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  • 8/9/2019 Para un análisis gnoseológico de la Psicología Cognitiva-Gustavo Bueno

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    ara un análisis gnoseológicode la psicología cognitiva

    Gustavo Bueno MartínqUniversidad de O viedo

    La psicología cognitiva es sin duda el nombre de una de lascorrientes m ás vigorosas de la psicología contemporánea . Tal afirma-ción puede considerarse como expresión de un hecho institucional bibliográfico, académico). Un hecho cuyo significado gnoseológico noes nada claro. Por ejemplo, y aunque nos acerquem os a este hecho concategorías históricas como suele hace rse), no es fácil responder a estapregunta: «¿constituye u na revolución científica un cam bio de paradig-ma respecto de las escuelas psicológicas tradicionales o, por el contra-rio la psicología cognitiva no hace otra cosa sino caminar por el

    «seguro sendero» ya ab ierto por metodologías científicas anteriores?No es fácil responder a la pregunta, no porque no existan respuestasde los propios psicólogos sino porque éstas son sobreabundantes ymuchas veces contradictorias entre sí.

    Unos dicen en efecto que la psicología cognitiva constituye ungiro de ciento ochenta grados respecto de la dirección que el conduc -tismo hab ía imprimido a la ciencia psicológica. El conductismo, en latradición del positivismo clásico y según la formulación de Carnaphabría postulado la eliminación de la conciencia subjetiva del cam po de

    la psicología y le habría asignado el análisis de las relaciones funcionaleso cuasi funcionales entre estímulo fisicalistas) y reacciones muscularesu ondu lares) constitutivas de la conduc ta. Lo que pudiera haber en eltrayecto intermedio men te, cerebro, conciencia, actividad instintiva)debería ser, si no negado, sí puesto entre paréntesis. El recinto aparecíacom o una «caja negra» desde un pu nto de vista epistemológico, pero,sobre todo diríamos desde un punto de vista gnoseológico), era una«caja vacía». Desde esta perspectiva podríamos medir el significado

    Dirección de l autor:Departamento de Filosofía, Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Oviedo.Estudios de Psicología n. 22 - 198/

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    revolucionario de la psicología cognitiva en tanto que ella se supongaque se encu entra de hecho investigando precisamente en la estructurade esa «caja vacía» dispuesta por tanto a llenarla con múltiples«mecanismos» tales como esquemas jerarquizados planes guionesalmacenes de información actividades de procesamiento; en suma:mente.

    Pero otros psicólogos no aceptan esta presentación y sugieren queacaso ella esté inspirada por designios propagandísticos. En cualquiercaso, sería errónea. El conductismo no puede ser definido de modo tansumario, ni siquiera acaso el de W atson-Carnap, que ya distinguió entre

    el modo material y el modo form al de hablar y se mostró tolerante conel modo material de hablar en psicología, lo que equivaldría, diríamosnosotros a reconocer como fenómenos muchos «hechos» que tienenque ver con la «caja vacía». Pero en modo alguno cabe aplicarla alneo-conductismo, el de Hull, el de Tolman, el de Skinner, el esquemade la «caja vacía», porque las variables intermedias o intervinientes, losconstructos sil venia verbo),las conductas teleológicas o los sujetosoperantes pueden considerarse como contenidos que los psicólogos hanvenido depositando, desde hace varias década s, en esa caja. Lo úniconuevo a lo sumo sería el reformular y designar globalmente a estoscontenidos como conciencia o me nte, o como aparato cognitivo. Peroentonces resultará que la nove dad de la psicología cognitiva, si no deorden puramente ve rbal, tampoco constituyen una ruptura, con lo queprácticamente ven ía haciéndose y, de este modo, la psicología cognitivano hace sino enlaza r con la tradición de la psicología, incluyendo aquía James. La de W undt, y aun la psicología de la escuela escocesa, la dela «ciencia del espíritu», de Jouffroy o C ousin que en paz descanse),aquella que precisamente Com pte había pretendido eliminar del cuadrode las ciencias, sustituyéndola por la sociología.

    En realidad lo que se presenta bajo la forma de una disputa decarácter histórico enc ierra la cuestión, no sólo histórica, de la naturalezagnoseológica de la psicología cogn itiva y d e la psicología en gene ral.Basta advertir la gran abundancia de términos gnoseológicos quecruzan la polémica: «c aja vacía», «con structos», «datos fisicalistas»,«metáforas y modelos», «variables intervinientes», «fenómenos e hipó-tesis»... Estos términos y otros muchos no son térm inos específicamen-te psicológicos aunque tengan que ser utilizados por los psicólogos),sino gnoseológicos, es decir, docto-m ateriales. Y esta es la razón q ueautoriza a quienes no somos psicólogos) a terciar en una polémica queaparentem ente podría pasar por disputa estrictamente psicológia. Pueses de sospechar que en una proporción no determinable a priori lapolémica sobre la novedad de la psicología cognitiva sea una polémicasobre la propia definición y naturaleza de esta metodología, disciplinao ciencia. Es posible que la novedad proc lamada por los más radicalescultivadores de la psicología cognitiva sea efectiva, pero mal formuladagnoseológicamente como consecuencia de la insuficiencia de conceptosadecuados al caso, y es posible que ocurra lo contrario.

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    Por nuestra parte, tan sólo pretendemos hoy introducir en lapolémica algunos conceptos gnoseológicos tomados de la Teoría delCierre Categorial que puedan contribuir al análisis del significado nosólo histórico) de la psicología cognitiva. La Teoría del Cierre Catego-rial prefiere atenerse en el análisis de las ciencias en curso a losprocedimientos efectivos de ellas más que a las declaraciones deintenciones, a los prólogos metodológicos de sus cultivadores. Así,aquí me limitaré a analizar muy brevemente dos procedimientos usadosnormalm ente por los psicólogos cognitivos: la utilización del «modelocomputadora» y la utilización de ciertos modelos boolianos algebraicosen el análisis de la mente o de la conciencia cognitiva la preferenciadel uso del adjetivo «cognitivo» desplazando al habitual castellano«cognoscitivo» acaso puede ponerse en relación —sin olvidar lainfluencia inglesa— con la voluntad de man tenerse en una perspectivapsicológica antes que epistemológica: de este modo, expresiones como«actividades cognitivas» se referirían a las actividades del sujeto en suinmanencia psicológica, tales como ordenar, clasificar, componer,mientras las actividades cognoscitivas aludirían al sujeto en tanto estáaprehendiendo efectivamente realidades que le son trascendentes; almenos, una diferencia similar se observa en la contraposición entre la

    llamada antropología cognitiva, la de Good enough, por ejemp lo, y laantropología materialista). Con viene advertir que cuando se h abla demodelos en este contexto suelen sobreentenderse no ya meram ente losmodelos descriptivos, sino modelos isomorfos, a pesar de que losmodelos suelen funcionar de maneras muy diferentes; en realidad,tantas como conv ienen al mito, en el sentido de Platón. Porque cabríaafirmar que si todo modelo es, de algún modo, más que una m etáfora,un mito «el mito de la mente-computadora») es porque los mitosplatónicos funcionan ya como m odelos. Pero no siempre como mode-los isomorfos porque a veces desempeñan precisamente el papel decontramodelos, de figuras imposibles, de insustituible valor gnoseoló-gico el mito del perpetum mob ile, en Termodinám ica, acaso el mitode la República). Otras veces, los modelos son heteromorfos, en elsentido de que lo que ellos buscan no es tanto exh ibir la estructura delcampo material en que se aplican, sino, precisamente, las desviacionesde ese campo respecto de la retícula o canon. D ebe haber, sin duda, unisomorfismo abstracto, pero el modelo empezará a rendir sus frutosprecisamente cuando las analogías son rebasadas. Tal es el caso,probablem ente, del modelo astronómico del Timeo, la esfera armilar si creemos a Cornford) y tal es el caso del modelo solar del átomo deBohr. El «mito de B ohr» se apoyará en alguna comunidad de relacionesentre el modelo y el material. Por ejemplo, que el electrón, si tienemasa, experimentará una aceleración en su trayectoria planetaria znr,pero era preciso contar con fenómenos característicos espectroscópios,electromagnéticos) que pudieran ser com puestos internamente una vezestablecidas las líneas de conex ión del modelo solar, aun desviándosecasi totalmente de él.

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    I SOBRE EL LC NCE DEL «MODELO COMPUT DOR »EN EL N LISIS DE L MEMORI

    La referencia constante a las computadoras es, seguram ente, la notamás característica de los psicólogos cognitivistas. Pero, ¿cuál es elsentido gnoseológico de estas referenc ias?

    A) Al hablar de contenido gnoseológico lo hacemos subrayandosu oposición al eventual contenido ontológico de tales referencias. Ladistinción no es nada fácil, entre otras cosas, debido a la dualidad quecabe establecer entre ambas perspectivas. Creem os quelas computadorasson presentadas m uchas v eces desde una perspectiv a predom inantem ente ontoló-gica. La com putadora se utiliza como m odelo de la mente o del cerebrohuman o. Aun reconociendo la necesidad de establecer diferencias deespecie se dirá ¿Die las computadoras tienen un sistema de alm acena-m iento de inform ación mucho m ás costoso que el del cerebro human o,pero en cambio tienen un «motor diferencial» mucho más barato ,

    presupondría que genéricam ente deb e tratarse a la m ente h um ana en térm inos demáquina computadora.Decir que la mente humana es como una compu-tadora sería para la psicología cognitiva algo más que una metáfora

    nos referim os al artículo de M . de Vega, «La m etáfora del ordenador:implicaciones y límites»). Habría que hablar de un isom orfismo y, porello, constituiría la definición misma de la mente tal como es tratadapor la psicología cognitiva, «de suerte que llega a decirse que, para ésta,la mente humana es una especiede máquina computadora porque elisomorfismo genérico debe tom arse literalmente o, como a lgunos dicen com o si la metáfora pudiese tomarse en broma), totalme nte en serio» nos referimos al artículo de J. E. García-Albea en «Teorema»,volumen XIII, 9 8 3 .

    Nos perm itim os traducir la expresión psicológica «en serio» con laexpresión lógica «isomorfismo».

    No creemos infundada esta caracterización tan radical de la psico-logía cognitiva por medio d el modelo co mp utadora, puesto que ella vadestinada seguramen te a subrayar que la me nte y su estructura cogni-tiva no se toman ahora en su sentido tradicional el de la llamadapsicología racional, desde Ch. Wollf), sino, precisamente, desde elordenado r. Pero dudam os que, para mantener esta caracterización que

    es propia y formalmen te gnoseológica), sea necesario y aun adecuad oapelar al lenguaje ontológico y au n m etafísico, diciendo que la m entehumana es un ordenador o que se comporta como tal incluyendo aquílo barato de los costes de su m otor inferencial). Estas afirmaciones sondel mismo rango que sus recíprocas, a saber: las que nos presentan alas máquinas computadoras como mentes «cerebros electrónicos» «in-teligencia artificial», «sistemas expertos») en el sentido de la cuestión:«¿pueden pensar las máquinas?» Turing: «¿hay com putadoras digitalesimaginables que puedan jugar bien al juego de im itación de m áquinasde estado discreto?»).

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    Las razones por las cuales consideramos inadecuada la perspectiva

    ontológica en el mom ento de la caracterización ontológica de referen-cia de la psicología cognitiva las resumimos en las dos siguientes:

    I. La primera centrada en la consideración del carácter extragno-seológico del ordenador com o mo delo isomórfico de la mente. Porquepara establecerun isom orfism o entre el cerebro hu m ano, el com putador seríapreciso atribuir operaciones al propio com putado r (es decir, antropom orfizarlo),dado que sólo cabe hablar de isom orfism o entre A y B cuando existen no sólocorrespondencia entre términos a,, e A y b1, e B , sino tam bién entreoperaciones h de A y g d e B se.g,ún el e.squerna h

    X ; g

    a

    reciprocidad que antes hemos señalado la mente es una computadora y lacom putadora es un cerebro) es necesaria siem pre que s e hable de isom orfism o enun sentido estricto, de su erte que la «autom atización» de la m ente que resulta dela aplicación del m ode lo co m putadora queda contrarrestada con la «psicolog iza-ción» de la m áquina que se precisa para que el isom orfism o s e m antenga. Peroeste isomo rfism o es tan sólo un postulado ontológico y, salv o petición de principio,carece de significado gnoseológico. .Ni se obtiene com o co nsecuencia de losdescubrimientos de la psicología cognitiva, sino que, a lo sum o, se presenta com ocondición de los mism os.Menos aún es una conclusión que pueda extraersedel hecho de que las computadoras han sido fabricadas por loshom bres: también los hombres han fabricado las locomotoras y no porello el aparato locomotor humano es isomorfo a una locomotora, nisiquiera a la fabricada por Brunton elmechanical traveller,que desarro-llaba una velocidad de cuatro kilómetros por hora. Adem ás no es unhombre individual el que ha fabricado la computadora sino un hombresocial e históricamente determinado; por así decirlo la estructura de lacomputadora reflejaría no ya un cerebro sino un conjunto de cerebrosy un conjunto de cerebros no es un cerebro, como un conjunto depoliedros regulares es un poliedro regular.

    2 a segunda razón se basa en la consideración de las consecuen-cias no ya extragnoseológicas sino contragnoseológicas de la hipótesisdel isomorfismo, por respecto a la constitución de la psicologíacognitiva como disciplina psicológica: el isomorfismo obligaría adesarrollar la psicología cognitiva en la dirección de la fisiologíafuncional del S. N., lo que implicaría que la psicología cognitivaexistente habría de considerarse tan sólo como fisiología preliminarPor lo demás, no se adelanta gran cosa interpretando el modelocomputacional como modelo heteromorfo, dado que el núcleo deanalogías básicas no está definido. Y ningún psicólogo cognitivoaceptará que el modelo computacional sea un contramodelo en elsentido com o el «perpetum m obile» de primera especie es un contra-modelo para los ingenieros mecánicos.

    B Las consideraciones críticas que acabamos de exponer en elpunto A no pretenden devaluar a priori los resultados eventuales quela psicología cognitiva pueda obtener utilizando el modelo computado-ra. Preferimo s partir del supuesto de que estos resultados alcanzan un

    «minimun» de validez científica y sobre este supuesto sobre el queEstud ios d e Psicología ti ..22 - 198).

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    concluimos que el modelo computador no es un modelo de la mente y

    que su función gnoseológica debe ser explicada de otro mo do. Acasola tendencia a interpretar los modelos computadora com o m odelos deconciencia se alimentan de la extendida concepción según la cual laciencia psicológica es, en todo caso, la ciencia de la subjetividad mentalu orgánica), de la conducta subjetiva, que ahora podría ser simulada ensu flujo o funcionamiento interno por las máquinas computadoras.Pero cuando se mantiene una concepción diferente del campo psicoló-gico — a saber, como c onjunto de relaciones entre actos del sujeto noya con un interior espiritual o físico, sino con una exterioridadapotética, gracias a la cual aquellos actos son conductuales y decimosapotética y no distal porque el concep to de lo distal cubre también lassituaciones paratéticas del sistema nervioso, como puedan ser lasterminaciones nerv iosas de las extremidades, que son distales respectode los núcleos cerebrales y, sin embargo, no son apotéticas)— , entoncespodemos intentar comprender la función gnoseológica del modelocomputadora, incluso como modelo isomorfo en términos diferentesde lo que debiera ser como m odelo de una mente subjetiva.

    Partimos del supuesto de que el campode las ciencias psicol8gicas

    —el campo no el objeto) como conjunto de términos enclasadosnecesariamente en más de una única clase, a la manera como los puntosy las rectas son términos pertenecientes a clases distintas en geom etríaeuclidiana o los elementos son clases distintas del campo de laquímica—, está constituido por términos de clases tan diferentes comopuedan se rlo los términos de la clase «m ovim ientos de los sujetos» ylos términos de la clase «objetos apotéticos» clases que mantienencierta correspondencia con las clases de términos que en el conductismose entendían como reacciones y estímulos). En ningún caso atribuiría-mos significado gnoseológico a las definiciones de la psicología que sebasan en la asignación de un supuesto objeto formal psique, concien-cia, conducta) perteneciente a una clase única. Ahora bien, si no nosequivocam os, lo que caracteriza a la psicología cognitiva en tanto queutiliza el modelo computacional es la definición de la actividad oconducta cog nitiva de m anera tal que sea posible el isomorfismo conlas computadoras. Esto comporta:

    1 Ante todo, un concepto operatorio de actividad cognitiva.Llámese m ente o conciencia a esta actividad, lo que sí parece claro es

    que no se trata de la mente o conciencia representativa o especulativade la tradición espiritualista escolástica o ca rtesiana. Por de pronto, esuna mente constructiva, un demiurgo platónico, una actividad queconsiste en compo ner y separar objetos apotéticos dados en su torno.A veces, se llama activa a esta mente, sugiriendo que la menteespeculativa debe ser pasiva lo que es inadmisible desde la doctrinaaristotélica delacto puro ,pero tampoco cabe confundir las definicionesoperatorias de la psicología cognitiva con la operatoriedad inm anenteque a la mente atribuían los escolásticos pero también Descartes,

    Locke , incluso Kan t), porque la operatoriedad de la que hablam os esEstudios de Psico logía a..22 2981

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    Estudios 09la operatoriedad con objetos apotéticos ma teriales, el juntar y separarpropio del homo-faber.En este sentid o, nos p arece que bu scar precedentes«mentalistas» a la psicología cognitiva implica o una total desorientación

    gnoseológica o una voluntad ideológica de «bautizar» con las ideas metafísicas másrancias, al estilo d e Z ubiri, los de sarrollos m ás actuales,aunque éstos sean,por decirlo así, «insolubles en agua bendita».

    «Si no se quiere caer en un iluminismo espiritualista, o en unecologismo mágico... no parece haber otra manera pausible de caracte-rizar psicológicamente el conocimiento que no sea de forma com puta-cional» García Alvea, art. citado pág. 149). Pero «forma computacio-nal» no significa gnoseológicamente, a nuestro juicio, la forma del«modelo computadora de la mente», sino sencillamente la formaoperatoria de la mente o de las facultades cognitivas, tanto de lasllamadas perceptuales, como de las llamadas «intelectuales». Ahorabien, esa forma operatoria, ¿no constituye una definición de la conductacognitiva como conjunto de sistemas operatorios entretejidos dedistinto modo entre sí, que los sujetos realizan con los objetosapotéticos? Por ejem plo, del análisis de/proceso d e percepción d e una mes a notendría que ser entendido com o el análisis de la «representación d e la m esa» nisiquiera com o la «com posición asociativ a» en las áreas cerebrales correspond ien-te, o en la mente) de las sensaciones ni m enos aún com o u na intuición ges táltica,

    o incluso com o u na «foto grafía holográfica» realiz ada por el cerebro, sino co m oun proceso de co m posición d e d iferentes perspectivas apotéticas ligadas a losdesplaz am ientos o peratorios de los sujetos,un proceso que puede intentaranalizarse apelando a la teoría de los invariantes de grupos detransformaciones algebraicas, como sugirió Poincaré. Asimismo, ¿quése está diciendo en realidad, cuando se afirma que el modelo computa-dora ha permitido dar un concepto de memoria semántica comosistema activo de procesamiento, y no como una mera grabación pasiva en la tablilla de cera, en el papiro, en el papel, en la cinta mag netofó-

    nica o magnetoscópica ? Se está diciendo, por ejemplo, que si retengosólidamente en mi m emoria el número de m i carnet de identidad 10.32 5.476 , acasono m e limite a registrarlo o grabarlo, puesto qu e estoy procesánd olo, desco m po-niéndolo en do s series alternas de pares o impares que lueg o recom bino al recordar.Esta es la definición de m em oria propia de los « artesanos d e la mem oria», losprecursores de la ciencia de la memoria, los mnemotécnicos discípulos deSimónides, según el relato de Cicerón de Oratore, LL, I, XXXVI), ytam bién de la concepción operatoria de la anám nesis en el «T eeteto» platónico.

    Sobre esta concepción operatoria conductual de las actividades

    cognitivas, el modelo com putadora puede evidentem ente aplicarse consentido, sobre todo si tenemos en cuenta que lo que aplicamos enrealidad es el software el sistema objetivado simbólicamente de losprogramas com putacionales. Como los propios sistemas computaciona-les han sido construidos por la actividad operatoria de hombres quepertenecen a un determ inado círculo cultural, se comprende la posibi-lidad de poner en correspondencia fértil tales sistemas computacionalescon otra actividad operatoria interpretando como tales las de índole

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    Estudioscognitiva con anterioridad a la «era de los computadores» se citaa Donders, 1968).

    L a utilización de los tipos de reacción dif erenciales co m o cam ino para elanálisis de la m ente no da salida aunque m uchas v eces lo parezca) por virtudde la analogía con el mod elo com putadora por ejemplo, a m ayor longitud de losprocesamientos, m ayor T .R .). Si esto fu era así, cabría reconstruir según lo s tiposde reacción de cada fase conocidos en com putadora un m odelo «m ental» isom orfoy las pos ibilidades de error serían mu y grandessería como aplicar el modelo«obtenc ión de energía por com bustión» a la respiración animal, funda-dos en la analogía entre entradas y salidas, 2 y CO2 incluso de suritmo similar si es que el proceso es muy diferente en tanto el 2 dela respliación va a neütfalizaf el

    C11OSU procedente de la rotura dc

    los azúcares).El m odo de utiliz ación de los tiem pos de reacción en psicología cognitiva acaso

    esté m ás cerca de los m od os propio s d el análisis factorial de la inteligencia dela época de T horston.Si todas las variables x, y, z) arrojasen cada una deellas los mismos valores en las poblaciones de sujetos investigados,nada pod ríamo s concluir; gracias a que hay diferencias que se traducenen diferencias de varianzas, y de puntuaciones típicas, es por lo quepodemos valorar cada .• situación típica como suma de factores fdiversos, saturados en cad a caso po r los diferentes coeficientes de f enla ecuación

    zji = fjii xji j2 xzi jm zmi iq xqiGracias a que las soluciones a problemas lógicam ente diversificados relativos, por ejemplo, a evaluaciones de V o F de proposicionesapofánticas según la cualidad, o según la magnitud relativa delpredicado respecto del sujeto) se corresponden a tipos de reaccióndiferentes y tamb ién significativos, podem os disociar psicológicamenteprocedimientos que sólo lógicamente aparecen disociados o inclusoencon trar correspon dencias invertidas lo que subraya la autonom ía dela perspectiva psicológica resp ecto de la lógica). Así, en el modelo demem oria de Meyer 1970), se establecerán dos fases de procesamiento,en la primera de las cuales el sujeto accedería a la memoria de largoperíodo recuperando n omb res de ca tegorías que intersecta intensionalo extensionalmente con el predicado.

    II SOBRE L UTILIZ CION DE MO DELOS DE ESP CIOSDE SEMEJANZAS BOOLEANAS RUMELHART YABRAHAMNSON)

    No sólo la computadora; también otros m odelos de carácter lógiconos conducen al mismo resultado. No podemos ni queremos serprolijos en un aná lisis que se presta a la prolijidad . Se trata de an alizarlos procesos mentales de formación de analogías razonam iento analó-

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    gico de la forma: A es a B com o C es a una d e las alternativas XI, X2 ,X n).

    El m odelo supone dos pasos. El primero, para obtener la relación

    AaBy el segundo orientado a buscar la semejanza a C y algún Xi. Sesupone que todo s los elem entos de una analogía están incrustrados enun espacio de sem ejanza M -dimensional. La desemejanza se representapor la distancia euclidiana entre puntos. Ello permite trasladar lasituación a un espacio de sem ejanza, en realidad, un género co m bina-torio booleano una mag nitud booleana). Los términos son puntos deese espacio. Cada término por ejemplo, palabra es un vector. Paracada tres términos A , B, C, existe una analogía I, tal que a:b c000 C:I,de suerte que I.B+c—A. Son las reglas de suma de vectores

    booleanos. Si tenemos términos de tres dimensiones a, b, c) tendre-mos: 00C)± 0B0) — 0B0)-= o, b, c). Puede representarse estetipo de relaciones en un cubo. L as transformaciones que se exigen enel razonamiento analógico serán transformaciones de vectores, sepueden hacer program as para resolver analogías geométricas y de otrotipo. Y, en consecuencia, los resultados pueden utilizarse com o conclu-sión para clasificar a los su jetos psicológicos.

    CONCLUSIONES PROVISION LES

    Si pudiésemos generalizar, tras análisis pormenorizados, este mode-lo compu tacional o boo leano a los restantes mo delos utilizados por lospsicólogos cognoscitivos, habría que concluir que la psicología cogni-tiva no ha de concebirse como el camino que nos introduce en elinterior de la «caja negra». Los m odelos que utilizan no tienen por quéguardar isomorfismo con los mecanismos cerebrales o mentales delprocesamiento de la información. En gran parte estos modelos son

    estructuras resultantes de una cooperación social o histórica, por tanto,son estructuras supraindividuales, que aunque resultantes por el inter-m edio de los sujetos operatorios, no tienen po r ello que reprod ucir laestructura de cada sujeto. A veces, como m odelos cognitivos, se tomansimplemente determinadas estructuras ceremoniales como es el caso delconocido «esquema de l restaurante» de Schank. Atribuir al cerebro o ala mente un os patrones ceremo niales isomorfos a los que co nstituyenla «cerem onia del restaurante» para explicar la posesión cogn itiva deese sistema ceremonial nos recuerda aquella respuesta que un cam pesi-

    no que respondió a la pregunta de por qué m ovían las patas los caballosal galopar «porque dentro de cada pata llevan unos caballitos quegalopan».

    Ahora bien, esta representación de los modelos cognitivos no esinocua o meramente metalingüística respecto de las construccionesmismas, sino que distorsiona gravemente los objetivos de esa construc-ción, im primiéndole designios equivocados, y dand o lugar a interpre-taciones fantásticas de materiales que, por otro lado, pueden estar

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    cuidadosamente elaborados. Y ello aunque en el fond o se reconoz ca queefectivam ente los m odelos cognitivos no reflejan de hecho la estructura de la m ente

    diciendo , en el estilo popperiano, que « todas las teorías de la psicolog ía cognitiv asobre la estructu ra de la m ente son erróneas». Com o lo d ecía A . D. No rm anen su entrev ista de 1980 «E stud ios de Psicología» 1, pág. 8). Desd e una teoríano po pperiana de la ciencia esto es tanto com o decir que si la psico logía cognitiv aes científica sus m odelos cog nitivo s d eben interpretarse de o tro m odo que com om odelos de m ente.

    Los modelos cognitivos no nos introducen en el interior de lamente o del cerebro, pero acaso tiene más sentido decir que lapsicología cognitiva introduce al sujeto conductual en esos m odelos-bastidores. Los sujetos son absorbidos en ellos, y ello incluso cuandoel sujeto de experimentación asume la función de informador sobresupuestos «estados internos». En realidad las informaciones tienen queestar ya previstas en el modelo y son interpretadas desde éste y no a lainversa.

    ¿Y cómo la inserción de las conductas subjetuales en esos m odelossupraindividuales tecnológicos, algebraicos, ceremoniales...) puedealcanzar un significado psicológico, es decir, puede ser un objetivo dela investigación psicológica? A nuestro juicio, sólo es función de lasdiferencias interindividuales que las conductas psicológicas puedanarrojar y principalmente estas diferencias sean manipulables matemáti-camente. Se trataría de un procedimiento que cabría concebir como unasuerte de «repujado psicológico» de ciertas líneas o fases de los modelossupraindividuales, en virtud del cual obtendríamos relieves significati-vos en las conductas cognitivas que de otra suerte pasarían inadverti-das. Que este «repujado», incluso elaborado matemáticamente, puedaalcanzar la forma de una ciencia, es ya otra cuestión. En cualquier caso,el trabajo de los psicólogos cognitivos no creemos que pueda conside-rarse ciencia-ficción, ni menos aún una pseudociencia una suerte defrenología ; lo más prudente es clasificarlo hoy por hoy como untrabajo paracientífico, si por trabajo estricto entendemos el de losfísicos nucleares, el de los biólogos m oleculares o el de los fisiólogos.

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