar el mximo de luz posible,

    pero la visin se restringe a un solo punto. La visin perifrica se pierde en un

    proceso que se conoce como visin de tnel.

    Las glndulas lagrimales se inhiben; las salivales, igual. Boca seca, ojos despejados.

    Len y len y nada ms que len.

    Azcar en sangre, lista. Presin, alta. Corazn, fuerte y rpido. Pulmones, abiertos.

    Digestin, cerrada. Msculos, tensos. Ojos atentos y boca seca. Adrenalina y

    noradrenalina, cortisol y ACTH regulando una sola respuesta para todo el cuerpo y la

    presin de miles de aos de evolucin que empujan todo el organismo al mximo.

    Recin ah, con el cuerpo alado y listo, es cuando realmente empezamos a escaparnos

    de un len.

    En la segunda fase del experimento, se present la rata frente a Albert, pero esta vez,

    se asoci este evento a un ruido muy fuerte provocado por el golpe de un martillo en

    un cao de metal. Al escuchar este fuerte sonido, el beb se puso a llorar. (De la

    madre irresponsable no vamos a hablar).

    En la tercera fase del experimento, Watson le present al pequeo nuevamente la

    rata, pero ahora en vez de tratar de tocarla y explorarla, Albert se puso a llorar.

    Adems, otros estmulos similarmente peludos desencadenaron la misma respues-

    ta de llanto. Watson prob entonces que poda condicionar el miedo en un infante. Si

    quieren saber qu le pas a Albert, lamentablemente muri a la edad de 6 aos por

    una hidrocefalia. Watson fue nalmente echado de la universidad, pero no por

    hacer ese experimento sino por un amoro con una de sus estudiantes. A pesar de

    esto, este tipo de experimentos desencaden un auge de la psicologa conductista.

    Volviendo a Pavlov, la transformacin de un estmulo neutro en el sonido de mor

    implica que algo tuvo que modicarse en el cerebro de los perros y, si el cerebro

    de un perro cambia, imagnense el de un humano.

    Bueno, pero qu es eso que cambi? Lamentable-

    mente, aunque ya pasaron muchas dcadas, esa pregun-

    ta sigue siendo bastante escurridiza para los cientcos.

    De a poco nos vamos acercando a una respuesta que,

    en verdad, empez a ser esbozada hace muchos aos,

    casi en su nacimiento, por un genio cientco que tir un par de ideas que (ms tarde

    se descubri) no estaban para nada mal. Este dolo de multitudes neurocientcas se

    llamaba Donald Hebb y fue uno de los que dio el puntapi inicial para entender qu

    es lo que sucede cuando el cerebro aprende y por lo tanto qu est pasando en tu

    cerebro mientras les este texto. Hebb estableci tericamente ciertas condiciones

    15

    LA TRANSFORMACIN DE UN ESTMULO NEUTRO EN EL SONIDO DE MORFI IMPLICA QUE ALGO TUVO QUE MODIFICARSE EN EL CEREBRO DE LOS PERROS.

    QU ES ESO QUE

    CAMBI?

    ?

  • Escaparse de un len no es nada fcil. Uno pensara que empieza eligiendo una

    direccin que se aleje del len o, en el peor de los casos, decidiendo con qu elemen-

    tos cuenta para empezar un feroz ataque. Ataque que se constituye en una empresa

    difcil cuando es contra uno de los depredadores ms ecientes de la naturaleza,

    pulido por aos de seleccin natural para cazar cebras, antlopes y cualquier homni-

    do pelado que se encontr en el lugar equivocado, en el momento equivocado.

    Pero no. Escaparse de un len empieza antes de moverse. Antes de tener que

    elegir si pelear o huir (o, a veces, hasta quedarnos quietos de pnico), nuestro cuerpo

    reacciona preparndose completo para esa decisin. Esta preparacin implica una

    estimulacin enorme del sistema nervioso simptico que nos ala para lo que viene.

    Cuando el miedo empieza, empieza en la cabeza, literalmente. Para ser ms

    precisos, empieza en la amgdala, que no es lo mismo que LAS amgdalas. Es LA

    amgdala (o complejo amigdaliano), que consiste de un conjunto de neuronas

    enterradas en los lbulos temporales y que participan, entre algunas otras cosas, en

    el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, lase Opa, un len.

    Desde ah parte la seal para que se active el hipotlamo, una pieza fundamental del

    cerebro que vincula lo nervioso con lo hormonal gracias a la hipsis que, con el

    tamao de una arveja y menos de medio gramo de peso, es la encargada de coordinar

    la mayor parte de las respuestas hormonales de todo el cuerpo. Un director de

    orquesta petiso y temperamental que, ante el miedo, va a liberar ACTH (la hormona

    adenocorticotrofa).

    Casi al mismo tiempo, empieza la activacin de la mdula adrenal, una parte de la

    glndula adrenal, rodeada por la corteza adrenal. Muy adrenal todo.

    La mdula adrenal es la responsable de secretar epinefrina (tambin conocida como

    adrenalina, porque, de nuevo, muy adrenal todo) y norepinefrina (o noradrenalina'),

    dos reguladores muy generales del estado del organismo, especialmente presentes

    cuando estamos solos en casa, de noche, y escuchamos ruido afuera. Eso, o el len.

    La corteza adrenal empieza a liberar cortisol, que incrementa la presin arterial y

    aumenta el nivel de azcar en sangre, dos cosas claramente tiles cuando necesitamos

    que le llegue la mayor cantidad de energa posible a nuestras piernas y brazos y a

    nuestro cerebro, elementos fundamentales dada la inminencia felina que tenemos

    cerca y la poca voluntad de pasar a la historia como almuerzo.

    Ese mismo cortisol empieza a convertir algunas reservas de cidos grasos a formas

    fciles y rpidas de metabolizar por los msculos, de manera de tener la mayor

    cantidad de recursos posibles disponibles.

    Esa necesidad de azcar en sangre es acompaada por la epinefrina, que se une a las

    clulas del hgado, liberando reservas de glucgeno (un polisacrido de glucosa) y

    convirtindolas en ms y ms azcar.

    Pero este estado de alerta generalizado no se ve solamente en la sangre. Los mensa-

    jeros hormonales que generamos en la glndula adrenal son muy especiales porque

    pegan en muchsimos receptores de los ms diversos rganos. En este caso, no

    necesitamos una respuesta delicadamente balanceada, sino algo general, una

    situacin total de darle al cuerpo la posibilidad de responder al mximo de su

    capacidad atltica, porque len.

    Encima, no es solamente necesario tener la energa, sino poder llevarla por todos lados

    de la mejor manera posible posible, y la adrenalina acta sobre el corazn acelerando

    el ritmo y la fuerza de cada latido. Muy cerca, los msculos pulmonares se relajan,

    abriendo los bronquiolos para dejar entrar todava ms oxgeno.

    Pero no todo es estimulacin. En el tracto digestivo todo pasa exactamente al revs.

    La digestin se enlentece. La misma seal que antes activ mltiples puntos del

    organismo al tope de sus capacidades ahora hace exactamente lo opuesto. No

    penss en comida cuando tens el riesgo de convertirte en exactamente eso.

    Un len no slo cambia nuestro mundo interno sino la forma en la que perc