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Revista Austral de Ciencias Sociales ISSN: 0717-3202 [email protected] Universidad Austral de Chile Chile KORSTANJE, MAXIMILlANO E. Bases para comprender la Economía del Riesgo: Modernidad, tabú y representaciones Revista Austral de Ciencias Sociales, núm. 22, 2012, pp. 5-24 Universidad Austral de Chile Valdivia, Chile Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=45929109001 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Revista Austral de Ciencias Sociales

ISSN: 0717-3202

[email protected]

Universidad Austral de Chile

Chile

KORSTANJE, MAXIMILlANO E.

Bases para comprender la Economía del Riesgo: Modernidad, tabú y representaciones

Revista Austral de Ciencias Sociales, núm. 22, 2012, pp. 5-24

Universidad Austral de Chile

Valdivia, Chile

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=45929109001

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Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal

Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

Ftivista AiJstrai de Ciencias Sociaies 22: 5-24, 2012

Bases para comprenderla Economía del Riesgo:Modernidad, tabú yrepresentacionesA conceptual Iramework to understand theeconomy 01 Risk: Modernity, Taboo andRepresentations

MAXIMILlANO E. KORSTANJE*

Resumen

Los últimos estudios en Ciencias Socialesvinculados al riesgo han enlatizado en lapresencia de una situación paradojal, Mientrasel avance tecnológico garantiza la seguridad delas personas, ciertos aspectos no contempladospor la racionalidad abren la puerta a nuevosriesgos. Esta postura ha llevado a algunosacadémicos a priorizar erróneamente el papelde la razón instrumental o a declararla nula. Nien un extremo ni en el otro, el presente trabajointenta adaptar la tesis de la solidaridad en

International Research Committee on Disaster, Bryant, Texas, UnitedStates. Av. Dorrego 169 - 2 Floor AP F. Buenos Aires, CP 1414.E-maíf: [email protected]

Fecha recepción 05-05-2012

Fecha aceptación 07-08-2012

los padres lundadores de la antropología paraconstruir un modelo que explique la paradojadel riesgo.

Palabras clave: paradoja, técnica, racionalidad,riesgo, solidaridad.

Abstract

The recent Studies lrom Social sciences linkedto risk have emphasized on the paradox createdby the technical advance. While technologytakes lor granted the security, other unseenrisks are involuntarily created. This view leadssorne scholars to prioritize mistakenly the role01 reason or event declaring its inefficiency.In the middle 01 this discussion, the presentessay tries to adapt the thesis 01 solidarity inthe lounding parents 01 anthropology to createa new lramework that allows lurther explanation01 the social lunctioning 01 risks.

Key words: paradox, technical, reason, risk,solidarity.

Introducción

En el momento en que escribo este texto puedomorir de un accidente cerebro vascular, peroyo no lo sé. Si me lo imagino, debo recurrir aun luturo posible pero sin evidencia de quesea probable. Puedo intentar cuidarme en mialimentación y comportamientos personales,pero tampoco tendré certeza aquí y ahora, de

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mi destino. Puedo incluso ignorar la situacióny realmente morir o puedo creer que un entesuperior me va a proteger.

Esta breve retlexión ha inspirado la siguientepieza de revisión hasta el punto de proponer unnuevo modelo para la comprensión del riesgomoderno y su inserción en el sistema productivo.Los estudios en "Ciencias Sociales" en la materiahan terminado por aceptar que existe en laposmodernidad una gran paradoja. Si el avancetecnológico ayuda a mejorar las condicionesmateriales para absorber los riesgos, entoncessuponemos que la vida es más segura quehace centurias. Por desgracia eso no pareceser tan sencillo. Actualmente, los especialistashan señalado que el avance técnico tiene laparticularidad, por omisión, de crear nuevassituaciones de riesgo incluso peores de las quesoluciona (Giddens 1999; Beck 2006; Briones­Gamboa 2007; Virilio 2007). Nos proponemosexplicar esta supuesta paradoja desde la tesisde la solidaridad tal y cual como tue expuestapor los padres tundadores de la antropología,Malinowski, Mauss, Sahlins, Weiner y Levi­Strauss, entre otros muchos.

Nuestra tesis a detender es que el riesgo esuna categoría discursiva y consensuada porel sistema social que abre el intercambio debienes en dos circuitos principales (economía).Un tipo de intercambio cuya característicamasiva se apoya en una alta accesibilidad albien y otro restrictivo cuya naturaleza administralos bienes inalienables. Por lo tanto, es tunciónde todo riesgo inmovilizar aquellos recursosescasos con el tin de protegerlos, aumentandola legitimidad de ciertos actores. Caso contrario,el sistema experimentaría el cambio social yuna situación de crisis. Particularmente, esoexplica por qué a pesar de nuestros estuerzos

por mitigar los riesgos, ellos se multiplican.Desde el terrorismo hasta la delincuencia,nuestro modelo permite una nueva relectura dela situación y de la tunción del riesgo en la vidaeconómica de una nación.

¿Cómo se mantiene unida la Sociedad?

Desde antaño muchos pensadores sepreguntaron sobre los mecanismos que hacíantuncionar a la sociedad, y por sobre todo sepreocuparon por explicar la torma en que lossujetos contormaban un todo. Particularmente,surge la idea del lazo social ya en ThomasHobbes surge la idea del lazo social como unaderivada de dos tendencias antagónicas. Lapuja por la competencia y la riqueza contradiceal propio principio de preservación. Para evitar,la lucha de todos contra todos, los hombrescontieren a un tercero el uso coactivo de latuerza cuya legitimidad radica en la ley (Hobbes,2004). Esta posición abogaba por una visiónhumanista en parte negativa, pero tambiénmecanicista, donde el ser humano era parte deuna tendencia de mayor complejidad.

Por el contrario, para Jean J. Rousseau lacorrupción del sujeto estaba determinada por elpasaje del estado de naturaleza, puro y prístino,a la estera de la cultura, corrupta y opresiva.Solamente en sociedad y bajo el dominiode la división del trabajo es que el individuoadquiere un rol y un contrato con esa sociedad.Consecuentemente, esta dinámica da origen ala insatistacción humana y es donde comienzael contlicto con otros que también muestran unsentimiento similar (Rousseau, [1762] 1993).Los aportes en la discusión entre Rousseau yHobbes, iluminan a un tercer pensador, quienhasta la división del Trabajo Social se resistía

a considerar a la sociedad como una suma departes individuales, Emile Durkheim.

Para Durkheim, la cultura y el orden societal secontiguran como proyecciones de una dinámicadada en las relaciones del ser humano conotros. Esta relación es la base del lazo social(solidaridad). El trabajo permite conterir alsujeto un rol especítico que no solo da identidadsino una tunción en el grupo. Dependiendo eltipo de división del trabajo, se desarrollaría unasolidaridad primitiva (propia de las comunidadessalvajes con escasa especialización) y otraorgánica con una mayor diterenciación técnica.En etecto, es el sujeto quien, imitando el ordennatural, intenta replicar las relaciones humanasen elculturalen torma proyectiva. Parael autor, ellazo que mantiene unida a la sociedad se explicapor medio de la construcción del totemismo y,consecuentemente, por la religión. La pruebaempírica demostraba cómo las sociedadesindustriales y primitivas desarrollaba diversassolidaridades, era el tipo de legislación, ya tueraésta represiva (penal) o civil. El avance de lamodernidad traía consigo un debilitamientoirreversible (desintegración) del vínculo social;el cual sólo podía ser regulado y contrarrestadopor el socialismo, cuya máxima expresión sesuscitaba en las incipientes uniones colectivasde trabajadores (Durkheim 1982).

La posición de Durkheim es criticada porMalinowski, quien intiere que los orígenes deltotemismo no se relacionan (como pensabaDurkheim) con la matriz sagrada, sino quesimboliza a animales o plantas que tienen paralos individuos de esa tribu algún tipo de utilidad(tunción). La solidaridad social para Malinowski(1986) se encuentra inserta en el intercambio deobjetosyel sentido que ese comercio representapara el grupo. En su trabajo de campo en

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Oceanía, el etnólogo se había dado cuenta quelos grupos constituyen circuitos cerrados deintercambio de bienes. Este proceso generabalazos de reciprocidad que movían los motoresde la economía primitiva: a la vez que un biencirculaba en un sentido conectando a ciertosactores, otro lo hacía en sentido opuesto.

La antropología económica moderna le debemucho al trabajo de Malinowski, ya que al igualque Freud es uno de los primeros en notar queexiste una relación entre el sistema productivo,la solidaridad social y el espacio territorial(Malinowski 2001). Sus hallazgos seránretomados tanto por Mauss (1979) (sobrino deDurkheim) y Sahlins (1972) como por Weiner(1992) y Levi- Strauss (2003). Desde diversosángulos, todos ellos concuerdan en que elintercambio detine el tipo de solidaridad de unacomunidad y su estructuración económica.

Por otro lado, las jerarquías y las tormas decomprender la extranjería también se moditicanpor medio de la solidaridad. Las sociedadespueden construir sus sistemas económicosgracias a la circulación de objetos y a lainterpretación de esos objetos. Weiner consideraque a la vez que los hombres manipulan ciertosbienes como muestra de su poder, esos objetosson tabricados por mujeres. Lo más importantedel sistema productivo no es. como pensabaMalinowski, los objetos en sí, sino el sentidodado a "las posesiones inalienables", las cualesson símbolo de prestigio y reconocimientosocial. Weiner (1992) sostiene que la mujer sereserva el dominio de la estera privada mientrasque el hombre hace lo propio en la pública. Sinembargo, las desigualdades entre los hombresen el plano público son generadas y sustentadaspor la producción temenina de ciertos "bienes" Ien el privado.

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La tesis de la reciprocidad tue tan importantepara el pensamiento social de la época que haintluido, también, en el trabajo de Freud, quienen Tótem y Tabú ya delineaba las bases parasu desarrollo de la tobia. Freud argumenta queel tabú tiene un origen polinesio vinculado a un"peligro sagrado", cuyo signiticado es análogoal hebreo "kodaush". Si bien sus restriccionesparecen muy diversas, es de común interésnotar que el tabú nace de un temor arcaicotransmitido de generación en generación porsiglos. Freud insiste en que el tabú puedeser comprendido como un código moral "noescrito", que atraviesa en diterentes tormastodas las culturas humanas. Las personas queviolan estas normas se convierten ellas mismasen tabú hasta el punto de dejarse morir, encasos más extremos, o redimirse por medio dealgún ritual expiatorio. Desde esta perspectiva,su tunción social radica en proteger a losgrupos de diterentes aspectos que se tornandistuncionales para la vida y/o la produccióneconómica. La tuerza que contiere sentido altabú está directamente vinculada al malo a lo"demoníaco" y se activa por medio del peligroderivado de tocar cadáveres, visitar zonasprohibidas, casamientos y relaciones estérilesen lo económico, regular el consumo de ciertosalimentos, robo de la propiedad y proteger alos niños de los animales, entre otros muchos(Freud 1997: 31).

Las contribuciones de Freud al estudio del riesgoson múltiples ya que permiten vincular, como loha hecho Douglas (2007), el tabú a la condicióneconómica de las sociedades. Todo tabú eseco de un peligro antiguo, que los tundadoresde la cultura intentan evitar, una leyenda,un reglamento que sus sucesores imponengeneración tras generación. Pero tras esaprohibición se encuentra un deseo manitiesto,

anclado en la contradicción de las normasculturales. El riesgo sería un mediador entre elterror que despierta la muerte en el sujeto dela cultura y sus medios para contigurar ritualesprotectores. La expresión de la tobia representaun sentimiento ambivalente en la comunidadque es dirimida por medio de un objeto quesirve de escape. El objeto tobígeno permite queel sistema psíquico no colapse ante mensajescontradictorios (Freud 1997, 1998).

Tanto Freud como Douglas han sentado lasbases para la creación de una economíadel riesgo. El tiempo permite que ciertasexperiencias se clasitiquen y acumulensirviendo como guías morales ante un peligro deigualo similar naturaleza. Cuando los eventosno pueden ser clasiticados, el tabú (riesgo)ayuda a ponerles una etiqueta. Si la anomalíadesatía, en cierta torma, al sistema simbólico,entonces el sistema taxonómico intentaránominar y reglar a esas desviaciones. Si y sólosi esos estuerzos resultasen intructuosos, laregla dará nacimiento al peligro como tormade resolver la ambigüedad interpretativa. Juntoa Wildavsky, Douglas considera que el riesgo,en tanto discurso anclado en la estructurasocial por medio del signo, cumple una tuncióncondicionante respecto a las personalidadesadaptativas que desarrolla el sujeto trente alpeligro. Divididos en cuatro subtipos, igualitarios,individualistas, jerárquicos y tatalistas, losautores se dan cuenta que las normas y elgrado de socialización intluye notablemente enla torma en la cual los sujetos experimentanlos riesgos. Los jerárquicos socializados conun tuerte espíritu grupal y con notable apegonormativo, ante el riesgo su posición es deapoyo a la elite gobernante. Por el contrario,los igualitarios cuyo apego normativo es hartomenor al grupo anterior, descontían de los

discursos oticiales. Los tatalistas creen que lopeor se encuentra próximo y no existe ningúncurso de acción eticaz para prevenir el peligro,mientras los individualistas apoyan las iniciativasautónomas del libre mercado en la solución delos problemas. A diterencia del igualitario y eljerárquico, el individualista sólo se encuentrainteresado en su propio bienestar. Por mediodel juego entre la oterta de seguridad y lademanda, ellos consideran que las sociedadesencuentran su punto de equilibrio justo (Douglasy Wildavski 1983; Kahan el al. 2006).

La Sociedad del Riesgo eIntervención del Estado

Según Sunstein, el riesgo puede ser un peligroconcreto, pero muchas veces es producto deuna "heurística de la probabilidad" donde susetectos son magniticados. Ante la demandairracional de los ciudadanos trente al Estadopara aumentar la seguridad, el problema nosolo queda inconcluso sino que en ocasionesse agrava. En este sentido, la racionalidad esel único modelo para reducir los riesgos en unademocracia deliberativa. Enemigo declarado dela doctrina del principio precautorio, Sunsteinescribe que la intlación constante de riesgosse encuentra asociada a un sesgo mental,producto de la ignorancia del lego, que esaltamente volátil y transmitida por los mediosde comunicación. A diterencia de lo que lagente en la calle cree, los peligros mediatizadosson de escasa probabilidad, pero su impactosobre el imaginario es tan grande que obligaa los Estados a ceder trente a "demandasinsensatas" guiadas y reguladas por grupos depoder. Por ese motivo, el Estado debe acudir aun modelo racional y utilitario de evaluación deriesgos (Sunstein 2006).

Bases para corrprender la Econorria 001 Riesgo: Modernidad, tsoú y representeclooes

En torma análoga, Beck atirma que vivimos enun momento en donde la modernidad retlexivaha moditicado sustancialmente el sentido detodas las instituciones, pero ha dejado intactala tachada. De igual torma, asistimos a la lógicadel "como si" hasta el punto de simular unescenario ticticio, cuando en el tondo las reglasque le dieron origen ya no se aplican. La tamilia,la Iglesia, la religión, incluso la torma de hacerpolítica que caracterizaba a la sociedad industrialhan mutado a algo nuevo, que detine al riesgocomo su principal eje tundante (Beck 2006).

Puede detinirse, según Beck, qué es unacomunidad. Quienes no se conocen se imaginandentro de una pertenencia común. En este lugarde pertenencia, la palabra y el consumo deperiódicos se transtorman en los rituales másextendidos de cohesión entre los ciudadanos.En consecuencia, los medios masivos decomunicación son tuncionales a la tormacióndel Estado-Nación. Esta construcción es unasustitución del derecho divino (Beck 1998:104). Existe una relación entre lo milifar, lademocracia y el Estado. Todas las democraciasoccidentales son democracias militarizadas,en donde la hipótesis del peligro da sustentoa su razón de ser. Siguiendo entonces esteargumento, Beck esboza 7 presupuestos quepueden resumirse de la siguiente torma: 1)todaslas democracias hacen una simbiosis entre sustuerzas armadas y el sistema democrático, 2)los enemigos persisten el paso de la historia, 3)el concepto de Estado determina una cuestiónbipolar de derecha-izquierda, 4) la intimidaciónnuclear ha tenido un etecto amenazante, 5) elEstado se alimenta de la autoridad y graciasa ella construye su noción de soberanía, 6)los Estados son posibles por medio de laconstrucción de una incertidumbre constante 1que permite intervenciones, y7) las necesidades

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que dan origen a lo militar son balanceadas"con contra necesidades de democracia".Entre tuerzas armadas y democracia no solohay una interrelación mutua, sino además unajustiticación de mutuo "asedio". En palabras deBeck, las democracias son todas "militarmenterestringidas" a la amenaza externa/interna (Beck1998: 110). Desde esta perspectiva, existiríandos tipos de autoridades, las que emanan delpueblo y aquellas que derivan del enemigo.

A diterencia de un criminal, quien es condenadoporelderecho,unenemigoengendra unconceptode seguridad y entonces crea comunidadapoderándose de cierta interpretación delderecho. Todo consenso en cuanto a detensahabla de un poder subyacente. Pero, ¿qué pasacuando el enemigo externo se hace interno?Para responder a esa pregunta es necesarioadentrarse en las protundidades del miedopolítico y sus alcances no sólo en las dictadurassino en los regimenes democráticos (Beck 1998).Llegado a este punto cabe una nueva pregunta:¿es el miedo político tundador del orden social,como sostenía Thomas Hobbes? El PremioNobel de Literatura, W. Soyinka, contirma que elmiedo es tuncional al poder pero no lo constituyecomo tal. En su naturaleza de auto-suticiencia,el poder emplea al miedo como una metodologíapara subsistir. Desde esta perspectiva, el poderno se debe comprender como un mediadorde tines políticos, sino como una volición pordominar al otro quitándole su libertad. El hombrese debate entre el miedo a ser controlado y elpropio ejercicio de la libertad. Partiendo de laidea que el poder es una "mutación mortal" dela ambición, cualquier grupo o persona puedetranstormarse en agente de poder. El poder,entonces, se convierte en el "pantanal" primordialdel miedo del cual nace nuestra neuróticaaversión a la muerte (Soyinka, 2007).

Skoll (2011) sintetiza el rol que juegan losprocesos de comoditización del riesgo y suvinculación con el aparato económico decada nación. En algún sentido, los términoscomunismo, terrorismo y crimen han tomadoestado públicoen diversas épocas de lasociedadestadounidense y bajo diversas situaciones.Todo commodity apela a un tetiche en tantoinstrumento no utilizado más que para un tinque no es el original. Uno puede argumentarque el tetiche tunciona legitimando el sentidoconterido por las ideologías. En parte, explicaSkoll (2011), la aversión al "comunismo" nacepara combinar dos ideologías antagónicas enla superticie, como ser el neo-conservadurismoque promueve el keynesianismo puro yel neo­liberalismo. Las elites apelan a los comodities nosolo para resolver situaciones aparentementeintranqueables, sino para reducir el contlictosocial. El principio de seguridad, admite Skoll, esuna construcción derivada de la vulnerabilidaddel hombre, frente a la escasez, la guerra, eldestino. Pero lo más importante es que lacuestión de la guerra se dirime sobre quienesse transtorman en blanco y quienes se debenproteger. Toda guerra "justa" se basa en laidea de poder controlar la instrumentalidad dela destrucción, pero eso nunca sucede. Por lotanto, no hay guerra que no se constituya comoun crimen a la humanidad. De este modo, elacto de hacer la guerra puede ser comparadoa un negocio donde se produce y replicala "precariedad" de sostener a la poblacióninvolucrada en la trontera con la muerte,imponiendo la vulnerabilidad como torma derelación. Bajo la etiqueta del terrorismo, enreiteradas ocasiones, se vuIneran los derechoshumanos hasta el punto de tergiversar el conteode bajas en un contlicto bélico. ¿Es esto unaparadoja o parte del mismo riesgo?

En torma convincente, Bufler argumenta quecuando el Estado de Israel no quiere que salgaa la luz que una incursión en Gaza ha dejadomuertos en la población civil (mujeres y niños)por el costo político que eso puede representar,utiliza la denominación "Hamas" para cubrirlos cadáveres de las víctimas. Ser "Hamas"es algo más que ser un terrorista, se vinculaa la maldad extrema que debe ser anulada.Muchas veces la construcción de un peligrosienta las bases para imponer ciertas políticasque de otra torma serían imposibles. Su tesises por lo demás particular al señalar que unapersona puede pertenecer a la causa de losexcluidos y vulnerables, hasta el punto detranstormarse también en opresor cuando se espresa de la victimización; es decir, del racismoextremo, producto de usutructuar el sutrimiento.Algunos Estados buscan generar un estado devictimización, por ejemplo la cultura Queer enEEUU,' para legitimar sus propias práctica deviolencia sobre los elementos que creen queatentan contra la seguridad (Bufler 2011 : 22).

La cuestión de la seguridad ha estado enboga de todos y se ha transtormado, en losúltimos años, en valuarte del periodismo; peroel mismo parece no ser parte de la soluciónsino del problema. Desastres naturales,teorías apocalípticas, virus pandémicos yataques terroristas se han contigurado enun marco simbólico que preocupa pero ala vez entretiene a las audiencias en todoel mundo. En este contexto, la sensibilidadmoderna parece atada a la inseguridad como

Algunos integrantes del movimiento Queer en Estados Unidos sonreclutados mediálicamente para aprobar la guerra en lraq ya quela cultura musulmana desaprueba la homosexualidad. Mismosejemplos pueden extrapolarse a la Argentina actual, donde seusufructúa con el tema de los "desaparecidos" para imponer ciertasprácticas políticas sobre la población.

Bases para corrprender la Econorria del Riesgo: Modernidad, tabú y representaciones

la medieval por el miedo al intierno. Dadasestas condiciones, la periodista Klein (2008)instala un nuevo término en el estudio de losdesastres, asociado a las oportunidades y latlexibilización de las condiciones de trabajo ycontratación por las cuales la economía delos Estados Unidos crea una "doctrina delshock" para implementar políticas que de otratorma serían rechazadas por la ciudadanía. El"capitalismo del desastre", agrega Klein, utilizael miedo como un etecto dominador sobre lapoblación, a quienes el sistema privatizador noles da otra solución más que una promesa detalsa seguridad. Todo estado de crisis permiteque se venda "al mejor postor" la intraestructuraestatal a manos privadas, a la vez que laspersonas se encuentran entre el trauma y elpánico. En su estado de vulnerabilidad, lossujetos aceptan cuestiones y retormas que deotra torma rechazarían radicalmente. Luego deuna minuciosa lectura del libro en cuestión, latesis de la doctrina del shock es clara a grandesrasgos: toda crisis real o percibida da lugar acambios concretos. El capitalismo necesitade escenarios de devastación para construirnuevas estructuras urbanísticas, como elcaso de Sri Lanka, donde tras el tsunami queconmocionara al mundo se levantaron lujososcentros turísticos. A pesar de la voluminosacrítica sobre su trabajo, Klein provee elementose indicadores que ayudan a comprender comotunciona el capitalismo moderno y su necesidadde destrucción cíclica para una nueva creación,tema también estudiado por D. Harvey.

Incertidumbre y Modernidad:del mal al riesgo

El constante reciclaje de paisajes, culturas, Inaciones y tradiciones sólo es posible gracias

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a la demanda de un postcapitalismo anclado enel signo, que precariza las relaciones humanasy laborales con el objetivo de crear una realidaden constante cambio. El postcapitalismo(luego de la guerra árabe-israelí) tocaliza enel consumo individualizado un producto paracada cliente único, pero no puede expandirsesin la inseguridad creada a cada momentopor los medios masivos de comunicación. Eldiseño postmoderno avanza destruyendo todoa su paso. Pero a la vez, vuelve a destruir loque había creado, retroalimentando un procesode destrucción y construcción para una nuevadestrucción (ambivalencia). La "Ilustración"propugnaba la idea de un mundo controlado porla razón, donde todo problema tenía una unívocacausa. Por el contrario, para la posmodernidadlos problemas son multi-causales y su etiologíatotalmente subjetiva. Ciertamente, el cambiopudo haberse producido, admite Harvey, porel malestar que había provocado la Ilustracióny una pérdida de te "progresiva" en el avancedel progreso. En la modernidad, nadie estárealmente seguro nunca y lo impensable, locatastrótico, puede materializarse en cualquierlugar y en cualquier momento (Harvey 2004).

El devenir de la desprotección que implica lamodernidad ha sido progresivo. Castel atirmaque el hombre busca una zona de "cohesión"para resguardarse del riesgo que representasu existencia. Desde las sociedades pre­industriales hasta las post-industriales, se asistea un cambio radical en la torma de concebir eltrabajo. Se parte de una vulnerabilidad dadapor exceso de coacciones que tinalmentesucumbe trente a un debilitamiento progresivode las diterentes protecciones. Para el sujeto,lo social se encuentra como mediador entreel trabajo y el mercado. En la edad media, losvínculos estaban dados por linaje, parentesco

y coexistencia tísica (proximidad). Por elcontrario, los riesgos estaban dados por elaccidente de quedar huértanos o aislados delsistema de protecciones de la sociedad teudal(riesgo de desatiliación). No obstante, el sistemasocial reacomoda sus desajustes localizandoal huértano dentro de una tamilia más extensa(tamilia providencial) tuncionando comoverdaderos sistemas orgánicos integrados. Sibien estas sociedades estaban completamenteexpuesta a grandes catástrotes, miserias yguerras, su torma de adaptación generabaseguridad en sus miembros. La protecciónestaba condicionada a la interacción y elaislamiento signiticaba la muerte del sujeto.Este tipo de sociedades no son móviles peroson eticaces trente a la "desatiliación". Laasistencia nace como el primer intento teudalde protección por cercanía y para ello eranecesario que el sujeto tuviera un domicilio tija.

En el siglo XIV la peste negra y los diversoscambios demográticos causaron una merma enla tuerza de trabajo (brazos), etecto que triplicóel aumento de la oterta de trabajo. En buscade mejores condiciones, miles de campesinoscomenzaron una movilidad que las estructuraspolíticasy eclesiásticasintentaron prohibir; surgenasí los primeros atisbos de movilidad en la EdadMediaen donde el trabajo tradicionaly vocacionalcomienza a ceder paso a una especie de cambiode paradigma. Las antiguas instituciones decaridad comenzaron a verse como escollos parael progresoy la libertaddel trabajo:

La libertad de trabajo debe liberar también lainiciativa privada, el gusto por riesgo y el esfuerzo,el sentido de la competencia. El deseo de mejorarla propia condición es un motor del que la industriano puede prescindir. Se está en las antípodas de laconcepción tradicional, para la cual la norma socialconsiste en inscribirse en un orden fijo y quedar

satisfecho. Es total la ruptura con la sociedad deórdenes, de estatutos, de estados, regida por lastutelas (Castel 1997: 177).

El mercado, para esta ideología, se presentacomo el único capaz de lograr cohesión entrelos individuos y de hegemonizar la desgraciapor medio de la generación de más deudatinanciera. Los estuerzos por combatir lasituación de las masas obreras generó unpeligro mayor, su pauperización detinitiva. Estaparadoja va a acompañar todo el trabajo de R.Castel. Por lo expuesto, uno de los mayoresdesatíos de los académicos es poder llegar auna detinición de riesgo que exceda y supere lomeramente perceptual. El hombre moderno noteme ni al demonio ni a la condenación eterna,como sí lo hacía el medieval. En la edad medialas expectativas eran muy bajas. El mayortemor de un campesino no era morir, sino sereternamente condenado por sus instituciones.El intierno ocupaba un lugar importante en laconsolidación política de la Europa Medieval.

Un análisis exhaustivo sobre la relación entrela brujería en Nueva Inglaterra, Estados Unidosy la producción económica evidencia que laorganización política de una sociedad y eltuncionamiento de la economía están ligadas.Karlsen examina seis historias de mujerescondenadas a muerte por brujería encontrandoque, en esas narraciones, las condenadas notenían hermanos, hijosvarones o seencontrabancasadas sin hijos. En consecuencia, al notener una línea masculina de descendencia oascendencia heredaban o poseían territorios,ganado y bienes por herencia que por derechoconsuetudinario le correspondían a los hombres.La legitimidad de estas mujeres era puestaen duda por el círculo de acusaciones queversaba sobre ellas. Para el autor, las causas

Bases para corrprender la Econonia del Riesgo: Modernidad, tabú y representaciones

del tenómeno obedecen a un tema de tertilidady dinámica productiva (económica). En NuevaInglaterra, entre 1620 a 1725, de un total de 158mujeres acusadas por brujería, 96 (61 %) eranmujeres sin hermanos o hijos varones, 62 (39%)con hermanos e hijos varones. De un total de64 mujeres enjuiciadas, 41 (64%) no teníanhijos o hermanos varones mientras 23 (36%)si los tenían. Asimismo, el número de mujerescondenadas sin hijos o hermanos varones erade 25 (76%) Y 8 (24%) con hijos o hermanosvarones. Esta dinámica evidencia, sin lugar adudas, no sólo la relación que existe entre elmal, la tertilidad y la contormación de un linajepatrilineal, sino también el valor que tiene en latradición cristiana el hijo varón (Karlsen 1987:102). La brujería, en estos términos, comotenómeno social y político, se corresponde condos puntos principales que ya hemos analizado:la lógica productiva, asociada a la capacidadde heredar y poseer, más la necesidad decomprender aquellas cuestiones que soncontrastantes con los valores de la sociedad,como la muerte de un hijo o el no-nacimiento.Si partimos de la base que una "buena mujer"daba a luz hijos varones para la consecucióndel linaje paterno, las brujas encarnaban unvalor antagónico. Básicamente, la persecuciónde brujas y el mal enraizado en sus supuestasprácticas diabólicas eran tuncionales a la lógicaproductiva de la sociedad puritana y patriarcal.A través de la construcción del mal, los bienesde las mujeres acusadas y condenadas porbrujería pasaban a ser administrados por laIglesia y con ella se corregían las asimetríaseconómicas de la sociedad (Karlsen, 1987).

Este mismo concepto tomaremos como puntocentral de análisis en nuestro trabajo. El riesgolegitima ciertas prácticas, a la vez que prohíbe Iotras: las matrices culturales que dicen que

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está prohibido y que no se corresponden conprocesos macro-económicos de produccióny circulación de bienes. Cuando un eventoamenaza el orden simbólico y económico deuna comunidad, rápidamente es apropiadosiguiendo un patrón. De esta manera, "laambigüedad normativa" se reduce hasta límitestolerables.

¿Qué es el Riesgo?

Para poder comprender el tenómeno en estudioes necesaria una breve discusión en donde sepuedan comparar las diversas detiniciones ysus limitaciones principales según los diversosautores y sus respectivas escuelas. SegúnTierney, una detinición operacional de riesgose retiere a las probabilidades de concreciónde consecuencias indeseadas producidaspor cierto evento ajeno al sujeto en dondesu integridad pueda ser atectada en tormaparcial o total. El riesgo debe ser detinido comosocialmente impuesto y no como una evaluaciónprevia del sujeto con arreglo a un beneticio.En este sentido, uno de los aspectos que lainvestigación del riesgo ha descuidado, y la cualla sociología debe estudiar, es la relación queexiste entre el peligro y las estructuras políticaso económicas como potenciales promotores oreductores del mismo (Tierney 1994). La vidacotidiana contempla una diversidad importantede riesgos, pero ellos pueden ser clasiticadosen dos subtipos que van desde una percepciónsubjetiva a una colectiva (Duelos 1987). Mientraspara la primera camada de intelectuales, elriesgo apela a una supuesta vulnerabilidadque debe ser corregida, para los segundoses un producto residual de las desigualdades

11 económicas (García-Acosta 2005).

En este mismo sentido, Zinn propone concebira los riesgos como algo más que simplesprobabilidades. Frente a la percepción de unpeligro, los grupos humanos utilizan al riesgocomo un mecanismo de retorno hacia lostextos míticos tundadores, retorzando su propiaestructura jerárquica. De aquí, la importanciade comprender el problema desde una manerabiogrática y cualitativa en donde convergenagente y estructura (Zinn 2010). Para Slovic yWeber, los investigadores asignan diterentesdetiniciones dependiendo de su estructuraconceptual previa. El problema sobreviene enla torma que el mismo debe ser evaluado. Lapercepción es un tactor importante a la hora dedetinir un riesgo, pero eso no siempre ocurre. Untumador puede no comprender que su conductaes riesgosa hasta que no experimenta lasconsecuencias de su acción, de la misma tormaque un tóbico puede magniticar los peligros entorma imaginaria (Slovic y Weber 2002). Porese motivo, algunos han sugerido continuar lasinvestigaciones vinculadas a la comunicación,las emociones y recepción de los riesgos(Hogarth el al. 2008). Según el argumentoanterior, Manning (1989) sugiere que laestructural social se sustenta gracias al mandatoque legitima toda creencia individual, hecho porel cual la autoridad se asocia directamente a lacontianza, el discurso y el poder. El grupo tundasu propia narrativa acerca de la seguridad.El análisis organizacional, precisamente,permite desentrañar las narrativas del riesgoentrelazadas en todo grupo humano.

Malinowski ha contribuido a la comprensión decómo el temor se transtorma en parte de nuestravida como entes biológicos y una "concomitantetuncional" en la estructuración política de lassociedades. Entre las necesidades básicasde todo ser humano, la seguridad se ubica en

cuarto lugar, admite el antropólogo polaco. Eneste sentido, la necesidad de seguridad da comoresultado que los hombres utilicen diterenteselementos culturales para su propia protección.2

La tunción de protección en las estructurasculturales se realiza en la detensa del territorioo en la organización ante peligros externos,como ser cataclismos naturales, invasiones,etc. Para Malinowski, el principio concomitantede protección consiste simplemente en planeary prever con arreglo a procesos más ampliosde adiestramiento, en donde se prepara a lasjóvenes generaciones para hacer trente a lasamenazas del medio ambiente de la tormamás eticiente posible (Malinowski 1967; Dupuy1999; Douglas 2007; Alexander 2008; Castel2006; Burns 2007). Para Castel, sin ir máslejos, el aumento signiticativo en la torma decontemplar los riesgos se debe al advenimientode la modernidad y a la tragmentación de loslazos sociales. En la edad media, los hombresestaban sujetos a una serie de inclemenciasque ponían su vida constantemente en peligro.Paradójicamente, el riesgo no existía ya quelos lazos tamiliares eran tuertes. Hoy, por elcontrario, somos testigos de una serie indetinidade riesgos aun cuando nuestra torma de vidaes mucho más segura. Ello sugiere, entonces,no sólo examinar el sentido conterido de laseguridad para cada grupo humano, sino suevolución conceptual en el tiempo y su vínculocon la tecnología. Las sociedades del pasadoproducían bienes; las modernas producenriesgos. Beck ha entatizado en sus trabajosque la sociedad burguesa, cuya característicaprincipal de diterenciación ha sido la pobrezay la riqueza (nivel de producción material),debe ceder paso a la "sociedad del riesgo", en

Metabolismo, Reproducción, Bienestar, Seguridad, Movimiento,Crecimiento y Salud.

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donde los riesgos son alojados y diseminadosen todas las "clases sociales" (Beck 2006).Precisamente, una de las tunciones de losriesgos no sólo es aumentar el consumo, sinodesdibujar las tronteras morales entre quienestienen el poder y quienes lo deben padecer.Giddens explica que el riesgo tue inicialmenteun concepto acuñado por los exploradoresespañoles y portugueses luego de la Conquistade América para simbolizar las eventualidadesque encontraban a su paso, las cuales podíanhacer tracasar la expedición. Si bien las culturasanteriores a la modernidad tenían un conceptodetinido del miedo, no hablaban expresamentede riesgo. Este término sólo es posible enuna sociedad que se orienta hacia el tuturo ytrata de olvidar su pasado. La aplicación de lapalabra riesgo se encontraba vinculada a laincertidumbre y/o temor que inculcaba en elexplorador un espacio desconocido (Giddens2000: 53).

Diferencia entre Riesgo y Amenaza

Una de las limitaciones de la teoría de lapercepción del riesgo, bien analizada por elsociólogo alemán Niklas Luhmann (2006),parece la inconsistencia entre lo que representaun riesgo y una amenaza. Todo riesgo seconstituye en torno a una utilidad contempladapreviamente, ya sea como producto de laincertidumbre o de la contingencia. Esto quieredecir que debe existir la posibilidad de poderevitar el daño. Los tratamientos actuales deltema, ya sea en Giddens o Beck, no hacenmás que promover teorías apocalípticas "sinsentido". El riesgo está determinado por unproceso de decisión previa en donde quiense encuentra involucrado conoce los etectos Iderivados. Por regla general, quien toma las

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decisiones no es quien debe padecer lasconsecuencias. La distinción entre riesgo ypeligro supone que mientras el primero seconsidera una consecuencia directa de ladecisión (riesgo de decisión) el peligro esexterno y atribuible al entorno. En resumen,mientras el peligro requiere una actitud pasiva,el riesgo sugiere todo lo contrario. La caída deun avión, un terremoto, o un crimen no puedenser considerados riesgos porque el involucradono está sujeto al principio de contingencia yno hay nada que pueda hacer para evitar elintortunio (Luhmann 2006). Esta observaciónha sido aquella por la cual la mayoría de losestudios vinculados al riesgo colapsan, sobretodo en el mundo anglosajón, en donde no existela diterencia conceptual entre "risk and threat".Sin embargo, el tratamiento de Luhmann poseeuna incongruencia: en la modernidad, inclusono decidiendo estamos decidiendo.

Aceptando la posición de Giddens (1991 ; 1999;2000), se entiende que el riesgo de aceptarser parte de una situación de peligro tambiénse encuentra asociado a la modernidad y laglobalización. Los procesos de "desanclaje"por medio de los cuales una presencia puedeconectarse con una ausencia, han tacilitado nosolo el comercio sino la movilidad en general.Pero ese andamiaje técnico requiere de unacadena de expertos que puedan controlar yasegurar su buen tuncionamiento. Ante unadesgracia, el ciudadano se dirige a un experto,quien educado para mitigar el peligro, da unacontraprestación (la mayoría de las veces acambio de dinero). El proceso de retlexivilidadpropio de la modernidad obliga al sujeto aretugiarse en el experto y sus dominios. Esteproceso de mundialización, como adhiereCastel, ha hecho del mundo un lugar másapacible, comparado con la edad media, pero

el sociólogo inglés agrega que ha generadotambién nuevos riesgos que pueden socavarla integridad del planeta (véase paradoja deGiddens, Giddens 2011). Según su postura,el abordaje de Luhmann es erróneo, yaque partiendo de la base, el sujeto no tieneconsciencia total de los etectos de su decisióny debe inevitablemente someterse a la cadenade expertos. El riesgo no es producto de unadecisión, sino de la tiabilidad ante la taita deintormación. Unade lascontribuciones, sin lugara dudas de Giddens, ha sido la presentación delas empresas de seguros como mecanismospara mitigar el riesgo. Las sociedadestradicionales proporcionan cierta protecciónpsicológica, puesto que mantienen unidos elpasado, el presente y el tuturo, enlazando lacontianza en todas las prácticas sociales. Noobstante, las sociedades modernas tienenun umbral de violencia menor, y su grado detranquilidad se ve amenazado debido a quetiempoyespacio se disocian signiticativamente,generando mayor descontianza. Los riesgosy el peligro se hacen potencialmente másgeneralizables en la vida social cuando elsujeto o su grupo de pertenencia se orientanhacia el tuturo (destino). Tanto tecnologíacomo ciencia parecen haber desplazadoel grado marginal "de superstición" de lassociedades tradicionales por la probabilidadnumérica, cuyas implicancias son manejadaspor sistemas "abstractos" o "expertos"; esdecir, los protesionales. Los sistemas degestión del riesgo se mercantilizan por mediode las compañías de seguros. Cuando secontrata un seguro, el peligro no desaparecepor completo, sino que es traspasado por elpropietario a un asegurador a cambio de unasuma de dinero. Desde esta perspectiva, elcapitalismo es inviable sin la construcción delriesgo (Giddens 1999).

Cada evento traumático no se detine por suscausas -por lo menos ellas no son televisadas­sino por la gravedad de sus consecuenciasy la posibilidad que obliga a pensar que unhecho de iguales proporciones volverá arepetirse. Esto es lo que subyace en la lógicamoderna del terror (Howie 2011). El riesgocontiere un "etecto inducido que queda latente",la cual denota una situación posible en eltiempo presente cuyas consecuencias hayque impedir (Bouton 2011). De esta torma, elriesgo parece estar siempre unido al tuturo.Las sociedades tradicionales pueden percibirpeligros pero son incapaces de crear riesgos.Cada hecho negativo evoca la necesidad de"estar protegido"; precisamente el lugar exactodonde entra la contratación de seguros. Eneste sentido, comprender las normas y tormasde contratación de protecciones rentadas esuna torma de abordar un estudio cienlíticosobre nuestra propia sociedad. La leyes tanimportante para comprender el riesgo como lasregulaciones económicas que tundamentan elprincipio de escasez.

Seguridad y poder disciplinador

El sentido de la escasez de las sociedades seencuentra vinculado a la tortuna. Ella mismaes un producto del "acontecimiento" por elcual se puede intelectualizar la contingencia yla incertidumbre. La percepción de un peligro,admite Foucault, se debe comprender dentrode una economía especítica que regula nosolo las relaciones entre los ciudadanos sinola producción de poder. Cualquier Estadopretiere evitar y controlar los riesgos, yaque su legitimidad se encuentra en juego.Si los precios de un sistema suben en tormageneralizada, la eticiencia y pericia de los

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gobernantes son puestas bajo el ojo crítico delescrutinio popular. Por regla general pensamosque la mala suerte es un tema asociado a la"escasez", contiando en que el sistema legal(y dentro de esta intraestructura también lahistoria) regule sus etectos negativos. La leyy su aplicación, acorde a las re-lecturas y lossentidos de los hechos históricos, coadyuvana crear un meta-discurso. Las sociedadesmodernas han nacido sustentadas por el librecomercio y el ejercicio de diversos dispositivosdisciplinado res que permiten imponer unarestricción. Partiendo de la base que laescasez económica puede generar intlación, elcontrol de precios tuncionaría como reguladordisciplinario. Siguiendo este argumento, elriesgo debe ser detinido primero como unaconstrucción social cuya tunción es controlarel peligro hasta el punto de evitar la crisis o elcambio social. Análogo a una vacuna, que es enpocas palabras un virus inoculado o mitigado, elriesgo opera gracias a la noción de territorio yseguridad. Si la disciplina tija la estrategia, laseguridad hace lo propio con el caso, el riesgo yla crisis. La tunción de la seguridad es crear enla sociedad el consenso necesario para aceptarla situación dentro de ciertos límites que llevana aislar la peligrosidad. Es precisamente lo queel autor llama "normalización disciplinaria", lacual consiste en crear un modelo con el cualse identitican los miembros de cierto grupo.El riesgo, como la vacuna, no puede eliminarel peligro por completo, sino que su eticaciaradica en la propia existencia de la amenaza; ladisciplina prohíbe y aísla mientras la seguridadacepta pero condiciona (Foucault 2006).

Las contribuciones de Foucault en el estudiodel riesgo versan en dos aspectos biendetinidos. El primero y más importante, es que Iel riesgo es una característica constituyente

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del capitalismo, en lugar de ser un mal a sererradicado. Segundo, siendo una categoríaestable que contiere legitimidad al sistemaregulatorio político y/o económico, el riesgotacilila la circulación de ciertos bienes a la vezque restringe la circulación de otros. Uno de losproblemas de Foucault, tal vez tue su excesivamirada conceptual, que ha llevado su teoríalejos de la aplicación empírica. No existe enFoucault un sentido claro de la dinámica de lastransacciones que puedan ser articuladas pormedio del control. Las explicaciones parecensujetas a un orden azaroso en donde sedescribe muy superticialmente el tenómeno.

Problemas de los estudios de riesgo

Hasta el momento, los estudios en percepcióndel riesgo han pecado de ser demasiadocuantitativos, bajo ciertas circunstanciasetnocéntricos, a la vez que sus resultados sehacen poco comprensibles para la lecturahumanista del sociólogo, o demasiadosubjetivos y por lo tanto conceptuales parapoder ser decompuestos en categoríastactibles de observación concreta. No existeuna metodología especítica empírica en lasociología del riesgo. A todo ello, se suma laimposibilidad de las "ciencias sociales" paraaunar estuerzos en una detinición consensuadadel tenómeno. Desde Giddens hasta Luhmann,pasando por Beck o Castel, el riesgo ha sidoconcebido como una construcción de la cultura,pero su conexión con el sistema productivo dela sociedad ha sido olvidada o poco exploradapor los intelectuales modernos.

En su tiempo, Malinowski explicaba como lassociedades podían ser estudiadas por aquellasreglas que prohibían ciertas conductas; de

la misma torma, creemos que las sociedadespueden ser comparativamente abordadas porlos riesgos que contemplan, olvidan o inclusocrean. El riesgo adquiere, en este plano deanálisis, la categoría de construcción social,cuyos alcances varían de cultura en cultura.No por la cultura en sí, sino porque las tormasadaptativas y productivas de las sociedad encuestión ditieren contextualmente. En tantoconstrucción, entonces, el riesgo habla deun discurso político que lo precede y cuyasdinámicas pueden ser explicadas si prestamosatención al intercambio de bienes.

El riesgo es un residuo de la racionalidad queabre el tuturo a la opción o decisión de dos omás alternativas. Originalmente, el riesgo tueutilizado para denotar cierto peligro y aumentarlos beneticios del capital en el transporte demercancías. Cuandoseatirmabatinancieramenteque alguien corría un riesgo, se asumía quehabía una ganancia de por medio. A mayorriesgo, mayor valor. El riesgo corre en paralelocon el interés. Ahora bien, sociológicamentehablando, podemos admitir que todo riesgo, entanto tabú, opera gracias a una prohibición, unmensaje moral distribuido a todos los ciudadanospor medio de la comunicación, la religión y elperiodismo. Estas cláusulas recanalizan nosólo a la tuerza de trabajo (oterta) sino tambiénlas posibilidades de la demanda, produciendobienes especíticos. Comparativamente, el riesgoopera contiriendo a ciertos grupos y bienesúnicos - que ellos producen - un mayor valor.Dicho valor permite una depreciación de otrosbienes, los cuales son comercializados al restode la población, generando un "desequilibrio enlas relaciones de poder".

En perspectiva, podemos avalar la idea de un"discurso del riesgo", el cual connota circuitos

de intercambio entre actores y productosque permiten la revalorización de objetos,consumidores y círculos productivos. Losriesgos se basan en valores culturales ehistóricos, no en cuestiones de probabilidad.El riesgo es parte del lenguaje, como intiereLuhmann, pero también no es menos importantecomprender los tactores comunicativos queayudan a su reproducción. No es importantecuán tactible sea un riesgo, sino cuál es suimpacto inmediato en la mentalidad del receptordel discurso del riesgo. Ciertamente, tampocopodemos considerar -como hace Sunstein­esa percepción como el residuo de un sesgomental. El sujeto que cree en la posibilidad deun ataque terrorista se encuentra convencidode la situación. Las causas del posible eventotienen más que ver con la "creencia" que conla razón. Su poder de persuasión sobre el legose corresponde con la acción comunicativapor la cual ese riesgo se hace texto. A todoesto, cabe destacar que tanto Giddens, Beck,como Luhmann, no visualizan con claridad lostactores sociales por medio de los cuales esetexto del riesgo se torma, sino en sus etectosinmediatos sobre la sociedad. Explicado esto enpocas palabras, ante la premisa a) el terrorismorepresenta una seria amenaza para EstadosUnidos, se puede indagar en los etectos dedicha cláusula preguntando por el pánico quedespierta el tantasma del terrorismo, o cómo laeconomía se estructura en base a la idea de unpotencial ataque.

Nuestra tesis es que el discurso del terrorismoprohíbe ciertas prácticas, consumas y bienesa la vez que estimula otros. Aumenta losseguros pero reduce la circulación de armasentre la población, o de elementos que puedenser considerados "peligrosos". Al reducirse lademanda de esos bienes "prohibidos", su valor

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se encarece dejando su control bajo monopoliode las elites locales. De esta torma, la poblaciónen general se sentirá satistecha de cubrir susnecesidades de seguridad cotidianas graciasa la contratación de ciertos bienes o seguros,contiriéndole al Estado el monopolio de losbienes-tabú. En otras palabras, el riesgo cortala interacción en un sentido y la redireccionaen otro según los intereses políticos. El riesgodisciplina a los agentes sociales, pero lo que esmás importante, permite reducir la ambigüedadnormativa para que la sociedad pueda seguirproduciendo. Aquellos bienes inalienables,que tundamentan el valor de intercambio en elsistema de oterta y demanda de una sociedad,adquieren su importancia en base el discurso delriesgo. Al igual que el tabú, su tunción radica enproteger aquellos bienes cuya escasez connotaun mayor valor, esos bienes inalienables quecontieren orden a la sociedad por medio de lajerarquía.

Veamos el ejemplo entre la industriaautomovilística y el calentamiento global quedescribe a la pertección como tunciona elriesgo en la sociedad moderna. Las cadenasproductivas de auto-partes y automóvilesdescansan sobre un legado cultural tordista elcual prioriza la movilidad y la velocidad comovalores culturales de importancia. Dada lacantidad, colores y variedades de autos, susvalores de intercambio (precios) van desdemódicas sumas hasta valores más abultados.La marca detine en parte no sólo el status delconsumidor o del conductor, sino su rol dentrodel orden societal. Por cada auto producido yen circulación el Estado debe contemplar unriesgo, denunciado por los grupos de presión,ecológicos y económicos. Ecológico, porque lastormas de combustibles tósiles queman gases Ique generan el "etecto invernadero" y moditican

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sustancialmente las geogratías económicas delos cinco continentes. Decimos económicos,porque el combustible tósil se considera unbien no renovable y en consecuencia lasreservas parecen haber menguado lo suticientepara subir su precio en torma exorbitante. Laselites locales pueden acaparar los restos deyacimientos tósiles restantes en el mundo yaque se consideran un bien preciado, escaso.A medida que más se agotan las tuentes decombustibles, las sociedades capitalistasindustriales más se aterran a los autos clásicosque empeoran la situación del cambio climático.Esta paradoja no es producto de la ignoranciao de la propensión humana a la conservación,sino parte de la tunción que cumple el riesgomismo. Éste no pide ni altera las coyunturaspara generar un cambio, sino todo lo contrario,preserva el status quo. Las aristocracias localesen Medio Oriente o las industriales en EstadosUnidos tundamentan su poder en cuanto tienenacceso a bienes "codiciados" que permiten latuncionalidad del sistema productivo, en estecaso el automovilístico.

El riesgo ecológico esconde un doblediscurso. Por un lado, sigue promoviendo elconsumo de combustibles no renovables conel tin de preservar la legitimidad de los gruposprivilegiados, mas por otro apela al peligrode la contaminación para generar un cambioque nunca se produce. La tamosa paradojade los comunes en Graham, o la paradojade Giddens, quedan así resueltas. Lo quesubyace según nuestra tesis es que el "textodel riesgo" tomenta la circulación en un sentidoa la vez que la previene en otro contrario.Como resultado, los bienes inmóviles (o norenovables), en su calidad de extraordinarios,contieren mayor poder a quienes los ostentan omonopolizan.

Lo mismo puede observarse en el caso delterrorismo. La circulación y tabricación deciertas armas para la guerra contra el terrorson monopolizadas por las elites americanas ala vez que se tomenta la circulación de otrosdispositivos para la protección del ciudadanocomún, tales como la contratación de segurosespeciales, o la compra de armas personales.No obstante, el discurso del riesgo que conectael andamiaje de la maquinaria política, respectoa las armas de destrucción masiva, promuevela tabricación, almacenaje y concentración dearmas no convencionales para Estados Unidos,a la vez que obliga a los países peritéricosa desarmarse. Las elites acumulan bienesinalienables (como el mercurio) para sustentarsu poder, mientras prohíben estos accesos aIrán. El discurso del riesgo opera tacilitandoel sentido de circulación en una direcciónpara retorzar la autoridad, pero restringe laposibilidad del resto. La tesis expuesta hastael momento puede expresarse en citrasconcretas, como veremos a continuación. Enese sentido, el trabajo supera las perspectivasantes discutidas. Como bien ejempliticaraWeiner, las aristocracias tundan su tortaleza ypoder no por lo que producen masivamente,sino por aquello que acaparan y cuyo valores incuestionablemente ajeno al circuito dedistribución. El objeto inalienable adquiere suvalor por medio de la imposición de un discursoespecítico, que puede ser religioso o político,en donde se hace siempre reterencia a unmal primigenio, a un riesgo inconmensurableque los hombres entrentarán si no siguen las"enseñanzas". Este modelo, presente en lamayoría de las culturas, es el que nos lleva are-pensar la validez occidental de los estudiosligados al riesgo. Para poder comprenderloprecisamente, es necesario establecer un nuevoesquema comparado de riesgo intercultural

en donde la teoría de la solidaridad tengapreponderancia.

Similares observaciones pueden extrapolarseal problema del delito urbano. Los medios decomunicación transmiten de día y de nochenoticias trágicas asociadas a crímenes. Siobservamos en Argentina, la mayoría de ellosse vuelcan a la propiedad privada y los casosse sitúan en espacios urbanos densamentepoblados, donde el capital se encuentraconcentrado. Según estadísticas del ServicioPenitenciario Bonaerense en Argentina para elaño 2005, del total de delitos cometidos, 63.6%se han perpetrado contra la propiedad privada,18.3%contra personas, 4.2% contra la integridadsexual, 3.6% contra la seguridad pública, 2.4%contra el orden público, 1.2% contra la libertady 0.3 contra la salud pública. Dentro de estecontexto, observamos que la propiedad privadajunto a las personas encabezan los objetivos delos delitos con un porcentaje de 81.9% del totalde delitos. En cuanto a las edades, la mayoríatiene entre 25 / 30 años 26.9%, seguido de 21a 25 con 26.7%, y de 30 a 35 años con 17.3%entre otros. El menor índice en cuanto a la edadlo representan los mayores de 60 años con1.8%. Los datos suministrados, de la mismatuente, sugieren que la muestra de internosse compone mayoritariamente por gente enedad laboralmente activa que pasiva (ServicioPenitenciario Bonaerense 2005).

Dentro de la ciudad de Buenos Aires,investigadores de la Universidad de BuenosAires (Behar y Lucilli 2003) trazaron un mapadel delito urbano en donde se preocupanpor examinar la relación entre delito real ypercepción de la inseguridad. Sus datos revelanque en primera instancia (de 2002 hasta 2003)los delitos contra la propiedad representaban el

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88.8% (208.646 casos), seguido de los delitoscontra personas 5.9% (13.899 casos) y delitoscontra la libertad con un 3% (7.007 casos) entrelos más representativos. Los delitos de robo yhurto contra la propiedad ajena se concentranprincipalmente en barrios con un poderadquisitivo alto, situados en el centro de la capitaltederal, para ser exactos en zona bancaria.Sin embargo, los mismos datos sugierenque existen en zonas alejadas de delitos degran violencia e impacto, como en Soldati,Lugano y Barracas entre otros (Behar y Lucilli2003). Si bien la mayoría de los delitos estánsituados en áreas pobladas donde existe granconcentración de capital, la violencia perpetradaen lugares más alejados contiere mayorimpacto emocional al resto de la ciudadanía.Como resultado, zonas con una mayorextensión geogrática (y una menor valuacióndel terreno) son percibidas por el imaginariocomo lugares potencialmente peligrosos.El mercado inmobiliario promueve circuitosespecíticos (como Barrio Norte, Palermo,Belgrano) donde la seguridad es el principalcriterio de elección, pero paradójicamenteson lugares por concentración de capital ypersonas con una gran predisposición al delito.Los espacios peritéricos más relegados desdeuna perspectiva social (peligrosos) permitenla inversión relativamente baja, dado que elvalor del suelo es menor por una cuestión dedemanda. Luego de la construcción edilicia y lainstalación de puestos policiales, esos mismosterrenos son vendidos al triple de lo que valían.

Este proceso que los especialistas conocencomo "gentriticación" explica cómo el discursodel riesgo (en este ejemplo, ligado al delito)permite que ciertos grupos tomenten el consumoen la dirección de lo que podrían llamarse 111barrios seguros, a la vez que temporalmente se

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reservan el derecho de apropiación de las tierrastildadas de inseguras. La antropológa argentinaM. Carman ha explicado en torma brillante eldestino del Abasto, considerado como una delas áreas más peligrosas de Buenos Aires, hoyreciclado como centro de suticiente atractividadcultural que recibe diariamente a miles deturistas. La cultura en este sentido sirvió comoplatatorma para generar atractividad. Losantiguos residentes de la zona, inmigrantes opersonas de bajos recursos tueron obligadospor la tuerza del mercado a realajarse en otrosbarrios (Carman 2006). Otros ejemplos dereciclaje y gentriticación han sido abordados enel libro Con el Corazón mirando al Sur (2008),trabajo editado por H. Herzer. En uno de suscapítulos, Redondo y Singh-Zunino examinanel rol que jugó el temor en los diversosprocesos de población que sutrieron los barriosde la Boca y San Telmo, hasta que tueronúltimamente reciclados para usos turísticos.Si bien el turismo ha embellecido el paisaje deSan Telmo respecto a La Boca, la valorizacióndel terreno ha obligado a los residentes aabandonar sus hogares ya que no puedensolventar los alquileres ni los impuestos. Lapatrimonialización, junto al uso esquemático delos discursos del riesgo empeoran la situacióneconómica de ciertos grupos a la vez quebenetician a otros (Korstanje 2011). El sentidoúltimo del riesgo no es cambiar o alterar unasituación, sino conservar las tuerzas que lahacen posible.

Conclusión

Por desgracia, los estudios del riesgo o laseguridad (en todos los autores señalados) caenen una paradoja, la cual a lo largo del siguientetrabajo intentamos desentrañar: si el peligro es

una cuestión de percepción, entonces se asumeque se construye subjetivamente. El riesgo,visto desde esta perspectiva, es subjetivo, yse encuentra determinado por la comunicación(Luhmann 2006; Beck 2006; Giddens 2011).Sin embargo, el avance tecnológico disponiblepara monitorear la vida de las personas y hacerde la comunidad un lugar más seguro puedegenerar riesgos objetivos que amenazaríande alguna torma la estabilidad del sistema(Giddens 2011; Castel 2006). A nuestroentender, este entoque es incorrecto, puestermina en una situación ambigua que desdela lógica no tiene sentido (Sunstein 2006). Apropósito, si la tecnología puede crear espaciosde descontrol que conlleven a un peligro mayor,esa tendencia no se debe ni al sesgo mentalprovocado por nuestra incomprensión, ni a unaracionalidad instrumental que ha objetivado alos ciudadanos en torma total (Bauman 2008;2009), sino a que el riesgo es, ante todo, undispositivo discursivo. Esta narrativa permitemover resortes económicos por medio de laintroducción de un peligro, pero a la vez veda lacirculación de otro opuesto. Su tunción radica enla preservación de los elementos que sustentanel orden societal. La paradoja sería una talsaalternativa pues supone que los agentes puedenacceder a los medios productivos para cambiaruna situación dada, como ser el calentamientoglobal o el crimen urbano.

No obstante, no sólo eso dista bastante de larealidad, sino que todo estuerzo por destruir eldiscurso del riesgo no hace más que alimentarlo.El riesgo permite la circulación de ciertos bieneso privilegios a una gran parte de la población.Este proceso hace que los costos de producciónsean cada vez más baratos y los valores deintercambio más accesibles, empero restringenciertos bienes (escasos o inalienables) a las

manos de unos pocos que aumentan su poder yautoridad trente al restode lapoblación. Elsistemaproductivo de cualquier sociedad tuncionagracias a esta lógica bipartita de circulacióneconómica. Nuestra perspectiva intenta ser unanueva base conceptual y epistemológica quepermita una mejor comprensión del tenómeno, ala vez que un abordaje empírico cierto cuando sepresta atención a la relación entre riesgo, bienesproducidos o consumidos y bienes escasos. Elpapel que desempeñaba el mal y la brujería en

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la Edad Media (como regulador de la herencia ydel orden patriarcal), ocupa hoy el riesgo a morir,en una sociedad donde precisamente el ordendivino se encuentra en vías de extinción. Comoya hemos explicado, si el hombre medieval notenía miedo a morir (acostumbrado a hacerlocon cierta regularidad), sino a ver su almacondenada eternamente, el hombre modernoteme particularmente por su muerte porque ensu sistema económico de creencias no hay lugarpara la trascendencia.

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