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Quipu, Revista Latinoamericana de Historia de las Ciencias y la Tecnología, vol. 15, núm. 3, septiembre-diciembre de 2013, pp. 219-236. Pensamiento Latinoamericano en Ciencia y Tecnología * Departamento de Historia, Instituto de Investigaciones Históricas “Dr. Emilio Ravignani”. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Conicet. [ 219 ] Summary This article discusses the fundamental ideas of thought of the Latin Ame- rican School of Thought in Science, Technology and Development (ELAP- CYTED) emerged after World War II. Show and compares some studies that have addressed the structural issue of dependency, autonomy and technology projects of local and regional development. Finally, it provides elements to delve into that historical context of the decades 60 and 70, and in continuity with the present, issues and concepts related to science, technology, society, culture, development, modernization, innovation, capitalism, imperialism, socialism, hegemony. Introducción E n la segunda mitad del siglo XX, América Latina muestra cierta tendencia a la aparición de instituciones de fomento y gestión en políticas de ciencia y tecnología, financiamiento del Estado y profesionalización de científicos, inge- nieros y tecnólogos en áreas económicas prioritarias relacionadas con la indus- trialización (sustitución de importaciones), las fuentes de energía (empresas SANDRA SAURO* http://www.revistaquipu.com

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Quipu, Revista Latinoamericana de Historia de las Ciencias y la Tecnología, vol. 15, núm. 3, septiembre-diciembre de 2013, pp. 219-236.

Pensamiento Latinoamericano en Ciencia y Tecnología

* Departamento de Historia, Instituto de Investigaciones Históricas “Dr. Emilio Ravignani”. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Conicet.

[ 219 ]

Summary

This article discusses the fundamental ideas of thought of the Latin Ame-rican School of Thought in Science, Technology and Development (elap-cyted) emerged after World War II. Show and compares some studies that have addressed the structural issue of dependency, autonomy and technology projects of local and regional development. Finally, it provides elements to delve into that historical context of the decades 60 and 70, and in continuity with the present, issues and concepts related to science, technology, society, culture, development, modernization, innovation, capitalism, imperialism, socialism, hegemony.

Introducción

En la segunda mitad del siglo XX, América Latina muestra cierta tendencia a la aparición de instituciones de fomento y gestión en políticas de ciencia y

tecnología, financiamiento del Estado y profesionalización de científicos, inge-nieros y tecnólogos en áreas económicas prioritarias relacionadas con la indus-trialización (sustitución de importaciones), las fuentes de energía (empresas

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extractivas) y la fabricación de armamento bélico y militar.1 Es decir, la ciencia y la tecnología, asumidas como políticas públicas, se ponían al servicio del desarrollo económico y de la soberanía nacional.2 En tal sentido, el rol del Estado fue protagónico, casi exclusivo, y dio origen al desarrollo de la investigación científica en el ámbito académico de las universidades, incorporada así a la comunidad científica internacional, de quien recibe legitimidad, reconocimiento, pautas de organización y agenda de proyectos de investigación. El Estado tam-bién propició la creación de instituciones para el estudio, la planificación y la transferencia de tecnología al sector productivo y militar. A pesar de ser el Estado el actor dinámico en este proceso, el desarrollo científico y tecnológico en la región de América Latina fue débil por resultar más desvinculado del sector social, o lo que es lo mismo, su marcada dependencia con el orden internacional. Entre los 50 y los 60, América Latina introdujo políticas de ciencia y tecnología basadas en las experiencias de reconstrucción económica de la posguerra eu-ropea, dirigidas a su vez por la ideología y los parámetros de la comunidad científico-tecnológica estadounidense. La transferencia de tecnologías y el in-greso de capitales extranjeros poco podían adaptarse a las necesidades reales y a los contextos locales de los países latinoamericanos.

Desde la segunda posguerra, y específicamente en este contexto ideológico, aparece en varios países la Escuela Latinoamericana de Pensamiento en Ciencia, Tecnología y Desarrollo (elapcyted).3 Entre sus actores intelectuales pueden mencionarse a Jorge A. Sabato, Helio Jaguaribe, Amílcar Herrera, José Pelucio Ferreira, Máximo Halty-Carrère, Carlos Martínez Vidal, Javier Urquidi y Francisco Sagasti.4 Frente a las concepciones universalistas, dominantes y

1. Leonardo Vacarezza, “Ciencia, tecnología y sociedad: el estado de la cuestión en América Latina”, en Revista Iberoamericana de Educación, núm. 18, septiembre-diciembre de 1998. Disponible en http://www.rieoei.org/oeivirt/rie18a01.htm

2. Para el caso argentino se puede consultar Diego Hurtado de Mendoza, La ciencia argentina. Un proyecto inconcluso: 1930-2000, Buenos Aires, Edhasa, 2010 y Cfr. Sandra Sauro, “Reseña del Libro: Diego Hurtado, La ciencia argentina. Un proyecto inconcluso: 1930-2000, Buenos Aires, Editorial Edhasa, 2010, 256 p.”, en Revista Prisma, núm. 15, 2011, pp. 315-318.

3. Carlos Martínez Vidal y Manuel Marí, “La Escuela Latinoamericana de Pensamiento en Ciencia, Tecnología y Desarrollo: Notas de un Proyecto de Investigación”, Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación, núm. 4, septiembre-diciembre de 2002. Disponible en http://www.oei.es/revistactsi/numero4/escuelalatinoamericana.htm

4. En otra oportunidad nos hemos ocupado de Amílcar Herrera, Jorge A. Sabato y Oscar Varsavsky, por lo que, si bien este trabajo retoma la matriz de alguna de las ideas ya planteadas por ellos, la atención se centra en el análisis del pensamiento latinoamericano en ciencia y tecnología en sus ideas originales y en sus fundamentos teóricos. Cfr. Sandra Sauro, “Cosmovisiones, utopías y polémicas a propósito del Club de Roma y del Modelo Mundial Latinoamericano”, Ponencia presentada en XIII Jornadas Interescuelas y/o Departamentos de Historia, 10 al 13 de agosto de 2011, Departamento de Historia y Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Catamarca. Cfr. Sandra Sauro, “Ciencia nueva y la nueva ciencia en debate”, en César Lorenzano (Compilador), Historias de la Ciencia Argentina II, Buenos Aires, Editorial Eduntref, UNTREF-Caseros, 2005, pp. 316-340.

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hegemónicas imperantes en los países centrales, estos pensadores serán los encargados de señalar las debilidades y características dependientes de la ciencia y de la tecnología en la región y de imaginar un rol diferente para la ciencia y la tecnología acorde a las necesidades locales y regionales. En tal sentido, la elapcyted constituye una corriente de pensamiento nacida fundamentalmente como reflexión a partir de una práctica.5 Aglutinó a tecnólogos y pensadores de heterogénea formación que pensaban tanto en soluciones tecnológicas productivas a nivel micro, como en la inserción de políticas sectoriales y nacionales de desarrollo tecnológico, económico y social integral. A pesar de la heterogeneidad teórica y disciplinar, y de la institucionalización no académica de sus miembros, esta escuela logró elaborar una doctrina sumamente consistente. Tomando estas nuevas ideas, América Latina reorientó sus políticas científico-tecnológicas y repensó las teorías del desarrollo. De hecho, entre fines de los años 60 y mediados de los 70, el grupo se plantea ideas propias y originales, desarrolla análisis teóricos, diseña estrategias políticas de aplicación factible y viable, realiza rigurosos trabajos de campo que muestran cómo observaban la propia realidad latinoamericana, cómo diagnosticaban las dificultades, cómo diseñaban estrategias y soluciones, cómo soñaban futuros diferentes.

Apoyados en sus propias experiencias como científicos y tecnólogos, coinci-dirán en ciertos puntos básicos: crítica al cientificismo, al desarrollo lineal, a la teoría del desarrollo (postula en cambio atraso, subdesarrollo y dependencia como contracara del desarrollo), todo esto trae como consecuencia la dominación científica y tecnológica del centro a la periferia que es básicamente, una dominación cultural, que no se resolverá, dicen, con la compra de tecnología ni la financiación extranjera de investigaciones sino con una política independiente del Estado, que en su máxima expresión, sería la revolución social (Varsavsky) y en su mínima expresión, el rol protagónico del Estado en la ejecución de la política que propicie el funcionamiento dinámico entre los tres actores del “triángulo”: instituciones científico-tecnológicas, empresas y gobierno (Sabato); desarrollo de la ciencia básica cuyos conocimientos “ofertados” serían demandados por la tecnología y la sociedad, entendía así al desarrollo científico como la condición necesaria y suficiente del desarrollo social. Para esto era necesario generar una demanda nacional de CyT en el marco de “proyectos nacionales” que definieran políticas de ciencia y tecnología. El desarrollo autónomo de ciencia y tecnología requiere cambios drásticos (yo entiendo por ello, cambios culturales, éticos, de creencias y valores que conduzcan al revolucionario cambio social).

5. No utilizamos aquí “Escuela” en el sentido de metodología y marco teórico común dentro de una determinada disciplina científica, sino en el uso que sugieren y fundamentan Vidal y Marí, (2002): grupo heterogéneo de científicos y tecnólogos que logran elaborar una doctrina consistente e influyen en la práctica y en la teoría del problema desarrollo-dependencia e innovación tecnológica para América Latina.

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Sobre la base de estos ejes, el presente trabajo se centrará en exponer y comparar las ideas de quienes estudiaron el problema estructural de la dependencia y proyectaron políticas de desarrollo desde la perspectiva del subdesarrollo. Por lo tanto, esta comunicación se propone revisar publicaciones de Helio Jaguaribe, Osvaldo Sunkel, Gustavo F. Bayer, Amílcar Herrera, Alfredo Monza, Francisco Sagasti, Jorge A. Sabato6 y Oscar Varsavsky,7 para considerar específicamente sus propuestas y postulados en torno a la autonomía tecnológica, al desarrollo local y endógeno de la tecnología y a su papel en el proceso de desarrollo integral. Además, los estudios críticos seleccionados nos ofrecerán, en un sentido más general, elementos para indagar en aquel contexto histórico y en continuidad con el presente, problemas y concepciones en torno a ciencia, tecnología, sociedad, cultura, desarrollo, modernización, innovación, capitalismo, imperialismo, socialismo, hegemonía.

En el siguiente apartado, Pensadores e ideas para el desarrollo de América Latina, se resumirán las ideas y fundamentos teórico-argumentativos de ca-da pensador. El objetivo de presentar esta síntesis es poder en el apartado siguiente, Comparaciones, síntesis y conclusiones, confrontarlos, mostrar sus complementariedades y diferencias, y destacar su coherencia como grupo, doc-trina o escuela.

Pensadores e ideas para el desarrollo de América Latina

Helio Jaguaribe centra su artículo en la pregunta por qué no se ha desarrollado la ciencia en América Latina. Sostiene que la irremediabilidad del atraso

científico-tecnológico se debe a cierto tipo de deficiencias históricas que siguen presentes en la actualidad, tanto en la cultura como en las instituciones sociales. Formas racionales pero no operacionales de concebir el mundo, y formas que no favorecen la producción autónoma de ciencia y la importación de tecnología. Con un tono un tanto histórico-determinista, fundamenta su explicación del

6. Helio Jaguaribe, “Por qué no se ha desarrollado la ciencia en América Latina”; Osvaldo Sunkel, “La universidad latinoamericana ante el avance científico y técnico; algunas reflexiones”; Gustavo Bayer, “Autonomía nacional y política científica y tecnológica”; Amílcar Herrera, “Los determinantes sociales de la política científica en América Latina. Política científica explícita y política científica implícita”; Alfredo Monza, “La teoría del cambio tecnológico y las economías dependientes”; Francisco Sagasti, “Hacia un nuevo enfoque para la planificación científica y tecnológica”; Jorge A. Sabato, “Empresas y fábricas de tecnología” en Jorge A. Sabato (Compilador), El pensamiento latinoamericano en la problemática ciencia-tecnología-desarrollo-dependencia, Buenos Aires, Ediciones Biblioteca Nacional, 2011. Caps. 4-8, 14 y 17. Esta obra es una reedición de la publicada en 1975.

7. Oscar Varsavsky, “Bases para una política nacional de Tecnología y Ciencia” en G. Klimovsky, et al., Ciencia e ideología. Aportes polémicos, Buenos Aires, Ediciones Ciencia Nueva. Los Libros de Ciencia Nueva, 1975, pp. 52-57. Disponible en http://blog.ciencianueva.com/

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estado actual del atraso científico tecnológico en el propio atraso que América Latina arrastra desde los orígenes mismos del proceso histórico de la revolu-ción científica del siglo XVII. Enumera tres razones básicas de este fenómeno que pueden resumirse así: a) si bien existen recursos humanos capacitados y procedimientos tecnológicos de vanguardia, América Latina carece de un siste-ma científico-tecnológico relativamente integrado y autosustentado. Además, le falta masa crítica en las investigaciones y la tecnología que utiliza es totalmente importada; b) el carácter histórico del atraso se debe al propio atraso que el Reino de España tenía respecto de casi toda Europa occidental al comienzo de la revolución científica cuando se rompe con la escolástica a favor del paradigma galileano; c) el atraso tecnológico actual conserva algunas de las características históricas fundamentales, y las características que lo determinan constituyen una verdadera estructura de inactualización científico-tecnológica.

En síntesis, el atraso actual se explica por su atraso desde el origen más remoto asociado con la dominación ibérica, su fuerte tradición aristotélico-tomista y antimodernizadora durante el período de la Inquisición. Este espíritu católico tradicional y socialmente medieval de la conquista española se trasladó a Amérina Latina durante el período de conquista y dominación. Si bien la Ilustración rompió en parte con esta cultura escolástica, no logró imponerse fuertemente ni modificar estructuralmente las razones que impedían el desarrollo científico-tecnológico. El efecto de arrastre se verá en el período independiente cuando América Latina se incorpore al mercado mundial como productora de materias primas y de alimentos. El período de sustitución de importaciones tampoco resolverá el problema del atraso científico-tecnológico. Muy por el contrario, entre 1930 y 1950, la necesidad de producir bienes que antes se importaban, obliga espontáneamente a importar la ciencia y la tecnología para tal fin. Entre estos años los estados y los empresarios llevan adelante una política de importación más programada que logra una industrialización más integrada, aunque no alcance la autosuficiencia industrial. Desde 1960, el proyecto de industrialización no persigue el desarrollo autónomo dado que las inversiones industriales están en manos de empresas multinacionales.

Osvaldo Sunkel trae a la reflexión el lugar de la universidad en América Latina ante el avance científico y técnico, y analizando el problema del subdesarrollo desde otros parámetros que Jaguaribe, niega que las causas de este atraso se deban a la falta de incorporación de la ciencia y de la tecnología modernas. Entre otras cosas, sostiene, porque ya desde 1492 el progreso científico y tecnológico moderno ha sido incorporado a la región, porque desde la Revolución Industrial, estos países participan en la producción de materias primas y alimentos y reciben el progreso tecnológico del ferrocarril, barcos, aviones e infraestructura general de saberes y técnicas avanzadas. Todos estos recursos constituyen el bagaje cultural de la modernidad en ciencia, valores e ideologías y demuestran la estrecha vinculación que desde el comienzo existió con los centros indus-

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trializados, aunque ninguno de estos factores produjo una transformación socioeconómica ni científico-técnica en los países de América Latina. Niega asimismo que la industrialización por sustitución de importaciones implicara un desarrollo autárquico para la región e indica que significó una reinserción de estas economías dependientes en el nuevo marco económico internacional con el surgimiento de mercados oligopólicos e inversiones de empresas multi-nacionales. Señala que se recreaba una nueva relación entre el centro y la periferia bajo nuevos patrones de dominación que terminaría reforzando la dependencia de América Latina con Estados Unidos. Con respecto al problema de la universidad en relación con el desarrollo científico tecnológico sostiene que no puede despegarse del proceso de desarrollo general, ni de la política industrial. Por lo que, una sociedad dependiente cuya estructura socioeconómica refleja e imita la de los países centrales, sólo producirá ciencia y tecnología dependiente que, por lo tanto, irá en contra de los intereses de desarrollo autárquico. Concluye que la posibilidad de desarrollo interno descansa sobre tres aspectos claves: 1) la transformación del sistema productivo interno en una estructura capaz de generar un excedente de recursos de inversión; 2) un cambio en las vinculaciones externas que desarticule el modelo dependiente en el modelo centro-periferia; 3) creación de una infraestructura científico tecnológica capaz de apreciar críticamente, de transferir y adaptar selectivamente de cualquier parte del mundo, así como de generar nuevos aportes a la ciencia y a la técnica.

Gustavo Bayer reforzará la idea de Sunkel del desarrollo autárquico, al considerar que toda política científico tecnológica debe ser comprendida como un aspecto más de la política de conservación y ampliación de la autonomía. En su trabajo, Bayer se explayará en la descripción de las nociones de autonomía nacional y política científica y tecnológica. Entiende por autonomía la capacidad de un Estado nacional para actuar según sus propios intereses dentro de la red de relaciones interestatales compuesta a su vez por los propios intereses y acciones de los Estados. Nótese que el concepto de autonomía remite a un proceso dinámico aplicable tanto a la situación de conquista como de consolidación y mantenimiento de la autonomía. La autonomía y la política científico tecnológica están estrechamente vinculadas en tanto se requiere el uso de conocimientos generados por la ciencia y por la tecnología para la ampliación cuantitativa de las estructuras de poder (situación dinámica de conquista y construcción de la autonomía) y para la etapa de consolidación del mismo. ¿Pero qué relación existe entre autonomía nacional, ciencia y tecnología en la condición de un Estado dependiente? Aunque un Estado dependiente está todavía en el proceso de búsqueda de su autonomía, la relación entre autonomía nacional, ciencia y tecnología es semejante a la de las naciones ya autónomas, con la diferencia de que en este caso, la relación deberá ser políticamente inducida: sólo será posible la superación de barreras materiales y/o sociales a partir de una decisión política, dependiendo de la movilización de los conocimientos acumulados por

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los sistemas científico y tecnológicos locales. En síntesis: un Estado en tránsito hacia la situación de conquista de la autonomía sólo puede alcanzarla induciendo la capacidad de movilización de los conocimientos acumulados en los sistemas científicos locales, es decir, estableciendo una política científica tecnológica autónoma que considere los intereses propios de la nación.

El progreso científico y tecnológico, aunque es un factor necesario, no conducirá por sí sólo a la autonomía. Se requiere además de una política planificada y articulada en los frentes de conquista de la autonomía, o sea una política económica, cultural y social. El progreso científico y tecnológico sería en principio un medio para la conquista de la autonomía, y podría convertirse en un fin en el momento de mantenimiento de la autonomía conquistada. La política científica debería estar caracterizada como una política de ampliación del poder científico, esto es ampliación de los sectores de conocimientos internos a partir de estimular su capacidad de generar el desarrollo de nuevos conocimientos. Este proceso requiere un tiempo de maduración mínima. El sistema científico no debe caracterizarse por el academicismo, por el corporativismo científico, por la torre de marfil, pero tampoco someter a los científicos a fines o metas políticos restringiendo su campo y temas de investigación. El objetivo estratégico se orientará a que el sistema científico se integre en un sistema autosustentado. Para esto, la ciencia desempeñará un importante rol en la economía nacional como factor de activación de autosuficiencia nacional a través de la calificación de la producción y del personal humano involucrado en esa producción. La tecnología es un factor que puede suministrar cambios en el corto plazo para ampliar el poder nacional, especialmente en lo que atañe a la exploración, explotación y transformación de las materias primas y de los recursos naturales. El proceso de elección de tecnología debería guiarse por las parámetros inter-nacionales del sistema global dado que su característica fundamental será la adaptación al sistema nacional de la tecnología importada con el agregado de un uso óptimo de los recursos naturales y la ampliación competitiva en el sistema internacional. La política tecnológica, por lo tanto, deberá orientarse hacia el análisis de los recursos nacionales, sean naturales o humanos, hacia la obtención de información tecnológica y la adaptación tecnológica. Para alcanzar la autosuficiencia tecnológica se deberá atender a la satisfacción de las necesidades sociales, esto es, el aumento de la calidad de vida de la población, a través de la ampliación de los conocimientos económicos y de la política económica. La política científica es de largo plazo, la política tecnológica es de corto plazo, será entre una y otra que se halle la optimización de tiempos y de recursos para la política de autonomía nacional.

Amílcar Herrera recurre a los innovadores conceptos de política implícita y de política explícita para explicar los determinantes sociales de la política científica en América Latina. Entiende que las razones que se han venido aduciendo para explicar el atraso científico de los países subdesarrollados de

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América Latina fueron equivocados y subestimada su magnitud. Las causas deben buscarse en el análisis de su estructura económica y social. Las medidas tomadas a partir de la Segunda Guerra Mundial implementando mecanismos políticos y financieros tales como asistencia técnica, becas para graduados, intercambio de investigadores, donaciones, préstamos, subsidios, como medidas tendientes a aumentar la capacidad de los sistemas nacionales de investigación y desarrollo y de la planificación científica, han resultado, en términos generales, un verdadero fracaso.

La explicación más convincente para Herrera se vincula con los problemas que surgen por la desconexión con la sociedad a la que pertenecen y con los problemas básicos de la región. Por lo tanto, esta falta de correspondencia entre los objetivos de la investigación científica y las necesidades de la sociedad es un carácter distintivo del subdesarrollo. Otra razón, y también, otra característica del subdesarrollo de América Latina es que la inversión en el sistema tecno-lógico, de investigación aplicada y desarrollo, es inferior a la inversión en ciencia básica. Tampoco existe interacción entre los diversos subsistemas del aparato de producción científico-tecnológico, y los pocos centros de investi-gación básica están conectados con los centros científicos internacionales de los países centrales (vinculados por temas de investigación y por fondos de finan-ciamiento) por lo que funcionarán como enclaves más que como centros que estimulen el desarrollo de investigación y desarrollo en el ámbito local. Herrera describe los factores de atraso (de carácter cultural, relacionados con el sistema de producción e institucionales) y las razones explicativas que los acompañan, para luego analizar según su criterio la verdadera importancia que tales factores presentan en el caso de América Latina. En Occidente las sociedades se di-viden en desarrolladas o modernas y subdesarrolladas o tradicionales, y en las sociedades dependientes este modelo se corresponden con un sistema de producción dualista de economía y sociedad (sector agrícola vs. industrial; pautas sociales y culturales tradicionales vs. modernas), las sociedades dependientes resultan organizativamente ineficientes y con escasos recursos para invertir en política científica. Para quienes se adhieren a esta descripción de la situación, la explicación del atraso es obvia por las razones internas y la solución sólo puede lograrse supliendo estas carencias con el influjo de ciencia y tecnología de los países desarrollados que impulsen las transformaciones internas.

El análisis de Herrera se fundamenta en otras razones. En primer lugar, aclara que América Latina es una región que si bien es única (en cuanto a sus elementos culturales, fuerte herencia europea y reducida herencia indígena) también es heterogénea en cuanto a grados de desarrollo, PBN y per capita, nivel de educación, etc. Las burguesías que detentan el poder económico y político se rigen por las pautas culturales de los centros de Occidente y su resistencia al cambio se explica porque no les conviene abandonar sus privilegios obtenidos por la organización de las estructuras socioeconómicas de sus países. Por lo

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tanto, ni la herencia cultural, ni la escasez de recursos humanos (de hecho los hay y deben emigrar porque no pueden incorporarse al sistema científico local) explican el atraso. La escasez de recursos nunca es un impedimento para iniciar el cambio sino una consecuencia de la implementación de éste. No se ve una dificultad para mantener el crecimiento, porque de hecho no existe crecimiento sino estancamiento. Si bien es cierto que el sector industrial moderno está en manos extrajeras, en algunos países, como Argentina, empresas de servicio e infraestructura (ferrocarriles, comunicaciones, electricidad) e industrias de base (petróleo, siderurgia, astilleros navales) pertenecen al Estado. Es cierto que exis-ten dificultades institucionales, ineficiencias y defectos en la organización del sistema político-científico-tecnológico, pero no son especiales ni diferentes a los casos de otros países. En resumen, el error fundamental de estas perspectivas es suponer que la falta de incorporación de la ciencia y de tecnología a todas las formas del quehacer social responden a la falta de una política coherente y orgánica. Herrera pone en evidencia que los países subdesarrollados tienen una política científica que va en contra de los intereses de quienes pretenden modificarla. Existe por lo tanto, una política implícita y otra política explícita. Esta última, se expresa en leyes, reglamentos, estatutos de los encargados de la planificación de la ciencia en los planes de desarrollo, en las declaraciones gubernamentales. La política implícita es la que realmente determina el papel de la ciencia en la sociedad, y es más difícil de reconocer porque carece de estructuración formal, pero en esencia, representa el “proyecto nacional” vigente en cada país. Por proyecto nacional se entiende el conjunto de objetivos, el modelo de país al que se aspira desde los sectores sociales dominantes y con control económico y político. Se trata de los objetivos concretos y realizables de una elite dirigente con poder de materialización. La política implícita sólo se desarrolla cuando existe una demanda efectiva por parte de la sociedad. Posteriormente, la política explícita surgirá para organizar y estructurar mecanismos de acción con el objeto de maximizar sus resultados. Las contradicciones entre las políticas científicas implícitas y explícitas aparecen cuando los proyectos nacionales entran en crisis, es decir, cuando los grupos sociales que los generaron conservan el poder político y económico pero han perdido el consenso del resto de la sociedad.

Alfredo Monza aborda la teoría del cambio tecnológico en las economías dependientes. Parte de la idea de que todo proceso de crecimiento consiste en cambios cualitativos en los métodos de producción en uso. Destaca la importancia del análisis de fuerzas que están por detrás del cambio tecnológico y enmarca las reflexiones de su artículo en el contexto de la industrialización argentina y de su estancamiento económico. Confrontando con el modelo de explicación tradicional va a proponer un modelo explicativo alternativo. El tradicional no diferencia economías dependientes y economías independientes y se estructura a partir de la noción de producción agregada: dadas las condiciones de capital y trabajo y bajo condiciones competitivas, se determinarían simultáneamente

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a través de aquellas tanto las técnicas de producción de equilibrio como la distribución del producto neto del sistema económico. Monza sostiene, por el contrario, que es imposible la elaboración de una teoría del cambio tecnológico, y en general ninguna teoría económica, si no se delimita el campo de validez de la misma en función de ciertos datos institucionales. Por eso presenta un análisis basado en los determinantes de cambios en la productividad y grado de mecanización medios circunscripto al caso de ciertas economías dependientes. A sabiendas de que el concepto de dependencia está lejos de haber sido elaborado plenamente a nivel teórico, Monza sólo intenta identificar ciertos aspectos cruciales (que definen el tipo de economía dependiente) para el análisis del cambio tecnológico en cierto tipo de economía: a) el patrón de consumo de la economía evoluciona históricamente de forma meramente imitativa de lo que sucede con el patrón de consumo de las economías centrales. Si bien la estructura de la demanda de bienes de consumo está afectada por factores endógenos, la misma evoluciona dentro de un contexto fijado por otras economías; b) la economía no realiza creación tecnológica sino que utiliza métodos productivos diseñados en las economías centrales es decir, en aquellas cuyo patrón de consumo imita. En consecuencia, tanto los fines como los medios para lograrlos siguen con retardo el sendero establecido por otras economías. Este sendero resulta de ciertos factores que operan en estas últimas economías, pero constituye un dato para la economía considerada; c) la economía desarrolla un proceso de sustitución de importaciones tendiente a transformar una estructura productiva originalmente especializada en la producción primaria en otra más diversificada. El proceso de sustitución se da en un grado decreciente de apertura de la economía.

Para elaborar un enfoque alternativo del cambio tecnológico en una eco-nomía dependiente, Monza contempla los aspectos relativos a la distribución del ingreso, a la sustitución de importaciones y a la inversión extranjera. Con respecto al primero, cambios en el salario real afectarán la estructura de la demanda interna y ésta, juntamente con la secuencia seguida en la sustitución de importaciones, determinará la estructura de la producción. Las modalidades de la inversión extranjera influirán sobre la secuencia de la sustitución de importaciones y sobre el grado de concentración monopólica. El conjunto de estos efectos determinaría la mayor parte del cambio tecnológico observado cuya explicación se persigue. Al mismo tiempo, considera que las economías dependientes crecen mucho más lentamente, son poco competitivas y tienden a veces a diversificar su espectro productivo. Monza no pretende cerrar el análisis del problema con estas conclusiones preliminares sino, muy por el contrario, abrir la discusión de líneas alternativas del enfoque tradicional que no aporta una respuesta clarificadora. La cuestión sigue planteada. ¿Por qué las economías dependientes en proceso de industrialización por sustitución de importaciones, crecen lentamente y en condiciones de redistribución regresiva del ingreso?

Jorge Sabato, en coautoría con Natalio Botana, producen un documento en 1968 para presentar al Comité de Patrocinio y Política del Grupo Latinoame-

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ricano.8 Plantean allí el modelo de innovación científico-tecnológica difundido más como el modelo del triángulo. Introducen dos ideas fundamentales: la superación del subdesarrollo de América Latina resultará de la acción simultánea de diferentes políticas y estrategias, lo cual supone una acción decisiva en el campo de la investigación científico-tecnológica con vistas a lograr una sociedad moderna o desarrollada; la ciencia y la tecnología son herramientas de progreso y factores dinámicos que actúan como causa y como retroalimentación del proceso de transformación. Los autores basan su propuesta estratégica en dos supuestos fuertes: uno, que el desarrollo científico-tecnológico es dinámico y continuo, y que por lo tanto siempre habrá un momento oportuno para empezar la transformación; y dos, derivado de este primero, el concepto de innovación, entendido como la incorporación de nuevos conocimientos con el objeto de generar o modificar un proceso productivo. Resueltas las condiciones para la construcción de una infraestructura científico-tecnológica, cada país (y dentro de éste, cada sector y cada empresa) estudiará las mejores condiciones para generar la innovación:

Enfocada como un proceso político consciente, la acción de insertar la ciencia y la tecnología en la trama misma del desarrollo significa saber dónde y cómo innovar. La experiencia histórica demuestra que este proceso político constituye el resultado de la acción múltiple y coordinada de tres elementos fundamentales en el desarrollo de las sociedades contemporáneas; el gobierno, la estructura productiva y la infraestructura científico-tecnológica.9

Estos tres elementos constituyen un triángulo de relaciones de múltiples dimensiones. Las relaciones que se establecen dentro de cada vértice del triángulo permitirán transformar los centros relacionados en centros generadores de la innovación científico-tecnológica, o sea, la incorporación o transformación de las demandas en un producto final. Para eso, cada vértice cuenta con determinados sujetos que poseen la cualidad o capacidad, sea de promoción o administración (gobierno), capacidad creadora (infraestructura científico-tecnológica) o capacidad empresarial (estructura productiva) que pueden accionar en la dirección buscada al interior de las relaciones del triángulo y de una sociedad determinada.

El modelo del triángulo es para América Latina hacia fines de los años 60, un proyecto a realizarse, una proyección a futuro (¿utopía?). A propósito, los autores señalan: “en América Latina, no existe un sistema de relaciones como el que hemos diseñado, ni tampoco hay conciencia acerca de la necesidad

8. Jorge Sabato y Natalio Botana, “La ciencia y la tecnología en el desarrollo futuro de América Latina”, en Arbor. Ciencia, pensamiento y cultura, núm. 575, T. CXLVI, noviembre de 1993, pp. 21-43.

9. Jorge Sabato y Natalio Botana, “La ciencia y la tecnología en el desarrollo...”, p. 29.

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impostergable de establecerlo”.10 Es por esto que a América Latina se le plantea una doble exigencia: crear la conciencia del problema, asumirlo y actuar en consecuencia; estudiar en cada caso la disponibilidad de recursos en función del sistema de relaciones propuesto en el modelo. El modelo deberá seguir distintos planos, empezando por el nacional y llegando al regional, y aun dentro de cada país, iniciar la innovación en aquellos sectores en los que ya existe cierta articulación entre Estado y sector privado, que es bastante común en las economías mixtas de Latinoamérica de estas décadas. El modelo del triángulo muestra la necesidad de vincular en proyectos estratégicos de desarrollo tecnológico a los tres vértices: el sector productivo (demanda/financiamiento parcial), el sector gobierno (políticas/regulaciones/financiamiento parcial) y el sector científico-tecnológico (oferta/producción de conocimientos-bienes y servicios). La innovación implica por un lado, la ruptura con un círculo vicioso que se reprodujo históricamente y por el otro, la puesta en práctica de nuevas capacidades avaladas culturalmente en nuevos valores, actitudes y creencias: “Porque de nada vale organizar estructuras formales si no se acompaña de un efectivo desarrollo orgánico de nuevos valores y actitudes capaces de poner en marcha los procesos y relaciones que hemos diseñado. Crear conciencia de ello es el objetivo fundamental que persigue este trabajo”.11

En otro trabajo producido cuatro años después, Sabato reafirma el modelo de innovación tecnológica al definir a las “empresas” y “fábricas de tecnología” como unidades específicas de producción de tecnología, y a la tecnología desde su valor mercantil y estratégico. Considera pues que en el actual sistema socioeconómico, la tecnología es algo que se produce y se comercializa, es una mercancía más en el circuito económico, una verdadera “comodity of comerce”. Por tecnología, Sabato considera el conjunto ordenado de conocimientos utilizados en la producción y comercialización de bienes y servicios. Por tal razón, constituye un objeto de comercio entre quienes la producen y quienes la desean poseer, estableciéndose así una relación de compraventa y un precio para la mercancía tecnológica (Sabato toma el concepto de commodity de K. Boulding, de un trabajo publicado en 1968, por la Universidad de Michigan). Sumado a este valor mercantil, la tecnología posee un valor estratégico en tanto la dominación entre los países se ejerce sobre la base de la posesión de tecnología y da lugar a situaciones del tipo de “dependencia tecnológica”, “neo-colonialismo tecnológico”, “autonomía tecnológica”. De ahí que cada vez más el conocimiento científico-tecnológico sea el insumo más importante de las tecnologías. La expresión I+D, Investigación y Desarrollo, comprende todas las tareas que se realizan para el avance del conocimiento científico, con o sin un plan práctico definido, y para el uso de sus resultados hacia la introducción de nuevos productos o procesos o la mejora de los existentes.

10. Jorge Sabato y Natalio Botana, “La ciencia y la tecnología en el desarrollo...”, p. 37.11. Jorge Sabato y Natalio Botana, “La ciencia y la tecnología en el desarrollo...”, pp. 41-42.

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Las etapas a seguir partirían de la investigación científica, pasarían a la investigación científico-técnica, diseño e ingeniería del producto, manufactura y producción industrial, aplicación a escala de planta piloto, investigación del mercado y comercialización. En esta cadena hay realimentación entre las etapas hasta crear la estructura de la trama que vincula Ciencia-Técnica-Tecnología.La producción de tecnología se produce en fábricas o talleres que se llaman “laboratorios de investigación y desarrollo”, en donde la palabra investigación es clave porque el objetivo es producir una mercancía, que en este caso es la tecnología. Estas fábricas producen conocimientos básicos o aplicados con el objetivo de ser utilizados. De modo diferente, los laboratorios de ciencia producen conocimientos científicos, básico o aplicado, pero por el conocimiento mismo.

Las empresas y las fábricas de tecnología procesan conocimientos para producir tecnología, a diferencia de los laboratorios que sólo producen los cono-cimientos científicos básicos. Tanto la fábrica o empresa como el laboratorio, valen por sus recursos humanos, o sea, por la calidad y cantidad de inteligencia de los hombres que la integran, motivados y organizados por la gestión de un eficiente director de fábrica.

Oscar Varsavsky sostiene que toda política, también la científico-tecnológica, está guiada por una ideología. En Argentina habría dos opciones ideológicas principales, el desarrollismo y el socialismo nacional. Critica al desarrollismo por su creencia en el progreso lineal y único, por la aceptación sin análisis de los parámetros de consumo y producción impuestos por los países desarrollados, razones que refuerzan la dependencia cultural, económica, científica y tecno-lógica. En cambio, el socialismo nacional prioriza las necesidades populares, materiales, culturales y políticas, y sus modos de satisfacción. Apela al consumo masivo y equitativo, evitando el consumismo de cúpulas. Tales necesidades po-pulares constituirán la base para determinar los criterios para seleccionar líneas, proyectos y estrategias del estilo tecnológico propio.

La política tecnológica, implementada desde el poder político, debe ser capaz de alcanzar las metas democéntricas de consumo popular (vivienda, alimentación, salud, vestimenta, educación, recreación). La producción deseada y los recursos disponibles orientan la política tecnológica, que a la vez demandará conocimientos científicos. En un país dependiente y con graves problemas sociales, habrá que instrumentar una política científica funcional cuyos temas son motivados directa o indirectamente por problemas tecnológicos.

Gradualmente, esta política científica irá conformando un “estilo científico” que merezca llamarse Ciencia Nacional que incluye investigaciones en ciencia básica, siempre motivadas por la realidad y los objetivos nacionales, y des-preocupada por las pautas cientificistas impartidas por el Norte. Por lo tanto, la definición de la política tecnológica es previa a la de la política científica: ésta depende de aquélla. Sólo después de decidir —en sus grandes rasgos— el estilo y

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la estrategia tecnológica se puede juzgar la funcionalidad de las investigaciones científicas y asignarles prioridades.

En este terreno de la planificación de la ciencia, es necesario proceder con flexibilidad, pretendiendo una ciencia nacional viable y justa, motivada por problemas y recursos propios. Así, concluye Varsavsky, se desarrollará la capacidad creativa, cada vez menos elitista, sin la cual ningún proyecto nacional ambicioso puede triunfar, y que es además un objetivo esencial de la sociedad que queremos.

Francisco Sagasti se centra en el concepto de planificación científica y tecnológica, y entiende por tal una acción racional, deliberada e intervensionista para la toma de decisiones por anticipado. El objetivo de la planificación está dirigido a lograr mayor control sobre los sucesos futuros y orientarlos en la dirección apropiada con la intención de obtener los resultados deseados y prever las consecuencias posibles. Distingue entre establecer políticas y planificar ya que, en tanto en el primer caso se establecen criterios para establecer las alternativas y en el segundo se toman las decisiones apropiadas y anticipadamente, sobre la base de los criterios y de las alternativas prefijadas. Por lo tanto, se puede considerar que establecer políticas es aquella parte del proceso de planificación cuya tarea consiste en fijar principios y criterios para la toma de decisiones por anticipado.

El enfoque adoptado por Sagasti considera que el valor de la planificación reside en el proceso de producir los planes, proceso en el cual, la planificación debería ser experimental, flexible y adaptativa y de aprendizaje. En el proceso de planificación para el desarrollo científico y tecnológico se pueden identificar cinco categorías generales de decisiones, susceptibles de diferenciarse sólo a los fines del análisis, pero hay que recalcar que no son independientes y no pueden ser tratadas en forma separada e individual. Las cinco categorías son: estilística, la definición de ideales a largo plazo y de la imagen del futuro deseado para el sistema; contextual, las razones que se refieren a los patrones de interacción con sistemas relacionados y sus áreas de decisión; institucional, las decisiones con respecto a infraestructura institucional del sistema; de actividades, determinar el alcance y naturaleza de las actividades a ser llevadas a cabo por el sistema; de recursos, las decisiones respecto de la asignación de todo tipo de recursos. En síntesis, la interacción entre estas categorías de decisiones se resume en decir que se asignan los recursos a actividades por intermedio de instituciones tomando en consideración el contexto al fin de alcanzar un futuro del estilo deseado.

La planificación de recursos involucra las tres dimensiones temporales, aunque el corto plazo sea la dimensión predominante en el proceso de planificación de recursos, el mediano plazo sea el dominante para la planificación de actividades, institucional y contextual, y el largo plazo es dominante para la planificación estilística.

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Considerando las características de la situación latinoamericana en ciencia y tecnología, la planificación científica y tecnológica debería incluir: a) estilístico: una descripción de la imagen deseada para el sistema científico y tecnológico en el futuro, descripción que debería contener la situación ideal, como el diagnóstico existente y real y las posibilidades del desarrollo; b) contextual: coordinación de políticas y planes científico-tecnológicos con otras políticas económicas, educacionales, sociales, etc., indicando cómo debería modificarse la estructura de interrelaciones para hacer coincidir las racionalidades individual y colectiva y para resolver las contradicciones resultantes de políticas, estructuras y planes conflictivos; c) institucional: especificación de la estructura institucional, su definición y estrategias, que incluye la agencia de la planificación científica y tecnológica; d) de actividades: propuestas sobre áreas de concentración para actividades científicas y tecnológicas, particularmente aquellas de investigación y desarrollo, en vistas de determinar las necesidades de desarrollo del país. Además, deben establecerse propuestas para determinar y controlar el flujo de tecnologías importadas, buscando reducir los costos, las restricciones asociadas con dicha importación, y la inadecuación de las tecnologías importadas a las condiciones locales; e) de recursos: definición de criterios y prioridades para la asignación de recursos hacia y dentro del sistema científico tecnológico, que incluye recursos humanos, financieros y físicos, e incluye los recursos de la agencia de planificación más todos los asignados por otras organizaciones gubernamentales y privadas.

Comparaciones, síntesis y conclusiones

En un sentido general, podemos analizar en los ocho autores las siguientes relaciones: a) ciencia-tecnología-sociedad: se pone de relevancia el impac-

to que la ciencia y la tecnología (como conocimientos y como prácticas) tienen sobre la sociedad, sea como política pública en ejecución o como proyección utópica de una sociedad futura. Herrera resume y caracteriza estas dos situaciones en los términos “política implícita” y “política explícita”; b) ciencia-tecnología-cultura: alude a estructura, modelo, cosmovisión, su vinculación con un sistema de valores y de normas y las acciones ejecutadas por ciertos actores que persiguen fines específicos; c) ciencia-tecnología-política: rescatan la importancia de la ciencia y de la tecnología para la transformación y el desarrollo según los intereses y las necesidades locales, denuncian la dependencia cultural de la ciencia latinoamericana, las políticas transplantadas y pretenden un movimiento de opinión y de presión social que impulsara las condiciones del cambio histórico-coyuntural. En sus dos variantes fundamentales, Varsavsky describe el antagonismo ideológico y estratégico del desarrollismo/liberalismo/capitalismo frente al desarrollo/nacional/socialismo que procura la construcción de una nueva sociedad basada en la igualdad y en la

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libertad del mundo con la revolución socialista. Cada proyecto político nacional representaría su propio estilo tecnológico y defendería un modelo democrático basado en el consumo masivo y equitativo; d) ciencia-tecnología-pensamiento: se conjugaron ideas coherentes, justificadas y avaladas por un fuerte trabajo heurístico y de investigación interdisciplinaria, conformando equipos humanos que, aun desde sus diferencias, sostuvieron el carácter social del conocimiento y de la investigación en ciencia y tecnología; fueron críticos de la ciencia y de la tecnología extranjerizantes y propiciaron el desarrollo de marcos conceptuales específicos para pensar las problemáticas regionales y locales. Constituyeron una “nueva intelectualidad de izquierda”. Suponían y creían que el desarrollo local de la ciencia y la tecnología encontraría respuestas a los problemas sociales de pobreza, desarrollo y marginalidad. Enfocaban estos problemas como cuestiones políticas de primer orden (Herrera, Sabato, Varsavsky). Encaraban soluciones estratégicas, producto de la reflexión y del hacer. Como científicos y tecnólogos forjaron su pensamiento en íntima relación con su acción, y trasladaron esta experiencia hacia el ámbito público en organismos de gestión y planificación de ciencia y tecnología (especialmente, Sabato). Desarrollaron modelos pros-pectivos en torno a la construcción de proyectos nacionales de desarrollo, elección de estilos de desarrollo (Varsavsky) o modelos de planificación esti-lística (Sagasti) para repensar la dependencia y el desarrollo de América Latina y confrontar con otros modelos hegemónicos. Asumieron un punto de vista crítico, con la intención de crear una representación simbólica de la ciencia y de la tecnología basada en otra cosmovisión cultural diferente que permita la “realización de la utopía”: ciencia para la transformación democrática y social de la sociedad argentina, por la vía del socialismo o por la vía del desarrollismo.

En un sentido específico, podemos ver que el pensamiento de la Escuela Latinoamericana se desarrolla ya en la posguerra en Argentina y en Brasil, en yuxtaposición con el modelo tradicional ofertista y con el proyecto de renovación universitaria. El trabajo de Herrera alude al modelo ofertista y al fracaso de la estrategia impulsada desde los organismos internacionales para apoyar la planificación científica y el desarrollo regional de América Latina, ya que, como sostiene, no es la oferta de investigación la que crea la demanda. Por su parte, también Varsavsky, desde su asumida ideología socialista, denunciaba el cientificismo ofertista. La respuesta que impulsarán los miembros de la escuela se orientará al desarrollo de tecnología propia, a partir de la producción de materiales y orientada a la demanda de tecnología generada por sus propias actividades productivas. Sabato especialmente ubica a la tecnología en el ámbito económico-comercial al definirla como una “quasi commodity”, y en el de la investigación al entender que los cambios se producen por innovación tecnológica. Esta idea deja paso a las de planificación y de política pública en ciencia y tecnología. Al mismo tiempo, se abrirá el debate respecto de la ponderación de la investigación científica básica y de la investigación tecnológica aplicada. Sunkel analiza la industrialización por sustitución de

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importaciones como una reinserción de la región en la dependencia económica merced a la transferencia tecnológica y a los capitales oligopólicos de las empresas transnacionales. Defiende la idea de la transferencia selectiva y adaptable en base a la investigación local en ciencia y tecnología como base para la industrialización y el desarrollo. Sabato (modelo del triángulo), Herrera (política implícita y explícita) y Varsavsky (estilo tecnológico y ciencia funcional nacional) destacan la importancia de una política de Estado en materia de ciencia y tecnología que promueva el desarrollo autónomo. Bayer y Sagasti analizan en detalle el concepto de desarrollo autónomo y de planificación asociados con las estrategias de políticas públicas que incluyen de manera primordial a la ciencia y a la tecnología. Jaguaribe explica el atraso de América Latina en la carencia de un sistema científico-tecnológico relativamente integrado y autosustentado (por lo tanto, no gestionado ni planificado), situación que ha generado una estructura de inactualización científico-tecnológica. Monza aporta desde un modelo teórico cómo la industrialización por sustitución de importaciones en una economía dependiente (que podría entenderse como industrialización sin autonomía) produce un crecimiento lento y un estancamiento económico. Sunkel, en la misma dirección, aseveró que el proceso de industrialización por sustitución de importaciones no condujo al desarrollo autárquico sino, muy por el contrario, reinsertó a Latinoamérica en una nueva forma de dependencia económica. El concepto de política implícita de la ciencia y de la tecnología sostenido por Herrera sería aplicable a las ideas de estos tres últimos autores.

Para cerrar este trabajo quiero referirme a la justificación que puede encontrársele al conjunto de las ideas de aquellos pensadores y de aquella escuela de los años 70 en continuidad con nuestro presente. La primera cuestión, a riesgo de caer en una obviedad, es que en diciembre de 2011 se reedita la obra original de 1975 que reúne la mayoría de los trabajos analizados en este artículo. La segunda cuestión es el impulso institucional promovido desde el plancted (creado en 2010),12 dependiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva para la reimpresión de la obra. La tercera cuestión, en estrecha vinculación con las dos anteriores, es la intención de la recuperación de aquellos pensadores para el desafío político del momento histórico presente. Las palabras que el Ministro Lino Barañao13 y el ingeniero Oscar Galante14 expresan en el “Prólogo” y en los “Agradecimientos”, así como las del Dr. Horacio González15 en su “Prólogo”, ponen de relieve las tres cuestiones mencionadas que pueden sintetizarse en estas ideas convergentes: recuperar la tradición de pensamiento, repensar el rol de la ciencia y de la tecnología, crear

12. Programa de Estudios sobre el Pensamiento Latinoamericano en Ciencia, Tecnología y Desarrollo.

13. Cfr. Jorge A. Sabato (Compilador), El pensamiento latinoamericano..., p. 15.14. Cfr. Jorge A. Sabato (Compilador), El pensamiento latinoamericano..., p. 23.15. Cfr. Jorge A. Sabato (Compilador), El pensamiento latinoamericano..., p. 19.

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conciencia respecto del problema del desarrollo y de las vías posibles de so-lución, promover la inclusión social, priorizar las estrategias sobre la base de las necesidades locales y del desarrollo autónomo, difundir y profundizar estas ideas a la luz de los desafíos del presente y del porvenir (Barañao), avanzar sobre los desafíos conceptuales y políticos pendientes (Galante), asumir a la ciencia y a la tecnología como fuerzas sociales y colectivas de la sociedad que las produce, concientizar respecto del rol de la ciencia y de la tecnología co-mo fuerzas transformadoras e impulsoras de nuevos valores éticos y culturales (González). Finalmente, la historicidad entre este presente y aquel pasado se completa con las palabras de Sabato en la “Introducción a la primera edición de la obra” (1975):

Esta obra tiene un objetivo preciso: demostrar que en el campo de la problemática Ciencia-Tecnología-Desarrollo-Dependencia, un grupo de numerosos estudiosos latinoamericanos ha sido capaz, en los últimos 8 años, de producir ideas originales, de realizar agudos análisis teóricos, de efectuar rigurosos estudios de campo y de imaginar políticas y estrategias factibles de aplicación. Me propongo demostrar así que en este terreno el pensamiento latinoamericano no está a la zaga del que ha sido generado en otras latitudes, inclusive en aquellas donde se ubica “el más alto nivel internacional”.16

Bibliografía recomendada

Albornoz, Mario, “Los problemas de la ciencia y el poder”, en Revista Iberoame-ricana de Ciencia, Tecnología y Sociedad, Buenos Aires, vol. 3, núm. 8, abril de 2007, pp. 47-65.

Elzinga, Aant y Andrew Jamison, “El cambio de las agendas políticas en ciencia y tecnología”, Zona Abierta, núm. 75/76, 1996, pp. 91-132. Disponible en http://docs.politicascti.net/documents/Teoricos/ELZINGA_JAMISON.pdf

16. Cfr. Jorge A. Sabato (Compilador), El pensamiento latinoamericano..., p. 25.

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