oviedo: de la palabra escrita
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2.- Refiérase al concepto de historia que maneja Gonzalo Fernández de Oviedo y al
modo en que relaciona las fuentes con lo que él mismo vio y propone
El “descubrimiento” del Nuevo Mundo (y esto entendido exclusivamente bajo el
horizonte mental de los europeos de la época) precipitó una serie de crisis en la cultura,
mentalidad, conocimiento e imago mundi que poseía el occidente precolombino. Las
marcas textuales y discursivas de este verdadero quiebre pueden rastrearse en los escritores
(muchas veces obligados por la contingencia a tomar la pluma) del descubrimiento y la
conquista. Entre ellos destaca particularmente Gonzalo Fernández de Oviedo, el primer
gran Cronista de Indias, en tanto encarna la crisis epistemológica a que se vio enfrentado el
sujeto de conocimiento europeo en dos obras fundamentales: la Historia General y Natural
de las Indias y el Sumario de la Natural Historia de las Indias. Crisis epistemológica en
tanto América genera un problema de conocimiento: cómo aprehender este continente que
fisura el entendimiento europeo? O bien, citando al mismo Oviedo, ¿Cuál ingenio mortal
sabrá comprender tanta diversidad de lenguas… ¿Tanta variedad de animales… ¿Tanta
multitud inenarrable de árboles…¿Cuántas plantas y hierbas útiles… ¿Tanta diversidad de
aves… ¿Tantas montañas… ¿Cuántas vegas y campiñas… ¿Cuántos montes… ¡Cuántos
valles, e flores, llanos… ¡Cuántas costas… (Sumario 8). Esta realidad otra que era la
“Americana”, por su novedad, escapaba al sistema de representación del mundo de la
tradición europea, la antigua cosmografía no daba a vasto; se requería de una nueva y
verdadera cosmografía que integrara estos territorios sin registro anterior, lo cual generó
una tensión con respecto a las fuentes del conocimiento: Quiero significar y dar a entender
por verdadera cosmografía, que aquí yo no tracto de aquestas Indias (orientales) que he
dicho, sino de las Indias, islas e tierra firme del mar Océano, que agora está actualmente
debajo del imperio de la corona real de Castilla, donde innumerables e muy grandes reinos
e provincias se incluyen… (Oviedo, Sumario 7). Por otra parte, muy importante es tener en
cuenta la formación textual bajo la cual Oviedo rotula sus escritos: la Historia,
considerando a que hace referencia con este termino dentro de su horizonte cultural
particular, para así comprender mejor los alcances del quiebre dentro del sistema textual y
discursivo dentro del cual escribe y se inscribe.
2.1.- El concepto de Historia en Oviedo
Como bien nos señala Mignolo (75), es importante recordar el sentido que tiene el
vocablo historia en el siglo XVI en tanto punto de partida para identificar la clase de
discursos a la cual alude quien emplea [el vocablo 'historia'] para designar lo que escribe.
Mignolo nos señala que el concepto de historia se empleaba en la antigua Grecia en el
sentido de ver o formular preguntas apremiantes a testigos oculares; y significa también el
informe de lo visto o lo aprendido por medio de las preguntas. Para lo griegos, entonces, la
historia tenía que ver con hechos particulares de cada región y con la indagación que hacía
el “historiador” respecto de estos. No era, entonces, la narración de hechos pasados: el
componente temporal no estaba en la definición. Como bien nos señala Mignolo (75), esta
concepción de la historia se repite, todavía, en los tratadistas de la historiografía en los
siglos XVI y XVII . La ausencia del componente temporal explica el nombre y el concepto
de “historia natural”; y es así como lo encontramos, en los siglos XVI y XVII hispánicos.
Y es precisamente en este sentido indagatorio del término “historia” que Oviedo lo utiliza
y su afán investigador de la naturaleza queda inscrito en sus marcas textuales: Son las cosas
del mundo y de la Natura tan grandes e de tanto valor e soberana investigación para los
despiertos ingenios, que ningún buen entendimiento las puede oír ni considerar sin grande
gozo e delectación del espíritu intelectual (Historia, cap.XXIX). De esta manera, si el
concepto de historia que maneja Oviedo es aquel íntimamente relacionado con la
indagación, ¿cual sera el motor de esta visión de la historia natural según Oviedo? El
mismo texto de la Historia nos responde: Algunos de los que bien entienden la
Cosmografía, y la disputan y enseñan complidamente estándose en la tierra, y no
sabiéndola por vista y experiencia, dirán que he dicho un grande error en esta plática
deste viaje, (…) digo yo que otra cosa quiere también la navegación que palabras; (…) ni
porque uno estudie la Cosmografía e la sepa muy mejor que el Tholomeo, no sabrá, con
cuantas palabras están escriptas, navegar hasta que lo use (Historia, cap. IX). La
experiencia, entonces, se erige como eje fundamental en el proceso de conocimiento. Como
nos señala Mignolo (79) se valora la experiencia sobre todo en relación al momento
cultural y a la significación de las nuevas tierras descubiertas, dejando de lado los
lapidarios y bestiarios medievales. En efecto, el momento cultural al que refiere Mignolo
es el del quiebre epistemológico producido en la mentalidad Europea al enfrentarse a este
inabarcable “mundo nuevo” fuera de toda escritura “sé que hay en este imperio de las
Indias (que Vuestra Cesárea Majestad y su corona real de Castilla poseen), tan grandes
reinos e provincias, y de tan extrañas gentes e diversidades e costumbres y ceremonias e
idolatrías apartadas de cuanto estaba escripto, desde ab initio hasta nuestro tiempo, que es
muy corta la vida del hombre para lo poder ver ni acabar de entender o conjecturar.”.De
esta manera, Oviedo se convertirá en el sujeto prototípico de esta crisis característica del
mundo moderno, a la que se enfrentará estratégicamente relacionándose de una manera
particular con las fuentes que utiliza para su ejercicio escritural.
2.2.- El problema de las fuentes en Oviedo
Según Mendiola (71), la verdad para el historiador medieval, es, primeramente, lo
que se vio con los propios ojos y, en segundo lugar, lo que se supo porque se le escuchó
decirlo a alguien. La verdad, más que estar sustentada en alguna clase de crítica de los
documentos usados, está fundada en el sujeto que vio o escuchó, es decir, en el testigo. Se
aceptará como verdadero aquello que cuente con un testigo cuyas cualidades personales
sean dignas de fe: la verdad se basa en la fe que se le tiene al que da testimonio del hecho.
Tenemos, entonces, que los criterios de verdad que funcionaban en la conciencia europea
“pre-descubrimiento” se estructuraban en 3 dimensiones: 1) Lo visto y lo vivido; 2) Lo oído
de buena fuente; 3) Autoridades consagradas por la tradición.
Estos criterios de verdad en tanto fuentes de conocimiento entran en crisis con la llegada a
América: si bien en un primer momento (como vimos en el caso de Colón) se intenta
conciliar la novedad de lo visto con la tradición, llega un momento en que la visión de
mundo entra en crisis, produciéndose la crisis epistémica más insalvable de la historia, en
tanto la otredad radical de América no resiste aprehensión por parte de los moldes
preestablecidos de la tradición judeocristiana y grecolatina de Europa: porque de muchos
animales que hay en la Tierra Firme, y entre ellos aquestos que yo aquí porné (o los más
dellos), ningund escriptor delos antiguos hace memoria dellos, como quier que están en
provincias que ignoraban, e que la cosmografía del Tolomeo ni de otros auctores no se lo
acordaba ni lo dijo, hasta que el Almirante don Cristóbal Colom nos la enseñó (Historia)
Se trata de una situación liminal en que la episteme del sujeto europeo de finales del siglo
XV llega a su límite: puede percibir lo real, pero no puede hablar de lo real ni describir lo
real y esta situación solo es salvable mediante un cambio de paradigma. En este sentido,
Gonzalo Fernandez de Oviedo será el momento de habla de la crisis epistémica, pero, como
se dijo, solo mediante un cambio de paradigma que se verá reflejado en su particular uso de
las fuentes con respecto a la tradición anterior: Yo no tengo necesidad de deso, pues no
escribo de autoridad de algún historiador o poeta, sino como testigo de vista, en la mayor
parte, de cuanto aquí tratare; y lo que yo no hobiere visto, direlo por relación de personas
fidedignas, no dando en cosa alguna crédito a un solo testigo, sino a muchos, en aquellas
cosas que por mi persona no hobiere experimentado (Oviedo, Sumario). Vemos aquí,
entonces, como se articulan los criterios de verdad de una manera un tanto distinta: Lo visto
y lo vivido, vale decir, la experiencia, se sitúa como eje fundamental de conocimiento,
mientras que lo oído de buena fuente solo se le da cabida en la medida que halla 'muchos
testigos' (una suerte de sujeto colectivo de saber). El criterio de autoridad consagrada por la
tradición también se menciona pero de manera negativa: Mas, ¿para qué quiero yo traer
auctoridades de los antiguos en las cosas que yo he visto, ni en las que Natura enseña a
todos y se ven cada día? (historia) este criterio entra en crisis en la medida en que la
observación de la realidad y de la naturaleza, la experiencia, entra en contradicción con el
antiguo modelo, con la imago mundi precolombina: el ecumene cristiano, plano, [que] está
representado en las cartas geográficas de la Edad Media de manera muy esquemática por
un círculo cuya superficie está dividida en tres partes por la letra T (Randles 21):
Este modelo no dejaba espacio para la habitabilidad más allá de la zona tórrida, imago
mundi a la que Oviedo se oponía a partir de su experiencia: de las cuales particularidades,
ignorantes del todo los antiguos, decían ser inhabitable naturalmente la dicha tórrida zona
y Equinoccial línea. Todo esto depongo y afirmo como testigo de vista, y se me puede mejor
creer que a los que por conjeturas, sin lo ver, tenían contraria opinión (Sumario). Como
nos dice Randles (154) Oviedo cree en la autonomía del nuevo continente, que nombra un
“Nuevo Mundo”.
Dicho esto, es importante hacer ver que si bien la crisis epistémica a la que Oviedo
le da voz es radical, no lo es del todo la voz en sí misma como portadora de este quiebre:
Oviedo tiene de todas formas como modelo a seguir a una autoridad de la tradición, Plinio;
mas, porque en alguna manera yo entiendo seguir o imitar al mismo Plinio (Historia).
Sin embargo, ésta imitación a Plinio entra en una inestabilidad que lleva muchas veces
a la derogación del modelo en pos de “conocer”, como bien se pudo ver en el ejemplo
de la zona Tórrida (Plinio era de quienes creían que esta zona era inhabitable). Y en
este sentido es el mismo Oviedo quien nos deja en claro su diferencia fundamental con
su modelo: Conténtese el lector con lo que yo he visto y experimentado con muchos
peligros, dice, recalcando mas adelante que las cosas de que habla no he sacado de dos mil
millares de volúmenes que haya leído, como en lugar suso alegado Plinio escribe (…) yo
acumulé todo lo que aquí escribo, de dos mil millones de trabajos e necesidades e peligros
en veinte e dos años e más que ha que veo y experimento por mi persona… (Oviedo,
Sumario 11). Es entonces, como queda dicho, la experiencia de lo vivido el punto de fuga
principal a través del cual la crisis epistémica de la conciencia Europea hablará a través de
Oviedo.