palabra y trascendencia en toshihiko izutsu

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Breve ensayo sobre el pensador japonés Toshihiko Izutsu y su concepción del lenguaje, por Máximo Lameiro

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  • Palabra y Trascendencia en Toshihiko Izutsu Por Mximo Lameiro

    En tanto que es divina por su fuente, la palabra es toda ella buena

    Muhyddin Ibn Arab

    Toshihiko Izutsu fue un prolfico intelectual japons del siglo XX (1914-1993),

    cuya obra, aunque goza de un reconocimiento parcial en ciertos crculos

    especializados, es en general muy poco conocida fuera de Japn. En el mundo

    hispano parlante se conoce ante todo, y casi exclusivamente, su trabajo sobre

    Ibn Arab. Sin embargo, la obra de Izutsu es mucho ms amplia, tanto en lo que

    al Islam se refiere, como por los muchos otros campos de estudio que

    comprende. Entre dichos campos se cuentan, por ejemplo, el budismo zen, el

    budismo Shingon, el Vedanta, el taosmo, el confucianismo, el I Ching, la

    lingstica, la literatura oriental y occidental, la filosofa, y varios otros.

    Ahora bien, a pesar de esa gran diversidad temtica su pensamiento est

    orientado, casi siempre, por una misma bsqueda de fondo. Una bsqueda de

    tipo metafsico y dentro de la cual el lenguaje adquiere un papel muy relevante.

    Muy brevemente podramos decir que Izutsu apunta en muchas de sus obras

    hacia la cuestin metafsica por excelencia, la relacin entre lo Absoluto y lo

    relativo o condicionado, pero lo hace con la conciencia de que esa cuestin

    involucra necesariamente una pregunta sobre la relacin entre la palabra y la

    Trascendencia.

    Dentro de ese horizonte intelectual el Islam constituy para Izutsu una de las

    fuentes principales de estudio, reflexin e inspiracin. En lo que sigue

    tomaremos principalmente su relacin con el Islam como hilo expositivo. Pero

    no para comentar su aporte en ese campo, ni mucho menos su obra en general,

    pues es ms lo que dejaremos sin tratar que lo que diremos, sino para intentar

    transmitir al menos una vislumbre de sus ideas sobre el nudo inextricable que

    conforman lo Divino, el lenguaje y el hombre.

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    Del silencio a la palabra

    Izutsu cuenta en su autobiografa que fue iniciado por su padre en la disciplina

    zen. Un aspecto de dicha disciplina era la meditacin en el ideograma kokoro,

    que en japons significa corazn. Por supuesto se trata del corazn entendido

    como centro espiritual del ser y no del rgano biolgico que en espaol

    nombramos con la misma palabra (mientras que en japons se diferencian). La

    meditacin consista en que el joven Toshihiko deba concentrarse

    continuamente en el ideograma o letra de la palabra corazn, hasta que su

    forma escrita externa- se volviera irrisoria y el sentido del ideograma se

    imprimiera en el propio corazn del joven. Alcanzado ese primer estadio, deba

    todava continuar la meditacin hasta que, finalmente, toda forma y significado

    se desvanecieran de su mente.

    Pueden reconocerse en esa prctica, que Izutsu relata brevemente, dos

    momentos de la experiencia meditativa. Los cuales, dicho sea de paso, se

    encuentran en otras formas de budismo y tambin en otras tradiciones. Un

    momento que podramos llamar de unificacin, que apunta a superar la

    separacin entre el objeto de meditacin y el sujeto de la misma, y otro que

    podramos llamar de vaciamiento o extincin, en que la unificacin

    anterior es trascendida y ya no queda sino una pura claridad sin determinacin

    ni contenido alguno. Alcanzado ese ltimo estadio la prctica zen ha llegado a

    su meta.

    Ahora bien, no sabemos qu grado de realizacin alcanz el joven Izutsu en la

    prctica del zen, pero s sabemos, de acuerdo a ciertos datos biogrficos y sobre

    todo por el sentido de su obra posterior, que al joven no le bast ni poda

    bastarle una experiencia espiritual como esa debido a su carcter apoftico y

    silencioso. Ya que, por ntima vocacin, Izutsu tenda al reconocimiento de la

    sacralidad de la palabra, y del lugar irremplazable y nodal de la misma en toda

    experiencia genuina de lo divino.

    As fue que, unos aos despus, cuando se encontr con el concepto

    judeocristiano de Revelacin, y con el papel primordial que la palabra tiene

    en la Biblia, la cosa lo impact y le result sumamente inspiradora. Ya hombre

    maduro, y rememorando ese descubrimiento, coment lo siguiente (se refiere a

    los primeros versculos del Evangelio de Juan):

    recuerdo haber sido abrumado por un sentimiento realmente extraordinario,

    algo que se situaba entre la sorpresa y la emocin. "el Verbo era Dios". Qu

    cosa misteriosa, pens. Por supuesto, no poda entender su significado en esa

    poca. Pero, an as, su sentido me pareca nuclear. A pesar de que no eran

    claras esas palabras msticas, llenas de una profundidad insondable,

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    resonaron en lo profundo de mi corazn y dejaron una huella que no se

    desvaneci por mucho, mucho tiempo

    As, a partir de esos primeros contactos con la Palabra, que le pareca mstica y

    llena de una profundidad insondable, estaba dada la base para su casi

    inmediato encuentro con el Islam.

    El Islam y la lengua rabe

    El genio lingstico de Izutsu es bien conocido. Se cuenta que estudi cerca de

    treinta lenguas y lleg a dominar al menos diez de ellas. Tradujo a Eliot del

    ingls al japons a los veintitrs aos, y estudi a lo largo de su vida varias

    lenguas europeas, y tambin asiticas como el indostnico, el javans, el chino,

    el coreano, el snscrito, y otras. Y dentro del marco de esa amplia competencia

    lingstica estudi, en varios casos, la poesa, la filologa y los usos religiosos y

    rituales de las lenguas en cuestin.

    A nuestro juicio esa particular habilidad de Izutsu para los idiomas era algo ms

    que una prodigiosa aptitud en el sentido mundano de la expresin, como se

    puede hablar de una aptitud sobresaliente para los negocios o el deporte, pues

    era funcional a un don ms profundo y de ms largo alcance: su sensibilidad y

    apertura hacia la dimensin metafsica del lenguaje.

    El rabe en particular fue una de las lenguas que nuestro autor cultiv con ms

    pasin y en relacin a la cual produjo frutos al poco tiempo de comenzar su

    estudio. Y de la mano del rabe entr en el mundo del Islam, con el cual

    mantuvo una relacin de toda la vida.

    Dicho sea de paso, es un completo error asumir, como hemos ledo en algn

    lado, que el inters de Izutsu en el Islam represent una estacin importante

    pero pasajera de su itinerario intelectual. Pues, para desmentirlo basta

    considerar que a los 27 aos escribi una Historia del pensamiento rabe y a

    los 70 dio conferencias sobre Sufismo y filosofa lingstica en el Institute of

    Ismaili Studies de Londres. Y entre ambos extremos, a lo largo de ms de 30

    aos, escribi numerosas obras dentro del marco general de la cultura islmica.

    Por lo tanto, el Islam, lejos de ser una estacin pasajera de su itinerario personal,

    parece haber sido ms bien una fuente de estudio y reflexin a la que volvi una

    y otra vez durante toda su vida.

    De todos modos, cabe sealar que Izutsu no era un "islamlogo" en el sentido

    habitual de la expresin. Es decir, en su caso el Islam no constitua el objeto de

    unos estudios especializados de carcter exclusivamente acadmico. En cambio

    representaba una gran tradicin en la que la experiencia de Dios y la de la

    sacralidad de la palabra estn indisociablemente unidas. Pues, no hay Islam

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    sin Corn, y no hay Corn si se ignora o niega la dimensin sagrada de la

    palabra y su aptitud para servir de puente entre Dios y el hombre.

    Ahora bien, Izutsu reconoca esa dimensin metafsica de la palabra no slo en

    el Islam, ni slo en las religiones semticas, sino en varias otras fuentes. Por eso

    su relacin con aqul no implicaba la adhesin unilateral a una religin histrica

    y socialmente definida sino que se inscriba dentro de una vocacin ms amplia.

    De ah que la cuestin, que ha preocupado a algunos, acerca de si Izutsu se

    convirti o no al Islam, no es demasiado relevante. Y al respecto, cabe evocar

    las palabras que un musulmn, que jug un papel muy importante en la vida de

    Izutsu, le dirigi a ste en su juventud:

    "T has nacido naturalmente musulmn. Por eso, dado que eres

    musulmn desde tu nacimiento, eres mi hijo"

    Ese hombre, llamado Abdur Rashid Ibrahim, fue quien ayud a Izutsu a dar sus

    primeros pasos en la lengua rabe y en el conocimiento del Islam. Y la cita de

    arriba indica que haba entre ambos una relacin muy cercana. No es difcil

    reconocer en esas clidas palabras una alusin a la nocin islmica de "fitrah".

    Idea cuyo sentido profundo los musulmanes sociales y legalistas parecen haber

    olvidado totalmente. As, la fitrah, la religiosidad inherente, bastara para

    explicar la profunda relacin de nuestro autor con el Islam. Desde esta

    perspectiva las especulaciones sobre su "conversin" se vuelven superfluas, pues

    apuntan a definir lo convencional y exterior perdiendo de vista lo esencial.

    En relativamente poco tiempo Izutsu lleg a conocer profundamente el rabe, y

    se empap en el Islam tanto como pudo. Por esos aos escribi no slo la

    Historia que mencionamos ms arriba, sino tambin una biografa del Profeta

    Muhammad, una introduccin a la gramtica rabe, y su primer trabajo sobre

    Ibn Arab, entre otros escritos asociados al tema. Tiempo despus, contando ya

    con 44 aos de edad, realiz su primera traduccin del Corn al japons, y al

    poco tiempo la volvi a traducir. Al parecer emprendi la segunda traduccin

    luego de haber estado en Siria, Egipto y otros pases musulmanes, donde pudo

    profundizar su conocimiento del Islam y del rabe; y a raz de lo cual sinti la

    necesidad de mejorar aquella primera versin.

    El Corn, su ritmo y el valor operativo de la palabra

    Al emprender la traduccin de Corn, Izutsu era plenamente consciente de que

    no traduca un libro en el sentido ordinario de la expresin, sino que trataba con

    la presencia viva de Dios dentro del mundo fenomnico. Presencia posibilitada

    y mediatizada, en este caso, por ese tipo particular de lenguaje que es el rabe

    cornico. Por lo mismo, era consciente de que la suya no era una traduccin del

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    Libro santo en s mismo sino una suerte de comentario aproximativo de aqul.

    En sus palabras:

    El Corn traducido a otra lengua no es ya una escritura sagrada sino un

    trabajo secular. Es apenas un comentario extremadamente rudimentario del

    original.

    Ahora bien, dentro de las limitaciones insalvables que tiene toda traduccin del

    Corn, la suya tiene el mrito particular de ser sensible al ritmo y la prosodia

    del texto. Pues Izutsu comprenda que la musicalidad del Corn no es slo un

    componente esttico accesorio del sentido sino que constituye un factor

    inherente a su valor operativo como libro sagrado. Ya que el Corn, como todas

    las escrituras sagradas, no es no principalmente- un libro para ser ledo sino

    un libro para ser recitado de manera ritual y meditativa. Para decirlo en

    trminos del propio Islam: Izutsu era consciente de que el Corn es el dhikr

    por excelencia de la tradicin islmica.

    El dhikr, es decir la rememoracin activa, por medio de un soporte verbal, de la

    relacin original con lo Divino. El recitado del Corn repercute as sobre los

    estados internos del devoto, y los purifica, actualizando y perfeccionando su

    relacin con Dios. Y en esa operatoria espiritual la sonoridad de las palabras, y

    el ritmo de las frases, as como la cadencia general de su discurrir, juegan un

    papel de primer orden.

    Nuestro autor tena perfectamente claro ese valor del ritmo y la prosodia en el

    uso ritual de una lengua sagrada. De ah que en su traduccin del Corn,

    particularmente en la segunda, puso un cuidado especial en el aspecto rtmico

    del texto. Por supuesto no estamos diciendo que Izutsu logr replicar la

    sonoridad del Corn rabe en lengua japonesa. Lo que queremos sealar es que,

    a pesar de la imposibilidad fctica de traspasar el ritmo de una lengua a la otra,

    su traduccin tuvo en cuenta hasta donde le fue posible ese aspecto esencial del

    Libro santo.

    De todos modos, cabe sealar que a pesar de su importancia esos factores

    rtmicos y prosdicos son slo los aspectos exteriores de algo ms interior y

    fundamental: la dimensin tendrica del lenguaje. Esa dimensin en virtud de

    la cual el lenguaje, bajo ciertas condiciones, puede servir puente entre lo divino

    y lo humano.

    Dicho de otro modo, si hay revelacin o enseanza divina a travs de la palabra,

    y hay como se constata en varias tradiciones- una "metodologa" de lo sagrado

    dependiente del lenguaje, es porque el lenguaje en s mismo no es ni

    enteramente humano, ni enteramente divino. El lenguaje es un medio

    privilegiado por el cual se establece una correspondencia Divino-humana. La

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    palabra, entonces, desde esta perspectiva, es tendrica. Lo cual significa que es

    a la vez teomrfica y antropomrfica. Quienes ven slo el primer aspecto

    profesan un dogma literal, quienes ven slo el segundo, secularizan los textos

    sagrados.

    El rabe y el chauvinismo idiomtico

    En uno de sus estudios sobre el Islam y el lenguaje (Revelation as linguistic

    concept in Islam) Izutsu, a pesar de no ser muy proclive a la polmica, se

    pronunci abiertamente en contra de la supuesta superioridad de la lengua

    rabe, con respecto a toda otra lengua, sostenida por algunos representantes del

    Islam. Como el propio Izutsu seal, no es difcil desmentir esa pretensin de

    superioridad recurriendo a las enseanzas del propio Corn. Pero aqu no nos

    interesa la refutacin en s sino el aspecto de la cuestin que toca a la metafsica

    del lenguaje.

    Pues cuando se identifica la sacralidad del rabe cornico con el idioma rabe en

    general, se est reduciendo el primero al segundo, y convirtiendo la lengua

    sagrada en un fenmeno puramente lingstico. Pero la sacralidad de una

    lengua no es un dato del mundo. No reside en el idioma como tal, el cual puede

    ser descrito y analizado perfectamente por la ciencia profana, sino en la funcin

    mediadora por la cual una lengua permite, bajo ciertas condiciones, actualizar

    posibilidades latentes inscritas en los estratos ms originarios del alma humana.

    Es decir, la sacralidad de una lengua es inseparable del alma en la cual se da la

    experiencia de lo sagrado. Y no por nada en el Islam el hombre es considerado

    en esencia como alma parlante (al nafs al natiqa).

    De modo que as como diferentes almas pueden tener muy diversos grados de

    conocimiento y elevacin espiritual, as tambin la lengua es susceptible de ser

    utilizada y experimentada en muy diversos grados de conocimiento y

    elevacin espiritual.

    Izutsu zanj la cuestin anterior sealando, entre otras cosas, que el rabe del

    Corn, incluso en varios de sus trminos centrales -Allah, por ejemplo-, es en

    buena medida el mismo que el rabe preislmico. Sin embargo, con la llegada de

    la revelacin esos trminos se re-significaron, y lo hicieron de modo

    concomitante a una transformacin de la conciencia religiosa de la comunidad.

    Por lo tanto, no hay tal superioridad lingstica a priori, sino que hubo una

    transformacin de la conciencia del pueblo rabe que fue concomitante a la

    renovacin de su lengua. Lo cual es un modo muy distinto de plantear el tema.

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    De la lingstica estructural a la magia de las palabras

    Siendo un intelectual de su tiempo, y por lo tanto interesado por la cultura

    europea a la cual Japn se haba abierto unas dcadas antes, y siendo adems

    contemporneo del desarrollo de la lingstica moderna, Izutsu estudi dicha

    disciplina y utiliz a menudo conceptos y mtodos de anlisis tomados de la

    misma.

    Sin embargo, al utilizar dichos conceptos y mtodos no perdi de vista la

    esencial insuficiencia de los mismos de cara a la cuestin de fondo que orienta

    sus estudios. De hecho, en uno de sus trabajos (Language and magic) le

    reprochaba explcitamente a las modernas disciplinas del lenguaje su

    incapacidad para dar cuenta del lazo inextricable entre el mismo y los

    fenmenos del espritu. Deca:

    Debemos sealar que este tipo de enfoque, aunque tal vez legtimo y

    justificable en tanto se refiere al anlisis puramente lgico del lenguaje, puede,

    sin embargo, conducir a una opinin muy superficial, y en muchos casos

    errnea, sobre la naturaleza de nuestros propios hbitos lingsticos. Mi

    sensacin es que ningn terico del lenguaje que quiera captar los procesos

    mentales que subyacentes a los mecanismos de expresin puede darse el lujo

    de ignorar la peculiaridad de la funcin mgica de las palabras

    Pues, sucede de hecho que importantes usos culturales del lenguaje como la

    poesa, la oracin, la magia y la religin, e incluso el habla cotidiana en tanto no

    se reduce nunca a la mera transmisin de datos, desbordan el marco

    "racionalista" -la expresin es de Izutsu- en que aquellas disciplinas pretenden

    encerrar la naturaleza del lenguaje.

    Por eso, aunque a menudo en su obra Izutsu utiliz categoras de anlisis

    tomadas de Saussure y Jacobson, por ejemplo las nociones de sincrona y

    diacrona, para l el lenguaje era mucho ms que un sistema articulado de

    signos. Podramos expresar muy sintticamente su propia concepcin diciendo

    que para Izutsu, el lenguaje no es un mero sistema de signos ni un instrumento

    de representacin del mundo, sino una mediacin creadora que configura la

    relacin entre lo Divino, el hombre y el cosmos.

    As, la concepcin de Izutsu sobre el lenguaje supone el reconocimiento no slo

    de la funcin comunicativa y representacional de las palabras, sino ante todo de

    su poder realizador y su fuerza transformadora. Por eso, en el estudio sobre la

    magia y el lenguaje que mencionamos arriba, afirm:

    "todo discurso humano es esencialmente mgico"

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    Pero mgico quiere decir ah ontolgicamente operativo. Significa que la

    palabra humana es un poder formativo y productivo que semeja el poder

    creador divino a escala reducida.

    Esa doble capacidad del lenguaje, formativa y productiva, es decir la capacidad

    para dar forma al mundo y para actuar sobre el mismo, est representada en la

    gramtica por las estructuras -existentes en todas las lenguas- nominales y

    verbales. Las primeras representan la forma de las cosas y las segundas la accin

    sobre las mismas. Pero en la perspectiva de una metafsica del lenguaje las

    estructuras gramaticales son slo el aspecto formal que asume en el mundo una

    realidad arquetpica ms elevada. Y en esa dimensin arquetpica la inteleccin

    y el acto, que dan forma a lo informe y operan sobre l respectivamente, son

    una y la misma cosa.

    La palabra entre la inexistencia y la existencia

    Por la palabra lo inexistente, lo no formado, el caos, se manifiesta y llega a ser.

    Esta funcin arquetpica, primordial, del lenguaje se encuentra expresada de

    distintas maneras en diversas tradiciones. Para remitirnos slo a dos entre las

    varias fuentes que Izutsu estudia y comenta explcitamente, citaremos un pasaje

    del Tao Te King y otro del Corn.

    Dice el primero de ellos:

    Lo sin-nombre es el principio del Cielo y la Tierra

    El nombre es la madre de los diez mil seres

    Izutsu, comentando esta enseanza (en su The Absolute and the Perfect Man

    in Taoism) dice que lo sin-nombre, es decir el Caos indiferenciado, contiene

    todas las cosas en estado de pura posibilidad. Mientras que el nombre, es decir

    la palabra en su dimensin arquetpica, es la actividad creativa por la cual

    dichas posibilidades advienen al ser. As, el lenguaje es el principio de

    articulacin por el cual la unidad indistinta de lo Absoluto deviene un cosmos.

    El Corn por su parte explica el pasaje de lo inexistente (al Ghayb, lo Oculto) a

    lo manifiesto, por la accin de la palabra divina kun. Es decir el imperativo

    creador s:

    "Ciertamente cuando queremos que algo sea, simplemente le decimos:

    S, y es"(Corn, 16:40)

    Dios le dice a la cosa que exista. Dios se lo dice ( ). Dios habla, y porque

    habla las cosas advienen a la existencia. El lugar principal y ontolgicamente

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    operativo de la palabra en ese pasaje cornico es tan claro que ms no podra

    serlo.

    Y es obvio que para pensar tericamente estas cuestiones Izutsu no poda

    servirse de las disciplinas seculares sobre el lenguaje. De modo que recurri a

    otras fuentes, y as se dirigi, entre otras cosas, a los gnsticos del Islam, del

    budismo y del taosmo.

    La enseanza akbariana sobre los Nombres Divinos

    Nuestro autor escribi su primer estudio sobre Ibn Arab a los 30 aos. Unos

    veinte aos despus escribi su Sufismo y Taosmo, en el cual la parte que

    corresponde al sufismo se refiere ntegramente a Ibn Arab. Ese trabajo se

    convertira en una importante referencia para los estudiosos de Ibn Arab, y

    tambin en un buen ejemplo concreto de lo que Henry Corbin llam la

    hermenutica espiritual comparada.

    De cara a nuestro eje temtico, el principal aporte de Ibn Arab a considerar es

    su elaboracin terica de las enseanzas del tasawwuf sobre los Nombres

    Divinos. Pues en pocas obras metafsicas podra hallarse expresada con tanta

    claridad y profundidad la doble naturaleza divino-humana del lenguaje.

    En el tasawwuf los Nombres Divinos constituyen vas efectivas en el camino de

    reconocimiento y realizacin personal de la Unidad divina. Pero el

    cumplimiento de esa funcin mediadora slo es posible debido al carcter

    tendrico de las palabras del Corn (de donde son extrados los nombres

    divinos tradicionales). As, cada nombre divino tiene a la vez una cara humana y

    una cara divina. La cara humana lo vuelve comprensible para el hombre y

    permite que sea utilizado en una prctica espiritual de invocacin. La cara

    divina corresponde a un arquetipo o atributo divino.

    Dicho sea de paso, una alusin a esa correspondencia entre las dos caras del

    nombre, que involucran dos caras del lenguaje, se encuentra en el propio Corn.

    Pues el Libro santo dice acerca de s mismo que proviene de un modelo celestial.

    La Madre del Libro (Umin al Kitab), que constituye la fuente de todas las

    revelaciones de todos los tiempos. As, el Libro, y esto vale para los lenguajes

    sagrados en general, tiene un aspecto accesible al hombre y un aspecto oculto

    que constituye su dimensin arquetpica-divina.

    La articulacin entre dichas caras pertenece a los grandes misterios de la

    constitucin interna del universo, y est desarrollada en la metafsica de Ibn

    Arab. En virtud de esa articulacin divino-humana existe una triple

    correspondencia entre: los aspectos empricos del nombre (su morfologa,

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    semntica y sonido), ciertas potencialidades profundas del alma humana ( al-

    istidat ) y los arquetipos divinos simbolizados por cada nombre.

    Ibn Arab dice que los Nombres Divinos se distinguen entre s, pero no de la

    Esencia divina y nica- que todos ellos nombran. Es decir, cada nombre

    nombra al Absoluto, pero lo hace de un modo particular y diferente al modo en

    que lo hace otro nombre. Esa diferencia entre los nombres slo existe a nivel de

    los propios nombres, no de la Esencia. Pero esas diferencias, en tanto

    manifiestan a lo Absoluto bajo distintos aspectos, son los arquetipos de la

    infinita variedad y riqueza de la manifestacin csmica.

    Como dice Izutsu en su comentario de Ibn Arab (Sufismo y Taosmo vol. I):

    "Desde esta perspectiva los nombres son la causa ('illa o sabab) de la

    existencia del mundo. El mundo necesita los Nombres divinos en el sentido de

    que nada en el mundo puede existir sin ellos"

    As, se reconoce que el lenguaje es el mbito donde se establece una

    correspondencia divino-csmico-humana. Pues el cosmos no puede existir sin

    los nombres, y los nombres permaneceran desconocidos ocultos en Dios- si no

    le hablaran al hombre.

    Izutsu encontr en esa doctrina, expresada en la terminologa del esoterismo

    islmico, una verdad que concierne a la metafsica del lenguaje que tanto le

    interesaba. Y una metafsica del lenguaje, en este contexto, supone el

    reconocimiento, terico y experimental, de que la Palabra es a la vez un

    principio constitutivo del cosmos y una va de retorno a la Unidad primordial.

    La palabra como experiencia extrema

    En su libro Hacia una filosofa del budismo Zen, Izutsu plantea algo

    sumamente importante en relacin a nuestro tema. Cabe sealar que la misma

    cuestin, aunque con otro vocabulario, la trat en sus ensayos sobre Hamadani

    y Sabzavari, dos sabios de la gnosis islmica. Ms adelante nos referiremos a

    Hamadani, pero en principio comentaremos el asunto a partir de su estudio

    sobre el zen debido a su particular claridad.

    Dice Izutsu que una vez que un hombre ha percibido la esencia de la realidad, es

    decir cuando percibe lo que el budismo llama "nivel primario de realidad", sigue

    utilizando las mismas palabras que todos usan pero su significacin ha

    cambiado radicalmente. As, cuando el maestro zen dice "mesa", no se refiere al

    objeto mesa tal como lo capta y concibe la conciencia ordinaria sino a algo ms

    fundamental. La palabra es la misma pero en el discurso del maestro zen alude

    a la mesa en su nivel primario de realidad, su esencia.

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    Y en ese contexto de ideas nuestro autor hace una observacin muy importante

    para la metafsica del lenguaje:

    "no es que (tras la iluminacin) la palabra mesa tenga la funcin de un smbolo

    que apunta a algo ms all. Ms bien, la mesa en su forma verbal es en s

    misma la presentacin ms inmediata del nivel primario de realidad"

    Es decir, la palabra mesa ya no vale como representacin verbal del objeto mesa,

    pero tampoco es la representacin simblica de algo situado ms all de la

    propia palabra. Es la esencia misma de la mesa apareciendo -presentndose- en

    forma verbal.

    Enseguida veremos cmo entiende esa esencia o realidad primaria

    manifestndose en el lenguaje. Pero antes daremos un rodeo alrededor de la

    poesa, puesto que constituye un mbito de actividad muy afn con todo esto.

    No por nada Izutsu tradujo a Eliot siendo todava muy joven y luego sigui

    interesado en la poesa durante toda su vida. Si la poesa tiene un particular

    inters para el metafsico del lenguaje, es porque en ciertas obras poticas la

    palabra aparece con un tipo especial de presencia. Una presencia que se sita

    en un nivel de realidad distinto a aqul que capta la conciencia ordinaria.

    Aunque no est dentro de los poetas comentados y estudiados por Izutsu,

    quisiramos citar aqu al poeta mexicano Jos Carlos Becerra (1936 - 1970 ).

    En una de sus obras Becerra dice:

    "He aqu esta mirada,

    esta mirada nuevamente en las postrimeras de s misma,

    desplegada como un pabelln de guerra,

    como una lcida avanzada invernal"

    Pues bien, de qu habla? Es claro que esas palabras no tienen un referente

    fuera de ellas mismas. No representan algo cuya realidad est situada fuera del

    lenguaje en s. Una interpretacin vulgar tal vez tratara de remitir tales

    palabras a alguna clase de vivencia personal ms o menos al alcance de todos.

    Pero lo cierto es que ah la nica vivencia real es la experiencia de las palabras

    en s mismas. Slo si el lector es sensible a dichas palabras, si las escucha

    internamente, las comprender. Pues entonces har una experiencia potica

    que no tiene referencia en el mundo ordinario.

    La experiencia potica, como la experiencia religiosa (pero conste que no las

    estamos identificando), no es reductible a otro orden de realidad que no sea el

    que ellas mismas manifiestan. Es por eso que el agnstico no comprende la

    verdad del religioso, y ste no podra ofrecerle nunca una prueba de la misma.

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    Ya que toda prueba comprensible para el no creyente est situada en un orden

    ontolgico y gnoseolgico diferente al de aquella verdad. El religioso podr, a lo

    sumo, dar un testimonio de los efectos externos de su verdad. Pero como el

    agnstico slo capta en dichos efectos el aspecto exterior, siempre podr darles

    una explicacin diferente a la religiosa y acorde a su propio agnosticismo. Y

    algo anlogo puede decirse de la poesa. Pues al lector tosco el poeta nunca

    podr ofrecerle una explicacin satisfactoria de sus versos. Ya que cualquier

    explicacin llevara la experiencia potica fuera de su propio terreno y la

    anulara. Cuando se explica una poesa, se la destruye. Por eso se ha dicho con

    razn que la nica forma legtima de comentar una poesa es creando otra

    poesa.

    Volviendo a Izutsu, a propsito de quien ha alcanzado la realidad primaria o

    esencial manifestada en las palabras, nos dice que:

    "La proposicin el cielo es azul no es una descripcin de la naturaleza.

    Tampoco es una expresin subjetiva del estado psicolgico del que habla.

    Es una auto-manifestacin momentnea de la realidad absoluta misma.

    Y como tal, la proposicin no pretende nada: no indica ni muestra nada salvo

    a s misma"

    Obsrvese el carcter extremo de la experiencia en cuestin: la palabra, en este

    nivel de conocimiento, no representa nada sino que es la realidad absoluta

    auto-manifestndose en palabras. As, la expresin verbal en ese nivel de

    comprensin y de experiencia no indica ni muestra nada situado fuera de ella

    misma, porque lo que se hace presente en ella en la palabra- es el Absoluto en

    s.

    Esta experiencia extrema de la palabra, aparece tambin en la gnosis islmica.

    Izutsu trata el tema en su estudio sobre Hamadani. Para contextuar

    mnimamente la cuestin, digamos que ah el punto central es la distincin

    entre niveles de conocimiento. Y particularmente la gran divisin entre

    conocimiento racional (discursivo, lgico) y conocimiento supra racional

    (intuitivo, supra-lgico). Pero esa diferencia entre niveles de conocimiento se

    corresponde con una diferencia en la experiencia del lenguaje. El caso

    paradigmtico comentado por Hamadani y por Izutsu es el de Al Hallaj.

    Este gnstico iluminado (857-922) fue condenado por hereje, mutilado y

    crucificado, por declarar "anna al haqq". Es decir "yo, la Verdad". La

    semejanza de esas palabras con las de otro crucificado (Yo soy la verdad, el

    camino y la vida) da que pensar. Lo cual no significa que se puedan asimilar

    sin ms las dos figuras ni su funcin en la historia espiritual humana. Pero

    dejamos la semejanza apuntada para quien quiera considerarla.

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    Volviendo al trabajo sobre Hamadani. En el mismo queda claro que la condena

    al gnstico fue el resultado de una incomprensin respecto del nivel de lenguaje

    implicado en esa frase, y de su correspondiente grado ontolgico y

    gnoseolgico. Trataremos de exponer la cuestin de forma breve y con la mayor

    claridad posible:

    Para empezar preguntemos porqu quienes detentaban el poder poltico y

    religioso percibieron la expresin de Al Hallaj como una hereja? No es difcil

    darse cuenta que fue porque creyeron que se estaba identificando a s mismo

    como Dios. Dicho de modo ms tcnico, entendieron que el individuo terreno

    llamado Al Hallaj se aplicaba a s mismo el nombre divino Al Haqq, que es

    privativo de Dios.

    Y porqu entendieron eso? Pues porque interpretaron las palabras del gnstico

    desde la conciencia ordinaria. As, percibieron los dos trminos de la

    declaracin, anna (yo) y al haqq (la verdad), conforme a su sentido

    convencional. Para ellos el yo que hablaba ah era el individuo terreno. Y la

    verdad era una representacin verbal de la Verdad divina situada ms all del

    hombre.

    Pero en un nivel supra lgico de comprensin se capta, dice Hamadani, que en

    la frase anna al haqq el yo individual, el hombre terreno, ha desaparecido

    como tal. Por lo tanto quien habla ah no es el individuo sino la Verdad misma

    expresndose en primera persona. Otro tanto hay que decir de la palabra al

    haqq, pues entonces ya no es la representacin de una Verdad situada ms all,

    sino esa misma Verdad hacindose presente, auto presentndose, en forma

    verbal.

    As, en el arrobamiento de su xtasis Al Hallaj no pudo atenerse a las

    conveniencias sociales y dej aparecer en forma desnuda una verdad para la

    cual su entorno no estaba preparado. Pues, las palabras hablan y obran; y

    cada uno las experimenta de acuerdo a su nivel de conocimiento y el estado de

    su ser.

    El gnstico manifest la dimensin divina de lo humano, y las autoridades la

    dimensin demonaca del poder.

    Eplogo

    Hemos tratado de presentar el pensamiento de Izutsu, ms bien su orientacin

    de fondo, a partir de algunos aspectos de su relacin con el Islam. Pero ni

    hemos hecho justicia a dicha relacin, que de hecho abarca muchos ms temas y

    los trata con mucha mayor profundidad, ni tampoco el Islam es el asunto central

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    de su obra. Puede decirse que el Islam tiene un lugar muy importante en su

    pensamiento pero no es la finalidad del mismo.

    Esa finalidad es lo que Izutsu en algn momento llam filosofa oriental. Pero

    habra que cuidarse de concebir exclusivamente esa filosofa oriental como una

    filosofa del Oriente opuesta a la filosofa del Occidente. Ya que en la obra de

    Izutsu no se trata de ni de filosofa en el sentido habitual del trmino, como

    mero ejercicio racional del pensamiento, ni de oriental en el sentido geogrfico

    cultural. Ms bien esa filosofa oriental ha de ser entendida, nos parece, como

    eso que el Islam llama hikmat. Y de la cual el propio Izutsu, aunque no se

    refera a s mismo, dio una definicin muy clara (The metaphysic of

    Sabzavari):

    "La hikmat es estructuralmente una peculiar combinacin de pensamiento

    racional e intuicin gnstica, o bien, puede decirse, de racionalismo filosfico y

    experiencia mstica. Es un tipo especial de escolstica filosfica basada en una

    intuicin existencial de lo Real, de la cual resulta un filosofar sobre ideas

    gnsticas y visiones obtenidas a travs de la contemplacin intelectual"

    Y, justamente, un pensamiento articulado filosficamente y orientado

    internamente por una intuicin gnstica, fue tomando forma en la obra de

    Izutsu a travs de numerosos campos de estudio. Entre ellos el Islam tiene un

    papel importante, pero tambin lo tienen el budismo, el taosmo, el

    confucianismo, el hinduismo, el judasmo, as como el chamanismo, la

    lingstica y la poesa.

    Cuenta la viuda de Izutsu que el da de su muerte su esposo estaba trabajando

    temprano en su escritorio y cuando quiso levantarse se desplom. Con dificultad

    se levant y lleg a decirle a ella: o-yasumi. Lo cual se puede traducir en

    espaol como voy a descansar. Esas fueron sus ltimas palabras, y algunas

    horas despus Izutsu muri.

    Esperamos que este pequeo trabajo sirva de estmulo para el conocimiento de

    su obra entre los intelectuales de habla hispana. Pues es mucho lo que ha

    brindado al mundo este profundo autor, que, sensu stricto, no pertenece a

    Oriente ni a Occidente. Ya que su pensamiento no sigue coordenadas terrenas,

    aunque las integra, sino que est orientado por un eje axial.

    Mximo Lameiro

    1 de Septiembre de 2015, Osaka, Japn

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    Bibliografa

    De conjunto

    Una visin de conjunto sobre Izutsu, muy completa e interesante en su enfoque,

    y que nos abri los ojos al verdadero alcance de la obra de aqul, es Toshihiko

    Izutsu and the Philosophy of Word: In Search of the Spiritual Orient" de Eisuke

    Wakamatsu. Ed. International House of Japan, Tokyo. Las citas de Izutsu de

    carcter autobiogrfico, los restantes datos biogrficos y cronolgicos, y la foto

    del final, estn tomados de ese libro.

    "Esencia y vaco en la obra de T. Izutsu y K. Nichitani, de Juan Jos Lpez

    Pasos. Universidad Santiago de Compostela. Disponible en Internet.

    Correspondiente a las citas

    Revelation as linguistic concept in Islam, Izutsu. Hay una edicin digital

    disponible en Internet.

    Language and magic. - Studies in the Magical Function of Speech-, Izutsu.

    Ed. Keio University, Tokyo. Hay ediciones parciales disponibles en Internet.

    The Absolute and the Perfect Man in Taoism, Izutsu. Incluido en The Structure of Oriental Philosophy: Collected Papers of the Eranos Conference, Vol I. Ed. Keio, University.

    Sufismo y Taosmo, Vol. I, Izutsu. Ed. Siruela. Hay ediciones digitales disponibles en Internet.

    Hacia una filosofa del budismo Zen, Izutsu. Ed. Trotta. Hay ediciones disponibles en Internet.

    Creation and timeless order of things: a study in the mystical philosophy of Ayn al Qudat al Hamadan, Izutsu. Hay ediciones disponibles en Internet.

    La frase de Ibn Arab que utilizamos en el epgrafe pertenece a Los Engarces de la sabidura (engarce 27, Muhammad), Ibn Arab. Ed. Edaf.

    Los versos de Jos Carlos Becerra pertenecen al poema Betania. Hay varias antologas con obras de Becerra disponibles en Internet.

    De consulta

    The significance of Toshihiko Izutsus Legacy for Comparative Religion, K.

    Nakamura. Disponible en Internet.

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    -Izutsu en una conferencia del Crculo Eranos-