palabra dominical xxiv domingo del tiempo ordinario dominical... · 2018-09-17 · mi alma libró...

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Año 2. No. 11 16 septiembre 2018 Palabra Dominical XXIV Domingo del tiempo Ordinario Antífona de entrada Sir 36, 18 Concede, Señor, la paz a los que esperan en ti, y cumple así las palabras de tus profetas: escucha las plegarias de tu siervo, y de tu pueblo Israel. Se dice Gloria. Oración Colecta Señor Dios, creador y soberano de todas las cosas, vuelve a nosotros tus ojos y concede que te sirvamos de todo corazón, para que experimentemos los efectos de tu misericordia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban Del libro del profeta Isaías: 50, 5-9a En aquel entonces, dijo Isaías: "El Señor Dios me ha hecho oír sus palabras y yo no he opuesto resistencia, ni me he echado para atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que me tiraban de la barba. No aparté mi rostro de los insultos y salivazos. Pero el Señor me ayuda, por eso no quedaré confundido, por eso endurecí mi rostro como roca y sé que no quedaré avergonzado. Cercano está de mí el que me hace justicia, ¿quién luchará contra mí? ¿Quién es mi adversario? ¿Quién me acusa? Que se me enfrente. El Señor es mi ayuda, ¿quién se atreverá a condenarme?". Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor. Del salmo 114 R. Caminaré en la presencia del Señor. Amo al Señor porque escucha el clamor de mi plegaria, porque me prestó atención cuando mi voz lo llamaba. R. Redes de angustia y de muerte me alcanzaron y me ahogaban. Entonces rogué al Señor que la vida me salvara. R. El Señor es bueno y justo, nuestro Dios es compasivo. A mí, débil, me salvó y protege a los sencillos. R. Mi alma libró de la muerte; del llanto los ojos míos, y ha evitado que mis pies tropiecen por el camino. Caminaré ante el Señor por la tierra de los vivos. R. La fe, si no se traduce en obras, está completamente muerta. De la carta del apóstol Santiago: 2, 14-18 Hermanos míos: ¿De qué le sirve a uno decir que tiene fe, si no lo demuestra con obras? ¿Acaso podrá salvarlo esa fe? Supongamos que algún hermano o hermana carece de ropa y del alimento necesario para el día, y que uno de ustedes le dice: "Que te vaya bien; abrígate y come", pero no le da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué le sirve que le digan eso? Así pasa con la fe; si no se traduce en obras, está completamente muerta. Quizá alguien podría decir: "Tú tienes fe y yo tengo obras. A ver cómo, sin obras, me demuestras tu fe; yo, en cambio, con mis obras te demostraré mi fe". Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor. Aclamación Antes del Evangelio Gál 6,14 R. Aleluya, aleluya. No permita Dios que yo me gloríe en algo que no sea la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo. R/. Dijo Pedro: “Tú eres el Mesías”. - Es necesario que el Hijo del hombre padezca mucho. + Lectura del santo Evangelio según san Marcos: 8, 27-35 En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a los poblados de Cesárea de Filipo. Por el camino les hizo esta pregunta: "¿Quién dice la gente que soy yo?". Ellos le contestaron: "Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que alguno de los profetas". Entonces él les preguntó: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy

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Page 1: Palabra Dominical XXIV Domingo del tiempo Ordinario dominical... · 2018-09-17 · Mi alma libró de la muerte; del llanto los ojos míos, y ha evitado que mis pies tropiecen por

Año 2. No. 11 16 septiembre 2018

Palabra Dominical

XXIV Domingo del tiempo Ordinario

Antífona de entrada Sir 36, 18

Concede, Señor, la paz a los que esperan en ti, y cumple así las palabras de tus profetas: escucha las plegarias de tu

siervo, y de tu pueblo Israel.

Se dice Gloria.

Oración Colecta

Señor Dios, creador y soberano de todas las cosas, vuelve a nosotros tus ojos y concede que te sirvamos de todo corazón,

para que experimentemos los efectos de tu misericordia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo

en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban

Del libro del profeta Isaías: 50, 5-9a

En aquel entonces, dijo Isaías: "El Señor Dios me ha hecho oír sus palabras y yo no he opuesto

resistencia, ni me he echado para atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a

los que me tiraban de la barba. No aparté mi rostro de los insultos y salivazos. Pero el Señor me

ayuda, por eso no quedaré confundido, por eso endurecí mi rostro como roca y sé que no quedaré

avergonzado. Cercano está de mí el que me hace justicia, ¿quién luchará contra mí? ¿Quién es

mi adversario? ¿Quién me acusa? Que se me enfrente. El Señor es mi ayuda, ¿quién se atreverá a condenarme?".

Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

Del salmo 114

R. Caminaré en la presencia del Señor. Amo al Señor porque escucha el clamor de mi plegaria, porque me prestó atención cuando mi voz lo llamaba. R.

Redes de angustia y de muerte me alcanzaron y me ahogaban. Entonces rogué al Señor que la vida me salvara. R.

El Señor es bueno y justo, nuestro Dios es compasivo. A mí, débil, me salvó y protege a los sencillos. R.

Mi alma libró de la muerte; del llanto los ojos míos, y ha evitado que mis pies tropiecen por el camino. Caminaré ante

el Señor por la tierra de los vivos. R.

La fe, si no se traduce en obras, está completamente muerta.

De la carta del apóstol Santiago: 2, 14-18

Hermanos míos: ¿De qué le sirve a uno decir que tiene fe, si no lo demuestra con obras? ¿Acaso

podrá salvarlo esa fe? Supongamos que algún hermano o hermana carece de ropa y del alimento

necesario para el día, y que uno de ustedes le dice: "Que te vaya bien; abrígate y come", pero no

le da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué le sirve que le digan eso? Así pasa con la fe; si no se traduce en obras, está

completamente muerta. Quizá alguien podría decir: "Tú tienes fe y yo tengo obras. A ver cómo, sin obras, me

demuestras tu fe; yo, en cambio, con mis obras te demostraré mi fe". Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

Aclamación Antes del Evangelio Gál 6,14

R. Aleluya, aleluya.

No permita Dios que yo me gloríe en algo que no sea la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo está

crucificado para mí y yo para el mundo. R/.

Dijo Pedro: “Tú eres el Mesías”. - Es necesario que el Hijo del hombre padezca mucho.

+ Lectura del santo Evangelio según san Marcos: 8, 27-35

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a los poblados de Cesárea de

Filipo. Por el camino les hizo esta pregunta: "¿Quién dice la gente que soy yo?". Ellos

le contestaron: "Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que

alguno de los profetas". Entonces él les preguntó: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy

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yo?". Pedro le respondió: "Tú eres el Mesías". Y Él les ordenó que no se lo dijeran a nadie. Luego se puso a explicarles

que era necesario que el Hijo del hombre padeciera mucho, que fuera rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes

y los escribas, que fuera entregado a la muerte y resucitara al tercer día.

Todo esto lo dijo con entera claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y trataba de disuadirlo. Jesús se volvió, y

mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro con estas palabras: "¡Apártate de mí, Satanás! Porque tú no juzgas según

Dios, sino según los hombres".

Después llamó a la multitud y a sus discípulos, y les dijo: "El que quiera venir conmigo, que renuncie así mismo, que

cargue con su cruz y que me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por

el Evangelio, la salvará". Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo

Creo en un solo Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo

Señor, Jesucristo, Hijo Único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz Dios verdadero

de Dios verdadero engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros,

los hombres, y por ,nuestra salvación bajó del cielo (en las palabras que siguen, hasta se hizo hombre; todos se inclinan) y

por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos

de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la

derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu

Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y

gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo

bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.

Plegaria Universal.

Cuando nos reunimos cada domingo para celebrar la Eucaristía, no lo hacemos pensando sólo en nosotros mismos,

sino que traemos las esperanzas y las angustias de los hombres y mujeres del mundo entero. Con este espíritu,

Oremos.

Después de cada petición diremos: Padre, escúchanos

Por la Iglesia. Para que dé un buen testimonio de desprendimiento de todo poder, como Jesús. Oremos.

Por los gobernantes de las naciones. Para que trabajen sinceramente al servicio de todos los ciudadanos, y especialmente

de los más necesitados. Oremos.

Por quienes formamos nuestra patria, hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, ricos y pobres. Para que seamos una sola

familia que quiere ser fiel al Evangelio. Oremos.

Por la misión permanente y las comunidades que de ella van surgiendo. Oremos.

Por los que estamos aquí reunidos celebrando la Eucaristía. Para que nuestra fe se manifieste siempre en nuestra manera

de actuar. Oremos.

Escucha Padre, la oración de tu pueblo, y condúcenos por el camino de tu Reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre las Ofrendas

Sé propicio, Señor, a nuestras plegarias y acepta benignamente estas ofrendas de tus siervos, para que aquello que cada

uno ofrece en honor de tu nombre aproveche a todos para su salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de la Comunión 1 Cor 10, 16.

El cáliz de bendición, por el que damos gracias, es la unión de todos en la Sangre de Cristo; y el pan que partimos es

la participación de todos en el Cuerpo de Cristo.

Oración después de la Comunión

Que el efecto de este don celestial, Señor, transforme nuestro cuerpo y nuestro espíritu, para que sea su fuerza, y no

nuestro sentir, lo que siempre inspire nuestras acciones. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Reflexión:

En el Evangelio del domingo anterior, Jesús prohibió al sordomudo ya curado, que contara a la gente sobre aquel milagro. Explicábamos que dicha prohibición radicaba en el peligro que existía de deformar la obra de Jesús, de olvidar que vino a realizar el Reino por el camino de la humildad, el silencio y la cruz. En el Evangelio de hoy, el Señor nos presenta una de las realidades cristianas más incomprensibles y más difíciles de aceptar para todo ser humano. En efecto, nos dice el Señor:

“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame”. Sin duda que estas palabras son muy duras en nuestros

tiempos, y más aún cuando Jesús agrega que el que quiera salvar su vida, la perderá. La gente de nuestros tiempos no quiere invitaciones a aceptar y cargar con una cruz, mucho menos a morir. Se

busca la fuente de la juventud, cómo verse 10 años más

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joven y cómo quitarse el dolor y el sufrimiento de encima. Hay un evangelio de la prosperidad con el que algunos predicadores estafadores se están aprovechando de esta mentalidad de la gente para hacerse cada día más millonarios, ofreciendo felicidad y prosperidad económica a sus seguidores a cambio de pactos y cosas parecidas. De hecho, hay una secta por ahí cuyo slogan es "PARE DE

SUFRIR". Los portales y canales de YouTube y las redes sociales están llenos de técnicas de relajación y cosas parecidas, para lograr vivir una vida relajada, feliz, sin cruz. Esto contrasta mucho con el evangelio de hoy, ese "Pare de sufrir" no

concuerda mucho con "Si alguno quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame". El hombre de nuestros tiempos huye del dolor, no quiere sufrir. Aquellos tiempos de los sacrificios corporales para conseguir dominio de sí y santificarse, parecieran haber terminado. Aquellos grandes santos que se auto flagelaban para dominar su carne, parecen ser parte de una historia muy lejana, cuentos medievales, porque ahora muchos servidores de Dios viajan en carros de lujo y viven en grandes mansiones, porque el hombre no quiere sufrir y huye del dolor. Pero en la vida práctica las cosas no funcionan. Porque por todas partes, en toda circunstancia nos acecha el sufrimiento. Él se aposenta en la casa de los pobres. Disfrazado de miedo, de soledad, de desconfianza… se cuela en las mansiones de los ricos, vigiladas por vallas electrónicas. El sufrimiento, las cruces, se cuelan por todas partes, en todas las clases sociales, en todos los niveles. La cruz se nos ofrece por todas partes. Sin embargo, el Señor nos descubre que la cruz no sólo es el camino hacia la salvación, sino hacia la realización personal. Suprimamos la cruz de la vida de los grandes cristianos y todo su andamiaje se nos vendrá por tierra. Tampoco es cierto que tengamos que aceptar cuanto dolor se nos ponga en frente y que por eso la esposa debe ser sumisa sin razón y aguantar a un esposo maltratador, borracho y sinvergüenza. O tolerar a un dictador que oprime a un pueblo sin razón más que el simple deseo de poder y dominio. No es cierto que, por la simple razón de que Cristo nos haya dicho que debemos negarnos a nosotros mismos, tomar nuestra cruz y seguirle, debemos tomar toda cruz que se nos presenta en el camino El Evangelio no prohíbe luchar

contra el dolor, aunque nos invita a iluminarlo. A descubrir entre todas las cruces que nos salen al camino, aquella o aquellas que son las nuestras. Y a recibirlas con cariño. Como lo hizo Jesús. Cuentan que un hombre un día le dijo a Jesús: - "Señor: ya estoy cansado de llevar la misma cruz en mi hombro, es muy pesada y muy grande para mi estatura". Jesús amablemente le dijo: - "Si crees que es mucho para ti, entra en ese cuarto y elige la cruz que más se adapte a ti" El hombre entró y vio una cruz pequeña, pero muy pesada que se le encajaba en el hombro y le lastimaba, buscó otra, pero era muy grande y muy liviana y le hacía estorbo, tomó otra, pero era de un material que raspaba, buscó otra, y otra, y otra.... hasta que llegó a una que sintió que se adaptaba a él. Salió muy contento y dijo: - "Señor, he encontrado la que más se adapta a mí, muchas gracias por el cambio que me permitiste". Jesús le mira sonriendo y le dice: - "No tienes nada que agradecer, has tomado exactamente la misma cruz que traías, tu nombre está inscrito en ella. Mi Padre no permite más de lo que no puedas soportar porque te ama y tiene un plan perfecto para tu vida". Aseguraba el Maestro que él no tenía una piedra para reclinar la cabeza. Sin embargo, el evangelista anota que a la hora de morir «inclinando la cabeza, entregó su espíritu». Su cruz se le convirtió aquella tarde en apoyo. Y en pasaporte para ingresar a la gloria. Entonces es necesario aceptar nuestra cruz. ¡Tantas veces la hemos rechazado! Pero ella regresa cada tarde, con la terca intención de acompañarnos. Nuestra cruz es el precio de una vida mejor y perdurable. Aunque resulte incomprensible, es así. Pedro no comprendió inicialmente aquel anuncio de Cristo, cuando dijo que iba a morir en cruz. Por eso Jesús en el Evangelio de hoy le reprende duramente. Pero al final, el mismo Pedro muere gustosamente por su maestro, crucificado cabeza abajo.

Si la cruz que ahora cargamos no tiene sentido, a lo mejor lo que sucede es que vamos cargando con una cruz sin Cristo, y así se vuelve muy pesada; pero no significa que no sea la nuestra o que supera nuestras fuerzas. Cuentan que San Martin de Porres

decía: "Cuando veo tu cruz, Señor, ¡Qué liviana se hace mi escoba!... Recuerda, nuestra cruz es el precio de una vida mejor y perdurable...

Avisos parroquiales: Hoy domingo 16 de septiembre es el tercer domingo del mes, en la misa de 1pm se les dará la bendición a

mamás embarazadas o con bebés pequeños, a fin de que sus bebés nazcan y crezcan con salud de alma y cuerpo.

La Unión de Minusválidos de Querétaro, Escuela de ciegos y baja visión, les invita al gran evento recreativo

cultural, el sábado 22 septiembre en el auditorio Josefa Ortiz de Domínguez, tendrán la presentación de la

Sonora Santanera, Cadetes de Linares y Magia Blanca, tenemos boletos disponibles en la oficina parroquial.

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El jueves 4º de cada mes se tendrá la celebración de la misa por los familiares y amigos de Sacerdotes y vida

consagrada, en la cual se pedirá por su vocación sacerdotal y vida consagrada, a las 8pm. Terminando la misa

hora Santa vocacional dirigida por los jóvenes. Se les invita a todos los jóvenes a participar.

Tu oración es muy importante para el buen desarrollo de la construcción de la capilla del Santísimo, sigamos

orando y ofreciendo nuestra Eucaristía para que se llegue a buen término.

En la oficina parroquial les ofrecemos misales mensuales del mes de octubre, misales anuales 2019 para niños

y para adultos, Biblia católica para jóvenes, cirios pascuales, veladoras a la divina providencia, oración de los

5 minutos del mes de septiembre, veladoras, vino para consagrar, Hostias para consagrar, para el servicio

del altar, los cuales los puedes ofrecer como una ofrenda a la Parroquia.

Les ofrecemos el periódico el Observador, trae artículos muy interesantes, con un gran contenido católico

actual. Adquiéranlo.

¿Eres titular de una gaveta en el área de criptas de la Parroquia, conoces el reglamento del derecho de uso de

las gavetas que emitió el Sr. Obispo en el año 2006, tienes actualizados tus datos, sabes qué procedimiento debes

seguir si vas a hacer uso de una gaveta? Pasar a la oficina Parroquial con tu recibo de titular, para que recibas

toda esta información.

Cápsula litúrgica Sabías que …

¿Qué elementos principales hay en una iglesia? Algunos gestos litúrgicos Postración

La postración de todo el cuerpo es signo de total donación personal a Dios. Es un signo de humildad y penitencia que aparece con frecuencia en la Biblia. Se reserva a los que los que reciben una consagración definitiva de manos del obispo; a los ordenados in sacris, a los diáconos, las vírgenes y los abades; y al sacerdote y al diácono al comienzo de la solemne acción litúrgica

del Viernes Santo. Procesión

Simboliza el carácter peregrinante de la Iglesia. El sacerdote va en procesión al comienzo de la Santa Misa, los fieles cuando comulgan y presentan las ofrendas. Y en fiestas como el Domingo de Ramos o el Corpus Christi hay procesión dentro del templo.

También hay procesiones fuera del templo, por ejemplo, en la fiesta de Corpus Christi. Actitudes litúrgicas más importantes El beso litúrgico

El diácono, los concelebrantes y el celebrante besan el altar al inicio de la misa porque es el signo permanente de Jesucristo entre su pueblo, y al final de la Misa el celebrante y el diácono lo vuelven a besar y los concelebrantes hacen una inclinación hacia el altar El diácono o el sacerdote que lee el Evangelio besa el Evangeliario al terminar la lectura. El celebrante, los clérigos, los ayudantes y parte de los laicos besan la Cruz que se venera el Viernes Santo.

Visita nuestra página: http://www.lasagradafamiliaqro.org

¡Sigue apoyando con tus oraciones y ayuda económica para llevar a buen término la construcción de la Capilla del Santísimo!