pecado y gracia

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EL PECADO Y LA GRACIA EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

Creado por Dios en la justicia, el hombre, por instigacin del demonio, en el mismo comienzo de la historia, abus de su libertad, levantndose contra Dios y pretendiendo alcanzar su propio fin al margen de Dios... El hombre, cuando examina su corazn, comprueba su inclinacin al mal y se siente anegado por mltiples males, que no pueden provenir de su creador bueno. Al negarse con frecuencia a reconocer a Dios como su principio, rompe el hombre la debida subordinacin a su fin ltimo, y tambin toda su ordenacin tanto por lo que toca a su propia persona como a las relaciones con los dems y con el resto de la creacin... Pero el mismo Seor vino para liberar y vigorizar al hombre, renovndole interiormente y expulsando al prncipe de este mundo, que lo retena en la esclavitud del pecado (GS 13).En este esplndido texto del Vaticano II se sintetiza felizmente la doctrina cristiana el pecado original. Pocas verdades de fe tropiezan de entrada con mayores dificultades que sta.Por qu un pecado cometido al comienzo de la historia me afecta a m? Qu clase de pecado es ste, en el que mi voluntad no participa? Por qu y en qu sentido el nio recin nacido versa en una situacin de muerte del alma, como asevera Trento? Qu hacemos con la imagen del paraso? Y con la de un Adn padre de todos? Y sobre todo: qu papel juega esta verdad en el contexto del evangelio, de la buena noticia de salvacin? (El don de Dios, Juan L. Ruiz de la Pea, pg. 43).

Quise comenzar a desarrollar este trabajo con las palabras de Juan Ruiz de la Pea en su libro El don de Dios, porque marca esplndidamente lo que Dios es para nosotros, salvacin, no nos deja solos, a pesar de nuestras infidelidades, acta su gracia.

En el inicio al hombre no le faltaba nada. Estaba en una plenitud de relacin con Dios, viviendo en una total libertad. Esta libertad fue gratuita, y nos coloca ante la aceptacin del bien o del mal. Y por esta libertad que Dios ha dado al hombre, Dios mismo no recibi la respuesta que esperaba del hombre, y as lo atestigua toda la Sagrada Escritura. De all que la gracia y el pecado acompaen la historia de todo hombre. Por eso, al crear Dios al hombre le dio muchos dones: naturales y sobrenaturales. Entre los naturales: la libertad, la razn, la vida, la voluntad. Entre los preternaturales: la inmortalidad, el no dolor, la felicidad, la ciencia infusa. Con esto nos damos cuenta de que el pecado no es propio al hombre, no est dentro de su estado natural. Los dones sobrenaturales: la gracia, las virtudes teologales, la visin beatifica, la llamada a la divinizacin.

El Antiguo Testamento se manifiesta una constante de la actitud religiosa del hombre: su inclinacin al pecado. Un ejemplo de aquello: le pes a Yahv haber hecho al hombre en la tierra porque la maldad del hombre cunda en la tierra y todos los pensamientos que ideaba su corazn eran puro mal de continuo (Gn 6,5-6); o tambin, la tierra estaba corrompida en la presencia de Dios... Dios mir a la tierra, y he ah que estaba viciada, porque toda carne tena una conducta viciosa sobre la tierra (Gn 6,11-12).

A este clima de pecaminosidad universal no se sustraen tampoco los personajes ms venerables del pueblo de Dios; todos ellos distan de ser irreprehensibles. Abraham dispone del honor de su mujer para ganarse el favor del faran (Gn 12,10-20); Jacob arrebata la primogenitura a su hermano Esa con un truco de mala ley (Gn 27); hemos visto ya cmo Moiss no es admitido en la tierra prometida porque no se mantuvo fiel a Yahv (Dt32, 51-52); David es reo de un pecado de adulterio, redondeado con el de asesinato (2 S 11); su hijo Salomn, al que Dios concediera el don de la sabidura, se rodea de mujeres extranjeras que pervierten su corazn y lo arrastran al culto idoltrico (1 R 11,1-10). As pues, ni siquiera la eleccin y predileccin divinas precaven a sus beneficiarios de la proclividad al pecado.

Gen 3 considera ante todo el pecado como una separacin de Dios. Empieza con la prdida de la confianza en Dios y se pone de manifiesto no slo como desobediencia, sino tambin como un intento de alcanzar con las propias fuerzas lo que est reservado a Dios y de hacerse semejante a l. Puede considerarse como un resumen de la visin proftica de Israel sobre lo que el pecado produce en todos nosotros. Desde ese momento de la cada, hasta el momento actual ha mediado el pecado y su realidad negativa. No se ha logrado sanar la herida. Esta realidad negativa no ha sido querida por el Creador. El proyecto original de Dios sobre el hombre no es esto que estamos experimentando, sino el Paraso, que aparece como la gracia que Dios haba dado. El pecado destruye esta gracia, el pecado original es la dimensin de culpa que se mantiene a lo largo de la historia como tendencia en la naturaleza humana.La expulsin del jardn (Gen.3,19) es consecuencia de la muerte y vuelta a la tierra de donde fue tomado. As, la cada es una ruptura de la comunin con Dios, el hombre slo quiere comunin consigo mismo. El pecado se presenta como soberbia y orgullo. Es un desorden en la armona de la creacin y en el hombre en esta cada aparece su tendencia a querer ser como dios, echa la culpa a Dios y a la mujer. El hombre se destruye cuando no acepta su fragilidad, revelndose en contra de s mismo y no en contra de Dios, se olvida que desde el primer momento de su existencia es pecador. Debe asumir su condicin humana para ser salvado, porque, lo que no es asumido no es redimido. El pecado asla e incomunica, es una aversin, desprecio, asco a Dios (cf Ex. 32). Consiste en darle la cara a la criatura ms que al Creador. Es la anttesis exacta del estado original del hombre; es la oposicin a su estado original, por el pecado hay dolor, desencuentro, desprecio, odio, envidia, aparece la muerte como una realidad. Con la cada aparece la concupiscencia, consecuencia de la desobediencia a Dios, abarca todo al hombre, su realidad espiritual y fsica, va ms all de lo corporal. El hombre deja de estar con los dems cuando se deja llevar por los dems.

El pecado es algo que est en nosotros, se opone a la felicidad del hombre, quien absolutiza lo relativo y relativiza lo absoluto.

Pero, el pecado no tiene la ltima palabra.

Surge aqu el tema de la gracia, la que se define como accin salvadora de Dios en nosotros. La gracia sana, eleva y perfecciona nuestra naturaleza cada, herida; pero no destruida por el pecado. Es una fuerza, una capacidad para hacer lo imposible, es un poder extraordinario de transformacin que ejerce Dios sobre la naturaleza del hombre. Es gratuidad, el amor su mejor definicin.La gracia, en el A.T., se halla unida al tema de Dios autor de la creacin y la regeneracin de los hombres. Por eso, lo que nosotros llamamos gracia de Dios podemos encontrarlo en el A.T. como bendicin y eleccin (Gn 12, 1-3). El Deuteronomio acentuar la benevolencia y la alianza (Dt 27-28). En el profeta Oseas destaca al amor y la alianza renovada (Os 2, 16-25). Isaas subraya la promesa y la restauracin de la amistad y fidelidad de mano del mesas (Is 9, 1-6; 11, 1-5; 42, 6). Jeremas insiste en la amistad ntima de Dios hacia el hombre y la renovacin de la alianza Jer 31, 33). Ezequiel acentuar la complacencia de Dios en el hombre (cf. Ez 36, 24-28). Desde esta primera luz en Israel vemos que la gracia se une a la salvacin. Mirando al pasado se recuerda la eleccin y el xodo. Mirando al futuro aparece la fidelidad y amistad de Dios hacia la consumacin de Israel: llegar a ser en plenitud pueblo de la alianza. Las actuaciones de Dios, eleccin, alianza y promesa, se concretan como bendicin. La gracia es universal, es para el pueblo de Dios, es para todos, se materializa en el pueblo de Israel en ese tiempo, Dios toma la iniciativa con este pueblo, con lderes carismticos, con hombres puntuales, profetas, enviados de Dios para recordar al pueblo la alianza, esta es la definicin que se da a la gracia en el A.T., es un contrato: Ustedes sern mi pueblo y yo ser su Dios (Ex. 6,7). El hombre rompe esta alianza por la idolatra, sin embargo, Dios renueva su alianza, porque siempre tiene la intencin de relacionarse de persona a persona, no soporta estar separado de su pueblo, se mantiene siempre fiel a l. Esta gracia que Dios da es una ayuda a su pueblo para que enmiende su camino. El hombre no puede volver a su camino sin la ayuda de Dios que es la gracia. Es un amor gratuito de Dios, as, el gran aporte del pueblo a Yahv es la fe. Sinnimo de gracia en el A.T. es misericordia, perdn fidelidad, amor, la nueva Alianza. El pueblo elegido pide la gracia a Dios, lo hace basndonos en que Dios les ama, experimentan Su misericordia, confan plenamente en l, es la alianza realizada a travs de una accin celebrativa, un culto, una fiesta. Es una vida, es vivir, no cumplir. Es una relacin de caminar juntos, no de estar parados. Dios se comunica con su pueblo, l toma la iniciativa, se ofrece y se nos ofrece para volver nuestros ojos, nuestro caminar hacia l; est cercano, es una presencia para el hombre. Por eso, la gracia transforma la ruptura en una renovacin, Dios es solidario, es fiel, como valor supremo de la alianza. Se trata de transformar el corazn: (Jer. 31,31-34 / Os.2,21-22 / Dt. 32).La justicia de Dios es gracia transformadora y ofrece una realidad nueva, un camino nuevo (Ex. 33),Entonces, la amistad con Dios perdida por el pecado original, slo se puede recuperar por medio de la gracia, que es un don sobrenatural que Dios concede para alcanzar la vida eterna, es un regalo suyo, nadie ha hecho nada para obtenerla por mrito propio. Dios siempre da el primer paso. Este regalo de Dios exige la respuesta del hombre.

EL PECADO Y LA GRACIA SEGN SAN PABLO

Para san pablo la experiencia del pecado lo conduce hacia la experiencia de la gracia, la que en el Nuevo Testamento es ms fuerte, ms slida, ms explcita y ntida por la venida y presencia de Jesucristo, con su muerte y resurreccin triunfa sobre el mal y el pecado. Pablo es el expositor por excelencia de la doctrina bblica de la gracia: Donde abund el pecado, sobreabund la gracia (Rom. 5,20). Ya en sus primeros escritos, y probablemente bajo el recuerdo imborrable de su experiencia de Damasco, Pablo reflexiona acerca del misterio de la vocacin cristiana. En continuidad con las ideas del Antiguo Testamento, afirma por de pronto que los creyentes lo son porque han sido objeto de una eleccin (conocemos, hermanos, ...vuestra eleccin: 1 Ts 1,4; Dios os ha elegido desde el principio: 2 Ts 2,13) o de una llamada (...os ha llamado: 2 Ts 2,14; ...aquellos que han sido llamados: Rm 8,28), que es gracia de nuestro Dios (2 Ts 1,12; cf. 1 Co 3,10; 15,10), su don del consuelo eterno. (2 Ts 1,12); y no mrito del hombre, que no debe atribuirse cosa alguna (2 Co 3,5), puesto que es recipiente de barro que pone en evidencia la fuerza divina, y no humana (2 Co 4,7; cf. 12,10). Cabe resaltar que estas ideas difcilmente habran podido surgir en la mente de Pablo sin la herencia veterotestamentaria de un Dios compasivo y misericordioso. Slo que el apstol cuenta ahora con un dato adicional para corroborar esa imagen divina: el hecho de que Dios no se reserv ni a su propio Hijo, antes bien le entreg por todos nosotros, lo que le permite estar seguro de que nada ni nadie podr separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo (Rm 8,31-39).Pablo intenta descubrir la raz del pecado del hombre: hay una "verdad" (Rom 1,18), propia de Dios y comunicada al hombre, que ste tiende de hecho a sofocar. A consecuencia de esta extraa actitud, que debilita en un primer momento la relacin con Dios y termina luego eliminndola del todo, el hombre no se encuentra ya en su mundo propio. Confunde a Dios creador con sus criaturas, cayendo en la idolatra; se desliza hacia una situacin de comportamiento recproco que Pablo no vacila en calificar de vergonzosa (cf Rom 1,26-32 / Ex. 32). Esta condicin de insuficiencia pecaminosa asume proporciones histricas impresionantes: "Todos pecaron y estn privados de la gloria de Dios" (Rom 3,23). Hay en todos una privacin, un vaco de aquella imagen, de aquella "realidad" (gloria) de Dios que el hombre, justamente en cuanto tal, est llamado a realizar. Revive en los individuos y a nivel colectivo el Adn que peca (cf Rom 5,12-14). El pecado deja sentir sus consecuencias: el vaco que causa y expresa el pecado es un vaco de muerte. Tambin la muerte fsica es una consecuencia del pecado. Lo es sobre todo, a los ojos de Pablo, la muerte en sentido espiritual, aquella especie de rigidez moral que le impide al hombre realizar su verdadera identidad ya sea en la relacin con Dios o en la relacin con los dems. El hombre implicado en el pecado est en contradiccin consigo mismo (cf Rom 7,1-24). Y la ley de Dios, mientras es un hecho externo, en vez de ayudar, aumenta de hecho la entidad del pecado, haciendo tomar conciencia de l (cf Rom 7,13).San Pablo resalta el poder salvador de Dios (Rom. 4,28) que se hace realidad por el poder de la fe. Todo hombre y todo el hombre es pecador ante Dios quien salva no la Ley, sino por la fe, aceptando la fuerza de salvacin y de gracia que le ofrece Dios y que toma fuerza en Cristo resucitado.

La Gracia.La gracia de Dios que san Pablo acenta, tiene un nombre concreto: Jesucristo. Para l es lo mismo acoger a Cristo y abrirse a la gracia; rechazar una es rechazar al otro. Tambin, la teologa de la gracia est presente en sus cartas y adopta un tono litrgico, sobre todo en los prlogos y los eplogos: Que la gracia y la paz de Dios nuestro Padre y del Seor Jesucristo sean con ustedes". (Rom. 1,7) La gracia del Seor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunin del Espritu Santo sean con todos ustedes. Amn. (2 Cor. 13,1). Que l, el Dios de paz, los santifique plenamente; y y que todo su ser, el espritu, el alma y el cuerpo, se conserve sin mancha hasta la venida de nuestro Seor Jesucristo. (1 Tes. 5.23) Hasta tal punto Pablo est convencido de que todo ha sido ya conseguido gratis por Cristo que en la carta a los romanos, donde encontramos su exposicin ms sistemtica sobre la gracia, llega a preguntar dos veces, aunque sea de manera retrica, si hemos de seguir pecando para que la gracia, el regalo del perdn de Dios a nosotros, aumente (Cf. Rom. 6,1 y 6,15). Esa es la fuerza con la que Pablo siente el poder de la gracia. Los pecados nunca podrn anular la gracia.

El pasaje bblico de Rom. 5,12-21 podemos comprender elpecado original, y gira en torno a un centro cristolgico: gracia, salvacin, la autocomunicacin. Esta salvacin solamente se consigue por los mritos de Cristo, por lo cual se requiere de una fe en plena confianza en l. Por medio de la fe somos justificados, ya no tenemos ms de que preocuparnos en lo concerniente a nuestra enemistad con Dios, ya que nuestro Salvador es Jess, y una vez confirmados en la fe, podemos gloriarnos, no de nuestras obras, no de que podamos hacer, sino de la gracia de Dios que cada da nos fortalece ms en el poder salvador del que muri por nosotros. Por los mritos de nuestro Redentor podemos acercarnos al Trono de la Gracia. Cuando somos asaltados en el camino de las tribulaciones, propias de la vida diaria, las cuales por nuestras propias fuerzas no podemos vencer, ponemos nuestra confianza en que nos llegar el auxilio de parte del Consolador, a sabiendas que las pruebas producen la esperanza, y con ellas la esperanza crece abonada por el amor derramado dentro de nuestros corazones una vez que fuimos justificados por Jess.En la justificacin y en la gracia hay algo previo para nuestra decisin y a nuestro deber. Nosotros seguimos siendo hombres libres. La salvacin est dada por Jesucristo. El hombre no por estar justificado est salvado. Por un hombre ha entrado el pecado en el mundo y por otro, llega la salvacin. En San Pablo se llega a una relacin explcita entre nuestro pecado y el pecado de Adn, y como consecuencia de ello lleg la muerte, que no es solamente morir fsicamente, sino total separacin de Dios. Adn es una persona individual, pero a la vez primordial. Pablo presenta la tesis positiva en lo que va a ser la solucin para la humanidad pecadora, porque el hombre est inserto en el dinamismo entre la fuerza del mal y la gracia: Por qu hago el mal que no quiero y no hago el bien que quiero (Rom. 7,19). As, san Pablo presenta el paralelo de Adn y Jesucristo, nos muestra la tesis positiva en la que va a ser la salvacin para la humanidad pecadora, son los dos polos de la historia universal: Polo negativo: Por Adn ha entrado en la humanidad la muerte y el pecado. Polo positivo: Por Jesucristo ha entrado la salvacin, en l radican la gracia y la vida. As, la eficacia salvadora y liberadora de Cristo por la gracia, es infinitamente mayor que el pecado ocasionado por el hombre. La gracia es todopoderosa, es omnipotente.

La Gracia es la fuerza del Espritu Santo que penetra al interior del ser humano y que lo conduce a su perfeccionamiento espiritual y a su salvacin. Por eso, debemos dejarnos conducir por el Espritu de Aqul que me da la gracia de manera gratuita, tener una vida en el espritu, yo me meto en la vida del espritu, entro en la intimidad de la vida de Cristo, yo lo busco y l se deja encontrar. La gracia es como yo puedo vivir en gracia de Dios, en participar con l y en l de la vida cotidiana. Es el espritu el que abre la perspectiva de la gracia, es principio de vida y habita en nosotros, nos otorga una existencia completa que nos conduce hasta Dios

Finalmente, como san Pablo, San Agustn est convencido que la vida cristiana es realmente una vida nueva. El Espritu Santo nos saca de una situacin de pecado y nos lleva a vivir en la vida de gracia en Cristo Jess, y a hacer animados en la caridad, que es el mandamiento de Jess. Tuvo una fuerte experiencia de conversin personal, como Pablo, que lo llev a hablar desde su experiencia en gracia de Cristo.

Porque la gracia de Dios no solo da conocimiento de lo que corresponde hacer, sino que tambin inspira en nosotros amor para poner en prctica aquello que conocemos" (canon 125, 126, 127). Por eso, si Dios me entrega gratuitamente su gracia, que me ofrece para que yo la acoja, de igual manera mi relacin con la comunidad tendr que ser esta entrega, como la que Dios hace de su gracia a m. Y si hablamos de la comunidad como tal -no de mi relacin con ella-, de la Iglesia en sus relaciones con el mundo, tendrn que ser relaciones de servicio, no de poder, ni de bombo y platillo, ni de autoglorificacin, sino basada plenamente en la diakona, la actitud permanente de servicio a Aqul que con su gracia me impulsa vivir mi fe en medio de mis relaciones familiares, laborales, en la comunidad, en la vida toda. Tal es el camino de discernimiento hacia la vida diaconal que estoy viviendo, una gracia de Dios.Como deca la oracin de las preces en la oracin de Laudes de hoy lunes 26/10, semana II, en que estoy concluyendo este trabajo: Consrvanos, Seor, en tu servicio, y que siempre seamos guiados por tu gracia. Amn.