pasado presente y futuro de los pp

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    s erietercera dcada

    C O N S E J O E D I T O R I A L

    CONOCERPARA DECIDIRE N A P OYO A L AI N V E S T I G A C I NA C A D M I C AMXICO2011

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    Esta investigacin, arbitrada por pares acadmicos,se privilegia con el aval de la institucin coeditora.COnOCer para DeCIDIr

    Coeditores de la presente edicinH. CMara De DIputaDOs, LXI LegIsLaturaunIversIDaD naCIOnaL autnOMa De MXICOFaCuLtaD De estuDIOs superIOres aragnMIgueL ngeL pOrra, librero-editorPrimera edicin, junio del ao 2011 2011unIversIDaD naCIOnaL autnOMa De MXICOFaCuLtaD De estuDIOs superIOres aragn 2011Por caractersticas tipogrficas y de diseo editorial

    MIgueL ngeL pOrra, librero-editorDerechos reservados conforme a la leyISBN 978-607-401-359-7Queda prohibida la reproduccin parcial o total, directa o indirectadel contenido de la presente obra, sin contar previamente con laautorizacin expresa y por escrito de los editores, en trminos de loas previsto por laLey Federal del Derecho de Autory, en su caso, porlos tratados internacionales aplicables.IMPRESO EN MXICOPRINTED IN MEXICOw w w. m a p o r r u a . c o m . m xAmargura 4, San ngel, lvaro Obregn, 01000 Mxico, D.F.

    Con afecto aldoctor Jos Narro Robles, Rector de laUniversidad Nacional Autnoma de Mxico,por su convencimiento de que a nadie conviene aplazarms la reforma del Estado y de que lastransformaciones para Mxico deben basarseen el dilogo, la tolerancia y la negociacin.

    Hugo SncHez gudiogonzalo Farrera BravoCoordinadores

    PresentacinDaniel Velzquez Vzquez*2010, ao del centenario y bicentenario del inicio de la guerra de Indepen-dencia y de la proclamacin maderista que marc el principio del fin de ladictadura porfirista. 2010 expresa la duda y la magia de los aos axiales;algunos los observan con esperanza, otros como de alto riesgo. Tal vezpara la mayora de los mexicanos ser un ao ms, que esperan menoscomplicado y difcil que el pasado.

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    Al iniciar la segunda dcada del siglo xxi el grueso de los mexicanos seencuentra sumido en una realidad caracterizada por la desesperanza quealimentan por igual la carencia de lo bsico, la falta de oportunidades o lacertidumbre de que el progreso, si llega, vendr en un futuro muy lejano.Como nacin y como sociedad estamos atorados en un pantano en el

    que todos los das nos hundimos un poco ms. Los ltimos impulsos derenovacin, modernizacin y cambio tuvieron lugar hace ms de una d-cada.Sin embargo, en lo que no nos hemos detenido es en materia de refor-mas electorales, que han generado una relativa confianza en la legalidadde los resultados comiciales que han permitido la alternancia y colocado aMxico entre las naciones medianamente democrticas. Pero el cambiopoltico que lleg por las urnas, se est agotando en estas mismas urnas.En los ochenta y noventa, la va electoral estimul la pluralidad, expandila libertad poltica, foment la transparencia y ensanch la rendicin decuentas de los gobernantes. Sin embargo, esa misma ruta electoral ya es

    insuficiente para transformar al sistema poltico mexicano del 2010.*Jefe de la Divisin de Estudios de Posgrado e Investigacin de la Facultad de EstudiosSupe-

    riores Aragn-unam.

    Retomando para esta presentacin el ttulo de un clsico ensayo deDaniel Coso Villegas, La crisis en Mxico, publicado en 1947, creemosoportuno recordar lo que ste deca: que las metas de la Revolucin sehaban agotado y que el trmino mismo careca ya de sentido. Sealaba laprdida de una carta de navegacin y de autoridad moral y poltica de losgobernantes. Situndonos en la actualidad, observamos que en trminossociales el deterioro es dramtico. La pobreza y la marginalidad han alcan-zado niveles histricos y la descomposicin nos condena cada vez ms avivir bajo la zozobra. Los signos de la crisis y la ineptitud gubernamentalse muestran con crudeza en educacin, salud pblica, procuracin de jus-ticia y seguridad pblica, donde las cuentas slo pueden hacerse en nega-tivo, fracaso tras fracaso. Lugar aparte lo ocupan la clase poltica nacionaly los partidos polticos frente a un descrdito ciudadano creciente.Aunque Coso Villegas describa la situacin sin piedad, vea un rayo deesperanza en la reafirmacin de los principios y la renovacin de los hom-bres. Observaba un decaimiento recuperable mediante objetivos remozablesy procedimientos convincentes. Propona un aire nuevo para el rgimen yaque consideraba a la derecha absolutamente incompetente para gobernar.El debate contemporneo, el anlisis y la reflexin actual permiten re-tomar las tesis de Coso Villegas que coinciden con voces intelectualesmodernas que convocan a la refundacin de la Repblica. Planteamientoeste en el que coinciden los participantes de esta obra, fruto de los trabajosdel Coloquio de Derecho Electoral. Pasado, Presente y Futuro de los Parti-dos Polticos en Mxico, organizado por la Divisin de Estudios de Posgra-do e Investigacin de la Facultad Estudios Superiores Aragn y la Coordi-

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    nacin del Programa de Posgrado en Derecho de la unam, celebrado losdas 21 y 22 de octubre de 2009 en nuestro plantel de Aragn.Hacer un libro es menos que nada, si el libro hecho no rehace a la gen -te, recuerda el distinguido profesor italiano y clebre terico de la Democra-cia, Giovanni Sartori. Por lo anterior, la apuesta central de los planteamientos

    contenidos en esta obra (donde confluyen 14 autores universitarios), que dainicio a una serie de trabajos de investigacin de nuestros profesores e in-vestigadores de prxima publicacin, se apega a una de las funciones sus-tantivas de nuestra Universidad Nacional Autnoma de Mxico (unam), pa-rafraseando a Justo Sierra, de mexicanizar el saber y de acercar elconocimiento a la solucin de los grandes problemas nacionales.[Nezahualcyotl, Estado de Mxico, marzo de 2010]IntroduccinHugo Snchez GudioGonzalo Farrera BravoLa virtud que se proclama ms til:

    para abandonar compromisosy lealtades sin arrepentimiento, ypara ir en pos de las oportunidades segnla disponibilidad delmomento, en vez de seguirlas propias preferencias consolidadas.

    zygmunt BaumanTiempos lquidos: viviren una poca de incertidumbre.

    iEn Mxico se registra el nivel ms bajo de apoyo a la democracia a finales de2009 e inicios de 2010 entre los pases de Amrica Latina y el Caribe, segnreporta la ms reciente edicin de la Encuesta Latinobarmetro 2009, realizadaanualmente en 18 pases y dada a conocer en diciembre de 2009.De acuerdo con el estudio, el 62 por ciento de los mexicanos est deacuerdo con la frase la democracia puede tener problemas pero es el me -jor sistema de gobierno, siete puntos menos que en 2008, cuando se re-gistr un 69 por ciento de acuerdo.El Informe Latinobarmetro 2009 seala que: la democracia se afian-za en tiempos de crisis, pero en Mxico parece desacreditarse, luego de unao en que la economa nacional fue la que ms se contrajo en toda la re-gin.11Marta Lagos, Encuesta Latinobarmetro 2009, Santiago de Chile, Corporacin

    Latinoba-rmetro, 2009 www.latinbarometro.org

    Llama la atencin uno de los captulos de este anlisis que trata demedir la eficacia de los gobiernos democrticos para enfrentar la crisiseconmica. Respecto a la cuestin de cun democrtico es el pas, denueva cuenta Mxico no obtiene una buena calificacin. En una escala que

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    vara del 1 al 10 se obtuvieron los promedios siguientes: los uruguayoscalifican a su rgimen democrtico con 8.4, el ms alto de la lista. Le siguenPanam y Chile, con puntajes de 7.7 y 7.4, respectivamente. Mxico obtuvouna calificacin de 6.0. Al considerar la regin en su conjunto se observaque Mxico est por debajo del promedio regional, cuya nota es de 6.7.

    Con base en los datos anteriores, es comprensible el debate suscitadoen pro y en contra del proyecto de reforma poltica del gobierno federal,encabezado por el presidente Felipe Caldern. No es casual tambin queel eje de la discusin sea darle ms poder a la ciudadana y con ello dis-minuir la ineficiente partidocracia que padecemos. Es en este contextodonde se inscribe el presente libro cuyos autores coinciden en un puntode acuerdo: a Mxico le urge un replanteamiento integral tanto de surgimen poltico como de su sistema econmico. No hacerlo condena alpas a seguir rezagndose en comparacin con nuestros pares latinoame-ricanos.Tambin coinciden en plantear una preocupacin colectiva esbozada

    en una interrogante central, que es bsica en la agenda poltica nacional:hasta qu punto vive Mxico hoy en una democracia y de qu tipo? Por loanterior, retomamos algunas reflexiones recientes del politlogo de la Uni-versidad de Notre Dame, Guillermo ODonell, que nos ayuda a esclareceresta pregunta: tras examinar el comportamiento de una pluralidad de sis-temas polticos, concluye que en todas partes esa forma de gobierno esten crisis, pero no en el mismo grado.Nunca ha habido algo quepueda llamarse una eleccin completamen-te equitativa, pues aun en el mejor de los casos hay candidatos que dispo-nen de algunas ventajas injustas. Sin embargo, lo importante no es laproblemtica misma, pues ninguna democracia real est libre de defectos,sino qu tan seria es. En un buen nmero de democracias avanzadas susproblemas no impiden el funcionamiento aceptable del sistema pero enotras menos consolidadas s.22Vase discurso ante la International Political Science Association de julio de 2006,

    publi-cado en elJournal of Democracy, vol. 18, nm. 1, enero de 2007.10 Hugo Snchez Gudio y Gonzalo Farrera Bravo

    Para determinar la naturaleza del problema es necesario primero de-terminar la esencia de este concepto, mismo que carece de una definicinclara, universalmente aceptada. Se trata de una nocin que de modo per-manente ha estado a discusin y que adems es proteica, esto es, quecambia con su propio desarrollo, pues el transformarse est en su natu-raleza. Por estas razones no es posible disponer de un instrumento objeti-vo de verificacin que permita decidir cul s y cul no es una verdaderademocracia.En el mundo real lo que puede y debe hacer cada sociedad, anotaODonell, es tratar de alcanzar y mantenerse dentro de ese segmentode pases donde el sistema funciona aceptablemente y domina el ciu-dadano crtico. No obstante, en la mayor parte de Latinoamrica y en

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    un buen nmero de pases de Europa del Este se encuentran agrupa-dos en un segundo grupo, donde la calidad de este arreglo poltico esinferior y donde, por ende, domina un tipo de ciudadano escpticoque no confa en el acomodo institucional dentro del que vive y tieneuna pobre opinin de sus partidos, legisladores y jueces. Finalmente

    se encuentra un tercer tipo de sistema (el Tercer Mundo democrti-co?se pregunta Meyer) donde esta forma de gobierno y de compe-tencia poltica es slo cascarn sin contenido. En estos autoritaris-mos electorales funcionan nicamente los sbditos, no losciudadanos.IIPara ODonell, los procesos histricos muestran que al final son dos loscompromisos bsicos de una democracia moderna, incluida la de bajacalidad. Por un lado, que la oposicin tenga efectivamente una oportuni-dad razonable de ganar, y adems que las libertades polticas den no slola oportunidad de expresarse y asociarse sino de tener acceso a una in-

    formacin no monopolizada. En contraste, en el autoritarismo electoralpuede haber partidos e incluso una competencia formal, pero tal compe-tencia est sujeta a una regla que desvirta por entero la nocin de estaLorenzo Meyer, Autoritarismo electoral,Reforma, Mxico, 8 de marzo de 2007, p. 17.Introduccin 11forma de gobierno: la de que bajo ninguna circunstancia se puede per-mitir ganar a la oposicin; las libertades estn restringidas y la informa-cin controlada.En el sistema poltico del porfirismo y en el nacido de la Revolucinmexicana haba una regla fundamental y que era justamente la enunciadaen el prrafo anterior: bajo ninguna circunstancia se puede permitir ganara la oposicin.Sin embargo, a raz de la movilizacin de un sector de la sociedad mexi-cana desde hace medio siglo y que tuvo como desenlace el triunfo de Fox,se supone que dos cosas haban ocurrido en Mxico: el surgimiento delciudadano que poda movilizarse sin miedo a la represin y la derogacinde la regla central del autoritarismo electoral. No obstante, la eleccin del2006 y sucesos posteriores, en particular el caso de Oaxaca permiten su-poner que tal vez las cosas no han sido as.Entre 2005 y 2006 los poderes federalesel Ejecutivo, la mayora delLegislativo y al menos el jefe del Poder Judicialdecidieron que la opo-sicin no deba ganar y desaforaron a quien era la cabeza viable de laoposicin de izquierda. No obstante, la movilizacin ciudadana oblig arecular a la coalicin desaforadora y el proceso electoral se mantuvo enlos trminos originales. Pero de nueva cuenta el Presidente, esta vezacompaado de los poderes fcticosel gran capital empresarial y elduopolio televisivoy con el apoyo de las autoridades electoralesiFe ytriFeavalaron una campaa tan negativa como inequitativa y dieronpor buenos los resultados electorales, sin aceptar un recuento pese a locerrado de la diferencia entre los dos primeros lugares y pese a haberse

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    reconocido explcitamente la influencia que sobre la conducta de losvotantes tuvieron al menos un par de ilegalidades: la intervencinabierta de la Presidencia y de la gran empresa en favor del candidato dela derecha.En conclusin, el viejo rgimen haca elecciones donde la oposicin no

    tena posibilidades de ganar y no toler movimientos sociales independien-tes. Ambas caractersticas se encuentran presentes en la actualidad en unasituacin donde domina el ciudadano escptico. Surge entonces una nue-va interrogante: Mxico es una democracia de baja calidad o un autorita-rismo electoral?12 Hugo Snchez Gudio y Gonzalo Farrera BravoIIIAutoritario en la raz, pero democrtico en apariencia, el sistema polticomexicano inici desde los aos setenta del siglo xx un proceso de aperturademocrtica gradualista y limitado. En efecto, en momentos crticos queponan en peligro la continuidad del rgimen prista, la elite gobernante

    buscaba legitimidad abriendo el espacio electoral, pero esto siempre sehizo de manera restringida, pues de lo que se trataba era de conservarms que transformar. Frente a esta panormica, las sucesivas reformaselectorales efectuadas desde 1977 generaron una lgica distinta de compe-tencia y participacin que, a la larga, termin por debilitar lo que la elitegobernante trataba de preservar. As se explica la existencia de eleccionesen un rgimen autoritario en transicin, una especie de gatopardismo quepermiti prolongar artificialmente la vida a uno de los ltimos remanentesautoritarios del siglo xx.4De esta manera, las elecciones presidenciales realizadas de principiosde los ochenta hasta mediados de los noventa, se realizaron dentro de unesquema legal en materia electoral todava restrictivo y parcial, poco trans-parente y fcil de manipular. En suma, frente al creciente malestar por elrgimen, las elecciones se convirtieron en una caja de resonancia dondese expresaba la nueva pluralidad y se acotaba de algn modo la hegemonadel pri, que siendo un partido autoritario tena que maquillarse de dem-crata.5 En conclusin la primera dcada del siglo xxi vivimos al filo de lademocracia, en los bordes frgiles y breves de un pasado autoritario quese niega a morir y una democracia que no termina por cristalizar.6 En este contexto, los acadmicos y ciudadanos no podemos mantener-nos al margen. Por el contrario, los hartazgos y utopas tienen que tradu-cirse en anlisis, crtica y propuestas.As, los trabajos reunidos en esta obra se encaminan hacia un objetivocomn: el anlisis crtico del sistema de partidos polticos en Mxico fren-te al derecho electoral y la democracia.4Csar Cansino,El Evangelio de la transicin y otras quimeras del presente mexicano,

    Mxi-co, Random House Mondadori, 2009, p. 18.5 Cfr.Ibidem, p. 18.6Ibidem, p. 21.

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    Introduccin 13IV

    No todos los autores de este libro tenemos la misma ptica del sistemapoltico mexicano, por lo que este abanico y pluralidad de concepciones yenfoques disciplinarios hace ms rico el debate. Por tanto, no hay un mar-

    co terico y metodolgico comn en los ensayos aqu contenidos, sinodistintas perspectivas que analizan el problema. Es, por ende, un libroplural y diverso en el que cada uno de los autores desarroll su temticasin lmites de espacio ni restricciones de guiones preconcebidos. Es tam-bin un conjunto de ensayos que nos dicen cmo estamos y que sugierenel futuro que tendrn los partidos polticos ante la legislacin electoral ennuestro pas.As se encuentran las posiciones que reivindican la Ley Mosca;7 lastesis de la poliarqua;8 y la Ley Michels.9 En sentido opuesto, se encuen-tran los que retoman a J. Schumpeter,10 y quienes como Sartori sostienenque para un sistema democrtico es fundamental un sistema de partidos

    polticos fuerte.117La tesis de quien formul por primera vez la teora de la clase poltica, GaetanoMosca, que establece que los que mandan siempre son una minora y que esa minora noes democrtica. De esta manera slo existe el gobierno de los pocos y ese siempre esoligrquico.8Planteadas por Robert Dahl en el sentido de que los vencedores o ruling eliteclasedominantevaran y las victorias que obtienen se reparten de distintas formas entre mino-ras. Entonces Mosca no tiene razn, dice este autor, para agregar que la democracia no

    hasido derrotada por la oligarqua, sino que existe y funciona como poliarqua.9Planteada por Robert Michels a partir de la experiencia de la socialdemocracia alemana,va el gran partido de masas de la poca. Su tesis es la siguiente: cuanto ms organizada

    sehace una organizacin, en esa misma medida ser cada vez menos democrtica. La

    organiza-cin desnaturaliza la democracia y la transforma en un sistema oligrquico. En suma, la

    de-mocracia conduce a la oligarqua.10El mtodo democrtico dicees ese expediente institucional para llegar a decisionespolticas en virtud del cual algunas personas adquieren el poder de decidir mediante una

    lu-cha competitiva por el voto popular.11De acuerdo con la experiencia internacional, los pases con mayores problemas sonaquellos en donde el sistema de partidos no funciona; pese a las pugnas internas que

    existenhay que estar contentos y optimistas en el sentido de que tenemos un sistema de partidosque ha costado construir, que tiene defectos, porque todos tienen problemas, internos o

    porotras razones, y eso provoca cierta preocupacin. Nayeli Roldn, Entrevista. Partidos

    polti-

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    cos daan al rgimen: Hctor Fix Fierro-catedrtico de la unam,MilenioDiario,Mxico, 21 de enero de 2010, p. 9.

    14 Hugo Snchez Gudio y Gonzalo Farrera BravoV

    Hemos transitado de un sistema de partido hegemnico, en el cual exista

    una estructura piramidal de gobierno, partido y organizacin social, comonico mecanismo de acceso al poder y a los puestos de gobierno, a unsistema hegemnico de partidos. De la competencia electoral se transitlentamente a las alternancias en el poder y la modificacin sistemtica dela reglas del juego poltico-electoral.De un partido que gobernaba en todos los espacios y rincones del pas,pasamos a un sistema ms o menos plural en donde varios partidos em-pezaron a compartir las responsabilidades del gobierno. Se trat de unproceso paulatino, plagado de conflictos, que poco a poco escal a los mu-nicipios, un espacio particularmente disputado desde hace dcadas, a lasgubernaturas y los congresos locales, para entrar luego al Congreso de la

    Unin y a la Presidencia de la Repblica. Con estos trnsitos se ha escritouna buena parte del nuevo protagonismo poltico del pas en los ltimosveinte aos.12Estamos en la nueva faceta de la construccin democrtica mexicana:donde las actuales formas del quehacer poltico tienen insatisfecha a lasociedad mexicana, que urge a concretar una autntica reforma poltica.1Surge entonces una nueva interrogante: Est en peligro la democracia?Para Giovanni Sartori, la respuesta es afirmativa ya quela democracia es una gran generosidad, porque para la gestin y creacinde la buena ciudad confa en sus ciudadanos. Pero los estudios sobre laopinin pblica ponen en evidencia que esos ciudadanos lo son poco, dadoque a menudo carecen de inters, que ni siquiera van a votar, que no estnmnimamente informados. Por tanto, decir que la democracia es una grangenerosidad subraya que la democracia siempre est potencialmente enpeligro.1412Alberto Aziz Nassif, El desencanto de una democracia incipiente. Mxico despus dela transicin, en Octavio Rodrguez Araujo (coord.),Mxico, un nuevo rgimen

    poltico?, Mxi-co, Siglo XXI Editores, 2009, p. 10.1De acuerdo con una encuesta reciente. Vase Ciudadanos urgen una reforma poltica,El Universal, Mxico, 24 de enero de 2010, pp. 1-4a.14Giovanni Sartori,La democracia en 30 lecciones, Mxico, Taurus, 2009, p. 14.Introduccin 15El debate apenas comienza y aqu se inscribe el Coloquio de DerechoElectoral Pasado, Presente y Futuro de los Partidos Polticos en Mxico,organizado por la Divisin de Estudios de Posgrado e Investigacin de laFacultad de Estudios Superiores Aragn-unam y la Coordinacin del Pro-grama de Posgrado en Derecho de la unam en octubre (21-22) del 2009,cuyos trabajos se condensan en este libro, mismos que apuntan a enrique-cer la dimensin horizontal de la poltica: la opinin pblica y la democra-cia electoral que son la base del edificio.

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    VILa nica posibilidad para consolidar lo alcanzado hasta el momento enmateria de reformas polticas pasa ahora por una reforma integral de laactual estructura institucional y normativa, esto es, por una reforma delEstado en escala federal, y de ah a todas las entidades del pas. Es decir,

    si la transicin democrtica en Mxico avanz de la periferia al centro, lainstauracin de la democracia y su eventual consolidacin slo podr ma-terializarse si los actores polticos representados en el Congreso de laUnin y las dems fuerzas polticas del pas son capaces de negociaracuerdos que actualicen nuestra legislacin e instituciones de acuerdo conlas exigencias propias de un rgimen democrtico.En esta sintona se encuentra el libro que ahora presentamos Pasado,presente y futuro de los partidos polticos en Mxicoque inicia con dos textosintroductorios, uno de Hugo Snchez Gudio denominado El tringulo do-rado: medios-dinero-partidos: reflexiones sobre la construccin de la nuevaagenda meditico-electoral en Mxico, y otro de Gonzalo Farrera Bravo titu-

    lado Los partidos polticos en Mxico: del estamento privilegiado a la suje-cin al Estado de Derecho y ms adelante, la obra se encuentra divida encuatro rubros: i. Comunicacin poltica y espacio pblico con ensayos deJ. Ackerman Derecho electoral y democracia: la transformacin y defensadel espacio pblico, Javier Esteinou Madrid Para qu sirvi el prototipo decomunicacin poltica de la reforma electoral en los tiempos de crisis socialen Mxico?, Daniel Mrquez Gmez participa con Institucionalidad, parti-dos polticos y fiscalizacin: el parto de los montes y cierra el primer cap-tulo Enrique Cuna Prez con Cultura poltica y partidos polticos en Mxi-16 Hugo Snchez Gudio y Gonzalo Farrera Bravo

    co: Para qu sirve la propaganda partidista?; ii. Papel histrico de lospartidos polticos con trabajos de Javier Lazarn Guilln El surgimiento delos partidos polticos modernos, y concluye Norma Ins Aguilar Len conLa participacin de la mujer en los partidos polticos; iii. Derecho procesalelectoral con las reflexiones de Elas Polanco Braga Derecho penal electo-ral, Alejandro Olvera Acevedo Algunas reflexiones acerca de los documen-tos bsicos de los partidos polticos, de Flavio Galvn Rivera Acceso a lajusticia electoral y finaliza con el documento: El control de los procesoselectorales en el sistema europeo e interamericano, de la autora de Fernan -do Ojesto Martnez Porcayo; y iv. Escenarios polticos hacia el 2012, con laparticipacin de Francisco Paoli Bolio Cmo llegar el sistema de partidosa las elecciones de 2012? y Lorenzo Crdoba Vianello, quien finaliza conPartidos polticos y representacin poltica.Es primordial sealar que para la realizacin de este libro se cont conel valioso apoyo de un grupo de acadmicos pertenecientes a la lnea deinvestigacin Derechos y democracia constitucional, del Instituto de In-vestigaciones Jurdicas (iij-unam); del M. en I. Gilberto Garca SantamaraGonzlez, director de la Facultad de Estudios Superiores Aragn-unam (FeSAragn); la Jefatura de la Divisin de Estudios de Posgrado e Investigacinde la FeS-Aragn; la Coordinacin del Programa de Posgrado en Derecho-

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    unam y la Secretara Tcnica del Programa de Posgrado en Derecho de laFeS-Aragn. Mencin especial merece la licenciada Martha Elena PedrozaLuengas cuya labor de coordinacin editorial fue fundamental para la con-feccin de esta obra y del C. Sergio E. Rodrguez Hernndez, quien colabo-r con los contactos interinstitucionales con algunos de los autores pre-

    sentes en esta obra.VIILa reforma poltica propuesta por el presidente Felipe Caldern, denominadadeclogo (aunque en realidad su iniciativa est compuesta por nueve puntos),y presentada al Senado el 15 de diciembre de 2009, podra caer al vaco.El pri y el prd sostienen que el proyecto presidencial carece de un obje-tivo preciso y los estudios ms recientes en materia de reforma del Estadoapuntan a la inviabilidad institucional y poltica de los cambios deseados.Introduccin 1De esta manera, la clase poltica nacional se reuni el pasado 25 de ene-ro de 2010 en la casa de Xicotncatl para inaugurar el Seminario de Anlisis

    de la Reforma Poltica, primer esfuerzo institucional previo al debate legisla-tivo sobre las reformas al sistema poltico mexicano.Aqu se inscriben los planteamientos y propuestas contenidos en elpresente libro, coincidiendo con el acuerdo consensado de todos los acto-res polticos participantes en el citado evento: la urgencia de sacar adelan-te una reforma poltica integral para que el pas avance. Esperemos queesta obra cumpla dicho objetivo.

    [ San Juan de Aragn, Estado de Mxico, marzo de 2010]El tringulo dorado: medios-dinero-partidos:reflexiones sobre la construccin de la nuevaagenda meditico-electoral en MxicoHugo Snchez GudioCon dinero baila el perrosin dinero uno baila como perro.(Poderoso Caballero es Don Dinero,dicho popular)CorrupCIn poltICa y CleptoCraCIa:un modelo terICo a debate

    La poltica profesional en Mxico opera bajo una lgica propia, donde todoaparece atravesado por la corrupcin, que a su vez provoca intrigas, cons-piraciones, pactos, paranoias y todo tipo de malabarismos. Existe una rela-cin muy estrecha entre el autoritarismo y la corrupcin, entre la falta dedemocracia y la deshonestidad gubernamental. En efecto, el rgimen presi-dencialista posrevolucionario configur sus mecanismos de poder y autori-dad de tal manera que la corrupcin pas a ser quiz la ms valiosa y per-versa herramienta de la gobernabilidad.1 Por lo anterior, la experienciapoltica mexicana arroja un dato duro que forma parte de la identidad de lavieja clase poltica nacional: la relacin de proporcin inversa entre repre-sin y corrupcin. Verdaderamente en poltica no hay reglas del juego, eljuego acaba con las reglas. Max Weber lo anotaba con toda certeza cuando

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    deca: Quien se mete en poltica ha sellado un pacto con el diablo, de talmodo que ya no es cierto que en su actividad lo bueno slo produzca el bieny lo malo el mal, sino que frecuentemente sucede lo contrario.1Adolfo Aguilar Zinser, El compromiso de combatir la corrupcin, enLos

    compromisos

    de la nacin, 1996, p. 85.1Es el escenario de lo que Huntington calificaba como el resquebraja-miento de las instituciones tradicionales por una modernizacin rpida, esdecir la corrupcin, que como tal engloba los sobornos, los abusos deautoridad, el trfico de influencias, la deshonestidad, el enriquecimientoilcito, la traicin y muchas otras linduras, ha sido un componente perma-nente de la vida poltica en todas partes.2En el momento en el cual el mito democrtico pareca predominar demanera absoluta, los sistemas polticos occidentales, como anota DellaPorta y Mny, se encontraban bajo el aguijn de innumerables problemas:

    crisis de los partidos, crisis de la participacin, crisis econmica y crisis delos valores. Desde esta ptica, los fenmenos de corrupcin desarrolladosen el curso de los aos noventa, y an ms la crecida sensibilidad de laopinin pblica hacia tal problema, representaban una de las expresionesms penetrantes de dicha crisis.La tesis del carcter negativo de la corrupcin en relacin con el fun-cionamiento de los sistemas polticos democrticos no goza de un consen-so generalizado. Sin embargo, el sistema funcionalista pretendi en la d-cada de los sesenta y setenta olvidar las connotaciones morales y losjuicios de valor sobre la corrupcin para limitarse a la contribucin queesta ltima poda aportar a los sistemas burocrticos destinados al inmo-vilismo. Esta escuela funcionalista estadounidense destacaba las ventajasde una determinada dosis de corrupcin en los pases socialistas o en lossubdesarrollados: la corrupcin representaba el aceite necesario paraaccionar mecanismos trabados o envejecidos. En el mismo sentido se ex-presaba la teora sociolgica de las organizaciones en el caso francs,donde la sociedad del inmovilismo funcionaba gracias al uso generaliza-do de arreglos entre los encargados de los trabajos.4Para intentar comprender el inters que ha suscitado el problema de lacorrupcin en la prctica poltica es necesario tomar en consideracin dis-tintos factores, de acuerdo con lo que sugiere Ackerman: Hay que distin -2Csar Cansino, Honradez enla poltica?,Metapoltica, nm. 45, Mxico,

    enero-febrerode 2006, p. 15.Donatella Della Porta e Yves Mndy, Democracia y corrupcin,Metapoltica, nm. 45,Mxico, enero-febrero de 2006, p. 6.4Ben Dor G., Corruption, Institutionalization and Political Development, en

    ComparativePolitical Studies, nm. 1, Estados Unidos, 1974, pp. 6-84.20 Hugo Snchez Gudio

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    guir entre cleptocracias, en las que la corrupcin se halla organizada en lacpula del gobierno y otros actores polticos.5As elabora la siguiente tipologa aplicable para el estudio de la corrup-cin poltica (dinero-partidos):a) Cleptocracia: Se refiere a un gobernante o funcionario de alto nivel cuyo

    objeto principal es el enriquecimiento personal y que detenta el poder derealizar este objetivo mientras est en el cargo pblico.6b) Monopolio Bilateral: un gobierno se enfrenta a un solo adversario prin-cipal frente a la mesa de juego. En esta situacin, al igual que en un mono-polio bilateral, las posibilidades de obtener ingresos son compartidas entreel sobornador y el gobierno. Su fuerza relativa determinar la forma en quese comparten las ganancias.7c) Mafias: Diego Gambetta define una mafia como un grupo de crimen or-ganizado que proporciona servicios de proteccin que sustituyen a los queproporciona el Estado en las sociedades ordinarias. En algunos casos bila-terales, el Estado y la mafia comparten los negocios de proteccin y quiz

    incluso tienen servicios que se solapan.8d) Soborno competitivo: una espiral de corrupcin hacia arriba, donde larentabilidad del soborno debe aumentar en algunos escalones a medidaque aumenta la incidencia de la corrupcin. Como aumenta la proporcinde funcionarios corruptos con el nivel de sobornos, un aumento en el nivel destos con frecuencia aumenta la proporcin de personas privadas que lospagan.9En conclusin, hay tres dimensiones fundamentales para determinar laincidencia de la corrupcin poltica, que lo mismo afecta la disponibilidad delos polticos para aceptar sobornos y el financiamiento ilegal de sus campa-5Corrupcin se puede definir de la siguiente manera: intercambio clandestino entre dosmercados, el poltico y/o administrativo y el mercado econmico y social. Es un

    intercambiooculto que viola normas pblicas, jurdicas y ticas, sacrificando el inters general por elprivado. Donatella Della Porta e Yves Mndy, Democracia y corrupcin, op. cit., p. 8.

    Jac-queline Coolidge y Susan Rose-Ackerman, High-Level Rent Seeking and Corruption inAfri-

    can Regiments: Theory and Cases,Policy Research Working Paper1780, Washington,D.C.,

    Banco Mundial, 1997.6Andreski Stanislav, Kleptocracy or Corruption as a System of Goverment, en The

    Afri-can Predicament: A Study in The Pathology of modernization, Nueva York, Atherton,

    1968.7Mushtaq Khan, A Typology of Corrupt Transactions in Developing Countries, ids

    Bul-letin, 1996.

    8Diego Gambetta, The Sicilian MafiaCambridge, Harvard University Press, 199.9Jean Tirole, A Theory of Collective Reputations,Review of Economic Studies, 1996.El tringulo dorado: medios-dinero-partidos 21

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    as electorales que la tolerancia de los votantes a dichos pagos y la voluntadde pagar de los grupos econmicamente fuertes: 1) La existencia de favorescentrados en pocas personas a disposicin de los polticos; 2) la capacidadde los grupos econmicamente poderosos para obtener estos beneficios le-galmente y ) la estabilidad temporal de las alianzas polticas. La inestabili-

    dad puede surgir de la lucha por el botn del cargo, pero los gobiernos en lassociedades ideolgicamente divididas pueden tambin ser inestables.10el negoCIo medItICo de las Campaas

    La corrupcin poltica se origina en las campaas electorales. Esta hipte-sis ha servido de plataforma para imponer topes a los gastos para las mis-mas y establecer controles a las aportaciones de particulares a los partidosy candidatos; tambin para limitar, sin haberlo logrado hasta la fecha, lacaptacin de fondos y el gasto en las precampaas, fuente de intercambiososcuros entre donatarios y donantes.El formato de campaas costosas, aparte de introducir formas inevitablesde corrupcin y clientelismo, genera la exclusin y tiende a socavar, y has-

    ta desaparecer, una de las prerrogativas del ciudadano en la constitucin,transmisin y ejercicio del poder: el derecho de ser votado. El resultado esla suplantacin de la democracia por una plutocracia que asegura su per-manencia y reproduccin mediante la alternancia en el poder.1110Alberto Ades y Rafael Di Tella, Competition and Corruption,Applied Economics

    Discus-sin Paper Series, nm. 169, Oxford, Oxford University, 1995. Varios tericos y

    estudiosos del sistema poltico estadounidense han manifestado su preocupacin de que el costode las

    campaas polticas estimule los tratos de toma y daca. En Francia e Italia los partidosmoder-

    nos han perdido el enfoque ideolgico y han llegado a estar dominados por polticos delos

    negocios. Muchos de los escndalos en estos pases tuvieron que ver con lascontribuciones

    ilegales a las campaas polticas. Lo mismo puede decirse de los recientes escndalos enCorea y Japn. Donatella Della Porta, Actors in Corruption: Business Politicians in

    Italy,InternationalSocial Science Journal, nm. 48, 1996, pp. 49-64. Amitai Etzioni,

    Capital Corruption: The New Attack on American Democracy, Transaction Publishers, 1988.Yves Mny, Fin de Siecle Corruption: Change, Crisis and Shifting Values, InternationalSocial Science Journal, nm. 149, 1996, pp. 09-20. Byeong Park, Political Corruption in SouthKorea: Concentrat-ing on the Dynamics of Party Politics,Asian Perspectives, nm. 19, 1995,pp. 16-19. Steven Reed, Political Corruption in Japan,International Social Science Journal,nm. 48, 1996,

    pp. 95-405.11Abraham Nuncio, Dinero, campaas y corrupcin,La Jornada, Mxico, 12 de

    diciem-bre de 2005, p. 2.

    22 Hugo Snchez Gudio

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    Los partidos polticos son parte conspicua de la corrupcin polticamexicana, anota Meyer. Hace casi un siglo: as lo planteaba Robert Mi-chels, todos los partidos son organizaciones oligrquicas, pero en Mxico,son adems receptores de cantidades enormes de recursos (tuvieron casi5,000 millones de pesos en el 2006). Es por una combinacin de caracte-

    rsticasoligarqua y dineroque los partidos con registro buscan a todacosta ser los monopolizadores de las candidaturas a los puestos de elec-cin popular.12Sntomas de la toxicidad producida por un modelo de competencia electoralque debilita al paciente en vez de curarlo: financiamiento pblico, ms acce-so irrestricto a la televisin, ms irregulacin ineficaz es igual a partidoscada vez ms ricos, que participan en elecciones cada vez ms caras, quebenefician a televisoras cada vez ms poderosas, que usan su poder parapresionar a polticos renuentes a rendir cuentas o a cambiar la legislacinelectoral con el objetivo de remediar la enfermedad que provocaron.1Si en algn momento de optimismo se lleg a pensar que el cambio

    reciente de rgimen en Mxico iba a influir de manera notoria y positiva enla solucin de este grave y viejo problema, ya no es el caso. La corrupcinse mantiene como una caracterstica central de nuestra vida pblica. Esmuy desafortunado, pero es posible construir toda una teora poltica utili-zando como eje nicamente dos conceptos: medios y corrupcin.En lo poltico, la corrupcin corroe las bases de la democracia y el buengobierno al alterar el resultado de los procesos electorales y hacer de lajusticia una caricatura. No obstante, el peor efecto de la existencia de unacorrupcin poltica y administrativa extendida como la que se vive enMxico es el que tiene en el campo de la moral colectiva, ese elementointangible pero indispensable para sacar adelante el proyecto de nacin,cualquiera que ste sea.No hay duda de que la legislacin sobre transparencia en la gestin deldinero pblico en las campaas partidistas tiene el potencial de hacer evi-dentes muchas de las formas como se ha mal usado el poder poltico enbeneficio de intereses ilegales e ilegtimos.12Lorenzo Meyer, Sigue vigente la teora negrade la poltica,Reforma, Mxico, 10 deagosto de 2005, p. 1a.1Denise Dresser, Envenenados,Reforma, Mxico, 21 de mayo de 2007, p. 17.El tringulo dorado: medios-dinero-partidos 23En este sentido, Gabriel Zaid es muy preciso al sealar que para en-tender la poltica mexicana hay que entenderla como negocio [] Cuandoun poltico mexicano tiene una base popular o externa, no la trata como sifuera su clientela, sino un paquete de buenas voluntades que puede ven-derle a la empresa para subir.14dInero, medIos y partIdos: desafos para la transparenCIa

    Los partidos polticos se han convertido no slo en empresas privadas queviven del dinero pblico, que no rinden cuentas de manera suficiente yclara, sino que ste ha pervertido la democracia, al grado de convertir a lospartidos en insaciables consumidores de los fondos pblicos, pero al mis-

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    mo tiempo este fenmeno se ha convertido en la ms injusta transferenciadel dinero de todos, el pblico, a los centros reales de poder, que son lastelevisoras privadas. Una buena parte del dinero que la sociedad entreg alos partidos en 2006, y del dinero entregado en 2007 y que obtuvieron en2008-2009, fue a parar a las arcas de las televisoras.15

    Para el Director Regional para Amrica Latina del Instituto Internacionalpara la Democracia y la Asistencia Electoral, Daniel Zovatto, o hacemos algorpido y en la direccin correcta o de lo contrario la democracia dejar de serel gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, para convertirse en elgobierno del dinero, por el dinero y para el dinero.Respecto del caso especfico de Amrica Latina, el estudio comparadosobre el financiamiento de la poltica tropieza con barreras generadas engran parte por el hecho de ser un tema relativamente nuevo dentro de laagenda poltica de la regin. En efecto, no es sino hasta en aos recientesque en la mayor parte de los pases considerados en este estudio se haplanteado, como parte del proceso de profundizacin de la democracia y

    de cara a un sinnmero de escndalos de corrupcin, la necesidad de em-prender reformas poltico-electorales tendientes a garantizar una mayortransparencia y equidad en el financiamiento de la poltica.1614Gabriel Zaid,El progreso improductivo, Mxico, Siglo XXI Editores, 1979, p. 221.15Hugo Snchez Gudio, Partidocracia y perversin de la poltica, Quehacer Poltico,nm. 48, Mxico, 18 de marzo de 2007, p. 2.16Arthur Gunlicks, Campaign and Party Finance in North America and Western Europe,

    SanFrancisco-Oxford, Westview Press, 1992, pp. 200-250.24 Hugo Snchez Gudio

    Lo anterior trae consigo, de acuerdo con Nohlen, Picado y Zovatto, tresrasgos fundamentales: 1) escasa informacin sobre los movimientos finan-cieros de los partidos polticos debido a que la cultura de la transparenciade dichas fuerzas ha estado ausente de la escena poltico-partidaria de laregin; 2) pese a la existencia de regulacin en la mayor parte de pasesde la regin que impone a los partidos la obligacin de transparentar susfinanzas, en los hechos esto no ocurre porque a que no se cuenta con laexperiencia necesaria en este mbito, adems de que los regmenes desanciones en algunos casos son inexistentes o no se aplican, y ) en aque-llos casos en los que se dispone de informacin sobre la materia, sta esheterognea y dispersa.17La independencia partidista respecto de los intereses particulares seencuentra en la actualidad amenazada por la creciente necesidad que tie-nen los partidos polticos de contar cada vez con mayores sumas de dine-ro. As, el tema del financiamiento poltico ha estado cobrando importanciareciente en distintas partes del planeta. Lo anteriorsostienen Nohlen,Roura y Zovattoes consecuencia, entre otras cosas, de la proliferacin deescndalos que han puesto al descubierto las prcticas ilegales de recau-dacin y contribucin, contrarias a los fundamentos de una doctrina demo-crtica, que muestran, al mismo tiempo, las graves debilidades actualmen-

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    te presentes en relacin con los mecanismos de control previstos en lasdiferentes legislaciones electorales y de financiamiento poltico en los pa-ses latinoamericanos.18De igual manera, este tema se encuentra vinculado slidamente con eldesencanto democrtico de nuestros das: los escndalos continuos de

    corrupcin, de un lado, y de narcofinanciamiento, del otro, no hacen otracosa que profundizar el sentimiento de repudio que grandes sectores de laciudadana sienten actualmente respecto de la poltica y de los polticos,generando incluso en algunos pases condiciones que afectan la estabili-dad y gobernabilidad poltica.1917Dieter Nohlen, Sonia Picado y Daniel Zovatto, Tratado de derecho electoral

    comparado enAmrica Latina, Mxico, Instituto Interamericano de Derechos Humanos-iFe-Fce, 1998.18Felipe Gonzlez Roura, Dieter Nohlen y Daniel Zovatto,Anlisis del sistema electoralmexicano. Informe de un Grupo de Expertos, Mxico, pnud-iFe-tepj-oSp, 1997, pp.

    40-50.

    19Rodolfo Cerdas,El desencanto democrtico. Crisis de partidos y transicindemocrtica enCentroamrica y Panam, San Jos, rei, 199, pp. 140-157.El tringulo dorado: medios-dinero-partidos 25Pas tras pas, encuesta tras encuesta, constatamos la pobre imagen que laciudadana tiene de los partidos polticos y de sus dirigentes, a quienesperciben como corruptos, faltos de transparencia, persiguiendo nicamen-te sus propios intereses, e incumpliendo, en la mayora de los casos, laspromesas hechas durante la campaa electoral.20Lo anterior trae consigo distintas consecuencias negativas para la legi-timidad del sistema democrtico: primero, la prdida progresiva del pres-tigio de la poltica, la cual pasa a estar bajo sospecha, y el incrementomarcado de lo antipoltico; en segundo lugar, un pronunciado desinterspor la poltica de parte de los jvenes, lo que se traduce en un incrementodel abstencionismo, as como un descenso de la identificacin y afiliacinpartidista, y en tercer lugar, un ensanchamiento de la brecha entre los ciu-dadanos y la poltica, as como un aumento del cinismo de cara a sta, todolo cual repercute en una prdida progresiva de confianza respecto de lasinstituciones de la democracia representativa, fenmeno que de no sercorregido a tiempo, tarde o temprano puede llegar a afectar la legitimidadmisma de la democracia como sistema.21Sobre los partidos en distintas ocasiones se ha repetido como lugarcomn que son como un mal necesario para que la democracia funcione.No obstante, la sociedad parece haber llegado a niveles alarmantes de har-tazgo. La indignacin ciudadana ante los escndalos financieros de lospartidos y polticos del ms diverso signo ha sido el detonante de verdade-ras revoluciones cvicas que exigen acotar el papel y los espacios de lospartidos, someterlos a control y transparentar sus finanzas.El problema de la transparencia en los ingresos y los controles o lmi-tes al gasto de los partidos ha venido a colocarse como uno de los puntos

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    medulares de la sptima etapa de la reforma poltica mexicana.Nuestro marco jurdico regulatorio de esos aspectosel Cdigo Electo-ralha conocido innegables avances entre 1978 y 1989. El financiamientoestatal cobr carta de naturalidad en nuestro sistema poltico; progresiva-mente se eliminaron discrecionalidades inaceptables; se establecieron

    20Marta Lagos y Daniel Zovatto, The State of Democracy in Latin America, enDemocracyForum, Estocolmo, Suecia, 1996.21Daniel Zovatto, La poltica bajo sospecha,La Nacin, San Jos, Costa Rica, de abrilde 1996, p. 15. Carina Perell, Sonia Picado y Daniel Zovatto,Partidos y clase poltica

    en Amri-ca Latina en los 90, San Jos, capel-iidH, 1995, pp. 16-204.26 Hugo Snchez Gudio

    criterios ms objetivos para determinar sumas totales y frmulas de distri-bucin, y se ampli sustancialmente el monto de recursos que el Estadodestina al financiamiento de partidos.22Sin embargo, nuestra legislacin an es incompleta. Por ejemplo, los

    lmites de los gastos de campaa no son del todo claros; de igual manerala normatividad en torno de otras fuentes de recursos, especialmente enmateria de financiamiento privado, las disposiciones en materia de obliga-ciones y derechos tributarios de los partidos, etctera.Un lugar especial lo ocupa el rubro que se refiere a la obligacin de lospartidos de dar cuentas claras sobre el uso del financiamiento pblico. Losinformes rendidos por los partidos carecen de la ms elemental regulacincontable, son de imposible consulta y la omisin en el cumplimiento deesta mnima obligacin carece de sanciones en la ley.Si el tema se ha colocado como un asunto de vital inters para el desarro-llo democrtico de Mxico ha sido, sobre todo, porque la sociedad expresade distintas formas su rechazo a las campaas dispendiosas y los ingresosinexplicables.Segn datos de un estudio pormenorizado sobre el tema, cuya autoracorresponde al director de la revista Voz y Voto, Jorge Alcocer, entre 1991 y2006 los partidos recibieron de las arcas pblicas un total de 27,548 millo-nes de pesos, de los cuales la mayora se dio en la ltima dcada. El finan-ciamiento pblico se ha convertido en la droga ms potente para los par-tidos polticos y cada vez son ms adictos a ese dinero que les permitepagar asesores, choferes, camionetas, viajes y que actualmente alcanzaniveles de derroche.2apertura y demoCratIzaCIn de los medIosa los partIdos poltICos en mxICo

    El sistema electoral mexicano se caracteriza por su falta de equidad en lascondiciones de competencia por el poder poltico entre los diversos actoresque lo disputan. La existencia desde hace seis dcadas de un partido hege-22Jorge Alcocer (comp.),Dinero y partidos, Mxico, Nuevo Horizonte, 199, p. 10.2Hugo Gudio Snchez, op. cit., pp. 24-25.El tringulo dorado: medios-dinero-partidos 2mnico de gobierno, que disfrut de las enormes ventajas que le propor-

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    cionaba el Estado y sus aliados, garantizando con ello la permanencia desus triunfos, provocaron que la oposicin no contara durante mucho tiem-po con oportunidades reales para convertirse en gobierno.As observamos que dentro de las inequidades existentes entre el pri ysus opositores cuando el primero mantena su hegemona, se encuentra el

    desempeo de los medios de difusin masiva, en particular los electrni-cos, que solan dar un trato claramente preferencial a los candidatos y ac-tividades del Revolucionario Institucional. Asimismo, haba un sesgo cua-litativo y no slo cuantitativo en esta desproporcin informativa, pues enocasiones ocurra que slo se trasmitan aquellos aspectos negativos delos partidos de oposicin, o de plano se les modificaba dolosamente en superjuicio. Ello plante una fuerte demanda de parte de la sociedad civil yde los partidos polticos para que se modificara de modo sustancial la rela-cin vigente de estos ltimos con los medios y los procesos electorales. Enesta perspectiva, la reforma del Estado ofrecida por el presidente ErnestoZedillo Ponce de Len incorpor, en primera instancia, la promesa de que

    el funcionamiento de los medios de difusin sera ms abierto, neutral,plural y veraz en relacin con los partidos y su contienda por el poder.En efecto, dicha promesa estuvo presente desde su campaa comocandidato prista a la presidencia. Al respecto, cabe citar lo que deca entorno a su poltica en materia de comunicacin social:Estoy decidido a encabezar un gobierno informador, comprometido a pro-porcionar informacin amplia, veraz y oportuna a la ciudadana. La demo-cracia es inconcebible con las libertades de expresin y de prensa [].Estoy convencido de que para establecer un gobierno participativo y fuer-te, responsable y de servicio, es precisa la ms intensa circulacin y ofertade las ideas y de la informacin. Consecuentemente, adems de impulsarun gobierno informador, estimular una cultura de la informacin, unasociedad informada e informadora, una constelacin plural y diversificadade medios y canales de informacin. En ello se sintetiza mi conviccin dela elevada responsabilidad que considero tienen los medios de comunica-cin en la sociedad moderna, as como mi compromiso claro con el dere-cho a la informacin como elemento sustantivo de la vida democrtica.2424 Cfr. Federico Reyes Heroles (coord.), 50 preguntas a los candidatos: elecciones

    mexicanas, Mxico, Fce, 21 de agosto de 1994, pp. 55-56.28 Hugo SnchezGudio

    Sin embargo, ya como primer mandatario del pas, Ernesto Zedilloplasm la preocupacin anterior en su Plan Nacional de Desarrollo 1995-2000, en los siguientes trminos:El sistema electoral mexicano contiene algunas de las prerrogativas msavanzadas y generosas en materia de acceso gratuito de partidos y candi-datos a la radio y la televisin []. No obstante, diversos partidos polticosy grupos sociales han insistido en la necesidad de perfeccionar nuestrorgimen jurdico en esta materia, a fin de eliminar iniquidades que ansubsisten y que pueden traducirse en desventajas para uno o varios parti-dos. El Ejecutivo Federal propone realizar los cambios necesarios para

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    garantizar acceso equitativo a los medios de informacin, bajo el criteriode hacer compatibles los derechos e intereses legtimos de los partidos, laslibertades de los medios y sus propietarios, as como las posibilidades delEstado. Sobre todo, debern promoverse las modificaciones que asegurenla objetividad y la imparcialidad de la informacin sobre partidos, campa-

    as y candidatos, sin menoscabo de las libertades y de los derechos. Debeconciliarse la garanta constitucional de derecho a la informacin con elcabal ejercicio de las libertades democrticas y el rgimen jurdico de con-cesin de los medios.La importancia otorgada a los medios de difusin masiva se reflejabaen la gran cantidad de recursos econmicos y humanos asignados a lastareas de publicidad y propaganda electoral. La imagen del candidato y suventa emergieron como un objetivo central de las campaas, y para ello serecurri a un complejo aparato propagandstico controlado por los espe-cialistas en marketingelectoral.25En esta dinmica, el acceso a los medios se torn vital para la contien-

    da poltica, puesto que son los vehculos mediante los cuales es posiblehacer llegar la oferta poltica a la sociedad civil.Por tanto, se puede decir sin exageraciones que no hay poltica sinmedios y no hay medios sin poltica.26 As, la comunicacin masiva permea-ba, de una manera que pareca definitiva, al ejercicio de la poltica en lassociedades contemporneas. Vivamos con los medios, tanto en las tareas25 Cfr. Joy Jensen,Liberalism, Democracy and the Mass Media, Institute of

    Communication, University Illinois, 1976, 60 pp.26Ral Trejo Delarbre, Videopoltica vsmediocracia? Los medios y la cultura

    democr-tica,Revista Mexicana de Sociologa, nm. , unam-iiS, julio-septiembre de 1994, p. 2.El tringulo dorado: medios-dinero-partidos 2

    pblicas como en nuestras actividades cotidianas ms diversas. Pero unacosa era vivir con los medios y otra vivir para ellos. All radicaba la diferen-cia entre entender a los medios de difusin masiva como instrumentos ocomo escenarios exclusivos de la poltica. La cultura ciudadana, con susavances y limitaciones, se encontraba permeada por los medios de difu-sin. Pero no llegar a ser una cultura cabalmente democrtica si no lesasigna la funcin, precisamente, de medios, de intermediarios entre losdistintos segmentos de la sociedad y entre sta y los grupos de poder einters.legIslaCIn eleCtoral y medIos:retrospeCtIVa de tres dCadas, 1973-1993

    Los medios de difusin masiva ocupan un papel privilegiado en la confor-macin de la cultura poltica de cualquier nacin. Por ello, el anlisis de suparticipacin en las contiendas electorales, aunque no slo en ellas, es decapital importancia.En Mxico, este apartado presenta avances significativos, perorecientes. La Ley Electoral de 197 incluy por primera vez la figurade prerrogativas para los partidos polticos en lo que se refiere a es-

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    pacios de transmisin en radio y televisin, que sumaban en prome-dio 10 minutos quincenales, limitados a la jornada electoral y en pro-gramas colectivos (artculo 9). Efectivamente, como prembulo alproceso que renovara la legislatura federal, la entonces vigente LeyFederal Electoral de 197

    sufri una serie de modificaciones que permitieron, por primera ocasin,el uso regulado de la radio y la televisin por los partidos polticos. Aunquela mayora de la oposicin no dejaba de ser esencialmente parte del juegode lealtades con que el rgimen pretenda legitimar su vocacin democr-tica, la medida sent un precedente de relativa importancia poltica...27El progresismo discursivo de la administracin echeverrista res-pecto a las bondades de la crtica pblica y la libertad de expresin27 Cfr. Beatrz Sols y Francisco Avils,Reforma poltica y derecho a la informacin,

    Mxico, 1990, p. 45.30 Hugo Snchez Gudio

    tuvo un triste eplogo en los ataques al peridicoExelsior, dirigido por

    Julio Scherer, y en el consecuente desplazamiento de ste y su equipode colaboradores durante el verano de 1976.Ms tarde, en 1977, en la Ley Federal de Organizaciones Polticas yProcesos Electorales (lFoppe) introdujo, en la fraccin primera del artculo18, que es prerrogativa de los partidos polticos tener acceso en formapermanente a la radio y la televisin, pero otorg al reglamento res-pectivo la atribucin de fijar los tiempos de uso. En su artculo 4 steprescriba que del tiempo que la Comisin Federal Electoral determi-ne a cada uno de los partidos polticos le corresponder igual cantidad,sin que el tiempo para cada partido poltico sea inferior a 15 minutosmensuales.El gobierno de Lpez Portillo, a pesar de su frivolidad, pareci en-tender correctamente la complejidad inherente al mundo de las comu-nicaciones, en un momento que reclamaba la reinterpretacin y elcambio de actitudes hacia las formas predominantes de control y ma-nejo de los sistemas informativos.As, mientras el derecho a la informacin representaba una banderade cambio, consonante con los movimientos internacionales que pug-naban por un nuevo orden mundial de la informacin y la comunica-cin, el aparato oficial no slo reproduca algunas de sus prcticasinformativas ms aberrantes, sino que adems impulsaba una serie depolticas sumamente favorables al crecimiento expansivo de los inte-reses privados, que en principio deberan ser controlados por la va delnuevo derecho constitucional.28Con la administracin del presidente Miguel de la Madrid el intersoficial por intentar cualquier tipo de reforma del sector comunicativonacional pas a unsegundo trmino ante las urgencias de una crisis eco-nmica sin precedentes. Pero aun as, las presiones sociales en estecampo se incrementaron sustancialmente, sobre todo en los momentoselectorales.

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    En consecuencia, observamos que en 1987 el Cdigo Federal Electoral(cFe) reproduca en esencia las mismas disposiciones en materia de me-28Pablo Arredondo Ramrez, Los medios de comunicacin en la lucha

    poltico-electoral,enAs cay el sistema: comunicacin y elecciones en 1988, Mxico, Siglo XXI

    Editores, p. 56.El tringulo dorado: medios-dinero-partidos 31dios previstas por la lFoppe y su reglamento, pero todas condensadasdentro de la ley. La nica novedad del cFe fue la contenida en su artculo57, relativa a un programa conjunto a cargo de la Comisin de Radiodifu-sin durante dos veces al mes.En 1990, el Cdigo Federal de Instituciones y Procedimientos Electora-les (coFipe) respeta los tiempos previstos en su antecesor (15 minutosmensuales de radio y 15 televisin), y ampla las prerrogativas de los par-tidos al permitirles la transmisin de programas en cobertura regional. Deigual modo, el artculo 48 del copiFe prev que la direccin del Instituto

    Federal Electoral (iFe) solicitara a la Sct las tarifas de publicidad en radioy televisin para fijar topes a las tarifas publicitarias, al eliminar la diferen-cia entre publicidad poltica y comercial.De esta forma, el nuevo artculo 48 del copiFe, ahora reformado, garan-tiza a los partidos:a) Informacin de horarios y costos de los tiempos, canales y estacionesdisponibles para contratar publicidad partidista; yb) mtodos razonablemente democrticos para contratar espacios radiof-nicos y televisivos, en la medida en que la ley prev repartir el tiempo totaldisponible por mitades. La primera mitad es susceptible de ser contratadapor tiempos iguales entre todos los partidos interesados, en funcin de supresencia electoral, teniendo como referencia los resultados de las eleccio-nes de diputados de mayora relativa recientes.Los trminos en que est redactado el artculo 48 del coFipe reformadoson sntomas de una cultura poltica emergente, que gradualmente empie-za a privilegiar a cuentagotas la confrontacin de ideas y propuestas, decara a la sociedad civil que no se advertan en el pasado inmediato.Tres aos despus, estando en preparacin las elecciones federa-les de 1994, las cmaras de Diputados y de Senadores, respectivamen-te, aprobaron una serie de enmiendas a la Constitucin y al coFiperelativas a los derechos y la representacin poltica, as como a lospartidos polticos y las condiciones de la competencia electoral.En este marco se encuentra el Acceso Equitativo a los Medios deComunicacin, que abarca dos niveles:a) Los partidos polticos tienen garantizado un acceso en condicionesde igualdad a los medios de comunicacin, tanto en espacios comer-32 Hugo Snchez Gudio

    ciales como en programas gratuitos permanentes o especiales. ElInstituto Federal Electoral, por medio de la Comisin de Radiodifu-sin, sugiri a la Cmara Nacional de la Industria de la Radio y la Te-

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    levisin lineamientos generales para la informacin equitativa de lascampaas de los partidos polticos en los medios masivos de comuni-cacin, yb) el iFe solicit a los medios de comunicacin un catlogo de tiemposy tarifas disponibles en radio y televisin, a fin de garantizar que los

    partidos pudieran adquirir tiempo-aire en condiciones de equidad. Sidos o ms partidos polticos deseaban el mismo tiempo-aire, la mitadsera dividida en partes iguales y la otra mitad sera dada al partidocon mayor nmero de votos en la ltima eleccin federal. Ningnpartido podr comprar tiempo-aire fuera de estos espacios.29

    1994: entre el deClogo del Ife y el zapatIsmoGobierno y autoridades electorales, presionados por un ambiente polticoenrarecido y por una fuerte exigencia de la oposicin poltica, convinieron endarle al tema de la comunicacin electrnica la mayor relevancia en el pa-quete de acuerdos firmado, primero en 199 y posteriormente con mayorurgenciaen enero de 1994.

    En efecto, los medios de difusin masiva fueron territorio de noveda-des para la contienda electoral de 1994. Es interesante hacer un recuentode los sucesos ms significativos de ese ao, de manera que ubiquemos elcontexto de su comportamiento.1. Conforme lo seala el coFipe, y sobre todo como resultado de la exi-gencia de los nueve partidos (pri, pan, prd, ppS, parm, pFcrn, pdm, pt y pvem),en diciembre de 199 y enero de 1994 llegaron a un acuerdo que se expre-s en Los Lineamientos Generales Aplicables en los Noticiarios de Radioy Televisin Respecto de la Informacin y Difusin de las Actividades deCampaa de los Partidos Polticos.029Jorge Carpizo,Reforma poltica y electoral en Mxico, Mxico, iFe, 1994.0Los nueve puntos que el iFe y los nueve partidos propusieron a la Cmara Nacional dela industria de la Radio y la Televisin el 14 de febrero de 1994 fueron: objetividad;

    calidaduniforme en el manejo de la informacin; posibilidad de aclaracin; secciones especiales

    delas campaas polticas; manejo equitativo de los tiempos de transmisin; importancia de

    lasEl tringulo dorado: medios-dinero-partidos 33Por primera vez la autoridad electoral intent introducir, aunque slo amanera de recomendacin, un comportamiento diferente entre los comu-nicadores de la poltica, a saber: realizar la cobertura de la campaa en unformato o seccin especial dedicado a sta, efectuado conforme a los crite-rios de objetividad, calidad, posibilidad de aclaracin, con manejo equitati-vo de los tiempos de transmisin, una evaluacin de la importancia de lasnoticias generadas, en un esquema de comunicacin y corresponsabili-dad entre las oficinas de prensa de los partidos y los medios, con espe-cificaciones en el caso de informaciones o mensajes pagados y con unirrestricto respeto por la vida privada de los candidatos contendientes,funcionarios y representantes partidistas.

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    Como ha observado Trejo Delarbre, no se trat de un esquemaimperativo sino simplemente inductivo y adems demasiado imprecisoy general, pero dado el contexto poltico, al final tuvo una significativaeficacia, buenos resultados para los objetivos de equilibrar la compe-tencia, hacer transparentes y pblicas las conductas y los programas de

    los candidatos.12. En plena campaa electoral, el Consejo General del iFe realizvarias exhortaciones pblicas a los medios, para que se condujerancon equilibrio, imparcialidad y objetividad en su trabajo de cobertura delas campaas, Ms tarde el presidente del Consejo, entonces Secretariode Gobernacin, sostuvo algunas reuniones privadas con los medioscon los mismos fines.. A propuesta del prd, realizada a la Comisin de Radiodifusin deliFe, se acord desplegar monitoreos sistemticos para verificar el com-portamiento informativo de los principales noticiarios de televisin yradio, Los primeros resultados (que estudiaban del 22 de junio al 5 de

    julio de 1994) arrojaron un diagnstico de parcialidad e inequidad en lacobertura de los medios, en claro incumplimiento con los lineamientossugeridos por la autoridad electoral. El monitoreo realizado por el iFese extendi hasta una tercera etapa, que abarcaba del 22 de junio al 20de agosto;noticias; responsabilidad de los partidos polticos y de los medios de comunicacin

    electrni-cos; especificaciones de las informaciones noticiosas y pagadas; y respeto a la vida

    privada.1Ral Trejo Delarbre, Medios y elecciones en 1994: el sufragio privilegiado, en La voz

    delos votos: un anlisis crtico de las elecciones, Mxico, FlacSo, Miguel ngel Porra,

    1995, p. 100.34 Hugo Snchez Gudio

    Paralelamente, la empresa Delfos realiz seis reportes semanalesde seguimiento de las noticias, que van del 11 de julio al 19 de agosto;Con la informacin proporcionada por ambos monitoreos, se elaborelInforme sobre el cumplimiento de los lneamientos generales aplicables en los noticia-rios de radio y televisin, y con sus resultados parciales el Consejo General

    intent rectificar o reencauzar a los medios que se salan del esquemade recomendaciones pblicas.4. Las organizaciones no gubernamentales, agrupadas en AlianzaCvica, tambin realizaron sus propios trabajos de monitoreo, mismosque de hecho sirvieron de ejemplo para los que desarrollara posterior-mente el iFe. Los resultados arrojados por los monitoreos de esta agru-pacin civil se convirtieron rpidamente en un detonante casi irrebati-ble de la necesidad de corregir la actuacin de los medios, quereflejaban y potenciaban la iniquidad en la competencia de los candi-datos.5. Con la presin que ejercan los resultados de estos monitoreos

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    y los oficios de la Secretara de Gobernacin, los dueos de las dosgrandes cadenas televisivas nacionales (Televisa y tv Azteca) decidie-ron ceder tiempo (tres programas de 15 minutos en horarios preferen-tes) gratuito a todos los partidos contendientes.26. El 12 de mayo la televisin mexicana salt forzadamente a la

    poltica, con el tan esperado debate entre los tres candidatos a la pre-sidencia de la Repblica ms prominentes (Ernesto Zedillo, DiegoFernndez de CevaIlos y Cuauhtmoc Crdenas). Este se considera elprograma ms visto en la historia de la televisin mexicana (40 millo-nes de espectadores). Un da antes, tres candidatos presidenciales delos llamados partidos paraestatales (Talamantes, Trevio y GonzlezTorres) haban obtenido espacio en la televisin privada y pblica pararealizar su propio debate.7. La aceptacin de parte de las grandes empresas televisivas yradiofnicas para cubrir, ntegros y en directo, los cierres de campaade todos los partidos polticos.

    8. A solicitud expresa de los partidos, el presidente Carlos Salinasacord suspender, durante los 20 das previos a la eleccin, las cam-2 Cfr. Sergio Aguayo Quezada, Televisin desenfrenada,La Jornada, Mxico, 19 de

    septiembre de 1995, p. 15.El tringulo dorado: medios-dinero-partidos 35

    paas de comunicacin social en radio y televisin de los programasgubernamentales Procampo y PronasoI.9. Por ltimo, el acuerdo que otorg 180 por ciento de tiempo adi-cional al que se les haba otorgado en 1991 para los programas prose-litistas en radio y televisin de cada uno de los partidos polticos,adems de que en la recta final y crtica (del 0 de junio al 10 de agosto)el iFe convino con la Cmara Nacional de la Industria de la Radio yTelevisin difundir 116 mensajes radiofnicos diarios ms a cada par-tido, distribuidos conforme a su fuerza electoral.En este escenario, el levantamiento armado del Ejrcito Zapatistade Liberacin Nacional (ezln), ocurrido el primero de enero de 1994,domin en los medios por su espectacularidad y rapidez. Se trataba de unaguerra extraa, que incluso lleg a ser trivializada por algunos de suspropios protagonistas y por un segmento de los medios de difusin.Fue la de Chiapas, y al menos hasta que se iniciaron las negociacionespara la paz, una guerra que se libr ms en los medios que en la sel-va.El subcomandante Marcos era contundente al respecto: la estra-tegia de la contrainsurgencia moderna, de los setenta para ac se basaen guerra sucia y en guerra de propaganda, no en guerra militar. Esaes la guerra que libramos hoy en da.De esta manera, 1994 fue el ao nacional del sub-Marcos, el primerguerrillero poeta de la posguerra fra. Sin embargo, 1995 marcar sureconocimiento internacional en los medios de difusin masiva, queha llevado al terico de la guerrilla y el foquismo, Regis Debray, a con-

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    siderarlo como el mejor escritor viviente de lberoamrica. Porque, hoypor hoy, a pesar de su aislamiento en el corazn de la selva lacando-na, Marcos llena de textos las pginas literarias anglosajonas del TheNew York Review, oBooks y The New Y orker, las francesas de la talla de

    Libera-tion, las espaolas comoEl Pas, y otras tantas de los tecnoindustrializa-

    dos adherentes al Grupo de los Siete.Con diferentes modalidades, tonalidades e intensidades, si 1994fue la detonacin comunicativa, 1995 significa su profundizacin. Mar-cos es un lder comunicativo natoun zoocommzmicandi, superior conCfr. Carmen Lira, Entrevista a Marcos,La Jornada, Mxico, 25, 26 y 27 de agosto de

    1995, p. 1.36 Hugo Snchez Gudio

    la pluma, las teclas de la mquina de escribir y la computadora, quecon el fusil.Parecera como si el subcomandante Marcos, fortalecido en sucontacto permanente al internet, hubiera ledo ntegramente el infor-

    me especial del The Economist sobre La tecnologa de la defensa. Deaqu a la guerrilla tecnolgica solamente faltara un paso. Y justamentecomo ejemplo Ronfeldt seala a los zapatistas rebeldes del sur mexi-cano. Textualmente, The Economist acota:Su lder, el subcomandante Marcos... con su laptop conectado al encen-dedor de cigarros de sujeep, habla ms de lo que combate. Sus mensajesse dirigen a simpatizantes especficos, a peridicos locales, a las carte-leras de todo gnero de redes de computacin. Esto no es tan dramticocorno apoderarse de territorios, pero concede algo de influencia.41995: Cmara de dIputados y legIslaCInen materIa de ComunICaCIn

    El 8 de febrero de 1995, a propuesta del pan, se crea la Comisin Especialde Comunicacin Social de la Cmara de Diputados, cuyo propsito espresentar iniciativas de ley para actualizar la legislacin en materia de co-municacin social.El 5 de abril, la Comisin, integrada por 6 diputados de diversospartidos polticos, convoca a la Consulta Pblica en Materia de Comu-nicacin Social, que se llevara a cabo en diez del 8 de junio al 11 dejulio de 1995.En este marco, la Secretara de Gobernacin convoc a los Forosde Consulta Popular sobre Estado, Democracia y Medios de Comuni-cacin el 28 de abril de 1995, para elaborar el Plan Nacional de Desarro -llo 1995-2000. Uno de los temas relevantes fue: La ComunicacinSocial y la Reforma Poltica del Estado. Al trmino de estos foros, sepudieron contabilizar 621 ponencias, conteniendo 2 758 propuestas.54Alfredo Jalife, El SubMarcos y la guerra de la comunicacin, Origina, nm. 29,

    Mxico,mayo de 2004, p. 11.5Beatriz Sols, El derecho a la informacin, 20 aos despus: crnica de un debate, enDerecho y tica de la informacin: el largo sendero hacia la democracia en Mxico, pp.

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    28-0.El tringulo dorado: medios-dinero-partidos 3Meses despusseptiembre/octubreen reuniones con el Ejecuti-vo, los partidos polticos (pan, prd, pt y pri) lograron que el dilogo po-ltico para la reforma del Estado se llevara a cabo en el Congreso. Se

    culmin con un acuerdo para establecer una mesa central en la queestaban representados el Ejecutivo, el Legislativo y los principales par-tidos polticos. Se inclua en sta el rubro referente a los partidos y suacceso a los medios de difusin masiva.Por ltimo, en la primera quincena de noviembre de 1995 se susci-t un hecho inslito: despus de 22 meses de conflicto, el gobiernofederal y el ezln inician la discusin, en grupos de trabajo, sobre lascausas que originaron el alzamiento armado. Sobresala el referente alAcceso a los medios de comunicacin de la segunda fase de la Mesade Derechos y Cultura Indgena. En sta se enfatiz la necesidad dereglamentar el derecho a la informacin para garantizar el acceso de las

    comunidades indgenas a los diversos medios, as como promover elpluralismo en la existencia y el manejo de los medios, radio y televisinprincipalmente.6De esta manera, en San Andrs Larrinzar se consens la pro-puesta para que el Congreso de la Unin iniciara el proceso legislativocorrespondiente para la creacin de espacios de comunicacin e infor-macin en los que participaran activamente comunicadores pertene-cientes a los propios pueblos indios.auge de la VIdeopoltICaMediocracia y ausencia de transparenciaen los gastos de las campaas polticas

    No hay democracia de masas sin comunicacin de masas, sostiene Domi-nique Wolton, quien muestra cmo la comunicacin poltica est estrecha-mente ligada a la modernizacin del espacio pblico y cmo la televisinse vuelve el smbolo de la construccin de una nueva arena social donde6Elio Henrquez, Piden reconocimiento poltico para las comunidades indias, La Jorna-da, Mxico, 19 de octubre de 1995, p. 9. Rosa Rojas, Present la parte oficial del ezln

    supropuesta de Ley de Medios,La Jornada, Mxico, 16 de noviembre de 1995, p. 15.

    38 Hugo Snchez Gudiolo poltico se vuelve espectculo y el gnero debate adquiere una resonan-cia central.7La dimensin teatral de esta comunicacin, que aparece amplificada enla televisin, pero tambin el nuevo lugar que ocupa la denuncia, muestranhasta qu punto los medios han ido ocupando paulatinamente un espacioreservado tradicionalmente a otras instituciones.8Pero la irrupcin de los medios en el escenario poltico (o a la inversa) haproducido nuevos efectos, como el de la fragmentacin del discurso polticoque debe adaptarse al tiempo radial o televisivo, la abolicin de un sistemaargumentativo intrnseco a la oralidad para conformarse a la causalidad me-

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    ditica, la influencia de la agenda de los medios sobre los issuespolticos. As,las relaciones entre los discursos que atraviesan el tejido social son estrat-gicas, de posicionamiento y confrontacin. Eliseo Vern caracteriza el casoespecfico del discurso poltico como un discurso adversario.9Cierto es que la incursin del micrfono y la cmara de televisin en el

    campo poltico provoca un desplazamiento paulatino de algunos gneroscomunicacionales que antao ocupaban un papel preponderante en elmarco de las campaas electorales.De esta manera, la conferencia radial, el noticiero cinematogrfico y eldiscurso parlamentario pierden relevancia ante la aparicin de nuevosgneros televisivos, como por ejemplo el espot publicitario, la mesa dedebate y los programas no polticos, sean estos ltimos de actualidad, en-tretenimiento o incluso humorsticos.40Sin embargo, con el advenimiento de la videopoltica pueden identifi-carse cinco procesos:1) Mediatizacin de la poltica: ante el declive de la afiliacin partidista, los

    medios se convierten en la fuente de informacin poltica ms consultadapor los ciudadanos al momento de tomar decisiones.417W. Wolton,La comunicacin poltica, Buenos Aires, Argentina, Hermes, 1995, pp. 9-1.8J. Mouchon,Los poderes bajo influencia, Barcelona, Gedisa, 1999, p. 00.9Eliseo Vern,La palabra adversaria. Observaciones sobre la enunciacin poltica en el

    dis-curso poltico, lenguaje y acontecimiento, Buenos Aires, Hachete, 1987, pp. 1-26.

    40Gustavo Martnez Pandiani,Homo zapping, mentiras y video, Argentina, UgermanEdito-

    res, 2004, pp. 48-50.41Sergio Aguayo y Miguel Acosta, Urnas y pantallas. La batalla por la informacin,

    Mxico,Oceno, 1997, 105 pp.El tringulo dorado: medios-dinero-partidos 32) Audiovisualizacin de la poltica: hegemona de los formatos audiovi-suales sobre los textuales.) Espectacularizacin de la poltica: televisin como principal arena pol-tica impone su lgica de entretenimiento, priorizando el efecto emotivo yla puesta en escena.4) Personalizacin de la poltica: el electorado evoca sus opciones de voto deacuerdo con criterios relacionados con la imagen individual y la personali-dad de los candidatos, que con sus pertenencias partidarias e ideolgicas.5) Marketinizacin de la poltica: acentuada utilizacin en las campaaspolticas de sofisticadas herramientas comunicacionales y de mercado queprivilegian el cmo decir por encima del qu decir.42 Al respecto Sarto-ri ha escrito: el trmino video-poltica hace referencia slo a uno de losmltiples aspectos del poder del video: su incidencia en los procesos po-lticos y con ello una radical transformacin de cmo ser polticos y decmo gestionar la poltica.4La poltica cautiva y mediatizada se convierte en vctima y asume los ras-

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    gos de una nueva lgica: gran concentracin de la propiedad, tecnologa alta-mente compleja, estandarizacin y uniformidad de la comunicacin y la cultu-ra, discurso unidimensional orientado a un objetivo determinado, informacinhomogneamente manipulada, desigual, desequilibrada y mercantilizada.44En el caso de Mxicodice Trejo Delarbrese cumplen con peculiar alevo-

    sa las principales condiciones citadas como caractersticas de la mediocracia.As la mediocracia es la preponderancia de los medios sobre los organis-mos y los espacios institucionales del quehacer poltico, que privilegia losintereses corporativos y mercantiles de las grandes compaas de comuni-cacin de masas y con un uso habitualmente intensivo de nuevas tecnolo-gas de la informacin Por la ausencia de marcos institucionales y decontrapesos eficaces, a los medios ms influyentes los de competencia y lapresencia ventajosa que significan para gobiernos, parlamentos, partidos yespecialmente para los ciudadanos, al poder descomunal que han alcanza-do las empresas de la comunicacin es factible denominarlo mediocracia.4542A. Borrini, Cmo se vende un candidato. Un siglo de campaas polticas en Argentina,

    Bue- nos Aires, Konrand-Adenauer-La Cruja, 2005, 00 pp.4Giovanni Sartori,Homo Videns. La sociedad teledirigida, Madrid, Taurus, 1998, pp.

    67-68.44Maryclean Stelling, Mediocracia: crisis de representacin de la crisis?, en www.ob-servatoriodemedios.Orgye, abril de 200.45Ral Trejo Delarbre,Poderes salvajes. Mediocracia sin contrapesos, Mxico,

    Ediciones Caly Arena, 2004, pp. 21-24.40 Hugo Snchez Gudio

    La poltica de los medios no es toda la poltica, pero toda la poltica debepasar a travs de los medios para influir en la toma de decisiones. Al ha-cerlo queda fundamentalmente encuadrada en su contenido, organizacin,proceso y liderazgo por la lgica inherente del sistema de medios, sobretodo por los nuevos medios electrnicos.46En un contexto de anemia cvica y con una ciudadana emergente y enplena etapa formativa de una cultura democrtica, los medios pueden-conscientemente o noremplazar, enajenar, falsear o seducir la opinindel elector; o bien pueden convertir una contienda electoral en una guerracomercial en la que los partidos se convierten en marcas, los electores enclientes y los candidatos en productos).Ms an, en su visita ms reciente a Mxico Sartori fue contundente:Elvoto preferencial y un sistema poltico corrupto heredado del pasadoson las razones por las cuales perdi el candidato perredista Andrs Ma-nuel Lpez Obrador en el proceso electoral del pasado 2 de julio.47 Democracia esotrica mexicanaInmersos en los tiempos de la democracia esotrica, como Giovanni Sar-tori llam al rgimen poltico mexicano en 1976, es decir, una democraciasimulada, controlada, dirigida o bananera, contemplamos cmo la transpa-rencia y la rendicin de cuentas an no forman parte del ideario de los

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    partidos polticos.En Mxico, el excesivo uso de los dineros pblicos que han alimentado alos grandes consorcios televisivos, para la elaboracin y difusin de campa-as mediticas, se ha convertido en una consecuencia negativa para la con-tienda electoral, el debate poltico y la construccin democrtica. Entre los

    efectos antidemocrticos del tringulo dorado partidos-dinero-medios encon-tramos los siguientes: a) irrupcin de candidatos mass media; b) el espot comoformato universal; c) la poltica del escndalo y d) al cliente lo que pida.4846Manuel Castells,La era de la informacin: economa, sociedad y cultura. El poder de

    la identidad, vol. ii. Mxico, Siglo XXI Editores, 2004, pp. 27-28.47 Jorge de Luna Zamora, Asegura Giovanni Sartori; amlo, vctima de la corrupcin,

    ElCentro, Mxico, 11 de abril de 2007, p. .

    48Alfonso Zrate, Mercadotecnia y sucesin presidencial,Diario Monitor, Mxico, 22de

    enero de 2006, p. 8a.

    El tringulo dorado: medios-dinero-partidos 41Aqu es donde se encuentra la explicacin sobre el tema del alto costode las campaas polticas, siempre vinculado con el excesivo gasto en es-pots televisivos. Conforme a los datos del mismo iFe, los partidos destina-ron ms del 70 por ciento de los 4,926 millones de pesos de financiamien-to pblico que obtuvieron en el 2006 tan slo para promocionarse enmedios, y de ese volumen, entre 75 y 80 por ciento se enfocaron en la te-levisin comercial, 20 por ciento en la radio y menos del 5 por ciento enlos medios impresos.Segn sondeos de encuestadoras comoParametra, entre ms dinerodestinan los partidos polticos y sus candidatos para promocionarse conespots, es mayor el nmero de ciudadanos indiferentes y desinteresadospor las ofertas electorales.

    Sartori y WilkinsLa videopoltica a debate. Se trata de dos puntos de vista encontrados so-bre la funcin y el uso de los medios electrnicos. Por un lado, el politlogoGiovanni Sartori, quien sostiene que la degradacin humana es productodel consumo televisivo. Y del otro lado, el productor Federico Wilkins,quien plantea que los medios no van a resolver la labor del Estado . Estapolmica, que se dio en noviembre de 1998en pleno auge del reality show

    de nota roja y policiaco(paradgicamente Sartori vino a Mxico trado portv Azteca y la editorial Taurus), hoy es ms vigente que nunca. Veamos:a) Sartori: el acto de Televerha provocado un cambio en la naturaleza

    del hombre. En estos momentos, lasociedad est sometida a la primaca dela imagen, es decir, la preponderancia de lo visible sobre lo inteligible, lo

    cual nos lleva a un ver sin entender.Reitera su conviccin de que la televisin destruye ms saber de lo quetransmite , pero al mismo tiempo ofrece posibles soluciones para enfrentar

    y revertir esta situacin.De acuerdo con el planteamiento de Sartori, el hombre deja de ser homo

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    sapienspara convertirse en homo videns, el cual slo es capaz de entenderpor medio de imgenes que en s mismas nada dicen, pues carecen de laprofundidad de la palabra. La televisin produce imgenes y anula losconceptos, y de este modo atrofia nuestra capacidad de abstraccin y conella toda nuestra capacidad de entender sostiene.

    42 Hugo Snchez GudioY agrega que lo puedencalificar de apocalptico, pero su teora tieneun sustento slido: la televisin explica, modifica radicalmente y empo-brece el aparato cognoscitivo del homo sapiens.Para el Acadmico de la Universidad de Columbia y exponente de laEscuela Florentina de Ciencias Polticas, su crtica de la televisin parte dela premisa de que la cultura de la imagen rompe el equilibrio entre pasiny racionalidad. Y es que, asegura, la televisin favorece a los estrambti -cos, a los excitados, a los exagerados y a los charlatanes, adems de quepremia y promueve la extravagancia, el absurdo y la insensatez.A decir de Sartori, la ignorancia casi se ha convertido en una virtud.

    De ah su llamado a buscar nuevas frmulas televisivas en las que se dmayor nfasis a lo racional antes que al aspecto visual.Finalmente plantea:Creo que elsistema ingls de televisinque es mixto por cuanto manejatelevisoras pblicas y privadases un modelo de correccin. Es completa-

    mente falso que la competencia mejore la televisin. No ha mejorado nadacon la competencia. Se copian unos a otros. Inclusive en la informacinpoltica. Esta situacin puede ser mejorada si la opinin pblica presiona.Hemos llegado a un punto en el que tenemos que defender nuestra socie-dad. Si nos damos cuenta que hay un problema, hay muchas maneras deresolverlo. Entonces, lo primero es identificar el problema.49b) Wilkins:Rechaza quedarse con la imagen de el cubano amarillista

    que slo busca rating Soy periodista, se define. Y aqu, en Televisahacemos noticiarios bien producidos, los mejores de la televisin de ha-bla hispana sostiene. Los crticos? (como Sartori) Son flojos, ni siquiera

    analizan lo que hacemos. Cul amarillismo? , que lo demuestren. Son comoesos universitarios que critican a nuestros artistas, pero les piden aut-grafos, y hablan de televisin alternativa, pero nunca ven a Cristina Pa-checo.Wilkins es el productor de los programas informativos y de entreteni-miento con mayor rating de Televisa en la ltima dcada y media: CiudadDesnuda y Hechos en tv Azteca, los que derrotaron a Zabludosky; tam-49 Cfr. Miguel de la Vega La tv en la calle,Enfoque, suplemento poltico del

    peridicoReforma, Mxico, 9 de diciembre de 1998, pp. 12-17.El tringulo dorado: medios-dinero-partidos 43

    bin fue productor de Fuera de la Ley, Duro y Directo y del Noticiero deGuillermo Ortega a finales de los noventa.Hablo por m, no por Televisa dice Wilkinshabla de su visindel periodismo en televisin, del poder del rating, del papel de la televisinen la sociedad:

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    Hacemos buen periodismo y la gente lo ve. Quieren educacin? Bsquenla enlas escuelas. Los magos sacan conejos de sus chisteras, no enciclopedias.

    No le pidan a la televisin que resuelva los problemas de la sociedad, queson muy grandes cuando la televisin tiene las alas muy cortas.Para este cubano llegado a Mxico en 1994,

    las normas de la televisin son universales. Me muevo mejor en ese gustolatino, porque son ms sensitivos que cognoscitivos. A los latinos los conven-ces con un bolero.Ms adelante agrega quela gente en Mxico slo reaccionaba al valor de la proximidad . El televi-denteno se va a estacionar en algo que no le parezca prximo, cercano,

    algo que ocurri en la esquina de su casa. Ahora, para hacer un programaas tienes que tener una mentalidad de cirquero y estar libre de complejos. Nova a ser un programa de mensajes, para educar. Nadie pide que el futbol ten-

    ga mensajes, nadie va al circo esperando que el mago saque una enciclo-pedia, sino un conejo. Esa es una realidad muy simple.

    Finalmente cuestiona lo siguiente:El marco terico est desfasado de la prctica y en los alumnos hay un resenti-miento seudoizquierdista y de televisin alternativa alejadode la realidad. Ese

    desprecio ubica a los estudiantes en un limbo que genera un trauma cuan-do el graduado comienza a trabajar y descubre que no sabe hacer un re-portaje.5050 Cfr. Daniel Moreno, Federico Wilkins: la tv de la calle,Enfoque, suplemento

    poltico del peridico Reforma, Mxico, 8 de noviembre de 1998, pp. 12-17.44 Hugo Snchez Gudio1999-2005: trIngulo dorado: medIos-dInero-partIdos.Cunto Cuesta Votar?

    Mxico es la democracia ms cara del mundo tanto por el tamao del apa-rato electoral como por el monto de financiamiento pblico que se destinaa los partidos. Jos Antonio Crespo recuerda que la tesis de introducir enla ley de 1996 la disposicin que otorgara subsidios extraordinarios a lospartidos polticos respondi a tres razones esenciales: 1) que el pri, al dejarde ser hegemnico tuviera un fuerte financiamiento; 2) que los partidostuvieran menos incentivos para recurrir al financiamiento privado; y )que por lo mismo se le cerraran las rendijas al dinero proveniente del cri-men organizado.51 Cunto cuesta cada voto en Mxico?es una preguntaque sistemticamente se hace la sociedad civil. Tomando como parmetroel financiamiento pblico legal para las campaas, observamos lo siguien-te: en 1991 se cre el iFe, oficialmente cada voto costaba tres pesos. Tresaos despus, en 1994, la suma otorgada a cada partido para campaas seduplic, sin embargo se mantuvo el valor de tres pesos por sufragio (conla variante de que se increment el nmero de votantes de 66 a 77 porciento). 1997 marca el punto de inflexin, justamente cuando se adopta elsistema de financiamiento millonario a los partidos. De esta manera el di-nero pblico que recibieron los partidos para sus campaas se disparcasi al 1,000 por ciento en relacin con 1994, por lo tanto el costo de cada

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    voto dio un salt de a 6 pesos.Sin duda, los votos ms caros fueron los de los pequeos partidos fa-miliares, que a partir d