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    L 463: CARTA A LADY WELBY

    Charles S. Peirce (12.10.04)

    Traduccin castellana de Ignacio Redondo (2006)

    Milford, Pa.12 de octubre de 1904

    Mi querida Lady Welby:

    No ha pasado un solo da desde que recib su ltima carta en el que no haya

    lamentado las circunstancias que me impidieron escribir ese mismo da la carta queestaba intentando escribirle, no sin haberme prometido a m mismo que eso deberaestar hecho pronto. Pero vivir en el pas en esta parte del Atlntico, a menos que uno seamultimillonario se lleva con enorme friccin. Aunque en los ltimos aos se ha hecho

    bastante, no es todava algo habitual, y en este pas se espera que uno sea exactamenteigual que todos los dems. Me aventurar a decir que su imaginacin no pudo evitar laimagen del tipo de sirviente domstica que ofrece una chica americana. Adems, elcontrato tan desconsiderado que firm para conseguir a tiempo ciertas definiciones paraun suplemento al Century Dictionary me est volviendo como las furias. Para estarseguro podra haber garabateado unas lneas para explicarme; pero siempre me estabadiciendo a m mismo que en unos pocos das tendra tiempo para escribir tal comodeseaba, y hasta ahora mi idea de qu era lo que quera escribir ha sido borrosa. Espero,no obstante, que usted habr tenido fe para saber que slo una imposibilidad podrahaber evitado que le escribiera; pues de alguien que vive en el campo uno puede esperarms de esa clase de fe que de un citadin.

    Para empezar, quera expresar mi sorpresa al descubrir que prefera rechazar ladesignacin de "racionalista", y decir que, como mujer, usted era naturalmenteconservadora. Por supuesto, la mujer de la casa es normalmente el ministro de asuntosexteriores (exceptuando los de economa y justicia) y, como experta diplomtica, es

    prudente y conservadora. Pero cuando una mujer acepta una idea, mi experiencia es que

    lo hace con una singularidad de corazn que la distingue. Algunos de mis mejoresamigos han sido mujeres muy radicales. No s si pensar que su recomendacin de unaseria consideracin de cambiar la base de la numeracin es un poco radical.

    Pero quera escribirle acerca de los signos, que en su opinin y en la ma soncuestiones de gran consideracin. Creo que ms en mi caso que en el suyo. Puesto queen mi caso, el ms alto grado de realidad slo se alcanza por medio de signos, esto es,mediante ideas tales como las de Verdad, Justicia y el resto1. Suena paradjico, perocuando le haya explicado mi teora de los signos en su totalidad lo parecer menos. Creoque hoy le explicar los esbozos de mi clasificacin de los signos.

    Usted sabe que apruebo especialmente la invencin de palabras nuevas para nuevasideas. No s si el estudio que llamoIdeoscopia2 puede considerarse una idea nueva,

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    pero la palabra Fenomenologa se usa en un sentido muy diferente. La Ideoscopiaconsiste en la descripcin y clasificacin de las ideas que pertenecen a la experienciaordinaria, o que surgen de modo natural en conexin con la vida ordinaria, sinconsiderar su validez o invalidez o su psicologa3. En la bsqueda de este estudio,despus de tan slo tres o cuatro aos de investigacin, fui conducido tiempo atrs

    (1867), a clasificar todas las ideas en las tres clases de Primeridad, Segundidad yTerceridad4. Esta especie de clasificacin es tan desagradable para m como lo es paracualquiera, y durante aos me esforc por menospreciarla y refutarla; pero hace tiempoque me ha conquistado por completo. Tan desagradable como es atribuir tal significadoa los nmeros, y sobre todo, a una trada, es no obstante tan desagradable comoverdadero. Las ideas de Primeridad, Segundidad y Terceridad son suficientementesimples. Dando al ser el ms amplio sentido posible como para incluir tanto ideas comocosas, e ideas que imaginamos tener as como ideas que realmente tenemos, definira laPrimeridad, la Segundidad y la Terceridad como sigue:

    La Primeridad es el modo de ser de aquello que es como es, positivamente y sin

    referencia a ninguna otra cosa.

    La Segundidad es el modo de ser de aquello que es como es, con respecto a unasegunda cosa pero con independencia de toda tercera.

    La Terceridad es el modo de ser de aquello que es como es, en la medida en quepone en mutua relacin a una segunda cosa con una tercera.

    Llamo a estas tres ideas las categoras cenopitagricas.

    Las ideas tpicas de primeridad son cualidades de sentimiento, o meras apariencias.El color escarlata de sus libreas reales, la cualidad misma, independientemente de quesea percibida o recordada, es un ejemplo; con lo que no quiero decir que usted debaimaginar que no la percibe o la recuerde, sino que debe discriminar aquello con que lacualidad puede estar conectada en la percepcin o en el recuerdo, pero que no pertenecea la cualidad misma. Por ejemplo, cuando usted la recuerda, se dice que su ideaes borrosa, y cuando est ante sus ojos, que es vvida. Pero la oscuridad o la vivacidadno pertenecen a su idea de la cualidad.Podran hacerlo, sin duda, si las considerramossimplemente como un sentimiento; pero cuando usted piensa en la vivacidad no laconsidera desde ese punto de vista. Piensa en ella como un grado de perturbacin de suconciencia. La cualidad de rojo no es pensada como perteneciente a usted, o como

    vinculada a los uniformes. Es simplemente una posibilidad cualitativa peculiar conindependencia de cualquier otra cosa. Si usted pregunta a un mineralogo qu es ladureza, le dir que es lo que se predica de un cuerpo que no se puede rayar con uncuchillo. Pero una persona simple pensar en la dureza como una posibilidad positivasimple cuya realizacin hace que un cuerpo sea como un pedernal. Esa idea de durezaes una idea de Primeridad. La impresin total sin analizar que produce cualquiercomplejo, no pensado como hecho efectivo, sino simplemente como cualidad, como una

    posibilidad de aparicin positiva simple, es una idea de Primeridad. Observela naivet de la Primeridad. Las categoras cenopitagricas son, indudablemente, otrointento de caracterizar lo que Hegel pretendi caracterizar como sus tres estadios del

    pensamiento. Se corresponden con las tres categoras de cada una de las cuatro tradas

    de la tabla de Kant. Pero el hecho de que estos diferentes intentos fueran independienteslos unos de los otros (el parecido de estas Categoras con las etapas de Hegel no fue

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    advertido durante muchos aos despus de que la lista haba sido estudiada, debido a miantipata hacia Hegel) slo viene a demostrar que realmente hay tales elementos. Laidea del instante presente, que, ya exista o no, se piensa naturalmente como una unidadde tiempo en la que ningn pensamiento puede tener lugar ni ningn detalle se puedeseparar, es una idea de Primeridad.

    El tipo de una idea de Segundidad es la experiencia del esfuerzo, prescindida de laidea de un propsito. Se puede decir que no hay tal experiencia, que siempre hay un

    propsito a la vista en cuanto se piensa en un esfuerzo. Esto puede estar sujeto a duda,pues en el esfuerzo continuado enseguida apartamos la atencin del propsito. Sinembargo, me abstengo de la psicologa, que nada tiene que ver con la ideoscopia. Lagente piensa que la existencia de la palabraesfuerzo es prueba suficiente para tener dichaidea; y eso es suficiente. La experiencia del esfuerzo no existe sin la experiencia de laresistencia. El esfuerzo slo es esfuerzo en virtud de su oponerse a otra cosa; y no seintroduce ningn tercer elemento. Advierta que hablo de la experiencia, nodelsentimiento, del esfuerzo. Imagnese a s misma, sentada sola en la noche sobre la

    cesta de un globo, muy lejos del suelo y disfrutando de la calma absoluta y el sosiego.De pronto, el punzante alarido de un silbato humeante le golpea, y contina durante un

    buen tiempo. La impresin de la quietud era una idea de Primeridad, una cualidad desentimiento. El penetrante silbido no le permite pensar o hacer otra cosa que sufrir. Asque eso tambin es absolutamente simple. Otra Primeridad. Pero la ruptura del silencio

    por el ruido fue una experiencia. La persona, en su inactividad, se identifica a s mismacon el estado de sentimiento precedente, y el nuevo sentimiento que viene a su pesar esel no-ego. Tiene una consciencia de dos caras, de un ego y un no-ego. Esa conscienciade la accin de un nuevo sentimiento al aniquilar el antiguo sentimiento es lo que yollamo una experiencia. Generalmente, la experiencia es lo que el decurso de losacontecimientos me ha obligado a pensar. La segundidad es o biengenuina, o

    bien degenerada. Hay muchos grados de dicha legitimidad. De manera general, sepuede decir que la segundidad genuina consiste en una cosa que acta sobre otra -accinbruta. Digo bruta, porque en cuanto aparece la idea de una ley o razn, aparece la ideade Terceridad. Cuando una piedra cae al suelo, la ley de la gravitacin no actahacindola caer. La ley de la gravitacin es el juez que, sobre el banquillo, puededictaminar la ley hasta el Da del Juicio; pero a menos que el brazo fuerte de la ley, el

    brutal alguacil, haga la ley efectiva, no sirve para nada. En verdad, el juez podranombrar un alguacil si fuese necesario; pero debe tener uno. La cada efectiva de la

    piedra es puramente el darse la piedra y la tierra a un mismo tiempo. Se trata de un casode reaccin. Y por tanto, deexistencia, que es el modo de ser de lo que reacciona con

    otras cosas. Pero hay tambin accin sin reaccin. Tal es la accin del antecedentesobre el consecuente5 . Es una cuestin difcil si la idea de esta determinacin unilaterales una pura idea de segundidad o si implica terceridad. Actualmente el punto de vistaanterior me parece correcto. Supongo que cuando Kant hizo del Tiempo una sola formadel sentido interno estaba influido por algunas consideraciones tales como lassiguientes. La relacin entre el antecedente y el consecuente consiste en que elantecedente est determinado de cara al consecuente. Pero la indeterminacin perteneceslo a las ideas; el existente est determinado en cada relacin; y esto es justo en lo queconsiste la ley de causacin. Por consiguiente, la relacin del tiempo tiene que ver slocon ideas. Tambin se podra discutir que, de acuerdo a la ley de conservacin deenerga, no hay nada en el universo fsico que se corresponda con nuestra idea de que el

    antecedente determina al consecuente en cualquier modo en que el consecuente nodetermine al antecedente. Pues, de acuerdo a esa ley, todo lo que ocurre en el universo

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    fsico consiste justamente en el intercambio de tanta visviva (ds/dt)2 para tantodesplazamiento. Ahora bien, siendo positivo el cuadrado de una cantidad negativa, sesigue que si se invirtieran todas las velocidades en cualquier instante, todo seguirasiendo justamente lo mismo, yendo solamente el tiempo hacia atrs. Todo lo que haba

    pasado volvera a ocurrir en orden inverso. Estos me parecen ser argumentos fuertes

    para probar que la causacin temporal (una cosa muy distinta de la accin fsicadinmica) es una accin sobre ideas y no sobre existentes. Pero dado que nuestra ideadel pasado es precisamente la idea de lo que est absolutamente determinado, fijado,faitaccompli, y muerto; contrapuesta a la del futuro, que est vivo, que es plstico ydeterminable, me parece que la idea de una accin unilateral, al menos en lo queconcierne al ser de lo determinado, es una pura idea de Segundidad; y creo que losgrandes errores de la metafsica se deben a mirar al futuro como algo que habr sido

    pasado. No puedo admitir que la idea del futuro pueda ser traducida de ese modo a lasideas de Segundidad del pasado. Decir que una clase dada de eventos nunca pasar esnegar que hay algn momento en el que su acontecer ser pasado; pero no esequivalente a ninguna afirmacin acerca de un pasado relativo a cualquier fecha

    asignable. Cuando pasamos de la idea de un evento a decir que nunca ocurrir, o queocurrir en una repeticin infinita, o que introduce de algn modo la idea de unarepeticin infinita, dir que esa idea estmellonizada ( a punto de ser, hacer o

    padecer). Cuando concibo un hecho como ejerciendo una accin, pero incapaz depadecer una accin, dir que eso esparellythose (pasado) y el modo deser que consiste en dicha accin la llamarparellyhosin (-ine= , ser). Considerolo primero como una idea de Terceridad, lo ltimo como una idea de Segundidad.Considero que la idea de cualquier relacin didica no implica ningn tercero como unaidea de Segundidad; y no debera requerir ninguno completamente degeneradoexceptuando la relacin de identidad. Pero la similitud, que es la nica identidad posiblede Primeros, se le acerca bastante. Yo he clasificado las relaciones didicas en una granvariedad de formas; pero las ms importantes son, primero, con respecto a la naturalezadel Segundo en s mismo y, segundo, con respecto a la naturaleza de su primero 6. ElSegundo, oRelato7 es en s mismo, o bien unReferido si es intrnsecamente una

    posibilidad, como por ejemplo una cualidad, o bien es unRerelato si por su propianaturaleza es un existente. En cuanto a su primero, el Segundo es divisible con respectoa su primero dinmico o con respecto a su primero inmediato. En lo que respecta a su

    primero dinmico, un Segundo est determinado, bien en virtud de su propia naturalezaintrnseca, o bien en virtud de una relacin real con ese segundo (una accin). Susegundo inmediato es, bien una Cualidad, o bien un Existente.

    Llego ahora a la Terceridad. Para m, que he considerado durante cuarenta aos lacuestin desde todos los puntos de vista que pude encontrar, la inadecuacin de laSegundidad para cubrir todo lo que hay en nuestras mentes es tan evidente que apenass cmo comenzar a persuadir de ello a cualquier persona que no est ya de antemanoconvencida. Sin embargo, veo un gran nmero de pensadores que estn intentandoconstruir un sistema sin colocar en l ninguna terceridad. Entre ellos se encuentranalgunos de mis mejores amigos, quienes se confiesan en deuda conmigo por sus ideasaunque nunca aprendieron la leccin principal. Muy bien. Es altamente conveniente quela Segundidad deba buscarse en su fondo autntico. Slo as se puede comprender lanecesidad e irreductibilidad de la terceridad, aunque para aquel que posea elentendimiento capaz de comprenderlo es suficiente decir que no se obtiene una

    ramificacin de una lnea de colocar una lnea al final de otra. Mi amigo Schrder seenamor de mi lgebra de las relaciones didicas. Las pocas pginas que le dediqu en

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    mi nota B en losEstudios de lgica por miembros de la Universidad JohnsHopkins8 eran proporcionadas a su importancia. Su libro9 es profundo, pero suprofundidad slo hace ms claro an que la Segundidad no puede abarcar a laTerceridad (l se cuida mucho de evitar decir en todo momento que puede, pero va tanlejos como para decir que la Segundidad es la ms importante. Y lo es, considerando

    que la Terceridad no puede ser entendida sin Segundidad. Pero en sus aplicaciones estan inferior a la Terceridad como para estar en ese aspecto en un mundo bien diferente).Incluso en la forma ms degenerada de Terceridad, y la terceridad tiene dos grados dedegeneracin, se puede detectar algo que no es mera segundidad. Si usted tomacualquier relacin tridica ordinaria, en ella encontrar siempre un elemento mental. Laaccin bruta es segundidad; toda mentalidad implica terceridad. Analice, por ejemplo, larelacin implicada en "A daB a C". Qu es dar? No consiste en queAse deshaga deB ydespus Clo recoja. No es necesario que tenga lugar ninguna transferencia material.Consiste en queA convierta a Cen poseedor de acuerdo a unaLey. Debe haber algntipo de ley antes de que pueda haber algn tipo de donacinno siendo sino la ley delms fuerte. Pero suponga ahora que aquel regalo consistiera meramente en que A deje a

    un lado elB que seguidamente Crecoja. Eso sera una forma degenerada de Terceridad,en la cual la terceridad es aadida externamente. No hay terceridad en queA se deshagadeB. No hay terceridad en que Cse apropie deB. Pero si usted dice que estos dos actosconstituyen una nica operacin en virtud de la identidad deB, trasciende el mero hecho

    bruto e introduce un elemento mental. En su libro10, que es superficial hasta la nusea,Russell hace algunas observaciones estpidas acerca de mi lgebra de relacionesdidicas, sobre mi adicin relativa, etc., que son meros disparates. l o Whiteheaddice que rara vez sucede tal necesidad. Nunca hay necesidad de ello si usted introduce elmismo modo de conexin de diferente manera. En ese sistema es indispensable. Perodejemos a Russell y Whitehead llevar a cabo su propia salvacin. La crtica que hago dedicha lgebra de relaciones didicas, por la que en modo alguno me siento cautivado,aunque creo que es una cosa bella, es que las mismas relaciones tridicas que noreconoce son las que ella misma emplea. Pues cada combinacin de relativossusceptible de hacer un nuevo relativo es una relacin tridica irreducible a relacionesdidicas. Su inadecuacin se muestra de otras maneras, pero de esta manera lo hace enun conflicto consigo mismasi se considera, como yo nunca lo he hecho, que es

    suficiente para la expresin de todas las relaciones. Mi lgebra universal de relaciones,con los ndices subyacentes ysigma ypi es susceptible de expandirse hasta abarcarlotodo; y de ese modo, todava mejor, aunque no perfectamente ideal, constituye elsistema de losgrficos existenciales. No me he aplicado suficientemente al estudio de alas formas degeneradas de Terceridad, aunque me parece advertir que posee dos grados

    diferentes de degeneracin. En su forma genuina, la Terceridad es la relacin tridicaexistente entre un signo, su objeto y el pensamiento interpretante l mismo unsigno considerado como lo que constituye su modo de ser un signo. Un signo mediaentre el signo interpretante y su objeto. Tomando el signo en su sentido ms amplio, suinterpretante no es necesariamente un signo. Cualquier concepto es un signo, porsupuesto. Ockham, Hobbes y Leibniz ya lo han dicho suficientemente. Pero podemostomar un signo en un sentido tan amplio que su interpretante no sea un pensamiento,sino una accin o experiencia, o podemos incluso extender el significado de signo de talmanera que su interpretante sea una mera cualidad de sentimiento. Un Tercero es algoque pone a un Primero en relacin con un Segundo. Un signo es un tipo de Tercero.Cmo lo caracterizaremos? Diremos que un Signo pone a un Segundo, su Objeto, en

    una relacin cognitiva con un Tercero? Que un Signo pone a un Segundo en la mismarelacin con un primero en la que l mismo est con respecto a ese Primero? Si

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    insistimos en la conciencia, debemos decir lo que queremos decir con conciencia de unobjeto. Diremos que nos referimos al Sentimiento? Diremos que queremos decirasociacin, o Hbito? Estas son, en su superficie, distinciones psicolgicas que

    particularmente evitar. Cul es la diferencia esencial entre un signo que se comunica auna mente y uno que no se comunica de ese modo? Si el problema fuese simplemente lo

    que entendemos realmente por signo sta se resolvera pronto. Pero esa no es lacuestin. Estamos en la misma situacin de un zologo que quiere saber cul debera serel significado de pez para hacer de los peces una de las grandes clases de vertebrados.Me parece que la funcin esencial de un signo es hacer eficientes relaciones ineficientesno para ponerlas en accin, sino para establecer un hbito o regla general por mediode la cual actuarn cuando sea oportuno. De acuerdo a la doctrina fsica, nunca pasanada excepto las continuas velocidades rectilneas con las aceleraciones que acompaana las diferentes posiciones relativas de las partculas. Todas las dems relaciones, de lasque conocemos tantas, son ineficientes. De algn modo, el conocimiento las haceeficientes; y un signo es algo por lo que conocemos algo ms. Con la excepcin delconocimiento, en el instante presente, de los contenidos de conciencia en ese instante (la

    existencia de cuyo conocimiento est abierta a duda), todo nuestro pensamiento yconocimiento se da en signos. Por consiguiente un signo es un objeto que por un ladoest en relacin con su objeto y por el otro con un interpretante, de tal modo que pone alinterpretante en una relacin con el objeto que se corresponde con su propia relacincon el objeto. Podra decir "similar a la suya propia", ya que una correspondenciaconsiste en una similitud; pero tal vez correspondencia es ms adecuado.

    Ahora estoy preparado para ofrecer mi divisin de los signos, tan pronto comohaya sealado que un signo tiene dos objetos, su objeto tal y como est representado, ysu objeto en s mismo. Tambin tiene tres interpretantes, su interpretante tal como serepresenta o se supone que ser entendido, su interpretante tal y como es producido, ysu interpretante en s mismo. Ahora, los signos se pueden dividir en funcin de su

    propia naturaleza material, en funcin de sus relaciones con sus objetos y en funcin dela relacin con sus interpretantes.

    Tal como es en s mismo, un signo es o bien de la naturaleza de una apariencia, yentonces lo llamo cualisigno; o en segundo lugar es un objeto individual o unacontecimiento, y entonces lo llamosinsigno (siendo la slabasin la primera slabadesemel,simul, singular, etc.); o en tercer lugar, es de la naturaleza de un tipo general,y entonces lo llamo legisisgno. Cuando en la mayora de los casos usamos el trmino"palabra", diciendo que "el" (the) es una "palabra" y "un" (an) es una segunda "palabra",

    una "palabra" es un legisisgno. Pero cuando decimos que una pgina de un libro tiene250 "palabras" en l, de las cuales veinte son "el" (the), la "palabra" es un sinsigno. Aun sinsigno que, de ese modo, encarna un legisigno yo lo llamo "rplica" del legisigno.La diferencia entre un legisigno y un cualisigno, ninguno de los cuales es una cosaindividual, es que un legisigno tiene una identidad definida, aunque admite una granvariedad de apariciones. Por tanto, "&", "and", y el sonido correspondiente son una y lamisma palabra. El cualisigno, por otra parte, no tiene identidad. Es la mera cualidad deuna aparicin y no es exactamente la misma la segunda vez que aparece. En lugar deidentidad tiene ungran parecido y no puede diferir mucho sin que lo consideremoscomo otro cualisigno.

    Con respecto a las relaciones con sus objetos dinmicos, divido los signos enIconos, ndices y Smbolos (una divisin que di en 1867)11 . Defino un Icono como un

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    signo que est determinado por su objeto dinmico en virtud de su propia naturalezainterna. Tal es cualquier cualisigno, como una visin, o el sentimiento que despiertauna pieza de msica considerada como aquello que representa lo que pretenda elcompositor. Puede ser un sinsigno, como un diagrama individual; pongamos, una curvade distribucin de errores. Defino un ndice como un signo determinado por su objeto

    dinmico en virtud de su estar en una relacin real con ste. Por ejemplo, un nombrepropio (un legisigno); tal es la aparicin de un sntoma de una enfermedad (el sntomamismo es un legisigno, un tipo general de un carcter definido. La ocurrencia en un caso

    particular es un sinsigno). Defino el Smbolo como un signo que est determinado porsu objeto dinmico slo en virtud de que ser interpretado de esa manera. Por lo tanto,depende, o bien de una convencin, o bien de un hbito, o bien de una disposicinnatural de su interpretante, o del campo de su interpretante (aquel del cual elinterpretante es una determinacin). Todo smbolo es necesariamente un legisigno, pueses inexacto llamar smbolo a una rplica de un legisigno.

    En cuanto a su objeto inmediato, un signo puede ser un signo de cualidad, de un

    existente o de una ley.

    De acuerdo a su relacin con su interpretante significado, un signo es un Rhema,un Dicente, o un Argumento. Esto se corresponde con la antigua divisin entre trmino,

    proposicin y argumento, modificada de tal modo que sea aplicable a los signos engeneral. Un trmino es simplemente el nombre de una clase o nombre propio. Noconsidero el nombre comn como una parte esencialmente necesaria del discurso. Dehecho, slo se ha desarrollado totalmente como una parte separada del discurso en laslenguas arias y el vasco posiblemente en alguna otra lengua fuera de circulacin. Enlas lenguas semticas se da, generalmente, en forma verbal, y con frecuencia lo hace ensustancia tambin. En lo que he podido verificar, as ocurre en la mayora de laslenguas. En mi lgebra universal de la lgica no cabe el nombre comn. Un rhema escualquier signo que no es ni verdadero ni falso, como casi toda palabra por separado,excepto "s" y "no", que casi son caractersticas de las lenguas modernas.Unaproposicin, tal como uso este trmino, es un smbolo dicente. Un dicente no esuna asercin, sino un signosusceptible de ser aseverado. Pero una asercin es undicente. De acuerdo a mi pensamiento actual (que podr ver ms luz en el futuro), elacto de asercin no es un puro acto de significacin. Es una manifestacin del hecho deque uno se sujeta a las sanciones que recibira un mentiroso si la proposicin aseveradano fuese verdadera. El acto de juzgar es el auto-reconocimiento de una creencia; y unacreencia consiste en la aceptacin deliberada de una proposicin como base de una

    conducta. Pero considero que esta posicin puede estar sujeta a duda. Es simplementeuna cuestin de qu enfoque proporciona la visin ms simple de la naturaleza de unaproposicin. Manteniendo, entonces, que un Dicente no asevera, naturalmente sostengoque no es necesario imponer o sostener un Argumento de hecho. Por tanto, defino unargumento como un signo que est representado en su interpretante significado, nocomo un Signo del interpretante (la conclusin) [pues eso sera imponerlo o sostenerlo]sino como si fuera un Signo del interpretante o tal vez como si fuera un Signo del estadodel universo al que se refiere, en el que las premisas se dan por supuestas. Defino undicente como un signo representado en su interpretante significado como si estuviera enuna relacin real con su Objeto (o como si fuera tal, en caso de ser aseverado). El rhemase define como un signo que est representado en su interpretante significado como si

    fuera un carcter o una marca (o como sindolo).

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    De acuerdo con mi pensamiento actual, un signo puede apelar a su interpretantedinmico de tres maneras:

    1. Primero, un argumento slo puede serpresentado a su interpretante como algocuya razonabilidad ser reconocida.

    2. Segundo, un argumento o dicente puede serimpuesto al interpretante medianteun acto de insistencia.

    3. Tercero, un argumento o dicente puede sery un rhema slo puede serpresentado al interpretante para su contemplacin.

    Finalmente, en su relacin con su interpretante inmediato, dividira los signos entres clases tal como sigue:

    1. Primero, aquellos que son interpretables en pensamientos u otros signos del

    mismo tipo en series infinitas.

    2. Segundo, aquellos que son interpretables en experiencias efectivas.

    3. Tercero, aquellos que son interpretables en cualidades de sentimientos oapariencias12.

    Ahora, si usted estima (como yo lo hago) que, en conjunto, hay mucha verdadvaliosa en todo esto, estara agradecido si lo incluyera en la prxima edicin de su libro,despus de editarlo y, por supuesto, de eliminar las referencias personales de tipodesagradable, especialmente si van acompaadas de una o ms crticas severas(apresuradas o de otro tipo), pues no tengo la menor duda de que en ellas hay ms omenos algn error.

    Mi esposa me dice que debera intentar persuadirle para que venga aqu y nos hagauna visita. Deseara con todo mi corazn que lo hiciera, aunque no estoy seguro de si nonos agotaremos y nos marcharemos a Francia.

    Tengo un sentimiento de profunda culpabilidad al molestar a su seora consemejante disertacin.

    muy atentamente,C. S. Peirce

    P.S. En conjunto, por tanto, dira que hay diez clases principales de signos:

    1. Cualisignos

    2. Sinsignos icnicos

    3. Legisignos icnicos

    4. Vestigios, o sinsignos remticos indexicales

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    5. Nombres propios, o legisignos remticos indexicales

    6. Smbolos remticos

    7. Sinsignos dicentes (como un retrato con una inscripcin)

    8. Legisignos dicentes indexicales

    9. Proposiciones, o smbolos dicentes

    10. Argumentos13

    Notas

    1. VerCP5.283-309 [Nota de SS].

    2. Tambin llamada por Peirce "fenomenologa". No debe ser confundida con laIdioscopia. Cfr. CP1.183-202. Para una cronologa de nombres acerca de lafenomenologa ver Herbert Spiegelberg, "Husserls and Peirces Phenomenologies:Coincidence or Interaction",Philosophy and Phenomenological Research, Vol. 17(1956), pp. 164-185 [Nota de SS].

    3. VerCP1.284 [Nota de SS].

    4. "On a New List of Categories" (1867), CP1.545-567 [Nota de SS].

    5. La cursiva aqu indica que en el manuscrito original esta frase estaba subrayadacon lpiz. Hardwick sugiere que tal vez fueran obra de Lady Welby, aun cuando no eracostumbre suya hacer anotaciones en las cartas de Peirce. Cfr. SS26 [Nota del T.].

    6. Cfr. CP3.571-608 [Nota de SS].

    7. "Relato" aparece subrayado en el manuscrito original, seguramente tambin por

    la mano de Lady Welby [Nota de SS].

    8. Johns Hopkins Studies in Logic S. Peirce (ed.), Studies in Logic by Members ofthe Johns Hopkins University, Little & Brown, Boston, 1883 [Nota deSS].

    9. Se refiere al libro de E. Schrder, Vorlesungen ber die Algebra der Logik, 1890[Nota de SS].

    10. B. Russell, The Principles of Mathemathics, 1903. Peirce rese en 1903 ellibro de Russell junto con What is Meaning? de Lady Welby para la revistaThe Nation.En esa resea Peirce llega a decir que son "libros sobre lgica verdaderamente

    importantes", si bien despacha el de Russell en apenas un breve prrafo paraconcentrarse en el de Lady Welby. Cfr. SSxvi; 157-159 [Nota del T.].

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    11. "On a New List of Categories" (1867) [Nota del T.].

    12. Tal como seala Hardwick (1977: 35), el orden de estas tricotomas resultaextrao en Peirce. Ms sentido tendra si se intercambiaran el "tercero" y el "primero".

    No obstante, Peirce modifica dicha tricotoma en su carta a Lady Welby del 23 de

    diciembre de 1908 [Nota del T.].

    13. En la edicin de Hardwick se seala algo importante, y es que aunque a lolargo de la carta Peirce provee concepciones para diez tricotomas y, por tanto, para suclasificacin de sesenta y sis tipos de signos, aqu slo enumera las conocidas diezclases de signos que se derivan de sus tres tricotomas: 1) el signo considerado en smismo (cualisigno, sinsigno y legisigno); 2) la relacin del signo y su objeto dinmico(incono, ndice y smbolo) y; 3) la relacin del signo con su interpretante (rhema,dicente y argumento). Cfr. SS36 n. 23 [Nota de SS].

    Fuente:Peirceenespaol.UniversidaddeNavarra.DisponibleenURL[http://www.unav.es/gep/Welby12.10.04Espanol.html]