pasión sin ataduras

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    Pasión sin ataduras Pasión sin atadurasPasiones sin ataduras Pasiones sin atadurasAnnabel Murray

    Pasión sin ataduras (1989)Harmex: Pasiones sin atadurasTítulo Original: No strings attached (1987)Editorial: Harlequin IbéricaSello / Colección: Bianca 380Género: ContemporáneoProtagonistas: Craig Stonier y Vita Raven

    Argumento:Vita tenía el trabajo ideal en una agencia de viajes. Ningún hombrepodía competir con esa libertad, aunque muchos lo intentaron.¡Hasta que conoció a Craig! Él expuso sus pretensiones conclaridad, quería ser su amante, y era difícil resistir a un hombrecomo él.Pese a su estilo de vida liberado, Vita creía en relaciones formales.No sabía si podría mantenerlo a distancia para convencerlo de queno aceptaría una aventura, pero tenía que tratar¼

    Annabel Murray - Pasión sin ataduras - Pasiones sin ataduras

    Capítulo 1СCaramba, Vita! ¿No te aburre ese estilo de vida? ÐGail Sampson observó asu hermana prepararse para salir por tercera ocasión en esa semana.пAburrirme? ÐVictoria Raven, Vita para su familia y amistades, rió de lapreguntaÐ. No tengo tiempo para eso.ÐY otra cosa Ðse quejó GailÐ, te ausentas con frecuencia. Casi nunca tevemos. Eres dueña de una casa muy hermosa y jamás estás allí. ¿Tampoco eso teimporta?СClaro que no, tonta! ÐVita sonrió, animadaÐ. Lamento no poder pasar conustedes todo lo que quisiera, pero por lo demás, me sobrará tiempo para mecermefrente a la chimenea cuando sea una anciana achacosa. Mientras soy joven, mepropongo conocer todos los rincones de la Tierra.

    Y ya casi lo había logrado, pensó Gail en tanto contemplaba a su encantadorahermana menor. No dejaba de asombrarla que sin importar cuán apresurado olejano fuese el viaje de Vita, conservaba su belleza impecable y la expresióntranquila.пSerá posible que no pienses sentar cabeza antes? Casarte, quiero decir.¿O planeas posponer eso hasta que te retires? ÐGail la embromó, más su hermanalo tomó en serio.ÐUstedes las casadas son iguales Ðlos ojos verdes de Vita hicieron eco a susonrisaÐ. Creen que ésa debe ser la única meta en la vida.ÐYo puedo recomendarte el matrimonio de todo corazón Ðreplicó Gail, quienadoraba a su esposo, médico.ÐY eres la mejor propaganda de ello Ðasintió VictoriaÐ, sin embargo, no meharás imitarte. Estimo demasiado mi libertad Ðy citóÐ: "Viaja más rápido el que

    viaja solo."ÐEso dices ahora Ðargumentó GailÐ, espera a que conozcas algún tipointeresante que te haga perder los estribos.ÐVarios lo han intentado Ðfue la calmada respuestaÐ. Creo que soy inmunea sus encantos.Era verdad, pensó Vita al momento en que su hermana salió de la habitaciónencogiendo los hombros en un gesto de desconsuelo. No le faltaban invitaciones dehombres apuestos; no obstante, ninguno logró entusiasmarla lo suficiente parahacerla cambiar el rumbo de su vida.

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    пAdonde irás esta noche? Ðpreguntó Gail desde la escalera.ÐA una fiesta, en casa de Laura No-sé-qué ÐVita no permanecía en casa eltiempo suficiente para cultivar amistades permanentes o aprender el apellido deconocidos ocasionales, un grupo variable del jet-set tan inconstante como ella.пOtra? ÐGail observó a Vita descender por la escalera y no dejó de admirarla esbelta y alta figura de su hermana, tan diferente a la suya, regordeta y debajaestaturaÐ. ¿No te cansas de esas fiestas, parada toda la noche con una bebida en

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    una mano y un plato en la otra? No logro entender cómo te conservas tan delgadaÐsuspiró mientras su mirada afectuosa recorría la sencilla blusa y la falda recta debrillante seda color turquesa.СFácil! Ðconfesó VitaÐ. Sólo tomo pequeños sorbos de la misma copa y mesirvo una vez de comer; en realidad no es eso lo que me llama la atención. Me gustaconvivir. La gente me fascina.Puede ser verdad, pensó Gail con tristeza. Sin embargo, nadie mantenía suinterés por mucho tiempo. Su hermana no era superficial, a pesar de lo cual,rechazaba a sus conocidos con la misma facilidad con la que cambiaba de lugar enbusca de un proyecto más interesante. Sólo Gail, su única parienta viva, contaba

    con el cariño permanente de Vita.пCuándo vas a salir de nuevo?ÐEn tres semanas, gracias a Dios. Esta vez me he quedado demasiadotiempo encerrada en la oficina Ðel entusiasmo dio un tono más profundo a lasedosa voz de la chica.пAdonde irás?ÐAl Caribe. Travelway está interesada en una nueva cadena de hoteles quefunciona desde este año. Yo haré la inspección de rutina.Vita anheló viajar toda su vida y sabía que la única manera de lograrlo eratrabajando en ese campo. El primer paso para alcanzar su meta fue tomar un cursoen turismo y hotelería. Ahora, a los veinticinco años de edad, ganaba un excelentesalario como ejecutiva en una agencia de viajes, diseñando y vendiendo planes devacaciones, la mayoría a lugares exóticos. Después de tres años, conservaba el

    mismo entusiasmo del primer día. La ruidosa atmósfera de un aeropuerto o unvocero anunciando el vuelo, todavía descargaban adrenalina en su sangre. La mitadde su tiempo lo pasaba visitando hoteles en el extranjero, aerolíneas y empresasarrendadoras de autos; el resto, en lugares de veraneo. Un almuerzo en un pub enSomerset, cenar en la Riviera francesa, eran los contrastes que para ella, elevabanla vida por encima de lo cotidiano y la rutina. Hacía su mejor esfuerzo porpermanecer el menor tiempo posible en la oficina de Travelway en Londres; despuésde todo, su trabajo era estar de vacaciones, como solía señalar a Gail.Mientras el taxi se alejaba llevando a la hermana menor a otra fiesta de moda,Gail cerró la puerta principal y se apoyó un momento en ella, su rostro marcado porla preocupación. A menudo su esposo Barry le decía que se angustiaba demasiadopor Vita, por lo que ella veía como una vida reluciente, pero vacía. En ese momento

    él salió de la sala y un vistazo a su mujer le bastó para darse cuenta de su estado deánimo.пDe nuevo anda mi cuñada holgazaneando? Gail, por amor de Dios, ya noes una niña y tampoco es tonta. ¡Mira cómo se ha sabido abrir paso en la vida!ÐLo sé, lo sé ÐGail se aproximó a él y entrelazó los brazos por su cinturaÐ.De todas maneras me preocupa. Quisiera que fuese feliz, Barry, tanto como lo soyyo.ÐElla es feliz. Hace lo que le place. Sólo porque tú decidiste no estudiar unaprofesión, lo cual agradezco¼

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    asistieron, a veces con algo de malicia, otras con avidez, como en el caso de unhombre que no hizo acto de presencia en esa ocasión.пQué le sucedió a la Torre de Marfil esta noche, Laura? Ðpreguntó unapelirroja de cabello rizado.ÐQuién sabe. Él se rige por sus propias normas.СUn verdadero solitario! Ðacotó otra chica.Entre la serie de descripciones del ausente la primera intrigó a Vita.пPor qué Torre de Marfil?ÐPor inaccesible, querida Ðrespondió una morena muy espigada, casi con ira,pensó Vita, como si tuviera una razón particular para estar resentida con eldesconocidoÐ. Ninguna de nosotras ha logrado enamorarlo.¡Ni nadie que conozcamos! Ðapuntó otra.¿Cómo se llama? Ðinsistió Vita. Era un tema de conversación tan interesantecomo cualquier otro que hubiese escuchado esa velada.СSólo Dios sabe! Ðexclamó la pelirrojaÐ. Creo que alguna vez lo llamabanRock, pero supongo que no es su verdadero nombre, debió ser otro mote. ¿Cómo loconociste, Laura? ¿Forma parte de nuestro gremio?ÐSimplemente apareció aquí una noche, acompañado de una chica ÐLauraencendió un cigarrillo mientras hablabaÐ. El que no sea de nuestro grupo es partede su atractivo, una razón más para que ustedes estén locas por él.Vita sintió curiosidad. Ese Rock, o como se llamara, debía ser diferente paracausar tanto alboroto en ese rincón de aburrimiento.СHablando del diablo! Ðera la morena de nuevoÐ. Miren quién acaba dellegar y a quién trae consigo esta vez.

    Eso fue suficiente, las chicas se movieron inquietas y fijaron la vista en lapareja que estaba en el marco de la puerta. En cuanto Laura se acercó para darlesla bienvenida, otras voces murmuraron.СEse vestido debe costar una millonada!СLo que queda de él!ÐEs el tipo de desnudez que le agrada.пHas notado que prefiere a las rubias?пQuién es ella?ÐNo tengo idea. Cambia de compañera como de calcetines.ÐEs un verdadero castigador, las enamora y luego las cambia por la siguiente.СParece ser justo de los de mi tipo! Ðriendo, Vita contribuyó con sucomentarioÐ. No tolero a los hombres posesivos.

    Nº Paginas 5-93Annabel Murray - Pasión sin ataduras - Pasiones sin ataduras

    ÐYo tomaría precauciones Ðaconsejó la pelirroja con seriedadÐ. Afirmas queno eres el tipo de mujer que busca formar un hogar; sin embargo, conozco a muchasque han cambiado de opinión después de conocer a la Torre de Marfil.ÐTiene que ser todo un galán para modificar mi modo de pensar ÐrecalcóVita, con cinismo.No obstante, estaba interesada. La mayoría de los hombres mostrabaentusiasmo por la combinación de frialdad y la promesa de una sensualidadadormecida que percibían en ella. Muchos trataron de persuadirla de un amorío,

    otros tantos le ofrecieron matrimonio, pero ella los rechazó a todos. Esta vez seríadistinto, un reto, entablar batalla con un hombre que fue capaz de resistir el embatede muchas mujeres decididas.Mientras él charlaba con la anfitriona, presentándole a la despampanante rubiaque lo acompañaba, Vita tenía la vista fija en él. Creyó comprender por qué loapodaban Rock. Su figura alta y amplia de hombros, tenía una fuerza innegable, susrasgos cuadrados podían haber sido tallados en granito. Sin embargo, no tenía ladureza de esa roca, ya que se volvió con brusquedad, como si de pronto se dieracuenta de su escrutinio y por un momento muy tenso, Vita se vio sometida a la

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    mirada penetrante de ojos profundos de color indefinido desde esa distancia.Sin razón, ella se sonrojó, como si la hubiesen declarado culpable de algúndelito y tornó a hacer un comentario, que nunca recordó, con la chica de al lado.ÐCuidado, querida Ðle advirtió la jovenÐ. Nuestro hombre misterio se hafijado en ti; y si lo conozco bien, Laura lo acercará a nosotros en un minuto.Nunca en ninguna reunión social o de negocios, Vita había sufrido pánico.Ahora, experimentaba una sensación muy parecida; miró alrededor en busca de unavía de escape; pero el hombre estaba entre ella y la única puerta de salida y seaproximaba dejando atrás a su compañera, quien se quedó haciendo un mohín.ÐConoces a todos menos a Vita Ðdecía LauraÐ. Vita, te presento a Craig Ðcomo de costumbre, no se mencionaron los apellidos.Con una inclinación de cabeza saludó a las otras mujeres, pero sus ojos Ðahora vio que eran gris aceroÐ, quedaron fijos en Vita. Él extendió la mano y ella laestrechó reacia. Fue como si la hubiesen quemado. Olas de calor recorrieron subrazo desde los dedos y fue sólo el hecho de que nadie lo comentó, que le aseguróque no temblaba.Esa reacción de advertencia la ayudó a controlarse y concentró la atención enlos comentarios a su alrededor. El hombre podía tener una supuesta reputaciónpeligrosa para el sexo opuesto, pero ella.Vita, no tan fácil de conquistar. Incluso así, necesitaba estar prevenida. Serepitió ese consejo cuando, con gran destreza, Craig logró monopolizarla, aislándolade los demás.De cerca, Vita se percató de las diferencias entre él y el tipo de hombre quefrecuentaba esas reuniones. Era muy masculino, desde su abundante cabellera

    negra, a las largas piernas. Con la sencilla camisa a cuadros y los ajustados jeans,destacaba entre la elegante concurrencia; sin embargo, no fue sólo su ropa informallo que llamó la atención de Vita.

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    El rostro de corte cuadrado tenía un mentón prominente, los ojos grises bajocejas espesas y negras mostraban arrugas en los extremos, como si tuviese queforzar la vista. No obstante, con seguridad su visión era perfecta puesto que sabía

    que él captó cada detalle de su persona aun antes que hubiese cruzado lahabitación. Por alguna razón tampoco pensaba que fuese el tipo de hombre dado alas actividades deportivas aunque sus manos denotaban estar acostumbradas atrabajos duros. Su tez tenía la palidez propia de la gente recluida en oficinas.пQuién y qué eres, Vita? Ðsu voz profunda tenía un acento especial. ¿DeEstados Unidos? ¿Canadá? Pero culto. Otra sorpresa, ya que su forma de vestir lohacía sospechar todo lo contrario.ÐSon pocas las personas que se interesan en lo que hago Ðfue la lacónicarespuesta de la chica, quien por vez primera se sentía cohibida y tensa por lapoderosa atracción que él ejercía en ella. Además, era consciente del inventario queél hacía de su figura, cómo la seda color turquesa se adhería a sus caderas yacentuaba la curva de sus senos. Sintió y apenas pudo reprimir, el impulso dellevarse una mano al escote, ruborizada por el escrutinio del hombre.

    ÐMe interesa todo lo que se refiere a ti, Vita Ðla aparente sinceridad de suspalabras le aceleró el pulso. Casi la convenció, mas recordó su reputación deseductor, el tipo de hombre que sólo se interesa por una cosa.ÐHas abandonado a tu amiguita Ðseñaló la joven, tratando de desviar suatención, pero fue en vano.СSophie sabe a qué atenerse! Yo no soy propiedad exclusiva de ella¼ yademás prefiero charlar contigo Ðesbozó una sonrisa como si hubiese reconocido elintento de la joven de evitar su compañía.La sonrisa transformó su expresión. Vita fijó la vista en los labios de él y sinesperarlo, pensó en su pericia como amante.

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    ÐLamento mucho que tenga que irme Ðdijo ella, titubeanteÐ. Será en otraocasión Ðno deseaba enfrentarse jamás a Craig.¿Cómo era posible que en sólo unos minutos hubiese perdido la seguridad quela caracterizaba? Y no era por lo que se decía de él, lo cual no transmitía elnerviosismo que provocaba su atracción sexual.ÐTe acompañaré a casa Ðla afirmación la dejó atónita pues sólo habíapasado cinco minutos con ella.ÐTomaré un taxi Ðreplicó y se puso de pie para ir en busca de Laura ydespedirse.ÐEstá bien, en ese caso compartiré tu transporte Ðretuvo la mirada en losojos verdes y Vita tragó saliva.

    ÐPe¼ pero no sabes a dónde voy, puede no ser¼ÐDonde quiera que tú vayas, allí quiero estar.ÐYo¼ Ðella temblaba en su interior, al ver que él ignoró sus intentos deprotesta y la tomó del brazo para encaminarla hacia la puerta.

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    СPor favor¼ esto es demasiado! Ðsin embargo, Craig hizo un ademán dedespedida en respuesta al coro de adioses y Vita se percató de la curiosidad y laenvidia que reflejaban los ojos de las otras mujeres.

    ÐImagino que esas arpías te han llenado la cabeza de advertencias Ðcomentó él con tono alegre al salir a la calle.ÐMe han dicho que cambias de chica como otros cambian de calcetines ÐVitase esforzó por mantener la calma.СMucho más a menudo! Ðrió CraigÐ. Los calcetines no me interesanmucho.пQué te interesa?СAh, no!, tú no me has dicho a qué te dedicas Ðhabía llamado un taxi y entródespués de la joven al asiento posterior, sentándose demasiado cerca de ella yponiendo el brazo sobre los hombros femeninosÐ. ¿Adónde vamos?Vita, siempre decidida, titubeó. Había planeado regresar a su apartamento esanoche ya que llevaba tres días en casa de su cuñado. Sería más seguro dar ladirección de Gail y Barry, pero poco interesante, le aconsejó una vocecilla

    endemoniada. Quizás era sólo un charlatán y desaparecería en el momento quepensara que ella lo tomaba en serio. Dio instrucciones al chofer.СUn rumbo elegante! Ðcomentó su compañeroÐ. Debes ganar muy bien enlo que sea que haces.ÐCreo necesario advertirte ÐVita ignoró sus palabrasÐ, que no soy unpasatiempo de nadie, así que no te hagas ilusiones sólo porque permito que meacompañes a casa Сacompañes a casa! No pudo escoger mejores palabras.Craig estaba acostumbrado a lograr lo que quería y ella sospechaba que no ibaa ser fácil despedirse de él en la puerta. Ni siquiera sabía si eso era lo que elladeseaba.Esa incertidumbre la tuvo inquieta hasta que llegaron y sintió alivio al separarsede la proximidad a que la había forzado el viaje, aunque para su sorpresa, él notomó ventaja de ello.

    ÐAceptaré una taza de café Ðdijo Craig antes que ella abriera la boca.пQuién te dijo que pensaba ofrecértela? Ðreplicó ella con sequedad.ÐImaginé que no lo harías Ðsu risa era tan seductora como su acento, comotoda su personalidadÐ, así que decidí por ti.Acostumbrada a salirse con la suya en todas las situaciones, Vita admiró suaudacia y sin protestar, lo precedió por el vestíbulo del edificio de apartamentos,saludando al portero de noche al entrar.ÐPuedes quedarte sólo mientras tomas ese café Ðseñaló la joven confirmeza.Él no discutió, tampoco accedió a su petición y su escrutinio en el pequeño

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    espacio del ascensor, la alarmó de nuevo al sentir su presencia masculina. Tensó losmúsculos del vientre en un rechazo instintivo de las sensaciones que la invadían.Esperaba que él se acomodara en una silla, esperando que ella le sirviera,pues así lo hacían todos. En vez de ello, mostró un vivo interés en su casa,

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    siguiéndola de una habitación a otra hasta la cocina, donde tomó a su cargo elpreparar la bebida y ella temió que no habría titubeado seguirla hasta el dormitorio,razón por la cual, lo evitó.ÐDebes de haber viajado mucho por lo que veo aquí Ðcomentó élÐ, ¿o sonregalos de tus amigos?Se inquietó cuando Craig examinó algunos souvenirs de valor, pero sus toscasmanos eran ágiles y cuidadosas.ÐYo soy la que viaja Ðafirmó mientras tomaba asiento. Evitó el amplio sofá enforma deliberada. Sentarse allí lo habría invitado a acompañarla; sin embargo, sutáctica le falló, pues él se acomodó en el brazo del sillón, actitud que parecía aúnmás íntima.ÐEres rica, ¿verdad? ÐCraig miró a su alrededor, apreciando la decoración ylos muebles finos.СTrabajo para ganarme la vida! Ðexclamó, sarcástica y desilusionada de él.

    ¿Era ese tipo de hombre despreciable, el cazador de fortunas que pasa de una chicaa otra hasta encontrar una esposa adinerada?ÐMe alegro. Yo también Ðsus palabras la tranquilizaron, lo cual era irracionalpues ¿qué le importaba a ella la clase de hombre que era?Ð. Supongo que el viajarestá ligado a tu trabajo.ÐSí. La mayor parte del tiempo me ausento de casa Ðexageró ella. Quesupiera que no estaba disponibleÐ. Este es mi alojamiento temporal.ÐMe parece que es más que eso Ðde nuevo analizó la habitación, notandoevidencias de su gusto personal, los toques femeninosÐ. Apostaría a que tienesinstintos hogareños.ÐComo te he dicho, salgo casi todo el año. Tengo mi profesión, aunque megusta estar a gusto cuando regreso al hogar. Sé hacer la limpieza, cocinar y todaslas tareas domésticas. Todavía no he encontrado al hombre que me tiente a

    dedicarme a eso por completo. En un par de semanas cambiaré de escenario.Ella creyó notar un gesto de alivio en su rostro y se percató de que así eracuando él dijo:ÐEntonces¼ ¿no eres de las que busca una relación permanente? Yo no. Nosparecemos mucho, Vita. Sabía que no me equivocaba al juzgarte.пQué quieres decir? Ðestaba intrigada y nerviosa de nuevo, cuando élmencionó la palabra "relación".Él se puso de pie y de inmediato su presencia masculina llenó la habitación y laenvolvió. Vita habría jurado que su corazón dejó de latir por un instante.ÐVoy a ser franco contigo. Me gusta la compañía de mujeres hermosas. Aveces deseo hacerles el amor y en este momento me agradaría ir a la cama contigo,pero sin compromisos, ¿comprendes?Ella calló; no sabía qué responder, qué decirle para impedir que realizara sus

    intenciones, algo que expresara su desprecio por tales declaraciones.Su mirada estaba fija en los labios de la joven y eso la hizo estremecer. Nuncadebió permitir que ese hombre se le acercara, mas estaba segura de su control. Sin

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    embargo, ¿qué alternativa le dejó? Había caído víctima de su irresistible atracción yacababa de descubrir que no era inconmovible, sólo humana después de todo. Su

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    cuerpo se puso en tensión cuando él, con toda calma, estiró una mano hacia ella y laatrajo hacia sus brazos.

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    Capítulo 2

    пVita? Ðla voz de Craig era una ordenÐ. ¡Mírame!Ella trató de evitarlo, pero fue imposible. Contra su voluntad se encontróestudiando, memorizando los fuertes rasgos de la cara que estaba cerca de la deella. Se preguntó qué experimentaría si entrelazaba los dedos en la cabellera negra.Decidió que no era tan bien parecido, su atractivo residía en la sexualidad queemanaba de toda su persona. Nerviosa, a sabiendas de que él analizaba suexpresión, humedeció los labios.ÐEres una mujer encantadora, Vita Ðle susurróÐ, estoy seguro de que losabes."Y tú eres un gran conocedor, por supuesto", quiso replicar, sin éxito. Siplaneaba besarla, que lo hiciera de una vez, ya que la tensión creciente estabadestruyendo los últimos vestigios de su entereza.ÐSé qué es lo que me excita Ðdijo Craig a escasos centímetros de sus labios.Con una mano la sostenía y con la otra exploraba su espalda y la acercaba más ymásÐ. Y tú lo lograste, Vita, desde el momento que te vi Ðhabía un dejo de intriga

    en sus palabrasÐ. Tienes algo, algo diferente¼Sin duda escuchaba los fuertes latidos del corazón de la joven. Ella sentía lasvibraciones en todo su pecho. El vientre de Craig era firme, sus muslos duros ytibiosal contacto. Ahora sus manos exploraban los hombros femeninos, la pequeñacintura, la curva de las caderas y moldeaban su figura en actitud posesiva.La seducía un experto y no podía decir que no se lo advirtieron; sin embargo, siestaba jugando con fuego, le resultaba en extremo agradable y para su entorpecidamente, cada segundo, cada caricia disminuía la sensatez, el reconocimiento delriesgo, pero¼ÐCualquier mujer te excitaría Ðseñaló Vita con voz apenas audible.пEntonces por qué estoy contigo y no con otra?

    ¿Qué podía contestar? Aunque hubiese querido, la boca de él se habíaapoderado de sus labios y el placer borró lo poco que le quedaba de cordura.Permitió que la estrechara contra su cuerpo y devolvió beso por beso, conscientesólo de las sensaciones, el aroma, el sabor y el contacto con él. Cuando sus bocasse separaron, Vita no intentó alejarse, dudaba que sus piernas la sostuviesen.ÐNo pierdes un instante Ðdijo con voz temblorosa.ÐNunca tengo tiempo que perder Ðrespondió él, intrigándola.пTambién necesitas viajar mucho en tu trabajo?ÐMás o menos Ðhablaba distraído pues se concentraba en la seductoraexploración de sus manos.Enfadada por la enigmática respuesta, Vita recordó su ultimátum previo. Habíapasado allí más tiempo del que ella le concedió y su orgullo empezó a protestar ante

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    la fácil conquista de ese desconocido. ¿Existía alguna mujer que hubiese podidoresistir su encanto? Lo dudaba.ÐNo eres la mujer de hielo que aparentas Ðla satisfacción en los ojos grisesera obvia ante su comprobada habilidad para excitarlaÐ. ¿Y sabes lo que tú mehaces?Sí, era consciente de cuánto lo alteró, empero, sólo se trataba del deseo físico

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    y ella nunca se había rendido ante tales impulsos. Trató de dar un paso atrás, peroél la estrechó aún más; inclinó la cabeza y sus labios acariciaron el cuello. La cariciera tibia, increíblemente sensual.ÐTe deseo, Vita, y tú a mí.СNo! Ðlogró liberarse con fuerza.СClaro que sí! Ðse reía de ella con ternura, aunque no intentó volver aabrazarla y ella recobró el valor.Creo que es hora de que te retires ÐVita estaba confundida por su renuencia aobedecerla.Ambos guardaron silencio mientras él la analizaba, un silencio durante el cualella fijó la vista en él.ÐEstá bien, me iré Ðaccedió al fin, aunque un poco intrigado. No sé por quédemonios me voy cuando me siento así, pero regresaré, Vita querida y quizá lapróxima vez no me persuadirás con tanta facilidad. Quizá no quieras deshacerte demí.No esperó su indignada respuesta; en cambio, colocó un dedo en su barbilla yla besó. Aun ese ligero contacto la emocionó y tuvo que controlarse para noabrazarlo con fuerza y suplicarle que se quedara.Él partió y el ruido del ascensor se escuchó en el profundo silencio que él dejóatrás. Vita no recordaba haber sentido la soledad en su vida, mas la sentía en esemomento, una sensación de abandono, un vacío que anhelaba llenar.Horas después, aún trataba de convencerse de que sus sentimientos eranridículos, que era afortunada de haber salido ilesa del encuentro con Craig. ¿Ilesa?¿A quién trataba de engañar? Nada volvería a ser igual, no podría enorgullecerse de

    su autosuficiencia. Aseguró qué volvería. ¿Sería verdad? Ambos viajaban mucho.Había entrado en su vida y salido, a dónde, lo ignoraba, lo único que sabía era quedeseaba volver a verlo.¡Qué barbaridad! De pronto se percató de que ni siquiera se enteró de cómo seapellidaba. La invadió una oleada de miedo que nunca había experimentado. ¿Y sino le habló en serio? Debía conocer muchas mujeres, anhelantes de¼ ¿Fuedemasiado fría? ¿Y si no volvía a verlo?Pasó una semana con más tedio que el acostumbrado y con crecientedesesperación. Vita aceptaba todas las invitaciones que recibía, pero no se encontrócon Craig. Poco a poco empezó a convencerse de que no volvería a verlo y pasó deldeseo de no haberlo conocido, a la firme determinación de olvidarlo.

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    Una noche, él se presentó. Ella no lo vio entrar en la habitación, pero sintió supresencia. Lo notó en el tono más bajo de las voces femeninas, en la tensión quesurgió en la atmósfera. Luego escuchó su voz inconfundible.Apretó el vaso que sostenía y trató de no volverse a verlo. No se delataría nipor el más ligero movimiento. Si él se acercaba, lo cual dudaba, actuaría como siapenas lo recordara, como si hubiera olvidado hasta su nombre.СYa regresó el conquistador! Ðera la misma pelirroja que estuvo en lareunión de LauraÐ. ¿Cómo les fue en aquella ocasión?СOh! ÐVita simuló un esfuerzo por recordarÐ. Muy bien. Nada espectacular.пNada espectacular, eh? Ðreplicó la otraÐ. Imagino que por eso se dirige

    hacia acá con ese brillo particular en los ojos.Una emoción incontrolable se apoderó de los nervios de Vita y la adrenalinacorrió en sus venas.СVita! Ðcomo si la hubiese tocado, el timbre de su voz la estremeció. Sevolvió pues no pudo controlarse.СCraig! Сy después de tantas resoluciones actuaba de otro modo!Esta noche estaba solo. O, al menos no veía ninguna nueva chica en lahabitación. ¿Querría eso decir qué?¼ ¿Habría ido con el propósito de encontrarla?Él sabía dónde vivía. Fuese o no una coincidencia el que ambos estuviesen en lamisma reunión, él parecía prepararse para poner en práctica sus trucos, señalándola

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    entre toda la concurrencia y arrinconándola en el único sitio apartado del lugar. Ellatomó asiento, sus piernas, acostumbradas a las largas horas de esas reuniones, depronto la traicionaron. Imperturbable, él se arrellanó a su lado y de inmediato ella searrepintió de su debilidad. Allí gozaban de una intimidad secundada por el constanteagolpamiento y reagrupamiento de las personas.Cuando Craig se sentó, la tela de sus jeans, otra vez, marcó más los muslosfirmes, y la joven tuvo que apartar la vista de ellos para mirarlo a los ojos. Allítampoco encontró tranquilidad.Su mirada la acarició con la misma intimidad que lo hubieran hecho las manos.Admiró el vestido, un modelo en seda verde a rayas, de amplio escote, cinturónancho y falda holgada que dejaba al descubierto una generosa parte de las piernas.пMe extrañaste?Ella debió esperar esa pregunta y sin embargo, no pudo disimular su reacción.СClaro que no! Ðla negación fue demasiado rápida y no lo engañó; ella sedio cuenta por la mueca que él hizo.ÐNo pude regresar antes.ÐNo me importó en lo más mínimo Ðla risa de la chica era tan falsa y su tonotan agudo, que se ruborizó.ÐNo trates de engañarme, Vita. Los enamorados deben ser siempre sincerosÐle tomó una mano que ella trató de retirarÐ. Y nosotros vamos a ser amantes.

    Vámonos.ÐYo¼ no pienso retirarme tan temprano de esta reunión. ¿Qué pensarán losdemás?

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    ÐNo les importará en lo absoluto, ni a ti tampoco. Te gusta pensar que eresuna de ellos, pero no es así. No encajas aquí. Me di cuenta desde la primeraocasión que te vi¼ y también reconocí algo más.пQué? Ðno pudo resistir la curiosidad.СQue eres para mí, claro está! Ðlevantó la mano para silenciar su protesta

    furiosaÐ. Al contrario de lo que te hayan dicho acerca de mí, no acostumbro hacerel amor con cualquier mujer atractiva que me encuentro, de hecho, lo intento conmuy pocas. Pero tú eres diferente, ya lo he dicho. Vámonos de aquí, Vita. Ambosestamos fuera de lugar.пEntonces por qué viniste? Ðhablaba para disimular el suspiro que se leescapó al sentir la mano masculina en la cintura mientras la guiaba por el salón.Como antes, no pudo oponer resistencia, cosa muy rara en ella.ÐApenas regresé a la ciudad llamé a tu apartamento y nadie contestó, así quedecidí presentarme en la reunión. Para mí es una distracción de las cosas que másme interesan.пQué son?¼ ÐEra casi una repetición de lo acontecido la vez anterior; lasacó de la fiesta con la misma pericia, sólo que entonces ella no se sintió tandichosa como ahora. Estaba agradecida de que él hubiese cumplido su promesa y

    estuviese allí a su lado.ÐAnte todo, mi trabajo, aunque en este momento tú eres lo que más meinteresa Ðmurmuró él al oído.пPor qué volviste? Ðpreguntó ella en el taxiÐ. Creí que nunca salías dosveces con la misma mujer.Como respuesta él la tomó de la barbilla y haciendo a un lado la cascada decabellos rubios que cubrían su oreja, acarició el lóbulo con los tibios labios.ÐSólo cuando son de mi tipo, y estoy seguro con respecto a ti.ÐCreo¼ ÐVita cerró los ojos un instante al sentir un mareo Ðcreo que estásen un error.

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    пHas pensado alguna vez en casarte?ÐNo, pero¼Ð¿Estás dedicada a tu profesión?ÐSí, pero¼Ð¿Has tenido alguna vez el ardiente deseo de ser madre y cambiar pañales?ÐNo, pero yo¼ Ðtodo eso era cierto y sin embargo¼Ð¡Allí está! Como te dije, somos la pareja perfecta.Ella sabía lo que eso implicaba, lo que le estaba diciendo. Quería una aventura,satisfacción de sus impulsos sexuales sin mayores compromisos. Ahora sus manosbajaban por el cuello de la joven hasta que una de ellas se detuvo en un seno quese endureció, estimulado por el contacto.Por vez primera Vita tenía miedo de un hombre y lo deseaba al mismo tiempo.Craig estaba seguro de que ella era una mujer con experiencia, no concebía quehubiese llegado a los veinticinco años conservando la virginidad. Ella evitaba el

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    matrimonio, mas no creía en relaciones sexuales ocasionales y en ese momentoestaba confundida, insegura de qué deseaba. Lo único que sabía era que estaba enpeligro de ser seducida, que estaba siendo seducida por un maestro en el arte.ÐCraig, creo que deberías saber¼

    ÐNo me digas nada, aún no Ðmientras caminaban por la calle, él colocó eldedo en sus labiosÐ. Quiero descubrir solo todo lo que a ti se refiere.Esa noche estaba resuelto a poseerla, incluso aprovechó el reducido espaciodel ascensor para tomarla entre sus brazos y besarla. Vita quedó envuelta en lafragancia de su loción y el tibio y agradable olor masculino. El aparato se detuvo y élbajó las manos.ÐVamos, querida Ðsusurró al salir.СCraig! Ðella no se movió, resistiendo su movimiento hacia la puerta delapartamentoÐ. No puedo invitarte a entrar esta noche.ÐMe intrigas. ¿Por qué no? Ðmurmuró. Era obvio que no le creía, quepensaba que ella actuaba así para provocarlo.ÐPues porque, porque¼ Ðsu voz cargada de emoción vaciló al verlo inclinar

    la cabeza, atento a su respuesta.пTienes miedo? Ðpreguntó élÐ. No es posible que¼ÐNo¼ sí. ¡No lo sé! ¿Qué quieres de mí, Craig?СLo sabes muy bien! Ðexclamó con impacienciaÐ. Busco lo mismo que tú,sólo que yo estoy dispuesto a admitirlo y por alguna razón, tú no.ÐLo que yo quiero es no volver a verte.En ese instante ella creía que ésa era la verdad. No podía aceptar sus reglasdel juego. Se trataba de un hombre diferente a todos los que ella conocía. Aunqueentendía las tácticas, ninguno la había tentado como Craig. Era capaz de destruir lasnormas que regían su vida. Y, sin embargo, no lo odiaba y con sobresalto, se percatóde que si se entregaba a ese hombre, sería para siempre, en alma, cuerpo ycorazón. Podía llegar a actuar en forma posesiva, untuosa, deseándolo a su lado

    todo el tiempo. Querría algo más permanente que una aventura y no podíaarriesgarse, tanto por su orgullo, como porque él rechazaba compromisos de esaíndole.ÐLo digo en serio, Craig. ¡Vete por favor! Ð"antes que te diga que sí, que tedeseo", pensó la joven; "antes que te invite a entrar en mi casa, en mi corazón, enmi lecho y pierda mi identidad, por tu causa".ÐNunca acepto una negativa Ðdijo él con voz bajaÐ, menos dos veces de lamisma mujer.¡Santo cielo!, si ahora lo rechazaba sería para siempre. ¿Era eso lo quequería? Sabía que no, mas la alternativa¼ No podía ser que sus sentimientos

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    fuesen tan intensos por un hombre a quien apenas conocía¼ ¿o sí?Él se apoyó en la pared, sin tocarla, cruzando los brazos y su actitud mostrabaque con dificultad se controlaba.пQué dices, Vita? Ðsu tono era implacable.

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    Ella bajó la vista.ÐNo tomo estas cosas a la ligera, Craig. Si te invito a entrar será sólo paratomar una copa.Él se aproximó y empezó a acariciarla.ÐYo tampoco, no en el sentido en que tú lo pones, ni te estoy pidiendo quecambies de forma de ser sólo para que pueda hacerte el amor. Sin embargo, noquiero engañarte. Si me invitas a entrar no quedaré satisfecho con una taza de caféy algunos castos besos. Quiero todo o nada СDios, creía él que sus besos erancastos!Ð. Si entro ÐprosiguióÐ, será para hacerte el amor. De lo contrario¼ Ðencogió los hombrosÐ. Tú decides.Ella concentró su vista en los cuadros de la camisa, lo cual no la ayudó; alcontrario, el acelerado movimiento del pecho, la revelación de su deseo, sóloacentuó la dificultad en mantener la resolución. Entonces él la tomó por los hombrosy la sacudió.ÐCreo que sé qué te preocupa. No consideres que por el hecho de que no me

    gustan las relaciones permanentes, acostumbro hacer el amor con varias mujeres ala vez. Mientras dure nuestro idilio, sólo tú existirás para mí. Que quede claro quenuestro trato será sólo sexual y yo te daré el respeto debido.СRespeto! Ðgritó histérica, sintiendo sus nervios estallar por la tensión.Él también estaba tenso, pues cuando ella levantó la cabeza para enfrentarlo,notó cómo latía un músculo de su mandíbula. Él se inclinó hacia ella, sin tocarla,pero la intensidad de su voz resultaba peor aún.ÐEscúchame bien, Vita. Creo que no me has comprendido. Yo¼Ð¡Te he comprendido perfectamente! ¡No olvides que me habían prevenidoacerca de tus intenciones!СHipocresía! Un grupo de mujeres que daría su brazo derecho por estar en tulugar Ðantes que ella pudiese responder a ese alarde de arrogancia, continuó Ð:Tus amigas de la alta sociedad me describen como un lobo feroz, siendo que no so

    ymás que un hombre con impulsos normales. Incluso si tuviese la intención demantener una relación permanente, que no es así, no podría sostenerla. No tengo laoportunidad, ni el tiempo de embarcarme en prolongados cortejos y por eso mismonunca me casaré. No sería justo esperar que una mujer se conforme con el pocotiempo que yo puedo ofrecerle, hoy aquí, mañana quién sabe dónde, a veces pordos o más meses.Vita no daba crédito a lo que escuchaba y no se atrevía a hablar. Esehombre¼ sus pretensiones ilógicas¼ÐEntonces¼ ¿por qué permitiste que te acompañara a casa? Ðinsistió él.ÐPor¼ porque decidí darte el beneficio de la duda; supuse que el hecho deque hubieras regresado significaba que sentías¼ que sentías¼ Ðcalló dándosecuenta de que había confesado demasiado.

    СSanto cielo! Ðexplotó Craig.ÐNo soy lo que imaginas Ðlo interrumpió la chica. Todo parecía precipitarsecon rapidez excesivaÐ. No deseo encadenarme a ningún hombre. Yo también

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    valoro mi libertad, pero no soy como tú. Apenas te conozco, nos hemos visto en dosocasiones; no puedes esperar que yo¼

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    пQué necesitas saber? ÐCraig no pudo reprimir la ira en su vozÐ. Yo nonecesito conocerte más. Sé que tienes ojos verdes de hechicera, que tu cabello esdorado como el maíz antes de la cosecha, una cosecha que será mía y un cuerpoque anhelo ver sin esa tela encima Ðsus dedos tocaron el vestidoÐ. Más que nada,sé que eres hermosa y muy sensual, tanto que desearía ser otro tipo de hombre,pero no lo soy, así que tómame así, o déjame.Vita también lo lamentaba, empezaba a desear que fuese diferente, el tipo dehombre que ella evitó hasta ese momento. No obstante, si fuese diferente, quizá nose hubiera sentido tan atraída por él. Fue su virilidad la que la sedujo.пQué es lo que quieres conocer Vita? Ðrepitió él con impaciencia."Quiero conocerte", pensó la chica, "ver tu cuerpo, tu pecho, la firmeza de tuvientre, sentir tus muslos cerca de mí". Sin embargo, en voz alta contestó:ÐNecesito tratarte más, saber quién eres, de dónde vienes, qué haces antesque yo¼ пantes que ella qué? Aun si lo hubiese conocido toda su vida ¿estaríadispuesta a entregarse a él en sus términos? No lo sabía, al menos quería laoportunidad de averiguarlo.Ahora sí estaba iracundo y mostraba su profunda frustración física. Su voz erapeligrosamente baja y sin embargo, ella sintió que había ganado¼ y perdido.пEn dónde vivo? ¿Cómo me gano la vida? No acostumbro dar mi domicilio nipublicar mi ocupación. Cometí ese error una o dos veces y tuve que despachar aalgunas mujeres que llegaron a llamar a mi puerta. No importa lo que pienses, noquiero perjudicar a nadie. Lo siento, Vita, hubiera sido divertido. ¡Demonios! ¿Quéestoy diciendo? ¡Hubiera sido paradisíaco! Pero, que sea lo que tú quieras.Con los nudillos presionando sus labios, ella lo vio entrar en el ascensor y

    cuando las puertas se cerraron, exclamó:СCraig! Ðpero era demasiado tarde.

    Antigua, Tobago, Barbados, sol veraniego para aliviar el frío del invierno, elvacío de la soledad¼ tenía todo eso por delante, se recordaba Vita a diario. Esa erasu vida, no necesitaba a Craig. ¿Craig? La enfadaba que no supiera su apellido y decualquier forma, no quería que se interpusiera en su carrera.Se repetía lo mismo, una y otra vez, tratando de convencerse, cuando abordóel avión de la British Airways hacia su primer destino. Después volaría en avionesligeros entre una isla y otra. Se recostó en el respaldo y cerró los ojos, en parteparaevitar la conversación con su vecino, un hombre robusto que lanzaba miradas

    furtivas de aprobación a su figura ataviada en blanco, y en parte para concentrarseen su batalla mental.Era la primera vez que lamentaba abandonar Inglaterra y sólo porque allíestaba Craig, porque lo dejaba atrás. Tonta, se regañó; no importaba a dónde fuera,Craig necesitaba una mujer de distinta mentalidad.

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    ÐPerdón, caballero Ðdijo la azafata al hombre robustoÐ. ¿Le importaríacambiar de asiento con ese señor?

    Vita ni siquiera se molestó en abrir los ojos para ver quién era su nuevo vecino.Sólo cuando el avión iba a despegar se incorporó, pues disfrutaba de la magia deldespegue, pero esa vez ni siquiera lo notó.ÐAsí que no estabas dormida Ðla voz le resultó familiar.СCraig! Ðexclamó con voz temblorosaÐ. ¿Qué haces aquí? ¿sería unacoincidencia? ¡No podía ser! Un gesto de burla confirmó sus sospechas.СParece que estoy buscándote!¿Sería posible? Por más que trató de ocultar su emoción, se ruborizó. ¿Acasono iba a cumplir su amenaza de tomar su segunda negativa como el final de surelación? ¿Y cómo la encontró?

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    ÐEso es imposible. No podías saber¼Ð¿No? Ðpreguntó con ironíaÐ. Bastó con seguirte a tu oficina, averiguar cuálera tu siguiente asignación y reservar en el mismo vuelo.пQuién te lo dijo? No fue Nigel ÐNigel era el jefe de Vita.ÐUna jovencita muy ingenua de la recepción.Vita hizo un gesto de fastidio; le había insistido a esa chica en que fuesediscreta.ÐY siendo una jovencita ingenua, reaccionó de inmediato a tu encanto.ÐNo todas las mujeres son tan inflexibles como tú.ÐTe creo Ðasintió ella con sequedadÐ. ¿Para qué tomarte tantas molestias,Craig? Sin duda me olvidaste al considerarme uno de tus fracasos, o ¿es que nopuedes tolerar que una derrota manche tus registros?ÐPuedes interpretarlo como quieras.СEsa es la única explicación! Ðexclamó con ira, sacudiendo su cabelleraÐ.Y tengo que decirte además, que estás perdiendo tu tiempo y dinero. No hecambiado de opinión y no modificaré mi manera de pensar.ÐNo quemes todas tus naves, Vita Ðsugirió él con tono seductor al oído,mientras le tomaba la manoÐ. Todavía te deseo, Vita, como nunca había deseado auna mujer, de otra manera no estaría aquí, arriesgándome a otro rechazo.ÐSupongo que ésa es una lisonja Ðse burló ella, un poco confundida por suspropias emociones.ÐYo no diría eso. Te aseguro que mi intención es despertar en ti otrossentimientos Ðsu voz era ronca y las sugestivas palabras la inquietaron al sentirla

    aparición del deseo.ÐEs inútil, Craig Ðsu tono revelaba las dolorosas sensaciones queexperimentabaÐ. Yo¼ yo no puedo transformarme de la noche a la mañana. Soyasí y tú¼ tú eres¼ÐUn hombre con más paciencia de la que imaginas Ðla interrumpióÐ. Hedescubierto que estoy dispuesto a esperar, a darte el tiempo que dijiste necesitarpara conocerme mejor.

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    СQué magnánimo de tu parte! ÐVita se refugió en el sarcasmo.ÐY es por eso que estoy aquí Ðprosiguió él con tono inexorable.ÐNo puedes acompañarme. Es un viaje de negocios, no unas vacaciones, yono¼ÐNadie puede trabajar veinticuatro horas al día y están las noches Ðlerecordó y luego lanzó su ultimátum Ð: O prometes pasar conmigo parte del tiempodurante los próximos días, o tomo el siguiente avión de regreso y esta vez teaseguro que no volverás a verme. Aunque, por alguna razón¼ Ðse inclinó haciaella y la besó en el cuelloÐ por alguna razón, a pesar de todas tus protestas, nocreo que eso sea lo que quieres.Ella debió negarlo, decirle que se fuera al diablo; era demasiado perspicaz oella muy transparente. Ahora bajo su intenso escrutinio, Vita se acaloró, no porincomodidad sino por el deseo que la invadió. No podía desviar la vista y la

    expresión en los ojos de Craig le indicaba que no exageraba.пVita? Ðpreguntó él con impaciencia.Allá abajo se podía distinguir la silueta de la isla de Antigua, una espléndidabahía azul, arenas blancas y abundante verdor. Un momento más de indecisión ysería demasiado tarde.ÐEstá bien, acepto Ðle prometió con debilidad.

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    Capítulo 3

    Eso no significaba que le permitiría la intimidad que él exigía, se dijotranquilizándose un poco. Era una prueba, para ambos.El hotel, en las colinas de Antigua, estaba estratégicamente ubicado de maneraque desde allí se podía admirar la costa de la isla, una playa soleada con recovecosprivados y un mar tan azul que parecía el producto de la paleta de un pintor.Por vez primera en su carrera, Vita no pudo concentrarse en la charla delgerente del hotel mientras la llevaba en un recorrido y discutía los términos delcontrato de venta. Recordaba que Craig la esperaba y le entusiasmaba la idea delas horas que pasarían juntos. ¿Qué harían para ocupar ese tiempo? Elpensamiento la hizo temblar. Sería el lapso más largo que habría de pasar en sucompañía y la perspectiva se alargaba sin fin, tentadora, alarmante y permitiéndoleponer en práctica todas sus técnicas de seducción. ¿Cuánto podría ella aceptar sinrendirse?пEstuvo antes en Antigua, señorita Raven? Ðpreguntó el gerente.ÐNo, nunca.ÐEntonces, si quiere hacerle justicia en sus folletos, deberá conocer biennuestra hermosa isla antes de partir. Tenemos una habitación y un auto reservadopara usted, claro está. Pero¼ Ðhizo una pausa, desconcertado por no saber cómocontinuarÐ, estamos en temporada alta y el caballero¼ me temo que no loesperábamos.ÐComprendo. Quizás en otro hotel¼

    Con mucho gusto indagaré, aunque¼ Ðhizo un gesto pesimista.El problema de alojamiento de Craig, aunque ella sabía la solución, la asediabacuando se dirigían a Saint John para explorar la capital. Craig insistió en conducir elauto. Con la libreta de apuntes en las manos, Vita anotaba con entusiasmodescripciones de las casitas de madera blanca con persianas azules a las que sellegaba al segundo piso por escaleras externas con barandillas de hierro. Quémaravilla era Antigua, pensó la joven. No recordaba haber quedado tan cautivadapor un lugar con semejante rapidez ni haberse sentido tan feliz. ¿Por qué sería?, sepreguntó.Vestía falda y camiseta y a no ser por sus preocupaciones internas, su humorera el de una turista paseando de la mano de Craig.

    пQué hacen? Ðolvidó sus problemas un instante, al ver a un grupo denativos inclinado frente a algo en la acera.ÐParece que están jugando warri Ðrespondió Craig sorprendiéndola y la tomódel brazo para acercarse al grupoÐ. Sí, ¿lo ves? Es un juego de apuestas, parecidoal backgammon, sólo que aquí utilizan nueces warri. Es un buen pasatiempo y losturistas compran los tableros para llevárselos a casa. Vita, yo¼

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    Lo interrumpió un chiquillo que salió corriendo de un callejón, e incapaz dedetenerse, cayó sobre el tablero esparciendo las piezas en todas direcciones. Sus

    gritos de dolor opacaron las imprecaciones de los jugadores. Uno de ellos estaba apunto de golpear al niño cuando Craig intervino.ÐFue un accidente Ðlo tranquilizó con el tono persuasivo que Vita conocíabienÐ. ¡Tomen! Ðempezó a distribuir monedas entre los hombres. Luego llevó alpequeño a un lado, inspeccionó sus lesiones y le vendó la rodilla ensangrentada consu pañuelo.ÐQué bondadoso. Creí que no te gustaban los niños.ÐNo me disgustan Ðdeclaró él encogiendo los hombrosÐ. Lo que sí memolesta es que los golpeen, supongo que porque yo fui niño alguna vez.

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    пY te golpeaban? ÐVita trató de imaginarlo como un chiquillo, pero no pudo.СCon frecuencia! Ðsu tono era brusco y pareció terminar con el tema porquesiguió caminando.пCómo sabes tanto de ese juego? Ðpreguntó Vita al alcanzarlo y luegotomar el camino hacia la catedral del siglo diecisiete, uno de los sitios másinteresantes de su itinerario.ÐHe estado en el Caribe una o dos veces y en otros lugares también.ÐCuéntame Ðtrató de persuadirlo.ÐEn otra ocasión Ðreplicó brevementeÐ. Es más importante que tú mecuentes. ¿Has tomado alguna decisión con respecto a lo nuestro?пLo nuestro? Ðreplicó, simulando ignorancia.ÐVamos, Vita. No vas a convencerme de que lo has olvidado, sé que no dejasde pensar en ello desde que llegamos aquí.ÐDe verdad¼ Ðempezó a decir ella.ÐSe nota en cada una de tus miradas, en cómo evitas tocarme, pero nopuedes posponerlo para siempre.Ella comprendía que nunca debió aceptar las condiciones que él impuso. Sinembargo, después de aquellos días de desesperación por la idea de que no volveríaa verlo, aunque el sentido común le advertía que hubiera sido mejor, no habríasoportado que la dejara una vez más. Su conciencia le decía que no era sincera, yaque no tenía intenciones de hacer el amor con él y era obvio que su consentimientoestaba implícito al acceder a que se quedara en la isla.¿Y él fue sincero con ella? Para aplacar su conciencia, trató de instigar suindignación. ¿Era honesto para un hombre de su vasta experiencia, concentrar sus

    esfuerzos en seducirla cuando eran casi desconocidos? Parecía como si tuviese unadoble personalidad y la más débil afirmara que pese al poco tiempo que tenía detratarlo, él nunca fue un desconocido para ella.¿No lo supo desde el primer momento cuando sus miradas se cruzaron en lasala de Laura? ¿No admitió lo inevitable? ¿No era ésa la razón de su miedo, ya quesignificaba cambiar el rumbo de la vida que se trazó con tanta claridad y que ahoraveía confuso? De ser así, ¿por qué no lo aceptaba?

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    A pesar de sus sentimientos hacia él, y trató de aplacar una oleada desensualidad que la invadió, ella tenía normas que él no podía ni quería aceptar.Pareciese o no un extraño, se repitió, lo era. Ella ansiaba que le contara sobre suvida y él se negó a hacerlo. Su acento revelaba su origen canadiense, pero ¿quéfamiliares tenía? ¿Serían personas decentes? ¿Y su profesión? ¿El serviciosecreto? Además, lo que resultaba más importante, ignoraba su estado civil. ¿Seríainfeliz? Eso explicaría su renuencia a entablar relaciones permanentes y a revelar sudomicilio.Él interrumpió sus especulaciones al meterla en un callejón y estrecharla entresus brazos.ÐCreo que necesitas ayuda para tomar una decisión.En el instante que sintió su cuerpo presionado por el de Craig, la invadió un

    fuego interno y pareció no tener alternativa, ni otro deseo que aceptar sus besossensuales que le cubrían el rostro, el cuello y la piel que dejaba la camiseta aldescubierto. Respondió estimulada y sus propios labios se estamparon en la duramandíbula y luego en los amplios labios que parecían devorar los suyos.Las manos de Craig se habían tornado más impacientes al sacar la camisetade la joven del cinturón. Al contacto de sus dedos febriles en la espalda, ella se pusotensa un momento y luego, dejando nadar sus impulsos, se entregó a lasplacenteras sensaciones. Fue sólo cuando él intentó desabrochar el sostén que ellarecobró el sentido.

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    СCraig! ¡No!Él la sujetó con sus caderas contra el muro, para evitar que escapara.ÐOlvida la catedral. Volvamos al hotel, Vita, quiero hacerte el amor¼ ahora¼Ðante un suspiro de ira y el cuerpo rígido de la chica, él pareció entrar en razón y asu vez suspiró y la hizo a un ladoÐ. ¡Está bien! ¡Está bien! Ðmovió la cabeza paraaclarar sus pensamientos y levantó los brazos, vencidoÐ. Te aseguro que estoy enel límite máximo del control. No sé cuánto podré seguir deseándote y no¼ no. Serámejor que regresemos al auto, quizá el conducir me distraiga, aunque lo dudo.Siguieron al sur hacia English Harbour y luego se alejaron de la costa. Casitodas las carreteras eran angostas y con baches, pero el paisaje lo compensaba concreces. A intervalos, la ruta estaba bordeada con vegetación espesa, que resaltabacontra el azul del cielo.ÐPlátanos Ðdijo Craig, quien parecía haber recobrado el buen humorÐ.Deberías ver la cosecha, los machetes que usan para cortar la fruta.пQué otros lugares conoces además del Caribe?Él la miró de reojo y por un momento ella pensó que de nuevo se negaría aresponder, mas él inclinó la cabeza como si hubiese tomado una decisión.ÐCreo que casi todo el mundo. El lejano Oriente, Francia, Suiza, el norte deItalia, Grecia, Turquía, y muchos más.пHaciendo qué? Ðse atrevió a preguntar ella y de nuevo recibió la mismamirada especulativa.ÐCasi de todo: maletero de hotel, chofer de camiones, instructor de ski¼ lomejor fue la temporada en la marina mercante.

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    пY todavía navegas? Ðsu vida había sido bastante extraña, para un hombrede visible cultura e inteligencia, se dijo Vita.СNo! Ðexclamó, cortante.пEntonces qué haces?ÐQuise decir "no, ya basta" Ðaunque lo pronunció con voz baja, ella advirtiócierta ira interior, quizá por haberle revelado demasiadoÐ. ¿Qué te parece si ahoratomas tú la palabra?пQuieres saber de mí? Ðestaba sorprendida, creyó que su interés en ella se

    limitaba a un solo aspecto. Y tal vez tenía razón, porque parecía un poco aburridocuando le dijo:ÐEsa fue una de las condiciones, ¿recuerdas? Un intercambio de información,conocernos mejor. Conozco a la mujer, o la conoceré muy pronto. ¿Cómo eras deniña?No la conocía en lo absoluto, pensó Vita con tristeza, y deseó que él dejase derecordarle e insistir en su supuesto convenio, dando por hecho más de lo que ellaconcedió al aceptar que se quedara.ÐYo¼ nosotras¼ mi hermana Gail y yo, veíamos poco a nuestros padres enla niñez. Vivíamos con mis abuelos casi todo el tiempo. El trabajo de mi papá exigíaque viajase mucho y mamá casi siempre lo acompañaba. Ella¼ ÐVita titubeóÐ, ellatemía que algo le sucediera si no iba con él. Consideraba que su presencia loresguardaba.

    пY?.ÐMurieron juntos Ðrespondió la chica con sencillezÐ, como mamá lo hubiesequerido, imagino. Yo tenía doce años y Gail dieciocho.Y ésa era la razón por la que juró no relacionarse tanto con un hombre y sufrirlas agonías por las que pasó su madre, se dijo. Desde que tuvo edad para razonar,se prometió no coartar su libertad ni su paz interior. No deseaba traer hijos a unmundo en el que quedasen privados del amor de los padres como lo fueron suhermana y ella. Sin embargo, Gail supo salvar ese obstáculo y se casó; además,junto con Barry planeaba aumentar la familia. Empezó a pensar lo que sería paraella tener un hijo del hombre sentado a su lado y la idea la emocionó tanto, que s

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    eapresuró a seguir con su somera autobiografía.ÐMis abuelos no los sobrevivieron mucho y Gail consiguió trabajo paramantenernos, así que en las vacaciones estaba yo sola. Vivíamos entonces a laorilla del mar y no me importaba mucho la soledad porque lo amaba. Solía caminarpor la playa horas enteras recolectando conchas y observando las aves marinas.Aún amo el océano Ðseñaló hacia la costa por la que pasabanÐ. Siempre penséque algún día tendría una casa con vista al mar, quizá lo logre cuando seademasiado vieja para seguir viajando, y entonces pasaré los días gozando delpaisaje Ðmientras hablaba se percató del intenso interés de Craig. Sin embargo,cuando habló sólo dijo:пEntonces no te importa estar sola?ÐMe gusta la gente Ðrecalcó la jovenÐ. Pero puedo vivir sin ella cuando ydonde tenga que hacerlo. No me deprime la soledad, puedo adaptarme y¼

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    ÐYa, no tienes que jurármelo Ðsu tono era cortanteÐ. ¡No tienes que hacertepublicidad conmigo, no de esa manera!Dolida, Vita guardó silencio el resto del viaje. Fue una tontería pensar que élpudiese tener interés en otros aspectos de su vida.

    Esa noche cenaron en la terraza del hotel. Craig insistió en que probase losplatillos típicos, todos muy sazonados. No obstante, aunque era una de susobligaciones, estaba tan tensa y nerviosa que prefirió el conocido pollo con arroz.Aun así, su caprichoso apetito desapareció cuando le llevaron un mensaje delgerente del hotel indicándole que no había encontrado alojamiento para Craig. Elgerente lo sentía mucho, ofrecía mil disculpas¼ Craig cortó el repetitivo discurso.СNo hay problema! Dígale al señor que compartiré la habitación con laseñorita Raven. Somos viejos amigos.Vita suspiró resignada al ver la mirada maliciosa del empleado.СCraig! ¿Qué pensarán?ÐSi te refieres al gerente, te aseguro que sentirá un gran alivio. ¿No te dascuenta de que está trastornado por no poder ayudar a la influyente señorita Raven?

    ÐSupondrá que nosotros¼ÐY puede estar en lo cierto, ¿o no? ¿No lo crees, Vita? Ðhabló con talsarcasmo, que el arroz se le atoró a la chica en la garganta. Ella no sabía si reír oindignarse y fue incapaz de responder.En ese momento, la música que llegaba a la terraza, le recordó a Craig que allíse podía bailar y cuando terminaron de cenar, trató de persuadir a Vita de que era sudeber probar la pista de baile del hotel.ÐYa la conozco Ðreplicó ellaÐ, sé que está en excelente estado. Sabía muybien cuáles eran las intenciones de Craig. Bailar sería otra excusa para seguirseduciéndola como lo hizo durante la cena.ÐBueno, si estás cansada Ðsugirió él con tono sugestivoÐ, podemos¼Ð¡No estoy cansada! Ðpara demostrarlo, se puso de pie tan rápido, que casi

    tiró la mesaÐ. Vamos a bailar ya que insistes.СYo no insisto! Ðla observaba y se divertíaÐ. Preferiría subir ya a nuestrahabitación.ÐMe encanta bailar Ðprotestó VitaÐ. Además he venido a trabajar y¼Ð¡Cobarde! Ðmurmuró a su oído mientras la conducía a la pistaÐ. No tocarántoda la noche, Vita, la orquesta tendrá que irse ¿y entonces?¼¿Y entonces qué? Bailar con él sería una prueba muy seductora. Su mano lasostenía con firmeza, o ¿no lo suficiente? En cada paso, los musculosos muslos deCraig rozaban los de ella y sus cuerpos se tocaban con extrema intimidad, ¿o no losuficiente? El temor y el deseo se batían en su fuero, confundiéndola y trató de

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    recordar que él reaccionaría de igual manera con cualquier mujer que se encontraraen sus brazos.

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    A medida que transcurría la velada, el ritmo de la música se hizo más lento yCraig dejó de fingir que estaba bailando. Con una mano la sostenía cerca y con laotra, hacía un inventario de sus contornos que podría resultar imperceptible para losdemás, mas no para Vita.СTranquila! Ðle susurróÐ. ¡No te resistas!Se preguntó indignada, cómo podía permanecer tranquila cuando sabía muybien a qué la iba a conducir todo eso. Al fin la orquesta tocó el último compás y lasparejas abandonaron la pista. De inmediato Vita empezó a buscar una excusa paraposponer la confrontación que la esperaba.ÐMe agradaría dar un paseo Ðsugirió con fingido entusiasmo. En realidadestaba agotada, mental y físicamente y sospechaba que las piernas no lasostendrían.ÐNo Ðla contradijoÐ. Aquí las noches son frescas Ðla empujó hacia elascensor. Dentro, ella lo enfrentó como una última defensa.СCraig! No puedo hacerlo. Yo¼ yo nunca he¼ Él entrecerró los ojos conincredulidad.

    пNunca has hecho el amor? ¿Es eso lo que quieres decir? Ella asintió con lacabeza.пQué edad tienes? ¿Veintidós? ¿Veintitrés?ÐVeinticinco.пY esperas que crea que eres virgen? ¿En esta época?ÐEspero que me creas porque es la verdad Ðya no temía y sus ojos verdesdestilaban fuegoÐ. Conozco las normas actuales entre ciertas personas, como tú;eso no quiere decir que yo tenga que guiarme por ellas. Además Ðbuscaba conafán alguna manera de convencerlo, de convencerse ella de que lo que decíatodavía era verdadÐ, no tengo tiempo para¼ para ese tipo de relaciones.пEl tiempo? ¿Cuánto toma hacer el amor? Ðinquirió con sarcasmoÐ. Mepregunto¼ Ðla miró fijamenteÐ, si será por eso que escogiste esta profesión. Asíno tienes que enfrentarte a la realidad, a aceptar tu personalidad Ðlevantó una

    mano y delineó sus labios con el dedoÐ. No puedes ocultarla de mí, Vita y ya nopuedes ocultarla de ti. Por amor de Dios, suelta las riendas de tu apasionadanaturaleza. Deja que te muestre todo lo que te has perdido, que te enseñe asatisfacer el potencial de esa naturaleza.Al salir del ascensor al desierto corredor, la tomó en sus brazos y la inclinóhacia atrás de manera que sus labios se encontraron y en el ardor de sus besos élreforzó su conocimiento de la fuerza latente que yacía adormecida en el interior delajoven. No obstante, ella se alejó.ÐCraig, necesito pensarlo. Yo¼ debes darme tiempo para decidir¼Ð¿Para que puedas cerrarme la puerta? ¡Oh, no, Vita! Ha llegado el momentode decidir. ¡Ahora o nunca!ÐEstá bien Ðaceptó con debilidad.

    Lo deseaba y sabía que encontraría placer sexual al entregarse a él. Pero esono iba a perdurar, una vez que el impulso fuese saciado, se odiaría y lo odiaría a él.

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    Abrió la puerta del dormitorio y él la siguió de cerca, como si todavía esperaseun repentino rechazo. Una camarera había abierto la ventana y dispuesto la cama; al

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    verla, Vita se estremeció sin control y se envolvió en sus brazos en un gestodefensivo.пTienes frío? Te advertí que en Antigua la temperatura baja por la noche. Noimporta, pronto entrarás en calor. Ven Ðse acercó a ella con delicadeza, le bajó losbrazos y acarició el rostro.ÐNunca había conocido a un hombre como tú Ðsusurró ella, temblando.пQué quieres decir? Ðpor un momento se. puso tenso.ÐTan¼ tan persistente, no aceptas una negativa.пEso es todo?Cuando empezó a cubrir su rostro y cuello con besos ligeros, Vita no intentóresistirse, aunque sentía más frío que antes. Todo el día guardó la débil esperanzade que él diría algo que la convenciese de que no era sólo la atracción física lo quele interesaba, que haría alguna concesión a su persona, no a un conjunto deatributos femeninos, una simple amalgama de atractivos químicos. Y no encontrómás que su arrogancia, la determinación de que ella se entregara, ya que locontrario afectaría su orgullo, la imagen que tenía de sí.Él pareció sentir la coraza helada e intocable, porque después de unaexclamación iracunda, la estrechó contra sí y la besó inclemente. Sin embargo, susalvaje arremetida, aunque la excitó, incrementó a la vez su pesar, y no fue capaz deser algo más que una masa flexible en los brazos que la rodeaban. Al fin, sin lograrla respuesta buscada, Craig la hizo a un lado con una expresión de dureza en surostro y en su mirada.

    пAsí que sigue siendo no?ÐSigue siendo no Ðconfirmó ellaÐ. No puedo remediarlo, Craig. Creí quepodría, pero¼ Tienes razón, sabes cómo lograr que te desee y tentarme aabandonar todos los principios que rigen mi vida. Soy humana, mas no quiero seruna más en tu lista de conquistas. Si alguna vez me entrego a ti e insisto en sucarácter condicional, querría mucho más de lo que tú estás dispuesto a ofrecerme.Era una locura, aunque era la verdad. Veinticinco años de ser independiente yahora deseaba ligarse a ese hombre y que él se comprometiera emocionalmentecon ella.пSabes lo que eso significa? Ðinquirió Craig con expresión pétrea.ÐSí, lo sé.СMaldito sea todo eso! ¡Maldita seas tú! ¡Te lo advertí! ¡Adiós, Vita! Ðexplotóél fuera de sí.

    Sin siquiera volver a verla, ni intentar convencerla de nuevo, giró sobre sustalones y salió de la habitación.Casi a ciegas, Vita buscó el lecho y se dejó caer en él en un paroxismo deinfelicidad y tuvo que admitir que también experimentaba una profunda frustración.Fue sólo antes que cayera dormida, que se acordó de que Craig no tenía dóndepasar la noche y que tendría que enfrentarse con él al día siguiente.

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    Capítulo 4

    No tuvo que enfrentarlo. Cuando bajó, la recibió un empleado y le dio unmensaje verbal. Craig no se molestó en dejarle una nota escrita notificándole que nolo buscara, que saldría en el primer vuelo.ÐGracias Ðmusitó con voz ahogadaÐ. Yo también tendré que partir; mipróxima escala será en Tobago.Se repetía sin cesar que su atracción era sólo física, no lo amaba en realidad,aunque de ser así, ¿por qué no se entregó a él? Porqué no podía considerar a laligera una relación que significaba más para ella que para él.No supo cómo terminó su gira, era como si un mecanismo en su interior sehubiera hecho cargo de firmar contratos, estipular condiciones¼ ¿Volvería a sentir la

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    satisfacción que su trabajo siempre le produjo?

    Regresó a Londres, a cielos tan tristes y húmedos como su estado de ánimo.ÐClaro que puedes quedarte aquí unos días Ðrespondió Gail a la peticiónintempestiva de su hermana. Estaba sorprendida, ya que por lo general era ellaquien suplicaba a Vita que le concediese algo de su tiempoÐ. ¿Te encuentras bien?ÐSí, claro que sí.Por teléfono le fue fácil ocultar sus ojos irritados, los labios temblorosos, perocara a cara con su hermana mayor, Vita no pudo ser tan evasiva.пCómo te fue en la gira? ¿Tuviste éxito?ÐSí. Nigel quedó encantado.ÐTú no pareces muy feliz.ÐClaro que lo estoy. Yo¼Ð¿Sigue en pie lo de la sociedad?ÐPienso que sí.пPiensas que sí? ÐGail hizo un gesto de incredulidadÐ. ¿Quieres decir queno lo has discutido con Nigel desde que regresaste? Ðcuando su hermana negó conla cabeza, exclamó Ð: ¿Estás enferma o qué te sucede?ÐMe siento un poco cansada Ðfue todo lo que admitió la chicaÐ. Hice unviaje largo y el clima allá es muy caluroso.¿Desde cuándo eso la había afectado?, pensó Gail, aunque no lo dijo. Noentendía qué sucedía, empero, sabía que cuanto más preguntara menos le diría suhermana.ÐTendré que esperar a que ella decida confiar en mí Ðcomentó Gail más

    tarde a su esposo.Nº Paginas 27-93

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    El día era más soportable para Vita. Tenía que discutir con Nigel los folletos, laforma más convincente de Vender los nuevos planes de vacaciones, aunque esotambién estaba teñido por dolorosos recuerdos de los sitios por donde ella y Craigpasearon y donde se besaron. Fue un alivio cuando terminó el plan de Antigua ysiguieron con las demás islas que no guardaban recuerdos de él. Eran las nocheslas que temía, esas veladas en las que no tenía qué hacer y las subsiguientes horasde insomnio.

    ¿Terminó la temporada de fiestas? Ðpreguntó Barry a su cuñada, pues suvisita se había prolongado casi una semana. No era que le molestase tanprolongada estancia, estimaba a Vita y sabía que Gail estaba feliz de tener a suhermana en casa. Sin embargo, tanto él como su esposa estaban preocupados porel letargo poco característico de la chica. No recordaba haberla visto sentarse nochetras noche frente al televisor; en su apartamento ni siquiera tenía un receptor.ÐNo Ðrespondió a la pregunta y luego añadió con cinismo Ð: para esa gentelas fiestas nunca acaban. No estoy de humor para esas actividades, de hecho hedescubierto que es muy agradable disfrutar de la comodidad del hogar.La verdad era que temía asistir a esas reuniones por miedo de encontrarse conCraig. No se consideraba capaz de soportar verlo de nuevo, quizá en compañía de

    otra mujer y sostener su mirada fría y desinteresada, resistir la curiosidad deaquéllos que presenciaron sus obvios cortejos. Sin embargo, había dicho la verdadsobre las comodidades del hogar. En los últimos días, incluso sintió envidia de Gail yBarry. Tal vez el arraigarse en un lugar no resultaba tan desagradable, si se estabaen buena compañía¼ "Anda, admítelo", se dijo, "¡con el hombre que amas!"Barry Sampson fijó la atención en su cuñada y notó varias cosas; que sus finosy bellos rasgos se habían agudizado y aparecieron unas ligeras líneas entre lascejas, mientras que su boca carnosa siempre sonriente, tenía una mueca dedesconsuelo cuando pensaba que nadie la veía. ¿Había perdido peso? Sospechaba

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    que sí.Miró su reloj. Gail había ido a visitar a una antigua compañera de escuela ytardaría otra hora por lo menos. Sabía que estaba más preocupada por su hermanaque nunca y ansiaba por el bien de ambas, que el problema de Vita, porque estabaseguro de que existía un problema, se discutiera abiertamente.СVamos a ver, Vita! Ðcon el privilegio de buenos conocidos, Barry decidióhablarle claroÐ. ¿No crees que ya es hora de que nos digas qué te ha pasado?Ella no intentó fingir que no comprendía la pregunta, o negar que algo lapreocupaba. En cierta forma, era un alivio recibir un reto directo en lugar de lasinsinuaciones de Gail y sería más fácil hablar con el cuñado que con su hermana.Ella lo sentiría y le afectaría verla sufrir, estaría prejuiciada a favor de Vita eindignada con Craig, cuya conducta juzgaría licenciosa y despreciable.Quizá, pensó, Barry le diría que exageró en sus reacciones hacia la presiónsexual de Craig, que era anticuada, mojigata. No sabía qué deseaba escuchar, yaque nadie podía ayudarla a conseguir lo único que ansiaba en realidad: ver de nuevoa Craig, entablar una relación en otros términos, una relación de respeto mutuo.

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    Barry la escuchó sin interrumpirla, acostumbrado como estaba a que suspacientes le detallaran sus problemas físicos y mentales. Vita le relató todo lo

    sucedido desde la primera vez que se vieron hasta su abrupta separación enAntigua. Cuando calló, él fue al meollo del asunto.пTe has enamorado de él?ÐNo lo sé, estoy muy confundida. Creo que podría amarlo si me lo permitiera,si él fuese diferente, el tipo de persona a la que uno puede acercarse Ðse ruborizóÐ. Mentalmente, quiero decir. Pero él se encierra y¼ Ðmiró a Barry con afectoÐ,no quiero enamorarme de un nombre que sólo se interesa en el sexo.Ella aguardó, observando el rostro de su cuñado sin muchas esperanzas. ¿Quépodía decirle que no hubiese ella considerado? ¿Que debía olvidar a ese hombre ydedicar sus energías al trabajo? Lo que Barry sugirió, la sorprendió.ÐSi fuese otro tipo de persona, te aconsejaría que lo olvidaras, trataría deconvencerte de que hay muchos peces tan buenos o mejores en el ancho mar. Séque eso sería en vano.

    пSí? Ðmusitó la joven, interesada. ¿Había alguna esperanza, o interpretómal a Barry?ÐTu actitud hacia la vida es poco común. Es posible que existan otras mujerescomo tú, pero yo no he conocido ninguna; la mayoría, incluyendo a Gail, quiereenamorarse y casarse. Algunas intentan dedicarse a su profesión al mismo tiempo,aunque básicamente buscan seguridad emocional. Por lo que yo sé, ése no es tucaso.ÐTienes razón Ðasintió ellaÐ. Siempre quise ser independiente y en ciertamanera, aún lo soy. Por eso odio todo esto, la necesidad de ver a Craig, de estarconél cuando ni siquiera tengo la certeza de que me gusta. ¿Crees que eso es posible,Barry? Ðtitubeó un poco, incómoda por formular la preguntaÐ. ¿Es correcto queuna mujer acepte tener relaciones sexuales sin compromisos ulteriores?

    ÐQuizá Ðrespondió pensativoÐ, para algunas. Sólo una mujer que lo hahecho podría decírtelo y yo no conozco ninguna. Tú, Vita, no eres de ésas, no locreo. Y no lo digo porque somos parientes, o porque desapruebe esa actitud,aunque Gail pensaría de otra manera. Es tu vida y la respeto. No obstante, ustedesson hermanas y se parecen más de lo que tú crees. ¿Nunca te has enamorado? Ðcuando ella lo confirmó, prosiguió Ð: En mi opinión, eres del tipo de mujer que sólose enamora una vez en la vida y para siempre.пEntonces¼ crees que me he enamorado de Craig? Ðpreguntó incrédula.No sentía que esa mezcla de ira; el deseo de no haberlo conocido; la constanteinquietud; falta de entusiasmo; temor y a la vez ansias de verlo de nuevo, fuese

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    amor.ÐQuizá no lo amas aún, porque en estas circunstancias no te lo permitirías. Élno te lo permite, mas si las cosas fuesen diferentes¼ Ðencogió los hombros.пQué debo hacer, Barry? Ðesta vez era un reclamo de ayuda; sus verdesojos se empañaron y su boca tembló.пHacer? Creo que no puedes seguir evitándolo. Eso nada solucionará. Suausencia sólo lo hará más atractivo, más deseable. Lo que le dijiste es lógico,

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    necesitas conocerlo mejor antes de tomar una decisión, porque así es tupersonalidad.пQuieres decir?¼ Ðla chica estaba impresionadaÐ, ¿quieres decir quedebo rendirme? ¿Aceptar sus condiciones?ÐNo precisamente. Sólo si eso es lo que deseas, si crees que es la únicaforma de lograr lo que necesitas. La alternativa es mantenerte firme y luchar por loque quieres. Si ese hombre vale algo¼Ð¿Y si me rechaza? ¿Si ni siquiera intenta?¼ÐEntonces, querida Ðcontestó su cuñado con tranquilidadÐ, sabrás concerteza que no vale la pena. Recuerda que Gail y yo estaremos siempre a tu ladopara ayudarte en todo.

    ¿Qué le dijiste qué? Ðexclamó Gail, incrédula.Que lo busque y aclare las cosas de una vez. Era la tarde del día siguiente yVita estaba en su habitación vistiéndose, tratando de quedar lo mejor posible ya quese había descuidado últimamente. Al principio, Gail se emocionó al ver a su hermanade mejor humor, hasta que Barry le contó la conversación que sostuvieron la nocheanterior.СNunca creí que fueses tan irresponsable! ¡Un hombre como ése! Está mejorsin él.Es posible Ðasintió su marido con pacienciaÐ, pero Vita tendrá que tomar esadecisión. No podemos guiar su vida; además, es posible que ése sea el hombreideal para ella, si logra convencerlo.пY si no? Quedará aún más lastimada. Es mejor que lo olvide.

    ÐNo puede Ðinsistió su maridoÐ. Ya debías conocer a tu hermana. Piensa enla lista de pretendientes que ha tenido, casi todos aceptables, decentes, ricos,fascinados con ella y a todos los consideró aburridos. A Vita no le llama la atenciónlo predecible, lo que es fácil de obtener y es allí donde ese hombre se equivocó. Sise equivocó¼Ð¿Qué quieres decir?ÐQue quizás, y dije quizás, quería despertar su interés¼

    Cuánto tiempo sin verte, querida! ¡Qué precioso vestido! Vita sentía que nuncahabía dejado esas reuniones sociales. El apartamento de Laura, su cambiantecírculo de conocidos, era, como siempre, la atmósfera típica de frenéticomovimiento. Sonriendo, no a los que la rodeaban sino a sí, a la vanidad que la hiz

    ousar el vestido negro nuevo que por su corte sencillo y austero, producía uncontraste perfecto a su cabellera rubia.

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    пVendrá esta noche la Torre de Marfil? Ðpreguntó Laura. Era poco comúnque la anfitriona gastase más de una frase con cualquiera de sus invitados; más

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    tarde se percataría de que no era la única que esperaba ansiosa la respuesta.ÐNo tengo idea Ðreplicó, fingiendo desinterésÐ. He estado de viaje, no lo hevisto.СTampoco ninguna de nosotras, querida! Ðrió burlonaÐ. Corría el rumor deque se habían ido juntos.СYa sabes lo que son los rumores! Ðexclamó la chica, sintiendo que surostro revelaba lo que se empeñaba en ocultar y antes que siguiera el interrogatorio,se alejó para perderse entre la concurrencia.Gail le preguntó en una ocasión si alguna vez se aburría y Vita lo negó tajante.En esa ocasión dijo la verdad. Ahora sabía lo que significaba el aburrimiento, sabíaque también era posible sentirse sola en una multitud y esa revelación le permitiócomprender mejor a las personas que la rodeaban. Sin otro propósito en la vida quepasar un buen rato y divertirse, hablaban y reían para ocultar, no el vacío de susmentes, sino de su existencia.Esa noche, Vita se identificó con ellos al fingir interés en las conversacionesinsulsas, comió y bebió más de lo acostumbrado y por lo tanto, rió en tono másestridente y chillón de los chistes menos graciosos. Sus ojos buscaban sin cesarentre los rostros que iban y venían y contemplaba la puerta, esperando a alguienque nunca apareció.Ese fue su patrón de vida durante las semanas siguientes.Entre uno y otro viaje de trabajo, a Escocia, Irlanda o Gales, asistía a lasfiestas, a veces toda la semana, siempre buscando ese rostro especial, tratandode

    escuchar aquella voz inolvidable.ÐTe vas a enfermar Ðle advirtió en una ocasión su hermana, preocupadaÐ.¿Por qué no vienes a quedarte de nuevo con nosotros? Vita regresó a suapartamento por temor de que Craig fuese a buscarla allí y no la encontrara.Fue en una de esas raras ocasiones en que se había quedado en la oficina queTravelway tenía en Londres, que el teléfono sonó y de inmediato reconoció la voz alotro extremo de la línea, pese a la distorsión por ser una larga distancia.пVita? ¿Eres tú? ¡Maldición¼ qué mala comunicación!пCraig? Ðfue lo único que pudo pronunciar.ÐSí¼ Ðguardó silencio y luego añadióÐ: No tenía intenciones de hacerlo¼de llamarte.пEntonces por qué lo hiciste? Ðpreguntó ella confiando en que la malacomunicación disfrazara el temblor de su voz.

    ÐNo lo sé. Sí. ¡Maldición! ¡Sí lo sé! estaba preocupado por ti. Necesitabasaber si regresaste bien.пRegresaste?¼ ¿De Antigua? Ðrió con falsedadÐ. Estás un pocoretrasado. He salido por lo menos a una docena de viajes desde entonces.ÐHe estado fuera de circulación Ðdijo en tono cortante y luego el silencio fuetan prolongado que ella pensó que la llamada había concluido.

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    пCraig? Ðelevó el tono, por el pánico.ÐAquí estoy. ¡Con un demonio, ya que te hablé, no sé qué decirte! Ðla

    comunicación era más clara y su voz profunda la hizo estremecer.ÐEs difícil hablar por teléfono Ðaventuró ellaÐ. ¿En dónde estás?ÐMuy lejos de ti, que para el caso da lo mismo Ðahora denotaba ira.пPero en dónde? Ðella temía que colgara, que desapareciera de nuevo enel vacío.ÐNo importa.СClaro que importa! пDonde quedó su orgullo? De cualquier manera, él laignoró, quizá ni siquiera escuchó su grito desesperado porque la comunicación denuevo era mala.ÐDime qué has estado haciendo Ðle pidió Craig.

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    ÐLo mismo de siempre. Trabajar, ir a fiestas, visitar a mi hermana.пTienes una hermana?ÐTe lo dije, pero de seguro no te interesó Ðrespondió ella con frialdadÐ, yaque nunca quisiste hablar sobre tu familia.ÐNi ahora te llamé para mencionar a nuestros familiares. Dime, Vita ÐrepitióÐ, ¿existe alguien en tu vida ahora? Un hombre, quiero decir.Un no sería demasiado halagador para su ego y un sí habría sido una mentira.ÐEso no te interesa.ÐTienes razón Ðera una respuesta más débil de lo que ella esperaba. Sonabacasi deprimidoÐ. En ese caso¼ Ðella se dio cuenta de que iba a terminar lallamada.пVolveré a saber de ti?ÐPuede que sí, o puede que no. No lo sé Ðy luego dijo a alguienÐ: Bien,Frank, puedes ocupar el teléfono.пCraig? ¿Craig? Ðla línea estaba muerta. Vita colgó el auricular muydespacio, como si fuese una última conexión con él. Quedó allí durante diez minutosvolviendo a revivir cada una de las palabras de la conversación; tratando inútilmentede encontrar algún significado en ellas.Era buena señal el que hubiese telefoneado, al menos no la había olvidado porcompleto. Eso no significaba que estuviese interesado en ella; lo hizo porque lemolestaba el hecho de haberla abandonado en Antigua. Él no podía saber quéindependiente y autosuficiente era ella. Pero, ¿seguía siéndolo?

    Tenía que venir a verte. He estado muy preocupada ÐGail siguió a su hermanaen el interior del lujoso apartamento, buscando con mirada ansiosa cualquier señalde abandono que pudiese revelar el estado de ánimo de VitaÐ. Hace mucho que nome llamas. Te veo más delgada.ÐGail, por favor, no exageres. Estoy bien. La moda es estar esbelta.

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    пHas vuelto a ver a ese hombre odioso?ÐNo es odioso y no lo he visto, pero hablé con él por teléfono.пEn dónde estaba? ¿Qué te dijo? ¿Qué estaba haciendo? ¿Te ha¼?

    ÐNo tengo idea de dónde habló. Me dijo¼ÐVita, ¿cómo sabes si no te ha ocultado algo terrible? Creo que es muysospechoso el que se ausente tanto tiempo. Puede estar preso o¼ o cualquier cosa.Las palabras de su hermana le recordaron con pesar la extraña palidez deCraig que Vita observó en su primer encuentro. Podía ser por enfermedad. Se dejócaer en una silla, palideció y se llevó la mano al cuello.пCrees que es posible que tenga que internarse en el hospital paratratamientos periódicos? ¿Padecerá alguna enfermedad terrible? Eso explicaría queno quiera comprometerse con alguien, que considere que no es justo.ÐSi eso fuese, tendría algo más que aventuras amorosas en mente ÐdeclaróGail con desprecio.ÐNo lo creo ÐVita seguía pálidaÐ. Sí yo¼ si yo estuviese condenada a morirpronto, trataría de sacarle el mejor provecho a cada instante que me quedara Ðse

    puso de pie y empezó a pasear por la sala, haciendo sonar sus tacones sobre elsuelo de madera barnizada Ð; Necesito encontrarlo, Gail, tengo que hacerlo. Quierosaber.ÐVamos, Vita Ðle advirtió su hermanaÐ, no te precipites en sacarconclusiones, ni vayas a hacer algo que sea un sacrificio Ðobservó preocupada a suhermana. ¿Estaría tan desesperada? ¿Habría perdido el juicio y estaría dispuesta aentregarse a un hombre desahuciado?Vita pensaba lo mismo.ÐNo me veas con esa actitud paternal. Me aseguraré antes de¼ antes de¼Ðno pudo expresarlo con palabras.

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    пQué piensas hacer? ÐGail sabía que una vez que Vita tomaba unadecisión, no cambiaba de opinión.ÐSeguiré asistiendo a las reuniones en casa de Laura y a otras, y esta vezharé preguntas. Alguien, en algún lugar podrá decirme algo acerca de él, de dóndeviene o qué hace.пSuponte que te enteras de cosas que hubieras preferido ignorar? ¡Oh Vita!Ðsuplicó su hermanaÐ. Lo único que sé es que vas a salir lastimada.ÐNo puedo darme por vencida. Sé que es una locura, pero el rostro de Craig,su voz, interfiere con todo lo que hago. No puedo continuar así, sin saber. Y sidescubro algo acerca de él que¼ÐEspero que te cure de esta locura ÐGail nunca había hablado con tantafranqueza con su hermana menorÐ. Sí, ¡espero que llegues a enterarte!

    Vita recordaría las palabras de Gail antes que pasaran muchos días. Esa vez,la fiesta era en casa de Sally, la pelirroja que Vita vio varias veces en la casa de

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    Laura y Vita pasaba de un grupo a otro no por diversión, como en otras ocasiones,sino con un propósito.пCraig? ¿Qué Craig? No lo recuerdo.

    ÐLo siento. No lo conozco.ÐAh, te refieres al famoso Torre de Marfil. ¿Así se llama?¼ ¿Craig?пTe refieres a ese tipo alto y apuesto que se viste con poca elegancia comosi fuera un leñador canadiense? Y ahora que me acuerdo, sí es canadiense,¿verdad? Ðluego, descorazonando a Vita añadió Ð: No, es todo lo que sé de él.ÐCyntia lo conoce Ðcomentó uno de los jóvenesÐ, ella lo bautizó como "LaRoca". La acompañó aquí la primera vez, hace cerca de un año.пCyntia? Ðrecalcó SallyÐ. Ya no viene a estas reuniones. Oí que se casócon un artista. La siguió desde Cornualles hasta aquí y luego se la llevó allá. Muyconmovedor.СSanto cielo! ¡Hablando del diablo! Ðexclamó una mujerÐ. Allí está quienbuscabas. Si yo fuera supersticiosa, diría que lo has invocado.Era posible, pensó Vita. Estaba tan concentrada en él últimamente, que si

    poseyera ese poder, lo habría hecho aparecer.Craig la había visto, estaba segura de ello. Aunque no la miraba en formadirecta, existía una corriente eléctrica que cruzaba el salón y que debía ser notoriapara otros, además de ella. Sin embargo, por más que anhelaba acercarse a él,escuchar su particular timbre de voz, gozar de su masculinidad, sabía que no debíahacerlo. Pese a que lo estuvo buscando, ahora, por orgullo, tenía que esperar a queél diera el primer paso.Así que prosiguió la charla como antes, quizá más rápido, su alegría másobvia, la sonrisa fija en el rostro y el perfil alineado de manera que él pudieseverlacontenta.En realidad le resultaba imposible observar a Craig sin que él se diese cuenta

    de su escrutinio, sin embargo, Vita sabía con exactitud su posición entre la gente,podía hacer una lista de las mujeres con quienes se detenía a charlar. ¡Todas rubias!Por lo menos no había cambiado su preferencia por el color del cabello.Se le empezaba a notar la tensión por mantener la vivacidad. La garganta leraspaba, su cara estaba rígida con la falsa sonrisa y era consciente todo el tiempode esa destructiva presencia física que hacía palpitar con violencia su corazón y leafectaba los nervios.Él se acercaba, aún concentrado en su conversación, no obstante, Vita tenía lacerteza de que realizaba el mismo juego que ella, ignorando su presencia,

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    demostrándole que podía tener a cualquier mujer con sólo proponérselo y lo pocoque le importaba la estudiada indiferencia de Vita.Ahora estaba rodeado por un grupo vecino al de ella, formado por admiradoras.¿Se colocó en forma intencional en una posición donde, como por accidente, subrazo podría rozar el de ella? Su risa llegaba a su oído y el aire que exhalaba losentía rozando su cabellera.Vita trató de mantenerse calmada. Necesitaba volverse, hablarle y verlosonreír. Celos dolorosos la convencieron de que lo único que le importaba era estar

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    con él una vez más, no importaba a qué costo. Eso lo podía soportar, lo que notoleraba era la sospecha de que ya no le interesaba, ni la encontraba deseable.Giró,buscando una mirada de sorpresa, de interés amistoso, jugánd