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Instituto de los Hermanos de la Escuelas Cristianas Boletín n o 250 – 2005 Asociados para la Misión Educativa Lasaliana

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Instituto de los Hermanos de la Escuelas Cristianas Boletín no 250 – 2005

Asociadospara la

Misión EducativaLasaliana

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2 BOLETÍN FSC, nº 250 - 2005

HH. Antonio Botana, Secretario para los Asociados José A. Warletta, Responsable de Publicaciones

han coordinado la composición y realización de este Boletín.

Fotos e ilustraciones:

Las fotos sin referencias de autor han sido enviadas por los Distritos y Centros LasalianosPortada: José A. Warletta/João Estêvão A. de Freitas/Archivos

Traductores:

HH. Aidan MarronAlain LecocqAntoine Salinas Bernardo Montes Édouard Bergeron Jean Bouler Jean BeaudoinJoaquín Martín Blasco John BleaseJosé María BourdetJosé María Pérez MendíaPhilippe De Montety Philippe Lappointe Pierre Josse Pierre Mourier

Instituto de los Hermanos de las Escuelas CristianasCasa GeneraliciaVia Aurelia 47600165 Roma, Italia

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La “Asociación”, desde los orígenes de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, más que unaestructura, ha sido una fuerza que nos ha “unido” en el proceso de sostener y realizar juntos lamisión para la que Dios nos “convocaba, consagraba y enviaba”. “Asociados para la Misión”, losHermanos hemos vivido durante casi tres siglos el misterio de nuestra vocación laical en elmundo y en la Iglesia para el servicio educativo de los abandonados y pobres.

La “Asociación”, en nuestro tiempo, ha tenido un crecimiento y desarrollo imprevisible y sor-prendente, sobre todo en los últimos 40 años. El 43 Capítulo General (año 2000) nos ha invita-do a reconocer a aquellos que, no siendo Hermanos, ya viven una vinculación como “asocia-dos” con el Instituto. Y al mismo tiempo, nos abre el horizonte para explorar, en medio de unnúmero creciente de hombres y mujeres con quienes compartimos la misión, la oportunidady la gracia de responder con más autenticidad al llamado del Dios que también nos “convoca,consagra y envía” en este tercer milenio, “asociados” para anunciar el evangelio a los excluidos,marginados, a los niños y jóvenes abandonados que viven sin esperanza.

La relación íntima que pueda existir entre este creciente número de hombres y mujeres delsiglo XXI que se identifican como “asociados para la misión”, con esa “primera asociación” en elacontecimiento fundacional en Francia en el siglo XVII, es uno de los asuntos que más nos sor-prende, nos entusiasma y nos cuestiona hoy. ¿Hacia dónde nos dirige el Espíritu en este nuevomilenio?

El Boletín 250 que presentamos nos invita a dejarnos sorprender, a acoger con entusiasmo lagran diversidad de experiencias asociativas que viven muchos Hermanos y Seglares en el día adía de la misión compartida. Nos invita también a cuestionarnos sobre “los lugares nuevos”hacia donde nos dirige el Espíritu.

En el congreso convocado por las Uniones de Superioras y Superiores Generales (UISG y USG)en Roma en noviembre del 2004, sobre el futuro de la vida consagrada en el nuevo milenio, sehabló de “pozos” y de “caminos”. Pozos donde vivimos misteriosos encuentros, como en el rela-to de la mujer samaritana (Juan 4), y caminos donde encontramos al que sufre, como en laparábola del buen samaritano (Lucas 11).

Los consagrados fuimos invitados a considerar la realidad que vivimos en el mundo de hoy,nuestras dificultades y alegrías, los obstáculos que nos frenan y las oportunidades que nosdinamizan, a la luz de esos dos “iconos bíblicos”: el encuentro de la samaritana con Jesús y delsamaritano con el que sufre. En vez de una teología de la perfección, separatista y elitista, estailuminación bíblica nos ha invitado a leer la vida de los consagrados como una vida de pozosy de caminos, una vida de encuentros con Dios y con el que sufre. La experiencia de la Pasiónpor Cristo y la Pasión por los que sufren. Y estos pozos no son exclusivos de los que viven laconsagración religiosa en la Iglesia. Esta lectura también se dirige a todos los que escuchandoel llamado misterioso de Jesús, lo siguen en el contexto concreto de su vida familiar y profe-sional en el servicio educativo.

De hecho, a lo largo de la Biblia, encontramos a muchos hombres y mujeres de fe empren-diendo el camino, muchas veces en una total oscuridad. Han vivido experiencias liminales,reveladoras del paso misterioso de Dios en muchos pozos diseminados a lo largo de sus cami-nos. En esos pozos se han contratado pactos, alianzas, matrimonios. En esos caminos se hanliberado esclavos, se han curado heridas, se han relanzado a nueva vida.

Nosotros también, en nuestros continentes y en nuestros tiempos, estamos invitados a poner-

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Presentación

H. Miguel CamposConsejero General

Presidente de la ComisiónInternacional

“Asociados para el servicioeducativo de los pobres”

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nos en camino, a sentarnos cerca de pozos. En esos lugares encontramos y escuchamos la pala-bra irresistible que emerge, sobre todo desde el pozo de los que sufren. Desde esos pozos nosdejamos arrastrar por la imprevisible fuerza de la esperanza.

Es así como les instamos a leer este Boletín: a sentarnos cerca de los pozos que aparecen en lasnuevas expresiones de asociación: en fraternidades de vida consagrada, en comunidades defe, en itinerarios personales y grupales. Los relatos que describen esos pozos nos aproximan alos lugares y caminos donde estos hombres y mujeres han vivido el fuego original de la Pasiónde Dios por los pobres. Pozos nuevos de renovada esperanza que les da el poder de entregar-se a la misión de servir por la educación a los niños y jóvenes más necesitados.

Les invitamos también a considerar los caminos que conducen hacia la Asociación: la apertu-ra de los Hermanos hacia los nuevos asociados, y su esfuerzo por garantizar la transmisión delcarisma, siendo corazón y memoria del mismo en la Familia lasallista; los itinerarios formativosque nos acercan al pozo fundacional y a la espiritualidad que surgió de él; la participación enla responsabilidad de la misión, de la cual ofrecemos algunos ejemplos, es una condición paraavanzar en el camino de la Asociación, Hermanos y Seglares.

Ciertamente que este Boletín no puede identificar todos “los pozos y caminos” que vivimos enla Familia lasallista. Los que se presentan aquí, sin embargo, ya revelan que hay “lugares nue-vos”desde donde brota con imprevisible novedad la fuerza de la esperanza que nos da el poderde anunciar el evangelio a los pobres. Y de esa manera, se ha abierto nuestro horizonte.

El horizonte nos invita a soñar, no repitiendo simplemente formulas del pasado, sino inven-tando con audacia y creatividad, la Asociación lasaliana del nuevo milenio. El nuevo Distrito delos Asociados está naciendo. El nuevo “arco iris” de una Asociación que encuentra su funda-mento en una Iglesia-comunión en la que todos, Hermanos y Seglares, estamos unidos en lamisión. Por ultimo, les instamos a no separar esta reflexión sobre Asociación y asociados, delcontexto concreto de la misión educativa que compartimos. En efecto, este Boletín nosdemuestra que la Asociación no existe para sí misma. Por el contrario, su razón de ser, su fuer-za está en la irresistible Pasión por Cristo y Pasión por los niños y jóvenes que dinamiza la vidade los que se van asociando en la Iglesia a lo largo de los siglos.

“Nuestros caminos y nuestros pozos” están orgánicamente ligados “al camino y al pozo origi-nal” de los primeros asociados que se dejaron abrazar por ese fuego original en el siglo XVII. Através de ello, estamos también religados al acontecimiento fundante de la Iglesia: la Pasiónque encendió a la comunidad apostólica convocada alrededor de Jesús por el Espíritu paraanunciar el Evangelio a los pobres.

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1. Asociaciónlasaliana:

un arco iris

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1. Entre la raíz y el hoy1.1 El comienzo del relatoEl relato de la Asociación lasaliana tiene ya una amplitudde tres siglos y cuarto. Lo podemos representar como unarco iris cuyos extremos están anclados, el uno en nues-tras propias raíces fundacionales, el otro en el presenteque nos toca vivir. La luz circula en ambos sentidos. Nues-tro presente nos ayuda a leer aquel acontecimiento funda-cional y descubrir el mensaje que tiene guardado para nos-otros. Y nuestro presente se llena también de nuevo signi-ficado al leerlo a la luz de nuestras raíces fundacionales.

Como todo gran relato colectivo, el nuestro comenzó siendooral. Antes de que el Fundador comenzara a poner por escri-to lo que él y los primeros Hermanos estaban experimen-tando, ya el relato pasaba de boca en boca. Los que lo oíanse enteraban entonces que en Reims y los pueblos vecinos,

y luego en París y otras ciudades, un grupo de maestros deescuela hacía maravillas con los niños, los hijos de los arte-sanos y de los pobres. Y estos últimos contaban que se sen-tían a gusto en esas escuelas, porque estaban pensadas paraellos, pero al mismo tiempo, no eran escuelas reservadaspara pobres, sino abiertas a quien quisiera asistir a ellas. Poreso el relato empezó pronto a hablar de los problemas que elFundador de aquel grupo tenía en los tribunales de París, yno por dedicar sus escuelas a los pobres, sino por negarse aque fueran exclusivamente para ellos.

Sin embargo, lo más llamativo de aquel grupo de maestroses que vivían en comunidad. Y ello a pesar de que los sig-nos externos, como el hábito o uniforme que vestían, noles relacionaban con algún tipo conocido de vida religiosa,y los votos que algunos de ellos empezaban a hacer tam-poco eran los votos clásicos de la vida religiosa.

Por otra parte, el hecho constatable de su vida comunita-ria estaba subrayado con el nombre por el que se hacíanllamar: Hermanos de las Escuelas Cristianas. El relato habla-ba, pues, de una fraternidad dedicada a la educación de lospobres. Y se trataba de una fraternidad construida “a con-ciencia”, no como un simple medio para el trabajo. Susmiembros gastaban tiempo y esfuerzo en vivir la comuni-dad, y no aceptaban ninguna escuela que no pudieranmantener viviendo en comunidad.

1.2 Y el relato continúaAntes de continuar escuchando el relato de los orígenes,demos un salto por el arco iris hasta el otro extremo, el delpresente. No es para ver “cómo termina la historia”, puesesta historia no termina en nuestro presente, sino para versi se trata del mismo relato, aunque haya tanta distanciaentre uno y otro extremo. Y... sí, podemos comprobar quees el mismo.

Encontramos, de una parte, el mismo núcleo del relato: elafán de dar una respuesta eficaz a las necesidades educati-vas de los pobres y de hacerlo a la luz del Evangelio. Portodo el mundo lasaliano se suceden las aportaciones inno-vativas en educación. Y la sensibilidad ante las nuevassituaciones de pobreza está provocando en los distritosuna renovación de sus obras educativas.

Pero lo que nos parece más llamativo es la trama sobre la

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que se sostiene toda esa creatividad educativa y pastoral,que no es la iniciativa en solitario de algunas personalida-des sobresalientes, sino la fuerza de la fraternidad: desdelas tradicionales comunidades de Hermanos hasta las nue-vas comunidades de seglares lasalianos, y otras formadaspor seglares y Hermanos, a través de todas ellas el carismalasaliano está promoviendo un dinamismo de comuniónen favor de la misión educativa.

2. El mensaje de la raíz2.1 La misión llama a la comuniónDesde el mismo comienzo del relato lasaliano se escuchauna llamada. Es un grito que proviene de “los hijos de losartesanos y de los pobres”, y está coreado por todos losniños y jóvenes necesitados de educación. El grito no seapaga en toda la narración; en realidad está sosteniendo elrelato, pone en acción a sus protagonistas y atrae nuevosactores a participar en el relato. Podemos asegurar que elrelato se acabará cuando deje de escucharse ese grito.

El grito es percibido como una llamada, y aquí es dondeinterviene el carisma lasaliano, que despierta la sensibili-dad del corazón, educa los oídos de los actores del relato, ysuscita en ellos las respuestas que van tejiendo el relato.

El dinamismo carismático que permitió desarrollarse elrelato lasaliano y que sigue hoy dándole vida, podríamosdescribirlo de forma muy simple con estos términos de lateología postconciliar: la misión llama a la comunión; omejor aún con esta frase de Juan Pablo II: “La comunión

representa a la vez la fuente y el fruto de la misión” (Christifi-deles laici, 32).

2.2 Un proyecto de fraternidad“Un compromiso me llevaba a otro sin que yo lo previera alcomienzo” (Memoria de los Comienzos, Blain 1,166-169):así describe san Juan Bautista de La Salle su progresivodescubrimiento de la llamada y su implicación, tambiénprogresiva, en la respuesta. Juan Bautista comienza a sen-tir el grito de “los hijos de los artesanos y de los pobres” através de Adrian Nyel y de los maestros que éste contrata.Pero tarda en interpretar la llamada.

Al principio piensa que se trata de organizar escuelas, paralo cual habrá que preparar equipos de maestros que fun-cionen ordenadamente. Y él dirige la operación desdefuera, a distancia. Pero a medida que reduce la distancia vadescubriendo en qué consiste la llamada: no es sólo cues-tión de efectividad, sino de solidaridad, lo cual exige estaral lado de las personas, de los maestros. El paso más deci-sivo, pero no el último, llega en 1682, cuando Juan Bau-tista abandona su casa y se va con los maestros: entoncescomienza la comunidad. En la comunidad descubre que nobasta “estar con ellos”, sino que deberá “ser como ellos”,como así le recomienda el P. Nicolas Barré, y vendrá larenuncia a la canonjía y a sus bienes.

La verdadera respuesta lasaliana a la llamada de los pobrescomienza entonces, en esta comunidad laical, sin diferen-cias jerárquicas, que está desarrollando un proyecto de fra-ternidad. La fecha de referencia es 1684. El nombre que eli-gen para darse a conocer, Hermanos de las Escuelas Cristia-nas, describe muy bien esta comunión para la misión que seráel dinamismo central de la comunidad lasaliana.

– Indica, en primer lugar, el tipo de relaciones que quierencrear entre sí; es un proyecto de fraternidad, un pro-yecto de comunión entre iguales, que tiene comomodelo el cuadro que nos dibuja San Lucas en losHechos de los Apóstoles sobre la manera de vivir de losprimeros cristianos: “Tenían un solo corazón y una solaalma... Lo tenían todo en común...”.

– Al mismo tiempo indica la forma como quieren ser per-cibidos y apreciados por los alumnos, el tipo de relacióneducativa entre maestros y discípulos. El proyecto defraternidad es inseparable del proyecto de una escuelaque eduque según el espíritu de Jesucristo. En la cons-trucción de una escuela fraterna los educadores reali-zan la primera contribución con sus personas, con sucercanía a los niños y jóvenes, con el estilo fraternal derelaciones entre ellos.

El carisma lasaliano, es decir, la manifestación del Espí-ritu Santo entre nosotros, es el auténtico protagonistadel relato lasaliano, aunque sea en la sombra. Movidospor él, los actores visibles, empezando por el propioFundador, se hacen sensibles a aquellos gritos y losinterpretan como llamadas, pero no como llamadas acrear escuelas para los pobres, sino a crear una frater-nidad que sostenga las escuelas. Los actores del relatolasaliano han captado que lo que necesitan los pobresno son simplemente “escuelas”, sino una fraternidadque enseña un modo de vida, el modo de vida evangéli-co; por eso su respuesta consistirá en poner en marchauna fraternidad que sea capaz de ofrecer escuelasdonde los contenidos intelectuales y las destrezas que-dan integrados en una propuesta de vida solidaria. Esesta respuesta la que permitirá transformar y elevar lavida del pobre, y es la respuesta del Evangelio.

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2.3 La consagración, raíz y garantía delproyectoComo corresponde a toda vida en crecimiento, el proyectolasaliano entró en crisis en torno a 1690. Fue una crisisprofunda, que estuvo a punto de llevar el proyecto al sepul-cro juntamente con su fundador. ¿Cómo se resolvió la cri-sis?: elevando el proyecto a la categoría de consagración.

Pero antes de continuar conviene recuperar este concepto,“consagración”, en toda su densidad, para que no quedereducido a una relación religiosa individual con Dios. El con-cepto lasaliano de “consagración” es mucho más rico, yanuda en la misma alianza a tres des-tinatarios: Dios, los Hermanos, losniños y jóvenes pobres a los que sedestina la obra. La consagración aDios actúa de garantía de las otras dosalianzas o compromisos, se toma aDios como testigo y sostenedor denuestra alianza con los otros asocia-dos y con los destinatarios de la obra.Se comprende así que el proyecto defraternidad quede sustancialmentereforzado y que, aunque el proyecto esanterior a la consagración, ésta consti-tuye el fundamento y la garantía delproyecto. La consagración/ asociaciónde La Salle con dos Hermanos en1691, y con doce en 1694, es el actofundacional más decisivo para el Insti-tuto lasaliano, pero también, a juiciodel 43º Capítulo General (año 2000),“es la fuente de las asociaciones lasa-lianas entre seglares y religiosos quequieren juntarse para trabajar en lamisión lasaliana” (Circ. 447, pp. 3-4).

Si observamos ahora las dos escenasque componen este acto, nos dare-mos cuenta de la relación de funda-mentación o garantía que la consa-gración/ asociación aporta al proyec-to global lasaliano, el proyecto queaquí llamamos de “fraternidadministerial”.

La primera escena sucede en 1691, el 21 de noviembre.Blain la introduce de esta forma:

“Después de maduras reflexiones sobre los medios conve-nientes para apuntalar un edificio que amenazaba ruina almismo tiempo que se lo levantaba, le vino la inspiración deasociar con él a los dos Hermanos que consideraba más idó-neos, para sostener la naciente comunidad y de comprome-terlos con él, mediante un vínculo irrevocable, a seguir tra-bajando por consolidarla” (Blain, 1, 312).

La asociación de Juan Bautista de La Salle, Nicolas Vuyarty Gabriel Drolin, hecha con voto, se constituye claramen-te para sostener la “naciente comunidad”, que por supues-to es más amplia que el grupo de los tres asociados. A esta“Comunidad de las Escuelas Cristianas”, como la llamaJuan Bautista en la Memoria del Hábito, escrita dos años

antes, le dará ahora, en la fórmulaempleada para la consagración de lostres, el término más formal de“Sociedad”, “Sociedad de las EscuelasCristianas”. La relación de su asocia-ción (de los tres) con la Sociedad esexpresada así:

– “Nos consagramos enteramente aVos, para procurar con todas nuestrasposibilidades y todo nuestro interés elestablecimiento de la Sociedad de lasEscuelas Cristianas...”“Y a este fin yo, Juan Bautista De LaSalle; yo, Nicolas Vuyart; yo, GabrielDrolin; nosotros desde ahora y parasiempre hasta el último suspiro o hastala total extinción del establecimiento dedicha Sociedad, hacemos voto de asocia-ción y de unión para procurar y mante-ner el citado establecimiento, sin poder-nos desentender del mismo, ni siquieraen el caso de que quedáramos los tressolos en la dicha Sociedad...”

La segunda escena sucede tres añosmás tarde, en 1694, el domingo de laTrinidad, 6 de junio. Otros diez Her-manos se unen a los tres protagonis-tas anteriores. Podríamos decir quese trata de una escena que quedaabierta, que se proyecta hacia el futu-ro, que parece estar invitando aentrar en ella para continuarla. En laescena anterior veíamos un nudo

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En síntesis, podemos calificar el proyecto lasaliano comoun proyecto de fraternidad ministerial: una fraternidadvivida para la misión y configurada desde la misión.

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cerrado de tres personas apoyándose mutuamente parasostener algo más grande que amenaza ruina. Ahora, encambio, se nos presenta un grupo de personas con aspira-ción a seguir creciendo: el grupo ya está ahí, sólo hay queunirse a él para apoyar el proyecto. Cada uno pronuncia suconsagración/asociación en primera persona y nombra alos demás componentes de ese núcleo inicial o “fundacio-nal”:

“Yo ... prometo y hago voto de unirme y permanecer enSociedad con los Hermanos...”

Todos los que vengan a continuación para consagrarse/asociarse, ya no nombrarán a los componentes del núcleofundacional o a los que lo forman actualmente, sino que serefieren sólo al conjunto:

“...los Hermanos de las Escuelas Cristianas que se han aso-ciado para tener juntos y por asociación las escuelas gratui-tas...”

En la fórmula de consagración/asociación no se afirma laequivalencia entre el grupo de los asociados y la Sociedadque ellos están sosteniendo, pero podemos decir que ladiferencia ha quedado difusa, de tal forma que, como ocu-rría en la realidad, los que hacen el voto de asociaciónestán inmersos en la Sociedad de las Escuelas Cristianasjunto a otros que también forman parte de la Sociedad sinhaberse consagrado/asociado por voto.

¿Y qué aporta al proyecto común el signo de los que se con-sagran? Cada uno, al consagrarse, está afirmando que elproyecto es obra de Dios:

– Se consagra a Dios para procurar su gloria en este pro-yecto, porque confía que Él sigue presente en la obra yestá interesado en ella;

– Se consagra con sus Hermanos, asociándose con ellos,sintiéndose solidario con ellos para realizar la obra;

– Se consagra para esta misión, sintiéndose responsablede los destinatarios del proyecto, los niños y jóvenesabandonados. Por ello subordina su propia realizaciónpersonal al cumplimiento del proyecto por parte de laSociedad.

El resultado inmediato de la consagración lasaliana es elreforzamiento del proyecto de fraternidad ministerial: poruna parte, al quedar referido explícitamente a Dios, comoobra suya, cada asociado vive con la conciencia y la res-ponsabilidad de ser instrumento en la obra de Dios, inde-pendientemente de la función que realiza y el lugar con-creto donde se encuentra. Por otra, el proyecto puede con-tar con la disponibilidad plena de cada asociado para cons-

truir la comunidad y cumplir la finalidad de ésta, no sóloen el ámbito local sino también en el universal. En ciertosentido, la consagración rompe la limitación de la comuni-dad en el espacio y en el tiempo.

3. Un dinamismo de vidaEl voto de asociación ha producido en la raíz del proyectolasaliano un dinamismo de vida que se proyecta en las tresdimensiones propias de esta alianza.

3.1 La fuerza creadora de la misiónEl resultado del voto de asociación en el interior de la fra-ternidad ministerial lasaliana no es la formación de ungrupo pasivo que da estabilidad a determinadas estructu-ras. Al contrario, el voto, como alianza fecunda, promueveen los contrayentes una creatividad que tiene como moti-vación permanente el intentar dar respuesta, juntos y porasociación, a las necesidades educativas de los pobres quellegan a sus escuelas.

Uno de los frutos y, al mismo tiempo, signo de la fuerzacreadora de la asociación lasaliana es la Conduite des Eco-les (Guía de las Escuelas), fruto de los diálogos entre elFundador y los Hermanos más antiguos: comparten suexperiencia, analizan las necesidades que descubren ensus alumnos, evalúan los resultados, aprovechan los avan-ces pedagógicos que se están produciendo en la época, ylogran una pedagogía coherente que Juan Bautista refleja-rá luego en la obra escrita, una obra hecha en equipo. Asíes como transforman la escuela y la hacen instrumentoeficaz para la obra de Dios.

3.2 La fuerza regeneradora de lafraternidadEl voto de asociación lleva en sí la capacidad regeneradoraque es propia de la comunión y la fraternidad, como loexperimentó el propio Fundador. Juan Bautista de LaSalle necesitó que sus Hermanos le recordaran las maravi-llas de Dios en su historia, para iluminar un presente queen ese momento era de fuerte crisis. La carta del 1 de abrilde 1714, escrita por los principales Hermanos de París y

Es la prueba visible de que el acto de consagración noestaba orientado a la promoción de la santificación indi-vidual, sino a la promoción de la obra de Dios de la quese reconocían instrumentos, y que se identificaba conesta “Sociedad” o fraternidad que tiene como objetivo laanimación de las Escuelas Cristianas.

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alrededores, tiene esa virtud.

Juan Bautista recibe esa carta seguramen-te en la escuela de Grenoble, o tal vez enla colina de Parmenia. Hace ya dosaños largos que se ausentó de París yque ha cortado toda relación episto-lar con la mayoría de los Hermanos.Pasa por una situación de descon-cierto interior, tiene la sensación deque su vida ha sido un camino equi-vocado, y está fuertemente tentadode abandonar el Instituto y retirarse aalguna parroquia.

La carta que le escriben los Hermanos, fecha-da el domingo de Resurrección de 1714, viene adevolverle a la vida, en cierto sentido: le refresca la memo-ria, porque es conciencia histórica de la acción de Dios en lavida de Juan Bautista; viene también a renovar el lazo vaci-lante entre la identidad personal de Juan Bautista y la iden-tidad colectiva que representa esta carta, la “asociación parala misión”, cuya pertenencia le recuerda a Juan Bautista. Lacarta es un testimonio vivo y directo de esa asociación parala misión.

“Señor y muy querido Padre nuestro:

Nosotros, principales Hermanos de las Escuelas Cristia-nas, preocupados por la mayor gloria de Dios y el mayorbien de la Iglesia y de nuestra sociedad, reconocemos que esde capital importancia el que vuelva a tomar las riendas yel cuidado de esta obra de Dios que lo es también suya,puesto que ha sido agrado del Señor el servirse de ustedpara fundarla y guiarla desde hace tanto tiempo.

Todos estamos convencidos de que Dios le ha dado y le dalas gracias y los talentos necesarios para gobernar estanueva Compañía, que es de tanta utilidad para la Iglesia; yes de justicia testificar ahora que Vd. la ha guiado siemprecon mucho éxito y edificación.

Por todo ello, señor, le rogamos muy humildemente, y leordenamos en nombre y de parte del Cuerpo de la Sociedadal que Vd. ha prometido obediencia, que vuelva a asumir deinmediato el gobierno general de nuestra Sociedad.”

El objetivo final de los corresponsales es pedir e inclusoordenar al Fundador que regrese para volver a hacersecargo de la dirección del Instituto. Pero no se contentancon ello; no es sólo cuestión de la obediencia. Lo que hacenes poner en acto el voto de asociación:

– En primer lugar hay que recuperar a este miembro de la

Sociedad para la historia de la salvación, cuyaperspectiva se ha oscurecido en Juan Bau-

tista de La Salle; por eso le recuerdancómo Dios ha actuado a través de su

persona, y él ha sido el instrumentoeficaz para dar a la Iglesia esta nueva“Compañía” que es de tanta utilidadpara la Iglesia.

– Le hacen sentir su solidaridad: lemuestran su reconocimiento, su

afecto, los lazos de dependenciamutua que se han ido estrechando en

el itinerario de la Sociedad y siguenvivos, por eso le invitan a recuperarlos. La

comunidad tiene conciencia de asociación: harealizado un itinerario comunitario en unión con

Juan Bautista, “guiada” por él. Y ese itinerario de alian-za ha quedado concretado en unos lazos de dependen-cia mutua que recuerdan ahora a Juan Bautista.

– Y más aún, le hacen ver que un mismo espíritu les estáuniendo, un mismo carisma; se lo dicen al utilizar lasmismas expresiones con las que el Fundador les hacomunicado ese espíritu: “preocupados por la mayorgloria de Dios”...

Es la fuerza regeneradora que el voto de asociación hapuesto en esta fraternidad ministerial, capaz de dar nuevavida a los miembros de la fraternidad.

3.3 La fuerza integradora de laconsagraciónLa consagración es la raíz más honda de la asociación lasa-liana, es su fuente de vida. Pero no son actos o elementosque se suman (el resultado de la suma es siempre mayorque cada sumando por separado), sino dimensiones de unmismo acto o realidad (que es siempre el mismo, aunquese contemple desde una u otra dimensión), de tal formaque podemos afirmar, de manera intercambiable y con lamisma exactitud: los Hermanos se asocian entre sí consa-grándose a Dios; como también: los Hermanos se consa-gran a Dios asociándose entre sí. Y siempre, el “asociarse”de los Hermanos es “para mantener juntos las escuelas”.

La consagración a Dios es la dimensión de la asociaciónlasaliana que revela a los actores de este proyecto el senti-do más profundo del mismo, la motivación definitiva desu compromiso de vida, el porqué definitivo de la existen-cia de esta fraternidad ministerial: es Dios quien los haasociado; es Dios quien los ha llamado a trabajar juntos y

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por asociación en su obra; ellosson mediadores del amor deDios, mediadores de su plan desalvación para “los hijos de losartesanos y de los pobres”.

– La lectura de la misióndesde la consagración:

Con esta perspectiva de la consa-gración o pertenencia a Dios, yno simplemente de un voto reli-gioso, Juan Bautista de La Sallehace una lectura de la misión enla que él y sus Hermanos estáncolaborando, descubre así el sen-tido y la importancia de suministerio, y convierte esa lectu-ra en un relato teológico quedesarrolla en las Meditacionespara el Tiempo del Retiro, nosólo para los Hermanos sinopara “todos los que se dedican ala educación de la juventud”(según el título de la edición princeps). Juan Bautistaentiende que lo que él y sus Hermanos descubren y pue-den vivir intensamente, gracias a su fraternidad ministe-rial, otras personas que se emplean en la misma misiónpodrán vivirlo también en diferentes niveles de intensi-dad, por eso ofrece el relato a los maestros seglares que seforman en los “Seminarios para maestros rurales” que élmismo fundó en Reims y París, y más tarde los Hermanoshacen extensivo y público el ofrecimiento en la primeraedición de las Meditaciones (hacia 1730).

Al comienzo del relato el Fundador nos ofrece una clavepara comprenderlo: es el signo de la luz que viene de Diosy llega a nuestros corazones, pero no se queda oculta enellos sino que debe seguir hasta alcanzar a los destinata-rios finales, los niños y jóvenes a los que el Señor nosenvía. De esta forma nos descubrimos a nosotros comomediadores de la luz:

“Dios que difunde la fragancia de su doctrina en todo elmundo por el ministerio de los hombres, y que ordenó:‘Brote la luz del seno de las tinieblas’ es el que, por Sí, hailuminado los corazones de quienes El eligió para anunciarsu palabra a los niños, con el fin de que puedan iluminarlosdescubriéndoles la gloria de Dios”. (MR 193,1)

El relato alcanza su mayor intensidad en la meditación201. Allí La Salle nos desvela el sentido profundo de nues-

tra consagración, fuente de vidade la asociación que nos reúne:es una experiencia de comunióny de participación en la vidamisma de la Trinidad, en sutarea salvadora, concretada en laeducación cristiana de los niños.

A lo largo de la meditación, LaSalle nos muestra a las Tres Per-sonas actuando en la misión desalvación, cada una de manerapeculiar, y cada una asociando enel mismo dinamismo a la Iglesia ysus ministros (nosotros). Es elretrato de la Comunión para laMisión en sus fuentes más origi-nales: la Trinidad, Jesucristo y laIglesia. A la vista de esas fuentes,La Salle nos invita a compartir yentrar “celosamente” en estaalianza; compartimos la Obra deDios y el trabajo en la viña delSeñor; compartimos los dones

que el Espíritu Santo nos ha dado para edificar la Iglesia;compartimos el celo de Jesucristo por su Iglesia, y el de laIglesia por sus fieles; compartimos el celo de Dios por la sal-vación de las almas, y el de Jesucristo, Buen Pastor, por susovejas...

– La lectura de la fraternidad desde la consagración:

Con esa misma perspectiva de la consagración, La Sallehace una lectura de la fraternidad, el proyecto de vida queél y sus Hermanos están construyendo al servicio de lamisión educativa: la presencia de Jesús en medio de lacomunidad es la raíz de nuestra fraternidad. Pero no setrata sólo de una referencia pasiva o devocional, sino de unverdadero protagonismo; así es la lectura que hace en unahermosa página de la Explicación del Método de Oración(EM 2,24-38), y que podríamos sintetizar así:

Todo el dinamismo de la comunidad se apoya sobre el granDon que le concede Jesucristo, su Santo Espíritu:

Jesucristo está en medio de la comunidad edificándola yconduciéndola a su finalidad, que no es otra sino lamisión educativa. Y al mismo tiempo que promueve lacohesión entre los miembros de la comunidad, conduce acada uno al logro de su propia identidad, según “el espíri-tu de su estado”.

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“Está en medio de ellos para darles su Santo Espíritu,y para dirigirlos por Él en todos sus actos y toda su conduc-ta” (EM 2,26)

Y siendo una comunidad de fe reunida por y para lamisión, tanto la vida interna de la comunidad como suproyección sobre la misión educativa, deben tener comopunto central de referencia al propio Jesucristo:

“Así es como los Hermanos hacen sus ejercicios y las accio-nes propias de su vocación con mayor o menor perfección,en proporción de la mayor o menor referencia, convergenciay unión con Jesucristo” (EM 2,32).

4. Los colores del arco iris,hoy4.1 Participar en el proyecto: un caminocon muchas opciones.En este otro extremo del arco iris, el de nuestro presente,sigue activo el dinamismo de vida que hemos visto en losorígenes. Dios sigue iluminando los corazones de los queEl ha elegido para anunciar su Palabra a los niños, y estaluz que nos asocia para la misión educativa produce unarco iris de muy variados colores. El conjunto de los edu-cadores lasalianos somos hoy signo en el mundo de la pre-sencia salvadora de Dios. Es la misma alianza significadaen el arco iris bíblico y recreada hoy por este don del Espí-ritu que es el carisma lasaliano.

El carisma no se nos da para que nos integremos en unaestructura u organización, sino para que entremos en unproceso de comunión para la misión. Las estructuras, lasorganizaciones, las instituciones, surgen en este procesopara hacerlo eficaz y darle continuidad. A cada uno le es con-cedido el carisma en la medida que el propio Espíritu quiere,junto a otros dones, y también en la medida que cada unoquiere asumirlo. De esta forma surgen las diversas vocacio-nes lasalianas. Cada uno, sin compararse con los demás,deberá dar cuenta de sus propios dones y vivirlos comple-mentariamente con todos los que comparten la misma

misión, y al servicio del conjunto y de la finalidad común.

Se explica así que, dentro del proyecto y de la familia lasa-liana, haya tanta variedad de situaciones personales conlas correspondientes agrupaciones. Algunos acaban dedescubrir el proceso, apenas han entrado en él: necesita-rán tiempo y también acompañamiento para que puedanavanzar y compenetrarse con él desde su propia originali-dad. Otros ya se han situado en el conjunto, han hecho supropia opción a partir de los dones personales y de sumanera de entender y responder a la llamada de Dios.Cada opción es válida a condición de que se integre en elconjunto y se deje complementar por las otras opciones.

Entre todos los que comparten de hecho el proyecto lasalia-no, “hay Colaboradores (“partenaires”) que han recorridoun largo camino de participación en la misión lasaliana yque se sienten llamados a profundizar y participar en elcarisma, la espiritualidad y la comunión lasaliana” (43ºCapítulo General, Circular 447, pg. 4). Y entre los que yaestán viviendo la experiencia de la asociación, algunos sesienten llamados a formalizar su compromiso de asociación,con los Hermanos y con los demás asociados lasalianos.

Cada lasaliano, persona o grupo, puede vivir a fondo elcarisma lasaliano y el proyecto impulsado por éste, sin nece-sidad de asociarse formalmente. Quienes hacen esto último,ya sea como Hermano, Hermana, Seglar, Sacerdote, se ofre-cen a sí mismos como garantía para que el carisma lasalianopueda ser reconocido, transmitido y continuado. Su ofren-da no les separa de los demás; simplemente les constituyeen signos entre los demás lasalianos. El ejemplo lo encon-tramos en aquellos doce Hermanos que en 1694 hicieroncon Juan Bautista de La Salle un gesto formal de asociación:no se separaron de los demás Hermanos que en aquelmomento no habían hecho el compromiso formal, ni tam-poco formaron grupo aparte. Pero su gesto de compromisosirvió de signo para todo el grupo que formaba la “Sociedadde las Escuelas Cristianas”. Es importante que sigamosviendo los compromisos formales de asociación como undon de Dios para toda la Familia lasaliana.

4.2 Generando el arco iris lasalianoHablemos ahora de los colores de nuestro arco iris. O delas fuerzas que están actuando en el interior de nuestroproyecto lasaliano, según el símil que nos guste más. Enlos testimonios y experiencias que en este Boletín se pre-sentan podemos identificar fácilmente esos “colores” quecomponen el arco iris lasaliano. Los “colores” varían enintensidad. No hemos querido limitarnos a presentar aquílas experiencias acabadas o muy avanzadas de asociación

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Con la persona del Espíritu va asociado el espíritu carac-terístico de esta comunidad, es decir, el carisma por elque esta comunidad posee una identidad específica en laIglesia para el desarrollo de la misión que se le ha enco-mendado. Este carisma crece en el interior de la comu-nidad al mismo tiempo que la vida de fe de sus miem-bros y su mutua unión, enraizados en la Palabra de Dios.

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lasaliana; hemos preferido resaltar los procesos, las líneasde fuerza, para detectar hacia dónde se mueven y cómo seva constituyendo hoy nuestro arco iris lasaliano.

Podemos mostrar así los colores o líneas de fuerza que elcarisma lasaliano está promoviendo e intensificando:

n Un modo de vivir en solidaridad y en fraternidad. Esun dinamismo comunitario que impulsa el desarrollode las comunidades educativas, alienta comunidadescristianas con el carisma lasaliano, y está dando lugara las nuevas comunidades que reúnen a Hermanos ySeglares, en el nuevo marco de la Iglesia-comunión,en el servicio a la misión lasaliana.

n Una visión global de la educación, más allá de las for-mas concretas en que se produce, que contempla eldesarrollo integral de la persona y la creación de unmundo solidario, con una especial preocupación porla educación en la justicia.

n La escucha comunitaria de las llamadas de los pobres,y desde ellos, de los niños y jóvenes. La opción por lospobres concierne a todos los asociados lasalianos,aunque se manifieste diversamente según los distin-tos estados de vida. Es un dinamismo que está pro-moviendo la evaluación de todas las obras educativaspara que estén efectivamente al servicio de lospobres, y en tal evaluación están implicados todos losasociados lasalianos.

n Una participación solidaria en la responsabilidad de lamisión. En todo el mundo lasaliano se está produ-ciendo una renovación en las estructuras de anima-ción y se crean otras nuevas en las que se comparte laresponsabilidad de la misión entre los Hermanos ylos demás asociados: Consejo de la Misión, Asamble-as a nivel distrital, regional e internacional...

n La disponibilidad para servir a la misión lasaliana allídonde ella nos requiera, desde las propias posibilida-des y opciones de vida. Esta disponibilidad, que enotros tiempos parecía reservada a los Hermanos, eshoy cada vez más compartida por los seglares lasalia-nos, especialmente los asociados. Prueba de ello es elnúmero creciente de voluntarios jóvenes que ofrecenun año o más de su vida para trabajar gratuitamenteen obras dedicadas especialmente a los pobres; otambién los educadores adultos que se ofrecen alHermano Visitador para ser enviados a donde pue-dan ser más necesarios en el Distrito, e incluso a tras-ladarse con sus propias familias.

n La aceptación de Juan Bautista de La Salle como maes-

tro de vida,y no sólo comoun símbolo quenos reúne o un objeto de devoción. Hermanos ydemás asociados se sientan juntos en torno al Fun-dador para aprender de su itinerario evangélico ypara alimentarse de la espiritualidad que él nos pro-pone en sus escritos. Y en esta formación, que es cadavez más compartida, nos descubrimos unos a otroscomo colaboradores de Dios en su obra de salvación,y reconocemos los dones específicos de unos y deotros para servir juntos a la misión.

n La participación en una cultura universal lasaliana,que no se limita a ciertos símbolos comunes, sino quese desarrolla en muchas expresiones de espirituali-dad y pedagogía, especialmente; pero, sobre todo,facilita la identificación con los mismos valores yactitudes en orden al desarrollo de la misión y larenovación de la sociedad. El Capítulo General delaño 2000, en su Recomendación 9, propone la adop-ción, por todos los lasalianos, de estos principiosorientadores que forman ya parte de la cultura uni-versal lasaliana: compartir la fe, el servicio educati-vo de los pobres, la construcción de la comunidad.

4.3 Los Hermanos: corazón, memoria ygarantía¿Y qué papel corresponde a los Hermanos en esta nuevaetapa del proyecto lasaliano, con tal variedad de identida-des que se sienten unidas en el mismo carisma?

Es una pregunta para responder en el interior de una ten-sión que se produce entre estos dos polos:

– El primer polo es la afirmación consciente de estaexperiencia: el conjunto de los Hermanos y cada Comu-nidad en particular, sigue representando de una mane-

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ra especial el proyecto lasaliano iniciado porsu Fundador, pues ellos lo encarnan en laforma que más se aproxima a aquellaque Juan Bautista de La Salle pusoen marcha.

– El segundo polo se produce altomar conciencia de la nueva reali-dad eclesial en que el Hermanodebe vivir su vocación, los nuevoslazos de comunión, la nueva formade compartir la misión eclesial, laconvivencia con tantas identidadesdiferentes participando del carismalasaliano. Y no es fácil pasar del papel deprotagonista en la misión a ser un compañeromás entre otros muchos que la comparten, Herma-nos y no Hermanos, o incluso a tener que contentarsecon un papel simplemente simbólico en el conjunto de lamisión...

Al buscar la respuesta a la pregunta que formulábamos, losHermanos han tenido, primeramente, que eliminar de suvocabulario el término “exclusivo”; al menos, en lo que serefiere a la vivencia del carisma lasaliano en relación a losdemás miembros de la Familia lasaliana.

En cambio, han debido hacerse más conscientes del térmi-no “significativo”, para comprenderse mejor a sí mismos ysaber lo que se espera de ellos en el interior de esta Fami-lia. Es decir: los Hermanos no tienen en su identidad nadaque se pueda calificar como “exclusivo”. Pero manifiestande manera “significativa” ciertas características funda-mentales del carisma lasaliano; comunitariamente son unsigno profético para toda la Familia lasaliana, sabiendoque esa función tampoco se la reservan en exclusiva.

Con esta doble clarificación avanzamos ahora la respuesta:la aportación específica que la Familia lasaliana necesitahoy de los Hermanos está bien representada en esas tresimágenes que los últimos Capítulos Generales han utiliza-do para referirse a ellos: corazón, memoria y garantía delcarisma lasaliano. Tres funciones que deben asumir demanera significativa, sin que les pertenezcan de maneraexclusiva, pues otros miembros de la Familia lasalianapodrán asumirlas también bajo formas diferentes.

– Corazón del carisma en la Familia lasaliana. Lo son sisienten y se conmueven ante el grito de los pobres, y seesfuerzan por acudir a ellos con una preferencia clara,y comunican esta sensibilidad y esta urgencia a los

demás lasalianos. Lo son si, iluminados por laluz que Dios ha puesto en los corazones de

los que Él eligió para anunciar su palabraa los niños (MR 193,1), aceptan ser

mediadores de esa luz para los compa-ñeros con los que comparten hoy lamisión lasaliana y les ayudan a des-cubrir el sentido y el valor de sulabor educativa. Y lo son, especial-mente, porque, al igual que el cora-

zón envía la sangre a todas las célulasdel cuerpo y les da vida, así asumen

ellos la responsabilidad de comunicar atoda la Familia lasaliana la experiencia de

su fraternidad, y promueven en aquélla laespiritualidad de la comunión, como verdadera

sangre que da la vida a cuantos se asocian para formaresta Familia.

– Memoria del carisma lasaliano. “Memoria”, no en sentidoarqueológico, sino litúrgico; es decir, no como recuerdodel pasado, sino como actualización, traer al presentelas experiencias carismáticas que el Fundador y los pri-meros Hermanos vivieron en circunstancias muy dife-rentes. Los Hermanos han de ser “memoria viva” queestablece la conexión entre nuestras raíces fundaciona-les y la actualidad de la Asociación lasaliana en la Iglesiay el mundo de hoy. Es esta memoria viva la que re-fundael proyecto lasaliano y le da nueva vitalidad.

– Garantía del carisma en el proyecto y la Familia lasalia-na. Los Hermanos hacen de la asociación el eje centralde su identidad y la viven como consagración. Se aso-cian consagrándose, se consagran asociándose. Estecompromiso vital y global los convierte, comunitaria-mente, en garantía del carisma lasaliano. Garantía que,por ser humana, es siempre relativa; pero por apoyarseen Dios tiene la fuerza de su promesa, la misma queDios daba a Moisés al decirle: “Yo estaré contigo” (Ex3,12). La vida y el compromiso de los Hermanos es unsigno que atrae a otras muchas personas para reforzartambién con su vida y su compromiso la garantía deque la Familia lasaliana y su proyecto de fraternidadministerial para la educación cristiana de los pobrespueden continuar como obra del Espíritu de Dios.

H. AAnnttoonniioo BBoottaannaaSecretario para los Asociados

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2. La vida consagradalasaliana

Profecía dela Asociación

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1. El Instituto está viviendo desde hace algunosaños un nuevo proceso asociativo. Se nota unagran atención a los signos de los tiempos y se ilu-mina con la memoria del Fundador. ¿Cómo perci-be Ud. estos cambios, especialmente en lo refe-rente a la realidad asociativa lasaliana?

Veo con mucha esperanza el proceso que impulsóen el Instituto el 43° Capítulo General, ya que estásignificando un verdadero relanzamiento de nues-tro carisma. Es una nueva óptica que nos está exi-giendo cambios. El tema del último Capítulo Gene-ral ha sido fuente de inspiración de nuevas políti-cas en el Instituto y nos está ayudando a discernirmejor nuestra propia identidad. Es el tema por elque opté en mis cartas pastorales, porque estoyconvencido de que el concepto y la vivencia de laasociación es fundamental en la intuición originalde nuestro Fundador.

2. De qué manera se ha venido dando este procesode asociación, pues si comparamos la vida delInstituto de las primeras décadas del siglo pasa-do con el Instituto que hoy conocemos, es claroque existen grandes diferencias.

Efectivamente, en estos últimos tiempos el Insti-tuto ha sido promotor de la vivencia de la asocia-ción. Haciendo un poco de historia nos damoscuenta que desde los primeros días del Institutohasta mediados del siglo veinte los Hermanos vivi-mos la asociación para la misión con una ayudamínima de seglares. El modelo de asociación quevivimos fue el modelo de Escuela de los Hermanos,en la que los seglares ayudaban a los Hermanos enlas labores escolares.

En 1976 el 40º Capítulo General abrió la puerta auna nueva forma de participación de los seglares enla misión lasaliana con la expresión “grados de per-tenencia al Instituto”. Desde aquellos años el Insti-tuto recibió gustoso a los primeros miembros deSignum Fidei que hicieron un compromiso públicoen presencia de los Capitulares. Pocos años mástarde el Instituto promovió el voluntariado lasalia-no. En el Capítulo de 1986 se insertó en la Regla laidea de la misión compartida. Y en el de 1993, lapresencia de consultores seglares permitió descu-brir nuevos horizontes. Más recientemente, el 43ºCapítulo General fomentó la comunión internacio-nal de Hermanos, Asociados y Colaboradores, querealizan la misión del servicio educativo a lospobres y, desde ellos, a los jóvenes en general.

Comprobamos así que en estas últimas décadas elInstituto ha valorado cada vez más los diversoscolores del arco iris de la asociación lasaliana en

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Entrevista al H. Álvaro Rodríguez Echeverría,Superior General

Por H. Lorenzo González Kipper

2.1 Hermanos de las Escuelas Cristianas.Refundación en la asociación

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cuanto a las personas: Hermanos, Hermanas,Sacerdotes, Catequistas, Signum Fidei, Volunta-rios, Seglares comprometidos, Comunidades cris-tianas, unidos todos por la misma misión, anima-dos por el carisma de La Salle, así como en cuanto alos rasgos por los que manifestamos nuestra viven-cia común del carisma lasaliano.

3. Ud. ha señalado la importancia de los CapítulosGenerales en relación a la asociación lasaliana.Nuevas instancias regionales y distritales hanhecho seguramente realidad las directivas capi-tulares. ¿Cuáles son las estructuras que, desde supunto de vista, han propiciado más el fortaleci-miento asociativo en las Regiones y en los Distri-tos?

Los proyectos regionales y distritales son explícitosy ricos en propuestas en la línea asociativa. Me limi-to a señalar tres estructuras que están actualmenteimpulsando en forma especial la vivencia de la aso-ciación entre los lasalianos.

La primera son los centros de formación que enmuchos Distritos ofrecen múltiples programas paralos lasalianos en general (Hermanos y no Herma-nos). Los contenidos y la duración de los programasson variables, pero su objetivo es siempre la forma-ción de los lasalianos en la asociación para la misión.Las diversas identidades se reconocen, se respetan yse fortalecen alrededor del mismo carisma.

En segundo lugar es importante mencionar losConsejos de la misión, los Foros y las Asambleas enlos que representantes de los diferentes gruposlasalianos participan, enriqueciéndose mutuamen-te y creando proyectos complementarios para elservicio educativo de los niños y jóvenes, al estilolasaliano.

Otra estructura de impulso a la asociación, másvariada y flexible, se trata de las diversas formasde acompañamiento personal de aquellos lasalia-nos que anhelan un mayor compromiso. Los Dis-tritos y las Comunidades ofrecen diferentesmaneras de asegurar este acompañamiento. Eldiscernimiento personal, la vida de fe, la expe-riencia comunitaria y el compromiso educativoson especialmente atendidos.

4. Además de esas tres estructuras, ¿hay otros fac-tores que estén propiciando actualmente el pro-ceso asociativo?

Comienzo señalando tres que han influido tam-bién, en los últimos años, para vivir más explícita-mente una espiritualidad de mutua colaboración ypara abrir las potencialidades de nuestro carisma alos demás: la eclesiología de comunión, el redescu-brimiento del papel del laicado en la Iglesia y lanueva toma de conciencia de las potencialidadesdel carisma lasaliano. Todos, Hermanos y no Her-manos estamos llamados a beber del mismo pozo, avivir el mismo carisma a partir de nuestra propiavocación específica. El carisma es un don del Espí-ritu a la Iglesia que a todos nos precede y nos vivi-fica. Una de las consecuencias ha sido que grannúmero de Seglares en la actualidad han asumido laresponsabilidad, no sólo de la promoción humana,sino también del anuncio explícito del Evangelio.

Otro aspecto fundamental en el ministerio lasalia-

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no, es que la escuela ha sido y es un lugar privilegia-do para el diálogo interreligioso y ecuménico, lo queha propiciado la apertura de la asociación a perso-nas de diversas religiones. La responsabilidad senti-da y asumida por los Seglares en el despertar devocaciones de Hermano y de Hermana, así como deotras maneras de vivir el carisma lasaliano, nos hapermitido a unos y a otros percibir mejor nuestravivencia asociativa.

5. A veces sucede que cuando se habla de asocia-ción se tiende a acentuar el aspecto de unión, deunidad, una misma misión, un mismo carisma.¿En qué sentido la idea misma de la realidad aso-ciativa incluye y valora las diferencias?

Toda familia religiosa, toda comunidad debe inte-grar unión y diferenciación, aspiraciones persona-

les y espíritu de grupo, exigenciaspersonales y bien común,

proyecto personal y pro-yecto comunitario. Se

trata de tensionessanas y necesariaspara el bien de lapersona y delgrupo. El indivi-duo no se realizasin la comunidad,

y la personaliza-ción no se acaba en

el sujeto, sino en elser para los demás, en el

don gozoso de sí, en elamor y en el servicio. Para

mejorar nuestra vida comunitaria, más que modi-ficar sus estructuras hay que fortificar y enrique-cer sus relaciones internas, reconociendo y valo-rando las diferencias.

Hoy vivimos en un contexto multirreligioso, pluri-cultural, pluriétnico. Mis visitas, especialmente ala PARC, me han hecho valorar aun más nuestroscentros educativos donde diferentes culturas yreligiones se encuentran en el mutuo respeto, tole-rancia y fraternidad. He comprobado con alegríaque los Hermanos y los Seglares construyen rela-ciones de amistad, desarrollan la fraternidad y sonsolidarios en el servicio educativo, trascendiendolas diversas opciones religiosas. Las diferenciasentre las regiones, entre los distritos, entre los

estilos de obras en las que participamos, son gran-des. Entre nosotros hay Distritos jóvenes, Distri-tos menos jóvenes y Distritos que envejecen. En laFamilia lasaliana hay Hermanos, Hermanas, Sacer-dotes, Comunidades de Seglares, Voluntarios…

El “juntos y por asociación” de nuestros iniciossigue siendo para todos nosotros una llamada a laescucha, al respeto, porque estamos llamados a sersigno de diálogo y de comunión capaz de poner enarmonía las diversidades. El mundo global en elque vivimos, abierto al intercambio cultural y aldiálogo interreligioso, es una invitación a ampliarnuestros horizontes y a contemplar con respeto lasdiferencias que nos complementan y enriquecen.

6. Ud. lo ha señalado el Instituto de los Hermanosha jugado, en particular en las últimas décadas,un papel fundamental en la promoción y viven-cia de la asociación lasaliana, pero los Seglareshan comenzado también a participar en formacada vez más activa. ¿Puede considerarse que enun futuro no lejano, los demás grupos lasalianostengan papeles cada vez más activos y que al Ins-tituto le corresponda un papel menos protago-nista en la familia lasaliana? ¿Cuáles seríanentonces los retos para el Instituto?

A medida que la vivencia de la asociación se des-arrolle, el Instituto de los Hermanos tendrá queubicarse en forma nueva dentro del conjunto delos lasalianos. Esto supondrá en cierta forma lamuerte de algunas formas de relación que hemosvivido: muerte a querer controlar todo, a sentirnossuperiores, a pretender que los demás dependande nosotros. Será también la experiencia de unanueva vida que nos permita abrirnos a los demás,a escucharlos y a enriquecernos con sus aportes.Podemos vislumbrar en el futuro como uno de losretos, la constitución de un Consejo integrado porrepresentantes de los grupos asociados.

La nueva perspectiva en las relaciones entre losasociados, lejos de amenazar las identidades, pro-piciará la conciencia de la riqueza complementa-ria que aportan las propias especificidades. El tér-mino “familia” puede ayudar a comprender laidea de la diversidad de funciones y de responsa-bilidades aunadas por un mismo carisma. Serámuy importante que lo que se vive a nivel inter-nacional pase a ser vida en los Distritos y en lasInstituciones locales.

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La apertura de nuestra vivencia de la asociación esla condición vital para asegurar que la misión alservicio de los niños y jóvenes perdure. Nuestroreto común sigue siendo valorar la vocación consa-grada e impulsar la vocación del seglar para vivircada uno el papel que le corresponde en la Iglesia.Así, a pesar de ciertas incertidumbres, el Institutode los Hermanos, los Institutos de las Hermanas yde otros Consagrados, los Seglares lasalianos,todos debemos ayudarnos a encontrar el lugar quea cada uno corresponde en el conjunto de los aso-ciados lasalianos.

7. Pensar en este futuro del Instituto implica unanueva mentalización de los jóvenes formandos.¿Qué se ha hecho o qué sehace para lograr que en lascasas de formación losjóvenes asuman comoparte de su identidad deconsagrados esta dimen-sión asociativa para lamisión lasaliana?

La Comisión internacional deFormación elaboró un planespecífico de la asociación enel proceso de la formacióninicial. Sus lineamientos yorientaciones se integranpoco a poco en los planes deformación de los Distritos.Incluye aspectos teóricos deestudio de la realidad asocia-tiva, de la centralidad denuestro voto de asociación yel conocimiento de los otrosgrupos lasalianos, así comoimplicaciones en la vidacomunitaria y experienciasde comunión en la misión.

Algunos elementos que sehan puesto en práctica son:experiencias conjuntas deformación, de oración com-partida, de servicio educativoa los pobres, de convivenciacon otros y otras lasalianos;testimonios presentados alos formandos por otros yotras lasalianos; participa-

ción en eventos distritales, tales como Foros oAsambleas, en las que el formando convive, refle-xiona y se compromete con los lasalianos partici-pantes.

8. El Instituto está viviendo tiempos nuevos y dife-rentes. Se ha hablado de refundación. ¿Cree Ud.que la nueva vivencia de la asociación sea efec-tivamente para el Instituto un tiempo de refun-dación?

La asociación es nuestra forma actual de asegurarla misión del Instituto en el mundo de hoy, esdecir, de poner los medios de salvación al alcancede los pobres y, desde ellos, de los niños y jóvenes.Gracias a la vivencia de la asociación, gracias a los

diferentes grupos que vansurgiendo en el carisma deLa Salle, la misión lasalianase realiza más profunda yampliamente.

Somos promotores y testigosde una nueva forma de vidadel Instituto, un Instituto noplegado sobre sí mismo, sinocomo parte de una gran cons-telación de Institutos y degrupos que giran alrededor deuna misma misión, y bebende la misma fuente espiritual,viviendo todos el carisma queel Espíritu Santo nos da a tra-vés de San Juan Bautista de laSalle.

9. ¿Cuál es, entonces, el papelque corresponde a los Herma-nos en esta nueva etapa de laFamilia lasaliana, concebidacomo una gran constelaciónde Institutos, de personas yde grupos que viven unamisma misión?

Para los Hermanos el temadel último Capítulo General“Asociados para el servicioeducativo de los pobres comorespuesta lasaliana a los des-afíos del signo XXI” ha sido,como lo señalé anteriormen-te, fuente de inspiración.Fo

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Nuestra consagración a Dios se manifiesta en laasociación con los Hermanos y con ellos a lasdemás personas comprometidas con la misión lasa-liana. Como comunidad de Hermanos somos, en elseno de la Familia lasaliana, sacramento del amorde Dios, constructores y signos de fraternidad alservicio educativo de los pobres. El elemento aso-ciativo de nuestro cuarto voto nos constituyecomo testigos privilegiados de la unidad entreconsagración, comunidad y misión.

10. ¿Qué otros mensajes sobre la asociaciónquiere Ud. dar a la familia lasaliana?

Somos hermanos y hermanas y esto es pro-pio de nuestro carisma. En la familia lasa-liana no hemos de temer exagerar en lafraternidad cristiana. Nos corres-ponde vivir una fraternidad con-tagiosa que sea signo para nues-tro mundo, y llamado para vivircomo hermanos y hermanas lamisión de la Iglesia en estemundo. Como para el Fundador,el futuro de nuestra familia lasalia-na depende de la calidad de nues-tra vida fraterna: “Piedra preciosa

es la unión en una comunidad; perdida ella, todo sepierde” (Med. 91, 2).

La asociación lasaliana no nos permite limitarnosa la solidaridad con las personas con quienes pres-tamos servicio en un determinado centro educati-vo. Estamos llamados, como miembros de la fami-lia lasaliana, a abrirnos como en círculos concén-tricos, a partir de nuestra propia realidad educati-va, a todas las personas que comparten la misiónque la Iglesia confía a los hijos e hijas de San JuanBautista de la Salle.

El carisma de La Salle crece en vitalidad en la medi-da en que es compartido y vivido por más perso-nas. Hoy estamos viviendo un momento de nuevafrescura carismática, estamos recibiendo sangrenueva y realizando nueva lectura del legado lasa-liano. Esta es la gracia y la oportunidad para reno-varnos todos en nuestra vida fraterna y en nuestrocompromiso apostólico.

Como asociados tomamos conciencia deque Dios nuestro Padre ha puesto en

nuestras manos el cuidado de los niños yde los jóvenes, para construir con ellosun mundo en el que se haga patente elamor de Dios a todos los hombres.Ofrecer a los jóvenes y al mundocorazones disponibles para escu-charlos y comprenderlos, comunida-des capaces de acogerlos, una cate-

quesis capaz de dar un sentido asu vida, y propiciar su com-

promiso en la construcciónde un mundo fraterno yparticipativo, es nuestramanera de vivir asociadosal Dios de la vida.

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– En julio de 2004 han celebrado el 8º CapítuloGeneral. Con esta ocasión, ustedes han queridoanalizar seriamente la realidad del Instituto, lasnecesidades de las Hermanas, sus expectativas...¿Con qué situación se han encontrado?

Hemos comprobado que el mayor problema defondo es la inseguridad respecto de nuestra propiaidentidad, y la falta de claridad en las Hermanas encuanto a su carisma y misión, frecuentemente con-fundidos con las tareas que realizamos, ya seanescolares, catequísticas o domésticas. Es una crisisque ha afectado a un número significativo de Her-manas y ha influido en la salida de otras muchas.

– ¿A qué atribuye este problema?

Somos herederas de una historia que ha transcu-rrido en circunstancias muy diferentes de las quehoy nos toca vivir. Nuestro Fundador, el HermanoJuan Fromental, nos quería dedicadas a la educa-ción y la catequesis, según el carisma lasaliano,aunque las circunstancias sociales en que nació elInstituto hicieron que las Hermanas se dedicaranen gran parte al servicio doméstico en casas reli-giosas de educación o seminarios. A los pocos añosde la fundación, el Hermano Juan fue desterradopor sus superiores y se le prohibió toda comunica-ción con las Hermanas. Desde entonces, las Her-manas fueron dedicadas, prácticamente en exclusi-va, al servicio doméstico, reduciendo su formaciónpersonal al mínimo. Hemos tardado en recuperarel camino que nuestro Fundador deseaba paranosotras. Nuestra Regla actual expresa claramentela unidad de nuestra misión, que es la educaciónhumana y cristiana de niños, niñas y jóvenes, espe-cialmente los pobres; pero esta claridad no es tan

evidente en el vivir y sentir de cada una de las Her-manas, por el peso de las circunstancias históricasa que me he referido.

– ¿Cómo ha abordado el Capítulo General estasituación? ¿Han puesto en marcha alguna estra-tegia que permita corregirla?

Ante todo, el Capítulo General ha comunicado alInstituto, con fuerza y de manera unánime, su con-vicción de que nosotras somos portadoras delcarisma de La Salle y de que queremos vivirlo en

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Entrevista con la Hermana Ana Berta Arcos, Superiora General

Por H. Antonio Botana

2.2 El Instituto “Hermanas Guadalupanas de La Salle”

y su reencuentro con el carisma lasaliano

El Instituto “Hermanas Guadalupanas de La Salle” fue fundadoen México por el H. Juan Fromental Cayroche, en 1946. Es unaCongregación Religiosa de derecho pontificio, aprobado por elPapa Pablo VI. En la actualidad está formado por unas 240 Her-manas, y se encuentran en México, Colombia, Brasil, Perú, Boli-via, Estados Unidos, Italia, Madagascar y Filipinas.

La Hermana Ana Berta Arcos, Superiora General del Institutodesde julio-2004, nos presenta la situación actual del Instituto,de búsqueda y reencuentro con el carisma lasaliano.

Sor Ana Berta Arcos,Superiora General

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plenitud en nuestra condición de Hermanas Gua-dalupanas de La Salle. Luego, ha aprobado diversaspropuestas que ponen el acento especialmente enla formación de las Hermanas, a diversos niveles, yorientada a hacerlas tomar conciencia de su identi-dad como también a prepararlas para desarrollardignamente su misión. Pero las propuestas vanmás allá: por ejemplo, el Capítulo quiere que sesometan a revisión todas y cada una de las obrasque hemos heredado del pasado, para comprobarque responden efectivamente a nuestro carisma, y,en caso contrario, corregirlas o abandonarlas.

En conjunto podemos decir que el Capítulo hapuesto al Instituto en estado de “refundación”,para recuperar la unidad en el carisma de nuestroFundador que, a su vez, es el que él mismo heredóde San Juan Bautista de La Salle. El Capítulo pre-tende que las diversas funciones y tareas que reali-zan las Hermanas queden integradas en la únicamisión del Instituto. Hemos asumido la responsa-bilidad de desarrollar un proyecto que sea, al

mismo tiempo, fiel a nuestro carisma y creativopara responder a lo que la Iglesia y los pobres nece-sitan hoy de nosotras. No va a ser fácil ni rápido,pero hemos aceptado el reto.

– El nombre del Instituto es “Hermanas Guadalupa-nas de La Salle”. ¿Por qué “Guadalupanas”? ¿No leparece que este nombre les quita universalidad ylas identifica demasiado con un pueblo concreto,con México?

El nombre “Guadalupanas” nos relaciona con Nues-tra Señora de Guadalupe, que no es sólo patrona deMéxico, sino de toda Latinoamérica. Ciertamente,está indicando nuestra raíz histórica, de la mismaforma que la denominación “De La Salle” alude aotra raíz que también está ligada a la Francia delsiglo 17º. Pero las raíces no tienen por qué ser ata-duras, no nos quitan universalidad; nos recuerdannuestra herencia y nos hacen sentirnos encarnadasen esta humanidad a la que somos enviadas.

Pero hay más, pues el icono de María de Guadalu-pe es para nosotras el pozo donde encontramos lomejor de la espiritualidad lasallista: en él contem-plamos la Mujer que lleva en su seno a Jesús yquiere darlo a luz en medio del pueblo al que vieneenviada, y al que dirige su mirada. A través denuestro icono familiar intuimos el misterio denuestra propia identidad de consagradas, enviadascomo María a formar a Jesucristo en el corazón delos niños, como dice Juan Bautista de La Salle. Nossentimos mediadoras, como María, entre Jesús ylos pobres de nuestro pueblo.

– El 43º Capítulo General de los Hermanos de lasEscuelas Cristianas, celebrado el año 2000, reco-noce oficialmente el Instituto de las HermanasGuadalupanas de La Salle como asociado con elInstituto FSC para la misión lasallista. Este reco-nocimiento, ¿significa algo para ustedes?

Este reconocimiento ha sido para nosotras un moti-vo más para refrescar la conciencia del común caris-ma que nos anima. Nos hemos dado cuenta que lafamilia lasallista desea ver en nosotras la encarna-ción del carisma de La Salle vivido en plenitud comomujeres consagradas. Por eso nuestro CapítuloGeneral ha insistido fuertemente en reforzar almáximo la comunión con el Instituto de los Herma-nos y con las demás instituciones lasallistas.

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La Congregación “Hermanas Lasalianas” es larama más joven del árbol lasaliano entre los Insti-tutos Religiosos. Desde el año 2002 es un Institu-to de derecho diocesano, con unas sesenta Herma-nas. Fue fundado en 1966 en Vietnam por el H.Bernard Le-Van-Tam, que tomando en cuenta laescasez de maestras capacitadas para atender a losmás pequeños en la escuela y respondiendo aldeseo de varias jóvenes que deseaban consagrarsecomo religiosas según el carisma de La Salle, inicióla fundación de esta Congregación. La Hna. Mar-tha, de la Congregación de la Providencia, ejerciócomo Maestra de Novicias y fue la primera supe-riora de la Comunidad.

En Junio de 1973 el H. Joseph Vankhoi, Visitadorauxiliar del Subdistrito de Tailandia, obtuvo laautorización para solicitar los servicios de las Her-manas Lasalianas en su Subdistrito. Así, enNoviembre de ese mismo año, cinco jóvenes Tailan-desas fueron a Mai Thon, en Saigón, para hacer suNoviciado. En 1974 se iniciaron los trámites, en ladiócesis de Saigón, para el reconocimiento canóni-co de la Congregación de las Hermanas Lasalianascomo institución de derecho diocesano.

Poco antes de la toma de la ciudad (1975) por lastropas de Vietnam del Norte las jóvenes Hermanastailandesas regresaron a Bangkok y desde entonceslas Hermanas participan activamente, junto con losHermanos y con Seglares, en la animación del Cole-gio La Salle de esta Ciudad. Posteriormente lasHermanas crearon la Casa Cuna La Salle, dondeatienden a un centenar de bebés de uno a dos años.En un barrio cercano al Colegio La Salle dirigen unaEscuela Maternal con alrededor de 650 niños de 3 a5 años, así como un internado para 60 niñas.

En 1975 un grupo de 23 Hermanas Lasalianas, sin-tiéndose amenazadas por el régimen comunista deSaigón optó por expatriarse y estableció una comu-nidad en San José, California, EE.UU.

En Vietnam, a partir del Mayo de 1975, una de lasprincipales preocupaciones de las Hermanas fue

atender a los niños y niñas que habían sido aban-donados a causa de la guerra. Entre 1979 y 1988 lasHermanas crearon, superando las dificultades,diversos centros de catequesis. Posteriormente lasHermanas se han dedicado a diversas actividadeseducativas, principalmente a favor de los niños yniñas. La Casa Central de las Hermanas, inaugura-da en 1990, se encuentra en Mai Thon, Ho ChiMinh. El marco de la respuesta de las Hermanas esel de la misión lasaliana, el mismo que caracteriza atodos los Lasalianos: la educación humana y cris-tiana de los niños y jóvenes, especialmente de lospobres. Y su fuente de vida es también la misma, laespiritualidad de La Salle.

Actualmente tienen siete comunidades en Vietnam,dos en Tailandia y cinco en California, EE.UU.

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2.3 Hermanas Lasalianas(La Salle Sisters)

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La Unión de Catequistas de Jesús Crucificado,fundada en Italia por el H. Teodoreto Gerberoglio,ha vivido siempre la experiencia de ser una Asocia-ción de fieles al servicio de una misión. Y así tuvosu reconocimiento oficial como Asociación canóni-ca en 1914, si bien había comenzado a existir unosaños antes. Tienen como misión la actividad cate-quística tanto en la escuela como en las parroquiasdesde una espiritualidad inspirada en la adoración

a Cristo Crucificado y Resucitado.

Con el tiempo, al interior de esta Asociación, algu-nos de sus miembros comenzaron a profesar votosde pobreza, castidad y obediencia, dando origenen 1948 a un Instituto Secular. Desde entoncesviven de manera asociativa tanto los miembros delInstituto Secular como los que viven su vocaciónde Catequistas en el matrimonio.

En estos momentos los miembros de la Unión deCatequistas están trabajando sobre la nueva formaque debe tomar su experiencia asociativa, lo hacendesde lo que ha sido su tradición y también a par-tir de la reflexión que se está realizando en la Igle-sia y en particular en el mundo lasaliano.

Actualmente la Unión de Catequistas integra unas110 personas, entre Consagrados y Asociados, yestá presente en Italia, Perú, Brasil y Eritrea. Apesar de sus reducidas dimensiones, la Unión deCatequistas ha fundado y dirige obras admirablesde carácter social, en las que un gran número depersonas especialmente pobres se benefician en sueducación. En Italia tienen unos 200 profesoresque trabajan en 17 centros de Formación Profesio-nal. Es a ellos a los que se va proponiendo un reco-rrido asociativo para participar en la Misión y laespiritualidad de la Unión.

Para ellos es muy importante mantener los lazoscon el Instituto de los Hermanos de las EscuelasCristianas que un día les vio nacer y que les reco-noció como asociados en el Capítulo General del2000. Expresión de esta vinculación con los Her-manos es la participación de los mismos en algu-nas de las obras de los Catequistas tanto en Italiacomo en Perú y Eritrea.

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2.4 La “Unión de Catequistas”