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Babelia 953 NÚMERO 953. EL PAÍS, SÁBADO 27 DE FEBRERO DE 2010

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EN PORTADA Emilio Lledó 4

La palabra que somos “El lenguaje, que se funda en la verdad, en la honradez personal y política, abre laspuertas a la razón y la vida”, afirma el filósofo español, que inaugurará el próximo martes en Valparaíso, Chile, elV Congreso Internacional de la Lengua Española. El encuentro se celebrará hasta el viernes bajo el lema América en lalengua española. Portada: ilustración de Óscar Mariné

Polola, menso, trucho, rumbear… Winston Manrique Sabogal 6

IDA Y VUELTA Tantas palabras Antonio Muñoz Molina 8

EL LIBRO DE LA SEMANA Cuerpo plural José Manuel Caballero Bonald 10

(Del arte de) contar historias reales Leila Guerriero 11

La aventura del español Juan Antonio Frago 12

El lenguaje de la banda Élmer Mendoza 13

Salvemos la acercanza Jesús Ruiz Mantilla 14

El interés por una lengua compartida Francisco Moreno Fernández 15

El valor económico de un idioma redondo Miguel Ángel Noceda 16

La lengua polifónica / Otras músicas José María Merino / Juan Gabriel Vásquez 18

SILLÓN DE OREJAS Valparaíso, qué disparate eres Manuel Rodríguez Rivero / Max 19

La vida de los refranes Elisa Silió 20

PURO TEATRO Besos con lengua Marcos Ordóñez 22

MITOLOGÍAS El corazón convulso de Pablo Neruda Manuel Vicent 23

BabeliaA PABLO SIMONETTI no le conoce nadie en España. Es uningeniero chileno que un buen día, a los treinta y picoaños, decidió abandonar su carrera próspera para entregar-se de lleno con temeridad a la literatura. En 1997 ganó unode los premios más reputados de Chile con un relato breveque escandalizó a la sociedad biempensante del país. Des-pués publicó una novela, Madre que estás en los cielos, quele convirtió en una estrella literaria y que fue lanzada porsu editorial de entonces —Planeta— en toda Latinoaméri-ca. Su siguiente novela, La razón de los amantes, volvió aser un éxito de ventas arrollador y cautivó a todo tipo delectores, desde los ocasionales hasta los más curtidos, des-de México hasta Argentina. Su último libro, La barrera delpudor, editado en septiembre en Chile y ahora en Españapor La otra orilla, desbancó del trono a la mismísima Isa-bel Allende, que acababa de presentar La isla bajo el mar.Simonetti tiene aires de galán cinematográfico, es inteli-gente, es buen comunicador y escribe un tipo de literaturaque unos paladean y otros devoran. Es decir, es el prototi-po de autor que cualquier editorial desearía tener en sucatálogo: reputado, mediático y rentable. ¿Cómo es posi-ble entonces que haya tardado más de diez años en llegara España? Sería consolador poder decir que ha sido unazar o una excepción, que sólo se ha tratado de una anoma-lía editorial, pero lo cierto es que no es así. Hay incontablesautores latinoamericanos que han triunfado en aquel ladodel océano y que en España permanecen inéditos o hansido publicados casi clandestinamente. El argentino Gui-llermo Saccomanno, por ejemplo, que acaba de ganar elBiblioteca Breve, tiene una larga trayectoria en su país,donde obtuvo el Premio Nacional, y en 2009 fue galardona-do en Gijón con el Premio Dashiell Hammett, pero hastaahora nadie se había decidido a publicarlo en España.Federico Jeanmaire, Pablo Casacuberta, Lina Meruane oAntonio Úngar son nombres absolutamente desconocidosen nuestro país. A Jorge Marchant Lazcano, que es unpoderoso novelista, hubo de publicarlo aquí la editorialEgales porque Alfaguara, su editorial chilena, no se decidióa exportarlo. El peruano Fernando Ampuero, que escribeunas novelas corrosivas, delirantes y conmovedoras, tam-bién tuvo que travestirse editorialmente en España, dondeSalto de Página lo publicó con más voluntad que fortuna. Yasí se podría continuar hasta el infinito. El camino inverso,de España a Latinoamérica, es casi más desolador. Quitan-do a un puñado de autores como Rosa Montero, Almude-na Grandes o Pérez-Reverte, los escritores españoles estánausentes en las librerías de Argentina, Colombia, Chile oPerú. José Ovejero, Vicente Molina Foix, José María Meri-no o Marcos Giralt Torrente, por poner ejemplos notablesde generaciones diversas, son conocidos, en el mejor delos casos, por especialistas universitarios. Además de unocéano, entre España y Latinoamérica hay una barrera,que no es, como la de Simonetti, de pudor, sino más biende soberbia. Sigue existiendo un extraño recelo y una in-comprensible impericia editorial para hacer que ese océa-no sea navegable. El e-book, por fortuna, acabará de golpecon esa barrera, pues podremos entrar en las librerías decualquiera de esos países y, sin necesidad de traducción,comprar lo que nos interese. Mientras tanto, es una buenanoticia que una editorial analógica como La otra orilla,que ahora publica a Simonetti, se dedique a traernos librosde aquellas tierras tan lejanas. O

Luisgé Martín (Madrid, 1962) ha publicado recientemente la novelaLas manos cortadas (Alfaguara. Madrid, 2009. 460 páginas. 20,50euros) y es autor del blog El infierno son los otros. www.gentedigital.es/blogs/infierno/.

La barrera Simonetti

Hispanoamérica hareinventado algunosrefranes. Ilustraciónde Ángel de Pedro

953

E Lectura exclusiva Babelia adelanta el lunes, en ELPAÍS.com, un capítulo de El asedio (Alfaguara),donde Arturo Pérez-Reverte describe el cerco a Cádiz en 1811 mientras América busca la independencia.E Encuentro digital El escritor y académico Javier Marías tendrá un chat el próximo miércoles 3 demarzo a las seis de la tarde. Marías hablará de la Academia Española y de su obra (acaba de editar en unsolo volumen Tu rostro mañana y reunir sus artículos políticos en Los villanos de la nación).

E ‘Blog’: Papeles perdidos El blog de Babelia hará un cubrimiento especial sobre el V Congreso de la Lengua.

Luisgé Martín

+ .com

SUMARIO

2 EL PAÍS BABELIA 27.02.10

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Víctor García de la Concha, en el despacho de la dirección de la Real Academia Española. Foto: Jordi Socías

EL DESPACHO del director de la Real Academia Española ha permanecido casi inmutabledesde que se empezó a usar en 1894. Mantiene los muebles originales, aunque ya PedroLaín Entralgo hizo un leve cambio en la distribución. “Es que parecía un coche-cama”,recuerda haberlo escuchado decir el actual inquilino y director desde hace 12 años,Víctor García de la Concha (Villaviciosa, Asturias, 1934). Lázaro Carreter también trasladóal despacho una mesa algo más grande, que sigue allí. Sobre ella se apilan en perfectoorden una cantidad moderada de papeles, libros y carpetas. “La mayoría son documen-tos relacionados con la Asociación de Academias. Son 19, así es que hay mucho papeleo”,comenta. Uno de los sillones más retirados sí soporta una cantidad mayor de libros ypapeles. Y es que no hay una estantería propiamente de libros en la habitación. Sí densoscortinajes señoriales de seda cruda de un vivo color ciruela, el mismo de las paredes.

Parece haber aplicado a su aspecto personal el lema de la Academia: “Limpia, fija y daesplendor”. Como una palabra de su diccionario, el director luce pulcro, de una sobria yprecisa elegancia. A espaldas de la silla del escritorio un pequeño cuadro de santa Teresade Jesús es el único detalle personal añadido por él. De la Concha es uno de los grandes

especialistas en la obra de la escritora y mística de Ávila. “Es un retrato original, pintadodel natural. Lo donó su familia a la RAE”, explica. “No se conoce el autor, pero según frayLuis de la Miseria, la santa comentó al verlo: ‘Dios te perdone, qué vieja me has sacado”.

García de la Concha pasa en este gabinete muchas horas al día. De 10.00 a 15.00 y de16.30 a 21.00. O más —“por la tarde es cuando puedo trabajar con América, por elhorario”—. No tiene ordenador. “O computadora como dicen allá”, aclara el filólogo.Prefiere escribir siempre a mano. Incluso en la época de las máquinas mecánicas, sólolas usaba para pasar en limpio sus escritos. “El bolígrafo Bic es uno de los grandesinventos de la humanidad”, enfatiza. Aunque también le gusta usar pluma para losdocumentos más personales e importantes. “Es más caligráfica”, puntualiza.

Fue el primer director de la RAE que visitó los 19 países asociados. “Por un encargodel Rey. Me llamó un sábado a su despacho personal. ‘Quiero que te dediques aAmérica’, me dijo. Y es lo que estamos haciendo porque la lengua es lo que une a toda lacomunidad hispánica y nosotros respetamos su pluralidad”. Hace apenas un mes donJuan Carlos le otorgó la exclusiva Orden del Toisón de Oro. Fietta Jarque O

Un despacho para dos continentesVíctor García de la Concha extiende su dedicación a los horarios de dos hemisferios

EL RINCÓN

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“El lenguaje abre las puertas a la razón y la vida”, afirma el autor de Filosofía ylenguaje, que inaugurará el 2 de marzo en Valparaíso (Chile), junto a Mario VargasLlosa y Jorge Edwards, el V Congreso de la Lengua Española. Por Emilio Lledó

La libertad de hablar

Ilustración de Chema Madoz.

VIVIMOS SOBRE la tierra aun-que el cemento y el asfaltola estén recubriendo. Vivi-mos el aire que respirannuestros pulmones, aun-que el desenfreno o la in-

consciencia lo estén corrompiendo. Vivi-mos del agua, ese líquido imprescindible—lo “mejor es el agua” dijo el poeta grie-go—. Apenas pensamos que por encimade todos los adelantos tecnológicos, sonesos elementos, esos principios fundamen-tales de la existencia, lo único que no nospuede faltar. No somos capaces de imagi-nar el día en que se dijera: “Mañana nohay aire; desde mañana nunca más habráagua, ni campo, ni surcos donde sembrar”.

La naturaleza en la que estamos y quenos constituye es la única verdadera reali-dad. Epicuro había mostrado el carácteresencial de esa naturaleza que es tambiénnuestro cuerpo: una maravillosa organiza-ción de la materia que nos conforma, nosrealiza y que, como la “caída de las hojas enotoño”, nos somete al paso del tiempo y, enél, nos deshace. La naturaleza humana seorigina por el impulso de una fuerza vitalque consiste, según el filósofo, en “sentir ypensar”. La vida es, pues, una energía, unmovimiento, que dinamiza todo el “ser”que podemos alcanzar. Porque en la exis-tencia no tiene lugar sólo el proceso que lanaturaleza nos señala, sino que, dentro deese proceso, hay un destino, una forma deevolucionar, una forma de alzar un ser per-sonal, una individualidad consciente, quefluye en cada historia, desde la luz que hayasabido proyectar sobre las palabras y losconceptos del lenguaje en que ha nacido.

El reconocimiento de la estructura dela corporeidad y de que la posible felici-dad empieza por ese reconocimiento fueun paso decisivo para la libertad de lamente, que es la más importante de laslibertades. Libertad no significa, única-mente, experimentar el mundo como posi-bilidad, como apertura del mero existir,aunque la idea de libertad surgiese en con-traste con la experiencia real de la esclavi-tud. Ser libre fue un proceso de libertadinterior, una liberación individual.

Un elemento imprescindible en el terri-torio de la libertad es el lenguaje. Pero esainconsciencia que nos habita en nuestro“estar” en la naturaleza, la padecemos mu-chas veces ante nuestro ser en el lenguaje.Se ha hecho tan propio de cada individuoel universo conceptual de palabras entrelas que vive, que apenas es consciente deque ese espacio hay que habitarlo, cons-truirlo, cuidarlo, pensarlo. La habitaciónen esa “casa del ser” es una continuadatarea de aprendizaje y claridad.

Pero antes de cualquier proceso educa-tivo, parece que la liberación mental surgede las condiciones de posibilidad para queesa libertad cristalice y se ejerza. Mal pue-de llevarse a cabo el idealismo o, tal vez, laensoñación de esos sutiles procesos dondese hace fecundo y creador el uso del len-guaje y su comunicación, si esos sueñostienen inevitablemente que coexistir conla miseria, la violencia, la angustia social,la pobreza. Los sociólogos suelen diagnosti-car que la mayor parte de las monstruosida-des que llegan a encarnarse en individuoshumanos se debe a esa estrechez vital, a

ese encierro existencial, a ese magullamien-to de la sensibilidad y la inteligencia que,como forma feroz de esclavitud, se empie-za a padecer en la niñez y la adolescencia.Las formas de alienación social, la posibleruptura violenta con lo “establecido” son,en principio, degeneraciones de esa necesi-dad de ser libre, de una patológica y desola-da búsqueda de emancipación.

A pesar de esas dificultades reales ypara no claudicar necesariamente a su im-perio, estamos obligados siempre a plan-tear los problemas que la esclavitud y elencierro, tan graves casi como los del cuer-po, sobrevienen en el descuido de las pala-bras con las que nos alimentamos y queconstituyen el territorio verbal que ha idoabonándose en nuestra alma.

Tan destructora como la miseria reales la miseria ideal. Las preocupacionesecológicas que, sin duda, apuntan a unaclarividente actitud en la que presentimosnuestro cuerpo como parte integrante delasombroso mundo que nos rodea, del cie-lo estrellado y los ríos fluyentes, han deencontrar paralelismo en la “existencia in-terior” que decía Guillermo de Humboldt.

Tal “existencia”, que abre el horizonte dela humanización, es una existencia “lin-güística”, un universo de palabras, con so-les y estrellas: Esos conceptos esencialesde la amistad o la verdad, por ejemplo,que empezaron a decir los seres humanosporque los necesitaban para vivir. Y hayque aprender a vislumbrar, entre las opaci-dades de la sociedad, las constelacionesde sensibilidad e inteligencia dormidas enel cerebro, y que alumbran si nos han en-señado a encenderlas.

El aprendizaje es delicado porque enesa sutil atmósfera de palabras, de ideas,de sentimientos y emociones, retumbanlas tormentas que desencadenan las pre-siones de grupos armados en la avaricia,el fanatismo y la fomentada ignorancia.Contra ese aprendizaje ilustrado combatetambién el ejército de las frases hechas, delos hábitos que, nutridos de la indigestiónde “conceptos” que se asumen porque in-teresa y ciega “practicarlos”, provocan cri-minalidad y agresividad. Pero también ac-túa contra la tensa armonía de la sociedadla falsa practiconería de los grupos de po-der despreocupados de lo que verdadera-mente dicen, de los conceptos que utili-zan con total desconocimiento de la vidaque palpita bajo ellos.

La existencia de estos fenómenos queaparecen en el universo de las palabras sedebe tal vez a la inercia con que, en loscauces de la mente que pretende pensar,se han establecido unas órbitas más desor-denadas y confusas que las celestes, y que

delimitan, cierran y aniquilan los círculosde significaciones. Formas sutiles de losreflejos condicionados que el sectarismoeducativo ha ido inyectando en el alma,donde provocan respuestas sin conocerqué son y a qué responden.

Esos usos de “energías sucias”, de mano-seos esterilizadores del lenguaje, necesitan,como los patéticos residuos radioactivos,sus cementerios nucleares. El enterramien-to de las costras verbales que ha provocado,sobre la superficie de los conceptos, el escu-rridizo y desordenado patinaje político o me-diático es, en el fondo, más fácil de aliviarque el de los otros residuos. Consiste sólo eneliminar la corteza por donde podemos in-sensatamente deslizarnos. El aligeramientosemántico, el diluir las ideas en el curso dela existencia que debe buscar objetivos yfines más allá de la atascada y ciega pragma-cia tiene que empezar en la escuela que hade trasmitir no sólo determinados saberes,sino hacer entender esos saberes desde laspalabras que los dicen. En la práctica de esalibertad se fomenta la creatividad en el espe-jo donde el alumno aprende, con la lectura,a verse a sí mismo. Porque los libros no sonsólo objetos donde se remansa el lenguajede la oralidad. Los libros nos leen tambiénporque sus palabras son miradas que se re-flejan en el cristal, aún limpio, de nuestrosprimeros pasos en el conocimiento.

Todo ello ocurre en el suelo de la socie-dad donde muchas veces no se dan única-mente las atracciones y reacciones “de quie-nes mandan” como decía Alicia “en el paísde sus maravillas”, sino que además la mar-ca de esos reflejos condicionados nos aton-ta, ofuscándonos ya en la experiencia socialy escolar. Ese vocabulario congelado e iner-te que se ha metido en el alma, ni siquierapuede responder a la exigencia socrática de“diga lo que piensa”, o incluso “piense deverdad lo que dice”, porque la degenera-ción ha llegado al extremo de que no sabe-mos ya pensar. Los residuos de las palabrasdesactivadas dormitan siempre en el fondode nuestro ser, y lo peor de ellos es queaparecen de pronto como formas incura-bles de irracionalidad.

El lenguaje, que se funda en la verdad,en la honradez personal y política, abre laspuertas a la razón y la vida. Suena utópicoque los seres humanos lleguen a liberarsedel dominio que ejerzan, desde las peoresformas de oligarquías, los perturbados de lacorrupción mental; pero no hay que renun-ciar a esa supuesta utopía. La vida democrá-tica jamás podrá realizarse mientras unaciudadanía, desconcertada y engañada conla codicia de los otros, se resigne, por lamiserable ideología de la pragmacia, a so-portar la dictadura de la indecencia. O

Emilio Lledó (Sevilla, 1927) es autor, entre otroslibros, de Ser quien eres. Ensayos para una educacióndemocrática (Universidad de Zaragoza), Filosofía ylenguaje (Crítica) y El marco de la belleza y el desier-to de la arquitectura (Biblioteca Nueva). El filósofoparticipará, junto con Jorge Edwards y Mario Var-gas Llosa, en la jornada inaugural del V CongresoInternacional de la Lengua Española, que se cele-brará en Valparaíso (Chile) entre los próximosdías 2 y 5 de marzo bajo el lema América en lalengua española. www.congresodelalengua.cl.

Los residuos de laspalabras desactivadasdormitan siempre en elfondo de nuestro ser

CONGRESO DE LA LENGUA / Ensayo

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“El lenguaje abre las puertas a la razón y la vida”, afirma el autor de Filosofía ylenguaje, que inaugurará el 2 de marzo en Valparaíso (Chile), junto a Mario VargasLlosa y Jorge Edwards, el V Congreso de la Lengua Española. Por Emilio Lledó

La libertad de hablar

Ilustración de Chema Madoz.

VIVIMOS SOBRE la tierra aun-que el cemento y el asfaltola estén recubriendo. Vivi-mos el aire que respirannuestros pulmones, aun-que el desenfreno o la in-

consciencia lo estén corrompiendo. Vivi-mos del agua, ese líquido imprescindible—lo “mejor es el agua” dijo el poeta grie-go—. Apenas pensamos que por encimade todos los adelantos tecnológicos, sonesos elementos, esos principios fundamen-tales de la existencia, lo único que no nospuede faltar. No somos capaces de imagi-nar el día en que se dijera: “Mañana nohay aire; desde mañana nunca más habráagua, ni campo, ni surcos donde sembrar”.

La naturaleza en la que estamos y quenos constituye es la única verdadera reali-dad. Epicuro había mostrado el carácteresencial de esa naturaleza que es tambiénnuestro cuerpo: una maravillosa organiza-ción de la materia que nos conforma, nosrealiza y que, como la “caída de las hojas enotoño”, nos somete al paso del tiempo y, enél, nos deshace. La naturaleza humana seorigina por el impulso de una fuerza vitalque consiste, según el filósofo, en “sentir ypensar”. La vida es, pues, una energía, unmovimiento, que dinamiza todo el “ser”que podemos alcanzar. Porque en la exis-tencia no tiene lugar sólo el proceso que lanaturaleza nos señala, sino que, dentro deese proceso, hay un destino, una forma deevolucionar, una forma de alzar un ser per-sonal, una individualidad consciente, quefluye en cada historia, desde la luz que hayasabido proyectar sobre las palabras y losconceptos del lenguaje en que ha nacido.

El reconocimiento de la estructura dela corporeidad y de que la posible felici-dad empieza por ese reconocimiento fueun paso decisivo para la libertad de lamente, que es la más importante de laslibertades. Libertad no significa, única-mente, experimentar el mundo como posi-bilidad, como apertura del mero existir,aunque la idea de libertad surgiese en con-traste con la experiencia real de la esclavi-tud. Ser libre fue un proceso de libertadinterior, una liberación individual.

Un elemento imprescindible en el terri-torio de la libertad es el lenguaje. Pero esainconsciencia que nos habita en nuestro“estar” en la naturaleza, la padecemos mu-chas veces ante nuestro ser en el lenguaje.Se ha hecho tan propio de cada individuoel universo conceptual de palabras entrelas que vive, que apenas es consciente deque ese espacio hay que habitarlo, cons-truirlo, cuidarlo, pensarlo. La habitaciónen esa “casa del ser” es una continuadatarea de aprendizaje y claridad.

Pero antes de cualquier proceso educa-tivo, parece que la liberación mental surgede las condiciones de posibilidad para queesa libertad cristalice y se ejerza. Mal pue-de llevarse a cabo el idealismo o, tal vez, laensoñación de esos sutiles procesos dondese hace fecundo y creador el uso del len-guaje y su comunicación, si esos sueñostienen inevitablemente que coexistir conla miseria, la violencia, la angustia social,la pobreza. Los sociólogos suelen diagnosti-car que la mayor parte de las monstruosida-des que llegan a encarnarse en individuoshumanos se debe a esa estrechez vital, a

ese encierro existencial, a ese magullamien-to de la sensibilidad y la inteligencia que,como forma feroz de esclavitud, se empie-za a padecer en la niñez y la adolescencia.Las formas de alienación social, la posibleruptura violenta con lo “establecido” son,en principio, degeneraciones de esa necesi-dad de ser libre, de una patológica y desola-da búsqueda de emancipación.

A pesar de esas dificultades reales ypara no claudicar necesariamente a su im-perio, estamos obligados siempre a plan-tear los problemas que la esclavitud y elencierro, tan graves casi como los del cuer-po, sobrevienen en el descuido de las pala-bras con las que nos alimentamos y queconstituyen el territorio verbal que ha idoabonándose en nuestra alma.

Tan destructora como la miseria reales la miseria ideal. Las preocupacionesecológicas que, sin duda, apuntan a unaclarividente actitud en la que presentimosnuestro cuerpo como parte integrante delasombroso mundo que nos rodea, del cie-lo estrellado y los ríos fluyentes, han deencontrar paralelismo en la “existencia in-terior” que decía Guillermo de Humboldt.

Tal “existencia”, que abre el horizonte dela humanización, es una existencia “lin-güística”, un universo de palabras, con so-les y estrellas: Esos conceptos esencialesde la amistad o la verdad, por ejemplo,que empezaron a decir los seres humanosporque los necesitaban para vivir. Y hayque aprender a vislumbrar, entre las opaci-dades de la sociedad, las constelacionesde sensibilidad e inteligencia dormidas enel cerebro, y que alumbran si nos han en-señado a encenderlas.

El aprendizaje es delicado porque enesa sutil atmósfera de palabras, de ideas,de sentimientos y emociones, retumbanlas tormentas que desencadenan las pre-siones de grupos armados en la avaricia,el fanatismo y la fomentada ignorancia.Contra ese aprendizaje ilustrado combatetambién el ejército de las frases hechas, delos hábitos que, nutridos de la indigestiónde “conceptos” que se asumen porque in-teresa y ciega “practicarlos”, provocan cri-minalidad y agresividad. Pero también ac-túa contra la tensa armonía de la sociedadla falsa practiconería de los grupos de po-der despreocupados de lo que verdadera-mente dicen, de los conceptos que utili-zan con total desconocimiento de la vidaque palpita bajo ellos.

La existencia de estos fenómenos queaparecen en el universo de las palabras sedebe tal vez a la inercia con que, en loscauces de la mente que pretende pensar,se han establecido unas órbitas más desor-denadas y confusas que las celestes, y que

delimitan, cierran y aniquilan los círculosde significaciones. Formas sutiles de losreflejos condicionados que el sectarismoeducativo ha ido inyectando en el alma,donde provocan respuestas sin conocerqué son y a qué responden.

Esos usos de “energías sucias”, de mano-seos esterilizadores del lenguaje, necesitan,como los patéticos residuos radioactivos,sus cementerios nucleares. El enterramien-to de las costras verbales que ha provocado,sobre la superficie de los conceptos, el escu-rridizo y desordenado patinaje político o me-diático es, en el fondo, más fácil de aliviarque el de los otros residuos. Consiste sólo eneliminar la corteza por donde podemos in-sensatamente deslizarnos. El aligeramientosemántico, el diluir las ideas en el curso dela existencia que debe buscar objetivos yfines más allá de la atascada y ciega pragma-cia tiene que empezar en la escuela que hade trasmitir no sólo determinados saberes,sino hacer entender esos saberes desde laspalabras que los dicen. En la práctica de esalibertad se fomenta la creatividad en el espe-jo donde el alumno aprende, con la lectura,a verse a sí mismo. Porque los libros no sonsólo objetos donde se remansa el lenguajede la oralidad. Los libros nos leen tambiénporque sus palabras son miradas que se re-flejan en el cristal, aún limpio, de nuestrosprimeros pasos en el conocimiento.

Todo ello ocurre en el suelo de la socie-dad donde muchas veces no se dan única-mente las atracciones y reacciones “de quie-nes mandan” como decía Alicia “en el paísde sus maravillas”, sino que además la mar-ca de esos reflejos condicionados nos aton-ta, ofuscándonos ya en la experiencia socialy escolar. Ese vocabulario congelado e iner-te que se ha metido en el alma, ni siquierapuede responder a la exigencia socrática de“diga lo que piensa”, o incluso “piense deverdad lo que dice”, porque la degenera-ción ha llegado al extremo de que no sabe-mos ya pensar. Los residuos de las palabrasdesactivadas dormitan siempre en el fondode nuestro ser, y lo peor de ellos es queaparecen de pronto como formas incura-bles de irracionalidad.

El lenguaje, que se funda en la verdad,en la honradez personal y política, abre laspuertas a la razón y la vida. Suena utópicoque los seres humanos lleguen a liberarsedel dominio que ejerzan, desde las peoresformas de oligarquías, los perturbados de lacorrupción mental; pero no hay que renun-ciar a esa supuesta utopía. La vida democrá-tica jamás podrá realizarse mientras unaciudadanía, desconcertada y engañada conla codicia de los otros, se resigne, por lamiserable ideología de la pragmacia, a so-portar la dictadura de la indecencia. O

Emilio Lledó (Sevilla, 1927) es autor, entre otroslibros, de Ser quien eres. Ensayos para una educacióndemocrática (Universidad de Zaragoza), Filosofía ylenguaje (Crítica) y El marco de la belleza y el desier-to de la arquitectura (Biblioteca Nueva). El filósofoparticipará, junto con Jorge Edwards y Mario Var-gas Llosa, en la jornada inaugural del V CongresoInternacional de la Lengua Española, que se cele-brará en Valparaíso (Chile) entre los próximosdías 2 y 5 de marzo bajo el lema América en lalengua española. www.congresodelalengua.cl.

Los residuos de laspalabras desactivadasdormitan siempre en elfondo de nuestro ser

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Por Winston Manrique Sabogal

UNA F Y UNA Y de color ver-de fueron las dos prime-ras letras del castellanoque vieron los nativos deunas tierras de ultramarllamadas Indias.

Ondeaban en el palo con el que Cristó-bal Colón desembarcó en la playa antillana,recién empezado el viernes 12 de octubrede 1492. Fue la primera vez. En Guanahani.Luego vendrían otras playas y otros hom-bres con la misma bandera donde las inicia-les de los reyes Fernando e Ysabel escolta-ban una cruz verde en el centro.

Ssssttt… ¡Escuchar! Imaginar el sonidode aquellas primeras palabras de Colón yde los nativos. Abismados ambos ante lossonidos ajenos y luego esos mis-mos sonidos estrenados en sus pro-pias bocas. Porque el primer mesti-zaje de los dos mundos fue sono-ro.

Quinientos diecisiete años des-pués, 350 millones de americanos,más los 46 millones de españoles,han convertido ese idioma en lasegunda lengua global más habla-da del mundo, la tercera más usa-da en Internet, la cuarta del plane-ta y la de mayor difusión de laslenguas romances. El principal ymás extraordinario petate que lle-gó a las llamadas Indias.

Desde entonces palabras naci-das en España y en el continenterecién descubierto no han dejadode mezclarse. De reinventarse y decrearles nuevos significados. Unalengua que encontró en América ungran relicario porque buena partedel léxico suele tener allí una vidamás activa y larga que en la Españaque lo creó, al tiempo que es unsemillero de nuevas voces…

Chévere, trucho, sirifico, guagua,operia, chingada, yapa, ababacha-do, bivirí, menso, pibe, polola, acu-pear, catizumbada, puspu, escuin-cle, guaricha, chimichurri…

Y más de setenta mil voces, lexe-mas complejos, frases y alocucionesrecogidas ahora en el Diccionario deamericanismos elaborado por la Aso-ciación de Academias de la Lengua Españo-la, bajo la coordinación de su secretario ge-neral, Humberto López Morales, nacido enCuba, académico de Puerto Rico y habitantede Madrid desde 1994. Y sus palabras sirvende guía para desandar la historia del españolen América a través de cinco hechos clave.“Allá se tiene asumida y más interiorizada ladiversidad de la lengua, que nunca se ve malni choca, como, a veces, ocurre en España”.

Policéntrico y polifónico. Ésas son doscaracterísticas de un idioma llamado caste-llano o español. Pero con una unidad envi-diable porque sus hablantes comparten un80% de su vocabulario. “Su diversidad esenorme, ya que 20 países lo tienen comolengua oficial”, dice López Morales. “Todoel mundo te entiende y tú entiendes por elcontexto, con lo cual no hay posibilidad deque una conversación quede interrumpida,como sucede con otras lenguas”.

Pero no siempre fue así. Y hace dos si-

glos, lo que pudo ser una crisis derivó enuna grandeza.

III NO HAY MAL QUE PORBIEN NO VENGAA PRINCIPIOS del siglo XIX el mundo estabaalebrestado y el imperio más grande que hatenido la Tierra empezó a caer como fichasde dominó. Pero como no hay mal que porbien no venga ocurrió el tercer hecho claveen la historia del castellano que habría deasegurarle el futuro. Para entonces, la len-gua ya era mestiza y había incorporadomuchos americanismos, entre los que des-tacaban comestibles que revolucionaron lacocina, además de nombres de animales,prendas de vestir y mil cosas más:

Chocolate, patata, tomate, maíz, aguaca-te, tabaco, enagua, canoa, colibrí, huracán,caníbal, cóndor, sabana, hule, caribe…

Cuando en 1810 empezaron las indepen-dencias hispanoamericanas sólo una de ca-da ocho personas hablaba castellano, tresmillones, aproximadamente. “¡Nada! Com-parado con el resto de la población, quesobrepasaba los veinte millones”, recuerdael secretario de las Academias. “Los sacer-dotes y misioneros habían cristianizadomuy bien, pero no necesariamente en espa-ñol. Entonces, para ganarse la confianza delos nativos, aprendieron sus lenguas o dia-lectos, y así salieron ganando lenguas nati-vas como el quechua o el nahua”.

Creadas las jóvenes repúblicas, aparecióuno de los usos políticos del idioma máseficaces al buscar la consolidación y cohe-sión de sus países, Estados y gobiernos alre-dedor de la promoción y fomento del caste-llano. Una labor intensa, pues básicamentelo hablaban los españoles y algunos criollos.

Esa paradoja de que fueran las ex colo-nias, tras aquel revolú de entre 1810 y 1830

de las independencias, las que vivificaran elidioma y lo encarrilaran hacia el futuro esuna de las principales fuerzas de la Américahispana. De aquellos tiempos procede par-te de los modales y formas de hablar delos hispanoamericanos. Despachada la Co-rona española a la Península, quienes sequedaron y lo hablaban pertenecían a fami-lias que ostentaban buena parte del poderpolítico, económico, social y cultural. Esoobligaba que la gente a su alrededor (sirvien-tes, obreros, campesinos o empleados) de-bía hablarles en un castellano respetuoso,amable, suave, correcto y, en muchos casos,pidiendo permiso. Mestizos, mulatos, indí-genas o negros solían depender de ellos enmuchos aspectos; mientras unos y otros de-jaban sus lenguas maternas en la puerta dela iglesia para atender la misa en latín.

…Y después en el atrio todo eran inten-tos de corrección lingüística cuyafuerza y cohesión idiomática habíaempezado, en una especie de vatici-nio, dos siglos atrás.

II NADIE SE MUERELA VÍSPERAUNOS DOS meses antes del Descu-brimiento de América, el filólogoElio Antonio de Nebrija presentó ala reina Ysabel la Católica la prime-ra Gramática de la Lengua Castella-na. El segundo hecho clave en eldestino del castellano. Cuando to-do era incertidumbre en Castilla yestaban a punto de comprobarque nadie se muere la víspera…

Una chiripa cambió la historiade la humanidad gracias al extravíode las carabelas, la Niña, la Pinta yla Santa María, al mando del almi-rante Cristóbal Colón, patrocinadopor la misma reina que acababa detener en sus manos la Gramática. Alcaer la noche del 11 de octubre de1492, un marinero de la más velerade las carabelas, la Pinta, gritó lasprimeras palabras que llevó el vien-to caribeño hasta el nuevo mundo:

“¡Tierra! ¡Tierra!”.“Luego vieron gente desnuda, y

el Almirante salió a tierra en la bar-ca armada, y Martín Alonso Pinzóny Vicente Yánez, su hermano, queera capitán de la Niña. Sacó el Almi-rante la bandera y los capitanes con

dos banderas de la Cruz Verde, que llevabael Almirante en todos los navíos por seña,con una F y una Y: encima de cada letra sucorona, una de un cabo de la cruz y otra deotro. Puestos en tierra vieron árboles muyverdes y aguas muchas y frutas de diversasmaneras”, según el Diario de Colón en trans-cripción de Fray Bartolomé de Las Casas.

Fue la primera vez que América se hizopalabra y voz. Luego se haría de crónicas,leyendas, utopías, mitos y versos.

“Salían a mirar nuestros navíosVolvían a los bosques espantados,Huían en canoas por los ríos,No saben que hacerse de turbados”.

Es la visión de Juan de Castellanos(1522-1607) en Las elegías de varones ilus-tres de Indias, el poema más largo del es-pañol donde en 113.609 versos repasa eldescubrimiento y la conquista. El primer

poema realmente americano en lenguacastellana y escrito por un sevillano quevivía en América. Lengua de ida y vuelta yde regreso y vuelta. La primera gran mues-tra de la polinización del castellano.

“Él es el mejor ejemplo que España pue-de mostrar de que su labor en América nofue un mero saqueo, un exterminio y unacto de depredación”, ha dicho el escritorcolombiano William Ospina, autor de la bio-grafía del poeta, Las auroras de sangre(Belacqua), a través del gran poema del sevi-llano. “España merecía saber todo eso:abandonar un poco la fascinación por elcostado épico de su conquista y ver la mag-nitud de su diálogo con otro mundo, sucapacidad de arraigar en él, la explicaciónde por qué un continente habla la lenguacastellana. No fue por las espadas ahoga-das en sangre, sino porque esta lengua fuecapaz de amar a América y de cantarla”.

“Pues porque nuestro mundo poseyeseUn mundo tan remoto y escondido,Y el sumo Hacedor se conocieseEn mundo donde no fue conocido,Levantó Dios un hombre que lo dieseA rey que lo tenía merecido,Y ansí los dos y sus distantes gentesVinieron a ser deudos y parientes”.

I EL MAL PASO HAY QUEDARLO RÁPIDODOS AÑOS antes de morir Juan de Castella-nos, en 1607 en Colombia, donde vivió susúltimos treinta años, apareció la primeraparte de Don Quijote de La Mancha, deMiguel de Cervantes. La historia del hidalgoque ha trascendido los siglos y hecho másuniversal una lengua nacida entre finalesdel siglo X y comienzos del XI. De esa época

proceden los textos bautismales (GlosasEmilianenses) escritos en lengua romance yque están en el Monasterio de Yuso, en SanMillán de la Cogolla en La Rioja (España).

Surge de la decantación de doce o trecesiglos del latín vulgar del imperio romano,propagado por la Península desde el sigloIII antes de Cristo, que se fue imponiendoen la región. La misma historia que repeti-ría el castellano en América. Recogida ha-cia el norte de la Península, tras la inva-sión musulmana, el español se afianzarádurante el reinado de Alfonso X el Sabio(1252-1284) que acepta la escritura deobras importantes en esa lengua desdeña-da hasta entonces.

IV MAMANDO GALLOMIL AÑOS después de su origen, y de mean-dros miles, el español parecía sestear anteel mundo. Hasta que ha despertado comoel Parangaricutirimicuaro de México queun día de 1943 liberó todo su fuego guarda-do durante milenios. Precisamente en unpaís, afirma el secretario general de lasAcademias, “cuya labor de difusión delcastellano en el siglo XX ha sido destaca-ble porque las campañas iban encamina-das a tenerla como segunda lengua, des-pués de la indígena respectiva de cadaregión que también se reforzaba. La ideafue sumar y no restar”.

Sólo que los otros 18 países no tuvieronla misma suerte. En esa expansión del caste-llano, propiciada por españoles y america-nos, se ha eliminado o eclipsado la diversi-dad idiomática de un continente que pudollegar a tener más de 120 familias de len-guas, varias de las cuales se derivan en otrostantos centenares de lenguas o dialectos.

Pero los americanos han hecho del castella-

no su El Dorado y pasaron de conquistados aconquistadores. Le ha tomado del pelo y ma-mado gallo a todo el mundo. Tras su irrupcióna finales del siglo XX se ha embalado en el XXIaumentando su influencia internacional yano sólo por el número de hispanohablantessino también por las escuelas de español y elInstituto Cervantes en todos los continentes.

Es una alegre bullaranga donde nuevede cada diez personas que lo hablan proce-den de América o son de origen hispano-americano. Ésa es la cuarta clave que legarantiza su porvenir. Se calcula que en elaño 2050 lo hablará una de cada diez per-sonas en el mundo, y Estados Unidos pasa-ría a ser el primer país con más hispanoha-blantes desbancando a México.

Es un español frondoso que revive pala-bras y juega con ellas sin miedo. Hay dostipos de fenómenos, aclara López Morales:“Las palabras que han desaparecido casi ototalmente en España y que siguen vivasen América con el mismo sentido de siem-pre y otras que se usan pero con un senti-do diferente. Palabras como friolero queen regiones de América ha pasado a serfriolento. Las que han desaparecido mu-cho en España son las de origen marineropero que en América siguen vivas. La dife-

rencia es que en el uso del español haydiferencias de nivel. En Hispanoaméricano tienes que ser un profesor o estudianteuniversitario para hablar correcta y adecua-damente, e incluso con una cierta elegan-cia, lo que no siempre sucede en España”.

V LA EDUCACIÓN NO PELEACON NADIEDE AQUELLAS F e Y reales que custodiabanuna cruz verde sólo queda el ritmo on-deante que les daba la brisa caribeña. Sonmuchas circunstancias físicas, geográfi-cas, psíquicas y creativas funcionando yque vivifican el idioma.

“En América la fantasía e imagineríapopular y las metáforas son sorprenden-tes. Se producen sinónimos que a vecesson difíciles de interpretar pero dondesiempre hay un por qué”, explica el acadé-mico. Como en todos los idiomas, lo esca-tológico y lo sexual reinan en la sinonimiapara evitar, por ejemplo, llamar por sunombre a los genitales. Pero, claro, añadeLópez, “llega un momento en que éstostambién se tabuizan y no pueden ser utili-zados. También hay casos de destabuiza-ción, sobre todo en los jóvenes.

Ese pudor y deshinibición a la hora dehablar es una de las diferencias a amboslados del Atlántico. En América existe unmayor grado de pudor lingüístico debidoa la tradición, a la educación y a la influen-cia religiosa. Si a alguien se le escapa enpúblico un “coño” es una cosa escandalo-sa. Una ofensa. Por no hablar de si se diceen un periódico, en la televisión o en laradio. “Es muy mal visto, vulgar y una faltade respeto. Si se puede decir bien paraque lo dices mal. No es mojigatería. Esrespeto al otro y saber estar”. O como di-

rían abuelas y profesores latinoamerica-nos: La educación no pelea con nadie.

Pero sí rumbea. Y su mejor pareja sonlas palabras. El español empezó a seduciral resto del mundo aliado con la música.Palabra, sentimientos e historias hechasmúsica y baile. Un romance que empezóhace cien años con el llanto del bandeónacompañando letras de tango:

“Sus ojos se cerraronY el mundo sigue andando,Su boca que era míaYa no me besa más.Se apagaron los ecosDe su reír sonoroY es cruel este silencioQue me hace tanto mal…”

Y al tango como carta de presentaciónuniversal le seguirían las ilusiones y desa-mores del bolero y la ranchera, el swing delas grandes orquestas tropicales, y a éstasel sabor de la salsa, y a ésta otros ritmosmás jacarandosos. Y, en mitad de la rum-ba, el éxito planetario de su literatura consus nuevos mundos nuevos, ya antes reno-vadas por Rubén Darío, y, claro, las teleno-velas. Lo que convierte su cultura en elquinto hecho clave de la historia del espa-ñol y esencial para su porvenir. Porque,dice Humberto López, “vale lo mismo elespañol de Honduras que el de España oel de Argentina”.

Atrás, a 517 años, queda la Américanacida como puerto de llegada para con-vertirse en un gran puerto de embarquehacia todos los destinos del mundo. O

Polola, menso,trucho, rumbear...

Policéntrico y polifónico.Son dos características deun idioma hablado por450 millones de personas

Grupos de dominicanos en vísperas de las eleccionespresidenciales en 2008. Foto: Eduardo Muñoz / Reuters

El español de América protagoniza el Congreso de la Lengua. Durante el encuentro,que reúne a 22 academias, se presentará el Diccionario de americanismos, un recorridopor la historia del castellano en Latinoamérica que muestra la diversidad del idioma

América descodificadaEL DICCIONARIO DE americanismos es fundamental-mente un diccionario descodificador, explica el Se-cretario General de la Asociación de Academias dela Lengua Española, Humberto López. El objetivo esque la gente conozca una palabra o expresión deAmérica y se sitúe. Así todos los textos escritos allápueden ser entendidos en el mundo. Es un dicciona-rio, según López, que “viene a llenar un vacío. Hastaahora si alguien quería conocer algún americanis-mo tenía que comprar o leer el diccionario de Mori-nigo que lleva treinta y tantos años”.

Se trata de una idea centenaria, y puesta en mar-cha en 1998 con el trabajo de las 22 academias. Cadauna propuso, envió, revisó y aprobó las palabras ydefiniciones coordinadas en Madrid. El diccionario,el más completo del léxico americano, tiene 2.500páginas, más de 70.000 entradas, unas 120.000 acep-ciones, sinónimos y variantes en la mayoría de lasvoces, etimología o procedencia de las palabras enla mayoría de casos. “Es un aire fresco que entrasobre todo para el público español. Un trabajo rom-pedor desde la lexicografía en general”, y concluyeLópez: “Se lo debíamos a los hispanoamericanos”. O

Diccionario de americanismos.Asociación de Academias de laLengua. Santillana. Madrid, 2010. 2.500 páginas. 75 euros.

CONGRESO DE LA LENGUA / Reportaje

6 EL PAÍS BABELIA 27.02.10

Page 7: PDF Diario EL PAÍS - Bitácora de LITERATURA y LENGUA ...€¦ · de Ángel de Pedro 953 E Lectura exclusiva Babelia adelanta el lunes, en ELPAÍS.com, un capítulo de El asedio

Por Winston Manrique Sabogal

UNA F Y UNA Y de color ver-de fueron las dos prime-ras letras del castellanoque vieron los nativos deunas tierras de ultramarllamadas Indias.

Ondeaban en el palo con el que Cristó-bal Colón desembarcó en la playa antillana,recién empezado el viernes 12 de octubrede 1492. Fue la primera vez. En Guanahani.Luego vendrían otras playas y otros hom-bres con la misma bandera donde las inicia-les de los reyes Fernando e Ysabel escolta-ban una cruz verde en el centro.

Ssssttt… ¡Escuchar! Imaginar el sonidode aquellas primeras palabras de Colón yde los nativos. Abismados ambos ante lossonidos ajenos y luego esos mis-mos sonidos estrenados en sus pro-pias bocas. Porque el primer mesti-zaje de los dos mundos fue sono-ro.

Quinientos diecisiete años des-pués, 350 millones de americanos,más los 46 millones de españoles,han convertido ese idioma en lasegunda lengua global más habla-da del mundo, la tercera más usa-da en Internet, la cuarta del plane-ta y la de mayor difusión de laslenguas romances. El principal ymás extraordinario petate que lle-gó a las llamadas Indias.

Desde entonces palabras naci-das en España y en el continenterecién descubierto no han dejadode mezclarse. De reinventarse y decrearles nuevos significados. Unalengua que encontró en América ungran relicario porque buena partedel léxico suele tener allí una vidamás activa y larga que en la Españaque lo creó, al tiempo que es unsemillero de nuevas voces…

Chévere, trucho, sirifico, guagua,operia, chingada, yapa, ababacha-do, bivirí, menso, pibe, polola, acu-pear, catizumbada, puspu, escuin-cle, guaricha, chimichurri…

Y más de setenta mil voces, lexe-mas complejos, frases y alocucionesrecogidas ahora en el Diccionario deamericanismos elaborado por la Aso-ciación de Academias de la Lengua Españo-la, bajo la coordinación de su secretario ge-neral, Humberto López Morales, nacido enCuba, académico de Puerto Rico y habitantede Madrid desde 1994. Y sus palabras sirvende guía para desandar la historia del españolen América a través de cinco hechos clave.“Allá se tiene asumida y más interiorizada ladiversidad de la lengua, que nunca se ve malni choca, como, a veces, ocurre en España”.

Policéntrico y polifónico. Ésas son doscaracterísticas de un idioma llamado caste-llano o español. Pero con una unidad envi-diable porque sus hablantes comparten un80% de su vocabulario. “Su diversidad esenorme, ya que 20 países lo tienen comolengua oficial”, dice López Morales. “Todoel mundo te entiende y tú entiendes por elcontexto, con lo cual no hay posibilidad deque una conversación quede interrumpida,como sucede con otras lenguas”.

Pero no siempre fue así. Y hace dos si-

glos, lo que pudo ser una crisis derivó enuna grandeza.

III NO HAY MAL QUE PORBIEN NO VENGAA PRINCIPIOS del siglo XIX el mundo estabaalebrestado y el imperio más grande que hatenido la Tierra empezó a caer como fichasde dominó. Pero como no hay mal que porbien no venga ocurrió el tercer hecho claveen la historia del castellano que habría deasegurarle el futuro. Para entonces, la len-gua ya era mestiza y había incorporadomuchos americanismos, entre los que des-tacaban comestibles que revolucionaron lacocina, además de nombres de animales,prendas de vestir y mil cosas más:

Chocolate, patata, tomate, maíz, aguaca-te, tabaco, enagua, canoa, colibrí, huracán,caníbal, cóndor, sabana, hule, caribe…

Cuando en 1810 empezaron las indepen-dencias hispanoamericanas sólo una de ca-da ocho personas hablaba castellano, tresmillones, aproximadamente. “¡Nada! Com-parado con el resto de la población, quesobrepasaba los veinte millones”, recuerdael secretario de las Academias. “Los sacer-dotes y misioneros habían cristianizadomuy bien, pero no necesariamente en espa-ñol. Entonces, para ganarse la confianza delos nativos, aprendieron sus lenguas o dia-lectos, y así salieron ganando lenguas nati-vas como el quechua o el nahua”.

Creadas las jóvenes repúblicas, aparecióuno de los usos políticos del idioma máseficaces al buscar la consolidación y cohe-sión de sus países, Estados y gobiernos alre-dedor de la promoción y fomento del caste-llano. Una labor intensa, pues básicamentelo hablaban los españoles y algunos criollos.

Esa paradoja de que fueran las ex colo-nias, tras aquel revolú de entre 1810 y 1830

de las independencias, las que vivificaran elidioma y lo encarrilaran hacia el futuro esuna de las principales fuerzas de la Américahispana. De aquellos tiempos procede par-te de los modales y formas de hablar delos hispanoamericanos. Despachada la Co-rona española a la Península, quienes sequedaron y lo hablaban pertenecían a fami-lias que ostentaban buena parte del poderpolítico, económico, social y cultural. Esoobligaba que la gente a su alrededor (sirvien-tes, obreros, campesinos o empleados) de-bía hablarles en un castellano respetuoso,amable, suave, correcto y, en muchos casos,pidiendo permiso. Mestizos, mulatos, indí-genas o negros solían depender de ellos enmuchos aspectos; mientras unos y otros de-jaban sus lenguas maternas en la puerta dela iglesia para atender la misa en latín.

…Y después en el atrio todo eran inten-tos de corrección lingüística cuyafuerza y cohesión idiomática habíaempezado, en una especie de vatici-nio, dos siglos atrás.

II NADIE SE MUERELA VÍSPERAUNOS DOS meses antes del Descu-brimiento de América, el filólogoElio Antonio de Nebrija presentó ala reina Ysabel la Católica la prime-ra Gramática de la Lengua Castella-na. El segundo hecho clave en eldestino del castellano. Cuando to-do era incertidumbre en Castilla yestaban a punto de comprobarque nadie se muere la víspera…

Una chiripa cambió la historiade la humanidad gracias al extravíode las carabelas, la Niña, la Pinta yla Santa María, al mando del almi-rante Cristóbal Colón, patrocinadopor la misma reina que acababa detener en sus manos la Gramática. Alcaer la noche del 11 de octubre de1492, un marinero de la más velerade las carabelas, la Pinta, gritó lasprimeras palabras que llevó el vien-to caribeño hasta el nuevo mundo:

“¡Tierra! ¡Tierra!”.“Luego vieron gente desnuda, y

el Almirante salió a tierra en la bar-ca armada, y Martín Alonso Pinzóny Vicente Yánez, su hermano, queera capitán de la Niña. Sacó el Almi-rante la bandera y los capitanes con

dos banderas de la Cruz Verde, que llevabael Almirante en todos los navíos por seña,con una F y una Y: encima de cada letra sucorona, una de un cabo de la cruz y otra deotro. Puestos en tierra vieron árboles muyverdes y aguas muchas y frutas de diversasmaneras”, según el Diario de Colón en trans-cripción de Fray Bartolomé de Las Casas.

Fue la primera vez que América se hizopalabra y voz. Luego se haría de crónicas,leyendas, utopías, mitos y versos.

“Salían a mirar nuestros navíosVolvían a los bosques espantados,Huían en canoas por los ríos,No saben que hacerse de turbados”.

Es la visión de Juan de Castellanos(1522-1607) en Las elegías de varones ilus-tres de Indias, el poema más largo del es-pañol donde en 113.609 versos repasa eldescubrimiento y la conquista. El primer

poema realmente americano en lenguacastellana y escrito por un sevillano quevivía en América. Lengua de ida y vuelta yde regreso y vuelta. La primera gran mues-tra de la polinización del castellano.

“Él es el mejor ejemplo que España pue-de mostrar de que su labor en América nofue un mero saqueo, un exterminio y unacto de depredación”, ha dicho el escritorcolombiano William Ospina, autor de la bio-grafía del poeta, Las auroras de sangre(Belacqua), a través del gran poema del sevi-llano. “España merecía saber todo eso:abandonar un poco la fascinación por elcostado épico de su conquista y ver la mag-nitud de su diálogo con otro mundo, sucapacidad de arraigar en él, la explicaciónde por qué un continente habla la lenguacastellana. No fue por las espadas ahoga-das en sangre, sino porque esta lengua fuecapaz de amar a América y de cantarla”.

“Pues porque nuestro mundo poseyeseUn mundo tan remoto y escondido,Y el sumo Hacedor se conocieseEn mundo donde no fue conocido,Levantó Dios un hombre que lo dieseA rey que lo tenía merecido,Y ansí los dos y sus distantes gentesVinieron a ser deudos y parientes”.

I EL MAL PASO HAY QUEDARLO RÁPIDODOS AÑOS antes de morir Juan de Castella-nos, en 1607 en Colombia, donde vivió susúltimos treinta años, apareció la primeraparte de Don Quijote de La Mancha, deMiguel de Cervantes. La historia del hidalgoque ha trascendido los siglos y hecho másuniversal una lengua nacida entre finalesdel siglo X y comienzos del XI. De esa época

proceden los textos bautismales (GlosasEmilianenses) escritos en lengua romance yque están en el Monasterio de Yuso, en SanMillán de la Cogolla en La Rioja (España).

Surge de la decantación de doce o trecesiglos del latín vulgar del imperio romano,propagado por la Península desde el sigloIII antes de Cristo, que se fue imponiendoen la región. La misma historia que repeti-ría el castellano en América. Recogida ha-cia el norte de la Península, tras la inva-sión musulmana, el español se afianzarádurante el reinado de Alfonso X el Sabio(1252-1284) que acepta la escritura deobras importantes en esa lengua desdeña-da hasta entonces.

IV MAMANDO GALLOMIL AÑOS después de su origen, y de mean-dros miles, el español parecía sestear anteel mundo. Hasta que ha despertado comoel Parangaricutirimicuaro de México queun día de 1943 liberó todo su fuego guarda-do durante milenios. Precisamente en unpaís, afirma el secretario general de lasAcademias, “cuya labor de difusión delcastellano en el siglo XX ha sido destaca-ble porque las campañas iban encamina-das a tenerla como segunda lengua, des-pués de la indígena respectiva de cadaregión que también se reforzaba. La ideafue sumar y no restar”.

Sólo que los otros 18 países no tuvieronla misma suerte. En esa expansión del caste-llano, propiciada por españoles y america-nos, se ha eliminado o eclipsado la diversi-dad idiomática de un continente que pudollegar a tener más de 120 familias de len-guas, varias de las cuales se derivan en otrostantos centenares de lenguas o dialectos.

Pero los americanos han hecho del castella-

no su El Dorado y pasaron de conquistados aconquistadores. Le ha tomado del pelo y ma-mado gallo a todo el mundo. Tras su irrupcióna finales del siglo XX se ha embalado en el XXIaumentando su influencia internacional yano sólo por el número de hispanohablantessino también por las escuelas de español y elInstituto Cervantes en todos los continentes.

Es una alegre bullaranga donde nuevede cada diez personas que lo hablan proce-den de América o son de origen hispano-americano. Ésa es la cuarta clave que legarantiza su porvenir. Se calcula que en elaño 2050 lo hablará una de cada diez per-sonas en el mundo, y Estados Unidos pasa-ría a ser el primer país con más hispanoha-blantes desbancando a México.

Es un español frondoso que revive pala-bras y juega con ellas sin miedo. Hay dostipos de fenómenos, aclara López Morales:“Las palabras que han desaparecido casi ototalmente en España y que siguen vivasen América con el mismo sentido de siem-pre y otras que se usan pero con un senti-do diferente. Palabras como friolero queen regiones de América ha pasado a serfriolento. Las que han desaparecido mu-cho en España son las de origen marineropero que en América siguen vivas. La dife-

rencia es que en el uso del español haydiferencias de nivel. En Hispanoaméricano tienes que ser un profesor o estudianteuniversitario para hablar correcta y adecua-damente, e incluso con una cierta elegan-cia, lo que no siempre sucede en España”.

V LA EDUCACIÓN NO PELEACON NADIEDE AQUELLAS F e Y reales que custodiabanuna cruz verde sólo queda el ritmo on-deante que les daba la brisa caribeña. Sonmuchas circunstancias físicas, geográfi-cas, psíquicas y creativas funcionando yque vivifican el idioma.

“En América la fantasía e imagineríapopular y las metáforas son sorprenden-tes. Se producen sinónimos que a vecesson difíciles de interpretar pero dondesiempre hay un por qué”, explica el acadé-mico. Como en todos los idiomas, lo esca-tológico y lo sexual reinan en la sinonimiapara evitar, por ejemplo, llamar por sunombre a los genitales. Pero, claro, añadeLópez, “llega un momento en que éstostambién se tabuizan y no pueden ser utili-zados. También hay casos de destabuiza-ción, sobre todo en los jóvenes.

Ese pudor y deshinibición a la hora dehablar es una de las diferencias a amboslados del Atlántico. En América existe unmayor grado de pudor lingüístico debidoa la tradición, a la educación y a la influen-cia religiosa. Si a alguien se le escapa enpúblico un “coño” es una cosa escandalo-sa. Una ofensa. Por no hablar de si se diceen un periódico, en la televisión o en laradio. “Es muy mal visto, vulgar y una faltade respeto. Si se puede decir bien paraque lo dices mal. No es mojigatería. Esrespeto al otro y saber estar”. O como di-

rían abuelas y profesores latinoamerica-nos: La educación no pelea con nadie.

Pero sí rumbea. Y su mejor pareja sonlas palabras. El español empezó a seduciral resto del mundo aliado con la música.Palabra, sentimientos e historias hechasmúsica y baile. Un romance que empezóhace cien años con el llanto del bandeónacompañando letras de tango:

“Sus ojos se cerraronY el mundo sigue andando,Su boca que era míaYa no me besa más.Se apagaron los ecosDe su reír sonoroY es cruel este silencioQue me hace tanto mal…”

Y al tango como carta de presentaciónuniversal le seguirían las ilusiones y desa-mores del bolero y la ranchera, el swing delas grandes orquestas tropicales, y a éstasel sabor de la salsa, y a ésta otros ritmosmás jacarandosos. Y, en mitad de la rum-ba, el éxito planetario de su literatura consus nuevos mundos nuevos, ya antes reno-vadas por Rubén Darío, y, claro, las teleno-velas. Lo que convierte su cultura en elquinto hecho clave de la historia del espa-ñol y esencial para su porvenir. Porque,dice Humberto López, “vale lo mismo elespañol de Honduras que el de España oel de Argentina”.

Atrás, a 517 años, queda la Américanacida como puerto de llegada para con-vertirse en un gran puerto de embarquehacia todos los destinos del mundo. O

Polola, menso,trucho, rumbear...

Policéntrico y polifónico.Son dos características deun idioma hablado por450 millones de personas

Grupos de dominicanos en vísperas de las eleccionespresidenciales en 2008. Foto: Eduardo Muñoz / Reuters

El español de América protagoniza el Congreso de la Lengua. Durante el encuentro,que reúne a 22 academias, se presentará el Diccionario de americanismos, un recorridopor la historia del castellano en Latinoamérica que muestra la diversidad del idioma

América descodificadaEL DICCIONARIO DE americanismos es fundamental-mente un diccionario descodificador, explica el Se-cretario General de la Asociación de Academias dela Lengua Española, Humberto López. El objetivo esque la gente conozca una palabra o expresión deAmérica y se sitúe. Así todos los textos escritos allápueden ser entendidos en el mundo. Es un dicciona-rio, según López, que “viene a llenar un vacío. Hastaahora si alguien quería conocer algún americanis-mo tenía que comprar o leer el diccionario de Mori-nigo que lleva treinta y tantos años”.

Se trata de una idea centenaria, y puesta en mar-cha en 1998 con el trabajo de las 22 academias. Cadauna propuso, envió, revisó y aprobó las palabras ydefiniciones coordinadas en Madrid. El diccionario,el más completo del léxico americano, tiene 2.500páginas, más de 70.000 entradas, unas 120.000 acep-ciones, sinónimos y variantes en la mayoría de lasvoces, etimología o procedencia de las palabras enla mayoría de casos. “Es un aire fresco que entrasobre todo para el público español. Un trabajo rom-pedor desde la lexicografía en general”, y concluyeLópez: “Se lo debíamos a los hispanoamericanos”. O

Diccionario de americanismos.Asociación de Academias de laLengua. Santillana. Madrid, 2010. 2.500 páginas. 75 euros.

EL PAÍS BABELIA 27.02.10 7

Page 8: PDF Diario EL PAÍS - Bitácora de LITERATURA y LENGUA ...€¦ · de Ángel de Pedro 953 E Lectura exclusiva Babelia adelanta el lunes, en ELPAÍS.com, un capítulo de El asedio

CREO QUE CUANTO mayor me hagome vuelvo menos indulgente conla palabrería. No sólo la de losotros: también la mía propia. En

una librería algo desastrada de mi barrio deNueva York, que cerró hace unos meses,como van cerrando tantas, veía siempre queentraba una frase de Hemingway escrita engrandes letras encima de una puerta. Unescritor debía poseer, dice Hemingway, abuilt-in bullshit detector: un detector innatode palabrería. Yo leía esa frase cada vez queentraba a la librería claramente destinada ala ruina y me preguntaba no sin aprensiónsi ese detector innato estaba entre las herra-mientas con las que hago mi trabajo, o sifunciona siempre, o si algunas veces, aun-que salte la alarma indicando la palabrería ola tontería, no habré dejado de escucharla.Uno encuentra tantos motivos para no estaralerta, o para permitirse una flaqueza con laesperanza de que el lector no la advertirá, ono le dará importancia. Miraba al librero ycomprendía que su capacidad para admitircualquier clase de bullshit menguaba a cadahora, cada día en que los clientes eran me-nos escasos y en el que se le amontonaríanlas deudas del alquiler y de la luz. En NuevaYork la vida real es demasiado cruda paraque la endulcen las palabras. Por esa acerade la parte alta de Broadway, cerca de launiversidad de Columbia, pasaban los estu-diantes en riadas, pero no se paraban casinunca delante de la librería, ni siquiera ho-jeaban los libros de saldos dispuestos encajones como una pobre tentación delantedel escaparate, ni siquiera los robaban. Meacordé con remordimiento, casi con nostal-gia, de cuando lo propio de los estudiantesera robar libros, muchas veces con el argu-mento oportuno de que la propiedad es unrobo. Pero los estudiantes que pasaban pordelante de la Morningside Bookstore ni si-quiera apartaban los ojos de los iPods y los

iPhones para mirar un momento aquellasantiguallas, en muchos casos con las cubier-tas cuarteadas por la larga exposición al soly a la intemperie.

Un escritor ha de poseer un detector inna-to de palabrería. De boludeces, dice unatraducción argentina de bullshit; de pende-jadas, dice una traducción mexicana, quesugiere de paso la variante española: gilipo-lleces. A Hemingway no es que le funcionaraperfectamente su detector, o que le funcio-nara siempre. Los desmayos poéticos de Elviejo y el mar están a un paso de Paolo Coel-ho, y en Las nieves del Kilimanjaro o enParís era una fiesta es embarazoso asistir atanta novelería narcisista y masculina, la au-tenticidad del gran machote cazador y bebe-dor que deja en ridícula evidencia a los queno le llegan a su altura, especialmente alpobre Scott Fitzgerald, que no sólo estabafascinado por los ricos, como un papanatas,sino que además la tenía muy pequeña.

Pero uno quiere creer que los anglosajo-nes son menos propensos a esa gran enfer-medad hispánica, la vaguedad palabrera, lasobreabundancia, la concepción acústica delestilo, como decía Borges, que la atribuíasobre todo a los españoles. El inglés es unalengua más seca, mucho más monosilábica,un instrumento práctico adecuado para elcomercio, la ciencia, la técnica, los manua-les de instrucciones. Los traductores del es-pañol al inglés se quejan siempre de la longi-tud de nuestras frases. A muchos escritoresespañoles y latinoamericanos nos deslum-braron las parrafadas interminables de Wi-lliam Faulkner, su proliferación selvática deadjetivos y de frases subordinadas. Las imita-mos sin darnos mucha cuenta, y para nues-tra sorpresa esta misma desmesura nos vuel-ve exóticos para quienes leen y hablan en elmismo idioma que Faulkner manejó. Peroes que Faulkner, además, no es ese monarcade la literatura americana que nosotros ima-

ginábamos, sino una figura más bien lateral,demasiado marcada por su aislamiento delas corrientes principales de la novela y porsu pertenencia al mundo, culturalmente tanlejano, del Sur. Faulkner, tengo la impre-sión, sobrevive más como lectura en los de-partamentos universitarios de inglés que co-mo ejemplo vivo para los escritores. Y a losamericanos siempre les extraña que noso-tros, los europeos, los latinoamericanos, nosinteresemos tanto por un novelista tan mar-cadamente regional.

Quizás nos ha perjudicado el barroco. Elbarroco es el vendaval de palabrerías y for-mas desatadas de la Contrarreforma, el ma-reo de ángeles y nubes y santos con los ojosvueltos y dioses en el interior de las cúpulasde las iglesias romanas, el contoneo deco-rativo de las columnas salomónicas, la me-tástasis de los retablos con recovecos dedorados y de polvo, la gesticulación de lospredicadores apostólicos proclamando sa-beres tan exclusivamente acústicos y pala-breros como el misterio de la Santísima Tri-nidad. En el siglo XVII el inglés y el holandéseran usados para describir por primera vezel interior de una célula mirada a través delmicroscopio o para redactar severos contra-tos comerciales. El español se hinchaba pro-digiosamente con el aire recalentado de laoratoria sagrada, de las fantasmagorías ver-bales de los leguleyos y los burócratas queintentaban regular minuciosamente, desdeuna covachuela del alcázar de Madrid, lasgeografías de continentes y océanos, la vidaen las Indias, la navegación entre Acapulcoy las Filipinas. La Declaración de Indepen-dencia de los Estados Unidos es un docu-mento circunspecto que tiene algo demanual de instrucciones para poner enpráctica el funcionamiento de un país. Lahistoria constitucional de España y de Amé-rica Latina es una torrentera de palabreríasque no ha cesado en dos siglos, una bibliote-

ca de legislaciones fantásticas que pasaron atoda velocidad del pergamino al papel moja-do. Los mandatarios han sido tan fértiles enla invención de bandas, condecoraciones,charreteras y uniformes como en el fragorde los discursos. En nuestros países, conacentos distintos, la política consiste sobretodo en levantar y derribar grandes edifi-cios, catedrales barrocas de palabras.

La política y cualquier clase de solemni-dad. Según los índices internacionales Espa-ña es un país de productividad económicamuy baja, pero si hubiera índices de produc-tividad de discursos —su cantidad, su dura-ción, el número de palabras per cápita— qui-zás estaríamos muy cerca de la cabecera delmundo. La generación del 27 se enamoró deGóngora y produjo una prosa tan vacua depalabrería que aún hay eruditos que pierdenel juicio intentando descifrarla, o abarcarla.Cada momento del día, en cada lugar deEspaña, en cada país de América, hay unalcalde, consejero, viceconcejal, caudillo,presidente vitalicio, académico, preboste,pronunciando un discurso, más o menos flo-rido, más tosco o más recamado. Hasta untirano tan desabrido como el general Francosegregaba discursos suficientes como parallenar una hilera de volúmenes en la bibliote-ca pública a la que yo iba de niño. El cantan-te Antonio Molina me contó hace muchosaños que asistió al primer discurso de FidelCastro en un teatro de La Habana, y queduró tanto y estaba el público tan apretadoque se meó tres veces sin moverse del sitio.

Así que al escritor en español le cues-ta mucho poner a punto su detector depalabrería. Debería uno palidecer cadavez que un lector bien intencionado loelogia por escribir muy bien. Escribirbien es pedirle a la inteligencia el nom-bre exacto de las cosas. Pero ni siquierael gran Juan Ramón Jiménez fue siempreinmune a la palabrería. O

Tantas palabrasPor Antonio Muñoz Molina

La historia de España y de América Latina es una torrentera de palabrerías. Una librería de Nueva York. Foto: Ferdinando Scianna / Magnum

IDA Y VUELTA

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LA REAL ACADEMIA Española y la Asociaciónde Academias conmemoran un año más lacelebración del congreso con un libro. Paraesta quinta edición en Valparaíso (Chile) seeditan en sendas antologías a los dos auto-res más universales del país andino y Nobe-les: Pablo Neruda (1904-1973) y GabrielaMistral (1889-1957).

La antología de Mistral reúne íntegroslos cuatro libros de poesía que publicó envida —Desolación, Ternura, Tala y Lagar—;obras poéticas inéditas como Poema de Chi-

le y Lagar II, y poemas no publicados o dis-persos. Además, a ello se suman textos enprosa. “Sorprende el escuálido o ningún es-pacio que se concede a la prosa”, se lamen-ta en el volumen Pedro Luis Barcia. El chile-no Cedimil Goic es el responsable de laselección para esta edición en la que se hahecho acompañar por muchos académicos.“He llegado hasta su lugar natural natal y herepasado sus versos más extraños”, cuentaCarlos Germán Belli. Bruno Rosario Cande-lier recuerda que la poeta “no era propia-

mente una mística, su poesía, su comporta-miento y su visión de la vida reflejan unadimensión contemplativa y espiritual delmundo”. O el español Darío Villanueva, querecuerda el eco de la concesión del Nobel.

El académico chileno Hernán Loyola hasido el encargado de perfilar una guía parapoder seguir, en los 12 capítulos de la antolo-gía, la aventura creadora de Neruda. Seincluye también un inédito del poeta vincu-lado a Valparaíso con el que quiso agrade-cer a una familia que le protegió al ser perse-

guido por la dictadura. Casi una docena deestudios, un glosario y una bibliografía com-pletan la antología. Su compatriota Jorge Ed-wards, con quien se intercambió correspon-dencia una década, cuenta su testimonio. Elacadémico cubano Alain Sicard ofrece unavisión de conjunto de su poesía, en tantoSelena Millares profundiza en su intertextua-lidad con diversas tradiciones poéticas. Enuna segunda parte, Evocaciones y lecturasnerudianas, participan autores como Fran-cisco Brines o Pere Gimferrer. E. Silió O

Antología en verso y prosa. Gabriela Mistral. Alfa-guara. Madrid, 2010. 888 páginas. 11,50 euros.Antología general. Pablo Neruda. Alfaguara. Ma-drid, 2010. 832 páginas. 11,50 euros.

Cuerpo plural.Antología de la poesíahispanoamericana contemporáneaGustavo Guerrero, compiladorInstituto Cervantes y Pre-TextosValencia, 2010. 640 páginas. 25 eurosEl libro va acompañado de un DVDcon entrevistas y lectura de poemas

GUSTAVO GUERRERO ha culmina-do con esta antología una ex-celente gestión crítica. Yo, almenos, no conozco ninguna

otra que abarque un horizonte tan vastocomo el del último quehacer poético his-panoamericano con tan manifiesta sol-vencia. En el ensayo que precede a laselección el antólogo deja bien claro cuá-les han sido sus objetivos y en qué sehan fundado sus métodos indagatorios.Resulta evidente que proceder a inventa-riar la poesía escrita más recientementeen el ámbito americano de la lengua es-pañola es tarea que requiere una previafamiliaridad con todas y cada una deesas literaturas y un considerable esfuer-zo consultivo y selectivo. El antólogo harespondido con notable precisión a esosrequerimientos.

Los poetas hispanoamericanos reuni-dos en esta antología disponen, o ten-drían teóricamente que disponer, de losmismos sedimentos estéticos que los es-pañoles de su misma edad, esto es, quelos nacidos entre 1959 y 1979. Pero noocurre exactamente así: se trata sin dudade un cuerpo plural, aunque no en senti-do estricto. Hay algo, en efecto, que aso-cia ocasionalmente a esos poetas, si bienhay algo que los disocia de acuerdo conlos propios contagios ambientales de ca-da geografía. Y hasta con las tácitas nor-mativas de cada mestizaje en particular,aplicando taxativamente este apelativoal enriquecimiento cultural provenientede una consabida fusión de culturas. Yparece innecesario añadir que esa fu-sión no siempre obedece a los mismosfactores en cada uno de los países inte-grados en el mundo hispánico.

Gustavo Guerrero analiza con mani-fiesto rigor la trayectoria última de lapoesía hispanoamericana. El hecho deque los poetas aparezcan ordenadosde acuerdo con el año y no con el lugarde nacimiento, otorga al conjunto unalectura peculiar. Todos esos poetas sehan ido dando a conocer en las dos últi-mas décadas del siglo XX o, más propia-mente, en la zona fronteriza que va delsiglo XX al XXI. Son exactamente 58 poe-tas pertenecientes a los 19 países america-nos de habla española, incluyendo ademásen esta ocasión —aunque se trate de unmero ejemplo testimonial— al Estado norte-americano de Nuevo México. El hecho deque cada una de esas comunidades esté re-presentada en la presente antología inducea pensar que su editor se ha cuidado deofrecer un panorama cuya equidad también

consistía en no desatender a ninguno de lospaíses en liza. Ahora bien, ¿justificaba esaactitud la inclusión de poetas a lo mejorprescindibles? No estoy muy seguro. Encualquier caso, hay naciones —Paraguay,Ecuador, El Salvador, Honduras, Costa Ri-ca, Panamá, Nicaragua, Uruguay— repre-sentadas por un único poeta, lo cual puede

resultar desequilibrado, amén de significa-tivo, si se compara con otros países —Perú,Venezuela, México, Argentina, Chile— delos que se han seleccionado entre seis yocho poetas. Ya se sabe que toda antologíaes una conjetura.

Los propósitos de Gustavo Guerrero que-dan sobradamente explicitados en su lúcidoensayo preliminar. Antes que nada, el autor

propone un planteamiento sistemático delas trayectorias que regulan la poesía hispa-noamericana de los últimos veinte o treintaaños, a partir de la gradual dispersión de losparadigmas poéticos derivados del moder-nismo y las vanguardias. Se trata sin dudade un inteligente punto de partida que, co-mo su autor señala, no se atiene sólo a un

criterio geográfico, sino sobre todo a lo quepodría ser el “fin de un sistema poético”localizado en el tránsito del siglo XX al XXI.La evolución de los aparejos sociales y éti-cos que gravitan sobre esa poesía resultasiempre particularmente sutil. Incluso po-dría tildarse de temeraria cualquier preten-sión de uniformar la pluralidad de modelosque movilizan a poetas nacidos en los distin-

tos países de Latinoamérica, casi todos ellos—por cierto— muy defectuosamente comu-nicados entre sí. Los códigos de una tradi-ción que la lengua trata de estabilizar seramifican aquí en función de las propiasexperiencias históricas vinculadas a cadageografía. Cabría añadir, en términos didác-ticos, que las nuevas situaciones —sociales,

culturales, políticas— demandan siem-pre nuevos modales estéticos, nuevasformulaciones expresivas.

Todo eso queda patentizado en esteCuerpo plural, cuya lectura depara algu-na sorpresa y, por supuesto, no pocosesclarecimientos. Se corrobora, comoprimera medida, que el tramo final delsiglo XX marca también una frontera crí-tica donde los poetas hispanoamerica-nos dados entonces a conocer avisan deuna serie de cambios en la conducta poé-tica general. En cierto modo podría ha-blarse de un trámite reflexivo en el quetambién tendrían cabida ciertos poetasespañoles adscritos a esas últimas gene-raciones. Desde luego que no se trata deninguna sensibilidad homogénea, perosí de un registro poético común gestadoen ese “periodo inestable de rupturas ytransiciones que sigue a la caída del para-digma moderno”. La mayoría de esospoetas —algunos de ellos de veras rele-vantes— trabajan, por así decirlo, enuna muy parecida encrucijada cultural ysondean en la materia lingüística en bus-ca de nuevas posibilidades expresivas.Aquí y allá se perfilan rastros de maes-tros comunes, pero la asimilación —o elrechazo— no es desde luego uniforme.Cada poeta pertenece a lo que podríallamarse una versión última de la tradi-ción de su país respectivo; una versiónque a veces tiene más de ruptura que deacomodo. Tal vez las normas poéticas aque se atienen coincidan en lo sustan-cial, pero difieren en las variantes lingüís-ticas —y hasta retóricas— propias de ca-da país. Como en una casa cuya unidadviene definida por la diversificación delas habitaciones, los poetas aquí seleccio-nados ejemplifican de hecho un nuevomarco de propuestas a las solicitacionesde la historia inmediata. Son los últimosheraldos de una renovadora programa-ción simbolista de la poesía y los quemás notoriamente descreen de dogmas,obediencias filiales y círculos cerrados.

En la bibliografía poética latinoameri-cana, la antología de Gustavo Guerrerotiene mucho de canon ya ineludible. Encuanto confrontación de lecturas y fuen-te de conocimientos y debates, Cuerpoplural viene a representar un útil punto

de partida analítico y una muy valiosa pro-puesta de demarcación histórica de la poe-sía hispanoamericana. O

El mundo creador de Neruda y Mistral

E Poemas de Rocío Silva Santisteban,John Galán Casanova y Luis FelipeFabre incluidos en la antología.

Ilustración de Henrik Sorensen.

+ .com

Un esclarecedor inventario poéticoUna antología de la poesía latinoamericana agrupa a 58 autores de 19 países, con plurales modales estéticos y otras fórmulasexpresivas. Son los últimos heraldos de un marco creativo que desconoce dogmas. Por José Manuel Caballero Bonald

CONGRESO DE LA LENGUA / El Libro de la Semana

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SE DICE, SE repite: que lo más intere-sante de lo que se escribe y se publi-ca hoy en Latinoamérica perteneceal género de la no ficción. Que es allí

donde hay que buscar los saltos en altura,las cuerdas flojas, los riesgos de la forma y elestilo. Lo había dicho, casi igual, Tom Wolfeen 1973, en su libro El nuevo periodismo:que lo más interesante de lo que se escribíay se publicaba por entonces en Estados Uni-dos salía de la pluma de quienes se habíanpuesto al servicio de contar historias reales,y no de quienes seguían con los cuentos, lasnovelas. Esa lejana aseveración nos mandaa ser prudentes. Porque si es verdad queaquellos años cambiaron el periodismo pa-ra siempre, mirados en perspectiva fuerontambién los años en los que un señor llama-do John Cheever estaba en plena produc-ción, un tal Thomas Pynchon publicaba Elarco iris de gravedad, y un fulano llamadoDon DeLillo hacía lo propio con Americana.Podría decirse, en todo caso, que en Latino-américa hay buenos y malos periodistas,buenos y malos escritores, buenos y malostextos de ficción, buenos y malos textos pe-riodísticos. Y que, en todo caso, como escri-be Juan Villoro en su texto La crónica, orni-torrinco de la prosa, lo que ha cambiado esun prejuicio: “El prejuicio que veía al escri-tor como artista y al periodista como arte-sano resulta obsoleto. Una crónica logradaes literatura bajo presión”.

(((ESTO ES VERDAD: hay, en Latinoamérica, unageneración de periodistas que escribe sobretemas diversos —madres que matan a susniñas, víctimas de las minas antipersonales,gente que desaparece en el desierto— y utili-za, para escribirlos, técnicas de la ficción:climas, tonos, estructuras complejas. Perio-distas que publican sus historias en libros yrevistas —SoHo, Don Juan o El Malpensan-te, en Colombia; Gatopardo y a veces LetrasLibres, en México; Etiqueta Negra en Perú;The Clinic en Chile; Marcapasos en Venezue-la: son algunas—, sostenidos en la fe de queeso que hacen no es sólo una forma decen-

te de pagar el alquiler, ni el mal trago nece-sario para perpetrar después una novela,sino lo que es: literatura. Una forma de con-tar. Que es como decir: un arte.

(((LITERATURA, DICE la RAE, es el arte que em-plea como medio de expresión una lengua.“Un hombre no puede dividirse entre elpoeta que busca la expresión justa de nuevea doce de la noche y el reportero indolenteque deja caer las palabras sobre las mesasde redacción como si fueran granos demaíz. El compromiso con la palabra es atiempo completo, a vida completa. Puedeque un periodista convencional no lo pien-se así. Pero un periodista de raza no tieneotra salida que pensar así. El periodismo noes una camisa que uno se pone encima a lahora de ir al trabajo. Es algo que duermecon nosotros, que respira y ama con nues-tras mismas vísceras y nuestros mismos sen-timientos”, decía el argentino Tomás EloyMartínez en su conferencia Periodismo ynarración: desafíos para el siglo XXI.

(((EL GÉNERO DE no ficción latinoamericanopor excelencia, la crónica, empezó con losprimeros cronistas de Indias. Pasaron años—de años— y siguieron las firmas: RubénDarío, José Martí, Jenaro Prieto, RobertoArlt, Juan José de Soiza Reilly, muchos otros.Siempre conviene detenerse en el argentinoRodolfo Walsh y Operación Masacre, su li-bro circa 1957 que cuenta la historia de có-mo, en 1956, militares partidarios de Perónintentaron una insurrección contra el go-bierno y, bajo el imperio de la ley marcial, elEstado fusiló a un grupo de civiles, supuesta-mente implicados en aquella insurrección.Walsh —un hombre que había sido, hastaentonces, traductor del inglés y autor decuentos policiales— escribió esa historiacon ritmo y prosa de novela. Cuando fueentrevistado en 1970 por el escritor argenti-no Ricardo Piglia dijo así: “Un periodista mepreguntó por qué no había hecho una nove-la con eso, que era un tema formidable parauna novela; lo que evidentemente escondía

la noción de que una novela con ese temaes mejor o es una categoría superior a la deuna denuncia con este tema. Yo creo que ladenuncia traducida al arte de la novela sevuelve inofensiva, es decir, se sacraliza co-mo arte. Por otro lado, el documento, eltestimonio, admite cualquier grado de per-fección. En la selección, en el trabajo deinvestigación, se abren inmensas posibilida-des artísticas”. Le pasó a él, les pasa a todos:siempre, ante una buena historia real, al-guien señala: “Sería una gran novela”. Co-mo si no agregarle un litro y medio de fic-ción significara desperdiciar alguna cosa.

(((HAY, EN LATINOAMÉRICA, editoriales que de-dican colecciones enteras a la no ficción—Aguilar en Colombia, Tusquets en la Ar-gentina—, un premio importante que la pre-mia —y que otorga la Fundación Nuevo Pe-riodismo Iberoamericano—, antologías quela recopilan: Dios es chileno (Planeta), Lasmejores crónicas de SoHo (Aguilar), Las mejo-res crónicas de Gatopardo (Debate), Cróni-cas de otro planeta (Debate), La Argentinacrónica (Planeta). Y, aunque en los periódi-cos retrocede el espacio para publicarlas,aunque no son tantas las revistas que lohacen y son pocas las que disfrutan de hol-guras económicas, hay entusiasmo. Un fer-vor. Será que, como toda conquista, la con-quista de la no ficción latinoamericana esprepotente: por asalto. Y se hace, aunquetodo indica que no se puede hacer.

(((LA NO FICCIÓN latinoamericana hace estascosas: imposta modos, lenguas, busca me-táforas, empieza por el final, termina porel principio, se enreda para después desen-redarse, se hace la tierna, la procaz, la es-toica, se escribe en presente perfecto, encastellano antiguo, en primera persona, sehace la poética, la minimalista, la muy se-ria, la barroca. Duda. Prueba. A veces seequivoca. Pero existe: prueba.

(((EL TIPO ERA uno de cuatro sentados a unamesa redonda que versaba sobre el perio-

dismo y la literatura y sus posibles trasva-samientos, roces. Cuando uno de los par-ticipantes —periodista— terminó de ex-poner su método de trabajo y su defensadel periodismo como forma de arte, eltipo pidió la palabra y dijo que lo alegra-ba que el colega pusiera tanto empeño,pero que estaba siendo un poco exagera-do porque, después de todo, la única obli-gación del periodismo es ser objetivo—dijo eso: ser objetivo— allí donde laficción exige imaginación fecunda, y quees en la soledad creativa, en la que elautor dialoga con sus fantasmas, dondese ve el verdadero alcance de la palabraarte. El tipo ponía mucho empuje en lapalabra “autor” y debía ser, sin duda, ungrande en su oficio: alguien que, en susoledad creativa, dialogando con sus fan-tasmas y en pleno uso de su imaginaciónfecunda, se había inventado la definicióndel periodismo: un oficio de grises y nota-rios. Lo contrario a todo lo que es.

(((PARA SER periodista hay que ser invisible,tener curiosidad, tener impulsos, tener la fedel pescador —y su paciencia—, y el ascetis-mo de quien se olvida de sí —de su ham-bre, de su sed, de sus preocupaciones—para ponerse al servicio de la historia deotro. Vivir en promiscuidad con la inocen-cia y la sospecha, en pie de guerra con laconmiseración y la piedad. Ser preciso sinser inflexible y mirar como si se estuvieraaprendiendo a ver el mundo. Escribir conla concentración de un monje y la humil-dad de un aprendiz. Atravesar un campo decorrecciones infinitas, buscar palabras don-de parece que ya no las hubiera. Llegar,después de días, a un texto vivo, sin ripios,sin tics, sin autoplagios, que dude, que digalo que tiene que decir —que cuente el cuen-to—, que sea inolvidable. Un texto que deje,en quien lo lea, el rastro que dejan, tam-bién, el miedo o el amor, una enfermedad ouna catástrofe.

Atrévanse: llamen a eso un oficio menor.Atrévanse. O

(Del arte de) contar historias realesNació con los primeros cronistas de Indias y el género no ha hecho más que crecer: el arte de contar la realidad, la noficción ocupa cada vez un hueco más importante en las letras hispánicas. Texto: Leila Guerriero. Foto: Daniel Mordzinski

Gabriel García Márquez fotografiado en su domicilio de Cartagena de Indias el pasado 29 de enero. Su Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano es una de las grandes impulsoras de la no ficción en América.

CONGRESO DE LA LENGUA / Libros

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ASU ARRIBO a las Canarias, en elregreso del primer viaje des-cubridor, escribía Colón alracionero real Luis de San-tángel dándole cuenta “delas islas halladas en las In-

dias”, feliz conclusión de un proyecto ta-chado de fantasioso, pues, como el nave-gante genovés recuerda en un memorialde agravios, “acá se dudaba y decía queesta empresa era burla”. La carta colombi-na hasta seis veces repite la palabra maravi-lla, junto a maravilloso y maravillo-samente, en medio de superlativos y deexpresiones hiperbólicas, reflejo estilísticodel asombro que embargó a los recién llega-dos ante las novedades que aquellas tierrasantillanas les ofrecían. Admirable tambiénera el texto epistolar, que, impreso en Bar-celona el mes de abril de 1493, halló inme-diato eco en varias ediciones extranjeras,muestra del enorme interés que el prodi-gioso hallazgo suscitó en Europa. A media-dos del siglo XVIII el almeriense MurilloVelarde con el admirativo: “¡Parece sueñoel descubrimiento de las Indias!”, comen-zaría uno de sus libros, porque Américafue causa permanente de fascinación, in-cluso imaginada lugar del paraíso terrenal,mito que aún resuena en el efusivo deseode Linneo, “¡quién pudiera estar con v. m.un solo día en el más maravilloso de losparaísos!”, con el que se despide de sudiscípulo Loefling a punto de partir haciaregiones todavía incógnitas del Orinoco.

Radicalmente cambia la cosmovisióndel europeo con el conocimiento, aunque

incompleto, del Nuevo Mundo, como cam-biarían tantos aspectos de la vida materialen el viejo continente. Hambrunas reme-diadas por el cultivo intensivo del maíz yde la patata; la alimentación enriquecidapor el aguacate, la batata, el cacao y eldulce chocolate, el tomate y el ají o chile,hispanizado como pimiento y guindilla,

según formas y sabores. El hábito de fu-mar tabaco, iniciado en Sevilla y prontoaceptado por toda Europa, con tempranoarraigo en el lejano Japón; y una medicinaabundantemente provista de remedios in-dianos, los apreciados bálsamos y lacañafístola, o la canchalagua, la jalapa, elmechoacán y la quina, y tantos productossalutíferos más. A Sevilla, también a Cana-rias, llegaban las cosas de América con susnombres, prestamente difundidos pormercaderes y hombres de letras. La famo-sa carta de Colón ya traía un indigenismoléxico, canoa, que se haría préstamo enmuchas lenguas, y el italiano Arcimboldo

pintaría una mazorca de maíz en la vege-tal cabeza del emperador Rodolfo II; perodécadas antes en hospitales italianos seaplicaba el palo de Indias o palo santo, entaíno guayacán, para alivio de la sífilis,mortífera plaga de la época.

El choque de lenguas tan distintas enun primer momento sumió a Colón y lossuyos en la incomunicación lingüística,malamente superada mediante el lengua-je gestual, pero el problema, por doquierreiterado y agrandado, se iría solventandomerced a intérpretes, en su mayoría in-dios ladinos y mestizos, después por elcrecimiento de la población criolla y por elmestizaje, ya que generalmente el nacidocon sangre mezclada se arrimaba a la cul-tura hispánica del padre, asimilaciónigualmente seguida por los mulatos. Loshorizontes de la antigua lengua españolase dilataban así geográfica y demográfica-mente con la fértil savia americana entiempos de la mayor oportunidad, comoen 1524 advirtió el humanista cordobésHernán Pérez de Oliva, “porque antesocupábamos el fin del mundo y ahora enel medio, con mudanza de fortuna quenunca otra se vido”. Idéntico argumentoesgrimiría por 1560 el sevillano Tomás deMercado, para quien “soliendo antes An-dalucía y Lusitania ser el extremo y fin dela tierra, descubiertas las Indias, es ya co-mo medio”.

Porque el descubrimiento de Américavino a romper márgenes territoriales echa-dos, abriendo inmensos dominios a la ex-pansión del español, trasplantado al otro

lado del Atlántico en régimen de plenasolidaridad interregional. Efectivamente,la diversidad diatópica, que en España ape-nas sufriría mudanzas, en el nuevo solarindiano se entremezcló, igual que los emi-grados de todas las procedencias se hicie-ron convecinos, rompiendo los moldes delparticularismo originario. La nivelación delas variedades aportadas por la emigra-ción motivó la extensión social de pala-bras propias del occidente peninsular, co-mo cangalla, carozo, dolama, frangollo,lamber y soberado; y andalucismos comoalfajor, chinchorro, estero, orosuz y sopai-pa alcanzaron total o amplia difusión enla América española, a veces con varia-ción semántica. Así, el consumo del dulceandaluz en todas partes se impuso, peroadaptada su elaboración a los productosde cada país; en el Perú poco antes de laIndependencia de las “almendrillas” decierto árbol indiano, “con miel, maní yotras semillas hacen alfajor de muy buengusto”, en observación del botánico burga-lés Hipólito Ruiz.

La fonética marcó profundamente lafisonomía del español de América, conrelajamientos consonánticos de tipo meri-dional y sobre todo con el triunfo de lapronunciación aspirada de la jota sobre larealización de la velar norteña; pero en lageneralización del seseo el protagonismoinicial correspondió a andaluces y cana-rios. Su siembra dialectal germinó en lasgeneraciones criollas, que hicieron suyoeste modismo, lo mismo que los mestizos,indios, negros y mulatos españolizados,

de modo que al llegar los años de la Inde-pendencia el hablante hispanoamerica-no se identificaba con este rasgo fónico,algo que los textos certifican. Ilustrativasa este respecto son las cartas de la chile-na sor Dolores Peña y Lillo, o las deprohombres independentistas comoAgustín de Iturbide y Simón Bolívar, ytantísimos escritos de las elites indianasen los que el seseo, el yeísmo y otrosrasgos del hablar hispanoamericano congenerosa abundancia se manifiestan.

La andadura del español americanodurante el periodo colonial se desarrollaen un escenario multiétnico y pluricultu-ral, sociológicamente condicionado porel aristocratismo de las privilegiadas mi-norías criollas, por la vastedad geográfi-ca y su penuria demográfica, el generalSan Martín se quejaba de que “la mayo-ría de nuestro territorio es un desierto

sin habitantes”, y por las grandes distan-cias y las dificultades comunicativas, cir-cunstancias favorecedoras del aislamien-to y del apego a la tradición. De ahí laconservación de muchos dialectalismosy usos propios de la primera coloniza-ción, sin que tal conservadurismo lingüís-tico esté reñido con ciertas tendenciasinnovadoras, sea la que lleva a la pérdidade vosotros y vuestro, sea el empuje de lapronominalización verbal (desertarse, re-gresarse), la frecuente pluralización deimpersonales (“han habido revolucio-nes”, “cuatro años hacen hoy”), o bien laadverbialización de adjetivos (“hablar lin-

do”, “dar bien duro”). En los más insospe-chados rincones textuales se adviertencambios ya verificados o en curso de sig-no americanista, por ejemplo, en la letraque según el informe de Urrutia canta-ban el año 1783 los indios sublevados enCochabamba: “Viva nuestro rey Tupac-maru y muera Carlos III; los chapetonesvístanse de acero para defender a vuestrorey Carlos III”, con correspondencia enla leyenda de un cuadro cuzqueño pinta-do en 1754:

Contemplad vuesas mercedesa Satanás del Rivero,resibiendo mojicón fieropara escarmiento de ustedes.

Todo esto, y mucho más, palpita en losdocumentos de la Independencia, cuan-do asimismo se despierta el sentido iden-titario en su vertiente lingüística, así enla referencia al “acento de los america-nos” del Libertador rioplatense, y en lamención al hablar castellano-colombia-no del periódico de Angostura, sin quefalten las alusiones sociolingüísticas, co-mo la crítica contra el “hablar rústico” deArroyo, un pequeño caudillo mexicano,“campesino chaparro”, hecha por uncompatriota suyo. América se independi-za de España, aunque no se rompen losvínculos idiomáticos con la antigua me-trópoli, y no podían quebrarse entreotras cosas porque los americanos nece-sitaban el uso del español. Un significa-do porteño confesó su gran desconoci-miento de México y Bolívar muy pocoera lo que de Argentina sabía; y hasta1819 el guerrillero boliviano Santos Var-gas no había oído el nombre de Colom-bia. Sin embargo, la americanidad detodos ellos en medida no menor se sus-tentaba en la común pertenencia a lalengua española. O

Juan Antonio Frago es catedrático de Historiade la Lengua Española en la Universidad de Zara-goza. En el Congreso de la Lengua presenta Elespañol de América en la independencia (Taurus).

EN EL PRINCIPIO quería reivindicar un habla:su música, su transgresividad y su misterio.Me divertía. Con un par de palabras extra-ñas laceraba conciencias. Eran personasque les gustaban los mismos autores que amí pero preferían otros textos y defendíanotra idea del hecho literario: Quevedo, Bor-ges, José María Arguedas, Bukowski, JoséAgustín, daban para todas las inquietudes.Nada logré hasta que advertí que nada teníaque reivindicar. Que el lenguaje es una bes-tia autosuficiente que lo que menos deseason héroes. Nada, pescadito, me dije, wachael rollo y arránate, car-nal. Quel wirimindi-jáus vaya por unascaguas, unas tortu-gas ahogadas y órale,se hace la machaca.

Todo escritor eselegido por un terri-torio lingüístico quees identitario con elespacio y con el gru-po social que lo ro-dea. Siento que laesencia de la creativi-dad tiene una co-nexión directa coneste aspecto. Es concierto lenguaje con elque un narrador tocalas puertas que nadieha tocado y en mi ca-so ha sido con el len-guaje de la calle, que es duro y frágil, sutil ydespiadado, de puño y corazón. Cuando leílas jácaras de Quevedo este lenguaje estabaallí como el camino de mis sueños.

Sin embargo, esta porción del habla serenueva constantemente. La efectividad dela banda lo exige. En los años sesenta, losproductores de goma de opio eran gomerosy los que la transportaban a los Estados Uni-dos, burros; así mismo, los que se encarga-ban de la mota eran mariguaneros y fumar-la no era eso sino darse toques o quemarlelas patas al judas. Cuando llega la coca apa-rece la expresión traficante que después de-rivó en narcotraficante y luego en narco,que se aplica a todo tráfico sin distingos.

Narco ya se quedó, semánticamente espoderosa y circula campante por el mundo.La usaré siempre en lugar de las anteriores,incluida la palabra gángster de gran presti-gio. En la clasificación de las jerarquías laexpresión Capo se ha impuesto, incluso harebasado el ámbito del hampa para saltar ala política, el deporte y la empresa. Tambiénes una palabra que me cautiva.

En los sesenta, se le podía decir a al-guien loco o bato, era la forma; las bandasde cholos las unieron: batos locos; bato

me gusta, pero más me gusta plebe o mo-rro, sobre todo esta última. Ahora güey esutilizada por la tele comercial y se ha gene-ralizado. No me gusta porque fue despoja-da del sentido de banda.

Al explorar palabras que no identifico co-mo elementos eficaces para expresar miemoción creativa, reconozco que un territo-rio lingüístico es limitado también en eltiempo. ¿Qué se requiere para que una pala-bra dure? Ni idea. Escribir matar, o sus sinó-nimos de diccionario, no es suficiente. Hayuna fuerza subconsciente que exige escribir

escabechar, dar piso,bajar, encobijar o dar-le en su madre; máslas intermedias comomorder el polvo omandarlos a san Pe-dro, etcétera.

He disfrutado afondo esta estéticafronteriza. La he de-fendido sin mitifi-car. Me ha embelesa-do ver cómo los livisse transformaban enjeans y las limas encamisas tipo versa-ge; las calcas en bo-tas de piel de coco-drilo y los vochos enHummer. Es muy in-teresante también eluniverso de las ar-

mas: las 38 súper se convirtieron en pisto-las matapolicías con balas de 28 milíme-tros de longitud y los M1 en fusiles AK-47con su nombre evocador: cuerno de chi-vo. Los Barret de 50 milímetros capaz detumbar un boludo, eran el sueño de losnarcos y llegaron. Y bueno, los matones opistoleros se convirtieron en sicarios.

Mientras la delincuencia aumenta su in-fluencia en el mundo, su lenguaje se enri-quece. Sobre todo para mantener una rela-ción productiva con la gente decente, la queacepta que se pueden alterar sus sentidospero no su manera de nombrar. “Nos sirviópara el último gramo”, dice Sabina, y no hayproblema porque gramo es una expresiónuniversal. Pero un gramo también es un pe-dazo, un ochito y últimamente una línea. Ylo de menos es su peso. Entonces, un escri-tor interesado, sólo tiene que oír y decidir, siun lenguaje tan vivo y tan inquieto puedellevarlo a escribir la línea que jamás se haescrito. Y que vuelen pelos, compita, apocono. Dame un beso pa basquear. O

Élmer Mendoza (Culiacán, 1949) ganó el PremioTusquets de novela por Balas de plata, ambientadaen el mundo del narcotráfico en México.

El lenguaje de la banda“El lenguaje es una bestia que lo que menos desea sonhéroes”. El novelista reflexiona sobre cómo las palabras delhampa han permeado en la literatura. Por Élmer Mendoza

El descubrimiento de América rompió márgenes territoriales y abrió inmensos caminos a la extensión del español. Una foto del Café Tortoni de Buenos Aires. Foto: Ferdinando Scianna / Magnum

La fonética marcóprofundamentela fisonomía delespañol de América

La aventura del españolLa andadura del castellano americano durante el periodo colonial se desarrolla en un escenario multiétnicoy pluricultural. De ahí la conservación de muchos dialectalismos propios de la primera colonización sin que estéreñido con tendencias innovadoras. Las independencias no rompen los vínculos idiomáticos. Por Juan Antonio Frago

Radicalmente cambia lacosmovisión del europeocon el conocimientodel Nuevo Mundo

Museo de las drogas de México. Adriana Zehbrauskas

CONGRESO DE LA LENGUA / Historia

12 EL PAÍS BABELIA 27.02.10

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ASU ARRIBO a las Canarias, en elregreso del primer viaje des-cubridor, escribía Colón alracionero real Luis de San-tángel dándole cuenta “delas islas halladas en las In-

dias”, feliz conclusión de un proyecto ta-chado de fantasioso, pues, como el nave-gante genovés recuerda en un memorialde agravios, “acá se dudaba y decía queesta empresa era burla”. La carta colombi-na hasta seis veces repite la palabra maravi-lla, junto a maravilloso y maravillo-samente, en medio de superlativos y deexpresiones hiperbólicas, reflejo estilísticodel asombro que embargó a los recién llega-dos ante las novedades que aquellas tierrasantillanas les ofrecían. Admirable tambiénera el texto epistolar, que, impreso en Bar-celona el mes de abril de 1493, halló inme-diato eco en varias ediciones extranjeras,muestra del enorme interés que el prodi-gioso hallazgo suscitó en Europa. A media-dos del siglo XVIII el almeriense MurilloVelarde con el admirativo: “¡Parece sueñoel descubrimiento de las Indias!”, comen-zaría uno de sus libros, porque Américafue causa permanente de fascinación, in-cluso imaginada lugar del paraíso terrenal,mito que aún resuena en el efusivo deseode Linneo, “¡quién pudiera estar con v. m.un solo día en el más maravilloso de losparaísos!”, con el que se despide de sudiscípulo Loefling a punto de partir haciaregiones todavía incógnitas del Orinoco.

Radicalmente cambia la cosmovisióndel europeo con el conocimiento, aunque

incompleto, del Nuevo Mundo, como cam-biarían tantos aspectos de la vida materialen el viejo continente. Hambrunas reme-diadas por el cultivo intensivo del maíz yde la patata; la alimentación enriquecidapor el aguacate, la batata, el cacao y eldulce chocolate, el tomate y el ají o chile,hispanizado como pimiento y guindilla,

según formas y sabores. El hábito de fu-mar tabaco, iniciado en Sevilla y prontoaceptado por toda Europa, con tempranoarraigo en el lejano Japón; y una medicinaabundantemente provista de remedios in-dianos, los apreciados bálsamos y lacañafístola, o la canchalagua, la jalapa, elmechoacán y la quina, y tantos productossalutíferos más. A Sevilla, también a Cana-rias, llegaban las cosas de América con susnombres, prestamente difundidos pormercaderes y hombres de letras. La famo-sa carta de Colón ya traía un indigenismoléxico, canoa, que se haría préstamo enmuchas lenguas, y el italiano Arcimboldo

pintaría una mazorca de maíz en la vege-tal cabeza del emperador Rodolfo II; perodécadas antes en hospitales italianos seaplicaba el palo de Indias o palo santo, entaíno guayacán, para alivio de la sífilis,mortífera plaga de la época.

El choque de lenguas tan distintas enun primer momento sumió a Colón y lossuyos en la incomunicación lingüística,malamente superada mediante el lengua-je gestual, pero el problema, por doquierreiterado y agrandado, se iría solventandomerced a intérpretes, en su mayoría in-dios ladinos y mestizos, después por elcrecimiento de la población criolla y por elmestizaje, ya que generalmente el nacidocon sangre mezclada se arrimaba a la cul-tura hispánica del padre, asimilaciónigualmente seguida por los mulatos. Loshorizontes de la antigua lengua españolase dilataban así geográfica y demográfica-mente con la fértil savia americana entiempos de la mayor oportunidad, comoen 1524 advirtió el humanista cordobésHernán Pérez de Oliva, “porque antesocupábamos el fin del mundo y ahora enel medio, con mudanza de fortuna quenunca otra se vido”. Idéntico argumentoesgrimiría por 1560 el sevillano Tomás deMercado, para quien “soliendo antes An-dalucía y Lusitania ser el extremo y fin dela tierra, descubiertas las Indias, es ya co-mo medio”.

Porque el descubrimiento de Américavino a romper márgenes territoriales echa-dos, abriendo inmensos dominios a la ex-pansión del español, trasplantado al otro

lado del Atlántico en régimen de plenasolidaridad interregional. Efectivamente,la diversidad diatópica, que en España ape-nas sufriría mudanzas, en el nuevo solarindiano se entremezcló, igual que los emi-grados de todas las procedencias se hicie-ron convecinos, rompiendo los moldes delparticularismo originario. La nivelación delas variedades aportadas por la emigra-ción motivó la extensión social de pala-bras propias del occidente peninsular, co-mo cangalla, carozo, dolama, frangollo,lamber y soberado; y andalucismos comoalfajor, chinchorro, estero, orosuz y sopai-pa alcanzaron total o amplia difusión enla América española, a veces con varia-ción semántica. Así, el consumo del dulceandaluz en todas partes se impuso, peroadaptada su elaboración a los productosde cada país; en el Perú poco antes de laIndependencia de las “almendrillas” decierto árbol indiano, “con miel, maní yotras semillas hacen alfajor de muy buengusto”, en observación del botánico burga-lés Hipólito Ruiz.

La fonética marcó profundamente lafisonomía del español de América, conrelajamientos consonánticos de tipo meri-dional y sobre todo con el triunfo de lapronunciación aspirada de la jota sobre larealización de la velar norteña; pero en lageneralización del seseo el protagonismoinicial correspondió a andaluces y cana-rios. Su siembra dialectal germinó en lasgeneraciones criollas, que hicieron suyoeste modismo, lo mismo que los mestizos,indios, negros y mulatos españolizados,

de modo que al llegar los años de la Inde-pendencia el hablante hispanoamerica-no se identificaba con este rasgo fónico,algo que los textos certifican. Ilustrativasa este respecto son las cartas de la chile-na sor Dolores Peña y Lillo, o las deprohombres independentistas comoAgustín de Iturbide y Simón Bolívar, ytantísimos escritos de las elites indianasen los que el seseo, el yeísmo y otrosrasgos del hablar hispanoamericano congenerosa abundancia se manifiestan.

La andadura del español americanodurante el periodo colonial se desarrollaen un escenario multiétnico y pluricultu-ral, sociológicamente condicionado porel aristocratismo de las privilegiadas mi-norías criollas, por la vastedad geográfi-ca y su penuria demográfica, el generalSan Martín se quejaba de que “la mayo-ría de nuestro territorio es un desierto

sin habitantes”, y por las grandes distan-cias y las dificultades comunicativas, cir-cunstancias favorecedoras del aislamien-to y del apego a la tradición. De ahí laconservación de muchos dialectalismosy usos propios de la primera coloniza-ción, sin que tal conservadurismo lingüís-tico esté reñido con ciertas tendenciasinnovadoras, sea la que lleva a la pérdidade vosotros y vuestro, sea el empuje de lapronominalización verbal (desertarse, re-gresarse), la frecuente pluralización deimpersonales (“han habido revolucio-nes”, “cuatro años hacen hoy”), o bien laadverbialización de adjetivos (“hablar lin-

do”, “dar bien duro”). En los más insospe-chados rincones textuales se adviertencambios ya verificados o en curso de sig-no americanista, por ejemplo, en la letraque según el informe de Urrutia canta-ban el año 1783 los indios sublevados enCochabamba: “Viva nuestro rey Tupac-maru y muera Carlos III; los chapetonesvístanse de acero para defender a vuestrorey Carlos III”, con correspondencia enla leyenda de un cuadro cuzqueño pinta-do en 1754:

Contemplad vuesas mercedesa Satanás del Rivero,resibiendo mojicón fieropara escarmiento de ustedes.

Todo esto, y mucho más, palpita en losdocumentos de la Independencia, cuan-do asimismo se despierta el sentido iden-titario en su vertiente lingüística, así enla referencia al “acento de los america-nos” del Libertador rioplatense, y en lamención al hablar castellano-colombia-no del periódico de Angostura, sin quefalten las alusiones sociolingüísticas, co-mo la crítica contra el “hablar rústico” deArroyo, un pequeño caudillo mexicano,“campesino chaparro”, hecha por uncompatriota suyo. América se independi-za de España, aunque no se rompen losvínculos idiomáticos con la antigua me-trópoli, y no podían quebrarse entreotras cosas porque los americanos nece-sitaban el uso del español. Un significa-do porteño confesó su gran desconoci-miento de México y Bolívar muy pocoera lo que de Argentina sabía; y hasta1819 el guerrillero boliviano Santos Var-gas no había oído el nombre de Colom-bia. Sin embargo, la americanidad detodos ellos en medida no menor se sus-tentaba en la común pertenencia a lalengua española. O

Juan Antonio Frago es catedrático de Historiade la Lengua Española en la Universidad de Zara-goza. En el Congreso de la Lengua presenta Elespañol de América en la independencia (Taurus).

EN EL PRINCIPIO quería reivindicar un habla:su música, su transgresividad y su misterio.Me divertía. Con un par de palabras extra-ñas laceraba conciencias. Eran personasque les gustaban los mismos autores que amí pero preferían otros textos y defendíanotra idea del hecho literario: Quevedo, Bor-ges, José María Arguedas, Bukowski, JoséAgustín, daban para todas las inquietudes.Nada logré hasta que advertí que nada teníaque reivindicar. Que el lenguaje es una bes-tia autosuficiente que lo que menos deseason héroes. Nada, pescadito, me dije, wachael rollo y arránate, car-nal. Quel wirimindi-jáus vaya por unascaguas, unas tortu-gas ahogadas y órale,se hace la machaca.

Todo escritor eselegido por un terri-torio lingüístico quees identitario con elespacio y con el gru-po social que lo ro-dea. Siento que laesencia de la creativi-dad tiene una co-nexión directa coneste aspecto. Es concierto lenguaje con elque un narrador tocalas puertas que nadieha tocado y en mi ca-so ha sido con el len-guaje de la calle, que es duro y frágil, sutil ydespiadado, de puño y corazón. Cuando leílas jácaras de Quevedo este lenguaje estabaallí como el camino de mis sueños.

Sin embargo, esta porción del habla serenueva constantemente. La efectividad dela banda lo exige. En los años sesenta, losproductores de goma de opio eran gomerosy los que la transportaban a los Estados Uni-dos, burros; así mismo, los que se encarga-ban de la mota eran mariguaneros y fumar-la no era eso sino darse toques o quemarlelas patas al judas. Cuando llega la coca apa-rece la expresión traficante que después de-rivó en narcotraficante y luego en narco,que se aplica a todo tráfico sin distingos.

Narco ya se quedó, semánticamente espoderosa y circula campante por el mundo.La usaré siempre en lugar de las anteriores,incluida la palabra gángster de gran presti-gio. En la clasificación de las jerarquías laexpresión Capo se ha impuesto, incluso harebasado el ámbito del hampa para saltar ala política, el deporte y la empresa. Tambiénes una palabra que me cautiva.

En los sesenta, se le podía decir a al-guien loco o bato, era la forma; las bandasde cholos las unieron: batos locos; bato

me gusta, pero más me gusta plebe o mo-rro, sobre todo esta última. Ahora güey esutilizada por la tele comercial y se ha gene-ralizado. No me gusta porque fue despoja-da del sentido de banda.

Al explorar palabras que no identifico co-mo elementos eficaces para expresar miemoción creativa, reconozco que un territo-rio lingüístico es limitado también en eltiempo. ¿Qué se requiere para que una pala-bra dure? Ni idea. Escribir matar, o sus sinó-nimos de diccionario, no es suficiente. Hayuna fuerza subconsciente que exige escribir

escabechar, dar piso,bajar, encobijar o dar-le en su madre; máslas intermedias comomorder el polvo omandarlos a san Pe-dro, etcétera.

He disfrutado afondo esta estéticafronteriza. La he de-fendido sin mitifi-car. Me ha embelesa-do ver cómo los livisse transformaban enjeans y las limas encamisas tipo versa-ge; las calcas en bo-tas de piel de coco-drilo y los vochos enHummer. Es muy in-teresante también eluniverso de las ar-

mas: las 38 súper se convirtieron en pisto-las matapolicías con balas de 28 milíme-tros de longitud y los M1 en fusiles AK-47con su nombre evocador: cuerno de chi-vo. Los Barret de 50 milímetros capaz detumbar un boludo, eran el sueño de losnarcos y llegaron. Y bueno, los matones opistoleros se convirtieron en sicarios.

Mientras la delincuencia aumenta su in-fluencia en el mundo, su lenguaje se enri-quece. Sobre todo para mantener una rela-ción productiva con la gente decente, la queacepta que se pueden alterar sus sentidospero no su manera de nombrar. “Nos sirviópara el último gramo”, dice Sabina, y no hayproblema porque gramo es una expresiónuniversal. Pero un gramo también es un pe-dazo, un ochito y últimamente una línea. Ylo de menos es su peso. Entonces, un escri-tor interesado, sólo tiene que oír y decidir, siun lenguaje tan vivo y tan inquieto puedellevarlo a escribir la línea que jamás se haescrito. Y que vuelen pelos, compita, apocono. Dame un beso pa basquear. O

Élmer Mendoza (Culiacán, 1949) ganó el PremioTusquets de novela por Balas de plata, ambientadaen el mundo del narcotráfico en México.

El lenguaje de la banda“El lenguaje es una bestia que lo que menos desea sonhéroes”. El novelista reflexiona sobre cómo las palabras delhampa han permeado en la literatura. Por Élmer Mendoza

El descubrimiento de América rompió márgenes territoriales y abrió inmensos caminos a la extensión del español. Una foto del Café Tortoni de Buenos Aires. Foto: Ferdinando Scianna / Magnum

La fonética marcóprofundamentela fisonomía delespañol de América

La aventura del españolLa andadura del castellano americano durante el periodo colonial se desarrolla en un escenario multiétnicoy pluricultural. De ahí la conservación de muchos dialectalismos propios de la primera colonización sin que estéreñido con tendencias innovadoras. Las independencias no rompen los vínculos idiomáticos. Por Juan Antonio Frago

Radicalmente cambia lacosmovisión del europeocon el conocimientodel Nuevo Mundo

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EL PAÍS BABELIA 27.02.10 13

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Por Jesús Ruiz Mantilla

UN BUEN DÍA CAEN en desgracia ynadie sabe muy bien por quéha sido. La gente deja de usar-las; es la primera denuncia.

Después, los académicos, aquellos sabiosencargados de la vigilancia de la lengua,las sentencian a morir arrojándolas fueradel diccionario. A nadie le gusta asesinarpalabras. Son casos aislados. Aunque tam-bién se dan los ejemplos heroicos. Comoel de la palabra acercanza.

Resulta que en la comisión correspon-diente de enmiendas y adiciones, unbuen día se presentó ante las narices delos señores académicos el palabro en cues-tión. Moribunda, en la UVI del dicciona-rio, nadie documentaba su uso desde1494. Es la línea fronteriza. Las palabrasque han sido utilizadas desde 1500 debenpermanecer porque el diccionario es uninstrumento que facilita la comprensiónde cualquier texto desde esas fechas hastahoy. Alguno clamó, con sangre fría, quedebía eliminarse. Pero dos escritores pre-sentes en el juicio, Javier Marías y ArturoPérez-Reverte, y un humorista de raza co-mo Mingote detuvieron en última instan-cia el aniquilamiento.

Fue un arrojo romántico. Acercanza lessonaba a cercanía, pero con muchas máslecturas. “Con un toque afectivo”, confie-sa Pérez-Reverte. En la definición dice:“De acercar. Proximidad, relación”. Y ade-más les mecía ese sonido tan propio, me-loso, musical, vivo. Total, que decidieronlo insólito: resucitarla.

“Nos juramentamos allí, nos compro-metimos a darle vida de nuevo”, comentael autor de Alatriste. El procedimiento enestos casos es fácil. Volverla a usar. ComoMarías, Pérez-Reverte y Mingote tienenprédica semanal en los diarios y se pusie-ron manos a la obra. Los escritores la in-cluyeron en sus artículos y el humoristaen su viñeta. Además, Pérez-Reverte la hautilizado en su nueva novela, El asedio.

Pero ya que ha vuelto a la vida, Maríasno ha querido desaprovechar la oportuni-dad de aumentar su eco, de darle nuevasdimensiones. “Nos pareció que era unapalabra bonita por sí misma, sin necesi-dad de dar muchas explicaciones”, ase-gura el novelista. “Yo la volví a utilizarcon un sentido nuevo, le quité la acep-ción poética y la coloqué en un uso nor-mal, algo así como: ‘Si alguien prefiererehuir esa acercanza”. El efecto se consi-guió a las mil maravillas. “Incluso tene-mos que agradecer a los críticos su la-bor”, proclama Marías. Muchos atacaronque en la Real Academia se dedicaran aesas cosas. ¿A qué sino?, cabe preguntar-

se. “Cuanto más utilizaban el ejemplo seaa favor, fuera en contra, más se afianzabasu uso, que era la cuestión fundamental”,dice Marías.

No es muy habitual esta resurrecciónde palabras enfermas. Los académicosson conscientes de su misión. “Hay quehacer hueco, ésa es la verdad, de todasformas nosotros influimos muy poco enesa selección. Los que de verdad influyenson los medios de comunicación con losusos reiterados”, comenta Álvaro Pombo.También lo dice Emilio Lledó, que estabaen la operación rescate. “Soy muy pocopartidario de eliminar palabras”, comenta

el filósofo. Más bien prefiere inventarlas.Pero en eso ha corrido una suerte variablehasta el momento. “Hace poco se me ocu-rrió la palabra aterrorismar, dícese dequien mete miedo a la gente con la excusadel terrorismo. Escribí un artículo dedica-do a ella, pero ha tenido poco predicamen-to”, asegura Lledó.

Hay otros ejemplos de palabras que sehan incluido y han perdido vigencia enalgunas áreas. Antonio Muñoz Molina re-cuerda un caso querido. “Cuando se deba-tió maizena, que era uno de esos nombresde marca comercial que se convierten ensustantivos genéricos, como danone por

yogur”. La marca perdió preponderanciay dejó de usarse mucho en España. “Paramí tiene su valor sentimental, porque estáasociado a la infancia: a los niños de fina-les de los cincuenta nos daban maizenapara ponernos robustos”, rememora el es-critor de Úbeda.

Los criterios pueden parecer capricho-sos en casos así. “Ha habido sesiones enlas que hemos visto palabras que se arras-traban por el diccionario porque veníande ediciones anteriores, sin ninguna cons-tancia de uso en siglos. De todos modoshay que ser cuidadoso, porque el hechode que una palabra haya dejado de usarseno indica que no convenga mantenerla enel diccionario”, asevera Muñoz Molina.

El escritor es partidario de ser genero-so con las entradas. “Creo que hay que sercauteloso. Al fin y al cabo, una palabratampoco ocupa tanto espacio. Eso sí, a noser que sea una palabra fantasma que enrealidad no se ha usado nunca”.

De todas formas hay casos más peliagu-dos, explica el director de la RAE, VíctorGarcía de la Concha. Los términos mástécnicos. “Palabras del dialectismo y delas jergas jurídicas, la medicina, la filoso-

fía que se incluyeron siguiendo un criterioacertado en su época, pero que ya no tie-nen sentido ni en su propio mundo”, co-menta. Muchas de ellas pasan al dicciona-rio histórico y ahí quedan. En los demáscasos, cuando se documentan en un textoliterario y no se utilizan habitualmente, elDRAE avisa. “En esos casos especificamosque están poco usadas”, asegura Garcíade la Concha.

Sin embargo, la RAE se enfrenta a nue-vos tiempos. Quizás ya no urja deshacer-se de todas y cada una de las palabrasmoribundas. La era digital ensancha ydestroza la frontera del papel del propiodiccionario. Los académicos cuentan conhueco para todas y cada una de las pala-bras, muertas o vivas. “Es una buena ob-servación”, comenta Víctor García de laConcha. La magia de aquel armatrostede papel que un buen día sorprendió aPablo Neruda para dedicarle su Oda alDiccionario —“No eres tumba, sepulcro,féretro, túmulo, mausoleo, sino preserva-ción, fuego escondido, plantación de ru-bíes, perpetuidad viviente de la esencia,granero del idioma”— ya cuenta con unespacio infinito donde saltan sin cesartodas las palabras de todos los idiomas.Como en un babel horizontal de pasado,presente y futuro. O

Salvemos la ‘acercanza’Las palabras que caen del Diccionario de la Real Academia lo hacen por desuso en siglos.Pero siempre hay escritores dispuestos a utilizarlas antes de matarlas

Partitura de la colección del monasterio de Yuste (Cáceres). Foto: Carl de Keyzer / Magnum

No es muy habitualesta resurrección depalabras enfermas. “Hayque hacer hueco, ésa es laverdad”, dice Pombo

CONGRESO DE LA LENGUA / Las Palabras

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Por Francisco Moreno Fernández

PARA QUÉ sirven los congresos inter-nacionales de la lengua española?Cuando acudimos a la memoria delos congresos hasta ahora celebra-

dos, recuperamos palabras que han pasadoa formar parte de la historia reciente denuestra cultura: “Jubilemos la ortografía”,proclamó García Márquez en Zacatecas(1997); Delibes, en Valladolid (2001), afirmóque a esta lengua la “han ensanchado pasoa paso, desde México a la Tierra de Fuego,las gentes de los más diversos pueblos”; yMuñoz Molina sentenció en Cartagena deIndias (2007): “El enemigo del español no esel inglés, sino la pobreza”. Entreveradas conestas palabras quedan imágenes de unaenorme potencia comunicativa: el llantoemocionado de Ernesto Sabato en Rosario(2004) o la fiesta multicolor con que conclu-yó el homenaje a Gabo en la Cartagenacolombiana. Todo ello conforma ya un vigo-roso imaginario cultural, que escenifica lacohesión del mundo hispano y proyecta suinterés por una lengua compartida.

Pero no todo en los congresos son imáge-nes conmovedoras ni frases para la historia,aunque no ande muy sobrado de ellas elmundo de la cultura. Los estudiosos de lavida internacional del español están vinien-do a coincidir en que los principales agentesde nuestra planificación y política lingüísti-cas son cuatro: la Real Academia Española ysus hermanas americanas, el Instituto Cer-vantes, la Corona de España, por su apoyo alas iniciativas relacionadas con el español, ylos congresos de la lengua. Cierto es queestos últimos son co-organizados por el Ins-

tituto Cervantes y las academias, junto a losgobiernos de los países anfitriones, pero dealgún modo están adquiriendo vida propiay aglutinando inquietudes que trasciendena las instituciones para afectar a todos lossectores de la sociedad, en España y en Amé-rica, e incluso a otros pueblos que tienenaprecio por el conocimiento del español.

A la hora de explicar el fin de los congre-sos de la lengua, de los que se celebra suquinta edición en la ciudad chilena de Valpa-raíso, podemos apelar al valor de los cente-nares de páginas electrónicas que alberganlas actas de los congresos anteriores, perotambién es posible invocar razones de ma-yor calado. Porque los congresos se han con-vertido en el foro donde se analiza, discute yproyecta el desarrollo cultural hispánico ensu conjunto, precisamente por articularseen torno a la lengua. Néstor García Cancliniha propuesto tres tesis acerca de las transfor-maciones en la noción de desarrollo cultu-ral y todas ellas se verificarán en el congresode Valparaíso. En primer lugar, las nacionesiberoamericanas, fundadas en la lengua y laescritura, se están reorganizando en un régi-men de imágenes y discursos multimedia,del que los congresos son un exponente des-tacado. La segunda tesis habla de un despla-zamiento del desarrollo cultural hacia el pre-dominio de las industrias culturales y laformación de mercados globales para su co-municación, a lo que contribuyen directa-mente los congresos. Y, en tercer lugar,según Canclini, la globalización está subor-dinando el valor lingüístico, simbólico y esté-tico de los bienes a las reglas económicas deproducción y competencia transnacional,como se viene destacando en los congresosde la lengua. En ellos se analiza la dimen-

sión internacional y la identidad cultural delmundo hispanohablante y se da la palabra aeconomistas, políticos, periodistas, científi-cos o tecnólogos, que expresan sus opinio-nes junto a la gente del mundo de las letras.

Más allá de estas cuestiones de fondo,aún es posible apreciar otros objetivos en elcongreso de Valparaíso. Uno de ellos se reite-ra desde el congreso de Zacatecas, promo-vido en aquella ocasión por el InstitutoCervantes, y consiste en su capacidad gene-radora de proyectos lingüísticos y culturales.La fuerza de un centro de atención así resul-ta más que atractiva para su uso como plata-

forma de lanzamiento de proyectos de lar-go alcance. El de Valparaíso no será distintode los encuentros anteriores y permitirá co-nocer de primera mano un buen manojo deobras, iniciativas y proyectos, tanto de lasinstituciones organizadoras como de otrosagentes culturales. Mencionemos algunosde ellos. El Instituto Cervantes presentarálas líneas maestras del sistema internacio-nal de certificación de español, que aglutinaa un centenar de universidades hispánicasen torno a la evaluación de la lengua y suenseñanza, presentará su Antología de lapoesía hispanoamericana actual y ofrecerá

información de algunos de sus proyectos detecnología lingüística, como el catálogo devoces hispánicas, el archivo gramatical deFernández Ramírez o el refranero multilin-güe interactivo. Las academias presentaránla edición manual de su célebre Gramáticay, como novedad, el esperado Diccionarioacadémico de americanismos, coordinadopor Humberto López Morales. El Gobiernochileno, a su vez, ofrecerá valiosos informessobre los desafíos del libro y la lectura.

Pero, aún hay otro objetivo, nada menorpara un congreso de estas características: suproyección popular. Pocos acontecimientoshay en el panorama internacional capacesde movilizar a la sociedad en torno a unencuentro donde fundamentalmente se ha-bla de lengua y cultura. Los organizadoreshan preparado a tal efecto una oferta cultu-ral y audiovisual, con música, literatura oarte, y con espacio destacado para la presen-tación de libros y la entrega de premios. Alre-dedor de ello se implican otras instituciones,que contribuyen a completar un programacultural de calidad, como la Seacex, que or-ganiza una llamativa exposición de arte en lacalle. Y a esto se suman los fines derivadosdel momento y del lugar, que llevan a incluirel congreso de Valparaíso entre los actos deconmemoración de los bicentenarios de lasrepúblicas americanas o a dedicarle un ho-menaje especial a la poesía hispanoamerica-na, precisamente por ser Chile un país depoetas, donde Rojas y Parra, junto a Neruday Mistral, dejan de ser voz de un solo paíspara convertirse en iconos de la identidadhispánica. Para esto sirven los congresos dela lengua, aunque no sólo. Sabato llegó adecir, a propósito del encuentro de Argenti-na: “Lo único que quiero llevarme del con-greso es una camiseta del Central” [equipode fútbol de Rosario]. Y lo consiguió. O

FranciscoMoreno Fernández es director académi-co del Instituto Cervantes y secretario general delCongreso Internacional de la Lengua Española.www.cervantestv.es retrasmitirá la inauguracióny las sesiones plenarias.

El interés por una lengua compartidaValparaíso acoge el foro sobre la transformación del desarrollo cultural hispánico

El Gobierno chilenoofrecerá informes sobrelos desafíos del libro

CONGRESO DE LA LENGUA / Programa

EL PAÍS BABELIA 27.02.10 15

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EL PAÍSFuente: Atlas de la Lengua Española en el Mundo (2007).

Argelia300

Turquía400

Islandia700 Rusia

3.000

Marruecos4.000

Otros países12.000

Noruega12.500

Guam (EE UU)19.000

Andorra42.000

Suiza86.000

Israel90.000

Australia107.000

Filipinas439.000

Guinea Ecuatorial918.000

Resto de UE2.397.000

España40.026.000

Islas Caimán2.000

Trinidad y Tobago4.000

Jamaica8.000

Islas Vírgenes (EE UU)17.000

Aruba75.000

Belice107.000

Antillas Holandesas126.000

Canadá253.000

Brasil410.000

Panamá2.644.000

Uruguay3.205.000

Paraguay3.589.000

Puerto Rico3.762.000

Costa Rica3.779.000

Nicaragua4.988.000

El Salvador6.736.000

Bolivia7.279.000

República Dominicana8.449.000

107.000Guatemala9.708.000

Cuba11.116.000

Ecuador11.692.000

Chile15.015.000

Perú22.648.000

Venezuela24.601.000

Argentina36.060.000

Estados Unidos36.305.000

Colombia41.129.000

Honduras6.020.000

La superficie de los círculos es proporcional al número de hispanohablantes en cada país

El español en el mundoNúmero de hispanohablantes por países

El español no es idioma oficial: 40.519.900 hispanohablantes con dominio nativo

El español es idioma oficial: 359.461.000 hispanohablantes

Por Miguel Ángel Noceda

ACOSTUMBRA A decir el ex presiden-te colombiano y académico Belisa-rio Betancur que cuando los espa-ñoles descubrieron América y se

constató que la tierra era redonda, el espa-ñol comenzó a ser un idioma redondo. Ytiene razón. Aquel acontecimiento y la pos-terior expansión por toda la región latino-americana supone que ahora el español lohablen 440 millones de personas en elmundo y sea el idioma oficial de 21 países,con fuerte asentamiento además en Esta-dos Unidos y Brasil como segundo idioma.Es la cuarta lengua con mayor peso demo-gráfico, pero la segunda como instrumentode comunicación tras el inglés y cada vezcon más solicitudes de aprendizaje.

Ésa es la realidad actual. La globalizacióny las corrientes migratorias que se han pro-ducido desde Latinoamérica a EE UU y Espa-ña han ampliado las fronteras del español,que ahora tiene el reto de estabilizarse comosegunda lengua. A ello contribuirá, “la cre-ciente apertura de las economías latinoame-ricanas, la internacionalización empresarialespañola y la capacidad de irradiación de lospatrones culturales asociados a la lengua es-pañola”, según José Luis García Delgado, au-tor, junto a José Antonio Alonso y Juan Car-los Jiménez, de Economía del español, unaintroducción, que forma parte del ProyectoFundación Telefónica sobre el español.

Pero, ¿tiene el español valor económico?,¿cómo puede saberse?, ¿cuánto vale?, ¿valeigual una lengua que otra? Es verdad que “elidioma es el lubricante que facilita las rela-ciones económicas”, en palabras del secreta-rio de Estado Iberoamericano, Enrique Igle-sias, o, como dicen Javier Girón y AgustínCañadas, “es el vehículo que facilita la comu-

nicación entre los distintos elementos delproceso productivo y en las fases de la pro-moción, comercialización y venta de pro-ductos”. Pero no es menos verdad que lalengua tiene una naturaleza económica po-liédrica que impide medir con exactitud esevalor. E, incluso, no sería realista. No se pue-de reflejar igual que cualquier actividad pro-ductiva o transacción comercial.

Para entender ese valor intangible de lalengua los autores proponen unos rasgosque la caracterizan como recurso económi-co: es un bien no apropiable, sin coste deproducción, que no se agota con su uso, concoste único de acceso y con un valor que seincrementa con el número de usuarios.

A partir de esas premisas y de que resultaprácticamente imposible cuantificar el valoreconómico de una lengua, el profesor ÁngelMartín Municio se atrevió a situar el valordel español en el 15% del PIB sumando to-das las actividades relacionadas con la len-gua. Es decir, por encima de los 150.000 mi-llones de euros en el caso de España. Parallegar a esa cifra, Martín Municio hizo unaclasificación acomodada a los efectos conta-bles y distinguió tres tipos de actividades:las ligadas a la lengua por la propia naturale-za de sus productos como la educación o laindustria editorial; las que proporcionan in-sumos al grupo anterior como la actividadpapelera, y la comercialización y distribu-ción de los anteriores.

A la clasificación de Municio, el estudiode la Fundación Telefónica añade los servi-cios de empresas que requieren el uso delespañol, como consultoría, publicidad, in-geniería o distribución comercial, y las nue-vas tecnologías de la información. Ademásde la estimación del 15% del PIB, estos auto-res atribuyen a la lengua española en tornoal 16% de la creación de empleo y sostie-nen que los intercambios comerciales ha-

cen que se multiplique entre dos y tres ve-ces la cuota de las exportaciones españolasen los países hispanohablantes (mayor queel inglés en los países anglosajones) y por2,5 veces la cuota de los emigrantes queproceden de países con los que se compar-te idioma. De los cerca de cuatro millonesde inmigrantes registrados en España, cer-ca del 40% provienen de países que usan elespañol. Otra pregunta: ¿vale lo mismo elespañol que el polaco? España y Polonia

tienen más o menos la misma población yde igual modo que el carbón de la Silesiapolaca vale mucho más que el de Asturiaspor su calidad, el español en términos relati-vos y en razón de su condición internacio-nal vale mucho más que el polaco. Se llegaasí a la conclusión de que el español esprobablemente el segundo con más valordespués del inglés y delante de otros comoel francés o el chino mandarín. Este últimopunto redunda en la importancia que tienela lengua al facilitar la integración social ylaboral de las personas que lo hablan y queemigran a otros países que también lo ha-blan (en este caso a España) o lo tienenmuy desarrollado (Estados Unidos) y en lasremesas que envían a sus países. Para lospaíses emisores, sin embargo, puede gene-

rar la fuga de cerebros, aunque ésta se pro-duce más cuando la emigración se debemás a motivos políticos.

Pero el buen estado de salud del españolno debe de hacer olvidar que tiene una seriede debilidades manifiestas como es el bajouso en los intercambios diplomáticos, en losestudios científicos y en la Red. Una de lasrazones que explica ese escaso acceso a In-ternet es la pobreza de muchos de los paísesdel área hispanohablante y, como conse-cuencia, la fuerte emigración, principalmen-te en el área hispana. En los últimos años haretrocedido la proporción de páginas weben español dentro de la Red del 5,8% en2002 al 4,6%. “Si en el área hispana se dispu-siese de similar nivel de líneas telefónicasque en los países anglosajones, la presenciadel castellano en Internet se incrementaríaen una 170%”, apunta García Delgado.

El buen producto que es el español sóloganará posiciones en el mercado global silas economías que lo sustentan se hacenmás competitivas y más sólidas las demo-cracias de los países que forman la comuni-dad. Por eso, “España tiene un papel en elmundo: la defensa de la lengua castella-na”. ¿Qué ha hecho o hace España? Posible-mente con notable retraso, ahora florece elinterés por el español. Lo demuestran he-chos como el Acta Internacional de la Len-gua Española, los seminarios de la Funda-ción Telefónica y la Secretaría General Ibe-roamericana y las actuaciones del InstitutoCervantes, la Fundación Carolina, o la Fun-dación Comillas impulsada por el Gobier-no de Cantabria y estas dos institucionespara desarrollar un centro de estudios su-periores del castellano. O

Economía del español, una introducción. José LuisGarcía Delgado, José Antonio Alonso y Juan CarlosJiménez. Ariel-Colección Fundación Telefónica.

El valor económico de un idioma redondoEl español se consolida en el mundo como segunda potencia lingüística que hablan 440 millones de personas

Pese a su difícilcuantificación, MartínMunicio valoró el españolen un 15% del PIB

CONGRESO DE LA LENGUA / Economía

16 EL PAÍS BABELIA 27.02.10

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HE TENIDO que pasar catorce añosfuera de Colombia —y diezaños de escritura, o de intentosde escritura, en Barcelona— pa-

ra enterarme de algo que todos sabían,menos yo: mi lengua está en peligro. Merefiero, claro, a la lengua española con queescribo mis ficciones: al parecer, el hechode llevar tanto tiempo fuera de mi país esuna especie de atentado contra su pureza.La lengua de un expatriado como yo estáamenazada (me explican) por la globaliza-ción, y el resultado es la pérdida de susmatices locales o nacionales, y la conse-cuente creación de una koiné donde lasnovelas de todo un continente acabaránsonando igual. La lengua de un expatriado

como yo está sitiada (me explican) por laubicua y contaminante presencia del in-glés, con el resultado —indeseable, por loque se ve— de que la ficción latinoamerica-na ahora suena toda como una traducciónde Cheever o Yates.

Me parece que en ello, en estas bienin-tencionadas inquietudes, hay un gran ma-lentendido: la idea de que la lengua literariase comporta igual que la lengua hablada, yde que los escritores que pasan muchotiempo en países ajenos corren el riesgo,como si dijéramos, de “perder el acento”.Pues bien, no es así. Mi coterráneo Fernan-do Vallejo lo explicó bien en el menos valle-jiano de sus libros: Logoi. “La prosa”, diceallí, “es como una lengua extranjera opues-

ta a la lengua cotidiana”. En otras palabras,la voz con que uno cuenta sus novelas essiempre una fabricación, una invención;desde Lázaro de Tormes hasta Jacobo De-za, la voz de la ficción es una creación artifi-cial que sólo a grandes rasgos coincide conla dicción del escritor metido en eso que, afalta de mejores palabras, llamamos mun-do real. Si uno siente, como siento yo, quesiempre está escribiendo en una lenguaextranjera, puede sin miedo dejarse conta-minar por tres años de vida en países fran-cófonos, por diez años de vida en españolpeninsular, por una vida entera en estre-cho contacto con el inglés de varios países;y, lejos de amilanarse por ello, lejos de sen-tir y temer la desnaturalización de su len-gua, comprenderá que esas voces y esosámbitos que se le ofrecen en el extranjeropueden muy bien acabar por enriquecerlo.

Así que ni la contaminación ni el des-censo a la koiné me han preocupadonunca. Hubo un tiempo, sí, en que laexhibición indiscriminada de localismosbastaba para hacer literatura latinoame-ricana; ese tiempo, por fortuna, ha pasa-do, y de la superstición del color local—tan afín a esa otra superstición, la del

nacionalismo literario— ya se ocupó Bor-ges en El escritor argentino y la tradición,un ensayo de los años treinta que para mítiene el lugar de un manifiesto. Y ya queestamos con Borges, permítanme que re-cuerde la primera estrofa de un poematardío, Al idioma alemán:

Mi destino es la lengua castellana,El bronce de Francisco de Quevedo.Pero en la lenta noche caminadaMe exaltan otras músicas más íntimas.

Estos versos, firmados por uno de loscuatro o cinco prosistas imprescindiblesde mi lengua, me han parecido siempreuna especie de justificación, por no deciruna poética. Un llamado a permitir el con-tagio. Otras músicas: eso es lo que busco,lo que he buscado desde que salí del me-dio protegido y seguro de mi español co-lombiano. Los libros, bueno, los librosson las maletas en que meto lo que voyencontrando por ahí. O

Juan Gabriel Vásquez nació en Bogotá en 1973.Su última novela es Historia secreta de Costaguana(Alfaguara).

LA ANCIANA ESTÁ tejiendo en un pe-queño telar, sentada en una silli-ta, en uno de los extremos delenorme bohío de suelo de made-

ra brillante —al parecer, el salón de bai-le de la pequeña localidad inmersa en lafrondosa selva— en una de las orillas delcanal, o mejor los canales, del Tortugue-ro, en Costa Rica. De esto hace más deveinte años. Es uno de mis primeros via-jes a la América que habla español, yestoy charlando con esa mujer, que mecuenta algunas cosas a propósito del lu-gar, de los huevos de tortuga, tan sabro-sos, de los pequeños caimanes que lle-van a su cría sobre el lomo, de los monosaulladores, del tráfico fluvial que con-vierte los canales en imprescindiblesvías de comunicación.

Me sorprende su español, en el que lariqueza léxica muestra palabras para mícastizas, y hasta arcaicas —me trata devos— junto a otros vocablos cuyo senti-do tengo que adivinar —llama lagartos alos pequeños caimanes— igual que mesorprende la música que hace resonar sudiscurso, el modo de pronunciar laserres, las cadencias del fraseo. El mo-mento, el esplendor solar convertido enuna luz suave gracias al gigantesco arbo-lado y remansado en la solemne penum-bra del bohío, la humedad que enaltecelos aromas, quedan en mi recuerdo en-volviendo ese español nuevo, diferente,que fluye de la boca de la mujer.

Ya por entonces, tanto en España co-mo en América, he escuchado hablar milengua con otros tonos, y me he encon-trado con vocablos desconocidos y es-tructuras lingüísticas extrañas a las demi costumbre, sin detenerme a reflexio-nar sobre ello; pero es ahora, conversan-do con esta anciana, cuando se me reve-la que lo que ella habla no es un españolsecundario, alterado por la distancia deun supuesto núcleo canónico, sino mipropio español, mi lengua segura, aun-que con otra melodía y algunos rasgosque, en la diferencia, muestran preci-samente su personalidad y su autenti-cidad.

En la época de la que hablo he leídocon atención y gusto a los escritores delo que conocimos como boom latino-americano —varios acabarán convirtién-dose en clásicos vivos de nuestro idio-ma— y he advertido las peculiaridadesque le dan a su prosa su inconfundibleidentidad. Pero es a través de las pala-

bras de esta mujer del pueblo cuandocomprendo que mi lengua ya no tieneun único lugar de referencia, que puede

ser la misma y presentar otra melodía, eincluso un léxico donde convivan pacífi-camente lo habitual y lo ajeno, en tierras

para mí muy lejanas. La revelación deque la anciana no habla una lengua se-gundona de la mía es, en cierto modo,similar a otra: la que, al leer a los cronis-tas y escritores de Indias, a raíz de miprimer descubrimiento americano, tuveal comprender que, en los ComentariosReales, el Inca Garcilaso realiza un ge-nial injerto, al contarnos la historia desus antepasados a la luz de la culturagrecolatina.

Con los años he recorrido muchos lu-gares de Iberoamérica, he vuelto a tenergustosas conversaciones con hablantespopulares, y me sigue asombrando, conel deleite de compartir lo más hondo deese patrimonio, la variedad de registrosmelódicos y la riqueza de los vocabula-rios. Los hispanohablantes nunca sere-mos capaces de abarcar todas las músi-

cas de nuestro idioma, ni todo el léxicoque lo enriquece. La fragmentación co-munitaria ha favorecido la existencia demuchos reductos regionales, y en ellossurgen espacios verbales donde la intimi-dad, la familiaridad, ofrecen nuevos re-gistros de un al parecer infinito panora-ma de modulaciones del español.

Es una fecunda historia de hibrida-ciones, que van haciendo nacer nuevosretoños sobre el tronco firme de unasestructuras lingüísticas compartidas portodos. Por eso me gusta referirme a lasmelodías y los frutos de nuestra lengua.Hoy ya nadie puede presumir de hablareso que antes se llamaba “el mejor es-pañol”, porque el mejor español, ya po-lifónico, está disperso por el anchomundo. O

José María Merino (A Coruña, 1941) publicará elpróximo 10 de marzo la antología de todos suscuentos escritos entre 1982 y 2004 en el volumenHistorias del otro lugar (Alfaguara. Madrid, 2010.680 páginas. 22 euros).

Otras músicasLa voz de las novelas es siempre una invención. El autorque vive en el extranjero se debe dejar contaminar paraenriquecer la lengua. Por Juan Gabriel Vásquez

CADA VEZ que leo la Oda a Valpa-raíso —de donde he robado eltítulo de este artículo— o la Odaal caldillo de congrio, entierro

más profundamente en mi memoria loshorrendos, lacayunos, y a la vez sentidosversos que Neruda dedicó a su Capitán:“Ser hombres comunistas / es aún másdifícil, / y hay que aprender de Stalin / suintensidad serena, / su claridad concre-ta, / su desprecio / al oropel vacío, / a lahueca abstracción editorial”. Pelillos a lamar, Ricardo Neftalí, le digo mentalmenteal Poeta (llamándole por su nombre depila), mientras me pregunto unavez más cómo pudieron salir dela misma sensibilidad, y casi si-multáneamente, algunos de losengendros de Las uvas y el viento(1950-1953), incluyendo el largopoema dedicado a la muerte delsanguinario Bonaparte soviético,y el deslumbrante torrente líricode las Odas elementales (1954).Releo con el mismo placer que laprimera vez (allá en la prehis-toria de mis lecturas adultas) losversos dedicados a la ciudad(“qué loco, / puerto loco, / quécabeza / con cerros, / desgreña-da”) en la que, el próximo 2 demarzo, dará comienzo el V Con-greso Internacional de la LenguaEspañola, que durante cuatrodías se convertirá en la supremainstancia del idioma que habla-mos 450 millones de personas eneste atribulado planeta. Poetas ynarradores, filólogos y lingüistas,filósofos y científicos, periodis-tas y políticos (de todo pelaje),empresarios y economistas, yhasta el único monarca en ejerci-cio (por ahora) que tiene el espa-ñol como lengua materna, se reu-nirán para debatir el presente yel futuro de la lengua común,considerada bajo sus más varia-dos aspectos: desde espacio uni-versal de comunicación (en es-pectacular crecimiento) hastamercancía básica del cada díamás floreciente negocio de las industriasculturales. Las tablas de la ley en las quese basará implícitamente casi todo lo queallí se hable es la flamante y voluminosaNueva gramática de la lengua española(Espasa: 30.000 ejemplares vendidos), ela-borada colectivamente por las Academiasnacionales bajo la coordinación de la RAE.Don Víctor García de la Concha, el incan-sable muñidor (según la primera acepciónde la palabra que da el DRAE) del proyec-to, aceptará sin duda el merecido homena-je de sus cofrades, reunidos bajo techoacadémico mientras la ciudad que los aco-ge recibe indiferente el eterno “beso / delancho mar colérico”. Ya en el congreso

anterior (Cartagena de Indias, 2007) “elDirector” por antonomasia estuvo a puntode levitar de emoción ante el reconoci-miento de su triunfo (con Gabo y Clintoncomo espíritus tutelares y música de valle-nato como banda sonora): espero que estavez lo logre, y corone de ese modo unfecundo mandato que, definitivamente,ha puesto a la RAE en el mundo (real). Loque más lamento de no estar allí es nopoder disfrutar de un buen caldillo (“grávi-do y suculento”) de congrio, cuya nerudia-na Oda sigue siendo la más salivógena (sise me permite el neologismo) receta que

he leído en mi vida. Al fin y al cabo, ycómo expresaba con afectación el gran Le-zama Lima, comer es “incorporar mundoexterior a nuestra sustancia”. Quizás poreso, sólo de pensar en ese guiso popular ysagrado, y en su “fragancia iracunda”, laboca se me hace no charco, sino océanoPacífico.

RepartoEN EL EXTRAÑO y más o menos salomónicoreparto periódico de las publicaciones dela RAE entre Planeta (vía Espasa) y Santilla-na ahora llega el gran momento de la se-gunda. No olvido que algunos editores

(siempre ha habido envidiosos) se atrevena afirmar en privado (y a mi oído, siemprelimpio de cerumen) que dicho turno edito-rial podría tener algo de oligopolio consen-suado (y consentido), pero hoy no pretendovadear terrenos pantanosos, sino sumarmea la fiesta editorial que, con motivo del con-greso de Valparaíso, celebra Santillana consendas ediciones conmemorativas (bajo elauspiciante logo de la Academia) de los dospremios nobel chilenos: Pablo Neruda yGabriela Mistral. Del primero se publicauna Antología General (en librerías a par-tir del 10 de marzo), y de la segunda En

verso y en prosa, otra recopilación que noaparecerá hasta el 14 de abril. Ambas con-tinúan la serie de “grandes” de nuestroidioma iniciada con El Quijote (con oca-sión del IV Centenario) y proseguida luegocon Cien años de soledad (publicada conmotivo de la exaltación de su autor alOlimpo de la lengua, en Cartagena de In-dias, 2007) y La región más transparente,de Carlos Fuentes, un regalo (difícil deexplicar de otro modo) de la RAE y susasociadas con motivo del ochenta cum-pleaños de su autor, que sigue esperandootro más sustancioso con remite de Esto-colmo. Además de las antologías conme-morativas mencionadas, Santillana publi-

cará (también el 14 de abril) como platofuerte y referencial un esperado Dicciona-rio de americanismos (2.400 páginas) desti-nado a limar esos escollos y malentendi-dos léxicos que hacen que, por ejemplo,uno no pueda “coger” impunemente todolo que quiera (incluyendo “conchas” en laplaya) sin causar befa o escándalo al perso-nal no gachupín.

LatinoamericanosCON TOTAL SEGURIDAD, desde Rubén en ade-lante a los españoles se nos acabó el mono-

polio de la (gran) literatura encastellano. Y, desde mucho an-tes, al menos desde las indepen-dencias —ahora se conmemo-ran, también editorialmente, sus200 años— los inquilinos de laáspera y adusta Piel de Toro nomarcamos la pauta viva del idio-ma, ni somos sus amos en exclu-siva. La RAE tardó en compren-derlo, quizás más preocupada enlimpiar y fijar que en dar esplen-dor, pero ahora tiene bien apren-dida la lección. Hoy más quenunca, la suerte del español sejuega en América, cuya literaturase publica copiosamente en Es-paña, donde es premiada con losmás prestigiosos galardones lite-rarios (el Biblioteca Breve acabade concederse a El oficinista, delargentino —inédito en España—Guillermo Saccomanno). En to-do caso, desde el boom no se re-cordaba una eclosión semejantede abundancia (latino)america-na en las librerías españolas. Co-nocer la obra de los jóvenes escri-tores de nuestro “lado de allá”(generalizando a todo el conti-nente el “acá” de Horacio Olivei-ra en Rayuela) contribuye, comoya lo hizo espectacularmente enlos años sesenta y setenta, a en-sanchar el imaginario literario co-lectivo y el uso creativo de esteantiquísimo idioma que fue sem-brado en América (sin pedir per-

miso a los entonces propietarios de la tie-rra) hace cinco siglos. De lo último que meha interesado (y limitándome hoy sólo a lanarrativa) selecciono El fondo del cielo, deRodrigo Fresán (Mondadori, novela), Elmundo sin las personas que lo afean yarruinan, de Patricio Pron (Mondadori, re-latos), Señales que precederán al fin delmundo, de Yuri Herrera (Periférica, nove-la) y Locuela, de Carlos Labbé (Periférica,novela). Además, y muy disciplinadamen-te, le he dado mi repasito anual (incomple-to y a saltos) a Paradiso, de Lezama Lima,de quien este año deberíamos celebrarcon pompa el centenario del nacimiento.Con o sin edición conmemorativa. O

Valparaíso, qué disparate eresLa lengua polifónicaNadie habla ya “el mejor español”. El idioma de ambas orillas del Atlántico está lleno de vasos comunicantes por losque la lengua va y viene. Un escritor español que se ha pateado América Latina y un narrador colombiano asentadoen Barcelona reflexionan sobre esos viajes constantes de una lengua en perpetuo movimiento. Por José María Merino

Ilustración de Max.

Ilustración Chema Madoz.

Los hispanohablantesnunca seremos capaces deabarcar todas las músicasde nuestro idioma

CONGRESO DE LA LENGUA / Las Dos Orillas

18 EL PAÍS BABELIA 27.02.10

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HE TENIDO que pasar catorce añosfuera de Colombia —y diezaños de escritura, o de intentosde escritura, en Barcelona— pa-

ra enterarme de algo que todos sabían,menos yo: mi lengua está en peligro. Merefiero, claro, a la lengua española con queescribo mis ficciones: al parecer, el hechode llevar tanto tiempo fuera de mi país esuna especie de atentado contra su pureza.La lengua de un expatriado como yo estáamenazada (me explican) por la globaliza-ción, y el resultado es la pérdida de susmatices locales o nacionales, y la conse-cuente creación de una koiné donde lasnovelas de todo un continente acabaránsonando igual. La lengua de un expatriado

como yo está sitiada (me explican) por laubicua y contaminante presencia del in-glés, con el resultado —indeseable, por loque se ve— de que la ficción latinoamerica-na ahora suena toda como una traducciónde Cheever o Yates.

Me parece que en ello, en estas bienin-tencionadas inquietudes, hay un gran ma-lentendido: la idea de que la lengua literariase comporta igual que la lengua hablada, yde que los escritores que pasan muchotiempo en países ajenos corren el riesgo,como si dijéramos, de “perder el acento”.Pues bien, no es así. Mi coterráneo Fernan-do Vallejo lo explicó bien en el menos valle-jiano de sus libros: Logoi. “La prosa”, diceallí, “es como una lengua extranjera opues-

ta a la lengua cotidiana”. En otras palabras,la voz con que uno cuenta sus novelas essiempre una fabricación, una invención;desde Lázaro de Tormes hasta Jacobo De-za, la voz de la ficción es una creación artifi-cial que sólo a grandes rasgos coincide conla dicción del escritor metido en eso que, afalta de mejores palabras, llamamos mun-do real. Si uno siente, como siento yo, quesiempre está escribiendo en una lenguaextranjera, puede sin miedo dejarse conta-minar por tres años de vida en países fran-cófonos, por diez años de vida en españolpeninsular, por una vida entera en estre-cho contacto con el inglés de varios países;y, lejos de amilanarse por ello, lejos de sen-tir y temer la desnaturalización de su len-gua, comprenderá que esas voces y esosámbitos que se le ofrecen en el extranjeropueden muy bien acabar por enriquecerlo.

Así que ni la contaminación ni el des-censo a la koiné me han preocupadonunca. Hubo un tiempo, sí, en que laexhibición indiscriminada de localismosbastaba para hacer literatura latinoame-ricana; ese tiempo, por fortuna, ha pasa-do, y de la superstición del color local—tan afín a esa otra superstición, la del

nacionalismo literario— ya se ocupó Bor-ges en El escritor argentino y la tradición,un ensayo de los años treinta que para mítiene el lugar de un manifiesto. Y ya queestamos con Borges, permítanme que re-cuerde la primera estrofa de un poematardío, Al idioma alemán:

Mi destino es la lengua castellana,El bronce de Francisco de Quevedo.Pero en la lenta noche caminadaMe exaltan otras músicas más íntimas.

Estos versos, firmados por uno de loscuatro o cinco prosistas imprescindiblesde mi lengua, me han parecido siempreuna especie de justificación, por no deciruna poética. Un llamado a permitir el con-tagio. Otras músicas: eso es lo que busco,lo que he buscado desde que salí del me-dio protegido y seguro de mi español co-lombiano. Los libros, bueno, los librosson las maletas en que meto lo que voyencontrando por ahí. O

Juan Gabriel Vásquez nació en Bogotá en 1973.Su última novela es Historia secreta de Costaguana(Alfaguara).

LA ANCIANA ESTÁ tejiendo en un pe-queño telar, sentada en una silli-ta, en uno de los extremos delenorme bohío de suelo de made-

ra brillante —al parecer, el salón de bai-le de la pequeña localidad inmersa en lafrondosa selva— en una de las orillas delcanal, o mejor los canales, del Tortugue-ro, en Costa Rica. De esto hace más deveinte años. Es uno de mis primeros via-jes a la América que habla español, yestoy charlando con esa mujer, que mecuenta algunas cosas a propósito del lu-gar, de los huevos de tortuga, tan sabro-sos, de los pequeños caimanes que lle-van a su cría sobre el lomo, de los monosaulladores, del tráfico fluvial que con-vierte los canales en imprescindiblesvías de comunicación.

Me sorprende su español, en el que lariqueza léxica muestra palabras para mícastizas, y hasta arcaicas —me trata devos— junto a otros vocablos cuyo senti-do tengo que adivinar —llama lagartos alos pequeños caimanes— igual que mesorprende la música que hace resonar sudiscurso, el modo de pronunciar laserres, las cadencias del fraseo. El mo-mento, el esplendor solar convertido enuna luz suave gracias al gigantesco arbo-lado y remansado en la solemne penum-bra del bohío, la humedad que enaltecelos aromas, quedan en mi recuerdo en-volviendo ese español nuevo, diferente,que fluye de la boca de la mujer.

Ya por entonces, tanto en España co-mo en América, he escuchado hablar milengua con otros tonos, y me he encon-trado con vocablos desconocidos y es-tructuras lingüísticas extrañas a las demi costumbre, sin detenerme a reflexio-nar sobre ello; pero es ahora, conversan-do con esta anciana, cuando se me reve-la que lo que ella habla no es un españolsecundario, alterado por la distancia deun supuesto núcleo canónico, sino mipropio español, mi lengua segura, aun-que con otra melodía y algunos rasgosque, en la diferencia, muestran preci-samente su personalidad y su autenti-cidad.

En la época de la que hablo he leídocon atención y gusto a los escritores delo que conocimos como boom latino-americano —varios acabarán convirtién-dose en clásicos vivos de nuestro idio-ma— y he advertido las peculiaridadesque le dan a su prosa su inconfundibleidentidad. Pero es a través de las pala-

bras de esta mujer del pueblo cuandocomprendo que mi lengua ya no tieneun único lugar de referencia, que puede

ser la misma y presentar otra melodía, eincluso un léxico donde convivan pacífi-camente lo habitual y lo ajeno, en tierras

para mí muy lejanas. La revelación deque la anciana no habla una lengua se-gundona de la mía es, en cierto modo,similar a otra: la que, al leer a los cronis-tas y escritores de Indias, a raíz de miprimer descubrimiento americano, tuveal comprender que, en los ComentariosReales, el Inca Garcilaso realiza un ge-nial injerto, al contarnos la historia desus antepasados a la luz de la culturagrecolatina.

Con los años he recorrido muchos lu-gares de Iberoamérica, he vuelto a tenergustosas conversaciones con hablantespopulares, y me sigue asombrando, conel deleite de compartir lo más hondo deese patrimonio, la variedad de registrosmelódicos y la riqueza de los vocabula-rios. Los hispanohablantes nunca sere-mos capaces de abarcar todas las músi-

cas de nuestro idioma, ni todo el léxicoque lo enriquece. La fragmentación co-munitaria ha favorecido la existencia demuchos reductos regionales, y en ellossurgen espacios verbales donde la intimi-dad, la familiaridad, ofrecen nuevos re-gistros de un al parecer infinito panora-ma de modulaciones del español.

Es una fecunda historia de hibrida-ciones, que van haciendo nacer nuevosretoños sobre el tronco firme de unasestructuras lingüísticas compartidas portodos. Por eso me gusta referirme a lasmelodías y los frutos de nuestra lengua.Hoy ya nadie puede presumir de hablareso que antes se llamaba “el mejor es-pañol”, porque el mejor español, ya po-lifónico, está disperso por el anchomundo. O

José María Merino (A Coruña, 1941) publicará elpróximo 10 de marzo la antología de todos suscuentos escritos entre 1982 y 2004 en el volumenHistorias del otro lugar (Alfaguara. Madrid, 2010.680 páginas. 22 euros).

Otras músicasLa voz de las novelas es siempre una invención. El autorque vive en el extranjero se debe dejar contaminar paraenriquecer la lengua. Por Juan Gabriel Vásquez

CADA VEZ que leo la Oda a Valpa-raíso —de donde he robado eltítulo de este artículo— o la Odaal caldillo de congrio, entierro

más profundamente en mi memoria loshorrendos, lacayunos, y a la vez sentidosversos que Neruda dedicó a su Capitán:“Ser hombres comunistas / es aún másdifícil, / y hay que aprender de Stalin / suintensidad serena, / su claridad concre-ta, / su desprecio / al oropel vacío, / a lahueca abstracción editorial”. Pelillos a lamar, Ricardo Neftalí, le digo mentalmenteal Poeta (llamándole por su nombre depila), mientras me pregunto unavez más cómo pudieron salir dela misma sensibilidad, y casi si-multáneamente, algunos de losengendros de Las uvas y el viento(1950-1953), incluyendo el largopoema dedicado a la muerte delsanguinario Bonaparte soviético,y el deslumbrante torrente líricode las Odas elementales (1954).Releo con el mismo placer que laprimera vez (allá en la prehis-toria de mis lecturas adultas) losversos dedicados a la ciudad(“qué loco, / puerto loco, / quécabeza / con cerros, / desgreña-da”) en la que, el próximo 2 demarzo, dará comienzo el V Con-greso Internacional de la LenguaEspañola, que durante cuatrodías se convertirá en la supremainstancia del idioma que habla-mos 450 millones de personas eneste atribulado planeta. Poetas ynarradores, filólogos y lingüistas,filósofos y científicos, periodis-tas y políticos (de todo pelaje),empresarios y economistas, yhasta el único monarca en ejerci-cio (por ahora) que tiene el espa-ñol como lengua materna, se reu-nirán para debatir el presente yel futuro de la lengua común,considerada bajo sus más varia-dos aspectos: desde espacio uni-versal de comunicación (en es-pectacular crecimiento) hastamercancía básica del cada díamás floreciente negocio de las industriasculturales. Las tablas de la ley en las quese basará implícitamente casi todo lo queallí se hable es la flamante y voluminosaNueva gramática de la lengua española(Espasa: 30.000 ejemplares vendidos), ela-borada colectivamente por las Academiasnacionales bajo la coordinación de la RAE.Don Víctor García de la Concha, el incan-sable muñidor (según la primera acepciónde la palabra que da el DRAE) del proyec-to, aceptará sin duda el merecido homena-je de sus cofrades, reunidos bajo techoacadémico mientras la ciudad que los aco-ge recibe indiferente el eterno “beso / delancho mar colérico”. Ya en el congreso

anterior (Cartagena de Indias, 2007) “elDirector” por antonomasia estuvo a puntode levitar de emoción ante el reconoci-miento de su triunfo (con Gabo y Clintoncomo espíritus tutelares y música de valle-nato como banda sonora): espero que estavez lo logre, y corone de ese modo unfecundo mandato que, definitivamente,ha puesto a la RAE en el mundo (real). Loque más lamento de no estar allí es nopoder disfrutar de un buen caldillo (“grávi-do y suculento”) de congrio, cuya nerudia-na Oda sigue siendo la más salivógena (sise me permite el neologismo) receta que

he leído en mi vida. Al fin y al cabo, ycómo expresaba con afectación el gran Le-zama Lima, comer es “incorporar mundoexterior a nuestra sustancia”. Quizás poreso, sólo de pensar en ese guiso popular ysagrado, y en su “fragancia iracunda”, laboca se me hace no charco, sino océanoPacífico.

RepartoEN EL EXTRAÑO y más o menos salomónicoreparto periódico de las publicaciones dela RAE entre Planeta (vía Espasa) y Santilla-na ahora llega el gran momento de la se-gunda. No olvido que algunos editores

(siempre ha habido envidiosos) se atrevena afirmar en privado (y a mi oído, siemprelimpio de cerumen) que dicho turno edito-rial podría tener algo de oligopolio consen-suado (y consentido), pero hoy no pretendovadear terrenos pantanosos, sino sumarmea la fiesta editorial que, con motivo del con-greso de Valparaíso, celebra Santillana consendas ediciones conmemorativas (bajo elauspiciante logo de la Academia) de los dospremios nobel chilenos: Pablo Neruda yGabriela Mistral. Del primero se publicauna Antología General (en librerías a par-tir del 10 de marzo), y de la segunda En

verso y en prosa, otra recopilación que noaparecerá hasta el 14 de abril. Ambas con-tinúan la serie de “grandes” de nuestroidioma iniciada con El Quijote (con oca-sión del IV Centenario) y proseguida luegocon Cien años de soledad (publicada conmotivo de la exaltación de su autor alOlimpo de la lengua, en Cartagena de In-dias, 2007) y La región más transparente,de Carlos Fuentes, un regalo (difícil deexplicar de otro modo) de la RAE y susasociadas con motivo del ochenta cum-pleaños de su autor, que sigue esperandootro más sustancioso con remite de Esto-colmo. Además de las antologías conme-morativas mencionadas, Santillana publi-

cará (también el 14 de abril) como platofuerte y referencial un esperado Dicciona-rio de americanismos (2.400 páginas) desti-nado a limar esos escollos y malentendi-dos léxicos que hacen que, por ejemplo,uno no pueda “coger” impunemente todolo que quiera (incluyendo “conchas” en laplaya) sin causar befa o escándalo al perso-nal no gachupín.

LatinoamericanosCON TOTAL SEGURIDAD, desde Rubén en ade-lante a los españoles se nos acabó el mono-

polio de la (gran) literatura encastellano. Y, desde mucho an-tes, al menos desde las indepen-dencias —ahora se conmemo-ran, también editorialmente, sus200 años— los inquilinos de laáspera y adusta Piel de Toro nomarcamos la pauta viva del idio-ma, ni somos sus amos en exclu-siva. La RAE tardó en compren-derlo, quizás más preocupada enlimpiar y fijar que en dar esplen-dor, pero ahora tiene bien apren-dida la lección. Hoy más quenunca, la suerte del español sejuega en América, cuya literaturase publica copiosamente en Es-paña, donde es premiada con losmás prestigiosos galardones lite-rarios (el Biblioteca Breve acabade concederse a El oficinista, delargentino —inédito en España—Guillermo Saccomanno). En to-do caso, desde el boom no se re-cordaba una eclosión semejantede abundancia (latino)america-na en las librerías españolas. Co-nocer la obra de los jóvenes escri-tores de nuestro “lado de allá”(generalizando a todo el conti-nente el “acá” de Horacio Olivei-ra en Rayuela) contribuye, comoya lo hizo espectacularmente enlos años sesenta y setenta, a en-sanchar el imaginario literario co-lectivo y el uso creativo de esteantiquísimo idioma que fue sem-brado en América (sin pedir per-

miso a los entonces propietarios de la tie-rra) hace cinco siglos. De lo último que meha interesado (y limitándome hoy sólo a lanarrativa) selecciono El fondo del cielo, deRodrigo Fresán (Mondadori, novela), Elmundo sin las personas que lo afean yarruinan, de Patricio Pron (Mondadori, re-latos), Señales que precederán al fin delmundo, de Yuri Herrera (Periférica, nove-la) y Locuela, de Carlos Labbé (Periférica,novela). Además, y muy disciplinadamen-te, le he dado mi repasito anual (incomple-to y a saltos) a Paradiso, de Lezama Lima,de quien este año deberíamos celebrarcon pompa el centenario del nacimiento.Con o sin edición conmemorativa. O

Valparaíso, qué disparate eresLa lengua polifónicaNadie habla ya “el mejor español”. El idioma de ambas orillas del Atlántico está lleno de vasos comunicantes por losque la lengua va y viene. Un escritor español que se ha pateado América Latina y un narrador colombiano asentadoen Barcelona reflexionan sobre esos viajes constantes de una lengua en perpetuo movimiento. Por José María Merino

Ilustración de Max.

Ilustración Chema Madoz.

Los hispanohablantesnunca seremos capaces deabarcar todas las músicasde nuestro idioma

SILLÓN DE OREJAS Por Manuel Rodríguez Rivero

EL PAÍS BABELIA 27.02.10 19

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Por Elisa Silió

VEINTIDÓS ESCRITORES de 22 paí-ses, con su correspondienteAcademia de la Lengua Espa-ñola —lo que incluye a Filipi-nas y Estados Unidos—, nodudaron en aceptar el encar-

go de Babelia: elegir un refrán o dicho quecaracterizase a su pueblo y lugar. Una pe-tición, sin embargo, que a más de unoresultó complicada. “No se trata de unaescogencia fácil porque en América Latinavivimos de refranes que encarnan las acti-tudes frente a la vida, una herencia penin-sular, por supuesto. Si no, basta leer elQuijote”, precisa el escritor nicaragüenseSergio Ramírez. Y hay quien, como el pa-raguayo José Pérez Reyes, no quiere arrin-conar las lenguas locales con las que se com-parten palabras: “Perros y mirones no falta-n en una carrera (de caballos)” (Jagua hamirón ndoatái carrerahápe, en japorá). “Esuna queja por alguna sugerencia inoportu-na o por la presencia de una persona inde-seada en una reunión”, explica el autor.

ARGENTINA

“Todo bicho que camina vaa parar al asador”

Es gaucho. Da la idea de que todo animalque ande puede ser comido, que ningunose salva, que no va a hacerse excepción.Hay otra frase, que no es un refrán, perose emplea bastante: “Cualquier colectivolo deja bien”. Se destina a las personasque se conforman con todo, que no dicenque no a nada. O del Martín Fierro, como:“Hacete amigo del juez, no le des de quéquejarse”. “Porque te quiero te aporreo”,también es citada invariablemente en laspeleas de pareja. Martín Kohan

BOLIVIA

“El que nace tatú, muere cavando”

Significa que al final uno no puede escon-der o negar lo que está en su naturaleza. Eltatú es una especie de armadillo que habi-ta en el Chaco boliviano. Remueve la tie-rra con sus uñas para hacer cuevas. Edmun-do Paz Soldán

COLOMBIA

“El que peca y reza, empata”

Los matones, los políticos corruptos, los ma-fiosos colombianos suelen ser todos muydevotos. Cuelga de su cuello un escapulariode la Virgen cuya magia consiste en no dejarque su portador muera en pecado mortal. Elrezo y las formas exteriores de la fe son sufi-cientes, si no para alcanzar el cielo, al me-nos para ganar el purgatorio. Héctor Abad

COSTA RICA

“Pura vida”

En boga desde hace tres décadas, el augeturístico convirtió este dicho popular en

marca país y en profecía autorrealizada.Elogio de la autoafirmación elevado al ran-go de eslogan nacional, semeja ser el espe-jo ideal de un país que se considera el másfeliz del mundo, pero revela el temor delcostarricense a mostrarse sin máscaras de-lante de los otros. Carlos Cortés

CUBA

“¿Con qué gallina va achapear cantero, si gallono pone huevo?”

Chapear significa “limpiar la tierra de male-zas y hierbas con el machete”, según elDRAE, aunque en el caso del gallo, lo queutiliza no es un machete sino las espuelas.El dicho proviene del culto afrocubano Re-gla de Palo Monte y significa que cada cualdebe ir a lo suyo. Suena un poco sexista,pero no. Se aplica a la persona, hombre omujer, que pretende hacer algo que sobrepa-sa sus capacidades físicas, intelectuales oeconómicas, actitud muy frecuente en lamayor de las Antillas. Tiene otra variante:“¿Con qué se sienta la cucaracha?”. Pero elde las aves de corral me gusta más porque amí las cucarachas… ¡Puaf! Ena Lucía Portela

CHILE

“El que fue a Melipilla,perdió su silla”

Este refrán pícaro y sabio nombra la ines-tabilidad. Nombra el poder como un trán-sito. Nombra los miedos más arcaicos. Ynombra un implacable e impecable cam-po de batalla social. Diamela Eltit

ECUADOR

“El peor enemigo del indio esel indio disfrazado de blanco”

Este refrán no es exclusivo de Ecuador, peroalgo dice del país. Sobre todo sus dos posi-bles lecturas. Fue cierto que cuando el indioecuatoriano mejoraba su situación, de unageneración a otra, terminaba renegando desu condición original, e incluso maltratandoal estamento del que provenía, como si lemolestara mirar atrás. Pero es la segundalectura del refrán la que me interesa: quequien lo haya creado o lo utilice sea precisa-mente un blanco para dividir a los indios,para debilitarlos, para apocar a quienes me-joran su situación, incluso para enfrentar-los. A fin de cuentas, la realidad es que losindios siguen llevando la peor parte, y dema-siados son los que se visten de indios, sinserlo, y de blancos, aunque sean indios. Ocomo dice el poeta Alan Mills: “El indio soyyo / A ver, repita conmigo”. Como a cual-quier refrán hay que darle varias vueltas pa-ra dorar todos sus flancos. No sólo es que elindio disfrazado de blanco sea enemigo delindio, y el blanco tradicionalmente enemigohasta de su especie, sino que cualquier hom-bre se convierte en su peor enemigo cuandoexcluye los turbios, extraños, inexplicablesregistros de su propia voz. Leonardo Valencia

EL SALVADOR

“La necesidad tiene car’e perro”

(O cara de perro, pero por las distorsionesde la pronunciación oral decimos car’e…)

Utilizamos el dicho para señalar que esta-mos haciendo algo que no nos gusta parasatisfacer nuestras necesidades: un traba-jo pesado y mal pagado; arriesgar la vida ysepararnos de los nuestros y emigrar; oaguantar una situación desagradable por-que no hay otra opción. Jacinta Escudos

ESPAÑA

“Mantenerla y no enmendarla”

Es un refrán del siglo XVI que responde ala actitud del pueblo español y sus gober-nantes a lo largo de la historia. Ana MaríaMatute

ESTADOS UNIDOS

“Nadie jamás se ha quebradopor subestimar la inteligenciadel público norteamericano”

El dicho es cruel, pero jamás más certeroque ahora. Sarah Palin, el movimiento TeaParty, los reality shows… Hay un públicoque fácilmente se deja convencer por lasempresas petroleras y sus políticos que opi-nan que el cambio climático es nada másque una burla, como la reforma del sistemade salud. O las cínicas cabezas parlantes decable o con los super-idiotas de Fox News.Vivimos sumergidos en lo que Saul Bellow,en otro dicho notable, calificó como el “Mo-ronic Inferno”. Francisco Golman

FILIPINAS

“Cuando la manta es corta,aprende a acurrucarte”

(Habang maikli ang kumot, matutong ma-maluktot, en tagalo)

La característica más representativa del fili-pino es la capacidad de adaptarse a cual-quier circunstancia. Paulina Constancia y Ed-mundo Farolán

GUATEMALA

“Aquí puyan con tortilla tiesa”

Guatemala es un lugar tan violento y tanpobre que puyan (apuñalan) no sólo concualquier arma, no sólo con el alimento prin-cipal (maíz), no sólo con los residuos viejosy duros de ese alimento principal (tortilla),sino con el filo del lenguaje. Eduardo Halfon

HONDURAS

“Bien vale perder un barco porconocer un puerto”

Típico de mi madre. Es bellísimo, poético,nostálgico, no ocupa aclararlo: por la Gran

Ilusión vale sacrificar algo o mucho. Otromuy de acá es: “Machete estate en tu vai-na”. Lo particular es que sólo hay un enun-ciado a medias, no tiene conclusión verbal.Tampoco la ocupa porque sólo esa oraciónya expresa la idea: hay que contenerse, nosaltar a la violencia con la primera agre-sión (mejor que el arma esté quieto en suvaina). También pide no provocar. Cuan-do alguien está ofendiendo se le dice elrefrán, o sea, que haya paz para no pelear,no nos vayamos a las manos. Julio Escoto

MÉXICO

“Por más tarde que amanezca,el sol sale para todos”

En México se dice que el sol es la cobijade los pobres. Pero creo que también sedijo lo mismo en la película neorrealistaitaliana de Roberto Rossellini, Milagroen Milán, en la que todos los pobres quehan pasado una mala noche corren arefugiarse juntos bajo el primer rayo desol. La imagen es inolvidable, al menosasí lo fue para mí. En México, cuando nohay sol, la gente se muere. En mi país elfrío es intolerable y el peor asesino por-que, a diferencia de Europa, las casas notienen calefacción y las de las barriadasy cinturones de miseria son de cartón yde lámina, y muchos de sus habitantesamanecen sin vida. Elena Poniatowska

NICARAGUA

“Al que nació para chancho,del cielo le cae la mazorca”

Frente a la conciencia popular, el desti-no parece siempre ineluctable, y los do-nes y las desgracias serán repartidas sinfalta desde el cielo sobre la cabeza decada quien. Por eso a los chanchos noles faltarán las mazorcas de maíz. SergioRamírez

PANAMÁ

“Quiso agarrar los mangosbajito”Aunque tenía opciones más conocidas, es-te dicho me pareció mejor representantedel trópico panameño y su gente. Además,adivino en él una paradoja: es un regaño yuna luz. Agarrar los mangos bajito es triun-far sin trabajar, ¿tal cosa es terrible o mara-villosa? Carlos Wynter Melo

PARAGUAY

“Solamente sobre el cocotero ysobre el pobre caen los rayos”

(Mbokaja ha mboriahúrente rayo ho’áva,en guaraní)

En la rica tradición oral del Paraguayabundan los refranes, en guaraníñe’ênga. Están siempre vigentes. En gua-raní no hay consenso gramatical, puessiempre se basó en la oralidad. Las gra-

fías varían un montón. Este dicho es muyaplicable a la reciente “crisis energética”con insufribles cortes de luz que nos obli-garon, en este caluroso febrero, a sopor-tar la desgracia de oscuros e ineficacesentes estatales en un país de grandeshidroeléctricas. José Pérez Reyes

PERÚ

“Otorongo no come otorongo”

El otorongo es un felino de la selva perua-na. Lamentablemente se convoca al pobreanimalillo para sostener que, entre pares,la coima, la corrupción y la podredumbrese tapan. Lo sostuvo un congresista duran-te el Gobierno de Alejandro Toledo paradescalificar a sus colegas. Hoy se repite pa-ra jueces, políticos de toda monta, milita-res y, justo es decirlo, hasta periodistas. Elotoronguismo es ya un vicio nacional porantonomasia. Rocío Silva Santisteban

PUERTO RICO

“La luz de adelante es la quealumbra”

Es la perfecta huella digital del puertorrique-ño. A los boricuas nos gusta pensarnos lis-tos, astutos, oportunistas. Si tenemos unplan, por ejemplo, ir a cenar con una amigaa las siete, pero a las seis y media nos encon-tramos con una ex, dejamos el plan anteriorpor el nuevo, plantamos a la amiga porquien se nos acaba de cruzar en el caminoporque “la luz de adelante es la que alum-bra”. Yolanda Arroyo Pizarro

REPÚBLICA DOMINICANA

“Nos llevan como caña parael ingenio”

Se refiere al agobio; a la certidumbre delriesgo que rige la antillanía, en donde laindustria azucarera marcó todos los ám-bitos; dejándonos en una suburbia aglo-merada de cualquier manera. Todos so-mos un bagazo. Rey Emmanuel Andújar

URUGUAY

“Los de afuera son de palo”

Conocida es la afición de los uruguayospor el fútbol. Se atribuye la frase a ObdulioVarela, capitán de la selección, durante lafinal del Campeonato Mundial de 1950.Con ella habría alentado a sus compañerosantes de salir a jugar el segundo tiempo enel estadio de Maracaná repleto de hinchasbrasileños. Aunque Brasil era el favorito,Uruguay se alzó con el triunfo y se coronócampeón. La hazaña adquirió ribetes degesta heroica. Para los uruguayos es un re-cordatorio de que lo importante es la acti-tud y el empeño que cada quien ponga enalcanzar una meta. Claudia Amengual

VENEZUELA

“Tarde piaste, pajarito”

Alude a las consecuencias negativas y a ve-ces nefastas de una actuación a destiempo.Su origen es campesino, del llano venezola-no. Me gusta por su concisión. Es un dichomuy mentado y recordado pues lo utilizó,en su momento, con una eficacia demoledo-ra, Luis Herrera Campins, candidato presi-dencial (1978), al referirse a su rival LuisPiñerúa Ordaz. Por supuesto, Herrera Cam-pins ganó las elecciones. Ednodio Quintero

La vida de los refranesHispanoamérica ha asimilado, adaptado y reinventado un buen número de dichos peninsulares. A esta filosofíapopular ha añadido la cultura de sus pueblos nativos como el guaraní o el jopará. Veintidós escritores de sendospaíses, donde hay una Academia de la Lengua, comparten los refranes preferidos o que mejor retratan a susregiones. Hay espacio para todo: desde resonancias del Quijote hasta cultos afrocubanos

Ilustración de Ángel de Pedro.

CONGRESO DE LA LENGUA / Tradición Oral

20 EL PAÍS BABELIA 27.02.10

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VEINTIDÓS ESCRITORES de 22 paí-ses, con su correspondienteAcademia de la Lengua Espa-ñola —lo que incluye a Filipi-nas y Estados Unidos—, nodudaron en aceptar el encar-

go de Babelia: elegir un refrán o dicho quecaracterizase a su pueblo y lugar. Una pe-tición, sin embargo, que a más de unoresultó complicada. “No se trata de unaescogencia fácil porque en América Latinavivimos de refranes que encarnan las acti-tudes frente a la vida, una herencia penin-sular, por supuesto. Si no, basta leer elQuijote”, precisa el escritor nicaragüenseSergio Ramírez. Y hay quien, como el pa-raguayo José Pérez Reyes, no quiere arrin-conar las lenguas locales con las que se com-parten palabras: “Perros y mirones no falta-n en una carrera (de caballos)” (Jagua hamirón ndoatái carrerahápe, en japorá). “Esuna queja por alguna sugerencia inoportu-na o por la presencia de una persona inde-seada en una reunión”, explica el autor.

ARGENTINA

“Todo bicho que camina vaa parar al asador”

Es gaucho. Da la idea de que todo animalque ande puede ser comido, que ningunose salva, que no va a hacerse excepción.Hay otra frase, que no es un refrán, perose emplea bastante: “Cualquier colectivolo deja bien”. Se destina a las personasque se conforman con todo, que no dicenque no a nada. O del Martín Fierro, como:“Hacete amigo del juez, no le des de quéquejarse”. “Porque te quiero te aporreo”,también es citada invariablemente en laspeleas de pareja. Martín Kohan

BOLIVIA

“El que nace tatú, muere cavando”

Significa que al final uno no puede escon-der o negar lo que está en su naturaleza. Eltatú es una especie de armadillo que habi-ta en el Chaco boliviano. Remueve la tie-rra con sus uñas para hacer cuevas. Edmun-do Paz Soldán

COLOMBIA

“El que peca y reza, empata”

Los matones, los políticos corruptos, los ma-fiosos colombianos suelen ser todos muydevotos. Cuelga de su cuello un escapulariode la Virgen cuya magia consiste en no dejarque su portador muera en pecado mortal. Elrezo y las formas exteriores de la fe son sufi-cientes, si no para alcanzar el cielo, al me-nos para ganar el purgatorio. Héctor Abad

COSTA RICA

“Pura vida”

En boga desde hace tres décadas, el augeturístico convirtió este dicho popular en

marca país y en profecía autorrealizada.Elogio de la autoafirmación elevado al ran-go de eslogan nacional, semeja ser el espe-jo ideal de un país que se considera el másfeliz del mundo, pero revela el temor delcostarricense a mostrarse sin máscaras de-lante de los otros. Carlos Cortés

CUBA

“¿Con qué gallina va achapear cantero, si gallono pone huevo?”

Chapear significa “limpiar la tierra de male-zas y hierbas con el machete”, según elDRAE, aunque en el caso del gallo, lo queutiliza no es un machete sino las espuelas.El dicho proviene del culto afrocubano Re-gla de Palo Monte y significa que cada cualdebe ir a lo suyo. Suena un poco sexista,pero no. Se aplica a la persona, hombre omujer, que pretende hacer algo que sobrepa-sa sus capacidades físicas, intelectuales oeconómicas, actitud muy frecuente en lamayor de las Antillas. Tiene otra variante:“¿Con qué se sienta la cucaracha?”. Pero elde las aves de corral me gusta más porque amí las cucarachas… ¡Puaf! Ena Lucía Portela

CHILE

“El que fue a Melipilla,perdió su silla”

Este refrán pícaro y sabio nombra la ines-tabilidad. Nombra el poder como un trán-sito. Nombra los miedos más arcaicos. Ynombra un implacable e impecable cam-po de batalla social. Diamela Eltit

ECUADOR

“El peor enemigo del indio esel indio disfrazado de blanco”

Este refrán no es exclusivo de Ecuador, peroalgo dice del país. Sobre todo sus dos posi-bles lecturas. Fue cierto que cuando el indioecuatoriano mejoraba su situación, de unageneración a otra, terminaba renegando desu condición original, e incluso maltratandoal estamento del que provenía, como si lemolestara mirar atrás. Pero es la segundalectura del refrán la que me interesa: quequien lo haya creado o lo utilice sea precisa-mente un blanco para dividir a los indios,para debilitarlos, para apocar a quienes me-joran su situación, incluso para enfrentar-los. A fin de cuentas, la realidad es que losindios siguen llevando la peor parte, y dema-siados son los que se visten de indios, sinserlo, y de blancos, aunque sean indios. Ocomo dice el poeta Alan Mills: “El indio soyyo / A ver, repita conmigo”. Como a cual-quier refrán hay que darle varias vueltas pa-ra dorar todos sus flancos. No sólo es que elindio disfrazado de blanco sea enemigo delindio, y el blanco tradicionalmente enemigohasta de su especie, sino que cualquier hom-bre se convierte en su peor enemigo cuandoexcluye los turbios, extraños, inexplicablesregistros de su propia voz. Leonardo Valencia

EL SALVADOR

“La necesidad tiene car’e perro”

(O cara de perro, pero por las distorsionesde la pronunciación oral decimos car’e…)

Utilizamos el dicho para señalar que esta-mos haciendo algo que no nos gusta parasatisfacer nuestras necesidades: un traba-jo pesado y mal pagado; arriesgar la vida ysepararnos de los nuestros y emigrar; oaguantar una situación desagradable por-que no hay otra opción. Jacinta Escudos

ESPAÑA

“Mantenerla y no enmendarla”

Es un refrán del siglo XVI que responde ala actitud del pueblo español y sus gober-nantes a lo largo de la historia. Ana MaríaMatute

ESTADOS UNIDOS

“Nadie jamás se ha quebradopor subestimar la inteligenciadel público norteamericano”

El dicho es cruel, pero jamás más certeroque ahora. Sarah Palin, el movimiento TeaParty, los reality shows… Hay un públicoque fácilmente se deja convencer por lasempresas petroleras y sus políticos que opi-nan que el cambio climático es nada másque una burla, como la reforma del sistemade salud. O las cínicas cabezas parlantes decable o con los super-idiotas de Fox News.Vivimos sumergidos en lo que Saul Bellow,en otro dicho notable, calificó como el “Mo-ronic Inferno”. Francisco Golman

FILIPINAS

“Cuando la manta es corta,aprende a acurrucarte”

(Habang maikli ang kumot, matutong ma-maluktot, en tagalo)

La característica más representativa del fili-pino es la capacidad de adaptarse a cual-quier circunstancia. Paulina Constancia y Ed-mundo Farolán

GUATEMALA

“Aquí puyan con tortilla tiesa”

Guatemala es un lugar tan violento y tanpobre que puyan (apuñalan) no sólo concualquier arma, no sólo con el alimento prin-cipal (maíz), no sólo con los residuos viejosy duros de ese alimento principal (tortilla),sino con el filo del lenguaje. Eduardo Halfon

HONDURAS

“Bien vale perder un barco porconocer un puerto”

Típico de mi madre. Es bellísimo, poético,nostálgico, no ocupa aclararlo: por la Gran

Ilusión vale sacrificar algo o mucho. Otromuy de acá es: “Machete estate en tu vai-na”. Lo particular es que sólo hay un enun-ciado a medias, no tiene conclusión verbal.Tampoco la ocupa porque sólo esa oraciónya expresa la idea: hay que contenerse, nosaltar a la violencia con la primera agre-sión (mejor que el arma esté quieto en suvaina). También pide no provocar. Cuan-do alguien está ofendiendo se le dice elrefrán, o sea, que haya paz para no pelear,no nos vayamos a las manos. Julio Escoto

MÉXICO

“Por más tarde que amanezca,el sol sale para todos”

En México se dice que el sol es la cobijade los pobres. Pero creo que también sedijo lo mismo en la película neorrealistaitaliana de Roberto Rossellini, Milagroen Milán, en la que todos los pobres quehan pasado una mala noche corren arefugiarse juntos bajo el primer rayo desol. La imagen es inolvidable, al menosasí lo fue para mí. En México, cuando nohay sol, la gente se muere. En mi país elfrío es intolerable y el peor asesino por-que, a diferencia de Europa, las casas notienen calefacción y las de las barriadasy cinturones de miseria son de cartón yde lámina, y muchos de sus habitantesamanecen sin vida. Elena Poniatowska

NICARAGUA

“Al que nació para chancho,del cielo le cae la mazorca”

Frente a la conciencia popular, el desti-no parece siempre ineluctable, y los do-nes y las desgracias serán repartidas sinfalta desde el cielo sobre la cabeza decada quien. Por eso a los chanchos noles faltarán las mazorcas de maíz. SergioRamírez

PANAMÁ

“Quiso agarrar los mangosbajito”Aunque tenía opciones más conocidas, es-te dicho me pareció mejor representantedel trópico panameño y su gente. Además,adivino en él una paradoja: es un regaño yuna luz. Agarrar los mangos bajito es triun-far sin trabajar, ¿tal cosa es terrible o mara-villosa? Carlos Wynter Melo

PARAGUAY

“Solamente sobre el cocotero ysobre el pobre caen los rayos”

(Mbokaja ha mboriahúrente rayo ho’áva,en guaraní)

En la rica tradición oral del Paraguayabundan los refranes, en guaraníñe’ênga. Están siempre vigentes. En gua-raní no hay consenso gramatical, puessiempre se basó en la oralidad. Las gra-

fías varían un montón. Este dicho es muyaplicable a la reciente “crisis energética”con insufribles cortes de luz que nos obli-garon, en este caluroso febrero, a sopor-tar la desgracia de oscuros e ineficacesentes estatales en un país de grandeshidroeléctricas. José Pérez Reyes

PERÚ

“Otorongo no come otorongo”

El otorongo es un felino de la selva perua-na. Lamentablemente se convoca al pobreanimalillo para sostener que, entre pares,la coima, la corrupción y la podredumbrese tapan. Lo sostuvo un congresista duran-te el Gobierno de Alejandro Toledo paradescalificar a sus colegas. Hoy se repite pa-ra jueces, políticos de toda monta, milita-res y, justo es decirlo, hasta periodistas. Elotoronguismo es ya un vicio nacional porantonomasia. Rocío Silva Santisteban

PUERTO RICO

“La luz de adelante es la quealumbra”

Es la perfecta huella digital del puertorrique-ño. A los boricuas nos gusta pensarnos lis-tos, astutos, oportunistas. Si tenemos unplan, por ejemplo, ir a cenar con una amigaa las siete, pero a las seis y media nos encon-tramos con una ex, dejamos el plan anteriorpor el nuevo, plantamos a la amiga porquien se nos acaba de cruzar en el caminoporque “la luz de adelante es la que alum-bra”. Yolanda Arroyo Pizarro

REPÚBLICA DOMINICANA

“Nos llevan como caña parael ingenio”

Se refiere al agobio; a la certidumbre delriesgo que rige la antillanía, en donde laindustria azucarera marcó todos los ám-bitos; dejándonos en una suburbia aglo-merada de cualquier manera. Todos so-mos un bagazo. Rey Emmanuel Andújar

URUGUAY

“Los de afuera son de palo”

Conocida es la afición de los uruguayospor el fútbol. Se atribuye la frase a ObdulioVarela, capitán de la selección, durante lafinal del Campeonato Mundial de 1950.Con ella habría alentado a sus compañerosantes de salir a jugar el segundo tiempo enel estadio de Maracaná repleto de hinchasbrasileños. Aunque Brasil era el favorito,Uruguay se alzó con el triunfo y se coronócampeón. La hazaña adquirió ribetes degesta heroica. Para los uruguayos es un re-cordatorio de que lo importante es la acti-tud y el empeño que cada quien ponga enalcanzar una meta. Claudia Amengual

VENEZUELA

“Tarde piaste, pajarito”

Alude a las consecuencias negativas y a ve-ces nefastas de una actuación a destiempo.Su origen es campesino, del llano venezola-no. Me gusta por su concisión. Es un dichomuy mentado y recordado pues lo utilizó,en su momento, con una eficacia demoledo-ra, Luis Herrera Campins, candidato presi-dencial (1978), al referirse a su rival LuisPiñerúa Ordaz. Por supuesto, Herrera Cam-pins ganó las elecciones. Ednodio Quintero

La vida de los refranesHispanoamérica ha asimilado, adaptado y reinventado un buen número de dichos peninsulares. A esta filosofíapopular ha añadido la cultura de sus pueblos nativos como el guaraní o el jopará. Veintidós escritores de sendospaíses, donde hay una Academia de la Lengua, comparten los refranes preferidos o que mejor retratan a susregiones. Hay espacio para todo: desde resonancias del Quijote hasta cultos afrocubanos

Ilustración de Ángel de Pedro.

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TEMA DE HOY (monográfico, bien seve): la lengua española o castella-na. A ser posible, en su faceta dra-mática, ya que este recuadro alber-

ga habitualmente críticas de teatro. Primerapregunta: señale, hágame el favor, cimasque dieron a la caza alcance. Ah, ésa me lasé, no hay que romperse mucho los cascos:Valle y Lorca, Padres Funda-dores y Maestros Mágicos.Aunque si se trata de fecharel lingotazo (o lengüetazo)originario, Lorca me intoxicó(o me lamió, con perdón) pri-mero. A los siete años (míos).Y no con una función sinocon un poema, que para elcaso es lo mismo: intoxica-ción (y alucinación subsi-guiente) por ingesta de frutaalienígena. Tengo, pues, sieteaños, y acabo de encontrarun libro que mi abuelo ha es-condido detrás de la estan-tería: Romancero gitano, enuna edición del Frente Popu-lar (1937, 5 céntimos). Las ta-pas están forradas con papelde periódico. Abro el libro yen aquellas páginas que casise me deshacían entre los de-dos leo: “Ajo de agónica pla-ta / la luna menguante po-ne / cabelleras amarillas / alas amarillas torres”. No en-tiendo un grijo pero me que-do turulato, transido, acalam-brado. Acojonado, para serpreciso. Como si acabarande plantarme en los morrosel ojo degollado de Un perroandaluz. ¡Ajo de agónica pla-ta! ¡Qué hijo de puta! No sa-bía yo que con las palabras se podían desti-lar tales zumos. ¿Y Valle? Valle tardó unpoco más en atizarme en la cresta. Primerafulguración: Romance de lobos, el montajede José Luis Alonso, en el Moratín de Barce-lona, 1971, con el inmenso José Bódalo. Yohabía descubierto a Valle, como todo quis-que, en las bienaventuradas ediciones deAustral, y no sabía si me parecían más sucu-lentas las acotaciones o los diálogos deaquel lenguaje que sabía ser “zurriago ycaricia”, pero lo de Alonso fue un zambom-bazo: realmente divinas palabras, escucha-das, paladeadas, encarnadas en la voz deBódalo y compañía. En plata: la convicciónde la simbiosis absoluta, de que el texto nopodía sentirse ni decirse de otro modo. Porcierto que entre Lorca y Valle hubo un inter-ludio que no me quiero saltar. Si el primerbeso de lengua llegó a caballo del surrealis-mo (con crines amarillas), el siguiente viaja-ba en el serpentín refrigerante del humor.

Nueva puerta abierta al otro lado, al País dela Fantasía: a lo grotesco, lo delirante, loinverosímil. Ahora tengo doce años y el tea-tro clásico español me parece engolado yaltisonante: encuentro más invención, máslocura, más ritmo y centelleo en un progra-ma televisivo llamado Risa Española, por elque desfila, gracias sean dadas a los dioses,

un puñado de malabaristas del idioma lla-mados Arniches, Jardiel, Muñoz Seca, Mi-hura, García Álvarez, servidos por un nomenos magistral equipo de acróbatas, ga-rantes de alegría instantánea: Valeriano An-drés, Luis Varela, Alfredo Landa, Rafael Ló-pez Somoza y un largo etcétera. Espere unmomento, chato: ¿en serio me dice que elteatro clásico español no le parecía la mon-da? En serio le digo que sólo a ratos, nari-gón. Lope era seco y fresco como una casabien ventilada, pero el barroco patrio meresultaba excesivamente retorcido y canta-rín: demasiada deliberación formal. Ah, ca-ramba ¿Y no la hay en su adorado Valle?Claro que sí, pero por un lado la trasciendey por otro no está forzada. A mi modo dever, el músculo de la lengua, tanto poéticacomo dramática (de nuevo viene a ser lomismo) reside en la musicalidad y la flui-dez de su vuelo; en la capacidad de ir de lomás aéreo a lo más terrenal sin trepidacio-

nes, como promulgó el señor Shakespeare.Y en la alquimia de emoción, contempla-ción y agitación sin forzar el tono, que siem-pre queda feo. Cuando digo “excesiva de-liberación formal” me refiero a que losbosques barrocos a menudo no dejan verlos árboles: en Valle y en Lorca, en cambio,tiemblan todas las hojas y se te llena la

boca de fruta y de sangre. Es que son pri-mos hermanos, salta a la vista. Dos espíri-tus libres y salvajes, dos visionarios queescriben “para el teatro del porvenir”. Unoquiere excavar un túnel bajo la arena para

“extraer una fuerza oculta, para contar lascosas que nos pasan y las que nos negamosa ver” y mira hacia lo hondo; el otro mira alo largo y desde arriba; los dos tocan el otrolado y escriben desde allí. Esos dos chava-les se hablan de terrado a terrado con doslatas vacías de Cola-Cao, enlazados por elmismo hilo. Lorca: “Quiero visitar el mun-

do estático donde viven to-das mis posibilidades y paisa-jes perdidos; quiero entrarfrío pero agudo en el jardínde las simientes no florecidasy de las teorías ciegas en bus-ca del amor que no tuve peroque era mío”. Valle: “Mi esté-tica es una superación del do-lor y de la risa, como debenser las conversaciones de losmuertos al contarse las histo-rias de los vivos. Yo quisieraver este mundo desde la pers-pectiva de la otra ribera”. Últi-ma pregunta, que se acaba elrecuadro. ¿Nacieron criaturi-tas de ese polvo cósmico? Po-cas, la verdad. En el teatroespañol, guárdeme usted elsecreto, demasiadas veces sebesa sin lengua. O con unalengua plana, funcional o fun-cionarial, sin eco y sin miste-rio, o con la resonancia deuna mala traducción… Vale,corte la cháchara y mójese.Muy bien, vamos allá. A botepronto le diría que la coyun-da de Valle y Lorca engendróa Arrabal y a Nieva, pero esono lo pienso (o no lo siento)de un modo constante ni ab-soluto: depende del fulgor ydepende de la noche. De un

modo constante y absoluto lo pienso y losiento ante los empeños de Eusebio Calon-ge y sus compadres de la Zaranda. Los úni-cos que en el teatro de hoy siguen buscan-do la trascendencia y lo sagrado; los únicosque creen que “entre día y día están lossueños”; los únicos que se atreven a procla-mar, mientras los listillos alzan su previsi-ble risita, que “el teatro es una herramientade Dios para comunicarse con el hombre”.Y que la fe es la creación, y la fe es siemprealegre. Eso dice Calonge, más spinozistaque Spinoza. La fe y la risa, nunca la risita,“de quienes aún sienten la nostalgia delparaíso frente a la carcajada desdentadadel tiempo”. Calonge y La Zaranda, quehan vuelto estos días al Español (¿dónde, sino?) con Futuros difuntos. O

Futuros difuntos. Eusebio Calonge. La Zaranda. Tea-tro Inestable de Andalucía la Baja. Teatro Español.Madrid. Hasta el 28 de febrero. www.lazaranda.net.

Valle-Inclán, en su despacho. Foto: Alfonso (1930).

Calonge y La Zarandase atreven a proclamar,mientras los listillos alzansu previsible risita, que “elteatro es una herramientade Dios para comunicarsecon el hombre”

Besos con lenguaLos bosques barrocos a menudo no dejan ver los árboles. Sin embargo, en Valle-Inclán y en Lorca tiemblantodas las hojas y se te llena la boca de fruta. Dos espíritus libres y salvajes que escriben para el teatro del porvenir

PURO TEATRO Por Marcos Ordóñez

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UN DÍA DE GRAN temporal PabloNeruda desde una ventana deIsla Negra, su casa en la costa,cerca de Santiago de Chile, vio

un tablón, resto de un naufragio, que erabatido furiosamente por el oleaje. Convoz imperativa Neruda le dijo a su mu-jer: “Matilde, el océano le trae la mesa alpoeta. Vete por ella”. Matilde se echóvestida al agua y luchó contra un océanoencrespado para complacer a su maridocon grave riesgo de morir ahogada. Esamadera de barco se halla montada en unrincón de Isla Negra y en esa mesa elpoeta, sin duda, habrá escrito algunosversos insignes. Forma parte del montónde objetos que Neruda fue coleccionan-do en sus viajes por todo el mundo, cara-colas, mascarones de proa, botellas decolores, mariposas, diablos, máscaras,espuelas, conchas marinas. Este acopiocompulsivo, ejemplo de horror al vacío,produce cierto desasosiego al deambu-lar por los espacios de esa casa. Uno nosabe dónde poner los pies para no car-garte un cacharro.

En la entrada hay otra mesa en cuyocentro confluyen las miradas de cuatromascarones colgados en cada ángulo dela sala. Cuando necesitaba inspiración,Neruda solía colocar el cuaderno abiertoen ese punto donde se concentraba laenergía de las miradas de los cuatro mas-carones, que habían navegado por todosmares y comenzaba a escribir un poema.Un intelectual chileno muy elegante e iró-nico, después de mostrarme un día aquelmuseo de Isla Negra, donde aflora impú-dicamente el enorme ego del poeta, con-vertido en una almoneda, en voz baja,comentó: “¿Este Neruda, en realidad, nosería argentino?”.

Era volcánico en los versos y en losamores. Juan Ramón Jiménez, que en susjuicios malvados siempre solía acertar,dijo: “Neruda es un gran poeta… malo”.Con versos de oro junto a otros de barro,Veinte poemas de amor y una cancióndesesperada, publicado en 1924, enamo-ró a innumerables adolescentes y le llevóa la fama. A partir de ese momento Nef-talí Reyes, bajo el seudónimo de Nerudarobado a un poeta checo, comenzó a de-vorar amantes, a desbocarse en un ríocaudaloso de lava poética y a concentrartodo el odio contra su paisano el poetaVicente Huidobro. Entre los dos hasta lamuerte el rencor se convirtió en un espec-táculo carnívoro, casi en un oficio más.

Vicente Huidobro, nacido en Santiagoen 1893, vástago de una familia adinera-da de prohombres de la política y la ban-ca, fue un vanguardista, fundador delcreacionismo, viajero y esnob, inteligen-te, esteta, comunista, señorito y ateo, quese movió entre la élite intelectual y artísti-ca de París en 1917 con Apollinaire, Coc-teau, Breton, Louis Aragon, Max Jacob yPaul Eluard. Picasso le hizo un retrato.Después en 1927 alternó en Hollywoodcon Charles Chaplin, con Douglas Fair-banks y Gloria Swanson. Participó en laguerra mundial con los Aliados y fue heri-do en la cabeza. Bastó con que en unaantología poética Eduardo Anguita pusie-ra en primer lugar a Huidobro para quelos celos desencadenaran en Neruda unatormenta interior que culminó en el famo-so poema Aquí estoy, una avalancha deinsultos escatológicos, a la que sólo lerestó al final tirar de la cadena del retrete.Cabrones, hijos de puta, hoy ni mañanani jamás acabareis conmigo, comunistade culo dorado, y me cago en la puta queos mal parió, vidrobos, aunque escribáisen francés con el retrato de Picasso en lasverijas. Y así sucesivamente, hasta el fon-do de los intestinos. Huidobro tambiénera mujeriego. Raptó a una adolescentede 16 años y se fugó con ella, luego seenamoró de la niña Juanita Fernández,que acabó siendo monja y llegó a la santi-

dad bajo el nombre de sor Teresa de losAndes. En 1947 este enemigo de Nerudatuvo un derrame cerebral, producto delas heridas de guerra y murió poco des-pués. Está enterrado en Cartagena bajoeste epitafio: “Aquí yace el poeta VicenteHuidobro. Abrid la tumba. Al fondo deesta tumba se ve el mar”.

Muerto Huidobro se acabó la rabia.

Serenado ya el ánimo, el corazón convul-so de Neruda iba atravesando cuerpossucesivos o simultáneos de mujer y reci-biendo honores con gorra de marino yblazer azul con botones de ancla. TeresaVázquez había sido su primer amor, a laque sucedieron Albertina Azócar, LauraArrué, Josie Bliss, llamada la pantera bir-mana, Maria Antonieta Hagenaar, su pri-mera esposa legal, joven malaya de origenholandés, sustituida por Delia del Carril,intelectual argentina, 20 años mayor queel poeta, llamada la Hormiga. En 1946Neruda había conocido a Matilde Urru-tia, estudiante de canto, durante un con-cierto en un Parque Forestal y estableciócon ella un amor secreto, sumergido, lle-no de aventuras que vivían mediante ci-tas, cartas y viajes paralelos por Argentina,México y Europa. Matilde seguía desde lasombra a Pablo y Delia adonde quiera quefuera la pareja, de modo que en un mis-

mo tren podían ir ellos en primera clase yMatilde emboscada acompañaba a suamante en el mismo convoy en un vagónde tercera para inscribirse en otro hotelde la ciudad y concertar encuentros apa-rentemente fortuitos. Un verano que con-siguieron estar solos en Capri simularonque los casaba la luna llena, un juegoromántico que duró hasta 1955 en queeste amor fue descubierto mediante unchivatazo. A partir de ese momento Deliase esfumó y Matilde Urrutia ocupó porentero el corazón del poeta. Ella le procu-ró la inspiración de Los versos del capi-tán, tal vez su mejor libro.

Aquellas cartas secretas de amor dePablo a Matilde que fueron manuscritascon pulso febril y el corazón en llamasentre 1950 y 1955 desde distintas ciuda-des, hoteles, aviones y barcos pueden serleídas ahora en el libro que acaba de pu-blicar Seix Barral. Todos los adjetivos me-losos que servirían para el peor de losboleros campean en estas páginas, vidamía, amor mío, mi perra, mi tesoro, unmanantial de confitura que no cesaba debrotar. “Amor mío recibí tu carta, ya tecreo en camino, tú sabes mejor qué ha-cer. Apenas estés de fijo en alguna partecomunica oficialmente tu dirección, yote escribiré enseguida. Pienso en ti cadanoche, cada mañana, cada día, en noso-tros”. “Hoy es sábado 28 y he amanecidosin tus pies. Fue así. Me desperté y toquéal fin de la cama una cosa durita queresultó ser la almohada, pero después demuchas ilusiones mías”.

Cuando esta pasión sumergida salió ala luz, llegó para los amantes una felici-dad estable. Pablo y Matilde se pasearonjuntos por todos los premios oficiales, re-cepciones, medallas y homenajes. Perono todo era tan suave. En medio de lagloria un día Matilde sorprendió a Pabloen la cama con su sobrina Alicia Urrutia,de 25 años, que la pareja tenía de criada.Matilde la echó de casa y forzó a su mari-do a salir de Chile. Allende lo nombróembajador en París. Al final de la vida,cuando Neruda cayó enfermo, era Matil-de la que viajaba y él esperaba sus cartaspostrado en Isla Negra. Ahora los adjeti-vos románticos se cambian por otros másdomésticos. El 7 de mayo de 1973 el poe-ta escribe a Matilde y le pide que no se leolvide traerle papel higiénico soportable.

Cuando Neruda obtuvo el 1971 el Pre-mio Nobel recibió otra carta. Era de lajoven y abandonada Alicia desde Argenti-na: “Pablo amor quisiera que esta cartallegue el día 12 de julio de tu cumplea-ños. Pablo amor que seas feliz. Todas lashoras del día y de la noche estés dondeestés y con quien sea, sé feliz, te recorda-ré, pensaré en ti, alma mía, mi corazónestá tivio (sic) de amarte tanto y pensaren ti. Amor amado amor te beso y teacaricio todo tu cuerpo amado. Amoramado amor amor amor, mi amor. TuAlicia te Ama.

El 23 de septiembre de 1973, diez díasdespués del golpe de Pinochet, el cora-zón convulso del poeta Neruda dejó delatir. Su casa de Isla Negra fue asaltadapor los militares. Hoy en ella yacen jun-tos Pablo y Matilde frente al oleaje delocéano que siempre trae para los poetasun madero de naufragio. O

Neruda, en 1957 en Isla Negra, lugar “donde aflora impúdicamente el enorme ego del poeta”. Foto: Sergio Larrain

El corazón convulso de Pablo NerudaEra volcánico en los versos y en los amores. Tras la muerte de Vicente Huidobro, se acabó la rabia. Serenado ya elánimo, fue atravesando cuerpos de mujer y recibiendo honores con gorra de marino y blazer azul con botones de ancla

Juan Ramón Jiménez,que en sus juiciosmalvados siempre solíaacertar, dijo: “Nerudaes un gran poeta… malo”

MITOLOGÍAS Por Manuel Vicent

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