para estudiar santa maria de la victoria, primer asentamiento español del siglo xvi en tabasco

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Page 1: Para estudiar Santa Maria de la Victoria, primer asentamiento español del siglo XVI en Tabasco
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FWRA i.ETICX.4 1. SAULZAR LEDESMA-INSES C H A W JIMSNEZ

corría la tradición de que había sido trasladada hacia la capital de Tabasui siendo la patrona de la villa Santa María de IaVictoria, y que Juan de Grijalva o el propio Hernán Cortés la habían trafdo en el tiempo de la conquista.

La preocupación por el pasado colonial c o m e d a manifesrarse en el wnsa- mien& &mío hacia segunda mitad del siglo wc, en el contexto"de ks exploraciones extranjeras y sus interpretaciones sobre las antigUc&~ deTabam, concretamente las de Desir6 Charnay y las niiaas de Centla (Cae, según Gil y S h y también Cbanay). La discusión sobre la identidad del ver-

I dadero Grijalva (Rovirosa,1946:15-20) fue parte importante de e s a preocu- pación. Los libros de los conquistadores y cronistas de los siglos m y m, algunos documentos históricos y las tradiciones orales, empezaron a ser anali-

1 l

zados para interpretar la propia historia5Sin embargo, el siglomi les planteó a los pensadores decimonónicos numerosos problemas, tanto por el descono-

I cimiento de documentación histórica como por una memoria oral conserva- da a re- debido a que la presencia de los piratas habia dado lugar a cons- tantes mavimientosdepoblaaónen todalapmviaC;a,acambiossocioeconómicos, demográficos e hidrológicos de gran envergadura, cuyos registros, cuando fueron hechos, se perdieron d e s p 6 en incendios y saqueos o se realizaron s61o parcial o tangencidmente.

Incluso asf, Santa María fue rmnsuuida por el pensamiento del sido m con el orgullo de ser la primera población espaiiola de la Nueva Espaúa, cuyo nombre qresent6 la gracia del cristianismo recibida en Tabasw y en Méxi- co; fue vinculada estrechamente a Ia figura de los Montejo y la conquista de Yucatán: se estableció k secuencia de sus autoridades municipales, la tradi- ción que existía respecco a su despoblamiento, y fue considerada contemporá- nea al sutgimienm de Villahermosa a finales del siglo m.

Aunque hacia 1816-1821 cartográficamente se hizo referencia a los %esti- gios de la antigua villa de la Victoria", en el plano de Tomás Avendafio (Guz- mán,1982, plano 8), y e t n d c a m e n t e Daniel Brinton reportó, en 1896, los restos aiín visibles, que + los habitantes del puerto de Frontera corres- pondían a la iglesia y cementerio de Santa María en el poblado de Dolores 'Brinton apud Mesue, 1907,I: 199), el sabio RoWosa reconoció en 1897 Iue "la población (habfa desaparecido) del todo, con la circunstancia exaafia

E', de haberse perdido su tradición y el sitio en que fue fundada". La discusión -

: I Manuel Orom y Bura, Josi N. Rovirosa, Manuel Gil y Sfnz, Joaquln Carda Iuzbalccr~

cuál era la verdadera identidad del río Grijalva a p o f a b preguntas que se suscitaron respecto a la ubicación. ue la identidad del do Grijahra del siglo m fue&ececi niero Pedro G o r d a , las coordenadas g~&cas predw.

tctoria no pudieron ser establecidas, así como tampoco las de itios indlgenas estrechamente vinculados asu origen y aiios t e

wir, el pueblo de Tabasco o Potonchán y Centla o Cinda.6 lo largo del siglo m un &em paciente y perseverante de recopilad&

ental por parte de vanos estudiosos7 ha aportado más fuentes valiosas as que dispusieron los pensadores del siglo XX. Basados en ellas, los enfo- sobre Santa Marfa profundizaron el papel polttico militar que jugó en la sm de Yucatán y la c o n f o d ó n y desarrollo de la encomienda, así

o en los dculos demo&cos de la población indfgena a travb de los os y encomenderos residentes registrados en ella. Estos enfoques, sin go, no han considerado ni necesitado considerar con precisión la ubica-

espacial del asentamiento. Ha bastado con la referencia a un área de

ubicación de Lavictoria, empero, no deja de ser relwante parala histo- I como para la arqueología histdrica, cuando se trata de abordar aspectos

Potonchán" se iidcntitica con d "pueblo deTabasco". Juan Dkz y Conts se A r e n a la n& indigena de PotoncMn, mientras que Cortes llama d asenramicnto "pueblo de

; iguIlmente Mpa de Gómara B d da a encender a PoroudLáo como un puchlo cia dikrente d deTab-, d mal recnnvino a este par no haberle dado guura a los

b l e a cuando U-n a i mando de Juan de Grijalva en i518, pero esto haber sido r de Bmd Woss, 2003). Por otra parte, Cenda como taI nunca er mencionada par

ero sl por Berna1 y par el capellán de Con& U p a de Gómara. las Rckciones Gcogrffiru de 1379 sefidan a Pmondiln como el pueblo y siúo donde U* COI-

o encuentros y escaramuzas con los vecinos. Tabaquillo en 1579 eralo que habfa del antiguo Pomndidn (RHG, 1983: 416,417,425).

onane primeramente las Rekiones Hhdnico &pd@ && a.c@* va en 1898 en Madrid, junto con$ mapa de k praviacia nm Cruz, con varias publicacionesposteri4res entrelas qu

de la Gana en 1983 (RHGIX. 1983); los d n m m m w r c q (1903, PranceV. Scholes y Eleaoor A d d MQ&), ), F m i s m Santamaría (1950), J&6 ~@ta$íaRakíi).

y Ana Luisa Izquindo (1995). As1 ~~bi:ki~.docwi~n&.&~~,&~Li $e de an&% e interpretación han dada a congm como . E ~ $ , & & I ?

Roys, Eleanor Adams, Ignacio Rubio M&, k o b ~ ~hamQ& . $12@>,y,fho . , Rnz (1994 y Ruz ctal., 2000).

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tales como la organización del espacio urbano, el papel de la villa en la or zación del espacio territorial, la conformación y desarrollo wmo asen to ptimado del siglo m o los factores geográficos y su magnitud nieron en su permanencia. Puede pensarse también en estos mis en relación con los asentarnientos prehispánicos vinculados a Santa M el tiempo de la conquista. Muy particularmente para la arqueología cunstancia es de importancia fundamental, no sólo por la propia na del trabajo que requiere de k precisión geográfica para llevarse porquela misma ubicación es uno de los elementos principales de interpre ción.

El estudio de Santa Marla de la Victoria como un asentamiento de morde nadas geográficas precisas, como un lugar red en el espacio, no ha sido abolr dado hasta el día de hoy porque metodológicamente plantea problemas dt solución dificil.

Los objetivos que persigue el presente escrito son sefialar dichos pmble mas, así como presentar los elementos que las mismas fuentes proporcionar pero que, aun cuando los diferentes estudiosos los han mencionado o sefiala- do, no han sido todavía sistematizados. Esto lo hacemos con el fin de sentai las bases para el inicio de un trabajo arqueohistórico. De esta manera estarh. mos respondiendo tra preguntas principales: 1) ¿Qué problemas plantea la ubicación de Santa María de la Victoria?, 2) ¿Qué condiciones de conserva- ción de restos materiales deben considerarse? y 3) ¿Qué clase de asentamientb pudo haber sido la primera villa de espafioles en Tabaco?

La ubicación de Santa María de la Victoria enfrenta tres problemas principa- les para ser determinada. El primero a la diversidad tanto de las descripciones que hacen los autores de los textos primarios como la "lectura" o interpreta- I

ción que de d a s hacen los estudiosos. Dichos textos son: - Testimonios escritos por los testigos en relación con Santa María, al

área o circunstancias en que surgió (v. gr. Hemán Cortés, Bernal Dlaz del Castillo, Juan Diaz y Andrés de Tapia). - Los escritos de la propia vivencia de habitantes o visitantes de Sant:

María durante sus años de viUa de espatíoles y cabeza de provincia a mediados

l I

siglo m o de declinación durante la primera mitad de la Torre, Diego Quijada, Vasu> Rodrfguez, Mel ,9 Francisco Cárdenas Valencia), y

mismo- siglo m o del xvn

ara, Juan M p a de Velasco, Juan Dfh e, Antonio de Solls, Antonio de Herrera).

es se concluye que la localización de o pueblo de Tabasco pudo estar en:

desembocadura del Grijalva (Juan Dfaz); en la ribera del susodicho onde entraron los conquistadores (Hernb Cortés), a media legua de de los Palmares (Bernal Dlaz), a media legua rlo arriba (Mpez de

y media del real W p m tonio de Solis), el sitio ton según Wesr, Psuty y

Lacroix); precisamente arriba de donde el rio

s por Ana Luisa úqwerdo (1995) aam y Meichor de A k SanraCniz cnwmendem

esas niarionarios. pensó que cl rio GNjalm en d siglo xvi era cl rlo Dos Bocas (hoy Río Seco);

concluyó con base en sra misma idea que Cenrla habrla sido Comaldm.

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que a

r

FLQRA wa.4 I. SA~AUU~ IEDESMA-UUSES CHAW JIMENEZ

. _ Grijalvaentra al Golfo de México (aamberlain); en la margen izqui sobre el emplazamiento de Santa María Uegarc mismo río, probablemente cerca de su coduencia con el arroyo erosas ocasiones: era un mal lugar, enfermo e ilif6 (West, Psuty y B. Thom); poco más arríbade la boca del Grijalva, a o ctoriapermaneció alrededor de 120 afios, y entre Trapiche (Izquierdo); a orillas del Grijalva (Cervera). ron a dicha permanencia debieron estar las que se mencioatir

Las depc iones y las interpretaciones son, como se ve, variadas. ntes textos: que era un puerto de mar, la garganta de lapmvlach cLva la identidad de los asentarnientos, por oua parte, es sin duda fun ecesario para el trato mercantil de los barcos de su majestad y de tal para el avance en la. ubicación geo@ca de Santa Marla, Poton amparo muy principal para el abrigo de los vientos recios y da- Centla, pero aun cuando se tenga claridad sobre elk, no es s& nfan del mar, y para el abasto de lefia, agua y reparación de em- necesario resolver un segundo pmblema que es la determinación de un puerto necesario para el avance de la conquista de Yucatán denuas de la unidad de medida "legua", más aquellas delas "leguas el cuidado de la costa de los enemigos de Espafia y "leguas corras" que algunas fuentes tambih distinguen.

Sabemos que el valor de las leguas en el siglom y durante toda la 6n de Santa Marfa como población costera, cercana al mar - fue variable se@ los pueblos y lugares. Entre las equivalencias para la según las RHG (2095,2236 o 2786 metros), y sobre un braza que hoy &a se manejan entre los especiaiístas existen: la de 5572.7 m, s mencionada en los textos sino que cartográficamente 4472 m y la de 4190 m, aunadas a las equivalmias que un eshidioso ión, como se observa en el mapa r&do por Melchor de AIfam concluir individualmente con base en el cálculo de las distancias medi n 1579, quien la ubicó al oriente de una formación eni insular la actualidad entre dos puntos conocidos y su comparación con las d' orte por la Mar del Norte (Golfo de Mixico), al oriente por el dadas en el siglo m, lo cual puede arrojar equivalenuas muy variab rijalva; al sur por el brazo del río llamado de Taxagd (El Trapi- bién, y diferentes de las tres mencionadas. idente por el río de Chiitepeque (río González). En esa carta

Las Rckionrs Hütdrico Geogrdjcdz (RHG) de 1579 constituyen las comparte la península con una estancia de ganado, posiblemente tes más precisas y confiables en cuanto la ubicación de Santa María; el ~ueblo de indios de T w d (Mapa núm. 1). 4

del antiguo Potonchán ni de Centla en 1519. Tomando en cuenta punto geográfico que hoy se ubique entre los 2095 y los 2786: fialamientos de las RHG M el sentido de que Santa &{a se encon distancia de la línea costera ha sido sefialada por +o de losi media legua del mar, a una de la boca del rio y sobre un brazo de éste encionados como una ubicación probable para Santa María de la 1983: 369,416), y calculando para cada una de las tres equivalencias aun haciendo gala de imaginación, no existe una geoforma a c ~ d donadas (5572.7,4472 y 4190 metros), no hay actualmente ningún p e una peninsula tan característica como la del dibujo de Alfaro geográfico en la banda ocudentd del río Grijalva, desde el arroyo EI che al sur, hasta la desembocadura del río principal al norte, que m blamiento de Santa María de la. parece haber sido u n esas tres condiciones. to que se verificó a lo largo de, posiblemente, más de 40 &os,

La imposibilidad de ubicar basándose en la información de distancias es del siglo m hasta algunos años despues de 1641, cuando el de alguna manera permitiera localLar aproximadamente la realidad esp se insta6 formalmente en San Juan de Villaherm~sa.'~ Durante ese Santa Ma& plantea un tercer problema: la configuración de la linea del sido mi jes semejante a la que hoy conocemos? o ¿en qué medida y d rdo señala 1641 como el momento en que Santa Marla se abandona ddtnitiva- manera se ha modificado? se mtah el Cabildo de San Juan de Villahermosa. ~l Miguel Gsvo y

ce 1794 Pe hada juicio" de que SantaMarIase había despoblado hacia 1667 ( S m m I a , " b idcmiticación que diferentes nutores han hecho de este 'brizo" del 1: 273). En 1617 y a propósito de la defensa, se hablaba de Santa Mvia wmo "la viüa

de Taxagual" que mencionui hs RHG, er el arroyo El Coco, hoy llamado El Trapiche. Pada" ( G o d e z C., 1979, ID: 13.

barca prime SUSCD

Lo "m& del Q da ea h t q bordq

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baber sido de peso para la permanencia de la p o b l d n en Santa M*&?@ . . .. 10

1 .mame de los pueblos de La Chontalpa, el Usumacinta e incluso del misme. +San Juan de Vidahermosa, que se intensificó durante el último cuarto del siglo mr, obligó a que los vecinos, entre otras cosas, organizaran una defensa l

m& contundente de la provincia, la cual incluía una hiena en la "villaviejC

I -

Al parecer desde 1638 existía ya un "fuerte de la Victoria" con ci zas de d e r í a y que contaba con la asistencia organizada de los vecinos de San Juan (Cárdenas V., 1937: 123). El mismo permanecía hacia 1656 1 (Santamarla, 1950,I: 264), pero en 1677 se aludia a un fuerte "prometido", 7 es decir, por hacer ( G o d a C., 1979, III:13) que hacia 1680 habría queda do destruido junto con un castillo y sobre cuya demolición por "desconoci- dos motivos", inquiría el rey en 1705 (Gonzála C., 1979

La información sugiere que durante algunos años, entre 1675 y - la <

) del cauce del gran ;o Mazapao Das Bocas, hoy Río Seco (a k

Este fenómeno, pensamos, debió contribuir grandemente a la forr sólo de una nueva línea costera sino a la formación de una parte del mismo delta del río Grijdva.

Dicho cambio hidrológico, aunque no fue registrado por los documentos iiciaies directamente, sí permaneció en la memoria histórica baja el manto

I ' La fcdu en que se llw6 a cabo este desvio es 1675, pem es U acon-enr0 UC

deberá estudiarse a prohuididad, tanto hist6rica como geo&camente. I P

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- - - -

FLORA LE11WII 1. S V - ~ J i S M A - U I I S E S CHI[YEZ JIMfiNEZ

;ud leyenda de piratas. Esta forma de registro histórico posiblemente si

io a la inestable situación en que las incursiones piriricas pusieron a 1: población de Tabasco, originando importantes movimientos demográficos d< los cuales sf se guardó memoria escrita Gracias al presbítero Gil y Sáenz, a sabio Rovirosa, el ingeniero Pedro González, y después en el siglo m, a lo: estudios de Echegaray Bablot (Falcón, 1965: 13) y West, Psuty y Thom, se conoce este importante fenómeno de manera histórica. La tradición. así como los registros aios que hemos aludido líneas arriba: el desconocimiento de destino del fuerte y el castillo de 1680 que tenían las autoridades en 1705; 1% actividades destinadas a construir infraestrucnuade contención al avance cor- sario llevadas a cabo por autoridades y vecinos hacia 1678 (Ruz, 2002) y un "gran diluvio" ocurrido al sur de la Chontalpa ca. 1680 (González C., 1979, 1: 31ss), apuntan a ese trastocamiento hidrológiw debido al reencauce del Mazapa y suvinculación al Grijalva. El fenómeno, sin embargo, obliga a pre- guntane sobre los efectos en la geomorfología del litoral en el área que nos ocupa

Las RHG de 1579 describieron un mar que se ponía bravo entre septiembre y mano, y donde laplaya,14 llana y baja, tenla "muchos bajos y revienta fuera casi una legua apartada de la tierra, y aun cuando los navfos vienen a recono- cer la costa, primero dan en tierra que laven, y asívienen con mucho cuidado y la sonda en la mano" (RHG, 1983:432)

Una costa y plataforma continental de esta naturaleza: llana y baja, m& la acumulación de sedimentos que naturalmente debía estar depositando el Grijalva,15 pero que a partir de finales del siglo XVII se vio incrementada con los aportes de Mazapa16 y en la interacción de procesos varios como la acción de la energla de las niareas, la acción de choque entre las corrientes marinas y fluviales, el clima, etc. (Coleman, 1982:1), las cuales debieron colaborar en la

'"r el contexm y forma en que se da esta desurpción, se entiende que por "playa" aquI se esti hablando de la piataforma continental.

Proceso geomorfo16gico en que la iínea de asta l e p terreno al mar y que se pmduce en los sistemas ddráims como d del Grijalva (Reading, 1986: 130-131).

l6 En su niadro 3, "Descarga y matwialer en suspensián de rlos selectos", Wesr, Psuty y lhom muestran que los materiales en suspensión del rlo Mdapa-hoy la corriene fom- da por los antiguos dos Mazapa, Mercalapa y Gnjdva- (medida en la estaci6n de Peñim), es muy superior -21.6 x 106lm3- a la de los 110s la Siwra (en Pueblo Nuwo 1.8 x 1061 m3). Usumacinra (en Boca Cerro -5.6 x 1061m3- y en Sao Pedro 4 . 2 x 106/m%) y el Grijalva (en Frontera 13.2 x 106lm3) (West, e t d , 1969: 39).

1

1 ~ I * M R L A D E I A ~ c x > B I A : ~ - = ~ ~ ~ ~ $ . ~ ~p

d n d e l p ~ d e ~ d e I i U n r . d e c o s t a y ~ L f i . n ~ ~ de la manera que hoy lo conocemos. La contribución d d $&an *:* del Grijalva no hizo sino acelerar un proceso pmodoióg-,+a $e

actalstiw notabh habria sido el periodo de tiempo en qwpqg verificado: de finales del siglo xw al siglo %17 . J

Araos dalaha en 1794 que el Iuga que CQ& el altar de la virgen era muy a propósito, a laga

(Santamada, 1950, 1: 264), porque la os de los hombres del siglo xvm y alosnuesms ya

posible locdizarla distante a mediakgua delamar". El delu del Grijalva ap-ente Nleve km dade su base 4 e - a la d-mbw- de El Trapiche en el Grijalva- Basta la boca del do (Mapa núm. 2). estudio de estos posibles fenbmenos hidroMpim y geomorfológico que

histerias están aeáaaado, wnmbuirla 4 mismo Uempo a wm- 'ora Santa Mada, y a hacerlo con los sitios del poscI;ErYco a d d -

om (1969:YO): Bucnos Aires, Concepción, El Coco, mas, Madero p h t a Rita, cuya ubicación pudo haber

mis cercana al mar en el sigloxw de lo que es hoy, y que pudieron ta María y g~ &a de influcnd.

ONDICIONES QUE HAN P E R M ~ O LA DESTRUCCI~N DE m RESTOS MATERIA-

E SANTA hhfA DE LA VICTORU

ajo arqueohiitórico de la primera villa de espaiioles en Tabasco enfren- condiciones n a d e s y sociales adversas en cuanto ala premvxión de

restos materiales, que desde su misma fundación han estado actuando a lo o de los siglos; unos de manera permanente, otros en determinados mo-

Jwé N. Rovírosa y Ddel Brinmn mcarinnan f6nhe~w h i d r b h en la barfa de twa con relación a la isla drl ~ u ~ y a fiiules del siglo ~ c , que mucwan la tham'ka 16gk m la dwdmcadue M río. De hecho, d arginnaiw de Daid ChamaydG que

a b a s a h e n s s r o s E e n 6 m o i u i n b ~ enhb-mdrl 1

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cuando este suceso parece haber sido el detonador del p..-*-- A- m-:---

-- -- al sitio de San Juan de Villahermosa y h solicitud de traslado oficial hacia ese 1 l u ~ , lo cierto es que duran% 40 años más algunos habi~,., yciiii.

todavía en Santa María, lo uial sig&ca que la estructura urbana d.. miento continuó vigente, aunque no sea posible determinar sumagr:- ' %'

se tienen noticia de algún otro asalto hasta 1640, cuando piratas hi atacaron la villa deTabasco, por lo visto. furiosamente, ya que los h se quejaron de haberse quedado desnudos, con su iglesia quemada estado miserable. La población permaneció sin embargo, pues lo: dijeroh haber reedificado la villa y la iglesia (Izquierdo, 1995:37, . así, la infraesuucturaque pudiera haber tenili- 1- -7:"- -

ción debió haber sido de menor cantidd v r. .. . -- --

res tiempos. Debe tomarse en cuenta, además, de que se acercaba el momento de su abandono definitivo. . - ' 1 Despues del despoblamiento de la pr) del área costera, desde Chiltepec hasc ce haberse dado hacia principios del apdMesue, 1907,I: 204) y con una área de la banda imuierdn del CAi=l- 1- -- -.- - .- , ..s.. a~-' uc AA riapiuie no I mos estudio histórico, e t n o d c o . anrrnnnlAdrn n onA-ll(-:-- -1-

0 , - describa el proceso dereocupación, sin demogrática que actualmente se obser

-- ' - J -'--> cuando se producen los grandes movimientos migratorios del sigla xx debido 1 a la petrolización de laeconomía, lo cual, a su vez, ha orisinado una ui ción acelerada, otros usos de suelo muy posiblemente perturbadores, , pnadería y las obras de infraestructura carretera. Es probable que estc, .,,, res hayan contribuido a la destrucción de restos materiales, y desde luego, n se descarta el saqueo.

MARtA DE L4 WCSOW PRIMER MENTiAMlEWQ FSP-L DEL S. X%T

LENTO QLIE puso HABER SIW SAWTA m DE 1.6 V ~ m m

y las caractetImica~ de sus suelos, dieron lugar a que los estudiosos on ciertos escriwrea de los siglos xw y xw la apreciación de a no era más que "un c a d o o (Gunh Lacrok), "un ruin y

tadonto'', "un pueblo muy &mo0' (fray Ton&), ''m villa de de poca poblacidn en un medio h d " ; un establecimiento inesta- u fundación, de poca arradón para los espafioles, con indios beli- - .

m"".

9tas apreciaciones, que en efecto son reales pata determinados momentos ~ c ~ f s t i c a s materiales del asmtamienro, han dificultado o Francamente h m d o la apteciación y apn>v+enn> de la riqueza que 1% mismas *."

--- , A del espacio provincial, a m h de aquello$ ck di-m Mole cuyo can&- $rito se vería enriquecido con el trabajo aqueohgim. Lo que ha-mdd6 kstas aureciacimes es que genexalizan para todalavi& de Santa Maria lo.% . .

- d a n los efectos d J incendio p i r a de 1640 y rmros de b rehabilita- In posterior que realizamn los vecinos> pero no s610. Es posible q ~ e hayati m e c i d o de sus mejores momentos. Tentativamente se pu+ . .

Gbuirfa, sin duda, a labiisqucda arqueológica y a la mmprensión del t6meno urbano.

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I i citamos a Castro y Araos quien dijo que en 1667 "se hada juicio" de qi

1 . bmios de indios estaban regidos por a-

Santa María se habh despobbdo, pero en reaIidad el momento no pued del alcaide de indios. Los p m n e s de he con certeza con las fuentes conocidas hasta &ora. que r+on en diferentes momenm

Esta última etapa es nectwio cahsiderarla con atención dado que 10s , mencionan entidades socdm@& d i f m %os que pudieran enconuarsecotmponden'an a ella en gran parte. nes se hicieron *de barrio en b d o " .

&, De seto y huano, o de palma y j a h u w con P 6) traza y la injaesiructura & ,% I'fwria &to y de bejuco. Entre 10s elementos de SU

se Encon& 10s cordes y posiblemente 10s tapmw. L ~ P La de que Santa María fue un caserío de unos -tos Vecinos mu dona que las ~ k g s e&n kvantadas del suelo sobre h~r-anm

lejos de la que nos proporciona una 1- atenta de las fuenm. D~~ de ella de de cañas por donde enmb el viento que con informaci6u muy rica sobre la organuación espacial y la i n k u u c t u r Santamarfa, 1950: 247). de la villa: 1% Relaciones hbtdrico geogrdf;m de 1579 (RHG, 1985) y las %nrcQdn la tealizaban en 1579 los indios de ~w~~~ "nIa-

hablan del proceso de su despoblamiento de 1605 a 1622 (Izquierdo, 19951,~ a A. La información sugiere que pudo h a b e d f m f ~ ~ ~ ~ todo se ubican en lasegunday tercera etapas, mismas que hemos considerado o relaciod& bienes inmuebles, como sedesprende dela infor- 1% de más alto desanollo urbano del asentamienro y su d h a c i d n . de en 1620, devarias Y de ambas corresponden a un asentamiento maduro. n, que en 1541 &daba el &ajo de sus indios comenda dados a

Es verdad que Santa Marla ataba construida con seto y h-o, en un terre- mtrupxn pan anos BUZ ctd, 2000: 42). no arenisco, rodeada de agua, bajo condiciones climatológicas de trópico hd- ca&[rJP. M e mayor Di* Quijada apuntó en 1565 que medo adversaspara k vida. Su arquitectura y su uriía M competían a p o b l d o r n ~ l e , sin de cabildo, ni iglepia de piedn, te 1~ de Mérida o de Ciudad M, tampoco con 1% viua dudades de , auwue después dijo que habla mandado a dos hombre8 a la -no de MMco ni del Bajío; tampoco con ninguna de ks ciudades espdola^ , y, embargo el Cabildo funcionaba y estaban ademh, las de su timpo, Pero hdus0 asl Santa María tuvo arquitectura y orpiza. Con dos kves. Posiblemente los oficia& de Iqdic i6n , l a m ci6n h p r o p i a y fue capaz depennariprer como el prúnado de ,, los oidors y otros fun&narios hayan trabajado en la -del

provincia duante más de 120 arios. Santa ~~í~ tuvo: c&pnn+ar! Una sola calle, torcida, "conforme a 10 que come la +púbIka.' Paralas pujas, para sacar Y ver la &oneday el remate

dicha Iom'' en 1579. Posiblemente el eje espacial, organizador de la villa. ienes de &tus (1 561). una plaza donde se P- ~ O ~ P W ~ de Un h o - F i e un barrio 20 bum'os?Un hospital, mencionado en 1620, dividla ry mayor par;i la pfcota, la horca y la atarazana 115401; lama&

la vivienda espariola del barrio de los naborios, 10 C U ~ sugime muas difaen- 1541) y para a ciertas mujeres "putas bJ1a=¡soaS (1541) Y quid ciadas de vivienda por grupos sociales y organizadas en entidades espaciales pata la y acopio del mbuto de las encondendas del T. un cano 10s barrios. Los espatíoles posiblemente ocuparan la loma y los indios y semejante a una plaza. 10s barrios de laboríos y naboríos.lf Quid tambiei aristiera un barrio de ue- %u para la d o d a de los indios de Atasca, T-4 Y Tavasquiuo

791, pára las deb-nes &ú'&icas y la admhkiaci6a de 10s maamefl- U* menos que otra cosa ae indique, la iníormacián que se daa conrinuacibn pmnuie de o pára k e j w la &&&& m Cabildo de la prefemcia de 10s Mon*jo

cstas dos hienres. 47). lavida de las dos && susrentadas oon IW limosna de 10s indio4 Naboríos eran 10s indios que servían en la casa de los enamad-, a manen de ir-

vien= domknc-. Los laborios, por su pam, re dedicaban a k lgnculrura trabajadorer dw y las difuntos en 1638 (C$nlena&V,, 1937: 1191 d l k n dan fe

de 10s espatíoles (Cabrera B., 1992). la dgnncia de UP templo.

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Un crmcntesio. 43 ahogados en el naufragio de una urca, entre los que iba el yerno de Francisco Montejo -Alonso Maldonad- fueron enterrados en el cementerio de la iglesia de Santa María (Scholes y Adams, 1938, 11: 17- 172). Y durante los 120 y más años de existencia jcuántas personas más ha- brán sido sepultadas en el atrio de la iglesia dedicada a la b i e n a v e n d siempre virgen Santa María?

"Un mzuh al pie de una cruz que es el remate de la calle de estavilia y loma en que está" y donde cargaban y descargaban al afio entre 40 y 50 barcas y barcos y fragatas de la Carrera de las Indias, del trato de su majestad o de particulares, trayendo las 100 pipas de vino, los caldos deEspaíia, mercadurías de Castiiia, harina, ropa; sal, jabón, herramientas y Uadndose el "trato de la villa": sebo, corambres, carne salada, zarzaparrilla y cacao. Un lugar necesario para reparar embarcaciones, y quizá tambien construuks.

;Mesones? Los hijos de un conquistador dieron albergue y sustento a un soldado que iba para Yucatán en 1541 .'' ¿Dónde se alojarían los 100 o 150 marineros que llegarían a Santa María cada mes, el número indeterminado de "estantes"25 que continuamente estarían allí en espera de trasladarse a Chiapa, Yucatán, Campeche o a la Nueva Espafia, o los funcionarios reales

.Rue venian a Santa Maria a realizar encomiendas específicas? ¿Quizás allí se concentraran los "tahúres y perdidosn que jugaban los juegos prohibidos de naipes con sus fuertes apuestas o acaso el propio doctor Quijada haya in- fringido en ese sitio la ley con sus juegos escandalosos? (Scholes y Roys, op. cit.: 354).

¿Un mercd?~Por ventura a la oriíla del río, en pequefias y grandes embar- caciones, donde laviUa se surda de todo aquello que necesitaba y le traían "de acarreto"? Un mercado para la venta del tributo de las encomiendas de la Corona: maíz, gallina, comales, petates, mantas, y la de los indios y particula- res wrnarcanos: frijol, calabaza, batatas, plátanos, ají, tomate, legumbres, raí- ces. Un lugar específico para que los indios de Tabasquillo vendieran sus cán- taros, tinas, jarros, aves y fiutas, y los de Atasta su pescado, iguanas, t o r t up , aves y fmtas. ¿Dónde se mercaban la carne y el pescado de los que se susten- taba la villa?

U Lucy Cemra (en Ruz eral., 2000: 46) considera que esta era la forma comh de aioja- miento de los eswntes ea Sancl Marla.

" Personas que estaban de paso en el lugar.

lugar & reqcidn, k - j ~ y endas del ley y de las mercad& de Canilla, Yucatan, N

bra y cosecha de maíz hubiera sido una actividad importante de114 o d a interna. Ello explicada algunas faceta~ ewnómicas y de la del &a de influencia de la villa, así como la existencia del o los

mención de oficios ros entre los habitantes de Santa Marfa es escueta, pero se sabe de

como herrero, sastre, boticario o calcetero. Estos oficios nehsariamen- n que llevarse a cabo en al@ lugar de la villa y debieron implicar o de organización. Espacialmente quid @e desar~flaron dentro de de los mismo artesanos y no en espacios específicos ("barrius den). El

o arqueológico posiblemente arrojaria luz sobre un aspecto m intere- como principal de la vida econ6mica y social de La Victoria.

ubk-idn y M @'vi&& un juega & apcm- Bemogrd$cm

os de población enTabasw d m t e el siglo xvi se han m& en los as. Las estimaciones sobre los españoles refieren una población espasa o diHcil debido a la naturalesa de los regisuos y por lo 4 no se le ha la misma atenci6n. La apreciaci6n de que SantaMaria tenia s61oUun &vecinos'> a t o por parte de sus mismos habitantes y visitadores

Danid Bnnton, signicndo G6mara (G6rnata, 1985: 38) pensaba que la Cm& de M un lugar denwaenoe poblada y altamente culthdo, c u c ~ rie P o r o n a , niyo

ficar m& sea o mazorca seca en ndhuatl o bten en maya, lugar a b 201). Ciaamenrc el abato de los soldados de los primeros años dc

la rapiña, pero ya desde 1541 se time el regiscm de l a e n d o n d a 5) y los documenm de 1620-1622 sobte el

ento mencionan waao encomiendas, posibherite muy -BS a SantaMYk, enmmadems tendrlan que I & Q ~ sur Msechzr de malz, lo cualles Unpodla cum- o& de uadndarse aSnn luan (4uierdo,191)5) I z q u d o , sin embvgo ~ a i w i d s

Fue hasta finaeb del siglo &cuan&-& vccuios se LncarOn en d &arrollo de w que fue el cacao, no el maíú lo que ''m qrte se d u v 6 bsar~ate q,la

T

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como de sus estudiosos, requiere sin embargo más atención pues "vecin la unidad de medida demográfica que implicaba al resto de la poblac cionada -mujeres, hijos y &ados- con los hombres espaoles, jefe milia, "ciudadanos propietariosn (Chamberlain, 1982: 24), encomen con oficio reconocido. Es decir, deuás de la unidad "vecino" estaba el la población.

En la primera etapa de desarrollo de la viUa se menciona a 60 soldad vinieron en 1525 y después entre 100 y 250 que vinieron con los M6, pero que se fueron a Yucatán. Para 1528 Chamberlain menciona a 30 vecinos (1985: 75). En 1533 se dice que "algunos soldados" r e g r a o Monrejo de Yucatán y se quedaron en Santa María. La primera etapa, e cw, registra una población en efecto escasa, de mucho movimiento y arraigo, compuesta principalmente por hombres, soldados y conquista sin mujeres. En esos momentos ellos solos wnstituirían los "vecinos".

En el aíio 1541 se tienen las primeras informaciones sobre la de can dc pueblos y de encomenderos. Fue a mediados de la década del 1540 c do Felipe 11 ordenó que estos últimos fueran casados o se casaran. P suponerse entonces que en este periodo empezaron a llegar 1 s muje tambiin que los espafioles formalizarían sus uniones con las indias. E ces la unidad de medida demográfica "vecino" habría tenido un equi diferente al de la primera etapa. Contábanse también los viudos y loss ros entre ellos.

Cabrera Bernat sefiala que el 'patrónn2' de cálculo de la población i establecido por Cook y Borah es de cuatro individuos por cada tribu y el de West, Psuty y Thom de 3.5. Cabrera estableció para la pob espafiola de 1579 el factor de cinco individuos por vecino al considerar para ese aiio los espaiioles vivian en mejores condiciones y estaban au tando (Cabrera, 1992: 100), pero para 1541, cuando se sabe habfa enwmenderos en Santa María (Ruz, 2000: 85,86), este factor podría ha sido diferente, pues se estaba i n i k d o la segunda etapa del asentamiento y blemente el desarrollo demográfico no habrla alcanzado su pleni posible que en ese momento algunos vecinos ya tuvieran a sus mujere

Gbm se Acre al faaor que sc usa wmo promedio & la exunsi6n de una unidad dom&dca. " "Tibutario" es k unidad de medida dcmog&ca pan la población india (Wesr,

Thom, 1969: 124). semejante a la de "vedno' para la población espafiola.

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' & ~ d i s ) con locual, podríamos especular, la población- dia a40 indi iduos, más ouos que no tuvieron encomie 1 más de la To)re informó que Santa Maria tcnia 30 veci

smos criterio habrlan representado 60 habitantes apr 9 se consideró el servicio personal i

ios de servicio por encomendero se calcula en el alcalde mayor Diego de Quijada asenti

ta María habi cerca de 30 vecinos, a éstos podrían sumarse sus 30 7 res, dos posibles hijos d a uno (60 hijos) y 60 sirvientes, es onas, más $a docena de espa6oles pobres que Quijada se llevó

ona en 15 junto con sus mujeres e hijos y que, en principio, It enecido a la población de Sanca Marfa. Así, estos se habrlan su- s 180 calcula+s: 12 hombres con 12 mujeres y con 24 hijos, es 48 personas; n total 220 habitantes.

de Velasco sefi 1 6 36 encomenderos y 14 vecinos sin encomienda 1. Con un probedio de dos hijos y dos sirvientes por cada enco-

216 personas, y supongamos que los a p d o - o haber tenido naboríos a su servicio, por lo 6 personas. Con estos cálculos, la ~oblaci6n a cerca de 272 habitantes. Y en estos da-

lación to.&, basada en 46 "vecinos" registra-

etapa de Santa Marla se aprecia una fase acia 1561. Posiblemente este momento haya sido

ano de lavilla, pues los barrios de laborfos y naborlos entos de 1605 a 1622 pudieron haberse originado

María no se constituyó, sin embargo, únicamente por os y sirvientes; tambih contaba con pobla- como la población ertantc de la villa, impo- entes conocidas hasta ahora.

r Diegd Quijada proponla a l rey hacia 1565 un magnlfim negodo de Tabas o, afirmando que 400 negros serian suficientes "para dar a su

p- y 4 de rentl.." (Scholcs y Adam$1938,1I 170).

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FLORA IZTICiA l. TihLAWI L B D ~ L I U S E S n i rV6Z ]&íSNEt

Alrededor de 1579 flegabgn a Santa Marfa entre tm y aiauo bar mes. Haciendo un d u d o de 40 individuos por embamci6n,jo habrh población cstarctc de 125 m b s p o t ú n r l o a lo largo de un mes. No rll olvidarse tampoco los Wtonarios reals. ;Serfa m w aventurado oensn

" sokmente

La infor&ón de ocho vecinos vara 1605 arroia. con haw en wn

mente mnfbbles, denotan el &'censo de poblaci6n que estaba ope en Santa Marfa.

. % ----- hasta el momento. La sisamahaón permize ahora apreciar a Santa como un asenramiuito de desarroUo urbano complejo, que el proceso urbano gmed de Tabm Y hacia las antecedentes hisróricos c

- - - - - r. e---- -- miento espa6ol. Evidentemente se trataría de un buen paso en el c o n o ~ ~ ~ to de la historia urbana y de la arqueología histórica de TabasBibl id

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Baron Rouge.

HISTORIA DE DOS FUNDACIONES: ;ANTA MARfA DE LA VICTORIA Y S A N JUAN BAUTISTA

DE VILLAHERMOSA

Ana Luisa Izquierdo y de la Cueva'

ste ensayoz busca aportar luces sabre las historias de Santa Maria de lavicto- a y de San Juan Bautista de ViUahermosa, yaque existen diferentes versiones e su fundación con interpretaciones polémicas, todas ellas basadas en tcsti- lonios coloniales de hechos que se vivieron en cada uno de estos

, ,,,+enramientos, vistos desde distintas perspectivas. El fundamento de este análisis son los documentos relativos al

tema que localid, hace ya más de una decada, en el Archivo General de la Nacibn y en el Archivo General de Indias en Sevilla y que fueron publicados, ya integrados cn un solo proceso, acompafiados de paleografia, comentarios y notas, m el titulo Elabandono de Santa Maria I la Kcaniay lafindación de San Juan B a u h de Clflkzhermosu.) A d o he sumado más folios de la admi- nistración colonial tabasquefia de los siglos m y y crónicas seculares y de frailes que estuvieron en Tabasco por aquellos tiempos.

Presento las pruebas que fundamentan mi aseveración de que Santa Ma- La de laVictoria fue un asentamiento que no fundó Cortés como común-

mente se añrma. Se usa el concepto de fundación desde la perspectiva juri- dica de otorgarle a un poblado una estructura legal que lo haga una entidad Le derecho dentro del Estado espafíol en Indias, dotándolo de realidad po-

' UN-, Instituto de Invertigaciooa Filol6gicas, Cenm de Estudios Mayu. ' Esrc ensayo tuva su origen en una ponen- presentada en elVI Congw Internacional

de Mayiatar celebrado ui j u h de 2004, en V~Uahermosa, Tabasco. Agradw a las docroras Linda Arnold y Marla del Carmen M n por su cuidadoso - mlisis crfuco. ' Ed. de Ana Luisa Izquierdo, 1998.

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