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    PRLOGO A LA EDICIN DE PASCENDI

    LA INTENCIN PASTORAL DE UN PAPA SANTOCurioso que pascendi sea el gerundivo forma exigitiva, imperante, de necesidad con

    acento moral: lo que debe ser as del verbo latino correspondiente al adjetivo pastoral: pascendi Domini gregis = el deber de pastorear el rebao del Seor. Es decir, el trminodefinitorio por antonomasia de la actitud eclesial moderna (pastoral) es aqu, en su expresinms fuerte, ttulo programtico del manifiesto antimodernista, la encclica antimodernista de unpapa santo: San Po X. Es decir, que un Papa que fue verdadero pastor, con sus sacerdotes, los ylas religiosas, los fieles y de un modo muy especial con los nios, consider su mximo deberpastoral poner freno a los errores modernistas.

    Presentar el texto que San Po X consider su mxima obligacin en conciencia y su

    mayor acto de caridad para la Iglesia, y tambin para los enemigos de la Iglesia eliminando todoslos arcasmos del lenguaje e ilustraciones (que ms que ejemplos para aclarar seran trabas ainterpretar), pero ni uno de los argumentos, afirmaciones doctrinales ni conclusiones, no es portanto entrar en discusin, no es intencin argumentativa, no es ni siquiera apologa. Es un simplehecho: sta fue la doctrina de la Iglesia durante veinte siglos, cosa fcilmente comprobable, y serla doctrina de la lgica para siempre. Como dice nuestro amado Papa Benedicto hablando de sanJuan Crisstomo: Anhelo que los Padres, en cuya voz resuena la constante Tradicin cristiana,sean cada vez ms punto firme de referencia para todos los telogos de la Iglesia. Volver a ellossignifica remontarse a las fuentes de la experiencia cristiana, para saborear su frescura yautenticidad1.

    Tonquedec dijo que la Iglesia vence a sus enemigos sobrevivindolos. Podramos decir otro

    tanto de la verdad, o mejor podramos decir que la verdad se venga de sus contradictoressobrevivindolos. Cien mil aos despus que se hayan acallado los argumentos indignados y lassornas hirientes, que las discusiones habidas no merezcan siquiera el mote de bizantinas, y quetodos estemos muertos, enterrados e incontables veces reciclados por la naturaleza, y que nada ninadie guarde sobre la tierra memoria histrica de nuestra soberbia, seguir siendo verdad,tranquilamente, que si Dios dijo cmo quiere ser honrado, debe ser honrado como l lodispuso. Y asimismo que esto no merece el apelativo de tradicionalismo ni de modernismo, ni deconservadorni deprogresista, ni de reaccionario ni de liberal, sino solo de verdad. El suave yrefrescante soplo de lo que es, sin tener que soportar la inmiscusin de aquel el hombre que seautodefini como el necio que pretende comer del fruto del arbol del bien y del mal: Decidirridculamente la verdad, como un nio castigado que juega encerrado en su pieza y dice: Y ahora

    mis padres venan y me pedan perdn; y decan qu bueno era Juanito, y llamaban a todosmis amigos y me hacan una fiesta, y me dejaban comer toda la torta y los bombones que yoquera y ver televisin y acostarme tarde. Lstima que en hombres grandes, cristianos yprelados, la cosa no sea tan inocente. Y que cien mil aos despus en realidad un minutodespus, ya ser demasiado tarde.

    1 Y cita textualmente: Durante cunto tiempo an estaremos clavados a la realidad presente? Cunto tiempo anhar falta antes de que podamos librarnos de ella? Durante cunto tiempo an descuidaremos nuestra salvacin?Recordemos aquello de lo que Cristo nos ha considerado dignos; dmosle gracias, glorifiqumoslo, no slo con

    nuestra fe, sino tambin con nuestras obras efectivas, de modo que podamos alcanzar los bienes futuros por la gracia yla amorosa ternura de nuestro Seor Jesucristo, por el cual y con el cual sea gloria al Padre y al Espritu Santo, ahora ypor los siglos de los siglos. Amn. CARTA EN EL XVI CENTENARIO DE SAN JUAN CRISSTOMO;10/8/2007.

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    LA PRESENTE EDICIN

    El estilo en verdad arcaico de la encclica nos oblig a un esfuerzo realmente enorme detraduccin hermenutica, es decir, la exigencia de no slo traducir la expresin, sino el estilo; noslo transladarla al castellano y al castellano moderno, sino a la manera de expresarse y deentenderse apto para una mente actual, y eso sin modificar un pice el mensaje papal ni sus

    afirmaciones.Ciertamente que todo esto no convierte en fcil su comprensin, sino slo su lectura. Lalabor necesaria para alcanzar la comprensin no exime nunca de utilizar el pensamiento, que enPascendi se aplica a razonamientos profundos exigitivos de ese ejercicio de la lgica quelamentablemente se va perdiendo, pero para suplir lo cual nada podemos hacer puesto que es unatarea eminentemente personal. Una cosa es entender lo que se dice, y otra el porqu de lo que sedice; nuestra labor es posibilitar lo primero sin trabas, lo segundo corresponde al lector.

    Sin desmedro de ello, es tarea delprofesory el editor se precia de serlo por encima detodo excepto su carcter sacerdotal el explicar, y por eso la presente edicin incluye notasexplicativas de los temas y las afirmaciones papales ms complejas. Para evitar mayoresdificultades, no se modific ni la ilacin ni la numeracin de las notas al pie, cuya procedencia

    puede fcilmente captarse por cuanto las notas originales del documento se encuentran tal cual, entanto las notas del editorse encuentran entre corchetes sin excepcin.

    Las otras ayudas pedaggicas las constituyen la divisin del texto y los subttulos, que sonnuestros compartidos en casos con una u otra de las varias ediciones con las que hemostrabajado y no del original, y asimismo el resaltado en negrita de las ideas o expresionesprincipales. En pocos casos modificamos el orden de la exposicin de algn prrafo con la mismamotivacin de claridad, y en la ltima parte seccin prctica, o pastoral, como se dira hoyexclumos todo aquello que perdi vigencia por el simple transcurso del tiempo al modificarse lascircunstancias. Por ltimo, son tambin contadsimos los agregados explicativos en texto; lospocos que hay se encuentran tambin sin excepcin entre corchetes.

    Esperamos que el resultado sea de utilidad para todos los que la lean, favorable para la

    tarea de esclarecimiento que se propona San Po X en su momento y que no es menos sino msdramtica un siglo despus2, y que redunde en el bien de las almas que desean amar a Dios, comofuera tambin su objetivo. Y slo pretendemos obtener con ello la intercesin poderosa del Papasanto para la salvacin de la propia.

    Javier Bocci

    2 Nuestro Papa Benedicto acaba de exhortar a los sacerdotes: Hay que tener la valenta de resistir a la aparentecientificidad, de no someterse a todas las hiptesis del momento, sino pensar realmente a partir de la gran fe de laIglesia, que est presente en todos los tiempos y nos abre el acceso a la verdad. Sobre todo no pensar que la razn delpositivismo que excluye lo trascendente lo considera inaccesible es la razn verdadera. Esta razn dbil, quepresenta slo las cosas experimentables, es realmente una razn insuficiente. Nosotros, los telogos, debemos usar larazn grande, que est abierta a la grandeza de Dios. Debemos tener la valenta de ir, ms all del positivismo, a la

    cuestin de las races del ser (Respuestas en la vigilia por la clausura del ao sacerdotal, el 10 de junio de 2010.LOss. 20/6/10). Si cambiamos el nombre genrico de positivismo por el especfico de agnosticismo, la citaparecera sacada de Pascendi (Esto por no mencionar la verdadera y piadosa cruzada que lleva a cabo contra elindiferentismo desde las vsperas de su eleccin papal).

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    PASCENDI DOMINICI GREGIS

    INTRODUCCIN

    LOS MOTIVOS DE ESTA ENCCLICA

    A la obligacin de apacentar la grey del Seor que nos ha sido confiado por Dios,Jesucristo seal como deber primero el de custodiar con suma vigilancia el depsito de lasanta fe que se nos ha entregado, tanto rechazando las novedades profanas del lenguajecomo las contradicciones de una mal llamada ciencia. Y ciertamente que no ha habido poca enla que no haya sido necesaria esta vigilancia del Pastor Supremo, pues nunca han faltado, porinstigacin del enemigo del gnero humano, hombres que ensean doctrinas perversas3,charlatanes de novedades y seductores4, entregados al error y que arrastran hacia el error5. Pero

    hay que reconocer que, en estos ltimos tiempos, el nmero de los que reniegan de la Cruz deCristo ha aumentado enormemente, y con tcticas nuevas y llenas de malicia trabajan paraconsumir las energas vitales de la Iglesia, y hasta querran destruir el reinado de Cristo si estofuera posible. Es por eso que no podemos permanecer callados por ms tiempo, no vaya a ser quedemos la impresin de estar faltando al ms sagrado de nuestros deberes, y la paciencia que hastaahora hemos tenido con esperanza de ver una enmienda sea interpretada como abandono denuestro ministerio.

    El motivo principal por el que no podemos dejar pasar ms tiempo, es que ya no esnecesario buscar los errores entre los que se declaran a s mismos como enemigos, sino quecon gran dolor los vemos introducidos en el seno mismo de la Iglesia, y son por ello tanto mspeligrosos cuanto que son ms difciles de distinguir. Hablamos de un gran nmero de catlicosseglares y, lo que es ms deplorable, tantos sacerdotes que escudados en un falso amor a laIglesia, esencialmente faltos de slidos fundamentos en filosofa y en teologa, e impregnadospor el contrario de las doctrinas nocivas elaboradas por los adversarios de la Iglesia, con totalfalta de humildad se presentan como reformadores y arremeten contra lo ms santo que hay en laobra de Cristo, sin respetar siquiera la misma Persona del Divino Redentor que impamentereducen a la categora de puro y simple hombre.

    A todos los que as piensan y ensean, los incluimos entre los enemigos de Cristoaunque ellos mismos se asombren, pues dejando de lado sus intenciones, que slo Dios puede

    juzgar, nadie que conozca sus doctrinas y su modo de hablar y de actuar podr dejar de compartirlo que decimos. Y an debemos considerarlos como los peores adversarios de la Iglesia, pues

    como hemos dicho llevan a cabo su actividad dentro mismo de la Iglesia con tanto mayor daocuanto ms a fondo la conocen. Por eso, el peligro se encuentra hoy metido en las venas y en lasentraas de la Iglesia, atacndola en sus mismas races: el mbito de la fe.

    Estos bien llamados "modernistas", tienen el espritu tan absorbido por sus doctrinas que noadmiten ninguna autoridad ni aceptan ningn freno, y aferrados a su error creen que es celo por laverdad lo que en realidad slo es efecto de la soberbia y de la obcecacin. Y como sus doctrinasnunca son expuestas de manera orgnica sino dispersa, lo primero que hay que hacer espresentar esas doctrinas en su conjunto, sealando los lazos que las unen para poder determinarlas causas de los errores e indicar los remedios adecuados para detener el mal.

    3 Hech 20, 30.4 Tit 1, 10.5 Tim 3, 10.

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    LA DOCTRINA MODERNISTA

    Para proceder ordenadamente en materia tan compleja, hay que empezar advirtiendo que elmodernismo hunde las races en sus principios filosficos, y de all se extiende a los diversoscampos del pensamiento y el obrar humanos, que podemos sintetizar, junto al filosfico ya

    mencionado, en el religioso, el teolgico, el historiogrfico, el crtico, el apologtico y elreformista. Conviene ir distinguiendo uno a uno todos estos mbitos en que se despliega elmodernismo si se quiere conocer bien su sistema, llegar hasta los principios de sus doctrinas yponderar sus consecuencias.

    1. EL MODERNISMO FILSOFICO O LA FILOSOFA MODERNISTA

    EL AGNOSTICISMO

    El modernismo toma como punto de partida la doctrina filosfica llamadaagnosticismo. Esta filosofa afirma que la razn humana se cie rigurosamente al mbito delos fenmenos, es decir a la apariencia que presentan las cosas y a las formas de esa apariencia,afirmando que la razn se mueve exclusivamente en ese campo y no tiene capacidad para elevarsesobre los lmites de esa apariencia externa. Por tanto, no es capaz de alzarse hasta Dios ni llegar aconocer su existencia a travs de las cosas que se ven. De ello resulta que Dios no puede serobjeto directo de la ciencia, y que no puede tampoco ser sujeto histrico, pues ese hecho seraabsolutamente incognoscible.

    Estos presupuestos, acaban de un plumazo con toda la teologa natural, los argumentos decredibilidad, y la misma revelacin externa6. Todo esto queda suprimido por el modernismo que loreduce a un intelectualismo que considera irrisorio y anticuado desde hace ya mucho tiempo. Ypara hacer esta afirmacin no lo detiene que la Iglesia ya ha condenado con toda claridad estos

    enormes errores: El Concilio Vaticano decret el anatema contra quien dijere que Dios uno yverdadero, Creador y Seor nuestro, no puede ser conocido con certeza por la luz natural de larazn humana, a travs de las cosas creadas7; igualmente contra quien dijere que no es posible oconveniente queel hombre, mediante la revelacin divina, sea instruido acerca de Dios y del cultoque se le debe8; y asimismo contra quien dijere que la revelacin divina no puede llevarse acabo por medio de signos externos, y por consiguiente los hombres slo se deben mover hacia la fepor una experiencia interna individual9.

    No es posible saber en virtud de qu razonamiento el modernismo pasa delagnosticismo, que afirma la ignorancia humana en general, a la certeza propia del atesmocientfico e histrico10, que es una negacin pretendidamente indudable; ni tampoco cmo,afirmando no poder saberse si Dios ha intervenido o no en la historia humana, concluyen

    una explicacin de esa historia al margen de Dios como si fuera indudable que no hubieraintervenido (precisamente lo que el agnosticismo afirma que no puede conocerse). Y es que elmodernismo parte del presupuesto de que la ciencia y la historia deben excluir a Dios ; en elmbito de una y otra slo hay lugar para fenmenos: Dios y lo sobrenatural no tienen cabida. (Yaveremos las consecuencias a que esta doctrina incoherente conduce respecto a la Persona Sagradade Cristo, a los misterios de su vida y de su muerte, su resurreccin y ascensin a los cielos).

    6 [Pues no sera posible llegar por la razn a ningn hecho (creacin) ni principio divino (Causa primera), ni reconocerhechos histricos divinos comprobables (milagros, herosmo superior a las fuerzas humanas, hechos providencialesimprobables, etc.), ni mucho menos acceder a una comunicacin divina sobrenatural (revelacin)].7 Concilio Vaticano I.De Revelatione, canon 1.8 Ibidem, canon 2.9 Concilio Vaticano I.De Fide, canon 3.10 [E.d., cmo pueden convivir en una misma doctrina la afirmacin de la ignorancia absoluta y general de todohombre sobre lo divino y la propia y particular certeza humana de ellos sobre el atesmo].

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    LA INMANENCIA VITAL

    Pero el agnosticismo es slo el aspecto negativo de la doctrina modernista; el aspectopositivo lo ofrece la llamada inmanencia vital: Como cualquier otro hecho, la Religin noslo natural sino tambin sobrenatural debe tener una explicacin. Pero puesto que serechaza la teologa natural, que no se admiten los motivos de credibilidad como camino hacia la

    revelacin y tampoco se acepta ninguna revelacin externa, por tanto la explicacin no puedeencontrarse fuera del hombre. Es en el interior del propio hombre en donde hay quebuscarla, y se hallar por tanto en la misma vida del hombre (en la inmanencia vital): Elimpulso de todo fenmeno vital comienza al experimentar una cierta indigencia o carencia,cuya primera expresin es ese movimiento del corazn que llamamos sentimiento (elsentimiento de carencia o indigencia).

    Y ya que el objeto de la religin es Dios, concluyen que la fe, hecho humano verificableque es principio y fundamento de toda religin, reside en un sentimiento ntimo engendradopor la necesidad o la indigencia de lo divino11. Por otra parte, como esta indigencia no se hacesentir sino en determinadas circunstancias que la favorecen, no puede provenir del mbito de laconciencia

    12: al principio est latente en el fondo de la conciencia que la sicologa moderna llama

    inconciente, que es donde se encuentra su raz escondida e incomprendida por la conciencia.

    EL ORIGEN DE LA FE Y DE LA RELIGIN

    Cmo es que esta indigencia de lo divino, al ser sentida por el hombre, se convierte enreligin? De acuerdo al modernismo la ciencia y la historia se desarrollan entre dos lmites, unoexterno que es el mundo visible, y otro interno, que es la conciencia. Ms all de estos lmitesnada pueden afirmar, pues ms all est lo incognoscible. Por tanto al alcanzar estos lmites en lapropia vida o inmanencia vital como hemos visto, la indigencia de lo divino sin ningn juicioprevio13 lo cual es fidesmo14, suscita un peculiar sentimiento en el espritu, que estnaturalmente inclinado a la religin; este sentimiento contiene en s la realidad de Dios tanto comoobjeto cuanto como causa15, y une en cierto modo al hombre con Dios. A este sentimiento losmodernistas lo llamanfe y es para ellos elprincipio de la religin.

    Pero no acaba en esto el despropsito filosfico modernista, pues afirma tambin que enesta fe, tal como el modernismo la entiende, tiene lugar la revelacin: No es ya revelacin esesentimiento religioso que brota en la conciencia? No es Dios mismo quien se manifiesta al alma aunque sea de un modo confuso en ese sentimiento religioso? Y aun pretenden sacarconclusiones de tales preconceptos infundados: Como en el sentimiento religioso Dios es al mismotiempo objeto y causa de la fe (revelador y revelado), por tanto toda religin es al mismo tiemponatural y sobrenatural segn se mire. Tambin se sigue la equivalencia entre conciencia yrevelacin16 y, por fin, se afirma el principio que erige a la conciencia religiosa como reglauniversal, equivalente a la revelacin, a la que todo ha de someterse, incluso la supremaautoridad de la Iglesia en su triple poder respecto a la doctrina, al culto, y a lo disciplinar.

    11 [El hombre se siente dbil, indefenso, e.d. indigente, y necesita apoyarse en un principio superior, protector o almenos decisor, para escapar al menos a la contingencia, la casualidad, para que su vida indigente sea de algn modoguiada por algo o Alguien superior que le imprima cierta necesidad, la haga menos indiferente. Ciertamente este es elprincipio de la religiosidad natural, pero slo el principio providencial de la Religin Sobrenatural].12 [No proviene de un acto conciente, sino de un sentimiento espontneo inconciente, que posteriormente se haceconciente por reflexin].13 [Pues no es objeto pasible de ciencia ni historia]14 [E.d., apoyarse en la fe sin ningn argumento racional, sino slo por el sentimiento (siento necesidad de que esto seaas, luego creo y afirmo que es as). Esto ya se aparta incluso de la religiosidad natural, pues el hombre primitivo

    deduce la divinidad a partir del orden y racionalidad del cosmos, no de su sentimiento de necesidad de lo divino].15 [Puesto que la causa de la nocin de Dios es imposible que provenga del mundo exterior ni de la conciencia, que seconsidera ineptos por el agnosticismo, esa causa debe ser inmanente y localizarse en el inconciente].16 [La revelacin no sera sino el acto reflexivo que hace conciente al sentimiento religioso].

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    LA "TRANSFIGURACIN" Y LA "DESFIGURACIN"

    Ahora bien, lo Incognoscible, segn el modernismo, lgicamente no se presenta a la fecomo algo aislado17, sino presente o a partir de algn fenmeno que aunque pertenece al campode la ciencia o la historia, de algn modo sale fuera de esos lmites, ya se trate de un hecho naturalque encierre algn misterio, ya de un hombre cuyo modo de ser, sus hechos o palabras no puedan

    explicarse por las leyes comunes de la historia18

    . Entonces la fe, atrada por lo Incognoscibleque va unido al fenmeno, abraza al fenmeno entero comunicndole su propia vida.De esto sacan dos consecuencias: Primera, una especie de transfiguracin del fenmeno

    por encima de sus propias caractersticas, de manera que se hace materia apta para revestir laforma de lo divino que la fe le va a proporcionar19. Segundo, se produce as una especie de

    desfiguracin del fenmeno, ya quela fe le da algo que realmente no tiene, al sustraerlo a lascircunstancias de lugar y de tiempo20. Esto ocurre sobre todo en fenmenos que tuvieron lugarhace tiempo, y tanto ms cuanto ms antiguos sean. Los modernistas sacan de todo esto dos leyesque junto al agnosticismo, forman como los pilares de su crtica histrica.

    Para exponerlo con mayor claridad, tomemos como ejemplo a Jesucristo: en la persona deCristo dicen, la ciencia y la historia no ven ms que un hombre; luego en virtud de la 1 ley, el

    agnosticismo, hay que eliminar de su historia todo lo que presente carcter divino. Conforme a la2 ley, la persona histrica de Cristo ha sido transfigurada por la fe, luego hay que eliminartambin de ella todo lo que la eleva por encima de las circunstancias histricas. Por ltimo, 3 ley,la persona de Cristo ha sido desfigurada por la fe: luego hay que expurgarla de los dichos yhechos, y en fin, de todo lo que no responde a su mentalidad, estado, educacin, lugar y tiempo enque vivi. Es sin dudas una manera extraa de raciocinio, pero ste es el criterio del modernismo.

    LA RELIGIN CATLICA

    As pues, el sentimiento religioso, que surge por la inmanencia vital desde la profundidaddel inconsciente, es el origen de toda religin y la razn de todo lo que en la religin hay o pueda

    haber en el futuro. Este sentimiento, rudimentario y casi informe en su comienzo, va tomandofuerza poco a poco al paso que progresa la vida humana que le dio principio.

    As se explica el origen de cualquier religin, incluso de la sobrenatural, como el merodesarrollo del sentimiento religioso. La Religin Catlica no est excluida, pues es una ms entretantas: Segn el modernismo, naci en la conciencia de Cristo hombre privilegiado por dems,por el proceso de la inmanencia vital y no de otra forma. Causa asombro semejante oposicin a ladoctrina catlica, en especial porque no son slo los incrdulos quienes afirman tales necedades:hombres catlicos, muchos de ellos sacerdotes, hablan del mismo modo, y con tales dislatespretenden reformar la Iglesia. No esya el antiguo error que atribua a la naturaleza humana uncierto derecho al orden sobrenatural21: se ha avanzado hasta afirmar que nuestra santa religin,tanto en Cristo como en nosotros mismos, es un producto espontneo de la naturaleza. Principioapto para destruir todo el orden sobrenatural, que afirman sin temer lo que el Concilio Vaticanodecret: Si alguien dijere que el hombre no puede ser elevado por Dios a un conocimiento y unaperfeccin que supere a la naturaleza, sino que puede y debe llegar por s mismo, mediante unconstante progreso, a la posesin de toda verdad y de todo bien, sea anatema 22.

    17 [Siendo incognoscible es imposible que se presente como tal, y el slo pretenderlo sera un absurdo contradictorio.Adems, loIncognoscible no lo es nunca en absoluto, sino slo relativo al avance cientfico de la poca].18 [Causas slo debidas a un insuficiente avance del conocimiento cientfico en el momento considerado].19 [Su carcter extra-ordinario por encima del standard, digamos, lo hace apto para que el sentimiento religioso la fe, para el modernismo, le atribuya los caracteres divinos que ansa encontrar: lo transforma o transfigura].20 [Lo que al principio era simplemente la atribucin de una cualidad divina, debida a ignorancia de sus verdaderas

    causas cientficas, se convierte en una explicacin arbitraria, que se va adornando de elementos ajenos elaborados porlafe a lo largo del tiempo: lo desfigura].21 [El Pelagianismo]22 Concilio Vaticano I.De Revelatione, canon 3.

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    PAPEL DE LA INTELIGENCIA."PENSAR" LA FE.

    Hasta este punto no ha tenido an intervencin la inteligencia, que recin ahora participa enel acto de fe, segn los modernistas: Puesto que el acto original de la religin es sentimiento y noconocimiento, Dios se hace presente al hombre de una manera tan confusa que apenas puededistinguirse del sujeto que cree. Por tanto, se necesita que ese sentimiento sea iluminado de modo

    tal que la idea de lo divino resalte y se distinga. Esa luz pertenece a la inteligencia, a quiencompete pensar y analizar. Por medio de ella el hombre traduce, primero en representaciones ydespus en palabras, los fenmenos vitales que en l se producen. El modernismo expresa esto conla conocida frase: El hombre religioso debe pensar su fe.

    La inteligencia se aplica al sentimiento, y poniendo su atencin en l lo trabaja hastaclarificarlo. En esta tarea el trabajo de la inteligencia es doble: En primer lugar, con un actoespontneo expresa las cosas en una frmula simple y comn. Despus, de manera refleja yelaborada, vierte las cosas pensadas en expresiones derivadas de aquella primera frmulasencilla, pero ms trabajadas y ms precisas. Estas frmulas secundarias, una vezsancionadas por el magisterio de la Iglesia, constituyen el dogma.

    ORIGEN Y NATURALEZA DEL DOGMA. SU EVOLUCIN INTRNSECA

    As hemos llegado a uno de los puntos capitales de la doctrina modernista: el origen deldogma y su naturaleza. El origen lo sitan en aquellas frmulas simples que, en cierto modo, sonnecesarias para la fe, pues para que la revelacin sea verdaderamente tal, exige que en laconciencia haya alguna noticia manifiesta de Dios. Pero consideran que donde propiamente secontiene el dogma es en las frmulas secundarias. La naturaleza del dogma deriva de la relacinexistente entre las frmulas religiosas y el sentimiento religioso del nimo, que es tan sloproporcionar al creyente un medio para que tome conciencia de su fe (o sea de ese sentimientoreligioso). Por eso, las frmulas son como un intermediario entre el creyente y su fe23: En lo querespecta a la fe misma, no son ms que signos inadecuados del objeto24, vulgarmente

    llamadossmbolos; con relacin alcreyente, son meros instrumentos.Por eso no se puede decir de ningn modo que encierren una verdad absoluta, pues, en

    cuanto que son smbolos, son imgenes de la verdad y han de ser adaptadas al sentimientoreligioso del hombre; en cuanto que son instrumentos, son vehculos de la verdad, y tendrntambin que adaptarse al hombre que es el sujeto del sentimiento religioso. Pero el objeto delsentimiento religioso consiste en lo absoluto, por tanto tiene infinitos aspectos de los quepueden ir surgiendo uno u otro sucesivamente. A su vez, el hombre que cree est inmerso en lahistoria, puede encontrarse en muy diversas circunstancias. En consecuencia, las frmulas quellamamos dogmas estn sometidas a esas mismas vicisitudes y, por tanto, sujetas a mutacin.

    As queda abierto el camino a una evolucin intrnseca del dogma, cmulo infinito desofismas, que hace imposible y destruye toda religin.25Por lo dems, el modernismo sostieneno slo que el dogma puede, sino que debe evolucionar y estar sometido a mutacin:

    La ms importante de sus doctrinas, deducida del principio de la inmanencia vital, afirmaque, para que sean realmente religiosas y no slo elucubraciones intelectuales, las frmulasreligiosas deben ser vitales y han de vivir la misma vida del sentimiento religioso.

    23 [O sea, entre el sujeto del sentimiento religioso y el sentimiento mismo, lo que equivale a decir: entre el sujeto yel objeto de la religin o de la fe].24 [Toda explicacin de un sentimiento o experiencia es siempre inadecuada y pobre comparada con la realidad uobjeto que da origen a la misma, y an con el sentimiento mismo. El problema es (1) si existe una realidad objetivaque corresponde al sentimiento, o slo el sentimiento mismo; y (2) si la frmula que expresa esa realidad es verdaderao no, aunque sea pobre o inadecuada (decir que Dios es inmensamente sabio es inadecuado respecto a la sabidura de

    Dios, no expresa adecuadamente su sabidura, pero sigue siendo verdadero)].25 [La razn de esto, como acotamos ms arriba (22), es la realidad del objeto de la fe; pero sta supera la naturalezadel conocimiento sensible humano es sobre-natural, y como tal es considerada por el agnosticismo o simplementeinexistente o, en el mejor de los casos, como absolutamente incognoscible].

    San Po X Pascendi 8

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    Ni su origen ni su nmero ni, hasta cierto punto, su cualidad misma importan nada: lo queimporta es que el sentimiento religioso, despus de haberlas modificado lo que fuera necesario, lasasimile vitalmente. Es decir, es necesario que el corazn emita aquella expresin simple primitivay la apruebe, y que bajo la direccin del corazn se lleve a cabo la elaboracin de las frmulassecundarias. Por lo tanto, para ser vitales estas frmulas han de adaptarse simultneamente alcreyente y a la fe y conservar esa adaptacin. De ah que, si esa adaptacin desapareciera por

    cualquier causa, perderan su primitivo contenido y habra que cambiarlas.Como, segn todo lo dicho, la situacin de las frmulas dogmticas es tan precaria, se

    comprende que los modernistas se burlen de ellas y las desprecien, y que, por el contrario, slohablen de sentimiento religioso y de vivencia religiosa. Por eso acusan con insolencia a laIglesia de perder el camino de la historia aferrndose a frmulas vacas y arruinando la religin.Ciertamente son ciegos que guan a ciegos, inflados con el soberbio nombre de ciencia hanllegado a la locura de pervertir el eterno concepto de la verdad y, simultneamente, laautntica naturaleza del sentimiento religioso.26

    2. EL MODERNISMO RELIGIOSO O LA RELIGIOSIDAD MODERNISTA

    La filosofa modernista admite la realidad de lo divino como objeto de la fe, pero estarealidad no existe fuera del alma de quien cree, en cuanto que es objeto de su sentimiento y desu afirmacin, y en cuanto tal solo tiene realidad subjetiva o en el sujeto. Para el filsofomodernista pues, carece de importancia que esta realidad exista o no en s, fuera delsentimiento y de la afirmacin que el sentimiento hace.

    Para el modernista creyente o religioso en cambio, es absolutamente cierto que lo divinoexiste por s mismo y no depende en absoluto de quien cree, pero el fundamento en que basaesta certeza es la experiencia singular de cada hombre27. Consideran que el sentimientoreligioso incluye una cierta intuicin del corazn, por la cual el hombre llega hasta la

    realidad de Dios, con un convencimiento tal de que Dios existe y acta dentro y fuera del serhumano, que es muy superior a cualquier persuasin cientfica. Esto constituye una verdaderaexperiencia, superior a cualquier otra experiencia racional, que es la que verdaderamente hacecreyente a la persona que la ha tenido.

    Qu lejos est todo esto de la doctrina catlica! Ya hemos visto que el Concilio Vaticanoconden estas fantasas, admitidas las cuales queda abierto el camino al atesmo.

    Por de pronto, segn esta doctrina de la experiencia, unida a la consecuente del simbolismocomo hemos visto, toda religin ha de considerarse verdadera, sin exceptuar el paganismo. Entodas las religiones se dan experiencias de esta clase, luego cmo puede el modernismo negar queen los otros las haya y afirmar que slo en el catolicismo las puede haber? En verdad no lo hace,de hecho unos de manera velada y otros abiertamente aseguran que todas las religiones son

    verdaderas. No es posible adoptar otra postura, pues segn los principios que ellos mismohan asentado, no existen argumentos para decir que hay religiones falsas. Esto slo podrandecirlo basados en la falsedad del sentimiento religioso o en la falsedad de la frmula elaboradapor el entendimiento, pero el sentimiento es siempre el mismo aunque pueda ser imperfecto, y lafrmula, para ser verdadera, lo nico que precisa es estar de acuerdo con el sentimiento y con elhombre que cree, cualquiera que sea su agudeza mental. Lo ms que podran alegar en favor de la

    26Han inventado un nuevo sistema en el que, empujados por una desenfrenada avidez de novedades, no buscan laverdad all donde verdaderamente est, y despreciando las santas y apostlicas tradiciones, se abrazan a doctrinas

    vanas, ftiles, inciertas y no aprobadas por la Iglesia sobre las cuales hombres llenos de vanidad pretenden

    fundamentar y asentar la verdad misma. GREGORIO XVI,EncclicaSingulari Nos.27 Es verdad que en este punto se apartan de los racionalistas, pero en cambio se adhieren al pensamiento de losprotestantes. [Por lo dems, mantienen intacto el principio de inmanencia vital: En definitiva, Dios existe porque yosiento que existe, ajeno a cualquier razn objetiva, cuya posibilidad sigue negndose].

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    religin catlica es que por tener ms vida tiene tambin ms verdad, y que es ms digna delnombre cristiano porque responde con ms plenitud al cristianismo primitivo.

    No es extrao que se llegue a estas conclusiones partiendo de los datos propuestos. Lo quesorprende es que hombres catlicos e incluso sacerdotes, a quienes espantan estasaberraciones cuando son expuestas, actan como si estuvieran plenamente de acuerdo conellas, tales son los elogios que dedican a quienes ensean esos errores, tantos son los honores que

    pblicamente les tributan a quienes ponen todo su empeo en difundirlos entre el pueblo.

    LA "EXPERIENCIA" Y LA TRADICIN.

    El concepto de experiencia se aplica tambin a la tradicin, en oposicin a la doctrinacatlica al respecto que destruye por completo. Para el modernismo la tradicin no es el tesoro deverdades recibidas por la Iglesia y que permanece en el tiempo, sino la comunicacin de unaexperiencia original por medio de la predicacin y por virtud de las frmulas intelectivas. Aestas frmulas, aparte de la fuerza representativa, les atribuyen un poder sugestivo, tantosobre el que cree, para despertar en l el sentimiento religioso adormecido y renovar laexperiencia ya habida, como sobre los no creyentes, para engendrar en ellos el sentimiento yproducir la experiencia. As es como la experiencia religiosa se propaga: por la predicacin a lospueblos que hoy existen, por escrito o por transmisin oral a los que existirn maana.

    Unas veces esta comunicacin de experiencias echa races y vive, otras veces envejece ymuere. El hecho de estar viva es para el modernismo seal de ser verdad, pues para ellos verdad yvida se confunden. De lo cual se concluye nuevamente que todas las religiones existentes sonverdaderas, pues de lo contrario no existiran.

    RELACIN ENTRE FE Y CIENCIA.

    Con lo expuesto podemos saber con certeza la relacin que el modernismo establece entre

    la fe y la ciencia, en la cual se incluye la historia.En primer lugar est claro que para el modernismo las materias respectivas de la fe y dela ciencia son independientes entre s: la ciencia versa sobre fenmenos, en los que no haysitio para la fe; por el contrario, la fe versa sobre lo divino, que para la ciencia no existe. Poreso nunca puede haber conflicto entre la fe y la ciencia, pues si cada una permanece en elmbito que le es propio, nunca podrn encontrarse ni entrar en colisin.

    Las mismas cosas visibles como la vida humana de Cristo, que pertenecen tambin a la fe,aunque pertenecen al mundo de los fenmenos, son arrebatadas de ese mundo sensible ytransformadas en materia de orden divino cuando son transfiguradas y desfiguradas por la fe. As,a quien plantease si Cristo realiz verdaderos milagros y profetiz lo futuro, si de verdad resucity subi a los cielos, la ciencia agnstica le dir que no, la fe dir que s. Pero estas posturas no son

    contrarias, pues uno niega como filsofo que se dirige a filsofos, contemplando la figura deCristo como realidad histrica; el otro afirma como creyente que habla a creyentes, contemplandola vida de Cristo como revivida por la fe y en la fe [es decir, recordemos, el sentimiento religioso].

    Sin embargo, no es verdad que en el modernismo la fe y la ciencia no estn subordinadasbajo ningn concepto. Es cierto que la ciencia no est sometida a la fe, pero la fe s est sometidaa la ciencia, y no por uno sino por tres motivos.

    Primero: en cualquier hecho religioso, dejando aparte la realidad divina incognoscible ysu experiencia inmanente, todo lo dems incluidas las frmulas religiosas pertenecen al mbitode los fenmenos y, por consiguiente, cae bajo el dominio de la ciencia. Es cierto que el creyentepuede, si es su deseo, salir del mundo; pero mientras permanezca en l estar sometido, aunque nolo quiera, a las leyes, a la investigacin y a los juicios de la ciencia y de la historia.

    Segundo: sea lo que fuere la realidad divina, en lo cual la ciencia no se mete, no ocurre lomismo respecto de la idea de Dios: sta tambin est sometida a la ciencia ya que, cuando laciencia filosofa en el orden lgico, alcanza a todo lo que es absoluto e ideal. Por lo cual, est en su

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    derecho de investigar acerca de la idea de Dios, de guiar su desarrollo y de librarla de todo loextrao a ella; de all el axioma modernista: la evolucin religiosa debe ajustarse a la evolucincultural e intelectual, es decir: ha de estar subordinada a ellas28.

    Tercero: El hombre resiente en s la dualidad, por tanto el creyente siente la necesidadntima de armonizar la fe con la ciencia, de manera que la fe no est en discordancia con la ideageneral que la ciencia presenta de este mundo. As resulta que la ciencia es independiente de la fe,

    mientras que la fe, aun siendo cosa diferente de la ciencia, ha de estar subordinada a sta.Todo esto est en oposicin con lo que Nuestro predecesor, Po IX, enseaba: Es propio

    de la Filosofa en lo que atae a la Religin, no dominar, sino servir; no prescribir lo que se ha decreer, sino abrazarlo con sumisin racional; ni escudriar la profundidad de los misterios de Dios,sino reverenciarla con piedad y humildad29. Los modernistas invierten simplemente los trminos.

    3. EL MODERNISMO TEOLGICO O LA TEOLOGA MODERNISTA

    Llegados a este punto, se trata pues de armonizar la fe modernista con la ciencia, y eso detal manera que la una se subordine a la otra como base de su teologa. En este mbito teolgico elmodernismo utiliza los mismos principios que hemos visto en su filosofa: la inmanencia y elsimbolismo. El procedimiento es simple: El modernismo filosfico afirma que el principio de la fe[el sentimiento de indigencia] es inmanente; el modernismo religioso acepta que este principio esDios; el modernismo teolgico concluye ahora: por tanto es claro que Dios es inmanente alhombre. Esta es la inmanencia teolgica. Anlogamente: para el modernismo filosfico lasrepresentaciones del objeto de la fe son simblicas; el religioso o "creyente" acepta que ese objetode la fe es Dios en s mismo [aunque otra vez sin ms fundamento que su sentimiento]; la teologamodernista deduce la consecuencia: las representaciones de la realidad divina son simblicas. Estees el simbolismo teolgico. Errores enormes de consecuencias perniciosas.

    EL SIMBOLISMOComencemos por el simbolismo. Aceptado que los smbolos o frmulas son al mismo

    tiempo smbolos del objeto e instrumentos para el sujeto30, ste -el creyente- debe tener sumocuidado de no apegarse tanto a la frmula que pierda de vista que es una mera frmula; debeutilizarla slo para unirse por medio de ella a la verdad, que la frmula descubre y encubre almismo tiempo, sin conseguir expresarla nunca del todo. Adems, el creyente ha de utilizar esasfrmulas en la medida que le sirvan de ayuda, pues se ponen a su disposicin para darle facilidadesy no para que le sean un estorbo; con todo el respeto que una buena educacin social exige haciaesas frmulas, que el magisterio pblico ha considerado adecuadas para expresar la concienciacomn, y siempre y cuando el magisterio no determine otra cosa.

    LA "INMANENCIA" Y LA "PERMANENCIA" DIVINAS

    No es tan fcil, en cambio, concretar lo que los modernistas piensan en realidad acerca dela inmanencia divina, pues no todos ensean lo mismo respecto a ella. Unos la hacen consistir enuna presencia activa de Dios en el hombre, ms ntima que el hombre lo es para s mismo lo cual,en s, no tiene nada de reprensible. Otros dicen que la accin de Dios sea una con la accin de lanaturaleza, aunando la causa primera con la causa segunda, lo cual elimina el orden sobrenatural.

    28 [Esto es consecuencia clara de lo que vimos acerca de la relatividad de lo Incognoscible (notas 15 a 18): elsentimiento religioso, o seala fe, debe estar guiada por la ciencia hacia su objeto, lo Incognoscible].29Breve al obispo de Bratislava del 15 de Junio de 1857.30 [VerModernismo filosfico: Origen y naturaleza del dogma].

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    Y otros la explican de tal suerte que la cargan de significacin pantestica31, que en realidad es loque concuerda mejor con el resto de su doctrina.

    A este principio de la inmanencia se le aade otro, que podramos llamar de permanenciadivina; estos principios difieren entre s como difiere la experiencia privada de la experienciatransmitida por tradicin. Vemoslo con un ejemplo: El modernismo niega que la Iglesia y losSacramentos hayan sido instituidos por Cristo, ya que el agnosticismo ve en l slo un hombre

    cuya conciencia religiosa se ha ido formando como en todos los hombres poco a poco, de acuerdoa la ley de la evolucin que exige un cierto tiempo y un determinado nmero de circunstanciaspara que se desarrolle lo que est en germen. Sin embargo, admite que puedan haber sidoinstituidos por Cristo de modo mediato, por permanencia: Toda la conciencia cristiana estabaincluida virtualmente en la conciencia de Cristo, como la planta en la semilla; y en este sentido sepuede decir que todos los cristianos viven la vida de Cristo. Y puesto que segn la fe la vida deCristo es divina, luego tambin lo es la vida de los cristianos. Ahora bien, como esta vida dioorigen en el transcurrir del tiempo a la Iglesia y a los Sacramentos, se puede decir con toda raznque porpermanencia de lo divino su origen est en Cristo y que es un origen divino. En el mismosentido se puede decir que la Sagrada Escritura y el dogma son tambin divinos.

    En esto consiste bsicamente la teologa modernista [e.d. su idea de la causalidad divina].Es un ncleo pequeo, pero muy fructuoso si se mantiene en el desarrollo de todo lo dems: hastaaqu hemos tratado del origen y naturaleza de la fe, veamos ahora qu ensean los modernistasacerca de las principales fuentes de la fe: la Iglesia, el dogma, el culto y los libros sagrados.

    EL DOGMA Y EL PENSAMIENTO

    Empecemos por el dogma. Ya hemos indicado cul es segn el modernismo su origen y sunaturaleza: Brota de un impulso o necesidad que lleva al creyente a elaborar su pensamiento parailustrar mejor su propia conciencia y las ajenas. Esta labor consiste en profundizar y purificar laprimitiva frmula de la mente, pero no siguiendo un proceso lgico sino, como dicen ellos, un

    proceso vital acorde a lo que dicten las circunstancias. Como resultado de esteproceso, en tornoa la frmula primera van surgiendo poco a poco las otras frmulas secundarias de las que hemoshablado, con las cuales se forma un cuerpo de doctrina que, una vez que el magisterio pblicoreconoce que son expresin de la conciencia comn, pasan a ser dogmas. Hay que distinguir estosdogmas de las especulaciones de los telogos, las cuales aunque no estn vivificadas por la vidade los dogmas, sirven para conciliar la religin con la ciencia y limar sus oposiciones, para ilustrary defender la religin, e incluso para ir preparando el camino a algn futuro dogma.

    EL CULTO Y LOS SACRAMENTOS.

    Como hemos visto, en el sistema modernista todo elemento religioso surge de los

    impulsos ntimos o necesidades que traduce el sentimiento. De acuerdo con esto ensean que elculto tiene su origen en un doble impulso o necesidad: Uno es dar a la religin algn elementosensible, el otro el de manifestarla y extenderla, lo cual no se puede hacer sin una forma sensible ysin acciones sagradas que son llamadas Sacramentos. Estos son para el modernismo pura ysimplemente smbolos o signos, aunque no carentes de una cierta fuerza [puramente expresiva ymotivante] del mismo modo que determinadas palabras tienen la capacidad de propagardeterminadas nociones y producen como un impacto en el espritu. Pues como esas palabras seordenan a tales nociones, as los Sacramentos se ordenan al sentimiento religioso; y eso es todo.Podan expresarlo con mayor claridad diciendo que los Sacramentos han sido instituidos slo paranutrir la fe [o sea renovar su sentimiento], pero esto fue condenado por el Concilio de Trento32.

    31 [Bsicamente que Dios es la naturaleza, o mejor, que la naturaleza es Dios].32Si alguien dijere que los Sacramentos fueron instituidos slo para alimentar la fe, sea anatema. Concilio de Trento,

    De Sacramentis in genere, canon 5 (Dz 848).

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    LOS LIBROS SAGRADOS

    Algo hemos dicho tambin sobre la naturaleza y origen de los libros sagrados. Segn elesquema de los modernistas, podran ser definidos como una coleccin de experiencias, pero node experiencias al alcance de cualquiera, sino slo aquellas extraordinarias y destacadas como

    siempre han habido en toda religin.Esto es lo que ensean los modernistas acerca de nuestros libros, tanto del Antiguo como

    del Nuevo Testamento. Para apoyar sus teoras advierten que, aunque la experiencia versa sobre elpresente, puede tambin versar sobre algo pretrito o sobre algo futuro, ya que quien cree puede,por medio del recuerdo, vivir en presente las cosas pasadas, o puede vivir por anticipacin elfuturo. Esto explicara el que entre los libros sagrados los haya histricos y apocalpticos.

    No niegan que en estos libros Dios habla por medio del creyente, pero slo por inmanenciao permanencia vital. Por tanto afirman que la inspiracin no se distingue de aquel impulsogeneral que el creyente siente de manifestar su fe de palabra o por escrito, excepto por sumayor vehemencia. Algo parecido a la inspiracin potica.

    Los modernistas aaden que no hay nada en estos libros que carezca de esta inspiracin,por lo cual se podra pensar que son ms ortodoxos que quienes reducen el alcance de lainspiracin, como aquellos que hablan de citas tcitas. Pero es un mero juego de palabras queconduce al engao, pues si consideramos la Biblia de acuerdo al agnosticismo como algo humanohecho por los hombres para los hombres aunque pueda calificarse de divina por inmanencia33,no existe motivo para restringir tal inspiracin. Por cierto que en ese concepto modernista deinspiracin no queda nada del sentido catlico.

    LA IGLESIA

    Es abundante la materia que la escuela modernista ofrece en lo que se refiere a la Iglesia.

    Empiezan por decir que surgi por dos necesidades: una la necesidad que tiene cualquiercreyente, especialmente quien ya ha tenido una primera y singular experiencia, de comunicar suexperiencia a los dems; y cuando ya la fe se ha comunicado entre varios, surge la necesidad quesiente la colectividad de formar un grupo34 y de defender, incrementar y propagar elpatrimonio comn. Por lo tanto, la Iglesia es el fruto de la conciencia colectiva o de la uninde las conciencias singulares, que en virtud de lapermanencia vitalestn ligadas a un primercreyente, en el caso de los catlicos a Cristo.

    Ahora bien, toda sociedad necesita una autoridad que dirija a sus componentes hacia elfin comn [1] y coordine con prudencia todos los elementos que contribuyen a su cohesin,elementos que en una sociedad religiosa son la doctrina [2] y el culto [3]. De aqu se deriva en laIglesia catlica una triple autoridad: la disciplinar, la dogmtica y la litrgica.

    La naturaleza de esa autoridad depende de su origen, y de la naturaleza se deducen losderechos y los deberes. Antiguamente fue un error comnconsiderar que la autoridad en laIglesia haba venido desde fuera: en concreto, directamente de Dios; por eso se laconsideraba como autocrtica. Ahora esto ya est superado. Del mismo modo que la Iglesia haprocedido de las conciencias de la colectividad, la autoridad emana vitalmente de la misma Iglesia.

    Por consiguiente, igual que la Iglesia, tambin la autoridad brota de la concienciareligiosa y est subordinada a sta; si tal subordinacin desaparece, se convierte en unaautoridad tirnica. Vivimos una poca en que el sentido de la libertad ha alcanzado su punto msalto. En la sociedad civil, la conciencia pblica impuso la democracia, y el hombre no tiene ms

    33 [Recordemos: inmanencia de un sentimiento que, o llamamos divino porque versa sobre una necesidad del hombre ala que damos ese nombre, o porque como creyentes afirmamos sin razones que hay algo divino que lo motiva].34 [Todo esto podemos entenderlo mejor concretizndolo a la luz de lo que sabemos de las sectas, que se forman,ellas s, en un todo de acuerdo a estos principios subjetivos: un iluminado, una propagacin, un sentimiento colectivo].

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    que una conciencia como slo tiene una vida. Por tanto, si no se quiere provocar un conflicto en laconciencia del hombre, la autoridad de la Iglesia debe adoptar un rgimen democrtico, tanto mscuanto que si no lo hace as, camina hacia su propia destruccin. Sera locura pensar que en elproceso actual hacia la libertad pueda haber un regreso. Si se le pretende coaccionar o frenar por lafuerza, este proceso lo arrastrar todo con violencia, incluida la Iglesia y la religin.

    As discurren los modernistas, afanndose por encontrar los medios que concilien la

    autoridad de la Iglesia con la libertad de los creyentes.

    LA IGLESIA Y EL ESTADO (Autoridad Disciplinar)

    No slo dentro de s misma tiene la Iglesia gente con quien conviene que se entiendaamistosamente, sino tambin fuera. No est sola en el mundo; hay otras sociedades con las que esinevitable estar en contacto. Por ello es preciso determinar tambin cules deben ser sus derechosy sus deberes con respecto a las sociedades civiles; pero esto se ha de hacer de acuerdo con ladefinicin que los modernistas nos han dado de la Iglesia.

    Para ello emplean las mismas reglas que ya les han servido para vincular la ciencia y la fe.All se hablaba de objetos, aqu de fines. Igual que la fe y la ciencia son distintas entre s por razndel objeto, tambin el Estado y la Iglesia son ajenos el uno al otro por los fines que persiguen: unotemporal, otro espiritual. En un tiempo era legtimo que lo temporal estuviese subordinado a loespiritual y hablar de materias mixtas en las que la Iglesia intervena como duea y seora,ya que se pensaba que la Iglesia haba sido fundada directamente por Dios, como autor delorden sobrenatural. Pero filsofos e historiadores rechazan ahora esta teora. Luego hay queseparar el Estado de la Iglesia, como hay que separar al catlico del ciudadano. Por tanto todocatlico, al ser tambin ciudadano, tiene el derecho y el deber de hacer lo que considere oportunopara conseguir el bien de la sociedad al margen de la autoridad de la Iglesia, sin tener en cuenta losdeseos y consejos de sta, e incluso sin hacer caso de sus amonestaciones. Indicar con cualquierpretexto cul tiene que ser la manera de actuar de un ciudadano es un abuso por parte de la

    autoridad eclesistica, que debe ser rechazado con toda energa.Los principios de donde provienen todas estos errores son los que nuestro PredecesorPo VI, conden ya solemnemente en la Constitucin apostlicaAuctorem fidei35.

    Pero no se contenta la escuela modernista con separar as el Estado de la Iglesia: Delmismo modo que la fe debe someterse a la ciencia de lo fenomenolgico, la Iglesia debesometerse al Estado en los asuntos temporales [an religiosos]. Aunque no siempre lo afirmanabiertamente, deben admitirlo por un razonamiento lgico: Admitido que slo el Estado puedeintervenir en las cosas temporales, si un creyente no se satisface solamente con los actos internosde religin y quiere llevar a cabo algn acto externo, como por ejemplo la administracin o larecepcin de los Sacramentos, esto cae necesariamente bajo la potestad del Estado. Y puesto quela autoridad eclesistica no se ejerce sino por medio de actos externos, quedar en todo

    sometida al dominio del Estado. Muchos protestantes liberales, obligados por la fuerza de estaconclusin, suprimen todo culto sagrado externo y toda sociedad religiosa externa, tratando deintroducir lo que llaman religin individual.

    Y si hasta estos extremos no llegan todava los modernistas, s pretenden que por elmomento al menos la Iglesia se adapte a las formas civiles. Y esto es lo que proponen en lo quehace referencia a la autoridad disciplinar.

    35 (2) La proposicin que afirma: La potestad ha sido dada por Dios a la Iglesia para comunicarla a los Pastores,que son sus ministros, en orden a la salvacin de las almas; cuando es entendida de modo que de la comunidad de los

    fieles se deriva en los Pastores el poder del ministerio y rgimen eclesistico, es hertica (Dz 1502). (3) Adems, laque afirma que el Pontfice Romano es cabeza ministerial, explicada de suerte que el Romano Pontfice, no de Cristoen la persona de San Pedro, sino de la Iglesia recibe la potestad de ministerio, por la que tiene poder en la Iglesiauniversal como sucesor de Pedro, vicario de Cristo y cabeza de toda la Iglesia, es hertica (Dz 1503).

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    EL MAGISTERIO (Autoridad doctrinal)

    En cuanto a la autoridad doctrinal y dogmtica son mucho peores y ms nocivos suspuntos de vista. As, respecto del Magisterio de la Iglesia, afirman que la sociedad religiosa nopuede de ninguna manera tener unidad eclesial, si todos sus miembros no tienen una mismaconciencia y no utilizan una misma frmula. Pero la unidad de conciencia y de frmula exigen una

    unidad de inteligencia que sea quien fije la frmula que mejor responda a la conciencia comn, yque tambin revista la autoridad necesaria para imponer a la comunidad esa frmula establecida.En esta convergencia de la inteligencia que define la frmula y de la autoridad que la impone,sitan los modernistas la nocin de magisterio eclesistico. Como en definitiva el magisterionace de las conciencias singulares, y como por el bien de esas mismas conciencias detenta elcargo pblico, resulta que es en todo dependiente de ellas y debe someterse a las formaspopulares. Por lo tanto, ser abuso y no uso de la autoridad concedida para el provecho de todos,el prohibir que los individuos expresen con libertad los impulsos que sienten y el poner obstculosa la crtica que impulsa al dogma hacia las necesarias evoluciones.

    En el ejercicio de la autoridad pues, se ha de emplear moderacin y templanza. Condenar yprohibir un escrito cualquiera sin conocimiento del autor y sin dar ninguna explicacin ni

    someterlo a discusin, raya en la tirana. Habr que encontrar una frmula intermedia para respetarlos derechos de la autoridad y los de la libertad. Por su parte, el catlico debe actuar de manera queen pblico respete a la autoridad, pero sin dejar por ello de seguir su propia inspiracin.

    La postura general que imponen a la Iglesia es sta: puesto que la autoridad eclesisticaslo ha de referirse al fin espiritual, hay que suprimir cualquier manifestacin externa que lahaga aparecer con demasiada magnificencia, negando as que si bien la religin se refiere alespritu, no se agota en el espritu, y que la honra que se tributa a la autoridad de la Iglesiarecae sobre Cristo, que es su Fundador.

    LA EVOLUCIN RELIGIOSA

    Para completar la exposicin de esta materia acerca de la fe y de sus fuentes, nos queda verla explicacin que los modernistas dan al desarrollo de una y otras. Parten de un principiogeneral: en una religin viva no hay nada invariable y, por tanto, que no deba ser variado.Arrancando de aqu, llegan a lo que es casi el punto ms importante de su doctrina: laevolucin. Por tanto el dogma, la Iglesia, el culto sagrado, los libros santos, incluso la fe misma,tienen que someterse a las leyes de la evolucin si no quieren fenecer. No es de extraar estaafirmacin, teniendo en cuenta lo que los modernistas ensean sobre cada una de estas cosas.

    Establecida esta ley, los modernistas nos describen la manera en que la evolucin serealiza, comenzando por la fe: La forma primitiva de la fe era rudimentaria y comn a todos loshombres, ya que brota de la misma naturaleza humana y de la vida del hombre. La evolucin vitalla hizo progresar, no con aadiduras externas sino porque el sentimiento religioso iba penetrandocada vez ms la conciencia. Este progreso se produce de dos maneras: una negativa rechazandocualquier elemento extrao, como podra ser el que viniera de la familia o de la nacin; otrapositiva con el refinamiento intelectual y moral del hombre, que provoca una ms amplia y lcidanocin de lo divino haciendo ms elevado el sentimiento religioso. Las causas de este progresoen la fe son las mismas de su origen, ya citadas. A estas causas hay que aadir determinadoshombres a los que llamamos profetas y entre los cuales el ms eminente es Cristo, ya seaporque en su vida y en sus palabras manifestaban algo que la fe atribua a la divinidad, o bienporque tuvieron experiencias inditas, que respondan a las necesidades religiosas de su tiempo.

    El dogma progresa de manera principal porque hay que superar obstculos puestos a la fe,hay que vencer a los enemigos y refutar a los contradictores. A esto se debe aadir un continuado

    esfuerzo para profundizar en los misterios que la fe contiene. As sucedi en Cristo: ese algodivino que la fe reconoca en El, fue tomando cuerpo insensiblemente, poco a poco, hastallegar a ser considerado Dios.

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    Por lo que se refiere a la evolucin del culto, lo ms importante que hay que tener encuenta es la necesidad de adaptarse a las costumbres tradicionales de los pueblos; y tambinhay que aprovechar la eficacia que algunos actos han recibido por el uso.

    Por ltimo, la exigencia de que en la Iglesia haya una evolucin, surge de la necesidad deestar en armona con las circunstancias histricas y con las formas de los regmenes civiles.

    Esto es lo que dicen sobre cada uno de estos puntos. Conviene tomar buena nota de esta

    doctrina de las necesidades o indigencias, pues es la base y el fundamento de todo lo quellevamos visto y de su famoso mtodo, que ellos denominan histrico.

    PROGRESO Y TRADICIN

    Es de advertir que, si bien las indigencias o necesidades empujan hacia la evolucin,llevaran ms a la ruina que al progreso, si se las dejara actuar libremente, ya que con facilidadtraspasaran los lmites de la tradicin, cortando as la conexin con su principio vital 36. Por eso,segn los modernistas, la evolucin proviene del conflicto de dos fuerzas contrarias: una queimpulsa hacia el progreso, otra que tiende a conservar la tradicin. La fuerza conservadora semanifiesta en la autoridad religiosa tanto de derecho, ya que es propio de la autoridad mantener latradicin, como de hecho, pues la autoridad se halla fuera de las contingencias de la vida y no sesiente urgida a promover el progreso. Por el contrario la fuerza progresiva vive y se agita en lasconciencias de los individuos, que responde a las indigencias ntimas, especialmente en aquellosque estn en ms ntimo contacto con la vida, como dicen. Y aqu asoma esa doctrina perniciosaque furtivamente introduce a los laicos como elemento de progreso en la Iglesia.

    De la combinacin de estas dos fuerzas, la conservadora y la progresiva, es decir de laconjugacin de la autoridad y las conciencias individuales, nace el progreso y los cambios. Lasconciencias de los individuos, o al menos algunas de ellas, actan sobre la conciencia colectiva, ysta sobre quienes detentan la autoridad y les obligan a pactar y a mantener lo pactado.

    ACTITUD DE LOS MODERNISTAS

    Se comprende ahora por qu los modernistas se extraan de que se les llame la atencin ose les castigue. Las culpas que se les reprocha para ellos son el cumplimiento de un deberreligioso. Nadie mejor que ellos conoce las necesidades de las conciencias, pues tienen un accesoms directo a ellas que la misma autoridad eclesistica. En realidad, ellos renen en s todas esasnecesidades, por eso se sienten en la obligacin de hablar y escribir pblicamente. Que laautoridad los castigue si quiere, ellos obran en conciencia, y estn ntimamente convencidos deque merecen alabanzas y no castigo. Consideran que no se puede progresar sin luchas y que no hayluchas sin vctimas; estn dispuestos a ser ellos las vctimas, como lo fueron los profetas y Cristo.Y tampoco guardan rencor hacia la autoridad que los castiga, pues reconocen que cumple con su

    papel. Se lamentan de que no se les escuche y as se retrase el progreso de las almas, pero contoda seguridad llegar el momento de acabar con esta tardanza, ya que las leyes de la evolucin sepodrn refrenar pero no se pueden eliminar. Continan pues en el camino emprendido, insistenaunque sean amonestados y condenados, disimulando su increble audacia bajo una mscara dehumildad. Hacen como que bajan la cabeza, pero en sus hechos y en sus intenciones continan conmayor osada la tarea que comenzaron. Obran as deliberada y arteramente, porque estnconvencidos de que no hay que destruir la autoridad sino estimularla, y porque quierenpermanecer en la Iglesia, para ir cambiando paulatinamente la conciencia colectiva, sin caeren cuenta de que al decir esto estn reconociendo que la conciencia colectiva no concuerdacon ellos, y por lo tanto no tienen derecho a erigirse en intrpretes de la misma.

    As pues, para la doctrina y las maquinaciones de los modernistas no debe haber nada

    estable ni inmutable en la Iglesia. Han tenido unos antecedentes en aquellos de quienes escriba

    36 [El cambio se erigira en un principio en s mismo, con motivaciones propias que seran ajenas al hecho religioso].

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    Nuestro Predecesor Po IX: Estos enemigos de la divina revelacin, prodigan grandesalabanzas al progreso humano y querran, con temeraria y sacrlega osada, introducirlo en la

    Iglesia, como si la religin no fuese obra de Dios, sino de los hombres, o un invento de la

    filosofa que admita un perfeccionamiento por medios humanos37.

    EL MODERNISMO NO ES NOVEDAD

    En cuanto a la revelacin y al dogma no hay ninguna novedad en la doctrina modernista;dicen lo que ya conden Po IX en el Syllabus: La revelacin divina es imperfecta y, por tanto,est sujeta a un continuo e indefinido progreso, correspondiente al de la razn humana38. En elConcilio Vaticano se conden esto mismo ms solemnemente: La doctrina de la fe, que Diosrevel, no est propuesta como un invento de la filosofa, que se pueda perfeccionar por el ingenio

    humano, sino como un depsito divino entregado a la esposa de Cristo, y ha de ser fielmente

    custodiada e infaliblemente declarada. Por esto, los dogmas sagrados han de ser mantenidos

    para siempre en el sentido declarado una vez por la Santa MadreIglesia, y nunca hay que

    apartarse de ese sentido con el pretexto de hacerlos ms inteligibles39. Con esto no se ponentrabas al desarrollo de nuestros conocimientos, incluido el conocimiento de la fe, sino que se les

    presta una ayuda y se les estimula; por eso el mismo Concilio Vaticano contina: Crezca, pues, yavance hasta lo indecible la inteligencia, la ciencia, la sabidura de los individuos y de todos, la

    de un solo hombre y la de toda la Iglesia; mas sin salir se de su terreno , es decir, en el mismo

    dogma, en el mismo sentido, con la misma formulacin40.Despus de haber estudiado al modernismo filosfico, al religioso y al teolgico, nos resta

    considerar su historiografa, su crtica, su apologtica y su afn reformador.

    4. LA HISTORIOGRAFA Y LA CRTICA MODERNISTA

    Aquellos modernistas que se dedican a la investigacin histrica ponen gran empeo en no

    ser tomados por filsofos e incluso confiesan no saber de filosofa. Obran as para evitar que se losconsidere imbuidos de prejuicios filosficos y, por consiguiente, carentes de objetividad41. Pero locierto es que la historia y la crtica que hacen rezuman filosofa; todas las conclusiones a quellegan estn deducidas por raciocinio lgico de los principios de su filosofa. Lo cual esevidente para cualquiera que lo analice con detenimiento.

    LA MECNICA DE LA "TRANSFIGURACIN" Y LA "DESFIGURACIN"

    Las tres reglas de estos historiadores o crticos modernistas son los mismos principios queatribuamos a su filosofa: el agnosticismo, la teora de la transfiguracin de las cosas por mediode la fe, y el que hemos llamado de la desfiguracin. Veamos las conclusiones a que llega cadauno de estos principios, en el campo de la historia.

    Para el agnosticismo la historia versa, como la ciencia, solamente sobre fenmenos. Porconsiguiente, tanto la intervencin de Dios como cualquier otra intervencin sobrenatural,pertenecen al campo de la fe, pues slo a ella se refieren. As pues, si algo hay que conste delos dos elementos, el divino y el humano, como Cristo, la Iglesia, los Sacramentos y todo loque se deriva de ellos, hay que dividir y distribuir, adjudicando lo humano a la historia y lodivino a la fe.Es, por tanto, corriente entre los modernistas distinguir entre el Cristo de la

    37 Encclica Qui pluribus, 9 de Noviembre de 1846.38Syllabus, proposicin 5.39 ConstitucinDei Filius, captulo 4.40 Loc. Cit.41 [E.d., pretenden abstraerse de la filosofa, pero desde el comienzo de su tarea obran de acuerdo con los mismosprincipios que esta profesa, como si fueran principios evidentes y no propuestos explcitamente].

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    historia y el Cristo de la fe, la Iglesia de la historia y la Iglesia de la fe, los Sacramentos de lahistoria y los Sacramentos de la fe, y as sucesivamente.

    Pero no se puede perder de vista que el elemento humano mismo, que el historiadorreclama para s tal como aparece en los documentos, ha sido elevado por la fe por encima de lascondiciones histricas mediante la transfiguracin. Por eso importa quitar estas aadiduras puestaspor la fe y recluirlas al mbito de esa fe. As por ejemplo en el caso de Cristo, quitar todo lo que

    supera su condicin humana, tanto en lo natural psicolgico como en lo que se refiere al lugar y altiempo en que vivi. Adems y en virtud del tercer principio, hay que cribar an lo que no se salede la esfera de la historia y eliminar, remitindolo a la fe como desfiguracin, todo lo que no esten armona con la lgica de los hechos, como dicen, o no es adecuado a las personas. As, afirmanque Cristo no dijo las cosas que estaban por encima de la inteligencia de las masas y eliminan de lahistoria real, remitindolas a la fe, todas las alegoras que aparecen en sus discursos. En virtud dequ ley se hace esta discriminacin? En virtud de la manera de ser del hombre, de su condicinsocial, de su educacin, de las circunstancias que le rodean; en una palabra, en virtud de unanorma meramente subjetiva. Intentan identificarse con la persona de Cristo, ponerse en su lugar, yle atribuyen lo que ellos habran hecho de hallarse en sus circunstancias.

    LA HISTORIA "REAL" Y LA HISTORIA "DE LA FE"

    En definitiva: de una manera a priori y en virtud de unos principios filosficos, que nieganprofesar, afirman que en la historia real Cristo no es Dios ni hizo nada divino, y comohombre, slo llev a cabo y slo dijo lo que ellos consideran que llev a cabo y dijo deacuerdo con el tiempo en que vivi.

    La crtica modernista separa los datos histricos segn dos conceptos: Lo que quedadespus de la triple manipulacin que hemos expuesto pertenece a la historia real, el restopertenece a la historia de la fe o historia interna. Estas dos historias son claramente distintas entres; y hay que advertir que la historia de la fe se opone a la historia real en cuanto real. De ah

    que haya dos Cristos, como ya dijimos: uno el Cristo real, otro el Cristo que nunca existi peropertenece a la fe; uno que vivi en un determinado tiempo y lugar, otro que slo se encuentra enlas piadosas especulaciones de la fe, por ejemplo el Cristo que Juan nos presenta en su Evangelio,que solamente contiene especulaciones de fe.

    CMO ELABORAN LA HISTORIA

    Pero existe an otra influencia a priori de la filosofa sobre la historia, pues una vezdistribuidos los datos en los dos grupos citados, le cabe a ello el dogma de la inmanencia vital,segn el cual todo lo que hay en la historia de la Iglesia surge de una experiencia o impulso ntimo.Y como esto tiene su causa en la necesidad o indigencia y el hecho no se puede dar antes que

    la necesidad, luego el hecho es histricamente posterior a la necesidad . Se debe analizar losdocumentos tanto los que contienen los libros santos como los obtenidos de cualquier otrafuente y confeccionar un catlogo con las necesidades que fueron surgiendo en la Iglesia respectoal dogma, al culto y a todo lo dems. Con este catlogo el crtico va distribuyendo por pocas losdatos concernientes a la historia de la fe, de manera que cada uno se corresponda con su poca sinperder de vista que la necesidad es anterior al hecho y que el hecho es anterior a la narracin delmismo. En todo caso, la regla fija es que la datacin de cada documento debe determinarseslo segn la fecha en que surgi la necesidad correspondiente en la Iglesia42.

    42 [No hay Principio Divino que la haya podido prever y actuado en la historia con anterioridad; o posibilidad de que

    se hubiera tomado conciencia del problema con posterioridad y se descubriese su solucin ya contenida en el hechoDivino (v.gr. la divinidad del Hijo y el Espritu Santo y as la Santsima Trinidad definida en Nicea, no lo descubri lareflexin sobre la fe como algo preexistente y recibido, sino que lo cre la necesidad; cualquier referencia endocumentos anteriores, en realidad habr sido aadida con posterioridad)].

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    Finalmente habra que distinguir entre el comienzo de un hecho y su desarrollo, ya que loque puede nacer en un da no se desarrolla sino a lo largo del tiempo. Por esta razn, el crticodeber tomar los documentos ya ordenados por pocas y distinguir en ellos lo que corresponde alorigen de los hechos y lo que corresponde a su desarrollo. Y esto lo har nuevamente conforme aun principio filosfico: la ley de la evolucin verificada a travs de las fuerzas contrapuestas43.Para ello investiga detenidamente las circunstancias por las que la Iglesia ha atravesado en cada

    momento, por un lado su capacidad conservadora y por otro las necesidades internas y externasque la han impulsado al progreso, as como los obstculos que se fueron presentando; en unapalabra, ha de analizar de qu manera se observaron las leyes de la evolucin.

    Ahora bien la historia resultante es obra de historiador o de crtico? En verdad de ningunode ellos, sino obra de filsofo, pues todo se ha hecho en base a aprioris filosficos. Y por cierto,aprioris llenos de errores. Causan verdadera lstima estos hombres, que el Apstol incluira entreaquellos de los cuales afirma: Se extraviaron con sus propios pensamientos y su insensatocorazn se entenebreci; jactndose de sabios se convirtieron en necios. Y es indignante verlesacusar a la Iglesia de manipular los documentos y acomodarlos para hacerlos hablar en su favor,pues atribuyen a la Iglesia aquello de lo que claramente les acusa su propia conciencia.

    LA "EVOLUCIN VITAL" DE LOS LIBROS SAGRADOS

    De lo dicho, el modernismo concluye que es preciso admitir la evolucin vital de loslibros sagrados, por fuerza del desarrollo de la fe y en armona con este desarrollo, deacuerdo a sus leyes interpretadas a la manera modernista. Y pretenden que las huellas de estaevolucin son tan claras que se puede escribir su historia, y de hecho la escriben, con tantaseguridad que no parece sino que estn viendo con sus propios ojos a cada uno de los escritoresque en cada momento pusieron sus manos en los libros sagrados para ampliarlos. Para confirmarlose valen de la crtica textual, y se esfuerzan por persuadir que tal o cual hecho no est en el lugarque le corresponde, y cosas semejantes.

    Quien los oiga hablar de sus investigaciones sobre los libros sagrados, en los que les esdado descubrir tantas incongruencias, podra creer que nadie antes que ellos ha ojeado siquieraesos libros que en verdad una multitud de doctores muy superiores por ingenio, erudicin ysantidad ha escudriado en profundidad. Y por cierto que esos sabios doctores estaban tan lejos decensurar las Sagradas Escrituras que, mientras ms las estudiaban, ms motivos encontraban paradar gracias a Dios porque as se ha dignado hablar con los hombres.

    Nos parece haber dejado en claro cul es el mtodo histrico-crtico de los modernistas,siempre partiendo de su filosofa, continuando con la historia, y luego con la crtica internaprimero y la crtica textual despus. Y como es propio de la primera causa comunicar su cualidad alas siguientes, es evidente que no es esa una crtica cualquiera, sino que se la debe llamaragnstica, inmanentista y evolucionista, y quien la profesa y usa, profesa los errores que lleva

    implcitos y contradice la doctrina catlica. Por eso sorprende que pueda haber entre loscatlicos quien sea partidario de esta clase de crtica, pero ello se debe a la ntima connivenciaentre estos historiadores y crticos, unidos fuertemente por encima de las diferencias de nacin yreligin, por lo cual todos a una se hacen eco de lo que cualquiera de ellos dice, dndolecarcter de progreso cientfico y descalificando a quien pretenda analizar por s mismo susafirmaciones, acusndole de ignorante si la niega pero alabndolo si la abraza y defiende.Debido a este desptico dominio de los que yerran y a esta pusilanimidad de los que debierandefender la fe, se ha creado un ambiente malsano que va penetrndolo todo y lo impregna desu virus infeccioso.

    43 [O sea un revisionismo histrico completamente apriorstico, e.d., distribuyendo los hechos de acuerdo a leyesdefinidas previamente a la investigacin de los mismos].

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    5. LA APOLOGTICA MODERNISTA

    Tambin la apologtica modernista depende de su filosofa. De modo indirecto porque lamateria sobre la que trabaja es la historia escrita segn los principios agnsticos, de modo directoporque recibe de esa filosofa los propios dogmas y criterios. Por ello la escuela modernista afirmaque la nueva apologtica debe dirimir las controversias sobre la religin por medio de

    investigaciones histricas. En consecuencia, el modernista hace apologtica advirtiendo a losracionalistas que l defiende la religin no con los libros sagrados ni con los textos de historia quela Iglesia utiliza corrientemente, escritos con mtodos anticuados, sino con la historia realconstruida con sus teoras y mtodos modernos. Y no afirman esto como argumentos ad hominem,sino porque estn convencidos de que slo en esa historia se halla la verdad. Hacen gala desinceridad en sus escritos, y son conocidos y elogiados entre los racionalistas como militantes desu misma causa; y de esos elogios, que cualquier catlico rechazara, ellos se congratulan y losponen en contraste con las reprensiones que reciben por parte de la Iglesia.

    SU MTODO APOLOGTICO.ARGUMENTO OBJETIVO

    Examinemos cmo construye su apologa el modernismo: El fin que se propone es llevar alhombre que todava no tiene fe, a que alcance aquella experiencia de la religin que es, de acuerdoa sus principios, el nico fundamento de la fe. Dos caminos conducen a ello: el objetivo y elsubjetivo. El primero procede del agnosticismo, y consiste en mostrar que en la religin, y demodo particular en el catolicismo, hay tal fuerza vital, que cualquier psiclogo o cualquierhistoriador razonable han de llegar al convencimiento de que en su historia hay necesariamentealgo desconocido. Para esto es necesario demostrar que la religin catlica actual es exactamentela misma que fund Cristo, es decir, el progresivo desarrollo de la semilla que Cristo plant. Portanto, en primer lugar hay que determinar cul es esa semilla, lo cual se puede expresar con lasiguiente frmula: Cristo anunci la venida del reino de Dios, que en breve sera constituido y

    del que l sera el Mesas, esto es, el realizador y el que lo gobernara por mandato divino.A continuacin hay que demostrar por qu esa semilla, siempre inmanente ypermanente enla religin catlica, se fue desarrollando insensiblemente al paso de la historia y se adapt a lasdiversas circunstancias, extrayendo de stas vitalmente lo que le era de provecho en las formasdoctrinales, culturales y eclesisticas; y todo ello al mismo tiempo que superaba obstculos,luchaba contra los adversarios y sobreviva a las persecuciones y a las luchas. Si despus de haberdemostrado todo esto obstculos, adversarios, persecuciones, luchas, lo mismo que la fecundidadde la Iglesia, resultare que, aunque en la historia de la Iglesia aparezcan claras las leyes de laevolucin, no basten con todo para explicar plenamente la misma historia, entonces se nos aparecey se nos ofrece espontneamente lo desconocido.

    Al afirmar esto no advierten que en todo su razonamiento el punto de partida es un

    producto del apriorismo de la filosofa agnstica y evolucionista, y que la misma definicinde ese principio es gratuita y elaborada segn conviene a los propsitos de la misma.

    EXPLICACIN APOLOGTICA DE LA ESCRITURA Y EL DOGMA

    Mientras por una parte los nuevos apologistas se esfuerzan en afirmar y defender la religincatlica, por otra, aceptan y conceden que hay en ella muchas cosas que pueden ofender losnimos. Inclusive y no sin cierta satisfaccin, afirman explcitamente que an en el aspectodogmtico se dan errores y contradicciones, aunque aaden que esos errores no slo son

    justificables, sino que se produjeron justa y legtimamente, afirmacin que no puede menos quecausar asombro. Igualmente sostienen que en los libros sagrados hay muchas cosas equivocadas.

    En estos libros no se trata de cuestiones cientficas o histricas, sino slo de religin y decostumbres, la ciencia y la historia no son en este caso ms que la envoltura con la que lasexperiencias religiosas y morales se presentan para una ms fcil difusin entre el pueblo, el cual

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    no sabra entenderlas de otro modo, por lo cual una ciencia o una historia ms perfectas no leseran tiles sino daosas44.

    Por otra parte, afirman tambin que los libros sagrados, como por su misma naturaleza sonlibros religiosos, tambin tienen su verdad y su lgica propias, que son diferentes de la verdady la lgica racionales, e incluso de un orden distinto al de ellas, a saber, la verdad de la

    adaptacin y de laproporcin, tanto con respecto al medio o ambiente en que se vive, como

    con respecto al fin por el que se vive. Finalmente, llegan hasta decir sin rodeos que todo lo quese explica por la vida es verdadero y legtimo.

    Nosotros, que creemos que la verdad es una y que los libros sagrados estn escritos porinspiracin del Espritu Santo y tienen a Dios por autor45, afirmamos que decir todo lo expuestoes tanto como atribuir a Dios una mentira til u oficiosa y compartimos lo que dice SanAgustn: Una vez admitida en tan alta autoridad alguna mentira oficiosa, no quedar en pieni una pequea parte de esos libros, la cual en cuanto a alguien se le antoje difcil en lascostumbres o increbles para la fe en virtud de esa misma regla ser atribuida a mentira delautor que persigue una finalidad concreta46. La consecuencia ser la que seala el mismoDoctor: En las Escrituras, cada cual creer lo que quiera y no creer lo que no quiera.

    Pero la Apologtica modernista va an ms all, concediendo an que para probar algunadeterminada doctrina, en los Libros Sagrados se encuentran argumentaciones que no tienenningn fundamento racional, como las que se apoyan en las profecas. Pero las admite comorecursos oratorios justificados por la vida misma. Y admite tambin, es ms, afirma que Cristose equivoc manifiestamente cuando indic el tiempo del advenimiento del reino de Dios, de locual no hay por qu extraarse, porque tambin El estaba sujeto a las leyes de la vida.

    Por tanto debe afirmarse que los dogmas de la Iglesia estn repletos de clarascontradicciones, pero an dejando de lado que la lgica vital las permite, no van contra laverdad simblica, pues en ellas se trata del infinito, que tiene infinitas facetas. ElModernismo aprueba pues y defiende estas contradicciones, ya que al Infinito no se le puedehacer mejor honor, segn ellos, que decir de l cosas contradictorias.

    Pero, una vez admitida la contradiccin qu no se podr legitimar?

    LOS ARGUMENTOS SUBJETIVOS PARA LA FE

    Aquel que despus de estas razones todava no crea, puede disponerse para la fe no slocon argumentos objetivos, sino tambin con los subjetivos. Para ello, la Apologtica modernistaesgrime nuevamente la doctrina de la inmanencia vital, afirmando que en el interior del hombre yen lo ms ntimo de su naturaleza y de su vida, estn ocultos un cierto deseo y una cierta exigenciade alguna religin, y no de una religin cualquiera, sino precisamente de la catlica, ya que eso eslo que exige el pleno desarrollo de la vida.

    En este punto debemos lamentar profundamente que haya tambin catlicos que, aunque

    no admiten la inmanencia como doctrina, la utilizan para la apologtica; y lo hacen con tal falta desentido, que afirman no slo que en la naturaleza humana hay una capacidad y unadisposicin al orden sobrenatural, cosa que los apologistas catlicos han admitido siempre,sino que hay una autntica exigencia47.

    44 [Por supuesto que esto es defendible, al igual que lo que sigue, pero no en sentido agnstico-modernista, comoensea 1500 aos antes San Agustn: No obstante, esta posibilidad de adaptacin ha de admitirsetan slo cuando setrata de cosas cientficas, porque entonces el lenguaje popular, si bien falso cientficamente, como a la vez expresa

    mucho mejor la manifestacin externa del fenmeno, se hace ms inteligible y sencillo, por lo que su empleo resulta

    conveniente y oportuno incluso en boca de Jess, el cual quera transformar a sus oyentes en cristianos, y no en

    matemticos. SAN AGUSTN:De actis cum Felice Manichaeo, I, 10].45 Concilio Vaticano I,De Revelatione cap. 2.46Epstola 28,3.47 [E.d. una necesidad lgica por la cual la naturaleza exigira en s misma la destinacin sobrenatural, que por elcontrario la Iglesia considera Gracia, o sea don gratuito de Dios].

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    Sin embargo la exigencia de la religin catlica la defiende el modernismo que se dicemoderado, pues aquel que llamaramos integral afirma que en el hombre que todava no cree estlatente el mismo germen que tuvo Cristo en su conciencia y que El transmiti a los hombres.

    El mtodo apologtico del modernismo pues, se sigue plenamente de sus principios yparticipa de los mismos errores que el resto de sus doctrinas; no es apto para hacer catlicos sinopara conducirlos a la hereja, e incluso para destruir totalmente cualquier religin.

    6. LA REFORMA MODERNISTA

    Cuanto hemos venido diciendo muestra hasta qu punto se halla el modernismoanimado de un incontenible afn de novedades, y que este afn se extiende absolutamente atodo lo que lleva el nombre de cristiano.

    Quiere renovar la filosofa, especialmente en los seminarios, para que relegada laescolstica a un captulo de la historia de la filosofa, como uno de tantos sistemas ya superados, seensee a los jvenes una filosofa moderna que corresponda a nuestros tiempos.

    Para renovar la teologa, el modernismo pretende que aquella que llamamos racional sefundamente precisamente en la filosofa moderna, mientras que la teologa positiva debe apoyarseen la historia de los dogmas.

    Por su parte, exige que la historia se escriba y ensee conforme a sus modernos mtodos.Acorde a ello, los dogmas y su evolucin se han de armonizar con la ciencia y con la historia.

    En cuanto a la catequesis, quiere el modernismo que en los libros de catecismo slo seincluyan los dogmas que hayan sido reformados y que estn al alcance del vulgo.

    Acerca del culto, hay que disminuir las devociones exteriores y prohibir que surjan otrasnuevas. Aunque hay algunos, partidarios del simbolismo, que en esto son ms tolerantes.

    Exige con vehemencia que el gobierno de la Iglesia sea reformado, especialmente en susaspectos disciplinar y dogmtico; en lo interno y en lo externo deben adecuarse a la que llamaconciencia moderna, que tiende a la democracia; por eso han de participar en el rgimen de la

    Iglesia el clero inferior y los laicos, repartiendo as la autoridad, que est demasiado concentrada ycentralizada. As mismo quiere que se reformen las Congregaciones Romanas, sobre todo la delSanto Oficio y la del ndice. Tambin pretenden que se cambie la influencia del gobiernoeclesistico en las cuestiones polticas y sociales, de modo que se independice de losordenamientos civiles, y que al mismo tiempo se adapte a ellos para imbuirlos con su espritu.

    En lo que respecta a la moral y las costumbres, las virtudes activas se han de anteponer alas pasivas [contemplativas y especulativas] y tambin se han de practicar con preferencia a stas.

    Desean un clero que viva la humildad y la pobreza antiguas, pero que en sus ideas adoptelos principios modernistas. Por ltimo, hay quienes, siguiendo de grado a los maestrosprotestantes, desean que se suprima el celibato de los sacerdotes.

    Como se ve, nada queda inclume en la Iglesia, que no deba ser reformado por el

    modernismo y segn sus ideas.

    7. CONCLUSIN DOCTRINAL:

    EL MODERNISMO ES UN VERDADERO SISTEMA DOCTRINAL

    Puede que alguien piense que nos hemos extendido demasiado en la exposicin de estadoctrina modernista. Era absolutamente necesario, tanto para que no nos echen en cara quedesconocemos cuales sean sus caminos oponindonos a ellos sin fundamento, como para poner demanifiesto que al hablar de modernismo no se habla de una serie de doctrinas vagas ydispersas, sino de un verdadero cuerpo doctrinal, en que una vez admitido un punto,

    necesariamente se han de admitir todos los dems. Esta ha sido la razn por la que hemosadoptado un mtodo casi didctico, distinguiendo los diversos aspectos, doctrinas o disciplinas enque consiste el modernismo y procediendo a explicarlos uno por uno.

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    Mirando ahora este sistema en su conjunto, no causar asombro si lo definimosllamndolo compendio de todas las herejas. Ciertamente que, si alguien se propusiera reunir enun puado la sustancia y la esencia de todos los errores que se han dado en la Iglesia, no loconseguira mejor que como lo ha hecho el modernismo. Es ms, tan lejos ha ido, que no slo hadestruido la religin catlica, sino como ya hemos dicho cualquier otra religin. Por esocuentan con el aplauso de los racionalistas, cuyos miembros ms sinceros y abiertos se felicitan de

    haber encontrado en el modernismo a sus colaboradores ms eficaces.

    BASADO EN UN MTODO ABSURDO

    Si volvemos a considerar la sofstica doctrina del agnosticismo, esta afirma que elhombre no puede llegar a Dios por medio de la inteligencia, pero s puede hacerlo a travsdel sentimiento y de la accin del alma misma. Este es un absurdo evidente, pues elsentimiento del nimo es una respuesta a la impresin que nos causan las cosas propuestas, opor el entendimiento o por los sentidos externos. Por tanto, si se suprime el entendimiento, elhombre, que ya es dado a seguir a los sentidos, ir tras ellos con an mayor avidez.

    Todas las fantasas acerca del sentimiento religioso no son capaces de anular el sentidocomn, el cual nos ensea que cualquier perturbacin o preocupacin del nimo no slo no nossirve de ayuda para indagar la verdad, sino que son otros tantos obstculos para lograrlo. Porsupuesto que hablamos de la verdad en s, porque esa otra verdad subjetiva producto delsentimiento interno y de la accin, si bien sirve para hacer juegos de palabras y distraerse con ellosdel verdadero problema, no le aprovecha en nada al hombre: Lo que el hombre quiere saber, es sifuera de l mismo hay un Dios, en cuyas manos caer ms tarde o ms temprano.

    Para ayudarse en tarea tan ardua, acuden al auxilio de la experiencia, mas sta nadaaade al sentimiento o estado anmico: Slo sirve para hacer ms vehemente al sentimientomismo, aumentando proporcionalmente la conviccin acerca de la realidad del objeto. Pero a pesarde ello el sentimiento no cambia su naturaleza, sigue siendo sentimiento y sujeto siempre al

    engao si no es gobernado por la inteligencia: al contrario, su naturaleza se robustece y seestimula, ya que mientras ms intensidad tiene el sentimiento, ms sentimiento es.En todo lo que respecta al sentim