parque nacional bosques petrificados de jaramillo

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Parque Nacional Bosques Petrificados de Jaramillo. Fue monumento natural desde 1954 hasta diciembre de 2012, fecha de su recategorización como Parque Nacional. Preserva lo exponentes petrificados sobre los paleobosques de la Patagonia. El Parque Nacional Bosques Petrificados está ubicado en Jaramillo, provincia de Santa Cruz. Posee una superficie de 63.543 hectáreas pertenecientes a la ecorregión Estepa Patagónica. Bosque Petrificado abarca 15.000 hectáreas. Cuando se creó contaba con apenas unas 10.000. En 1971, el Consejo Agrario Provincial, por Resolución N° 948/71, ratificada en 1984 por la Resolución N° 517, le cedió otras 5.000 ha. En 1997, la Administración de Parques Nacionales adquirió dos estancias linderas: El Cuadro (20.000 ha.) y La Horqueta (24.228 ha.) con vistas a su ampliación y transformación en Parque Nacional y Monumento Natural, proyecto que pretende lograr una mayor representatividad, dentro del sistema, de la estepa central santacruceña, incluyendo el yacimiento fosilífero. Una vez finalizadas las gestiones, el área contará con 61.228 hectáreas. Sus inicios. Hace unos 150 millones de años, durante el Período Jurásico Medio Superior, el área que ocupa este Monumento Natural presentaba un clima estable de gran humedad. En esta región se desarrollaban densos bosques con árboles de porte gigantesco, entre los que se destacaban antiguos parientes de los pehuenes o araucarias. Pero al iniciarse el cretácico, los movimientos tectónicos que provocaron el levantamiento de la cordillera y coincidieron con las erupciones volcánicas, terminaron sepultando varias extensiones de tierra patagónica. Entre ellas, muchos bosques que, al quedar cubiertos de cenizas, iniciaron el proceso de petrificación. Pasado el tiempo, el viento y la lluvia descubrieron algunas zonas de estos bosques petrificados, entre los que se destacan las araucarias, que alcanzan los 35 metros de largo y 3 de diámetro, probablemente los más grandes que se conocen en la Argentina y en el mundo. El surgimiento de la cordillera de los Andes produjo transformaciones drásticas en el medio ambiente, al cambiar el clima de toda la Patagonia. Desde entonces, la humedad transportada por los vientos del Pacífico se condensa al atravesar las alturas y origina lluvias que permiten el desarrollo de los bosques andinos patagónicos actuales. Los fuertes vientos continúan su camino hacia el Este desecando aún más la estepa. Posteriormente, la erosión de un territorio que se fue haciendo cada vez más árido dejó al descubierto grandes sectores de estos bosques que se petrificaron con el transcurrir de millones de años, quedando inclusive algunos ejemplares en pie. En 1954, se los declara Monumento Natural, con el fin de proteger uno de los mejores exponentes de bosques petrificados de nuestro país. Posee un área de

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Parque Nacional Bosques Petrificados de Jaramillo - Santa Cruz -

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Page 1: Parque Nacional Bosques Petrificados de Jaramillo

Parque Nacional Bosques Petrificados de Jaramillo.

Fue monumento natural desde 1954 hasta diciembre de 2012, fecha de su recategorización como Parque Nacional. Preserva lo exponentes petrificados sobre los paleobosques de la Patagonia.

El Parque Nacional Bosques Petrificados está ubicado en Jaramillo, provincia de Santa Cruz. Posee una superficie de 63.543 hectáreas pertenecientes a la ecorregión Estepa Patagónica. Bosque Petrificado abarca 15.000 hectáreas. Cuando se creó contaba con apenas unas 10.000. En 1971, el Consejo Agrario Provincial, por Resolución N° 948/71, ratificada en 1984 por la Resolución N° 517, le cedió otras 5.000 ha. En 1997, la Administración de Parques Nacionales adquirió dos estancias linderas: El Cuadro (20.000 ha.) y La Horqueta (24.228 ha.) con vistas a su ampliación y transformación en Parque Nacional y Monumento Natural, proyecto que pretende lograr una mayor representatividad, dentro del sistema, de la estepa central santacruceña, incluyendo el yacimiento fosilífero. Una vez finalizadas las gestiones, el área contará con 61.228 hectáreas.

Sus inicios.

Hace unos 150 millones de años, durante el Período Jurásico Medio Superior, el área que ocupa este Monumento Natural presentaba un clima estable de gran humedad. En esta región se desarrollaban densos bosques con árboles de porte gigantesco, entre los que se destacaban antiguos parientes de los pehuenes o araucarias.

Pero al iniciarse el cretácico, los movimientos tectónicos que provocaron el levantamiento de la cordillera y coincidieron con las erupciones volcánicas, terminaron sepultando varias extensiones de tierra patagónica. Entre ellas, muchos bosques que, al quedar cubiertos de cenizas, iniciaron el proceso de petrificación. Pasado el tiempo, el viento y la lluvia descubrieron algunas zonas de estos bosques petrificados, entre los que se destacan las araucarias, que alcanzan los 35 metros de largo y 3 de diámetro, probablemente los más grandes que se conocen en la Argentina y en el mundo.

El surgimiento de la cordillera de los Andes produjo transformaciones drásticas en el medio ambiente, al cambiar el clima de toda la Patagonia. Desde entonces, la humedad transportada por los vientos del Pacífico se condensa al atravesar las alturas y origina lluvias que permiten el desarrollo de los bosques andinos patagónicos actuales. Los fuertes vientos continúan su camino hacia el Este desecando aún más la estepa. Posteriormente, la erosión de un territorio que se fue haciendo cada vez más árido dejó al descubierto grandes sectores de estos bosques que se petrificaron con el transcurrir de millones de años, quedando inclusive algunos ejemplares en pie.

En 1954, se los declara Monumento Natural, con el fin de proteger uno de los mejores exponentes de bosques petrificados de nuestro país. Posee un área de 15.000 has en el noroeste de la provincia de Santa Cruz, a 135 km de la localidad de Jaramillo. Asimismo, la Administración de Parques Nacionales ha adquirido dos estancias colindantes y se están realizando gestiones que permitirán incluirlas al espacio protegido, ampliándolo a casi 60.000 hectáreas.

El relieve, sumamente ondulado, está circundado por altas mesetas. Al sudoeste, los cerros Madre e Hija, con sólo 400 m de altitud y de contextura basáltica, fruto de las prehistóricas actividades volcánicas, reinan sobre el paisaje presentando el aspecto de un morro.

En el sector más bajo, la laguna Grande, de escasa profundidad, aparece y desaparece según las condiciones climáticas. Su formación se origina por la acumulación de agua de las pocas pero intensas lluvias, y sufre una rápida evaporación debido a la impermeabilidad del suelo, a la gran exposición solar y al continuo viento.

Dada la necesidad de preservar la integridad de uno de los mejores exponentes del proceso de petrificación sobre antiquísimos bosques que existieron en la Patagonia por el Decreto del Poder Ejecutivo Nacional N° 7.252 se creó el Monumento Natural en el año 1954.

La mirada de medusa.

Lejos de los mitos, la petrificación, así como otros fenómenos naturales, es el resultado de largos procesos de transformación y de confluencia de múltiples factores.

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Volvemos a ubicarnos en el período jurásico medio, cuando los volcanes convulsionaron el cálido y húmedo ambiente patagónico. Las sucesivas lluvias de cenizas y los tempestuosos vientos, súbitamente fueron tapando los árboles y otros organismos vivientes, permitiendo su conservación a lo largo de milenios

Luego las precipitaciones, cargadas de sales de silicio, atravesaron las cenizas y penetraron en los tejidos vegetales iniciando el proceso de sustitución. De este modo, la materia orgánica fue reemplazada por materia inorgánica mineral, proceso que se conoce como mineralización o petrificación.

Lo más sorprendente es que los árboles quedaron fosilizados en el mismo lugar donde transcurrieron toda su vida, encontrándose ejemplares con sus raíces y la parte basal del tronco parado, además de otros orientados de este a oeste. Por esta razón, recibió la denominación de bosque petrificado. Se lo considera único en el mundo porque los demás yacimientos, ubicados en distintas regiones, fueron arrasados tanto por los ríos como por los glaciares.Según los estudios, la edad estimada de algunos ejemplares rondaría los 1000 años antes de la petrificación, a los que se les debe sumar los 150 millones de años hasta nuestra época.

Desolación.

La estepa patagónica presenta en esta región su vegetación típica, que apenas tapiza el suelo, adquiriendo la apariencia de un desierto. Es tanta la aridez del suelo que verdaderamente sorprende la adaptación de la flora a condiciones ambientales tan adversas. La vegetación rala y achaparrada, de muy diversa posición taxonómica, toma formas compactas y semicirculares, cubierta por una espesa cutina que disminuye la evaporación. Bajo este aspecto, si el invierno tuvo importantes precipitaciones de agua o nieve, en primavera se distinguen por su hermosura cactáceas de grandes flores anaranjadas y varios géneros de margaritas de colores amarillos y, más raros, blanco-rosados. Si, en cambio, la estación invernal fue seca, el proceso se invierte: no hay germinación ni rebrote y, en consecuencia, no se desarrolla la flora.

Sobre los cañadones crecen arbustos que llegan hasta los 3 m de altura como molles, duraznillos, coirones amargos, algarrobos patagónicos, matas negras, colapiches y calafates, entre otros.

En los ambientes de humedad casi permanente como los pequeños mallines crecen los juncos y, en áreas más desérticas, sólo proliferan algunos líquenes y arbustos chicos de hojas reducidas.

Cercanas a los senderos de araucarias petrificadas, pueden verse pequeñas manadas de guanacos. La población de estos herbívoros está íntimamente ligada a la disponibilidad de vegetales, porque los largos períodos de sequía ocasionan una gran mortandad entre estos animales. A su vez, son perseguidos por los estancieros de la zona, argumentando que compiten con el ganado doméstico en las pasturas y el agua.

Otro mamífero herbívoro es la mara o liebre patagónica, desplazada en parte por la liebre europea, que también habita el territorio del Monumento Natural Bosques Petrificados.

Entre los depredadores encontramos al gato montés, el gato del pajonal y el puma, a los que los hacendados acechan por considerarlos un fuerte impacto sobre el ganado. Los zorros grises y colorados son los carnívoros menores del área, muy codiciados por sus pieles. También habitan el lugar el zorrino y pequeños cavadores como el piche patagónico, los chingolos y las lagartijas de variadas tonalidades.

Las aves que alberga la región son el choique o ñandú petiso, símbolo de las aves corredoras australes, perdices como la copetona y el keú patagónico, el carancho, el águila mora y otras especies típicas de los arbustales de la estepa como el patagón y el coludito de cola negra.

En tiempos prehistóricos, existían poblaciones de cazadores-recolectores que, favorecidos por la diversidad de microambientes del área, disponían de recursos en espacios accesibles con cortos desplazamientos: agua durante todo el año, resguardo, leña, buena visibilidad y animales como guanacos y choiques para la cacería. La abundante disponibilidad de rocas para tallar, les permitía confeccionar distintos elementos. Se hallaron numerosos asentamientos, picaderos o talleres, campamentos base, enterratorios y canteras para la extracción de materias primas, entre ellas, la madera fósil que era seleccionada para la fabricación de instrumentos de piedra.

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El 5 de mayo de 1954, por Decreto 7.252, se crea el Monumento Natural Bosques Petrificados para incorporar al sistema de áreas protegidas nacionales el notable banco de flora fósil de 10.000 hectáreas de superficie. Sin embargo, la magnitud e importancia del yacimiento, reconocidas por especialistas nacionales y extranjeros, motivaron que junto a otras razones el Consejo Agrario de Santa Cruz, en el año 1984, aportara unas 5000 hectáreas más. Más tarde, la Administración de Parques Nacionales adquiere los predios de dos estancias vecinas, con lo cual se llega a la superficie de las 61.245 hectáreas. El 27 de diciembre de 2012 se promulgó la Ley 26.825 mediante la cual se creó el Parque Nacional Bosques Petrificados de Jaramillo.

Monumento Natural BOSQUES PETRIFICADOSDebido a la necesidad de preservar la integridad de uno de los mejores exponentes del proceso de petrificación sobre antiquísimos bosques que existieron en la Patagonia, se creó este Monumento Natural en el año 1954. Se encuentra ubicado al noreste de la Provincia de Santa Cruz, en el Departamento Puerto Deseado, 150 km al oeste de dicha localidad. La población más cercana es Jaramillo, a 135 km. En la actualidad abarca aproximadamente 13.700 hectáreas. La Administración de Parques Nacionales adquirió dos estancias colindantes al Monumento que se están gestionando para incluirlas al área protegida, conformando una unidad de casi 60.000 hectáreas.Pertenece al eco-región estepa patagónica cuyo clima es frío y seco con precipitaciones invernales inferiores a 400 mm, con fuertes vientos del Oeste, veranos secos y heladas durante casi todo el año.Características FísicasCategoría: Monumento Natural (1) y Reserva Natural Estricta.Provincia: Santa Cruz - ArgentinaObjetivo General: Proteger y conservar uno de los mayores bosques petrificados de Araucarias existentes en el mundo, junto a una pequeña muestra de los ambientes típicos de la Estepa Patagónica.Objetivo Específico: El Monumento Natural Bosques Petrificados fue creado con el fin de preservar bosques patagónicos sometidos a procesos de petrificación.Latit. Sur: 47º 52' Long. Oeste: 68º 00'Localidad: Caleta Olivia (a 200 km)Superficie (Ha): 61.228Categ. de Manejo:Monumento Natural Nacional, Monumento Natural Provincial y Reserva Natural Estricta.

Ecoregiones:Estepa Patagónica (61228 ha)

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Relieve

Las mesetas basálticas bajas que circundan el área propiamente dicha son relictos de la la pasada actividad volcánica. El relieve es en general ondulado, de escasa altura y de material tobáceo.

Hacia el oeste-sudoeste sobresale el cerro Madre e Hija u Horqueta, de unos 400 metros, cuyo pico más alto tiene forma de morro.

Clima

El Monumento Natural se encuentra dentro de la Patagonia extra-andina, y su clima es árido y ventoso. Las precipitaciones, aunque escasas, son torrenciales cuando ocurren. No superan los 200 mm anuales, y la mayoría se da en forma de nieve.

La temperatura promedio varía entre 18 y 20 °C. Durante el verano alcanza un máximo de 40 °C y el invierno es muy riguroso, con mínimas de hasta -15 °C.

Los fuertes vientos, predominantes del oeste, alcanzan un promedio de 70 km/hora, con ráfagas de hasta 140 km/h. Ello provoca nubes de polvo, formadas en los terrenos arenosos y arcillosos desprovistos de cubierta vegetal (6).

Hidrografía

No existen cursos de agua ni lagunas o depósitos menores permanentes. Cuando llueve se forman torrentes temporarios, debido a la impermeabilidad del terreno. Al evaporarse, el agua deja surcos y hondonadas de escasa longitud. De igual origen es una laguna temporaria y somera que existe en la zona del bajo (6).

Flora

Este Monumento Natural pertenece a la Provincia Fitogeográfica Patagónica. Es posible que existan zonas puntuales de Dominio Chaqueño y de Monte.

El suelo sólo permite el desarrollo de una pobre vegetación xerófila, esteparia, achaparrada y espinosa, de profundas raíces, que se distribuye en forma discontinua.

En general, se encuentran gramíneas y arbustos de ramas cortas y hojas pequeñas y coriáceas, que en muchos casos son directamente espinas. La altura que alcanza el conjunto no supera el medio metro.

El arbusto de mayor altura es el molle o incienso, que en ciertos sectores alcanza los 3,50 m, con aspecto de árbol. También se encuentra en la zona el algarrobo patagónico, de porte arbustivo.

Otras especies representativas del lugar son la barba de chivo, la mata zampa, la tunilla o uña de gato, que da una pequeña flor amarilla, la mata negra, en cuyos alrededores se acumula arena de médano, frutilla (Fragaria chiloensis), mata de laguna, de grandes y gruesas espinas, tomillo (Acantholippia seriphioi), neneo (Mulinum spinosum), cola de ratón, mataguanaco (Anarthrophyllum rigidum), cola de zorro (Cortaderia araucana), una especie de alga, abundante calafate (Berberis cuneata), de espinas largas y apreciado por su fruto ácido y la turba, una planta de aspecto compacto.

En cuanto al Monumento Natural en sí, muchos de los gigantescos antepasados de los pehuenes o araucarias se mantienen en pie, petrificados. Hace unos 130 millones de años, en el período jurásico, el área tenía un clima muy húmedo. Densos bosques de estos árboles cubrían el lugar. Al comenzar el cretácico se levantó la Cordillera y grandes erupciones volcánicas cubrieron de cenizas gran parte de la Patagonia, sepultando los bosques, que por acción del sílice de esas cenizas sufrieron el proceso de petrificación. Si bien los restos que se conservan corresponden en su mayoría

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a Araucaria mirabilis, también se encuentran otras coníferas y hongos del grupo de los fomitoides que vivían sobre las cortezas de los árboles.

Existen también yacimientos con impresiones de restos vegetales, principalmente de helechos, Bennettitales (extinguidos) y Cycadales. En la misma formación se encuentran esqueletos de anuros primitivos.

Este bosque petrificado quizá sea el que posee los árboles más grandes del planeta, y seguro de la Argentina: los troncos alcanzan un largo de hasta 30 metros y unos 2 metros de diámetro (4).

Fauna

El listado de mamíferos del área es bastante completo gracias a las observaciones realizadas. Entre ellas, la Administración de Parques Nacionales, a fin de evaluar el impacto de la erupción del volcán Hudson, en 1992 realizó un estudio que permitió detectar mamíferos mayores y micromamíferos a través del análisis de egagrópilas (regurgitación de las rapaces nocturnas donde se hallan huesos de dichos animales).

Dentro del área protegida habitan al menos 22 especies autóctonas de mamíferos. Asimismo, la liebre europea (Lepus europaeus) ha sido introducida hace años en la región. Frecuenta este Monumento el zorro gris chico, también llamado “chilla” (Dusicyon griseus) (3). Este animal es uno de los mamíferos más característicos de la Patagonia (4). El gato del pajonal (o gato pajero) (Lynchailurus pajeros), también amenazado, parece retraerse debido a su relativa escacez natural y a la presión comercial que sobre él se ejerce (5).

Otros mamíferos que habitan allí son el zorro colorado (Dusicyon culpaeus), la mara o liebre patagónica (Dolichotis patagonum), el zorrino patagónico (Conepatus humboldtii), el piche (Zaedyus pichiy) y el guanaco (Lama guanicoe) (6).

A partir del mencionado estudio sobre micromamíferos, realizado en el marco del proyecto de Inventario Mastozoológico de Parques Nacionales, se halló una interesante variedad de cricétidos. Se analizaron las egagrópilas del ñacurutú (Bubo virginianus), y la determinación de los restos de roedores encontrados contó con la importante supervisión de Elio Massoia, del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia”.

El resultado del estudio fue novedoso, no sólo porque se amplió la distribución conocida de los animales, sino también porque permitió una mejor comprensión de las características biogeográficas de la región. Los ejemplares hallados fueron 45, de ocho especies. El a veces denominado (incorrectamente) “pericote común”, el Graomy griseoflavus, de la tribu Phyllotini, cuenta con su registro más austral en Puerto Deseado. Otra de las especies encontradas fue el Akodon olivaceus, lo cual constituye el segundo registro para Santa Cruz.

Lo más interesante que se surge de dicho estudio es la evidencia de la presencia del Dominio Chaqueño en el área. Se comprobó que dentro del Monumento conviven cricétidos propios de diferentes unidades biogeográficas. Es el caso del Graomy griseoflavus, que, al igual que algunos arbustos que se encuentran en el área protegida, es endémico del Dominio Chaqueño. Cabe mencionar aquí, pues es conclusión del estudio sobre estos pequeños mamíferos, que la existencia allí del arbustoProsopidastrum globosum significaría un relicto de la expansión del Monte sobre la Patagonia.

En cuanto a la avifauna, se han contabilizado 85 especies, 14 de las cuales nidifican en el interior del Bosque Petrificado. Entre ellas figura el halcón peregrino (Falco peregrinus).

El ave más grande es el choique o ñandú petiso (Pterocnemia pennata), y también hay caranchos (Polyborus plancus), teros (Vanellus chilensis) y aguiluchos comunes (Buteo polyosoma), etc.

Reptiles, invertebrados y numerosos insectos completan la abundante fauna del Monumento.

Recursos Culturales

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El Monumento Natural cuenta con un yacimiento arqueológico en su interior.

En la prehistoria, el área fue asiento de poblaciones de cazadores- recolectores, muy probablemente tehuelches de la cultura ahonikenk. Dan testimonio de ello diversos y numerosos tipos de asentamientos hallados: “picaderos” o talleres, campamentos base, enterratorios y canteras para la extracción de materias primas. Entre éstas, la madera fósil de araucarias de este Monumento se usaba para la fabricación de instrumentos de piedra. La diversidad de microambientes, como vegas, lagunas bajas, alta meseta y pastizales, ofrecía a la economía de estos grupos humanos el acceso a un gran conjunto de recursos (por ejemplo, rocas para la talla de artefactos) sin que tuvieran que realizar grandes desplazamientos.

Alternativas Turísticas.

Es posible caminar entre estos gigantes del pasado por un sendero peatonal en una visita guiada. Este sendero recorre 1.000 metros y permite apreciar grandes ejemplares de las araucarias.

El Monumento cuenta con una Oficina de Informes y también con un Museo.

No existen posibilidades para acampar, debido fundamentalmente a la escasez de agua. Por lo mismo, el visitante debe ir provisto dedicho elemento, alimentos y combustible, ya que la ciudad más cercana se encuentra a más de 200 km y Jaramillo –un pequeño poblado- a 135 km.

Cómo Llegar

El acceso al Monumento se encuentra sobre la ruta nacional N° 3, a mitad de camino entre las localidades de Caleta Olivia, al norte, y Puerto San Julián, al sur.

A la altura del kilómetro 2.063 nace la ruta provincial N° 49 por donde, luego de recorrer 50 km, se llega hasta la Seccional del Guardaparque.

Problemas De Conservación

La presión de los visitantes genera dos tipos de problemas. Por un lado, pone en riesgo la integridad del yacimiento paleontológico y, por otro, genera erosión en la senda autoguiada. Por lo tanto, sobre la base de la cuantificación de dicha presión, deben planificarse medidas tendientes a la regulación del uso público.

En otro orden de cosas, se debe ejercer un efectivo control sobre el ganado equino orejano.

Cabe recordar aquí la famosa erupción del volcán Hudson, ocurrida entre agosto y octubre de 1991. A pesar de que, en un primer momento, fue considerada como una “catástrofe”, no afectó a la flora ni a la fauna del Bosque Petrificado.

A cinco meses del evento se realizó un estudio (9), del cual no surgieron evidencias de grandes cambios en la composición faunística del lugar, ni una gran mortandad vegetal. En los sitios al reparo de los vientos aún se acumulaba ceniza, que cubría las plantas. Éstas, para sobrevivir, generaron interesantes reacciones fisiológicas, especialmente en sus órganos fotosintetizadores, a fin de evitar el sombreado de la capa de cenizas.

No se evidenciaron entonces demasiados efectos nocivos en la biota por el contacto directo con la ceniza, a pesar de que varias fuentes dijeron haber presenciado la muerte de algunos individuos en los momentos de mayor intensidad de las tormentas de viento, como es el caso de aves con signos de lesiones oculares. El guanaco, algunas especies de aves y la ranita de Patagonia (Pleurodema bufonina) se reprodujeron en esa temporada. La ausencia de observaciones de la martineta común (Eudromia elegans) sería un caso en que la deposición y sucesivas tormentas de cenizas afectaron a una población habitual de la región.

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La disponibilidad de refugios gracias a los desniveles, y la adaptación de flora y fauna a las rigurosas condiciones patagónicas pueden explicar su supervivencia. En conclusión, este disturbio resultó, para la vida silvestre, sólo un “desastre”, pues fue tolerado por las poblaciones afectadas.

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La edad del bosque es de aproximadamente 150 millones de años, y los procesos volcánicos que sepultaron el bosque corresponden al Jurásico, y estuvieron relacionados con el desmembramiento del supercontinente Gondwana (que estaba compuesto esencialmente por Sudamérica, Africa, Antártida, Australia e India).

Un dato por demás interesantísimo es que, si bien los árboles eran efectivamente araucarias, sus parientes actuales más cercanos no son los pehuenes o la araucaria patagónica, sino que están relacionados con una especie de araucaria australiana: la Araucaria bidwillii o pino bunya (muy usada ornamentalmente), que en el pasado geológico tenía muchas más especies de distribución casi cosmopolita.

En efecto, los ejemplares conservados en el bosque son un testimonio más de que Sudamérica y Australia estuvieron unidas en el pasado, al haber sido separadas territorialmente, las poblaciones de araucaria evolucionaron independientemente pero actualmente seguimos encontrando Araucariáceas UNICAMENTE en la cordillera patagónica argentino-chilena y en Australia y Nueva Guinea

Dada la necesidad de preservar la integridad de uno de los mejores exponentes del proceso de petrificación sobre antiquísimos bosques que existieron en la Patagonia, se creó este Monumento Natural en el año 1954.

Se encuentra ubicado al noreste de la Provincia de Santa Cruz, en el Departamento Puerto Deseado, 150 km. al oeste de dicha localidad.

La población más cercana es Jaramillo, a 135 km.

Aspectos de su naturaleza

Hace unos 130 millones de años, durante el periodo Jurásico, el área que ocupa este Monumento Natural presentaba un clima estable de gran humedad. Densos bosques con árboles de porte gigantesco, entre los que merecen destacarse antiguos parientes de los pehuenes o araucarias, se desarrollaban en esta región. En los inicios del Periodo Cretácico, erupciones volcánicas que coincidieron con el levantamiento de la Cordillera, sepultaron vastas extensiones del territorio patagónico. Muchos de los bosques cubiertos por ceniza fueron sometidos a procesos de petrificación. Posteriormente, el viento y la lluvia dejaron al descubierto grandes sectores de este bosque petrificado, que en algunos casos ha quedado con los troncos en pie.

Elevaciones de escasa altitud y contextura basáltica, representan los vestigios de la actividad volcánica de tiempos pretéritos. Un buen ejemplo de ello es el Cerro Madre e Hija, figura destacada en el paisaje que se aprecia desde el yacimiento paleontológico.

La naturaleza actual del área ofrece interesantes atractivos para el visitante.

La vegetación rala y achaparrada, resulta sorprendente por la capacidad que demuestran las plantas para vivir en condiciones ambientales tan rigurosas.

Vegetales de muy diversa posición taxonómica adoptan formas compactas y semicirculares, como cojines.

Con este aspecto es factible observar en la zona desde cactáceas de grandes flores anaranjadas hasta varios géneros de margaritas de colores amarillos y, más raros, blanco-rosados.

En los cañadones reparados crecen arbustos como molles, duraznillos, colapichas y calafates, estos últimos poseedores de frutos carnosos y comestibles.

Clima

Arido y ventoso. 20ºC – 40ºC en verano, 15ºC en invierno.

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Fauna

La fauna, si bien escasa y en general esquiva, gracias a que no recibe agresiones por la permanente vigilancia de la zona por parte de los Guardaparques, se deja apreciar con cierta facilidad en las inmediaciones del sendero de las araucarias petrificadas. Hoy los factible observar pequeñas manadas de guanacos y algunos confiados zorros grises. Chingolos, entre las aves, y lagartijas de variadas tonalidades, son comunes en el lugar.

El camino de acceso también ofrece sus atractivos, siendo posible ver allí el piche patagónico y el choique o ñandú petiso. Este último, es un ave de gran tamaño, plumaje pardo grisáceo salpicado de blanco, cuyos machos son polígamos y se encargan de hacer los nidos, incubar los huevos y cuidar los pichones. También se pueden ver guanacos, zorro gris y colorado, y maras o liebres patagónicas.

Aspectos culturales

En épocas prehistóricas, el área fue asiento de poblaciones de cazadores-recolectores cuyos testimonios son los diversos y numerosos tipos de asentamientos hallados: «picaderos» o talleres, campamentos base, enterratorios y canteras para la extracción de materias primas. Entre estas ultimas, la madera fósil de araucarias de este monumento era seleccionada para la fabricación de instrumentos de piedra.

Para la economía de estos grupos humanos, la diversidad de microambientes del área (vegas, lagunas bajas, alta meseta, pastizales, etc.) ofrecía un conjunto de recursos disponibles en espacios accesibles con cortos desplazamientos: agua durante todo el año, reparo y leña, buena visibilidad y animales para la cacería (guanacos y choique o ñandú petiso), una gran disponibilidad de rocas para la talla de artefactos.

Modo de acceso

En auto desde Bs. As.: dos días por la ruta 3 hasta un punto 150 Km al sur de Calerta Olivia, luego 50 Km por la ruta 49 de ripio. Pernocte en Bahía Blanca.

El acceso al área se encuentra sobre la Ruta Nacional Nº 4 3, a mitad de distancia entre las localidades santacruceñas de Caleta Olivia, al norte, y Puerto San Julián, al sur. A Ia altura del km. 2.063 nace la Ruta Provincial Nº 49 que luego de recorrer 50 km. llega hasta la Seccional de Guardaparques del Monumento Natural.

Principales sitios de interés

El yacimiento más importante se encuentra cerca de la seccional de guardaparques. Tambieen valen la pena los faldeos de los cerros Madre e Hija.

Otras actividades en la Zona

Pesca y observación de aves en Puerto Deseado (150 Km) Trekking y cabalgatas a lugares con pinturas rupestres en estancias cercanas.

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FUNDAMENTOS DE SU CREACIÓN: Fue creado con el fin de proteger y conservar uno de los mayores bosques petrificados de Araucarias existentes en el mundo, junto a una pequeña muestra de los ambientes típicos de la Estepa Patagónica.

DESCRIPCIÓN GENERAL: El aspecto del Monumento Natural es el de un inhóspito paisaje. La vegetación, típica de la Estepa Patagónica, apenas cubre el suelo. En un pequeño sector, vecino a la Seccional de Guardaparque, se encuentra la mayor concentración de troncos petrificados, algunos de los cuales llega a medir 35 m. de longitud y 3 m. de diámetro. Este yacimiento, el más grande de nuestro país, se formó hace 150 millones de años, momento en el cual la acción volcánica sepultó bajo una densa capa de cenizas los extensos bosques de Coníferas que ocupaban la Patagonia, donde reinaba un clima cálido y húmedo. A lo largo de milenios, los minerales fueron reemplazando paulatinamente la materia orgánica, que mantuvo su aspecto exterior. Este proceso se conoce como "petrificación". Cabe destacar que a esta agrupación de árboles fosilizados se les denomina "bosque" porque, a diferencia de lo que ocurrió con otros yacimientos similares ubicados en distintas partes del mundo, que fueron arrastrados tanto por los ríos como por los glaciares, éste se conservó en el lugar original, fenómeno considerado casi único en el mundo. El relieve del área es suavemente ondulado y está rodeado por altas mesetas. Al sudoeste se destaca nítidamente, dominando el paisaje, el cerro Madre e Hija. Sus 400 metros de altura, están conformados por columnas basálticas de singular aspecto, presentando la figura de un morro. En la parte más baja del Monumento Natural se encuentra la Laguna Grande. Este cuerpo de agua, de escasa profundidad, no es permanente ya que el agua que se acumula durante las torrenciales pero escasas lluvias, se evapora muy rápidamente debido a la impermeabilidad del suelo y a la gran exposición a agentes desecantes como el sol y el continuo viento. El suelo del Monumento Natural es extremadamente árido, permitiendo apenas el desarrollo de una vegetación achaparrada y espinosa. La zona del bosque petrificado es tan pobre en cobertura vegetal, que adquiere las características de desierto y sólo se hallan arbustos de hasta tres metros de altura en los cañadones más húmedos, o en los Mallines, donde subsisten pequeños cursos de agua. La fauna del lugar está compuesta por: Guanacos, Maras o Liebres Patagónicas, Zorros y Pumas entre los mamíferos. Las aves mas comunes que se pueden ver con facilidad, son Perdices Copetonas, Águilas Mora y el Ñandú Petiso o Choique, símbolo de la Estepa Patagónica.

PROBLEMAS DE CONSERVACIÓN: A pesar de su vasta extensión en Argentina, la Estepa Patagónica, es una de las regiones más comprometidas en cuanto a su estado actual de conservación. Actualmente sufre un importante y en algunos sectores irreversible proceso de desertificación producto del sobrepastoreo del ganado doméstico, en especial el ganado ovino. Este represente un serio problema, ya que ingresa en cierto sectores del Monumento y llega a causar graves problemas erosivos. El ovino come los vegetales prácticamente de raíz y sus patas desmenuzan el suelo; en cambio, el Guanaco ramonea las plantas cortando solamente la parte superior y sus patas poseen almohadillas que no hienden la tierra. Estos procesos erosivos traen como consecuencias la disminución de poblaciones de otras especies herbívoras como la Mara. Otro serio problema al que se enfrenta la fauna de la zona es la caza, ya sea por su piel, o por considerarla perjudicial a la actividad ganadera. Los pobladores de la región utilizan poderosísimos venenos como la Estricnina y trampas cepo para capturar y eliminar Zorros y Pumas. Colocando cebos tóxicos o rociando cadáveres de animales, producen una interminable cadena de muertes en especial de carnívoros y carroñeros como: Peludos, Gatos Silvestres, Zorrinos, Hurones, todo tipo de aves rapaces, etc. La Liebre Europea constituye también un problema de conservación debido a que esta compite por alimento con las especies nativas herbívoras. La depredación que sufren los yacimientos fósiles por el turismo es notable, y pone en evidencia la falta de conciencia y la desaprensión que poseen los visitantes frente a estos sitios de enorme valor. Se ha comprobado, tristemente, que una persona es capaz de llevarse 1 kg. de tronco fósil, escondido entre sus ropas, a modo de "recuerdo", eludiendo la estricta vigilancia del Guardaparque.

YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS/PALEONTOLÓGICOS: Es casi el único en el mundo que conserva y protege bosques de Coníferas, principalmente Araucarias, fosilizadas de más de 150 millones de años de antigüedad. A fines del Jurásico

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Medio se produjo una intensa actividad volcánica, coincidente con la formación de la Cordillera de los Andes. Todo el sur de la Patagonia estaba entonces ocupado por una vegetación exuberante y por densos bosques formados por gigantescos árboles. Este ambiente proliferó gracias al clima cálido y húmedo que imperaba en esa parte del continente. El bosque de Araucarias sucumbió sepultado por sucesivas lluvias de ceniza volcánica y violentos vientos. Tanto los árboles como otros organismos vivientes fueron súbitamente tapados por las cenizas, permitiendo su preservación a lo largo de milenios. Posteriormente el agua de lluvia, cargada de sales de silicio al atravesar la ceniza, penetraron los tejidos vegetales y los sustituyeron. De esta manera, la materia orgánica fue reemplazada por materia inorgánica mineral, proceso que se conoce como mineralización o petrificación. Lo más llamativo de este lugar, es que los árboles yacen en el mismo lugar donde transcurrió toda su vida, pudiéndose observar sus raíces; de ahí la denominación de "bosque petrificado". La edad de alguno de estos árboles se ha calculado entre los 1000 años hasta el proceso de petrificarse. Desde la petrificación hasta nuestra época, transcurrieron 150 millones de años.

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Parque Nacional Bosques Petrificados de Jaramillo, Santa Cruz

Fue monumento natural desde 1954 hasta diciembre de 2012, fecha de su recategorización como Parque Nacional. Preserva lo exponentes petrificados sobre los paleobosques de la Patagonia.

SEPULTADOS BAJO LAVA

Hace 150 millones de años, en el período Jurásico medio superior, el área que ocupa este parque nacional presentaba un clima estable con abundante humedad. Se desarrollaban densos bosques con árboles gigantescos, entre los que merecen destacarse antiguos parientes de los pehuenes (araucaria). Al inicio del período Cretácico, erupciones volcánicas, que coincidieron con el inicio del levantamiento de la cordillera, sepultaron con ceniza y lava vastas extensiones del territorio patagónico. Parte de los bosques cubiertos por cenizas fueron sometidos a procesos de petrificación.

El surgimiento de la cordillera de los Andes produjo transformaciones drásticas en el medio ambiente, al cambiar el clima de toda la Patagonia. Desde entonces, la humedad transportada por los vientos del Pacífico se condensa al atravesar las alturas y origina lluvias que permiten el desarrollo de los bosques andino patagónicos actuales. Los fuertes vientos continúan su camino hacia el Este desecando aún más la estepa. Posteriormente, la erosión de un territorio que se fue haciendo cada vez más árido dejó al descubierto grandes sectores de estos bosques que se petrificaron con el transcurrir de millones de años, quedando inclusive algunos ejemplares en pie.

Elevaciones de escasa altitud coronadas por lava, representan los vestigios de la actividad volcánica de aquel tiempo. Un buen ejemplo de ello es el cerro Madre e Hija, un volcán extinto que se erige como figura destacada en el paisaje que se aprecia desde el yacimiento paleontológico.

En diciembre de 2012, a través del decreto 2600/2012, se promulgó la ley 26825, que habilita la creación en esta área protegida del parque nacional Bosques Petrificados de Jaramillo.

FLORA Y FAUNA

La flora es rala y achaparrada, adaptada a las rigurosas condiciones ambientales. La vegetación típica de la estepa patagónica adopta formas compactas y semicirculares, como cojines.

Entre una amplia variedad de especies se encuentran miembros de las cactáceas de grandes flores anaranjadas hasta varios géneros de asteráceas de colores amarillos y con menos frecuencia blanco-rosados. En los cañadones reparados, crecen arbustos como molles, duraznillos, algarrobos y calafates (ambos con frutos comestibles).

La abundante fauna, protegida de posibles agresiones gracias a la constante vigilancia de los guardaparques, adoptó conductas no evasivas y en las inmediaciones del sendero de las araucarias petrificadas se pueden observar con facilidad pequeñas manadas de guanacoscompuestos por un macho con su harem de hembras y sus crías, así como también algunos confiados zorros grises. Los chingolos, las agachonas y los comesebos son algunas de las aves más comunes de observar. También lagartijas de variadas y miméticas tonalidades son frecuentes en el lugar.

Precauciones a los visitantes

El aprovisionamiento se ve dificultado ya que las poblaciones más cercanas se encuentran, desde el norte, a 140 km de distancia —Jaramillo y Fitz Roy—, y desde el sur a 90 km —el paraje Tres Cerros—, por lo que es importante abastecerse antes de agua potable, alimentos, y combustible. Es conveniente, además, llevar neumáticos de repuesto en los

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vehículos y mantener las ruedas bien infladas durante el trayecto para disminuir la posibilidad de pinchaduras e inconvenientes, debido a que el camino es de ripio.

Paseos y servicios

En el parque no se permite acampar, se puede pernoctar en el camping privado a 20 km del lugar, sobre el camino de acceso. El sendero peatonal recorre 2 km, donde se pueden apreciar grandes ejemplares de araucarias petrificadas. Además, el circuito ofrece la posibilidad de realizar un recorrido corto de fácil tránsito para todo público. Es de acceso gratuito.

Tarifas y horarios

Permanece abierto durante todo el año, el horario de verano (octubre a marzo) de 9 a 20; y en invierno (abril a septiembre) de 10 a 17.

La entrada es gratuita.

La temporada alta es de noviembre a abril.

La temporada baja es de mayo a octubre.

Sitios para visitar y actividades

Sendero Paleontológico (junto a la seccional de guardaparques).

Cerro Madre e Hija (a pocos kilómetros, por RP 49).

Caleta Olivia (ciudad ligada a la explotación petrolera).

Puerto Deseado (reservas naturales Ría Deseado, Cabo Blanco, Isla Pingüino y Bahía Laura).

Puerto San Julián (salidas en lancha para avistar toninas overas y apostaderos de aves marinas; Estancia La María, con su excepcional colección de arte rupestre).

Servicios

El Parque Nacional Bosques Petrificados de Jaramillo carece de agua e infraestructura receptiva (sólo tiene baños públicos); el visitante debe ir provisto de agua potable, alimentos y combustible, ya que la ciudad más cercana se encuentra 220 km al norte.

En Caleta Olivia se puede encontrar tres hoteles, un camping, restaurantes, supermercados y estaciones de servicio. Puerto Deseado, 252 km al oeste, cuenta con una oferta parecida a Caleta Olivia. Estancia La Paloma -20 km antes de llegar al monumento natural, sobre la RP 49-, con un camping dotado de baños y

fogones. En la localidad de Fitz Roy (a 240 km, sobre la RN 3) se puede conseguir hospedaje, comer y cargar el tanque. Desde el sur, el paraje Tres Cerros (a 90 km, sobre la RN 3).

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Está ubicado en Jaramillo, provincia de Santa Cruz. Posee una superficie de 63.543 hectáreas pertenecientes a la ecorregión Estepa Patagónica. Además, a estas hectáreas se suman las 15.000 ha. pertenecientes al Monumento Natural Bosques Petrificados, que suma un total de 78.543 hectáreas.Hace unos 150 millones de años, durante el Período Jurásico Medio Superior, el área que ocupa este Monumento Natural presentaba un clima estable de gran humedad. En esta región se desarrollaban densos bosques con árboles de porte gigantesco, entre los que se destacaban antiguos parientes de los pehuenes o araucarias.

Con las erupciones volcánicas, en los inicios del Cretácico, y el inicio del levantamiento de la Cordillera, el territorio patagónico fue sepultado con cenizas y lavas y los bosques se petrificaron.El 5 de mayo de 1954, por Decreto 7.252, se crea el Monumento Natural Bosques Petrificados para incorporar al sistema de áreas protegidas nacionales el notable banco de flora fósil de 10.000 hectáreas de superficie. Sin embargo, la magnitud e importancia del yacimiento, reconocidas por especialistas nacionales y extranjeros, motivaron que junto a otras razones el Consejo Agrario de Santa Cruz, en el año 1984, aportara unas 5000 hectáreas más. Más tarde, la Administración de Parques Nacionales adquiere los predios de dos estancias vecinas, con lo cual se llega a la superficie de las 61.245 hectáreas.

COMO LLEGAR

En auto: Desde Comodoro Rivadavia -por el norte- o Puerto San Julián -por el sur-, a través de RN 3 y RP 49 (320 y 230 km, respectivamente); el empalme se encuentra a la altura del km 2.074 de la RN 3.

Otros medios de transporte: La ciudad de Comodoro Rivadavia (Chubut) recibe diariamente vuelos desde Buenos Aires y es posible alquilar un automóvil para visitar el monumento natural. En Caleta Olivia (Santa Cruz), a 220 km, se pueden contratar los servicios de una agencia de turismo, también desde la localidad de Jaramillo puede contratarse un servicio de transfer para acceder al mismo.

SERVICIOS

El Parque Nacional Bosques Petrificados de Jaramillo carece de agua e infraestructura receptiva (sólo tiene baños públicos); el visitante debe ir provisto de agua potable, alimentos y combustible.

Estancia La Paloma -20 km antes de llegar al monumento natural, sobre la RP 49-, con un camping dotado de baños y fogones.

En la localidad de Fitz Roy (a 240 km, sobre la RN 3) se puede conseguir hospedaje, comer y cargar el tanque.

Desde el sur, el paraje Tres Cerros (a 90 km, sobre la RN 3).

CLIMA

Frío, árido y ventoso, con gran amplitud térmica diaria. Las temperaturas medias son de 19° C en verano (con máximas de hasta 40 ° C) y 7° C en invierno (con mínimas de -15° C); hasta 200 mm anuales de lluvia, concentrados en la época invernal; nevadas de consideración en los meses más fríos; vientos predominantes del oeste a un promedio de 70 km/h, con ráfagas superiores a los 140 km/h. La temporada ideal para visitarlo es primavera y verano.

FLORA Y FAUNA

En ese lugar, que hoy es inhóspito para muchas especies, se desarrolló un gran y exuberante bosque de araucarias ancestrales (Araucaria miriabilis) junto con especies de pinos, helechos, cicas y benetitales semejantes a palmeras (hoy extintas). Hace 150 millones de años el paisaje era muy diferente al actual. Por ejemplo la Cordillera de los Andes no existía como tal y en su lugar se extendía el mar. La ubicación, más cercana al ecuador, fomentó un clima más calido y húmedo. Hoy, restos de troncos de hasta tres metros de diámetro y más de treinta de largo son testimonio ineludible

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de ese pasado lejano.Como representantes de la fauna local actual se pueden observar, entre las aves: choiques, loicas y tucúqueres, un enorme búho y entre los mamíferos más conspicuos guanacos, piches y zorros grises.