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PALABRAS DE DESPEDIDA AL DOCTOR ANGEL F. ROJAS Carlos Eduardo Jaramillo No importa cuánto uno piense o diga la muerte siempre será la muerte el gran agujero negro el colosal silencio en medio de la música de las constelaciones. Aprendemos a cohabitar con el vacío va haciéndose la sombra en nuestro cuerpo apagándose el fuego Uno la ve venir y no puede hacer nada el pecho inane mejor sería que nos tomara de sorpresa simplemente sucede como un acontecer natural que no desdeña la poderosa contingencia del azar Entonces ¿Por qué no saludarla? cortésmente sin alegría pero sin rencor quizá con una pizca de ironía de intelectual irrespeto de humor lojano aunque en su caso dicha con la ácida mesura de un gentleman inglés Sir Ángel F. Rojas Caballero de su Majestad la Reina no habría podido servir a ningún Rey noble por derecho propio En el Reino Magnífico del Pensamiento y de las Bellas Letras por la gracias laica del Verbo. Porque esa fue su manera de enfrentar a la Indeseada Oscura doctor Rojas no dándole importancia como salir de viaje a un sitio de descanso no sé dónde escogiendo la ropa siempre tan atildado en el vestir y en el decir siempre tan elegante casi sin proponérselo esbelta la figura el porte digno en intima donosura del habla y la escritura armonía con lo que se fue su vida claridad del pensamiento rectitud sin doblez nobleza del espíritu combate permanente por las causas del hombre y la justicia socialista de cepa y fe profunda

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Page 1: PALABRAS DE DESPEDIDA A UN AMIGO.pdf

PALABRAS DE DESPEDIDA AL DOCTOR ANGEL F. ROJAS

Carlos Eduardo Jaramillo

No importa cuánto uno piense o diga

la muerte siempre será la muerte

el gran agujero negro

el colosal silencio

en medio de la música de las constelaciones.

Aprendemos a cohabitar con el vacío

va haciéndose la sombra en nuestro cuerpo

apagándose el fuego

Uno la ve venir y no puede hacer nada

el pecho inane

mejor sería que nos tomara de sorpresa

simplemente sucede

como un acontecer natural que no desdeña

la poderosa contingencia del azar

Entonces ¿Por qué no saludarla?

cortésmente

sin alegría pero sin rencor

quizá con una pizca de ironía

de intelectual irrespeto

de humor lojano

aunque en su caso dicha con la ácida mesura de un gentleman inglés

Sir Ángel F. Rojas

Caballero de su Majestad la Reina

no habría podido servir a ningún Rey

noble por derecho propio

En el Reino Magnífico del Pensamiento y de las Bellas Letras

por la gracias laica del Verbo.

Porque esa fue su manera de enfrentar a la Indeseada Oscura

doctor Rojas

no dándole importancia

como salir de viaje a un sitio de descanso no sé dónde

escogiendo la ropa

siempre tan atildado en el vestir y en el decir

siempre tan elegante casi sin proponérselo

esbelta la figura

el porte digno

en intima donosura del habla y la escritura

armonía con lo que se fue su vida

claridad del pensamiento

rectitud sin doblez

nobleza del espíritu

combate permanente por las causas del hombre y la justicia

socialista de cepa y fe profunda

Page 2: PALABRAS DE DESPEDIDA A UN AMIGO.pdf

Se va el último grande de los escritores de la brillante generación del 30

la de Palacios, Gallegos Lara, Gil Gilbert, Aguilera Malta, Pareja Diez-Canseco

José de la Cuadra compañero de su bufete de abogados

El último de ellos también en recibir el premio “Eugenio Espejo”

de quienes vivían aún para recibirlo

Siempre el último en los honores

aunque de los primeros en el mérito

Porque no era hombre de imagen

no era contemporáneo

porque jamás buscó la promoción ni la publicidad que son la misma cosa

el marketing ni los premios literarios

salvo en su extremada juventud para ganarse el beso de alguna bella

Pero fue hombre de sentires profundos

dichos con sencillez pero con pulcritud y justicia

que es el más adecuado atuendo de la sabiduría

varón de lealtades solidas y enraizados afectos

aunque fuera más bien parco en demostrarlos

con ese pudor un tanto campesino traído de su niñez en Loja

de las comarcas rurales donde su joven madre ejerció como maestra

La niñez tendrá siempre el relente del paraíso

guardado en ese misterioso sitio donde la memoria es casi olvido.

De todos modos

aunque la muerte sea siempre la muerte

la suya fue una muerte digna como cumplía a su vida

y quizás aun cortés

le permitió conservar la lucidez hasta el final

la gallardía Ud. La pondría siempre

como cosa muy suya

propia

Vengo solo a entregarle esta rosa del corazón en su partida

Dr. Rojas

en nombre de sus amigos más cercanos

de toda edad

de los que nos hemos arrogado el privilegio de creer que también estuvimos dentro del

círculo de sus afectos

después de los de su sangre más queridos

sus hijos y su hermana

desolados

Solo esta parva lluvia de verano de mis pobres palabras

cayendo en el vacio de su ausencia.