paz, urnas y violencia

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Page 1: Paz, urnas y violencia

Jairo Antonio Melo FlórezHistoria Política II

Maestría en historiaUniversidad Industrial de Santander

2010

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Las dos últimas décadas del siglo XX estuvieron marcadas por las mesas de negociación, la incursión de nuevos partidos, por lo general de izquierda más o menos radical, en el juego electoral, y el recrudecimiento de la violencia guerrillera, paraestatal, parainstitucional y paramilitar, todo esto conectado transversalmente por el auge del narcotráfico y su participación en la violencia y la política nacional.

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Los gobiernos desde Belisario Betancur hasta Andrés Pastrana, viraron entre la paz y el recrudecimiento de la acción armada del Estado como estrategias para el fin de la subversión armada. La Agenda de los gobiernos durante estas últimas décadas ha estado centrada en la paz o la derrota de la subversión como una forma de conseguir el fortalecimiento institucional, el crecimiento económico y la estabilidad social.

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Belisario Betancur (1982-1986) – Movimiento 19 de Abril [M-19], Autodefensa Obrera (ADO) y Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia [FARC]

Virgilio Barco Vargas (1986-1990) Carlos Gaviria Trujillo (1990-1994) – M-19, Ejército Popular de Liberación [EPL], Movimiento Armado QuintinLame [MA Quintin Lame], Partido Revolucionario de los Trabajadores [PRT] y Corriente de Renovación Socialista [CRS]

Andrés Pastrana Borrero (1998-2002) - FARC

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Transición de la Guerra Sucia al Paramilitarismo (MAS). Vinculación del narcotráfico al conflicto armado. El narcotráfico permea las instituciones gubernamentales. Organización y fortalecimiento del paramilitarismo

(MORENA – Autodefensas Campesinas – AUC). Fortalecimiento militar de las guerrillas (paso de la guerra

de guerrillas a la guerra de posiciones). Fin del bipartidismo tradicional y del Frente Nacional. Abandono de la política del Estado de Bienestar. Desarticulación y debilitamiento de los movimientos

cívicos, obreros y campesinos. Constitución Nacional de 1991.

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Desarticulación del bloque del este, fin de la Guerra Fría. Neoliberalismo y neoinstitucionalismo (libertad

económica, patriotismo, valores cristianos y conservadores – M. Tatcher, R. Reagan – ) .

Desmovilización de las guerrillas socialistas en Latinoamérica (fin del proceso Centroamericano)

Fin de las dictaduras militares latinoamericanas y europeas. Transición de las guerras socialistas y anticomunistas a las

confrontaciones étnicas, confesionales y sociales. Globalización económica y fragmentación geopolítica. Paso de la Guerra Fría a la Guerra contra el Terrorismo pasando por

la Guerra contra las Drogas. Auge de las TIC Aparición de nuevas guerrillas como el EZLN, y de movimientos

antiglobalización: Seattle, Genova.

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Un proceso de paz podría definirse, siguiendo a Vicenç Fisas, como el recorrido que se sigue en la búsqueda de un compromiso entre las partes enfrentadas que resuelva satisfactoriamente la incompatibilidad inicial por la cual fue necesario llegar a un acuerdo.

Para la Escola de Cultura de Pau de Barcelona, la negociación es solamente una fase dentro de un proceso de paz, siendo la consolidación de un esquema de negociación, que incluye una agenda temática, procedimientos, facilitadores y calendario; lo que constituye en sí dicho proceso.

El proceso de paz es un mecanismo de mediación entre los actores enfrentados donde el facilitador entra a posibilitar los medios para llevar a cabo una negociación que puede o no ser exitosa. (William B. Quandt, académico estadounidense especializado en el conflicto árabeisraelí)

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1) el reconocimiento político de los actores, 2) la seguridad absoluta para los negociadores, 3) las garantías de cumplimiento de lo acordado, 4) un acuerdo mínimo sobre las causas del conflicto (metaconflicto

en términos de Fisas), 5) la disposición de ceder, 6) la seguridad de algo nuevo que surgirá del proceso, 7) la seguridad de que el proceso puede dar más ganancias que

pérdidas, 8) la justificación del proceso no puede significar una derrota o

humillación, 9) facilitaciones externas 10) “Entender que sólo el mismo pueblo, directamente, es quien

decide quién le representa”, en pocas palabras, la aceptación de la democracia representativa como mecanismo de acción política.

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Actuar de buena fe, Incluir a los actores claves del conflicto, Centrarse en los temas claves de la disputa, Rechazo al uso de la fuerza, El compromiso con un proceso continuo, El proceso tiene que ir a las raíces del

conflicto.

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El problema con los diferentes procesos de paz en Colombia radicaría en el alto grado de improvisación por parte del Presidente, los consejeros de paz y los altos comisionados, “así como un permanente conflicto entre las instancias de negociación: los militares, los gremios y el bipartidismo.” Esto ha caracterizado los procesos de paz como manifestaciones de marchas y contramarchas en la resolución del conflicto armado por la vía de la negociación o de las armas.

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Agenda por la Paz vs Agenda por la Seguridad Nacional (J.C. Turbay Ayala)

Tregua y Amnistía a miembros de las FARC, el M-19 y el EPL. Conversaciones en medio del conflicto. Imposibilidad del poder civil para dominar al poder

militar, opuesto al proceso de paz con las guerrillas. No se entregan armas, no existen las condiciones económicas para

realizar cambios sociales significativos. Existe una tregua en el papel, no hay cese al fuego por ningún

bando. Toma del Palacio de Justicia: de un acto simbólico-militar a una

tragedia nacional. La tragedia de Armero: del desastre político a la tragedia nacional.

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Nace de los miembros de las FARC amnistiados por Belisario Betancur y militantes del Partido Comunista Colombiano.

Surge a la par de otros movimientos civiles afines a grupos insurgentes: A Luchar (ELN), Frente Popular (EPL)

La UP logra un rápido protagonismo electoral, quedando terceros en las elecciones presidenciales de 1986.

Hacia 1989 más de mil militantes de la UP habían sido asesinados por miembros del narcotráfico, los paramilitares y agentes del Estado.

Sus mayores dirigentes políticos, Jaime Pardo Leal, Teófilo Forero y José Antequera fueron igualmente asesinados en 1989.

Este proceso se denominó como un “genocidio político”, e implicó la muerte de más de tres mil miembros de la UP. (Dudley)

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A la par del continuo aniquilamiento de los miembros de la Unión Patriótica, Barco emprende un diálogo con las guerrillas del M-19, el EPL y el MAQL entre otros.

Entre tanto, al final de su gobierno, en el Magdalena Medio hace su aparición un partido de extrema derecha, el Movimiento de Restauración Nacional, MORENA, del cual surge la política paramilitar de la década de los noventas.

Carlo Nasi asegura que fue en el gobierno de Barco donde la paz propuesta de Betancur llegó a su fin, pero así mismo, se materializó otra propuesta exitosa, la desmovilización de cuatro organizaciones guerrilleras menores: el M-19, el EPL, el PRT y el MAQL. Sin embargo, no considera que el proceso de paz de Barco haya sido exitoso, ya que las dos organizaciones guerrilleras más fuertes, las FARC y el ELN, siguieron en armas.

Barco logró atacar la autonomía de las fuerzas militares y darle un mayor peso al poder civil, con lo cual buscó además combatir el paramilitarismo asociado primordialmente con el narcotráfico.

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El gran triunfador de este proceso fue el M-19, el cual se convirtió en un partido legal que incluso logró participar en las elecciones de 1990.

Uno de los aspectos que favoreció al M-19 su transición hacia la vida civil fue su relativo distanciamiento del Marxismo-Leninismo, tendiendo más a una política nacionalista, populista y cercana a los sectores urbanos.

El M-19 logró constituir una alianza con los demás grupos desmovilizados creando la Alianza Democrática M-19, la cual tuvo un relativo éxito electoral, sobre todo en la Alianza Nacional Constituyente, donde 19 de sus 72 miembros consiguieron ser elegidos.

Aunque su líder Carlos Pizarro fue asesinado antes de las elecciones presidenciales de 1990, el embate de la Guerra Sucia sobre este partido fue menor que la sufrida por la UP.

El AD-M19 finalmente vería su declive después de 1994, pero ya no por la guerra sucia, sino por la derrota en las urnas, la adopción de los vicios electorales de sus contrincantes políticos y la vinculación de ciertos personajes incómodos en las filas del partido con el fin de obtener mayor votación.

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Aunque César Gaviria y Ernesto Samper realizaron acciones relacionadas con procesos de paz (desmovilización de la CRS y los diálogos de paz con el ELN y EPL respectivamente), fue en la administración de Andrés Pastrana Borrero donde se llevó a cabo una agenda de paz de grandes dimensiones.

Las FARC entraron fortalecidas al proceso de diálogo, de una u otra manera, sabían que el proceso de paz era una carta política de Pastrana y del éxito del proceso dependía la legitimidad de su gobierno, por ende, las FARC entraron imponiendo condiciones, lo cual motivó a un rechazo dentro de la opinión pública, y consecuentemente, una deslegitimación no sólo del gobierno Pastrana, sino de hecho de los procesos de Paz y del modelo de zonas de despeje, discurso que ganó espacios dentro de la opinión pública y que, paradójicamente, tuvo como voceros más fuertes a las Autodefensas Unidas de Colombia en cabeza de Carlos Castaño Gil, los cuales amenazaron con aumentar la escalada militar en los municipios de influencia del ELN en caso de ser aceptado el despeje.

Tanto el ELN como las AUC comenzaron a realizar acciones y reacciones militares y políticas buscando ganar espacios de la misma manera como lo habían logrado las FARC.

Las AUC se declaran en rebelión contra el gobierno de Andrés Pastrana y logran generar un apoyo en las zonas bajo su control cuya mayor expresión fue el movimiento “No al Despeje”.

El discurso global cambia el 11 de Septiembre de 2001, la política entonces permite el apoyo a acciones militares contra organizaciones consideradas terroristas.

El proceso finaliza después del secuestro de las FARC de un avión de la empresa AIRES y del senador Jorge Eduardo Gechem.

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Las FARC, dan nacimiento a un movimiento político clandestino denominado “Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia”, el cual se inscribe así mismo en la tendencia de socialismo de Estado o “Socialismo del Siglo XXI”.

Según las FARC, este movimiento se concibe como un “instrumento civil clandestino y alternativo a los partidos tradicionales, que luche por incorporar a todos los inconformes a la acción por la defensa de sus intereses y por la conquista del poder político para los trabajadores y los sectores democráticos de la nación.”

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El Polo Democrático Alternativo tuvo como origen la confluencia de diferentes fuerzas que surgieron en el contexto del proceso: El Frente Social y Político, el cual a su vez fue una

confluencia de pequeños partidos tradicionales de izquierda como el Partido Comunista Colombiano y la Unión Patriótica, que luego se convertiría en Alternativa Democrática, cuando vinculó al histórico MOIR y a otros pocos movimientos políticos de izquierda.

El PoloDemocrático Independiente, una fusión del AD-M19 y de la ANAPO.

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De cierta manera, la existencia de un partido político que representaba a la oposición a la política posterior al proceso de paz liderada por la agenda antiterrorista del presidente Álvaro Uribe Vélez, contribuyó a restar aún más legitimidad a las iniciativas políticas de las FARC y el ELN, el Movimiento Bolivariano.

En lugar de ganar espacios en la opinión pública, se ha considerado como el brazo político-militar de las FARC en las ciudades, en tanto el ELN ha quedado invisibilizado en tanto sus líderes han entrado a la desmovilización e incluso han renegado de la lucha armada como es el caso de Francisco Galán.

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Se busca, antes que la paz negociada, la dejación de las armas por parte de los grupos guerrilleros o la rendición negociada de los mismos.

Mediadas por la violencia, los procesos de paz en el país han estado siempre atacados por la misma guerra que se intenta negociar.

El Estado no ha sido capaz de trascender de una política de Amnistía, tal y como se formuló para finalizar la Violencia bipartidista de los años cuarentas.

El ejército, en eterna oposición al proceso de paz, no ha sido dominado completamente por el poder civil, de tal manera que el Estado no puede entrar a negociar de manera unificada.

Terceros actores, tanto grupos guerrilleros opuestos a los proceso de paz, como grupos paramilitares y de oposición política, intervienen de manera permanente para que las decisiones del ejecutivo tomen otro rumbo y deslegitimen los procesos.