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—— Padre Alejandro Solalinde Guerra

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Page 1: Padre Alejandro Solalinde Guerra · 2014-07-02 · El padre Alejandro Solalinde Guerra tenía 61 años cuando decidió abrir el albergue Hermanos en el Camino.Su plan era pasar sus

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El padre Alejandro Solalinde Guerra tenía 61 años cuando decidió abrir el albergue Hermanos en el Camino. Su plan era pasar sus últimos años sirviendo de forma pacífica y anónima, y retirarse así, dando asistencia -hospedaje, comida, asesoría legal- a los migrantes. Pero se en-contró con una realidad que requería mucho más de él, y aceptó el desafío. Era el año 2007: la epidemia de secuestros, violaciones sexuales, extorsiones, asesinatos, desapariciones, sumados a la complicidad de las autoridades, todavía estaba oculta, pero ya era una tragedia. Solalinde llegaría para cuidar a los migrantes que pasan por Ixtepec pero, sobre todo, para denunciar y hacer visible el infierno cotidiano que todavía sufren.

El albergue Hermanos en el Camino es parte de una red de más de cincuenta refu-gios, casas y parroquias de miembros de la Iglesia católica que ofrecen algún tipo de asistencia a los centroamericanos que viajan hacia Estados Unidos. Son, como dice Amnistía Internacional, “la espina dorsal del apoyo que reciben los migrantes”.

Desde allí, Solalinde se ha enfrentado con todos: con el crimen organizado, con los gobiernos locales, regionales y nacionales, con el Instituto Nacional de Migración. Con todos. Por eso, al poco tiempo de coordinar el albergue, ya se había convertido en una de las figuras más destaca-das no sólo de la Iglesia católica, sino de los defensores de derechos humanos.

Porque Solalinde se juega la vida todos los días. Es cortés, pero en su cortesía no faltan la frontalidad, las palabras precisas, el hablar sin rodeos. Y cada una de sus declaraciones son verdades y son puños. Todo eso, por supuesto, le ha costado caro: desde que fundó el albergue, en 2007, ha sufrido dos atentados en el lugar, y él en lo personal cinco amenazas de muerte.

En 2012, tras la última amenaza, sus propios compañeros de la Pastoral de Movilidad Humana le pidieron que se fuera un tiempo del país. Les hizo caso, y pasó un mes en Europa, y otro en un retiro espiritual, con los nervios destrozados. Regresó después de que la Comisión Interame-ricana de Derechos Humanos (CIDH) dictara medidas cautelares para que el Estado mexicano garantizara su seguridad y la de otros defensores de migrantes.

Un equipo de peritos en seguridad enviados por Naciones Unidas desarrollaron un protocolo para el equipo que protege al sacerdote y propusieron medidas de segu-ridad que ya se han implementado. Ahora, dice Solalinde, está “en el albergue más seguro del mundo”.

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Usted es uno de los defensores de migrantes más amenazados de México. ¿Cómo está su seguridad ahora?Llevo una vida totalmente normal,

no vivo con paranoia ni tengo miedo, aunque vivo con medidas de se-guridad en el albergue, como rejas, alambres de púa, cámaras de vi-gilancia. A veces sí me desanimo, me siento impotente ante tanta corrupción, ante tanta impunidad. Pero estoy interviniendo en asun-tos de justicia, asuntos donde hay muchos intereses, y no puedo desfallecer.

¿Cuáles son los intereses a los que se enfrentan, usted y los migran-tes, hoy por hoy?Nos enfrentamos a toda persona o

grupo que quiera lucrar con ellos: desde la delincuencia organizada y los carteles, hasta las corporaciones policíacas, los funcionarios públicos que lucran con los migrantes, y los polleros vinculados a la delincuencia y que los entregan a los secuestradores. Hay mu-chos grupos, y se destacan Los Zetas, pero ahora, que están algo más debilitados, el Car-tel del Golfo se está fortaleciendo. Hay pugna entre ellos y desgraciadamente los migrantes están en el medio de estos dos carteles.

¿Cuáles son los avances que han logrado en estos años en la defen-sa de los migrantes?En algunas cosas vamos ganando.

Hay más visibilización del problema: antes no se sabía nada, y ahora la conciencia social está más despierta y atenta. Se va perdiendo el miedo de hablar, se comprende mejor al migrante. También se afianzó el peso moral de quienes somos defensores y defensoras de los Derechos Humanos, que incluye a perio-distas: los medios de comunicación son más sensibles y solidarios. Hay más albergues y

comedores. Y el Instituto Nacional de Migra-ción (INM) está más vigilado y ahora denun-ciamos cualquier abuso que pueda cometer.

¿Y con respecto a las leyes?Desde luego hay un poco de me-jora en las leyes. La nueva Ley de Migración es un avance, pero el reglamento elaborado por el poder Ejecutivo la ha vuelto inoperante y acaba siendo como una contra-ley. Es una ley teóricamente buena pero no se puede financiar, lo que la con-vierte en una traición al espíritu de los legisladores que la sancionaron. Al fin y al cabo, ¿de qué sirve que los senadores tengan inquietudes, si efectivamente a la hora de hacer

la ley secundaria, el reglamento, el Ejecutivo impone su fidelidad mal entendida hacia Es-tados Unidos?

En los inicios del albergue, en-contraron una enorme resisten-cia en la población de Ixtepec, al punto de que los vecinos intenta-ron quemar el albergue. ¿Esto ha cambiado? Si fuera por algunos de ellos, sobre

todo por la gente del PRI, ya lo hubieran he-cho. El pueblo de Ixtepec ha sido muy renega-do, pero ahora, por lo menos, la gente respeta la migración, aunque no la entienda. En ese sentido, no aman a los migrantes, no me aman a mí y tampoco al albergue, pero por lo menos nos respetan. Saben que por cualquier cosa que hagan contra los migrantes se les va a pe-dir una responsabilidad. Otro hecho importan-te es que las autoridades de la actual gestión respetan a los migrantes, y esto es una tranqui-lidad para nosotros y también para ellos, que pueden andar libremente por Ixtepec.

Usted propuso establecer una “ruta forense” para saber dónde están y cuántos son los migrantes desaparecidos. ¿Cuántos calcula que hay?Según nuestras estimaciones, hay

más de 10.000 migrantes hombres y mujeres

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—— Si me mataran en este momento, yo tranquilo, porque mi albergue ya ha agarrado fuerzas y ya no soy indispensable.

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desaparecidos en los últimos años, sumando el sexenio de Felipe Calderón y lo que va de En-rique Peña Nieto. De esto nada se cuenta, no se investiga nada: no se busca en toda la ruta la siembra de cuerpos de hermanas y hermanos centroamericanos que tenemos. Yo he hablado claramente de la ruta forense y no hay ningún interés político, ni presupuesto, ni personal, ni intenciones de empezar a buscar qué ha pasa-do en estos años.

Y en esta “ruta forense”, la acción conjunta de los carteles y del go-bierno ha tenido mucho que ver.Así es. No ha sido casual la coinci-

dencia que ha habido entre la acción de los carteles en las áreas del flujo migratorio, y las políticas de contención, de muralla, que lleva a cabo el INM. En su ruta, los migrantes se encuentran con los carteles y obviamente tam-bién con Migración, que una y otra vez los van a deportar, a regresar a sus lugares de origen, para que tengan que pagar más a los agentes migratorios, a los carteles, a los polleros. Y no sólo eso: cuanto más los detienen, más los expo-nen y más posibilidades tienen de desaparecer. Con la reforma de la Ley de Migración se propo-nía dar un permiso tem-poral de tránsito a los in-documentados, pero las autoridades la ignoraron con tal de seguir hacien-do el trabajo de filtración que requiere EE.UU., y porque el negocio que genera el volumen de migrantes es también enorme.

¿De qué países provienen mayo-ritariamente los migrantes que llegan a su albergue?En general, de Honduras, Guatemala

y El Salvador. Porque, a pesar de lo que diga el gobierno de El Salvador, en este momento ya ha igualado a los otros dos países. Inclusive muchos de ellos califican para pedir el refu-gio, porque son víctimas, tanto del mal manejo

policíaco que criminaliza a los jóvenes, como de las maras que les piden las rentas y ellos no pueden pagar. Tuvimos hace unos días una familia completa, que llegó con miedo por-que, por un lado, la policía ya había detenido a uno o dos de ellos criminalizándolos, pero por otro lado también eran presionados, acosa-dos por las maras, entonces la vida se les hizo imposible. Total que mamá, papá y los dos hijos se vinieron para acá. Y ¿qué hacemos? ¿Mandarlos por Veracruz para que Los Zetas los secuestren? No podemos. ¿Mandarlos por Oaxaca? Tampoco, porque andan por todos lados los de Migración. Entonces yo, perso-nalmente, viendo el alto riesgo que corrían, los llevé con mis escoltas a la ciudad de Oaxaca. Ahí los dejé en un lugar seguro y les dimos todo el apoyo, para que ellos evalúen los pasos que van a dar, sin exponerse.

¿Tienen algún seguimiento de las personas que se van de su alber-gue y siguen su camino?De algunos sí tenemos seguimien-to, pero son tantos que es imposi-ble. Imagínese, cada semana llegan cientos. Claro que no todos entran al albergue: muchos son cooptados por los polleros, que se los llevan a casas de seguridad y no les per-miten que vengan acá, porque acá les advertimos que los coyotes son traidores y que los van a entregar a los carteles para que los secuestren. Pero muchos de ellos sí nos hablan y nos dicen “ya llegué”. De hecho,

voy a ir otra vez a Oaxaca el sábado porque tengo una reunión con el Gobernador, con el Secretario General de Gobierno y con el Co-misionado de los Derechos Humanos del go-bierno de Oaxaca, y luego espero poder pasar a visitar a Víctor y a su familia por el lugar donde los dejé.

¿Es habitual que usted se reúna con el gobierno?Sí, tenemos reuniones, una comuni-

cación directa y frecuente con este gobernador [Gabino Cué]. Con el anterior [Ulises Ruiz

—— Hay más de 10.000 migrantes desaparecidos en los últimos años. De esto no se investiga nada.

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Ortiz], era imposible. Al contrario: él era nues-tro peor enemigo. Pero el actual ya nos visitó tres veces aquí en el albergue y lo arregló a nivel de infraestructura del sistema de segu-ridad, con los requerimientos que elaboró la Alta Comisionada de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Navi Pillaly. También nos arregló el comedor, mandó a remodelar todo con rejas, pintó y también nos ayudó con algo del agua y con la cocina.

¿Funcionan las nuevas medidas de seguridad?Sí. Los agentes de seguridad de par-

te del Estado, los policías estatales, se han encargado de que no entren drogas ni armas, y están muy pendientes. Hay una buena vigi-lancia sin quitarle por ello el ambiente de li-bertad que debe haber en una casa. Yo, en ese sentido, he procurado que todos los policías tengan esa cordialidad con los migrantes.

¿Cuáles son las próximas accio-nes que va a emprender en su tra-bajo de incidencia política?En agosto empezamos las reuniones

para el Plan de Desarrollo Integral, que con-siste en encontrar la forma de que, desde los países de origen, la gente se pueda arraigar en el país de destino con oportunidades. A la gente no la van a retener ni con los solda-dos que pongan ahí en la frontera, ni con la deportación: ellos van a seguir pasando. En-tonces la idea es que los migrantes reciban de EE.UU. una invitación justa para trabajar, que haya un periodo de contratación en con-diciones dignas, que puedan regresar a sus países de origen, pero que también sus países de origen se comprometan a crear fuentes de trabajo y oportunidades para los retornados.

¿Quiénes están involucrados en este proyecto?Ya lo hablé con los cónsules de los

países que más nos interesan –Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala–, con el presidente Peña Nieto, con el embajador de Estados Unidos en México, Anthony Wayne, y también lo traté el 20 de mayo en el Depar-tamento de Estado de EE.UU. Ellos dijeron

que estaban listos para colaborar, y ojalá que logremos esa convergencia.

¿Qué es lo que más reclama a los gobiernos de los países de origen?Los migrantes dejan su país prin-

cipalmente por causas económicas, por la decadencia y la no funcionalidad del sistema neoliberal capitalista: es una migración for-zada económica. Pero por otro lado también hay causas sociales, fruto de las guerras que se han vivido, como el mal manejo de los jó-venes combatientes de El Salvador. También los gobiernos tienen que dejar de estar tan có-modos ante las remesas, pensar lo que les ha costado a los migrantes llegar a Estados Uni-dos, y procurar que esas remesas se inviertan en la producción. Pero sobre todo, tenemos que oírnos, y hacer juntos un proyecto de de-sarrollo, en el que la persona sí importe.

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—— nombre Padre Alejandro Solalinde Guerra

—— asociaciónAlbergue Hermanos en el Camino

—— cargoDirector del albergue y coordinador de la Pastoral de Movilidad Humana Pacífico Sur del Episcopado Mexicano.

Premio Nacional de Derechos Humanos 2012

—— dirección postal Av. Ferrocarril Pte. No.60, Barrio "La Soledad"C.P. 70110, Ixtepec, Oaxaca, México.

—— email [email protected]

—— teléfono (+ 52) (971) 7132264

—— web www.hermanosenelcamino.org

—— a qué se dedica la organizaciónOfrece asistencia humanitaria e integral (alimento, posada, apoyo psicológico, médico y jurídico) así como orientación a los migrantes que atraviesan México en su camino a los Estados Unidos.

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Padre Alejandro Solalinde Guerra aveva sessantun anni quan-do decise di fondare il rifugio Hermanos en el Camino. L’in-tenzione era di passare i suoi ultimi anni servendo il prossimo in modo anonimo e pacifi co e di ritirarsi ad assistere i migranti, dando loro ospitalità e assistenza legale.

Si è trovato, invece, ad affrontare una realtà che esi-geva molto di più da lui, e ha accettato la sfi da. Era il 2007: l’epidemia di sequestri, stupri, estorsioni, omicidi, persone scomparse con la connivenza del-le istituzioni, era ancora un fenomeno invisibile, ma costituiva già una catastrofe. Solalinde scendeva in campo per occuparsi dei migranti che passavano da Ixtepec, ma soprattutto per denunciare e dare visibi-lità al loro inferno quotidiano.Il rifugio Hermanos en el Camino fa parte di una rete

di circa cinquanta rifugi, case e parrocchie di membri della Chiesa cattolica che offrono assistenza ai centroamericani che viaggiano verso gli Stati Uniti. Sono, come dice Amnesty In-ternational, “la spina dorsale degli aiuti ricevuti dai migranti”.

Da allora, Solalinde si è scontrato con la crimina-lità organizzata, i governi locali, regionali e quello nazionale, l’Istituto Nazionale per l’Immigrazione. Proprio tutti. Per questo, poco dopo aver aperto il ri-fugio, è diventato uno dei personaggi di rilievo non solo della Chiesa cattolica, ma anche fra i difensori dei diritti umani.

Solalinde si gioca la vita ogni giorno. È gentile, ma anche di-retto e preciso nel modo di esprimersi, senza giri di parole. Ogni sua dichiarazione è una verità che colpisce come un pu-gno allo stomaco. Tutto ciò, naturalmente, gli è costato molto caro: da quando ha fondato il rifugio, è stato vittima di due attentati ed ha ricevuto cinque minacce di morte.

Nel 2012, dopo l’ultima minaccia, i suoi compagni del Centro Pastorale di Mobilità Umana gli hanno sugge-rito di andarsene dal paese per un periodo. Il sacerdote li ha ascoltati e ha trascorso un mese in Europa e un altro mese in ritiro spirituale, con i nervi a pezzi. È tornato dopo che la Commissione Interamericana per i Diritti Umani (CIDH) ha imposto allo Stato messicano di mettere in atto misure di sicurezza per garantire l’in-columità sua e di altri difensori dei migranti.

Un’équipe di esperti in sistemi di sicurezza, invitati dalle Na-zioni Unite, ha messo a punto un protocollo per il gruppo che protegge il sacerdote e ha proposto misure di sicurezza che sono già state adottate. Ora, come dice lo stesso Solalinde, vive “nel rifugio più sicuro del mondo”.

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Lei è uno dei difensori dei migranti più minacciati in Messico. Com’è la situazione rispetto alla sua inco-lumità in questo momento?Conduco una vita del tutto norma-

le, non sono paranoico e non ho paura, anche se seguo delle misure di sicurezza nel rifugio: inferriate, filo spinato, posti di controllo. A vol-te mi perdo d’animo, mi sento impotente di fron-te a tanta corruzione, a tanta impunità. D’altra parte intervengo in que-stioni di giustizia, in questioni dove ci sono tanti interessi in gioco e non posso sottrarmi.

Quali sono, attualmente, gli inte-ressi con i quali vi scontrate, lei e i migranti?Ci scontriamo con chiunque, indivi-

duo o gruppo, voglia lucrare sulla loro pelle: dalle bande di delinquenti organizzati, fino alle corporazioni di polizia, ai funzionari pub-blici e ai coyote che collaborano con la crimi-nalità, consegnando i migranti ai sequestrato-ri. I gruppi sono molti e in prima linea ci sono gli Zetas, ma in questo momento sono un po’ indeboliti, mentre si sta rafforzando la banda del Golfo. Sono in lotta fra loro e disgraziata-mente i migranti si trovano nel mezzo.

Quali sono i risultati che avete ot-tenuto quest’anno nella lotta per difendere i migranti?In qualche settore, stiamo avanzan-

do. C’è una maggiore visibilità del problema: prima non se ne sapeva nulla e ora la coscien-za della gente è più sveglia e attenta. A poco a poco si perde la paura di parlare, si com-prendono le ragioni dei migranti; si rafforza il rilievo morale di chi opera per difendere i diritti umani, compresi i giornalisti; i mezzi di comunicazione sono più sensibili e solida-li; cresce il numero dei rifugi e delle mense popolari. L’Istituto Nazionale per l’Immigra-

zione (INM), inoltre, è sotto vigilanza e ora denunciamo qualsiasi abuso commesso da parte loro.

E per quanto riguarda le leggi?Sicuramente ci sono dei migliora-

menti. La nuova Legge sull’Immigrazione è un passo avanti, ma il regolamen-to elaborato dal governo l’ha resa inattuabile e si è convertita in una contro-legge. Teoricamente è una buona legge, ma non può essere finanziata, quindi è un tradimento allo spirito dei legislatori che l’han-no elaborata. Alla fin fine, a che giovano le inquietudini dei senatori, se al momento dell’approvazione, il governo impone la sua malintesa fedeltà verso gli Stati Uniti? Nei primi tempi di vita del rifu-gio, avete incontrato molta resi-stenza da parte della popolazione di Ixtepec, al punto che gli abi-tanti hanno cercato di bruciare l’edificio. E’ cambiato qualcosa da allora?Se fosse per alcuni di loro, soprat-

tutto per la gente del PRI (Partito Rivoluzio-nario Istituzionale), lo avrebbero già fatto. La popolazione di Ixtepec in passato ci ha tradi-to, ma adesso per lo meno porta rispetto ai migranti, anche se non li capisce. Non amano i migranti, non amano me e neppure il rifu-gio, ma ci rispettano. Sanno che saranno ri-tenuti responsabili per qualsiasi azione com-piuta contro i migranti. Altro fatto importante è che le istituzioni dell’attuale governo locale sono più tolleranti verso i migranti e questo è un sollievo sia per noi che per loro, che pos-sono circolare liberamente per Ixtepec.

Lei ha proposto il cosiddetto “per-corso forense”, per sapere dove e quanti sono i migranti scomparsi. Quanti ritiene che siano?Secondo le nostre stime, sono più

di diecimila gli uomini e le donne scomparsi negli ultimi anni: i sei anni di governo di Fe-lipe Calderón e quelli di Enrique Peña Nieto.

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—— Se mi uccidessero ora, sarei tranquillo, perché le fondamenta del rifugio sono solide e io non sono indispensabile.

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Non se ne parla, non s’indaga, non si cercano i corpi delle sorelle e dei fratelli centroame-ricani dispersi lungo il cammino. Ho parlato chiaramente della proposta di un “percor-so forense”, ma non c’è nessun interesse da parte dei politici, né finanziamenti, né risorse umane, né l’intenzione di capire cosa è acca-duto in questi anni.

L’azione congiunta delle organiz-zazioni criminali e del governo ha molto a che vedere con questo “percorso forense”.Sì, è così. Non è casuale la corri-

spondenza fra l’azione delle organizzazioni criminali nelle aree del flusso migratorio e le politiche di contenimen-to, di sbarramento che mette in atto l’INM (Isti-tuto Nazionale per l’Im-migrazione). Durante il cammino i migranti si scontrano con le ban-de e ovviamente anche con gli agenti dell’Im-migrazione, che li deportano più e più volte: li fanno tornare nei loro paesi d’origine, per fargli pagare di nuovo il riscatto agli agenti dell’Immigrazione, alle bande e ai coyote. E non è tutto: quanto più li fermano, tanto più li espongono al rischio di sparire per sempre. Con la riforma della Legge sull’Immigra-zione si proponeva di dare un lasciapassare temporaneo a chi non aveva documenti, ma le istituzioni la ignorano e continuano a com-piere l’operazione di filtro voluta dagli Stati Uniti, anche perché il giro di affari generato dai migranti è considerevole.

Da quali paesi provengono in ge-nere i migranti che arrivano al suo rifugio?Soprattutto dall’Honduras, dal

Guatemala e da El Salvador. Nonostante le dichiarazioni del governo di El Salvador, in questo momento il flusso migratorio di quel paese ha raggiunto quello degli altri due.

Molti di loro, per chiedere asilo, de-

nunciano i maltrattamenti sia da parte della polizia, che criminalizza i giovani, sia da par-te delle maras (bande criminali) che li ricat-tano, senza che loro possano pagare.

Qualche giorno fa è arrivata un’in-tera famiglia, tutti impauriti, perché da una parte la polizia aveva già arrestato un paio di loro, dall’altra le maras gli avevano reso la vita impossibile. Alla fine padre, madre e due figli se ne sono venuti qua. Che dovevamo fare con loro? Mandarli a Veracruz per farli sequestrare dagli Zetas? Non potevamo farlo. Mandarli a Oaxaca? Neppure, perché è pie-no di agenti dell’Immigrazione. Considerato

il grosso pericolo che correvano, li ho portati personalmente con la mia scorta a Oaxaca. Lì li ho lasciati in un luogo sicuro, e gli abbiamo dato il sostegno necessario, perché pos-sano decidere i passi da seguire, senza esporsi.Rimanete in contatto in qual-che modo con le persone che se ne vanno dal vostro rifugio per proseguire il cammino?Con alcuni sì, rimaniamo in con-

tatto, ma sono così tanti che è impossibile farlo con tutti. S’immagini che ne arrivano un centinaio alla settimana. Non tutti entra-no al rifugio: molti vengono intercettati dai coyote, che li tengono sotto vigilanza nelle loro case e non gli permettono di venire da noi, perché li mettiamo in guardia dicendogli che i coyote sono dei traditori e che li con-segneranno alle bande di sequestratori. Molti di loro, invece, ci chiamano quando arrivano negli Stati Uniti. Questo sabato, per esempio, andrò a Oaxaca perché ho una riunione con il governatore, con il segretario generale del governo centrale e con il commissario per i diritti umani del governo di Oaxaca e spero di riuscire a far visita alla famiglia di Víctor, nel luogo dove li ho lasciati.

Si riunisce normalmente con esponenti del governo?Sì, con il governatore attuale [Ga-

bino Cué] facciamo riunioni, comunichiamo

—— Sono più di die-cimila i migranti scomparsi negli ultimi anni e non c’è alcuna indagine in corso.

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direttamente e di frequente; con l’anteriore [Ulises Ruiz Ortiz] era impossibile. Anzi, era il nostro peggior nemico. Invece Cué è venuto a trovarci già tre volte qui al rifugio e si è oc-cupato della manutenzione del sistema di sicu-rezza, secondo i parametri elaborati dall’Alto Commissario delle Nazioni Unite per i Diritti Umani, Navi Pillaly. Inoltre ci ha fatto riparare la mensa, ha fatto ristrutturare tutto l’edificio con le inferriate, ha fatto imbiancare e ci ha anche aiutato con l’acqua e la cucina.

Il nuovo sistema di sicurezza fun-ziona?Sì, gli agenti della sicurezza dello

Stato, i poliziotti, sono incaricati di non fare entrare né droga né armi e sono molto scru-polosi. C’è una buona vigilanza, senza che venga meno l’atmosfera di libertà che deve regnare in una casa. In questo senso, ho fatto in modo che ci sia un clima cordiale fra agen-ti e migranti.

Quali azioni intraprenderà pros-simamente nel suo lavoro di advocacy?Nel mese di agosto inizieremo le riu-

unioni per il Piano di Sviluppo Integrale, che consiste nell’offrire alla gente l’opportunità di radicamento nel paese di arrivo quando si trova ancora in quello di origine. La gente non desiste, né di fronte ai soldati alla fron-tiera, né con la deportazione: continuano a passare. L’idea, quindi, è che i migranti rice-vano dagli Stati Uniti una domanda di lavoro, con l’assicurazione di un periodo di contrat-to in condizioni dignitose e che poi possano ritornare in patria. I loro paesi, inoltre, si devono impegnare a creare posti di lavoro e opportunità per chi ritorna.

Chi si occupa di questo progetto?Ho già parlato con i consoli dei

paesi più coinvolti: Nicaragua, El Salvador, Honduras e Guatemala; con il presidente Peña Nieto; con l’ambasciatore statunitense in Messico, Anthony Wayne; e ne ho parla-to al Dipartimento di Stato degli Stati Uniti. Hanno detto di essere pronti a collaborare, speriamo di riuscire ad accordarci.

Che cosa chiede ai governi dei pa-esi di origine?I migranti lasciano i loro paesi prin-

cipalmente per ragioni economiche, perché il sistema neoliberale capitalista è in fase di de-cadenza e non è funzionale: è una migrazio-ne forzata dall’economia. Ci sono però anche ragioni sociali, frutto delle guerre trascorse, come la cattiva gestione delle truppe di gio-vani combattenti in El Salvador. Inoltre i go-verni non dovrebbero essere così passivi per quanto riguarda le rimesse: se considerassero quanto è costato ai migranti arrivare negli Stati Uniti, dovrebbero investirle nella pro-duzione. Dovremmo, soprattutto, ascoltarci l’un l’altro e predisporre insieme un piano di sviluppo, nel quale siano centrali le persone.

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—— nome Padre Alejandro Solalinde

—— associazioneRifugio Hermanos en el Camino

—— ruoloDirettore dell’rifugio Hermanos en el Camino e coordinatore del Centro pastorale di mobilità umana Pacífico sur dell’Episcopato messicano.

Premio Nazionale per i Diritti Umani 2012

—— indirizzo Av. Ferrocarril Pte. No.60, Barrio "La Soledad"C.P. 70110, Ixtepec, Oaxaca, México.

—— email [email protected]

—— telefono (+ 52) (971) 7132264

—— sito web www.hermanosenelcamino.org

—— ambito d’intervento dell’organizzazioneOffre sostegno umanitario (alimentazione, alloggio, assistenza psicologica, medica e legale) e servizio di orientamento per i migranti diretti verso gli Stati Uniti che attraversano il Messico.

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Page 12: Padre Alejandro Solalinde Guerra · 2014-07-02 · El padre Alejandro Solalinde Guerra tenía 61 años cuando decidió abrir el albergue Hermanos en el Camino.Su plan era pasar sus

Father Alejandro Solalinde Guerra was 61 when he decided to open the migrant shelter Hermanos en el Camino. His plan was to spend his later years serving peacefully and anony-mously, and retire this way, providing assistance (lodging, food, legal advice) to migrants. But the reality he found there required much more from him, and he accepted the chal-lenge. It was the year 2007: the epidemic of kidnappings, rapes, extortions, murders, disappearances, combined with the authorities’ complicity, was still hidden but already a tragedy. Solalinde came to care for the migrants crossing Ix-tepec but, above all, to expose and condemn the daily hell they’re still living.

The Hermanos en el Camino shelter is part of a net-work of over 50 shelters, homes and parishes from members of the Catholic Church who offer any kind of aid to Center Americans travelling to the United States. They are, as Amnesty International says, “the backbone of the support extended to migrants”.

From there, Solalinde has faced everyone: organized crime, local, regional and national governments, and the National Institute of Migration. Everyone. That’s why, shortly after he started coordinating the hostel, he’d become a leading fi gure, not only among Catholic Church’s members, but also among human right’s defenders.

Because Solalinde risks his life every day. He is polite, but within his politeness you fi nd the exact words, the plainly speaking. And each and every statement he makes is clear as daylight.

Of course, this has cost him dearly: since founded back in 2007, the shelter has suffered two attacks, and Solalinde has received fi ve death threats.

In 2012, after the last threat, other members of the Pastoral Care Center asked him to leave the coun-try for a while. He did so, and spent a month in Europe and another one in a spiritual retreat, but he was a nervous wreck. He came back after the Inter American Commission on Human Rights (IACHR) requested precautionary measures so the Mexican State guaranteed his safety and that of other mi-grant defenders.

A team of Security Experts sent by the United Nations devel-oped a protocol for the team protecting the priest, and request-ed security measures that have already been implemented. Now, says Solalinde, he is “in the world’s safest shelter”.

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You’re one of the most threatened migrant defenders in Mexico. How is your safety at the moment? I lead a completely normal life,

I don’t live with paranoia or have any fear, although I leave surrounded by security mea-sures in the shelter, such as fences, barbed wire, surveillance cameras. Sometimes I get discouraged, feel helpless facing such cor-ruption, such impunity. But I’m working on justice issues, issues with many interests in-volved, and I can’t fail.

What are the interests you and migrants are facing today?We’re facing any person or group

who wants to make money out of them: from organized crime and cartels, to police cor-porations, public officials who make profit out of migrants, and coyotes linked to crime who hand them over to kidnappers. There are many groups, Los Zetas where leading above them all but today they are weaker and the Gulf Cartel is strengthening. There’s a conflict between them and unfortunately mi-grants are amidst these two cartels.

What strides have you made dur-ing these years regarding the de-fense of migrants? We’re achieving some things. The

problem is now visible: it was hidden and unknown before, and now social awareness is awake and attentive to it. There’s less fear of speaking, and more understanding to-wards migrants. The moral weight of Human Rights defenders has also strengthened, and this includes the media: they are more sensi-tive and supportive. There are more shelters and soup kitchens. And the National Institute of Migration (NIM) is under better supervis-ing and we report any abuse committed.

And regarding the laws? There’s certainly some improve-

ment in the laws. The last Migration Law is an advance, but the regulation made by the Executive power has rendered it ineffective, and it ends being a counter-law.

After all, what’s the use of having

senators with concerns, if when it comes to making the secondary law, the regulation, the Executive imposes its misplaced loyalty to-wards the U.S.?

In the shelter’s early days you found a huge resistance among Ixtepec’s population, to the point where neighbors tried to burn the shelter down. Has this changed? If it were for some of them, especial-

ly the PRI people, they’d have already done it.The people of Ixtepec have been

very rejective, but now, at least, people re-spect migration, even though they don’t un-derstand it.

Thereby, they don’t love migrants, they don’t love me nor the shelter. They know they’re responsible of anything they do against migrants. Another important fact is that cur-rent administration authorities respect mi-grants, which is reassuring for us and mostly for them, who can freely walk around Ixtepec.

You proposed setting a “forensic route” for missing migrants, to know how many and where they are. What’s your estimation?According to our estimates, more

than 10.000 men and women have disappeared over the past few years, during Felipe Calde-ron’s presidential term and now with Enrique Peña Nieto. Nothing is said about this, noth-ing investigated: throughout the whole route, nobody searches for the bodies of our Center American brothers and sisters. I’ve clearly spoken about this forensic route, but there’s no political interest, no budget, staff or even through of starting an investigation on what’s been happening throughout these years.

I don’t want a witch-hunt: we just want to know how many migrants have died and who they are, to bring comfort to their families.

And the cartel and government’s combined action played a large part in this “forensic route”. That’s right. Cartel’s actions in mi-

gratory flow areas happen to coincide with

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NIM’s containment policies. That’s not in-cidental. Through their route, migrants face cartels and obviously Migration deporting them over and over, returning them to their countries of origin so they have to pay migra-tion agents, cartels, or coyotes again.

And that’s not it: every time they’re detained, their possi-bilities of disappearing increase, since they’re more exposed. Mi-gration Law’s reform process intended to give temporal crossing permission to undocu-mented migrants, but the authorities ignored it to keep meeting the US filtration requests, and because they’re a lucra-tive source of income.

Where do most migrants arriving to your shelter come from? Mostly from Honduras, Guatemala

and El Salvador. Because right now, El Sal-vador has reached the other two countries’ mi-gration rate, despite what its government says.

Even many of them come seeking refugee status, because they’re victims of po-lice mismanagement, youth criminalization, and maras, which extort money from them they can’t pay. A few days ago, a whole fam-ily came to us escaping from the police, who had already arrested and criminalized one of them, and from the pressure and harassment of the maras, which were making their life impossible.

So mum, dad and the two children came here. And what shall we do? Send them through Veracruz so they’re kidnapped by Los Zetas? Can’t do that. Through Oaxaca? Neither, because Migration is around. Then, aware of the risk they were running, I person-ally escorted them to Oaxaca. Once there, I put them in a safe place and gave all possible support so they could evaluate what their next steps would be, without exposing themselves.

Do you follow up the situation of people who leave your shelter and continue their journey?We do have some follow up but

they are so many that it’s impossible. They’re hundreds arriving each week. Of course they don’t all come to the shelter: many are co-

opted by coyotes, who take them to security houses and don’t allow them to come here, since here we let them know coyotes are traitors and will transfer them to the cartels. But many call us just to say “I made it”. In fact, I’m going to Oaxaca again next Saturday to a meeting with the Governor, the Secretary General and the Commissioner for Human Rights in Oaxaca, and then I hope to visit Victor and his family.Do you usually meet with the gov-ernment?Yes, we have meetings, direct and

frequent communication with this governor [Gabino Cué]. With the previous one [Ulises Ruiz Ortiz] it was impossible. He was our worst enemy. But Cué visited us three times here in the shelter, and fixed its security sys-tem, as UN’s High Comissioner on Human rights, Navi Pillay, required. He also fixed the soup kitchen, remodeling it with bars, painted it and helped us with some water and with the kitchen.

Do new security measures work?Yes. State Police is in charge to

keep the shelter clean from drugs or weap-ons, and are very aware. There’s good sur-veillance good surveillance but we’ve been able to maintain the freedom feeling any home should have. To this end, I’ve tried for all the officers to maintain this friendliness with migrants.

What are the next steps on your advocacy work?By august we’ll start meetings for

the Integral Development Plan, which con-sists on finding a way for people, from their home countries, to take hold on their coun-

—— Si me mataran en este momento, yo tranquilo, porque mi albergue ya ha agarrado fuerzas y ya no soy indispensable.

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tries of destination with opportunities. They won’t stop people with their border police or deportation: they’ll keep crossing. So the idea is for migrants to receive a work invita-tion from the US, a period with fair working conditions after which they can return home, but also with compromise from their home countries to create employment sources and opportunities for returnees.

Who’s involved in this project?I’ve already spoken to consuls of

our target countries –Nicaragua, El Salva-dor, Honduras, and Guatemala-, with Presi-dent Peña Nieto, with the US Ambassador in Mexico, Anthony Wayne, and also on May the 20th with the US Department of State. They said they were ready to collaborate and I hope we achieve this convergence.

What are your main requests to governments from the countries of origin?Migrants leave their country mainly

for economic reasons, but also for its decline and failure of the neoliberal capitalist system: it is a financially forced migration. Besides, there are social reasons, caused by wars, as such mismanagement of young fighters in El Salvador. Governments also must stop being so comfortable with remittances and think of what has taken for migrants to get to the US. But, above all, we must listen to each other and build a development project together in which the person does matter.

—— Over 10.000migrants have disappeared in recent years. There’s no investigation on this.

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—— name Padre Alejandro Solalinde

—— organizationHermanos en el Camino Migrant Shelter

—— positionShelter’s director, and coordinator of the Catholic Pastoral Care Centre for Migrants in Southwestern Mexico.

National Human Rights Award, 2012.

—— address Av. Ferrocarril Pte. No.60, Barrio "La Soledad"C.P. 70110, Ixtepec, Oaxaca, México.

—— email [email protected]

—— phone (+ 52) (971) 7132264

—— web www.hermanosenelcamino.org

—— tasks of the associationHumanitarian and comprehensive assistance (food, shelter, psychological, medical and legal support) as well as orientation, for migrants crossing Mexico towards the United States.

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