pedro saavedra - programa consejero de escuela

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Programa - Pedro Saavedra Consejero de Escuela La re-orientación del conocimiento ha sido instalada como un espacio primordial de disputa para el Movimiento Estudiantil, pues ahí es donde se juega principalmente el rol público que creemos que debe tener una Universidad, y por lo tanto de ello depende que podamos afirmar que ella está al servicio de las necesidades de nuestro pueblo, o de determinados intereses particulares dentro del libre juego del mercado. En este sentido, nosotros, los estudiantes de la Facultad, tenemos varias cosas que decir y plantear de cara a lo que será el proceso de Innovación Curricular, el cual no se debe agotar en la mera socialización de información, o bien a un debate a puertas cerradas; por el contrario, la apuesta debe ser construir un proceso deliberativo amplio entre la comunidad universitaria, apuntando a levantar un claustro tri- estamental, planteado de manera seria, con una metodología que sea incluyente. Así, también, nos debemos colocar como observadores y partícipes en la implementación del PDI. Pero lo anterior exige que partamos por ser críticos y denunciar una serie de prácticas –que se han vuelto costumbre- dentro de nuestra Escuela. No son novedad las arbitrariedades que ocurren en los exámenes orales de nuestros cursos, arbitrariedades que también se arrastran al Examen de Grado; situación que evidentemente debe cambiar. Tampoco es nuevo que varios profesores no entreguen los programas de sus respectivas cátedras al principio de las mismas, o pautas de evaluación después de las pruebas departamentales que permitan una efectiva retroalimentación en nuestro proceso educativo; o que tampoco se respeten cosas tan básicas como el punto base en las evaluaciones.

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Pedro Saavedra

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Programa - Pedro Saavedra Consejero de Escuela

La re-orientación del conocimiento ha sido instalada como un espacio primordial de disputa para el Movimiento Estudiantil, pues ahí es donde se juega principalmente el rol público que creemos que debe tener una Universidad, y por lo tanto de ello depende que podamos afirmar que ella está al servicio de las necesidades de nuestro pueblo, o de determinados intereses particulares dentro del libre juego del mercado. En este sentido, nosotros, los estudiantes de la Facultad, tenemos varias cosas que decir y plantear de cara a lo que será el proceso de Innovación Curricular, el cual no se debe agotar en la mera socialización de información, o bien a un debate a puertas cerradas; por el contrario, la apuesta debe ser construir un proceso deliberativo amplio entre la comunidad universitaria, apuntando a levantar un claustro tri-estamental, planteado de manera seria, con una metodología que sea incluyente. Así, también, nos debemos colocar como observadores y partícipes en la implementación del PDI.

Pero lo anterior exige que partamos por ser críticos y denunciar una serie de prácticas –que se han vuelto costumbre- dentro de nuestra Escuela. No son novedad las arbitrariedades que ocurren en los exámenes orales de nuestros cursos, arbitrariedades que también se arrastran al Examen de Grado; situación que evidentemente debe cambiar. Tampoco es nuevo que varios profesores no entreguen los programas de sus respectivas cátedras al principio de las mismas, o pautas de evaluación después de las pruebas departamentales que permitan una efectiva retroalimentación en nuestro proceso educativo; o que tampoco se respeten cosas tan básicas como el punto base en las evaluaciones.

El Consejo de Escuela, en este contexto, se erige como un espacio de elaboración de propuestas, en él participan 2 representantes estudiantiles (cuota que debemos modificar en la Reforma de Estatutos, cuando discutamos composición de las instancias orgánicas de diálogo de la comunidad universitaria), de manera que las posturas que los estudiantes definamos deben generar resonancia cuando se

lleven dichas propuestas al Consejo de Facultad. Lo primero, entonces, es que nuestra comunidad toda, y en particular los estudiantes, debemos ser agentes activos en estos procesos, toda vez que la reforma a nuestra malla académica debe ser obra de todos los actores que nos vemos involucrados, y llevar esta voz al Consejo de Escuela. Por otra parte, esta configuración orgánica desfavorable para los estudiantes nos debe advertir que si no nos planteamos con fuerza y agilidad ante los cambios en la Facultad, ellos pasarán frente nosotros. El sello con el cual nos debemos plantear es con propuestas, generando espacios de consenso entre la comunidad (académicos, funcionarios y estudiantes) de nuestra Escuela para que nuestras posturas tomen fuerza.

Por otro lado, no somos ajenos a los cambios que se han dado en la Facultad, como la eliminación del Ranking. Ellos son solo un comienzo de lo que debieran ser cambios de carácter estructural en nuestra Escuela, lo que desde luego requiere que ellos no sean a puertas cerradas, sino con la participación de todos. La apuesta es a construir una Universidad al servicio de las necesidades del pueblo, que dialogue con este mismo y se retro-alimente de la acumulación de los saberes populares. Es en esa dirección prioritaria/estratégica que pensamos las actividades de extensión e investigación, y en definitiva nuestra Facultad, desalojando a su vez, las lógicas de mercado en los procesos de generación de conocimiento.

Con todo, un cargo también es cumple un rol político. Estos son los lineamientos que pretendo impulsar desde el cargo:

- Abrir espacios de discusión respecto a la forma bajo la cual actualmente el Examen de Grado se desarrolla, donde lo que prime sea que éste sea un momento de reflexión crítica, pero también pedagógicamente bien planteado.

- Exigir el cumplimiento de las disposiciones reglamentarias que actualmente se ven vulneradas como la entrega de los programas de las cátedras, pautas de evaluación y el respeto al punto base de las evaluaciones.

- Revitalizar el espacio de la Comisión Académica como un espacio que efectivamente recoja las inquietudes de los estudiantes y permita dinamizar espacios de diálogo y discusión.

- Fiscalizar el correcto cumplimiento de los acuerdos que se vayan tomando en el Consejo de Escuela (por ejemplo, con el Instructivo de Memoria)En el trabajo que implica este cargo las propuestas son las

siguientes:

- Lo primero, aunque es de la naturaleza del cargo, pero es importante enfatizar, es ser un canal de representación entre aquello que se decida en nuestros espacios de deliberación (Asambleas) y el Consejo de Escuela. Constituyéndose el cargo, asimismo, como un canal de comunicación eficiente hacia los estudiantes de todo lo que suceda en el Consejo. Me comprometo entonces a continuar el uso de la página en Facebook de los consejeros de escuela, socializando la información vía infografías.

- Abrir espacios de discusión tri-estamental entre Estudiantes, Funcionarios y Académicos. Apuntando a que, en particular, los funcionarios tengan este espacio momento dentro de su Jornada, sin riesgos de ningún tipo, para que sean partícipes y artífices en estas discusiones.

- Foros inter-disciplinarios que se circunscriban desde una óptica crítica el rol de los egresados, la extensión e investigación que debiese desarrollar nuestra Universidad y Facultad.