pentateuco y libros históricos

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1 LIBROS HISTÓRICOS M. NAVA

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Page 1: Pentateuco y libros históricos

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LIBROS HISTÓRICOS

M. NAVA

Page 2: Pentateuco y libros históricos

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BREVE BIBLIOGRAFÍA

A. GONZÁLEZ LAMADRID, Las tradiciones históricas de Israel, Verbo Divino, Estella 1993.

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Introducción Los estudios entorno a este bloque no han tenido la misma atención de

los estudiosos que el Pentateuco. Han sufrido la suerte de los parientes pobres respecto a la cuestión del Pentateuco. Este hecho, es

comprensible por el hecho de que la Toráh ha gozado de una mayor importancia en ámbito canónico: La Toráh, corazón de la vida del pueblo de Israel está contenida en los libros de Moisés (Cf Dt 4,2;

13,1). Las pocas cuestiones que se abordaban fuera de los ámbitos conservadores eran:

a) El autor de estos libros, que no podían ser atribuidos a sus héroes o alguno de sus contemporáneos; y el abismo cronológico entre los

eventos históricos aludidos y el tiempo de su composición literaria entre los hechos narrados. Ya la misma tradición judía había puesto el

dedo en el renglón sosteniendo una segunda mano que habría completado los libros atribuidos a un determinado autor luego de la muerte de este1.

b) Por lo que se refiere a la formación de estos libros: Debido a la gran

variedad y diferencia de material (incluso contradictorio), al inicio de la crítica, se pensó aplicar el mismo método que al Pentateuco: postular fuentes y redacciones diferentes y sucesivas. Fue la explicación más

notable como el resultado de la fusión de varias fuentes por varios compiladores.

c) La relación con el Dt, y por ende con el Tetrateuco, y su relación con Js (Hexateuco)2 y la coherencia interna de estos libros. Spinoza

concretamente, aunque si todavía no habla de Dtr, sin embargo piensa que estos libros están conformados “según el espíritu común Dtr”.

1 En el Medioevo, Ibn Esra basándose en 1 Sam 25 que describe la muerte de Samuel, afirmó que Samuel no pudo haber escrito el resto de los libros de Samuel y lo aplicó también a los capítulos 40 a 66 de Isaías. Cf. Th. RÖMER & A.de PURY, Israel constructs its history: Deuteronomistic histography in recent research, P 28. 2 Este problema vino fuera con la Hipótesis de la DtrG de Martin Noth, al considerar el Dt como la primera pieza de una amplia obra unitaria que va de Js a 2 Re. Paa Noth, pero principalmente para sus continuadores, más que basarse en fuentes tradicionales

(JEDP, clásica), a la base del Tetrateuco existirían los temas fundamentales ya

reunidos antes de las fuentes en el Gundlage. El resultado final sería en efecto un Hexateuco, pero sería la obra de los redactores P y D que habían vinculado el Tetrateuco con la DtrG. Lanzó Noth una afrenta, sin duda, a los que habían mantenido una idea de Hexateuco (ej, J. WELLHAUSEN, G. VON RAD), añadiendo al tradicional Pentateuco el libro de Josué. Cf. J. VAN SETERS, Deuteronomy between Pentateuch

and the Deuteronomistic history, HTS 59(3) 2003, p. 947. S bien Van Seters considera que J y P son más bien posteriores y complementarios a DtrG, cf. P 948. “An alternate solution to the problem of the Hexateuch is to date the Pentateuchal sources J and P as later than DH and view them as a supplement to it, in which case there is no need for a Hexateuch”, p 954.

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2.- Dt-2 Re, o DtrG, es importante porque cubre un periodo de tiempo considerable de la historia de Israel como nación, en su propia tierra, con su propia legislación, independiente, que desarrolla su propio perfil

y herencia. Proporciona, por tanto, el ambiente de la predicación de los profetas e introduce el contexto para los eventos sucesivos (el exilio y

los profetas postexílicos). Los mismos salmos y la literatura sapiencial son producidos en este periodo o inmediatamente después. De tal manera que este bloque de libros guarda un estricto vínculo con el

Pentateuco, como lo hemos visto, los profetas y la literatura histórica, poética y sapiencial posterior. Sin embargo, hay que señalar desde el

principio que tales libros no pretenden dar un panorama exhaustivo y detallado de la historia de Israel como nación. Ellos presentan ciertos hechos históricos selectivos solo en la medida que estos estén

cargados de significado teológicamente. Ellos presentan un ideal, el designio de Dios sobre Israel, y al mismo tiempo, el fracaso de Israel

en alcanzarlo. La preocupación principal no es la historia real, histórica. Por el contrario, la preocupación es la historia asumida y creída y relatada desde la fe. Afirmando esto no queremos caer en un

nihilismo histórico, una negación de la historia como fundamental para la fe judía y cristiana, sino más bien, reconocer que los eventos

históricos para nosotros son inalcanzables: Solo tenemos la mediación del testimonio que encontramos en los libros llamados históricos. En estos libros se relata la acción de Dios en el curso del tiempo y el

espacio, Dios habla y actúa.

3.- El estudio de los libros históricos, como aquí son delimitados, nos conduce al estudio de los más fascinantes episodios de la historia de

Israel, que comprenden unos seiscientos años de historia: terrenos, personajes, instituciones, dramas, desde la entrada en Canaán, cumplimiento de las promesas a los padres, hasta la caída de Samaria

y la liberación de Jerusalén, a las reformas religiosas y el último momento de gloria en los últimos días terminales de Josías, a las

profundidades de la desesperación que siguió la caída de Jerusalén y el exilio en Babilonia. Por otro lado una riqueza de temas siempre actuales que abordan, como el juicio, castigo, sufrimiento, culpa,

teodicea, alianza, y los fructuosos temas de antropología, entre los cuales sobresale el exilio el cual se ha convertido en un tropo: de Dios,

del hombre, del pueblo, de la Biblia. Nadie está en la “tierra”, todos estamos en el exilio.

Estado actual

Nos encontramos en una nueva fase de los estudios bíblicos. Principalmente por el vuelco que ha tomado principalmente la

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pretendida y perdida hegemonía del método histórico critico codificado

por el sistema Wellhausiano respecto al Pt y las nuevas aproximaciones y cambios de paradigmas, de consecuencia, en este ámbito, a su relación del Dt con él y su relación con los profetas

anteriores. Sin embargo, la hipótesis de la historiografía Dtr ha sido un eje que se ha mantenido fijo, aunque si modificado, ampliado o

refinado. Por otra parte, también al vuelco que ha tomado la aproximación de Noth y su visión acerca de la DtrG. Necesitan una revisión profunda. La historiografía Dtr no es un bloque que provenga

de la tradición, como en el caso de la Toráh, sino más bien es el resultado de los estudios exegéticos. La tradición judía por lo tanto

engloba a estos libros limitados por la crítica dentro del ámbito más general de “profetas”.

En este campo se ha abierto una serie de serias investigaciones que han enriquecido y modificado, no que pulido, la vieja y todavía

sorprendente hipótesis de Noth, y han abierto nuevos campos para la investigación futura.

TÍTULOS Y DIVISIÓN

Recordemos la división hebrea de los libros del AT: Toráh hr"äAT,,, Nebi’ím

~yaiÞbin>, y ketubim ~ybiÞtuK… Los libros proféticos (N bi'im ~yaiÞbin>) se dividen en

profetas anteriores (~ynI+voarI3) y son: Js, Jc, y 2 Sam, 1 y 2 Re, y profetas

posteriores ('aharonim ~ynIërox]a;) y son: Is, Jr, Ez y los doce profetas

menores4. Por otra parte, la traducción griega de los LXX sugirió otra distinción distinguiendo entre o no,moj, la Ley, y escritos (o libros)

históricos, proféticos y poéticos que la Vg. asumió y que persiste hasta nuestros días. Además la Biblia griega introdujo el libro de Rut entre Jc

y 1 Sm considerando este libro como perteneciente a esa época. Sin embargo, no hace parte de este bloque unitario llamado “profetas

rishonim” o historia Dtr que vamos a abordar.

3 Puestos canónicamente después de la Toráh, los “profetas anteriores” representan la primera forma de interpretación de ella. Es muy probable que el título de “profetas anteriores” le fue dado por la tradición de Israel a este bloque de libros, llamados históricos, por el hecho que fueron considerados como una interpretación de la antigua historia del pueblo con la ayuda de elementos fundamentales de la predicación de los

profetas. Además, en la convicción judía que fueron escritos por profetas. Ya no se discute en la actualidad si esta historia se basa en la protesta de los profetas en contra del sincretismo religioso de Israel, propugnada por los profetas de los siglos IX-VI. La cuestión ha sido superada en este sentido. 4Los Ketubim (escritos) son: Sal, Prov, Jb, Rt, Ct, Eclo, Lm, Est, Dn, Esdr, 1 y 2 Cron.

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El canon hebreo designa, pues, a los libros de Js, Jc, 1 y 2 Sam y 1 y 2

Re como proféticos anteriores (~ynI+voarI ,)5, o bien principales o los que

encabezan a los profetas (del hebreo rosh, cabeza). Esto se explica,

dice Cazelles6, "por la creencia de que tuvieron por autores a profetas (Josefo, Contra Apion, I, 8; Baba Bathra' 14b-15a)", puesto que se creyó que habían sido compuestos por profetas como Josué, autor del

libro homónimo, Samuel como autor de Jc y sus dos libros homónimos y Jeremías como autor de Reyes, pero sobre todo porque existía un

parentesco del mensaje de estos libros con el mensaje de los profetas.

Los profetas anteriores muestran una sustancial unidad y abarcan la

historia que va desde la toma de posesión de la tierra de Canaán (Josué) hasta la cautividad en Babilonia (2 Re). Al mismo tiempo, sin

embargo, estos libros muestran claros signos de compilación y modificación de fuentes antiguas. El ejemplo más vistoso es la concepción israelita de la toma de posesión de la tierra de Js 2-11

(todo Israel, toda la tierra) y Jc 1 (conquista fragmentaria. Js 24 aparece como un doblete de Js 23. Como también la diferente visión

de la monarquía israelita, unas veces filomonárquica y otras veces en neto contraste,

A los albores de la critica

La tradición judía7 atribuía estos libros a sus héroes (protagonistas-profetas) de los eventos narrados o a contemporáneos de los acontecimientos contenidos. Así el libro de Josué era atribuido a Josué,

el de Jc y Sam a Samuel, Reyes a Jeremías. La lectura antes de la crítica literaria, era hasta cierto punto ingenua. Se pensaba que los

autores proféticos estaban comprometidos en narrar eventos realmente acontecidos. El interés estaba polarizado en esos hechos considerados históricos, aunque se admitía que eran interpretados a la

luz de la más genuina fe. Sin embargo, pocos estudios consideraban el proyecto literario de esta obra.

5 El libro de Ruth aparece en la Biblia hebrea después de los profetas anteriores, mientras que para la versión griega de los LXX y la Vulgata sigue inmediatamente

después del libro de Jueces, puesto que, aunque si es de redacción tardía, se ubica en

este periodo histórico como lo indica Ruth 1,1. Es por ello que en las traducciones modernas se le ubica de manera distinta: Unas, siguiendo el criterio de la Biblia Hebrea, después de los históricos, y otras, siguiendo la versión griega y la latina, después de Jueces. 6H. CAZELLES, Introducción crítica, p 277. 7 El famoso pasaje del Talmud de Babilonia, Baba Bathra 14b-15ª: Moisés escribió su propio libro y la sección de Balaán, así como también Job. Josué escribió su libro y (los últimos) ocho versículos del Pentateuco; Samuel escribió el libro que lleva su nombre y Jc, como también Ruth; Jeremías escribió el libro que lleva su nombre, el libro de Reyes y Lamentaciones…

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Sin embargo, desde el inicio, ya existen indicios respecto a la

coherencia y lógica interna de los libros llamados históricos. Principalmente por lo que se refiere a la autoría. Así, el mismo pasaje citado del Talmud, vislumbra la posibilidad de que hayan sido

completados por una segunda mano. Los problemas que se ponían, a parte de su autoría eran 1) las contradicciones, por ejemplo, en la

diferente versión de la conquista de Js 1-12 y Jc 1; los libros de Sam y Re que contienen numerosas contradicciones con las Crónicas; b) Ciertas afirmaciones en franca contradicción con la experiencia

humana. Por ejemplo, el sol que es detenido en su carrera por Josué. Y c) Ciertos comportamientos de los héroes bíblicos que dejan mucho

que desear, por ejemplo, el sacrificio humano de la Hija del Juez Jefté (Jc 11,12-40), el adulterio de David y su homicidio (2 Sam 11-12), el Herem, o genocidio, transgresiones sexuales y crímenes. Como vimos

en el caso del Pentateuco, la actitud hacia estos elementos no fue crítica, sino más bien armonizadora y polémica, así como el énfasis en

una lectura espiritual tipológica de los libros históricos. En la época antigua ya se había visto la relación del libro encontrado bajo Josías relatado en 2 Re 22-23 con el libro del Dt, o al menos en su núcleo

más antiguo. Por ejemplo, los Padres de la Iglesia como Juan Crisóstomo y Jerónimo del IV siglo.

En la época moderna, a nuestro conocimiento, sobresale el filósofo Baruch Spinoza, el cual fue el primero en haber percibido un vínculo

entre el Dt y los libros históricos8, así como también en la característica “nomista” de estos últimos: El piensa en una grande

obra historiográfica que va desde Gn hasta 2 Reyes. Es probable que Esdras haya sido el autor de esta mega obra.

Los precursores

8 Las correspondencias entre Dt y Js ya se habían hecho notar, principalmente para aquellos que sustentaban que el primer bloque del AT era un Hexateuco, de Gn a Js, puesto que el Dt es la antesala de la entrada a la tierra prometida, y el libro de Josué lleva a cabo su realización, pero al mismo tiempo, nadie niega la correspondencia con los demás libros históricos.

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W. L. M. DE WETTE9

La relación de Dt con cuanto se relata en 2 Re 22-23 es crucial ya que es de capital importancia para la comprensión misma del Dt. Aquí

mismo se determina la locación histórica de Dt y la interpretación de él depende de esta10. De Wette llega la conclusión de que el Dt no solo había sido compuesto e introducido en el templo (como mentira

piadosa) como programa para sustentar y apoyar la reforma de Josías11, sino que era, mucho más: un producto del periodo en el cual

fue usado. La época de Josías entonces aparece como crucial para la historia de Israel y también para la formación de los libros históricos. Como ya hemos dicho, por primera vez se encontraba un punto de

anclaje para fechar los documentos del Pentateuco y abría una nueva posibilidad de comprensión para el desarrollo ulterior de la

historiografía Dtr. El joven De Wette, en su Disertación Doctoral, en la famosa nota al pie

de página, basaba su conclusión en el hecho que Dt 12 se distinguía del resto de los libros del Pentateuco por su exigencia en la

centralización12 del culto. El resto de los libros del Pentateuco no presuponen esta centralización y parece que ni siquiera rozan esta idea. Es, por tanto, que Dt 12 tuvo que haber sido escrito por un autor

diferente del autor de Gn-Nm (que considera como una unidad, Tetrateuco). Claro, ni una (Gn-Nm), ni otra (Dt-2 Re, D) de estas dos

unidades fueron escritas por Moisés. La identificación del libro hallado en el templo durante los trabajos de reconstrucción con el núcleo primitivo del Dt en sí no era nada nueva. Lo que fue novedoso fue

precisamente las conclusiones de de Wette: No puede ser fechado antes del reino de Josías.

9 En la opinión de de Wette, durante el exilio en Babilonia, la nación hebrea cambió radicalmente a causa de las influencias religiosas extranjeras que se convirtió actualmente en una nación completamente diferente con una nueva forma de pensar y con una religión diferente (p 76). La característica más típica de esta nueva religión fue la “devoción a la letra”. Los hebreos entendieron su destino desastroso como un castigo divino por su violación a la ley, y ahora, sin embargo, tratan de cumplir la ley de Moisés tan estrictamente como fuese posible. 10 Cf. N. LOHFINK, Recent Discussion on 2 Kings 22-23, en D. L. CHRISTENSEN, A

Song of Power and the Power of Song. Essays on the Book of Deuteronomy, Eisenbrauns 1993. P 61. 11 Es más común de lo que se piensa el hallazgo de un objeto perdido, como elemento que legitima y autoriza una acción o serie de acciones que de otra forma no tendrían ninguna justificación. Cf. Especialmente Th. ROEMER, “Transformations in

Deuteronomistic Biblical Historiography, en Book-finding and other Literary Strategies, ZAW 109, 1 (1997) , pp 1-11. 12Dissertatio Critica qua a prioribus Deuteronomium Pentateuchi libris diversum, alius cuiusdam recentioris autori opus esse, pro venia legendi publice defensae Ianae a. 1805.

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La idea de de Wette surgió principalmente por la comparación de los

libros de los Reyes (compuesto entorno al 550 a.C.) y Crónicas (compuestos hacia el 330, fin del periodo persa, principios del Helenista). Crónicas difiere fundamentalmente por lo que se refiere a

todo el aspecto cultual que relata teniendo como única base a Sam- Reyes, por lo que es fácil concluir para de Wette, que la historia

narrada por Crónicas es una retroproyección de su propio tiempo en cuanto a la institución ritual, y cuestiona toda la credibilidad histórica de Crónicas. Es decir, todas las contradicciones y diferencias se

tendrían que explicar cómo alteraciones ideológicas de los cronistas.

Argumento fundamental de la tesis de de Wette fue que el Dt, o su núcleo más primitivo, refleja la centralización del culto en Jerusalén. Ahora bien, los santuarios locales y los Bamot (altozanos) existían y

eran tolerados puesto que hacían parte fundamental de la religión de Israel preexílico. Elías, el profeta, en efecto, se lamenta amargamente

por la destrucción de los altares de Yhwh por los seguidores de Ba’al. El primero en abogar por una eliminación de los santuarios locales fue el rey Ezequías y más radicalmente en el tiempo de Josías. Dt

reflejaría entonces la reforma cuyo centro era la centralización que floreció en la época de Ezequías/Josías. A confirma de la hipótesis de

De Wette, Weinfeld añade que el estilo del Dt surge precisamente en el siglo VII, no antes. Solo después de este siglo asistimos al influjo de este estilo en la literatura profética, histórica y salmódica13. Añade

entonces el criterio estilístico e ideológico que suportaría la hipótesis de De Wette, con una modificación: “No podemos hablar de un nuevo

libro escrito en el tiempo de Josías, sino se trata más bien de una compilación de tradiciones antiguas y una reelaboración de ellas en el

espíritu de una nueva realidad social e histórica”14. En oposición a la hipótesis de Wette es la aportación de Theodore

Österreich que fue aquella de separar la reforma de Josías del Dt, al dividir desde el punto de vista estilístico el texto de 2 Re 22-23,30 en

una “historia del hallazgo de la Ley” (Gesetzauffindungsgeschichte), que consistiría en una serie de expresiones concisas que se encontraría en 2 Re 22,3-23,3, 16-18, 20-24 y contendría relatos más o menos

largos, y una “relato de reforma” (Reformbericht) en 2 Re 23,4-25, esto significa que la Ley (o el relato del hallazgo de la ley) sería

independiente de la reforma de Josías y, por tanto, el compilador de Reyes habría sido el responsable de haberlas fundido en una sola y de haber añadido ciertas glosas (2 Re 22,1-2: 23,25-30). Österreich, llega

a las mismas conclusiones por un camino diferente: El Dt no era otra

13 M. WEINFELD, Deuteronomy: The Present State of Inquiry, JBL 86 (1967) pp. 250-251. 14 Idem, p 251.

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cosa que un programa utópico, fruto del postexilio. Los libros de

Reyes, por otra parte. eran el producto del exilio y aun del postexilio, que distaban de mucho de los eventos que pretendían narrar. Josías y el Dt guardaban aun una relación, pero solo sobre el plano literario, no

de la historia. Además sostiene la idea de Crónicas, según la cual la reforma de Josías había ya iniciado antes del hallazgo del libro de la

ley. De tal forma que echaría por tierra la supuesta localización y unión del núcleo fundamental del Dt en el periodo de Josías y separaría a ley Dtr de su reforma. Aprovechando la debilidad de Asiria, que había

impuesto sus divinidades y formas de culto en el templo de Jerusalén, Josías había emprendido su reforma como una especie de “declaración

de independencia”. Österreich postula que Josías no estaba interesado tanto en la centralidad del culto en un único lugar, sino mas bien en la pureza cultual, es decir, remover la “religión de estado” asiria que

había sido impuesta a los judíos, y esto en un intento de independencia, de liberarse del yugo asirio. Sobre la misma línea G.

Hölscher se opone a que la reforma de Josías estuviera focalizada en la centralización del culto. Le importaba solo remover los objetos asirios del templo, por tanto, la pureza ritual. El argumento de Hölscher sin

embargo difiere. Pone en duda de que, el Dt y su centralización del culto obvia, sea exílico o postexilico y que haya servido de base a

Josías para su reforma.

J. WELLHAUSEN

Al sustentar su idea de Hexateuco, tuvo que admitir la continuación de las fuentes también en los libros históricos, concretamente JE/D/P en

Josué. Para Wellhausen, y sus seguidores, el Dt representaba un punto crucial para el estudio del AT y para la comprensión de la evolución de

la religión. Basado en su escepticismo hacia la historiografía bíblica por el enunciado de que los libros históricos solo atestiguan la época en la cual fueron escritos, la reforma de Josías era, sin duda, un punto

crucial para la historia religiosa de Israel y el UrDt marcaba un punto medio en su desarrollo teológico y literario entre el JE, luego de la

caída del Norte y P, en un periodo más tardío, durante el exilio o el regreso de Babilonia. El Dt fue “compuesto en la misma época en el

que fue descubierto”, es decir, durante el reino de Josías15. Para Wellhausen el Dt, identificado por De Wette con el libro hallado en el templo, en realidad se trataba de una antigua forma del libro del Dt

(UrDt), el código legal, que consistía en Dt 12-26. En consecuencia, para Wellhausen, era posible ver el fenómeno de la evolución de la

religión de Israel, o mejor dicho, de acuerdo a él, de involución: De una religión natural, espontanea, más libre, alejada del orden cultual y

15 J. WELLHAUSEN, Prolegoma zur Geschcihcte, p 8.

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del control sacerdotal a una más formal y artificial. La centralización

del culto llevada a cabo por Josías tendía a imponer y formalizar la religión por medio de muchas reglamentaciones. El Dt punta su atención en la centralización del culto en un solo lugar. Además,

argumenta con fuerza que muchas de las reglamentaciones entorno al culto fueron modificadas grandemente en orden a conducir a las

prácticas israelitas en la línea política de la centralización: Así el diezmo (14,22-29), las fiestas (16,1-17). Solo en el Dt encontramos que el diezmo tiene que ser llevado al santuario central, y el lugar de

la pascua tiene que ser realizado también aquí (16,2). Solo en un punto Josías no implementó las leyes del Dt, su rechazo a permitir que

los “sacerdotes de los altozanos” estuvieran al lado de los sacerdotes de Jerusalén en el nuevo orden (2 Re 23,9). En fin, P, el documento más reciente, presupone esta centralización y nunca la desmiente, al

contrario, la da por supuesta. De tal manera que la religión como fue proyectada por Dt se hizo una realidad cuando P fue compuesto.

Los estudios después de Wellhausen, y anteriores a Noth, se enfocaban en tratar de entender la formación del Dt, principalmente en

el así llamado UrDt y las diferentes reelaboraciones o estratos redaccionales hasta llegar a su forma final. Wellhausen pensaba que

los libros de Jc-Reyes habrían conocido varias redacciones (en la época de Josías y después en el exilio); estos libros ya existían antes de ser reelaborados por los Dtr, a excepción de los Reyes. La cuestión si se

trata de los mismos redactores o diferentes redacciones es de poca importancia.

M. NOTH y la Deuteronomistichesgeschichtswerk (DtrG).

DtrG es una sigla que se debe a Noth y que significa la “obra (Werk)

histórica (Geschichte) Deuteronomista”, que es un constructo teórico moderno, que no existe en la Biblia, por tanto, que indica una sola

obra unitaria los libros del Dt a 2 Reyes, no como conjunto de libros separados, sino como una obra unificada por una homogeneidad básica en lengua, estilo, y contenido.

Noth se opone principalmente a aquellos que querían ver los libros

históricos individualmente, aislados de su relación con los otros libros y se opone aquellos que querían seguir viendo fuentes continuativas, como aquellas que se habían identificado para el Pentateuco. Antes de

la aparición de su Überlieferungsgechichte Noth había ya iniciado en 1938 un comentario al libro de Josué en el cual se negaba a encontrar

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fuentes continuativas como los que postulaban un Hexateuco16 (J y E)

y la continuación de las mismas fuentes detectadas para el bloque Gn-Nm en el libro de Js. Más bien postula una redacción Dtr como la responsable de la incorporación de Josué al Hexateuco, o mejor, al

Octateuco17. Más tarde, Martin Noth, en su obra del título no muy atractivo "Überlieferungsgeschichtliche Studien” (Estudios sobre la

historia de la Tradición), a sus 41 años, en 1943, afirma que la tradición histórica de Israel nos ha llegado en tres obras de compilación (Sammelwerke), estas son: El Pentateuco, la historiografía

Dtr y la historiografía Cronista. Sin embargo, mientras que los contornos del Pentateuco y de la obra Cronista están bien delimitadas,

no sucede así con la obra Dtr, la cual tiene que ser primero descubierta para ser comprendida luego en su unidad y en sus características esenciales. Entonces comenzó a hablar de "Tetrateuco" y no de Pt,

considerando el Dt como primera pieza de la obra histórica deuteronomista (DtrG), que inicia precisamente con el Dt y termina en

el 2 Re y que Noth considera como una "verdadera historiografía", una obra unitaria tanto por estilo, lengua y contenido18. Mas que fijarse en los detalles y elementos separados, Noth se centra en el conjunto de

los libros que van de Dt a 2 Reyes, y fija su atención en el proyecto literario que había dirigido esta mega redacción. La cuestión

fundamental a la que hay que responder es la siguiente: ¿Tenemos que ver aquí con una estructura global que indica que una unidad literaria amplia ha empelado aquí mucho material tradicional?19 La

base sobre la cual M. Noth se funda es Dt 4,44-30,20, que ya de Wette había identificado con "el libro de la ley" encontrado por Josías durante

los trabajos de reconstrucción del Templo y que, en cierto modo, sustentó su reforma. En efecto, muchos elementos solo se entienden

sobre la base del Dt: centralización del culto, eliminación de los otros santuarios locales, pago de diezmos y primicias (concentración económica), pero no solo: hay ciertamente otros motivos de índole

político que favorecieron la reforma de Josías, principalmente el respiro que le dejaba Asiria. Sin duda, este hecho, tuvo que alentar las

esperanzas de Josías a emprender una reforma política con la finalidad de recuperar el antiguo reino20. La caída del reino del norte en el 722

16 Principalmente. reconocía Noth que Js 3-9 contenía una colección independiente de

historias etiológicas referente a la instalación de Benjamín. Js 13-19 se fundaba una

situación geográfica pre monárquica, aunque habría sido escrito mucho después; y Js 15 suponía una lista de 12 provincias bajo Josías, de tal forma que no tenía nada que ver con el documento P individuado para el Hexateuco. 17 M. NOTH, Joshua, XIII. 18 El estilo de estos pasajes es muy simple, repetitivo, nutrido de fórmulas

estereotipadas. Ya se habían previamente hecho listas de las principales características del Dtr, por lo que Noth renuncia a hacer una nueva lista puesto que la da por supuesta. 19 M. NOTH, Überlieferungsgecgichte, p 15. 20 Cf. G. VON RAD, Deuteronomio, Paideia editrice Brescia, 1979, pp. 26 ss.

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(caída de Samaria por obra de Asiria), tuvo sus enormes repercusiones

también sobre el sur, Judá. Se ha pensado que sobrevivientes de la catástrofe del Norte emigraron hacia el sur llevando consigo sus propias tradiciones norteñas, que resentían bastante del influjo de los

profetas del norte (Isaías 1, Oseas, y Elías). La caída del norte quiso ser evitada por estos profetas recordando las obligaciones hacia la

alianza con Dios. La catástrofe que le había sobrevenido a Israel del Norte no era otra cosa más que el resultado de su insistente infidelidad a la alianza manifestada en la ley. No es descabellado pensar que la

predicación de los profetas del Norte haya encontrado terreno fértil en el sur, donde brota la DtrG21. Por tanto, sus hermanos del sur tenían

ya un espejo donde sorprenderse y mirarse a sí mismos: La suerte que habían corrido los israelitas del Norte, era la suerte que se veía venir sobre ellos mismos. Está claro que el DtrG no se ubica antes de la

ruina de Jerusalén, porque no pretende evitar el desastre. Llega más bien tarde. Es decir, es una relectura del desastre ya cuando ha

sucedido. De cualquier forma estaba ya la historia pasada del reino del Norte de la cual, así parece, ellos no sacaron ninguna lección útil.

Evidencias de la unidad DtrG

1.- El argumento principal, y la evidencia fundamental para el conjunto de la obra DtrG, es la organización estructural. “En particular, en cada

una de las etapas importantes en el curso de la historia, Dtr presenta a los personajes principales con un discurso, que mira hacia adelante y

hacia atrás en un intento de interpretar el curso de los acontecimientos, y saca las consecuencias prácticas que el pueblo tiene que hacer”22. Noth identifica siete de estos discursos o sumarios:

Js 1; 12; 23; Jc 2, 11 ss; 1 Sam 12; 1 Re 8,2; 2 Re 17,7.

2.- El segundo argumento de peso es la extensión de la intensión que ha organizado todo el material. En contra de los que se han centrado

en los libros particulares y en contra de la división actual de los libros, M. Noth señala la división estructural en Js 23; 1 Sam 12 y 1 Re 8 que él les llama “transiciones llanas y claras”. De tal manera que Noth

vislumbra un plan bien cuidado en cinco etapas 1) el periodo mosaico que termina con la transición a Josué;

2) el periodo de la conquista que termina con Josué; 3) el periodo de los Jueces que termina con 1 Sam 12, y marca la transición hacia la monarquía;

21 Para el Dt, el Israel ideal es el pueblo de Dios en el cual no existen pobres ni marginados. Es una comunidad de iguales, hermanos, desde el rey hasta el último nacido. Esto es todo lo que recurre una y otra vez en todo el código Dtr (12-26). 22 M. NOTH, Überlieferunsgechichte, p 18.

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4) el periodo de los tres primeros reyes, que termina no con 1 Re 8, y

la consagración del templo, sino en 1 Re 9 y 11 y el profeta Ajías de Siloh; 5) El periodo de la decadencia y la caída del Norte y de Judá. En los

dos primeros periodos, en el de Moisés y Josué hay fidelidad la ley. En el tercer periodo, bajo los Jueces, hay inestabilidad. En el cuarto

periodo, bajo Saúl, David y Salomón, hay un movimiento ascendente para conquistar Jerusalén y llevar a cabo la construcción del templo, cayendo repentina y drásticamente en la infidelidad de Salomón y la

condena de Ajias. El quinto periodo, a pesar de los destellos de luz de Ezequías y Josías, el movimiento avanza inexorablemente hacia la

destrucción. 3.- El tercer argumento o evidencia básica, y de alguna manera la

clave de la intensión estructuradora, es el contraste digno de nota entre el material antiguo y la uniformidad coherente de las partes Dtr.

“La unidad de este último es mucho más obvia porque está en neto contraste con la diversidad del material antiguo”23.

4.- Finalmente, es el reconocimiento que la fecha clave de 480 años de la salida del Egipto al Templo (1 Re 6,1) resulta de un cálculo que se

basa sobre la cronología DtrG. Las narraciones independientes fueron unidas por una secuencia cronológica intencional. Estos cuatro argumentos no deberían dejar dudas en torno a la unidad de la obra.

La conclusión de Noth: “Dtr no fue solamente un editor, sino el autor que reunió muchas tradiciones y las compuso de acuerdo a un plan

bien definido”24 .

La insistencia de Noth sobre la unidad de DtrG, aunque admitía adiciones posteriores secundarias y mucho material anterior tradicional, no lesionaban de ninguna manera la unidad original.

El autor

Según M. Noth, fue un autor Judío del VI siglo antes de Cristo, que

permaneció en Judá después de la ruina de Jerusalén (587)25 y de la deportación, el que elaboró, seleccionando y organizando sus fuentes,

una historia del pueblo hebreo desde la estancia en las llanuras de Moab, hasta la liberación de Yoyakin en el 562 a.C. Esta sería la

23 Idem, p 10. 24 Ídem, p 11. 25 “Parece verosímil que el Dtr haya escrito su obra histórica en Palestina, donde era posible disponer de todas las fuentes de la historia de Israel que el autor utilizó en su obra. Era allí donde la ley deuteronómica, en particular, conservaba su fuerza” p 266.

Page 16: Pentateuco y libros históricos

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"historiografía deuteronomista", siglada por Noth como DtrG

(Deuteronomischegeschichte) que comprende los libros del Dt, Js, Jc, 1 y 2 Sam y 1 y 2 Re. “Bajo el impacto de este acontecimiento (el exilio, caída y destrucción de Jerusalén) el historiador Dtr describe la historia

de su pueblo, basándose en las fuentes a su alcance, como consecuencia de una continua y creciente desobediencia que culminó

con este resultado. Las amenazadoras profecías de los siglos VIII y VII se vieron realizadas, y, tal como se había anunciado, se cumplió el juicio de Dios26” Para Noth, el libro del Dt sería como el prólogo de esta

historia deuteronomista, mientras que el libro de Josué sería el primero y 1 y 2 Reyes el punto final.

Noth describe así la situación del autor de DtrG: “No pertenecía a la esfera intelectual del sacerdocio, ni estaba enraizado en los

pensamientos de la vida del estado. Él tomó sus distancias de ambos. No escribe su obra para una persona o grupo en particular, así que su

obra no tiene carácter oficial”. Pero evidentemente no se entiende por qué haya ejercido tanto influjo si estaba aislado de cualquier compromiso con algún grupo27. Para Noth el DtrG fue un "autor" en el

verdadero sentido de la palabra, y no sólo un compilador y colector de fuentes preexistentes. Así, la teoría del Noth, logra dar una explicación

de la unidad de los libros históricos, además de dar una explicación razonable de la denominación "deuteronomista", si bien habrá que aceptar materiales dentro de la obra que no tenían nada o poco que

ver con la obra Dtr, así como también un trabajo unitario de reelaboración.

Fuentes

El Dtr de Noth habría elaborado su obra en base a materiales extensos antiguos. Estos incluían el código Dtr (Dt 4,44-30,20), la antigua colección de la historia de la conquista (Js 2-11), las historias sobre

héroes tribales y la lista de jueces menores (Jc 3-12) y finalmente, aquellas tradiciones del tiempo de David y Salomón, alrededor de 50

capítulos. Para Salomón “el libro de los hechos de Salomón” (1 Re 11,41) y para después del periodo de Salomón “las crónicas de los

reyes de Israel y de Judá”. Para la narración de David y Salomón, Dtr “tienen acceso a una tradición integral y coherente”28: Sus

26 M. NOTH, Historia de Israel, p 265. 27 El problema del origen y de la identidad del DtrG es demasiado controversial: Para

Von Rad se trataba de los levitas que enseñaban la Toráh al pueblo en los tiempos del postexilio. Para H. W. Wolff lo que dio origen a la literatura deuteronomista fue una especie de compromiso entre la corriente profética y levítica. O. HANNES como el producto de las aldeas levitas que se alargó hasta la época helenista. 28 M. NOTH, Überlieferungsgeschichte, 66.

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componentes incluyen: las antiguas tradiciones de Saúl (1 Sam 9,1-

0.16; 10,27b-11.15; 13-14; con 1 Sam 15 añadido posteriormente y 16,1-13 igualmente), la historia del ascenso de David (1 Sam 16,14-2 Sam 5,25) y la historia de la sucesión al trono de David (1 Sam 4,1b-

71; 2 Sam 6-7; 9-20; 1 Re 1-2). “Como en la historia de la ocupación, el material Saúl-David no necesita mayor atención, puesto que el Dtr

estuvo exento de organizar y construir la narración29. Noth señala la extensa colección de los relatos proféticos. “Se le da mucho espacio al ciclo de Elías y Eliseo, compuestos por episodios independientes y una

serie de anécdotas breves, unidas entre sí dentro de una narración unificada y continua antes del tiempo del Dtr. Dtr los incorpora en su

historia dividiéndolos en dos partes”30. Noth atribuye a fuentes preexistentes más de los dos terceras partes de los 156 capítulos de la DtrG. “La intensión fue la de ser una compilación y una explicación de

las tradiciones existentes que se referían a la historia de su pueblo”31.

Para los estudiosos, no cabe duda que exista una conexión sobre el plano literario y teológico desde Josué a 2 Re con el Dt. La teoría de Noth fue aceptada por un buen número de estudiosos, protestantes y

católicos, y es comúnmente aceptada la presencia del influjo Dtr en estos libros. Este, de hecho, es corroborado por la frecuente repetición

del léxico, lenguaje, estilo e ideología deuteronómicos, por ejemplo: el concepto de fidelidad o infidelidad a la ley, y la relación entre fidelidad-prosperidad e infidelidad-castigo. Otra de las ideas portantes es

precisamente la centralización del Culto que aparece ya sea en el Dt ya sea en los profetas anteriores y se refleja, sobre todo, en el hecho que

los soberanos son juzgados sobre la base no tanto sobre su capacidad de conducir la política y las cuestiones de gobierno, sino que son

ensalzados por su lucha contra los santuarios periféricos, aunque si su política se manifiesta ser mediocre, sino es que desastrosa (Por Ejemplo Ezequías y Josías / Omri). El fin que se propuso este autor era

el de manifestar que los anuncios proféticos habían tenido lugar, ante todo, con la destrucción y deportación del reino del norte (721) y luego

del Sur (587). Las catástrofes encuentran su causa en la infidelidad del pueblo a la Alianza. Por este motivo la historia deuteronomista ponía de manifiesto los actos salvíficos de Dios y la infidelidad de Israel a la

alianza.

la finalidad que Noth presupuso para la DtrG es ha sido un campo de batalla entre los estudiosos, ya que ubica al Dtr fuera de cualquier parte e institución, con una instancia crítica hacia la monarquía y el

sacerdocio, como también a los profetas de la salvación y del juicio.

29 Idem, p 62. 30 M. NOTH, Überlieferungsgeschichte, pp 78-19. 31 M. NOTH, Überlieferungsgeschichte, p 100.

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Este aislamiento dejaría a un lado la enorme influencia del Dtr en el

desarrollo del Antiguo Testamento. De hecho, para Noth el fin que se propuso el autor de la DtrG fue

ofrecer una narración histórica de los acontecimientos que van desde la conquista hasta la deportación: "El Dtr no ha escrito su obra para el

aliviar del tedio o para satisfacer el interés por la historia nacional, sino para adoctrinar sobre el sentido genuino de la historia de Israel, desde la conquista de la Tierra hasta la desaparición del antiguo estado; y

este sentido se resume para él en el reconocimiento de que Dios ha actuado palpablemente en esta historia, al responder con

exhortaciones y castigos a las deficiencias constantes y crecientes y, finalmente, cuando aquellas se revelaron inútiles, con la destrucción total"32. Es decir que los oráculos y las promesas estaban dirigidos a la

casa davídica, hacia la primera mitad del primer milenio a.C., y en las cuales se anunciaba la perennidad y estabilidad de la casa davídica.

Pero estos oráculos no sólo se cumplieron, sino que fueron desmentidos por la caída del reino davídico y por la dependencia política de poderes extranjeros a causa de la continua desobediencia

de Israel.

De este modo, según Noth, el Dtr arrojando una mirada retrospectiva hacia el pasado se propone iluminar el la historia anterior de Israel y trata de explicar teológicamente el por qué de la caída del reino

davídico. Puesto que sobre el plano de la realización la promesa no se cumplió, entonces tales oráculos fueron escatologízados. Para el Dtr lo

que aconteció fue el justo juicio sobre la casa de David y sobre el pueblo, ambos pecadores. Para Noth, en el Dtr no existiría ninguna

esperanza para el futuro, sino que más bien su intento es el de iluminar el pasado, dar una explicación al por qué el pueblo se encuentra en esta situación desastrosa. Aún en los textos que podrían

contener un elemento de esperanza para el futuro como son 2 Re 17,17 ss; 21,22, tal esperanza no se encuentra. Los textos de Dt 4 y

30 que se interesan por un futuro mejor, para Noth son adiciones posteriores. Incluso las esperanzas de restauración se polarizaron sobre Yoyakim, el davida deportado, tanto de los israelitas que

permanecieron en la tierra, como entre los deportados. Pero finalmente murió también, “como explica el Dtr hacia el final de su

obra (2 Re 25,27-30) sin que se cumpliera ninguna de las esperanzas que en él se habían depositado”33 Bien que la liberación de Yoayakim represente un calmante, no quita el destino ya marcado para Israel. Es

este elemento sobre la base del cual Noth postula el terminus a quo de la DtrG; es decir, el 562 a. C.

32M. NOTH, Überlieferungsgeschichtliche Studien, I, p 100. 33 M. NOTH, Historia, p 265.

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G. Von Rad Palabra de castigo/Evangelio

G. von Rad no está de acuerdo con Noth por lo que a la finalidad sombría y sin esperanza de futuro de la obra DtrG, puesto que es de la

opinión que la obra no puede ser una mera “etiología de la nada” (Ätiologie des Nullpunkts), sino que contiene muchos elementos optimistas en torno al futuro. Está de acuerdo que fue una obra escrita

en el exilio, “cuando la historia de la salvación se detuvo sobre Israel y cuando, aterrorizado por el ambiente profano que lo rodeaba, debía

responder a esta pregunta: ¿Cómo pudo ocurrir todo esto, y cómo fue posible que Yhwh repudiara a su pueblo?... Por tanto para el Dtr se trata de mostrar que “en la sentencia tienes razón” (Sal 51,6)34. está

de acuerdo, también, en que la tarea de la obra es dar una explicación teológica a la sombra de las catástrofes de 721 y 587, poniendo en

relieve que la causa reside en Israel, no en Yhwh, el cual, rechazó la oportunidad de vida que ofrecía la Ley y, sin embargo, optó por la muerte y se convirtió en victima de la catástrofe, que no es más que el

castigo divino, que manifiesta lo recto de su juicio.”Por eso debemos ante todo considerar su obra como una confesión de la culpabilidad de

Israel” 35 . Fue en el corazón de los reyes donde se decidió la desgracia, pues “su corazón no estuvo por entero con Yhwh” (1 Re 8,61; 11,4; 15,3.14). La palabra de Yhwh no es nunca “palabra vacía”

(Dt 32,47). Es la Palabra de Yhwh activa en la historia de Judá, que crea la historia, y tiene una doble capacidad: a) como Ley, juzgando y

destruyendo; b) copmo evangelio, con la promesa davídica, salvando y perdonando. En la destrucción de ambos estados, la palabra de Dios alcanzó su objetivo como palabra de juicio. Dios no la dejó sin efecto,

sino que la cumplió (Yhwh «cumple» la palabra profética: 1 Re 2, 4; 6, 12; 8, 20; 12, 15; etc. «Todas se cumplieron»: Js 21,45; 23,14; 1 Re

8, 56; 2 Re 10, 10. 59. 1 Re 21, 29; 2 Re 10, 30 = 15, 12; 13,23; 14,26).

Sin embargo, no todo está terminado, el arrepentimiento y la confesión de los pecados, para él, son un nuevo punto de partida

puesto que reitera que en la historia Dtr se encuentra tanto una "palabra de juicio" (La segunda ley, Dt, con su amenaza de castigo),

así como también una "palabra de promesa", evangelio, de la perennidad de la dinastía de David, tanto perdonando, como salvando (Cf. Dt 32,47). Tanto la primera palabra, es decir, la de castigo, ha

tenido lugar y eficacia y se cumple en él con las enormes catástrofes del norte y del sur, la segunda, el evangelio, de igual manera deberá

tener lugar. Ésta ha funcionado en la historia de Israel como la que detiene la sentencia ya dictada por el pecado de Manasés y muestra la

34 G. VON RAD, Teología Del Antiguo Testamento I, Sígueme, Salamanca, p 410. 35

G. VON RAD, Teología Del Antiguo Testamento I, p 405.

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benevolencia de Dios que incluso tiene en cuenta la poca o nula

bondad de los reyes de Judá. La palabra de promesa o evangelio ha de cumplirse, puesto que tampoco es vacía, no obstante el exilio y la destrucción. Abre entonces a una esperanza, una esperanza mesiánica,

para el pueblo en cualquier tiempo de crisis. Una señal de su efectividad fue la liberación de Yoyakim. En este hecho el Dtr descubre

una característica mesiánica que esconde un futuro remoto, más allá de la historia Dtr. Esto no representa simplemente el recuento de un evento histórico, sino más bien esconde la posibilidad de que Dios no

se ha olvidado para nada de la promesa hecha a la dinastía davídica. Por tanto, nos encontraríamos aquí con una fusión de tradiciones

davídicas con las mosaicas. El resultado sería un mensaje simple para el pueblo: Arrepiéntete y confía en el evangelio de Dios que no falla. Es la finalidad del uso del lenguaje exhortativo y didáctico, de otra forma

no tendría sentido.

Lohfink, llamada a la penitencia

Para Lohfink36, por su parte, está de acuerdo con Noth que el Dtr no

quiere infundir esperanzas, sino lo que pretende es hacer un llamado a la penitencia. En el pasaje de la oración de Salomón con motivo de la dedicación del templo, dice Lohfink, "la esperanza no aparece, pero si

aparece claramente la indicación de la posibilidad de penitencia"37, así como también Dt 30, 1-10; 4, 29-31, hacen un llamado a la penitencia

y, concluye Lohfink "Este llamado a la penitencia no abre para el futuro una esperanza fija y concreta, pero permanece abierto para la insondable acción de Dios en el futuro"38. Así pues, el Dtr trata de

explicar en sus consideraciones retrospectivas que la caída del Norte primero, la del sur después y el destierro, no se debían a la debilidad

del pueblo, sino a la potencia de Yhwh, el cual había amonestado al pueblo a través de profetas, por varios siglos, a la conversión. Dado que el pueblo no quiso escuchar la incesante invitación, el pueblo fue

conducido al juicio de Dios y los oráculos se cumplieron sin más: El norte cae entre el 722/721 (Cf. 2 Re 17) y el sur padeció dos exilios,

uno en el 597 y el segundo, definitivo, en el 587/586.

Los Dtr saben perfectamente, por la historia pasada, que siempre que Israel se arrepentía abría la posibilidad, casi automática, de vislumbrar la liberación de sus enemigos, un periodo de paz y la salvación de

Dios. Ellos quieren llamar en causa a Israel para que asuma su responsabilidad sobre su destino. Es el justo castigo de sus acciones,

36N. LOHFINK, Balance después de la catástrofe, p. 283 ss. 37Idem, p. 284. 38Idem, p. 285.

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puesto que para DtrG Israel no ha hecho otra cosa que desobedecer a

Dios en la observancia concreta de la ley Dtr. Asumiendo el pasado Israel puede entonces encaminarse hacia su futuro, a través del arrepentimiento. Entonces habiendo arrepentimiento, hay esperanza.

Para Moshe Weinfeld39, que se opone a Von Rad al ubicar a los levitas

como los autores del Dt, piensa más bien a los escribas que tenían una conexión con la sabiduría del tiempo de Ezequías y Josías y que tenían acceso a documentos oficiales, tales como los tratados de alianza

típicos de esta época que encontramos además en el Antiguo Cercano Oriente, concretamente en Asiria, llega a la siguiente conclusión: “Se

necesita afirmar con insistencia que la obra histórico Dtr es una obra pedagógica didáctica cuyo objetivo fue proyectar una lección histórica de los errores del pasado”40. Esta perspectiva ciertamente resulta

altamente atractiva porque hace de toda la obra DtrG un tratado sapiencial abierto al futuro.

Para WOLFF la llamada al arrepentimiento y el l conversión fue la verdadera preocupación de la DtrG41. ¿Cuál es la razón por la cual el

DtrG alarga su relato por tantos siglos? Desde el inicio del libro de Jueces, inmediatamente después de Josué y de la posesión de la tierra

se da la apostasía de Israel, que causa la ira de Yhwh, la opresión extranjera, el grito de los israelitas a Yhwh y el tiempo de liberación. Este ciclo habría llevado a su desastre el reino del Norte, y en los

tiempos de Manases habría determinado el destino de Judá. ¿Por qué la historia de Israel no llegó a su término en este tiempo? Se pregunta

Wolff42. Este esquema de apostasía y regreso a Yhwh, desastres y liberaciones, no deja sin consecuencias al pueblo de Dios. Yhwh ordena

un nuevo revés en la historia. La promesa original era para entrar en posesión de toda la tierra prometida, mientras que ahora se dice “tampoco yo volveré más a expulsar de delante de ellos a ninguna de

las naciones que dejó Josué cuando murió” 2 Así quería probar a Israel, si procurarían o no seguir el camino de Jehová, andando en él, como lo

39 M. WEINFELD, Deuteronomy: The Present State of Inquiry, JBL 86 (1967) pp. 249- 262 40 Ídem p 256. Son muchos los contactos sapienciales que detecta WEINFELD con los escribas: Un lugar importante ocupan la educación de los niños (Cf Dt 6,5: Se lo

repetirás a tus hijos) para enseñar el temor de Dios a través de la repetición. Además

de la riqueza del vocabulario didáctico, la gran estima que tiene la sabiduría, y su valor sobre todas las cosas, las leyes humanistas del Dt (La sabiduría como humanismo del Antiguo Oriente), así como también la insistencia en los beneficios materiales como resultado de la propia conducta, principalmente siguiendo los mandamientos de Dios. La principal exhortación de Dtr para observar la Ley es, como en la literatura

sapiencial, la retribución material. 41 Cf. H. WOLFF, Deuteronomic Theology, pp. 218-221. 42 H. WOLFF, The Kerygma of the Deuteronomic Historical Work, en W. BRUGGEMANN-H. WOLFF, The Vitality of the Old Testament Traditions (Atlanta: John Knox Press, 1975) p 87.

Page 22: Pentateuco y libros históricos

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siguieron sus padres” (Jc 2,21-22). El tiempo de Jueces se diferencia

del periodo de Moisés y Josué durante el cual “el pueblo sirvió a Yhwh mientras Josué estaba con vida” (Jc 2,7); también se diferencia del periodo de los reyes. Los Jueces eran libertadores que Dios les enviaba

a causa de sus suplicas, sin embargo los israelitas se opusieron a la voluntad de Dios al exigir un rey que lesionaba la verdadera soberanía

de Yhwh. Como resultado la sacra liga tribal y su orden se fracturó y tuvo consecuencias desastrosas. No obstante esta rebelión, la historia de Israel no llegó a su fin. Yhwh termina por condescender a su pueblo

y Él mismo le escoge un rey (1 Sam 12,13b), David y Jerusalén como el lugar donde el nombre de Yhwh tomaría su demora (1 Re 8,16). Los

tiempos de Josué y de Jueces son irreversibles. Israel sabe que por esta rebelión su suerte final ya está echada, por ello suplican a Samuel para que interceda por ellos: “Ruega por tus siervos a Yhwh, tu Dios,

para que no muramos; porque a todos nuestros pecados hemos añadido este mal de pedir un rey para nosotros” (1 Sam 12,19). A

lo que Samuel les asegura que la salvación ha de venir: “No tengan miedo. Ustedes han hecho todo este mal; pero con todo eso no dejen de seguir en pos de Yhwh, sino sírvanle con todo su corazón” (1 Sam

20,22). También aquí es la suplica de Israel que revierte el juicio de Yhwh. “Este grito representa una llamada a la vigilante compasión de

Yhwh sobre su pueblo; y su compasión lleva a Israel bajo nuevas condiciones y a una nueva fase de su historia de la Salvación43”. La tercera fase, la de Israel como nación, llega a su fin. El juicio sobre

Judá ya es irrevocable, como lo fue para Israel, pero es uno más en la cadena de reversiones históricas, y no hay razón para no pensar que

también este, será reversible si el pueblo se arrepiente. ¿Quién puede decir que no vendrá una nueva fase completamente nueva, con nuevas

condiciones para el pueblo de Yhwh, lo que ha sido verdad para los antiguos rechazos?44, aunque ya ha sido rechazado el estado de Israel, el de Judá, e incluso la ciudad escogida. El Dtr ha narrado en la

historia de Israel una cadena de reversiones. “Si Jc 2 y 1 Sam 12 son dignos de crédito, entonces hay lugar para la esperanza: el grito a

Yhwh, con la confesión de la culpa, una oración de liberación, y la disposición a prestar obediencia renovada, puede ser eficaz una vez más”45.

Reacciones después de Noth

Además de la aceptación substancial de la teoría de Noth, la discusión

se ha abierto sobre los siguientes puntos:

43 Idem, p 89. 44 Idem, p 90. 45 Ibid.

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23

La más importante de todas ellas, es el cambio que se observa a final

de 2 Re donde no se encuentra la reflexión teológica típica sobre los eventos importantes, más si tenemos en cuenta la gran envergadura del acontecimiento: la destrucción de Jerusalén; erlemento que

contrasta con los otros periodos narrados por la historiografía Dtr. En línea general, los libros de Reyes aparecen diferentes del resto de los

demás loibro considerados como una sola obra por Noth. Por este motivo, se han postulado diferentes redacciones posteriores. Segundo, la idea de un solo autor solitario, alejado de cualquier vínculo y

destinatario de Noth, los estudiosos prefieren hablar de una "escuela" que toma como base el Dt y que tenía a su disposición material

suficiente sobre el pasado de Israel y que resiente de la predicación de los profetas. Prueba de ello es el género literario que invade amplias secciones de la historia deuteronomística. La Obra histórica Dtr

aparece como un comentario homilético-catequistico a los hechos ocurridos. Admitiendo una "escuela", y no un autor individual, se

logran explicar las incoherencias y los complementos en la obra Dtr. La propuesta de Noth de ver al autor una persona individual, independiente de cualquier institución que se hizo cargo de dar una

interpretación a la catástrofe que había presenciado del reino del sur ha sido considerada muy moderna, y pertinente a la situación personal

de Noth, que escribe su obra durante la segunda guerra mundial, alejado de las grandes bibliotecas y de los centros de docencia.

O. Eissfeld, G. von Rad y G. Foehrer se opusieron a la teoría de Noth y de A. Jepsen, que llega a resultados análogos a los de Noth, por

caminos y postulados diferentes. Von Rad y G. Foehrer son del parecer que es más probable la hipótesis que las fuentes del Pt hayan

continuado en el libro de Josué, es decir, mantienen la idea del Hexateuco y no del Tetrateuco. Para von Rad J y E contenían el relato de la conquista de la tierra y, por tanto, tenían su continuación en Js,

si bien el perfil teológico predominante en Js se debía más bien al Dtr. De igual forma, las incongruencias de diferentes tipos de narración, así

como los criterios teológicos empleados en el Libro de Jueces y en el libro de Reyes, llevan a la conclusión que difícilmente se puede suponer una redacción de un solo golpe. Tampoco está de acuerdo por

lo que se refiere a la finalidad de la obra, tan negativa como la vio Noth: Para Von Rad hay elementos de esperanza (evangelio),

concretamente en la rehabilitación de Yoyakim en 2 Re 25,27-30, y por otra parte, duda que Noth haya prestado suficiente atención a la promesa de la perennidad de la dinastía davídica en 2 Sam 7. En fin,

Von Rad encuentra dificultad en conciliar la estructura cíclica del libro de Jc (apostasía, opresión, arrepentimiento, liberación) con la

estructura más lineal de Reyes con la idea de una historia bien cuidada y estructurada.

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C. WESTERMANN46 recientemente es el que se ha opuesto

radicalmente a la teoría de Noth, principalmente a la idea que Dtr 1) sea un historiador, un autor creativo, aunque no lo elimina, pero lo entiende simplemente como una redacción que ofrece una estructura

teológica. 2) En realidad no se trata de una obra continua, sino simplemente una concatenación de episodios y 3) esta supuesta obra

estaría incompleta, puesto que le falta una historia de los orígenes. Para Westermann habría existido una redacción pre-Dtr que abarcaría desde el Éxodo hasta 2 Reyes. El verdadero inicio de la historia de

Israel, para él, sería el Éxodo y esto estaría convalidado por las diferentes referencias de vario tipo que se encuentran en los libros

históricos en referencia al Éxodo. Sería un contrasentido la ausencia del Éxodo. Para Westermann, los libros se editaron por separado, y cada uno de ellos tiene su propia historia literaria. Jc, por ejemplo, es

el que mejor ilustra el problema entre antiguas formas y redacción posterior pre Dtr. Las historias de los “salvadores” son muy parecidas

a las historias familiares; sin embargo, debido a la redacción, ellas ahora se refieren al periodo de transición de Israel de una sociedad tribal a una entidad política. A mi modo de ver, la postura de

Westermann aporta los siguientes elementos a la discusión: a) plantea el problema entre fuentes (orales, escritas) y la redacción posterior,

pero sin atribuir la importancia de la “creatividad” del autor como lo hace Noth y Van Seters; b) la relación de los libros históricos con el tema del Éxodo, y por tanto con el Pt; c) y la diferencia en forma y

substancia de los libros independientes.

EL MODELO DE LOS BLOQUES: F. M. CROSS

La idea de una doble (o más) redacción de la DtrG propuesta por F. M. CROSS no era nueva. Tenía ya su antecedente en H. Ewald que

postuló una redacción a todo el complejo de Gn a 2 Reyes, dividiéndolo luego en dos grandes colecciones: “el Gran libro de los orígenes” (De Gn a Js) y el “Gran libro de los Reyes” (De Js (Ruth) a Samuel y

Reyes) que habría sido, en su forma final, el producto de dos redactores deuteronómicos. El primero supondría todavía la existencia

de la monarquía, el reino de David y el templo existían todavía, y la esperanza de su permanencia era todavía viva, y lo ubica en un

determinado contexto histórico: “No podría ser otra época que inmediatamente después de la reforma de Josías cuando el reino decadente parece comenzar una vida nueva y gloriosa”47. Entorno al

560 el segundo redactor actualiza la obra, luego de la rehabilitación de Yoyakim, introduciendo el libro de Jc como prólogo a la historia 46 Cf. C. WESTERMANN, Die Geschichtsbücher des Alten Testament: gab es ein deuteronomisches Geshichswerk? (Teologische Bücherei 87 AT; Gütersloh: Chr. Kaiser, 1994), p 10-11. 47 H. EWALD, History of Israel, I, London, Creen&co, 1867, p 157.

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25

israelita. No admite una redacción Dtr a todo el complejo de Gn a 2

Re, puesto que reconoce que hay una ruptura entre Js y Jc, aunque si admite que haya retoques Dtr en el gran libro de los orígenes Gn-Js, pero muy parcos.

Por otra parte, mucho antes de F. M. CROSS, Von Rad era contrario a

la interpretación de Noth que la DtrG fuese esencialmente solo una justificación de la catástrofe, “un destino incurable e irreversible”, que sobrevino sobre Israel, desprovista de cualquier esperanza para el

futuro, señalando el rol tan importante que juegan las promesas a David en Reyes cargadas de esperanza. El argumento principal de

Cross es más bien temático. Cross, para conciliar la tensión entre estas dos proclamaciones, yuxtapuestas, (el inevitable castigo por el pecado de Manasés / y las promesas hechas por Dios a David cargadas de

esperanza) recurre a la idea de las dos redacciones. Distingue dos ediciones de la DtrG: una primera edición cargada de esperanza para

el futuro (Dtr1) que terminaría en 2 Re 23,25ª; habría sido escrita “como una obra de propaganda de la reforma de Josías y como programa imperial” 48, y en esto en franca oposición a Noth y a su

comprensión de la finalidad de DtrG. Para Noth habría sido escrita para justificar la caída definitiva de Israel y Judá. Para Cross este Dtr1

alcanzaría su climax precisamente con la reforma de Josías que es descrito como nuevo David. La acusación directa de Cross a Noth es no haber dado importancia al tema de la promesa de Dios a la casa de

David y lo tacha de un craso error, pues es evidente que “El Dtr realmente nunca rechazó esta promesa”49

El otro argumento fuerte de Cross para sustentar la hipótesis de una

primera Historia Dtr preexílica es la presencia de la frase “Hasta el día de hoy”, que en el contexto, presupone todavía la existencia del reino de Judá. Según Cross esta aparece no solamente en las fuentes, sino

también en partes del autor deuteronomista”50. Los textos clave son 1 Re 2,3-4; 9,5-7; 2 Re 24,2.

La otra redacción sería exílica (Dtr2), a la luz de la caída de Jerusalén, que ampliaba y completaba actualizando la obra hasta la caída de Judá

y, debido a esta, tuvo que modificar la primera Dtr1 (cf. 2 Re 23,15.25.30), elaborado el relato de la catástrofe sobre el pecado de

Manasés (2 Re 21,2-15) y muchas añadiduras durante el exilio al Dtr1 (Dt. 4.27-31….), y para ubicarlo mejor en el época del exilio, en donde las “expectativas encendidas de la época de Josías habían quedado

irremediablemente como asunto del pasado”51. Cross cita 2 Re 8,22 y

48 F. M. CROSS, Themes, p 284. 49 Idem, p 277. 50 Idem, Canaanite Myth, p 275. 51 Idem, Canaanite Myth, p 285.

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26

16,6 pero añade además 1 Re 8,8; 9,21; 10,12; 12,19; 2 Re 10,27;

14,7; 17,23 como señales de los retoques posteriores. Noth, por su parte, no atribuye ninguno de estos pasajes a Dtr; ellos pertenecen más bien a las fuentes, o son secundarios. De esta manera Noth

sustenta que no puede haber una edición josiánica. Esta segunda redacción (Dtr2) “al retocar la obra original por una mano exílica, el

tema original de la esperanza habría sido corregido y contradicho, es decir, la expectación de la restauración del estado por un davida justo que recordaría la grandeza de la época dorada de David”52. Para Cross,

el común denominador de esta segunda redacción serían todos los textos que hablan de un exilio de Judá, real o potencial, como

resultado de haber quebrantado la alianza. Este modelo tiene claras signos de debilidad. Está claro que el reino de

Josías constituye el punto más elevado de la DtrG, y a primera vista parece separar la solidez de la teología regia davídica de la DtrG

literariamente con su el énfasis del juicio de Dios, una interpretación de la historia que es, muchas veces, más crítica en relación a la monarquía. Sin embargo, no existen evidencias claras de un punto de

sutura literaria que permita distinguir la edición josiánica de la Dtr1 de una edición exílica, Dtr2. La crítica se debate al tratar de identificar

esta redacción literaria: Cross la encuentra en tres 2 Re 25, 25a y 23, 25b, Nelson entre 23,25 y 23,26. Weippert entre 22,2 y 23,30. Ciertamente la hipótesis de Noth de un autor solitario independiente ya

no se tiene más, pero tratar de distinguir diferentes reelaboraciones desde el punto de vista del análisis literario, de una obra cuyos autores

están cercanos ideológica y cronológicamente, resulta altamente hipotético. También se presenta el arduo problema que aquellos que

para Cross son textos clave, para Noth son secundarios y viceversa. En concreto, el bloque de libros que va de Dt-2 Re ha sufrido reelaboraciones posteriores antes de quedar fijo “canónicamente”,

muchas de ellas ya postuladas e identificadas por Noth (Cf. Js 13-22; Jc 17-21; 2 Sam 21-24; Js 24; Jc 1; 2,1-5) y en varias partes de los

ciclos de Elías y Eliseo. Otras claras adiciones se encuentran en 2 Re 17,34-41. Queda claro que tanto las adiciones posteriores o, si se quiere, el posDtr habrá que ser clarificado en detalle. Por otra parte,

permanece obscuro el final de la primera redacción Dtr1, y sus límites, así como también quitar de la Dtr1 las alusiones al exilio, que son muy

numerosas, significaría empobrecer la cuestión53. Para Mark O’Brien considera errónea la tesis de Noth porque no tiene

en cuenta el significado de la última redacción Dtr ni de su plan

52 Idem, Canaanite Myth, p. 288. 53 Cf. T. ROEMER, “Le Deutéronome à la quête des origins”, en Le Pentateuque: Débats et recherches, (ed. P. Haudebert; Lectio Divina 151; Paris: Editions du Cerf, 1992) p 69.

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conceptual de la historia y unidad. Lo mismo que crítica a Smend por

no haber dirigido convenientemente la atención a la naturaleza y extensión de la historia (DtrG) que permanece una vez que quedan removidos los estratos de la última redacción54: Punta su atención al

plan conceptual de la unidad de DtrG, y postula una composición preexílica como una obra unitaria con un amplio plan conceptual.

Arguye que la estructura general de DtrG consiste en organizar la historia en tres grandes periodos, cada uno marcado por diferentes formas de liderazgo. De esta manera la DtrG sería una historia de los

líderes de Israel55: Moisés, el profeta por excelencia, le concede su poder a Josué (Dt-Js 2,10); Después de Josué nadie toma su liderazgo

y, por tanto, inicia una nueva fase, y no todo funciona bien. Dios entonces suscita los jueces (Jc 2,11-1 Sam 11,15), pero sin que haya un liderazgo estable. El último juez es Samuel, el profeta, y como

profeta preside la transición a la monarquía de Israel. Finalmente, en el tercer estadio, el poder profético sobre la monarquía está

representado por la sustitución de Saúl de parte de Samuel (1 Sam 13-15) y con la unción de David, y en la consulta de David al profeta Natán sobre su proyecto de la construcción del templo y en las

intervenciones de los profetas posteriores al designar o sustituir a los reyes, El colapso de Salomón es autorizado por el profeta Ajias, que

transfiere no solo el poder, sino la legitimidad y la promesa divina a Jeroboám. Otro elemento es lo que él llama la “transición” “que permiten al lector identificar estas áreas con lo que precede y sigue”56.

Existe tres textos importantes que marcan la transición en los diferentes periodos del liderazgo en la historia de Israel (Cf. Js 24,29-

31; Jc 2,10 y 1 Sam 8-11). Admite al mismo tiempo 3 diferentes redacciones exilicas continuando la Historia Dtr. La primera es de 2 Re

3, 28 a 2 Re 25, 21 (sin 2 Re 24,2-4; 13-14, 20ª) que lleva la narración hasta el exilio; puesto que está limitada en su finalidad y uniformidad, bien pudo haber sido el producto de una persona. Los dos

siguientes estadios son más extensos y sus uniones más fluidas. Evidentemente el redactor josiánico se sirvió de fuentes previas a él,

pero son complejas con algunas superposiciones de terminología y teología.

R. SMEND, EL MODELO DE LOS DIFERENTES ESTRATOS

Algunos estudiosos, en los años 70, han abierto una nota nueva dentro de las discusiones en torno a Dtr. Se suele llamar a este nuevo paradigma como “el modelos de los estratos” o de la escuela de

54 M. O’BRIEN, The Deuteronomisic History Hypothesis: A reassessment, Universitätsverlag Freiburg Schweiz Vandenhoeck & Ruprecht, Göttingen 1989, p 10. 55 Idem, p 27. 56 Ibid.

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Gotinga. R. Smend57 señala que en los libros de Jueces y de Josué hay

trazas evidentes de una ulterior redacción Dtr: El la llama DtrN (Nomista) porque pone un especial énfasis a la observancia de la Ley. Js 1,7 añade la exhortación de guardar la ley, sin desviarse a diestra o

siniestra. En Js 1,8 se añade de murmurar la Ley con los labios continuamente, y en 1,9 se retoma el discurso precedente, que sería

una clara evidencia de una reelaboración, sino es que de una verdadera intrusión posterior. De manera semejante, encontramos el

mismo verbo Hzq (qz:åx] ser fuerte/ fortalecerse) del pasaje anterior y la

misma exhortación hecha a los israelitas en boca de Josué antes de

morir en Js 23,6. Ahí mismo se añade la exhortación de no mezclarse con los pueblos que habían quedado en la tierra. Y También se añade a

la misma redacción Nomista Js 13,1-7. La advertencia o amonestación a no mezclarse con los otros pueblos que permanecieron en la tierra sería ajena a la concepción Dtr (cf. Js 21,43). Para Noth Js 13,1-22 era

una inserción tardía respecto al primer Dtr, ya que 13,1 y 23 1b contienen la frase “Josué era viejo y entrado en años”. Para Smend sin

embargo, 13,1 introduce una parte de DtrG, mientras 23,1 es una añadidura iniciada por DtrN.

W. Dieterich señala la existencia de otra redacción que le llama DtrP (Profética) que se sitúa entre la DtrG (la obra Histórica) y el DtrN

(Nomista) porque incorpora una serie de materiales proféticos o de tendencia profética. Está en campo la discusión acerca de la historia de

la redacción Dtr. Sin embargo, Cortese asevera, acertadamente, que 1) quitar de la DtrG el tema fundamental de la ley ( la DtrN de Smend) sería vaciarla de su contenido y mensaje principal; 2) Si DtrN no

existe, y que el autor de DtrG es preexílico (contra Noth) no se ve porque DtrN no se identifique sustancialmente con la segunda

redacción de DtrG, la exílica, que todos admiten58. Toda la historia que en ella se narra está fundamentada en el tema de la ley. El Dt es precisamente esta ley, puesta como fundamento de la historia que ella

narra. El rótulo de la ley, descubierto bajo Josías, relatado hacia el final de la DtrG (2 Re 22) se identifica con ella. Si Josías se espanta

cuando conoce la existencia del rollo y de sus amenazas, es porque

57 Cf. R. SMEND, Das Gesetz und die Völker. Ein Beitrag zur dtr Redaktiongechichte, in

Fs. Von Rad Problem biblischer Theologie, München 1971, 494-509. cf. Idem, Die

Entstehung des Alten Testaments, ThW 1, Stuttgart et al. 1978). 58 E. CORTESE, C’è una redazine “Nomistica” nell’opera deuteronomistica?, LA 45 (1995) p 46. Cortese defiende la idea de Cross de dos solas redacciones lo que facilita y simplifica de mucho el problema. Primero porque hay una menos (p. 52) pero el argumento de peso es que contienen dos perspectivas claramente distintas, que

resalen a dos situaciones históricas opuestas: una dominada por el optimismo y la esperanza, la otra bajo la sombra del pesimismo de la catástrofe experimentada (Ibíd.): “Está claro que el tema de la tierra o el de la monarquía o el de la alianza son vistos con una óptica muy diferente en el época de Josías o en la del exilio: en el primer caso positivamente, en el segundo negativamente”.

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toda la historia del reino de Judá no ha estado de acuerdo a la ley.

Además, todos los reyes han sido juzgados a la luz de esta ley. El destino del reino del norte ha sido destinado al extermino desde el inicio porque su vida religiosa ha sido impostada y dirigida a los

templos de Betel y de Dan, construidos bajo Jeroboám en contra de la norma de la centralización del culto de Dt 12. Cortese por tanto,

prefiere hablar de una doble redacción, una preexílica (Dtr1) y una postexílica (Dtr2)59 para tratar de conciliar elementos divergentes.

La hipótesis de Smend complica lo que de por sí ya es comprensible: No existe un DtrN porque todo la DtrG es nomista. Si uno priva del

acento sobre la ley a Dtr la priva de su contenido principal. Más bien tendríamos que hablar por lo menos de dos redacciones: Una antes de la catástrofe que se ciñe sobre el reino de Judá, en la época de Josías

(Dtr1) que contendría el reflejo de una época histórica en la cual hay optimismo en varios puntos, puntos que estarían reflejados en el Dt

primitivo y en la empresa que llevó a Josías a su famosa reforma. El dato más sobresaliente en esta primera redacción sería el hincapié sobre la observancia estricta de la ley como garantía de un futuro

esplendoroso. La segunda reelaboración fue en pleno curso del exilio (con Noth) y se vería reflejada en la perspectiva general de la Obra

histórico Dtr que hace el balance después de la catástrofe arguyendo que no hubo tal observancia, de tal manera que ahora Israel está pagando el justo precio de su obstinada conducta. Es posible que

todavía haya habido otras elaboraciones. Quizá dos más. Por otra parte, como suele suceder, sus detentores difieren grandemente por lo

que se refiere a la delimitación, datación, y las cuestiones principales de los “estratos”: así por ejemplo, Dietrich ubica los estratos durante

el periodo que va entre el 589 y 560 a. C. mientras que Schmed los fecha todos del 560. Delante de este panorama, en el cual se comienza estratificar de mucho la DtrG (Lohfink, añade un DtrL (el redactor

preexílico del tiempo de Josías que contendría una historia de la conquista; y un DtrÜ (el redactor final de la Historia Dtr en el periodo

postexílico) lleva a afirmar a Thomas Römer: “Hay que ser muy prudentes al retomar una vez más seriamente la coherencia (a pesar de la gran complejidad) de la ideología y el estilo deuteronomista, y

regresar, de cierta forma, a la postura de Noth”60.

No hay duda entre los estudiosos que la DtrG manifiesta claros signos de revisiones ulteriores. Ya M. Noth admitía glosas y añadiduras posteriores. Pero tales revisiones están muy bien integradas en la

concepción DtrG de la historia. Pero estas revisiones no necesariamente postulan la existencia de diferentes autores o círculos

59 E. CORTESE, C’é una redazione “nomistica”nell’opera deuteronomistica?, LA (1995), pp 45-68. 60 TH. ROEMER, “Le Deutéronome à la quête des origins”, p 70.

Page 30: Pentateuco y libros históricos

30

diferentes a los de DtrG, bien pudieron ser al interno mismo de los

DtrG61. La cuestión bien planteada por Pederson me parece digna de nota.

Primero cuestionar precisamente si se trata de una obra histórica y qué se entiende por ella, segundo si es “Dtr”. que se entiende con ello,

y luego el problema de su cronología. Habría que definir estos términos con mucha claridad y con una fuerte argumentación. Aunque si existe una cuerdo fundamental, no tenemos que darlo por sentado. ¿Es el

exilio que da la pauta? Y también si sea solamente una lectura retrospectiva solo para aclarar el desastre que le ha sobrevenido a

Israel, concretamente a Judá. Al parecer son pocos los textos que se cuestionan solo sobre estos puntos.

TH. ROEMER

Para Römer, finalmente, tres periodos históricos son importantes para la comprensión de la DtrG; La reforma de Josías, el exilio y la época

persa. La DtrG propiamente dicha (en el sentido de una narración extensa que va de Josué hasta el último rey de Judá) fue producto del

exilio. Las fuentes en las que se basó fueron como una especie de “biblioteca Dtr” preexílica y que estaba constituida de rollos independientes. Los exiliados se llevarían estos rollos (biblioteca) al

exilio y desde la perspectiva de los deportados habrían escrito su obra exílica que posteriormente fue actualizada en la época persa. Por

cuanto sugestiva la hipótesis de Römer, el cual se basa en el análisis de textos que aísla de los conjuntos mayores principalmente sobre la base de irregularidades e incongruencias, pero principalmente sobre la

base de diferentes ideologías y énfasis tópicos, plantea sin embargo varios problemas. 1) Primero la existencia de una biblioteca de

distintos rollos Dtr en el periodo de la monarquía tardía, y una redacción ya Dtr es improbable. 2) El Dt se comprende mejor en su

ambiente josiánico como resultado del esfuerzo que generó toda la historiografía Dtr. Esto quiere decir, a decir de la mayoría, que el Dt no se origino antes de Josías. En fin 3) que el libro encontrado en la

historia de 2 Re 22-23 no es nada más que un “mito fundacional” sin una base histórica y que este episodio entró en el texto de 2 Re 22-23

solo en la época persa. El argumento más fuerte de un proto Dtr, proto Js y proto Re, se

encuentra cuando afirma que estas tres entidades textuales fueron formuladas o influenciadas por tres diferentes géneros de la literatura 61 R. ALBERTZ, Israel in Exile. Te History and literature of Sixth Century B. C. E., Society of Biblical Literature. Atlanta, 2003, p 276.

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31

asiria, es decir, los tratados de vasallaje, los relatos de conquista y las

crónicas de los Reyes. Römer rechaza la idea de que alguien haya puesto juntos en una historia prolongada estos tres bloques a la época de Josías porque no había necesidad. Fue solamente el exilio, y la

necesidad imperiosa de dar sentido al fracaso pudo haber llevado a la historia Dtr a un amplio horizonte histórico.

Hacia una síntesis, nuevas orientaciones

1.- No cabe duda que uno de los consensos de los estudios antiguos como actuales es el fenómeno Dt/Dtr para la comprensión de los libros

Históricos, llamados profetas anteriores, y en sí, para todos los libros del Antiguo Testamento, es el elemento clave para la comprensión: No obstante, los presupuestos, los métodos y las conclusiones no siempre

son los mismos y difieren grandemente. Es más había que clarificar el término tan usado y desgastado de Dtr. “La designación "Historia

deuteronomista" expresa la convicción de que una importante empresa en la autoría o en la redacción tuvo lugar en algún momento, poco antes o poco después de las debacles de 597 y 586. Usando fuentes

heredadas, en cierta medida, esta empresa da a la luz una narración literaria continua, en un orden cronológico que describe una parte de

la historia de Israel en la tierra. Esto se hizo sobre la base de las perspectivas teológicas característica del libro de Deuteronomio. La narración más tarde sufrió posteriores revisiones y fue eventualmente

dividido en libros individuales”62.

En cuanto a la autoría, Noth, un autor individual, otros, una “escuela Dtr”, otros lo ubican en los levitas (Von Rad), Gottwald acepta que el Dt y los libros siguientes (Js-Re) son un intento de mediación por los

historiadores entre los sacerdotes y los profetas con la finalidad de institucionalizar la enseñanza profética63. Por cuanto se refiere a la

época, como hemos señalado, para otros se ubicaría antes de Josías, durante o después de Josías.

2.- Se ha hablado de la revolución introducida por los responsables de Dtr en cuanto a la teología, el culto, la política e incluso en la

alteración de los valores sociales y morales, en términos de desmitologización, centralización y secularización, como lo hace

62

Richard D. Nelson’s response to Thomas C. Römer in “In Conversation with Thomas

Römer, The So-Called Deuteronomistic History, ed. Raymond F. Person Jr., Journal of

Hebrew Scriptures 9 (2009) 17, p. 5 63 Cf. N. K. GOTTWALD, A Light in the Nations. An introduction to the Old Testament, Harpe&Row, London 1959, p 234 ss.

Page 32: Pentateuco y libros históricos

32

Weinfeld64. Recientes estudios entorno a Dt han sugerido la idea de

que más que enfocarse el Dt sobre la centralización de un único lugar de culto, se centraría más bien en subrayar la soberanía de Dios que determina dónde quiere que se le rinda culto, más que restringir el

número de santuarios legítimos de culto. También hay controversia entre aquellos que ven el Dt un programa de centralización y

desmitologizacion y sobre la naturaleza exacta de la reforma; quienes postulan que se trató más bien de un “ideal utópico”65, o quienes sostienen la puesta en práctica de la centralización. De la misma

manera se discute si el programa de reforma favorece o se opone a la monarquía judaita. Además la cuestión entorno al ambiente y el

auditorio se discuten entre aquellos que consideran la centralización y la desmitologización como núcleo del Dt.

3.- los estudios actuales no hacen más que refinar los antiguos debates. El argumento de Noth de un autor singular que usa diferentes

fuentes para explicar las discordancias dentro del texto unitario DtrG, la nueva crítica se resiste a conceder. La razón por la cual la crítica se ha inclinado más fácilmente a la hipótesis de Cross es porque da

cuenta de las discordancias al interno de la DtrG, principalmente en los libros de los Reyes, y al mismo tiempo porque ofrece bases coherentes

teológicas e históricas para la diferenciación de dos estratos o capas en DtrG. Por otra parte, la carencia de las diferentes redacciones de la escuela de Gotinga (Smed) es que tanto DtrP y DtrN carecen de

solidas bases tanto teológicas como históricas. Es útil preguntarse si es lícito separar diferentes estratos solo sobre las bases de motivos

temáticos, tales como el profético o el nomistico, para fragmentar en varias redacciones la unidad básica de la DtrG. Esto supondría probar

que realmente los materiales proféticos están en franca oposición con los “nomistas” al punto de imaginar dos manos completamente diferentes. También habría que preguntarse si es que habría algunas

situaciones concretas durante el corto periodo de tiempo que hayan suscitado, y exigido una reelaboración de la DtrG.

4.- La hipótesis de la redacción josiánica de Cross es llamativa, puesto que cada vez es mayor la evidencia y mayor el número de estudiosos

que se adhieren a ella, de ver una redacción antigua de los libros de Reyes, principalmente por las características formales como las

formulas de ascenso o sucesión, las formulas de juicio, el tema de David, o la actitud hacia los altos lugares (Bamot). Ciertamente existe controversia en torno a la reforma de Josías, si el Dt es la base de ella,

o bien, como Crónicas parece asegurar, la reforma ya estaba en acto cuando fue hallado el libro. De cualquier forma, Desde de Wette, la

64 Cf. M. WEINFELD, Deuteronomy and Deuteronomic School (Oxford: University Press, 1972; 191-243, 65 Así N. LOHFIK, “Song of Power”, pp. 336-352.

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reforma ha sido considerada como crucial en cuanto que trastocó

fundamentalmente toda la vida de Judá. Eliminando los santuarios locales, Josías transforma toda la vida política y religiosa de la nación. La función judiciaria, la ofrenda de los sacrificios, propias de los

sacerdotes locales fue restringida: Se centra todo en Jerusalén y la peregrinación hacia Jerusalén es exigida y necesaria en el Dt (Dt

12,26; 14,25) 5.- La relación del Dt con la DtrG. Sobre este punto las opiniones

divergen. Algunos han querido ver, no obstante toda la evidencia contraria, las mismas fuentes individuadas para el Pentateuco, de

manera especial para el libro de Josué. Para Alt y Noth el Dt sería la primera pieza de la obra histórica DtrG, considerando Dt- 2 Re como y producción literaria única. Es de alguna manera la opinión más

generalizada. Por otra parte, Von Rad y sus discípulos hablan más bien de Hexateuco de tal manera que vincula a Josué con el Pentateuco,

como parte de la producción literaria que está compuesta básicamente por la teología sacerdotal, que comprendería desde los orígenes (Gn 1-11) hasta la conquista (Js) y tendría como ambiente vital su origen en

ambiente cultual, de tal forma que tendrían que ser considerados de origen sacerdotal, y finalmente está la pregunta si existe una

alternativa de explicación de los libros históricos que no sea la clásica DtrG. De cualquier manera, y en términos generales, la posición del Dt es clave puesto que concluye el primer bloque de la Biblia Hebrea

(Pentateuco, Toráh) pero al mismo tiempo, funciona como prologo a los libros llamados históricos (o profetas anteriores) y para Noth

constituye el inicio de su llamada Obra histórica Dtr. No nos maravilla que muchos han considerado el Dt como el centro del AT. Permanece

por tanto clave para la comprensión del Pentateuco como de los libros históricos. Sin embargo la discusión encendida vierte sobre el origen y formación del Dt, la eventual redacción Dtr etc…

6.- El periodo del exilio como filtro plural de las tradiciones. No es

suficiente solamente resaltar de este evento las implicaciones militares, políticas y sociales66, sino también hay que tener presente los elementos culturales, religiosos y otros elementos importantes,

pero sobre todo la hermenéutica que se enfrenta con las cuestiones teológicas de “la tierra” y el exilio. Es decir, no solo ver las

implicaciones militares de una derrota sociopolítica, sino como lo intuyó Noth, el verdadero sentido de la historia que los escritores quisieron enseñar, el plan de Dios. Es cierto que para el escritor bíblico

no son determinantes los eventos históricos en cuanto tales para

66 Baste citar los traumas de una conquista manu militari, tiempos turbulentos, la textura de la vida humana formada y deformada por las predadores militares, la extrema desestabilización, la inseguridad, las convulsiones sociales., de los cuales hablan muchos libros que abordan el tema del exilio.

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34

motivarlo a revisar tradiciones viejas tal punto de generar su DtrG. No

es suficiente afirmar que fue el evento del exilio que motivo a los Dtr a escribir la historia, sino que es también verdad que su lectura de los acontecimientos está determinada al mismo tiempo por la naturaleza y

el plan de Dios a la luz del cual ellos escriben. Por tanto ellos dependen de la tradición continua religiosa, más que de un evento puntual,

histórico. Esto quiere decir que el exilio no solo es una coordenada histórica, sino también teológica, un topos teológico en el cual los escritores bíblicos tenía que confrontar con los designios de Dios. De

tal manera que el exilio67 representa el incidente histórico que permite una nueva comprensión misma de Dios y su revelación y la nueva

manera de relacionarse con él. Esta reflexión es influenciada, catalizada, formada por el exilio.

7.- EL ÚLTIMO REDACTOR. Hay mucho que hacer a este respecto. La importancia del redactor exílico llega a ser determinante más que las

elaboraciones anteriores. La pregunta entonces es que función tiene la DtrG en el contexto del exilio. Está claro que el redactor de la entera obra no crea una obra de la nada. Ellos han heredado una gran

variedad de literatura de diferente tipo que hunde sus raíces atrás en el tiempo y estos materiales constituyen la mayor parte de la historia.

Hay referencia al uso de estos materiales en el curso del relato (Js 10,13; 1 Re 11,41; 2 Re 16,19); otros materiales parecen haber tenido una vida independiente fuera de su contexto actual (e. g. El relato del

arca 1 Sm 4-6; la lista tribal en Js 13-21). Por otra parte, muchas unidades respondían a diferentes necesidades y contenían diferentes

perspectivas. De tal manera que cualquier hipótesis aunque sea la de la doble redacción simplifica de mucho el problema. Es, tal vez,

preferible suponer la existencia de una escuela que estuvo a la obra por mucho tiempo, por varias generaciones, quizá desde Ezequías (715- 687 a. C.) hacia adelante. La forma final ciertamente es exílica.

Y es la que cuenta.

FUENTES

A carácter general mencionamos aquí solamente la idea de que los redactores Dtr no trabajaron ex nihilo, de la nada, y compusieron su

67 Vale la señalización y delimitación que hace C. R. SEITZ, Theology in Conflict: reactions to the Exile in the Book of Jeremiah, p 8: El historiador moderno tendría que

acercarse a las fuentes bíblicas con un cierto grado de circunspección. El Antiguo Testamento, incluyendo aquellos relatos que se podrán aproximar mas a “las crónicas históricas”, es, por todas partes, conscientemente teocéntrica, selectiva en lo que escoge narrar, y solo ocasionalmente con el género de información histórica y sociológica de importancia para el historiador moderno”

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35

obra de un solo golpe. Hemos hablado ya de por lo menos dos

reelaboraciones, una josiánica y la otra exílica. Seguramente trabajaron sobre documentos y tradiciones a las cuales hacen referencia a lo largo de la obra68 Algunos, como hemos ya visto, sobre

todo los sostenedores de la teoría del Hexateuco (G. von Rad y otros) quisieran aplicar los mismos criterios y llegar a las conclusiones

semejantes a las del Pt. Es simplemente inaceptable. Aquello que sorprende, incluso a un autor descuidado, es que el Dtr

menciona y elogia a los reyes como Ezequías y Josías, si bien su política no fue más que una ruina, mientras que por otra parte juzga y

critica negativamente a otros soberanos que se sabe eran de primer plano y su política la ejercieron de una manera conveniente (Como Omri y Ahab). Por lo que se percata inmediatamente del carácter

compuesto y parcial de la obra y su marcado interés religioso. La historiografía del Dtr está escrita claramente desde un punto de vista

teológico, y su intento no es el de narrarnos la historia de Israel en el sentido de "historia" que tenemos. La escuela a Dtr trata de explicar la situación presente, dirigiendo su mirada hacia atrás, por lo cual la

elección y recolección de materiales viene efectuada con relación a esta perspectiva.

LOS MATERIALES, en términos generales, sobre los cuales trabajo esta escuela son69:

a) Informes oficiales (2 Sam 8,16-18; 26,23-26; 23, 8-39) de los altos funcionarios de David y sus principales encargos militares.

b) Memoria oficial: Sería el caso de la renovación de la alianza bajo Josías (2 Re 22, 3-30; 23, 1-3. 21-23).

c) Anales oficiales o diarios, redactados en el palacio o en el templo a los cuales hace referencia diferentes veces (1 Re 11,4; 14, 19.29). d) Exposiciones históricas.

f) Sagas: El Dtr poseía sagas de Héroes y caudillos, elaborados teológicamente e interpretados de igual manera (Js 1-11; Jc 3-16; 1

Sam 11, 13; 17). g) Leyendas locales: Etiológicas. h) Leyendas cultuales y sacerdotales (Jc 6,11-24; sacerdotales 1

Sam 1-4). i) Leyendas sobre los profetas, independientes y que no se

encontraban en ningún archivo, sino que se contaba sólo con la tradición de los círculos de los discípulos de los profetas. Los más importantes son Elías, Eliseo e Isaías.

68

“Libro de Yasshar (justo, derecho)” (Js 10,13); “rv"+Y"h; rp,seä (2 Sm 1,18); “Libro de

los hechos de Salomón” hmol{v. ymeg"tpi rp;s. (1 Re 11,41); “Libro de las historias de los

reyes de Israel” `lae(r"f.yI ykeîl.m;l. ~ymiÞY"h; yrEîb.DI rp,se (1 Re 14,19); “Libro de las historias

(crónicas) de los reyes de Judá” (1 Re 15,7; Cf. 1 Re 16,1), etc…. 69Cf. N. LOHFINK, Balance después de la catástrofe, p 275 ss.

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36

Unidad y diversidad en DtrG

Como hemos visto, la crítica se mueve entre dos polos: quienes que son la mayoría, se orientan hacia una obra unitaria, Dtr, y algunos, los

menos, hacia una elaboración individual de los libros. Sin embargo, esta última es difícil de demostrar por varias razones.

1.- El inicio de los libros indican muchas veces de alguna forma la retoma de la historia que ya antes ha comenzado, indicando con ello la

relación de dependencia entre bloque (libro) y bloque (Cf. Dt 1,1; Cf Nm 36,13; Js 1,2, Cf Dt 34; JC 1,1; 1 Re 1,1; los últimos dos casos presuponen la narración precedente más bien de manera general.

2.- Los temas se van desarrollando in crescendo de libro a libro. La

promesa de Dios hecha primero hecha a David en 2 Sam 7, se desarrolla en 2 Re 2,2-4, donde se pasa de David a Salomón, con un nuevo énfasis en la necesidad de que el rey sea fiel a los

mandamientos de Dios.

3.- Hay continuidad en la trama básica y en su desarrollo (Israel que se posesiona de la tierra, lucha por constituirse en una entidad política (menarquía), la historia de la separación de los dos reinos y su

respectiva caída), personajes (Moisés, Josué, Jueces, Samuel, Saúl, David, Salomón, Reyes buenos y malos, profetas). Esta homogeneidad

y continuidad en línea histórica y las características de estilo, en sí no prueban una autoría única, aunque si son decisivas para la hipótesis de la DtrG.

4.- Sin embargo, la diversidad del material a veces irreconciliable (por

ejemplo la promesa davídica, y en sentido más amplio, la lucha por el poder, que difícilmente se puede explicar en el ámbito del exilio (que

en el supuesto de la doble redacción).

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37

INTRODUCCIÓN ESPECIAL

EL LIBRO DE JOSUÉ70

El libro de Josué es el primero de los profetas anteriores según el

canon hebreo y el primero de los libros históricos para los cristianos. Al estado actual el libro tiene una aparente unidad, con un prólogo, un

"Corpus" y un epilogo.

Josué se presenta como libro desconcertante por varios motivos: el principal de ellos es la serie de matanzas de poblaciones enteras. El mismo concepto de guerra santa, problemas que tienen que ver con la

historia y el mensaje que quiere trasmitir, entre otras cosas menudas.

La tradición rabínica consideraba a Josué como autor del Libro (Cf. Baba Bathra 14b) y durante mucho tiempo fue también la opinión de los cristianos. La consideración que hacíamos en el Pt de Moisés autor

del Pt, es la misma que hacemos aquí, dado que Josué habría escrito circunstancias y modalidades de su propia muerte (c 24) lo que resulta

prácticamente imposible.

COMPOSICIÓN LITERARIA

La unidad que presenta el libro de Josué es sólo aparente. En efecto se notan en él, para la crítica literaria, discrepancias y diferencias de estilo y narración71. El libro aparece más bien como un conjunto de

varios documentos agrupados en una época posterior a la de Josué.

Existen sustancialmente dos hipótesis: La teoría documentaria y la historia de las formas.

70 I. HUNT, Josué y Jueces, Sal Terrae, Santander; F. M. ABEL, Josué, París

1958. M. L. A. SCHOKEL, Josué y Jueces, Cristiandad, Madrid 1973; G.

AUZOU, El don de una conquista. Estudio del libro de Josué, Fax, Madrid

1967; G. PÉREZ RODRÍGUEZ, Josué en la historia de la salvación, Casa de la

Biblia, Madrid 1972; J. A. SOGGIN, Joshua, Old Testament Library, SCM Press

Ltd, London 1972; PH. ABADIE, El libro de Josué. Critica histórica, CB 134,

Verbo divino, 71Para otros elementos en contra de la unidad de Josué Cf. H. CAZELLES,

Introducción crítica, p 282.

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a) La Teoría documentaria: Nuestro conocidísimo Wellhausen defensor

del Hexateuco, considera al libro de Josué como la lógica conclusión de los cinco primeros libros de la Biblia. Por este motivo prefiere hablar de Hexateuco y no de Pentateuco72. Para Wellhausen y sus seguidores, el

libro de Josué habría sido compuesto mediante la fusión de los documentos J, E, D y P que se habían individuado para el Pentateuco.

Según esta teoría la época redaccional iría desde el X o IX siglo a. C, con retoques de un redactor (600 a. C) a J y a E, ilustrando la doctrina del Dt y después del exilio un redactor P le habría dado la forma

definitiva. Aproximadamente hacia el 200 fue completado, cuando fue introducido entre los profetas anteriores. Pero esta teoría, aceptada en

pasado, hoy no se sostiene más. El libro de Josué en efecto, aparece diferente al problema del Pentateuco, ya sea como forma, ya sea como contenido.

Aquello que queda fuera de discusión por los críticos es la redacción

deuteronomista del libro de Josué. b) Por otra parte, es mérito de A. Alt73 y M. Noth74, ver en el libro de

Josué, en su forma y contenido, tradiciones que son diferentes a las del Pentateuco y que no tienen nada o poco en común con el Pt. Noth

incorpora el libro de Josué a la obra histórico deuteronomista que termina con 2 Re, de la cual el Dt no es más que el prólogo a esta larga historiografía. Un redactor deuteronomista se habría servido de

escritos anteriores. El primero de estos escritos sería:

a) "El relato de la conquista", compuesto hacia el 900, por un redactor de Judá que, a su vez, se habría servido de relatos etiológicos de

origen benjamita y que habrían sido en el santuario de Gilgal (2-9), así como relatos de guerra con un interés puramente local (cc 10-11; 1-9).

b) El segundo escrito del cual el redactor se sirvió. Noth lo llama

"descripción de Palestina" que se encuentra en los capítulos 13 a 21 y que sería posterior a la reforma de Josías. Este escrito habría nacido de la fusión de un documento anterior a la fundación del reino de

David que precisaba los confines geográficos ideales de las 12 tribus.

c) El otro escrito sería una lista de localidades de Judá, a la época de Josías.

72Cf. J. WELLHAUSEN, Die Composition des Hexateuch, Berlin 1899. 73A. ALT, Die Landnahme der Israeliten in Palästina, Leipzig 1925. 74M. NOTH, Das Systen der Zwölf Stäme Israels, Sttutgart 1930; Idem, Das Buch Josua, Tübingen 1953 2ª ed.

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39

Esta teoría es aceptada por una buena parte de críticos, pero, al

mismo tiempo, hace surgir algunas dificultades: Las opiniones se dividen por lo que respecta a los materiales que están a la base del libro de Josué y entorno a las transformaciones que han sufrido estos

materiales.

Dada la substancial aceptación de esta teoría, se ha llegado a la conclusión que Josué ha sido compuesto por uno o más autores, utilizando tradiciones y documentos de una antigüedad notable, pero

posteriores a la época de Josué. Prueba de esto es que el mismo libro de Josué afirma que fueron utilizados documentos escritos (10,13: ¿No

está esto escrito en el libro de Jasher?). Que el libro haya sido compuesto sobre la base de documentos posteriores a la época de Josué nos lo dice la frase varias veces repetida "Hasta el día de hoy"

(Js 4,9; 5,9; 6,25; 7,26; 8,29) que hace una comparación entre el tiempo del redactor y el tiempo de Josué. Así pues, tal parece que la

composición del libro de Josué habrá que situarla en el tiempo del exilio en su forma más reciente, cuando, teniendo como base el Dt, la historia del pasado era iluminada para el presente y para el futuro.

Los compiladores Dtr habrían retocado el material de las tradiciones ya

combinadas en una forma más o menos amplia, por ej. el c 1, o la introducción de los vv 1-9, la profesión de fe puesta en la boca de Rahab ( 2,9; Cf. Dt 4,39) etcétera.

CONTENIDO El libro de Josué, en general, se divide claramente en tres partes: La

primera (1-12) evidentemente es aquella que comprende el relato unitario de la instalación en Canaán por parte de las 12 Tribus de

Israel bajo la guía de Josué. Las doce tribus de Israel atraviesan el Jordán, fijan su campamento en la zona de Guilgal, cerca de Jericó,

ocupan Jericó y luego ‘Ay, se efectúan dos expediciones, la primera al sur y la segunda al norte. La narración, sin embargo, no considera muchas zonas. ¿Cómo es que llegan al norte sin haber ocupado la zona

central? Sabemos solamente que Israel tenía bajo su control a Siquem y sus santuarios (8,30 y c 24), pero no se nos dice en que manera los

obtuvo. La segunda trata de la división del país (cc 13-21). Son consideradas

sólo las tribus cisjordánicas, puesto que las transjordanias ya habían recibido su parte antes de atravesar el Jordán.

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La tercera y última parte nos narra lo sucedido en la asamblea de

Siquem (23 y 24). El capítulo 23 es exquisitamente Dtr y el capítulo 24 es una versión Dtr reelaborada.

ASPECTOS LITERARIOS Los problemas particulares que el libro de Josué pone son los siguientes: La versión unitaria de la conquista de Js y la fragmentaria

que encontramos en el libro de Jc.

Como hemos ya podido notar, el libro de Josué aparece como el fruto de una larga y compleja actividad literaria, en el que convergen un buen número de tradiciones, documentos, informaciones obtenidas de

diferentes fuentes. Por lo tanto la posición de Y. Kaufmann75, es inaceptable, puesto que él piensa que el libro de Josué relata los

eventos de la conquista, históricamente atendibles, escritos por un autor, un testigo cular de los eventos, poco después de los acontecimientos, con un estilo Dtr. Tal posición, aunque si descarta las

fuentes utilizadas en el Pt y admite la obra histórico Dtr, no tiene en cuenta a la crítica literaria, histórica y de las tradiciones76. La

instalación, para Kaufmann de ninguna manera fue pacífica, sino más bien manu militari77, por todas las tribus y bajo la perfecta guía estratégica y táctica de la personalidad excepcional de Josué. Jc 1 no

estaría en contradicción con la presentación de Js, sino que sería más bien la continuación histórica de los acontecimientos narrados en el

libro de Josué. El carácter compuesto, el material diverso y la redacción Dtr del libro

de Josué son actualmente reconocidos por un buen número de estudiosos.

Aquello que da una cierta unidad aparente al libro de Josué es la

misma persona de Josué, sin duda. Es precisamente la persona de Josué que une ciertos relatos aparentemente sin ninguna conexión. A esto habrá que añadir, sin más, la redacción Dtr que le da su impronta

personal, siguiendo el principio de que la historia de Israel viene

75Y. KAUFMANN, The Biblical Account of the Conquest of Palestine, Jerusalem, 1953. 76Cf. R. de VAUX, Histoire Ancienne d'Israël, I, Gabalda, Paris 1973, p 445. 77Kaufmann distingue cuatro tipos sucesivos de guerras: a) de conquista: Nm 21-Jc 1; b) de tributo: Esta guerra es la sucesiva a la penetración en la tierra de Canaán, en donde no se renuncia a arrojar a los cananeos fuera de su tierra, sino que se les obliga a la fajina; c) de liberación: Periodo de los jueces e inicio de la monarquía (Jc 3-1 Sam 31), 4) de imperio: Reinado de David y Salomón.

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juzgada positiva, o negativamente, en base a la fidelidad a la alianza

con Yhwh (Cf. Dt 28,1-2).

La recomposición del Josué78:

a) Al origen habrá que poner sin duda a las tradiciones orales muy antiguas, posteriormente puestas por escrito, que bien podrían haber sido el "relato de la conquista" y "la descripción de la Palestina", según

Noth. Estas tradiciones se desarrollaron cerca de los santuarios, en la recitación litúrgica, especialmente en los santuarios de Siquem y de

Guilgal. b) El material etiológico (leyendas etiológicas): Este es el punto de partida de A. Alt y de Martin Noth. Estas leyendas etiológicas tratan de

explicar los "porqués". Así la leyenda etiológica, para Alt, se basa en hechos pasados que se hacían sorprendentes en la época en la que se

producían. Y estas eran presentadas como consecuencias de hechos históricos de la conquista. Estas leyendas etiológicas79, para Alt, eran perfectas, autónomas, cerradas en sí mismas y no dependían de

contextos más amplios.

Según De Vaux80 los estudios recientes han clarificado un poco el concepto de Etiología. Etimológicamente significa "la ciencia de las cosas", es decir, es aquella parte de la ciencia que se ocupa de las

causas que producen determinados efectos, o cuyos efectos pueden ser experimentados en el presente. Después de Gunkel, los biblístas,

cuando hablan de etiológico entienden los relatos que explican el origen de un nombre personal, o de un pueblo o de un lugar, un accidente de la naturaleza, un uso, un comportamiento, o un rito que

persiste "hasta el día de hoy"81. Cuando se habla de un relato que trata de explicar un determinado evento, parece ser que se piense que todo

se trate de una invención, es decir, que ese relato esté allí para justificar el porqué se encuentran esas doce piedras en Guilgal. Pero

no es así. En origen el que narraba la historia creía que era verdaderamente así. Childs, por su parte, trata de mostrar que en realidad las formula "hasta el día de hoy" no tiene solo la función de

justificar, sino que se trata, en la mayoría de las veces, de un

78Cf. I. HUNT, Josué y Jueces, Sal Terrae, Santander, 1969, p 9. 79Por ejemplo: Las doce piedras de Guilgal, (Js 3), el collado de los prepucios (5,2 ss), la destrucción de Jericó (6), las ruinas de 'Ay ((8,1-29), el tratado con los gabaonitas y con otras tres ciudades y como los gabaonitas eran afectos al culto (9), y porqué la

gruta de Maqeda estaba clausurada. 80R. De VAUX, Histoire, op. cit. I, 448. 81Cf. B. S. CHILDS, A Study of the formula "until this day", JBL 82 (1963) 279-290, que según él, esta fórmula es, en la mayoría de las veces, una aclaración redaccional sobre tradiciones ya existentes.

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testimonio personal, añadido a la tradición que lo transmite y que este

testimonio lo confirma. Dice de Vaux: "Hay que admitir que en muchos de los relatos, las características etiológicas son secundarias y que existen pocos relatos que sean completamente etiológicos"82. De hecho, ¿de dónde pudieron haber venido las ideas de la destrucción de

ciudades cananeas, si los israelitas nunca tuvieron combates con ellos? Decir etiológico no equivale a decir a invención o leyenda.

c) A esto habrá que admitir ciertos datos oficiales geográficos acerca de los territorios ocupados por las tribus. d) La redacción Dtr. Para la mayoría de los estudiosos, no cabe duda

que el libro de Josué hace parte de la obra histórico Dtr.

Es evidente que el libro de Josué no pretende dar un cuadro detallado por lo que se refiere a la conquista de la tierra de Canaán. Existen de hecho muchos territorios que no se mencionan siquiera y muchos

vacíos en la narración.

Estos y otros problemas que conciernen el carácter incompleto de la narración, se deben a que, estando al texto de Josué, no se logra reconstruir de una manera clara el desarrollo de la conquista. De

hecho, por una parte, el libro de Josué relata la conquista por obra de Josué de una manera completa (todo Israel, Toda la tierra de Canaán)

con sólo dos campañas militares y por otra parte, en el capítulo 13,1-5 nos dice que la conquista fue sólo parcial, y que duró por muchos años (11,18), donde los israelitas bajo la guía de Josué experimentaron no

sólo las victorias, sino también derrotas, puesto que Josué no logró apoderarse de Jerusalén (15,65), ni de Gezer (16,10) ni de las

ciudades fortificadas de la llanura de Esdrelón.

Pensamiento teológico

El Libro de Josué trae a la memoria inmediatamente la guerra, Jericó y sus murallas que se desploman ante la llegada de los fatigados hijos de la promesa y del desierto y, además el fenómeno astrológico del día

más largo de toda la historia del mundo, con la famosa polémica medieval del caso Galileo Galilei y Josué: “Detente, oh Sol”. Todo lleva

un tono triunfalista y épico que narra cómo Israel se va posesionando de la Tierra prometida a sus padres. Además de la ramera de Jericó que ayuda a los espías israelitas, Rahab83, la avidez de Acan, y el

pacto con los gabaonitas.

L libro de Josué, leído n su conjunto, es un testimonio de la soberanía absoluta de Dios, sobre el cosmos, sobre los enemigos de Israel y

82R. De VAUX, Histoire, I, p 449. 83 Esta ramera de Jericó, tuvo sus repercusiones hasta en el NT, ya que Mt no tiene ningún problema en ponerla en el árbol genealógico de Jesús y la epístola a Hb alaba la fe de Rahab.

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sobre el mismo pueblo de Israel. Aunque tradicionalmente el libro se

llame “Josué” el verdadero protagonista de la historia y del libro es Yhwh que gobierna todas las cosas y la historia. Que ordena y castiga la desobediencia, que da y quita la tierra, y exige una dedicación

absoluta, sin rivales ni contrincantes. Él es el único Dios de todo.

Todo el libro manifiesta una tensión muy fuerte, entre la fidelidad a la Palabra de Dios (lo que Dios quiere), y su cumplimiento por parte del pueblo. Entre lo que Dios quiere y lo realizado por el pueblo se

encuentra el mensaje de Js: fidelidad a la Palabra de Dios, fidelidad a la alianza. No cabe duda que se trata de una excelente forma de

parénesis, de enseñanza para quien vivía tiempos completamente distintos a los protagonistas del libro (ya sea desde la época de Josías o el exilio) y que veía cómo ya desde entonces Dios se había

mantenido fiel en todo lo que había prometido, sin duda; el pueblo no tanto. La obediencia garantizaba la posesión de la tierra, cual ecuación

matemática. La desobediencia la ponía en cuestión. La balanza se hizo del lado de la desobediencia y esto vendría a explicar cómo es que Israel perdió la posesión de la tierra que, por parte Dios, había sido

cumplida cabalmente.

De lo dicho anteriormente, tendría que resultar claro que la finalidad de este libro es, ante todo, religiosa. Las antiguas tradiciones que la redacción Dtr recoge, narrando los episodios más sobresalientes sobre

la conquista, tienen toda la intención de demostrar que ha sido Yhwh quien tiene plena posesión de la tierra de Canaán y la da

gratuitamente a su pueblo. El hilo conductor del libro de Josué es la alianza entre Yhwh y su pueblo. Yhwh cumple sus promesas dando la

tierra de Canaán (Cf. 1,3.6.11; 23, 5.14; 24,13). Este es el "leit motiv" que predomina el libro de Josué. No fue Israel quien conquistó la tierra de Canaán, sino Yhwh es el verdadero poseedor.

El libro de Josué subraya, además, la fidelidad de Dios a sus

promesas: “No falló una sola de las buenas palabras que había formulado Yhwh a la casa de Israel" (21,45). Frase que condensa todo el mensaje del Libro. El don de la tierra es la grande señal de la

fidelidad de Yhwh a sus promesas, así como también una manifestación de la potencia de Yhwh en el cumplir lo que él promete.

La fidelidad de Dios a sus promesas y a su alianza, son dos temas fundamentales de la teología del libro de Josué. Las proezas de Josué

revelan que Dios está con su pueblo cuando éste le obedece. A la fidelidad de Yhwh corresponde (O debería corresponder) la fidelidad de

Israel, por lo que respecta a las obligaciones de la Alianza. Probablemente este estrato pertenece a la primera redacción Dtr, de la época de Josías. Los israelitas tendrían que seguir el modelo de sus

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líderes: Josué- Josías, ambos viven de acuerdo a la ley de Dios, ambos

celebran la pascua, ambos defienden los derechos de los pobres y marginados (Cf., Josías, Jr 22,15-16). Para el auditorio de la época josiánica, el mensaje era más que claro: Los israelitas tenía que imitar

el ejemplo de sus líderes: fieles al único Dios y garantes del derecho y justicia a los pobres. Pero para los exiliados el libro de Josué ha de

haber significado un duro golpe: Habían perdido la tierra. Entonces resonaba Josué otra vez reclamando las obligaciones de la fe y culto exclusivo a Yhwh. En cuanto a mí y a mi familia serviremos sólo a

Yhwh (Js 24,15). Josué no solo recuerda a los israelitas del exilio que habían de luchar en contra de todo lo que sonaba a cananeo, sino

también presenta modelos positivos con los cuales la comunidad tendría que identificarse: Rahab, Gabaonitas, levitas.

La tierra, en la visión del libro de Josué, da unidad y estabilidad a Israel como nación. Esta estabilidad se basa en el hecho de que la

tierra es y permanece propiedad de Yhwh y, como pertenencia de Yhwh, es santa y Yhwh mismo la habría defendido. Para algunos autores la tierra sería la protagonista del Libro de Josué: ella aparece

como la tierra que Dios había jurado dar a sus Padres y la meta del Israel peregrino por el desierto, luego de haber sido liberado de la

esclavitud de Egipto. La tierra es el don de Dios a Israel, pero, al mismo tiempo, requiere que Israel se esfuerce por conquistarla y poseerla y una vez poseída, mantenerla: eso solo será posible solo si

existen el cumplimiento de los ideales Dtr: Monoyahvismo, y obediencia radical a la ley de Dios, así como las obligaciones en orden

a la justicia social. Tanto es verdad que cuando Israel no se adhiere a ello, pierde la tierra.

La guerra Santa: Choca para el lector moderno ver en el libro de Josué un nivel moralmente bajo, por ejemplo por lo que respecta al anatema

al exterminio, que consistía, originalmente, en un rito de la guerra santa por el que los beneficios de la victoria se consagran a la

divinidad84. Ahora bien, ¿Qué explicación pueden tener las guerras atribuidas a Josué? El anatema o aniquilamiento del enemigo se indica

con el término hebreo Herem (mrx), "consagración", "Bando" al

exterminio, o sea, la ciudad conquistada, con todo aquello que contiene, eran consagrada (quemada) a Yhwh, incluidos los bienes,

propiedades y animales. Esta práctica no era sólo israelita, sino era común en todo el Oriente antiguo. Hay que tener presente, sin embargo, que las guerras de Josué son, en gran parte, una

reconstrucción teológica de los acontecimientos y ésta, como hemos dicho, es obra de los redactores Dtr85. El fin de los redactores es la de

84Cf. J. L McKENZIE, Il mondo dei giudici, 27 ss. 85Con excepción los capítulos 6-9, considerados antiguos.

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“dar una lección”: Los cananeos y sus dioses representan todo lo que

puede desviar de Yhwh al pueblo elegido. Es por ello que tienen que ser eliminados con radicalidad. Para los redactores Dtr, los males que Israel padece son el resultado del contacto y asunción por parte de los

Israelitas del culto y de las creencias cananeas. Por eso, "Ellos presentaron un programa Ideal de exterminio de los cananeos, que

ellos sabían que no se habían verificado nunca"86.. Por otra parte, la idea que está debajo de los relatos bélicos de Yhwh y

su pueblo es la idea de que Dios quiere conceder la tierra a un grupo de esclavos fugitivos que proviene del desierto. Él se las va a quitar a

los poderes monárquicos y opresivos y se las dará a su pueblo de esclavos.

En fin, nadie niega el paralelismo de Josué con el nuevo Josué, Jesús. El mismo nombre, el Jordán donde Jesús inicia anunciando el reino, la

nueva tierra, la nueva pascua, la circuncisión del corazón, la nueva alianza y la conquista de uno mismo.

VALOR HISTÓRICO

Las fuentes que nos ayudan a reconocer el ambiente histórico de Josué, además del mismo libro de Josué, provienen de los

descubrimientos arqueológicos y de los monumentos históricos de los pueblos circundantes a Israel. Sin embargo, en la actualidad, se

marcha con mucha cautela, ya que ni los estudios bíblicos, ni los repertos arqueológicos permiten reconstruir un cuadro completo y exhaustivo de los acontecimientos a los cuales el libro se refiere. Está

claro que el libro de Josué no pretende hacer una reconstrucción detallada de lo que pudo haber sido la llamada conquista en ciertos

ambientes. El carácter teológico-exhortativo reluce con particular brillo en las narraciones, al punto de opacar otros elementos. Esto no

significa que se niegue el elemento histórico, sino más bien que tiene que ser redimensionado. Es un hecho que hacia el siglo XII, y más tarde con la monarquía, Israel dominaba el territorio de Palestina. El

problema está en reconstruir cómo es que Israel se logró constituir en un imperio en esta época.

El periodo histórico al cual Josué se refiere (1250-1050)87 es uno de los más pobres, debido a la decadencia, saqueos y destrucciones en

Palestina y, no sólo en ella, sino también en Siria, Egipto y en Mesopotamia, situación que facilitaba la ocasión para la instalación de 86H. CAZELLES, Introducción crítica, p 295. 87Cf J. L. McKENZIE, Il mondo dei giudici, p 31 ss.J.A.SOGGIN, Introduzione, p 149.

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cualquiera, incluso de Israel. Este hecho atendible, de un periodo

turbulento, puede ser verificado y constatado históricamente. Las excavaciones arqueológicas en efecto, han descubierto en las ciudades cananeas de Betel, Laquis, Eglon, Tell bet-misrim y Hazor, una violenta

destrucción hacia el 120088 y la nueva instalación que se verificó después de la destrucción, lleva signos evidentes de una clara

inferioridad cultural: un regreso y no un progreso respecto a los que ocupaban el lugar. Pero que la conquista haya sucedido como es narrada en el libro de Josué, resulta casi imposible de verificar sobre el

plan historiográfico.

Dejando aparte la intención teológica que los redactores Dtr se propusieron en su reflexión sobre los hechos pasados, se nota como también la contribución humana tuvo su peso en la conquista adquirida

por Yhwh: Por ejemplo el envío de los exploradores a Jericó (c 2), la batalla de la ciudad que tuvieron sus habitantes contra los invasores

(24,11), la emboscada de 'Ay (c 8) etcétera..., es decir usando estrategias típicas de la gente del desierto, por lo que sobre el plano estratégico por lo menos resulta probable.

La estrategia89 presentada por el libro de Josué es bastante razonable

y, por este motivo, no puede ser considerada como fruto de pura imaginación o idealización. Ciertamente habrá el recuerdo de algunas batallas conducidas en el pasado, no necesariamente de conquista

pero sí de defensa del territorio. La zona montañosa del centro de Canaán, nos dicen las cartas egipcias de El-Amarna, tenía pocas

ciudades fortificadas, lo que facilitaba más el acceso a tribus con escasos medios bélicos. El camino más fácil para alcanzar la zona

central era precisamente la que Josué siguió: Saqueando ‘Ay, Israel se transfirió a Siquem, la ciudad sagrada de los antepasados, en territorio benjamita, uno de los menos extensos de la geografía de las tribus.

JUECES

TITULO Y CONTENIDO

Hebreo Shof tîm, para los griegos Krítai, Latín Iudices y en español Jueces. El libro, esta vez, logra percibir el contenido del libro.

88Cf. W. F. ALBRIGHT, From the stone Age to Christianity, New York 1957, pp 278-279. 89Cf. F. M. ABEL, Les stratègemes dans le Livre de Josue, RB 56 (1959) pp 321-339.

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El título de Shofetim, normalmente traducido con Jueces, no tiene el

significado que actualmente en nuestra lengua y en las lenguas modernas se le da a este libro. En hebreo Shofetîm proviene de la raíz Spt (* Tpht) y por lo que respecta a su significado es muy discutido

entre los estudiosos, debido a la amplitud de significado que la raíz tiene, que va desde "imponer la voluntad", "gobernar", "decidir entre"

etcétera90. Por este motivo no se justifica la reducción del término exclusivamente a la decisión jurídica. De hecho no vemos nunca a los Jueces en el desarrollo de una función forense.

En general Spt designa una acción que restablece el orden perturbado

de una comunidad (cf. Gn 16,5; 31,53; Ex 18,16; Nm 35,24; Dt 1,16; Jc 11,27, etcétera). Así la tesis clásica de L. Köhler dice "juzgar no significa constatar hechos delictivos y, en virtud de esta constatación,

pronunciar sentencia y condenar, sino que en hebreo "Juez" y "auxiliador" son conceptos paralelos. El significado fundamental que

Spt tiene, a parte del significado de juzgar, gobernar, también designa "hacer justicia", "vengar", "librar un inocente de un engaño", es decir, el juez es el defensor de una persona y, particularmente en el libro de

los Jueces, los jueces son los defensores de Israel contra sus enemigos. Estos salvadores y defensores de Israel, para el libro de Jc,

son el objeto de la acción de Yhwh que les confiere un impulso interior que se llama "espíritu de Yhwh", que no se identifica con el mismo Yhwh, y viene concebido como una fuerza impersonal, imprevisible e

incontrolable que les hace cumplir proezas fuera de sus capacidades normales. Max Weber les dio el nombre de "Jefe carismático": "El juez

tiene un carisma que recibe como un don de Yhwh y, este carisma, es el espíritu"91.

DIVISIÓN

Los Jueces se pueden dividir formalmente en seis menores y seis

mayores. El criterio usado en la división de mayores y menores se basa en la importancia y amplitud de su obra en la historia de su

pueblo. Los héroes carismáticos, en el sentido estricto de la palabra, son llamados por Yhwh para hacer frente a particulares situaciones de

peligro, de frente a los enemigos y son llamados salvadores. Los seis menores para A. Alt y M. Noth se pueden identificar con aquellas personas que estudiaban y proclamaban la Ley (Cf. Jc 10,1-5; 12,8-

15) que tenían el oficio para todo Israel. Tal oficio no era hereditario y habrá que deducir que venían elegidos o escogidos por suerte.

90G. LIEDKE,jpv, DTAT, II,1252-ss 91J. L. McKENZIE, Il mondo dei giudici, p 26.

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El libro de los Jc se divide en tres partes:

a) 1,1-25: Dos expediciones de las tribus de Judá y de la tribu del centro Norte. b) El "cuerpo" del libro de los Jc (2,6-16,31). Todos los hechos de los

seis jueces mayores que, aparentemente se desenvuelven a nivel nacional, pero que en detalle se limitan a ciertos territorios y los jueces

menores.

1) JUECES MAYORES

a) Otniel (3,7-11) de la familia de los Kenizitas, libra a Israel del rey arameo de Cusan-Risatayim y asegura la paz por 40 años (3,7-11).

La opresión del rey arameo duró por ocho años. b) Ehud (Aod), de la tribu de Benjamín, libra a Israel de la opresión de

Eglón, rey de Moab, que duró 18 años y asegura la paz por 80 años (3,12-30). 3 y 4) Débora y Barak: Barak de la tribu de Neftalí, vence a Yabin rey

de Hazor que oprimió a Israel por 20 años. Barak fungió como Juez 40 años (4,1-5,31). Destruye, bajo consejo de Débora, a Sisara,

general del ejército cananeo. Canto de Débora (6-8). 5) Jedeón: de la tribu de Manasés, libera a Israel de los madianitas y hace el juez por 40 años (6-8). A su muerte su hijo Abimelek intenta

usurpar el poder en calidad de rey (9). 6) Sansón: de Dan, combate contra los filisteos que oprimieron a

Israel por 40 años. Es Juez por 20 años (13-16). 2) LOS JUECES MENORES

1) Tolá, de la tribu de Isaacar, gobierna por 23 años (10,1-2) 2) Yair , de Galaad, dura 22 años (10,3-5).

3) Yefte, también de Galaad, libera a Israel de los amonitas que oprimían a Israel desde 18 años; es Juez por 6 años (10,6-12,7) 4) Ibzan (O Abzan), de Betlem, gobierna 7 años.

5) Ayalón (Elón), de Zabulón, es juez por 10 años (12,11-12). 6) Addon, cerca de Siquem, juez por 8 años (12,13-15).

IIIº PARTE: Consta de dos apéndices:

1) El primera apéndice (cc 17-18) refiere los hechos que condujeron a la fundación del santuario de Dan. Episodio de Mica.

2) El segundo apéndice (cc 19-21) trata de la guerra civil contra Benjamín.

ASPECTO LITERARIO

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El "cuerpo" del libro (2,6-16,31) deja entrever una cierta unidad

interior, si bien a una lectura más atenta se nota, al mismo tiempo, una diversidad literaria. En efecto nadie puede negar el esquematismo intencional, repetido varias veces, que aparece en el libro de Jc.

La estructura está ya delineada en el prologo (2,6-3,6) y en la

introducción a Yefte (10,6-16; Cf. 2,1-5; 6,7-10) y la podemos esquematizar en cuatro puntos.

a) Israel peca adorando a otros dioses: "Los hijos de Israel hicieron lo que es malo a los ojos de Yhwh" (2,11; 3,7.12; 4,1; 6,1; 10,6; 13,1) o

"Abandonaron a Yhwh y sirvieron a los Baales y a los astartés" (2,11.13; 3,7; 10,6). b) Yhwh castiga a los israelitas entregándolos a la opresión de los

enemigos extranjeros92: "El los entregó... (O vendió) en manos (de fulano)" (2,14; 3,8; 4,2; 6,1; 10,7).

c) Los israelitas claman a Yhwh: "Los hijos de Israel clamaron a Yhwh" (3,9.15; 4,3; 6,6; 10,10). d) Yhwh suscita un Juez para que los libere: "Y Yhwh les suscitó

Jueces" (2,16) o un "libertador" (3,9.15)

a) El esquema va pues desde "Pecado-castigo-arrepentimiento-liberación": En pocas palabras: La lección religiosa de Jc es: El pecado acarrea el castigo mediante la opresión extranjera; pero Dios responde

al arrepentimiento mediante el envío de un libertador. En el estilo y en el pensamiento de Jc se puede reconocer fácilmente a la obra de los

historiógrafos Dtr. Estos historiógrafos se interesan de todo Israel, partiendo de tradiciones locales que vienen del norte de Israel. Sólo la

historia de Othniel el Kenita 83,7-14) puede ser ambientada en el sur, en Judá. Se puede inclusive suponer que los redactores se sirvieron de documentos ya fijos.

b) Por otra parte el esquema repetido varias veces no puede ser más

que artificial, fruto de reflexiones posteriores. Prueba de ellos es la repetición constante e inalterada de las cifras simbólicas, más que reales, como son 20, 40 y 80 (Cf. 3,11.30; 5,31; 8,28; 13,1) referidas

a los jueces mayores y no a los jueces menores.

c) Las fuentes: Como hemos ya visto, varios estudiosos supusieron las mismas fuentes en Jc de las que habían sido identificadas en el Pt o

92 Cf. el tema de la ira de Yhwh es importante en este aspecto porque 1) representa el

clímax de la disidencia de Israel en relación a Yhwh; 2) siempre está asociada a una proclamación del juicio de Yhwh en relación a Israel que anuncia un castigo; la revelación de la ira de Yhwh exige un castigo que detiene efectivamente la historia del pueblo hasta que se repita la ocasión de la salvación. Cf. D. Mc Carthy. Institution y narrative, Analecta Biblica 108, Biblical Institute Press, Roma 1985,

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50

Hexateuco. Actualmente, sin embargo, está posición no vale más, sino

que se es del parecer que tales fuentes no pueden ser individuadas en el libro de los Jueces. Así por ejemplo O. Eissfeld93 descompone el libro de los Jueces en dos documentos: J y E. añadiendo un tercero llamado

L (=Leien: laico). H. Cazelles94 pone de manifiesto la intensión teológica de J y E: J subraya el tema de la fidelidad a Yhwh, mientras

que E parece ser una reflexión teológica más profunda, parecida al profeta Oseas. La primera sería del reino septentrional y habrá narrado la historia que respecta las tribus septentrionales (3,12-9,567). Un

redactor del reino de Judá habría completado la obra en base a documentos que provenían del sur y que retocó según su esquema

expuesto en el prologo (2,6-3,6). Un segundo redactor plasmó en Jc el espíritu de la escuela Dtr para manifestar la intensión teológica ya vista en el uso de su esquema.

d) Intento de solución: Determinar de una manera cierta y clara las

fuentes del libro de los Jc no es una empresa fácil. Ante todo, habrá que poner a la base relatos o tradiciones orales locales que narraban las proezas de héroes israelitas que habían salvado a su pueblo del

peligro del enemigo. La redacción Dtr, con su idea base del panisraelismo hizo de estas tradiciones locales, héroes nacionales, es

decir, para todo Israel. Sobre esto existe un casi común acuerdo. Por otra parte el libro contiene indicaciones de redacciones posteriores,

sobre todo el segundo prologo (2,6-3,6). Además, existe un tono antimonárquico en una parte de la historia de Jedeón y de toda la

historia de Abimelek. "Se podría avanzar la hipótesis que toda la recolección, con la idea del héroe-salvador carismático, se oponga a la

monarquía"95. Hipótesis lógicamente difícil de demostrar. Aquello que se puede sostener es que las historias de Jedeón y de Abimelek pertenezcan a los mismos círculos que originaron los elementos

antimonárquicos de 1 Sam.

f) Por lo que respecta el primer capítulo de Jc, tiene su propia historia. Al estado actual tienen la función de ligar el libro de Jc al libro de Josué. Sin embargo, dada la versión diferente de la conquista que el

libro de los Jc presenta, más que ser un punto de unión (trait-de-union), representa más bien un obstáculo.

g) En Jc 9; 17-18 y 19-21 se nota claramente la elaboración del Dtr, mientras que los cc 17-18 y 19-21 parecen ser más bien apéndices

que permanecen fuera del marco de la redacción Dtr. No es fácil determinar cuándo se incorporaron estos apéndices.

93O. EISSFELD, Die Quellen des Richterbuchs, Leipzig 1925. 94H. CAZELLES, Introducción crítica, p 303 ss. 95J. L. McKENZIE, Il mondo dei giudici, p 19.

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h) Después de esta redacción Dtr, el libro sufrió todavía algunos retoques por lo que a los jueces menores se refiere. Encontramos, de hecho, una anotación sobre el nombre del Juez menor, de su madre o

de su padres, de la patria y del tiempo de su actividad (Cf. cc 10-12).

i) La forma actual del libro podría ser ubicada después de la cautividad, ya sea por ideas y por contenido: Cifras, cronología, Israel unido que forma una comunidad estructurada y con sus "asambleas"96.

VALOR HISTÓRICO

A causa de la redacción Dtr, comúnmente reconocida no sólo en el libro de los Jc, sino en todo lo que se le llama "obra deuteronomística",

que incorpora relatos locales, no de todo Israel, aquel que se acerque al libro de los Jc con el concepto moderno de historia quedará decepcionado.

a) La primer característica de Jc es la fragmentariedad de la

presentación de las tribus, puesto que fue sólo en la monarquía que Israel conquisto su unidad étnica y política. Anteriormente, Israel era una confederación de familias y clanes patriarcales, orgullosos de su

libertad e independencia y de sus propiedades (es cuanto Jc deja entrever debajo de líneas), lo cual no le permitía fácilmente someterse

a cualquier jefe de otra tribu. Es por este motivo que ningún Juez ejercitó el poder sobre todo el territorio y las tribus de Israel, sino que su función se limitaba a ciertas tribus y sólo en situaciones de grave

peligro.

b) El relato heroico que se encuentra en la primera redacción no es típica y exclusiva de Israel, sino que se encuentra por doquier97. El cuadro geográfico de Jc no es imaginario. Los héroes tienen una

referencia cronológica, aunque si esta está limitada a ciertos territorios, a diferencia de los relatos que encontramos en Gilgamesh

en donde la geografía es puramente imaginaria. No obstante en el libro de los Jc encontramos relatos del tipo "tragicómico" y hasta el

burlesco98, cosas que son típicas de los relatos populares: "expresión del mejor y más autentico folklore"99.

c) La cronología: Como hemos ya visto, las cifras de Jueces (20, 40, 80) no pueden ser más que artificiales y no reales, fruto de los

96Cf. H. CAZELLES, Introducción crítica, p 304. 97Cf. J. L.McKENZIE, Il mondo dei giudici, p 20-22. 98Cf. H. CAZELLES, Introducción crítica, p 305. 99J. L. McKENZIE, Il mondo dei giudici, p 21.

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redactores, sin excluir que algunos datos provengan de fuentes

antiguas. La cronología permite sacar el resultado por lo que respecta la durada: 407 años. Añadiendo a esta cifra otras cifras que se encuentran en la Biblia se alcanza la suma de 600 años, o sea, abraza

el periodo que va desde Moisés hasta la construcción del Templo de Salomón. Este hecho desconcierta ya que 1 Re 6,1 cuenta con sólo 480

años (40x12= 480 ¿? ¿Cifra simbólica?). Por este motivo los críticos desconfían de la cronología del libro de los Jc.

d) No obstante la fragmentariedad del libro y su desconfiable cronología, el libro puede retenerse atendible desde el punto de vista

histórico. Prueba de ello es el realismo histórico100. Otra prueba del realismo histórico del libro de los Jc es la manera en la cual el libro presenta la época de los Jc: Es una época de luchas y desordenes, una

época de transición que se coloca en el periodo intermedio de Moisés-Josué y David-Salomón. Las excavaciones arqueológicas, de una forma

directa o indirecta, confirman una noticia del libro: En la época en la que se instalaron los israelitas en la tierra de Canaán presenta una ruptura entre la cultura cananea del bronce reciente (XIII siglo a.C.

Bronce Reciente B') y la israelita del hierro antiguo (XII siglo a.C.)101.

Gracias a la arqueología se puede establecer una cronología profana que los redactores Dtr no cuidaron. La cronología de la penetración en Canaán debería ser situada entre el 1250 y 1200. La época de Jueces,

por su parte, deberá cubrir el periodo que va del 1200 al 1060.

VALOR RELIGIOSO

a) De lo dicho anteriormente resulta que el pensamiento religioso del libro de Jc es aquel del marco en el que lo encuadró la redacción del Dtr, si bien no se puede excluir que las tradiciones locales, aisladas las

unas de las otras, tuvieran ya, antes de ser incorporadas en el libro, una determinada intensión teológica. En efecto, aunque si se

manifiestan ser relatos populares, folklorísticos, no por ello no reflejan una determinada fe Yahvista bastante madura: El problema del sincretismo religioso se plantea en las narraciones de Jedeón en

términos tajantes: O Yhwh o Ba'al. Así pues, en estos relatos sobre héroes locales se revela la concisión de que el espíritu de Yhwh los

anima y los mueve. b) "La historia de las desgracias y de los éxitos del tiempo de los

Jueces es la de las infidelidades y reconversiones de Israel, en el Dios que se revela"102. Esta idea es patente en los redactores, acentuada 100Cf. H. CAZELLES, Introducción crítica, p 309. 101Cf. W. F. ALBRIGHT, From the Stone Age, p 183-289. 102H. CAZELLES, Introducción crítica, p 307.

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mediante la repetición del esquema a 4 puntos: Pecado-Castigo-

Clamor/arrepentimiento-liberación. La fidelidad de Israel a la Alianza consistirá en observar los mandamientos de Dios (2,17; 3,4), en no abandonar a Yhwh por otros dioses (2,11.13.19; 3,7; 6,10;

10,6.10.13), ni unirse con sus adoradores (2,2; 3,6). Como castigo a estas violaciones, Dios los abandona al poder de sus enemigos. Sin

fidelidad no puede existir alianza. Pero, no obstante, la alianza se mantiene en pié y conserva su validez: Sólo espera el arrepentimiento para ser de nuevo operante.

LOS LIBROS DE SAMUEL

TITULO

Originariamente, en la tradición judía, los dos libros de Samuel103 eran uno sólo. Fue a partir de la traducción griega de los LXX que el libro fue dividido en dos, considerándolos como los dos primeros libros de

un conjunto de cuatro libros llamados basileiwn (Reyes). Esta división de los dos libros de Samuel se debió probablemente al hecho que la

versión griega de los LXX, teniendo que escribir con vocales, tuvieron que utilizar dos rollos en vez de uno. A partir del siglo XV (1448) que esta división fue asumida por la biblia hebrea. La traducción latina de

la vulgata asumió la división de los LXX, de 1, 2, 3, 4 Reyes o Reinos.

El título actual de “1 y 2 Samuel” se debe a la opinión talmúdica (Baba Bathra' 14b) que Samuel mismo habría compuesto los libros de Samuel. También aquí nos encontramos con una situación análoga a la

de Moisés como autor del Pentateuco, la atribución del libro de Josué a Josué‚ no obstante que se narre su propia muerte, y en 2 Sam 15,1-4

vendría igualmente narrada la muerte de Samuel, autor de 1 y 2 Sam, cosa difícil de aceptar. Por otra parte, si el titulo le fue dado por el hecho de que el protagonista de los dos libros es Samuel, es inexacto,

ya que Samuel es el protagonista de los primeros quince capítulos del primer libro, pero no del resto. Por otra parte, incluso al menos

experto, no se le escaparía que los dos libros no provienen de una sola mano. Los dobletes, repeticiones que se hallan en los dos libros, son la 103 Introducciones generales: H. CAZELLES, Introducción critica al Antiguo

Testamento, Herder, Barcelona 1989, p 309 ss; W. H. SCHMIDT, Introducción

al Antiguo Testamento, Sígueme, Salamanca 1983, p 191-197; J. A. SOGGIN,

Introduzione all'Antico Testamento, Paideia, Brescia 1987 4ª ed, 239-253; J.

C. TURRO, 1-2 Samuele, en Grande Commentario Biblico Queriniana,, Brescia

1973, 212 ss; G. AUZOU, La danza ante el arca. Estudio sobre los libros de

Samuel, Fax, Madrid 1971. R. DE VAUX, Les Livres de Samuel, BJ, Paris 1961.

P. GIBERT, Los libros de Samuel y de los Reyes, Verbo Divino, Estella 1985.

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prueba de que se trata de una compilación de material heterogéneo y

reelaborado por varias personas.

TEXTO

El texto masorético se halla bastante defectuoso, en donde a veces es difícil reconstruirlo y comprenderlo. Con la traducción griega de los LXX

presenta divergencias notables y algunas omisiones que es probable que la traducción de los LXX se haya basado sobre un texto diferente

del TM104. Sin embargo, muchas veces los LXX son de grande ayuda para la reconstrucción del texto original. Tiene particular importancia para la crítica textual la recensión de Luciano que, muchas veces,

presenta una mejor versión del texto masorético y de la versión griega que se encuentra en el códice vaticano. En fin, en la cuarta gruta de

Qumrán fueron encontrados varios fragmentos hebreos de Sam que resaldrían al II-III siglo a. C, ‚poca de los LXX, y tienen ciertas afinidades con los LXX y varias veces ofrecen lecciones mejores de los

LXX y del TM.

Contenido

Los libros de Sam se pueden dividir en tres partes, según los

personajes que gobiernan sucesivamente a Israel: Samuel, Saúl, David. Los demás textos se pueden clasificar como “complementos” o conclusiones y son: 1 Sam 7,15-17; 14,47-52; 2 Sam 8,15-18 y

20,13-26 que determinan claramente las divisiones.

PRIMERA PARTE: SAMUEL Último Juez (1 Sam 1-12)

a) Primeros años: Nacimiento, juventud al servicio del templo de Silo... (1,1-3,21).

b) Primera guerra filistea: Derrota de los israelitas y captura del arca; muerte de Elí y de sus hijos (c 4); devolución del arca a causa de la peste de parte de los filisteos (5,1-7,1).

c) Actividad de Samuel como Juez (7,2-17). d) Realeza en Israel: Petición de un rey (8); elección y unción de Saúl

(9-10); victoria sobre los amalecitas (11); retiro de Samuel (12).

SEGUNDA PARTE: SAÚL

Primer rey (1 Sam 13-2 Sam 1)

104 J. M. TURRO, I-2 Samuele, p 213.

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a) Tercera guerra filistea; desobediencia de Saúl... victorias (13-14)

b) Victoria sobre los amalecitas; nueva desobediencia de Saúl (15). c) David, ungido en secreto por Samuel, viene recibido en la corte de Saúl (16); David y Goliat (17).

d) David huye de la corte de Saúl (19,18-21,1) e) Vida errante de David en Palestina meridional (21,2-22,5); aparenta

ser jefe de una banda; acrecienta su poder y el mismo Saúl lo bendice (22-26); táctica de David por ganarse a los judaitas en contra de los filisteos; se prepara al trono mediante la batalla en contra de los

amalecitas y contra los israelitas que le permite hacerse amigo de los judaitas (28-30); Saúl y Yonathan caen en la batalla; David canta su

dolor (1 Sam 31-2 Sam 1). TERCERA PARTE: DAVID

Fundador de la dinastía (2 Sam 2-24)

a) Los judaitas consagran a David en Hebrón (2,1-7); Ishba'al, hijo de Saúl, es consagrado rey de Israel; lucha entre ambos (2,8-3-5); Abner, general de Ishba'al es matado (3,6-39), y también Ishba'al (4).

b) David es ungido rey de Israel en Jerusalén, conquistada por él (5,1-16); transportación del arca a la capital (6); promesa mesiánica (7);

conquistas al externo de David (8); Meriba'al, hijo de Yonathan viene recibido en la corte (9); guerra en contra de los amonitas y amorreos (10).

c) Desordenes de la familia real: Adulterio y homicidio cometidos por David (11); arrepentimiento (12). Ammón, hijo de David, viola a

Tamar, su hermanastra (13,1-22), Absalón la venga y se exilia por tres años y regresa a Jerusalén al final de estos (13,23-14,33).

d) Rebelión de Absalón (15,1-2); David huye de Jerusalén (15,13-16,14); Absalón entra en Jerusalén y se apodera de las mujeres de su Padre (16,15-17,23); guerra entre David y su propio hijo (17-24-

18,8); muerte de Absalón y llanto de David (18,9-19,8); David regresa a la capital (19,9-44); rebelión de Seba, rápidamente apaciguada

(20,1-26). e) Apéndice: Muerte de los descendientes de Saúl por parte de los gabaonitas (21,1-14); proezas de los súbditos de David en contra de

los filisteos (21,15-22); canto triunfal de David (22); últimas palabras (23,1-7); censo del pueblo y castigo con la peste (24, 1-15); erección

del altar de Sión (24,16-25).

ASPECTOS LITERARIOS

Aparentemente, los libros de Samuel presentan una cierta unidad y una cierta homogeneidad. Esta unidad, digamos temática, está

constituida por el tema de la institución y consolidación de la

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monarquía. Sin embargo, como siempre, a una lectura más atenta,

emergen discrepancias y divergencias de materiales y de redacción, que hacen posible, en contra de la tradición judía y por mucho tiempo también cristiana, la hipótesis no de un sólo autor (Samuel), sino de

varios y de varias fuentes.

En 1 Sam 1,20-27 encontramos un juego de palabras sobre el verbo Sha'al (pedir, preguntar) y su participio pasivo Sha'ul (el pedido) referido a Samuel, mientras que este juego de palabras se adaptara

mejor a Saúl. Por este motivo se ha conjeturado que este relato habría relatado el nacimiento de Saúl originariamente, luego habría sido

referido a Samuel. Encontramos, por otra parte, ciertas conclusiones precoces: "Los

filisteos no volvieron a invadir más el territorio de Israel durante toda la vida de Samuel" (1 Sam 7,13), mientras sabemos que los filisteos

continuaron invadiendo el territorio de Israel, y nos los volvemos a encontrar nuevamente en 9,16 instalados en el corazón del país. En 1 Sam 15,35, se dice que "No volvió Samuel a ver a Saúl hasta el día de

su muerte", pero sin embargo lo encuentra antes de morir en 19,22-24.

A esto se añadan transiciones bruscas y repeticiones. Por ejemplo: El ingreso de David a la corte de Saúl nos es referida por lo menos en

dos versiones (1 Sam 16,14-23; y 17,1-18). La primera (16,23) nos presenta la llegada de David a la corte de Saúl como un experto

músico, mientras que en los siguientes versículos es presentado como un valiente guerrero. Y podemos incluir una tercera: Por otra parte, en

la lucha contra Goliat, se presenta como un pastor jovencito e indefenso.

A veces un mismo acontecimiento se juzga dos veces, de dos maneras distintas: La monarquía, por ejemplo, es calificada una vez con

entusiasmo (1 Sam 9,1-10,16; 11,1-11,15), y otra vez es rechazada con indignación (1 Sam 8,1-22; 10,17-25; 12,1-25). Dos veces se narra la muerte de Samuel (1 Sam 25,1 y 28,3). Otro ejemplo

emblemático es la muerte de Saúl: En 1 Sam 31 se suicida arrojándose sobre su propia espada; en 2 Sam 1 viene matado por el

compadecido amalecita. Por este motivo la narración se puede dividir en diferentes unidades, si

bien, habría que reconocer, al mismo tiempo, que están ligadas muy armoniosamente. A parte del bloque narrativo que narra el nacimiento

de Samuel (juego de palabras que se relacionan mejor con Saúl), en los cc 8 a 15 del primer libro de Samuel se narra la primera fase de las

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relaciones Samuel-Saúl, llegando a la institución de la monarquía; de

esto tenemos al menos tres versiones: a) cc 8. 10,17-27 y 12. Es substancialmente antimonárquica. Esta

tendencia puede ser atribuida a la última fase del Dtr, o sea, según algunos estudiosos, al DtrN (nomista), que considera la monarquía

como la causa principal de la catástrofe del 587 (en general para el Dtr la monarquía se introduce como “elemento extraño”, por tanto es considerado como pecado). Para el Dtr la monarquía no era más que

pecado, mientras que su ideal sería la confederación de las 12 tribus. Esta visión es tardía.

b) 9,1-10.16; 13,5-15

c) cc 11. 13,1-4.16-23 y c 14.

Estos dos últimos bloques son promonárquicos. C) parece referir el proceso a través el cual Saúl llegó a ser el primer rey de Israel con mayor aproximación a los acontecimientos105.

- En los capítulos 7, 8 y 12 se pueden notar diferentes retoques y una

fuerte reelaboración Dtr. - Otra sección están representados por los capítulos 16-31 que

describen el conflicto entre David y Saúl, y esto es interpretado por la redacción Dtr como una negación de parte de Yhwh a Saúl en favor de

David, simplemente por dos faltas de carácter estrictamente religioso; muestra, por una parte, la progresiva decadencia psíquica de Saúl y el

progresivo ascenso de David, por otra. Esto no puede ser que el resultado de un trabajo redaccional, que no ha podido quitar dobletes e incongruencias. Puede tratarse de un intento de biografía del primer

rey de Israel106, pero, sin embargo, no utiliza criterios objetivos, ya tiene preferencia por Samuel y a David en contra de Saúl.

Esta narración aparece con poco de historia y con mucho de novela, que llega incluso a la tragedia. La heroica muerte de Saúl y de sus

hijos narrada en el c 31 sirve casi para resolver la tensión creada.

105 A partir de Wellhausen se separaba la redacción de la institución de la monarquía en dos partes: Una pro monárquica (9,10-16; 11) atribuido o con un cierto parentesco al Yahvista (J) del Pentateuco, y la otra antimonárquica (8, 10.17.25; c 12) de redacción Dtr o algo parecido al Elohista del Pt. Otra de las soluciones propuestas es que las tres variantes se debían a tres relatos de tres grupos tribales diferentes acerca

de como Saúl habría llegado al trono. Pero esto es discutible porque la versión a) es más reciente, b) tiene muchos elementos legendarios, c) contiene interpolaciones recientes y podría manifestar el recuerdo de las dificultades políticas y militares que desembocaron en la institución de la monarquía. 106 Cf. J. A. SOGGIN, Introduzione, p 245.

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- 2 Sam 1-4 muestra, por una parte, la situación de dificultad de parte del pueblo después de la muerte de Saúl, mientras que, por otra, David, vasallo de los filisteos, recibe la realeza en Judá y funda su

propia capital: Hebrón; al norte reinaba Abner, que comandaba las tropas supérstites de Saúl, asistido por Ishba'al, hijo supérstite de

Saúl. - En los capítulos 5-8, David, elegido rey también de Israel, después

de la muerte de Ishba'al y Abner, funda un verdadero y propio imperio: Conquista Jerusalén, la erige capital del imperio y derrota a

los filisteos. - A este punto se pasa de conflictos externos a una serie de crónicas

de los conflictos internos y familiares de la casa real (9-20). Un apéndice (21,1-14) contiene episodios aislados de la vida real. Los

capítulos 9-20 encuentran su lógica conclusión en 1 Re 1-2. A causa de los dobletes, incongruencias, repeticiones y contradicciones

que se encuentra en los libros de Samuel se puede decir que tenemos la confluencia de varias y diferentes tradiciones, y sería un fracaso

querer separar las fuentes aplicando los mismos métodos y documentos del Pentateuco.

LAS UNIDADES INDEPENDIENTES.

Las unidades originariamente independientes y que claramente se

pueden identificar sin mucha dificultad corresponden en general a las divisiones que el libro mismo impone espontáneamente, pero que

también se pueden clasificar con criterios propios, por lo regular por unidad temática107.

La primera parte de la narración es aquella de la infancia de Samuel y de su servicio en el santuario de Silo (1,1-41a). Al estado actual se

encuentra unida con la historia del Arca (4,1b-7,1) de tal manera que es difícil determinar con absoluta certeza las tradiciones que están a la

base de este bloque literario. La unidad de este bloque es una unidad de lugar y de personas (El santuario de Silo, Elí y sus hijos, Yofni y Fineas), así como también por medio de la inclusión al final del capítulo

7 que vuelve hablar de Samuel108. Lo que autoriza conjeturar que los relatos de la infancia de Samuel y el relato del arca eran

originariamente independientes y que incluso habrían sido añadidos

107 Cf. J. A. SOGGIN, Introduzione, p 244-249. 108 Cf. P. GIBERT, Los libros de Samuel, p 16.

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algunas narraciones relativamente tardías, como son, por ejemplo, el

cántico de 1 Sam 2,1-10 que refleja algunos salmos mesiánicos (Sal 2 y 8) y por lo tanto se sitúan poco antes o durante el exilio.

El capítulo 7, por su parte, hace una presentación de Samuel como juez y libertador con mucho parentesco a los jefes carismáticos que

encontramos en el libro de los Jueces y que, por lo tanto, ha de ser considerado como una tradición reciente.

Por lo que respecta a las funciones y las personas de Samuel, es difícil poder encuadrarlo dentro de una determinada categoría, ya que se le

describe como “juez”, pero también como “vidente”, así como también parece ser que fue una personalidad demasiado influyente, al menos en Benjamín (Cf. 1 Sam 7,16). J. L Mckenzie en un artículo109 ha

considerado el hecho de que los oficios, o funciones, que Samuel parece detener en Israel son cuatro, pertenecientes a cuatro grupos

diferentes de tradiciones y no sólo a diferentes funciones: Sacerdote, profeta, vidente y Juez, llegando a la conclusión de que ninguno de estos cuatro Samueles es el Samuel histórico, lo cual no significa que

hay que quitarlo de la historia, sino que se trata, más bien, de ver si estas tradiciones reflejan una verdadera fisonomía de Samuel. La

respuesta a este interrogativo no puede ser más que positiva. McKenzie piensa que el oficio, históricamente atestiguado y que puede justificar la importancia de Samuel en la tradición era la autoridad que

Samuel ejercía sobre los “hijos de los profetas” y, al mismo tiempo, otro elemento importante, es el hecho histórico que Israel no sucumbió

a la crisis filistea y el factor que justifica este acontecimiento.

Ahora bien, los “hijos de los profetas” eran un grupo cultual, extático110, que en 1 y 2 Re aparecen como un grupo político. Ellos aparecen como amantes apasionados por Yhwh y por Israel y están

dispuestos incluso a la conspiración y al homicidio con tal de conservar los verdaderos ideales de Israel y sus tradiciones. Ellos aceptan la

monarquía, pero no como institución sagrada. Sobre el rey está Yhwh. El rey está sujeto a la ley y a las tradiciones israelitas. Concluye McKenzie: "Cualquiera que haya sido la calidad histórica de las

historias de Samuel, convergen en presentarlo como representante de esta corriente de ideas. Él estaba convencido que el hombre de Dios

era superior al rey y que podía destruirlo. Saúl no quiso aceptar este control"111.

109J. L. McKENZIE, The Four Samuels, BiR 7 (1962) pp 1-16. 110 En la época preestatal todavía no se había desarrollado el profetismo clásico, por lo tanto no son profetas. 111 J. L. McKENZIE, Il mondo dei Giudici, p 192.

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La hipótesis de Mckenzie es digna de nota por el hecho que pone de

manifiesto la naturaleza de la fisonomía de Samuel y su hipótesis representa una de las muchas hipótesis probables, al lado de la opinión común que ve en los relatos de Samuel una confluencia de diferentes

tradiciones.

El relato del Arca y de sus vicisitudes en de manos a los filisteos y su regreso triunfal a Jerusalén por parte de David (Sam 4-6 y 2 Sam 6), es otro relato independiente en donde no aparece mención alguna de

Samuel. Lo único que une el relato del Arca con las historias de Samuel es el lugar (Silo) y ciertos personajes, como son Elí y sus dos

hijos. De la captura del Arca y de su regreso triunfal pasó por lo menos una

generación, durante la cual estuvo por muchos años en un santuario doméstico a pocos Km de distancia de la capital futura, Jerusalén112.

La narración aparece actualmente insertada dentro del más amplio contexto de las luchas de los filisteos contra los israelitas. Los inicios

de estos conflictos han sido narrados en Jc 13-16 en los relatos sobre Sansón. Como dijimos, aquellos relatos parecían ser más bien una

contienda personal de Sansón contra los filisteos. En los libros de Samuel este carácter personal desaparecerá por completo, como veremos más adelante, y asumirá características más extensas que

proseguirán con Saúl y con su muerte y que tendrán una conclusión provisoria con la derrota bajo David que los subyugó (2 Sam 5,17).

El relato del Arca113 conserva características literarias y lexicográficas

propias. Su finalidad es demostrar cómo es que el Arca llegó hasta Jerusalén bajo David, después de haber estado en manos a los filisteos pocos decenios antes.

Lo que resulta de los textos que tienen como temática el Arca aparece

que este objeto de culto no debe de haber tenido una importancia excesiva; lo prueba el hecho de la toma del Arca por parte de los filisteos no destruyó a Israel, como notaba McKenzie. Tal perdida del

Arca, considerada como la presencia material de Yhwh, habría significado la derrota del mismo Yhwh; pero, como aparece en la

112 A confirma de su estudio, McKenzie hace referencia a este episodio diciendo que, ni hubo un santuario, ni un objeto cultual, como sería el Arca, el que ayudó a Israel a

mantenerse en pié, sino precisamente fueron los “hijos de los profetas” los que mantuvieron la conciencia en Israel de pueblo elegido por Yhwh y de sobrepasar de esta manera a las grandes crisis por las cuales atravesaba. 113 Cf. M. NOTH, Storia, p 205 ss; J. A. SOGGIN, Storia, p 96; S. HERRMANN, Historia, p 176 ss.

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continuación, parece que los israelitas estaban fundamentados en

otras sólidas bases. El relato comienza con la aparición de los filisteos, la primera en los

libros de Samuel. Se trata de un enfrentamiento bélico de los filisteos que toman la iniciativa, sin que la causa se describa en términos

concretos, entre Israel y los filisteos que se han acampado en Afek, mientras que los israelitas se reunieron en Eben-Ezer.

De los filisteos hemos ya hecho algunas alusiones en nuestro estudio sobre el libro de los Jc, en la introducción y al tratar de Sansón, pero

sin embargo los filisteos en la historia de Sansón no aparecen ser tan importantes como lo serán en los libros de Samuel y de los reyes. Ellos comenzaran a hacer su aparición con Sansón, proseguirán después los

conflictos con Saúl y tendrán una conclusión, aunque si provisoria con David.

Tratar sobre el asunto de los filisteos114 no es nada simple por el hecho de que no poseemos ninguna información directa de ellos; tenemos,

sin embargo noticias indirectas por parte de algunos textos egipcios, de la biblia y, más tarde, de los textos asirios y babilonios.

El AT, cuando habla de los filisteos, habla de ellos como una población que se ha asimilado perfectamente ya al país que había ocupado, es

decir Canaán. De ellos habían aceptado la religión (Cf. 1 Sam 5-6 que hablan del Dios Dagón, divinidad de las granos) y probablemente la

lengua, ya que no aparece que hayan tenido dificultades en este sentido ni los israelitas ni los habitantes de Canaán. Pero aquí hay que

tener en cuenta que esta situación de los filisteos no corresponde a la situación originaria de los filisteos, ya que los que la transmiten conocían a los filisteos que de tiempo se habían instalado en Canaán.

Por su parte, los textos egipcios dan noticias acerca de su origen y

estancia en la región. Sabemos que durante toda la mitad del II milenio a.C. grupos provenientes del mundo anatolio y Egeo, denominados comúnmente como "pueblos del mar" hicieron su

aparición sobre las regiones del mediterráneo oriental, Egipto y Libia. A finales del siglo XIII y comienzos del XII fueron la causa de la caída del

imperio hitita y de las ciudades estados de Ugarit y Alalah. De Siria se dirigieron hacia Egipto, y fueron rechazados por Ramsés III, a lo que siguió su instalación en la región centro meridional de Palestina y

gracias a ellos la región recibió su nombre. Los datos de la Biblia concuerdan substancialmente con los textos egipcios, ya que los ve

114 A parte de la Bibliografa ya indicada anteriormente Cfr E. H. MALY, Il mondo di David e di Salomone, LDC, Torino-Leumann 1966, pp 16-17; J. A. SOGGIN, Storia, pp 92-94; J. BRIGHT, La Historia, p 222 ss.

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instalados en el suroeste del altiplano central, y organizados en una

pentápolis115. Los mismos textos de Egipto informan sobre otro grupo de pueblos del mar que se habían instalado en Dor, a pocos Km del monte Carmelo, lo que parece desconocer el AT.

Es opinión común que Israel formó parte de ese gran movimiento de

pueblos que invadieron la tierra de Canaán., por lo que se supone que los israelitas y los filisteos, junto con los pueblos del mar, se instalaron casi contemporáneamente.

Es precisamente hacia el 1200 a.C. que la historia de Canaán comienza

a asumir una figura de una entidad étnica, ya que anteriormente eran las ciudades estados, orgullosas de su propia libertad, las que habían ocupado la tierra y su historia, como entidades locales. Son

precisamente los filisteos, junto con el primitivo Israel en camino de consolidación, el punto focal que hará surgir, por primera vez, la

unidad política de Canaán. Por lo que respecta al grupo de los israelitas, el problema de saber

quien participó en la contienda. Es difícil de decir, por falta de información al respecto. Pero es probable que se trate del mismo

grupo de Débora (Herrmann), dada la gravedad del peligro, o de las tribus interesadas, como son en primer lugar, Efraín, que era la más amenazada dada su cercanía con Afek, y probablemente las más

cercanas de los montes de Palestina central.

Como se puede notar, son dos relatos completamente distintos, unidos sólo redaccionalmente mediante el lugar, el arca, Elí y sus dos hijos y

la inclusión del capítulo 7. - Otra unidad independiente es la de las narraciones entre David y

Saúl (8-15). Hemos ya visto que este no puede ser más que el fruto de un trabajo redaccional. Puede incluso tratarse de un tentativo de

Biografía del primer rey de Israel, pero al estado actual aparece claro que tales materiales fueron usados subjetivamente en favor de David. Como ya hemos dicho de este episodio tenemos tres versiones, dos de

las cuales se revelan filomonárquicas y una sola antimonárquica, lo cual indica que existen reelaboraciones y reflexiones posteriores, sobre

la línea Dtr, en donde la perspectiva teológica, considera a Yhwh como al único soberano sobre Israel y no admite competidores, y por lo tanto mucho muy posterior a los acontecimientos.

En 1 Sam 8 y 10,17-27 encontramos el rechazo del pueblo a la

monarquía y quizá 1 Sam 8 constituye un estrato más reciente de la 115 Las ciudades filisteas eran: Eqrón, Ashdod, Asqquelón, Gat y Gaza, cada una de ella gobernada por un "seraîm".

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tradición. Aquí se presentan los ancianos ante Samuel y le piden que

les nombre un rey. Samuel acepta solo después de que Yhwh le concede a Samuel que satisfaga al pueblo, pues con tal hecho no rechazan a Samuel, sino al mismo Yhwh. Samuel le comunica al pueblo

todo aquello que podría traer consigo la elección de un rey: cargas, impuestos servicios militares, bienes de la corona, etcétera..., pero los

ancianos no se dejan impresionar y Samuel es aquel que tiene que buscar a la persona más adecuada. Esta misma forma antimonárquica aparece de nuevo en 1 Sam 12, en donde Samuel vuelve a repetir los

mismos elementos del capítulo 8.

Diferente se presenta en cambio 1 Sam 9,1-10,16 Este conjunto ofrece una serie de relatos que tocan la novela. Saúl va en busca de las asnas de su padre, Samuel lo encuentra y lo unge en secreto "nagid" sobre

Israel. El significado de “nagid” es bastante discutido116. Por lo regular se usa para designar a la persona de alta o media administración, con

funciones diferentes. No entra dentro del grupo de “shofet” (juez), ni de “Kazan” (capitán militar). De todas maneras, aparece claramente la diferente perspectiva de 8, en donde no aparece la intervención

humana, sino sólo Samuel que toma la iniciativa de ungir a Saúl cuando este se lo encuentra.

La iniciativa tomada por Samuel en 10,17-27, aparece como la continuación de lo ya esbozado en el c 8, pero al estado actual

interrumpido por la narración independiente de 9,1-10,16. Aquí Samuel convoca una asamblea tribal en Mispáh, y designa tirando la

suerte y esta cae sobre Saúl y como ratificación de la elección Saúl aparece en público y les sobrepasa la cabeza a los demás.

El capítulo 11 aparece diferente de los demás. La figura de Samuel aquí aparece superflua. 11,12-14 puede ser redaccional y trata de

enlazar el episodio de 11 con el relato de 10.

Saúl se presenta por primera vez públicamente cuando el “espíritu de Yhwh” se había posesionado improvisamente sobre él. El modelo al cual está emparentado Saúl en este capítulo es aquel de los jefes

carismáticos y, como tal, también Saúl recibe una llamada. Ante la situación en la cual se encontraban los habitantes de Yabesh, Saúl

acepta de buena gana ser jefe carismático y no obstante la opresión filistea logró reunir un buen contingente en contra de los amonitas. La victoria de Saúl sobre los amonitas, logrando la liberación de Yabesh,

fue contundente y, sin duda, esto tuvo grandes repercusiones sobre los acontecimientos que se siguieron.

116 Cf. para una panorámica S. HERRMANN, Historia, p 183.

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Después de esta victoria, según 1 Sam 11, Samuel reunió a las tribus

israelitas en Guilgal y fue ahí en donde “todo el pueblo” proclamó rey a Saúl “delante de Yhwh” (1 Sam 11,15) Este acto fue, ante todo, a pesar

de tener todas las connotaciones de una consagración, un acto político. Israel a este punto "no actuaba como liga, sino como pueblo"117 y de

esta manera se encaminaba a ser una potencia política, sobre todo debido a la amenaza filistea. Para defenderse de los filisteos ya no

eran sólo la cuestión de las tribus interesadas, sino de una mayor organización militar estable y permanente. Para esto parecía apto el nuevo rey.

En realidad, los antiguos relatos que respectan la elección de Saúl

como rey, lo ven con buenos ojos: Ven en ella la obra de Dios (1 Sam 9,1) y muestran complacencia por las proezas del nuevo rey.

Como hemos ya visto, los textos antimonárquicos como el capítulo 8 son ciertamente posteriores a los que ven de buena gana la obra de

Saúl. Habrá que atribuirlos a la redacción Dtr, para la cual la monarquía había sido la culpable de todo. El c 11, por su parte, parece referir con mayor aproximación los acontecimientos de cómo Saúl llegó

al trono.

Los capítulos 13 y 14 refieren todavía las proezas de Saúl y su hijo Yonathan y de su victoria sobre los filisteos. El c 15 todavía Saúl adquiere una conquista sobre los amalecitas118.

2 Sam 4,2-3 y 5,1-14 hacen todavía referencia a expediciones de Saúl

en contra poblaciones autóctonas (Los gabaonitas).

Estos textos indican, fuera del marco redaccional, que Saúl no sólo había logrado expulsar a los filisteos, sino que habría logrado someter también algunas poblaciones autóctonas.

Sin embargo los capítulos 13 a 15 están al estado actual desfigurados

y hacen de Saúl la escalera por medio de la cual David pudo ascender al trono y a la fama. Saúl se va haciendo indigno de ejercitar la realeza. En 13,7b-14 Saúl comete un delito interviniendo en la liturgia

a causa de la tardanza de Samuel, por lo cual Yhwh, según Samuel, no mantendrá más el reino de Saúl (Cf. 1 Sam 13,14). El delito aparece

insignificante delante de las enormes campañas registradas por Saúl. El castigo sobrepasa cualquier límite, es desproporcional e ilógico, nada más ni nada menos que el rechazo de Yhwh.

117 M. NOTH, Storia, p 211. 118 No con los amalecitas de Moisés y del desierto, sino de una población autóctona al suroeste del Altiplano central.

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En 14,24-34 Saúl y Yonathan cometen de nuevo una nueva falta,

violando un voto, aunque si inconscientemente. A este punto se va delineando la incapacidad del rey de sostener el cetro. La substitución parece ya inevitable.

El capitulo 16, 1 ss se ocuparan precisamente de esta substitución. A

partir de 16,14 Saúl es presentado como sujeto que padece disturbios psíquicos, objeto de ataques de melancolía que sólo David logra controlar.

Ciertamente mucho material de esta sección es más bien redaccional,

lejos de presentar la realidad de los hecho. Soggin119 construye de la siguiente manera, en la medida de lo posible, como es que se habría sido la narración originaria.

Ante todo la elección de Saúl como primer monarca de Israel, fue a

consecuencia de campañas políticas y militares, lo que nosotros hemos subrayado. Las victorias sobre los filisteos, los amonitas y la subyugación de algunas poblaciones autóctonas habrían sido la causa

de su elevación al trono. Por otra parte, Israel, a diferencia de los pueblos circunvecinos, no tuvo un rey, como hemos largamente

considerado, y cuando este llegó no fue más que el resultado de todo un proceso en el cual hay que poner como factores a la fuerte opresión filistea, coalizados con los amonitas, de frente a los cuales Israel no

tenía una defensa eficaz.

La realidad histórica aparece bien diferente: Un Saúl, comandante de algunas tropas, que logra expulsar la amenaza filistea sobre el

altiplano; al este a los amonitas, y subyugar algunas poblaciones autóctonas, a las cuales su valerosa muerte y la de sus hijos signaron su lógica conclusión. A esta posible reconstrucción se opone la que

presenta a Saúl como un maniático, objeto de fuertes melancolías y de raptus homicidas, cegado por los celos. Un caso de "Alarma". "Todo

esto no es historia, es tragedia literaria, novela histórica, dice Soggin120.

El reino de Saúl parece haber sido de poca duración. En 1 Sam 13,1 se dice que Saúl reino dos años, puesto que cayó en manos de los

filisteos que en un primer momento había logrado vencer. Este texto aparece corrompido en su primera parte y quizá es tardío y de origen Dtr121. Esta cifra puede ser tomada en consideración ya que no es una

cifra estereotipada. Puede ser incluso que la redacción Dtr conserve aquí una tradición antigua, lo cual significaría que después de la

119 Cf. J. A. SOGGIN, Storia, pp 86 ss. 120 Ídem, p 90. 121 Así piensa M. NOTH, Storia, p 218.

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victoria de Saúl sobre los filisteos ellos tomaron el contraataque al año

siguiente, lo cual puede ser verosímil, aunque si no es afirmado expresamente. La otra cifra que encontramos es en 1 Sam 27,7 en donde se dice "Yamin y cuatro meses"122. Por lo regular el primer

término suele traducirse por "días", pero también por "año". El plural pone dificultades, pero en el caso que se pudiera traducir aquí con

"año" equivaldría a "un año y cuatro meses", una cifra no muy diferente de la primera. Sea como fuere, es evidente que incluso sobre el plano literario el primer rey de Israel ha sido substituido por David.

Otra unidad independiente, aunque si ligada estrechamente a la

precedente es aquella que comprende las relaciones entre David y Saúl, y (1 Sam 16-2 Sam 4) netamente prodavídica y quizá de la misma mano que redactó la precedente. Por este motivo filodavidico la

historia de estas relaciones entre Saúl y David tratará demostrar la indignidad del primero al reino y la capacidad del otro.

En 1 Sam 16,1-13 encontramos la narración de la unción de David, bajo designación divina, por obra de Samuel, a través de un

procedimiento de exclusión: pasan todos los hijos de Jesé‚ y al último es ungido David que se encontraba pastoreando. Es un motivo

característico que se encuentra varias veces en la Biblia, es decir, que el menor o menos importante es escogido en lugar del mayor y más importante.

En 16,14-23 Saúl llega a la corte de David para curar las crisis de

melancolías del rey Saúl.

En 1 Sam 17 encontramos la narración de la victoria de David sobre el gigante filisteo, Goliat, cosa que en otras partes viene referido a otros y que por lo tanto puede ser incluso secundario, probablemente para

engrandecer simplemente la figura del héroe.

En 1 Sam 18,17-27 se narra del matrimonio de David con Mikal, la hija de Saúl, después de haber sido sometido a varias pruebas de valor que sobrepasan la realidad histórica. Varios críticos han visto, en este

matrimonio, la sagacidad de David, ya que al casarse con la hija del rey pretendía de alguna manera ser un candidato al trono. En 1 Sam

25,44 Mikal es dada por Saúl a un cierto Palatiel. Más tarde, David la reclama y Abner se la lleva a David. Es conmovedora la despedida de Palatiel; el matrimonio con David es infecundo. De cualquier forma

haya sido la realidad histórica, una vez que Saúl y sus tres hijos mueren en la batalla filistea, y habiéndole quedado como sucesor el

paralítico Meriba'al, hijo de Yonathan a consecuencia de un accidente

122 Cf. J. A. SOGGIN, Storia, p 88.

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de pequeño (2 Sam 4,4), y por lo tanto incapaz, es evidente que el

matrimonio con la hija de Saúl lo pone sobre la línea del trono, en falta de otros herederos.

Sobre la misma línea filodavídica se pone 1 Sam 18,7 (Cf. 21,12; 29,5) y más tarde la frase pronunciada por los ancianos del norte que habían

venido a coronar a David: "Ya desde entonces, cuando Saúl era rey sobre nosotros, eras tu el que mandaba las tropas de Israel cuando salían en expedición" (2 Sam 5,2), manifiestan que ya para la

redacción filodavidica Saúl había sido destituido por David; mejor: que David era quien reinaba efectivamente; Saúl no era más que una

sombra opaca. Un motivo muy querido en las tradiciones populares: El mejor substituye (casi siempre) al malo.

Para la redacción Dtr final el primer elemento, es decir, la designación divina, era evidentemente el más decisivo. Cuando no existe otro

factor determinante para el ascenso al trono, la designación directa por parte de la divinidad constituye el elemento legitimador.

El hecho que el redactor haya tomado las defensas en favor de David y en contra de Saúl no significa que haya desacreditado este último en

favor del primero, ya que David en realidad aparece con un fuerte ascendente personal que se va abriendo paso hasta llegar a fundar un imperio que se coloca entre las dos más grandes superpotencias de

entonces, Asiria y Egipto. Lo único que se puede lamentar es que, al estado actual de redacción Dtr, no haya presentado a Saúl en toda su

grandeza, ya que se trata del primer rey de Israel, el escalón que le permitió a David a permanecer en la memoria y, por tanto, de la

primera persona que logró dar una unidad política a Israel y derrotar a los filisteos, además de los enemigos que provenían de transjordania. Si podemos hablar de errores de Saúl, si así se le pueden llamar sus

intromisiones en campo cultual, las pagó de todas formas en carne propia.

LA HISTORIA DE LA SUCESIÓN AL TRONO es otra de las unidades que sin duda puede ser considerada como independiente. Se trata, después

del clásico estudio de L. Rost123 como una de las obras historiográficas más antiguas, sino la más antigua. Aquí se trata exhaustivamente y

con profundo conocimiento de causa como se resolvió el problema de la sucesión al trono.

Esta obra fue escrita probablemente antes de la muerte de Salomón (M. Noth), el autor es un óptimo narrador, tanto al punto de ser

123 Cf. L. ROST, Die Ûberlieferung von der Thronnachfolge Davids, BWANT, III, 6, 1926.

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llamada la odisea hebrea (Maly), como un precursor de la historiografía

Dtr (Soggin). Mientras que el final de esta historia ha sido identificado con 1 Re 2

donde se narra la ejecución del testamento de David, por lo que respecta determinar en donde hay que poner el inicio no es fácil. Von

Rad124, que se basa sobre Rost, la conecta con la narración del arca que comienza en 1 Sam 4-6 y que prosigue y se concluye en, como hemos ya visto, en 2 Sam 6,1-20, en donde el arca, después de haber

pasado a manos de los filisteos viene hecha regresar a Jerusalén por parte de David. Ante el comportamiento de David Mikal se enfurece y

la narración nota como Mikal se quedó estéril hasta su muerte. Así pues, la esterilidad de Mikal constituye el punto de partida de esta historia. El c 7 contiene la promesa divina sobre la dinastía davídica.

En 2 Sam 9,1-13 David busca un sobreviviente de Saúl y sólo queda el

paralítico Meriba'al, lo que lo hace incapaz de subir al trono. De todas formas David lo acoge en su corte m s que por razones humanitarias por razones políticas. La función de este pasaje es sólo el de presentar

a los personajes.

Los siguientes capítulos nos introducen en la política internacional. Con Ammón David instaura una batalla (2 Sam 10,1-9) de la cual sale vencedor. Es un relato que también trata del problema de la sucesión

al trono, ya que el episodio de Betsabé‚ se encuentra insertado dentro del contexto de esta batalla. Con 2 Sam 11 encontramos a David en

Jerusalén y de la política internacional se pasa a la vida familiar del monarca. David se pasea sobre la terraza y percibe la belleza de

Betsabé‚ que, para obtenerla, tendrá que recurrir sin miramientos a la muerte de Urías, esposo de Betsabé, quitando así el obstáculo que se lo impide. Aquí interviene nuevamente el concepto de remuneración,

típica de los libros de Samuel: A "Dios le había desagradado el hecho que David había cometido" y como David había destruido la familia de

Urías así la familia real vendrá destruida por el juicio divino. Con la intervención de Natán y el arrepentimiento de David, Dios perdonará a David, pero el niño morir.

Este relato de la vida familiar está estrechamente ligado con la guerra

en contra de los amonitas (2 Sam 10,6-11 y 12,26-31 que no procede del autor de esta obra (Von Rad en contra de Rost), sino que más bien fue incorporada por el escritor porque en este relato familiar es

introducida la madre del sucesor (Betsabé) y el mismo sucesor y por tanto para el redactor nunca existieron independientemente.

124 G. Von RAD, Los comienzos de la historiografía en el Antiguo Israel, en Estudios sobre el Antiguo Testamento, Sígueme, Salamanca 1982, pp 141-176, especialmente 151 y ss.

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El tema de la sucesión vuelve a aparecer en el c 13, con el caso de la violación de Ammón con su hermanastra Tamar. En efecto Ammón era el primogénito de David y, por lo tanto el más próximo al trono.

Absalón, después de haber dejado pasar un periodo de tiempo, venga la ignominia arremetida contra su hermana dando muerte a Absalón.

Ciertamente la venganza de Absalón es más bien un pretexto, más que una sed de reparar la violación de su hermana, ya que con la muerte de Ammón quitó al probable heredero del camino al trono. Absalón se

propone ahora como posible candidato.

Que la venganza fuese un pretexto de Absalón lo demuestra el hecho de que, pasó algún tiempo (tres años), sin que David haya hecho nada contra Absalón, bajo instigación de Joab, aprovecha para avanzar sus

pretensiones. Entonces se narra cómo envía a una mujer delante de David para que le resuelva un caso jurídico, en el cual le presenta un

caso análogo al de Ammón y Absalón, ya que un hijo de la mujer dio muerte a su propio hermano. La familia le pide la muerte del primero, pero en este caso la familia quedaría sin descendencia. David exonera

en este caso de la venganza de sangre y con tal sentencia emana, al mismo tiempo, un juicio sobre el caso de Absalón (Cf. 14,1-24).

Entonces Absalón puede volver de nuevo a Jerusalén, pero no ser recibido por David por dos años. Después se le concede finalmente la audiencia donde Absalón promete obediencia al rey y este lo besa.

REBELIÓN DE ABSALÓN. Las pretensiones de Absalón después de su

exilio voluntario son muy grandes. Con el pretexto de cumplir un voto Absalón obtiene el permiso de David para dirigirse a Hebrón. Ahí

efectúa el golpe de estado contra David. David opta por salir fuera de Jerusalén ya que no tenía seguridad y por temor a un ataque de Absalón y de sus admiradores (15,13-16). Absalón por su parte se

apodera de Jerusalén y del Harem de su padre, lo cual quiere decir que Absalón ha roto definitivamente con David. Inicia la guerra entre padre

e hijo, aunque si el primero hubiese querido resolver el problema con el mínimo derramamiento de sangre posible (17,24-18,8). David, en efecto, había recomendado encarecidamente de respetar la vida de

Absalón a sus lugartenientes. Una vez que se entabló el combate, en un tentativo de fuga de Absalón, se enredo su cabellera en las ramas

de un árbol, de manera que pudo ser alcanzado y quedar a disposición de Joab que le dio muerte. El llanto de David es conmovedor. David regresa a Jerusalén; no es un regreso triunfal, pues los textos nos

informan de una serie de conflictos entre el norte y el sur que tenían que ser apaciguados todavía. De hecho, todavía no llegaba a Jerusalén

cuando un benjamita de nombre Seba se subleva, pero viene rápidamente apaciguado (20,1-26).

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70

El problema que se pone el narrador no es tanto la rebelión de

Absalón, pues es fácil imaginarse que las cosas no fueron narradas en su integridad, sino que sufrieron un neto corte, puesto que el problema que se pone es el de la sucesión al trono.

La continuación del hilo narrativo lo encontramos en 1 Re 1 en donde

la cuestión de la sucesión regresa nuevamente. David ya es anciano, fácilmente manipulable y le viene dada Abisag, pero ya no tiene ningún hijo con ella, lo cual hace dirigir la atención a los hijos ya existentes de

David. El mayor de estos es Adonia, de cuya parte se encuentran Joab y el sacerdote Ebiatar.; el otro candidato es Salomón, de cuya parte se

encuentra el sacerdote Sadoc, el profeta Natán, Betsabé y la guardia real. David, en base a una promesa hecha anteriormente a Betsabé, pronunció la palabra definitiva en favor de Salomón. Lo designó como

rey y lo hizo ungir inmediatamente por Sadoc y fue proclamado en Jerusalén. La decisión autoritaria de David resolvió el problema de la

sucesión. A parte de ser considerada la más importante y antigua obra

historiográfica del Antiguo Israel, sino de todo el Antiguo Oriente, ha sido notado recientemente que la narración, por su misma naturaleza,

es rica de varios elementos que no pueden ser verificados por la investigación histórica: La remuneración divina y varios más. La narración, si bien se refiera a acontecimientos históricos no es

propiamente histórica, sino que pude ser definida como una novela histórica que trata de penetrar en el ánimo de sus personajes e

imposta su propia tratado sobre un motivo sapiencial: Que ni siquiera el rey puede substraerse a las leyes de orden cósmico garantizado por

Yhwh. Habrá, finalmente, individuar dos niveles en la compilación de estos

materiales. Un primer nivel, que comprende las varias unidades que hemos tratado, habría sido el fruto de diferentes redactores que tenían

la intensión de coordinar las tradiciones o los conjuntos de tradiciones existentes, tratando del propio tema. En este primer nivel tenemos que ver probablemente con cronistas de corte, los cuales tenían acceso

a todos lo materiales y al archivo que existían sobre la materia. El segundo nivel es obviamente Dtr. Es probable que la historiografía Dtr

encontrara a Samuel en parte ya terminado, o en sus partes fundamentales. Simplemente habría elaborado sólo 1 Sam 7 y 12, el oráculo de Natán en 2 Sam 7.

Concluyendo:

a) La unidad aparente, con sus problemas de redacción, se explican mejor admitiendo que los libros de Samuel no pueden ser el fruto de

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71

un autor individual, así como tampoco fue compuesta de un sólo golpe,

sino admitiendo una variedad de diferentes fuentes: "La tesis más posible es la que ve en Samuel una serie de diversos

ciclos y de tradiciones esparcidas, reunidas por un redactor no Dtr, sino que ciertamente anterior a él, según el esquema que el Dtr podía hacer propios, limitando la reelaboración del material a intervenciones sólo

sectoriales"125

.

b) De lo dicho anteriormente se deduce que no pueden ser admitidas

las mismas fuentes que fueron individuadas para resolver los problemas del Pt, si bien existan algunas semejanzas con la fuente J

(Jahvista) y algunas expresiones. c) El autor de la "Historia a la sucesión del trono davídico" se le

desconoce. Han sido propuestos varios nombres pero las pruebas aportadas en pro de alguna de las personas propuestas no son muy

convincentes. Aquello que se puede decir con toda certeza es que fue un escriba que conoció personalmente a sus personajes y estuvo a contacto con los hechos narrados.

d) Existen varios indicios que la obra, en su forma antigua, habría sido

ya terminada antes de la separación del reino unido, es decir hacia el siglo IX.

e) Durante el exilio Samuel fue sometido a la redacción Dtr que añadió algunos retoques, como son: La profecía de Natán, algunas

indicaciones cronológicas (1 Sam 4,18; 2 Sam 2,10-11; 5,4-5), compendios históricos (1 Sam 2,27-36; 2 Sam 21,1-14) y la

terminología Dtr: "Con todo su corazón", "escuchar su voz", "bien y mal", "servir sólo a Yhwh", etcétera.

LOS LIBROS DE LOS REYES

Como ya visto, estos dos libros, en la versión griega de los LXX venían

llamados 3 y 4 Reinos. Tal denominación la asumió la Vg y que aun ahora persiste en algunas versiones. Originariamente eran una sola

obra, como los libros de Samuel (Sefer M lakîm), según Orígenes (Ps I: MG 12, 1084), Eusebio (Hist. Eccl. VII, 25,2) y Jerónimo (Prol. Gal. ML 547. 553). La división en 1, 2, 3 4 reinos se debe a que los judíos

alejandrinos unieron 1 y 2 Re a 1 y 2 Sam. 125 J. A. SOGGIN, Introduzione, p 243.

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72

CONTENIDO

Los libros de Re abarcan desde la muerte de David (ca. 971) hasta la destrucción de Jerusalén y el destierro babilonio en el 587, o sea, unos

400 años. El título actual es bastante propio, ya que narra la historia de los reyes de Judá y de Israel.

DIVISIÓN Se puede fácilmente dividir en tres partes, cada una distinta de la otra.

Iª PARTE. Historia de Salomón (1 Re 1-11): a) Epilogo de la "historia de la sucesión al trono" (1 Re 1-2).

b) Primeros años del reinado de Salomón (2,12-4,34 =Vg). c) Construcción del templo y del Palacio (5, 1-9,19).

d) Apogeo y fracaso del reinado de Salomón (9,20-11,43). IIª PARTE: historia de los reinos del norte y del sur hasta la caída del

reino del norte (1 Re 12- 2 Re 17) a) Misma de las diez tribus del norte bajo Jeroboám; Roboám, hijo de

Salomón se queda sólo con 2: Judá y Benjamín (1 Re 12,25- 16,34). b) Historia de los dos reinos divididos (1 Re 12,25-16,34) b) Historia de Elías y de Eliseo (1 Re 17-2 Re 13).

d) Historia de los dos reinos divididos (2 Re 18-25) caída de Samaria por obra de Asiria.

IIIª PARTE Historia del reino de Judá hasta el exilio (2 Re 18-25).

Encontramos un particular interés por Ezequías debido quizás a su fidelidad a Yhwh y a sus relaciones con el profeta Isaías.

ASPECTO LITERARIO

a) La cronología: Es uno de los principales problemas que los libros de Re ponen. No solo la cronología de Reyes, sino de toda la Biblia. Esto se debe al hecho que la cronología de los reyes de Israel está

considerada en base a los reyes de Judá y viceversa, sin que se sepa ni las fechas de partida, ni los criterios utilizados.

b) El carácter compuesto y elaborado de Re se manifiesta en la valorización de la persona del rey que es juzgado en base a su

comportamiento religioso, sobre el modelo de Josías, asumido por la redacción. Sucede, como ya mencionábamos anteriormente que reyes

políticamente poco hábiles sean alabados porque se manifiestan

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73

teológicamente "ortodoxos" (como es el caso de Ezequías y de Josías);

sin embargo, reyes políticamente capaces, pero escarzos en campo religioso, son juzgados severamente (por ejemplo Omri).

Por tanto, el criterio para juzgar un rey no es político ni económico, sino teológico y esto en base a la reforma de Josías: la renuncia a los

santuarios sincretistas o cananeos o su supresión; en sus aspectos positivos, sobre la línea del Dtr sería: Un sólo Dios en un sólo lugar, "es decir el repudio de todas las formas de paganismo y la

centralización del servicio divino en el único santuario"126.

El esquema es algo semejante al que encontramos en el libro de los Jc, sólo que en Jc es el pueblo que peca, en Re son los reyes. A partir de 1 Re 14,21 tenemos esta estructuración127:

a) Nombre del rey y de su padre (para el rey de Judá el de la madre)

y, si es importante el de la Mujer. b) Sincronismo con el rey contemporáneo de Judá o de Israel. c) Edad del rey y duración de su reinado.

d) Algunos datos significativos del rey y referencia a una fuente determinada.

e) Juicio sobre el comportamiento religioso y moral. f) noticias sobre la muerte y la sepultura del rey y nombre del sucesor.

Este esquema se deja individuar bastante bien en Roboám.

"Roboam, hijo de Salomón, reinó en Judá; tenía Roboám 41 años cuando comenzó a reinar, y reino 17 años en Jerusalén. El nombre de

su madre era Naamá, que era amonita. Judá hizo el mal a los ojos de Yhwh (1 Re 14,21-22)... "los hechos restantes de Roboám y todo cuanto hizo, ¿no están consignados en el libro de los anales de los

reyes de Judá?... Roboám descansó con sus padres y fue sepultados con ellos en la ciudad de David... su hijo Abbiyyam reinó en su lugar"

(1 Re 14,29-31). En el caso del reino de Israel los monarcas sin excepción son todos juzgados como culpables del pecado de Jeroboám I (Cf. 1 Re 12,25

ss), es decir el culto de Yhwh en la figura del becerro de oro (o dorado) en los santuarios de Betel y de Dan (1 Re 15,26.34 etcétera).

Por lo que respecta a los reyes de Jerusalén hay quienes hicieron también "el mal a los ojos de Yhwh", o sea, del culto sincretista de los

"altos lugares" o en los santuarios de las provincias.

126R. De VAUX, Les Livres des Rois, (BJ) p 14. 127Cf. E. CORTESE, Lo schema deuteronomistico per i re di Giuda e d'Israele, Biblica 56 (1975) pp. 37-52.

Page 74: Pentateuco y libros históricos

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La obra histórica Dtr se limita a aumentar, desde su perspectiva,

algunos hechos dignos de nota y no pretende hacer "historia" del periodo que va desde la muerte de David hasta el exilio. Prueba de ello son las continuas referencias a las fuentes que pueden ser consultadas

para mayor información: "las crónicas de los reyes de Israel o de Judá, precedidas por un libro: "los hechos de Salomón.

Concluyendo podemos decir con Cazelles: “El libro es, pues, más que una historia, una interpretación de la historia a la luz de la doctrina

deuteronomística"128.

LAS FUENTES DE REYES

Las fuentes se pueden dividir en dos categorías: Explícitas e implícitas.

Las fuentes que se citan explícitamente son tres: a) El libro de los hechos de Salomón (1 Re 11,41).

b) El "libro de las crónicas de los reyes de Judá" (1 Re 14,29 y ca. de 14 veces más).

c) El "libro de las crónicas de los reyes de Israel" (1 Re 14,19 y ca. de 16 veces más).

Las fuentes implícitas se reconocen fácilmente en el curso de los libros como conjuntos literarios preexistentes unidos por argumento,

desarrollo o estilo129: a) El epilogo de la "historia de la sucesión al trono davídico" (1 Re 1-

2). Esta sería la conclusión lógica y obvia de la historia de David iniciada en los libros de Samuel, pero el autor de Re la coloca aquí con

la finalidad de introducir la historia de Salomón. No hay más: la división es sólo artificial.

b) La historia de Salomón (1 Re 3-11) que hace referencia al libro de los "hechos de Salomón" (11,41-43)130 en la que sobresalen el

catalogo de los ministros y prefectos de Salomón (1 Re 4,20-34), la visita de la Reina de Saba (1 Re 10,1-29). El pasaje sobre la grandeza

de Salomón goza de una unidad bastante manifiesta131. c) La historia del cisma (1 Re 12-14) del reino del norte132.

128H. CAZELLES, Introducción crítica, p 338. 129Cf. A. JEPSEN, Die Quellen des Köningsbuches" Halle 1956, 2ª ed. 130Cf. J. LIVER, The Book of the Acts of Salomon, Biblica 48 (1967) 75-101. 131Cf. H. CAZELLES, Introducción crítica, pp. 340-343. 132Cf. A. M. DUBARLE, Le jugement des auteurs bibliques sur le schisme de Jeroboam, Est. Ecl. 34 (1969) pp. 577-594.

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75

Esta historia debe mucho a los anales de los reyes de Israel (Cf. 1 Re 14,19). Este relato pone de manifiesto la dualidad de la monarquía: Roboam, hijo de Salomón, es aceptado por Judá; las tribus del norte,

por su parte, dada la intransigencia e inexperiencia de Roboam, escogen a Jeroboám como rey de las tribus del norte.

Comprendería documentos que podrían proceder del ambiente profético: la maldición por parte del "hombre de Dios" del altar de

Betel (1 Re 13,2-5), el oráculo de Ajiyya contra Yeroboam (1 Re 14,7-16) y algunas notas deuteronómicas (1 Re 12,26-32; 14,7-11)133.

d) Tradiciones (ciclos) de Elías134 (1 Re 17,19.2; 2 Re 1-2) que contienen varios episodios: La sequía (17), juicio de Dios sobre el

monte Carmelo (18), teofanía en el Horeb (19), el episodio de la viña de Nabot (21) que es más bien reciente, ya que presupone la puesta

en vigor de Lv 25,23. Estos episodios, desde el punto de vista literario, están escritos en el mejor hebreo que conocemos.

Los temas tratados son: El monoteísmo, la tolerancia de otros cultos, las relaciones entre el ciudadano y el estado y el rol del profeta en

estas relaciones. Es poca la parte de la redacción Dtr en estas tradiciones: Sólo 19,10.14.

f) Las tradiciones (ciclos) de Eliseo (1 Re 19,19-21; 2 Re 2. y cc 4-10) El origen de estos relatos habrá que buscarlos en los ambientes

populares dado el carácter milagroso que aparece. El ciclo de Eliseo es menos homogéneo que el de Elías. Probablemente este ciclo se

construyó en el reino del norte antes del 722. También aquí es escarza la redacción Dtr.

g) Las guerras arameas de Ahab que están privadas de la redacción Dtr (1 Re 20 y 22) que están mezcladas con la vida de Elías y del

profeta y del profeta Miqueas ben Himla. h) Tradiciones de Isaías (2 Re 18,13-20,19) paralelas a Is 36-39 que

respectan el reinado de Ezequías y sus relaciones con el profeta en el momento de la invasión de Senaquerib (18,13-19), durante la

enfermedad del rey (20,1-11) y con la ocasión de una embajada del rey de Babilonia (20,12-19)

133Cf. A. CAQUOT, Ahiyya de Silo et Jeroboam I, Semitica 11 (1961) pp 17-27. 134Cf. J. M. MILLER, The Elisha cycle and the accounts of the Omride Wars, JBL 85 (1966) pp 441-454; G. von RAD, Teología del Antiguo Testamento, II, p 21 ss; R. P. CAROLL, The Elijah-Elisha Sagas, VT 19 (1969) pp 400-415.

Page 76: Pentateuco y libros históricos

76

Otro material, como son las tradiciones sobre algunos profetas en 1 Re

11,29-39; 14,1-18 y 15,29 etcétera. 1) Algunos autores modernos (exceptuando a M. Noth) admiten una

doble redacción: Un primer estrato se inspiraría a los principios de la reforma de Josías: Centralización del culto y eliminación de los

santuarios periféricos y el otro estrato, más reciente, durante el exilio, después de la liberación de Yoyaquín que trata de interpretar la tragedia que cayó sobre Judá y Jerusalén en el 597 y el 587, pero

antes en Israel en el 722135, y la explicación a esta tragedia la entiende como una realización del juicio divino que los profetas habían

anunciado muchas veces. El juicio se cumplió primero con la caída del reino del norte primero, de Judá después, con la primera deportación del 597 y con la segunda, definitiva, del 587 con la destrucción de

Jerusalén. Para profundizar mejor sobres las diferentes reelaboraciones del Dtr Soggin136 y también los varios estudios de E. Cortese.

2) Es evidente que si la redacción Dtr trata de interpretar las grandes catástrofes del norte (722) y del sur (587) habrá que poner su etapa

final después, o durante, el exilio. El mismo libro de reyes da algunas indicaciones al respecto: El libro de Re termina con la narración de la

liberación de Yoyaquín en el 560; además, otros pasajes en ambos libros perecen suponer la ruina de Jerusalén y la deportación del 587 (Cf. 1 Re 8,46-51; 9,7-9; 2 Re 17,19-20; 21,11-15; 23,26-27; 24,2-

4), pero, a la vez, existen varios indicios en que la obra sea, en su conjunto, anterior al exilio, considerando los elementos para colocar Re

después del exilio, como añadiduras posteriores. Cazelles piensa mejor en una escuela Dtr y no de un sólo autor que, insertada en la gran

composición de la obra deuteronomista, habría iniciado su trabajo antes del 587 y lo terminó después de esta fecha. Esto explicaría la unidad substancial de la obra y las varias redacciones.

EXCURSOS

AMBIENTE HISTÓRICO, POLÍTICO, RELIGIOSO Y CULTURAL DE

CANAÁN

El marco histórico del cual se ocupa la historia Dtr, y del cual no podemos prescindir en nuestro curso, es el que va desde la "conquista" (Josué) de la tierra prometida (ca. 1250) hasta la deportación (2 Re)

babilonia (587), es decir, abarca aproximadamente unos 650 años de historia. El periodo que abarcan los dos primeros libros (Js/Jc) antes 135Cf. G. von RAD, Estudios sobre el Antiguo Testamento, p 179 ss. 136Cf, J.A.SOGGIN, Introduzione, pp 215-216.

Page 77: Pentateuco y libros históricos

77

de la institución monárquica es el del 1250 al 1050, es decir, 200 años

aproximadamente. Este periodo es uno de los más pobres en cuanto a documentos.

Como hemos ya visto, la historiografía Dtr carece de muchas noticias "históricas". Su interés no está tanto en el de darnos un cuadro

completo de los acontecimientos que van desde la entrada en Canaán hasta la deportación en Babilonia. La obra Dtr es más bien la interpretación teológica de estos acontecimientos, impregnada por el

espíritu del Dt. Ahora bien, además de los sucesos acontecidos en Palestina durante estos siglos nos informan fuentes extra bíblicas,

encontradas gracias a los descubrimientos arqueológicos y de documentos.

a) "Textos de execración"137. Se trata de escrituras sobre pedazos de barro del último periodo de la XII dinastía (ca. 1800) egipcia que

servían para una determinada finalidad mágica. En estos textos se encuentran enumerados todos loe enemigos de Egipto, entre los cuales aparecen algunos de Palestina y de Fenicia. De este modo se puede

conocer el nombre de diferentes príncipes y de ciertos territorios. b) Los textos de Mari: De poco más recientes son los textos de Mari.

Además de textos de carácter jurídico y económico contienen mucha correspondencia de los reyes con muchas noticias sobre Siria y con pocas sobre Palestina.

c) Tell el-Amarna: El XV siglo, sin duda, nos acerca más a la historia de Israel. De esta época hay que citar a las tablillas de Tell el-Amarna

(1400 ca.) encontradas en el 1887. Se tratan de tablillas escritas sobre el barro, que contienen la correspondencia del predecesor de Amenofis

IV (1377-1360) con los estados de Asira, especialmente con los pequeños príncipes vasallos de Palestina y de Siria., Época en la cual estos territorios era dominación egipcia. Las tablillas de el-Amarna han

podido hacer luz sobre el trasfondo histórico de Israel en Palestina y constituyen una de las fuentes más directas de la historia de Israel.

d) Los textos de Ras Shamra: Aproximadamente de la época de el-Amarna son los textos encontrados en el 1929 en la parte septentrional de Asiria, donde se encontraba la antigua ciudad de

Ugarit. Aquí se encontraron numerosos textos sobre el aspecto cultual y mitológico, así como también fueron encontrados numerosos textos

de carácter administrativo y político provenientes del archivo real. Son pocas las noticias históricas que se pueden sacar de estas cartas, pero los numerosos nombres de personas hacen posible hacerse una idea

de la estructura de la vida de la población.

137Cf M. NOTH, Storia d'Israel, Paideia, Brescia 1975, pp 29 ss.

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78

d) Otras noticias acerca de la historia de la Palestina con respecto a los

siglos que nos interesan, son las campañas que se desarrollaron en Siria y Palestina bajo el dominio egipcio durante el XVI y XIII siglo. El primero a compilar una lista de estas campañas parece haber sido

Tutmosis III (XV siglo) que hizo incidir sobre una de las paredes del templo de Amón-Ra en la ciudad egipcia de Tebes. Esta incisión

atestigua la existencia y denominación de numerosas ciudades palestinas.

LA TIERRA DE CANAÁN La tierra que Dios había prometido a los Padres (Gn 12,3) y que ahora

Israel está a punto de conquistar no es una tierra "virgen", sino que está poblada, y el mismo AT tiene la conciencia del carácter mixto de la población que ahí habita. En efecto, cita algunos grupos como son

los cananeos, amorreos, hurritas e hititas, Los perezeos y los jebuseos que el AT cita son desconocidos por la literatura extrabíblica.

a) Recientemente se ha comprobado que el semita "Canaán", como el griego "fenicio" se refieren ambos términos a una misma realidad, a

saber, a la famosa tinta púrpura de la antigüedad que se extraía de los moluscos de la costa fenicia. No está claro, sin embargo, si el

topónimo haya derivado del producto o viceversa. Por tanto, permanece incierto si el nombre era geográfico o étnico, es decir si designaba una determinada región geográfica, o bien era la

designación de un pueblo. A la época de los Jueces el término designaba a una comunidad étnico - lingüística que habitaba en las

ciudades de Fenicia y Palestina138.

b) La principal actividad de los cananeos era el comercio. De esta manera el término "cananeo" en hebreo llega ser sinónimo de "mercader"(Cf. Is 23,8; Ez 16,29; Zac 14,21). Por lo que respecta a la

lengua, se sabe actualmente que el cananeo era bastante semejante al hebreo. Las ciudades cananeas estaban concentradas en las llanuras

costeras, a los pies de la cadena montañosa central, en la llanura de Esdrelón y sobre la costa fenicia. Al centro de cada ciudad se

138Se sabe, por otra parte, que la tierra de Canaán ha tenido varias denominaciones:

Los egipcios, a principios del segundo milenio, llamaban al país de Canaán Retenu, nombre territorial que abarcaba más o menos a Siria y Palestina. A partir del reinado de Tutmosis III Canaán viene llamado Haru o Huru, probablemente porque la mayor parte de la población con los que tuvieron que ver los faraones de la XVIII dinastía eran Hurritas. En los textos arcádicos y egipcios aparecen los términos de "cananeos"

y de Canaán. La mención más antigua de Canaán que se conozca es en una carta de Mari, dirigida la virrey de Mari, Lasmah-Addu (ca. 1810-1781). En las cartas de el-Amarna Canaán figura como una provincia egipcia. En la estela de Mernephta Canaán designa una ciudad. Cf. F. CASTEL, Historia de Israel y Judá, Verbo Divino, Estella 1984, p 7 ss.

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79

encontraba un templo (Meguiddo, Laquis, Guézer). Cada ciudad estaba

gobernada por un rey, rodeado por una asamblea de terratenientes. c) El carácter mixto de esta población en la tierra de Canaán hicieron

difícil el proceso de instalación de las "doce" tribus de Israel. Sólo cuando Canaán estuvo en grado de recibir a Israel, Israel pudo

instalarse. Fue en este periodo el más propicio para la sedimentación de Israel en Canaán, antes hubiera sido imposible.

La situación política de Mesopotamia y Egipto, durante este periodo (1250-1050) estaba en decadencia, aunque si era la decadencia de dos

grandes superpotencias. 1) Los Hyksos: Algunos documentos informan que entre el 1670 y el

1570 Egipto fue dominado por un pueblo asiático llamado Hyksos ("Señores de tierras extranjeras"). Es fácil comprender que el imperio

de los hyksos comprendiera la Palestina, Siria y el miSamo Egipto y que la sede los hyksos fuera Siria y Palestina. Al inicio de la XVIII dinastía Ahmose de Tebes los expulsó de Egipto y ciertamente

siguieron dominando en Siria y Palestina. Los hyksos adoptaron el uso del carro de guerra jalado por caballos asumiendo de este modo una

superioridad militar que les permitió dominar Egipto. El carro de guerra aparecerá en uso en Israel sólo con Salomón. Los hyksos desaparecieron después de la expatriación de Egipto. Y esta provocó

una confusión dejando espacio a una inmigración de numerosos y mixtos pueblos que se extendieron en pequeños principados y

ciudades-estados.

2) Egipto: Tutmosis III penetró con su ejército en el año 23 de su reinado (ca. 1468) en Palestina sin muchas dificultades y con 20 años de campaña militar extendió su dominio hasta el Éufrates y Alepo.

Entonces Egipto llegó a ser el Patrón de toda la Palestina y Siria. Esta conquista asume una importancia particular para el periodo de la

conquista y el de los Jueces, ya que esta conquista destruyó todo poder unificado. Ningún otro poder semejante surgió en más hasta el reino unido de David. El influjo causado por la dominación egipcia en

Siria, Palestina y Fenicia fue bastante profundo.

3) Los Habiru: En las cartas de el-Amarna aparece un cierto grupo que estaba al servicio de los egipcios: Los Habiru. Cuando estas cartas fueron descubiertas, los habiru fueron identificados inmediatamente

con los hebreos, pero en la actualidad se ha comprobado que más que designar un pueblo, es más bien la denominación de una clase social,

para determinar precisamente a los esclavos.

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LAS DOCE TRIBUS139

LA "PROTOHISTORIA" DE ISRAEL. "La unión de las doce tribus en un sólo "Israel" llegó a ser una realidad definitiva y duradera solo en Palestina"140, dice Noth al iniciar la

problemática entorno a las doce tribus de Israel, lo cual hace presuponer que la verdadera historia de Israel "comienza en

Palestina"141.Y, entonces, ¿Qué es de los doce hijos de Jacob que bajaron en Egipto (70 personas)142 llegando a ser tan numerosos y molestos para los egipcios? , o mejor, cuando se constituyó Israel en

12 tribus?, Cuál fue el proceso que siguió? , ¿Cuáles fueron los lazos que las unieron? y ¿cuales instituciones mantuvieron su unidad? La

respuesta a estas preguntas no son para nada fácil. La tradición del AT simplifica demasiado el problema con su típica

visión panisraelita: Todo Israel, las doce tribus, tuvieron su origen a través de la ramificación y multiplicación de un antepasado común que

se le designa con el nombre de "Israel". Todas las tribus se reconocen como hijos de este antepasado común (bene Yisra'el). Esta misma tradición, posterior a los hechos, retiene que las doce tribus tuvieron

una misma prehistoria común, y que las mismas tribus, todas juntas y de un solo golpe, fueron las herederas de la tierra, dicha "prometida",

no sin poner su granito de arena. Aunque si el AT no presenta la vida de las tribus al estado puro, puesto

que está dominada por la idea del panisraelismo, a detrimento de las tribus individuales. En cambio, la Biblia habla de los benê Yisrael,

constituidos en número de 12 tribus. La Tribu de Israel143 se compone de Casas (Bet) que comprende toda la parentela (esposa, hijos

casados y no, los nietos, e incluso la servidumbre, o de clanes (Mishpahah) que lo constituyen varias familias, que viven ordinariamente en el mismo lugar o que, al menos, se reúnen para las

fiestas religiosas y son regidas por los Zeqanîm. En fin, varias

139Cf. CAZELLES, Historia política de Israel, Cristiandad, Madrid, 1984, p 73 ss; R. De VAUX, Instituciones del Antiguo Testamento, Herder, Barcelona 1985, 99 26-32, Bibliografía pp. -651; Ídem, Histoire ancienne d' Israel. Le période des Juges, Gabalda, Paris, 1973, p 19 ss; Les Patriarches hebreux et les découvertes modernes, RB 56 (1949) pp. 5-19; M. NOTH, Storia d'Israele, op. cit. p 71 ss; J. BRIGHT, La historia de

Israel, Bilbao 1970, p 161 ss; G. E. WRIGHT, Arqueología bíblica, Cristiandad, Madrid

1975, p 99 ss. 140M. NOTH, Storia, p 71. 141Ídem, p 72. 142Nm 1,46 y 26,5 aseguran que Israel pudo haber juntado alrededor de 6000 hombres en edad militar, de veinte años para arriba, lo cual significa que

compresivamente Israel contaba, según Nm, con unos dos o tres millones de personas, contando las mujeres y los niños, lo cual resulta imposible que 70 personas hayan podido reproducirse de esa manera y en tan poco tiempo. Cf. J. BRIGHT, La historia de Israel, p 160. 143Cf. R. De VAUX, Instituciones, p 30; H. CAZELLES, Historia política, p 74.

Page 81: Pentateuco y libros históricos

81

Mishpahôt forman una tribu (Shebet o Matteh), dos palabras

paralelas y que designan de igual manera al bastón de mando o al cetro real. A veces no se mantiene la jerarquía de los términos de Bet, Mishpahah o Shebet.

Los lazos que pueden unir a una tribu, pueden ser reales o ficticios. El

principal de estos es el vínculo de sangre, ya sea real o ficticio.

La unión entre las tribus puede acontecer en diferentes maneras: Por

un lazo de ben-ameh144, en torno a la espada clavada en la tierra. Este lazo es tan sólido que no puede ser roto ni con el crimen, ni con el

robo. Este lazo crea entre dos tribus una verdadera alianza ofensiva y defensiva (Neftalí y Dan, Manasés y Efraím), dado que tribus pequeñas tenían, muchas veces, que unirse contra un enemigo superior. En fin

podía acontecer por adopción, aunque si este caso era raro en Israel, como fue el caso de Makir: "los hijos de Makir, hijo de Manasés, fueron

criados en las rodillas de José" (Gn 50,23). "Ser criado en las rodillas de alguien", significa ser adoptado por él.

¿COMO SE CONSTITUYO EL ISRAEL DE LAS 12 TRIBUS? Es nuevamente mérito de Noth145 haber dado forma definitiva a la

teoría de la "anfictionía" que ya había sido iniciada por Ewald y Alt. "Anfictionía", según el sentido de la palabra, es "la asociación de aquellos que se establecen entorno a un santuario común"146. Los

ejemplos de estas anfictionías son posteriores al inicio del primer milenio a.C. y al estado actual se está mal informado a su respecto. La

mejor conocida a nosotros es la anfictionía filo-délfica que data del IV siglo a.C., por lo tanto de mucho muy posterior al fenómeno israelita.

Para Noth, Israel sería el nombre de una liga de 12 tribus que se reunían en torno a un santuario común en donde se encontraba el arca

y de la cual el número 12 sería un "elemento muy sospechoso y en apariencia artificioso"147, aunque si es un componente esencial, puesto

que la misma tradición bíblica lo ha mantenido. Ewald, mostró que el elemento 12 es característico del Antiguo Oriente, y por tanto no exclusivo de Israel148. Noth hace la analogía de Israel con las

anfictionías griegas e itálicas149.

144H. CAZELLES, Historia, p 81. 145Cf. M. NOTH, Storia, p 112 ss. 146R. De VAUX, Histoire, II, p 21. 147Ídem, p 111. 148Listas de 12 tribus se encuentran en el AT: 12 tribus arameas (Gn 22,20-24); 12 tribus ismaelitas (Gn 25,13-16); 12 edomitas (Gn 36,20-28);o bien su mitad: 6 tribus hurritas. 149M. NOTH, Storia, p. 112.

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Las características esenciales de estas ligas sagradas o anfictionías

son:

a) En primer lugar, el número 12 o seis. Ahora bien el número 12,

como el mismo Noth lo reconoce es un elemento bastante sospechoso150. Por lo tanto no es determinante, y en Israel el número

12 no dependió de la ramificación de un grupo humano, o se trata de una invención, sino que era un elemento constitutivo de las ligas sagradas.

b) Otro de los elementos esenciales de las ligas sagradas era el

santuario central, puesto que es este santuario central en torno al cual habitan las ligas sagradas, el que justifica por tanto su existencia. El centro religioso para Israel, como del resto para las demás ligas,

fue el arca santa, en origen quizás un santuario portátil, pero que una vez que se estableció en Palestina venía colocada, de vez en cuando en

un lugar que llegaba a ser el centro del culto151: El Santuario del Árbol, al este de Siquém, parece que haya sido el centro cultual de las tribus israelitas, quizás el más antiguo que conocemos (CF Js 24).Este

santuario fue transferido, por razones desconocidas, y fue trasladado, tal parece, a Betel (Cf. Jc 20,16) después el arca fue colocada a Guilgal

( Cf. Js 3-4) y finalmente la encontramos en Silo, donde el arca tenía un templo (Cf. 1 Sam 3,3; Jr 7,14; 26,9). Era en ocasión de las fiestas que se reunían los representantes de las tribus entorno al santuario

común para tratar asuntos de común interés.

Fue en Siquem (Js 24) que Israel se constituyó como liga tribal, según la opinión más verosímil. El pacto de Siquem, según esta opinión, fue

llevado a cabo por el grupo de Josué con las tribus del Norte que no habían participado a la experiencia del Éxodo ni del Sinaí. Pero a esta alianza religiosa (vv 23-24) que comprende "Un estatuto y un derecho"

(v 25) no estaban presentes todas la tribus, puesto que no estaban todavía constituidas, ni tampoco sus representantes.

Crítica a Noth

La teoría de Noth, no obstante que fuera seductora, no alcanzó un consenso común. Aquello que se le criticó a Noth fue, ante todo que, a

parte el hecho de que no se tiene un conocimiento suficiente acerca del funcionamiento de las anfictionías griegas o itálicas. La mejor conocida, como ya dicho, era la délfica, pero data del siglo IV a.C., el

hecho de que nos encontramos en dos territorios y ambientes

150Este número parece, según Noth, haber tenido una utilidad práctica, ya que los miembros de la liga tenían que preocuparse del santuario común y de su culto según turnos de uno o dos meses, Cf. M. NOTH, Storia, p 112. 151Cf M. NOTH, Storia, p 116.

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completamente diferentes, así como también que el hebreo no conoce

una palabra para designar este fenómeno.

Por lo que respecta al número 12, se ha hecho notar que es preferible

buscar los paralelos en el mismo AT, que en las anfictionías griegas, ya que es conocido por el mundo bíblico. En este caso el número 12

representaría los 12 meses del año y los 12 signos zodiacales y, por lo tanto, representaría la plenitud.

Por lo que respecta al pacto anfictiónico, el relato del pacto de Siquém de Js 24 no tiene las características esenciales de los pactos

anfictiónicos y, por lo tanto, el Israel de las 12 tribus no se constituyó en anfictionía en Siquém, puesto que no estaban presentes todas las tribus.

El santuario central, elemento esencial y fundante de la anfictionía,

dice De Vaux, que sería un caso exclusivo de la anfictionía de Israel el hecho de llevar un santuario itinerante152, así como también para De Vaux ninguno de los santuarios en cuestión fue para Israel el Santuario

central de todas las tribus153.

SIQUEM: No se nos dice nada de la presencia del arca en Siquém. En Js 24 no se hace mención. Según la teoría de la anfictionía israelita la fiesta de la renovación de la alianza narrada en Js 24 coincidía con la

fiesta de las tiendas, pero tampoco de esta fiesta no se hace mención.

BETEL: Se dice que el arca fue trasladada de Siquém a Betel y esto viene confirmado por Jueces 20,27b-28a, que está bajo la custodia de

Pinhas, hijo de Aarón, pero se trata de una adición. Por lo tanto no tenemos indicios de que Betel haya sido el santuario central de Israel, ni de que se haya celebrado algún culto anfictiónico.

GUILGAL: Fue por un periodo el arca fue depuesta en el santuario de

Guilgal, de otra forma no se logran explicar el capítulo 3 y 4 de Js. Pero Guilgal tampoco pudo haber sido el santuario central, puesto que las tribus no estaban unidas. Por otra parte Guilgal no juega ningún

papel en el libro de los Jueces y no parece que haya sido un lugar privilegiado para la reunión de las tribus.

SILO; De Silo no se sabe cuando el santuario fue fundado, ni está ligado a ninguna tradición patriarcal, como Siquém y Betel. Por otra

parte todos los textos que hablan de Silo son de redacción post-deuteronómica.

152R. De VAUX, Histoire, II, p 27. 153Idem, p. 28 ss.

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Por lo tanto no se puede decir que las tribus tuvieron un santuario

central, sino que se constata la multiplicidad de estos, a los que se pueden añadir otros: Bersebáa (1 Sam 8,2), donde se guarda el recuerdo de los patriarcas, Mispah y Rama (1 Sam 7,17; 9,12-25) el

cual origen es oscuro. Ofrá y Dan (Jc 6 y 18) y existían muchos más, sin contar los santuarios domésticos como el de Mika (Jc 17).

Faltando el elemento fundamental de la anfictionía se puede afirmar categóricamente que Israel no fue nunca una anfictionía .

Tampoco los delegados al consejo anfictiónico pueden ser un elemento

determinante en Israel. Estos delegados serían los Nesi’îm, traducidos con "príncipes" inexactamente. Etim. Ns' qôl sería aquel que "levanta la voz, el porta- palabra, serían los representantes de las tribus.

En Nm los Nesi'im son los doce jefes de las tribus de Israel. Según de

Vaux el término tiene un sentido pasivo: Es aquel que viene elevado por la asamblea o en la asamblea154.

Aquello que se puede decir es que el "Nasi'" no era un personaje religioso, ni un príncipe, sino un elegido por la tribu: SCEICH.

En los libros de Ex y Nm estos jefes representaban a todo el pueblo y actuaban colectivamente, pero ningún texto les atribuye las funciones

de los jefes de las anfictionías griegas. A parte de esto, en la asamblea de Siquém no juegan ningún papel.

Tampoco en Israel existió un derecho anfictiónico. Para los que

sostienen esta teoría el código de la alianza sería el equivalente del derecho anfictiónico y se encontraría sobre todo en las prohibiciones religiosas y morales de Ex 22,17-239. Pero sabemos que el código de

la alianza representa las leyes y las costumbres de las tribus instaladas en Canaán y unidas por la misma fe en Yhwh, pero esto no le da

ningún carácter de derecho anfictiónico. Tampoco la asamblea de Siquém, en donde Josué da " un estatuto y un derecho", trascrito en un "libro de la Ley", pero no puede ser porque: No estaban todas las

tribus, el santuario central no fue Siquém y nunca hubo una fundación anfictiónica.

CONCLUYENDO

A) No anfictionía. b) No santuario central.

b) Ninguna acción común a todas las tribus.

154R. De VAUX, Histoire, p 33.

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Aquello que queda claro es que no se puede rechazar una hipótesis si no se encuentra una mejor. Lo discutido es que tal parece que Israel haya existido como una liga sagrada de tribus que se fundaba en la

alianza con Yhwh, pero no se ha encontrado una alternativa mejor.

Por otra parte queda de igual manera claro que el Israel de la Biblia nunca hubiera existido si no hubiera existido un grupo con la fe en Yhwh que fue liberado de Egipto y que dirigió sus pasos a la tierra

prometida, un grupo que no se llamó Canaán, como los residentes de la tierra, sino que fue capaz de dar su propio nombre al país

conquistado. "Israel conquistó Canaán, pero no llegó a ser Canaán", podemos parafrasear así las palabras de Cazelles.

¿ERAN DOCE? No podemos estar seguros si en origen Israel constaba de 12 tribus, o

si se fue completando con el tiempo, o si era más pequeña. En Js 13-19 encontramos los límites de las tribus y reflejan sin lugar a dudas una situación premonárquica. En el Canto de Débora, Manasés, o al

menos una parte de él, Manasés era entonces conocido por el nombre de Makir (Jc 5,14; Cf. Js 17,24-31). En este mismo canto no se

mencionan ni a Simeón, ni a Judá, lo que hace suponer que en le siglo 12 la liga tenía sólo 10 miembros155.

Para varios estudiosos, Israel se fue constituyendo gradualmente. Ciertamente existió un grupo que vivió las experiencias del Éxodo y del

Sinaí, aquello que sería el germen del futuro Israel. En este caso el sistema de las doce tribus se fue formando con el pasar del tiempo,

asumiendo incluso elementos heterogéneos a lo largo del camino por el desierto. Esto concuerda con la Tradición: Israel fue un extranjero y no un indígena en la tierra de Canaán. Pero también se puede suponer

que varios parientes, o amigos, habían ya ocupado la tierra de Canaán, antes de la llegada de los que provenían del desierto. Además en

algunos poemas antiguos aparecen expresamente asociados con el comercio marítimo y con el Mar no sólo las tribus de Dan y de Aser (Jc 5,17), sino también Zabulón e Isaacar (Cf. Dt 33,18; Gn 49,13).

La misma Biblia nos da pruebas de que Israel era mucho más reducido

de lo que a veces presenta. Baste pensar que bastan sólo dos parteras para las necesidades de las madres de los hebreos (Ex 1,15-22). Por otra parte el relato de Jc 1 nos dice que Israel no pudo conquistar ni la

llanura costera, ni la planicie de Esdrelón y que Jerusalén fue tomada hasta David (1 Sam 5,6-10). Los gabaonitas (Jc 9) haciendo un pacto

con Israel, fueron perdonados e incorporados a él. Entonces surge la

155J. BRIGHT, La historia, p 198.

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pregunta: ¿Cómo es que un grupo pequeño, hijos del desierto,

acostumbrados a el por 40 años pudo haber conquistado un país tan heterogéneo?.

LA INSTALACIÓN156 DE LAS DOCE TRIBUS El fenómeno de la tradicional "conquista" es bastante complejo y por

este motivo se han utilizado varias formas de denominarlo, algunas de las cuales, por si solas, toman partido por una de las hipótesis propuestas, mientras que otras permanecen neutras y generales. Así

se habla tradicionalmente de "Conquista"157, (colonización), penetración (R. Kittel; E. Meyer), sedentarización (Gunneweg),

establecimiento (J. Wellhausen), inmigración (Strack), ocupación (Guthe), e instalación (De Vaux). Es preferible emplear denominaciones neutras a este propósito. Nosotros preferimos en este

caso la de De Vaux, instalación. Las hipótesis que se han propuesto a este fenómeno israelita son fundamentalmente cuatro:

a) La tradicional, la de los cc 1-12 de Josué: Conquista unitaria de todo Israel de toda la tierra de Canaán.

b) Fragmentaria: Libro de los Jc 1. c) Pacífica, fenómeno interno. (Noth/Alt)

d) Rebelión interna (Mendenhall/Gottwald). Según la versión oficial, la conquista se efectuó de un solo golpe, en

masa, por las doce tribus de Israel, bajo la guía táctica y estratégica de Josué, de todo el país de Canaán, manu militari, si bien parezca

más bien a una procesión más que a una campaña militar: A la cabeza marcha el arca, con los sacerdotes, seguidos por las tribus. Las tribus,

proviniendo de las llanuras de Moab, atraviesan el Jordán a la altura de Jericó (Nm 36,13; Dt 34,1), región llamada también sittîm (Js 2,1; 3,1). También las tribus que habían recibido de territorio en la parte

transjordana (Rubén, Gad, Manasés, la mitad) participaron en la expedición, en ayuda a sus propios hermanos (Cf. Js 1,12), regresando

después a su propio territorio a conquista realizada (Js 22,1). Pero si se hace un examen más detallado de los 12 primeros capítulos

del libro de Josué se hace una constatación: Con cuatro solas excepciones158 el texto de Josué se refiere exclusivamente a la tribu de

Benjamín159, una de las menos extendidas en la geografía tribal. Por lo

156Cf. J. A .SOGGIN, Storia, pp 219 ss; S. HERRMANN, Historia, pp. 118 ss; R. De VAUX, Histoire ancienne d'Israël, pp. I, 450 ss; M. NOTH, Storia, pp. G. E. WRIGHT,

Arqueología, pp. 119 ss; J. BRIGHT, La Historia, pp. 161 ss. 157Alt. "Landnahme". 158Cf. J. A. SOGGIN, Storia, p 223: 7,20 texto marginal; 8,30-35 Dtr que nos lleva a Siquém; 10,1 ss altiplanos del sur; 11,1-15, alta Galilea. 159Cf. M. NOTH, Storia, p 94.

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tanto, desde el punto de vista geográfico y topológico no se trata de

todo Israel, sino del pequeño territorio benjamita. Entonces se justifica la pregunta de Soggin160, si no fue en esta región, o más precisamente entorno al santuario de Guilgal que se formó y venía transmitida la

tradición de la conquista unitaria. En efecto Guilgal adquiere una parte central en el libro de Josué y en relación con la conquista: Es de Ahí

que parten todas las expediciones, es ahí donde tienen lugar las ceremonias y los ritos conectados con el paso del Jordán y las procesiones que los textos ponen en relación a la caída de Jericó.

La crítica literaria y de las tradiciones161, por su parte, ha individuado

el origen del norte de Josué, el efraimita, la cual tumba se encuentra en Timnat Sérah, en la montaña de Efraín, donde Josué recibió su dominio (Js 21,29-31; Cf. Js 19.49-50; Jc 2,8-9). Comúnmente es

aceptado el carácter compuesto del libro de Josué y la gran parte que la redacción Dtr tuvo en este libro y en toda su obra Dtr. También

parece claro que el Dtr utilizó las tradiciones del norte entorno a Josué para iniciar su obra sobre la conquista, que según Noth un "Sammler" (colector) hacia el 900. El problema que se pondría a este punto sería

el de saber si fue ya desde el sammler que le dio esta imposición a la conquista, o bien fue la redacción Dtr que se la imaginó como

conquista. Para de Vaux, es posible que ya el colector haya presentado la instalación en Canaán como una conquista total y que el Dtr, con su idea propia de la exterminación de los cananeos (Herem), haya solo

subrayado engrandecido este aspecto162, idea que correspondía a sus posiciones teológica sobre la conquista y sobre la tierra prometida y

sobre la necesidad de preservar al pueblo elegido. Pudo haber sido que el colector haya ignorado las tradiciones de la conquista fragmentaria,

o bien no la aceptó, no la conoció...etcétera, pero lo que resulta obvio es que existía otra tradición, atestiguada por Jc 1, en la cual la conquista es presentada de manera fragmentaria, por lo cual habrá

que concluir que las dos tradiciones no circularon en los mismos ambientes. Las tradiciones benjamitas pues, se puede decir, fueron

engrandecidas por la tradición y fueron aplicadas a todo el Israel. Las principales dificultades que uno se encuentra cuando tiene que

enfrentar el problema de la instalación es ante todo que:

a) Estando a la narración que nos presenta el libro de Josué, no se puede reconstruir con exactitud el proceso de instalación. Existen varias lagunas en el texto. Por ejemplo el libro de Josué no relata la

instalación de Palestina central163.

160Ibid. 161Cf. R. De VAUX, Histoire ancienne, I,547 ss. 162Idem. p. 548. 163Cf. J. BRIGHT, Historia, p 163.

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b) Por otra parte los testimonios arqueológicos no permiten de ninguna

manera hacer una correspondencia entre los descubrimientos arqueológicos y las noticias bíblicas..

LOS DATOS ADQUIRIDOS POR LA ARQUEOLOGÍA: a) Ante todo el paso del bronce reciente a la de hierro, periodo en el

cual, según la cronología convencional de los estudiosos del problema, se registra la “conquista” de Palestina, no presenta cambios drásticos: No aparecen, en la región trazas, importantes de una nueva

instalación, al lado o en lugar de la indígena. b) Por otra parte, en este paso registra ser un periodo de grandes

turbulencias, rápidos cambios, acompañados de numerosas destrucciones, no sólo en Palestina, sino en sus alrededores. Esta turbulencia podía favorecer sin duda la penetración de poblaciones

halógenas. No es justificable que las transformaciones y las destrucciones se conecten con las campañas militares de los israelitas

que encontramos en el libro de Josué. c) Las localidades que Josué menciona que fueron destruidas son cuatro: Sefat, Horma, Jericó, Hasor.

Ahora bien, Jericó fue destruida por un sismo y por el fuego en el

primer periodo del bronce, y fue nuevamente poblada hacia el 1400, pero hacia el 1325 fue destruida nuevamente y fue abandonada por varias generaciones164. Es posible, por tanto, que los Israelitas no se

enfrentaron con la fortaleza de Jericó, como dice Js, sino que, posiblemente con un insignificante poblado, si este existió o ocupó el

lugar.

AY: La ciudad de Ay fue destruida hacia el 2400 a. C. y ya no fue habitada más, hasta inicios del 1000 cuando se instalaron allí unos grupos israelitas. Su mismo nombre los dice: Montón de ruinas, o la

Ruina.

HAZOR: Una ciudad fuertemente construida, ciudad importante Siria. Resulta imposible que haya sido conquistado por Josué, puesto que no tenía el potencial militar. Además, sobre el plano arqueológico aparece

claro que Hazor sufrió una pequeña destrucción en el siglo XIII, pero no se puede unir con la invasión israelita.

- Hebrón: Las excavaciones realizadas no han aportado nada de entre la época del bronce reciente y la época del hierro.

164S. HERRMANN, p 131; G. E. WRIGHT, p 113.

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- DEBIR: El lugar fue destruido hacia el 1234-1230, pero la

identificación del actual Tell Beit-mirsim ha sido contestada y la arqueología no se pronuncia sobre la tradición bíblica.

- Tell ARAD no fue ocupado en el periodo de la conquista.

- HORMA: (Tell el-Milh) El lugar no ha sido excavado, pero se han encontrado, a través de "surfaces", capas del bronce medio y, probablemente, del bronce reciente.

En el Neghev la sedentarización parece haber comenzado no antes del

IX siglo. JERUSALÉN, en fin, fue tomada sólo por David.

h) Diferente parece la situación de las zonas pobremente pobladas:

Los altiplanos y las estepas. Existen, como ya hemos visto, nuevas instalaciones en estas zonas, con sistemas sofisticados de cisternas y de calles empedradas, pero no fortificadas.

HACIA UNA SOLUCIÓN

Hemos considerado las varias hipótesis del problema que pone el libro de Josué con respecto a la conquista. ¿Cuál es la solución a esta problemática? En realidad no podemos dar una respuesta satisfactoria,

pero habrá que dar una:

MENDENHALL Y GOTTWALD ofrecen sin duda una versión alternativa a la que la del libro de Josué propone: Es decir una instalación pacifica

en las zonas escasamente pobladas. Considerando la conquista como un fenómeno interno, una rebelión de campesinos. El grupo proveniente del desierto habría ofrecido a los revoltosos, con su nueva

fe, el momento ideológico unificador. Gottwald no añade nada de nuevo a la teoría de Mendenhall, excepto el elemento de la conversión

de los rebeldes a la fe Yahvista que venía traída del desierto oriental. Una vez que los revoltosos adquirieron su libertad entonces llegó a ser Israel. Esta hipótesis resuelve varios problemas:

a) Ante todo el de la evidente continuidad etnico-lingüísitica existente

en toda la región durante el pasaje del final del bronce reciente al inicio del hierro. Si tuviéramos que ver con poblaciones nuevas, está continuidad no se hubiera dado.

b) El hecho de la orden de destruir las ciudades, muchas veces repetido, sin que se diga nada de los núcleos rurales. Una posible

reminiscencia de los conflictos entre las zonas urbanas y los núcleos rurales, sobre el ámbito político.

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c) El de la supervivencia de la mayor parte de la población cananea y

de su religión que perdura hasta la reforma de Josías. d) Y el de la denominación de 'Ibrîm, dado al antiguo Israel por sus adversarios.

Dificultades sin resolver:

a) Israel siempre tuvo la conciencia de ser un extranjero y no un indígena en Palestina. Lógicamente se trata de una categoría teológica, pero a la cual no se le puede negar un carácter histórico.

Los habiru, ya hemos dicho, que no pueden ser designados como un

grupo étnico, sino que denota más bien, un estado social y que no puede ser el Israel antiguo. Y por otra parte la correspondencia de el-Amarna habla, seguidas veces, más del conflicto urbano que de este

con el rural.

Queda la hipótesis de Alt, perfeccionada por M. Noth, es decir que la conquista no puede ser el producto de una conquista militar por parte de las doce tribus, sino más bien el fruto de una pacífica instalación de

grupos provenientes del desierto del este y del Sur en territorios poco habitados: Los altiplanos y las estepas y sólo, en un segundo

momento, a la época d los primeros reyes, surgieron las primeras guerras contra las ciudades-estados cananeas que ocupaban los territorios fértiles.

Esta hipótesis tiene en favor la eliminación de una conquista militar por

una instalación pacifica y, además, el afirmar que el Israel originario, o su núcleo, provenía del desierto.

Esta hipótesis, siempre que sea aceptada, puede tener algunas modificas. No se tratan de grupos seminómadas que ejercían la

pastoría trashumante, sino de grupos con un pasado campesino (Historia de José).